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EDITADO EN LIMA - PERU


LIBROS DE LA AUTORA

El Derecho de Ma tar - Cuentos - La


Paz, Bolivia, 1926.
Anima Absorta - Po·asía - (Agotado) Lima, Per
ú, 1925.
Una Esperanza y el Mm - Poesía - (Agotado). Edit.
Minerva. Lima, Perú. 1927.

El nuevo poema y su orientación hacia una estética


económica. - Ensayo - (Agotado). México, l 929.

América Latina frente al Im�rialismo - Lima, Perú 1931


..
Ed. Cahuide.

Hacia la mujer nueva -


Ensayo - Lima, P.arú 1933.
LA TRAMPA
Flora Tristá:n - Ensayo
- Santiago de Chile, l 944.
Imprenta Nueva.

Costa Sur - Poesía- Santiago de Chile, 1944.

¿Quiénes traicionaron al pueblo? - Ensayo polémico -


Lima, Perú, 1950 - Imp. Salas.

Lima. Pero 1956


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·Sistema de Biblioieca
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) ADVERTENCIA
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Al lector.

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Esta no es una novela biográ.fíca, ni crutobio á­
fica. Cualquier parecido con hechos o personajes de

..
la realidad, es completamente casual, porque la vida
está hecha de casualidades.

Tampoco el escenario de su realización es abso­


¡,

lutamente perucrno. Podría muy bien ser ubicado en


cualquiera de las Repúblicas de América Latina, para
no decir en cualquier escenario del mundo actual. Ya
1
eso es cuestión del gusto del lector.

No ruego, pues, al lector demasiado realista, que


aleje de su pensamiento las similitudes con ·que crea
tropezar. Simplemente lo emplazo a leer . libre ,de pre­
juicios, situándose en el plano de la creación pura, de

( .
la imaginación y la fantasía.

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131
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..

Yo, asesino!
·
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" ...Sí, yo los maté. Primero a él, luego a ella. Iban


los dos caminando muy juntos, hablando �n voz baja,
casi rozándose con las palabras. El día eta tranquilo,
claro, uno de tantos días en que no pasa nada. Habla­
ban. .. ¿de qué? Tal vez de proyectos, de viajes, de
sus hijos ... Qué se yo! . .. Venían a almorzar. Esta­
ban contentos. 1 yo ... yo ...
"
¿Sabe Ud. lo que es ser un asesino? Porque yo
ya lo era desde el momento en que lo decidí, mucho
antes, desde qúe lo pensé. .. más aún, desde que me
lo insinuaron como por casualidad. Se me metió en el
cerebro la idea, primero como una nubecita vaga, de
esas que aparacen en ·un cielo limpio, luego fué toman­
do forma... hasta hacerse un gran nubarrón oscuro,
fué llenándolo todo, convirtiendo mi cerebro en una so­
la mancha negra. Matar, matar, matar. Es una espe­
' '
cie de sed; no, de hambre física, de rabia secreta que -�
..

lo mueve a uno como un tigre enjaulado, que no lo de­


ja respirar a gusto . ..
"
..... Yo era un joven tranquilo, sí señor, un muchacho
alegre, juguetón, travieso, tal vez. Mi madre me en­

greía mucho. Era un poco flojo· y me gustaba dormir..
Trabajo le costaba a mi madre sacarme de la cama
para que fuera al colegio primero, a la Universidad,

- 9 -

.. ,
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después. Porque ya
Iba a seguir Letras, había ingresado a la Univsrsida .
d.
za de mi madre. L luego Derecho. Esa era la esperan­ ias manos. Me impo rtaba jugar, divertirme, ir al ci-
a
tado más ser marin verdad es que a mí me habría gus �e galantear a las muchach s Me juntaba con un gru-
� ·
o, ­
atraído siempre. Me como mi padre. El mar me ha o' de muchachos de m d d Y salíamos a pasear al
la Herradura, hor gustab a tirarme en la Parque, por las tard s. 1A_flí acechábamos el desfile de
as de horas, sinti playa �
endo el estallido de las chicas barranqumas, res parladoras. Toda-
las olas, rompien
lanzarme al agua,
do contra las roc
nad
as. I me g ustab
ar lo más lejos posi
de
a
vía me suenan los ca�ca bª
e ��\ de �us risas en las no­
do las correntadas ble desaf ches solitarias. Todav1a las veo por entre los ár�oles
���
y ian­
chos, todos del bar la resaca. Iba con varios mucha- · cuajados de fl�res m?r d con los rostros sonre1d'?s,
Una vez ·estuve rio, todos compañ picarezcos, de JOvenc1tf� aires de mujer. I aspiro
a punto de ahogarm eros del Colegio. fuerte su perfume mezc d al de las lilas... Ellas 1 <;·
un poco picado y un e.
tro. Yo luché por a inmensa ola me El mar estaba blan la noche eterna ae ;1 �a Prisión. Ellas .. . ella. P 5 1,
regresar a la play lle vó mar aden­ orque había una entre to das, de grandes ojos negros !
ra, pero la resaca a
me volvía a meter más de una ho­ �
..

da vez más Cuan y me alejaba ca­ de pelo cetrino que c;il p sa . to a mí dejaba resba- .�
do y pensé qu e
do ya estaba fatig
ado, me entró mie­ lar su mirada ?e terc 1 e� ���:;, mis oios tímidos de i
me
qué curioso! pensé ahogaría. No, no pensé e n Dios, deseos. Todav1a la v �g' �elgada, grácil, apenas �u­
tremendo susto . . . en lo que diría mi madre , en J·er ' con su andar de paÍmera. Pero no puedo precisar
su
ban sin atre verse Lejos, en la playa, mis amigos mira­ sus rasgos, se me escapan como s1· se estuvieran bo-
·
a entrar
né fué a no tragar al agua. Lo Único rrando poco a p �co de la pizarra de mi pensam1ent o.
toy perdido. Una ag ua. Si abro la boca, m e que ati­ Así me estoy olv1dando de cómo se vive afuera.
g dije, es­
revolcó en la aren ran ola me lanzó a la playa y
a. Así salí. Me me . J(. J(. :(.
chachos, mudos d� rodearon los mu­
-

mied o. Alguno tenía


.'

los ojos. lágrimas en 11


Unos muchachos me ' hablaron ' del "partido". Yo
" Pero ni por esas no sabía lo que era polit ica. No me interesaba. En
que el mar atrae, dejé de regresar a
la
fasci na es como cualquie playa. Por­ mi casa muy rara vez se haci'a comentarios sobre los
zá como el amor .
. . Le tenemos r vicio, qui­ sucesos de la. política loca1 M· padre era extranJ·ero
hace daño, !pero miedo, sabemos que nacionalizado Y creo qu � su 1 profesión, no le gusta-
caer de nuevo en al1í estamos dándole vueltas hasta ban esos temas.· Pero �spo
años sin verlo, sin
él. El mar! Ah, cóm
o le extraño, 1 0 .amigos iban a escuchar las
charlas políticas que se, .i:n d ic taban en algunos local�s.
tir el olor acre de oír el estrépito de sus olas, sin sen­ Una vez me llevaron a ºi. r a un líder a quien llamaban
su sal y su yodo
que es eso. ... Nadie sabe lo
""

"el pibe".
. � ellos. Escuché a otros
V arias veces mas vo1v1,
11 ,

oradores Y º1, 1 os comentarios C'O de mis amigos. Los lo-


cales rebosaban de gen tes'.. asi todas humildes, h0I?,-
. .
Antes de convertirme bres Y muJeres. Me . impresiono e, ver a los lloomaradas .
11

esta cosa tremend e� asesino, yo


a que es haber mata ni soñaba con Todos parecían vemr de º más oscuros fondos. de la
.

. 1
do con sus pro- vida
. sus sonrisas no eran a\egres ni se les veía rebel­
des..' Apoca
. dos, t'im1'dos, se d'ina . , ' que· síemprG debían
- 10
11 -·
poco sabían lo

: creo que much os de ellos, tam


" Ahora res .
pedir permiso para entrar ��;
E ªr: como el resaque de
que decían los
discursos de los líde
ndo el significado


oírles, fui sintie
una tormenta, lo que el a roJa a las playas aban­ " Pero yo, de tanto car, libros, a in­
�. go, empecé a bus
donadas. Derrotad0s por la vi' d I naufragos , que se aga- . Lue

ci:if
de sus pala bras Universidad. Ya
rran a la primera tabla f ota �n el mar. Eso era a en el primer año de la
dagar. Estab sin darles ma-
doctrinas sociales,
�in duda el partido para

os· algo sobre descubrién­
. . había leído nos con ceptos fueron
En cambio los líderes m impresionaron de otra ncia . Algu los a­
yor importa iendo el por qué de
manera. Sonrientes Y satisfec os, llevaban en sus ros- 1 fui comprend
������ � do se · pa ra mí . que no che a noch e,


tros la expresión de d' a ores de favores. A ellos sos de los hombres y mujeres del par-
plau za a los locales
� renovada esperan
se acercaban los ca c n rendidas genuflexio­
11

acudían con
nas, Y con. las manos en al o. n una de esas veces
tido.
uno de los líderes ffiº
.,
� so nno, parec1a , ser amigo de un �
� e mis compañeros.
a las ofici­
:�fo �� Pepe me hiz o subir
Empecé a interesarme. eu?ndo sabia , que iba a
Una vez mi amigo que sólo
I�
dado al
h cblar un líder ya n pr iso que � is amigos me a éste un lugar ve
nas del "je fe" . Er l parti , o los
instcran a acu ir.cl . no habia estado antes
podían ingresar los
altos dirigentes de
do
e que tenía cier­
0n reuniones polí ticas. En 1os 1ocales del partido me ados. Pepe parec
���
bía n sid o cit
que ha r demasiado
familiaricé con nuevos co �ce t q e nunca había co­ lo hicieron espera
���:�
ios , pu es no
� �' 1:1 tos pr ivi leg cabía en mí de
nocido: justicia social re aciones de los dere­ del "jefe". Yo no
ch os del pueblo, repar o e t ti d� la ��. queza ... Por
y pasó a presencia
el "jefe" fué muy
amable conmigo
. . nerviosidad. Pero spués muchas ve­
pnmera vez oí la palabra "impenahsmo · Había que la timidez. Fuí de
. . 1 ista. Al comienzo no le- y me hizo perder ida. Por lo gene­
luchar contra el pulpo impena
y mp re tuv e un a cordial acog
·

. ce s sie alas que hacían


- ba a1canzar el significado de todos esos discursos
g.a ' tuv e qu e ha cer las largas antes
. ral, no secretario priva­
pero me contagiaba el entusiasmo d e los oyentes, sus cio na rio s del partido. El
gn' tos, sus aplausos. Me gustc;x,ba, sobre todo, oirles can-
los fun
todos me dejaba entrar.
ter. Eran hermosas sus � :
� ncion s ' llenas de fervor, al­
do del "jefe" me
" El "jefe" ejercía
veía, se sonreía y
una poderoso fas
cinación sobre
gunas tristes o dolorosas ' orno e b ia ser el alma de los yo' y era todo un
te­
cia dejaba de ser
mí. En su presen s palabr as , de

{
�ue las cantaban. o de as im ilar sus gestos, su
Alguna de las muchas ve es que asisha con mis a- sante de S"e era muy ge n­
fe" mismo... Este
I

"je
t r 9 ª uno de ellos, al que
el

(�:�
irm e en
migos, me atreví a pre convert me apretaba
igo ; me pa lm ea ba las espaldas,
consideraba i iás prepa d til conm untas, que yo res­
; . cía mil y una preg
.
- L 'dime. tu ' que' es 1a JUSt'ic1a social? los muslos, me ha estar a su lado.
ndo, pero feliz de
Mi amigo vaciló Parecía t;1Il poco enterado como
· pondía tartamudea
·

u ocho mozos, to­


1

no menos de seis
1

yo mismo, pero al fm me espeto estas palabras·· ac ud ían


Co nm igo yo s-educidos
mo yo , ad ole scentes, todos como
- Dobe ser meJores . pagas para 1 os obreros ... ¿No dos co "jefe". El ha-
ex tra ord ina ria personalidad del'
embriaguez

por la
ves córr:io aplauden esos? S on gentes que trabajan,
bla ba mu ch o, co n una especie de
obreros, albañiles, sirvientes ... . blaba, ha sus viajes, de sus
labras. Hablaba de
Ah 1 dije yo, eso debe ser· s·i no, no s� entusiasma-
• de sus propias pa
rían tanto. - 13 -

..
- 12
'

·�
. hacía
Me quedé atu rdi do . Yo , líder?. Yo, que no ro
libros, de. gus planes Algun;rs
.

