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Có mo surgió la política social

Al iniciar el siglo XX, la evolució n del capitalismo primitivo dio origen al moderno Estado de Bienestar.
El ahorro dejó de ser conveniente para la economía, el consumo de masas se transformó en el motor de
la economía y para incentivar el consumo lo má s conveniente era que el ciudadano no necesitase
ahorrar para asegurar su propio futuro; si el Estado le aseguraba al ciudadano frente a los riesgos,-
especialmente los riesgos de enfermedad, invalidez, desempleo y vejez-, se hacia innecesario el ahorro
individual, por lo que toda la capacidad econó mica de los ciudadanos se convertiría en consumo directo,
que a su vez podría invertirse para reactivar la economía; a este sistema de seguridades sociales, con el
Estado como benefactor, se le ha llamado <<estado de bienestar>> o welfare state siendo el economista
keynes uno de sus principales teó ricos.
En el Siglo XX, el término Seguridad Social se utilizó por primera vez en un documento normativo en la
Ley de Seguridad Social de los Estados Unidos de 1935, ya antes muchas personas lo habían utilizado
pero no en documentos normativos.
Después, en 1938 Nueva Zelanda fue el segundo país en utilizarlo en su legislació n, en ese momento
todavía no había una diferencia clara entre seguro social y seguridad social. La expresió n se difundió
universalmente después de la Segunda Guerra Mundial para designar las nuevas ideas surgidas en el
campo de la previsió n social.
Peris (2009:5-6), comenta que el 10 de Junio de 1941 el ministro sin cartera Artur Greenwod anunció en
la Cámara de los Comunes de la Gran Bretañ a el nombramiento de una Comisió n encargada de estudiar
un plan de Seguridad Social para la reconstrucció n del país después de la guerra, designá ndose como
presidente de la Comisió n a Sir William Beveridge, miembro de la Facultad de Economía del Instituto
Econó mico de Londres; la Comisió n Interministerial recibió el encargo de realizar un estudio de los
sistemas de seguridad social y servicios similares, incluso el de accidentes de trabajo, relació n entre los
mismos y proponer soluciones. El 27 de enero de 1942 Greenwod anunció y envió una carta a Beveridge
que la Comisió n estaba facultada para proponer la ampliació n de los Sistemas Nacionales de Seguro que
incluiría otras incidencias como la ayuda de defunció n y otros riesgos y lo responsabiliza de manera
personal de las opiniones y propuestas de índole política que contenga, y con fecha 20 de noviembre de
1942, Sir William entregó su informe al Gobierno Inglés.
El informe Beveridge, titulado El Seguro Social y sus servicios conexos, es el primer documento de esta
naturaleza que se conoce en el campo de la seguridad social.
En él se hace un examen de la situació n socioeconó mica del país, se analizan todas las antiguas técnicas
e instrumentos utilizados para el auxilio de la població n y se sintetizan en un solo cuerpo los
procedimientos, dá ndole un cará cter integral a la organizació n, y señ alando a los Seguros Sociales y los
servicios conexos, como las principales instituciones y las má s adecuadas en la solució n de los
problemas planteados (Uzcá stegui, 1990:82).
En su parte crítica profundamente realizada, el informe Beveridge destaca las dos principales
características de la legislació n britá nica: la insuficiencia y la complejidad.
En su parte constructiva, el informe comentado perfila dos caminos para obtener sus objetivos de una
mayor justicia social: ir a la unificació n de sistemas e instituciones y el extender el campo de los
beneficiados. El informe es considerado como la carta de Seguridad Social contemporá nea y provocó un
movimiento político-social de tal envergadura que, traspasando los lindes de su propio país, hizo
impacto en el campo internacional y en la línea programá tica sostenida por los aliados de la segunda
guerra mundial (Bowen , 1992-75).
Beveridge pudo decir en su informe (Bowen, 1992-76) seguramente estremecido por el espectáculo de
la Gran Guerra y de las injusticias sociales que el veía consagradas a la vez que indefendibles: ―Un
momento revolucionario en la historia del mundo es un tiempo para revoluciones y no para simples
reparaciones.
