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AÑO 1 NUM.

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MAYO 6018 V.´. L.´.
Editorial
Analizar bimensualmente la situación que padecemos en América Latina es para
nosotros, sus hijos, una responsabilidad con nuestra propia historia. Difícilmente podemos
eludir, que la situación es precaria e incierta, plagada de cotidianidades que, solo de forma
indolente no podrían afectarnos a todos.

Tierra de intrigas y saqueos, desigualdad e injusticia; en donde el capitalismo usurpa


lo que la naturaleza otorga; resistencia, rebeldía y revolución se olfatean a la vuelta de cada
esquina. Desde las Californias hasta la Patagonia, un solo pueblo que se vio dividido
artificiosamente, se harta y cansa de seguir soportando la afrenta de la opresión y represión,
presto a sacudirse el yugo.

Hoy nuestra mayúscula América abre los ojos para rememorar su historia, que se
cuenta y canta en las calles y los barrios, en los caseríos y las serranías; vista desde abajo
para confrontar la mentira mil veces contada por los invasores que jamás se han ido.

Cuestiona y habla ante la mentira que se transforma en voto, y que pregona la


legitimación de la injusticia social hecha ley, y marco teórico del despojo eterno. Hoy,
América Latina dice ¡BASTA!, y nosotros sus hijos nos levantamos para comenzar a andar.

Hoy una vez más testificamos a los que duermen sus laureles en espera del mañana,
mientras caminamos la larga noche del desvelo para alcanzar el alba; hoy, recordamos
escucharles y leerles la desesperanza que no encuentra camino hacia las pasadas glorias de
las que jamás fueron participes, hoy les vemos pegar tabiques sin ton ni son, simulando hacer
lo que nunca han hecho; construir en pro del interés colectivo.

Común resulta leerles y escucharles lamentarse la situación que hoy pasan los
masones que circundan el orbe, y les vemos cultivar la ignorancia desde la superstición burda
y estéril de la imaginería mágico – mítica – infantiloide que no logran superar; profanando
desde dentro, lo que la usurpación sajona jamás ha logrado comprender: la organización libre
de los pueblos, que así, sin permiso alguno, se concentran en torno del interés colectivo, así,
sin más intención que la resolución de sus necesidades materiales e históricas, que lejos de
esperar mesianismos, se ponen en marcha para confrontar la tiranía.

La farsa de la masonería sajona en nuestro continente, cual avestruz esconde la cabeza


ante la realidad, se desfasa de los tiempos y las necesidades todas, juega a ser poder de una
locura que contempla desde la cobardía, el absurdo poder dictatorial de la libre empresa y del
estado; desvirtuando nuestras banderas de lucha: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Se prohíbe a si misma el análisis político y el derrumbe de la fantasía hecha tradición,


ignora su historia para no confrontar que su apolitismo es en realidad una posición política,

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la del conservadurismo que encuentra la corrupta ventaja de que nada cambie, porque saca
partido del estado actual de las cosas, y que enmascara el interés particular de bien común,
cual fascista, que intenta suprimir la queja y la resistencia, antes que objetivar la realidad; el
hambre mata de enfermedad y desnutrición a nuestros niños, y pone en peligro a nuestra
especie toda.

Pero los pseudo masones se quejan y lamentan, lloriquean y se desgarran las


vestiduras de vez en cuando, máxime cuando escapan de sus arcas las capitas de los
marginados que, sometidos y desesperados, pero no imbéciles ni idiotas, dejan de asistir a
los templos de la ignorancia que se abanderan de dos mentiras, entre muchas otras, una
antigüedad y una aceptación, que lejos de su imaginería, no tienen sentido en una realidad
que relativizan a toda costa.

Y les vemos y les escuchamos desde la prudente distancia de no ser lo mismo, sino la
certeza de una historia que hace pueblo y patria, que se rebela incansablemente contra el
postmodernismo del que forman parte, que señala sin temor lo injusto desenmascarando lo
hipócrita, y que espera con paciencia el tiempo concreto para abatir al ambicioso.

Les leemos con paciencia defenestrar la lógica, ignorar lo humano, y buscar el camino
a la locura desesperada de quienes, sin comprender el mundo vivo que cohabitamos, buscan
en su imaginación no solo amigos imaginarios que pudiesen defenderles de la crueldad
barbárica que siempre se sustenta en el número, sino también, los poderes fantásticos que les
permitan morir la muerte que tanto ansían, pero que cobardemente dilatan a la espera del
milagro. Meras ilusiones que, para lograr su existencia, se valen de los ilusos que suelen
sustentarlas.

Y cual testigos de la insensatez, aquí estamos, de pie y al orden sin esperar más nada,
que perder la paciencia y luego encontrarla en la acción colectiva que de un vuelco a la
tendencia de la estupidez rampante. Picando piedra para formar un aparejo consistente,
ejercitando la resistencia a la tensión y carga que se impone desde la ignominiosa afrenta a
un continente, que lucha constantemente por alcanzar la paz con justicia y dignidad.

Nuestra mayúscula América ha sido y será, la tierra que corrige el error de los
usurpadores de cualquier nacimiento, desde la insensatez de la inobservancia de la realidad
mundo que se circunscribe a si misma en una posición geográfica insospechada a los
invasores, hasta ser la tierra de un mundo, en donde caben muchos mundos: con un solo
principio, para todos, todo, nada para nosotros.

Nuestro continente se sacude la usurpación de la farsa, y se recuerda a si mismo que


el mandil es símbolo de clase que trabaja y hace realidad, la satisfacción de las necesidades
que no está dispuesta a dilapidar; sirve, pero no se sirve; construye, pero no destruye;

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representa, mas no suplanta; convence, pero no vence; obedece, pero no manda; baja, pero
no sube; propone, pero no impone; para mandar obedeciendo sin excluir más nunca, a los
vilipendiados de una tierra que sirviese de refugio a los perseguidos y señalados por el
ignominioso delito de no creer en la barbarie como el único camino, que explotando derrama,
la supervivencia para quien está condenado a vivir para trabajar, así, sin más, que esperar la
lenta espera del descanso eterno, y el placer como doctrina de muerte, que canta y alaba a los
tiranos y asesinos…

América es la esperanza del universo, y nosotros, sus hijos, quienes estamos


dispuestos a derramar la sangre para lavar la historia; francmasones latinoamericanos que, en
obediencia a nuestros propios intereses, usamos la escuadra como barrera al imperialismo
que nos amenaza, y el compás para delimitar las acciones, de los que usurpando engañan.

Una obediencia propia, libre y soberana, que humanamente humana, se organiza y


avanza para superar la queja y la inacción que emana del temor que aqueja a los cobardes,
que se consolida y anda, la autonomía de la liberación conjunta, que rompa el silencio de los
oprimidos, y que devuelva a los altares de la patria, la figura mil veces traicionada, de un
Miranda que observa y canta, las exhortaciones de un Lautaro que se aparece de noche a la
espera de un mundo de libertad, igualdad y fraternidad plenas, y así, de noche, se diluya en
la justicia que seremos, colectiva y libertaria de justicia y paz.

La antorcha se muestra encendida, el camino se adivina en lontananza, la marcha se


organiza por columnas, las manos no se encuentran desarmadas, la razón asiste a los
desheredados, los estandartes se portan con orgullo, las masas se preparan en silencio, el
secreto es un arma de combate, las vidas se alistan encumbradas, los pueblos forjan sus
historias, las marchas se observan ordenadas, la patria renace compartida, se llora plomo en
los combates… y nosotros, tus hijos, sin patetismos premorticos te veremos renacida…

Por el triunfo de la verdad científicamente demostrable, y por el progreso del género


humano, hoy América tus hijos juramos, o morir por la patria, o vivir por la libertad…

En algún lugar de la gran Colombia…

Consejo Supremo del Rito Latinoamericano – Francmasonería Progresista Universal.

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Índice

Editorial……………………………………………………………………….......………1

Política en América Latina…………………………………………….……….5

El acceso a la salud, ¿Un derecho humano o un producto más


en el mercado?....................................................................................34

TEXTOS FUNDAMENTALES PARA COMPRENDER LOS CONFLICTOS DE


BAJA INTENSIDAD ……........................................................................…66

la cultura en AMERICALATINA …………………….……………….………103

La RED DE EXPANSION INDIGENA EN AMERICA LATINA ……......151

Datos de contacto…………………………………………………………………179

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.

HHn@s.’.

Pensar en la colección de tragedias que representan los acontecimientos históricos de


lo que hoy se conoce como América Latina, a pesar de la grandeza y riqueza natural de su
territorio, y de que hoy en día podría alimentar hasta cinco veces más pobladores de los que
en estos momentos habitan en ella; da rabia, una rabia que se transforma en ira que apunta y
no quiere matar, pero que busca alternativas para transitar todos los caminos de la aventura
libertaria hasta agotarlos todos, y emerger a la historia como una colectividad triunfante,
como lo que es, la última esperanza de un mundo que se derrumba a pedazos, y que desde su

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“descubrimiento” hasta hoy, tiene y ha tenido una misión histórica; demostrar al mundo que
otro mundo es posible, desde la redondez, hasta la liberación, América es y será, un mundo
donde caben muchos mundos…

Este recorrido histórico por la memoria de nuestra mayúscula América, tiene por
objetivo analizar las políticas que se han empleado en su propia contra, desde dentro y desde
fuera, para poder ir trazándonos alternativas viables y progresivas que ayuden a su liberación;
pues sin memoria histórica y sin análisis de la cultura, no solo no hay identidad, sino que
también se carece de la consciencia de clase necesaria para poder trazarse una filosofía de
liberación que demuestre la necesidad de trabajar en su consecución.

Nos guste o no admitirlo, buscar la solución en los divergentes pasados idealizados,


no demuestra sino desconocimiento histórico y deshonestidad; la historia de nuestra América,
antes y después de la conquista, ha sido la
historia de la colonización y el sometimiento
de los latinoamericanos a los intereses de un
mercado globalizado, que usurpa la riqueza
que la naturaleza otorga, y que impone a
sangre y fuego un pensamiento colonizante,
que hizo admitir al latinoamericano una
existencia supeditada a los intereses de fuera,
impidiéndole proponerse con seriedad su propia liberación, hasta de pensamiento; cuya
consecuencia ha sido, en el planteamiento de futuro, copiar los esquemas caducos y
deleznables del eurocentrismo fallido, destruyendo poco a poco su endeble tejido social, y la
combatividad política de un pueblo que ni siquiera atina a organizarse en defensa propia,
defendiendo lo indefendible, y apretando aún más, el yugo que le sujeta a la opresión desde
su nacimiento a la historia universal que le ignora cínicamente.

América Latina ha sido cuna de una ignorancia supersticiosa y sincrética que le


impide ver, que ha sustituido la cultura por la tradición que le ata a una esclavitud que ni
siquiera nota; y que trueca por una “democracia” que usurpa el interés popular, canjeado por
el dar trabajo a una recua de sátrapas que, han hecho del empleo, en particular de ladrón
impune de cuello blanco, el horizonte anhelado de los traidores a la patria.

América Latina se interesa más por gritar “gol”, en lugar de un “¡Ya Basta!” que se
repite hasta el cansancio entre murmullos por sus calles, veredas y caminos; voltea la mirada

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de forma indolente cuando los niños estiran las manos en sus calles, en busca de la moneda
que les lleve a la boca el alimento que de vez en cuando ingieren, a expensas de una
compasión hipócrita que se receta desde el pulpito, pero que se condena desde las curules y
los tribunales que sentencian sociedades inútiles, a las que se les ha prohibido tener voluntad;
se avergüenza de su composición étnica, humillando a los hombres y mujeres del color de la
tierra que llegasen primero a ella, pero hincándose y bajando la cabeza ante los invasores de
cara pálida y actitud ladina; implora piedad a seres imaginarios que vengan a resolver, lo que
hace siglos hizo posible una actitud derrotista que la superstición impuso; ruega que se le
alimente como mendiga, a pesar de dotar al mundo del 60% de los recursos con que este
produce lo que a casi todos niega; pide permiso para hacer lo que le resulta necesario, y
soporta con los dientes apretados el hacer concreto que se le dicta desde fuera; bombardea y
asesina, cuando no desaparece a sus propios hijos necesitados, por el solo hecho de pedir a
gritos lo que todo mundo quiere, paz con justicia y dignidad; golpea y priva de libertad, a
quienes osan decir a los demás lo que América Latina hace, y se les acusa de violentar un
orden social que ha llevado a ocho de cada diez a carecer del mínimo indispensable para
poder sobrevivir; acusa y señala sin denuedo ni descanso a quienes en vez de buscar el
beneficio propio, piensan en el “para todos, todo, nada para nosotros”, y les golpea hasta que
el estado renovado de las cosas que plantean, salga de la memoria colectiva a fuerza de
mazmorra, tortura y llanto, de quienes viven para soportar la muerte que se receta a mansalva,
por gorilas democráticamente ungidos por el imperialismo rampante; despoja a sus hijos de
las tierras, las casas, los fuegos, las aguas y sus aires, en pro de ceder al extranjero no solo
un lugar en el cual vivir, sino un territorio desde el cual explotar a sus hijos hasta el consumo
de la totalidad de sus vidas; niega la educación, la salud, la dignidad, la protección y la justicia
a sus habitantes, a cambio de la impune voluntad de un opresor que le receta miseria y hambre
a cambio de empleos que se resguardan a sangre y fuego, por un limitado aparato represor
que apunta sus cañones hacia dentro; enseña que es mejor aceptar la corrupción como
naturabilidad indemostrable, que el pensar en todos antes que en su mismo… América Latina
es una coleccionista de tragedias…

América Latina es y ha sido, la tierra de las contradicciones intrínsecas a un capital


que la “descubriera” al invadirla, causando el holocausto más ignorado de la historia, que no
le contempla sino como abastecedora de materias para sus talleres; en donde las condiciones
objetivas y subjetivas gritan ¡REVOLUCION!, aunque la pasividad impuesta a sangre y
fuego, retenga su avance…

Tierra de cazadores persuasivos que llegaran a ella en persecución abierta de las


presas que les sirvieran de alimento, adoradores del sol y de la tierra que les diese de comer
en su momento; deísmos que justificaran a grandes imperios que hicieron de la guerra y el

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sacrificio, un deporte que distrajera a los
pobladores de una realidad incuestionable, el
sometimiento al despotismo tributario que,
feroz contra el sumiso, se acobardó contra el
invasor a quien se le puso de rodillas
embelesada por el fuego que escupían sus
cañones.

Pero, ¿no era lógico aceptar un dios que solo te pide te hinques y ruegues piedad, en
vez de aceptar con honores el que te extirpen el corazón aun estando vivo?, ¿no era lógica la
alianza para derrumbar un poder insufrible que te somete en lo cotidiano, sin contemplar la
deshonrosa traición de los apestosos que, hasta ese momento, nadie sabía carecían de
palabra?

La teocracia nativa se vio sustituida así, de pronto, y no sin sorpresa, ante la victoria
de la invasión que traía consigo una nueva teocracia, insufrible como la que más, sometedora
y organizada como lo que es, una empresa transnacional, que se cobija de espiritualidad, pero
que en realidad busca acotar en una moral lasciva, los sistemas de apareamiento humano en
uno solo, que le ofrece súbditos a la monarquía, y que obliga a pensar que el sufrimiento es
la garantía de una mejor vida que llegara con la muerte; contradicción de términos que ha
logrado que los individuos latinoamericanos, no levanten la cabeza en busca de un horizonte
libertario.

América Latina nació a la historia universal despojada de su voluntad, pues el nuevo


orden social que, huelga decir, le causa pánico, le arranco sus ejes de gravedad política para
situarlos en una Europa, que fabricó como hoy se sigue haciendo, fiscalías especializadas
para atender lo que en la práctica le valía un carajo, el maltrato y la sobreexplotación de una
población nativa que el hombre blanco parecía querer llevar a la extinción, y que nunca fue
representada por si misma, mientras se debatía si la población americana tenía o no, lo que
ningún individuo tiene, alma.

La persecución y la ridiculización fueron las políticas que justificaron un estado de


derecho que, en la práctica jamás ha significado justicia social. Idolatra llamo al amerindio
el blanco, que ve la paja en el ojo ajeno, antes que la viga en el propio. Idólatra por bailar y
sacrificar ante los ídolos de piedra, sin notar lo ridículo que resulta, el pernicioso
comportamiento de humillarse ante una estatua que, ni siquiera recuerda el blanco es su obra.

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Idólatra por rendir pleitesía a la naturaleza, y no al suplicio de quienes los cara pálida creen
su divinidad omnipotente, pero que no pudiese nada contra su propio suplicio y muerte.

Pero la idolatría que el blanco vino a extinguir, y que tantas veces cacareó, no era
pues sino el pretexto con que se despojaba a las civilizaciones amerindias de sus territorios
tradicionales, de sus prácticas históricas, y de la autodeterminación de sus pueblos; pues no
solo habían cometido el tan “irracional” delito de la idolatría rampante, sino que, habían
cometido la “infamia” de no someterse al europeo de forma civilizada, combatiendo hasta el
último momento por defender su historia y su cultura. Por tanto, el europeo invasor, de forma
por demás civilizada, esclavizó al amerindio obligándole a trabajar arrancando de la tierra
los recursos con que la naturaleza le había dotado, para embarcarlos hacia una Europa que,
sin ellos, no hubiese podido industrializar más nada, y menos con la actitud estúpida e
idolatra, de quienes creían que producir en masa no era sino un ardid del diablo, que pretendía
que no se muriesen de hambre, quienes su beneficioso dios había sentenciado así, sin previo
juicio, a padecer por estupidez, lo que la sensatez prohíbe de facto.

De América Latina obtuvieron los europeos el capital originario con que


industrializaron su estupidez, vendida a crédito en los mercados internacionales con el
nombre genérico e intemporal de occidentalismo, que permea todos los campos: cultura,
educación, salud, arquitectura, alimentación y hasta progreso; que dejo de ser una categoría
biológica, para convertirse en una concepción civilizatoria, que persiguen las naciones del
subcontinente no por voluntad propia, sino para que se les regrese en préstamos, lo que les
fuese arrebatado para poder sobrevivir.

Nuestra patria grande herman@s, no ha sido para ese occidentalismo sino la mina de
la que extrae sus metales, el granero de donde obtiene sus cereales, el pozo de donde chupa
el combustible que consume, y la fuente de mano de obra que consume hasta agotarla. Para
ese occidentalismo, no somos pues, los latino americanos, sino un renglón más en la
estadística, una sub especie humana, que no necesita ni reclama; sino que trabaja y produce
sin pedir más nada, que el que no se le mate mientras se humilla y pide piedad a unas estatuas,
que, quizá, solo por estar hechas de yeso, no deben significar idolatría.

Nuestra mayúscula América, no representó para los invasores siquiera un continente


nuevo, sino la oportunidad de extender sus dominios y aplicar sus legislaciones a
conveniencia. Mientras que ellos se prohibían, en el viejo mundo putrefacto del medioevo,
la esclavitud, aquí no solo se practicaba, sino que se justificaba en nombre de dios, y era
legitimado por la Santa Inquisición que vino a perseguir a quienes se había despojado del
territorio en las mismas fechas en que comenzara la invasión: judíos y musulmanes. Porque
la Santa Iglesia y los desarrollados europeos, no pueden tolerar a la humanidad misma, y su
carácter pluricultural y pluriétnico.

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La migración como política de oportunismo mercantil, fue la glosa marginal de un
desarrollo colonizador que intenta esconder lo evidente, una invasión a un territorio que lo
único que siempre ha representado, es el abastecimiento de materia prima que se arranca del
territorio de nuestro continente, y que se embarca hacia las manufacturas europeas para
devolvérsenos en mercancía a costos impagables, pero que nos encadena en crédito a quienes
nos han robado todo; hasta la dignidad de llamarnos americanos, pues para ellos solo tenemos
por nombre indios o mestizos, cual si fuésemos, como decían, una especie de monos
parlanchines, a quienes se les tiene que inculcar el trabajo a fuerza de palo, espada u hoguera.

El racismo inconcebible en estas tierras antes de la llegada del invasor, es desde


entonces, el parámetro de comportamiento que rige nuestras dinámicas sociales, nuestras
clasificaciones, nuestro urbanismo, nuestra educación, nuestra vestimenta y ocupación, y
hasta el asentamiento geográfico de nuestras diversas comunidades que, si bien es cierto, no
son reservaciones, tampoco es menos cierto que se convirtieron en vecindades, encomiendas,
regidurías, villas y poblaciones; diseñados como centros de readaptación social, cual si
fuésemos delincuentes por el simple hecho de no ser como ellos; blancos, mugrientos,
avariciosos, ignorantes y estúpidos.

A los latinoamericanos se nos prohibió desde entonces, representar por cuenta propia
las necesidades mismas a nuestras vidas, porque somos a sus ojos, aun cuando ellos jamás
hubiesen soñado ciudades como las nuestras, niños retrasados que nunca han madurado para
ser considerados ciudadanos de
un mundo que no nos ignora;
siempre y cuando no
pretendamos sino ser parte del
folklore mundo, espectáculo del
subdesarrollo que no es causa,
sino efecto, de haberles abierto
los brazos y convidado las
bondades de nuestra naturaleza,
a un puñado de gentuzas que ni siquiera tenían idea de a dónde habían llegado.

A los amerindios se nos enseñó a rogar, no solo en las iglesias, sino hasta en las plazas
públicas; rogamos desde entonces poder ser nosotros, rogamos permiso para hacer como
nosotros, para intercambiar como nosotros, para producir lo que sabemos, para recibir lo que
debemos, para vivir y morir, como hombres y mujeres libres, dignos y verdaderos.

Pero llego el día en que dijimos ¡BASTA!, no por nuestra propia idea, sino igual que
en todo, porque desde fuera se hizo ignominioso seguir siendo lo que hoy somos: una colonia
que dejó de padecer el sometimiento legal, que no legítimo, de la fuerza extranjera; solo
porque ya no era negocio el seguir manteniendo reyes que ya no tenían territorios nuevos que
despojar.

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Y entonces la Ilustración le vino a enseñar al blanco nacido en estas tierras lo que era
incapaz de ver con sus propios ojos: que el sometimiento a la metrópoli a miles de kilómetros
de distancia, no era preferible a la tiranía a unos cuantos metros de distancia, que injustos o
no, podían quedarse aquí, con todo lo que se podía enviar allá, para acrecentar sus arcas
personales. Y nos arrastraron no a una guerra por nuestra liberación, sino a una guerra en pro
de su dominación sobre nosotros, así, más cercana y aún más cruenta, en tanto cuanto
encadenó nuestras esperanzas de recuperar lo perdido; una identidad y una cultura que nos
fueron arrebatadas en el comienzo de la larga noche de esta historia de más de quinientos
años.

Nuestra nueva concepción de patria, impuesta desde fuera en contubernio con una
idealización colonizante como las que más, llegaron desde la misma Europa que nos había
encadenado, y que ahora quería vender y comprar con enteras libertades en nuestras recién
estrenadas concepciones eurocéntricas de estados nacionales; no solo se nos impuso nombres
y divisiones artificiosas, sino modelos mercantiles que solo eran convenientes a quienes,
haciendo negocios entre nosotros, bien seguros estuvieron siempre de llevarse la mejor parte;
nos seguían canjeando cuentas de vidrio a cambio de nuestras riquezas naturales que,
resultaban tanto más caras como peligrosas si seguían siendo administradas por ellos, que
siendo administradas por sus vástagos bajo su supervisión.

La traición a la patria no es sino desde entonces, una ilusión de quienes se creen


representados por quienes, viniendo de fuera, se hacen pasar por los nuestros pero de otra
piel y muy otras costumbres; para demostrarnos en la práctica que el haber nacido aquí, no
centra sus pensamientos sino en que podrían estar allá, haciendo el sacrificio en pro de
empoderarse con la ilusión de una riqueza que se ostenta mejor, desde el lomo del indio que
trabaja como bestia bajo sus botas.

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América Latina pues, no ha nacido al mundo a partir de su independencia, sino como
lo que para ellos siempre fue, la mina de oro que vacía, no se toma por la fuerza, sino que se
compra y vende a la mísera cantidad de una nacionalidad que en términos reales, no le hace
parte de una Europa que otrora extendía sus fronteras, sino que la quiere apartada, pero
dependiente de si, lejos y sin más nexo, que los que el comercio otorgue, y el crédito le
imponga.

Nuestra mayúscula América, fue reconocida aparte, pero no libre y mucho menos
independiente; sus campos fueron regados con la sangre de nuestros verdaderos próceres,
para que en ellos se erigieran los bustos de los traidores: Guerrero, Iturbide, Bolívar, San
Martín…

Y nosotros, sus habitantes, jamás hemos sido para ellos los ciudadanos de esta parte
del orbe que les demostrase su error de concepción espacial, sino los desarrapados
trabajadores subdesarrollados que, si acaso, pueden aspirar a ser consumidores de todo
aquello que no necesitamos…

Nuestra América Latina no fue pues, sino cedida del dominio de los reyes, a una
iglesia que nos sigue arrebatando no solo el diezmo y parte esencial de nuestro territorio, sino
además, la dignidad de pensarnos libres e íntegros, como para no necesitar de la piedad que
se ruega domingo a domingo en los templos al oscurantismo que, nos niegan el derecho de
hablar idioma para reconocernos lengua; el derecho al territorio para concedernos caserío; el

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derecho a la cultura para reconocernos usos y costumbres; el derecho a la educación para
examinar nuestra instrucción; el derecho a pensar para imponernos la creencia; el derecho a
la vida para exigir nuestro agradecimiento a que no se nos mate; el derecho a decidir para
permitirnos elegir; el reconocimiento como humanos por el epíteto de naturales; el
reconocimiento como americanos para llamarnos indios…

La delación, la vigilancia, la suspicacia, el repudio, la opresión, la represión, el


vilipendio, la desaparición, el sometimiento, la tortura, la humillación, y el ser tratados como
extranjeros en nuestras propias tierras; eso es y eso a significado nuestra independencia
dependiente. América sigue a la venta, y en la compra de la misma se nos arrebata una forma
de vida. Latinoamérica sigue rindiendo culto a la muerte y la antropofagia, de la que espera
llegue la redención en los mundos supra terrenos, en donde los amigos imaginarios de estos
mundos imagineros, nos reciban con los brazos abiertos por habernos permitido dejar mojar
las cabezas cuando niños, quizá significando el lavatorio de cabezas que se nos hace hasta la
muerte; lavatorio de cabezas que, no hace sino condicionar nuestra existencia a la resignación
de vivir para siempre soportando con los dientes apretados.

Violada y vilipendiada nuestra madre tantas veces, es penetrada con constancia por
el nuevo imperialismo que nos arrebata el nombre, y que orienta el ojo avizor del águila
contra el cóndor; y que se deleita con nuestras lágrimas y desesperanza producto de nuestra
indefensión causada, porque no somos expertos en invasiones y guerras de conquista, sino
en la resignación de no poder hacer nada contra la muerte.

Nuestra mayúscula América nace desvalida, nada puede para alimentar a sus
desheredados con un monocultivo que se nos impuso cual medida defensiva, pues quien no
posee cuando menos autonomía alimentaria, menos posee la memoria e identidad propias
que le hicieran insufrible el ser mancillados. Nuestra patria grande se cae a pedazos en manos
de los herederos de la Europa que se concentra en isla, con toda su bestialidad y avaricia, con
toda su hipocresía y desfachatez, con todo el olvido de haber sido alimentados no de la
inmundicia que ellos nos ofrecen, sino de los pavos que hoy se comen año a año,
agradeciendo a quienes si no han extinguido, mantienen segregados…

Nuestra patria vive la fragmentación y el despojo desde haber sido reconocida muy
otra, desde haber sido abandonada no a nuestra suerte, sino a nuestra soledad y miseria; no a
nuestra impotencia, sino a nuestra inmovilidad por carecer de aquello que nos despojaron
siempre: organización, tranquilidad, medios y recursos. Somos países porque fracasamos en
ser nación, muy a pesar de que desde fuera se reconozca en nosotros no solo un mismo
lenguaje con sus muy propios modismos, sino una forma de ser y hacer cultura desde el rio
Bravo hasta la Patagonia.

Estas fueron las políticas invasivas con que comenzara la larga noche de más de
quinientos años, y muchas de ellas siguen siendo las políticas que padecemos por los que han

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hecho de la traición, el deporte predilecto por quienes suelen usurpar la representación de la
patria, grande y mayúscula que nos cobija a todos, para dividirnos con diferentes bordados
de las mantas.

América Latina no está dividida porque es subdesarrollada, sino que es


subdesarrollada porque se encuentra dividida; y no ha aprendido sino a subsistir en la
biología, en vez de existir en la historia. La patria grande padece ante todo, la falta de
memoria histórica en la actualidad, que no es sino el producto de la historia de la desmemoria
actual, y, cual demente, repite y repite sin cesar los mismos hechos esperando sucedan cosas
diferentes; porque los latinoamericanos nos avergonzamos de hacer el amor como un acto de
paz, con el que podríamos protestar contra la guerra de invasión que siempre nos resulta
cotidiana.

El miedo y la ignorancia como actitud, y no como incapacidad que no padecemos,


han sido la receta que se aplica desde arriba para nosotros, debilitándonos para ni siquiera
gastar en balas que produzcan nuestra extinción; tenemos prohibido enfermarnos, pues
fueron las bacterias, los virus y los gérmenes las armas que usó contra nosotros el invasor
que llegó para quedarse. No para convivir y coexistir, sino para quedarse y apropiarse de
todo, rompiendo no solo nuestra costumbre y cultura, sino también la cooperación comunal
de nuestras gentes.

Nuestra mayúscula América sigue perdiendo sin haber sido nunca derrotada, por
nuestra flamante costumbre de creer y saber, no de cierto, sino el saber creyente que escucha
sin negar antes que lo manden a la hoguera; por ello perdemos, porque nos hemos hecho
especialistas en no ganar; pero nunca hemos sido derrotados. La ambigüedad que produce un
imperio que nos abandona, y otro que no nos termina de invadir, pero que vigila e interviene
nuestras acciones, que nos quita lo que quiere, y que nos receta democracia cada que alguien
se le opone; nos llevan del tingo al tango de la historia que se padece al observar desde la
impotencia, cual testigos abstractos de nuestra muerte cotidiana, muerte que, se ha hecho la
norma porque vivimos resignados.

Pero no todo siempre es o ha sido inmovilidad y resignación, a veces, y solo a veces,


la historia reúne sin saber cómo ni cuándo, las personalidades más preclaras en un mismo
espacio, tiempo y geografía. No rebeldes, mucho menos revolucionarios; pero si reformistas
que le pusieran cerco a los adoradores de la muerte, y que minaran, como es lógico el
intentarlo, las finanzas de una puta de babilonia que acaparara más tierras que ninguna otra,
y que lucra con el temor rampante de los que nunca han pasado de niños, rogando a padres
imaginarios les cuiden hasta en los caminos, en los sueños, y en todos los momentos.

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La reforma fue, el momento en que la patria se volviera la república, y aun cuando no
en todas partes se logró separar a la iglesia del
estado; marco la época de cuando menos
comenzar a pensarlo. Fracasamos en ser nación,
ya lo hemos dicho, luego entonces quedaba
claro que la burguesía en el poder, no sería más
revolucionaria pues, como todo lo que se
enquista en la cúpula social, como todo lo que
ve desde la verticalidad del arriba, prefiere
conservar que compartir; luego entonces nos
hicimos países, pues se decretó en consejos que, cada cual podría tirar para su lado.

El estado nación no amainaba la crisis humanitaria de nuestra mayúscula América,


pero si la hacía más manejable; no ajusticiaba a la iglesia apátrida y delirante, pero si la
controlaba, disgregando de paso a las comunidades que ésta había organizado, despojándolas
con el mismo pretexto de sus territorios para borrar cualquier rastro de sentido comunal de
la existencia; no hacía de la educación y la salud un derecho humano, pero si acaparaba como
otrora el clero, la reserva de suministrarlos según sus conveniencias; la republica pues, desde
el nacimiento ya era de unos cuantos…

Constitución sin consulta y golpe militar, desde entonces son las constantes de los
abogaduchos que tienen secuestradas nuestras patrias que, con los mismos pretextos que
nacionalizan los bienes recuperados de la conquista, se los arrebatan a los pueblos que no
dejan de trabajar de sol a sol para otros; la experiencia de la vida comunitaria está prohibida
a fuerza de que nazca una incipiente burguesía nacionalista con vocación de traición a la
patria, que entregará, poco a poco, al mercado internacional de la dependencia y el
endeudamiento que todos habremos de pagar. Y cuando no le sale, pues la amenaza de la
intervención extranjera que nos recuerda con constancia, que nuestras independencias solo
son, para endeudarnos y entregar la patria a pedazos libremente.

Los liberales y los conservadores se enfrentaran con constancia, no en pro de los


intereses de las masas, que masivamente han sido pauperizadas, despojadas de hasta el más
mínimo beneficio que pudieran sacarle al trabajo propio; sino para imponer la voluntad que
otorgue la fuerza del vencedor sobre el vencido de siempre, lo que está en juego es como
habrá de ser consumido el despojado: con superstición y mito, o en los talleres laborales en
que, a fuerza de modernidad tecnológica, se les chupe hasta la última gota de sangre a los
desheredados de la tierra.

Y si los humillados de siempre se organizan y se levantan, para eso hay ejércitos que
lo único que tienen de popular es la repulsa de quienes padecen sus encantos bajos sus botas,
golpeados y agujerados a mansalva en pro del desarrollo que solo alcanza siempre para unos

15
cuantos, a costa del sacrificio de los muchos que, ni patria tienen porque el territorio mismo
ha sido ya privatizado.

La reforma no ha hecho con el pueblo sino el verle como un extranjero en su propia


patria, los paupérrimos no merecemos ni un pedazo de tierra en el cual tirarse a bien morir,
no tenemos desde entonces nada, sino las obligaciones con un estado para el que, la única
forma de tener un capital originario, era contar a sus proles porque ya nada había quedado…

La tan cacareada educación pública de los estados laicos latinoamericanos, no resulto


en la práctica sino una forma de instruirles para la cotidiana laboriosidad de las nuevas
fábricas que, se instalan en territorio de la patria grande a cambio de la explotación de su
propia gente; no es pues sino la desculturalización propia a cambio de la cultura de consumo
ajena, el latinoamericano no trabaja para vivir, sino que vive, se educa y sueña para poder
trabajar.

La nueva esclavitud es eficiente al grado de lo absurdo, y conveniente en grado sumo


para los nuevos amos, otrora el esclavista dotaba de galera a los individuos de su pertenencia;
desde entonces hasta hoy, los neo esclavos tienen que pagar de su sueldo de hambre, la propia
celda en que habrán de encerrarse noche a noche, voluntariamente, sin reflexión alguna;
porque la propiedad privada no solo mata de hambre, sino también del crimen que más se
incrementa, entre más grande se abre la brecha entre las nuevas clases que dividen y
desigualan la sociedad; y finge atajarlo endureciendo las penas con que castiga a los
proletarios sobrantes a la industria misma, jamás atacará la raíz, porque atacarla significaría
en la practica el ataque a su propia clase, a sus propia práctica, a su propio modelo de
competencia absoluta y disparidad social.

La nueva esclavitud no es aparente, no se palpa, no se siente; se vive y respira sin


saber de cierto nada, sino que uno elige por su
propia cuenta al amo al que se le entregará la vida
para que este engorde. La nueva esclavitud es una
prisión mental que se alimenta de sueños vanos, el
enriquecimiento personal a cambio de la
pauperización de muchos, casi todos, ocho de cada
diez...

Y cuando no funciona, entonces la segregación


y el aislamiento, la porra del gorila uniformado, o la
bala que se juró nunca apuntar hacia el pueblo; las
banderas no son símbolos de las patrias
artificiosamente divididas, sino los trapos con que se limpia la sangre de las manos de los
amos, de sus testaferros, de sus gorilas…

16
El burgués explota y el estado impone; cede las tierras fértiles de nuestra mayúscula
América a las compañías extranjeras que, o rascan sus tierras en busca de petróleo y metales,
o mono cultivan no para la alimentación de los pueblos explotados, sino para llevar los frutos
que emanan de estas tierras a los mercados europeos; Europa sigue siendo el centro de todo,
y la exportación de la riqueza territorial la pauta que sigue rigiéndolo todo, hasta la tasa de
nacimientos que se permiten desde fuera. Ellos ganan, mientras a nosotros se nos impone
hasta construir los caminos y las vías, además de los puertos en que los navíos se llenarán de
lo que siendo nuestro, resulta lo siempre ajeno para nosotros…

La base ideológica sigue siendo la misma, o cedemos por las buenas, o nos invaden a
las malas, para quitarnos de las manos todo aquello que no sepamos administrar desde la
depredación rampante de la muy democrática explotación, que libera al explotado, de tener
que decidir por si mismo como quiere vivir. América pues, no se ha liberado, se ha
eurocentrizado; Latinoamérica no tiene en mente a los latinoamericanos, sino a los amos de
fuera que, nos amenazan a todos con sus cancerberos estacionados en el norte.

América Latina no ha dejado de desarrollarse por incapacidad; se ha especializado en


ceder porque los bravucones así lo quieren. Los latinoamericanos somos incapaces de
levantar la cabeza, pues el miedo nos ciega y nos impide darnos cuenta de la realidad, nos
matan separadamente porque somos incapaces de organizarnos, de sostenernos, de
levantarnos.

Repelimos con grandeza la invasión venida de fuera, pero poco o nada podemos
cuando los generales toman el control desde dentro. Estabilidad y pacificación, son las
consignas con que se desarrolla una industria ajena en nuestros propios territorios a sangre y
fuego, como de costumbre; y como de costumbre, la sangre fluye de un solo lado, del que
suele abonar la tierra con sudor y lágrimas mientras los estómagos rugen engañados.

Desarrollo y progreso, dicen, mientras nuestras espaldas suelen volver a probar el


látigo y nuestros cuellos las cadenas, mientras se pierde toda esperanza en el diario aprender,
que el estado que se paga con el esfuerzo propio, no es sino pagar nuestro propio vilipendio
e injuria, pues ahora resulta que somos pobres porque no trabajamos, ¿qué es pues el rayar la
tierra de sol a sol, fibrar la penca, pegar el ladrillo y apretar las tuercas en la fábrica…?

Sin duda la torpeza de no entender, que nada de lo que se hace es en beneficio propio,
sino de quienes viniendo de fuera, siguen mandando entre nosotros…

Democracia dicen, pero la representación no solo no escucha al representado, sino


que le golpea, lo encarcela, lo mata por la espalda, y le obliga a trabajar forzado en algo que
ellos no saben llamar trabajo, quizá porque no es la fuerza que emplea un ser humano para el
logro de algo, sino de alguien, que, cual fantasma, jamás se mira pero si se intuye, siempre
detrás de quienes suelen cobrarnos caro la represión que recetan de diestra a siniestra porque
no estamos preparados. Porque solemos insistir en que la soberanía emana de los pueblos,

17
siempre y cuando, sea a los pueblos a los que se escuche clamar sus necesidades que se
ignoran a cambio del progreso imperialista, que se expande bajo la amenaza de muerte a
nuestras incipientes naciones.

Democracia que esconde la tiranía, que científicamente nos explota hasta la


extenuación, una y otra vez, siempre ganando y ganando en contra de una voluntad que ni
siquiera puede ser expresada, y que suele llamar paz social al silencio de los explotados.
“Pobre del aldeano que piense que su aldea es el mundo”, decía Martí, y canta de nuevo el
canto del cenzontle, del halcón, del cóndor; porque un fantasma recorre América, el fantasma
de Miranda que, grita desde la muestra que la patria grande un día tendrá la voz, del pueblo
unido…

No canta desde la desmemoria de nuestro subcontinente, canta desde la igualdad de


las necesidades de otrora y siempre, desde la libertad, la igualdad y la fraternidad no como
eje vertebral del absurdo comercio insatisfactorio; sino como medula espinal y tripartita de
la paz con justicia y dignidad arrebatadas.

El tigre se libera y que lo vuelva a encerrar quien pueda, grita el general desde la
lejanía, mientras el pueblo embravecido, monta a caballo y recorre los campos, busca un
fantasma de intereses comunes que se mezclan con enanos que sueñan sustituir a los amos a
traiciones. Rugen los máuser mientras cantan las pistolas en el tableteo de las ametralladoras,
caen los mil veces caídos, pero se levantan y vuelven a andar… riegan los campos de sangre
por tierra, libertad, justica y ley…

Pero no obtienen más que metralla a cambio de letra muerta, constitución que les
niega en la práctica, lo que han llorado con lágrimas de plomo; garantías individuales a
cambio del silencio de los sueños colectivos, Chinamecas y mitos de viajes sin retorno; pero
cabalgan sin parar la consciencia latinoamericana, que se levanta y escupe sangre y fuego
desde la desesperada trayectoria de las balas populares, que, popularmente son acalladas por
los ejércitos punitivos que
acumulan de aldea en aldea,
olas de impunidad, rencor, y
deseos de venganza. Gritan
los poderosos que el fantasma
del comunismo se ha visto en
América, Atila nunca muere,
sino que cada vez se traslada
más al sur de nuestro
subcontinente.

18
Sandino entra al relevo de la historia, campesino otrora guerrillero siempre, pero los
generales barren los campos de batalla de las patrias nuestras que siempre nos son ajenas,
porque siempre nos son arrebatadas; para ser devueltas en las fragmentarias reformas agrarias
que se adelantan al reclamo de los intereses colectivos, para dividirnos y apaciguarnos,
fingiendo hacer, lo que en la praxis jamás se ejecuta.

Los liberales y los conservadores no dejan de chocar, y la muerte es una constante en


nuestros territorios, se muere de hambre, de sed, de calor y de frio; se muere de muerte natural
cual si aún viviésemos en las cavernas, se muere de fiebres, de diarreas, hasta de picaduras
de mosquito… se muere de estupidez, se muere de inmovilidad, se muere de bala que
economiza la vida para que no crezcan guerrilleros, el imperio por fin se da cuenta que los
proletarios latinoamericanos no preferimos seguir siendo pobres, y para no prolongar la vida
organizada, nos mata a mansalva y sin miramientos…

Nacen pues las repúblicas autónomas en Marquetalia, nacen y se desarrollan como


movimientos guerrilleros, nacen acompañadas del mito de la delincuencia organizada desde
el pueblo que, según ellos, no puede pretender la justicia social y mucho menos ver a América
como la esperanza del universo. Un fantasma recorre nuestro subcontinente, el fantasma de
nuestro pueblo organizado que ve llover bombas desde el norte.

La violencia no es la vía, gritan los poderosos desde todos los rincones; pero si es el
voto quien lleva nuestros intereses a la escena, nos bombardearan de igual manera, porque
tenemos prohibido representarnos a nosotros mismos, solo sus intereses nacionales son
válidos en las cámaras y en los espacios noticiosos. Somos a sus ojos precarios y
trasnochados de la historia, no se puede pensar en otra cosa que no sea el mercado, si no
queremos pasar por anacrónicos.

Y los gorilas son llamados a la escena una vez más, deben tomar el poder de nueva
cuenta para defender los intereses soberanos de un imperialismo que no cede concesiones,
que no entiende de soberanías que representen a los oprimidos, porque los oprimidos no
pueden ni deben desarrollarse por si solos, para ello fueron conquistados, para servir de
medio de producción a sus intereses nacionales. Pero los desheredados de la tierra no estamos
de acuerdo, preferimos morir de pie que vivir de rodillas.

Se nos esteriliza, se nos vacuna ante el pensamiento propio, se nos droga e indoctrina
para que aceptemos el progreso que nos vuelve a matar de hambre y de enfermedades
curables, mientras se contempla como se desaparece la pobreza matándonos a los pobres;
dicen que todo ha de privatizarse, los estados no pueden pretender vacunarnos de revolución
solucionando algunas de nuestras precarias necesidades, tienen que vernos morir con la
vocación histórica de la traición a la patria, tienen que seguir viendo cómo se llevan los
recursos, y como la producción se destina al mercado externo aunque muramos de hambre.

19
Las dictaduras nos matan
en masa y se ahorran
esfuerzos en las fosas
clandestinas; hay que
desecar el agua en que
pudiesen nadar los peces,
los derechos humanos son
letra muerta y la masacre es
el estado de derecho al que
recurre el poderoso. El
estudiante, el campesino y
el obrero son vistos con
desconfianza, y con
desconfianza se nos lleva a
las mazmorras a ser torturados para que cantemos la derrota por adelantado.

Pero los barbudos están en la Maestra y no se les puede derrotar, avanzan inexorables
con el pueblo a la victoria mientras todos nos preguntamos; Fidel, Fidel, ¿qué tiene el
comandante que los gringos no pueden con él? Y quizá no lo sepamos, pero el imperialismo
se recrudece, ve barbudos por todas partes y pretende eliminarlos hasta en el vientre de las
madres, en los juegos de los niños, hasta en el polvo de los caminos…

Todo tiene que reformarse, se dicta desde Wall Street y los cancerberos obedecen;
señalando de dictadura todo intento del pueblo organizado. La reforma significa hacer más
pobres a los pobres que, centrando la vida en el hambre y en la lucha contra la muerte cruenta
que se concentra en nuestras poblaciones, no puedan organizarse por carecer hasta de lo más
indispensable.

Aun así, los latinoamericanos resistimos y nos organizamos. Las cárceles se vuelven
a llenar de pobres, y nuestros gobiernos tiemblan ante la amenaza de la intervención directa.
Cierran nuestros periódicos y se nos sentencia sin garantía de audiencia, la ley mordaza se
aplica sin denuedo en todo el subcontinente al que se impone un aislamiento preventivo a la
isla de la gloria.

