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7 HABITOS PARA LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA: UNA RELACIÓN ENTRE CALIDAD Y

EFECTIVIDAD

La construcción de un sistema de calidad en una organización, por lo general se hace pensando en


que dicha institución logre organizar, planear, ejecutar y controlar las actividades necesarias para
el correcto desarrollo de lo planteado en la misión mediante la satisfacción de las necesidades a
través de servicios con altos estándares de calidad que de una u otra manera permiten hacer un
seguimiento de cómo se están ejecutando los procesos y de qué forma se está impactando en el
mercado objeto. Del mismo modo, es preciso entender que todo sistema que aspire a fortalecer
una organización, debe basarse en pilares que sustenten su objetivo, es decir, de una base que
soporte todo el accionar que representa establecer un Sistema de Gestión de la Calidad. Para esto,
se parte del establecimiento de una serie de elementos que harían las veces de estos pilares, estos
elementos pueden definirse de la siguiente manera: Mejora de la satisfacción del cliente,
homogeneización de los productos o servicios, aumento de la eficiencia, incremento de
rentabilidad económica, potenciación de una imagen corporativa positiva, impulso en la
motivación de los trabajadores y crecimiento de la coordinación interdepartamental.

Por otro lado, crear un sistema efectivo que permita controlar los procesos con altos estándares
de calidad no es una tarea fácil que se pueda realizar de la noche a la mañana. En efecto, es un
trabajo que requiere un arduo desempeño por parte del equipo que está a cargo de dicha tarea,
pues al ser una tarea compleja requiere de un grupo de personas con sentido de responsabilidad y
trabajo en equipo. Al respecto, surgen interrogantes como, por ejemplo; ¿Cómo evaluar a un
equipo que tiene la responsabilidad de crear y ejecutar un Sistema de Gestión de la calidad?
¿Quién los evalúa? Las anteriores inquietudes derivan del hecho de pensar que, si un equipo de
trabajo tiene la responsabilidad de poner en marcha un sistema de Gestión de la Calidad, debe
tener un parámetro de medición de resultados, de evaluación y de monitoreo, que no dependa
únicamente de los procesos de auditorías, pues no es para nada inequívoca la idea de que estos
sistemas son diseñados por seres humanos y por lo tanto pueden admitir un margen de error, para
lo cual precisamente se construye un Sistema de Gestión de la Calidad.

Es por lo anterior, que el presente ensayo se enfoca en establecer una relación directa entre la
implementación de un sistema de gestión de la calidad y los hábitos que pueden aplicarse desde el
equipo encargado de monitorear y evaluar dichos estándares utilizados. De este modo, tomamos
como base fundamental los 7 hábitos de los cuales habla el autor Stephen R. Covey en su libro “los
7 hábitos para la gente altamente efectiva”. De igual manera, se tendrán en cuenta los elementos
del sistema de gestión de la calidad anteriormente mencionados y una serie de principios para los
cuales se trabaja como objeto final de cada persona. Es preciso aclarar, que estos 7 hábitos a
mencionar se toman como base por ser trabajadores quienes están al frente de un sistema de
gestión de calidad, por lo tanto, le parece imprescindible al autor de este ensayo establecer de qué
manera se puede auto evaluar y re potencializar aquellos trabajadores que hacen parte de los
equipos que ejecutan los sistemas de gestión de la calidad que en ultimas termina integrando a
toda la organización misma.

El ensayo está divido en 3 secciones: La introducción que hará una contextualización de lo que se
pretende abordar. El cuerpo del trabajo que tiene como objetivo desarrollar la temática expuesta
en la introducción y dar respuesta a la pregunta problema. Las conclusiones que se deriven de
todo el proceso académico realizado en el presente trabajo. Es importante enmarcar que el
desarrollo de los 7 hábitos tiene como base el libro de Stephen, pero que de igual manera podrán
encontrarse otras referencias que coadyuven a reforzar mejor la idea central de este trabajo.

DE LOS 7 HABITOS DE LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA

Después de hacer un análisis del libro “7 hábitos para la gente altamente efectiva” surge la idea de
relacionar directamente esos siete hábitos con la calidad. Pero al hablar de calidad, nos referimos
a la forma en la que aquellos trabajadores abordan los sistemas de gestión de la calidad en las
empresas u organizaciones. Es decir, los sistemas están creados para optimizar y mejorar los
procesos que se están ejecutando y que tienen el fin de satisfacer necesidades. En este caso, la
idea es implementar estos 7 hábitos en los trabajadores para optimizar su rendimiento y por ende,
como todo ciclo continuo, tener un mejor desempeño del sistema de gestión de calidad que estos
ejecutan. A continuación, abordaremos cada habito y relacionaremos su accionar con cada
objetivo dentro de una empresa.

La definición general de proactividad esboza a una persona que tiene capacidad de respuesta
oportuna ante cualquier situación que se le presenta y dicha percepción no está fuera de lo real,
pero para ser más enfáticos, tomamos la idea de los círculos planteada por [ CITATION Ste03 \l
9226 ], en donde expresa que existen dos círculos: el circulo de preocupación y el circulo de
influencia. El primero consiste en todo aquello que nos aflige y que no depende en esencia de
nosotros, pero que de tanto pensarlo nos termina por controlar vacíamente la existencia sin
dejarnos progresar. El segundo circulo es el circulo de la influencia, cuya base es tener el control
de todas las situaciones. En este sentido, el circulo de la influencia te permite tomar parte activa
de las situaciones y decidir que sucede o que no, punto importante para definir desde un
momento inicial cuales serán aquellas situaciones que se van a trabajar para darles control y
optimizarlas buscando un mejor estándar de calidad.