,' eces hablaba de líte- ni lo qu e era el partido? Pe Mia­


ratura griega. Con éÍ sabo e� ��gun �s de los diálogos seis me se s no sa bía
tanta convicción qusiq e me obligaba
de Platón. El se detenía � ec��� t �:tos pc;xsajes del guel hablaba con ns ponder uiera.
� nquete. . . ¡Cuánto sabía este Y que gran po- escucha rle, sin pe s,aryoniesres a en la antesala de nfi la
hhco era! Pero sobre - todo, que, gran conversador. '' Noches despué el y setab me acercó en for ma co -
" En 1as oficinas del "jef " c �noc�, a todos los líde- jefatura. Llegó Migu ojos.
res. Todos me trataron des�e e pnr:ier momento, co­ dente, mirándome a salos be s tirar al blanco?
mo a igual; como si si�mPre me. hubieran conocido. I Di.me, Charles, adiviné
yo me sentía bien con segur d�d de un viejo mili- - Este ... no .. . (lo uro dije avergonzado, pues r el ma-
tante. M is amigos' llega;�n � a d mirarse de mi buena líder debería co no ce
allí mismo que un fut
suerte. Sólo unof de mis amigos, Pepe, gozaba de la nejo de las armas).muchacho, yo te voy a enseñar ...
intimidad del Je e . No te aturdas, que saber de todo .. .
11 • 11

e en es tos tie mp os ha y
" Entre todos los l'ideres hab'ia uno muy allegado al po rqu pe ra! Tenemos amarga ex-
."jefe'' y con c 1 , e s á�rg s entrevist?s pri- ¡Quié n sa be lo qu e no s es
vadas. Era u�� J� e��� h i����� uc¿1�es que, mas que periencia.
Al día siguiente me reccaog ía en una esquina de l
�do�, los líderes, jamás estaba en �ac�erdo con el centro y me llevaba aveun a s� de modesta co saludar, nd ici ón
11

Jefe· nunca le contradecía aprobab . lasto ordenes


,os sus pro­ en una calleja trans arsa l. Allí, después de mujer
yectos' y salía apresurªdo ?' cumphr que la dueña de casa, unacasa y
el "jefe" le dictaba s u sonrisa d e seguridad h , pen­
ac1a con mucha confianza samos al interior de la
sar en que para él no ex:t . t'i?n p,roblemas, ni dificulta- de aspecto humilde, pa guel sus lecciones de tiro, usan-
en un corral empezó Mico
·

des. yo le miraba con C:- m1r�c1on y con cierta curio­ nco.


do la pared del fondo mo bla
sidad. M e parecía tan im fºr ante er: el partido casi
Po r prime ra ve z se ntí en mi s manos el frío de una-
como el propio "jefe" Se l amabª M iguel Y le decían " o. Me parecía tan na
"el califa". pistola. Pero ya no tenía mied
·

Una noche "el califa" se me acerco, Y me dijo en tural. docena de veces, anteaslas mi.:
.. un aparte: " Fuimos una media tan tas
. eres. El "jefe" radas temerosas de laosdu6 eñ a de casa. I otr l fon ­
Te felicito mucha �ho, ya se, quien - en la pared de
.

va cié mi pis tola - un tiro s


me ha hablad
. o muy bien de tí. rvaba con aire de apfirm robación.
·-

do. Miguel me obseha pulso e, ñeq_ue


- Gracia�, gracias - elije por decir algo.
- Ser estimado por el "jefe" es u� honor que todos Bravo, Charle, y seguridad,
quisieran y que muy pocos t' en. �r��e �? mayoría No fallarás. o y des­
I un día, en su au
to, de regreso al partid
.. .

s�m flojos, indolentes, pura b��� E Je fe cree que cio - Te ne mos que eliminar a
tu llegarás.. de un lar go silen
pués do. - Sí, - conti­
�: · · ·

- me dij o. Lo mi ré as om bra
- A qué· ? - me apresure' a preguntar. alguien igo del
:l.T. s estorba . . . Es un enem
.

�·­ - A ser uno de los dirigentes d e 1a Juventud, uno de nuó - a alguien que noun emigo de años atr ás, au-
· · ·

�l '
.
partido y del pueblo,raciasende

los líderes. En fin con e1 t'ie��o, ,�mo. de los que nos



1

reemplacen a nos�tros tor de todas las desg l país.


al Jefe mismo ...
ilf1
· · · •

- 15 -
14 -
. . .
... ... �
... !( .. " .

�".�-""·"'''.... .
.

xtos. Cuan­
. ...

i; .•.
A quién? me atreví a preguntar. no sirven para nada. Siempre tienen prete
la mujer. I lo
f".'-«

do no son los ·hijitos, es la mam acita o


Y'.•
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ti Eso lo sabrás a su tiempo. Antes quiero saber si
.

la buen a vida.
estarías dispuesto a llevar a cabo esa honrosa misión ... que hay es miedo, cobardía, y gusto a
;.

t; " Yo no decía nada, esperando. .


....

� Me quedé mudo. Yo . . . yo?


"' .. "

..\ 11 es un héro e, no? Pues un hér ? e


Súbitamente me sentí atrapado, enredado en una - Tú sabes lo que
a hacer, aun
es aquel que hace lo que nadie se atreve
. •'

red inmensa, como un pez pequeñito. Esa noche no


dormí. con peligro de su vida . . .
1 .
1 Al día siguiente debí amanecer extraño, porque - S.í ya lo sé . . . Grau, Bolognesi . .
es . Cum-
mi madre me miró con aprensión. - E acto, pero esos fueron otra clase de héro
;
·,

mom,ento, l�
Qué te sucede Chack? Estás enfermo . . . ? - me pre­ plieron el deber que les de�andab::i el
guntó alarmada. guerra. . . Pero hay otros heroes, digamos,

?roes ci­
los que se sacn hcan por
No . . . nada, mamá . . . Estoy bien . . . viles mucho más valerosos,
1 pueb lo. Los altru istas .
Imposible, hijo, esos ojos están irritados, como si el bien de la humanidad, por el
no hubieses dormido. ¿O es que estás bebiendo . .. ? I cómo? ,
11 ros,
.

Terció mi hermanita: por serv irles . . . entre gánd ose mteg


-- Luchando
social Y �e­
A lo mejor, mamá, porque éste ya no viene ni a sin reservas, a la gran causa de la lu cha ,
y sus mar­
comer . . . Con sus amiguitos se pasa las noches . . . volucionaria. Ya el partido tiene sus heroes
ires . . . Pero hace n. falta
Cállate tú - reproché asustado - Mi madre con­ tires . . . Una legión de márt
en por el triun fo de
tinuó: más, muchos más, que se sacrifiqu
deza , por la
- Si sigues así, viniendo a la media noche y llevan­ sus ideales, que den' sus vidas por su gran
do una vida que yo no conozco, se lo diré a tu padre grandeza del partido . ..
con·
en cuanto regrese. " Yo escuchaba sin responder. Miguel hablaba
No dije más. Acusarme a mi padre era una gran . . me penetra-
tal convicción y fervor que sus palabras
humillación para mí. Mi madre sabía cómo era yo el ban. .
igos del pueblo,
orgullo de mi padre y las esperanzas que cifraba en - Tenemos que acabar con los enem
e-pa trias ...
mí. Pero también yo ya no �ra un niño, era un hombre.
11 c�n los aliados de la tiranía, con los vend
no han he­
Un poco bruscamente, me levanté de la mesa y sa- Ellos ellos son los que durante años y años
lí despidiéndome apenas de mi madre, mientras ella � r en suba sta al país , coludi_dos
cho tra cosa que pone
impe rialis tas extra njeros ...
murmuraba con la voz extraña: con los dictadores y con los
.- No sé qué le pasa a este muchacho . . . Con qué Quienes . . . ? - pregunté.
·. malas juntas andará . . . Los oligarcas .. .
Ah, . . .
posee
Pero �ntre ellos hay una cabeza funesta que
" es infer nale s de esa cas-
Las prácticas de tiro al blanco continuaron. MJ­ los hilos de lás maquinacion

ndo la voz com o si


guel era más parco conmigo en sus conversaciones. ta . . . Esa cabeza es . . . - y baja
Hino josa . . .
Una vez me dijo: alguien pudiera oirle - Aurelio Castro
repitl:-ó" el
y0 no comprendí bien al principio. Me
"
- La juventud debe dar el ejemplo. Los viejos ya
- 17 -
-16-

·. �
�;: : t .

;
nombre. En mi cerebro se hizo una confusión. ¿Qué " En todo este tiempo no veía al "jefe". Tácitamen­

.. .
importancia podía tener esa persona? Miguel me lo te me. había alejado de él hasta que no estuviera se-
explicó. Desde su diario movía la opinión pública y ·guro de saber cumplir . . . .
Un día Miguel como por cas,uahdad� me deJ,o la
. ,

pistola ·con que practicaba. Yo fui, es:pere Y . le v1 l le­


11

la del gobierno. Orientaba las acciones policiales, ata­


gar y luego salir del hotel. . . Era un d1a de fiesta Y �n
caba, calumniaba, callaba lo bueno y defendía lo ma­
la plaza pública flameaba u�a bc;rndera. Eya un dia
lo . . . El había hecho que se fusilara a los ''camara­
das" en un golpe revolucionario fracasado en el nor­
te del país . . . por su culpa se hizo una tremenda ma­ extrañamente luminoso. No se que me yaso, p�ro tu­
sacre y se asesinó por la espalda a muchos inocentes... ve m iedo. No pude sacar la pistola. I el avanzo. tran-
quilo y entró en el Club. Había fallado!
" Ah, sí, yo empezaba a comprender. Miguel se­ " Esa noche el "califa" me adivinó en los 01os. I
.
guía hablando cada vez con mayor energía contra ese sin más comentario, me lanzó el insulto: ,
hombre todopoderoso, columna: básica de los enemi­ Cobarde . . ! Ya yo sabía que no senas capaz . . .
Dame aquí al "nene" (Así le, decía a la pist�la �. .
.
gos del pueblo y del país. Tenía que morir.
_

Pero yo no lo conocía, ni sabía cómo era. " Yo quise protestar, ·pero el ni me escucho siquiera ,
11

"
Un día Miguel me llevó a un sitio estratégico y me subiendo apresurado a la oficina del "jefe .
11

lo enseñó. Era un señor de edad, calmado, un poco Pasaron dos tres días sin que viera a Miguel . Has­
ta creí que hab Ía desistido. Sentí un poco de a livio Y
11

gordo, serio, blanco. Debería tener un poco más de se­


senta años. Bajó de su a uto y caminó sin apresurarse. al mismo tiempo, me dolía e l calificativo de cobarde.
Saludaba a diestra y siniestra, con una parca sonrisa. " Como a la semana volvió a la carga. I ahora con
Lo miré con todo lo que daba la discreción aconseja­ otros argumentos. Yo respiré.
da. No tenía nada de perverso, nada de agresivo. Más _ Los grandes actos cuestan . . . Hay que decidirse
bien parecía un buen burgués cansado de sus labores. no más. ¿O tú creías que era muy fácil . . . ? ¡No, mu­
Pero, Miguel me había asegurado que ese era el ene­ chacho .. . ! Hay que hacer las cosas con inteligencia.
migo. Medir el terreno, observar, y sobre í? do, te�er muchc;
Volví solo, dos, tres veces. Todos los días a la serenidad, porque si fallas, todo estana perdido. I que
misma hora iba en su auto, bajaba y entraba al hotel. tremenda responsabilidad para ·e l partido! Debes ha�
A la media hora salía acompañado de una dama. - cer la intención, inclusive, a morir, pues si se defiende,
Luego supe que era su esposa - y se dirigían al C lub tal vez te dispare y si tú no le das primero, quizá él ta
que quedaba en la esquina. alcance con mejor puntería . . . Así que mucho ojo . ' .
Empecé a odiarlo.
11

Charles, mucho ojo .. .


" Por las noches, en el local del partido o en los di­ " Yo le oía fascinado, asintiendo con la cabeza.
versos comités de barrio, oía los discursos de los líde­
res y me afirmaba en m í decisión. Ese era uno de los " _ El " jefe'' está muy preocupado porque me ha di­
peores enemigos del pueblo. Desde su diario contri­ cho que no le pareces muy resueltq. .. Yo le he aseg;i­
buía a que no se cumpliera la justicia, a que e l pueblo rado que sí, que tú eres todo un hombre y que estas
siguiera sufriendo hambre, a que el país siguiera atra­ dispuesto a poner bien alto a la juventud heróica del
sado, dominado por los extranjeros . . . partido . ..

- 19-
- 18-
El· "jefe" sabe? - pregunté asombrado.
Se echó a reir. �
" Por las noches tenía tremendas pesadillas y desper­
Pero es que supones que un acto de tal magnitud taba aullando como un loco.
v.a a ignorarlo el "jefe"? " Todos los días iba a verlo recorrer el sitio acostum­
I él quiere que yo lo mate . . . ? - debieron brillar­ brado. Pero dajó de salir dos o tres días y yo pensé que
�· · me los ojos del asombro. me había observado y se cuidaba. Entre tanto, yo tra­
·_ Te asustas de matar ... ? Entonces, me he equivo­ taba de medir el terreno, los .pasos que me separarían
cado .. .? de mi víctima. Paseaba nervioso y miraba a todas par­
- Oh, no, no es que me asuste .. . Es que yo cre í que tes por ver si alguien se fijaba en mí.
estas cosas las ignoraba el "jefe" . .. Es decir . . . " Pensé en todo. Sí, seguramente trataría de defen­
- Tú no eres el único, ni el primero. . . Además, ¿no derse. Tal vez alcanzaría a sacar su revólver. Pero yo
sabes ya cuántos "camaradas" han muerto por culpa dispararía una y otra vez. El arma era segura. ¿I la
de ese monstruo ... ? Su· vida no paga todas las que gente? . .. Correríqn a cogerme. No le dispararía todas
debe, pero por lo menos deiará de hacer más daño . . . las balas. Una guardaría para mí.
Ninguna revolución se ha hecho sin sangre. I es pre­ " Pero esa vez también me falló. Una pequeña aglo­
ciso que lo sepas de una vez, estamos en una e tapa meración de gente me separó de mi víctima y éstos
revolucionaria. Pronto habrá un levantamiento para de­ -él y ella- lograron estar a más distancia de lo que
rrocar al régimen dictatorial y correrá mucha sangre . .. yo tenía calculado.
•• No te asustes. Tú sólo vas a dar la primera voz de a­ "
Esa noche al llegar al partido, el "califa" me reci­
lerta. I luego vendrá nuestra época . . . La grande . . .1 bió sonriente.
" Así fué cómo llegó el día. - Sí, sí . . . no digas nada. Ya lo sé. Te estuve obser­
vando. La próxima vez será . ..
Y la próxima fué.
Esa noche ví al "jefe". Estaba como siempre, eufó· " A· qué relatarle los momentos terribles que viví al
rico. Hablaba de un futuro viaje al extranjero, de sus ejecutar el acto?
planes para cuando el partido triunfase. De vez en "
Aquello fué como un relámpago. Toda la energía
1 .
cuando se dirigía a mí y me palmeaba en el hombro.
Creí ver en sus ojos una mirada de aprobación. Yo no acumulada durante · tantos .días, tan largas horas, esta­
cabía en mí de la emoción que me poseía. El "jefe" ha­ lló de pronto. Se hizo acto. Ya yo no era yo. Era una
. .

bló del dolor que produce todo alumbramiento. Pero mano dura, férrea apretando el gatillo. Así lo había vi­
después surgía una nueVa: vida, y a ella había que sa­ vido horas de horas, en las torturadas noches sin sue­
crificarle el gran dolor. ño. Así lo había ejecutado una y mil veces en mi pen­
" Durante tres, cuatro días, yo no viví sino para esa samiento. Realizarlo en ese instante ya no era sino re­
.. petir el gesto mecánico, aprendido de memoria, sin un
L. I
pensamiento: matar. Terminar. Me ahogaba la idea .
" Ya estaba muerto en mi cerebro, ya lo veía tendi­ solo cambio idéntico a sí mismo. No me tembló l a ma­
do en la acera, con los ojos abiertos, o boca abajo, re­ no. Disparé casi sin ver. Una, dos, t res veces creo. Era
volcándose. lo oolculado. De pronto algo falló, se salió de lo pre­
establecido. La mujer! Ese ser extraño a mi proyecto,
- 20 -
- 2.1 -