Pero Miranda cabalga a lomos de Sandino, de Marulanda, de Farabundo, de


tupamaros, de ERPS, de todos juntos que no se percatan de ser uno solo; nacen aquí y allá
los sin rostro y sin pasado para cabalgar la historia, nacen con el brazo armado y el rostro
amordazado, nacen y se multiplican con particular entusiasmo para morir en los viejos
campos de batalla, con la sangre joven y el sueño viejo, con la rabia que apunta y no quiere
matar…

20
Privatización, desaparición, tortura y delación… las políticas que se aplican contra
nosotros, las fórmulas de un plan de defensa estratégico que hasta pretende robarnos el ícono
de un cóndor que levanta el vuelo sobre nosotros, no con la esperanza de un mejor mañana,
sino con la sombra de la sentencia punitiva por querer dejar de ser, lo que hasta ahora hemos
sido para ellos, la nada entre la nada…

Democracia y libertad, dicen ellos a la cárcel asesina, al maltrato soportado, al


mirarnos desde arriba, al pisarnos hacia abajo… Democracia respondemos, y Allende el mar,
Allende tierra desde las verdes alamedas, la unidad popular es un ejemplo de democracia
viva que tiembla la tierra organizada. Pero vociferan, insultan y vilipendian; y pagan la
traición que acabe con el sueño organizado, ni siquiera pretenden esconder la masacre que se
nos muestra cual advertencia incomprendida, nada de negociación, nada de parlamentar…
los generales muestran su verdadero rostro de traición mercenaria, hacen morir a miles para
extirparnos la idea de la cabeza, para todos todo, muere de silencio recetado…

Ya nadie oculta nada, los cañones se apuntan hacia dentro, nuestras calles se llenan
de militares, los estudiantes se masacran sin denuedo ni descanso, se gasea y golpea al obrero
y campesino, se impone el retén que revisa nuestros viajes, se nos desarma con la ley que
enquista, cuando no desaparece, las conquistas populares; se venden nuestros campos y
ciudades, se indoctrina y uniforma a los infantes, se expulsa de su casa a nuestras madres, se
nos acusa, para doparnos, de hiperactivos… en América Latina se deja de morir de hambre
por decreto, para morir por desnutrición y enfermedades asociadas; se desabastecen nuestras
escuelas y hospitales, se nos impone el trabajo sin garantías, se corporativiza cuando no se
masacra al sindicato, se restringe el agua en los campos de la historia, se falsea y adultera los
procesos sociales, se nos obliga a adorar imágenes supinas, se nos mantiene en nuestras casas
encerrados por temor al temor asesino, que es doctrina que se impone desde arriba…

América Latina no confía en el latinoamericano… Nuestra mayúscula América debe


aceptar la corrupción, porque no es natural pensar en nuestros pueblos y sus intereses
colectivos. La patria grande solo escucha a los de fuera, porque nosotros mismos estamos
convencidos que lo externo siempre será mejor que nosotros, a fuerza de introyección, de
necesidad, y de empréstito forzado.

La mentira y el terror son las políticas de estado; los rojos se roban a los niños, los
rojos nos quitan la vaca, los rojos se llevan las gallinas, los rojos nos quitan nuestras casas,
los rojos nos quitan el trabajo, los rojos se llevan nuestros dioses… los rojos, los rojos…
siempre los rojos…

Y si nos hacemos rojos, entonces el levantón, la detención y la ejecución sumaria; el


miedo desorganiza, el miedo se vuelve terror, y el terror la pasividad que se externa en
aparente conformidad con el estado actual de las cosas, que el propio estado sueña diferente,
la modernidad es la campanilla rampante que anuncia el nuevo día…

21
Modernidad es cero disidencia, modernidad es justicia y progreso social que en los
hechos, es cárcel para quien proteste, y llegada de capital extranjero que acentúe la vocación
impuesta a nuestra patria, la gran factoría que nutra los mercados imperiales. Modernidad es
control extranjero de las tarifas aduanales, modernidad es dejar de intentar ser nosotros, para
ser más los otros, modernidad es ceder el control terrateniente a los centros industriales,
modernidad es la teoría del foco de mercado, y el abandono del centro rural para morirnos de
hambre…

Circo, teatro, maroma, es demagogia. Los discursos que jamás han dicho el cómo,
cínicamente se transforman en las metas. La modernidad periódicamente acaba con el hambre
porque mata a los hambrientos, extingue la enfermedad porque los entierra en masa, elimina
el analfabetismo porque excluye analfabetas de conteos y estadísticas, comunica a todos
porque fabrica carreteras que circulan mercancías, ofrece seguridad a los pueblos porque los
recluye en las cárceles
intestadas; la modernidad
suprime hasta la vida que
depreda, porque arrasa
hasta con los bosques, las
aguas, desiertos y
montañas. Moderno es el
arte que se troca en
espectáculo, moderna la
cultura que se troca en
mercancía, moderna la
prostitución de
identidades que se venden en las plazas, moderna la educación que suprime el pensamiento;
y libre es la significancia de palabras vacuas, de elecciones efímeras, de vestidos a moda, de
consciencias intercambiables, de actos sin sentido, de obediencia a ciegas a los bancos
internacionales… la libertad y la democracia son modernos a pesar de ser un pensamiento
inconcretable hace más de 7, 500 años…

Pero Miranda sigue corriendo por los mares y los campos, pues ha sido despojado del
caballo. La racionalidad del interés superior de la colectividad latinoamericana, es sustituida
por el cliché de parecer intelectuales al estilo europeo, es decir, por montarse lentes en el
rostro que escondan la miopía, y leer los diarios que reflejan solamente salvajismo. Moderno
es discutir por quién se vota y no qué se hace, moderno es esperar a que retorne la democracia
civil, en vez de la tiranía militar… moderna es la espera pasiva de que lleguen otros tiempos
sin que se haga nada…

22
Es desfilar de patria en patria en busca de trabajo, es buscar vacante de tiempo en
tiempo, de zona en zona, de fábrica en fábrica, de escuela en escuela, de hospital en hospital;
sin que nunca pase nada… Latinoamérica se fragmenta cada vez más, en franca competencia
de los unos con los otros, ¿quién es el mejor esclavo que suele patear mejor una pelota?
Somos el símil que se muestra desde fuera, el camino a la locura, la apatía que se permea
fuertemente valorada, y la inactividad que detiene el pensamiento, y que dice una vez más,
que la paz no es justicia y dignidad, sino silente contemplación el oprimido.

Ahora aplaudimos a las tropas invasoras, las bases se imponen y se instalan en


nuestros propios patios traseros; ahora se dona el mineral, se empaqueta el fruto y la verdura,
se envasa la leche, las aguas, se empaquetan las carnes, se acaparan los granos, y van a huelga
los burgueses transportistas. Los créditos van y vienen, pero nunca llegan y mucho menos se
utilizan; se reparten entre quienes suelen controlarnos, es arduo el trabajo de mantener un
pueblo dormido que nunca ha despertado…

Cualquier deseo de industrialización en colectivo debe aplastarse, porque


modernizarse por cuenta propia suena a comunismo. La clase media es el invento necesario
al mercado contradictorio en crisis, las mercancías abundan, pero no sobran los marchantes.
Crédito, crédito y más crédito para que el stock salga de almacenes; la democracia inhibe los
sueños libertarios.

Partido, partido y más partido; régimen fragmentario de la voluntad colectiva que se


ve polarizada sin entender jamás, que no se encuentra su sueño representado. O se avanza a
la reivindicación gremial clasemediera, o se opta por el socialismo latinoamericano a guerra
y muerte para lavar la historia, nuestra historia, la que no deja otro camino que el brazo
armado y el rostro amordazado que se castiga con la exclusión y la ejecución extrajudicial,
desde lavatorios de pureza decantada en los pulpitos y en las facultades de un derecho
positivo al mercenario.

Pero la unidad nacional no tiene tiempo y forma, y la caída del muro que divide
oriente y occidente nos deja sin programa, se decreta para siempre la derrota, y se hace
evidente lo que a los ojos inexpertos siempre estuvo oculto, nuestra patria ha sido secuestrada
por los litigantes que pretenden disfrazarse de burgueses, gerentes de las compañías
transnacionales, garantes de la propiedad privada que priva de todo al verdadero productor,
para otorgarlo al verdadero usurpador.

Nada nos queda sino el trabajo, nada se mira, sino el sinsentido de una institución que
vive porque los que morimos de hambre no tenemos claro, que solo existe porque así lo
hemos aceptado, pasiva e irreflexivamente, con los dientes apretados. Latinoamérica prioriza
las instituciones, porque perdió el sentido de utilidad que debiesen, pero que se niega en la
memoria de las masas; la historia de la desmemoria actual no es sino el mérito de los dioses
que hablan, papel moneda que sitúa a cada quien con su cada cual, en la mera competencia

23
que ignora que nada nos queda por perder, sino es la paciencia para volver a encontrarla en
la puntería anonadada.

Pero
lo hemos olvidado, si cabalga o no Miranda por los prados de la patria, ya nadie lo verifica,
nadie sabe nada, nadie recuerda nada; nos da vergüenza reconocer que soñamos libertad, esa
libertad que hoy soñamos trastocar en conversión de emprendedores, porque todos tenemos
la misma oportunidad de morir soñando, o migrar en busca de otro mundo, pues al fin y al
cabo, para el pobre aldeano su aldea es el mundo; la migración en masa es la válvula de
escape, la fractura de la unidad social puede ser el progreso hasta tal limite, que nuestros
hijos crecen solos, y son educados por la caja idiota y las relaciones virtuales generadas a
partir de pantallas de plasma en receptores; sus modelos son la mercancía y el espectáculo de
la vida humana, que aprenden a ignorar en alcohol y drogas sin pensar en el futuro, sin pensar
que la racionalidad se construye desde la posibilidad del prever. Nuestros hijos son reducidos
a animales, a adornos comparativos, a sutilezas desorganizadas; y desorganizadamente pulula
la estupidez de la ignorancia en nuestra patria, los latinoamericanos estamos destinados al
fracaso.

24
De nada sirve ir hoy a deambular a las universidades, los politécnicos y los institutos;
porque se hace sin pensar sino en trabajo, sin reflexionar que en ellos se maquilla la ideología
de ciencia, sin notar que se nos educa para servir, no para desarrollarnos…

La historia se ignora porque no sabemos hacer la diferencia entre sobrevivencia y


vida, no entendemos que la primera corresponde a la biología como la segunda a la cultura;
porque no comprendemos que la identidad de ser nosotros, nación latinoamericana no se forja
en el trabajo, sino en la resolución de las necesidades colectivas.

Hoy queremos auto, casa, esposa, trabajo, estabilidad y seguro… y con su espejismo
hemos sido atados a la rueda de una historia que, cuando no nos ignora, es cuando pretende
condicionarnos, matarnos, desecharnos, engañarnos…

América Latina ya no solo vende materias y servicios, hoy también vende


latinoamericanos para las factorías introductorias, a los sueños de competencia que nos
vuelven más esclavos. Todo lo debemos a pesar de ser nosotros los que todo lo donamos, y
para poder pagar lo que debemos, es necesario que ofertemos al mercado lo poco que nos
queda en colectivo, todo deberá privatizarse para que nos sigan llegando créditos de fuera,
para poder extraer por cuenta propia todo lo que ellos habrán de llevarse. Porque aun hoy, el
imperialismo usurpa lo que la naturaleza otorga, a sangre y fuego.

Latino América tiene prohibido hasta hacer recuento de su historia, porque siempre
la cuentan los de arriba, porque siempre se juzga en opiniones, porque no se puede hacer un
recuento científico de la misma; porque el latinoamericano no sabe que la historia se cuenta
desde abajo.

El postmodernismo neoliberal que si no llueve escampa, reforma la sociedad


derogando las conquistas populares, nutre su pensamiento en la destrucción de nuestra propia
ideología que sentencia de eufemismo, destruye el precario mercado interno a fuer de
sostener el supermercado y las plazas comerciales que se controlan desde fuera, ignora las
protestas de las masas, ignora el llanto de los oprimidos, el desacuerdo de los desheredados
de la tierra, el sangrar constante que abona la tierra misma, el rugir de la panzas que no
escucha, las advertencias de las condiciones objetivas, la subjetividad que pierde el sentido
de la inacción, la voluntad de ser, el ser que aprende a ser mirando desde abajo.

Ignora, porque sabe de cierto que el latinoamericano no ha desarrollado una


consciencia critica de sí mismo, que se simboliza hoy día desde la ignorancia de las marcas
comerciales que se miran por todas partes, y que se han clasificado en consumidor, en vez de
ciudadano. El mercado importa más que el individuo.

Se nos habla de individualismo latinoamericano, y se prohíbe el desarrollo de la


personalidad individual, sistema de contradicciones que nadie mira peligroso, porque el
latinoamericano prefiere tener en vez de ser, porque a fuerza de apariencia se intenta aniquilar

25
la esencia de un subcontinente que no despierta ni a pesar de las tremendas sacudidas, de los
embates que le derrumban. Latinoamérica no es consciente ni de su propia consciencia
aniquilada, no es consciente ni de su carácter pluricultural y pluriétnico, dormita la borrachera
y la duermevela de la conveniente desmemoria.

Pero de pronto, los originarios gritaron ¡Basta!, y con el mundo patas arriba, se
levantaron con el calcetín en la cabeza para hacerse presentes y lavar la historia, con el paso
armado y rostro desdibujado cargando consigo las trece banderas, las plantaron cual
consignas en un rinconcito olvidado de la patria: educación, pan, techo, justicia, cultura,
democracia, libertad, trabajo, paz, tierra, independencia, salud, información… que se
defienden y construyen con siete principios: obedecer y no mandar, representar y no
suplantar, bajar y no subir, servir y no servirse, convencer y no vencer, construir y no
destruir, proponer y no imponer.

Pero aun cuando la sorpresa es grande, el mercado mundial pretende hacer del
levantamiento un objeto de consumo. El europeo corre a supervisar en la selva misma aquello
que se le escapa de las manos, corre a hacer del turismo belicista, no algo nuevo pues es
costumbre en los campos de guerra de nuestra propia historia, sino un grito desesperado que
desvirtúe el ¡Ya Basta!, en un intento de parque temático que violente el territorio rebelde.

Nadie sabía ni se daba cuenta, pero


Miranda se había refugiado en la lacandona
del traidor Bolívar, de la misma manera que
Zapata cabalgaba entre sus montes. Y así, sin
rostro y sin pasado, los más primeros, los más
pequeños, apuntalaban por vez primera la
mirada al incipiente día, que fuese marcando
raya a la larga noche de más de quinientos
años…

Y así, sin más comprensión de los ladinos que siempre intentan encasillar, la soberbia
y la incomprensión de la incultura no entiende aquello que no es foquismo, que no es
castrismo que imposibilite a las naciones, sino un mero y simple socialismo libertario, un
rincón del mundo en donde caben muchos mundos…

Y van y vienen de visita los aplaudidores de las acciones ajenas que no se atreven a
replicar, los que ayudan sin hacer más nada, que el testificar lo que los otros hacen; los que
marchan y gritan consignas que evocan lo que ellos nunca se atreven; los que con rostro y
pasado, cierran las puertas en las calles a quienes sin rostro y pasado, visten sus calles de

26
colores de miseria, hambre e indefensión. Los hipócritas sobran en el mundo, y nuestra
mayúscula América no ha dejado de ser parte de ese mundo encasillado…

Miran y marchan para detener la voz de los cañones en la historia; miran y marchan
para ser entre todos, lo que no pueden sino gigantes sumando pasos; miran y marchan detrás
de los otros, no para acumular fuerzas en silencio que difícilmente se haría gritando, sino
para hacer como que hacen en un mundo en que casi nadie hace algo.

Y miran y callan cuando la traición se perpetra enmascarada de legalidad que oprime


y pretende matar. Guardan silencio los que otrora dijeron que si tocaban a uno tocaban a
todos; y se mira desde los ojos sin rostro y sin pasado, la silente soledad que abandera el
miedo que los hace vivir de rodillas…

Mientras tanto los poderosos se matan entre sí, desesperados, frustrados de no poder
nada contra quienes de por si, han aprendido a vivir como muertos en la historia. Pelean y
escapan lo más lejos posibles sus capitales, intentan, pero no pueden culpar a nadie; la
evidencia es clara y dejan sin nada el producto del esfuerzo ajeno. Y cual chapulín colorado,
¿quién podrá ayudarlos? El pueblo como siempre pagará el desfalco de un sobrante que nunca
se gastó en sí mismo, sino en quienes jineteando el plus producto ajeno lo hicieron siempre;
lo nunca nuestro. Se prestan lo impropio y no pueden pagarlo, por ello debemos pagarlo
todos, y para hacerlo, se cobran con nuestras casas y el ahorro.

El cinismo rampante corre rápido por la América Latina, corre cual fichas de dominó
de un lado al otro; el crédito no soporta más la contradicción intrínseca de un capital, que
genera mercancías con la esperanza de vender, a quienes no otorga lo mínimo para poder
comprar, usurpando siempre el producto del trabajo ajeno. La crisis cunde junto con el
pánico, va dejando a su paso a todos sin nada, o casi nada, porque los hubo siempre que ni
ahorrar pudieron; pero los intocables, los que se creían inmunes ante la injusticia, los
defensores de la explotación perene, esos se han quedado solamente con las cacerolas en las
manos…

Lloran, gritan y parlotean, pero ni siquiera se dan cuenta que, aquello que les dijeron
del socialismo, aquello de que los dejarían sin casa, sin ahorro, sin trabajo y sin vida para
dormitar la supervivencia, se los cumplía el capitalismo salvaje sin previo aviso, así, de un
día para otro... ironías de la vida, o de la inconsciencia de clase desorganizada.

Y como siempre que el crédito se acaba, nacen los caudillos que cual mesías, pueden
salvarlo todo, hasta que el crédito agote el stock del plus producto para comenzar de nuevo,
a cobrar lo que nadie paga, a dejar sin nada al que, cual iluso, creyó poseerlo todo para que
volviese a comenzar de cero.

27
Los gorilas pues, inauguran la nueva etapa de los golpes militares, por el bien común,
nos dicen, y cual inconscientes y desmemoriados volvemos a caer en la trampa de Bolívar
que, entrega al maestro para que nada cambie, para usurpar los motores de la historia, para
entregarlo todo, arruinándose después en la inmundicia de la introducción que no se mira,
porque nadie quiere mirar lo que le espera allá adelante…

La modernización del socialismo, es la perestroika de nuestra mayúscula América sin


socialismo previo. Es la prebenda social y la destrucción de la planta productiva, es la banca
local que crece sin sociabilizar más nada que una deuda que se sigue acumulando en crédito;
es el avance al mercado internacional vaciando los estantes de la patria; es la explotación sin
freno de los recursos naturales, cual si fuesen a durar para siempre; es el armarnos todos,
contra un enemigo que nos vende las armas y las balas; es la marcha continua no por los ríos
de la historia, sino por las calles y avenidas en que se perpetua el poder organizado, no de los
pueblos y de las masas que controlan las plantas productivas, si de unos cuantos que hacen
negocio a nuestra costa, si de la dependencia a las inteligencias sombrías, si del
debilitamiento del poder del pueblo organizado, que se esperanza en la ilusión de ser, lo que
se nos prohíbe hacer, controlar en mano propia el medio de producción, para decidir hacer,
el satisfactor a la necesidad de la nación.

El Chavo del Ocho recobra relevancia en todo el subcontinente: al fin y al cabo todos
vivimos apretados en barriles, prestos a hacer lo que fuere por una torta de jamón…

Los sin rostro y sin pasado transitan la historia en silente construcción de la opípara
autonomía, saben de cierto que el verdadero productor no necesita instrucciones para hacer;
entonces nacen las escuelas, los hospitales, y las juntas de buen gobierno; mientras miran
resignados que las cámaras y los objetivos apuntan para otro lado. Ya sea para el flamante
socialismo del siglo XXI, que es justo porque así a sido decretado, que es democrático porque
accedió al poder mediante la misma elección que lleva al poder, a quien antepone el pecho
para que no se toque a la burguesía,
o porque al fin de cuentas no
cambia nada, la propiedad sigue
siendo privada, y no se conquista
el alma, sino la fachada de las
sociedades latinoamericanas. O
porque se mira venir la represión
inevitable, que declara guerras con
fuego y pompa, mientras que del
silente asesinar opositores se acusa
al narcotráfico, que
coincidentemente se conforma como grupos de paramilitares…De cualquier forma, mientras
los primeros avanzan al futuro autónomo plenamente organizados en un rinconcito de la
patria, los postmodernos retornan al pasado. Los precios se elevan y los salarios decrecen;

28
los militares se estacionan en las calles, caminos y veredas; los estudiantes desaparecen sin
que nadie sepa nada; la historia oficial no coincide con la verdad histórica; los bloqueos
apuntalan la democracia; se receta a diestra y siniestra libertad desde las bocas de los
cañones; el fantasma de la intervención recorre como amenaza; las fosas dejan de ser
clandestinas para hacer las masacres evidentes; el miedo es política de estado; la muerte y
destrucción es costumbre colectiva; la aceptación pasiva es la silente resignación de nuestros
pueblos; la reforma significa empeoramiento; votar solo es cambiar de amo; el culto a la
personalidad se apuntala desde arriba; se soporta desde abajo con los dientes apretados; se
mancilla la historia con estatuas asesinas; se prostituye la cultura y se hace del arte un
espectáculo… el fascismo se crece y nadie pareciera notarlo…

Las izquierdas se caen inoperantes, la persecución judicial de la oposición se crece en


toda América; nada ni nadie por encima del mercado; las agendas 20 o 30 solo enuncian las
buenas intenciones, nada ni nadie asegura su cumplimiento… el fraude se anuncia ya
temprano, la farsa tiene posibilidades…

Pero, ¿nosotros?

América Latina se cansa sin saber muy bien ni cómo actuar, la excepción no puede
ser el modelo de la regla, pero no lo tiene claro; guerra popular o poder popular son sus
opciones, pero los ejércitos populares se rinden en masa firmando tratados de paz; las
autonomías y las autodefensas se entrampan a si solas en el aislamiento.

¿Cuándo la destrucción ha construido algo? ¿Cuándo las guerras han engrandecido a


alguien? ¿Cuándo el arma se apropia de algo sin ser bandido? ¿Cuándo el arma se legitima
de no ser en la defensa? ¿Cuándo el discurso, el amparo o el decreto han hecho de lo abstracto
algo concreto? ¿Cuándo la ley a significado justicia social? ¿Cuándo alguien que se empodera
ha servido a nuestros pueblos?

Nada cambiará sin sociabilizar los medios de producción, nada será claro sin entender
que, o luchamos como clase o nos matan de uno en uno. Pero, ¿cómo? ¿Con el mitin, la
marcha y la toma que hoy no sirven para nada? ¿Con la guerra popular prolongada que hace
eterno el sufrimiento? ¿Con el voto otorgado cual medida de confianza? ¿Cómo?

Y lo primero que me viene a la mente, es que el latinoamericano tiene que valorar el


proceso de la negación, nuestra mayúscula América tiene que aprender a decir ya basta, tiene
que decir no más, ya no…

Pero nuestra patria grande está hecha de individuos, son ellos quienes tienen que
comenzar a negarse, primero que nada, a cerrar los ojos ante la injusticia; negarse a la
desmemoria que se receta para curar nuestro sufrimiento; negarse a la resignación que se
machaca desde el púlpito; negarse a ver como normal la muerte y la destrucción cotidiana.
Negarse es el primer paso, porque en sí mismo ya es algo diferente…

29
Luego entonces quizá, el latinoamericano sea capaz de entender que su necesidad
requiere satisfacción, y que el gozo no es un pecado, sino la resultante del proceso
satisfactorio; entonces comprenderá que satisfacer es un proceso que se construye poco a
poco, de manera organizada, y que nadie puede realizarlo solo, por tanto, tendrá que recurrir
a otros que, como el, se vean necesitados.

Pero, ¿qué necesitamos los que solemos producirlo


todo?, ¿a los amos, a los poderosos, para que vengan a
ordenarnos lo que debemos hacer? No, otra vez la
negación, pues son ellos quienes nos necesitan a nosotros,
son ellos quienes viven de lo que nosotros producimos, no
necesitamos que nos arrebaten todo, no necesitamos seguir
pagándoles para que nos ignoren, nos maten, nos golpeen,
nos desaparezcan… No… lo que necesitamos son las
herramientas para poder producir, y poder dialogar entre
nosotros, para poder decidir qué es lo que vamos a producir
para satisfacer nuestras necesidades materiales de vida, porque además, estas necesidades
serán periódicas, por lo cual, debemos ser capaces de prever que tenemos que producir más
de lo que es necesario en lo inmediato. Además, tenemos que ser capaces de entender, que
no seremos nunca capaces de producir todo aquello que vamos a necesitar, por ende, tenemos
que contemplar las formas de intercambio de aquello que nos sobre, para obtener lo que nos
haga falta.

Entonces los individuos tenemos que convencer a otros de que lo que hacemos es
necesario, no solo para poder sobrevivir, sino para poder alcanzar la vida misma, es decir,
para rebasar el planteamiento biológico y poder tener acceso a la cultura que, huelga decir,
no puede eludirse como necesario, se participe en la vía que se participe. Aunque los necios
se inclinen por la elección, o decidan matarse los unos a los otros, o peor aún, decidan no
hacer nada…

Los latinoamericanos no podemos seguir compitiendo entre nosotros, y lo contrario a


competir es cooperar y organizarse. No hay mejor método para la integración, nada mejor
que cooperar para reconocernos dignos el uno al otro; basta el reconocimiento mutuo de las
necesidades colectivas, que son comunes y se transforman en intereses comunitarios. No
somos diferentes y tenemos que reconocernos los unos a los otros; hablamos la misma lengua
y tenemos formas similares de participación histórica, necesitamos dejar de ser objetos para
convertirnos en sujetos mediante nuestro quehacer concreto que, al ser constante, se

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transformara en costumbre, y la costumbre en memoria, la memoria en pensamiento, y el
pensamiento en identidad. Somos latinoamericanos, no sus esclavos.

La integración continental nos llevara a hablar de igual a igual con el europeo, con el
africano, con el asiático o el de oceanía; como humanos entre todos. Latinoamérica tiene que
aprender a pensar en el latinoamericano, tiene que fortificar antes su mercado interno, que en
pensar en intercambiar afuera; tiene que comprender que la institución le sirve al ser, y no a
la especulación; tiene que romper el ciclo decadente…

Nuestra patria grande tiene que dejar de priorizar la iniciativa privada que deja sin
nada a las mayorías, para priorizar la iniciativa comunitaria, satisfaciendo sin exclusiones;
tenemos que aprender los latinoamericanos, a enfrentar no las ideas, sino los modelos
económicos; tenemos que poner un dique al interés particular que mata de hambre a ocho de
cada diez, y no dejar fuera a nadie.

Los latinoamericanos somos carpinteros, mecánicos, marineros, perforadores,


mineros, doctores, maestros, albañiles, arquitectos, ingenieros, conductores, barrenderos,
cazadores, agricultores, filósofos, psiquiatras, astronautas, herreros, contadores,
economistas, petroleros, agrónomos… no hay algo que no sepamos hacer, ni algo que no
podamos lograr… entonces, ¿por qué seguir las pautas que nos marcan desde fuera, quién
mejor que nosotros para representar nuestros propios intereses, y quiénes mejores a nosotros
para satisfacer nuestras necesidades?

Si los gobiernos que nos traicionan se empeñan en empobrecernos, ¿por qué no hacer
nuestras propias empresas de participación social? Podemos hacer nuestras escuelas que
respondan a intereses colectivos, nuestros hospitales, nuestros caminos, nuestras casas,
nuestras fábricas, labrar nuestros campos… de hecho siempre los hemos hecho nosotros, solo
que lo que hacemos no se encuentra en nuestras manos; por vez primera podemos comenzar
a hacerlos para nosotros, administrados por nosotros, que nos sirvan a nosotros, atendidos
por nosotros, mantenidos por nosotros…

Latinoamérica tiene que generar un mercado común, sin intermediarios, en donde se


consuman sus productos, con formas de intercambio justo y racional; los latinoamericanos
debemos ser capaces, en la práctica, de derrotar al capitalismo que hoy nos mata…

Esta forma de hacer política es más tardada, pero más segura… además, ¿qué tenemos
que perder? ¿la paciencia y lanzarnos todos al baño de sangre? Soportamos ya más de
quinientos años y somos hoy 996 millones de habitantes: si nos unimos poco a poco seremos
imparables…

Pero si lo logramos, deberemos estar preparados, porque vendrá el ataque… eso, no


podemos ni dudarlo…

31
Nuestra mayúscula América es la esperanza de universo, un rinconcito de mundo
donde caben muchos mundos; nuestra autonomía es indispensable para poder concretar
nuestra libertad…

Pensar en América es
darle un sentido, pensar en
América es pensar en los
americanos… somos su pueblo,
su gente, son nuestros recursos,
nuestra vida, y tenemos que
cuidarlos… otro mundo es posible, urgente y prioritario. Para todos, todo, nada para
nosotros…

Piénsenlo, podemos lograrlo… y por esto, podemos comenzarlo… porque ni las balas
ni los ejércitos pueden romper con nuestra vocación de justicia, porque nadie podría negarnos
a hombres y mujeres latinoamericanos el vivir y morir como lo que somos, libres, dignos y
verdaderos. Hoy Latinoamérica ha despertado y comenzado a andar…

I.’. y P.’. H.’.


Julio López Chávez
9° y último
Gran Luminar del Rito Latinoamericano

Lista de painas web de donde se obtuvieron las imágenes


https://denzingerbergoglio.com/2015/07/20/la-evangelizacion-de-america-motivo-de-
arrepentimiento-o-de-accion-de-gracias/
https://elpais.com/internacional/2016/11/04/mexico/1478222219_586007.html
http://www.nos-comunicamos.com.ar/content/25-de-mayo-y-independencia-de-america-
latina
https://independenciademexico.com.mx/constitucion-de-1857/
https://www.pinterest.es/pin/510103095265720568/
http://ahoranews.net/puerto-rico-la-dictadura-usa/
http://lanoticiaregional.com.mx/demagogia-de-la-palabra-a-los-hechos/
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/libros/texto/cn5/u01t02.html

32
CONCORDIA PARVAE RES CRESCUNT

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"Comprendimos perfectamente que vale,
Pero millones de veces más la vida
De un solo ser humano,
Que todas las propiedades
Del hombre más rico de la tierra".

Ernesto Che Guevara,


20 de agosto de 1960

ACCESO A LA SALUD EN AMÉRICA LATINA, ¿UN


DERECHO HUMANO O UN PRODUCTO MÁS EN EL
MERCADO?
América se pobló hace aproximadamente 14,000 años, por tribus de cazadores
nómadas que cruzaron el estrecho de Bering, y caminaron todo el continente hasta llegar a la
Patagonia, en un tiempo aproximado de 2,000 años. En ese periodo construyeron
asentamientos y desarrollaron diferentes cosmogonías y cosmovisiones que dieron pie al
carácter pluricultural y plurietnico de nuestro amado continente.

En 1492 asomaron sus narices por nuestros


territorios un puñado de españoles buscando la
India. Exploraron por aquí y por allá, y declararon a
los cuatro vientos el “descubrimiento” de una nueva
tierra; y como todos sus descubrimientos: una farsa,
como si las culturas americanas no hubieran existido
hasta que los ojos de los paliduchos estos se posaran
sobre ellas. Este mediocre pensamiento europeo
hizo creerles que por haber encontrado a los nativos
americanos, estos les pertenecían. Comenzó la
conquista, tanto militar como religiosa. Con consecuencias atroces para nuestra gente, en el
pasado, en el presente y lamentablemente en el futuro. Seguimos cargando sobre nuestros

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hombros el peso del saqueo, y somos los tristes sobrevivientes del holocausto más grande y
olvidado de la historia.

Hay quienes dicen debemos olvidar las grandes tragedias de la Conquista y


hermanarnos con la llamada Madre Patria, perdonar los errores en nuestra domesticación
que pronuncian como progreso. Al final de cuentas ellos nos trajeron al cristo que ata, pero
que para la inmensa mayoría es salvador. Nos heredaron una cultura mestiza con nuevas y
mejores tradiciones dicen. Pero se les olvida que también nos heredaron el hambre, la
ignorancia, la esclavitud, la enfermedad, la gran desigualdad que es la raíz de todas nuestras
injusticias sociales.

Hoy no hay comida que alcance para todos los latinoamericanos. Aunque nuestro
continente es el mayor productor de comestibles en el mundo, según datos de la FAO
(Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, por su
siglas en inglés), se podría alimentar 10 veces a las personas que sufren hambre en nuestra
región, pero, ¿porque no se hace? La respuesta es simple: existe un problema severo de
distribución de los alimentos como consecuencia de los problemas en la distribución de los
ingresos, es decir desigualdad y pobreza. En el mundo se producen dos veces más alimentos
de los que precisa la población para vivir. En el planeta, 6400 niños mueren al día por
desnutrición grave, es decir ya sea por falta de alimentos o baja calidad de los mismos; en
países como Colombia mueren al día 18 personas por esta misma razón según datos de la
Universidad Nacional de Colombia. Y ni hablar de Haití, donde el 47% de su población sufre
de hambre crónica, y este país se sostiene alimentariamente solo por la ayuda humanitaria
que recibe de Naciones Unidas.

Pero el hambre es solo uno de los grandes problemas que aquejan a América Latina.

La educación es deficiente, instruye para el trabajo, crea analfabetas funcionales


incapaces de aprender pero muy buenos para gastar. Los espacios habitacionales son de muy
mala calidad a precios exorbitantes. El acceso al agua potable es limitado, así como a la luz
eléctrica. Los pueblos rurales pocas veces tienen saneamiento público. El empleo es escaso
y mal pagado. No hay en la mayoría de los casos prestaciones sociales.

Y por supuesto el acceso a la salud es cada vez más deficiente y más costoso. Este es
uno de los temas más dolorosos en el mundo, pero sobre todo en nuestro continente. No solo
por la cantidad de enfermedades que aquejan al latinoamericano, sino porque la mayoría de
ellas no son enfermedades realmente mortales, sino que podrían ser fácilmente erradicadas,
por ser producidas por las condiciones de vida de la población, como mala alimentación,
inaccesibilidad al agua potable, inexistente saneamiento, poco acceso a servicios médicos y
un largo etcétera.

PERO A TODO ESTO: ¿QUÉ ES SALUD?

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Definir “salud” no es tan fácil como se creería. Tan es así que la concepción que se
tiene de la palabra ha cambiado a través del tiempo y aun los especialistas médicos no se
acaban de poner de acuerdo en una definición específica que englobe todo lo que la salud
representa, o debería representar.

Primero que nada deberíamos saber que “salud” viene del Latin salus, y su raíz
etimológica es Salvus, que significa “intacto o a salvo” la cual deriva del sanscrito sárvah
que quiere decir “entero”. Sin embargo, el sentido que se le ha dado a la palabra salud se ha
ido transformando en relación de la cultura, del sistema social y del nivel de conocimientos
de la época.

Entre los pueblos más antiguos y durante un periodo considerable de tiempo, el


pensamiento mágico-religioso prevalecía, centrado en la creencia de que la falta de salud era
por intervención de fuerzas mágicas o sobrenaturales. Es decir, que la enfermedad era la
mayoría de las veces un castigo o una prueba divina. Lamentablemente esta concepción aún
se mantiene entre algunos de los creyentes de cualquier religión.

Los egipcios y los mesopotámicos pasaron de darle a la enfermedad un sentido


mágico-mítico, para centrarse en esquemas más concretos y funcionales relacionados en la
higiene personal y publica. Los egipcios se dieron cuenta que mantener las calles limpias y
también a las personas les ayudaba a prevenir con mucha eficacia las plagas y las
enfermedades. Cualquier trabajador se daba un baño una vez al día, ya fuera en el Nilo, en
canales o través de jarras con agua. En las casas de funcionarios o de personas de la clase
dominante se han encontrado baños e incluso, en Tell el-
Amarna, hay evidencia de la separación mediante una pared
del baño y del retrete. Sin duda en un primer momento la
superstición y la magia estaban muy relacionadas con la
medicina. Al principio los médicos o soonoo, como eran
llamados, atribuían las enfermedades a agentes sobrenaturales,
y usaban encantamientos para combatirlas, pero poco a poco
se descubrió que estos solo eran efectivos cuando iban
acompañados con una poción o pomada… Con el tiempo se
observó, que los remedios o medicamentos, eran útiles sin la
necesidad de la fórmula mágica, aunque lo normal era que está
se siguiera recitando por costumbre; los remedios que gozaban
de más aceptación eran aquellos realizados con componentes vegetales como hoja de acacia
o adormidera. Luego entonces comprendieron las ventajas que suponían para la curación del
enfermo junto con una buena higiene, reposo y alimentación.

Los hebreos, construyeron la Ley Mosaica donde se encuentra uno de los primeros
códigos sanitarios de la historia. En ella se enuncian estrictamente ordenamientos sobre
higiene personal, alimentación, comportamiento sexual, prevención de enfermedades,

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desinfección por fuego y agua, control de epidemias por medio de registrar y aislar a los
enfermos de enfermedades contagiosas o a sus portadores, seguida de una completa
desinfección de todos los artículos posiblemente contaminados. También incluía la
eliminación de los excrementos de manera que el campamento judío estuviera siempre
limpio.

A los romanos les preocupaba de igual manera la higiene pública por lo que
construyeron acueductos para la dotación de aguas como también para el alejamiento de las
sustancias de desecho.

La edad media europea fue una época de grandes retrocesos en lo que a la salud se
refiere: la mayoría de la población no tenía acceso al agua potable y vivían en medio de
desechos y suciedad. La medicina estaba dominada por la religión, al igual que cada aspecto
social y económico de la época. Se creía que la enfermedad era un castigo de Dios por los
pecados cometidos, y la única manera de curar a alguien era orar por su perdón. Los médicos
medievales eran por lo general sacerdotes o estudiosos religiosos. Los hospitales eran
controlados por los monasterios. A falta de conocimientos médicos, a los pacientes se les
alimentaba y acompañaba pero nada se podía hacer para curarlos ya que la poca herbolaria
conocida fue condenada por la ignorancia de la iglesia y calificada de brujería, así que
cualquiera que la practicara era juzgado y sentenciado a la hoguera.

En el siglo XIV se desarrollaron escuelas de medicina. En estas se comenzó a


diseccionar cadáveres, para tener una mejor idea del funcionamiento del cuerpo. Para
diagnosticar enfermedades, se guiaban por el color y olor de la orina. Los cirujanos utilizaban
vino como antiséptico y substancias naturales como anestésicos. Operaban úlceras faciales e
incluso cataratas en los ojos. Sin embargo, aún no sabían que la suciedad acarreaba la
enfermedad, y muchas heridas causaban la muerte por hemorragia, shock e infección.
Algunos incluso creían que era bueno que hubiese pus en las heridas.

En los 1900 empiezan a aparecer conceptos no solo de salud sino de salud pública,
como consecuencia de la preocupación de los gobiernos de mantener a sus sociedades sanas.
Un ejemplo es Charles Winslow que en 1920 define a salud pública como el arte y la ciencia
de prevenir las enfermedades, prolongar la vida y fomentar la salud y la eficiencia física y
mental, mediante el esfuerzo organizado de la comunidad para el saneamiento del medio, el
control de los padecimientos transmisibles, la educación de los individuos en higiene
personal, la organización de los servicios médicos y de enfermería para el diagnóstico
temprano y el tratamiento preventivo de las enfermedades, y el desarrollo de un mecanismo
social que asegure a cada uno un nivel de vida adecuado para la conservación de la salud.
Organizando estos beneficios de tal modo que cada ciudadano se encuentre en condiciones
de gozar de su derecho natural a la salud y a la longevidad. (Fuente)

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Es hasta 1946 que la Organización Mundial de la salud en su Carta Magna define la
salud como “Completo estado de bienestar físico, psíquico y social”. A partir de este
momento son numerosas las interpretaciones y los intentos de construir una definición
integradora de salud, siempre en términos positivos e intentando integrar tanto al los
humanos, a la sociedad y al medio en el que se desenvuelve.

En 1990 Milton Terris introdujo una modificación a la definición de salud pública


que había formulado Winslow de la siguiente manera: La salud pública es la ciencia y el arte
de prevenir las dolencias y las discapacidades, prolongar la vida, y fomentar la salud y la
eficiencia física y mental, mediante esfuerzos organizados de la comunidad para sanear el
medio ambiente, controlar las enfermedades infecciosas y no infecciosas, así como las
lesiones, educar al individuo en los principios de la higiene personal, organizar los servicios
para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades y para la rehabilitación, así como
desarrollar la maquinaria social que le asegure a cada miembro de la comunidad un nivel
de vida adecuado para el mantenimiento de la salud.

A la fecha no se ha podido establecer una definición universal de salud, aunque la


más aceptada en nuestros días, es la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que dice
lo siguiente “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no
solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

HISTORIA DE LA SALUD EN AMÉRICA LATINA

En la época de la Conquista, los españoles prohibieron el uso de la medicina


tradicional indígena a los pueblos americanos, ya que la concepción de la enfermedad y las
prácticas curativas seguía siendo de carácter mágico-religioso. Tener información precisa
referente a la historia de la salud y las enfermedades en América Latina y el Caribe es un
tanto complicado en la actualidad ya que las fuentes se encuentran dispersas y en muchos
casos resultan inaccesibles. O bien se trata las justificaciones de sacerdotes católicos que
tildaban a estas prácticas de satánicas o de que los curanderos tenían un pacto con el diablo,
por lo cual muchos de ellos fueron quemados en la hoguera de la muy mal llamada Santa
Inquisición, acusados de herejía. Por suerte aún se conservan algunos códices y libros de uno
que otro español más civilizado donde se plasmaron estas costumbres sin casi imprimirles
su interpretación cristiana.

Existe también un libro llamado Libelis de Medicinabulus Indorum Merbis,


compendio de las traducciones del náhuatl al latín de los escritos de Martin de la Cruz,
medico herbolario de Xochimilco, a quien su compatriota Juan Badiano tradujo e intento
darle un lamentable estilo europeo, por lo que este libro es más conocido como Códice
Badiano. En él se describen anatómicamente diferentes enfermedades desde dolores de
cabeza hasta enfermedades de los pies.

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Un tal Nicolas Monardes, fundador del Jardín Botánico de Sevilla, en 1569 publicó
un libro dedicado a la flora medicinal americana, el cual tuvo gran aceptación y fue editado
en varios idiomas.

Época Prehispánica

Los aztecas tenían un complejo


sistema sacerdotal dedicado la curación de
las diferentes enfermedades y dolencias de
la población. La enfermedad era concebida
como la ira incontrolable de uno o algunos
de la gran variedad de dioses de los que
disponía el panteón Mexica. En el
diagnóstico y tratamiento prevalecía la
creencia de la participación de fuerzas
míticas y sobrenaturales que intervenían
directamente en el infectado y a veces hasta
en sus familias o amigos, por lo que se
necesitaba congraciar nuevamente al
enfermo con el dios o dioses que lo habían
castigado, o convencer a un dios mayor de
quitarle la pena al aquejado.

Los sacerdotes aztecas especializados en diferentes enfermedades se clasificaban de


la siguiente manera:

El Tepationi era el perfecto conocedor de las propiedades curativas de las yerbas, las
cuales eran administradas ya fuera en bebidas, o en emplastos dependiendo de la dolencia o
enfermedad

El Tlamatqui, era el curandero que usaba la palpación


y el masaje para tratar sobre todo dolencias superficiales,
como golpes o torceduras.

Al Tetlacuicuiliani le llamaban “el médico chupador”,


ya que decía extraer la enfermedad sorbiendo el miembro
afectado. Diagnosticaba y curaba, por ejemplo, “la caída de la
mollera” en niños recién nacidos.

El Tetonalcani decía regresar el alma a quien la había


perdido, por medio de un ritual religioso, ya que el enfermo,
supuestamente por un susto o por castigo de algún dios, se
había quedado sin ella.

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El Teixpatiani era el médico oftalmólogo de la época ya que curaba enfermedades de
los ojos frecuentemente utilizando emplastos.

La Temixihuatiani, era la comadrona que ayudaba en el parto y atendía al niño recién


nacido. También sabia de enfermedades propias de la mujer y del embarazo.

El Teomiquetzani, era el especialista en huesos, curaba fracturas, roturas y “tronaba”


huesos para aliviar dolores y tensiones.

También había quien se dedicaba a “sudar” a los enfermos para sacar los malos
humores del cuerpo; el que se dedicaba a curar la mordedura o picadura de animales
ponzoñosos; o el que con trucos de prestidigitación impresionaba a los enfermos más
susceptibles que así se creían curados mágicamente.

Los aztecas conocían unas setenta enfermedades o condiciones médicas y tenían


tratamientos para todas. Las enfermedades que más probablemente los afectaban eran la
diarrea de origen bacteriano, el reumatismo, las infecciones del aparato respiratorio, la
tuberculosis y la sífilis. Les atribuían propiedades curativas a más de 130 plantas y mantenían
jardines botánicos, donde cultivaban vegetales traídos de otras regiones y estudiaban sus
propiedades medicinales.

Los incas al igual que los aztecas tenían un sistema sacerdotal-medicinal. Era
necesario que el hombre o mujer perteneciera a cierta casta, que podría ser hampicamayoc,
cammaceas, soncoyoc o jampec.

Los conocimientos médicos eran adquiridos en un primer momento supuestamente


mediante sueños y trasmitidos de generación en generación de manera oral. Se enseñaban de
padre a hijo y estaban solo al servicio de los gobernantes y sus familias así como a los
sacerdotes que solo se dedicaban a la religión. Tenían envenenadores, purgadores, los que
sangraban y los herbolarios. La gente del pueblo, en cambio, se curaba unos a otros y
dependían de sus propios conocimientos empíricos.

Los incas ligaban su práctica médica al campo de la magia y la religión. Tenían


conocimientos de anatomía gracias a los sacrificios de humanos y animales al dios sol, la
cual usaban para practicar pequeñas cirugías donde se extraían tumores.

Las sangrías también fueron ampliamente practicadas para purificar el cuerpo, es


decir sacar a los malos espíritus y para aliviar enfermedades localizadas.; comúnmente se
realizaban en los brazos.

La conservación de cadáveres de personajes importantes fue otro de los campos de la


medicina tradicional inca de mayor relevancia. Los procedimientos de embalsamiento y
momificación fueron parecidos a los utilizados por los egipcios. Se piensa que utilizaron

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sustancias vegetales o la desecación de los cadáveres en la nieve de las altas montañas para
mantener el cuerpo incorrupto.