La política de Seguridad Social debe estar dirigida afirmaba, a abolir el estado de indigencia asegurando
a todo ciudadano, pronto a servir segú n sus medios, una renta suficiente en todo momento para
satisfacer sus cargas.
Y comentaba má s adelante después de analizar lo insuficiente que era para ello la protecció n de
redistribuir solamente las rentas de la clase trabajadora: Queremos demostrar que la abolició n de la
miseria habría sido fácil antes de la guerra al destinar a ello los recursos econó micos de la comunidad; la
indigencia es un escá ndalo debido al hecho de que no se tomó cuidado de prevenirla.
El Plan Beveridge (Peris, 2009:59, 79-100), contempla tres previsiones para que el sistema de seguridad
social sea satisfactorio:
1) Asignaciones familiares o bonificaciones a personas encargadas de cuidar a los infantes hasta la
edad de quince añ os y si se amplía la edad escolar hasta la edad de dieciséis; todo ello con la
finalidad de darle todos los cuidados que sean posible, en la infancia es cuando se forma el
hombre fuerte, es una ayuda a los padres para hacer frente a sus obligaciones y aceptació n de
nuevos deberes por parte de la sociedad, las asignaciones se proveerá n de los tributos del
Estado.
2) Servicios completos de salubridad y convalecencia para prevenir y curar las enfermedades
restableciendo a los individuos en su capacidad de trabajo, disfrutarían de este beneficio todas
las personas sin distinció n, facilitar los medios para que se restablezca una persona enferma es
un deber del Estado y del mismo enfermo, que está por encima de cualquier otra consideració n,
se pretende con ello lograr una salud positiva, preservació n de las enfermedades y curació n de
las dolencias por lo que es necesario poner a disposició n de cualquier individuo todos los
servicios médicos necesarios, desde el punto de vista de la seguridad social, el plan ideal es
aquel que comprenda un servicio de salud que asegure plenamente todos los tratamientos
preventivos y curativos de toda clase a todos los ciudadanos sin distinció n, sin límite de ingresos
y sin barreras econó micas, y
3) Continuidad en el trabajo, es decir, evitar el paro colectivo, Beveridge incluye en su plan cinco
razones para afirmar que un sistema satisfactorio de seguro social supone la prevenció n de la
continuidad en el trabajo, tres de ellas se relacionan con los detalles del seguro social, la cuarta
con su mismo principio y la quinta se refiere a la posibilidad de pagar los servicios; las tres
referentes al seguro social son: otorgamiento de un subsidio mientras dura la incapacidad,
elaborar reglas de protecció n en el trabajo, dar oportunidad de ocupació n ú til y provechosa a las
personas que sufrieron accidentes, a las enfermas o a los que sufren impedimentos físicos; el
principio que plantea la cuarta razó n es la utilizació n de la fuerza del Estado en la medida que se
estime necesario para asegurar a todos, si no una absoluta continuidad en el trabajo, por lo
menos una posibilidad razonable de empleo remunerado; la quinta razó n se refiere a la
necesidad de cubrir cuotas en la medida de las posibilidades pues los subsidios pueden
disminuir los medios econó micos para cubrir el Plan de Seguridad, por lo que recomienda una
escala de cuotas en sentido anverso, es decir, aumentarlas en los añ os pró speros y
reduciéndolas en los malos añ os.
Es esta triple finalidad lo que el Plan conoce bajo el nombre de previsiones (Peris, 2009: 10-11), para
alcanzarlas se asientan tres principios bá sicos del proyecto:
1) Es el momento de hacer revoluciones, se necesitan realizaciones totales, no remiendos a lo viejo,
es el momento de utilizar nuestra experiencia.
2) La seguridad social debe ser tratada como una parte solamente de una amplia política de
progreso social, ya que ella combate só lo la necesidad, que es uno de los cinco obstá culos de la
reconstrucció n; los otros son la enfermedad, la ignorancia, la miseria y la ociosidad; y
3) La seguridad social debe ser alcanzada por la cooperació n entre el Estado y el individuo.