! • /
•l .
" Sentí" una cosa horrible que me apretaba la qar­
que aunque la veía todos los días, nq podía situarla
'
,.

ganta. Eran mis propias manos que habían subido has­


como adora en el corto drama de matarlo a él y sólo ta mi cuello Ah! . . . Entonces yo estaba vivo, vivo des-
a él. La mujer reaccionó violenta y enérgicamente y yo p de "aquello"!!
ví cómo metía la mano a la cartera y extraía un peque­ " uésSi la volunta
ño revólver, como de juguete. No sé qué pasó por mí. d bastara para morir, yo habría muer­
to en ese momento.
En ese mismo instante, el hombre había caído pesada­
mente al suelo, sin proferir un solo grito. La mujer mas­ 11
Unas rudas manos bajaron violentamente las mías
culló unas nerviosas palabras y antes de que alzara el y una voz lanzó una grosera interjección. Al mismo tiem­
arma, yo le había disparado. No la ví caer, sólo atiné po, el dolor se -agudizó más y sentí que corría un hilillo
a salir del escenario del drama y corriendo calles qba­ caliente del costado de mi cabeza. Comprendí que es­
jo, sabiéndome perseguido, recordé de pronto el epílogo taba herido. Quise arrancarme las vendas, con la es­
ya previsto: yo también debía morir. Alcé el revólver peranza de terminar de alguna manera, pero de nue­
a la altura de mi sien y disparé una vez más. Rastrillé vo me sujetaron las manos con rudeza brutal y volví
·de nuevo sin resultado. Seguí corriendo, corriendo ins- a caer en el vacío, rodando por una insondable oscuri­
tintivamente ha;cia la humilde vivienda donde hacía dad.
mis prácticas de tiro . . . Todo se fué desvaneciendo co­
mo un humo tenue, las piernas ya no me obedecieron
más . . . y caí entre un. rumor creciente de olas encres-
padas. " No sé cuándo desperté en el hospital, bajo la in­
quisitiva mirada de dos gendarmes. El insoportable do­
lor �e sumía una y otra vez en un largo sopor, drl que
volv1a extenuado, incapaz de pensar en nada.
11

Cuando desperté estaba fuertemente atado a una 11

Durante todo ese tiempo - cuánto?, no lo sé - no


silla dura, con los brazos a la espalda y la cabeza ven­ ví sino caras enemigas, extrañas, que venían y se iban.
dada. Un horrible dolor me martilleaba los sesos y. yo Algunas veces me interrogaban y no sé qué les con­
debí quejarme, pues unas manos rudas se abatieron so­ testaría. Pero cada vez me sentía más ajeno al mundo,
bre mis brazos y mis piernas, golpeándome sin mira- a la vida. Una lasitud casi agradable me tenía sujeto
"mientos. sólo interrumpida por súbitos dolores que pronto er�
Alguien dijo: suéltenlo! . . . aplacados por un pinchazo que me daba un enfermero.
11
Y yo pude mover los brazos y sacar un pañuelo . Luego, el reposo, la lasitud, el olvido. Así debe ser la
del bolsillo para limpiarme los ojos. Tenía sangre y lá- muerte! I yo me entregaba a ella con toda el alma.
grimas. .
" ¿Qué había pasado?
:

" Empecé a recapacitar. Una luz amarilla alumbraba


" Luego vino el proceso, aquel horrible proceso in­
la pieza y varios pares de ojos feroces atisbaban mis
menores gestos. ventado por el odio de los hombres. Yo creí que había
" · · M� pellizqué.
·
agotado toda. mi parte de sufrimiento en el drama vivi-

-22- - 23-
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4
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... ..�
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do. Pero no. Venía algo más. La calumnia ! La calum­
nia, con su baba pestilente, salpicó a mi madre! Quién
inventó aquello? Era diabólico. Yo matando a ese hom­
bre por venganza personal? Mi madre adúltera, 'aban­
donada en su verguenza, era vengada por mí, come­
tiendo crimen de parricidio? . . . Ah , ésto sí que era su­
·�.. · perior a mis fuerzas. Todo ésto se murmuró, se dejó co­
rrer como bola de nieve, se deslizó como un veneno
. sutil en la agitada opinión pública. ¿De dónde había,
salido?
" .
No del lado de las víctimas.
" Eso lo comprendí, lo descubrí más tarde. Para ale­ 15 de agosto de 1935.
jar la sospecha política y salvar a l Partido de la acu­
sación de asesinos, se inventó el horrendo infundio de
que yo había matado para vengar el honor de mi ma­ La señora .Marta acababa de venir de la calle. Esa

mañana sentía una extraña sensación de angustia. Eso
que se a p o. dera a veces de nosotros, sin razón, y que
dre . .. !
Durante todo el proceso viví a ciegas, des.conecta­

do del mundo. Mi contacto era sólo con los médicos, nos hace pensar en cosas desagradables. Presentimien­
los enfermeros que ponían y quitaban vendas. Me ha­ to. No, tont�rías.
bían -'.anestesiado para extraerme la bala de la sien, y La señora Marta , 45 años. Rubia, un poco gruesa,
•: .
- lo supe después - ante la inminencia de mi condena hermosa. Un marido marino -. inglés - cuyos largos
a muerte, al extraer la parte · de cráneo destrozado, no viai_e s la sumían en permanente nostalgia. No podía
pusieron en su lugar ningún trozo de materia - a lumi­ viajar con él, no era permitido. 4 hijos, dos hombres y
nio, platino, qué se yo - y cerraron la herida sobre la dos muieres. Y una vida sin mayores conmociones, co­
masa encefálica, medio desgarrada y palpitante. Así mo el de-slizarse de una peqúeña corriente de agua en
está hasta ahora, latiéndome los sesos bajo la _piel. un lecho tranquilo.
Lo vé usted .. . . ? Aparte de las enfermedades de los niños, de las
despedidas periódicas y las periódicas llegadas del es­
poso , la señora Marta no conocía mayores dolores. Ah,
sí, la muerte de la madre, viuda hacía años, y cuando
!- ya ella estaba casada y con dos hijos. Ese dolor sí que
fué el turbio sacudón que hizo un paréntesis amargo
en su vida; luego, · los años suavizaron la herida, y el
deber y el amor a los suyos, terminaron por· cicatrizarla.
.. Pero, a qué todos estos recuerdos? Si nada había
sucedido. La mañana era clara, sin nubes, pero tam­
poco había sol . La falta de sol siempre la predisponía
24 - - 25". - .
un poco a la melancolía. Un poco a pensar en cosas
tristes. . - Qué, qué pasa? .... (Habrá muerto, por qué ese
Sobre la cómoda del dormitorio sonreían los retra­ grito de deseperación?)
tos amados. Su madre, su marido, sus hijos. Charles ... - Oh, mamá ....! -No podía entenderla. Carmen
Este hijo . . . Qué le sucedería a este hijo?. Una peque­ hablaba entre sollozos, se golpeaba la cabeza, se tira­
ña punzada al lado izquierdo la obligó a pasarse la ba contra los muebles. 1 ella sentía como si una nube
mano. No podía comprender el por qué del cambio de le cubriera los ojos, los oídos, y todo danzara a su al­
su hijo. Dócil, juguetón, alegre. Convertido en un ser rededor.
huraño, hosco. Apenas si le veía la cara, apenas si le Su hijo con una pistola en la mano . . . Su hijo ma­
oía hablar desde hacía algunos meses. Hasta la voz tando, matando, matando .. . ¿A quien? .. . Por qué?....
le había cambiado.
Ayer no más quiso pescarlo un rato para mirarle
los ojos como cuando era un chiquillo, pero se le esca­
Cuando despertó en su cama, la habitación estaba
pó bruscamente.
en una semi penumbra. Voces opacas cortaban frases
Tengo que hacer, mamá, déjame.
l.
sin sentido.. Varias caras extrañas rodeaban su lecho.
Pero Charles, que te sucede? Estás enfermo?
Rostros de hombres, con los sombreros puestos, con el
I ya en la puerta de la calle:
ceño fruncido, la miraban. Estaría soñando? Todo el
No mamá.. . es que estoy muy ocupado ... - I el
cuerpo le dolía y estaba húmeda su cara y el pecho,
golpe seco de la puerta al cerrarla con su mano violenta.
y había un olor a remedios. Ah, sí, valeriana, agua de
SL su hijo está nervioso. I no es de ahora. Hace Florida, colonia... como cuando 'murió su madre ...
tiempo que lo ve cavilóso, ensimismado en lÓs breves De pronto recordó. Se sentó en la cama violenta­
momentos que llega a la casa. ¿Habrá que decírselo mente, mirando esos rostros extraños.
a su padre? No, tal vez sea mejor dejarlo así. Los mu­
chachos, cuancl.o entran a la juventud, se crean proble­ '
?
- Q ue pasa..... lJO ?
M'i h"• • • •

mas sentimentales que los padres no podemos alcan­ - Mamá,.... mamacita... . contrólate ....! -lloraba
zar. Si le hablara sobre ésto, me diría: "Tú no sabes, Carmen- Charles está bien ... Sólo que.. . -se aho­
mamá, tú no puedes comprenderme ...'' Como si una
...
gaba.
. - Su hijo es un asesino ... -aulló la voz de una de
r;;,:.. madre no fuera capaz de comprenderlo todo!... ¿Se
..

.
habrá enamorado? Eso es, tal vez esté enamorado ... esas caras horribles.
Pero, qué tonto, si todo el mundo se enamora ... Mí Asesino? .. . No, no, no .. ! .

pequeño. Chades! : .. Iba a volver a desmayarse, pero se contuvo. Reu­


nió todas sus fuerzas y u n solo pensamiento le apretó
la cabeza: salvar a su hijo, fuera como fuese.

De rGpent�, la catástrofe. Algo estalló sin saber - Ha dicho Ud. asesino? ... Ud. se equivoca ... Ud.
dónde. no lo conoce ... Es un hijo modelo ... -Se le atropella­
- Mamá! ... mamá! ... Charles! ... ban las suposiciones, las sospech�. Veía a su hijo si­
.
lencioso, huidizo ... Asesino! ... I por qué?
- 28 -
- 27 -
tan extrañaí' ... Pero no debía dejar traslucir sus. pen­
samientos. Para ganar tiempo contestó:
- Ud. debe saber muchas cosas, señora, y es preciso
- Mire Ud., no sé nada de estas cosas que Ud. dice
que se calme y ordene sus ideas. Tiene que declarar.
de mi hijo. Sólo sé que apenas tiene 19 años. Siempre
Su hijo acaba de matar a dos personas ...
ha sido respetuoso, correcto. Un buen hijo y un buen
M i hijo?... No le puedo creer! ...
cristiano ... Matar él?... Por orden de otros?... -Se
De súbito recuperó el dominio de sí misma. Si que­
sonrió. Junto a la cómoda sus dos hijas habían cesado
ría salvarlo, debía ser dueña de sus palabras, cuidar
, te ­ de llorar y la miraban. Ella vió sus ojos, asustados. I
lo que decía. Un estremecimiento interior le hacia n; tuvo la exacta sensación de que todo era verdad, de
blar ligeramente los labios. Acababa de llegar el
me ­
que había comenzado su agonía, su lento morir para
dico de la familia, llamado por su hija. Se le acerco,
el resto de sus días.
receloso.
.
Entonces le entró una especie de furia, de rabia
- Ya está Ud. mejor, señora? Repóngase bien. Un
shock nervioso, nada más. - I luego a Carmen - Aquí

contra esos miserables que habían asaltado su casa,
aprovechándose de su desmayo. Se irguió enérgica y
está, señorita, déle estas cucharadas cada dos horas y
- I Uds. quienes son?... Que hacen aqm,, en m1. dor­
se puso de pié con el gesto ir?cundo.
si es posible, que descanse un poco. Adios.
- Adios ' doctor Valdez -respondió '9lla, mirándole
mitorio? -les gritó.
t;r .·. fijamente-. Ah, era verdad. Algo muy grave había su­
cedido. Este médico de la familia era un amigo de con­
- La policía ... somos de la policía ... -I uno de ellos
enseñó una placa detrás de la solapa.
fianza y ahora, delante de estos hombres, la trataba
r

- Ah, soplones?... Fuera, fuera de aquí! ... No tie­


,..
como a una desconocida. "Señora" - Sin duda para no
nen ·derecho .. . Váyanse, cítenme a la Prefectura ... pe­
� · comprometerse. Comprendió.
.-�

lt· - I qué... qué ha sucedido? -preguntó a los intru­ ro aquí nó, este es mi hogar. A mi dormitorio sólo en­
¡. tran mis hijos y mi marido. .. -I avanzó hacia ellos,
sos que apenas se movían de su lado. La voz le tem­
empujándolos, hasta hacerlos salir. Sus dos hijas se pre­
blaba, pero ella estaba segura de poder oirlo todo, aún
cipitaron a su lado y la abrazaron llorando convulsiva­
lo peor.
mente.
- Ah, se siente mejor, no?... Ud. debe saber las an­
- No, no ... déjense de llorar ... Voy a arreglarme ...
danzas de su hijo, en estos últimos tiempos ...
- Mi hijo?... No, no .. . Ah, sí, como joven tiene sus Sin duda me llevarán a declarar ...
amigos, sus compañeros de estudio. Porque es estu­ - Todo lo han revuelto, mamita! Se han cogido un
montón de cosas, libros, papeles, la pisto.la de papá ...
diante ...
gemía Carmen.
- No se haga la inocente, señora. Su hijo estaba afi­

liado a una organización terrorista ... Ah, foragidos. .. se lo diré al Prefecto ... Ya ve­
_...:.