Tenían un sistema judicial que permitía que los ciegos, cojos mancos y lisiados o
personas con enfermedades de larga duración no pagaran tributos. Los sordos y mudos no
entraban dentro de esta clasificación, ya que eran competentes para hacer trabajos agrícolas.
Los incapaces de trabajar por enfermedad eran alimentados por el gobierno hasta que
recobraban la salud.

A diferencia de los aztecas las mujeres parían sin intervención; inmediatamente


después se bañaban en agua fría, ya fuera en un rio o en su propia casa junto con el recién
nacido, ya que se creía que esto ayudaría al niño a mantener la salud. Algunas veces había
una mujer acompañante, pero era más una hechicera que una partera y tenía acceso a esta
solo la clase dominante. En la mayoría de los casos la mujer regresaba casi inmediatamente
a sus labores domésticas.

En la cuarta y última parte solemne del año llamada Citua se llevaban a cabo
ceremonias religiosas colectivas para la prevención de enfermedades.

Los incas utilizaban -y siguen


haciéndolo-, la planta llamada
Eritoxylon coca, para rituales,
emplastos o como energizante en los
trabajos mas extenuantes. Los
curanderos la utilizaban para “sacar el
frio del cuerpo”, prevenir
enfermedades, curar hinchazones,
llagas o fortalecer el cuerpo. Mezclada
con ceniza de hoja de quinoa
(Chenopodium quinoa) servía para
detener hemorragias nasales. Junto con otras raíces fue ampliamente usada para trastornos
estomacales, náuseas y vómitos. Mezclada con claras de huevo y sal, la usaban para ligar
huesos.

Los conquistadores prohibieron su uso por una ley de Felipe II en 1569, aduciendo
que el uso de la coca retrasaba la cristianización de los indígenas, pero estos la siguieron
utilizando para poder llevar a cabo las penosas tareas a las que eran sometidos.

Los mayas fueron los que tenían mayores avances medicinales. Su herbolaria estaba
mejor clasificada que la de Europa y era más eficiente, tanto que en nuestra época se siguen
estudiando las propiedades curativas reales de estas plantas, teniendo como resultado la
extracción de sustancias útiles para la medicina moderna y la integración de estas en fármacos
ampliamente difundidos como por ejemplo el ibuprofeno.

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Tenían toda una mitología alrededor de la práctica medicinal. Se concebía la
enfermedad como un castigo por no obedecer las reglas morales o religiosas. El dios de la
medicina estaba representado por el sol, y le llamaban Itzamna. Y la diosa lunar llamada
Ixchel era la encargada de las embarazadas y parturientas.

Los mayas hicieron todo un sistema de acuerdo a la importancia de las enfermedades


y al dios específico para cada turbación de la siguiente manera: Citbolontun, era el protector
de la salud en general; Zuhuykak encargado de los niños e Ixtlition, encargado de velar por
el bienestar de las niñas, respectivamente; Kukulcan, dios poseedor del poder para curar las
fiebres; Temazcaltoci, diosa que curaba por medio de baños al reumatismo, las enfermedades
nerviosas y las de la piel.

Un tratamiento común era la concentración de los rayos solares para generar calor en
una parte específica del cuerpo. El dios encargado fue Kinich-Ahau, el que tenía rostro de
sol y que podía quemar los malos espíritus causantes de enfermedades

También tenían a un representante de la muerte, llamado Yun-Cimil, representado


como un esqueleto blanco que llevaba consigo un tecolote o una lechuza y vagaba buscando
la casa de algún enfermo agonizante. Los familiares de este si no querían que su enfermo
muriera debían hacer una ofrenda y colocarla en las ramas de un árbol cercano a la casa.

Como los aztecas y los incas, el sistema de salud no solo se componía de dioses, sino
también de médicos o curanderos encargados de intermediar entre los dioses bondadosos que
eran los protectores de la salud y los enfermos. Así, existían figuras importantes como las
parteras, que eran mujeres de edad avanzada que tenían conocimientos obstétricos y rituales.
Conocían de enfermedades propias de la mujer, intentaban combatir la esterilidad y cuidaban
de la futura madre en el periodo pre, peri y post parto, además de tratar las enfermedades de
los niños recién nacidos; para esto usaban masajes, infusiones y baños de vapor.

Los compone-huesos curaban desde torceduras, luxaciones, fracturas, a base de


masajes, herbolaria y estiramientos. Los curanderos eran contactados por algún dios en
sueños para llevar a cabo un tipo específico de medicina. Usaban para esto invocaciones
espirituales y yerbas medicinales. A diferencia del brujo, el curandero usaba sus poderes para
hacer en bien, ya fueran enfermedades naturales o sobrenaturales. El brujo poseía los
conocimientos tanto para hacer daño, como para curar enfermedades causadas por embrujos

La herbolaria maya tuvo una gran aceptación y uso, tanto por la eficacia como por la
inmensa cantidad y clasificación de la flora endémica del territorio habitado por esta cultura.
El tabaco, por ejemplo, fue utilizado en el tratamiento del asma, fiebres, enfermedades de la
piel, infecciones urinarias, mordeduras de serpiente y piquetes de insectos.

42
La cirugía menor fue practicada utilizando piezas filosas de obsidiana, para abrir
abscesos y otras afecciones. La trepanación de cráneos fue prescrita para enfermos mentales:
de esta forma se podían presentar ante los dioses del mundo de los muertos en santa paz.

La odontología fue practicada también por este pueblo. Según algunos manuscritos
mayas, las incrustaciones dentales se practicaron como medida terapéutica en casos de caries
y como adornos, símbolos de prestigio, usados por los sacerdotes a las personas con alta
jerarquía social

Época de la conquista

A lo largo del siglo XVI, las epidemias


de enfermedades traídas de Europa abundaron
en el Nuevo Mundo: viruela, paperas,
sarampión, peste bubónica, tifus, fiebre
tifoidea, lepra. Como los indígenas nunca
habían estado expuestos a estos males, sus
sistemas inmunológicos no estaban preparados
para combatirlos. Morían de a millones,
mientras los españoles observaban
preocupados cómo disminuía la mano de obra
gratuita

43
La viruela llegó a Tenochtitlán casi al mismo tiempo que los españoles. Según el fraile
Bernardino de Sahagún, “de esta pestilencia murieron muy muchos indios. Tenían todo el
cuerpo y toda la cara y todos los miembros tan llenos y lastimados de viruela que no se
podían bullir ni menear de un lugar, ni volverse de un lado a otro, y si alguno los meneaba
daban voces [gritaban de dolor] [...] muchos murieron de hambre, porque no había quien
pudiese hacer comida. Los que escaparon de esta pestilencia quedaron con las caras
ahoyadas, y algunos los ojos quebrados”.

Además de las enfermedades los españoles trajeron consigo e


impusieron la medicina española que no era otra que la atrasada
medicina medieval, que no era más que medicina hipocrática
mejorada con algunos conocimientos árabes; era una medicina de
examinar el pulso, la orina, hacer sangrías y purgas. Pero poco a poco
los españoles fuero conociendo la herbolaria indígena y comenzaron a usar infusiones,
emplastos, pomadas etc., con lo que se hizo un sincretismo en lo práctico.

A pesar del sometimiento de que fueron objeto los indígenas americanos muchas de
sus creencias y tradiciones han persistido y están vigentes en los pueblos actuales.

Actualidad

Actualmente la medicina es una carrera universitaria, que se basa en los


descubrimientos científicos del funcionamiento exacto del cuerpo humano y se complementa
con la farmacología.

En América Latina existen hospitales con los avances médicos que son alcanzables
para la economía del país, pero no se descartan del todo los vestigios de la medicina indígena
de hace miles de años, así podemos encontrar en casi todos los pueblos de nuestro continente
una clínica de medicina alópata, y varios comercios de “hueseros”, “yerberos”, “curanderos”,
y hasta “brujos” que con limpias y hechizos pretenden curar al enfermo. Una persona
indistintamente puede visitar al médico y/o a cualquiera de los otros ya sea como
complemento del tratamiento de uno o porque se le tiene más confianza a uno o a otro.

CAUSAS SOCIALES Y AMBIENTALES DE LAS AFECTACIONES EN LA


SALUD EN LATINOAMERICA

Alimentación

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Alimentación y nutrición no son lo mismo. La alimentación es, además de un instinto,
una actividad social en el que se busca placer. Influye
tanto en el desarrollo físico como en el psicológico. Es
un proceso voluntario que consiste en seleccionar desde
el medio los alimentos que constituirán la dieta e
ingesta. Nutrirse es un proceso que ocurre después que
los alimentos son ingeridos y es la utilización de los
nutrientes por nuestro organismo, ya sea para reparar o
formar estructuras, para proporcionar energía o para
que participen en los procesos metabólicos. Por lo tanto
es un proceso ajeno a nuestra voluntad.

El acceso limitado a los alimentos o la baja


calidad de los mismos, provoca un fenómeno que a los
estudiosos llaman subalimentación, que es cuando un
individuo de cualquier edad no recibe la ingesta
calórica diaria necesaria para el funcionamiento
correcto de su organismo. Esto a su vez provoca graves
enfermedades como la anemia o un sistema
inmunológico incapaz de hacer frente a los virus y
bacterias del entorno, lo que causa en muchísimos
casos la muerte, sobre todo en ancianos y niños
menores de 5 años.

A la OMS y otros organismos internaciones que supuestamente se dedican a velar por


la baja de enfermedades en el mundo gastando miles de millones de dólares en el camino, se
les ha puesto de moda decir que las enfermedades y muertes causadas por el hambre, ya no
son causadas por esta, sino por enfermedades asociadas. Asi, un niño en El Salvador que no
tiene que comer muere de anemia no de hambre. Una bonita manera de lavarse las manos
frente al problema de la hambruna que dicen se ha solucionado poco a poco en el planeta,
aunque la solución se haya dado en un escritorio y no en la realidad concreta del mundo.

Saneamiento

Por saneamiento se entiende el suministro de instalaciones y servicios que permiten


eliminar sin riesgo la orina y las heces. Los sistemas de saneamiento inadecuados constituyen
una causa importante de morbilidad en todo el mundo. El término saneamiento también hace
referencia al mantenimiento de buenas condiciones de higiene gracias a servicios como la
recogida de basura y la evacuación de aguas residuales.

45
Son los asentamientos humanos rurales los que tienen menos acceso al saneamiento.
Es común que las letrinas sigan siendo el lugar de evacuación intestinal humana, lo que
acarrea diversas enfermedades como parásitos y diarrea.

Lamentablemente por las condiciones de pobreza de nuestros pueblos y el olvido de


los gobiernos, el saneamiento no es prioridad para reducir los problemas de salud locales.

Agua potable

El agua salubre y fácilmente accesible es utilizada para beber, para uso doméstico,
para producir alimentos o para fines recreativos.

El agua contaminada está relacionada con la transmisión de enfermedades como


cólera, diarrea, disentería, hepatitis A, fiebre tifoidea y poliomielitis, entre otras. Los
servicios de agua inexistentes, insuficientes o gestionados de forma inapropiada exponen a
la población a riesgos prevenibles de salud.

La gestión inadecuada de las aguas residuales urbanas,


industriales y agrícolas conlleva que el agua que beben cientos
de millones de personas se vea peligrosamente contaminada o
polucionada químicamente.

La diarrea es la enfermedad más conocida que guarda


relación con el consumo agua contaminada. Sin embargo, hay
también otros peligros. Casi 240 millones de personas se ven
afectadas por esquistosomiasis, una enfermedad grave y crónica provocada por lombrices
parasitarias contraídas por exposición a agua infectada. En muchas partes del mundo, los
insectos que viven o se crían en el agua son portadores y transmisores de enfermedades como
el dengue.

Lamentablemente la realidad en nuestros países es que el acceso al agua potable es


limitado, además de tener un costo exorbitante para la población mas vulnerable. Las
políticas públicas están encaminadas a la privatización del agua potable, fenómeno ya nada
raro si pensamos en las tiendas y supermercados con sus estantes llenos de botellitas de agua
potable contraviniendo casi todas las constituciones y declaraciones de derechos humanos
que plantean el agua como un derecho. Como dice el dicho popular “un vasito de agua no se
le niega a nadie”. Ojalá los gobiernos lo hayan escuchado, ya que con las nuevas políticas en
este sentido, gran parte de la población ni ese vasito va tener.

Vivienda

46
Millones de familias Latinoamericanas se enfrentan con un problema grave de
vivienda. Habitan casas que carecen de saneamiento adecuado, tienen un servicio irregular
de electricidad y están hechas con materiales de baja calidad que no ofrecen ningún tipo de
seguridad. Millones de familias más viven en construcciones sólidas y con servicios, pero en
condiciones de hacinamiento. Los problemas de la vivienda existen en ciudades grandes y
pequeñas aunque son probablemente mucho más serios en las áreas rurales.

El hacinamiento se refiere a la relación entre el número de personas en una vivienda


o casa y el espacio o número de cuartos disponibles. Dado que el acceso de los pobres a los
recursos es limitado, las instalaciones de vivienda que ocupan tienden a ser menos apropiadas
que aquellas disponibles para las personas no pobres.

La ocupación se determina a partir de identificar el número de personas por unidad


de alojamiento. Cuando múltiples ocupantes de diferentes hogares tienen que compartir los
servicios, esto se interpreta como un problema de hacinamiento. Dado que los servicios son
compartidos, altos niveles de ocupación pueden llevar implícitos problemas relacionados con
la higiene y la sanidad.

La seriedad del problema de la vivienda claramente fluctúa de acuerdo a la clase


social. Las familias ricas viven en viviendas espaciosas donde se proveen todos los servicios.
En cambio, la calidad de la vivienda de un individuo pobre depende de su edad, su nivel de
ingresos y otras circunstancias personales; algunas familias pobres se albergan
adecuadamente, muchas otras no.

SISTEMAS DE SALUD Y PROTECCIÓN SOCIAL EN AMÉRICA LATINA

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un sistema de salud es: una


estructura social que está constituida por el conjunto de personas y acciones destinados a
mantener y mejorar la salud de la población. Incluye por tanto diferentes elementos
interrelacionados como instituciones, organismos y servicios que llevan a cabo, a través de
acciones planificadas y organizadas, una variedad de actividades cuya finalidad última es
la mejora de la salud. Entre éstas se incluyen actividades de promoción y protección de la
salud, prevención y tratamiento de la enfermedad, y rehabilitación y reinserción. Los
principios de este sistema son:

-Contribuir a mejorar la salud de toda la población.

47
-Ofrecer un trato adecuado a los usuarios.

-Ser sostenible financieramente.

Un sistema de salud ideal debería caracterizarse por:

-Ser universal, entendiendo por universalidad la cobertura


total de la población.

-Prestar una atención integral que incluye la promoción de


la salud, así como la prevención, el tratamiento y la
rehabilitación de la enfermedad.

-Ser equitativo en la distribución de los recursos.

-Ser eficiente.

-Ser flexible para así poder dar respuesta a las nuevas


necesidades que se vayan presentando.

-Ser participativo: toda la población debe participar de algún modo en la


planificación y la gestión del sistema sanitario.

Un sistema sanitario incluye servicios y actividades de protección y promoción de la salud,


prevención de la enfermedad, restauración de la salud y rehabilitación y reinserción. Así,
un sistema de salud que funcione bien debe responder de manera equilibrada a las
necesidades y expectativas de la población con los siguientes objetivos:

-Mejorar el estado de salud de los individuos, las familias y las comunidades.

-Defender a la población ante amenazas para su salud.

-Proteger a las personas ante las consecuencias económicas de la enfermedad.

-Proporcionar un acceso equitativo a un cuidado centrado en la persona.

-Hacer posible que las personas participen en las decisiones que atañen a su salud y al
sistema sanitario.

Tipos de sistemas

Los tipos de sistemas sanitarios se basan en el financiamiento de estos, es decir quién paga
los gastos médicos: el estado, el estado y el enfermo, el estado y el trabajador, el estado, el
patrón y el trabajador, o solo el enfermo.

Existen tres grandes modelos de financiación que se corresponden con los grandes
modelos de sistemas sanitarios:

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1. Sistemas financiados a partir de los ingresos generales del estado, normalmente por
impuestos. Este tipo de sistemas se caracterizan por:

- Cobertura universal.

- La contribución de los ciudadanos al sistema sanitario depende de la capacidad


económica, personal o familiar, y no del consumo de servicios. Los impuestos
finalistas (destinados directamente al gasto sanitario) son poco frecuentes.

- Los costes económicos asociados al uso de los servicios sanitarios se diluyen en


toda la población. Las aportaciones (impuestos) se relacionan con la capacidad
económica de cada uno, mientras que la utilización del servicio se vincula con las
necesidades de salud.

2. Sistemas Bipartitas: en estos la contribución financiera es entre el gobierno y el trabajador.

Los seguros sociales, iniciados en los gremios y cofradías de la Edad Media,


funcionaban mediante el pago periódico de una cantidad para recibir los servicios de cirujano,
botica y entierro. Se trataba de un sistema de previsión que ofrecía a los trabajadores y a sus
familias protección económica frente al riesgo de enfermedad. Actualmente, su característica
clave es que los diferentes componentes de lo que se conoce Estado de Bienestar derivan de
la relación laboral. En este sistema, la salud se concibe como un derecho o un bien tutelado
por los poderes públicos. El Estado garantiza las prestaciones sanitarias. El sistema se
financia mediante cuotas obligatorias de empresarios y trabajadores y la colaboración del
Estado es variable. Los beneficiarios son los cotizantes y las personas dependientes de ellos.
El sistema se concentra fundamentalmente en las funciones de restauración de la salud y, en
menor medida, en las actividades de promoción y prevención. La dilución de riesgos
sanitarios no se produce a nivel de toda la población sino sólo a nivel de los trabajadores y
sus beneficiarios.

3. Sistemas financiados a partir de contribuciones privadas, a través del pago de primas de


seguros privados, o bien mediante el pago directo a proveedores. Sus características son:

- El único derecho a la asistencia sanitaria es el que se deriva del contrato por el pago
realizado.

- La aportación económica es la que establece el proveedor o, en su caso, la entidad


aseguradora, y se relaciona con los servicios prestados o cubiertos y las condiciones
en que se prestan.

- La cobertura depende de la capacidad económica individual y el coste de la prima


guarda relación directa con el riesgo sanitario de quien contrata.

49
- La dilución de riesgos es mínima. El coste está directamente relacionado con el
riesgo sanitario individual del beneficiario.

- Los costes de transacción son elevados, hay mucho trabajo administrativo para
saber quién ha de pagar, qué y cuándo.

- Genera servicios abiertos, una gran movilidad entre compañías y un alto incentivo
para la selección adversa de colectivos o de riesgos.

Dependiendo del enfoque económico, se pueden generar dos tendencias: la de la seguridad


social y la que plantea la salud como un bien comerciable.

En el sistema de libre mercado la salud se concibe como un bien de consumo: La mayoría de


los centros sanitarios son privados, existe una desregulación de la provisión de los servicios
sanitarios. La principal fuente de aseguramiento son las empresas con cofinanciación de los
trabajadores y de los empresarios, pero coexisten con seguros privados. Los costes totales
de este sistema son elevados. Existen problemas de equidad y accesibilidad.

En América existen los tres tipos de modelos de salud y en la mayoría de los países
existen al mismo tiempo:

Hay hospitales para gente de escasos recursos que son financiados en su totalidad por
el gobierno. En la mayoría de los países estas instituciones suelen ser de muy mala atención,
con desabasto en los insumos médicos y falta de personal. No hay un trato humanitario y
muchas ni siquiera tienen las condiciones higiénicas necesarias. Una excepción dentro de
estos sistemas de financiación gubernamental con excelentes resultados, es Cuba, único país
en América Latina que solo ofrece este tipo de sistema. Países como México, Colombia,
Chile, y Brasil son ejemplos de sistemas nacionales de salud deficientes.

Los seguros sociales también están ampliamente difundidos en los países


latinoamericanos. Lamentablemente el servicio no es el más eficiente, aunque si tiene mejor
calidad que los hospitales financiados exclusivamente por el gobierno. Aunque el acceso a
este sistema es bajo ya que el empleo formal va en pique, cada vez hay más tercerización de
empleos que omiten la seguridad social de los trabajadores. México, Colombia y Chile son
ejemplo de países donde estos sistemas fueron funcionales en algún momento.

La medicina privada también está ampliamente difundida en los países de América.


Cuentan con los hospitales mejor equipados y en su mayoría una mejor atención médica y
hospitalaria. Lamentablemente los costos de tratamientos en estos lugares son muy elevados
por lo que no son accesibles para la mayoría de la población. Los avances médicos suelen
ofrecerse mucho antes en clínicas particulares que en públicas. Estados Unidos de América

50
usa en exclusivo este sistema, basado en la compra de seguros médicos, esquema que
desgraciadamente se intenta implementar en varios países latinoamericanos.

Esperanza de vida

La población de las Américas ha ganado 16 años de vida como promedio en los


últimos 45 años, es decir casi 2 años por quinquenio. Ahora una persona que nace en el
continente puede aspirar a vivir hasta los 75 años, casi 5 años más que el promedio mundial.
Sin embargo, las enfermedades emergentes y las no transmisibles, que causan cuatro de cada
cinco muertes anuales, son los principales desafíos a enfrentar en una de las regiones más
desiguales del mundo, según la OMS.

La esperanza de vida se refiere al número de años que en promedio se espera que viva
una persona después de nacer. La OMS, que publica estadísticas sanitarias mundiales, señala
que en 2014 el promedio de vida de una persona se ha incrementado seis años en relación al
de un niño nacido en 1990. La expectativa de vida de una persona se relaciona con factores
tanto físicos como mentales y sobre todo, con una situación económica ventajosa.

La esperanza de vida, al nacer es uno de los indicadores compuestos más


representativos de la salud global y en consecuencia también de su desarrollo. A la
Organización Mundial de la Salud, le gusta señalar lo obvio y dice que existe un desfase

51
considerable entre los países ricos y los países pobres. Esto significa que los ricos tiene
mayores posibilidades de vivir más años que las personas que viven en los países más pobres.

El sobrepeso y la obesidad es una de las enfermedades que ha causado más muertes,


riesgos que pueden ser prevenibles y que disminuyen la esperanza de vida en casi siete años
a escala mundial, y en más de 10 años en algunas regiones. En un tanto indignante que los
países más ricos hayan alcanzado una expectativa de vida de 80 años. Mientras que en los
países de extrema pobreza, la esperanza de vida oscila en los 50 años o menos.

Acceso a la salud
Desde hace más de veinte años se discute la necesidad de mejorar los sistemas de
salud de los países latinoamericanos para que el total de la población se beneficie de atención
médica. Fue uno de los objetivos de la Declaración de la Meta de Salud para Todos en 1977
y la subsiguiente estrategia de atención primaria en 1978. Los objetivos del milenio y la
agenda 20-30, ambos de Naciones Unidas, plantean los mismos objetivos, que a la fecha y
según declaraciones de la misma OMS no serán alcanzados en 2030, por lo que habrá que
esperar a ver cuál es el nuevo nombre de la lista de buenas intenciones de la ONU.

Veinte países de América Latina han reformado


sus sistemas de salud. Hoy la mitad de ellos tiene
coberturas insuficientes. La cobertura promedio de la
región se encuentra en el 52% de la población total. El
bajo nivel de desarrollo económico es una de las causas
principales de poca cobertura de los sistemas de salud, así
como las políticas gubernamentales que no hacen
obligatoria la cobertura en la población en general, excepto Brasil, Cuba y Colombia. La
legislación mexicana hace obligatorios los derechos a las prestaciones médicas pero nunca
ha sido cumplido.

En países como Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Costa Rica, se tiene una cobertura
ente el 86% y el 100% de la población. Colombia, Perú, Ecuador y México alcanzan entre el
63% al 73%. Haití, Bolivia y El Salvador solo ente el 45% al 55%

Derechos humanos

52
La ONU tiene planteamientos específicos en materia de derechos humanos
relacionados con la salud. Como todas sus proposiciones, son excepcionales y de ser
cumplidas llevarían a estados óptimos de vida. Lástima que siempre son solo proposiciones
o listas de buenas intenciones que en la práctica son ignorados olímpicamente.

La OMS nos dice al respecto:

El derecho al goce del grado máximo de salud entraña para los Estados un conjunto
claro de obligaciones jurídicas dirigidas a asegurar condiciones apropiadas para que todas
las personas, sin discriminación alguna, puedan disfrutar de buena salud.”

El derecho a la salud forma parte de un conjunto de normas de derechos humanos


internacionalmente acordadas, y es inseparable o “indivisible” de esos otros derechos. Eso
implica que el logro del derecho a la salud es crucial para el disfrute de otros derechos
humanos, de los que a su vez depende, entre ellos los derechos a la alimentación, la vivienda,
el trabajo, la educación, la información y la participación.

El derecho a la salud, al igual que


otros derechos, comprende libertades y derechos:

Entre las libertades se incluye el derecho de las personas de controlar su salud y su


cuerpo (por ejemplo, derechos sexuales y reproductivos) sin injerencias (por ejemplo,
torturas y tratamientos y experimentos médicos no consensuados).

Entre los derechos se incluyen el de acceso a un sistema de protección de la salud


que ofrezca a todas las personas las mismas oportunidades de disfrutar del grado máximo
de salud que se pueda lograr.

Principios básicos de derechos humanos

Rendición de cuentas

Los Estados y otros garantes de derechos deben responder por la observancia de los
derechos humanos. No obstante, existe también un creciente movimiento que reconoce la
importancia de otros agentes no estatales, por ejemplo las empresas, en lo relativo al respeto
y la protección de los derechos humanos.

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Igualdad y no discriminación

El principio de no discriminación procura «garantizar el ejercicio de los derechos


sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política
o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición», por ejemplo, discapacidad, edad, estado civil y familiar, orientación e identidad
sexual, estado de salud, lugar de residencia y situación económica y social.

Está prohibido todo tipo de discriminación que tenga la intención o el efecto de


impedir el disfrute o ejercicio del derecho a la salud en pie de igualdad —por ejemplo, en
relación con el acceso a la atención de salud y a los medios y derechos para lograrlo— ya
sea por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otro tipo, origen
nacional o social, situación económica, nacimiento, discapacidad física o mental, estado de
salud (en particular VIH/sida), orientación sexual, estado civil, condición política, social o
de cualquier otra índole.

El principio de no discriminación e igualdad exige que la OMS aborde la


discriminación en las orientaciones, políticas y prácticas relativas a la distribución y
administración de recursos y servicios de salud. La no discriminación y la igualdad son
medidas clave requeridas para abordar los determinantes sociales que afectan el disfrute
del derecho a la salud. El buen funcionamiento de los sistemas nacionales de información
sanitaria y la disponibilidad de datos desglosados son elementos esenciales para identificar
a los grupos más vulnerables y sus diversas necesidades.

Participación

La participación implica garantizar que todas las partes interesadas, incluidos los
agentes no estatales, tengan la titularidad y el control de los procesos de desarrollo en todas
las fases del ciclo de programación: valoración, análisis, planificación, ejecución,
seguimiento y evaluación. La participación va más allá de las consultas o de adiciones
técnicas al diseño del proyecto; debería incluir estrategias explícitas dirigidas a promover
la autonomía de los ciudadanos, especialmente los más marginados, de modo que el Estado
reconozca sus expectativas.

La participación es importante para la rendición de cuentas, dado que proporciona


comprobaciones y equilibrios que no permiten el ejercicio arbitrario del poder por parte de
un liderazgo unitario.

Universales, indivisibles e interdependientes

Los derechos humanos son universales e inalienables. Se aplican igualmente a todas


las personas, en cualquier lugar del mundo, sin distinción. Además, también están
interrelacionados con las normas de derechos humanos relativas a alimentación, salud y
educación, y con el derecho a no sufrir torturas ni otros tratos crueles, inhumanos o

54
degradantes. El afianzamiento de un derecho facilita el avance de los demás. Análogamente,
la privación de uno de ellos afecta negativamente a los otros.

Elementos básicos del derecho a la salud

Realización progresiva mediante el máximo de los recursos disponibles

Cualquiera sea el nivel de recursos disponibles, la realización progresiva exige que


los gobiernos adopten las medidas inmediatas que estén a su alcance para promover el
ejercicio de esos derechos. Con independencia de la capacidad de recursos, la eliminación
de la discriminación y el mejoramiento de los sistemas jurídicos y judiciales son tareas que
se deben acometer inmediatamente.

No regresión

Los Estados no permitirán el deterioro de la protección de derechos económicos,


sociales y culturales establecida, a menos que una medida regresiva se pueda justificar
sólidamente. Por ejemplo, la introducción de tasas escolares en la educación secundaria que
anteriormente había sido gratuita supondría una medida regresiva deliberada. Para
justificarla, un Estado tiene que demostrar que adoptó la medida tras la consideración más
cuidadosa de todas las opciones, una evaluación de las consecuencias y el aprovechamiento
pleno del máximo de los recursos de que se disponga.

Componentes básicos del derecho a la salud

El derecho a la salud (artículo 12) se definió en el Comentario General 14 del Comité


de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (un comité de expertos independientes
encargado de supervisar la adhesión al Pacto). Ese derecho incluye los siguientes
componentes fundamentales:

Disponibilidad

Se refiere a la necesidad de contar con un número suficiente de establecimientos,


bienes y servicios públicos de salud, así como de programas de salud para todos. La
disponibilidad se puede evaluar mediante el análisis de datos desglosados en diferentes y
múltiples estratificadores por edad, sexo, lugar y situación socioeconómica, así como
estudios cualitativos que permitan conocer las deficiencias de cobertura y la cobertura del
personal sanitario.

Accesibilidad

Requiere que los establecimientos, bienes y servicios de salud sean accesibles a


todos. La accesibilidad presenta cuatro dimensiones superpuestas:

No discriminación;

55
Accesibilidad física;

Accesibilidad económica (asequibilidad);

Accesibilidad de la información.

La evaluación de la accesibilidad puede requerir el análisis de los obstáculos (físicos,


financieros o de otra índole) existentes, así como de la manera en que estos pueden afectar
a las personas más vulnerables, y exigir el establecimiento o la aplicación de normas y
criterios claros, tanto en la legislación como en las políticas, con el fin de superar esos
obstáculos, junto con sólidos sistemas que permitan hacer el seguimiento de la información
concerniente a la salud y determinar si esa información llega a todas las poblaciones.

Aceptabilidad

Se refiere al respeto de la ética médica, culturalmente apropiada, y la sensibilización


acerca de las cuestiones de género. La aceptabilidad requiere que las instalaciones, los
bienes, los servicios y los programas de salud se centren en la persona y atiendan a las
necesidades concretas de diversos grupos de población, de conformidad con las normas
internacionales de ética médica relativas a confidencialidad y consentimiento informado.

Calidad

Los establecimientos, bienes y servicios deberán tener aprobación científica y


médica. La calidad es un componente clave de la cobertura sanitaria universal, e incluye la
experiencia y la percepción de la atención sanitaria. Los servicios sanitarios de calidad
deberán ser:

Seguros – evitarán lesionar a las personas a las que dispensen atención;

Eficaces – proporcionarán servicios de salud basados en pruebas científicas a quienes los


necesiten;

Centrados en la persona – dispensarán atención adecuada a las preferencias, las


necesidades y los valores personales;

Oportunos – reducirán los tiempos de espera y las demoras, que en ocasiones son
perjudiciales;

Equitativos – dispensarán una atención cuya calidad no variará por motivos de género,
etnia, lugar geográfico ni situación; socioeconómica;

Integrados – dispensarán atención que ponga a disposición toda la gama de servicios


sanitarios durante el curso de la vida;

Eficientes – maximizarán los beneficios de los recursos disponibles y evitarán el despilfarro.

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Los países de América Latina que tenían sistemas proteccionistas de salud,
incluyentes y eficientes poco a poco han adoptado políticas propuestas por el Fondo
Monetario Mundial , que van enfocadas a terminar con la seguridad social en general, y sobre
todo en temas de salud, violando directamente (como en todo y como siempre) la Declaración
Internacional de Derechos Humanos.

La salud como un producto del mercado

¿Qué es lo que le falta al mercado?: vender.


El destino de las clases asalariadas parece
ser la explotación continua, y su
contribución a la humanidad es todo el
beneficio económico que se le pueda
extraer para la satisfacción de unos
cuantos. Los integrantes de estas clases
¿pueden ser comprados, vendidos,
enajenados?, Parece que la respuesta del
capitalismo es sí. La tendencia actual a mercantilizarlo todo y cosificar todos los atributos
humanos no tiene límites.

La globalización económica amenaza con una mercantilización descontrolada y el


cuerpo humano era la última frontera. La violencia que se ejerce sobre los cuerpos en la
sociedad actual es incesante y se relaciona en buena medida con el productivismo y
consumismo imperantes, Se puede comprar salud en todos los ámbitos de la vida: la niñez,
la adolescencia, la sexualidad, el trabajo, la comida, el culto al cuerpo, el deporte, el ocio, la
vejez y la muerte.

Desde los años ochenta se han iniciado procesos de reforma del sector salud en casi
todos los países de América Latina. Sin duda, existían razones para cambiar muchas cosas,
porque mayoritariamente los establecimientos estaban
degradados, el personal desmotivado, la planificación y
regulación eran obsoletas y las consecuencias eran unos
servicios de mala calidad, mal distribuidos
geográficamente y mal orientados en relación con las
necesidades de la población. Las características de estas
reformas son muy distintas aunque las razones para su
puesta en marcha sean relativamente comunes. La
principal característica común es la vinculación y la subordinación de las reformas del sector
salud a la reforma del Estado. La consecuencia para el sector salud es que, muchas veces, las
políticas prioritarias no son el resultado del análisis de los problemas propios. Esta
subordinación es más evidente en aquellos países en los que existía una seguridad social con
cierta amplitud. En estos casos el desencadenante de la reforma no han sido los servicios de

57
salud, sino la separación, y casi siempre la privatización, de los mismos. Los factores que
diferencian entre sí las reformas tienen que ver con las características políticas del gobierno
que las pone en marcha y su capacidad de implantar medidas que afectan intereses de grupos
poderosos, la historia y la solidez del sistema de salud y el grado de organización social (en
especial la existencia de sindicatos fuertes en el sector). Las políticas que se propugna
implantar con más frecuencia son:

– La participación del sector privado en la gestión de la financiación pública y la provisión


de servicios.

– La reducción de la producción de
servicios públicos.

– El fortalecimiento de la capacidad
reguladora del Estado.

– La descentralización de los
establecimientos públicos.

– La separación de la financiación y la
provisión públicas y la introducción de
contratos entre ambos.

– La participación social.

– El aseguramiento universal que garantice un paquete de prestaciones a toda la población.

– La creación de administradoras de fondos y redes de proveedores privados para la atención


a los más pobres.

La primera reforma que se puso en marcha fue la chilena, a inicios de los ochenta,
bajo la dictadura del general Pinochet, y cambió un sistema nacional de salud bien
consolidado por la gestión privada de la financiación pública. Los efectos sobre la equidad
fueron desastrosos.

En 1993 se promulgó en Colombia la Ley 100. Esta ley, que también introduce la
gestión privada de la financiación pública, establece mecanismos para evitar los efectos
adversos sobre la equidad de acceso a los servicios. A diferencia del caso chileno esta reforma
se implanta sobre un sistema de salud muy atomizado, con un gasto público escaso y una
cobertura que no superaba el 25% de la población. Hoy, Colombia gasta aproximadamente
tres veces más, cubre oficialmente alrededor del 60% de la población y tiene problemas
importantes para hacer cumplir la regulación, evitar la corrupción y asegurar que los
beneficiarios reciban los servicios asegurados.

58
Nicaragua, que creó un
sistema nacional de salud en
los años ochenta, sufrió un
cambio radical en los noventa
con la separación del seguro
social del Ministerio y la
introducción de empresas
médicas previsionales para
gestionar los recursos de este
seguro. Como el seguro ofrece
una cartera cerrada de
prestaciones para prevención y en algún caso tratamiento de enfermedades agudas, los
trabajadores y sus familias tienen que acudir al sistema público o pagar su tratamiento cuando
tienen un problema de salud crónico.

Costa Rica y Cuba son los únicos países de América Latina que tienen en la actualidad
sistemas nacionales de salud. En Costa Rica se está llevando a cabo una reforma gradual que
no altera los principios básicos del sistema (financiación pública redistributiva, iguales
condiciones teóricas de acceso para toda la población) y trata de resolver algunas de las
deficiencias anteriores extendiendo un modelo de atención primaria para toda la población y
tratando de mejorar la eficiencia a través de aumentar la responsabilidad de los
establecimientos en la gestión de sus recursos. En Argentina el punto de partida era un
sistema atomizado en el aseguramiento y la provisión, con un gasto total per cápita similar al
español pero con una calidad y un acceso francamente peores. La reforma tiende a aumentar
la desregulación del sistema rompiendo los mercados cautivos de las obras sociales
(aseguradoras pertenecientes a los sindicatos de ramo, cuyos trabajadores estaban
obligatoriamente afiliados a las mismas). En el sector público se intenta aumentar la
eficiencia de los hospitales con medidas parciales de desconcentración e introducción de
herramientas de gestión.

59
En México existía
ya una reforma en marcha
que descentraliza la
provisión de servicios
desde la Secretaría de
Salud hacia los estados
para hacer llegar llegar un
paquete básico de servicios
a toda la población. Por su
parte el Instituto Mexicano
del Seguro Social, una
institución gigantesca, con
350.000 empleados fijos y
alrededor de 150.000 con otros contratos, que cubre alrededor de 50.000.000 de personas,
estaba inmerso en un proceso de reordenación de todos sus niveles administrativos y
prestadores de servicios.

Las políticas monetarias internacionales tienen poco interés por la promoción de una
sociedad saludable. Estas políticas promueven la ruptura de las redes de protección social y
el incremento de la exclusión; las enfermedades aumentan con la exportación legal e ilegal
de bienes, como drogas y tabaco; el movimiento de personas facilita la transmisión de
enfermedades; con la degradación ambiental se deteriora la salud; la política de patentes se
enfrenta con la incapacidad de millones de personas de acceder a las nuevas medicinas. El
conjunto de los sectores públicos y privados que están detrás gastan 1300 billones anuales en
investigación sanitaria, pero lo distribuyen de modo injusto, ya que las enfermedades que
causan el 90 por ciento de la mortalidad e incapacidad en el mundo sólo reciben el 10 por
ciento de ese dinero, porque la mayor parte de los presupuestos de investigación está en
manos de unos pocos países, que dan prioridad a sus propios problemas sanitarios. Los países
de rentas bajas y medias agrupan al 85 por ciento de la población mundial y soportan el 92
ciento de la denominada carga de enfermedad (estimada a partir de la mortalidad prematura,
la incapacidad y la pérdida de calidad de vida por causas patológicas), mientras que los países
ricos, con el 15 por ciento de la población mundial, soportan sólo el 8 por ciento de esa carga.
Poco a poco se van introduciendo reformas parciales que abren el camino a la
mercantilización de los servicios públicos. Hay planes privados de pensiones (sistema de
capitalización individual), gestión privada de servicios públicos externalización,
tercerización y otros.

En 1987, el Banco Mundial, en su documento “Financiación de los servicios


sanitarios de los países en desarrollo” plantea un programa de reformas y recomienda: 1)
trasladar a los usuarios los gastos en la utilización de las prestaciones, 2) ofrecer esquemas

60
de aseguramiento para los principales casos de riesgo, 3) utilizar de forma eficaz los recursos
privados y 4) descentralizar los servicios sanitarios públicos.

61
Conclusiones

Está de moda en Naciones Unidas y otras entidades internacionales hablar de la


necesidad de la universalidad en los servicios de salud, es decir que toda la población debería
tener acceso a los servicios de salud en su atención primaria, secundaria y terciaria, como si
fuera un descubrimiento que hay que aplaudirles.

Mientras estos infames hacen reuniones donde se gastan miles de millones de dólares
en discutir lo obvio, la población se muere de enfermedades fácilmente prevenibles y
curables. Proponen como ejemplo que para acabar con lo que ellos llaman subalimentación,
se debe enseñar a la población sobre nutrición, cuando el problema real es la mala
distribución de la riqueza, es decir la desigualdad económica que genera que una familia no
pueda comprar los alimentos necesarios para tener un sistema inmunológico eficiente que
pueda combatir, por ejemplo, una diarrea.

Por otro lado el Banco Mundial “recomienda” a los países de América Latina dejar
de financiar a los sistemas de salud. Estas “recomendaciones” están siendo acatadas por la
mayoría de estos países. Y dejando a la población vulnerable.

Convierten el acceso a la salud en un producto más. Es igual de vendible unas papas


fritas, un desodorante o una cirugía de emergencia.

62
¿Cuáles son las alternativas? Con este panorama no muchas. Si las comunidades se
organizan para generar hospitales y clínicas comunitarias al servicio de los habitantes de una
o varias poblaciones podría ser una solución, ya que en definitiva los gobiernos y las
organizaciones internacionales no van a hacer nada para que el acceso a servicios eficientes
y de calidad llegue a toda la población.

La falta de accesibilidad a la atención medica es sin duda un problema de desigualdad


que no podrá ser subsanado si el sistema económico- político sigue siendo de corte capitalista.
Mientras no se deje a ver al ser humano como un medio de producción, una herramienta, una
fuente de ganancia económica, la desigualdad y la injusticia en todos los ámbitos socio-
culturales no podrán ser erradicadas. Ningún partido político ya sea de derecha, izquierda,
central, o como quiera denominarse podrá suprimir las desigualdades sociales si se le sigue
el juego a las políticas económicas internacionales, que se basan solamente en la acumulación
de la riqueza y no en el bienestar de las personas.

I.’.P.’.H.’. Camila Serdán Castro,


9º y último
Teniente Comendador del Rito Latinoamericano

Páginas Web consultadas


www.cndh.org.mx/Derechos_Humanos
repositorio.cepal.org/bitstream/11362/36877/1/Resenas4_es.pdf
www.un.org/es/
www.unaids.org/es/aboutunaids/unaidscosponsors/who
http://www.exteriores.gob.es/RepresentacionesPermanentes/OficinadelasNacionesUnidas/e
s/quees2/Paginas/Organismos%20Especializados/OMS.aspx

Lista de painas web de donde se obtuvieron las imágenes


https://www.deviantart.com/art/CARABELA-POR-ELEONORA79-93629217
https://www.deviantart.com/art/Egypt-Mesopotamia-68262775
https://www.deviantart.com/art/Tiempo-Azteca-190403489
https://www.deviantart.com/art/Meditacion-Azteca-190311893
https://www.deviantart.com/art/Despojados-Spoils-land-505942781
https://www.deviantart.com/art/fruit-2837052
https://www.deviantart.com/art/Water-108526019
https://www.deviantart.com/art/Hospital-18376567
https://www.deviantart.com/art/LA-ESPERA-95834853

63
http://g1.globo.com/sp/campinas-regiao/noticia/2012/11/moradores-de-sumare-sp-fazem-
fila-na-rua-para-agendar-consulta-medica.html
https://franciscomartintorres.wordpress.com/2018/01/10/los-derechos-humanos-6/
http://elvenezolanohouston.com/detalle.php?i=n5WnlQ==
http://omargalarza777.blogspot.mx/2013/03/formas-de-ganar-dinero-con-tu-cuerpo.html
http://www.latarde.com.mx/acuestaimssapacientesenelpiso-47051.html
https://peru21.pe/voces/sector-salud-coma-hospitales-colapsan-sigue-huelga-medica-50900
http://www.elheraldo.hn/pais/574863-214/pacientes-esperan-en-suelo-del-escuela
http://www.abc.com.py/nacionales/malos-tratos-en-hospitales-1399501.html
http://www.laprensa.hn/economia/822686-410/el-sistema-de-salud-en-venezuela-alcanza-
un-deterioro-terminal
http://periodicocentral.mx/2017/gobierno/item/18581-imss-la-margarita-no-se-da-abasto-
con-los-pacientes-y-son-atendidos-hasta-en-el-suelo-video
http://elpilon.com.co/no-hay-cama-pa%C2%B4-tanta-gente-2/

64
CONCORDIA PARVAE RES CRESCUNT

65
TEXTOS FUNDAMENTALES PARA
COMPRENDER LOS CONFLICTOS DE BAJA
INTENSIDAD.

No es difícil llegar a creer que la guerra no existe. Es suficiente con no vivir en


México, Chad, Angola, Centroamérica, Irak o el sureste asiático. En ese caso, el concepto
guerra quedará identificado con la parafernalia tecnológico-nuclear y con una Guerra de las
Galaxias en la que se tiende a perder la frontera entre la realidad de la cinematografía y la
política. La guerra es, en todo caso, algo lejano; los conflictos siempre están en otra parte, o
en el futuro. Pero mientras tenemos esa percepción, los planificadores de la guerra.
Consideran que hemos entrado en una nueva era de conflictos que no se ajustan a las
definiciones tradicionales desde Cicerón hasta Clausewitz. Unos conflictos que son y serán
rápidos, ejecutados en un marco legal o ilegal de acuerdo al derecho internacional; sucio, sin
declaraciones formales de ruptura de relaciones o de inicio de hostilidades, con unidades
pequeñas y ligeras antes que con grandes ejércitos.

Se trata de los conflictos de baja intensidad (CBI) los cuales están siendo objeto de
una muy especial atención en las
publicaciones militares y centros de
creación de doctrina política de EE
UU. Los CBI son, en opinión de
todos, las guerras del futuro, que se
experimentan en casos como el de
Libia y Nicaragua en el presente, ya
que incluyen lo militar, lo
económico y lo político como
armas activas. "El mundo está hoy
en guerra. No es una guerra global,
pero se extiende alrededor del
planeta. No es una guerra entre
ejércitos totalmente movilizados,
pero no por ello es menos
destructiva. No se libra de acuerdo con las leyes de la guerra y, más aún, la ley en sí misma,
como un instrumento de civilización, es un blanco de esta particular variedad de agresión".