Al respecto Etala (2002:48) comenta que con esas tres previsiones se desarrolla el Plan de
Seguridad Social, combinando tres métodos distintos:
1) Seguro social: Lleva implícito el principio de solidaridad y mancomunidad, todos deberá n
contribuir, se destina a cubrir las necesidades bá sicas; se reciben los beneficios si se pagan
cuotas, es de carácter contributivo y obligatorio, impuesto por el Estado, lo que garantiza que las
generaciones futuras sean los que cubran las cuotas que servirá n para cubrir a los asegurados
actuales, no requiere crear reservas.
2) Asistencia nacional: Se brinda en casos especiales; significa la obtenció n de los beneficios
mediante la prueba de necesidad, independientemente de haber pagado o no las cuotas
previamente; su costo corre a cargo de la Hacienda Pú blica, la cual debe asegurar asistencia
médica gratuita a toda la població n, tanto en el plano de la prevenció n como del tratamiento.
3) Seguros voluntarios: La esencia de este tipo de seguro es que su prima se ajusta exactamente al
riesgo; precisa la creació n de un fondo con el pago de cuotas desde la temprana edad con el
objeto de prepararse contra el aumento progresivo de riesgos en la vejez y acumular reservas
para las adversidades futuras.
El Plan o Informe Beveridge es consecuencia de los planteamientos típicos de los seguros sociales de
carácter obligatorio, por lo que trata de combinarlo con la asistencia y con el seguro voluntario. La idea
de constituir un Plan de Seguridad Social tenia la finalidad de liberar de los estados de necesidad a todos
los ciudadanos, con ello el seguro social se concibe como un seguro nacional que desplaza la garantía
frente al riesgo por la garantía de satisfacció n de las necesidades sociales. Los hechos má s notables en
nuestro tiempo son el conjunto de sistemas, leyes, planes, programas, organismos y asociaciones que al
utilizar la expresió n protegen al hombre frente al riesgo social.
El Estado debe ofrecer seguridad mediante servicio y contribució n (Uzcá stegui 1990:83) al organizar la
seguridad, no debe ahogar el incentivo, la oportunidad, la responsabilidad; al establecer un mínimo
nacional, debe dejar campo abierto y fomentar la acció n voluntaria de cada individuo encaminada a
lograr para si y para su familia, algo má s que aquel mínimo.
Propone el informe Beveridge (Netter, 1960-24) un sistema generalizado de seguros sociales, que
cubran a todos los ciudadanos (no solamente a los asalariados) en cuanto a necesidades comunes a
todos (jubilació n, tratamiento médico).
Plantea el principio de la unificació n de los servicios competentes. Considera que la seguridad social es
inseparable de una política de pleno empleo y que no constituye má s que un elemento de la acció n para
la liberació n de la necesidad.
Respecto a éste ú ltimo cambio, Beveridge, considera la necesidad de unificació n del Seguro Social y la
Asistencia, respecto a su administració n, por un Ministerio de Seguridad Social con oficinas de
seguridad locales al alcance de todas las personas asegurada;
Señ ala ademá s el autor que las principales ventajas del cambio fueron: a) la supresió n de los problemas
de competencia, es decir de disputas acerca de cuá l autoridad es la responsable para tratar un caso
particular, y conforme a que principios y b) conveniencia, para la persona asegurada, de tener una sola
autoridad con quien tratar, en lugar de ser llevada de Herodes a Pilatos.
El informe sirvió de pie de partida a una amplia reforma legal que ha colocado a la política social
britá nica a la vanguardia de las realizaciones de la seguridad social: la ley de 15 de junio de 1945 sobre
asignaciones familiares; la del 26 de junio de 1946, sobre accidentes de trabajo; la del 1 de agosto de
1946 sobre Seguros Sociales; la del 6 de noviembre de 1946, que creó el Servicio Nacional de Salud y la
del 13 de mayo de 1948 que reorganizó y unificó los Servicios de Asistencia y Previsió n Social de
Inglaterra, País de Gales y Escocia.
El viejo sistema ingles de cubrir solo algunos de los riesgos sociales y ú nicamente en beneficio de
reducidos grupos ciudadanos, especialmente de trabajadores subordinados, fue sustituido por una
amplia organizació n nacional de Seguridad Social unificada y completa, que atiende a todos los
ciudadanos necesitados (Bowen, 1992-77).