- Cómo dice?... Terrorista?... rán ... - I se arreglaba el peinado, se echaba un poco -


de polvos a la nariz. Luego se cambió de vestido y sa­
- Sí, señora, terrorista. I por orden de esa organiza-
lió a la sala. Allí estaban los cinco tipos aguardándola.
ción acaba de asesinar a un prominente_·hombre públi­ Estoy lista. Sin duda me llevarán a declarar..
co y a su esposa. -La voz del hombre sonaba a falso. - Mamá, vamos contigo!.
Sus gestos eran ins�entes, groseros. ¿Su hijo miembro
de una organización terrorista?. . . ¿I por eso .su. actitud - 29 -
28 -
- No, no hijitas ... Vean a su tía Emilia que las a­
compañe hasta que yo regrese. Sin duda hay un error.
... Todo se aclarará... y por Dios, nada a su padre,
nada ... - Salió derecha a la puerta de la calle.
Afuera, grupos de curiosos miraban a prudente dis­
tancia. Uno de los. hombres detuvo un taxi y la invita­
ron a subir. Ella al centro y un hombre a cada lado.
Adelante, los otros dos, porque uno de ellos quedaba
en la puerta de su casa.
Otra vez le pareció que se iba a desmayar. El co­
razón le golpeaba en el pecho tan fuerte que tenía la
impresión de que su ruido salia al exterior. Se llevó la Panamá, hora cero.
mano al pecho para querer contenérselo.
Los dos tipos la miraron. Ella trató de disimular. No
se dejaría ver débil, quería resistir hasta el fin. El ardiente sol del trópico cae a plomo sobre el
Pero a todo ésto no había pensado en lo que pudie­ asfalto de las calles que uno siente derretirse bajo los /
ra haberle sucedido a su hijo. ¿I si lo hubieran muerto? pies. Cae sobre los blancos techos, sobre la muche­
Se estremeció. dumbre callejera, acesante, sudorosa, pero de ancha
I. .. mi hijo? -Su voz estaba transida de terror. sonrisa.
Está herido ... -Dijo el tipo de la izquierda -pe­
ro se salvará. Tiene que hablar ...
Rostros rojos, tostados, amarillos, oscuros. Todas
.,
1o h'ino'?....
. las razas y todas las indumentarias en este puerto, en­
- Hen'do.... ? o men

El mismo, quiso suicidarse, pero le falló. Mejor así, crucijada de caminos, rumbo a dos mares y a dos mun­
porque ahora dirá quienes le han ordenado este crimen. dos diversos. Atlántico y Pacífico, oceános padres, raí­
Suicidarse .. . matarse... gran Dios ...! su Charles ces de vida y trampolines de esperanzas.
Panamá congrega a los tipos de todas las latitu­
.. . Pero no dijo nada. Cerró los ojos y evocó la figura
des, venidos con la ambición de lanzarse a los pueblos
de su hijo. Alto, delgado, los claros ojos inocentes siem­
de América en busca de fortuna. Muchos se quedan,
pre sonreían. ·Mimoso, le gustaba apretarse contra ella
urgidos por la necesidad y ante el incentivo del traba­
cuando la abrazaba.. . I ahora lo había perdido ., . ya
¡ jo pagado en dólares, no importa la clase de traba­
F no era más su hijq, era un asesino .. . Estuvo a punto
.

jo que sea. Otros anclan para siempre en este puerto


de gritar, pero se mordió los labios.
maravilloso, donde se· oye el latido del mundo como
- Qué le pasa, señora?... Se siente mal?.. . Ya lle­
en ninguna parte.
gamos.
-Oh, no es nada·.. . Vamos n.o más. Todas las voces, todos los idiomas, todas las can-·
dones. La vida palpita en los ambientes saturados de
r. mugre de las barriadas de los negros, en los bungalows
mecidos por la floresta siempre verde donde viven los
"gringos" - extranjeros en todas partes - y la clase a-
- 30-
31

..
,
..;..·
.11/ ..., .t,. . 1i ,:,�- ..... ."";...,.. .� ,, . ...! ·"""i ....�
0
. �o�odada, ansiosa de imitar-. En los bares y cantfups/
.... .... ..

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" . . .. �
� .• � . �·' �
�f'
.

,· en los cabarets multicolores, apretados de turistas,


' en · - 'Yo no entiendo nada de doctrinas sociales, · sino las
.
'"': 1as ·tesidencias de paso. ;que leí siendo estudiante. . . I de eso hace fecha. Me
En Panámá nadie es más que nadie, y todos pue-. interesa mi trabajo, mi familia, mis hijos. Pronto ha­
- .� den sentirse ciudadanos del mundo. Una · amplia de­ rán 30 años que soy capitán y en cuanto me sienta can­
mocracia nivela a las gentes que caminan tranquilas , sado, anclo para siempre.
� � confiadas, seguras de µo ser menospreciadas, ni que
·
..
¿En Londres?
� nadie les haga preguntas indiscretas.
- No, tendrá que ser en el Perú; de allí es mi mujer,
alH han nacido mis hijos, y además, soy marino pe­
En el alegre bar y frente a sus irúallables shopi rua no. Luego, la patria no siempre es la tierra donde
de cerveza - la floja cerveza panameña, casi sin es­ se nace. Es la que lo prohija a uno.
puma - está -el rojo capitán Charles Stool con dos vie­ - La patria es el mar. . . -tercia Moon, ya medio bo­
jos lobos de mar: Joseph Me Cornack y Richard Moon. rracho de cerveza.
Hablan y ríen, cuentas chistes y se callan, mirando pa­ -. También es verdad, pero yo creo que la nostalgia
ra adentro. Stool relata las incidencias de su último de la tierra es íuert-e, - dice Mac Cornack -. Alguna
viaje en el buque mercante peruano "Amazonas " , don­ vez volveré a los fiords de mi lejana Noruega . . . Algu-
' na vez" volveré a ver la nieve, los pinos . . . No este ca­
de la tripulación se había agitado últimamente, sin du­
da por la presencia de un nuevo elemento anarquista, lor insoportable . . . .
re'cién admitido, para sustituir a un marinero que que- - Asi es, pero para quien como yo hizo su hogar en
dó enfermo . en Cuba. "
tierra extraña, la propia ya no cuenta.
-· Los tiempos andan revueltos, y todo por culpa . de � Yo no tengo mujer . . . - dice Moon - murió hace
· ' una. punta de años. Muri·eron mis p¿dres, no tengo hi- .
-

esos malditos comunistas.


Oh, Stool, todo · tiene que -cambiar. Si no · fueran ; jos . . . JVIi patria es el mar, y rnoriré en cualquier _parte.
{ · ellos,· serían otros. El mundo camina. .. , Por eso no siento nostalgia por ningún país, ni espero
:. - Pero no pueden entenderse hablando? Yo nunca "., llegar a ningún puerto. Todos me gustan por igual . .. .
·� "niego nada a la tripulación, dentro de la disciplina.
,

, Los shops de cerveza se vacían y se llenan de


Cuando hay algún conflicto, me lo .presentan en orden,
' nuevo. Moon tararea una canción. S.tool y Me Cornack
tranquilamente y yo lo resuelvo salomór�icamente, con ' miran a través de los vidrios de la puerta hacia la ca-
justicia.
Eso crees tú, pero no sabes· si a ellos les sabe así.
·
. ,, lle, donde sube un vaho caliente y las gent-as caminan
. .a las cansadas .
-

Tú tienes un concepto a la anfü;rua. Crees que las co­


�- sos son iguales a como hace 30 años. No, viejo, · ·todo Sobre una mesa contigua un canillita deja apre­
- cambia. Hay otras exigencias, otras ambiciones. Hay l?Jirc:xdo "La Estrella de Panamá" - segunda edición. .
lo que llaman "conflictos de clases . . . " . los ojos de Me Cornack se posan sobre las negras le- .
t, - Ah, viejo lobo. tú eres marxista . . . 1
. fft&i h-as. Hay un título a tres columnas. La noticia sensa­
:. � - Qué se yo! . . . Lo he oído en New York, y en Mar­ cional: "Doble asesinato". El marino coje el diario . y
:_. sella, y en Hamburgo. ·sólo que en idioma distinto. I lee. "Un Gtdolescente mató ayer al prominente periodis-.
· :algo se queda, algo. ta peruano, doctor Aurelio Castro Hinojosa y a su es�
·

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·� : ·�� o.so . . . Se trata del director del diario "El Heraldo" . . .
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· Un� . � ���s ;ia · . · ind;��ble : �· :�:
¿Ah .. . ? - pregunta S.to61 -. ¿Un Castro mi6�: �el�l��pecho
e�· ��o s� tr�geddia.satar el nud , se sirve Y
para �
· sa? A ver . ..
- Déjame leer -.replica M e Cornack y continúa- "Se.. : """'
'
' !IWll ....

:· .
· aprieta. whisky ysolo,
. ebe, bebe ansio
. ede ser . .. deba ser un error . . . Pero no, es claro,

so de aturdirse. No, no

. rumores de que se trate de una venganza, un hijo que . ·.�:;afií


deduce que sea éste un crimen político, aunque hay
lo dice .. . Se sonríe . . . M i hijo, hijo de otro · · !
úpidos ! . . . mi muj er adúltera! .. . N o la conocen · · ·
·

. quiere lavar la honra de su madre, asesinando a su . 1 Estaldito


·
.

propio padre . . . El asesino responde al nombre de . . . ,; .� �. s! . . .


Súbitamente se le atragantan las palabras y mira con · . ,;: Va a gritar, pero mira los rostros d� sus dos ami­
ojos aterrados a Stool. · M oon le arrebata el periódico . .� �gos. Allíuna están atisbando sus gestos. I el es un h.om­
Stool los mira intrigado. · bre, no simple mujer. En peores se las ha visto.
·· ¿No será ésta una de esas tempestades queeslouna sorpren-
Qué? . . . continúa . .. .' ¿quien es el asesino? . .. '... den a veces en los mare s del sur? ·· · S1, tem-
Es que . . . no puedo . . .- y estruja el diario y lo . ,�"':. pe�tad . . . Sólo que deberí� hundir si; barco de ui:�
quiere arrojar al suelo, pero Stool se lo arrebata y co- � ·�: vez en el profundo mar Y librarlo de esto, de �esta . f�e
mo un loco , estira las páginas y lee .. . "el asesino res- � .:'. ra feroz que le clava sus garras en la garganta · · · Vie­
·

ponde al nombre de Charles Stciol, hijo de un capitán � jo Stool, todos tus sueños . nat;fra:1 aron · · · Ya no d�s­
a tu esposa hel
de la marina mercante del Perú . . . " '.� cansarás en tu casita con iardm, ¡unto
·.

. .. a tus ni-etos . . . Ya para


tí se abrió la puerta de la.
··: .muerte y la vergüenza . . . que es much� peo; . . . Pe-
· '

* * * per-
··".), ro, si se hubieran equivocado? .. . Gran Dios, como
co alumbrado.
'

vasos, tres a ·:n�dio


·
. , ,
1
Ha cmdo la tarde. El bar en ese nncon, esta po- . »,, mites l ... . .I sus puños
Sobre . la mesa hay media docena de �- ·;:pes fu�11º1soslos
' c�nsumir y dos bote11as de whis� ' !l.,
- tras t a
·

b i ar
se crispan
sobre . la mesa de
y
mármo
descarg
vasos y caer las botellas..
��: , Lo tres se ponen de pié y se juntan a Stool. De-
s
l gris·
an
que
dos gol-
hacen
.

ky. Los tres v1eios amigos beben y mueven la cabeza, . N�··.


·

. . do' lares sobre la mesa y del brazo de Stool sa-


mcapaces de 1evantarsE? de1 asien · to. y a llevan as1' mas
, . - ¡an unos
· ·

de ·_ seis horas, sm un comentano, sm· una protesta. L a .�


·,s l'i .(� ' len' a 1a ca11e, a la noche.
.
·

· t ·
· ·

fatalidad ha posado su mano sobre los tres, y los tres ! .�! . uego deambulan por las avenidas iluminadas,
comparten el horror d: ld noti�ia. A veces, ur:o de �llos, � ) por Llos muelle�, .rumbo ?} "Am�zonas". El viejo M oon
:rp.urmura por lo baJo. . Imposible·. .. parece imposible... �;\.
rezonga una vieJ a cancion . .. Todos los puertos sue-
·

'l- .El "Amazonas" sale al amanacer. Stool se suena . {'.ñan, sueños de amor. . . en todos nos esperan · · " Y nos
,de vez en cuando su roja nariz y limpia despaciosa- .- ��dicen adiós.. . "Su voz, mezclada de alcohol,. suena
�:,
t{ : mente sus anteojos. Los demás lo imitan, casi sin mi- · .�profunda y triste. .
� rarlo. Hay una calma tensa, que parece que fuera a . .
·

�l."
·

v�
estallar en una violenta tempestad.
Un vaho cálido . penetra por las puertas abiertas.
· /

A las doce suban a bordo. Los dos amigos llevan


·

:·del brazo a Stool y lo meten en su cabina. Lo dejan


·

,-\�obre la cama medio .dorm1do Y salen. Cada uno en


�· ' Parroquianos de todas las fachas entran y salen. Sólo · busca de su barco, cada uno. a su destino. No se dic::en
1:_ - ·· · ellos no se han movido, alertas al rojo capitán sobre '.·
;¡uien la muerte ha traza'do st;s signos misteriosos. Stool - 35 -

� ·�. ; '
- 34 -

...�, .,,. -
·.
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':i!=·,..:;m¡
· · .¡'·p; � ·�
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��. �7..,· . ;,<.
.... � · ..
1� · 1 '
. •
,

,_:_·fiC adiós . . . Están rumiando ·algunas maldicione


.

s ei/. S­
..... •' j �
.

... .

, . idiomtx nativo.
Stool muerde las ropas de la cama y sollozó

¡

un niño.
Afuera, el mar y la noche prenden idénticas estre­
llas. I .hay un largo silencio que se hace más denso.
con el golpe del agua en los costados de la nave.

'
·

Cárcel de muj eres.


f.