66
La Guerra de Baja Intensidad (GBI) es una estrategia contrainsurgente
desarrollada y perfeccionada a partir de las guerras imperiales estadounidenses desatadas en
la segunda mitad del siglo XX. La guerra de Vietnam, que comenzó en 1962 y terminó
oficialmente en 1973, fue la primera guerra en donde se aplicó este tipo de guerra prolongada
de desgaste.

Después de la desaparición de la Unión


Soviética, la OTAN abandonó su papel de fuerza
bélica convencional y se especializó en las guerras
de baja intensidad. En Afganistán, la OTAN está
entrenando a los ejércitos aliados para ese tipo de
conflicto.

Si la guerra constituye una forma clásica de enfrentamiento entre estados, los


llamados «conflictos de baja intensidad» son una forma de enfrentamiento entre un Estado y
actores no estatales. Se aplica por igual a la contrainsurgencia en las colonias, a la lucha
contra la subversión durante la guerra fría y a ciertas operaciones de «mantenimiento de la
paz».

Mientras que los miembros de una fuerza de resistencia, rebeldes o guerrilleros,


tratan de moverse entre la población, la guerra o conflicto de baja intensidad trata en primer
lugar de separar a los combatientes del resto de la población, de ser necesario mediante el
desplazamiento forzoso de los pobladores aislados hacia zonas vigiladas, y posteriormente
de «neutralizar» a los individuos sospechosos de ser combatientes.

El desarrollo reciente de operaciones de «mantenimiento de la paz» por parte de la ONU


ilustra la deriva de esa organización hacia la sumisión a los dictados de las grandes potencias.
Algo que debería tener un carácter estrictamente excepcional se ha convertido en rutina: la
ONU despliega fuerzas militares, no para verificar la aplicación de acuerdos de paz sino para
imponer esos

Para que se pueda dar este tipo de guerra es necesaria la existencia de movimientos o
gobiernos contra-hegemónicos con un profundo arraigo popular que se opongan o resistan a
intereses coloniales o imperialistas, estos últimos articulados con alianzas locales que
generalmente son administradas por la clase dominante de la “nación huésped”. La GBI es
una “cruzada global en contra de movimientos y gobiernos revolucionarios del llamado
Tercer Mundo. (1)

Esto quiere decir que la GBI tiene una estrategia que combina aspectos militares, políticos,
económicos, psicológicos y de control de población. Esta guerra “alternativa” también tiene
como parte de su estrategia la promoción de movimientos contrarrevolucionarios como punta
de lanza para resolver el conflicto. En este sentido una de las principales distinciones de este

67
tipo de conflictos con las guerras convencionales es el tipo de fuerzas que se emplean y la
estrategia que las estructura y organiza. Muchas veces este tipo de fuerzas son de corte
paramilitar. (2)

En una guerra de este tipo, la formación de grupos paramilitares se traduce en una


necesidad casi imperiosa para los gobiernos que desean anular la base social de su adversario.
Su función suele ser doble: lograr legitimidad de las fuerzas armadas en la población y causar
debilitamiento político en la fuerza enemiga. Uno de los resultados buscados es el incremento
de los conflictos y diferencias organizativas a modo de que se enfrenten entre sí los grupos
antagónicos internos; caos del que en el momento propicio se aprovechará la parte promotora
para aniquilar al adversario rebelde política y militarmente.

En América Latina este tipo de conflicto fue aplicado exitosamente en Guatemala, El


Salvador y Nicaragua, tres países donde el paramilitarismo jugó un papel substancial en la
desarticulación de los movimientos populares y en la instauración del terror como mecanismo
de inmovilismo político y social en el marco de GBI.

La dimensión psicológica tiene un fuerte peso en este tipo de guerra, la intención de esta
es modificar los hábitos y las conductas de la población objetivo por medio del terror. Esto
con el sentido de que abandonen la resistencia y se unan a los planes y estrategia del ejército
que empuña la GBI. Por tanto, la GBI es una estrategia cuyo objetivo principal es la
población civil. Los mecanismos de la represión son dirigidos a contener y condicionar a los
pueblos, alterando sus valores para alcanzar objetivos y proyectos a través de la dominación
y el terror, (…) Es decir, romper el tejido colectivo y solidario de las organizaciones
populares. (…) Estos mecanismos represivos desarrollan una acción psicológica que genera
en la población una actitud culposa de la situación, y la necesidad de que los militares pongan
“orden” al desquicio social y la subversión. (4).

Así, la GBI tiene que ser entendida como: “Una estrategia global de contrainsurgencia a
nivel militar, económico y psicológico. La GBI se desarrolla en tres frentes:

1-. El militar.

2-. El de las instituciones civiles.

3-. El de la opinión pública.

En cada uno de estos tres frentes hay diversas tareas que los entrelazan” (5) Es
importante desarrollar en qué consisten estas tres fuentes y cuáles son sus características
ya que esto pondrá en evidencia su manera de operar.

Frente militar: dentro de la GBI se priorizan las acciones militares quirúrgicas sobre
los grandes despliegues de tropa, es por eso que una de las prioridades de este frente es la
formación de fuerzas de élite y comandos especiales que puedan intervenir y desplegarse

68
con gran rapidez. Un gran ejemplo de esto en México son los Grupos Aeromóviles de
Fuerzas Especiales o mejor conocidos como GAFES. Estas unidades de élite
especializadas en asalto aéreo, lucha antinarcóticos y contrainsurgencia, fueron creadas
entre 1996 y 1997 bajo la supervisión y entrenamiento del Pentágono con el objetivo
principal de eliminar al EZLN (6); es importante mencionar que este mismo grupo de élite
fue el que más tarde constituyó el grupo criminal ‘’Los Zetas’’. El frente militar también
adopta tareas como la ayuda humanitaria, asistencia civil y construcción de infraestructura
como mecanismos de
penetración de las
comunidades en la lógica
de la guerra psicológica.

Frente de las
instituciones militares y
sus auxilios civiles: este
es un frente que prioriza
las acciones de corte
político, las cuales
buscan introducirse e
infiltrar a la sociedad civil y conquistar su mente con la única intención de desarticular a
los movimientos contra-hegemónicos por medio de fracturar su relación con sus bases de
apoyo. Dentro de este frente el desarrollo e implementación de proyectos económicos es
una de las principales estrategias. Estos buscan contener al movimiento contra-
hegemónico a la vez que reorientan la organización social en beneficio de la acumulación
capitalista por medio de la modernización de la economía. Proyectos productivos,
modernización de los sectores productivos (generalmente agrícolas), inversiones, son
algunos nombres que describen el proceso de destrucción de la propiedad y la organización
comunitaria.

Es importante mencionar que este tipo de proyectos económicos son implementados


por medio de agencias o instituciones civiles, lo cual indica que hay una coordinación entre
instituciones civiles y militares en la implementación de estos programas de “desarrollo
social”. Otra de las tareas clásicas de este frente es la construcción de caminos y puentes,
los cuales sirven para agilizar el transporte de las fuerzas militares, la implementación de
los proyectos productivos y la conexión de las áreas económicas.

A su vez se penetra, organiza y reorienta a las fuerzas de seguridad no militares como


las policías para que trabajen en conjunto y con los mismos objetivos que los militares. La

69
idea es hacer bases de operación mixtas o poner a militares en cargo o retirados como
directores de las fuerzas policiacas con el objetivo de obtener una mayor coordinación
entre las fuerzas represivas civiles y militares. Así la presencia militar dentro de la
seguridad pública es constante, es decir, se militariza la policía. En pocas palabras el
objetivo de este frente consiste en reclutar todo el apoyo civil posible a la causa militar.

Frente de la opinión pública: este frente busca cuidar la imagen pública de las
fuerzas armadas a la vez que desacredita y desprestigia al enemigo, esto con el fin de aislar
y demoler a todos sus potenciales aliados. Para esto es transcendental establecer alianzas
o un férreo control sobre los medios masivos de comunicación, ya que es vital que la
información
alrededor del
conflicto sea
orientada a legitimar
las acciones del
ejército y las
instituciones civiles
que colaboran con
él. La información
se convierte en un
campo de batalla y
la ideología un
asunto militar. El
objetivo de esto es
crear un cerco que ampare la impunidad y permita la destrucción de las comunidades
libremente sin que interfiera la opinión pública.

A grandes rasgos la GBI es una guerra de desgaste cuyo objetivo es evitar


enfrentamientos armados a gran escala. Su objetivo es la deslegitimación y el aislamiento
del enemigo, destruirlo como alternativa política para después poder exterminarlo
físicamente cuando ya no cuente con apoyo popular.

Los “juegos de guerra” que desarrollan tropas estadounidenses en la mayoría de los


países de América Latina y el Caribe, conforman un diseño estratégico de la política
exterior de Washington basado en la contrainsurgencia y definido por una idea de
seguridad nacional con fronteras imprecisas. En los documentos básicos de esta estrategia
se habla de la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo o el narcoterrorismo, en términos
tan ambiguos como modificables de acuerdo a las circunstancias.

70
La lucha se prevé contra “adversarios” también imprecisos que sobreviven en escenarios
de montes y montañas, aldeas fantasma o en los grandes arrabales de la exclusión. Cada
maniobra militar conjunta (entre fuerzas de comando estadounidense y tropas locales)
asegura algo de territorio y el control operacional, mientras surgen nuevas bases y los radares
de vigilancia se multiplican.

El esquema contrainsurgente actual conforma la ingeniería militar de la llamada Guerra de


Baja Intensidad (GBI), un remozado esquema de la antigua Doctrina de Seguridad de Estados
Unidos. La esencia es asegurar el control regional, estar en el terreno y tenerlo bajo control
antes de que los conflictos estallen. Los fundamentos de la GBI conforman el eje doctrinario
de los Conflictos de Baja Intensidad (CBI) –Low Intensity Conflict-- (LIC) y pueden ser
adaptados puntillosamente a las situaciones locales. La adopción de la GBI augura, como
sostienen los analistas Michael Klare y Peter Kornbluh “la prolongada contienda crepuscular
entre los guerreros estadounidenses de la GBI y los combatientes del Tercer Mundo” (1), lo
que se extiende a movimientos populares, indígenas, campesinos, conflictos sociales, etc..
En los sesentas, bajo el gobierno del demócrata John Kennedy, Estados Unidos lanzó el
programa de contrainsurgencia ahora reactualizado. Según el sociólogo James Petras, “si
entonces la contrainsurgencia se basaba en la amenaza del comunismo internacional, ahora
se encuentra la justificación en la llamada amenaza de la droga. En ambas instancias existe
una negación total de la base histórica y sociológica del conflicto”.

Aunque la GBI tomó vuelo propio en Estados Unidos en los 80, durante la administración
Reagan y más de 20 años después del surgimiento de la doctrina de contrainsurgencia que
transformó la concepción militar y llevó a la guerra de Vietnam, la nueva estrategia de esta
singular GBI alcanza su esplendor en estos tiempos. Enriquecida por las “experiencias” que
van desde implantación de dictaduras (cuyo “modelo” es el derrocamiento de Salvador
Allende en Chile en 1973), guerras encubiertas con utilización de mercenarios contra
gobiernos “hostiles”(los sandinistas en Nicaragua en la década de los 80) o de
contrainsurgencia (El Salvador y Guatemala) apoyando y financiando al ejército de esos
países y sus temibles escuadrones paramilitares, hasta las guerras psicológicas o de
intervenciones directas, la GBI siguió siendo en los años 90 el proyecto estratégico de
seguridad de Estados Unidos en la región.

A pesar de la actual hegemonía estadounidense, el esquema no se alteró esencialmente. La


Doctrina del CBI creció y sumó elementos y estrategias renovadoras para actuar en los 90,
reorientándose para este nuevo siglo y los previsibles conflictos provocados por las
desigualdades de la globalización. Trazada en círculos militares y estratégicos, la GBI actual
integró aquella contrainsurgencia de los años 60 y una enorme variedad de operaciones
político-militares abiertas y encubiertas. “Para los políticos y militares estadounidenses la
GBI no sólo significó la categoría especializada de lucha armada, sino una reorientación
estratégica de los conceptos dominantes en materia militar y el compromiso renovado de

71
emplear la fuerza en el marco de una cruzada global en contra de los gobiernos y movimientos
revolucionarios del Tercer Mundo”.

Nuevo esquema de seguridad

En 1985, después de un gran debate interno, los jefes de Estados mayores


estadounidenses acordaron que la GBI sería una lucha político militar limitada con fines
políticos, sociales, económicos o psicológicos. “Suele ser prolongada e incluye desde
presiones diplomáticas, económicas y psicosociales hasta el terrorismo y la insurgencia” (4).
Ya en 1986, en dos gruesos volúmenes, se habían diseñado estrategias y pautas (5). Estados
Unidos hizo una enorme reorganización de su estructura militar para el nuevo esquema de
seguridad nacional y se adaptaron las Fuerzas para Operaciones Especiales (Special
Operation Forces); del Pentágono (Boinas Verdes del ejército, unidades navales, aéreas y
terrestres, comandos de elite). Para operaciones encubiertas se especializó la secreta Fuerza
Delta, la Unidad militar 169 de la Fuerza Aérea (Cazadores Nocturnos) y organismos
paramilitares bajo el control de la CIA. En 1987, Reagan creó un comando unificado
“destinado a la realización de operaciones especiales y estableció una corporación de la GBI
dentro del National Security Council (NSC)” (6). Todo eso está al día.

Bajo el nombre de “Military Operations in Low Intensity Conflict” se diseñó parte


de la doctrina lde a GBI (7), definiendo que aunque este tipo de confrontación se ubica
generalmente en el Tercer Mundo contiene implicaciones de seguridad regional y global. Las
operaciones de GBI están clasificadas en cuatro categorías: a) Defensa interna en el
extranjero, que comprende insurgencia y contrainsurgencia para “ayudar a gobiernos amigos
que enfrentan amenazas insurgentes” y para combatir a los “enemigos internos”; b)
Operaciones de contingencia en tiempo de paz (8), misiones militares rápidas (invasión a
Granada, 1983); acciones punitivas (invasión a Panamá en 1989), o misiones de rescate para
respaldar la política exterior de Estados Unidos; c) la lucha contra el terrorismo
(antiterrorismo y contraterrorismo): acciones para “proteger instalaciones y personas de
ataques terroristas”, pero que abarca una variada temática, en la que se diseñan espectaculares
operaciones conspirativas para justificar desde una intervención hasta el apoyo a regímenes
antipopulares en acciones de contraterrorismo9 y; d) las operaciones de mantenimiento de la
paz, en las cuales se inscriben acciones intervencionistas de todo tipo y las maniobras
militares que en los últimos años se quintuplicaron en América Latina y otros lugares del
mundo bajo la dirección de las fuerzas especiales de la GBI.

Los estrategas estadounidenses enumeran una extensa lista de “enemigos” que van
desde movimientos insurgentes, hasta conflictos sociales y otros. Esa capacidad de inclusión
y adaptabilidad de la GBI es la que hace que este tipo de guerra pueda librarse sin disparar
demasiados tiros y sin un involucramiento militar masivo.

72
Otras formas de coerción

Es lo invisible de este esquema lo que resulta aterrador. El ex secretario de las Fuerzas


Armadas estadounidenses (1986) John Mars, insistió en remarcar que “debido a que las raíces
de los movimientos insurgentes no son militares, tampoco pueden ser meramente militares
nuestras respuestas” (10). Esto llevó a otorgar una importancia fundamental a la coerción
económica, diplomática, psicológica y paramilitar, lo que está acentuado en el final de los
90. Albert R.Coll, ex primer vicesecretario de Defensa para Operaciones Especiales y
Conflictos de Baja Intensidad (CBI), elaboró en la primavera de 1997 un documento base
donde señala que “los intereses estratégicos de Estados Unidos en América Latina” se dividen
en militares, económicos y políticos. En lo militar los principales intereses son: controlar el
surgimiento de cualquier amenaza al territorio de los EE.UU. que pueda venir de América
Latina. Impedir que potencias hostiles ganen influencia en la región y aumenten su capacidad
de dañar los intereses políticos y económicos de Estados Unidos. En lo económico, América
Latina se ha tornado cada vez más importante para la economía de EE.UU. en los últimos
quince años, como resultado del creciente flujo de capital y comercio. Está en el interés de
EE.UU. promover el desarrollo general de América Latina en direcciones que sean
congruentes con nuestros intereses económicos; específicamente políticas que mantengan los
mercados latinoamericanos abiertos a los productos y al capital de Estados Unidos.

Políticamente los intereses de EE.UU son servidos (sic) por los gobiernos
democráticos” (11). En su extenso análisis, Coll advertía que a pesar del “control” establecido
por Washington en los últimos años, “algunos problemas permanecen” y existe el riesgo de
que “viejos problemas” regresen.

En los 90, la
renovada matriz
intervencionista de
EE.UU. en el Tercer
Mundo no sólo se debió
a la percepción de su
propia fortaleza y a la
ausencia de
competencia debido al
final de la Guerra Fría,
sino a que se acentuó el
diagnóstico sobre los
peligros en la región.
Una nueva lectura
geoeconómica
revitalizó la Doctrina del CBI-GBI. La tarea esencial no sería destruir las fuerzas enemigas
en el campo de batalla, sino ganar el apoyo de la población12.

73
La GBI encaja a la perfección en este esquema, ya no como “contención” sino como
prevención. El neoconservador norteamericano Irving Kristol advertía a los hombres del
Pentágono que “(…) no es un accidente que el siglo XX haya sido testigo de rebeliones contra
la democracia secular- liberal-capitalista,” y conjeturaba que esas revueltas fracasaron “pero
que las raíces que alimentaron dichos alzamientos permanecen”(13). La socióloga argentina
Ana María Ezcurra sostiene que “(habría) muchas amenazas de seguridad, particularmente
en el Tercer Mundo”(14). La GBI es un marco imprescindible para “ganar mentes y
corazones”, imponer un modelo hegemónico en la región y expandirse sin “fronteras
precisas”. De esta manera la diseminación de la “democracia del mercado a escala mundial
es catalogada como asunto de seguridad”15. En este sentido, Petras analiza que “la
construcción de un imperio, en particular, un imperio capitalista a principios del siglo XXI,
requiere de una elaborada arquitectura militar para poder expandir, proteger y consolidar los
grandes intereses económicos esenciales para los imperios modernos, razón por la cual el
aparato militar estadounidense creció enormemente durante la última década” (16).

En 1989, en un cuidado informe rendido al Congreso de su país, el jefe del Comando


Sur en Panamá, general Fred Woerner, fue muy claro: “El triple mal de la insurgencia, las
drogas ilícitas y el terror, encuentran una fuente de apoyo en el descontento social, la
frustración económica y la falta de oportunidades políticas” y advirtió que “ la evolución
hacia gobiernos democráticos civiles no ha sido acompañada por crecimiento y desarrollo en
el sector económico-social… Hay algunos signos ominosos: términos de intercambio
declinantes, alto desempleo, inflación, dieta insuficiente, educación inadecuada, la virtual
descapitalización de ciertos países debido a la deuda externa y a la falta de confianza de los
inversionistas en las economías sociales”17.

Por eso los CBI ya no se limitarían a las insurgencias, al narcotráfico, al


terrorismo. “El estrangulamiento económico provocaría un nuevo tipo de riesgo: el
peligro de conflictos sociales generalizados, que actualmente serían más agudos que
nunca” (18). Unir guerrilla y protesta social a alguna forma de narcotráfico o corruptela
convierte –con ayuda del súper-concentrado poder de los medios de comunicación–
expresiones políticas o protestas genuinas y justas en “sospechosas”.

A principios de este año, el general Peter Pace, comandante en jefe del Comando Sur
de Estados Unidos con sede en Miami definió en un informe los términos actuales en torno
a los cuales se reorientarían las estrategias de la GBI: “La mayor amenaza para la democracia,
la estabilidad y la prosperidad regional de América Latina son la inmigración ilegal, el tráfico
de armas, el crimen, la corrupción y el tráfico de drogas ilegales” (19); precisamente los
terrenos en que se encuentran involucrados los grandes poderes. Pero no es hacia esos
responsables que se dirigirán las armas o la persecución. Este esquema fue base para el diseño
estadounidense del llamado Plan Colombia (20). Los analistas coinciden en que es el modelo
más “refinado” de la GBI, con todos los elementos depurados del intervencionismo en lo

74
militar y político y “su expresión económica es el Área de Libre Comercio para las Américas
(ALCA)”.

La GBI es mencionada en su aplicación en Chiapas, México, en un trabajo de Cecilia


Loria (21), sobre el tema de los mecanismos psicológicos que forman parte importante de la
estrategia en las modalidades no convencionales de la guerra y que “especialmente en la
forma reciente de GBI son un aliado fundamental”. Enumera los nuevos elementos, como la
incorporación de la lógica de la guerra irregular a la estrategia GBI con unidades de combate
más pequeñas; el “aumento de la capacidad de movilización local; programas de contenido
no militar para manejar, relacionarse y utilizar los medios de comunicación; redefinición de
los sistemas de inteligencia reorientando el papel de las fuerzas de seguridad no militares;
entre otros”. Escenifica también algunos frentes que libra la GBI, en dos niveles: nacional e
internacional utilizando los medios de prensa escritos, radio, televisión y orientando a generar
una imagen de legitimidad de las acciones emprendidas. “La GBI es una guerra de desgaste
del enemigo, especialmente de sus recursos materiales y espirituales, de su autoridad popular
o la de sus aliados, su habilidad política, el apoyo moral que pudiera generar, (la solidaridad
nacional o internacional) y desmoralizar a sus partidarios o simpatizantes. Es una guerra
constante, guerra de agotamiento en la que no se trata de eliminar físicamente al enemigo, ni
matarlo masivamente sino socavarlo, deslegitimarlo, aislarlo. La violación de los derechos
humanos en este esquema es una constante e hipotéticamente sería un instrumento” de la
GBI, sostiene la analista mexicana.

En la década pasada, mediante acuerdos secretos bilaterales o multilaterales entre Estados


Unidos y los países de América Latina, se instalaron abiertamente en toda la región tropas
estadounidenses y también públicamente oficinas de organismos de inteligencia de ese país
(FBI, CIA, DEA) entre otras. A través de las distintas reuniones de la Conferencia de
Ejércitos Americanos (CEA) se fue delineando una política de seguridad y consenso
hemisférico, transformando las fuerzas militares de América Latina bajo el esquema GBI.
Un ejemplo clásico es la Gendarmería Argentina, ejército de fronteras devenido Fuerza de
Despliegue Rápido, para actuar –como lo ha hecho– en la represión de los conflictos sociales.
El entrenamiento es típico de la contrainsurgencia y lo mismo sucede en toda la región. Para
la democracia y los organismos humanitarios regionales se tratan de un trágico retorno de
fantasmas.

Bibliografía.

1 Juan Manuel Sandoval, “Militarización, seguridad nacional y seguridad publica en


México”, en El proceso de guerra en México 1994-1999: militarización y costo humano,
Espacio de Reflexión y Acción Conjunta sobre Militarización, Represión e Impunidad,
México, 1999. P. 27.

75
2 Bermúdez Lilia, Guerra de Baja Intensidad Reagan contra Centroamérica, Siglo XXI,
México, 1989.

3 Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), Presunta justicia,
México 1999. P. 69.

4 Carlos Martin Beristain y Francesc Riera, Afirmación y resistencia “La comunidad


como apoyo”, Virus, España, 1993, P. 7-8.

5 Frayba, Ni Paz Ni Justicia, México, 1996, P. 156.

6 Juan Manuel Sandoval, “Militarización, seguridad nacional y seguridad publica en


México”, en El proceso de guerra en México 1994-1999: militarización y costo humano,
Espacio de Reflexión y Acción Conjunta sobre Militarización, Represión e Impunidad,
México, 1999. P. 31.

7 Michael T. Klare Michael y Peter Kornbluh, coordinadores, Contrainsurgencia,


Pro-insurgencia y Antiterrorismo en los 80: El arte de la Guerra de Baja Intensidad,
Grijalbo, México, 1988.
8 James Petras, “La Geopolítica del Plan Colombia”, Revista de la UNAM,
México, agosto 2001.
9 Klare y Kornbluh, op cit.
10 U.S. Army Operational Concept for Low Intensity Conflict, Fort Monroe, Virginia
1986.
11 Existen ahora varios documentos clave que contienen los elementos esenciales de la
GBI, como la circular 100-20 / GBI (FC-100-20): US Army Operational Concept
Low- Intensity Conflict; y los dos extensos volúmenes del Informe Final sobre el
proyecto para la Guerra de baja Intensidad, Fort Monroe, Virginia, agosto 1996.
12 Klare y Kornbluh, op cit.
13 Idem.
14 United States Army Training Support Center, “Military Operations in Low Intensity
Conflict”, Trainer On Line, Nueva York, 23-5-1996.

76
15 José Palafox, “Militarizing the Border”, Covert Action Quarterly, Washington,
primavera boreal 1996.
16 Sara Miles, “The Real War”, Nacla Report On The Américas, Nueva York, abril-
mayo de 1986.
17 Albert R. Coll, “Documento de Intereses estratégicos de los EE.UU.”, Journal of
Interamerican Studies and World Affairs, Washington, primavera boreal de 1997.
18 Michael Brown, “Vietnam learnings from the debate”, Military Review, Nueva York,
febrero de 1987.
19 Irving Kristol, “Response to Fukuyama”, citado por Ana María Ezcurra en Los
Conflictos del año 2000, El Juglar Editores, México, 1990.
20 Ana María Ezcurra, op. cit.
21 Ibid.
22 James Petras, “La estrategia militar de EE.UU. en América”, Revista Rebelión, citada
por Koeyú Latinoamericana, Venezuela, julio 2001.
23 Fred Woerner Jefe del Comando Sur, ante el Subcomité de Defensa de la Casa
Blanca, 1-2-1989. Citado por Informe GBI, Universidad Nacional Autónoma de
México, 1990.
24 Ana María Ezcurra, op. cit.
25 James Petras, Koeyú, op. cit.
26 Ver dossier “Encrucijada para América Latina”, en Le Monde diplomatique, edición
Cono Sur, febrero 2001. También Mariano Aguirre y Virginia Montañés, “Drogas y
contrainsurgencia”, julio de 2000. También dossier “El Pentágono y la CIA: ayer,
hoy y mañana”, octubre 2000.
27 Cecilia Loria, “El esquema de Guerra de Baja Intensidad en Chiapas”, La Jornada,
México, 2-3-1997.

Las nuevas bases militares

Calloni, Stella

Estados Unidos fue tejiendo un


entramado de bases militares
fijas o móviles y un sistema de
radarización en nombre de la
lucha contra el narcotráfico,
incorporando además la presión
militar para aportar “ayudas”
económicas. En su trabajo sobre
“La estrategia militar de
EE.UU. para América Latina”,
James Petras señala que el

77
USSouthCom (Comando Sur de Estados Unidos) “es responsable de la planificación,
coordinación y conducción de la actividad militar de EE.UU. en toda América Latina
y el Caribe” (1), y que en los últimos tiempos ha instalado bases militares –que se
agregaron a las varias ya existentes– en Aruba-Curaçao, en las Antillas Holandesas;
en Manta (Ecuador) y en Comalapas (El Salvador), todo en el marco del Plan
Colombia. ”Estas bases le permiten a EE.UU. introducirse tanto en el espacio aéreo
de la mayor parte de los países de América Latina, como por mar y tierra. Además
tiene una base operacional militar en Soto Cono, Honduras, que proporciona apoyo a
helicópteros en las misiones intervencionistas en América Latina y el Caribe. La
facilidad con que los militares estadounidenses pudieron construir esta red de bases
se debió principalmente al apoyo y entrenamiento a largo plazo de oficiales militares
dependientes, realizado por el USSouthCom en América Latina”.1 El propio general
Pace sostiene que “Las excelentes relaciones entre EE.UU. y El Salvador, fortalecidas
durante años de sólido contacto entre militares de ambos ejércitos, ayudó a alcanzar
negociaciones favorables sobre el acuerdo FOL” (Emplazamientos Operativos de
Avanzada, en inglés Forward Operating Locations).

La expansión militar propiciada por el USSouthCom incluye el fortalecimiento de la


infraestructura de comando, control, comunicaciones e inteligencia para operaciones fijas y
móviles en toda América Latina. En este momento y como se ha hecho público, Estados
Unidos negocia con los gobiernos de América Latina y el Caribe la instalación de bases
militares y el establecimiento de una enorme red de radares.

1. James Petras, “La estrategia militar de EE.UU. en América”, Revista Rebelión, citada
por Koeyú Latinoamericana, Venezuela, julio 2001

LA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD EN MÉXICO

César Ramón González Ortiz

La contrainsurgencia, guerra de baja intensidad y su relación con el narcotráfico

Introducción:

La guerra contra el narcotráfico que actualmente padece México, unido a los “daños
colaterales” que ha venido provocando entre la población civil, sus cuestionados operativos,

78
sus pobres resultados, así como los centenares de denuncias por violaciones a los derechos
humanos, para ser comprendidos a cabalidad es menester que sean vinculados con procesos
aparentemente distantes en el tiempo; la estrategia de “guerra interna” diseñada por Kennedy
contra lo que
llamara “la
amenaza Castro-
comunista” y su
posterior
reformulación en
“Guerra de Baja
Intensidad” con
Ronald Reagan,
así como con los
procesos de

desnacionalización-transnacionalización de las economías y el Estado en América Latina a


favor del sistema financiero mundial y las grandes empresas transnacionales, principalmente
de las norteamericanas.

Toda vez que se entienda que los golpes militares e intervenciones extranjeras
derivados de la estrategia de guerra interna, han implicado la conquista del poder por los
grupos de la clase dominante en la disputa por la explotación de la clase trabajadora para la
distribución de las rentas, el pago de intereses, las riquezas privadas y las públicas. Y
recordando que las pautas de los golpes militares se vieron relacionadas con las luchas
internas por el control del poder militar, económico y político para el control de toda la
población. Aumentando durante los periodos de crisis económica y de depresión, y en los
prolegómenos de las guerras internacionales. En ambos casos los golpes de estado proliferan
en toda la región, o para aprovechar la crisis y concentrar más el capital, o para preparar la
guerra y la contra-revolución armada [1].

En este sentido, sin desmarcarse de la lógica de guerra interna, pero reformulada, se


ha instaurado la redemocratización de América Latina, puesto que ha estado enmarcada en
la ofensiva desatada por EU para, a la vez que enfrentar la crisis internacional, reestructurar
en provecho propio la economía capitalista mundial. Desde entonces Estados Unidos ha
tenido como interés restablecer las bases de una división internacional que le permitan la
circulación plena de mercancías y capitales. Por lo que la presión sobre América Latina ha
estado orientada en el sentido de fomentar sus exportaciones, aspecto que ha implicado en
mayor o menor medida una reconversión productiva, así como el respeto al principio de la
especialización según las ventajas comparativas, un mayor espacio al libre juego del capital
y la reducción de la capacidad intervencionista del Estado. De esta manera el capitalismo
internacional dentro de su proyecto neoliberal, ha integrado a Latinoamérica a una economía

79
exportadora de nuevo tipo, una economía que, al lado de la explotación más intensiva de sus
riquezas naturales, ha re-funcionalizado su industria para volverla competitiva en el mercado
exterior.

Hechos que han implicado para los países de toda la región la destrucción de parte de
su capital social, sobre todo en la industria, pues sólo ramas con ventajas comparativas reales
o que absorbieran alta tecnología y grandes masas de inversión fueron viables en la nueva
división del trabajo. Asimismo dicha reconversión ha implicado también la redistribución del
capital social en favor de los grandes grupos industriales y financieros, redistribución que se
ha extendido a aquellas porciones en manos del Estado y para tal efecto el FMI ha dado
prioridad a la reducción del déficit público.

En tanto que, tal reconversión ha venido implicando para las masas, la súper-
explotación del trabajo y la generalización del desempleo, en cualquiera de sus formas, como
resultado de la destrucción de parte del capital social unida a la rápida elevación de los niveles
tecnológicos actuales.

En este contexto de explosión social, pese a los cambios habidos en la política exterior
norteamericana bajo los auspicios de la democracia global, Washington no ha abandonado la
doctrina de contrainsurgencia, como tampoco la atención concedida a las fuerzas armadas de
la región [2]. Por lo que no resultará baladí recordar la manera en que Kennedy en su afán
por detener la “cubanización” y observando una crisis de hegemonía y económica de las
clases dominantes y el imperio estadounidense, diseñó la estrategia de “guerra interna” contra
el nuevo tipo de revolución popular que ha venido amenazando al sistema. En este sentido,
la evolución de las empresas económicas, el peso cada vez mayor de los trabajadores
asalariados en la agricultura, la industria y los servicios, la importancia creciente de la
población urbana y de las clases medias, así como la importancia que tuvo la ideología de la
URSS y el entusiasmo revolucionario que culminaron con la victoria de la Revolución cubana
(que parecía extenderse en varios países del continente) cambiaron el significado nacional y
trasnacional en la lucha por el poder.

Así, se da la intensificación de las relaciones militares de Washington con América


Latina, la revisión de la política destinada a los regímenes surgidos de golpes de Estado, la
naturaleza de los programas de ayuda y el concepto mismo de seguridad en el continente.
Justificándose la ayuda militar por el señalamiento de que la seguridad de los Estados Unidos
es interdependiente de la seguridad y del bienestar del resto del mundo. Constituyéndose
dicha ayuda en tres aspectos fundamentales:

1) El aprovisionamiento y donación de material militar;

2) La posibilidad de vender armamento norteamericano a precios reducidos.

80
3) La preparación y entrenamiento de oficiales latinoamericanos en los Estados Unidos o en
el extranjero [3].

Guerra de Baja Intensidad y la “guerra al narcotráfico”.

Desde los inicios de la administración Reagan surgieron líneas proclives a superar las
dictaduras abiertas; éstas debían ser reemplazadas por regímenes democráticos que
legitimaran los gobiernos y las guerras de baja intensidad en curso, así como la implicación
estadounidense. Desde 1981 se empieza a estimular la instauración de democracias
restringidas o contrainsurgentes, especialmente en países asediados por insurgencias
revolucionarias y/o involucrados en el acoso a Nicaragua. Así como en los casos de Honduras
(1981), El Salvador (1984) y Guatemala (1986). Además se acudió a partidos religiosos como
los demócrata-cristianos, visualizados como aptos para reconstruir dicho consentimiento. Por
estos motivos la democratización centroamericana emergió, en parte, como respuesta a las
necesidades de legitimación para los Conflictos de Baja Intensidad. Teóricos de la “doctrina
Reagan” juzgaban que la gente debería creer en su gobierno. Si ello se lograba, la victoria
“estaba a la vista”. De forma que, si el conflicto es político y el objetivo estratégico consiste
en ganar el apoyo de la población, entonces resulta vital garantizar la credibilidad del
gobierno ante los ciudadanos. Lo que ha tenido como resultado que los procesos de
democratización en América Central, tan ligados a requerimientos bélicos, agudizaran su
dependencia directa de USA al punto de vulnerar la soberanía de los Estados nacionales [4].

Consistente con una “visión democrática de la seguridad”, los Conflictos de Baja


Intensidad, opuesta a las dictaduras abiertas, son pioneros en esta área. Profundamente
novedosos destacan la importancia de las formas de Estado, de los modelos de sociedad y de
las reformas políticas macro-sociales.

La democracia es esencial para los CBI: si el conflicto es básicamente político y el


objetivo estratégico consiste en ganar el apoyo de la población, entonces es vital asegurar la
legitimidad y credibilidad del gobierno ante los ciudadanos. Dentro de esta lógica hemos
podido observar la manera en que América Central ha experimentado la democratización, en
las últimas dos décadas. Donde, con la excepción de Honduras, la autoridad presidencial ha
sido respetada y las elecciones se han celebrado de forma periódica. Por lo que a los ojos de
autores como Salvador Martí i Puig, en general, en los países de la región opera un Estado
de Derecho con una relativa independencia de los tres poderes (legislativo, ejecutivo y
judicial), con un notable control civil de las fuerzas armadas. A pesar de ello, aún persisten
notables legados autoritarios y la calidad de la democracia es muy pobre [5].

El paradigma CBI ha suministrado una visión geopolítica novedosa (Norte-Sur), una


reorientación estratégica de fuerte contenido ideológico, con un remozado patrón de
intervención en el Tercer Mundo aceptable en la era post-Vietnam. La administración Reagan
convalidó y alentó el sistema CBI expresamente y sin reservas y, a la vez, abrió el espacio y

81
el consenso para acciones militares unilaterales directas. Así se dieron los ingredientes
propositivos para un revival intervencionista de nuevo cuño, que postula un involucramiento
selectivo. Inspirado en los CBI, propugna una intervención básicamente indirecta a través de
la asistencia externa de seguridad, constituyéndose como el recurso estratégico preferido.
Los CBI procuran impedir la implicación con fuerzas propias, pero no la excluyen. De ahí
que se prevean acciones directas, aunque el uso de tropas estadounidenses es visto como un
último resorte, excepcional, limitado, rápido y con daños lo más bajo posibles, sobre todo en
vidas norteamericanas.

En este esquema, la introducción de tropas de combate estadounidense constituiría


una señal de que EU “ha perdido la iniciativa estratégica”. Para algunos teóricos es preciso
evitar la “norte-americación” de los Conflictos de Baja Intensidad. De lo cual se deriva la
importancia de las fuerzas armadas locales y la relevancia de la asistencia estadounidense de
seguridad, instrumento crucial para prevenir la intervención directa estadounidense. La
asistencia incluye educación, entrenamiento, instrucción, asesoría, provisión y venta de
armas y equipos. En situaciones de GBI abierta, se incorporan funciones adicionales:
inteligencia, contrainteligencia, conducción de dimensiones no militares como acción cívica
y guerra psicológica.

La acción indirecta recaerá en las fuerzas armadas de los países del Tercer Mundo –
y dependiendo de ellas. Juzgándose en consecuencia que es esencial alcanzar una maciza
unidad de concepción, así como un neto marco de alianzas con dichas fracciones militares.
Para lo cual la asistencia de seguridad es un elemento clave en la construcción de consenso.
En las últimas tres décadas, el Departamento de Estado y el Pentágono se han abocado a
difundir la reformulación estratégica CBI entre las jerarquías castrenses latinoamericanas.
Intentando rejuvenecer un consenso hemisférico alrededor de los nóveles diseños, para lo
que se subrayan las acciones de influencia sobre los altos mandos militares del subcontinente.
Relevantes en este sentido han sido las Conferencias de Ejércitos Americanos.

Consistentes con el consenso post-Reagan, los CBI han brindado una base sólida, al
montaje de hegemonía y al bagaje político-ideológico. Por ser una doctrina militar que da
preminencia a dichas herramientas. Toda vez que, los CBI cambian la naturaleza de la guerra,
la hacen irregular, la prolongan y la convierten en un embate político-ideológico. Donde el
centro de gravedad ya no es el campo de batalla per se, sino la “arena político social”. De
manera que, los CBI no son sólo ni principalmente una solución militar. Los componentes
políticos e ideológicos aparecen como prevalentes (en una guerra integral que abraza
instrumentos económicos, diplomáticos, militares, de inteligencia y religiosos). La victoria
se define ahora por el logro de objetivos políticos planteados, más que por el éxito militar.
Por lo que son preminentes algunos ámbitos específicos: la acción cívica, las operaciones
psicológicas, el control de poblaciones y la inteligencia. Destacándose el hecho de que el
blanco estratégico es la población, más que el territorio (aunque no lo excluye). Y el objetivo
estratégico es la construcción de un consenso activo y organizado.

82
Si bien se utilizan instrumentos bélicos menos sofisticados y un menor volumen de
fuego que en el espectro de una guerra convencional, la diferencia sustancial con los
conflictos de baja intensidad reside en la naturaleza de la guerra. Se trata de un conflicto
prolongado de desgaste, no convencional, por lo que “no es simplemente una versión en
escala menor de una guerra convencional. No es menos de lo mismo, ni el estadio preliminar
del conflicto real”. Los Conflictos de Baja Intensidad abarcan tres tipos de intervención
centrales: el antiterrorismo, la contrainsurgencia y un inédito apoyo, con tramos abiertos,
oficiales y públicos, a los movimientos contrarrevolucionarios. No obstante, son los dos
últimos los que definen, más cabalmente, las transformaciones en la índole de la lucha.

A este respecto Sar Sarkesian expreso:

“Las revoluciones son un desafío fundamental para el orden político existente y para
aquellos que controlan el poder en el sistema. La esencia de esos conflictos es ganar el control
de la estructura gobernante. Aunque todas las guerras son de naturaleza política, las guerras
revolucionarias son únicas porque se focalizan en el sistema político social como la principal
arena batalla, más que en las fuerzas armadas. Este foco contrasta duramente con la noción
convencional y clausewitziana de que el centro de gravedad en la guerra es la derrota y
destrucción de las fuerzas armadas enemigas…Aunque el conflicto armado es una parte
importante de la revolución, no es necesariamente la más importante para el éxito
revolucionario. Como se dijo, el centro de gravedad es el sistema político social y su
coherencia psicológica. Por lo tanto, el cuadro político y los instrumentos psicológicos son
más importantes” [6].

Los CBI son una guerra, aunque se trata de una nueva modalidad que trastoca las
nociones tradicionales edificadas sobre supuestos de conflicto tradicional. Los CBI no
constituyen una guerra en el sentido usual. La tarea crucial no sería destruir las fuerzas
enemigas en el campo de batalla, sino ganar el apoyo de la población.

Guerra contra las drogas, excusa para atacar a las guerrillas.

La lucha contra el narcotráfico se incorporó tardíamente como misión CBI, por lo que
progresivamente fue visualizada por vastos
sectores del Congreso y la administración
Reagan como un problema grave. El 11 de
abril de 1986 Ronald Reagan firmó una
directiva secreta que identifica al tráfico de
drogas como una amenaza de seguridad.
Concebida la intervención militar en el
marco de asistencia de seguridad, se eluden
las misiones de combate y se incluyen

83
tareas como el entrenamiento, la provisión de armas y equipos, la inteligencia e interdicción
del tráfico.

Con el pretexto de un creciente consumo de crack en los Estados Unidos, la


producción y tráfico de drogas ilícitas es evaluado como un riesgo de seguridad, directo o
indirecto. Estimándose que el propio territorio estadounidense queda vulnerado, debido a que
su población es la mayor consumidora mundial de drogas ilegales. Lo cual provocaría
decadencia moral, aumento de la delincuencia y una enorme dilapidación y uso de recursos
(compra de narcóticos, gastos de prevención, cura y represión). Instaurándose en el
imaginario común la idea de que los “carteles” poseen un alto poder de corrupción,
intimidación, violencia y desestabilización, por lo que según el discurso, han podido
conformarse como gobiernos paralelos en América Latina. De forma tal que, durante la
administración Reagan, en febrero de 1982, declara la “Guerra contra las drogas” como
objetivo urgente de Seguridad Nacional, identificando como objetivo central la contención
de la cocaína y como amenaza principal a los países productores de América Latina.
Posteriormente, en 1986 el mismo Reagan da inicio al proceso de “Certificación” de países
productores y de tráfico. Así, durante los primeros años de la década de los ochenta – a
diferencia de lo que ocurría durante la administración Nixon – se responsabiliza del problema
a la oferta, es decir a los países productores, y no a la demanda, con lo que se dará pauta a la
construcción de un enemigo externo.

Y en línea de continuidad, en septiembre de 1989 George Bush firma otra decisión


de Seguridad Nacional que pone en marcha la guerra contra las drogas durante su mandato.
Con esta decisión se autoriza al ejército estadounidense y a la CIA para que participe de
manera creciente en esta guerra contra las drogas, para lo cual podrán utilizar las bases ya
establecidas en Colombia, Perú y Bolivia, pero además no sólo podrán acompañar a las
fuerzas especializadas de las naciones latinoamericanas en sus tareas de erradicación de
cultivos, sino que también podrán asumir tareas por su cuenta, operativos que tendrán como
objetivo real la intervención de estas naciones, pero especialmente en aquellas donde se han
movilizado fuerzas insurgentes de izquierda como el Salvador, Colombia, Perú, etc. A este
respecto en 1987 un coronel estadounidense declaraba:

“Si podemos fusionar en la mente del público y del Congreso esta conexión entre
drogas y la insurgencia revolucionaria, nos darían el apoyo necesario para confrontar a los
terroristas-guerrilleros-narcotraficantes en este hemisferio. Producir tal apoyo sería
relativamente fácil una vez que esta conexión quede clara y la Autoridad Nacional de Mando
declare la guerra total” [7].

Dentro de este esquema se deben entender los acuerdos firmados por los gobiernos
entre USA y Bolivia, Colombia y Perú en la guerra contra las drogas. Así, los acuerdos entre
George Bush y Alan García, donde Washington canalizó a Perú 35 millones de dólares para
establecer y equipar una nueva base militar en la zona del Alto Huallaga en el supuesto

84
combate al narcotráfico, tuvo como objetivos reales el establecimiento de tropas
especializadas en guerra irregular, provenientes del Comando Sur estadounidense – con sede
en Panamá – para asesorar y auxiliar a las tropas del Estado peruano en el combate contra le
revolución popular que estuvo comandada por el Ejército Guerrillero Popular, aspecto que
se hizo más urgente al finalizar la década de los ochenta, porque la guerrilla ya no sólo ponía
fuera de combate a fuerzas del ejército nacional, sino a agentes del imperio.

Con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico se ha buscado liquidar a fuerzas


guerrilleras para lo cual ha sido funcional la popularizaron de términos como el de “narco-
guerrilla” o “narcoterrorismo” acuñados por el embajador de Estados Unidos en Colombia,
Lewis Tambs, para dar a entender que quienes hacían el negocio de la marihuana y la cocaína
eran los diversos cuerpos de guerrilleros que actuaban en aquel país, y que por lo tanto era
necesario intervenir y exterminar a la guerrilla para terminar con la siembra de las hierbas y
su transformación en drogas. Misma lógica en la que expresó Michael Skel, asistente
secretario para Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado Norteamericano al
declarar que: “No se puede combatir el narcotráfico sin combatir a Sendero Luminoso” [8].
Siendo tal el éxito de dicha operación conceptual-psicológica, que en para grandes segmentos
de la opinión pública internacional (donde se pueden incluir algunos medios políticos y
académicos), el narcotráfico y sus términos contiguos como narco-guerrilla, se han
transformado en el chivo expiatorio de todas las calamidades.