Según [ CITATION Ste03 \l 3082 ] este segundo habito consiste en empezar desde el primer
momento con la imagen, o estructura de vida como marco de referencia o criterio para la
evaluación de todas las otras cosas. Cada parte de su vida puede examinarse en un contexto
general, de lo que realmente nos interesa más. Teniendo claros estos fines, podemos actuar con
total tranquilidad teniendo en cuenta que no vamos a violar los principios que definimos desde un
principio para ejecutar nuestro plan de acción, y que cada día contribuya de un modo significativo
a la visión que se tiene de su vida como un todo.

El tercer hábito, es el resultado del proceso de ser proactivo y empezar con un fin en mente, poner
Primero lo Primero, significa orientarse a que las tareas, actitudes, se organicen identificándoles
por grado de importancia, y ejecutándolas en el mismo horizonte. Es aquí donde se inicia la
transición hacia la adopción de principios, a la conversión de la efectividad, a la apertura de auto
descubrimiento y a asumir sentido común de manera organizada. Pues, las prácticas y las técnicas
cambian con la tecnología e innovación, pero los principios no cambian.

Sin caer en el egoísmo o el egocentrismo, es importante tener en cuenta que para vencer siempre
hay que pensar en ganar, buscando siempre el beneficio propio. Pero al trabajar en equipo, las
cosas toman un rumbo distante y se piensa más en un beneficio mutuo, en el que el equipo de
trabajo prospere y progrese a la par del grupo. El compartir conocimientos, la cooperación mutua
resulta tan enriquecedor para todos dado el hecho de que se evita la pérdida de tiempo y de un
modo u otro se reducen costos (sean emocionales o materiales).

La comunicación asertiva, que genere relación interpersonal efectiva es vital para lograr obtener
empatía y poder aprender antes de querer enseñar. Es la propia insignia de pienso y luego existo,
teniendo como base en este caso escuchar, pensar y luego dejar existir las ideas que tenemos en
mente. Es en este hábito donde se aprende a tratar a todos por igual, entendiendo que todos
tenemos las mismas capacidades, pero respetando que cada uno maneja un conjunto de ideas
distinto que puede aportar al grupo, es decir, todos somos iguales, pero merecemos un
reconocimiento particular de nuestras capacidades.
En pocas palabras, se logra la sinergia cuando dos o más personas trabajan conjuntamente para
crear una mejor solución de lo que ambos pudieran lograr por cuenta propia. No es tu forma o la
mía, sino una mejor forma, una más elevada. La sinergia está en todas partes. Es decir, no es más
que abrir la mente y el corazón hacia nuevas ideas y opciones, traspasando de viejos paradigmas a
nuevos descubrimientos, que generen valor agregado, reconociendo que las personas no ven las
situaciones como son, sino como son ellos. Es la aplicación de entender y luego ser entendido en
su forma experimental, donde la empatía nos permita lograr aceptar ideas distintas, recibirlas
asertivamente y posteriormente canalizarlas en conjunto con las ideas propias y sacar provecho de
algo novedoso.

Afilar la sierra es el mismo proceso de deconstrucción que te permite usar lo que ya tienes y
reformarlo. No se trata de destruir cuando algo no está bien, sino por el contrario, optimizar y usar
las ventajas posibles que nos brindan nuestras estructuras para poder renovar. Los procesos de
alta calidad tienen consigo esto; optimizar antes de que desechar, al optimizar y utilizar al máximo
los recursos, también se reducen costos.

Conclusión

De la relación de los hábitos y la calidad

No es innegable la idea de que los 7 hábitos anteriormente trabajados presentan una amplia
relación con la idea de un sistema de gestión de la calidad. En el sentido mismo de la
implementación propia de los 7 hábitos, se concibe como una auto gestión de la calidad de mis
recursos como persona. Es decir, si implementamos los 7 hábitos de las personas altamente
efectivas a un equipo de trabajo que tenga como tarea implementar un sistema de gestión de la
calidad, tendremos como ejercicio una doble gestión que se espera derive en la consecución de un
estándar alto en lo que a calidad se refiere. Proactividad, tener un objetivo en mente y pensar
primero en lo primero nos llevan a la idea de establecer a donde se quiere llegar con un proceso
de gestión de la calidad.

Pensar en ganar ganar, para luego entender a quienes nos rodean nos llevarán inequívocamente a
establecer una sinergia con quienes tenemos la conflagración de ideas. En este sentido, las
aplicaciones de los tres siguientes hábitos nos van a permitir poder articular nuevas ideas a un
paradigma que ya está establecido, lo que nos permite no tener que esperar hasta el final, sino por
el contrario, realizar renovaciones sobre la marcha; y ese, es el habito final; afilar la sierra.

Referencias
Covey, S. R. (2003). Los 7 habitos de la gente altamente efectiva. Buenos Aires: Paidós.

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