María de la Luz está despierta. Por los fierros de


la alta ventana, filtra la luna ll-ena su plata derreti­
da. Es una noche de plena quietud. Está sola en esa
celda amplia, abovedada, pqrt-e de uno de los claus­
·· tros del viejo convento. Afuera, una higuera tres veces
centenari a, extiende sus ramas sobre el pequeño patio.
Afuera, ·más allá, la ciudad dormida receje los últimos '
ruidos de la noche. Pero la celda ocupa un lugar. ca­

;.
·si al centro del antiguo" convento, y hasta aquí no lle-
ga ningún ruido. Todo es paz, paz y silencio. Como
i, en lo alto de cada entrada: "Si lencio y obediencia".
< Aquí se ·puede pensar, hacer un recuento de lo v ivi9.o. ·
Es su prim�ra noche en la prisión. La otra, aque­
lla en que la trajeron, la - pasó en la comisaría, situa­
·éia en la parte de a fuera, hacia la calle. Allí estuvo
�con las presas comunes: borrachitas, . mujeres de mal
Yivir, vagas. La g ua rdiana la hizo entrar, después de
tomarle sus "generales" - la traía un g endarme desde
llilO prisión del puerto, con órdenes escritas - · y a la
mañana, una monja de hábito gris, · la condujo' a esta
.celda. Para qué, no se puede negar, no está del todo
mal esta celda. Un catre de f ierro, muy antiguo, un col:- .
�éhón de paja, sábanas de tocuyo, pero limpias, una
- 36
'
- 37 -

. . J
'_
'
.
�· / .
... ... •W ......._
fra'.?ada de lana de esas que usa la. trÓpa. Todo el día 1:iat� ···>dormir �n la · comisaría, para deja.rlas Úbres 'a lq,;,
'\: ; .
mañana siguiente.
·

ha estc;:rdo sola, nadie ha venido ni siquiera a interro I tú, por qué has venido? - le pregunta la loca.
garla. ·
·

Bueno... por.. . hacer propaganda a mi partido ...


Pero la comisaría, qué nauseabunda cosa es Carcajada general. El antro se muev·a.
m1• sc:na.I 1 ... M uJeres
. de todas las fachas, de todas las Propaganda política? ... -pregunta una mujer de
vestimentas, de todas las edades y condiciones. J.:. . - cabellos amarillos, ml).y maquillada.
t<;>do lo lar�o de la pared, una banca adosada, la que. - Bueno, sí... propaganda política . . . yo soy unio-
sirve de asiento y de cama a estas detenidas eventua­ nista.
les. En lo alto del techo, un foquito alumbra con Ah, los unionistas ... lo mismo que todos ...
su luz amarillenta los extraños rostros. Las mujeres bos­ - I esos que dán? ... -pregunta la loca.
t�zan - es la una de la madrugada - rezongan, pro­ - Dar? . .. Nada... pero defienden a los pobres ...
.
he:en insultos contra la guardiana. Alguna cuenta su quieren que todos tengan derechos... Es decir, claro
odisea. La pescaron cuando hacía su recorrido habi­ está trabajando .. . -M aría de la Luz no sabe cómo ·
tual por ciertas calles del centro de la ciudad buscan- � explicarles estas cosas a esta clase de gente.
d'? "clientes" ... No tenía libreta. Otra llora bajito se- ; Derechos ... ? - rezonga una - promesas y nada
candase la nariz y murmurando quejas. Otras se ' ras­ más que promesas .. . Todos dicen lo mismo.
can bruscamente y lanzan interjeccion�s 'contra los bi­ - No, no -replica M aría de la Luz- usted confun­
chos de que está poblada la pared. de. El unionismo no es igual que todos los partidos po­
Cuando M aría de la Luz es introducida a ese an­ líticos. Es distinto. Queremos. justicia para todos ... Pe­
tro de suciedad, las detenidas se miran intrigadas: és­ ro hay que prepararse, hay que saber po� qué se lu-
ta no es de las nuestras .. parecen decirse. Su vestido cha . ..
. I qué nos traerá a nosotras, sabes? ... A nosotras,
esta es una "política" .. . I su·eltan una risa burlona. L� f.�" las mujeres que vivimos noche a noche, perseguidas ·
correcto, su aspecto decente, las hace s'ospechar. Ah '·

guard1c:n . a soma por la ventanilla y profiere un gro- ,;� . por la policía? . ..


?
sero: silencio! . .. Recibe un escupitajo y un insulto. . - A ustedes ... el partido quiere redimirlas.: .' quiere ·
..,
·

. M aría . de la Lu� quiere hacerse i��isible para no .


··

salvarlas... Porque ustedes no s0n así porque quieren,


sufnr la rmrada ho.shl de sus compañeras de detención sino por la pobreza ...
Trata de sonreir, humilde. Alguna le hace sitio par� . JO
Ja, JO, . . .. .1 -carcaJa
' da sm. control ya- sal var-
que . se siente. Ella acepta el pedazo de banca. Es la nos ... redimirnos !" .. Asoma lal caral abotagada de
media noche ya, pero se siente incapaz de pasar el res:. . la guardiana:
. to- del tiemp . o de pie. No importa ·que su compañera ...,.�,,.,
..
Silencio, perras! ... A callar, o les echo el mangue-
a callar también, o te hago pa- "
· .

ofrezca un . aspecto tan repugnante: los pelos hirsutos . razo ... I tú, la nu�va,
le c�en sobre la cara, sucios quiñapos cubren su es-·, sar el resto de la noche en la aislada ..
·

.
m�rnado cuerpo. Luego M aría de la Luz se da cuenta
.

. Todas callan, no sin rezongar insultos. El man- )' '


de que es una de esas locas mansas que deambulan guerazo es algo serio, aunque haya calor. I la aisla - 1
por las calles. La policía las recoje en la noche y las,.
·

- 3 'S -
- 38 -
.
; �
.
.;.
�·.
.
..
.

.:-
· . .

:t'
: <if:- no lo sabe María 1de la Luz - ' es.-·�uncr estrecha �eÍ-
.
-.::1.· en pie.
· •

·da donde la detenida pasa la noche


·

.. ,
Mana de la Luz se · echaría "':'� a llorar si no . fuera

.s

:
,•
:; porque no es digno de una revolucionaria ·.
.
dejars e ver
:débil. Pero siente 'que ·el llanto , la ahoga y muer­
."'. de en silencio su pañuelo. �,•
'

'
· :
·�- Acaba de amanecer •'y una débil luz se filtra por
� '
·

'"

>. - �a ventana. La guardiana llama a María de la Luz, a


,
\ lq dirección
f'
de la Comisaría.
•' Allí la espera la monja
�1"'4
que la conduce a esta celda.
:
("''
b:4 \7. aqui está sola. Qué noche de ho­
r�,
f
.t Por lo menos,
rror! . . . no 9 uisiera. tener que pasarla _de nuevo con
t� tales companera �
Suspenso.

� . . . las pobres, tan ignorantes y tan


� � . ;,
�•
.. desdic adas . . . el producto de una sociedad en de­
r,..·.. cadencia �
·

..é..
. . . de un mundo que termina" . . . pero, cuán-
,.
es­
. ? Como una tromba, empuja la puerta Stool. La
�·
.< do•. . . . Ven dran
k; ' ' ''
d 10s meJOres, tamb ien habrá j usticia
.
·

.. visill9s, en esa

�, .
para ellas . . . trabajo dignificador, familia, hijos . . . I posa le ha visto venir, a través de los
espera de días y de días. El "Ama zonas ' ' acoderó a

l
si no parc;x éstas, P?r� las generaciones que vendrán . . . o, entreg ó toda la
. las 8 de la mañana y el viejo marin
Vn hilillo de lagrimas le corre insensible por la ca- y bajó rápid amen­
documentación al segundo de abordo
r
,
1ra. Esta echada de espaldas, sujetándose la nuca con
te a tierra.
las manos. Al fondo, la blanca pared se ilumina con
Durante los ocho días de navegación, nadie le vió
. ·

' la luz de la luna. Sus rayos se extienden y pasan jus­


�n el comedor, ni en la cantin
a. Del puente de ma11do·
. to a la altura de su cara, sobre su cama en sombras.
, . . Su vida . . . veintisiete años . . . Su hij a . . . su pe- a su despacho y de allí a su camarote. Nadie se ra le
ni siquie
ha acercado -con una pr-egunta indiscreta,
·

queña hija . . . !

r� . ,
mientos. El
trataron de aliviarle los sombríos pensa
�\·
¡
'
con la pena
De repente, un aletazo pasa � ozándole la cara y barco entero ha estado de duelo, solidario
v.:.
.
.
enfila hacia la ventana. Un murcielago enorme ha en­ del viejo capitán .
.Jrado en la celda siguiendo el rastro de la luna, y pa- �, Días y noches atisbando las oscuras aguas del
nas. Días
salir, ha pasado muy cerca de su cara. . mar Pacífico, hasta divisar las costas perua
y· noches fumando su vieja pipa de espuma de
mar,. y,
1'0aría de la Lúz se estremece toda, se cubre la
r'-cara con la sábc;ma y rompe a llo¡:ar en sollozos baji­ a veces, bebiendo el fuerte ron de Jamai ca. Tal vez al­
·:i.tos, incapaz de contener por más tie;rnpo el torrente de gtinas noches el . rumor del oleaj,e se mezcl ó con sus
,sus lágrimas. s9llozos.
:�- · Cuando entró en la casa, se· le plantó la esposa por
·
delante. Se atravesaron las miradas Y él confirmó
la
verdap de su traged ia. ¡No había n mentid o los perió-
- 40 -
41 -

.. .
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1

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• •
.
dicosl Se desvaneció la última esperanza de que fuese pido,
apenas si corníc;::r . . . Por momentos se quedabtf;:.

un error: Su hijo era un asesino . . . l Con la voz estrm1- callado, él que era tan hablador, o se paseaba n�rvio-
gµlada, preguntó: .�·
so por su cuarto a la hora en que llegaba . . . A veces
'>: lo venían a buscar sus amigos y salía apresurado

· -
¿Cómo . . . fué? , �co­
- No lo sé . . . no lo puedo saber . . . mo si alguien le urgiera a salir.
·
Los dulces ojos están enrojecidos por el llanto in- l . . . ? - sigue exigiendo el viejo . .
·-

finito y toda ella es un temblor doloroso. Ha envej eci­ Cuando yo le preguntaba, me contestaba de mal
modo . . . él que nunca me dió un disg1:1sto . . . ! "Tú no
do. Lacia, pálida, un rictus amargo le agesta la boca
_

.despintada.
.. sabes, mamá, son cosas de hombres . . . " Una vez llegó
'., � decirme: "Quieres
Marta . . . este es el fin . . . ! - gime Stool. tenerme bajo tus póUeras, pero
.
- El fin de tu carrera, ya lo sé . . . .:- · yo ya soy un horn re . . . .
b /1 1 ·

Había pensado tantas veces en este momento, en ' - Un hombre . . . ! para eso . . . para matar . . . ? .
cómo lo afrontaría. I sin embargo, ahora es tan difí-·'i
cil, casi no le salen las palabras. - Creo que me lo han embrujado . . . El no era así . . .
Aplastado, Stool se deja caer en el ancho sofá y ·
. Tan bueno, tan dócil . . .'
Pero tú, no has sabido . . . ?
Q ue, . . . ?.
con gesto mecánico, se seca el sudor de la cara. Su .:
roja cara está congestionada.
- Renunciaré antes que me den de baj a . . . me Lo que se dice . . .
lejos . . . lejos . . . Lo que se dice . . . ? Que es un terrorista . . . ? ¿que
. - I yo . . . ? y tus hijos . . . ? I Charlie . . . ? -gime ella. cumplió órdenes de su partido . . . ? porque se había he-
No, no, ésto no lo esperaba. Irse su marido sí que cho unionista . . . ¿sabes. . . . ?
es superior a sus fuerzas. Lo ha aguardado corno un su-· - No, no . . . no es tó'do . . . dicen -baja la voz.
pTemo refugio, para hundirse en él y juntar sus últimas Qué . . . ? sabes algo más, Chal . . . ?
fuerzas a las suyas. .. I ·tú . . . ? no sabes nada más� . . ?
- No, Marta, no me iré . . . ¡ni sé lo que digo . . . 1 pe­ Yo sé lo que· dice todo el mundo . . . I es tan poco
ro no quiero ver a nadie, ¿lo oyes? a nadie . . . ni a la
familia . . . Marta, - ruega al fin - ¿cómo ha sido . . . ?.
,
¡ D ime 1o tu, .1 . . .
- Bien quisiera saber, explicármelo, para justifificar�
. terrorista . . .
Es ·que dicen . . . ah, qué estúpidos, qué infames . . . 1 .
·

Marta, dicen que tu hijo no es mi hijo . .


- Ah . . . ?
·

. :··•
·�1�
i!'.f.
lo . . . pero nunca habló . . . nunca . . .
i· - . Que es hijo de ese a quien el rnató por venganza . . . ": ",
- ¿No decía nada . . . ? I ese era tu hijo . . . ? . .

insensátez._ . .'�
7rlt
_ por salvar tu honor . . . Ja, . . . Ja, . . . J,a . . . 1
- . M i hijo . . . 1 Había cambiado tanto . . . Al principio '
creí que estaría enamorado. Los muchachos cambian, La risa
del viejo Stool suena a locura, a
;, . se ha reído por no romper en llanto, porque sabe cómo·
me decía, se aislan. Se vuelven para adentro. Pero
,. hunde un puñal en el corazón de su esposa.
;,
,
después . . ..
que . . . ?.
·

D espues,,
. .
: Ella le mira con . los ojos desorbitados, corno viera si
- Después le veía nervioso, entraba apurado, salía rá- "·' alzarse un fantasma entre ella y el marido. Los hijos·
- 42: - - 43 -

. .
.::-- �·
...' .·--<'"'; , ..
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í!li�. · · · · . :; �"l• .
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f,- · . . �·,.,..;·'-··�... · :· -· '!:;�
·· :;.. . �ff:
l l'T(� l
f
.
. · . -. · . . . . 1

.-.:�hbn · � enido PoCO ...�


.•
,: . · .

a poco a _ j untárseles, en esa esc� na.


"'; dolorosa y miran
. · a sus padres estupefactos. -� o o alguien hubiese muerto. Sí, alguien ha muerto: la

,-;, ...
. . , la paz, tal vez para siempre.
Chal : .. - dice casi sin ali en tos ella - estás loco ...? : ' alegría
Es<!)} no lo ha dicho nadie ... cómo puedes decirlo tú . .? . :
Las muchachas caminan silenciosas, con las córas
nie- ·
O es que tú ...? amargas. Las visitas escasean. Ellas también se
.
- Marta... ¿no lo sabías .. ? Perdóname ... qué he . . : � ª ��
. La esposa oscurece sus ropas y cierra todas las puer-
·

.hecho, Dios mío . .?