Así es importante recordar la manera en que Sendero Luminoso y el Movimiento


Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), pese a sus diferencias ideológicas, programáticas y
sus correspondientes prácticas políticas y militares, ambas organizaciones fueron señaladas
como narcoterroristas. Ocurriendo lo mismo en Colombia con el Ejército de Liberación
Nacional (ELN) y sobre todo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-
Ejército del Pueblo (FARC-EP), al ser acusadas de financiar sus actividades políticas y
militares con fondos provenientes de la producción y exportación de drogas (cocaína y
heroína) hacia EU. Protegidos por tales pretextos, Washington – y sus efectivos militares
distribuidos en la región como los ubicados en Bolivia o en la base militar de Santa Lucia en
Perú – prohijaron brutales violaciones a los derechos humanos y al derecho humanitario que
cometieron las fuerzas militares (o, según fuera el caso, los grupos paramilitares de derecha,
tolerados por el Estado) tanto en Bolivia, como en Perú y Colombia. Testimonio de estos
hechos lo dan los cerca de 35 000 muertos o desaparecidos que dejó como saldo la lucha
contrainsurgente en Perú. También las miles de víctimas de las constantes matanzas de
campesinos y los asesinatos selectivos de miles de dirigentes y activistas populares (como
promedio 3 500 al año) en Colombia entre 1989 y 1994. Entre los que se encontraron, los
pertenecientes a la Unión Patriótica y aproximadamente el 60% de los 5 300 guerrilleros que
habían entregado sus armas y se habían reinsertado en la sociedad, después de los Acuerdos
de Paz firmados entre el gobierno del presidente liberal Virgilio Barco (1986-1990), con el

85
movimiento 19 de Abril (M-19), con sectores del Ejército Popular de Liberación (EPL) y con
la organización político-militar indígena denominada Quintín Lame [9].

Dentro de este mismo esquema la administración de William Clinton, hizo evidente


la continuidad esencial de sus políticas con las dos administraciones anteriores, puesta al
descubierto por Amnistía Internacional y la sección norteamericana de la organización
Human Right Watch. Según estas organizaciones no gubernamentales, entre 1993 y 1997,
los Estados Unidos le habían entregado “asistencia antidrogas” a unidades de las fuerzas
armadas de Perú (entonces virtualmente controladas por el asesor del presidente Alberto
Fujimori, Vladimiro Montesinos) y colombianas acusadas de graves violaciones a los
derechos humanos en años recientes”. Asimismo en 1997, la Contraloría estadounidense
(dependiente del congreso) informó que el gobierno mexicano estaba utilizando helicópteros
entregados por las fuerzas armadas norteamericanas para la lucha antidrogas con miras a
movilizar tropas contra el Frente Zapatista de Liberación Nacional. Pese a los acuerdos de
paz existentes entre el gobierno mexicano y el EZLN, las tropas mexicanas en la supuesta
guerra contra el narco, han sido acusadas de violar flagrantemente los derechos humanos de
los pueblos indígenas de Chiapas y otros estados de la república como Oaxaca y Guerrero.

Denuncias similares han sido realizadas en Bolivia por parte de los campesinos
productores de hojas de coca. Al decir de el
entonces líder campesino, Evo Morales, las
unidades militares y policiales bolivianas,
armadas y entrenadas por Washington, bajo
el esquema de erradicación de cultivos,
habían convertido la región del Chapare en
una virtual “zona de guerra”. Resultando de
esto que, al menos 63 personas habían sido
asesinadas entre 1997-2000. En tanto que
otras más habían sido desaparecidas,
después de haber sido torturadas en campamentos militares o habían caído en las luchas
populares, indígenas y campesinas militares, oponiéndose a los compromisos asumidos en el
llamado Plan Dignidad, contra el narcotráfico internacional, asumido por el ex dictador Hugo
Bázner y William Clinton.

A esto se le ha sumado desde la administración Clinton una disminución de los


llamados flujos de ayuda oficial para el desarrollo (AOD) hacia América Latina y el Caribe,
al concentrarse en la “solución” de asuntos denominados “la agenda negativa” de las
relaciones entre Estados Unidos y las naciones de la llamada Cuenca del Caribe, tales como:
el combate al “narcotráfico”, el “lavado de dinero”, el “contrabando de armas”, el
“narcoterrorismo” y las llamadas “migraciones incontroladas”, oficialmente incorporados
por la Casa Blanca y el Pentágono a los “nuevos enemigos de la seguridad interamericana”.

86
Por tales motivos, desde la administración Clinton bajo la denominada Doctrina de la
Promoción de la Democracia y el Libre Mercado, han adquirido nueva “legitimidad” los
programas de ayuda militar y policial norteamericanos a gran parte de los países
latinoamericanos y caribeños, así como para el equipamiento y entrenamiento de sus fuerzas
militares y policiales, ya sean preparadas in situ por parte de “boinas verdes” u otros asesores
norteamericanos (donde se incluyen contratos particulares, como ha ocurrido en Colombia)
o las entrenadas en territorio estadounidense, particularmente en la célebre Escuela
Internacional de Policías (SOA), ubicada desde 1984, en Fort Benning, Georgia.

Donde es importante resaltar que, según el grupo norteamericano ‘’School of América


Watch’’, aunque esa “escuela de asesinos” ha abandonado “su estrategia de combate al
comunismo y sus agentes” para concentrarse en la “guerra al narcotráfico”, no ha dejado de
impartir instrucciones contrainsurgentes. Ejemplo de esto son los 778 militares de Argentina,
Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala,
Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y
Venezuela, que en 1998 pasaron por sus aulas. En tanto que previamente, entre 1996 y 1997,
habían recibido instrucción en la SOA 481 militares mexicanos; entre ellos 167 en técnicas
contrainsurgentes y 49 en operaciones antinarcóticos, unido al entrenamiento en otras
instituciones estadounidenses de más de 3 000 soldados mexicanos (entre 1995 y 1999), así
como el apoyo norteamericano en la modernización de la estructura y armamento del ejército
mexicano, reforzándose asimismo el Escuadrón Aéreo de Fuerzas Especiales con
helicópteros estadounidenses UH-60 y MD-500, creándose además una Brigada de Reacción
Rápida y el FBI impartió cursos de capacitación a policías federales y estatales. En resumen,
bajo el amparo de la guerra contra el narcotráfico, nuevas generaciones de soldados y policías
mexicanos son educados en el contexto de subordinación de México a la estrategia de
Seguridad del Pentágono [10].

A las preocupaciones estadounidenses por los conflictos antes señaladas por las
insurgencias sociales, se le sumaron en el caso particular de México el hecho de que las
elecciones del presidente Calderón estuvieron marcadas por acusaciones de fraude electoral
señaladas por parte de la coalición opositora conformada por los partidos de la Revolución
Democrática (PRD), Partido del Trabajo (PT) y Convergencia, actos que estuvieron
acompañados por inmensas manifestaciones populares a favor del candidato del PRD,
Andrés Manuel López Obrador, y que culminaron en un fraude electoral a favor del candidato
de la ultra-derecha del PAN y en un gran plantón en la Avenida Reforma de la Ciudad de
México, como parte de una estrategia para desmovilizar y “apaciguar” el gran descontento
popular.

A lo cual se le sumaria en el mismo año del 2006, otro evento tal vez de mayor alcance
que las elecciones, en el esquema de las preocupaciones insurgentes de México-USA, que
fue la insurrección de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en ese mismo
estado, que preparó y organizó la lucha de los pueblos y la clase proletaria contra el estado-

87
capital, hasta enfrentarse directamente a las fuerzas federales de la entonces Policía Federal
Preventiva (PFP), a la vez que a los escuadrones de la muerte ulisistas, formados por
elementos especializados de los cuerpos legales del estado, así como sicarios, asesinos y
criminales de los brazos paramilitares de los capitalistas. Su trascendencia radica en la
formación de grupos paramilitares similares a los escuadrones ulisistas y la ocupación
territorial del espacio y las ciudades por parte de las fuerzas policiaco-militares del estado-
capital acaecido en Oaxaca, y que se vería después en todo México. La divergencia sería que
esta vez el Estado impulsará la contrainsurgencia antes de que la población pudiera levantar
y cerrar el paso a la muerte, como sucedió con la APPO, mediante las barricadas, la
autodefensa de masas, y la heroica resistencia de los pueblos y la clase proletaria. Ante estas
circunstancias, la militarización y paramilitarización, no tienen como objetivo real, el
combate a la “delincuencia organizada”, que en realidad es solo uno de los nombres del
estado-capital, sino impulsar una estrategia de contrainsurgencia preventiva para evitar que
experiencias como la APPO se repitan en el país.

Muestras de esta preocupación fueron expresadas el 14 de junio de 2009, por el


General Leonardo González García, Comandante de la Fuerza Aérea Mexicana, quien
puntualizó como las dos principales preocupaciones del Ejército Mexicano a la guerrilla y el
narcotráfico, en tal orden [11]. De manera tal que la contrainsurgencia preventiva se ha
enfilado contra de las numerosas insurrecciones y grupos armados como el Ejército Popular
Revolucionario (EPR), el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), Tendencia
Democrática Revolucionaria – Ejército del Pueblo (TDR-EP), las Fuerzas Armadas
Revolucionarias del Pueblo (FARP), y el Comando Jaramillista Morelense (CJM), además
del EZLN.

Así, la contrainsurgencia, encubierta bajo la guerra al narcotráfico, se viene derivando


del hecho de que son considerados como importantes factores de “inestabilidad” por los
gobiernos tanto mexicano como estadounidense a los grupos guerrilleros que han estado en
constante aumento, abarcando una gran cantidad de estados al interior de la República, como
Oaxaca, Estado de México, Morelos, Veracruz, Distrito Federal y Chiapas, en lo cual tiene
gran peso a los ojos de capitales extranjeros y nacionales, el hecho de que la gran mayoría se
opone al modelo neoliberal en el cual se incluye la llamada integración profunda en América
del Norte. [12]

No debemos olvidar, tal como lo hace Pilar Calveiro al indicar que lo que pasa en la
actualidad no puede considerarse una mera continuidad de lo que pasó durante la guerra
sucia, que la estrategia de contrainsurgencia preventiva, constituye una práctica histórica del
imperialismo estadounidense en la región de América Latina, y de la cual actualmente se ha
servido, con la ayuda de los gobiernos panistas o el actual priista en turno para profundizar
la subordinación directa de los cuerpos policiaco-militares, con miras de garantizar el avance
de la colonización y la agresión del estado-capital contra la población y el proletariado.

88
Cuanto y más cuando ella misma reconoce que de todas las denuncias de
desapariciones durante el periodo de contrainsurgencia en los 70 en México, 82% ocurrieron
en Guerrero. El mismo estado donde el 26 de septiembre de 2014 fueron desaparecidos los
43 estudiantes de la escuela Normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, política de
desapariciones que se ha sostenido, aunque ha disminuido a alrededor de diez casos
“oficiales” por añ, pero que se ha mantenida de manera selectiva por décadas, hasta
naturalizarse en el escenario político mexicano. Sin embargo ha vuelto a exponenciarse a
partir del año 2000, particularmente del 2006, de la mano con la “guerra contra el
narcotráfico” impulsada por el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa.

Así, Pilar Calveiro comete un grave error al señalar que las víctimas de las
desapariciones de hoy en día ya no son necesariamente los disidentes políticos, sino los
miembros periféricos de las redes criminales, personas utilizadas como mano de obra
desechable, tal como nos quiere hacer creer el discurso oficial [13].

Esta autora pasa por alto la lógica contrainsurgente de viejo cuño a la que viene
respondiendo la guerra al narcotráfico, y que en nuestro país toma mayor fuerza a partir de
la instauración de la “Iniciativa Mérida”, lanzada en 2008, puesto que ha incluido, además
de muchísimo dinero, la intervención cada vez más directa de los cuerpos policiaco-militares
imperialistas como la DEA, el FBI, el Departamento de estado, entre muchos otros,
manifestación concreta de la tendencia actual de profundizar la dependencia histórica del país
que se viene dilucidando en la región de Latinoamérica, a partir de una aguda profundización
de la dependencia que se ha venido dando con Norteamérica, desde México, hasta Colombia,
incluyendo Centroamérica. Expresiones de esto han sido el “Plan Colombia”, el golpe de
estado en Honduras de 2008, la escalada de la violencia narco-paramilitar en Guatemala, y
el conjunto de los efectos de la guerra contra
el pueblo en México, que también afectan a
El Salvador [14].

Así, en el caso particular de México,


desde los 80’ por influencia del Pentágono se
ha utilizado paulatinamente como pretexto la
“guerra contra el narcotráfico”, para
aumentar el control estatal sobre las áreas con
conflictos entre ciudadanos y autoridades
locales complicado aún más la situación.
Aunque especialmente Felipe Calderón, sin noción de la razón de Estado, sitúo al país en una
condición de debilidad más profunda ante una eventual intervención del Pentágono.
Situación que sea mantenido y agudizado con Peña Nieto, al no contemplar el hecho de que
nos encontrarnos en medio de una de las crisis económicas mundiales más severas de la era
moderna, y aplicar políticas económicas recesivas, anti-populares y entreguistas en materia

89
petrolera, nutriendo las tensiones de clase y el caldo de cultivo de los males que ambas
administraciones dijeron combatirían [15].

Bibliografía.

1. Álvarez Gómez Ana Josefina, compiladora. “Tráfico y consumo de drogas. Una


visión alternativa”. UNAM, FES ACATLAN, 1991.
2. Ezcurra Ana María. “Intervención en América Latina. Los Conflictos de Baja
Intensidad”. IDEAS, 1988.
3. Ezcurra María Ana. “El conflicto del año 2000. Bush: intervencionismo y
distención”. El juglar editores, 1990.
4. González Casanova Pablo. “Los militares y la política en América Latina”. Océano,
1988.
5. González Ortiz Ramón César. “La Iniciativa Mérida: Estado, militarización y
contrainsurgencia en México”. UNAM, Tesis de Maestría, 2013.
6. Heller Claude, compilador. “El ejército como agente de cambio social”. FCE, 1980.
7. Marini Ruy Mauro en; “Ensayo sobre una polémica inconclusa. La transición a la
democracia en América Latina”. Cueva Agustín, compilador. CONACULTA, 1994.
8. Montiel T. Fernando. “Morir por nada. Narcotráfico y violencia de Estado en
México”. L.D. Books, 2012.
9. Tavares dos Santos José Vicente, organizador. “Democracia, violencias e lutas
sociais na América Latina”. UFRGS, editora, 2009.

Hemerografía:

Calveiro Pilar. “Desaparición forzada: el miedo desde el Estado” en: ladobe.com.mx ›


Derechos Humanos

Notas

César Ramón González Ortiz es Sociólogo y Maestro en Estudios Políticos y Sociales por la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

[1] González Casanova Pablo. “Los militares y la política en América Latina”. Océano, 1988.
Pág. 11

[2] Marini Ruy Mauro en: Ensayo sobre una polémica inconclusa. La transición a la
democracia en América Latina”. Cueva Agustín, compilador. CONACULTA, 1994. Pág. 88

90
[3] Heller Claude, compilador. “El ejército como agente de cambio social”. FCE, 1980. Pp.
121-125

[4] Ezcurra Ana María. “Intervención en América Latina. Los Conflictos de Baja Intensidad”.
IDEAS, 1988. Pp. 99-100

[5] Salvador Martí i Puig, Diego Sánchez-Ancoechea. “La transformación contradictoria:


Democracia elitista y mercado excluyente en Centroamérica”. revistas.ucr.ac.cr ›› Martí i
Puig

[6] Ezcurra Ana María. “Intervención en América Latina. Los Conflictos de Baja Intensidad”.
IDEAS, 1988. Pp. 92-94

[7] Alejandro Gálvez Cancino en: “Tráfico y consumo de drogas. Una visión alternativa”.
Compiladora Ana Josefina Álvarez Gómez. Pág. 86

[8] Alejandro Gálvez Cancino en: “Tráfico y consumo de drogas. Una visión alternativa”.
Compiladora Ana Josefina Álvarez Gómez. Pp. 87-88

[9] Tavares dos Santos José Vicente, organizador. “Democracia, violencias e lutas sociais na
América Latina”. UFRGS, editora, 2009. Pág. 166

[10] Tavares dos Santos José Vicente, organizador. “Democracia, violencias e lutas sociais
na América Latina”. UFRGS, editora, 2009. Pp. 168-169

[11] Ibíd. Pág. 11 y 12

[12] Boletín de Política Exterior de México Época, Herrera Santana David, “Bases para la
comprensión de la Iniciativa Mérida. Seguridad en la Relación México – Estados Unidos.
No. 2, FCP y S-UNAM, enero-marzo de 2010. Pág. 10

[13] Calveiro Pilar. “Desaparición forzada: el miedo desde el Estado” en: ladobe.com.mx ›
Derechos Humanos

[14] www.rebelion.org/noticia.php?id=163813

[15] González Ortiz Ramón César. “La Iniciativa Mérida: Estado, militarización y
contrainsurgencia en México”. UNAM, Tesis de Maestría, 2013. Pp. 100 a 103.

LA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD CONTRA VENEZUELA

Venezuela enfrenta una agresiva ofensiva nacional e internacional en momentos en


que su principal producto de exportación y fuente de divisas, el petróleo, sufre una merma
importante de su cotización en el mercado.

91
La Revolución Bolivariana viene siendo asediada por factores internos y externos que desde
el plano económico, político e ideológico intentan derrocar un proyecto surgido de la mano
del líder y Comandante, Hugo Chávez Frías.

El protagonismo de la
Revolución ha permitido el
avance de proyectos de
integración y unidad en
Latinoamérica, y ha servido de
referente para la consolidación
de proyectos políticos de carácter
soberano que alteró la
hegemonía estadounidense en la
región.

Luego de derrotado el
Golpe de Estado en 2002, el paro
petrolero del mismo año, así como los diversos intentos de los sectores opositores por
derrocar a la Revolución (el más reciente ocurrido en marzo de 2014 bajo el nombre de “La
Salida”) todos ellos financiados y auspiciados por EU, la estrategia apunta ahora a la guerra
de baja intensidad en áreas sensibles de la economía, a intentar debilitar el contenido político
e ideológico legado por el Comandante Chávez y la unión cívico militar forjada en la lucha
contra quienes sueñan quebrar el orden constitucional.

La Guerra económica

Una guerra de vieja data que busca quebrar a la Revolución tiene varios componentes
y que pasa por la dependencia del país con la renta petrolera que genera distorsiones en la
economía y facilita una cultura importadora que propicia la acción desestabilizadora:

En el plano interno:

a) Acaparamiento y especulación con los productos de la cesta básica de la población.


Práctica que incluye esconder productos de primera necesidad para generar caos,

92
inquietud y angustia en la población. Los productos afectados van desde el
medicamentos, productos de limpieza, alimentos, repuestos, etc.
b) Venta con sobreprecio de productos adquiridos con divisas otorgadas por el gobierno
con tasas preferenciales. Una práctica denunciada por factores nacionales e
internacionales que tienen como base el uso inescrupuloso de los recursos de los
venezolanos para enriquecer a los sectores de la burguesía importadora y a las cadenas
de distribución en manos de la empresa privada.
c) Así, en Venezuela los productos tienen un sobreprecio del mil por ciento, si se
comparan con los valores de las mismas mercancías en otros países de la región.
d) Desvió de divisas hacia cuentas en el exterior o para alimentar el mercado paralelo.
Una práctica realizada por factores del capital con la participación de ex-funcionarios
del gobierno que han incurrido en este delito contra la patria. A esto se suma la
práctica de particulares de extraer divisas preferenciales autorizadas (a Bs.11, 50 o a
Bs.6, 30 por dólar) por el Gobierno venezolano para su posterior reventa en el
mercado paralelo con un incremento de hasta el mil 300 por ciento.
e) Manipulación de productos para venderlos con mayor costo en “nuevas
presentaciones”. Productos como el arroz, es “aderezado con ajo”, la leche es
“enriquecida con calcio”, y así con diversos productos para encarecer su venta. A esto
se suma el extraño caso de la desaparición de la leche de los anaqueles, mientras los
mismos son inundados con derivados de lácteos como el yogurt.
f) Desaparición de marcas puntuales de productos de primera necesidad. Un fenómeno
interesante tiene que ver con la desaparición de algunas marcas de productos que
afectan a sectores tradicionalmente ligados a los mismos. Tal es el caso de la harina
pre-cocida de maíz, que la población asocia a una marca específica y ante su
acaparamiento por parte de los distribuidores se califica como ausencia total del
producto, cuando hay otras marcas del mismo en los anaqueles.
g) Contrabando de extracción. Promovido desde países fronterizos con Venezuela. El
caso más reciente lo constituye la incautación de miles de toneladas de productos
alimenticios, para higiene personal, detergentes, baterías, etc., incautadas en un
operativo en el estado Zulia; un caso presentado por el vicepresidente de la República,
Jorge Arreaza.

En el plano externo:

93
1) Bloqueo a las fuentes de financiamiento. Por lo general controladas por
EE.UU. y sus aliados occidentales, quienes han estado implicados en las
acciones contra Venezuela. El caso más reciente el aumento del riesgo país
declarado unilateralmente por la calificadora financiera Moody's, institución
que además “alertó” sobre la posibilidad de “quiebra de la economía
venezolana”; hecho que dificulta el acceso a financiamiento y deprecia el
valor de los activos financieros venezolanos en el mercado internacional. Una
práctica nada inocente.
2) Descrédito de Venezuela y sus aliados en materia económica. Un eje de la
ofensiva incluye deslegitimar a los gobiernos e instituciones que invierten en
Venezuela; así, la participación de China y Rusia en proyectos productivos
son vistos como intentos de controlar el país o como injerencia en los asuntos
internos en un proceso que pasa por descalificar ante la opinión publica los
acuerdos y compromisos alcanzados por el gobierno nacional venezolano.
3) Ataque a los precios petroleros mediante un incremento de la oferta. Estados
Unidos viene aumentando la oferta con crudo obtenido mediante el método
de fractura hidráulica (fracking); a partir de la comercialización de
hidrocarburos obtenidos en Libia e Irak, luego de controlar la producción
petrolera de estos países tras la guerra de intervención llevada a cabo con sus
aliados de la OTAN; y el incrementos de la producción, por encima de la cuota
acordada en la OPEP, por países como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes
Unidos. Esto ha afectado la estabilidad de los precios del petróleo afectando
la principal fuente de divisas de Venezuela.
La Guerra ideológica

La ofensiva contra Venezuela incluye el ataque en el plano ideológico a través de los


medios de comunicación que se han encargado de crear matrices como:

- Inminencia de un “estallido social”.

- Protestas generalizadas en el país por parte de sectores opositores que “resisten al régimen”.

- Caos generalizado y hambruna en la población

- Violencia desbordada y “represión gubernamental” contra los factores “democráticos”.


Recientemente en los premios Oscar varios artistas llamaron a la paz en Venezuela, en una
campaña alimentada a través de las redes sociales que demuestra el carácter manipulador de
la ofensiva de la derecha y la ignorancia de quienes se prestaron al juego politiquero.

- Inminencia de un golpe de estado promovido por factores internos de la Revolución


descontentos con el presidente Maduro.

La idea es generar angustia en la población, gestar “apoyo” en la opinión pública


mundial y crear las condiciones para justificar cualquier acción contra la Revolución y su

94
gobierno. Una agenda ya observada en Chile, Libia, Siria, Irak, en las llamadas revoluciones
de colores y en los países en los que EU y Occidente están interesados en apoderarse de sus
recursos naturales. Y Venezuela es el país con mayores reservas petroleras del planeta, una
razón de peso para la acción desestabilizadora.

Otro aspecto de la guerra


ideológica está relacionado con intentar
desligar al presidente Maduro y los
dirigentes de la Revolución del legado
de Chávez. De repente la oposición
empezó a admirar al comandante
Chávez y se convirtió en defensora de
su obra, en un esfuerzo por apropiarse
de la simbología, el discurso y la
construcción consciente que ha alcanzado la Revolución, así como del vínculo profundo con
el pueblo que caracterizaba al líder. Maduro pasó a ser presentado como quien torció la ruta
de la Revolución, hecho que tiene como fin quitarle pueblo al proyecto político.

Esta práctica no debe confundirse con el debate necesario que debe darse en la
sociedad venezolana; no obstante, la acción manipuladora de los medios en no pocas
ocasiones descontextualiza el mismo para presentar supuestas fracturas en el seno de la
Revolución.

La Guerra política

Venezuela ha sido objeto de sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos que
representan una violación de su soberanía y que pretenden arrodillar a la nación. Destaca que
la vocería opositora ha perdido fuerza y capacidad convocatoria. Incluso los medios de
comunicación que asumieron el rol político en una etapa han perdido legitimidad.

Ante esta falencia, la ofensiva discursiva ha sido asumida por medios internacionales,
funcionarios estadounidenses o personeros políticos de otros países (como Álvaro Uribe
Vélez) quienes incursionan con igual intensidad sobre asuntos internos de sus respectivos
países como sobre la patria de Chávez y Bolívar.

La respuesta de la Revolución

La respuesta no se ha hecho esperar. La contraofensiva de la Revolución incluye:

a) La presencia inmediata en la calle, junto al pueblo, en la tarea de garantizar la paz


ciudadana y derrotar a quienes mantienen la guerra económica contra la nación.
b) Reconocimiento de las fallas y la toma de correctivos para subsanar las falencias y
los errores, con la responsabilidad y la capacidad autocrítica que legó el Comandante
Chávez. Es importante destacar que el Gobierno ha dado la cara a los problemas y

95
actúa en la solución de las dificultades, incluso si estas pasan por revisar la conducta
de funcionarios o su procesamiento legal en caso de conductas que vayan en contra
de los principios de la Revolución o las leyes.

c) Garantía de la inversión social y de los recursos necesarios para garantizar el bienestar


de la población. En esta dirección se limitaron los gastos suntuarios y se aplicaron
medidas para regular el uso óptimo de las divisas que ingresan al país.

d) Presencia internacional para romper el cerco económico internacional y generar


inversión y recursos para el desarrollo de la economía productiva que supere el
rentismo dependiente del petróleo.

e) La gira del presidente Maduro responde a una estrategia encaminada a ampliar los
vínculos de Venezuela en materia política y económica, así como defender la OPEP
y llegar a acuerdos dirigidos a contrarrestar la baja de los precios del petróleo y el
impacto negativo en la economía.

f) Fortalecimiento de la integración y de la presencia internacional de Venezuela en


Latinoamérica.

Pero quizás la política de mayor impacto ha sido la presencia en la calle con el pueblo
para garantizar la marcha de la Revolución, siguiendo la ruta trazada por el Comandante.

Hemerografia:

• https://www.telesurtv.net/news/Guerra-de-baja-intensidad-contra-Venezuela-
20150114-0058.html

La guerra de baja intensidad contra Nicaragua en los ochentas

En las consideraciones económicas, políticas, ideológicas, militares, de los


neoconservadores del Pentágono y de la Casa Blanca, perciben a Nicaragua y su gobierno de
izquierda como un peligro potencial de “desestabilización” de la región, por el ejemplo que
lleva implícita su política de combate a la desigualdad económica y de oportunidades, a la

96
lucha frontal contra la pobreza extrema y la desigualdad. Para ello están movilizando los
recursos económicos, políticos y mediáticos necesarios, con el propósito de eliminar en el
más corto plazo, el fortalecimiento del proyecto revolucionario.

Para la administración norteamericana, que tiene como base de análisis estratégico


los documentos II y IV de Santa Fe y el Consenso de Washington, documentos que fueran
elaborados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) entre los años 1980 y 1986,
precisamente por temor a la propagación de la izquierda en la región y que hoy siguen
sirviendo como base operativa para el fortalecimiento de la política de dominación en
América Latina, lo más urgente es incidir en la conciencia de la población para buscar cómo
revertir los valores de solidaridad que generan las políticas económicas e ideológicas del
Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional en la población, y que se expresan como
valores socialmente compartidos. Para lograrlo se apoyan en el papel mediático que los
medios de comunicación como La Prensa SA, El Nuevo Diario, la Radio Corporación, la
Radio 15 de Septiembre, y programas como Esta Semana, del ideólogo de la oligarquía
conservadora, Carlos Fernando Chamorro, entre otros medios, porque de lo que se trata en
este nuevo contexto sociopolítico y económico es del control de la población, su
desmovilización y la confusión de la misma.

El Conflicto de Baja Intensidad (CBI) que nos está imponiendo la administración


norteamericana, se refuerza con la presión que organismos internacionales de cooperación
financiera ejercen como mecanismo para legitimar las posiciones político-ideológicas que
ofrecen los partidos políticos de la derecha. En esa misma línea de pensamiento operan las
organizaciones llamadas no gubernamentales (ONG), que se prestan al juego de desgate y
deslegitimación, desde organizaciones que cubiertas con el manto de ONG hacen política
partidaria en contra de las políticas del Gobierno. Entre las que más destacan en este papel
están: Movimiento por Nicaragua, Centro Nicaragüense de Derechos Humanos,
Coordinadora Civil, Comisión Permanente de Derechos Humanos, Ética y Transparencia,
Ipade, etc.

La presión diplomática de los organismos internacionales y de algunas embajadas,


cuyos países otrora fueron considerados de izquierda o social demócrata, cooperan en la línea
de desestabilización política del gobierno, y en la búsqueda del desgaste de la base social,
bajo los manidos argumentos de la derecha, a quienes ahora sirven.

Es importante tener en cuenta lo anterior, porque va a ser reforzada por la utilización


de estructuras regionales de negociación que generen condiciones de legitimación de las
fuerzas contrarrevolucionarias, (MRS, PLC, ALN-PC), tales como la Organización de
Estados Americanos (OEA), a la vez que limiten las posibilidades de acción de las posiciones
revolucionarias; procurando además generar confusión y desmovilización en el seno de la
población.

97
Siendo el objetivo final de la CBI el control de la población, más que el control militar
sobre el territorio, resulta de vital importancia para los Estados Unidos el hecho de aparecer
como defensor de los intereses concretos de algunos sectores sociales del país, bajo la
mampara de defender los “valores democráticos”, auspiciando a todos cuantos se les
aparezcan y que se quieran revertir las acciones revolucionarias. Para ellos es importante que
los perciban como tales y les otorguen legitimidad a los planes de desestabilización.

Es claro el papel que los EU le están asignando al conflicto de alta intensidad, en su


sentido mediático e ideológico; por ello priorizan las operaciones psicológicas en su amplia
gama de acción, desde la posibilidad de un magnicidio en contra del compañero Daniel
Ortega, hasta la manipulación de los medios de comunicación locales y la
instrumentalización de los líderes religiosos, políticos, laborales, campesinos... Prueba de lo
anterior se manifiesta en las declaraciones abiertas de pastores de la Iglesia Católica,
radicalmente de derecha, en los comunicados oficiales vía Conferencia Episcopal; la
sistematización mediática de los medios de comunicación con ejes bien definidos por las
fuente del poder ideológico, cuyo referente es CNN; sin olvidar el alto contenido de lucha
ideológica que desarrollan los operadores políticos, cubiertos con el ropaje de “analistas
políticos” que deambulan de un canal y una emisora a otra.

Importa destacar el rol que les ha sido designado a los intelectuales, que al amparo de
la revolución popular sandinista ganaron nombre y lauros, y que hoy día, forman parte del
coro de renegados que se rasgan las vestiduras por la política antiimperialista del FSLN.

Ellos son la punta de lanza de la guerra de baja intensidad en materia mediática e


ideológica. Para ello se han distribuido la tarea entre la señora Sofía Montenegro, atendiendo
a las feministas, y el Centro de Comunicación Cinco y la revista Confidencial al señor
Edmundo Jarquín, como contraparte de la Embajada gringa en el país y como representante
de la derecha en Latinoamérica, con base de operaciones en Panamá; a Carlos Fernando
Chamorro en los medios de comunicación, por medio de sus programas de televisión Esta
Semana y Esta Noche, y como director de la revista Confidencial, donde comparte
pensamientos y estilo de vida con Sofía Montenegro; y el poeta Ernesto Cardenal, que juega
el papel de “víctima”, aun cuando todos sabemos que el victimario de las comunidades de
Solentiname es él, entre otros.

Si observamos con claridad, veremos que tanto El Nuevo Diario como La Prensa,
hacen todos los esfuerzos mediáticos posibles, no sólo por ocultar los logros que en materia
de salud, educación, empleo, crecimiento de las exportaciones, mantenimiento de la energía
eléctrica, crédito para los medianos y pequeños productores, reversión de la concentración
latifundista y retorno de la propiedad agraria a quienes la saben producir; también lo hacen
para mantener una línea oficial de desprestigio en contra de los planes del gobierno, así como
para alentar a una oposición, que huérfana de ideas propias, necesitan de estos medios para
recibir orientaciones ideológicas.

98
Su objetivo es crear zonas de poder, a través de una relación de “disposición” con
sectores importantes de la población, que en última instancia serán la punta de lanza del
pretendido “derrocamiento” de la dictadura que se inventaron.

LA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD APLICADA CONTRA BRASIL

La República Federativa de Brasil es la sexta economía


mundial, el quinto país más poblado, y el quinto país más
extenso del mundo. Su superficie constituye casi
la mitad del territorio de Suramérica, y salvo
por Chile y Ecuador, limita con todos los
países de la región. Todo ello le asigna un papel
preponderante desde el punto de vista geopolítico.
Brasil ha liderado una constante estrategia de integración
regional: la creación del Mercosur hace 25 años, junto a
Argentina Uruguay y Paraguay, con el agregado de Venezuela,
ha apuntalado al proyecto más ambicioso del Unasur.

La fundación oficial del bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India,


China y Sudáfrica) en Rusia (Ekaterimburgo 2008), que al decir del vocero de
Goldman Sachs, Jim O'Neill, en 2025 se habrá transformado en un avasallador bloque a
escala mundial, ha provocado que se prendan todas las alertas del 'stablishment' mundial.
Brasil es pieza fundamental en el mapa de recomposición geoestratégica internacional.

Profesionales de la disidencia y levantamientos sociales se encuentran en las


principales ciudades de Brasil, los mismos especialistas en revueltas y desestabilización
social que orquestaron la primavera árabe, los movimientos sociales de España, Grecia y los
incitadores del conflicto en Ucrania, de la mano de oportunistas y mercenarios políticos, están
bajo la encomienda de desestabilizar el hermoso país sudamericano.

Los ingredientes por los que Brasil enfrenta hoy una de las crisis sociales y políticas
más importantes en su historia moderna se asemejan mucho a los problemas que las naciones
latinoamericanas más importantes enfrentan

El objetivo pareciera que es apuntar a la desintegración de los bloques que a nivel


global pretenden crear un contrapeso económico, político, territorial y militar a los grupos
que han sostenido la hegemonía política durante los últimos cincuenta años. No hay que
olvidar que la Cumbre de Fortaleza, celebrada el año pasado, significó un importante avance
hacia un mundo multipolar.

En contra sentido el papa Francisco, dentro de su liderazgo global, en su pasada visita


a Sudamérica hizo en Bolivia el planteamiento de toda una estrategia regional para la
integración de América Latina y la consolidación de la región como un grupo relevante en el

99
mundo. "Pido que cuiden y acrecienten la unidad ante todo intento de división, es necesario
para crecer en paz y justicia los países de la patria grande".

Integración 'versus' atomización es a lo que América el día de hoy se enfrenta, y Brasil


es clave en el futuro de ambos planteamientos ya sea en la atomización que genera
subordinación, subdesarrollo y pobreza, o en la integración que fortalezca, genere
prosperidad e inclusión y disminuya la desigualdad social.

Los ingredientes por los que Brasil enfrenta hoy una de las crisis sociales y políticas
más importantes en su historia moderna se asemejan mucho a los problemas que las naciones
latinoamericanas más importantes enfrentan; la crisis provocada por la baja en los precios de
los energéticos, inseguridad, corrupción, pérdida de legitimidad de sus gobernantes y
desigualdad social, podrían desencadenar en países como México, Venezuela y Argentina
una especie de reacción en cadena que provoque la caída de los Gobiernos actuales y, como
consecuencia, una grave crisis en toda la región. No suena descabellado pensar que la
intención de desestabilizar al eje de la integración sudamericana también busque como daño
colateral el colapso de la región.

¿Se estará orquestando en el continente una 'primavera' sudamericana?

Compilación del

I.’.P.’.H.’. Francisco Arango, 9º y último.

Ilustre Capitán de Guardias del Consejo Supremo del Rito Latinoamericano

Lista de painas web de donde se obtuvieron las imágenes


http://www.cubadebate.cu/opinion/2008/11/21/contrainsurgencia-informativa-en-la-guerra-
de-baja-intensidad/
https://www.definicionabc.com/historia/urss.php
http://www.europapress.es/nacional/noticia-aume-denuncia-defensa-solo-convoca-191-
plazas-militar-permanente-frente-65000-temporales-20170810154124.html
http://www.prensaislamica.com/nota7064.htmL
https://www.telesurtv.net/news/Nueva-intervencion-de-EE.UU.-en-bases-militares-de-
Colombia-20150805-0063.html
https://www.animalpolitico.com/2012/01/la-guerra-contra-el-narcotrafico-ya-llega-a-831-
municipios/
https://www.3djuegos.com/comunidad-foros/tema/25974230/0/guerrillas-en-america-latina/
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_1854000/1854285.stm
https://magis.iteso.mx/redaccion/los-desaparecidos-en-m%C3%A9xico-
%C2%BFd%C3%B3nde-est%C3%A1n

100
https://www.crisisgroup.org/es/latin-america-caribbean/andes/venezuela/venezuela-tough-
talking
https://actualidad.rt.com/actualidad/218361-siete-caricaturas-ejemplifican-
intervencionismo-eeuu
http://www.baptistfaithmissions.org/Missionaries_in_Brazil.aspx

101
CONCORDIA PARVAE RES CRESCUNT

102
América Latina se ha caracterizado por ser un crisol cultural producto de la fusión entre la
cultura de los pueblos originarios y la cultura derivada de la herencia europea, la impronta
de la formación de los estados modernos durante el siglo XIX y las contribuciones de los
importantes movimientos migratorios tanto de ultramar como de países limítrofes con su
consecuente mezcla de costumbres, lenguas y saberes, que conformaron una peculiar síntesis
de expresiones culturales, específica en cada país de nuestra amplia región y con un mayor
o menor grado de diversidad. De todas formas, a pesar de las diferencias y peculiaridades
sociopolíticas y culturales, coexisten denominadores comunes muy evidentes y marcados,
como el idioma, una historia común y una condición compartida de naciones expoliadas por
las potencias centrales.

Aunque el concepto de Cultura es sumamente amplio, tanto así que se han escrito infinidad
de tratados antropológicos tan solo para tratar de definirlo, coloquialmente, en el lenguaje de
la administración pública la palabra Cultura se refiere al conjunto de actividades realizadas
por una población y el estado que la engloba relacionadas con el bagaje histórico, educativo,
artístico, científico y arquitectónico en un determinado momento temporal. Están
constituidas, por una parte, por los trabajos desarrollados por los miembros de la población
dedicados a ellas de manera profesional (es decir, con estudios formales o informales y
buscando percibir ingresos) o por los que las ejercen como estudiantes o aficionados, sólo
por un deseo de aprendizaje, crecimiento o esparcimiento, y por la otra, por las políticas
gubernamentales, instancias institucionales e infraestructura desarrolladas por el estado
precisamente para la normación, apoyo y realización de dichas actividades.

De acuerdo a lo anterior, cuando hablamos de Cultura en el presente ensayo,


nos referiremos a asuntos relacionados con la educación, el desarrollo de la ciencia y la
tecnología, el conjunto de las diferentes expresiones artísticas y los espacios y equipamientos
dedicados a su desarrollo, difusión y disfrute, así como también al estudio y conservación del
bagaje histórico y arquitectónico.

Aunque todo lo relacionado con los medios masivos de difusión, como la


radio, la televisión, la prensa y las publicaciones periódicas y, de unos años para acá, los
sitios web y las redes sociales surgidas a partir de la tecnología del internet, estrictamente
también pertenece al ámbito de lo cultural y juega un papel importantísimo en la educación
(o deseducación) de las poblaciones de todos los estratos sociales, estas actividades son

103
usualmente manejadas por instancias diferentes a las culturales, referidas más concretamente
a asuntos de administración o control interior, como la secretarías o ministerios de
gobernación o del interior. Por esta razón, sólo abordaremos estos asuntos de manera
colateral, pero sin dedicarles un apartado específico. Lo mismo puede decirse de todo lo
relacionado con las religiones.

El derecho a la cultura, o mejor dicho, los derechos culturales están


plenamente reconocido por la Declaración de Derechos Humanos y se refieren concretamente
a los derechos relacionados con el arte y la cultura, entendidos en una amplia dimensión,
promovidos para garantizar que las personas y las comunidades tengan acceso a ellos y
puedan participar en aquel bagaje que sea de su elección y para asegurar el disfrute de los
mismos y de sus componentes en condiciones de igualdad, dignidad humana y no
discriminación. Luego entonces, son derechos relativos a cuestiones como la lengua, la
producción cultural y artística, la participación en la cultura, el patrimonio cultural, los
derechos de autor, las minorías y su acceso a la cultura, entre otros.

La Declaración de Derechos Humanos se refiere a los Derechos Culturales a aquellos que


están encaminados a que la población, de manera íntegra, pueda:

• Participar en la vida cultural, lo que se refiere a la libertad para ejercer las prácticas
culturales y acceder a sus expresiones materiales e inmateriales, como también gozar de la
protección y promoción de las mismas.

• Gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones, entendido como el
acceso a los conocimientos, métodos e instrumentos derivados de la investigación, al igual
que la tecnología y las aplicaciones que emanen de ellos, a fin de satisfacer las necesidades
comunes a toda la humanidad y prever consecuencias adversas para la integridad y dignidad
humanas.

• Tener la protección de los intereses morales y materiales correspondientes a las


producciones científicas, literarias o artísticas, a fin de reconocer la vinculación personal
entre los individuos, pueblos, comunidades y otros grupos con sus creaciones o patrimonio
cultural colectivo, al igual que los intereses materiales básicos necesarios para que
contribuyan, como mínimo, a un nivel de vida adecuado.

• Disfrutar de la libertad para la investigación científica y la actividad creadora, cuyo objeto


radica en asegurar que dichas actividades se realicen sin obstáculos, restricciones o censura

104
de cualquier clase, garantizando máximo nivel de garantías éticas de las profesiones
científicas.

Aunque las diversas tendencias político-económicas de los diferentes gobiernos de los países
latinoamericanos dan un diferente apoyo o énfasis al sector cultural, todos coinciden en que
este apoyo “viste” o legitima al poder del estado. De esta manera en los países con regímenes
más inclinados hacia la derecha del espectro político, dichos apoyos, otorgados con
presupuestos muchísimo muy inferiores a los de otros rubros, son ampliamente publicitados
y tienden a encaminarse a manifestaciones artísticas de élite o que pueden ser aprovechadas
como recursos turísticos. Por el contrario, al otro lado del espectro, los regímenes inclinados
a la izquierda tienden a dar más apoyos reales para el desarrollo cultural de toda la población,
desde programas masivos de alfabetización hasta el apoyo a manifestaciones artísticas
populares o a la democratización de las artes tradicionalmente vinculadas con las clases
dominantes, como la música clásica o el ballet.

Pero incluso existiendo estas diferencias en el peso que cada gobierno


latinoamericano da a la cultura, comúnmente los elementos más inclinados a considerar a la
cultura como un motor de desarrollo humano fundamental tienden a incrustarse en las
estructuras burocráticas culturales, impulsando o tratando de impulsar de un modo que muy
a menudo resulta conflictivo con las instancias más altas del poder, los intereses propios del
sector cultural, que si bien no están en modo alguno unificados y a veces hasta están
confrontados, si están encaminados a la creación de espacios e instancias donde puedan
accionar o ejercer su actividad.

De esta manera, el sector cultural es el campo de batalla entre diversas fuerzas


que compiten por imponer su propia visión de lo que debe ser esta actividad y de esta manera
logran gestionar, aún ante gobiernos autoritarios o neoliberales, la apertura o creación de
centros culturales o programas de apoyo a las artes, aún cuando estas devengan en mero
entretenimiento. Así, en América Latina se han creado museos, centros culturales, teatros,
salas de concierto y demás infraestructura cultural que operan en mayor o menor medida, aún
cuando a menudo son prácticamente abandonados después de su creación o condenados a
trabajar con recursos mínimos. Sin embargo, a pesar de esas dificultades, esos espacios llegan
a fungir como intersticios por donde pueden “colarse” gestores o creadores culturales más
progresistas. No es de extrañar que cuando un régimen muestra su verdadera cara en lo
autoritario o en lo abiertamente capitalista y explotador, sea el sector que es golpeado en
primer lugar, ya sea con la represión, los recortes, la búsqueda de su control incondicional o,
en casos extremos, su completa desaparición.

105
Educación.

Uno de los principales indicadores del desarrollo cultural, si no el eje fundamental del mismo
en torno al cual giran los otros, es el grado de alfabetización de cada país de la región. Aunque
los países de Latinoamérica han logrado ciertos avances en sus indicadores educativos en las
décadas más recientes y han conseguido reducir las tazas de analfabetismo, este problema
sigue existiendo y representa una de las situaciones de exclusión más graves que debe
afrontar la región.

El acceso al lenguaje escrito es, indudablemente, un derecho humano fundamental que


constituye, además, un recurso necesario para el ejercicio de los otros derechos elementales.
Una sociedad igualitaria y democrática no puede ser funcional si una parte significativa de
su población carece de las herramientas necesarias para la adquisición de conocimiento. Por
ello, es necesario contar con una población adulta que pueda ejercer una ciudadanía activa
mediante la expresión de su pensamiento en forma escrita y la comprensión de la palabra
escrita de los demás.