Por su parte Beveridge, llevado má s bien por la modestia que por una auténtica apreciació n del
fenó meno social, se resistía a darle a su informe el valor que le ha sido asignado por los entendidos de la
materia.
Así en octubre de 1962 prologando la obra de Schottland sobre El Programa de la Seguridad Social en
Estados Unidos afirmaba: la acció n gubernamental para proporcionar a los ciudadanos la Seguridad
Social no comenzó con el Informe de Beveridge en 1942. En Gran Bretañ a empezó , y lo he dicho a
menudo, antes de la primera guerra mundial, y la idea de dar un servicio gratuito de salud data de má s o
menos seiscientos añ os, habiendo sido aplicado en Westminster en 1300 (Bowen, 1992:77).
Bowen (1992:77) afirma que respetando el sentimiento de Lord Beveridge al afirmar lo dicho, el
verdadero nacimiento de la Seguridad Social como un movimiento integral de acció n contra la miseria y
los riesgos sociales, ampliamente extendidos y con sustento jurídico y por ende obligatorio empezó a
perfilarse a raíz de su comentado informe en 1942.
El plan formulado por Beveridge y presentado ante el parlamento inglés que desarrolla un plan de
seguridad social concebido como la garantía de una protecció n completa, de acuerdo a la fó rmula de la
cuna a la tumba, es un plan presentado en forma de Informe para obtener la liberació n de la miseria por
el mantenimiento de los ingresos.
Para lograr ese objetivo, era necesario la conjugació n de diversos medios: el seguro social, la asistencia
social, los seguros voluntarios, las asignaciones para los niñ os, los servicios de salud y rehabilitació n, el
mantenimiento del empleo y la seguridad en todo tiempo de un ingreso suficiente. El Plan Beveridge es
el resultado de la aplicació n de una política integral de bienestar social para todos los miembros de la
sociedad (Mammarella, 2008-46-47).
Después, en 1938 Nueva Zelanda fue el segundo país en utilizarlo en su legislació n, en ese momento
todavía no había una diferencia clara entre seguro social y seguridad social la diferencia surgió con el
informe Beveridge, un estudio profundo sobre la funció n y los objetivos de los seguros sociales, en ese
momento difícil, cuando no solamente existían los problemas sociales, sino que también la circunstancia
de un enfrentamiento bélico cruento y doloroso.
El informe Beverige, por primera vez, hace una diferencia exacta entre seguro social y seguridad social.
Indica que solamente existe seguridad social cuando está toda la població n protegida por los seguros
sociales; por uno o varios, pero lo importante es que toda la població n está protegida. Só lo entonces se
está frente a un verdadero sistema de seguridad social (IMSS 1983: 15-30).
Al respecto, Uzcà stegui (1990:54) afirma que los seguros sociales no son toda la seguridad social, no
puede, por tanto, confundirse estos dos términos. Los seguros pueden ser, y son en realidad, una de sus
partes má s importantes, el instrumento má s eficaz para su realizació n, al menos en los actuales planes
de la Seguridad Social, pero no agotan todo su contenido. Los seguros sociales son parciales,
inadecuados, la Seguridad Social es integral y unitaria o no es nada.
Una vez analizada la estrecha vinculació n del derecho social con el derecho del trabajo y con el derecho
de la seguridad social, así como el surgimiento de la seguridad social como un derecho de los
trabajadores a partir del siglo XIX y con el establecimiento de los seguros sociales, en el punto siguiente
se estudiará la seguridad social ya no como un derecho de los trabajadores, sino para todos los
habitantes de un país, por lo que se hace necesario analizar el origen etimoló gico, la importancia social,
los opiniones de algunos autores, los organismos internacionales que promueven la atenció n primaria
en salud como parte substancial de la seguridad social en el slogan salud para todos.

Bibliografía
Medina, M. I. (Marzo de 2011). eumed.net. Obtenido de eumed.net: http://www.eumed.net/tesis-
doctorales/2012/mirm/nacimiento_seguridad_social.html#

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