- Chal ... ¡tú, tú ...! ¿quién te ha dicho eso ...? tas.
Todo el débil cuerpo tiembla y de los ojos enloque-
cidos brotaíi llamaradas de espanto. ·

El viejo Charles se abraza a su muier y trata de a- ,.


placarla, pero ella le rechaza y le grita:
- Cómo ...? Quien te ha dicho . . .?
- Yo . . . yo lo leí ... en un diario de Panamá ... -bal-
bucea· Stool.
Po<:;o a poco la esposa va perdiendo el dominio de
sí misma y al ·fin cae sobre el pecho de su marido, agi­
tada pOr los sollozos.
.,,
- Eso más ... eso más .. . hasta cuándo, Señór .. . !
Yo no lo iba a creer, Marta ... por favor, no lo iba
·
-

a creer nunca ... Pero quisiera saber qué demonios son


los que 'han forjado ese engendro para hundirnos en el
lodo ... No les ha bc:xstado arrastrar a mi hiio al crimen
... todavía ésto ...!
Chal... llora la esposa- qué hemos hecho para
·
-

sufrir así .. ? .
Nada, Marta ... nada ...
Quién nos odia para hacemos tanto daño . . .?
No lo sé ... estoy como ciego .. mi pobre pequeña
muier .! ..
. En adalant-a, nadie habla en voz. alta en esta casa.
Los pasos suenan a sordina, como si hubiera un enfer-

44 - 45 -

.
..' ........ ,, ...... . · '· ·
.. ,;·� :·..r.• .;. .
. • 4.. J. ��·� .�>
�:Cr.; ·�
'-
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.::.= ..:.;;:._;_......!.!
�'S!!'�
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�.. . .. ; • , • '
.,
. • • . \' ' •

. ..

n la conciencia por momentos, hasta dar ganas


l:ie todo termine de una vez. ·
g"
Pero dl comienzo era algo inaguantable. Cuando
�in levantaron el aislamiento - · todo un año encerra-
e
.do en la celda, sin ver a nadie! - pensé: "Van a ve­
·

��nir . . . vendrá mi madre . . . tal vez el viejo. . . mis her-


1manas . . . Les voy a ver la cara . . . me preguntarán . . .
' Llorarán . . . " I por momentos, deseaba que no llegara
:¡ el día. Pero llegó. I el silencio de todos, y el llanto · ·

� callado de mi madre, su no querer decir sino cosas a-


.. jenas a mi prisión, fueron peores, mil veces peores, que
¡ si me hubieran hartado a reproches o si me hubieraE
La víspera. l preguntado.
El preso no se inquieta sólo por él mismo o por lqs
Nadie sabe lo que significan las visitas a los pre­ ., suyos. Sufre también, sin prop�mérselo, por sus com­
'Sos: Es una tortura que c�mienza desde la víspera, no, '. · pañeros de presidio. Sufre por 1as miradas filudas de
,
me1or aun, desde la antev1spera y sólo termina cuando los visitantes que le señalan con los ojos . . . "Ese . . .
lo encierran a· uno en la celda, después de las 6 de la · ese mató . . . " J uno no ·sabe, no llega a adivinar, si le
tarde. Pero durante todo este tiempo, es un angustiarse · ' reprochan, si fe odian, o si solamente les es indiferente.
un vivir a sobresaltos, que a veces quisiero uno no te� 'I · Pero son 10, 20 pares de ojos que le recorren a uno
ner a nadie que le venga a visitar. .desde la nuca, como si uno fuera un animal raro o una
Dos días antes del día de visita, Ud. prepara todo bestia encadenada, incapaz de hacer daño ya. I a rp.í
su ser para el momento del reecuentro. Se imagina las .. mE? miran -siempre la cicatriz de la frente . . .
caras de sus familiares, ansiosas, interrogadoras, Parece · � Cuando pasan los primeros largos momentos de
· los saludos y las preguntas obligadas, uno mira un po­
que le quieren adivinar el pensamiento, sacarle hacia
afuera todos los momentos vividos sin ellos. Luego uno co a hurtadillas, por encima de los hombros, a las o-
.

se dice: vendrá fulano . . . , mengano . . . la madre, los 1 tr;dxs visitas.


. ,• .
hermanos. . . Ah, tal vez vendrá Manuel, el amigo más i: Todos ellos tienen su libertad, salen al aire libre,
querido, o :r:io vendrá . . . Habrá alguien enfermo? o quf­ .,-.pasean por las calles. Un rato más y se liberarán del
zá me traerán la noticia de que alguno de la familia ha X.asfixiante · ambien'te de la rotonda. .
muerto . . . pqsan tantas cosas . . . y uno adentro, sin sa­ Un día, era V$rano, unas muchachas, amigas de .
tHni'.'f.l!t:
ber. . . sin ·poder hacer nada . . . · un preso de los nuestro,s, vecino mío de celda, le traje- ·

·D ron a éste. una botella con agua de mar y una bolsa


I, si no vii;iese nadie . . . prepararse para nada . llena de arena de la playa . . . Para que recordara un
.

mmm��1
.

Omza se habra� cansado ya de venir . . . quizás. 'poco el mar. . . ¡Cóino nos hizo llorar la broma._ . . 1 To­
l estos pensamientos le roen el co:razón, le :pertu�-' dos los del ·grupo olimos el agua y. nos emborracha-

- 46 - 47 -

.. .
' .
· mos con. su acre ·perfume a algas marinas, a yodo, a Era buenamoza . . .
', podredumbre . . . Luego, · nos mojamos las manos y la Ahora está mejor . . .
cara . . . era tan poca cosa . . . 1 apenas si pudimos sa­ I así. I ésto nos alivia. Lo preferirnos. Sobre todo �·
borear su frescor. La arena la guardarnos para poner�,... •.,_ a los largos y embarazosos silencios, cuando . parecen :r
la debajo de la almohada y sentir por la noche su ás­ agotados todos los temas y · solo que�a un rn1ra�se de� .
.
perá caricia. Fué un goce amargo . . . reojo, para guardarse la imagen querid a, pero sm que..
Lo peor de todo en las visitas son las sonrisas y ' lo vean los demás .
las risas femeninas. Cómo se nos meten en. el interior.
de los oídos y quec;lan ahí vibrando días de días. I uno
quisiera poder tenerlas al alcance de las manos y a "'
ser posible, estrujarlas para que no sigan riendo, por-
que sus risas rnartill-ean sobre nuestros senUdos y nos
arrebatan la tranquilidad, que tanto cuesta sostener.
Cuando se van las visitas, los penados entrarnos
en fila hacia el interfor de la pri$iÓn, a los patios. Allí
nos recuentan, porque no vaya a ser que alguno s·a
haya escapado. I no sé lo que será, pero un silencio "
de plomo nos chorrea encima y nos pesa por muchas
horas. No, no es la disciplina que lo impone. Es que
estarnos saturados de lo que acabarnos de oir, de ver,
de adivinar, y cada uno quisiera prolongarlo, rumián5' ·

dolo a solas. Por eso no habla. Quizá algún chusco le


lance a otro un chiste obsceno. Entonces, como si se
abrieran las compuertas del pecho, muchos estallan
en una risa nerviosa, aliviados del peso del pensamien­
to. Pero la· mayoría vuelve a su ser y continú°a el so­
liloquio.
A veces uno recuerda y se complace en reprodu-
cir los diálogos triviale$:
I sabes? . . . estuvo a vernos la fulanita . . .
Ajá . . . ? I cómo está . . . ? siempr� tan flacucha . . . ?
Qué ya, ya no, si se casó y ya tuvp familia . . .
. Hola . . . l y ha engordado . . . ? claro . . . 1 cuántos
hijos tiene . . . ?
- Tres . . . todavía no hace cuatro años que se ca­
só. . . y ya tiene tres.
49
48 -
.___

...
· .. J. ·
/ . Hace sémanas ocuparon el colaboro, por tumos, ··
·
... dos mujeres a las que se les encontró metidas e n una
�-' sola cama. La guardiana, haciendo su ronda noctur­
. na, desGUbrió a las culpables y una después de la o­
tra, pasaron ocho días en la celda de rigor. Cuando
j aparecieron a la luz, estaban transparentes por el ayu­
no y la falta de aire.
Pero la "loca'' patea, gime y maldice en su hue­
co de piedra y no cesa en sus gritos de auxilio.
Marilú la oye. Se tapa los oídos, pero la oye. A
través de la distancia, a través de l�s muros de piedra, .
Jornada.
de las hondas arcadas del convento hecho cárcel, re­

�.
. suenan los ecos gimientes, maldicientes de la "loca" y
. - Señora Mar
.
todo su ser se estremece de horror. La noche llega en ·
ar1'l u
ilú . . . J J señora M ,
' . ·. · me estar
0Y 1 1 1 can
tondo . . . ay, ay i ma- medio de. las quejas de la encerrada y entonces la guar­
. malditas . . . .1 .1 ··

, allas asesi nas aux diana le lanza el chorro de agua. Castigo cruel; la mu­
, , ilio . . .
··

A l otro lado del jer deberá dormir sobre la paja mojada.


t b'iqu
·

. la "loca" S i,
· ' 1 e estan , ªpe e resuenan los aullidos de Los días pasan y las voces de la loca se van ha­
gando por h bers ciendo cada vez más débiles. A- veces sólo sale un
'.., i do con la .guardiana .

.
,ª e insolenta-
Y
Sue nan, tamb1en, los
� los . latigazos ' como canto desvaído.


gritos de ·· ; ,s1·· 1enc10
' ." I puerca
e
·
�-
o va s 1 Señora Marilú . . . por favor, dígale a la monja que

qu e le lanza 1 a guar '
• I
a ca lab ozo · 11

dian enfurec1da.

� 1f1
Agitación en la me saque de aquí . . . a usted le hace caso . . . me es­
·

. vasta sala de
·

la.s de tem . ·

.; vé s Y candados . Luego l �a
s urmullos, sonar de toy muriendo . . .
lla­
cronos rezos de '
m a Y de nuevo los La "loca" es reincidente, antigua cliente de la cár- •
las detem'd as. (L isó-
"
, ex-detemda a guardiana cel.
'
común 0
��;
. es una
:�:·· han empleado en
- ·
· ·

n por su bu ia co A los ocho 'días justos sacan a la· "loca'' del ca­
�1 � �;: nducta, la
·
:"
i 1or de la pn. s1on). . �- �

\ labozo. Está ardiendo en fiebre. Tiene congestión púl-
.. . A l a "loca ' ' l a
�... curo antro ubicado en han en ce ado en monar y echa escupitajos de sangre espumosa. Se la -

#. a':-
el calabozo, os-
el fon llevan al hospital. Montón disminuído de harapos y · w
que foqna un ángu del gr n dorm itorio Y
1

lo en la p ed de_ � . ·quejumbres. Marilú respira. No oirá más los gritos des­


. ·' na angosta puer
ta de rada Y en su pa
piedr a. Tiene u- templados de la pobre reclusa, ratera y mediga. No _.. .
, , ve. .
ntanilla
en t . rte a1 ta, una
�b
con rejas por do los oirá más, porque del hospital irá a la fosa común

.. 'agua a la casti
,;
gad . Sólo 1
d se e pas el
;z pan y el del cementerio.
·.

;� ,. e una, arnncona
..
:,
f:a la piedra. N{ ai · da con� A las 3 de la madrugada empiezan los rezos. · A.:·:.
re, ni luz.· una tum
� . ,por d1q ,

Y
ba do d
s las insurrectas
q e faltan ? � �e pudren las 4 pasan las detenidas a la capilla. A las 5 regresan · '
la d1 sc1plma o co-
t..,.
l..
met en acto s reñi dos con a
moral .·
ª .
y· siguen rezando. A las 6 desayuno; un jarro de agua .-­
�- , . oscura con un pan ne9ro. A las 7 aseo general. A las ··

. :
- 50 ..:_

;¡..:,
- 51
1 •

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·' .
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����.�.�
�. '";F"

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r
7'
..... , . .,.._ . .. .
-
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'. ,,
'

vado de ro. otro papelito con una de'ténida. Marilú le manda de-:· .·,,
��rezo. A las . g la .

�·
.
. ..

11 �
A 1as l O. rezo. A la
. .

Icir que si continúa, entregará SUS mensajes Q la madre


'almuerzo: un me

��
njurge de s
ne�ra Y papas, un a cor: trozos de,
Y freJOles. A las
poco de arr - carn e superiora. Los papeles cesan y la cara de la "chile­
---vado general Y ,
..;. l'impieza de los pa .
1 2 la- na'' se torna en odio y desprecio .

:��
t' . A 1 a. l silencio
·

. · �A las 2 rezo. A las ios


. Hcm llegado 1 0 detenidas :políticas. Una redada
.. . la ropilla. A las 5 co a Y rezo en
3

io. A las 4 costur


.

7 , ª1 la� 6 rezo Y todo · de la policía, en algún centro de propaganda clandes­


.. do al dormitorio el mt¡n-
. A las . tina. Son gentes humildes, recogidas del montón. Traen
·

s1 en�10.
- .. Para ir a la capil la·s manos vacías y las caras hoscas. Antes, pasaron
ipor 'las ergústulas de la Prefectura.
la , las de tem'da
I �.,da para la s
"'r-' lante de la ce
,� pas an por de-
"' .

lda hab' l't Subieron las es­


parada de las "c po lít ica s" - se- caleras a empujones. A la que se resistió o protestó;
om( 1u� es por un
tabique de madera pequ eño p atio Y un le dieron culatazos con el rifle del gendarme. A una
)- Una de ellas ,
d;1a · do caer un pa la eh l· 1 en " , ha la patearon. Está encinta y. se queja de dolores en el

) f
pelito enrollado . M ' ?
"

ra una queja, un an' lu lo reco1 e.


Se- vientre. Un soplón abofeteó a una anciana que le exi­
pedido de a ud .
�uando una salga As1, lo hacen pa gió más respeto.
a l� calle, 0 1ev ra
liares. e donde sus fami- A la mañana siguiente han tenido que llevarse a
la mujer e,rnbarazada al hospital. Sus dolores se <;:rcre­

:;
"Señora yo puedo lavarle - .
su ropa - centaron durante la noche y ha empezado a expeler
· · ·

de a su casa . . . démela a 1 1, . . . no la man-. · ·

No se asuste, ,
yo la q uiero sangre. Está pálida y ojerosa. Pero no llora.
¿acaso no. mucho . . .
re s? . . . suya . ·. e pueden querer La · celda es grande y han habilitado hasta seis
dos
camas. A las otras detenidas las llevan a dormir a la
. In és ". muje-
.
Marilú se queda sala de las comunes. De día regresan a la sección de
-, ·:. ti. o, perpleja. La "chilen
a" es de buen
'
p blanca, alta, jov en , -las políticas.
. 1 Se arreg 1a ma
¡
.. mdas comunes. , s que las dete-
Está en a caree -

� :�
., da d e haber int l hace n ano, El pequeño patio se llena de voces, de olores, de
� acusa-
o. 1o efu..on- r
I
entad
·

"� tró in fraganti con su h


tar a su man
� vidq� nuevas. Todas hablan de sus últimas experien­
.
cias con la 'policía. Luego, evocan SU$ hogares, sus
.
r . . . �e disparo
pero sólo quedó dos balazos,
her1'do El mand hijos, sus más cercanos familiares.
" .; no que la de o no quiere na
da, si-
. Le he
· ·

. , porten a s u t'ierra . Hay, sobre todo, un hedor nauseabundo. A fermen­


·

- aun no se ha ne m1e d o. Pero,


visto el proceso.