Hoy en día, más del 9% de la población de más de 15 años se encuentra en situación de


analfabetismo absoluto en América Latina y el Caribe, es decir, unos 38 millones de personas,
según datos oficiales de la UNESCO. Pero si se toma en cuenta el analfabetismo funcional,
es decir, personas que saben leer y escribir, pero carecen de las condiciones y alicientes para
hacerlo, la cifra aumenta considerablemente.

Haití padece el problema de analfabetismo más grande, al superar el 50% de su población.


En México, 5.4 millones de personas son todavía analfabetas, especialmente entre su
población rural e indígena. En Honduras, por ejemplo, uno de cada cinco campesinos es
analfabeta.

Aquí podemos ver, de manera gráfica, cual es la situación de la alfabetización y la


escolaridad en los países de América Latina:

106
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (18
PAÍSES): TASA DE ANALFABETISMO
ABSOLUTO Y DE NO CONCLUSIÓN DE
CICLO EDUCATIVO DE LA POBLACIÓN
ADULTAa

(Alrededor de 2010)

90

80

70 58

44
60

50 24

40

30

20

10

0 N
o
Analfabetismo Absoluto No
c
conclusión Primaria No o
conclusión Baja
n
Secundaria c
l
u
s
i
ó
n
A
l
t
a
S
e

107
cundaria

Fuente: Instituto de Estadística de la UNESCO – UIS – base de datos de


educación accesible en http://www.uis.unesco.org y Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de tabulaciones
especiales de las encuestas de hogares de los países.

a Población de 15 años y más para tasa de analfabetismo y de


entre 20 y 64 años para población de no conclusión de ciclos
educativos.

108
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (23
PAÍSES): TASA DE ALFABETISMO 96 98 98 99 99 100
93 94 94 96 96
90 90 90 91 92 93
ABSOLUTO
84 85 87 PARA LA POBLACIÓN DE 15
75 78
AÑOS O MÁS, ALREDEDOR DE 2010

1
49
0
0

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
Uruguay
México

Paraguay

Antillas Holandesas
Guatemala

Nicaragua

El Salvador

Rep. Dominicana
Honduras

Bolivia (Est. Plur. de)

Ecuador

Costa Rica

Cuba
Haití

Jamaica

Perú

Brasil

Panamá

Argentina

Chile

Trinidad y Tabago
Venezuela (Rep. Bol. de)
Colombia

cerca de 2010 cerca de 1990

Fuente: Instituto de Estadística de la UNESCO – UIS – base de datos de educación


accesible en http://www.uis.unesco.org.

109
Otro indicador importante para entender el desarrollo cultural y educativo es la cobertura
escolar de cada país y los índices de conclusión de los diferentes niveles educativos.

La educación primaria, idealmente universal y gratuita tiene como objetivo aportar


el desarrollo de habilidades, conocimientos y valores que permitan una vida digna y de
calidad, con la capacidad para la toma de decisiones consiente e informada y la
participación en el desarrollo de la colectividad.

Han habido avances en la expansión y cobertura del acceso educativo en la región.


A comienzos de la década de los noventa ya se había prácticamente logrado la
universalización del acceso a la educación primaria. Sin embargo, la progresión y
conclusión de dicho acceso todavía no era la ideal. Veinte años después la región ha tenido
algunos logros significativos en esta materia, pero aun hay países que están muy lejos de
lograr una real universalización de este nivel de enseñanza.
Como se muestra en la siguiente gráfica, han habido avances en la expansión
educativa de la región en décadas recientes, alcanzando tasas promedio de conclusión de la
enseñanza primaria superior al 75%. La brecha existente a favor de las nuevas generaciones
de adultos (20 a 24 años) respecto de la generación anterior (55 a 64 años) es especialmente
evidente en los países más rezagados. Ya desde los años sesentas algunos países de la región,
entendieron que era necesario aumentar el número de años de educación requeridas para la
inserción social, económica y productiva de su población, por lo que los años de educación
obligatoria se extendieron para superar la enseñanza primaria. Actualmente, muchos de los
países de la región incluyen 8, 9 o más años en el ciclo básico obligatorio de educación.
Estos logros indican que las nuevas generaciones están mejor formadas en las
habilidades básicas de alfabetización, aunque es claro que la cobertura y mayores logros
educativos no aseguran la calidad de lo aprendido. A su vez, aun persiste un porcentaje
importante de población adulta que requiere programas de apoyo en alfabetización, dado
que, por su edad, ya no tuvo oportunidad de pasar por este proceso educativo de manera
formal.

AMERICA LATINA Y EL CARIBE (18 PAÍSES): TASA


DE CONCLUSIÓN DE ENSEÑANZA PRIMARIA,
SEGÚN TRAMO DE EDAD, ALREDEDOR DE 2010

1 95 93 93 94 94 94 95 95 99 98 9589
88 89
83 80 81
0 71
75
66
0
59 59 60 58
51
45
39 40
90 36
33
29

25 80

110
70

60

50

40

30

20

10

México
Paraguay
Nicaragua

Ecuador

El Salvador

Uruguay
Guatemala

Rep. Dominicana

Argentina
Colombia
Honduras

Bolivia (Est. Plur. de)

Brasil

Costa Rica

Venezuela (Rep. Bol. de)


Perú

Panamá

Chile
20 a 24 años 55 a 64 años

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe


(CEPAL), sobre la base de tabulaciones especiales de las
encuestas de hogares de los países.

El desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC)


utilizadas en los ámbitos más variados de las actividades humanas hace necesaria que
la población alcance niveles de capacidad en lo digital para lograr una mayor
inclusión social. Aunque las certificaciones educativas son muy importantes para la
participación plena en la economía, la sociedad y la política, cada vez son más
importantes la utilización y el acceso pleno a las TIC. Más aún, la llamada sociedad
de la información no es sustentable ni en términos productivos ni comunicacionales
sin la masificación de esas capacidades digitales y sin la progresiva extensión a toda
la población del uso de las TIC con fines de aprendizaje, sociabilidad, participación
y trabajo.

En este sentido, la región enfrenta muchos retos, ya que el grado de utilización


de Internet, una herramienta esencial para el acceso a la información en el mundo
globalizado de hoy, es aún menor. En el gráfico siguiente se ve que entre 10% y 40%
de personas han utilizado Internet en el último año. Nuevamente, los países con mayor
expansión en el acceso a TIC (Chile y Uruguay), son los que muestran niveles de uso
más significativos, pero sólo alcanzan al 40% de la población adulta

111
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (PAÍSES
SELECCIONADOS): PORCENTAJE DE PERSONAS
ENTRE 15 Y 74 AÑOS QUE HAN USADO INTERNET
(EN CUALQUIER LUGAR)

EN LOS ÚLTIMOS 12 MESES,


ALREDEDOR DE 2009

45 40 41

34
40 29 31
27
23 24
35
14 16
11 12
30

25

20

15

10

0
Uruguay
Rep. Dominicana
El Salvador

Nicaragua

México
Honduras

Paraguay

Ecuador

Costa Rica
Panamá

Chile
Perú

Brasil

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe: Sistema de


Información Estadístico de TIC.

Sin embargo, esta brecha está reduciéndose rápidamente, pues a pesar de este
acceso segmentado a la tecnología, los niños y jóvenes se están integrando al mundo
de la tecnología de modo masivo. De hecho, el aumento de la conectividad en los
hogares con jóvenes de entre 13 y 19 años es más acelerado que el que registran los

112
hogares compuestos únicamente por mayores de 20 años. Aun cuando el medio les
empuja, los adultos que crecieron y se educaron en la era pre-digital tienen mayor
dificultad de apropiarse de estas tecnologías en su vida cotidiana.
El sistema escolar juega un importante papel en las políticas de masificación
de acceso, formación y uso de las nuevas tecnologías digitales, justamente por su
capacidad de compensar las desigualdades de origen. De acuerdo a estudios
realizados en este sentido, se confirma que el acceso que los estudiantes de 15 años
tienen a la computadora y al Internet es bastante más significativo en el centro
educativo (93% y 82% respectivamente) que en el hogar (50% y 44%
respectivamente). Los niveles de acceso en el ámbito escolar son bastante similares
a los niveles promedio de los países más desarrollados miembros de la OCDE,
aunque no es así en los niveles de acceso en el hogar.

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (PAÍSES


SELECCIONADOS): USUARIOS DE INTERNET POR
TRAMOS ETARIOS SEGÚN PAÍSES ORDENADOS POR EL
PORCENTAJE
DE HOGARES CON ACCESO A INTERNET,
ALREDEDOR DEL 2008

113
80

70

60

50

40

30

20

10

0
Honduras 2007

Paraguay 2008

Brasil 2008
El Salvador 2008

Ecuador 2009

Panamá 2007

Perú 2009

México 2007

Costa Rica 2008

Chile 2006

Uruguay 2009

13 a 19 años 20 años y más

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe: Sistema de


Información Estadístico de TIC en Kaztman, 2010.

Lo anterior refleja que las TIC, utilizadas en el ámbito del sistema educativo,
ofrecen la oportunidad para que haya un avance en el crecimiento económico y en la
disminución de desigualdades sociales, pero también se corre el riesgo de que se
generen nuevas brechas intergeneracionales. Así, el desafío mayor está entre los
adultos con acceso tardío a las TIC, particularmente entre aquellos con menores
habilidades socioculturales y de menor nivel socioeconómico. Por ello, para
democratizar las oportunidades y derechos, se hace fundamental que los programas

114
de alfabetización general incorporen el componente digital, tanto respecto a difundir
capacidades a las personas como generar entornos apropiados para su utilización y
desarrollo.

De acuerdo a nuestro lema “Saber es Poder”, la educación, es decir, la


adquisición de conocimiento, es fundamental para la actualización y desarrollo de los
medios productivos y el desenvolvimiento económico de los individuos. Si bien en
algunos países hay un terrible desfasamiento entre la correlación nivel de educación-
nivel de ingresos, donde personas altamente capacitadas no pueden acceder a empleos
donde reciban un salario acorde a su nivel, en términos generales, a mayor nivel de
educación corresponde una mayor capacidad de ingresos para llevar una vida digna.
De esta manera, el analfabeta o aquel que tiene deficiencias en las capacidades
numéricas y lectoras tiene una mucho mayor probabilidad de ser excluido social y
laboralmente. Además, son cada vez más los empleos que requieren, además de las
mencionadas habilidades, capacidades relacionadas con el análisis de datos e
información accesibles a través de TIC, lo que ocasiona que estas personas no puedan
acceder a dichos empleos.

Además, la incapacidad o la capacidad limitada para la comprensión del


lenguaje escrito también se traduce en la precariedad de las condiciones laborales, al
no poder leer las condiciones de trabajo de un contrato y ser, en consecuencia,
vulnerables a abusos por parte de las empresas o instancias contratantes. El
analfabetismo, además, tiende a auto-perpetuarse, de tal manera que los padres
analfabetas estarán poco interesados en que sus hijos mejoren su calidad educativa,
lo que incidirá en una mayor tendencia a la deserción escolar, con el fin de insertarse
en el subempleo y la pura supervivencia económica. Las condiciones de sometimiento
y pobreza se convertirán en círculos viciosos que impedirán el desarrollo de los
individuos y, por ende, su organización social.

La carencia de habilidades lectoras y numéricas también incide en la salud de


la población, desde cuestiones relacionadas con la higiene y prevención de
enfermedades mediante vacunas o atención médica oportuna hasta los índices de
fertilidad en niñas y adolescentes, pasando por la calidad de la alimentación que los
padres dan a sus hijos. Así, la sociedad se ve fuertemente influida por los niveles de
educación de sus integrantes. La lectoescritura y el cálculo son habilidades necesarias
para la toma de decisiones informadas e independientes y para la propia auto-
organización ya que las personas analfabetas presentan bajos niveles de autoestima,
autonomía y reflexión crítica, además de presentar limitaciones a la hora de conocer y
de acceder a los derechos individuales que la ley les otorga, así como también poder
participar activamente en la consecución de los derechos colectivos, que son
esenciales para la dignidad del ser humano. Los procesos democráticos y de auto-
organización necesitan personas que participen activamente y para ello es
fundamental contar con personas alfabetizadas. Sin una población consciente y
demandante de sus derechos y organizada en torno a organizaciones políticas,
gremiales y civiles en sentido amplio, no es posible que se desarrollen políticas
públicas adecuadas que beneficien al conjunto de la población. Las personas
alfabetizadas acceden a mayor información, especialmente la que proviene de

115
autoridades e instancias públicas y, consecuentemente, están más preparadas para
intervenir y exigir de acuerdo a sus propias necesidades.

Ciencia
Hay una gran desigualdad en la producción científica entre los diversos países de
Latinoamérica. A primera vista esto puede estar relacionado con la relativa salud
económica de cada país, pero es innegable que incluso las regiones más grandes y
desarrolladas de Latinoamérica no producen un buen nivel de ciencia. Aunque la
región ha incrementado el número de instituciones de investigación y científicos en
años recientes, la brecha con los países desarrollados es todavía muy grande ya que,
además, los gobiernos desconocen la importancia fundamental de la ciencia y la
tecnología en el desarrollo de los países.

La vida cotidiana de los latinoamericanos está afectada grandemente por la


composición política de sus gobiernos. Las políticas implementadas por los partidos
que van y vienen tienen un gran impacto en la economía, la salud, la educación y,
desde luego, la ciencia. Latinoamérica está conformada por muchos países con
diferentes historias, diferentes economías y diferentes situaciones políticas. Sin
embargo, incluso países que habían sido relativamente estables en lo político y lo
económico como Chile y Uruguay han sufrido en su historia reciente gobiernos
dictatoriales y autócratas. Ninguno de estos países dan suficiente prioridad al
desarrollo científico y tecnológico, lo que tiene un grave impacto en la vida de sus
ciudadanos. En algunos países, la existencia de laboratorios bien equipados depende
de si el investigador comparte la tendencia partidaria del gobierno en turno. Además
los países latinoamericanos tienen la peor distribución de ingresos en el mundo, lo
que se traduce en grandes desigualdades también en la investigación. La
macroeconomía se refleja en el Producto Interno Bruto (PIB), que es mucho mayor
en países como Brasil, Argentina y México que otros países de la región, aunque
comparten los mismos problemas en otras áreas. Brasil está padeciendo inestabilidad
económica y política, corrupción, inseguridad y narcotráfico aunado a los recientes
problemas políticos; México tiene altísimos niveles de corrupción, inseguridad y
narcotráfico, al igual que Argentina, quien además tiene un alto índice de inflación;
Colombia ha estado en guerra con movimientos de guerrilla y con el narcotráfico por
años; Venezuela está sufriendo graves problemas económicos después de años de
estar en un proceso revolucionario que no termina de consolidarse; los peruanos
reclaman menos desigualdad y discriminación; los chilenos piden mejores opciones
educativas y menos desigualdad, mientras que los cubanos, a pesar de estar a la
vanguardia en este rubro, tratan de resolver sus muchos problemas derivados de varias
décadas de bloqueo económico. Todo esto crea mucha tensión tanto en los ciudadanos
comunes como en los científicos y favorece una visión pesimista en cuanto a las
previsiones económicas en la región.

Las contribuciones de la ciencia a la sociedad son obvias en cuanto a muchos


descubrimientos en medicina (antibióticos, por ejemplo) y en el desarrollo de
tecnologías utilizables en la vida cotidiana como las computadoras o los teléfonos
“inteligentes”. Por esta razón, los países desarrollados gastan una gran parte de su

116
presupuesto en investigación. Desafortunadamente, esta visión no ha sido adoptada
por los países latinoamericanos, donde la investigación es considerada una actividad
menor realizada por una población elitista. Por lo tanto, los países con una débil
tradición de investigación dependen de países con una sólida cultura de investigación
y se mantienen como meros proveedores de materias primas. Además, algunos
problemas endémicos y regionales, serán ignorados por la comunidad científica
global hasta que ellos también sean afectados, como se mostró claramente con la
epidemia de ébola en países africanos. Algunos científicos latinoamericanos han sido
muy exitosos en el trabajo científico global; algunos incluso han sido merecedores
del Premio Nobel en ciencias naturales. La baja productividad científica en América
Latina no es consecuencia de falta de creatividad sino es más bien producto de un
ambiente poco propicio creado por los gobiernos de cada nación ya que la asignación
de recursos para investigación en América Latina es proporcionalmente mucho menor
que la de los países desarrollados.

Hay cierto progreso en ciencias en algunos países, como Brasil, México y


Argentina, que han estado a la cabeza en algunos parámetros relativos a las ciencias
en la región, por ejemplo, México que incrementó sus gasto en investigación y
desarrollo entre 2012 y 2016. Pero todos los países, en su conjunto, funcionan
proporcionalmente muy por debajo de los países desarrollados. Está muy claro que
en países como Bolivia, El Salvador, Guatemala, Paraguay y Perú, los recursos para
investigación y desarrollo (provenientes tanto de fuentes públicas como privadas) no
son precisamente prioritarios para sus gobiernos. Además, los países
latinoamericanos no están usando su propio desarrollo científico para resolver
problemas locales en salud, educación, niveles de pobreza y desigual reparto de la
riqueza. Muchas políticas científicas se han reducido a su dimensión meramente
económica, lo cual se ha comprobado que es un error, ya que la toma de decisiones
en todas las áreas debe estar fundamentada en el conocimiento científico. En un
mundo global, el desarrollo científico y tecnológico va a generar empleos tanto de
alta calidad como de alto capital humano, y los países que no crezcan en este sentido
van a padecer un rezago que generará grandes pérdidas.

Aunque las instituciones latinoamericanas hacen grandes exigencias a sus


investigadores y les exigen que hagan publicaciones en revistas arbitradas de alta
circulación, el apoyo financiero a la investigación, correspondiente a esas exigencias,
es inadecuado. La mayor parte de las becas son otorgadas por instituciones
gubernamentales y son inadecuadas para las necesidades de una empresa de
investigación competitiva. Un apoyo gubernamental típico para un grupo de
investigadores o laboratorio está en el orden de los 5 000 a 40 000 dólares anuales, lo
que está muy por debajo de los apoyos promedio otorgados en países desarrollados.

A diferencia de EUA, donde la ciencia es realmente un motor de la economía,


las industrias privadas en Latinoamérica son generalmente muy renuentes a invertir
en desarrollo científico. Los países latinoamericanos son los que menos invierten en
investigación de entre otros países emergentes, y la participación privada es muy
limitada. Hay algunos programas gubernamentales diseñados para incentivar a
compañías privadas a invertir en el desarrollo científico y tecnológico, como el

117
FONTAR en Argentina, que asigno casi 50 millones de dólares para desarrollar
maquinaria computarizada. Sin embargo, estas posibilidades son todavía muy
limitadas y son básicamente manejadas por instancias gubernamentales
especialmente vulnerables a la inestabilidad política y económica.

Un problema grave en Latinoamérica es la falta de reglas claras para la


distribución de los fondos para investigación, que muchas veces se reparten con base
a alianzas políticas, agravado por la ya mencionada inestabilidad económica,
resultando en un impacto negativo en el desarrollo de nuevas tecnologías. Lo que es
peor: muchas veces a las empresas de investigación científica se les aplican altos
impuestos gubernamentales sin que haya una correspondiente inversión de los
recursos. Por ejemplo, muchos reactivos y equipos deben ser importados de otros
países ya que no existen empresas locales que puedan proveerlos. La comunidad
científica internacional no es consciente de las dificultades que enfrentan los
investigadores latinoamericanos para adquirir los reactivos y el equipo necesario para
su trabajo: los precios de estos productos son desproporcionadamente altos
comparados con los de los países desarrollados. La importación de esos materiales
también está gravada con altos impuestos, supuestamente creados para proteger los
productos nacionales. De hecho, muchos países latinoamericanos no tienen acuerdos
de libre comercio con EUA por lo que esos materiales son notoriamente más caros.
Además, la burocracia aduanal es la responsable de retrasos que afectan la calidad de
los productos. Otro problema relacionado con esto es que en los países
latinoamericanos se concentran sus recursos e investigadores en ciudades grandes,
poniendo a las ciudades pequeñas en clara desventaja en la distribución de reactivos
y equipos, haciendo que la colaboración entre científicos sea más difícil. Por dar un
ejemplo, una ciudad relativamente pequeña, digamos, de un millón de habitantes, que
cuente con un laboratorio donde se utilice un aparato llamado “citómetro de flujos”,
en caso de descompostura muy probablemente no podrá obtener refacciones en la
misma ciudad y deberá enfrentar el gasto de conseguirlas en otra parte o incluso en
otro país.

La contribución a la ciencia por parte de las universidades difiere de país a


país. Argentina obliga a los investigadores a combinar su enseñanza con trabajo
científico de alto impacto. Sin embargo el apoyo gubernamental y de la propia
universidad para la investigación académica es muy limitado. En Colombia y Brasil
el apoyo a la investigación es significativo en universidades privadas, aunque en el
primer caso las universidades públicas invierten más en investigación y desarrollo
que lo que invierten las universidades privadas. En Chile, las universidades juegan un
papel importante, con alrededor del 80% del total de investigadores con grado
doctoral. En Cuba, a pesar de la existencia de un conjunto de leyes y resoluciones
para organizar el financiamiento a las ciencias, estos recursos a menudo no son bien
empleados por la deficiente organización de este sistema de financiamiento.

En resumen, los apoyos para investigación en Latinoamérica son insuficientes


para sus propias necesidades. El reporte de la UNESCO sobre ciencia enfatiza que la
mayor parte de los países latinoamericanos no han usado los recursos de sus
exportaciones en años recientes para estimular la competitividad científica y

118
tecnológica en el desarrollo, por dar sólo un ejemplo, de la farmacia o la industria de
equipos médicos, lo que les ayudaría a evitar sus altos costos.

En muchos países latinoamericanos, los científicos no tienen un salario acorde


con su educación, conocimientos y contribución a la sociedad. Los salarios de los
investigadores son notoriamente más bajos que los de los funcionarios de la alta
burocracia. Su bajo poder adquisitivo hace que les sea muy difícil comprar una casa
y pagar la educación de sus hijos. Además, la inseguridad los ha forzado a vivir en
comunidades cerradas y el deterioro del sistema educativo los ha obligado a mandar
a sus hijos a escuelas privadas. Los científicos gastan una proporción muy alta de sus
ingresos en estos asuntos. Muchos jóvenes graduados ven el ambiente académico
demasiado restringido, demasiado competido y además mal remunerado como para
aspirar a buscar un empleo que les pueda dar cierta certidumbre en algún instituto de
investigación. A causa de los bajos salarios en ciencia, la mayoría de los médicos
prefieren buscar el trabajo clínico en vez de participar en la investigación, aun a
tiempo parcial. Por citar un ejemplo en este sentido, hay menos de 10% de médicos
en la Comisión de Ciencias Médicas del Consejo Nacional de Investigación y
Tecnología de Argentina.

Actualmente, el costo para publicar en una revista científica arbitrada de


amplia circulación esta en el orden de los $3 400 a $5 000 dólares. Estas revistas
ofrecen descuentos a artículos cuyos autores estén basados en países enlistados en el
HINARI (países con más bajos ingresos, de acuerdo con el Banco Mundial). De esta
manera, países como Guatemala, Honduras y Nicaragua tienen un descuento del
100%, mientras que Bolivia, Argentina y El Salvador pagan una cuota baja. Aún así,
muchos científicos latinoamericanos prefieren publicar sus hallazgos en revistas que
no cobren por publicar, ya que les es muy difícil pagar esas cuotas con sus modestas
becas. Estas revistas tienen una circulación más restringida, lo que hace que parezca
que la ciencia latinoamericana es de segunda clase. Además, la mayor parte de los
gobiernos o instituciones académicas no tienen firmados convenios para el libre
acceso a artículos científicos, creando dificultades a los investigadores
latinoamericanos para obtener artículos actualizados y de alto impacto. El costo de
las suscripciones es un problema serio para las instituciones con presupuestos muy
bajos.

A primera vista, el número de instituciones académicas, programas,


comisiones y otras entidades relacionadas con la investigación, parece ser muy alto.
Sin embargo, muchas de estas instituciones están plagadas de burocratismo. Por
ejemplo, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina
tiene 19 agencias, programas fundaciones y oficinas, de las cuales la CONICET antes
mencionada es sólo una. La estructura administrativa está en correspondencia con el
bajo presupuesto que recibe y no es sorprendente que el 95% del mismo sea sólo para
pagar sueldos. Está muy claro que la ciencia no es una prioridad para los gobiernos
latinoamericanos. En contraste, tan sólo en 2014, Argentina gastó alrededor de $150
millones de dólares en el programa “Soccer para Todos” (un programa para la
difusión televisada de partidos de futbol), un presupuesto similar al de todo el
Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

119
La falta de visión de que la ciencia y la tecnología son de importancia
fundamental para el desarrollo de cualquier país es ya un problema crónico. Los
países latinoamericanos están muy lejos de otros en cuanto a desarrollo científico.
Durante el periodo 2000-2015, Brasil ocupaba el lugar 14º en el ranking, mientras
que México estaba en el 30º, y Argentina, Chile, Colombia, Venezuela Cuba, Perú,
Uruguay, Costa Rica, Ecuador y Panamá aparecen en lugares más bajos del mismo
ranking. También hay un gran problema de falta de colaboración entre investigadores,
lo que se ve reflejado en indicadores como el número de patentes obtenidas. En toda
la región se necesitan políticas públicas a largo y mediano plazo para establecer
objetivos claros entre investigadores, políticos, empresarios y ciudadanos.

Los investigadores latinoamericanos necesitan estar a un nivel internacional


para poder obtener apoyos y promociones en sus carreras científicas y se ven
obligados a trabajar en tópicos de interés internacional, en vez de que la ciencia en
Latinoamérica se diriga a la resolución de problemas locales específicos, como el
impacto del dengue, el zika o la enfermedad de Chagas, o encontrar métodos de
diagnóstico más baratos para estas enfermedades u otras o encontrar fitoquímicos que
puedan ser usados para tratarlas. Sin embargo, los apoyos son difíciles de obtener
porque las prioridades de cada nación no están enfocadas y porque es muy difícil
publicar los resultados en revistas arbitradas de alto impacto, lo que va en contra de
los intereses de los investigadores, creándose un círculo vicioso.

Latinoamérica tiene una larga historia de “fuga de cerebros”, mientras que los
países desarrollados son los beneficiarios de esa misma fuga. En Chile, muchos
investigadores jóvenes y estudiantes post-doctorales padecen dificultades para
incorporarse al sistema científico y solo obtienen empleos precarios. Se mencionó
hace un momento que el número de instituciones de investigación es
sorprendentemente alto. Sin embargo, sus instalaciones son a menudo inadecuadas,
los laboratorios no están actualizados, las becas son bajas, los salarios no están en un
nivel internacional y los científicos, al igual que otros ciudadanos, no se sienten
seguros. En Argentina, el número de personas con una educación doctoral se ha
incrementado en los últimos años, pero sólo el 50% se ha incorporado al sistema de
investigación, 20% se ha marchado a otros países y el resto ha preferido cambiar de
actividad. En años recientes, 1269 investigadores deseaban regresar a Argentina para
continuar sus carreras en su propio país, pero no había suficientes puestos para
incorporarlos. De hecho, los investigadores latinoamericanos se sienten más
apreciados en países desarrollados que en sus propios países. El salario no es la única
razón; los investigadores sienten mayor libertad, estabilidad recursos y apoyos para
desarrollar sus capacidades por completo. Por lo tanto, la tentación de desarrollar su
carrera en el extranjero es muy alta. En Colombia, aproximadamente el 70-80% de
los recursos de COLCIENCIAS, la instancia gubernamental encargada del desarrollo
científico, están dirigidos a apoyar becas post doctorales, pero no hay fondos para
apoyar proyectos de investigación locales de ese nivel. Por consiguiente, si las
instituciones no proveen recursos para la investigación, los beneficiados de esas becas
postdoctorales se marchan al extranjero para trabajar en laboratorios bien equipados,
lo que a menudo desemboca en la emigración definitiva. Muchos becarios

120
postdoctorales prefieren pagar sus becas-crédito que regresar a su país. La fuga de
cerebros en Brasil se ha incrementado a causa de los recientes problemas políticos.
En contraste, a pesar de haber perdido a profesionales altamente calificados, México
ha logrado atraer a investigadores extranjeros a sus instituciones, especialmente la
UNAM, gracias a programas para la consolidación de ciencia y tecnología y al éxito
de programas de cooperación internacional.

Aunque el panorama presentado se ve desolador, hay que señalar algunos


puntos positivos: la región tiene muchos jóvenes graduados que desean con
entusiasmo desarrollarse profesionalmente en la ciencia. Los investigadores
veteranos deben guiar y estimular a estos jóvenes para incrementar la calidad y
profundidad de sus búsquedas y para estimularlos para que contribuyan al
mejoramiento de la ciencia en cada uno de sus países. Las sociedades
latinoamericanas están acostumbradas a esperar que el desarrollo científico y
tecnológico llegue del exterior en vez de que sea desarrollado por sus propios
investigadores. Por ello, es necesario acercar a la ciencia al ciudadano medio
mediante la educación en ciencias y la participación de los investigadores en sus
comunidades y hacerles saber, por ejemplo, que la UNAM, la universidad nacional
de México es una potencia en astronomía y tecnologías de observación astronómica,
compitiendo con prestigiosas universidades de países desarrollados. Hay esperanzas
que Latinoamérica vuelva a ser la potencia científica que fue en el pasado, también
en otras áreas del conocimiento. Los investigadores latinoamericanos son brillantes,
innovadores y visionarios, como lo muestra su gran éxito cuando cuentan con
estabilidad, recursos y la libertad para investigar. Los gobiernos de la región deben
seguir el ejemplo de los países desarrollados e invertir en objetivos a largo plazo que
no estén sujetos a los cambios y transiciones políticos. La base científica y tecnológica
de un país se construye de manera acumulativa, interdependiente y competitiva. Un
fuerte compromiso en la investigación tiene una gran influencia en la educación y en
la justicia social. Se debe trabajar en conjunto para el avance de la ciencia en
Latinoamérica para crear un buen ambiente para las generaciones futuras.

Las Artes como ejes de transformación.

A lo largo de la historia, las diferentes formas de expresión artística han precedido y hasta
predicho el desarrollo sociopolítico de una región o país en un determinado momento. De
esta manera, existen obras literarias, pictóricas, escénicas o musicales que han logrado captar,
antes que ninguna otra actividad humana, los cambios que se avizoraban para una
determinada cultura. Grandes movimientos sociales fueron anunciados mediante las
manifestaciones artísticas, aunque no de una manera obvia e inmediata, sino transmitiendo
las inquietudes de una colectividad. Sin embargo, para que las artes cumplan esta función
deben estar libres de los mecanismos de control que el estado le impone, a veces bajo la
forma de un aparentemente bien intencionado apoyo, beca o subvención. Por ello, las artes
realmente comprometidas con la transformación y el mejoramiento de la sociedad

121
generalmente encuentran su mejor campo de acción en las periferias del sistema, alejadas de
las formas artísticas consagradas por la burguesía como “alta cultura”. No obstante, muchos
creadores y artistas comprometidos logran incrustarse en las instancias dedicadas al fomento
de las artes creadas por el mismo estado, permitiendo entonces que una intelectualidad
artística progresista conviva, no con pocas confrontaciones o conflictos, con un sector
intelectual más bien conservador.

Latinoamérica no podía ser la excepción en este sentido y así encontramos que del mismo
modo como existen instituciones artísticas de corte oficialista, también existen compañías o
colectivos de creadores que realizan una exploración comprometida con su entorno y
comunidad, tanto en los soportes y los lenguajes utilizados, como con los contenidos
abordados de una manera estética. Y muy a menudo, esos colectivos encuentran los
intersticios para aprovechar los recursos estatales dedicados a la cultura oficial en beneficio
de su propio trabajo. De esta manera, es muy frecuente la situación paradójica de artistas
individuales o grupos que reciben apoyos, becas o espacios del mismo gobierno al que
cuestionan.

Esta situación puede ocurrir por alguna o todas las condiciones que se enumeran a
continuación: 1. El estado –o mejor dicho, la instancia gubernamental- otorga los apoyos
como un intento –muy a menudo logrado- por cooptar al artista cuestionador. 2. El apoyo se
otorga a estos artistas o grupos como una válvula de escape, consciente o inconsciente, en
aras de una supuesta libertad de expresión. 3. Los cuestionamientos planteados no tocan
situaciones o personas específicas y pueden ser “tolerados” sin mayor problema, al no
incomodar demasiado a esa instancia.

Así, el otorgamiento de una cierta autonomía para que gestores y creadores culturales
manejen espacios como los que fueron enumerados, así como también su inserción en
compañías artísticas oficiales, constituye un complejo mecanismo que relaciona a estos con
las instancias gubernamentales en un continuo “estira y afloja”. El estado busca una
legitimación como mecenas del arte y la cultura, que cuida los derechos culturales de sus
gobernados adjudicándose una libertad de expresión que muchas veces es meramente formal,
mientras que los creadores buscan espacios y recursos para realizar su actividad, muy a
menudo en condiciones de suma precariedad. En el fangoso espacio ubicado entre ambos
polos, hay un sinfín de situaciones intermedias que resultan muy complejas para ser juzgadas
a priori: ni todos los artistas pertenecientes a compañías oficiales son unos mercenarios al
servicio del poder, ni todos los artistas supuestamente independientes lo son realmente.

En los países latinoamericanos, sobre todo los que tienen una economía no tan marginal,
existen compañías de teatro, de danza o ballet, orquestas sinfónicas o grupos de música de
cámara que operan de manera más o menos estable en espacios como los que fueron
mencionados. Argentina –sobre todo Buenos Aires-, por citar un ejemplo, tiene una actividad
teatral que no tiene nada que pedirle a países europeos, desde grandes producciones de teatro

122
comercial de entretenimiento, hasta compañías o grupos dedicados a la búsqueda estética o
al teatro comprometido. Sin embargo, el manejo de los recursos dedicados a estas compañías
se maneja muy a menudo de manera discrecional. Por ejemplo, en México existe una
Compañía Nacional de Teatro que cuenta con infraestructura, apoyos y presupuesto para la
realización de producciones escénicas muy costosas. Sin embargo, sus directivos gozan de
un amplio margen para manejarla como un coto de poder dentro de la comunidad teatral. Sus
producciones muy a menudo son grandilocuentes y desproporcionadas, sobre todo para un
país donde más del 70% de la población urbana jamás ha pisado una sala de teatro, por no
hablar de la población de las áreas rurales.

Y como el ejemplo anterior, se pueden dar muchos más, en los que las manifestaciones
culturales y artísticas oficiales disfrutan de apoyos desmedidos, mientras que otros grupos
sobreviven a duras penas en una marginalidad casi permanente.

Sin embargo, algo positivo ha surgido de las dificultades que enfrentan los creadores
culturales que no forman parte del oficialismo. Los artistas latinoamericanos han buscado –
y encontrado- nuevas formas de expresión estética que les han permitido desarrollar un arte
vinculado con sus respectivas comunidades y que, en algunos casos, han roto por completo
con el esquema del artista-espectador y/o con el concepto del arte como mercancía.

Se pueden citar algunos ejemplos notables:

• El Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela, que lleva ya casi


cinco décadas de funcionamiento y cuyo modelo ha sido reproducido en otros países. Este
programa, fundado en 1975 por José Antonio Abreu Anselmi, propone la creación de
orquestas y coros juveniles e infantiles mediante un innovador programa didáctico cuyo eje
es la impartición de clases gratuitas de instrumento y teoría musical a niños y jóvenes de
cualquier nivel socioeconómico. El programa ha sido tan exitoso que hacia el año 2015 se
habían incorporado al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles 711 787
niños y adolescentes, que se forman como músicos y ciudadanos dentro de los 440 núcleos
y 1340 módulos, y se registraron 1210 orquestas y 372 coros juveniles e infantiles, tan sólo
en Venezuela. La educación del programa apuntó desde el principio a la gratuidad,
permitiendo así la incorporación de jóvenes de los estratos sociales menos favorecidos. A
través de una educación musical gratuita, dotación de instrumentos, programas de becas, etc.,
se formaron comunidades inclusivas en donde todos tienen el mismo acceso a una educación
musical de alta calidad y donde las barreras económicas no limitan la participación
comunitaria de los niños y jóvenes por la música. Con el desarrollo de este sistema, estas
comunidades orquestales y corales se convirtieron en un ámbito de igualdad social en donde
los compañeros se aprecian por su quehacer artístico y se promueven los valores propios del
arte musical. En este proceso se desarrollaron otros programas similares como los dedicados
a personas con necesidades educativas especiales y privadas de libertad.

123
El programa se difundió por toda Latinoamérica y ha demostrado que la educación musical
puede convertirse en un eje dinamizador para el desarrollo de un pueblo, no sólo en lo
eminentemente musical, sino también para la creación y fortalecimiento del tejido social.

• La Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, Paraguay, dirigida por Favio Chávez,


la cual está conformada por niños, niñas, adolescentes y jóvenes de escasos recursos que
viven en la comunidad del Bañado Sur ubicada alrededor del basurero Cateura de Asunción,
Paraguay. La característica distintiva del grupo es la interpretación de obras musicales con
instrumentos reciclados elaborados a partir de basura rescatada del vertedero. Los
instrumentos de la Orquesta imitan violines, violas, cellos, contrabajos, guitarras, flautas,
saxofones, trompetas e instrumentos de percusión. Entre su repertorio ejecutan música
clásica, música folklórica, música paraguaya, música latinoamericana, música de los Beatles,
de Frank Sinatra, música de películas, metal sinfónico entre otros. La Orquesta tiene por
objetivo desarrollar un proceso de formación dirigida a niños y jóvenes que viven en
condiciones precarias y en estado de vulnerabilidad, a través de la música como elemento
motivador y de promoción para los niños y jóvenes de modo que estos vivan experiencias
que les ayuden a aprender, a permanecer en la escuela, desarrollar su creatividad y a tener
acceso a oportunidades para mejorar su futuro.

• Mapa Teatro y otras compañías dedicadas a la escena expandida. En el campo de lo


escénico, han aparecido nuevas formas en las que lo teatral desborda los recintos
tradicionalmente dedicados a ello, apareciendo manifestaciones de este tipo en espacios
como calles, plazas, edificios abandonados, bodegas u otros lugares similares. En este sentido
se puede mencionar la proliferación de micro-teatros instalados en casas habitación o incluso
departamentos donde se presentan obras creadas expresamente y que llevan al espectador de
una habitación a otra. Otros creadores han ido todavía más lejos al difuminar la línea que
separa a actores y espectadores, mediante novedosas formas escénicas en las que la persona
común es conminada a contar su propia historia mediante la narración directa o el empleo de
objetos. Un ejemplo de esto es la compañía Mapa Teatro, (Bogotá, Colombia) cuyos
montajes escapan a cualquier definición tradicional de lo escénico. En los últimos años, esta
compañía ha hecho énfasis en la producción de acontecimientos poético-político, mediante
la construcción de etno-ficciones y la creación efímera de comunidades experimentales,
además de generar procesos de investigación y experimentación artística que se desarrollan
en distintos ámbitos y escenarios de la realidad colombiana. Un ejemplo de su trabajo es
Testigo de las ruinas, Archivo Vivo, una conferencia/performance sobre una serie de
proyectos de arte que nacen de uno de los proyectos de desarrollo y renovación urbana más
ambiciosos que ha tenido la ciudad de Bogotá: la demolición del barrio Santa Inés - un barrio
extremamente pobre, también conocido como "el cartucho" - y su sustitución por un parque
monumental. Entre el 2002 y el 2005, Mapa Teatro registró la demolición del barrio, mientras
desarrollaba proyectos con sus antiguos residentes. Estos esfuerzos, colectivos y comunales,

124
provocaron la creación de obras teatrales, instalaciones y piezas “site specific” que reflejan
la auto-descripción de Mapa Teatro como un "laboratorio de la imaginación social" y que
involucró a los propios habitantes del barrio, no como meros espectadores, sino como
partícipes del montaje mismo, como performers y narradores de sus propias historias.

• Teatro Línea de Sombra, compañía mexicana, cuyos montajes de teatro político narran
problemáticas como la migración, los movimientos sociales, la degradación de las ciudades
por la violencia del narcotráfico. A diferencia de la escena contemporánea europea, que
padece un engolosinamiento de los recursos tecnológicos de una manera efectista, TLS utiliza
la proyección de videos y su interacción con actores, junto a pantallas y la creación de
paisajes de objetos para narrar de manera directa al espectador todas estas problemáticas.
También ha mostrado las cuestiones relacionadas con la migración indocumentada mediante
grandes instalaciones habitadas donde los actores se mezclan con los espectadores y donde
poco queda ya del concepto de teatro tradicional.

Los centros culturales como espacios para el desarrollo.

En la actualidad, los diversos países de América Latina, en mayor o menor medida, cuentan
con infraestructuras culturales de diversos tipos que, en cierto modo, responden a la visión
cultural y artística de los diferentes contextos históricos, sociales y económicos en los que
fueron concebidas. Es así que conviven edificaciones dedicadas a la cultura que responden a
una concepción más clásica, como los grandes teatros, museos, bibliotecas y salas de arte,
junto con las derivadas de una visión más contemporánea, como los cines, los centros
culturales y los espacios alternativos. Además, se ha podido observar el surgimiento de
proyectos culturales autónomos, operados por colectivos artísticos, como galerías o salas de
micro-teatro en casas o edificios comerciales o hasta abandonados.

Para poder aspirar a una sociedad más democrática, caracterizada por el pluralismo, por el
diálogo y la cooperación, en un marco de igualdad de oportunidades y en libertad, se necesita
en la actualidad el reconocimiento de las características propias de cada espacio cultural a
través de un diálogo constructivo que contribuya en ese sentido a una sociedad más integrada
y más justa con más equidad. Por lo tanto, las infraestructura, edificios y equipamientos
culturales constituyen de las herramientas fundamentales para el encuentro, el intercambio y
la construcción del conocimiento.

125
Esta diversidad de instituciones culturales públicas o privadas, grandes o pequeñas, simples
o complejas conviven complementando, retroalimentando y generando una sinergia cultural
positiva, socialmente provechosa y culturalmente plural. Las diferentes concepciones y
diseños institucionales han contribuido a dar origen al nacimiento de organizaciones híbridas
que plantean nuevas formas de trabajo en el campo artístico cultural, nuevos manejos de las
infraestructuras, de los equipamientos y de los recursos, y una peculiar visión sobre el acceso
y los modos de creación y producción artísticos, como aquellas que conjugan en un mismo
espacio los elementos tradicionales con la diversidad y adaptabilidad de nuevas formas de
expresión, más contemporáneas, reuniendo actividades diversas como música, artes
plásticas, formación académica, conferencias y muchas otras actividades, que construyen
diálogos y puentes que permiten pensar que otra realidad es posible.

En este escenario, analizar la infraestructura cultural, los recursos y las unidades de creación
y producción y acceso de contenidos, nos lleva a analizar sobre los nuevos modelos de
gestión que han aparecido en la región y las nuevas formas en las que se deben desenvolver
las organizaciones e instituciones culturales y los profesionales del sector, los artistas, los
creadores, el público o los grupos sociales a los que van destinados. Luego entonces,
reflexionar sobre la evolución de las edificaciones o instalaciones culturales es hacerlo a
partir de las dinámicas sociales y la experiencia humana en los diferentes contextos sociales,
políticos y económicos que les dan sentido.

El equipamiento cultural tiene su utilidad a partir de la coordinación entre los gestores


culturales, el público y los creadores, actores que interactúan a través relaciones que
retroalimentan y optimizan la calidad de la propuesta cultural y su disfrute, mismas que deben
desarrollarse al interior de una organización cultural basada en una gestión más o menos
autónoma, sustentable e integral.

Pero a su vez, la infraestructura cultural cumple un rol fundamental en la conformación del


tejido social colaborando en la proyección de una ciudad, tanto al interior de sus propias
comunidades como a su posicionamiento regional e internacional. Desde un punto de vista
espacial, contribuye al diseño de las ciudades y al mejoramiento de la arquitectura urbana
existente. En un sentido más social, colaboran en la construcción de la identidad y la
ciudadanía ya que, en la medida en que la sociedad reconoce y absorbe su experiencia, se
convierten en lugares de encuentro para la convivencia.

La recuperación de espacios públicos en zonas deprimidas o marginales a través de la


infraestructura cultural con el objetivo de generar inclusión a partir de la cultura de manera
creativa, puede relacionarse con los proyectos encaminados a facilitar el desarrollo humano.
El propósito de la construcción de centros culturales y de desarrollo social en espacios no
integrados al tejido urbano, puede ayudar a la innovación de cambios en lo urbanístico y en
lo social, lo que permite articular tanto acciones comunitarias como una relación entre
vecinos y de los mismos con el estado, contribuyendo al mejoramiento del entorno social.

126
En un contexto caracterizado por la globalización, la diversidad los cambios constantes, la
emergencia de otros públicos, la investigación y experimentación de nuevos lenguajes
artísticos y el surgimiento de nuevas formas y soportes, han surgido espacios culturales
diferentes a los tradicionales, dando origen a técnicas y modalidades de expresión de
vanguardia tecnológica y/o estética, que aportan la base donde se sustentan todo tipo de
intervenciones artísticas, como es el caso de los llamados micro-teatros, espacios escénicos
que operan en casas habitación, donde grupos pequeños de espectadores van viendo cada
parte de la obra en un cuarto distinto y que además funcionan como galerías de arte y
cafeterías, por dar un ejemplo concreto.

Observando lo anterior, se puede decir que la infraestructura cultural, ya sea estatal, privada
o de colectivos de creación cultural, debe tener la suficiente flexibilidad para que vaya más
allá de la habitual definición de un sitio dedicado a la actividad cultural, planteando una
nueva visión en la que sea la actividad la que configure los espacios y no al revés. Estos
nuevos centros de cultura deben ser adaptables a diversas realidades y propuestas, no solo
actuales sino también futuras. Deben proyectar la posibilidad de usos no previstos en el
momento en que se construye el edificio, por lo que debe optimizarse la inversión con
parámetros múltiples y estratégicos, que contemplen estos aspectos en la instancia de
proyecto a desarrollar.

