El clima incide directamente en la energía y en la salud del
hombre, dependiendo de las variaciones del clima el rendimiento
del cuerpo humano en las actividades diarias puede incrementar de manera positiva o por el contrario verse afectada, ya que implicaría grandes esfuerzos físicos y mentales. La manera en que los factores climáticos afectan al hombre se han estudiado de muchas maneras, pero el texto nos habla de dos métodos: los efectos negativos que se expresan mediante tensión, dolor, enfermedad y muerte y los efectos positivos que se observan mediante productividad, energía, salud y máxima eficiencia en las actividades a desarrollar. El informe nos presenta estudios que demuestran que el hombre tiene un mejor desempeño en condiciones climáticas que le sean cómodas, es decir se encuentren dentro de su zona de confort, si se encuentra por fuera, ya sea superándolo o no alcanzándolo, esa eficiencia disminuye y las posibilidades de enfermar aumentan. Esta zona de confort define a su vez el equilibrio del cuerpo humano, ya que la energía que se ahorra en intentar adaptarse al entorno puede ser utilizada para procesos biológicos o en mayor parte a realizar sus actividades y dedicarse a la productividad correspondiente. Afirma, que las viviendas son el método principal para lograr el confort necesario, ya que modifica el entorno natural y se aproxima a las condiciones óptimas que se mencionaban anteriormente, cubriendo satisfactoriamente las necesidades humanas. Menciona la temperatura del aire, la radiación solar, el movimiento del aire y la humedad como los principales elementos que afectan el confort del cuerpo humano y señala los 4 procesos mediante los cuales el ser humano intercambia calor con su entorno: radiación, convección, conducción y evaporación. Existen 2 puntos de referencia, también llamados límites de temperatura: el punto de insolación y el punto de congelación. La temperatura ideal del aire debe encontrarse entre esos dos extremos, en un punto medio. En base a esto se intenta darle un concepto a “zona de confort” (pero también afirman que no existe un criterio único que lo pueda definir con exactitud) definida como la zona en la cual no se produce un sentimiento de incomodidad, una neutralidad térmica que puede variar según los individuos, la vestimenta y las actividades a realizar. El aire, no disminuye la temperatura corporal pero provoca una sensación de frescura debido a métodos de intercambio de calor como lo son convección y evaporación. El uso de elementos que brinden sensación de frescura en el ambiente como árboles, vegetación y estanques o fuentes, ayudan en el control de temperaturas. Esto último es de gran importancia para los climas secos donde el movimiento del aire no sirve de mucho para bajar las temperaturas elevadas. La evaluación bioclimática es el punto de partida para cualquier proyecto arquitectónico que busque lograr un espacio equilibrado, esto se puede lograr mediante el análisis de las condiciones climáticas del ambiente para así poder adaptar el diseño arquitectónico a los elementos climáticos que ya existen o en otros casos buscar la solución de manera mecánica, mediante el uso de sistemas de confort ambiental como los aires acondicionados.