� �� ��
fós, a ropa sucia, a cuerpos sin aseo. Es verano. Mari­
. De sd e es e día . lú ejerce su calidad de líder y establece la hora del.
. �, rezo de- la tarde
cuand
Y asan d la e
l
� r lusas r gres
e ai: del baño. De ahí en adelante la vida de la celda queda
" la celda, las l pequeno :_ pati
más audaces le o de organizada como una célula unionista, con su hora-
, i
icm Y sonn,en 1anzan mrr · a das
:.- Mar1'l u es ta' aver d e ma-
·
·

rio pre establecido. Todo el grupo acepta de buen gra­


gonzad a. procu
. �1rar a ninguna . La , , ehl.1en ,, . ,
·
· · ·

ra no
,

a ms1ste Y le ha do. Se reparten los turnos.


ce llegar
La más anciana de las detenidas - 60 años más •

o m�nos, raza indígena, acriollada - quiere ser la pri-


Se refiere al an
·

tiguo local de
mera en el aseo. I se baña a las 7 de la mañana, de­
la cárcel de
San to Tomás.
'

: trás de la cortinas que cubren la precaria ducha de

- 52 -
- 53 . -
._..:
h;.t:• \',, •• : . .�. ' ' }. '�����'� ··-:. ,. ,·� ·�:,,.�'�,,. !.
."'.,•j.(..'��º;
<:1gúa fría, · sih.:1ªªª al ' pie .de la a�osa higuera del :p-�
•.

Luego desfilan todas las demos, incluyendo a Ma=


,. ';;;_ nlu.
Ahora el ambiente há cambiado y las noches
\�... - menos angustio . sas. Todas
l?Va.p sus ropas, se peinan,
son
·

,�. se esfuerzan por apare�er limpias.
.
·

La hora del sueño · es una hora triste. Ninguna


�f·
. . na a
J·� resig entregarse a.l reposo sin antes hablar de se
it(.,
suyo. Algun°: llora, otra se lamenta. Las más lo
. s y los nombran. pien ­
·
san en sus hiJo Al fin, las
., sueno, _ y mie . ntras duerme · vence el
n, se quejan y sollozan.
Ít
fi", Mañc;na empezarán a mirar el calendario y a
tar los d1as que las separa
con­ �� .
de la libertad. Para mu­ El dilema. ,: :...
chas, es
�i poco confsu I?rimer encuentro con la cárcel y están un
�,:· d1da s. Pero ninguna quiere
�; . mendo miedo a esta cosa terrible quedem
� ostrar su tre­
Siempre necesitamos un muerto . . . Tenernqs qui� ·;
t�- bertad.
es perder. la li­
ir:ipresionar.' tenemo� que �c;inarles la opinión pública. .:-t
· ,

.
�. .
S1 consegmmos al .muerto , habremos logrado entre- · :r,
•.

;.,.._� ' .tener a la gente, y a la masa con el sensacionalisin6 ;_ �


.¡ ..:
.

de l_a noticia, mientras buscamos cómo salir del aptietói '


.

" ..

· _ Yo creo que este · muerto no es necesario. Creo qtí�f.:l.


.� i
:r
más bien empujaremos un poeo más al partido hdtitl'i .
í'
·

su derrumbe. :i
!'1.i: -
S;i
:\.· · , ·

- Parece que no llegas a captar las medidas de ál•J


.' ta polític;:a que aconseja estos momentos la situación .·· ..,_r;.;::

rlr'_ .
· .

�� .
·
-
.·,·

� No es el primer muerto que nos traería consectierr:f.irt · .


�'.�...�-

l.
¡.y
...... .
das desastrozas . . Lo único que conseguimos es · actl· t

mular sangre sobre la cabeza del partido . . .


. . .
.
- Tienes una mentalidad derrotista.
·
·. .

. - Me niego. a creer en la necesid.ad del crimen or-, } ,


·
:?'
SCitl"'�
ganizado con fines de propaganda política.
.
.,

- Pamplinas . . . ! parece� una mujer. Te asusta la .!


:.
- .
gre.
: . .. . Sabes que hablas por hablar. No me asusta la san-._
1

:.;:;, .
"'
¡;:;<
"
:':·
,
gre, si es en plena lucha, pero en la sombra y por la�
espalda, me parece cobardía . . . Además, este muerto... �.
I '
('.:
w.r ·�
-
.. s• - - - 55 -

��t . . .
1 •

. .,li:o.J'
'( '
('. .. ·
· .2...: · -'Qué lenguaje usa�? El de un j ovencito recié.R sali-
í do del colegio o el de un político con años de acción . . . T

- El de un revolucionario, Miguel , tú lo sabes . . .
Justamente nuestra revolución ex ige muchos sacri­
.� fidos de vidas . . .
- Ya tenemos una larga lista de sacrificados . . . ami­
. . go13 y enemigos. . . . Pero lo que no acepto es que ten­
·

gamos
1 . que sacrificar también a niños . . . ¡ para agitar
. .,
·a opm1on p úbl'ica . . . . .1
Sentimentalismos femeninos . . . Un niño o un hom­
, bre, lo mismo da. Además, no ignoras que estamos en
� un callejón sin salida . . . I el miedo es mal consejero . . .
:. - La masa está desorientada. Espera una solución
- para salvar la crisis.
- . La masa es siempre la misma: obedece. Démosle
.. . uli. !1 motivo y saldrá ·a las calles, aunque · sea a recibir
. bola . . . Tenemos que darle el motivo. ·

-1,:..,!�
.,¡. ifü �1El muerto?
Cff�.
Sí; el muerto. - · I apretándose las manos con fruic­

Vi�Ó�l�'.�·
- Haremos una formidable demostración de fuer­
zqi; . . Levantaremos los ánimos de los "unionistas" . . .
veremos a tomar las calles . . .
.· r
.
:' El "muerto" esta vez sól'o tenía 14 años. · Era ·un
":io"Ven estudiante de un colegio nacional en huelga ( huel­
gb_' provocada por los agitadores del partido para dis�


•. t��!Pi'
k1. qpinión pública ). Una bala perdida - "dispa­
, rá ? por la policía" - cegó sus entusiasmos juveniles
. -pttra siempre. ,
" · El partido aumentó el número de sus mártires y pu-
, ep.)�zar a las calles a una exaltada multitud que re­
damaba justicia .
. ; : El "califa'' se apretaba las manos, sop.riertao ner­
. ;
·Vlosamente: · ·

.Ya .. está.. .Ya tenemos al "muerto" . . . Es doloroso, pe-

- 57 - .'
- 56 -
G��A�m•mm�ll.l���=�:�·.�1-'f�.tf.i��-; ..
. ....... �.· "
.';�· ·'::·'::?· ·'-"J:ei'-�,��:";���lltT
,�;:t"t;:
� :r:·,:
..
\

·El crimen por el crimen! El crimen como argu-· ·:·, ..

enlo político de peso. Se pensaría que no hay otros


.

' medios para luchar.


· �t;
*'l . Es que no se puede vencer al adversario, despue' s
: .de ;einte años de acción partidaria, con rio, .?rgumentos


· 'deológicos decisivo s? O es que el adversa a veces,
": iene razón, a veces, defiende lo justo y el partido se
.,, b,a colocado en la posición contraria?
Nuestra lista de muertos es ya demasia . do larga.
·

.. Tenemos montaña s de muertos, largas filas de muer­


Los muertos. -· � tos. Sus fantasmas se
. alzan como un perma z:i?nte ale;­
, ta al partido. I como una permane nte acusac1o n. ¿�ual ·

ha sido el fruto de esta generosa siembra de cadave-


E� c1er
·

· t o qu , a veces, 1os mue res?


� rtos sirven
go. Sirven por e1emplo, para exaltar las cond para al· · Muertos amigos y muertos enemigos. En ambos
casos, esgrimimos idénticas necesid.ªdes. P. ero voy ere-
b-
volu iciones re-
, cionarias de la masa. Para levantar su entusia&
º· Sirve
· n para aumentar 1a lista de mártires y exh .... yendo que estos muertos . no nos sirven smo para P,r,o-
.
irla por enci_ ma de los otros partidos que no l > nunciar encendidos discursos, y para sen_ alar a los o-
han lu- ,.
chado, que no tienen presos, perseguidos o .- tros" como autores de los crímenes cometidos por el
en sus filas. Sirven para proclamar a; granasas inados ,. ·

des voces · . ' partido. .

·f
l?s virtudes �eróicas de sus militantes. "Ese es /
. ' Creo que los más avisados, los viejos "camaradas",
tido cuyos ahh.ados se dejan matar por sus idea un par-::.
s", di,· están sintiendo un poco el olor a cadaverina que dei:;-
cen los que espectan desde las galerías. � pide el partido. Alguien ha dicho, refiriéndose a nues-
tra voluminiosa estadística mortuoria: va a llegar el
. Pero, a veces, los muertos
pesan como lozas de .;.i
i:-' día en que el partido · sea más de muertos que de vi�
. •' .
piedra sopre la vida del partido. I es que no �
siempre
nos pertenecen. Muchas, son del otro lado. I entonc ··- ¡ ·.� vos. El'�'"jefe" ha recomendado elevar cenotafios en las
es .

las represalias son mil veces peores que la persecu�...· ,,. ', ciudades más decididamente unionistc;xs . . .
ción política. Ya no se trata de combatir las idea . t'
sbciadoras, los principios izquierdistas, los métodoss di.:/ Parece que cuando las cosas han llegado a su - ·

·;
:

en ' . climax y se avecina un nuevo colapso, los líderes sólo- �


: . :Ptigna con el viéjo sistema feudal-burgués imperante · > , ; piensan en un recurso: un muerto! Quién? No imJ??r- ..
'.¡ �e trata de repeler el crimen, de extermi
nar el terroris� � .itfi: ta. Hay que buscarlo. Del lado de los otros o _ del n���?")\ >
.

:. : 11'.1.º ' de. suprimir .a una banda


. : - �i .tro. Lo que interesa es el argumento truculent�. . d� +1!1·
·

de · asesinos.
. ..ó��1
.

! - Así el crimen de los esposos Castro Hinojosa. A í ' · '""·"""� """'


�· crimen, qU:e sirva de motivo para encender .e l c o�epfü.:�
� �:'. \ ·:��j,....
· ·· .

sesin�o del periodista Garmendia, "suprimido" s .


. .. rio callejero.
J
. pa-. Ya vere�os cómo s� lo achac<;i1 �
. .

,.,.. ro: impedirle se�uir combatiendo ciert


·
· ·

os proyectos pr� enemigo. Por ejemplo, podemos decir que ellos ISmo� . ,
�:. han sacrificado a uno de los suyos para in�';llpar al '.c !t';
sentados al Congreso por los representantes unio ·

nistas:
�- ·partido y pedir nuestra liquidación. I si el muerto ·

- 58 -
_ 59 � ·
.
.

;..�, . ��'":l't� � ?J
� :p/�l,
· "t+'""!r'"Jl'O��ti0>rl:
" �Wt.'�·�
•. � 1, '.'•' •. �
�"lr.;:t"':
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\ ,• ¡..\':: : ,• ..;..�.
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' ' :..


• •. \ 't ·
.�
• •

Pero . . . lo crees fácil . . . ? - argumenta otro de los :.,(


r

·Üderes, de esos -q�e en el Alto Comando ejecutan a


.c1eg as cualquier orden o sugerencia emanada del
·:"jefe" .
Con ' la baja de los bonos uni Organizamos una gira . . . entrando por el sur . .. .
onistas hay ma r d
f�ndo �1:1 el partidC:. Las bases y en algún lugar ad hoc se le asalta . . . y cae bajo
c1as cnhcan la pohtica desacertad

murmura . Las . provin �
'

las balas asesfoas . . . l - El "califo" rie nerviosamen­


a del Alto Co man d o.
<::e han perd'd 1 o todas 1as ventajas de que te.
. disfrutaba
._,

�l partid? Y se e venir una Peligroso . . . peligroso . . . Lá masa siempre custo­


v nueva persecución. Los
lideres siguen son_ ando con la
·-

vie ja maniobra gol is- dia a sus líderes . . .