Históricamente, los edificios dedicados las artes u otras actividades culturales, han sido
definidos por la concepción que la sociedad tiene acerca de lo que es arte y cultura en general.
Por ejemplo, la producción teatral latinoamericana estuvo, hasta la independencia, a
principios del siglo XIX, fuertemente influida por el teatro español, sin perjuicio al desarrollo
de otras expresiones teatrales más populares, como el teatro callejero o el pequeño teatro. Es
por ello que abundan, a todo lo largo de Latinoamérica, edificios teatrales creados para esta
forma específica de creación escénica, que por cierto, también fueron escenario de
acontecimientos políticos. En los años sesenta del siglo XX se produjo una renovación en la
concepción del teatro, con la emergencia de grupos teatrales y la apertura a la dinámica de
laboratorio de nuevos proyectos de vanguardia. Por su parte, la cinematografía –y las salas
donde se presentaba- se iniciaron en los países latinoamericanos a principios del siglo XX.
Las circunstancias sociales, económicas y políticas marcaron con los años un arte e industria
cinematográficos dominados por el mercado global, es decir, por producciones
norteamericanas. No obstante, esta situación no impidió que en diversas épocas floreciesen
aportes que mostraron la singularidad de la producción latinoamericana, apoyada a lo largo
del tiempo, y en gran medida, en la coproducción entre países de habla hispana, como podría
decirse de la llamada Época de Oro del Cine mexicano, y sus equivalentes de cada nación,
como es el caso del cine argentino y colombiano, que a menudo tuvieron intercambios en lo
creativo y lo comercial.

En los últimos años del siglo XX y la primera década y media del XXI, nuevos formatos
tecnológicos, aplicados a los sistemas de producción industrial, primero y la consecuente

127
revolución tecnológica de las comunicaciones después, abrieron perspectivas novedosas
donde la inmediatez de la imagen nos ha aproximado a una globalización que marca
definitivamente un antes y un después. Por su parte, los museos comienzan a desarrollar
nuevos usos e interpretaciones del patrimonio cultural, relacionados con una transformación
que indica un cambio de los axiomas que dan legitimidad a la producción del conocimiento.
Se debe a que en Latinoamérica, el museo, como institución cultural, está procesando una
nueva manera de encarar el conocimiento y el reconocimiento del mundo en relación, entre
otros, a los cambios establecidos a partir de la hegemonía de la televisión y las industrias
culturales, lo que lleva a redefinir la vinculación entre el público visitante y el propio museo.
De esta manera, han surgido espacios museísticos donde es posible interactuar de una manera
mucho más lúdica con los contenidos expuestos, sin que por ello hayan desaparecido o
cambiado los museos tradicionales. En este mismo sentido, desde los años sesentas, tal por
la necesidad de una sensación de mayor libertad, reflejada por los movimientos juveniles del
68 con aquella rebelde consigna de “prohibido prohibir”, se produjo un cambio notable de
la forma de producción de contenidos y de acceso a los mismos. Surgieron los centros
culturales como modelo de organismos más flexibles, plurales y pretendidamente
democráticos, convirtiéndose en la institución que mejor encarnó y representó las
características y necesidades de la dinámica social de las últimas décadas. Además, se abrió
una fisura en la concepción monolítica de espacios para un solo tipo de actividad cultural.
Este proceso llevó a una profunda redefinición de los espacios culturales y las actividades
que allí se desarrollan, incluyendo los modelos de producción de sus contenidos.

Esta nueva experiencia reformuló la dinámica de los espacios y de la vida cultural,


modificando el paradigma cultural decimonónico, proyectado hasta los años sesenta. Este
enfoque propició un esquema amplio, variado y plural, con un perfil multidireccional que
modeló servicios culturales con la participación de artistas, creadores y una mayor
concurrencia del público, al menos pretendidamente. Los nuevos espacios permitieron la
convivencia de espectáculos de teatro, danza y música con exposiciones, realización de
conferencias, actividades educativas, que de manera simultánea tuvieron la capacidad de
reunir una amplia variedad de propuestas y públicos. Este concepto de infraestructura no
invalidó la tradición y la continuidad de actividades y servicios culturales preexistentes, sino
que permitió superar el propósito de espacio contenedor, para convertirlo en un promotor de
contenidos innovadores, al mismo tiempo que un lugar de encuentro.

El cambio no implicó el abandono de los esquemas anteriores en lo referente a las


infraestructuras clásicas de la cultura y sus formatos de manifestación. Por el contrario,
América Latina se caracteriza por una coexistencia de diferentes tipos de infraestructuras
conformando una dinámica, amplia, integral e integradora pero a la vez –y esto hay que
subrayarlo- insuficiente por la alta demanda de propuestas y públicos y en muchos casos,
también por problemas presupuestarios y de planificación.

128
Hacia fines de los ochenta, después de las diferentes dictaduras que padecieron varios países
latinoamericanos, la administración pública, consciente del potencial político que tiene
fomentar, o al menos aparentar fomentar al arte y la cultura contemporánea, marcó un nuevo
escenario para la creación de espacios y equipamientos culturales. Ya en los años noventa la
tendencia en las actividades desarrolladas en los centros culturales se caracterizaron por un
mayor uso de la teatralidad y el mayor uso de las estrategias artísticas hacia el plano social y
hacia cierta democratización sobre los procedimientos de producción y manipulación de
contenidos, en los que los proyectos y propuestas artísticas y culturales podían anclar en
cualquier espacio físico, preferentemente no convencional. Las viejas fábricas, depósitos y
comercios abandonados por los cambios en los medios y modos de producción industrial, los
viejos edificios deshabitados en los procesos de reforma urbana, y los parques y espacios
públicos que se abrieron con la demolición de antiguos cascos urbanos se convirtieron en
lugares que pudieron albergar un sin fin de nuevas actividades culturales.

Una lista no exhaustiva, sino solamente para dar algunos ejemplos de estos nuevos espacios
culturales emergentes es la siguiente:

• Los Parques Bibliotecas de la Ciudad de Medellín (Colombia), denominados así por ser
espacios que conjugan conocimiento y esparcimiento. Los cuales, en sus edificios centrales
funcionan una biblioteca con equipamiento tecnológico, internet de banda ancha y amplios
espacios circundantes de uso público, con áreas verdes peatonales.

• El Parque Biblioteca España se construyó en las laderas de las montañas que circundan la
ciudad de Medellín y está compuesto por tres bloques negros, con salas de internet, colección
de libros, ludotecas y salas de lectura.

• El Parque Biblioteca Fernando Botero, de San Cristóbal, pertenece a un plan de rediseño


urbano que a través de servicios sociales y culturales permiten satisfacer las necesidades más
urgentes de los habitantes, mediante instalaciones como biblioteca, salas de consulta, bases
de datos por catálogo, libros digitales, préstamo, servicios digitales y salas mediáticas y
servicios para la promoción y formación artística.

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Parque biblioteca Fernando Botero - San Cristobal - Medellín - Colombia

• El Parque Biblioteca Belén, que posee tres amplios espacios al aire libre, salas de lectura,
colecciones bibliográficas, salones para talleres, auditorios cerrados y al aire libre, salas de
exposiciones, ludotecas, computadoras de uso libre con conexión a internet de banda ancha
y cafeterías, entre otros servicios.

130
Parque Biblioteca Belén - Medellín - Colombia

• El Parque Biblioteca La Quintana, ubicado en el Noroccidente de Medellín y que está


dotado de salas de lectura para niños y adultos, salas de internet, colecciones especializadas
en diferentes temáticas, sala de exposiciones y ludoteca, además de zonas al aire libre.

131
Parque Biblioteca "La Quintana" Tomás Carrasquilla - Medellín - Colombia

• El Parque Biblioteca San Javier Presbítero José Luis Arroyave, fue el primer parque
biblioteca construido en la Ciudad de Medellín en 2006, con fácil acceso y ubicado en una
de las zonas más pobladas, por lo que se ha convertido en un espacio de encuentro en sus
áreas verdes e instalaciones que incluyen sala de internet, ludoteca y aulas de estudio.

Parque Biblioteca Presbitero Jose Luis Arroyave - Medellín - Colombia

La producción, distribución y circulación de los productos culturales que hoy se ofrecen.


trajo consigo la necesidad de pensar nuevas infraestructuras y equipamientos técnicos, para
aprovechar espacios que fueron creados originalmente con otras finalidades, marcando así el
proceso de re-significación del espacio contenedor, con su nueva inscripción en el territorio
y la posibilidad de vivir nuevas experiencias culturales. Así es como nacen nuevos espacios
a partir de la remodelación de viejos edificios, pensados originalmente para otro fin, pero que
pueden ser utilizados como centros de creación cultural, como es el caso del Centro de Arte
de Maracaibo Lía Bermúdez, que tiene su origen en un remodelado mercado municipal de
1886, que funciona como centro de cultura, centro de exposiciones, museo, sala de
conciertos, presentaciones teatrales y conferencias.

132
Centro De Arte Maracaibo Lía Bermudez, Maracaibo, Venezuela

Otro ejemplo es el Centro Cultural Estación Mapocho, inaugurado en el año 1994, ubicado
en el Parque de los Reyes, en Santiago de Chile, en el edificio de la antigua Estación de Tren
Mapocho de la empresa de ferrocarriles estatales y que fue concebido como un espacio
patrimonial destinado a la difusión cultural del país, además de ser punto de encuentro en
torno a ferias, congresos y conferencias internacionales.

Vista del exterior del Centro Cultural Estación Mapocho, Santiago, Chile

133
El Museo de la Ciudad de Quito fue inaugurado en 2009. Antiguamente fue el Hospital San
Juan de Dios y conserva el patrimonio arquitectónico del edificio civil más antiguo de Quito.

Museo de la ciudad de Quito, Ecuador.

Decíamos que las nuevas instituciones y organizaciones culturales coexisten y se


complementan con las ya existentes, lo que permite sostener una mayor variedad de espacios
culturales, entendiendo que la complementariedad y su consiguiente actividad coordinada
son mecanismos que enriquecen el quehacer cultural. Por ello, el surgimiento y expansión de
estos nuevos espacios culturales no implicó de ningún modo el reemplazo o cierre de las
instituciones culturales creadas con una concepción clásica. Así es que los museos, teatros o
bibliotecas, siguen operando, conviviendo con los grandes centros culturales y los nuevos
espacios alternativos contemporáneos, adaptados para la producción cultural actual,
otorgando mayor riqueza al paisaje urbano y diversidad de posibilidades físicas y mayor
posibilidad de convocatoria al público.

Algunos ejemplos de estas instituciones culturales pertenecientes a una tradición cultural ya


bien consolidada y que se suman a los nuevos centros culturales al renovarse y adaptarse a
las nuevas necesidades son los siguientes:

• El Teatro San Martín, ubicado en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, inaugurado en


1960 y que mantiene desde entonces una actividad artística primero como sala de teatro y
años más tarde sala de cine, a lo que se ha sumado la fotografía y la actividad editorial,
además de ser sede de producciones audiovisuales.

134
Vista externa Teatro San Martín, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Vista interior Teatro San Martín, ciudad de Buenos Aires, Argentina.

• La Biblioteca Luis Ángel Arango situada en el barrio de La Candelaria en el centro histórico


de Bogotá, es una de las más importantes de América Latina y, además de funcionar como

135
biblioteca, cuenta con una variada oferta cultural como conciertos, exposiciones,
conferencias, talleres y seminarios.

Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá, Colombia.

• El Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México, que se ha establecido como


un importante recinto que salvaguarda el legado indígena mexicano, cuyo edificio posee un
diseño que fue innovador en su momento, el cual se ha consolidado como un ámbito de

136
reinterpretación de las nuevas corrientes museísticas y de los nuevos abordajes sobre la
interpretación de la historia de los pueblos originarios.

Museo Nacional de Antropología de México

Asimismo, los espacios tradicionales han debido actualizarse tecnológicamente para poder
albergar los nuevos contenidos artísticos y de esa manera mantenerse vigentes. Algunos
ejemplos de ello son el Teatro Solís de Montevideo, reinaugurado en esta nueva modalidad
en el año 2004, el Teatro Colón de Buenos Aires reinaugurado así en el 2010 y el Teatro
Nacional Sucre en Quito, Ecuador. Los tres espacios atravesaron un proceso de profunda
reconstrucción, de infraestructura y equipamientos concebida conjuntamente con un nuevo
modelo de gestión para así poder adaptarse a los contenidos de nuevas producciones sin dejar
por ello de ser espacios para la presentación de formas artísticas más clásicas.

137
Teatro Solis, Montevideo, Uruguay.

138
Teatro Colón, Buenos Aires, Argentina.

Teatro Nacional Sucre, Quito, Ecuador.

139
Los centros culturales pueden ser se gran utilidad para intervenir en zonas de alta
vulnerabilidad social donde se crean espacios para el aprendizaje de oficios culturales, la
participación en actividades de las artes, lugares de encuentro, reflexión e intercambio de
saberes y construcción de conocimiento, que convierten a la cultura en un eje transformador.
Así, se ha podido observar que los centros culturales pueden ser detonantes de desarrollo no
sólo cultural, sino también social. Por ello, hay que hacer mención de algunos centros
culturales y artísticos que fueron construidos de manera expresa para servir a estos objetivos
en zonas de alta marginalidad. Algunos de estos ejemplos son la Red de Fábricas de Artes y
Oficios de la Ciudad de México, conocidos como FARO, a través de los cuales se ofrecen
actividades de formación en diversas disciplinas artísticas y de esa forma se intenta, con
mayor o menor éxito, la transformación social de zonas marginales. Al momento funcionan
cuatro FAROS en la Ciudad de México:

• El Faro de Oriente, cuya creación estuvo pensada como una forma de combatir la
inseguridad mediante la apropiación del espacio público a través de la oferta de talleres y
otras diversas actividades artísticas y culturales. El edificio donde funciona el Faro de Oriente
evoca un barco de concreto puro. El éxito de la propuesta sirvió como antecedente para que
las autoridades de la ciudad de México pusieran en marcha otros espacios FARO, buscando
llegar a la periferia capitalina con propuestas culturales y de formación en educación no
formal.

Faro de Oriente, ciudad de México.

140
• El Faro Indios Verdes contribuye mediante la oferta gratuita de servicios educativos y
talleres de artes y oficios al combate del desempleo y la marginalidad en una de las zonas
más relegadas del Distrito Federal.

Faro Indios Verdes, Ciudad de México.

141
• El Faro Milpa Alta, es un espacio cultural que fue concebido como un lugar de encuentro,
donde se llevan a cabo diversas formas de creación y expresión artísticas destinadas a la
comunidad que integra la delegación Milpa Alta y pueblos aledaños. Las propuestas
culturales de este espacio tienen el desafío de ofrecer herramientas culturales y artísticas que
permitan la inserción laboral respetando y fomentando el patrimonio cultural y la identidad
de los pueblos originarios que habitan estas regiones.

Faro Milpa Alta, ciudad de México.

• El Faro Tláhuac funciona como una plataforma desde la cual se busca consolidar un modelo
preventivo de seguridad pública en su entorno inmediato. La transformación comunitaria se
intenta alcanzar por medio de la formación de públicos para las artes y la colaboración en la
educación no formal de jóvenes, niños y adultos.

142
Faro Tláhuac - Distrito Federal de México.

Fuera de la Ciudad de México, se puede dar como ejemplo de la importancia de los espacios
y la infraestructura cultural para la re-significación y rehabilitación de zonas de alta
marginalidad a los Centros Comunitarios de Desarrollo Social y Cultural establecidos en
algunas ciudades especialmente conflictivas de México, como Ciudad Juárez, Chih. y
Nogales, Son., entre otras. Dichos centros fueron construidos en colonias alejadas, poco
equipadas y con altos índices de violencia y delincuencia, como es el caso de la colonia
Puerto La Paz, en las afueras de Ciudad Juárez y a unos metros de la línea fronteriza con
Estados Unidos. Esta colonia, construida precariamente en una zona de cerros arenosos,
donde las casas se deben cimentar sobre pilas de neumáticos para evitar que se hundan en el
suelo poco firme, presenta altos índices de delincuencia e inseguridad. El CECODES de
Puerto La Paz, como los otros centros, ofrecen clases gratuitas de música, teatro y danza para
los niños y jóvenes y actividades manuales y reactivación física para los adultos. Aquí se
pudo observar en directo la manera como el tejido social comienza un proceso de
saneamiento a partir de las actividades realizadas. Los padres comenzaron a llevar a sus hijos
a las diversas clases. Por razones de seguridad, preferían esperarlos afuera del centro. Mucho
se inscribieron a los cursos para adultos, así fuera sólo para matar el tiempo de espera. Como
los padres en espera constituían un grupo numeroso, pronto comenzaron a organizarse
espontáneamente para apoyar las actividades de sus hijos y organizar muestras y festivales
donde sus hijos pudieran mostrar lo aprendido. Dichas organizaciones informales pronto se
constituyeron en interlocutores con las autoridades municipales para asuntos relacionados

143
con la propia colonia, como alumbrado público, drenaje y vigilancia policiaca. De acuerdo a
lo manifestado por la propia presidencia municipal de Ciudad Juárez, en esa zona hubo un
decremento en los índices de delincuencia y de violencia intrafamiliar

En este sentido, también se pueden mencionar interesantes proyectos de desarrollo cultural


con fuerte contacto con las comunidades a las que van dirigidas, como puede ser el ejemplo
de la red de 32 centros culturales de la SESC (Servicio Social de Comercio) del Estado de
San Pablo, divididos entre la Ciudad, el Gran San Pablo, el Interior y Litoral. Los SESC
fueron creados en la década de 1940 por los líderes empresariales del comercio, la industria
y la agricultura, con el propósito de ser una entidad dedicada al bienestar social. Estos
espacios están en su mayoría dedicados a actividades educativas, culturales y deportivas. Son
muy parecidos a los Centros Sociales, Culturales y Deportivos del Instituto Mexicano del
Seguro Social que funcionaron hasta los años ochentas, antes de que fueran desmantelados
por las políticas neoliberales del estado mexicano.

Por citar algunos:

• El SESC Pompéia se encuentra al oeste de la Ciudad de San Pablo, fue construido en una
fábrica antigua de tambores.

Sesc Pompéia, Sao Pablo, Brasil.

• El Sesc Bom Retiro, por su parte, fue inaugurado en el año 2011. Posee 14.000 m2 de
superficie construida, cuenta con un teatro, gimnasio, salas de exposiciones, sala para uso de

144
internet libre y una biblioteca que cuenta con una selección de textos de las distintas culturas
de los ciudadanos que viven en el barrio: judíos, armenios, griegos, bolivianos, colombianos,
coreanos, etc.

Sesc Bom Retiro, Sao Paulo, Brasil.

• El SESC Consolação, por su parte, fue inaugurado en 1967 y cuenta con teatro, salas de
exposiciones, un centro de música experimental. El sitio también alberga el teatro Anchieta,
salones de baile y gimnasio.

145
Sesc Consolação - Sao Paulo, Brasil.

En el contexto latinoamericano, las instituciones culturales, grandes y pequeñas, públicas o


privadas, deben ser pensadas con vistas al futuro, por lo que deben ser versátiles, flexibles,
dinámicas, amigables y confortables para adaptarse fácilmente a los cambios y dinámicas de
la producción artística, cultural, social, económica y política. La clave está en que tengan un
proyecto claro para disponer de la capacidad de adaptar los recursos –a menudo sumamente
escasos- y aprovechar las oportunidades y resquicios que ofrecen las mismas instancias
culturales gubernamentales. Innovar en el ámbito cultural hoy supone poner a los espacios
culturales al servicio de las nuevas manifestaciones culturales y sociales, teniendo en cuenta
la dinámica configuración territorial para contribuir así a la reconstrucción de la identidad de
los individuos y de la comunidad, tomando muy en cuenta la diversidad cultural.

146
Conclusión

Las últimas tres décadas han sido testigos de una profunda transformación en toda la región.
La globalización, como proceso multidimensional, integró distintos fenómenos tecnológicos,
políticos, económicos y sociales que se manifestaron bajo la forma de un profundo cambio
de los estados nacionales a partir de la limitación de sus capacidades soberanas por
mecanismos de control más sutiles por parte de los centros del poder imperial.

Las nuevas tecnologías se desarrollaron ligadas al ámbito de la información y la


comunicación. El proceso de mundialización económica y el desarrollo de u capitalismo
salvaje que se centró en la expansión del sistema financiero y la transformación del sistema
industrial de producción en uno de carácter global, trajo aparejada una crisis, con su secuela
de desempleados y subempleados, que el desarrollo cultural no puede ni debe obviar. La
globalización y homologación del sistema financiero y de los mercados no han significado
afortunadamente una homogeneización de la cultura. Sin embargo, las transformaciones en
el mundo de la producción y el trabajo fueron el contexto para una profunda crisis que sufrió
la idea de identidad nacional. Se contraponen entonces dos fuerzas que tiran en sentidos
opuestos: por una parte, el sistema capitalista presiona para que dicha homogeneización
cultural, mucho más conveniente a su propios intereses, sea llevada a cabo de manera
inexorable. Por la otra parte, se ha iniciado un proceso tendiente al reconocimiento y
valoración de las culturas ancestrales. El enfrentamiento entre ambas fuerzas en múltiples
ocasiones ha mostrado los profundos prejuicios raciales y de clase que permean las
sociedades latinoamericanas, aunque también ha impulsando la idea de una convivencia
ampliada y en fuerte proceso de retroalimentación, que está logrando nuevos diálogos, entre
comunidades, creadores, promotores y gestores culturales, que sin renunciar a sus orígenes y
acervos, aceptan la pluralidad de una manera más amplia. Se está tratando de establecer un
respeto y una solidaridad forjados en viejas luchas, todas dispares, pero fundacionales y
fundamentales a la hora de defender la identidad cultural, aunque en este proceso todavía hay
mucho por hacerse. El nacimiento de una identidad –o mejor dicho, identidades
latinoamericanas- tiene sus raíces en las guerras de la independencia y en el surgimiento de
una mayor conciencia de unidad entre los distintos pueblos latinoamericanos, que 200 años
más tarde, se presenta como una herramienta cultural esencial para mostrar al resto del
mundo que Latinoamérica, con sus diferencias, sus problemas y toda su necesidad de
desarrollo social, es capaz de apostar a un futuro en el que logre liberarse de los poderes e
influencia europeizantes y que pueda tener sociedades más equitativas, en armonía con el
medio ambiente y con más presencia en ese entorno global que hasta no hace mucho tiempo
intentó minimizar su existencia.

La transformación social de América Latina, con su permanente lucha por la disminución de


la pobreza, ha impulsado a millones de personas que han encontrado en los espacios
culturales un lugar donde sus inquietudes expresivas puedan ser satisfechas, posibilitando un
encuentro que amalgama, de alguna forma, pasado, presente y futuro, dotándolos de

147
contenido propio, de una Latinoamérica, que aspira incorporarse a la era de la globalización
de manera vigorosa pero preservando sus riquísimas y peculiares identidades.

I.’.P.’.H.’. Leonardo de Vitruvio,

9º y último.

Ilustre Secretario del Consejo Supremo del Rito Latinoamericano

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Orquesta de Reciclados de Cateura, http://www.recycledorchestracateura.com/, consultada


en abril de 2018.

148
Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Informe de la Relatora Especial
sobre los derechos culturales, Farida Shaheed: “Derecho a gozar de los beneficios del
progreso científico y sus aplicaciones”, 20º Período de Sesiones, 14 de mayo de 2012.

149
CONCORDIA PARVAE RES CRESCUNT

150
“Las etnias son unidades operativas del proceso civilizatorio,

Cada una correspondiente a una colectividad humana, exclusiva

En relación con las demás, unificada por la convivencia de

Sus miembros a través de generaciones y por


la coparticipación

De todos ellos en la misma comunidad de


lengua y cultura.”

Darcy Ribeiro

Introducción

La historia de las etnias de América Latina se encuentra marcada por las luchas por
el control de sus recursos energéticos. En una disertación como parte de un seminario sobre
globalización cultural, el doctor Richard N. Adams (1996) propuso un concepto para referir
los fenómenos de movilización indígena en Latinoamérica, destinados a devolver el control
étnico sobre sus propios recursos naturales, a los que caracterizó como “La oleada étnica”.

Sus consideraciones estaban fundamentadas en los años anteriores de trabajo


académico que entonces devinieron en su teoría de la energía en la cultura, que constituye
toda una corriente antropológica sobre las reflexiones acerca de la evolución cultural,
identificada como neoevolucionismo, por apartarse de los viejos fundamentos clásicos de la
evolución unilineal y tomar como uno de sus puntos de partida los trabajos de Leslie White
acerca de la energía como factor de cambio sociocultural, en donde al mismo tiempo se
considera el poder como factor importante.

Adams propone que el fin de la expansión humana se acerca, ante el agotamiento de


los recursos naturales no renovables, de ahí que la actividad étnica se plantea como la
búsqueda de caminos para solucionar fallas en los sistemas políticos. Los levantamientos
étnicos que cuestionan al Estado-nación, revelan el agotamiento del modelo y su fracaso; en

151
su lugar, se propone la etnicidad como base de la solidaridad, una mirada hacia dentro, hacia
los ancestros y lo primordial. De hecho, las etnias se componen de mitos, recuerdos,
valoraciones y símbolos, asentadas sobre el parentesco y la ascendencia como definitorias de
su identidad, pero también con un sentido de historicidad propia y relativa que comprende
sentidos emocionales en los sujetos que la componen. Pero toda demanda de identidad y
autodeterminación implica dos manejos fundamentales por parte de la etnia: el control sobre
los recursos propios y la estructuración de un discurso que defina la identidad cultural, la
cultura propia y la historia étnica. Es en este sentido que aquí se propone al control sobre los
recursos energéticos como base sustancial de todos los movimientos étnicos en América
Latina.

La tensión entre el Estado y las etnias estriba en que el primero apenas cede un poco
de flujo energético a las segundas, manteniendo así una brecha tecnológica que se antoja
insalvable. Es decir, en palabras del propio Adams:

“No había manera de que la parte pobre del mundo pudiera acceder a un futuro de
seguridad económica y paz política. Mientras el desarrollo creaba riqueza en unos sectores,
provocaba cada vez mayor marginación en otros.” (Adams, 1996; 1)

Pero hoy las etnias viven una emergencia, en donde es el incremento del consumo
energético el que pesa sobre cada movilización, en donde priva un esquema coordinado de
control energético a nivel local, de distribución social de los recursos y de concentración de
poder balanceado y no permanente. A contramano, está el consumo energético centralizado
en las grandes empresas, las más de las veces multinacionales y bajo un esquema de control
absoluto, con unos pocos dominando sobre muchos.

Mientras las sociedades complejas -como las naciones más económicamente


desarrolladas- están viendo disminuir sus flujos energéticos, las etnias no requieren de un
avance tecnológico, ni un equilibrio ecológico -puesto que sus necesidades de acercamiento
humano ya están satisfechos (solidaridad y lazos parental-emocionales)-, sino de un control
de sus propios recursos, ante la invasión de su territorio étnico y apropiación de sus recursos
por parte del Estado nacional. Pero es al Estado al que escapa otra cuestión que es inherente
a los grupos étnicos: que su forma de organización social constituye una forma de poder que
articula al hombre con su medio ambiente. Por eso, las etnias en América Latina han
evolucionado a un cambio de paradigma organizacional, en cuyos propósitos se encuentra la
pervivencia de una forma de vida, más que de una forma de controlar el poder.

Los casos de las movilizaciones étnicas en Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y


Perú, son algunos ejemplos de tales propósitos étnicos, a cuya forma Adams llamaría

152
“Unidades operantes”, por ser un agregado de seres humanos que comparten una
preocupación adaptativa común con respecto al medio ambiente. En el presente
trabajo, se muestran las etnias de América Latina concebidas como unidades
operantes de recursos energéticos que se
inscriben dentro de su dominio de poder y
territorial, en movilización por la
conservación de sus propios recursos
energéticos.

1. Saldos del coloniaje y guerras


decimonónicas de reivindicación étnicas

Podemos distinguir los tres grandes


momentos de las políticas indigenistas en
México y que comprenden también
algunos acontecimientos del indigenismo
latinoamericano:

Indigenismo colonial. Comprende


los tres siglos del régimen colonial (s. XVI al XIX). Se caracterizó por el segregacionismo
corporativista del gobierno colonial, diferenciando los grupos nativos del resto de la
población, formando congregaciones (Repúblicas de Indios), apartadas del sistema político
de las ciudades y poblaciones españolas. En regiones como el Caribe, particularmente en
Cuba, La Española y Puerto Rico, se impuso la esclavitud y el exterminio y, ante la resistencia
de jefes caciques como Hatuey y Guarionex en Cuba, habrían de aplicar la “Doctrina de la
Guerra Justa”, un sistema de exterminio que usó recursos como el “requerimiento”, que
propuso la legitimidad de capturar y esclavizar indios reticentes al dominio y a la fe colonial.
Bajo la lógica de “el rescate”, los esclavos de los caciques eran pagados como tributo a los
encomenderos, pero también podían ser usados para el sacrificio y la guerra. De esta manera,
miles de guerreros de etnias como los tlaxcaltecas y los otomíes, fueron obligados a marchar
a la guerra contra los chichimecas, sobre todo a la llamada “Guerra del Mixtón” (1570-1600)
y cuya campaña general no se detuvo sino bien entrado el siglo XVIII. En la Capitanía
General de Chile, la Guerra de Arauco (1570-1760) significó un enorme costo de vidas
españolas, en palabras de Felipe II, pues los mapuches mantuvieron a raya a los hispanos y a
sus aliados indígenas, manteniendo en peligro la misma misión colonizadora. La Guerra del
Desierto (1870-1907), en Argentina, tiene un eufemismo en el nombre, por el extremo grado
de crueldad y lucha desigual entre los nativos (tehuelches, mapuches y ranqueles) que
poblaban la región de la pampa y la Patagonia argentina en el siglo XIX y el ejército oficial.
Historiadores y antropólogos como Héctor Díaz Polanco (1996; 44) hablan de 96% de la
población indígena extinta hasta el siglo XVIII. La neoderecha milennial se lo justifica con

153
el argumento del “daño colateral” que provocaron las epidemias que trajeron los europeos.
La Encomienda, institución medieval europea para la producción en los feudos, fue aplicada
en América con las consecuencias de la esclavitud y el genocidio, al obligar a los pueblos a
servir directamente en las haciendas españolas. Posteriormente, el sistema del repartimiento
con base en el cuatequitl indígena (mita en Perú), obligó a los pueblos a servir en las obras
de servicio público. El control de comunidades y de tributos implicó el reconocimiento de
caciques, principales y calpixques indígenas subordinados al gobierno español y la aparición
de castas de caciques déspotas.

Post-Independencia. Comprende desde el fin de la Era Colonial, con la Independencia


de México, hasta el año de 1934, inicio del sexenio cardenista. Esta época se caracterizó por
un periodo de búsqueda de identidad cultural, pero también de luchas intestinas por la
posesión legítima del discurso de la nación entre liberales y conservadores. Destacable fueron
las guerras etnias-Estado nacional, por la defensa étnica de sus territorios y contra las
injusticias cometidas: las guerras de castas en el área maya, las guerras yaquis, los
levantamientos taracahitas en Nayarit, Durango y Chihuahua y las guerrillas apaches. El
despojo indígena significó este periodo.

Cardenismo y postcardenismo. El sexenio cardenista fue el de la justicia agraria para


muchos campesinos. Se crean los ejidos o colectividades campesinas de producción; se
concreta el reparto agrario. En 1948 se crea el Instituto Nacional Indigenista (INI), para
administrar diversos programas de atención a los pueblos indígenas, como la educación
bilingüe, puntal de la política indigenista, los albergues escolares, las radios comunitarias y
los diversos programas de difusión de la diversidad cultural, como el Museo Indígena,
publicaciones y otros. El mensaje del INI era contradictorio, pues por un lado buscaba el
respeto por la diversidad cultural y el desarrollo de los grupos étnicos, pero en la otra mano
quería la integración a la nación, por la vía de la educación bilingüe.

Si el siglo XVI se definió como un proceso histórico en donde España probó sistemas
de dominio y extracción colonial, el siglo XVII vio un nuevo cambio en la estructura
económica de extracción sobre las comunidades indígenas en México, al desaparecer las
encomiendas y el cuatequitl (repartimiento forzoso de trabajadores) y ser sustituidas por
haciendas y ranchos españoles que contrataban libremente trabajadores, pero en calidad de
acasillados, una suerte de esclavitud que los obligaba a permanecer trabajando en la hacienda
por medio de fuertes endeudamientos. Ello trajo como resultado dos consecuencias: el cíclico
derrumbe demográfico, al invadir, despojar y ocupar los hacendados las tierras comunales, y
la sustitución del mercado interno y el abasto indígena a las ciudades, desplazados ambos por
las haciendas, mismas que acapararon el poder en ciudades y villas. (Florescano y Gil, 1995)

154
Uno de los resultados de ese proceso de dispersión económica, fue la reducción del
espacio social de las culturas indígenas y la amputación del desarrollo institucional de las
comunidades, dentro de un proceso de aislamiento y reducción del espacio social que, no
obstante, devino un reforzamiento de la identidad local. Así, a una fragmentación del espacio
social mayor, correspondió la división en sistemas comunitarios menores y sus
correspondientes territorios comunales, merced a la asignación de santos, que suplieron a los
antiguos dioses comunes y a la designación de autoridades locales, que hicieron lo mismo
con el antiguo señor universal étnico.

Podemos advertir de qué manera el mundo indígena persiste en la cultura mestiza


dominada, en esa intersección entre el mundo
indígena y los grupos dominados y su
concomitante resultado: la cultura material, las
actividades productivas, las pautas de
consumo, la organización familiar y la
organización comunal. Acaso la acción
excluyente de la cultura hegemónica española
durante la colonia, haya sido la causa de una respuesta antagónica en la casta indígena: la
demonización recíproca de los patrimonios y los oficios culturales, que acentuó la separación
e impidió la constitución de un patrimonio común. Pero no fue sino hasta el fin del siglo
XVIII y todo el XIX, que los criollos independentistas primero y los liberales después,
intentaran una reivindicación de la cultura indígena, glorificando el pasado prehispánico,
pero no a sus herederos, a quienes después de todo consideraban decadentes. A la manera del
modelo liberal francés, los ideólogos independentistas mexicanos radicaron el origen de la
nación en su pasado más remoto, pero no procuraron un presente digno a sus legítimos
herederos. Tal fue el caso de José María Vigil, quien propugnaba una historia integradora,
contraria al positivista Gabino Barreda, en la obra de Vicente Riva Palacio México a través
de los siglos, obra cumbre del liberalismo que reivindicaba el sustrato indígena como
fundamento de la Repúblico Liberal.

Si fray Servando Teresa de Mier había lanzado un furibundo discurso (1794)


excluyendo el legado hispánico e idealizando en cambio la cultura indígena (contribuyendo
así a la confusión identitaria), luego José María Luis Mora llamaría a toda la macehualiza
“…cortos y envilecidos restos de la antigua población mexicana… (quienes) no pueden
considerarse la base de una sociedad mexicana progresista.” (en: Florescano, 1998)

Si bien la destrucción de tierras comunales (como dictaba la Ordenanza de intendentes


en 1786; la de Abad y Queipo, obispo de Michoacán en 1804; las leyes de doce estados que
decretaron el fin de la propiedad comunal, entre los años 1825 a 1833; la Ley Lerdo de 1856
y la Constitución de 1857 que, al declarar igualdad de derechos, privó a grupos étnicos del
derecho consuetudinario que amparaba sus formas de vida comunitaria, ordenaban acabar las
tierras comunales y la venta de inmuebles comunales), constituyó un continuum del naciente

155
estado mexicano, el mismo proveía razones para su aniquilamiento, como las que
proporcionaron intelectuales como Francisco Pimentel (heredero por la vía conyugal de los
condes de Heras Soto e hijo de un aventajado legislador conservador, predilecto de Santa
Anna y Maximilano) en su Memoria sobre las causas que han originado la situación actual
de la raza indígena de México. Para él, había dos serios problemas en la cultura aborigen: la
“religión bárbara” y el sistema del comunismo, amén del “maltratamiento que les dieron a
los españoles”, la falta de una religión ilustrada y “la infancia perpetua de los indios”. Otros,
como Alfonso Luis Velasco, sentenciaron lacónicamente que “Las razas aborígenes son un
obstáculo para la nación”. O bien, la genial definición del darwinista social Francisco Bulnes,
para quien la debilidad política del país se debía a la inferioridad del indígena. Pero nada
puede ser tan demoledor para un geógrafo o un historiador cuando leemos las tristes palabras
de Antonio García Cubas, autor del extraordinario El libro de los recuerdos: “Los grupos más
civilizados hablan francés, inglés e italiano. La población europea reside en la ciudad de
México, y desde ahí dirige la agricultura, la minería y la industria”, palabras que nos
recuerdan a preclaros dirigentes del ala más ultraconservadora del Partido Acción Nacional.

Las acciones de constitucionalistas como Miguel Ramos Arizpe en las cortes de


Cádiz, plasmadas en la Constitución de 1812, abonaron a la causa de la autonomía indígena,
al proveer de gobiernos representativos a cada provincia, fortalecer el ayuntamiento indígena
y luego la conversión de las antiguas Repúblicas de Indios en Ayuntamientos, como hizo
José María Calleja. Su ancestro fueron las Leyes de Indias, que protegían las tierras
comunales. En efecto, tal marco de acciones legales convino a la defensa de las tierras y a la
autonomía comunal indígena, expresados en una independencia territorial, el manejo de la
justicia consuetudinaria y la administración de sus propios bienes. No obstante, esta
transferencia de poderes del Estado hacia los pueblos indígenas y sus cabildos, también
significó una descentralización de conflictos y una serie de luchas regionales por el poder,
muchas veces con la intromisión de los poderes centrales y con el fortalecimiento de poderes
regionales elitistas, reavivando viejas pugnas interétnicas (Florescano, 1998).

Los grandes conflictos étnicos en México en el siglo XIX, se significaron


precisamente por una abierta intervención del Estado en ellos. En el norte, la rebelión de los
ópata en 1824 demandaba autonomía y segregación de los blancos. Vino luego la primera
gran rebelión yaqui, la de 1825 a 1833, al negarse a combatir contra los apaches. Las
exigencias yoremes estaban justamente en el tenor de las luchas autonómicas de la época:
nombramiento de un alcalde mayor yaqui; regidores o gobernador en cada pueblo, y el
reconocimiento del capitán y teniente general yaqui. Las sucesivas e inacabables rebeliones,
encabezadas por los jefes Tetabiate y José María Leyva “Cajeme” (El que no bebe) contra el
despojo de los yoris, pero también por parte de las empresas norteamericanas que invirtieron
en obras de irrigación en el río, tuvieron un cruel desquite en el porfiriato: centenas de
familias fueron desalojadas de las riberas del Río Yaqui, embarcadas en Topolobampo o
montadas en carros de tren, para ser llevadas unas a Sisal, en Yucatán, luego ser vendidos

156
como esclavos a Cuba, y las otras rumbo a la hacienda de Valle Nacional, en Oaxaca, donde
morían en medio del hambre, enfermedades o trabajos forzados. Más de 15 mil yoremes
fueron deportados entre 1902 y 1908: una tercera parte de su población originaria. La
diáspora yoreme paró debido a las protestas de rancheros y hacendados ante la crueldad, la
reducción de demanda de mano de obra en Yucatán, la alianza de yaquis y magonistas, y la
denuncia de Kenneth Turner. Quien
esto escribe, guarda testimonio
grabado en voz de los ancianos
descendientes de indígenas mazatecos,
quienes perecieron en la explotación
de Valle Nacional y otra hacienda
llamada Málsaga, hoy bajos las aguas
de la presa Miguel Alemán. Su
testimonio es en todo coincidente con
el reportaje de John Kenneth Turner.

Los grupos apaches, en el norte


aridoamericano, fueron despojados y
empujados por los colonos yanquis
fuera de las fronteras norteamericanas
hasta invadir el estado de Chihuahua,
en donde jefes chiricaguas como
Cochise (1861) mantuvieron a raya a
colonos mexicanos. Con la derrota del
jefe Victorio, en 1879, se establecieron
guarniciones militares en todo el norte
de Chihuahua, con recompensas de
hasta $200 pesos por cada apache y
$200 por cabellera. Los hacendados
armaron peones, crearon guardias privadas y reforzaron asentamientos militares.

Las continuas guerras etnia-Estado (ya no digamos exclusivo de los liberales, como
pretenden hacer ver los neo-conservadores milenials), tuvieron una consecuencia a todas
luces imprevisible: la alianza de los llamados Cuatro Cantones (huicholes, coras, tepehuanos
y mexicaneros) con el Imperio de Maximiliano, en 1864, por el lado conservador, y la
ejemplar batalla del 5 de mayo en Puebla, del lado republicano, donde fueron los nahuas de
la Sierra Norte de Puebla los que destacaron en la lucha, pero también en la creación de la
Guardia Nacional, para defender derechos tradicionales, si bien la creación desde 1849 de la
Policía Rural fue usada para reprimir levantamientos indígenas y servir a los hacendados en
la captura y castigo de peones acasillados, no sólo para combatir bandidos.

157
El caso del mestizo Manuel Lozada (“El tigre de Alica”), líder tepiqueño de las cuatro
etnias coras, wixaritari, tepehuanos y mexicaneros en alianza, fue un caso de la conducta
seguida por las etnias de acuerdo a las circunstancias históricas de la política nacional:
primero bandido, luego liberal, después conservador, ahora fuerza neutral, imperialista,
republicano… la saga de Lozada entre 1856 y 1873, fue también benéfica para los cuatro
cantones, pues no sólo unificó a los pueblos del Nayar, sino que también repartió tierras
arrebatadas a los hacendados, para concluir la epopeya con su Plan Libertador de 1873, el
mismo año en que fue aprehendido y pasado por las armas.

La Guerra de Castas en Yucatán fue la más fecunda de las luchas indígenas en el


continente, no por lo prolongada (1847-1902), sino por las consecuencias tan esperanzadoras
para los mayas, aunque no tan durables (el gobierno del zapatista y socialista Felipe Carrillo
Puerto, de 1922 a 1924, derrocado por la Rebelión Delahuertista y los hacendados yucatecos).
La Guerra de Castas fue activada por la ambición de los blancos por apoderarse de territorios
en manos de los mayas, animados por la Ley de 1825, que facilitaba la adquisición y
acaparamiento de tierras baldías, luego por la de 1844 que aumentaba impuestos a los
campesinos y la de 1847, que reducía y limitaba propiedades comunales. Comenzó con
masacres y arrasamientos de pueblos, seguido por las respuestas de peones que quemaron
haciendas. La respuesta maya tenía raíces profundas, primero en la rebelión del halach uinik
Nachi Cocom, en el siglo XVI y luego en la del brujo Jacinto Canek, ya en el siglo XVIII,
sustentada ahora en la tradición de las cruces parlantes, en donde mesiánicamente una cruz
“hablaba” a la gente y la exhortaba a la rebelión contra los dzules. La capital sagrada y
residencia de la Cruz Parlante era Chan Santa Cruz, encarnación del esplendor maya y
santuario que cambió muchas veces de sede, ante el empuje de las guardias blancas de los
hacendados; la Cruz Parlante era una transustanciación aldeana de la ceiba sagrada entre los
mayas y su corte se componía de niños con nombres de ángeles, servidores de la cruz; los
guardias divinos de la cruz o cruzoob (nombre que también se extendía a los soldados que
peleaban en el campo de batalla) muchas veces adquirían la personalidad misma de Jesucristo
y se encontraban integrados al tequio comunitario.

Pero la prensa en Mérida, que servía directamente a los hacendados blancos, exageró
la nota y, en una ola de violencias discursivas amarillistas, instigó lo que ellos llamaron
“Guerra de Castas”, acusando crueles degüellos de familias de blancos en las haciendas y
otras barbaridades, recurso que impedía saber los verdaderos motivos de los levantamientos.
Así, pronto comenzaron las oportunas justificaciones de funcionarios, como José María Luis
Mora, entonces embajador de México en Inglaterra, quien solicitó a ese gobierno pronta
ayuda contra los mayas o la de Justo Sierra O’Reilly, quien sentenció que “…esa raza debe
ser sojuzgada severamente y aún lanzada del país”. En general, los gobernadores yucatecos
participaron en la venta de esclavos mayas y yaquis a Cuba, en el puerto de Sisal.

Luego de controlar la parte oriental de la península, los cruzoob casi tomaron Mérida
en más de una ocasión, pero el gobierno yucateco hizo ofertas de paz que no llegaron a

158
concretarse, quizá por el tamaño de las exigencias mayas: un jefe vitalicio electo por ellos,
algo muy cercano a la autonomía. Luego, ante el cambio en la correlación de fuerzas en el
gobierno federal, que hasta entonces había permanecido neutral, el ejército porfirista ocupa
Chan Santa Cruz (1901). En 1915, en medio de la vorágine revolucionaria, los cruzoob
recuperan el santuario y destruyen la infraestructura civil (ferrocarriles, obras hidráulicas y
telégrafos), para intentar devolverle su halo de sacralidad. Actualmente es la ciudad de Felipe
Carrillo Puerto, Estado de Quintana Roo, el culto de la Cruz Parlante continúa en la
actualidad.

Las rebeliones en el área maya no fueron exclusivas de la península. La guerra de


Castas Chiapaneca, también llamada “Rebelión Chamula”, nos muestra el carácter
milenarista y la centralidad religiosa de estos levantamientos. La tradición nos indica que,
hacia 1867, en un paraje cercano a San Juan Chamula, la joven Agustina Gómez Checheb
vió caer tres piedras del cielo (al parecer, obsidiana). Puesto en antecedentes, el fiscal del
pueblo, Pedro Díaz Cuscat, se lleva las piedras a su casa, en donde son puestas en un altar.
Pronto se corre el rumor de que las piedras hablan; Díaz Cuscat declara que las piedras son
santos y pide a los vecinos la construcción de una capilla. Así comienza la veneración a las
piedras, las que hablaban con los fieles con la intercesión de Agustina y Pedro Díaz Cuscat.
Agustina da a luz figuras de barro y, en seguida, ella es comparada con la Virgen María y las
piedras con santos, formándose una congregación de “santas”. El año siguiente, el párroco
de San Juan Chamula profana el santuario de las piedras y las figuras de barro, luego de lo
cual Díaz Cuscat se lleva las imágenes de barro a Tzajalhemel, desde donde pronto roba a
tianguistas camino a Chamula. El párroco manda soldados al nuevo santuario, Agustina y sus
padres son aprehendidos, enviados a San Cristóbal y, en respuesta, Díaz Cuscat exhorta a los
indígenas a cambiar imágenes ladinas por las de manufactura indígena. Los acontecimientos
se precipitan cuando Díaz Cuscat reemplaza las funciones del párroco de Chamula y asume
el control sagrado de los pueblos, creando un sacerdocio indígena, lo que provoca su
encarcelamiento en San Cristóbal de las Casas. De inmediato, una tropa de tzotziles y
tzeltales de todos los pueblos de los altos de Chiapas marchan a San Cristóbal, a la cual ponen
sitio y amagan incendiarla. Los coletos negocian con el líder de los alzados y Díaz Cuscat es
liberado. El corolario de la historia tuvo un impacto cuyo eco perdura en la actualidad: Díaz
Cuscat y Agustina fundaron un sacerdocio nativo en Chamula, hasta donde el clero secular
jamás regresó.

En resumen, el proyecto liberal despojó de personalidad jurídica a los pueblos


originarios para defender sus tierras y no proveyó una legislación en su favor. Tal proyecto
pretendía apoderarse de la tierra indígena, destruir las instituciones que cohesionaban las
identidades étnicas y combatía las tradiciones, la cultura y los valores indígenas. De esta
manera, las élites y los partidos rechazaban a los indígenas como parte de sus proyectos
políticos. La exclusión de los indígenas del proyecto nacional era sistemático.

159
Luego de dos siglos de luchas campesinas (s. XVIII y XIX), la forma de vida de las
etnias de México muestra los efectos de la pérdida de tierras comunales hasta en 90% en el
altiplano central; en Yucatán, el desequilibrio regional se expresó en la población desplazada
hacia la zona henequenera (en el nor-occidente), en tanto el sur-oriente quedó en el atraso. A
la falta de reconocimiento de las comunidades indígenas, siguió la negación de su alteridad,
su cultura y sus tradiciones como patrimonio de la nación. Así, el siglo XIX tuvo su propio
sello anti étnico: afectaciones de tierras comunales, deportaciones masivas, disolución de
lenguas nativas y dislocación de formas de relación etnia-Estado nación.

Entender el racismo en México pasa por reconocer esa conciencia social excluyente
que ataca valores y tradiciones indígenas como “enemigos del progreso y culpables del
atraso”; la intolerancia y la negación de valores indígenas se propusieron desde entonces
como condiciones de la modernidad: la asunción de valores políticos, sociales y económicos
viniendo del modelo europeo. Justamente, la educación formal creada por ese mismo
proyecto integró la memoria desmembrada en un relato coherente, en donde el nacionalismo
forma una comunidad política imaginada y homogénea. A este proyecto habrían de
incorporarse los museos nacionales en México. (Florescano, 1998)

No hay un “espejo enterrado”, sino una matriz civilizatoria.

Las diferencias culturales en América Latina parten de la dominación colonial. Sus


componentes originales básicos son el punto de inflexión en estas diferencias, no obstante la
lengua castellana como su denominador común. Podemos indicar sus variables, de acuerdo
con los factores distintivos y también comunes, agrupados con base en los criterios de origen
continental.

160
Primero encontramos un componente indoamericano, en donde se encuentran
Mesoamérica y los Andes centrales, caracterizados por la existencia de un señor universal (el
Huey Tlatoani, en Mesoamérica y el Inca en los Andes); una organización política compleja
y estratificada, expresada en ciudades-Estado o imperios determinando su carácter
civilizatorio; una agricultura hidráulica de regadío tecnificada, controlada por la casta
dirigente y quienes también poseían el excedente; un calendario y un grupo sacerdotal que
controlaba el conocimiento cosmogónico; una organización social basada en barrios o
calpullis en Mesoamérica y ayllús en los Andes. A esto se debe agregar la vecindad con los
grupos de cazadores-recolectores, con quienes se tenía una relación hasta ambivalente, pues
en sus mitos de origen como etnia dominante, ambos imperios localizaban ahí su estirpe. La
Gran Chichimeca o Teotlalpan fue para los mexicas residencia de los salvajes del norte que
poblaban el desierto y en donde las biznagas parían dioses, así como el lugar en donde estaban
las siete cuevas, su lugar de origen, pero también con quienes se intercambiaba los productos
de Aridoamérica.

Al segundo componente lo llamaremos contingente africano, por su origen en aquel


continente (aunque no siempre directamente, pues muchos esclavos negros provenían del
Caribe y de las Filipinas), su distinción racial negroide y su tan variada influencia en las
regiones de Latinoamérica. En México se le ha llamado “Tercera raíz” a esta veta cultural,
localizada desde el siglo XVI en la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca y en la región de
Sotavento, en el Golfo de México. También se encontraba en los fundos mineros de tierra
adentro, como en Guanajuato, pero aquí se fue difuminando en el mestizaje racial. Son
pueblos con lenguas y culturas diferentes cuyo decurso fue determinado por el sistema
colonial. En países como Ecuador y Perú, su influencia cultural se encuentra localizada en la
costa del Pacífico. En Colombia, Venezuela y el resto del Caribe, su influencia en la cultura
nacional es definitiva.

El tercer componente viene por línea directa de los colonizadores. Lejos de la vieja
idea de una composición unicultural proveniente de España, el grupo hegemónico que venía
de Europa no se componía sólo de caucásicos señores feudales españoles y cristianos. En
esta composición había cripto-judíos, cristianos nuevos, franceses, belgas, holandeses,
teutones y mozárabes; en una segunda oleada colonizadora, ya en plenos siglos XIX y XX,
los inmigrantes y colonizadores venían de Italia, Irlanda, China y Líbano.

Fueron estos componentes originales básicos los que dieron lugar al tipo de
sociedades nacionales en el continente americano, como propone Darcy Ribeiro (en: Bonfil,
1992):

Pueblos testimonio (México, Centroamérica y países andinos). En estos países tiene


un peso muy importante la civilización amerindia, por ser el centro de una reconstitución
étnica. En estos países, el pasado civilizatorio indígena determina la identidad cultural
nacional y su peso histórico es determinante en un sentido político.

161
Pueblos nuevos (Brasil, Grancolombianos, Antillas y Chile). La composición de estas
naciones se caracterizó por un proceso de miscigenación de pueblos indios y un dominio
colonial despótico. En Brasil, las
etnias del Amazonas fueron
confinadas a lo profundo de la selva,
en reservas tipo bantustanes donde hoy
padecen un trato como especies
naturales. En las Antillas, etnias como
los tahínos, siboneyes y guanatabeyes
fueron prácticamente diezmados en
todas las islas, pese a las pequeñas
guerras de resistencia, como la del jefe
Guarionex o Hatuey. En Chile, los
mapuches sufrieron continuas embestidas del Estado, pese a lo cual conservaron gran parte
del antiguo territorio de Arauco, pero los habitantes de la Patagonia, como los selk’nam, no
corrieron con igual suerte, pues debido a un sistemático y bien oculto proceso de exterminio
ejecutado por exploradores, esbirros europeos, estancieros y hacendados como José
Menéndez, pronto dejaron las tierras para el lucrativo negocio del pastoreo de ganado aquí y
en la Patagonia Argentina.

Pueblos Trasplantados (angloamericanos y rioplatenses). Se caracterizó por el arribo


masivo de europeos y el desplazamiento violento de indígenas. La colonización de
Norteamérica tuvo dos momentos importantes: el desplazamiento y confinamiento de los
grupos indígenas, y luego la invasión-ocupación de sus tierras por colonos anglosajones y
franceses. Por su parte, el Estado argentino llevó a cabo toda una campaña militar de
exterminio decimonónica contra los indios de las pampas y la Patagonia.

En países con fuerte incidencia indígena sobre la identidad nacional, como México,
Guatemala, Perú, Ecuador y Bolivia, la cultura popular muestra el fuerte acento de la cultura
indígena, lo que pone la diferencia en lo multicultural. De hecho, la resistencia indígena a la
dominación y la imposición cultural, es lo que pone este acento. En efecto, en la época
prehispánica -tanto en Mesoamérica como en el área andina- la civilización indígena se
explicaba por su diversidad ecológica y cultural, vertebrada por una unidad política
centralizada (el Inca en el Tahuantinsuyo y el Huey Tlatoani en el Anahuac), una diversidad
económica, un equilibrio hombre-naturaleza y una constelación de comunidades
estructuradas sobre la reciprocidad.

Los andes: el corazón de Atahualpa

162
Si bien el proceso de desindianización en el mestizaje ha llevado a una ruptura de la
identidad étnica original, el mundo indígena persiste en la cultura mestiza dominada como
una cultura diferente, en una heterogeneidad urbana en que se intersectan diversidad de
orígenes, vínculos comunitarios, pautas de conductas tradicionales, resignificación de las
tradiciones y diferentes usos lingüísticos. Uno de sus resultados concretos es la constitución
de barrios como unidades sociales capaces de portar una cultura propia. Esta caracterización
cultural de los barrios urbanos en América Latina explica la respuesta en las zonas urbanas,
ante los proyectos neoliberales de privatización o despojo de tierras y otros recursos, como
ha sido el caso de la guerra del agua en Cochabamba, Bolivia, en 1999, en un país donde fue
la Central Obrera Boliviana (COB) la que había vertebrado, a partir de su base campesina y
minera de corte indígena, todas las movilizaciones de resistencia en defensa de los recursos
nacionales.

Acaso la COB comprendiera bien la ecuación que integra el marco político,


económico y sociocultural del control étnico sobre los recursos de una región, en tanto que
articulador o negociador con el Estado, pues el fortalecimiento regional pasa necesariamente
por el control regional de sus propios recursos, proceso tecnológico que no han completado
las etnias y que explica rebelión de la derecha en Santa Cruz en el 2005, una lucha de los
grupos oligárquicos por retener el control sobre la energía, frente al ascenso de las etnias a
nivel nacional que ese mismo año derrocaron al presidente Carlos Mesa. Al no acumular
energía tecnológica (no controlan recursos, ni producen conocimiento tecnológico, ni se
desarrollan infraestructuralmente), las regiones étnicas han dejado incompleto el proceso del
control energético sobre sus propios recursos, pues los caciques regionales tienden a
supeditar la conciencia étnica a la conciencia nacional, debilitando la perspectiva nacional
étnica. Esto explica a la cuestión autonómica en América Latina como un conflicto y no como
una vía de solución para el desarrollo regional, pues si bien el federalismo liberal buscaba
desarrollar núcleos urbanos regionales, en cambio considera a las etnias una rémora del
pasado colonial. Las etnias latinoamericanas adolecen de comunidades políticamente
desarticuladas y con escasas perspectivas nacionales; su debilidad crónica se explica por la
dominación y la homogenización estatal impuesta. (Díaz-Polanco, 1996; 38, 39)

La emergencia u oleada étnica de las últimas dos décadas se explica por diversos
factores, pero que implica todos ellos el control sobre sus recursos territoriales, a saber: la
creciente territorialización de la presencia étnica en la nación, resultante de la expansión
geográfica y demográfica, ante el empuje tecnológico y su incursión en estos. También las
nuevas formas de organización pan-étnicas, que sugieren impactos más eficientes e
incidentes en las políticas públicas nacionales. Asimismo, una mayor inserción de las
economías indígenas en el mercado interno, ante las crisis regionales que propician la
informalidad y ante las cuales las economías indígenas cuentan con mejores estrategias.

Sobre todo en la región de los Andes, las etnias tienden a los enfrentamientos cada
vez más violentos en contra del Estado nacional, de frente a sus reivindicaciones culturales

163
y por el control de sus recursos energéticos y derechos territoriales. En el Amazonas
colombiano, peruano y boliviano, los pueblos indígenas están revitalizando su lucha por la
autonomía, la devolución de sus territorios afectados y arrebatados por las empresas
silvícolas y mineras. En México, en el semiárido potosino, los wixaritari libran una batalla
legal contra las mineras canadienses que usan el método de explotación a cielo abierto, por
la defensa de Wirikuta, territorio sagrado y lugar de peregrinación; la defensa enconada de
este territorio tiene un sustento cosmológico y cultural, vital para la sobrevivencia de la etnia.

El componente ideológico de la Teología de la Liberación, encarnada en las


comunidades
cristianas de
base, fue
definitivo en el
levantamiento
del EZLN en
1994 y en los
movimientos
indígenas del
Matto Grosso
en Brasil, pero
en Bolivia y
Ecuador la
organización
de la vieja
guardia de
izquierda,
arraigada en las
luchas campesinas, consiguió alcanzar el poder por la vía electoral, mediante un gran
componente étnico aliado a los sindicatos y partidos de izquierda. La rebelión indígena en
Ecuador del 2000, que derrocó al presidente neoliberal Jamil Mahuad, luego de que los
indígenas cercaran el edificio del Congreso en Quito y tomaran las calles de la capital,
muestra no sólo el descontento ante la arremetida neoliberal contra los pueblos indios del
continente, sino más aún la importancia del contingente indígena en Ecuador (un tercio de la
población), mismo que llevó al presidente Correa a la presidencia y al establecimiento de un
importante frente anticapitalista y antisistema en el continente.

Perú vivió los años de la convulsión indígena-campesina a mediados de los años


sesenta, cuando más de 300 mil campesinos se movilizaron por la devolución de sus tierras
comunales, escuela y pago salarial, saldos ideológicos del APRA y su venerable padre, Haya
de la Torre, aunque también Mariátegui. Fue una época de tomas de latifundios y haciendas
en la sierra, el norte del país y la costa, cerca del puerto del Callao. En la gran mayoría de los

164
casos, los motivos de las comunidades indígenas campesinas eran los mismos que los de los
campesinos mexicanos antes de la Revolución: el despojo hacendario de las tierras
comunales y la explotación. A partir de entonces, comienza un proceso de extinción
hacendaria y parcelación de latifundios, pero también la emergencia de grupos guerrilleros,
que fueron prontamente abatidos.

A partir de estas luchas, la izquierda ganaría terreno, pero fragmentariamente. A partir


de los años ochenta, siempre con un importante contingente indígena y sobre todo quechua,
el movimiento social se vería como un caso de dirigencia centralizada y mesiánica en manos
de la izquierda radical y en dos tendencias con militancia indígenas: el primero, Sendero
Luminoso, surgido en los años setenta en la Universidad de San Cristóbal de Huamanga y el
segundo el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru. Ambos se proponían la toma del
poder por la vía armada, si bien su accionar se centró en la guerra frontal contra el Estado
peruano, con nefastas consecuencias para los movimientos de liberación indígenas. La
reciente reagrupación de la izquierda en el programa de Ollanta Umala, habría de traer
decepciones para el futuro de las etnias peruanas, ante el sorpresivo viraje a la derecha del
presidente apenas iniciado su periodo.

En México, Ecuador y Bolivia, los movimientos étnicos recientes han tenido como su
demanda central nuevas legislaciones indígenas y reformas constitucionales que, en el caso
de México, resultó fallida a causa de la traición del Senado de la República, que suplió la
propuesta de los Acuerdos de San Andrés, por una a modo.

En Colombia, se han establecido diferentes formas de regímenes territoriales


indígenas que permitirán el control administrativo sobre los recursos públicos, aunque se
advierte sobre un nuevo paradigma de subordinación al Estado a partir de estas
configuraciones (Iturralde, 1997; 86). Una forma semejante de subordinación etnia-Estado
frente a la administración de los recursos naturales, lo tenemos en la empresa turística
administrada por la comunidad ñahñú de El Tephé, en México. La empresa es dirigida por
un consejo de administración indígena que vela por las ganancias obtenidas del hotel y el
balneario construidos sobre un antiguo manantial de aguas termales, propiedad del ejido
indígena. Parte de los activos van a las becas escolares y mantenimiento de diversas
instalaciones públicas del ejido. Sin embargo, el ejido se encuentra bajo el control político
del Supremo Consejo Ñahñú, de extracción priísta y bajo dominio del poder central en el
Estado de Hidalgo.

Indigenismo y bilingüismo como integración

165
Tomemos como dato el siguiente hecho histórico, acaecido en las postrimerías del
triunfo republicano liberal sobre sobre el proyecto conservador, en el 1867, con el
fusilamiento del archiduque Maximiliano. Por entonces, se fraguaba en el Congreso un
proyecto de ley para la creación de un nuevo estado, cuyo aspecto central reposaba en la
expropiación de las tierras comunales indígenas que estaban en la región de la Huasteca y
luego propiciar su venta en fracciones a los capitales privados extranjeros. El fin de ello era
crear las condiciones para la fundación del estado que llevaría el nombre de Iturbide y que
comprendería las tierras de las huastecas tamaulipeca, potosina, veracruzana y de lo que
entonces era el Estado de México. Advirtiendo una intención con rasgos más bien de corte
filibustero en el proyecto, que dejaría bajo control de una sola entidad los recursos de las
Huastecas y, desde luego, el recién descubierto “oro negro”, el gobierno de Juárez promueve
la creación del estado de Hidalgo, como una cuña que cerró definitivamente las aspiraciones
conservadoras por controlar grandes recursos energéticos, pero también para montar ahí un
frente contra el proyecto liberal que, no obstante, no estaban del todo contrapuestos, toda vez
que compartían la vieja visión positivista de conformar un estado unicultural, mestizo y
progresista.

El indigenismo tuvo siempre como fin la integración de los pueblos originarios y la


sustitución de su identidad a la nación, o lo que se entiende por identidad en un proyecto
nacional. La exclusión de otras culturas y sus patrimonios, que se encuentran constreñidas
dentro del ámbito de cada nación, pasan necesariamente por la selección de datos históricos
y de los diversos patrimonios, para construir verticalmente una sola historia y un solo
patrimonio que componen la cultura nacional, una construcción que, no obstante, es artificial
y se da como un proyecto de una cultura minoritaria y dominante. La idea es que sólo una
homogeneidad cultural es condición necesaria para el desarrollo de la nación, toda vez que
conllevaría el cambio de uso de la tierra comunal a la propiedad privada y la atracción de
inversiones extranjeras en proyectos productivos de gran alcance. La política indigenista en
México persigue el desarrollo capitalista del Estado mexicano, de ahí que el paisaje
característico en las zonas indígenas sean los potreros que extienden la expansión ganadera,
las fincas cafetaleras (como en Chiapas) y la agricultura extensiva. Los saldos de esos
procesos de conversión productiva han sido la proletarización y disolución de comunidades
tradicionales.

Un caso de disolución de comunidades y su desplazamiento ha sido el de la base


social que en buena parte compone el EZLN en Chiapas, comunidades selváticas tzeltales
desplazadas que se caracterizan por el monolingüismo y el uso de una agricultura simple.
Pero esta no es toda la base social zapatista, pues sus adeptos también están en las
comunidades de los Altos, organizadas en Ayuntamientos, cuyo sistema de poder cívico-
religioso depende en buena medida de su hinterland, la ciudad ladina de San Cristóbal de las
Casas, por el control político y económico que se ejerce, al depender las comunidades de la

166
compra de alimentos y materias primas en la antiguamente llamada Ciudad Real. La
subordinación que San Cristóbal ejerce sobre los pueblos indios de los Altos es histórica.

Los intentos del Instituto Lingüístico de Verano en América Latina por borrar el
núcleo duro de la cultura (López Austin dixit, en: 2005), depositado en las lenguas
originarias, toparon con la dinámica cultural en las comunidades. A los intentos por esterilizar
a las madres en los pueblos indígenas de México o traducir y publicar la Biblia en todas las
lenguas mesoamericanas, le siguió la instrucción pública bilingüe, en combinación con el
propio Instituto Nacional Indigenista, misión que habría de fracasar ante la tozudez de la
propia lengua aborigen: los niños que entraban sin hablar la lengua al primer año, salían del
sexto hablándola y además aprendiendo a escribirla.

Los sueños mesiánicos por imponer las lenguas indígenas sobre los países
multiculturales, se
encuentran de pronto frente
a esa imposibilidad, ante el
intermediarismo inevitable
de la lengua castellana. Pero
en Paraguay, en donde la
lengua guaraní tiene 87% de
hablantes, tal propósito
sería posible, de no ser por
los motivos políticos,
económicos, educativos,
institucionales y sociolingüísticos, así que tanto el guaraní como el castellano son las lenguas
oficiales de esa nación. En Perú, la lengua quechua ha sido oficializada, pero se trata solo de
una valoración patrimonial, pues la lengua de Atahualpa está subordinada a la lengua
castellana. En otros países plurilingües, como en Guatemala, donde las lenguas mayances
(kekchí, mam, kakchikel, tojolabal) siguen teniendo relevancia por sobre las minoritarias de
origen lenca o yuto-azteca que pueblan su territorio o en México, donde de quinientas lenguas
que se calcula se hablaban en el siglo XVI, hoy sólo quedan 62. En Bolivia, el aymará, el
quechua y el baure, una lengua amazónica, han puesto el acento de este país en la constitución
pluriétnica, promovida por el presidente Evo Morales, un indígena aymará cocalero que venía
empujando desde las luchas populares de liberación en su patria. En Ecuador, el quechua, el
kandoshi y el tukano, como el resto de sus parientes lingüísticos sudamericanos y sus
semejantes mesoamericanos, en el pasado fueron combatidas por el Estado nacional, pero
hoy se encuentran en un periodo de reivindicación, ante el empuje de la izquierda en estas
naciones.

El relativo avance de las lenguas indígenas obedece más a la aparición de nuevos


personajes étnicos con influencia en la sociedad mestiza, como ha sido el caso del zapoteco
en el Istmo de Tehuantepec, favorecido por un conjunto de acciones en la gestión cultural,

167
como la del intelectual Carlos Montemayor, quien promovió la publicación de las lenguas
indígenas o la del artista plástico Francisco Toledo, oriundo de Juchitán, pueblo zapoteco
siempre rebelde e irredento. El combate del Estado nacional contra las lenguas indígenas se
da en todas las esferas sociales, lo mismo en el acendrado racismo en la ciudad de México,
que en Quito y Lima. En todos los casos, es el ámbito sociocultural del lenguaje coloquial,
el factor de sobrevivencia de las lenguas, amén de la dificultad indígena por insertarse en el
ámbito urbano, aunque el caso del mapuche de la provincia de Neuquén, en Argentina,
configura un caso exitoso de adaptación social en la urbe porteña de Bueno Aires. Pero la
suerte de la lengua castellana en Puerto Rico, la desearían cualquiera de las lenguas
amerindias, pues su sobrevivencia se antoja prodigiosa, frente al estatuto de Estado Libre
Asociado de Norteamérica y el imperio de la lengua anglosajona.

Brasil ante el carácter multiétnico

Una de las paradojas de un Estado tan multiétnico como Brasil, es su negación ante
las etnias amazónicas que pueblan ese monstruo selvático, que es el pulmón del globo. Unas
ochenta etnias pueblan actualmente en aislamiento la región del Mato Grosso. Algunos
etnólogos brasileiros han definido un choque importante en las últimas décadas entre
etnicidad y esfera oficial de la ética y la moralidad, ejemplificando el caso de los tapirapé,
quienes ante situaciones de crisis como las hambrunas y las fricciones interétnicas, las
familias optan por la eliminación del cuarto hijo, hecho sancionado por el patriarca de la
tribu. El choque ético-moral ocurre ante la presencia de las influyentes comunidades de base
católicas en la selva: por un lado, las etnias amazónicas, como los tapirapé, que sobreponen
a la comunidad por encima del individuo y, por el otro, a las misioneras de las comunidades
de base que colocan al individuo por encima de la comunidad y acusan el infanticidio.
Durante los años siguientes, las misioneras consiguieron la erradicación del infanticidio
tapirapé, como un recurso de sobrevivencia o práctica social, pero no cultural. Así como los
salesianos, en otra parte de la selva, que convencieron a los bororo que dejaran de construir
malocas, ante el prejuicio de que se cometía incesto, no importando que ello trastocara su
organización social y su cosmología.

Fue la Constitución de 1988 la que accedió a otorgar los derechos fundamentales de


los pueblos indios: organización social, costumbres, lenguas y derecho sobre las tierras que
ocupan. Sin embargo, en esencia el Estado brasileiro asume un orden normativo que, al
reducir a la etnia a la categoría de especie natural, desconoce la diversidad y penaliza toda
práctica constituyente de su organización social, subsumiendo su condición rural a la del
ciudadano simple y sin categorías especiales, como la lengua o las formas de vida en
particular. Las leyes sobre tierras, bosques, agua y recursos minerales, expresan los derechos
de los grupos económicamente poderosos, en sentido contrario a los derechos de los pueblos
indios (Stavenhagen, en: Gutiérrez, 2008; 289).

168
El Estado chileno frente a la cuestión mapuche

Desde la rebelión del jefe


araucano Caupolicán, los
mapuches viven un permanente
estado de confrontación contra
los planes de modernización de
los sucesivos gobiernos en Chile,
exceptuando el periodo de 1970
a 1973, correspondiente al
gobierno de la Unidad Popular
encabezado por Salvador
Allende. En efecto, con la
celebración en Temuco del
Segundo Congreso Nacional
Mapuche, al que asistió el propio Allende, en 1970, se le hizo entrega del proyecto de Ley
Indígena 17.729, en la que se ponía punto final al fraccionamiento de tierras en manos de las
comunidades mapuches, se restituían otras tierras arrebatadas y se echaba andar un programa
de apoyo al desarrollo de las colectividades agrarias. La Ley fue promulgada en septiembre
de 1972, incluyendo un decreto que creaba el Instituto de Desarrollo Indígena y por primera
vez se definía la condición de indígena, más allá de su relación con la tierra, recurriendo a
parámetros culturales : idioma, sistemas de vida, costumbres, religión (artículo 1). Se
asentaban así las premisas del pluralismo cultural, mismo que hoy reivindican las
organizaciones mapuches. Con el cruento golpe de estado de septiembre de 1973, promovido
por la CIA en persona de Augusto Pinochet, se anula la Ley y es hasta 1979 que se impone
un Decreto que no sólo ordenaba la parcelación de las tierras comunales de los mapuches,
sino además la eliminación legal de los indígenas. En este marco, los mapuches no fueron
discriminados de los arrestos, desapariciones y asesinatos de sus dirigentes, llevados a cabo
por la dictadura. Las tomas de fundos por los mapuches eran una vieja práctica ante los
despojos y continuarían durante la etapa de la resistencia (1973-1990) y en la Transición a la
democracia en Chile (1990-2018), aunque tampoco cesaron los despojos de latifundistas, ni
las operaciones de represión por parte de los gobiernos de Aylwin, Piñeira y Bachelet.

Hoy se habla de una construcción del conflicto mapuche por parte de las instituciones
hegemónicas, desplazado hacia los espacios virtuales de la Internet, pero también hacia
instancias jurídicas que levantan edificios discursivos, muchas veces leguleyos. Los
hipertextos de los pueblos mapuches han sido capaces de configurar un nuevo territorio de
lucha, desde donde emerge una voz colectiva de resistencia frente a las vejaciones de la
historia y las prácticas políticas actuales de dominio y exclusión. Esto configura una nueva
táctica de insubordinación y fortalecimiento del discurso étnico que confronta al Estado-

169
nación chileno. El uso de los más diversos recursos simbólico-comunicativos de la red ha
prestado múltiples servicios a la causa mapuche; los videos que documentan las fiestas
tradicionales mapuches -como el Nguillatún-, la represión documentada de las cargas de
carabineros contra la toma de tierras y la liberación y discursos de lonkos o jefes mapuches,
configuran las formas de apropiación y resignificación cultural del mundo mapuche, bajo las
condiciones que el Estado chileno plantea.

Guatemala y la oleada étnica

Los montes Cuchumatanes, en el centro-occidental del país, fueron la fortaleza de la


civilización maya, pero también región que guarda los más antiguos vestigios de esta cultura,
sito en Kaminaljuyú, en las inmediaciones de la capital guatemalteca. Este sitio arqueológico,
que actualmente ha sido ya devastado en más del 70% por la mancha urbana, sigue siendo
sin embargo lugar de realización de rituales propiciatorios, de limpias y en general de
ceremonias invocadoras de las fuerzas del cosmos, para las 25 etnias que pueblan el territorio
y cuyas movilizaciones políticas han incidido en este tipo de concesiones, pues sólo a ellos
y a sus curanderos se les exime de pagar la tarifa por el acceso a este y a todos los sitios
arqueológicos en Guatemala. En Tikal, se les exenta de pagar los $150.00 quetzales ($21.00
dls) por concepto de entrada.

Sierra adentro, se encuentran los mercados regionales de Huehuetenango,


Quetzaltenango y Chichicastenango, baluartes de la economía indígena en la región. Estos
centros comerciales son el punto de confluencia interétnica y también de resolución de
conflictos. Son, por tanto, el pulso de las etnias de la vieja Quauhtemalan.

Luego del derrocamiento del gobierno democráticamente electo de Jacobo Arbenz,


en 1954, por parte de la CIA, Guatemala entró en un periodo de violencia que no cesaría sino
hasta la década de los ochenta, con la firma del acuerdo de paz entre la guerrilla que
aglutinaba a los grupos indígenas insurrectos de la Unidad Revolucionaria Nacional
Guatemalteca (URNG) y el gobierno abiertamente pro-oligárquico. Atrás y no tanto, habían
quedado los regímenes militares dictatoriales y sangrientos como el de Efraín Ríos Montt,
quien aplicó la solución de la “tierra quemada” contra la guerrilla, lanzando al cuerpo de élite
de los Kaibiles, una milicia entrenada en la zona norte de Guatemala, por rangers
estadunidenses. La táctica militar consistía en el ataque directo contra las poblaciones
indígenas cercanas a las zonas de operación guerrillera, cometiendo matanzas
indiscriminadas y de extrema crueldad y sadismo como parte de una deliberada táctica
contrainsurgente de “quiebra moral” del enemigo. Sobreviviente de las matanzas, fue una
muchacha de la etnia quiché quien narraría indirectamente su testimonio al mundo por medio
del texto Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia. Su padre había muerto
en la embajada de España, durante la toma por parte de militantes de la URNG, luego se

170
convertiría en una activista por los derechos humanos en todo el mundo y, a la postre, en
Premio Nobel de la Paz en el año 1992. El epílogo de su Ser como activista fue triste: en el
año 2017, declaró ante los medios que los padres de los 43 estudiantes normalistas de
Ayotzinapa desaparecidos, deberían pasar a una fase de conciliación, coincidiendo con el
entonces presidente Enrique Peña Nieto, responsable de la desaparición.

Los acuerdos de paz alcanzados en el año 1996, establecieron la posibilidad de que


los derechos indígenas fundamentales se inscribieran en la Constitución, pero una iniciativa
al respecto sufrió la derrota en un referéndum nacional, marcando un retroceso en las luchas
centenarias de todos los pueblos indígenas de Guatemala.

El de Guatemala es el caso de un estado atrasado, con fuerte arraigo racista en los


ladinos, un lento crecimiento económico (aunque no tanto como el mexicano) y un rápido
crecimiento de las etnias. Incapaz de proporcionar una vida equitativa para todos, ha
marginado y subordinado a unos en favor de otros. El resurgimiento étnico de la autonomía
aquí se explica ante la organización étnica que requiere poca energía y es fácilmente accesible
a los seres humanos.

Nicaragua o la autonomía del reino miskito

Los miskitos llegaron en tiempo inmemorial del norte de Colombia, dirigidos por su
jefe Miskut, bordeando el Atlántico, hasta alcanzar la Laguna Caratasca, en el actual
Honduras. El territorio de los miskitos, sumos y rama o matagalpa, se reparte en toda esa
franja costera, de norte a sur de Nicaragua, en selvas y playas hasta donde los esclavos negros
cimarrones o libertos en los siglos XVII y XVIII fueron a refugiarse y a mestizarse son los
indios miskitos, definiendo la identidad cultural en esta región.

Los miskitos defienden su derecho a contar con un rey, dinastía fundada apenas en
1670, con los auspicios de la corona británica, que por entonces deseaba quedarse con el
extenso territorio caribeño centroamericano y en guerra contra España. El último rey
gobierna más bien simbólicamente desde 1978.

Luego de la Revolución Sandinista de 1979, la etnia miskita fue arrastrada a volver


las armas contra el régimen revolucionario, si bien atizada y construida con el financiamiento
del gobierno estadunidense, que deseaba el derrocamiento de la Revolución desde las
fronteras con Honduras. De hecho, algunas cúpulas miskitas recibieron recursos para ello y
coordinaron acciones con otros frentes de la Contrarrevolución, no obstante lo cual gozaron
del derecho autonómico luego de finalizado el conflicto. Fue así que desde 1987, la etnia
miskita goza de un estatuto y un régimen autónomo que abre espacios estatales a la pluralidad
étnica de Nicaragua. La contradicción en este orden, ha surgido en los regímenes posteriores
al sandinista en la década de los noventa, luego en la primera década del 2000 y

171
posteriormente en los grupos opositores al régimen de Daniel Ortega, toda vez que se ha
confundido la “política del gobierno sandinista” con una política de estado que,
deontológicamente, debe garantizar el derecho étnico a la autodeterminación y a una cultura
propia (Ortega, 1997; 99).

La etnia se encuentra en el segundo lugar de la extrema pobreza en Nicaragua y, pese


a su condición de autonomía, mantiene ese nivel económico, acaso por la persistencia en su
territorio de las industrias extractivas extranjeras que, lejos de constituir un factor de riqueza
social, acaparan los recursos y emplean mano de obra barata y sin calificación técnica local.
Por lo demás, en años recientes están sufriendo la invasión en sus tierras comunales de
colonos provenientes de la costa del Pacífico y de tierra adentro, creando un nuevo conflicto
que se está zanjando a tiros, a la par que el Estado escurre el bulto a la hora de avanzar en la
construcción de la base material autonómica, que implica la creación de un fondo para el
desarrollo regional, competencia contemplada por la ley.

Panamá y los kunas

La familia lingüística de la etnia kuna proviene del antiguo tronco chibcha, de


Colombia, en donde también se ubica parte de su parentela y desde donde, en la época de la
conquista, habían sufrido los maltratos de la gente de Vasco Núñez de Balboa, razón por la
cual hicieron alianza conveniente con los ingleses, quienes ambicionaban el control sobre el
Caribe. Fue esta la razón por la cual la Corona ibérica mandaría la extinción de la etnia en el
siglo XVI y a partir de entonces ocurriría un
confinamiento étnico hacia la costa del Caribe
panameño, en 360 islas y arrecifes, con más de
61 mil hablantes de la lengua kuna.

En el año 1870, el territorio de 3260 km2


de los kuna fue reconocido por el Estado
colombiano como comarca Tulenega, pero al
ocurrir la independencia de Panamá, en 1903,
el acuerdo legal se rompe y a partir de ese
momento los kunas habrían de vivir una serie de vejaciones por parte de las empresas
bananeras y mineras norteamericanas y la propia policía, que no terminarían sino hasta el
momento de la rebelión kuna de 1925 y la declaración independentista de la efímera
República de Tule, atizada y promovida por los Estados Unidos con el fin de crear un
protectorado, misma que finalizaría apenas un mes después, con la firma de los acuerdos de
paz con el Estado panameño. Es hasta 1953 que obtienen el estatuto autonómico, aunque esto
no significó el respeto definitivo a su integridad étnica.

Los kunas tienen frente a sí dos grandes preocupaciones: en primerísimo orden, la


inmersión de su territorio bajo las aguas del Caribe ante el cambio climático y, en segundo

172
término, pero no menospreciable, la gestión de su cultura dentro de las industrias culturales
y el turismo. El mercado de artesanías de San José de Costa Rica se encuentra plagado de los
tejidos kuna, en donde son altamente valorados y pagados hasta en 65 dólares un tejido de
no más de 30 cm. Frente a este mercado, la etnia está fomentando la creación artesanal de
sus mujeres y hoy trabajan también para la exportación de las mismas, amén de la creación
en su territorio de museos comunitarios, cuyos propósitos se inscriben en la valoración de la
cultura étnica y su patrimonio cultural tangible e intangible.

Argentina y su deuda con los indios de la pampa y la Patagonia

Hay dos parangones en la historia de los Estados Unidos y la República Argentina: el


primero, cuando los europeos que colonizaron las tierras que antes pertenecían a sus
propietarios originarios, se negaron a construir con ellos una sociedad común y procedieron
a expulsarlos primero, luego a avanzar tierra adentro quitándoles cada vez más tierras,
después declararles la guerra hasta casi exterminarlos y, finalmente, a confinarlos en
reservorios en medio de la pampa (palabra quechua para designar el territorio de las extensas
planicies que habitaron). El otro parangón fue la suerte que corrieron los caballos que
abandonaron los españoles en las praderas y que los peuelches, junto con los mapuches que
venían desde Chile, supieron aprovechar en la guerra contra los españoles, marcando desde
entonces la cultura de las gentes que habitaron las extensas llanuras en una y otra latitud. Así,
los indios de la pampa establecieron con sus caballos una relación de simbiosis tal, que los
soldados argentinos en el siglo XIX creían que había un halo de magia o embrujo entre indio
y bestia.

Al parecer, fueron los tehuelches los primeros pobladores en estas vastas planicies,
siempre en pos de guanacos y venados, de cuyas pieles usaban para el vestido, la casa y el
sustento. Los toldos de los caciques tenían asientos forrados de piel de felinos como el nahuel
o jaguar, al que consideraban un animal divino. Con sus vecinos mapuches cordilleranos
intercambiaban sal y pieles por tejidos multicolores y plata. Si bien aquellos vecinos
cordilleranos predominaron luego en la pampa, es cierto que los tehuelches mantuvieron una
confederación de etnias que enfrentó, al mando del cacique o toqui huilliche Calfucurá, a los
invasores blancos en 1879 (operación aniquiladora eufemísticamente llamada La conquista
del desierto). Los historiadores de la Argentina coinciden en la asombrosa capacidad de los
indios de la pampa, de incorporar en sus tolderías -caseríos hechos de piel de animal- a todos
aquellos pobladores mestizos, negros o blancos que llegaban a su contingente, algo que fue
en sentido contrario del hábito de los nuevos pobladores rioplatenses.

La resistencia de los indios ranqueles (mestizos de mapuches y tehuelches) marcó la


relación de los pueblos originarios de la pampa con el Estado argentino, particularmente en
lo que hace a los malones que lanzó en una etapa inicial el cacique ranquel Mariano Rosas

173
(llamado entre ellos Panguitruz Güer) contra las aldeas de blancos que invadían su territorio
y a quienes robaban ganado, una brillante estrategia que irónicamente trajo paz por mucho
tiempo en la frontera. Siendo niño, Mariano Rosas fue secuestrado por el ejército rioplatense
y llevado a servir en las estancias de ganado, en donde se crio en las letras, pero también en
la monta de potros con mucha maestría; al tiempo, a la edad de 22, Mariano huye junto con
otros de los suyos rumbo a los territorios ranqueles, en una odisea de muchos días de duración
que hoy es una epopeya en los mitos ranqueles, hasta alcanzar las tolderías en la laguna
Leuvucó y en donde a poco se convierte en jefe, luego de la muerte de su padre y su hermano.
Es Mariano Rosas quien pacta la paz con los blancos (a quienes llamaban huincas o “nuevo
Inca”). En 1877 muere por la viruela y es inhumado con tres de sus mejores caballos y una
yegua. Sólo un año después de su muerte, el gobierno de Buenos Aires arranca la Conquista
del Desierto o Campaña del Exterminio con una campaña inicial llamada “de
contramalones”. Los lanceros ranqueles y los indios libertos -a quienes se denominó
“montoneros”-, fueron derrotados y cruelmente pasados a degüello, sus familias dispersadas
en pueblos y ciudades de los confines argentinos -incluso en las islas Malvinas-, las mujeres
enviadas a la servidumbre y los niños condenados al peonaje.

Actualmente, en la provincia de La Pampa se ha creado un movimiento indígena


unificador, que tiene como propósito la reconstrucción cultural de los indios de la pampa,
encabezado por los descendientes de los ranqueles. En un acto de refundación de la memoria
y los orígenes de la etnia, estos descendientes reclamaron al Estado argentino los restos del
más famoso de sus caciques, el insigne Mariano Rosas que eran exhibidos en el Museo de
Ciencias Naturales de La Plata. El cráneo de Mariano Rosas había sido objeto de secuestro
por científicos sin escrúpulos, en 2001 fue devuelto y hoy son objeto de veneración en su
natal Leuvucó.

Los mapuches transcordilleranos pasaron a poblar, desde sus tierras originarias en


Chile, la pampa y la Patagonia. Cultivadores de maíz y papa, supieron establecerse en
comunidades en donde actualmente viven, en las provincias de Neuquén, Chubut, Río Negro,
Santa Cruz y algunos enclaves en La Pampa y Buenos Aires, en donde sobrepasan los
cincuenta mil habitantes. Son ellos los especialistas en la esquila y la cosecha de frutales, las
mujeres se dedican al tejido, otros trabajan la madera y, en tanto muchos de ellos llevan a
cabo una lucha por la tierra, otros luchan por la conservación de la lengua mapudungun en
escuelas bilingües y por el acceso a la salud con los mismos derechos que el resto de la
población.

El territorio de los tehuelches y los huilliches marcaba el confín meridional de la


pampa, en donde iniciaba la Patagonia argentina. Más allá, en el extremo sur del continente,
en la Tierra del Fuego, vivían los indios patagones, comprendidos en una variedad de etnias
como los chonos, los alakalufes y los selk’nam u onas. Una última mujer de esta etnia, de
oficio curandera, sobrevivía entre los alakalufes cuando fue conocida por una antropóloga
francesa en los años 60, a quien le contó de las matanzas de que habían sido víctimas los de

174
su grupo y finalmente cómo la viruela diezmó totalmente a esta etnia. Pero el testimonio de
esta mujer llamada entonces Lola Kiepja apenas daba cuenta de una pequeña parte de la
tragedia de los patagones: familias enteras masacradas por los cazadores de cabezas de indios
venidos de Europa, a la orden de los estancieros chilenos, más tarde por las hambrunas
provocadas por el despojo de sus tierras en donde cazaban y pescaban, y luego por las
enfermedades traídas por los mismos europeos. En la actualidad, algunos descendientes de
estas familias de indios patagones, sobreviven en los suburbios de Ushuaia, la ciudad más
austral del mundo.

La Ley Nacional de Asuntos Indígenas, en el artículo 75, inciso 17 de la Constitución,


y en la Ley 23.302, que promulga la creación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas,
hoy garantizan la educación en su propia lengua y también la educación bilingüe, pero
además les garantiza la propiedad sobre las tierras que ocupan, si bien no son necesariamente
las tierras que originalmente ocuparon.

Conclusión. La negación continúa

Escondido atrás del mestizaje cultural y los campesinos pendulares, están las etnias
amerindias que se movilizan en defensa de su territorio y por el control de sus recursos
naturales. El empuje neoliberal en Latinoamérica no está incorporando, pero tampoco
fragmentando las etnias, sino marginándolas, justo el sitio histórico en que han vivido. El
desarrollo de las naciones latinoamericanas no corre parejo para todos, porque parte de una
lógica mercantil y de subordinación de los grupos alternos, como las etnias que hoy luchan
en contra de la depredación de su territorio y la sobreexplotación de sus recursos por parte
de las empresas mineras y silvícolas transnacionales.

Como unidades operantes de poder energético, las etnias se han apropiado de algunos
recursos tecnológicos del Estado para refuncionalizar y resignificar su identidad, desde las
comunidades, pero se ha dejado incompleto el sistema de control sobre los recursos
materiales, tecnológicos y energéticos que permitiría el control total sobre esos recursos
energéticos y, en tanto sistema de poder, ello no ha permitido la construcción de una
estructura política compleja.

Como unidad centralizada, el Estado concentra el poder y el monopolio sobre los


recursos energéticos, pero otorga el poder relativo de las etnias para asumir la custodia sobre
los recursos comprendidos dentro de su territorio, lo cual no significa la cesión absoluta del
poder, sino apenas el poder que permite la autonomía, esto es, la etnia no tiene el control
independiente sobre sus recursos. Esto es aplicable sobre todos los casos en AL, sobre todo
en lo tocante a los mapuches en Chile ante el despojo de sus tierras por las mineras

175
canadienses, y los zapotecos en el Istmo de Tehuantepec, ante las empresas eólicas españolas
que usufructúan sus tierras con la venia directa del gobierno federal.

Como poder dependiente, mapuches en Chile, zapotecos en el istmo o yanomamis en


el amazonas venezolano, no asumen el control directo ni independiente sobre sus recursos,
porque el Estado se abroga el derecho del control total sobre los flujos energéticos que
proveen los recursos y el poder formal, mediatizando los recursos étnicos de control del poder
político y energético. Los movimientos organizados en los andes centrales, en las selvas del
sur mexicano, en la cuenca del Río Balsas en México, en Brasil con los xingu y los tupis
amazónicos o en las costas del Atlántico nicaragüense, muestran el recurso de los pueblos
originarios por controlar e ir más allá del control mediatizado de sus recursos energéticos.

El Estado se encuentra ante una crisis más, pero esta se da en momentos en que la
desintegración social y el daño directo al tejido están afectándolo. Los gobiernos ya no
responden a los llamados directos de la población, porque el Estado se ha convertido en el
enemigo y urge hallar el refugio para el sujeto que sólo la comunidad puede proporcionarle.
Ante esta descomposición, sólo los pueblos indígenas están mostrando capacidad para
sobrevivir y seguir adelante con su cultura de la solidaridad.

Ap.’.M.’. Emiliano

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https://zapateando.wordpress.com/2013/02/16/el-ezln-agosto-entre-la-lluvia-y-lodos/

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