P ·

ta, de tan rotundos fracasos. Pamplinas . . . ! Le colocamos media docena de

��lt . �
·

l "calif " se pasea caviloso. Eje


.;.__

cuta su gesto ha­ "discretos" que no permitan que nadie se le acerque de­
bitua , cuan o cree haber des masiado pará mejor cuidarlo, y uno de ellos cumple la
cub iert o un truco salva-
; d or . se soba las manos, las orden al menor descuido. Todo ·2s cuestión de organi-
; aprieta, las entrechoca
Es ta en la antesala de la jefa . zación. .....
t tura.
· ·

g.�
�.
I si "br� t?nizáramos" al "pibe"
Espectac1on. En la �:mtesala: sólo
. . .?
1 - Brutal . . . l -- sentencia otro líder. (Además, la de­
: !;aparición del "pibe", pretencioso y petulante, abre mu­

� rri
hay tres rd res
��-
i· . que e pen;::m aud ·chas posibilidades a· los que le v-an la ambición de su­
� iencia del "jefe". Son los más ín .
�� ceder al "jefe". No está mala la idea . . . ).
i

los mc;rs pro.ba os. Viejos luch
adores a quienes n � · 1 1 • f 11
I e l i e e . . . ?. Q ueI d ma • fe . . . ?.
' I e1 1 1 Je

ca oco la p o parte. "Los genera
. . Las � :
m a
les mueren en la ea­
pr� s1ones, las persecuciones, no . :_ Al "jefe" me lo trabaio yo . . . déj-enmelo a mí . . .
. les dejaron no intervengan ustedes. .No hay que olvidar la situa­
huella � . Al fm y al cabo, son ,
los . , cerebros" del parti­ i1dón política cada vez más difícil. Cualquier sacrificio
do. S1 ellos des parece:i;r; e par }
�·�·�;·'' · ·
? tido pierde sus cabe­ · es poco para conseguir levantar los "bonos' ' del par­
/· zas. Hay que cmdar a los lide
res

·': tido . Puede ser el "pibe" puede ser otro líder cualquie-

�·. , �
(" retonizar" es un nuevo v cab 'ra . . . (los tres líderes se miran de reojo, inquietos . . . )
lo de i�vención

e;x:clus1va de "califa". El "califa"
es uno de los cere­ � puedo ser yo, inclusive . . .
� ;! �
·
�os el · partido. erte
i!\•: Jef� , . Br tano fue nnece líde
al equipo de consejeros del - Sólo que tú eres el qua piensa en estos drásticos
remedios y el "jefe" no podría aceptar · tu auto elimina­
T � r político· de una República
vecma, q�e fue asesinado por sus ·ción . . .
enemigos, levantan­
-�

�<? las mas enc�ndidas protestas. - Hago lo que puedo . . . Mi único anhelo es salvar
Es obvio el signifi-

"!' -. cado �u el "califa" le da al nuev


·

o · al partido . . .
� . vocablo . . . ).
Algmen repite, con expresión incrédu I . . . ¿crees que e l "pibe" care.ce de olfato . . . ?
la·
·
�·
;,�- q��};.º'
·_

¿·"Bretanizar'' al "pibe"?
·

- A no ser que alguien se lo sople.. . . (1 mira .. desa-


�- . .
1


d ce e:l "califa", así tendríamos nue
stro � iante a los tres líderes entre los cuales hay Ulil,0
1" del
' :. ,ryiu7 � 0 � 1 1, que? :muerto! De norte a sur de
.l. púbh a la Re­ · que desconfía, por su amistad con él "pibe").
· •
·

f\ � �anzanamos el grito de protesta . . . y de ahí a A quien se le ocurre . . . ! Sería una infidencia . . . .


t·/ Palacio de Gobierno . . .
·

·
- 61 -
60 -

!':m
sal
�;Ji..;;i�3.;;;.
--·h.,
:i;. •• J,;,...:4�..:.�..;i.
..&,)J
1 -
.;,.. �
� .
1_, i-�
..� ��
, � ·<.ii�;:;:-::�f ·
:· '1', . :··� -.�.:·..·>".'.,
}-:ri>'t:¡�- ··:
. �-..":� 1 .:
:<;
las infidéncias de esta clase se pagan con uno . . . Ó uizá . . . Com o en el ccrso del cof onel Vi?.:._- .,_ ..
-. � I ph
�· : lenciamiento . . . . - sentencia el "califa". Uégas .. .
. ·•

':""
Lo malo es que los grandes remeledio s deben ap1i-
Cuando el "jefe' ' se entera del proyecto, prorrum- !.6tt!l::ill •:\r
.� ·
·
.

efecto . · · -·- ar-


.. .

,. rse ipso facto ... S.i no, se pierde


pe en una ruidosa carcajóda. ¡Qué diabólico es este .- guye el "califa". .
Miguel! Machiavello se queda chiquito . . . Todos rién . . .- ·Consultaremos mañana. Ordénalo todo. En casa
festejando la ocurrencia. de Gac h'ita ...
l
- Pero, y las consecuencias ... ? - pregunta el "j�- : No, "jefe " ... Puede haber curiosos. Además, las
fe" en un ex-abrupto. . · "· muJeres .. .
_

- El alza inmediata de los ' 1bonos" del partido .. . ,¡; nces en "Collahuasi" . ..
.

Ento
·

·
. · ' L
'
- replica rápido el "califa". "'· Mas bien, pero a1e jan do a 1os mueh achos . .. eso s
,
- Que te crees tú eso . ..J No olvides que la reacción "son asustadizos . ..
es muy astuta y que atarían cabos. Una exhaustiva · No tengas cuidado, Machivello .. . no habrá na-
··

. investigación policial podría poner las cartas al descu­ die ...


·-

bierto .. . I entonces, qué escándalo ...J I qué choque �'' dado el


dentro de las propias filas . . . J .., •.'
No se puede decir que alguien le haya la noch e a la
,..' .i soplo al "pib e", pero lo
cierto es que de
- P·ero "jefe", las cosas se hacen bien hechas. No viajar al extranjero . Se va , y por
se· dejan huellas.. . No vamos a confiar en cualquie- " , mañana, ha decidido de los tres lider es,
ra... Acaso lo de Garmendia ...? 'algún tiempo. No ha sido ningunosegu ro ... pero pudo
- Chitón .. . - ataja el "jefe" - ese es un ·asunto . :· .� ! qué van a ser! El "cal ifa" está
' ' que se lo ha insinuado como en
que todavía quema. No se ha _dicho la última palabra ... 1,- · 'ser el mismo "jefe de Levi . . es que
No quedaron tarjetas de visita ... �, ·broma... a pesar de los consejos . I·

No, pero háy demasiados complicados . .. :al "jefe" no le gusta la sangre... Per9 al "pibe" no
Hum J No será un poco de sentimentalismo "Je- ·I¡
�le gustan las bromas .. .
·

fe" ...? - bromea el "califa". '


.. . •
·

.
- Tal vez, algo hay de eso .. . pero, déjame · pensar-
lo. '(oy a consultar con Perico ... . �l tiene más sentido
comun que todos ustedes .. . - I rubrica su argumento
con una ancha sonrisa.
-�.,':' I s.i consultáramos con Eliphas Leví? pregunta
!"J'"-'

·.�.� · · uno1 de los líderes, viejo aficionado a las ciencias ocul-


· -. -·

"'""' tas. .
�}��- . - . Está en Lima el mediurri? - pregunta . el "jefe" in- ,
·
teresado. ·
Creo que sí . . lo buscamos ...
No estaría mal... Quizá recibamos un consejo o-
r.

62 -
- 63

, ...
� t:.; �. . . . l::J::í,..
.
....
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;�-�-...-�"''
�.? .:-

� ;f°"�Y-··
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·n:: �l ·� 'lj;
. � i )
.
..

na .caído y ahora se le va a trasladar la capital:


�· . •

a
' . \

.
.

� � .

.
6onfidente trae la noticia para que tratemos · de sal- .
.1o.
<11,. ...¡ ;s¡¡,·..
. ....
Clorita, es preciso hacer algo . . . sé que lo matá-
�- Pero . el prefecto va a ir a una comida con "los ofi­

ciales. Jorge estará solo con cuatro guardias entre las


10 y las 1 2. Yo también estaré . A los guardias podemos
anularlo!? . . . I salvar a Jorge.
;. Bueno, camarada déjeme hacer. Iré a ver a los
(ie· defensa . . . Ellos tienen armas . . .

El La idea de que maten a Jorg·e me produce una es­


pecie de estupor que me paraliza. Qué hago ahora? . . .
HcÍy estado de sitio y no se puede transitar después
.,,__ Son las 8 de la noche. de las 7 . . . Pero iré. Lo int-entaré todo, todavía es tiem­
po . . .
Una mano t'imi' da ha
�f . , mano que no · llamado a la puerta
. Una, ·
quiere despertar los

fr }Y; ����
. ·.�
.

. ... ecos de la calle . No I salgo. Voy con mi hermanita con el pretexto de


hay lim bres. Muy
1':1" �oche. Es nues a ca corn¡:.rar
oca
_

d ne ce las s m �ras de medicinas para m i mamá que está enferma . . .


.

<?

�� �
vmciano, Y nuestra P de este rmcon pro­ Por qué ·ha caído Jorge . . . ? Estaba en compañía de
.
tres o cu.::it ro camaradas de los recién llegados de Li­
vie
nis ia fu gi tivo .. Tembla ' c� , ref�g10 de tanto unio­
- sÍ l o seran los so ma . . . Cumplían órdenes de entrevistarse con Jorge pa­
Cbra . . . Camarada plones? ,
.
drosa, detrás del po C ara . . . - dice .
una voz me-
·ra organizar la resistencia en esta región . . . Estaban
rtón R econozco la solos, en lugar seguro . . . Luego, cayó la policía y só­
investi gador de la po voz. Sí, es un..
. Un li¿a , pe ro de lo s lo . Jorge fué Ópresado ., . . Los otros lograron escapar . . .
tipo alto ' blanco , aso nue stros .
dejo ·antrar, y cierro ma l os OJO S d esorbitado Abro y;r;ya se fueron a Lima. ¿Cómo es que dejaron a Jorge
·
s. Le
·

con todo su cuerpo, m egodo a la puert a, ce:r:rando


p , solo, sin defensa . . . ? Pudieron matarlo allí no más.
·

e h bl · la
- - Clan· ¡ a ª . Jorg& es un líder obrero de recio temple. Su men­
· · esta ªs 11 eva ,

noche
que . lo van a matar . . .. le�'. de uga ran a Jorge . . Oiidad demasiado simplista, carece de las sutilezas de
·

La voz le tiembla Y la ... os. intelectuales. No es un hombre incultó, pero es de­



. nue z del cuell
na angustia trem éndaY le.
ba1a nerviosam ente o le sube ttlsiado rudo para admitir componendas. El ve las co­
�� �
H
sus p:::rla bras. Este h en s claras y las llama por su nombre. Todos sabemos
omb e u confi_de
Jorge , nues tro gran
l'ider º. rero , al
nte del partido qu� discrepa con el Alto Comando por sus fintees de
todas las organi zaci'
o· nes grem io 1es de qua obedece� .' satlón en ·al campo enemigo. Está disgustado con los

arf f:t
p�eso�. L a policía l
..t.
quiere su ri . 1 o. Es sur, ha caído líd�res, porque sabe que si él no se opusiera, se. ha­
mzador, un batallado un gran orga,. rían realizado conversaciones con las autoridades de
f
r inc e. Se mult iplica ·
tá en 'todas partes,
pese a aª orden de Y es- olicía. ¡En los justos momentos en que se j uega la
apresarl o. Al
- 65 :T
- 64 -

. . .

suérte del movimiento unionista ! J�rge ha lieg�d
. . . �� ( Aiá . . . Bueno, voy a ver a los miembros. de de­
pronunciar uña fea palabra: traición . . . ! fensa . . . No sé si los encontraré. . . con el estado de
Ahora está preso. I yo camino de casa sitio . . . , n . . . Tambie, n con
:_ Germa
.

pidiendo a los camaradas libres· que hagan Ya habl� con Julio y con
salvarlo. .
,.f+:Celestino ...
.
Pero, qué cosa tan extraña . . . , Veo caras '-_ Ah, ya te adelantas te . . . ?.
gestos evasivos. Miedo . . . ? � Claro, tenía que hacer algo . . . �l tiempo no� ga-
na . . . y es la vida de Jorge la
- · Podemos organizar un grupo de ocho o diez cama
que esta de por medio . . .

radas . . . tenemos armas . . . El camarada Pepe está lis­


- ·
Calma, calma, Clorita . . . No fe lo van a matar . . .
Déjate de bromas, Ricardo, bien sabes que estás
_

to a colaborar con nosotros. Son solo cuatro los gen-


diciendo idioteces . . . Jorge es para mí lo que es, un
· _

darmes que lo guardan . . . Es fácil, camarada . .


·

casi ruego.
. _
gran luchador, el mejor ·de todos . . .
- No te enojes, anda tranquila a tu casa . . . Yo voy
·

- Pero, quién nos dice que no s·ea una emboscada . . . ? ·0 ver eso . . . Para algo soy el jefe de defensa . . . .
Tu, crees que a Jorge lo van a dejar con solo cuatro ( .....:- Sí, ya. me voy . . . pero iré donde todos, y avisaré
hombres . . . ? - I mueve lá cabeza. Es el jefe de los ;0 todos . . . por si tú te duermes por el camino . . .
defensistas. Insisto.
Es qu-e el prefecto se va a una comida con los oÍi­ I salgo. Un horrible presentimiento me agarrota las
piernas. Sé que no hará nada, lo he visto, lo siento . !

ciales . . . Regresarán tarde, borrachos . . . Jorge no po­


i¿Lo dejarán matar . . . ? Así, como a un perro rab�o­
. .

dría defenderse de cuatró hombres . . . Pero nosotros s(


podemos . . . Hay que hacer algo, camarada! so. : . ? Ley de fuga . . . y por qué . . . ? Es esa la consig­
- Ya veremos . . . déjame actuar a mí . . . No mueva::¡ na . . . ? Por qué tanto misterio alrededor de esta pri­
ésto, Clorita, déjame . . . sión . . ? Por qué nadie se m\leve . . . ? A Jorge no lo en-
91 ontraban nunca, · siempre se evadía de sus perseguido- ·
- Pero es que el tiempo corre . . . Son las 9 . . . Hay .' t'res . . . porque todas las puertas se abrían para él . . .
que organizar los grupos. Tenemos que actuar rápi­ Pero ahora lo pescaron en callejón sin salida . . . Los
do . . . Apostar gentes que vean la salida del prefecto demás se salvaron . . . y él cayó . . .
y los oficiales . . . I proceder . . . . ¿Es que en realidad Jorge estará cambiando y se
IC;i
- Qué lío son las mujeres metidas a revolucionarias habrá convertido en mal elemento . . . ? Por eso lo aban- -
. . . ! siempre están con sus lloriqueos . . . Esta es cosat
·

onan?
de ·hombres, Clorita . . . Déjame averiguar todo . a ver
qué posibilidades tenemos . . . ¿Por qué el co�fidente
Pepe no vino donde mí . . . ? · A las 1 2 de la noche una partida de soplones ve­
i:iidos de Lima, conducen, en varios autos, a Jorge a
- Qué se yo . . . porque le daría miedo tu casa, siem-� , él capital.
pre vigilada . . . pensaría que mi casa es menos peli-" i Por las afueras, en un lugar desértico, lo hacen ba-
grosa . . . y como sabe quien soy . . . - Empiezo a sen�' jar. . Que camine . . . El se vuelve, como una fiera
'

tir rabia. acorralada.


lj
- · 66 - 67

,1
t .
. No consigue terminar. Diez pistolas le acribillan y �l:l
recio cuerpo se abate sobre las arenas calientas . . . :

Ya le nació un nuevo mártir al partido . . .!


¡Sus palabras serán ahora bandera de unidad,
lealtad hasta la muerte . . . !

Sin tiempo.

. Para el preso no pasa nunca el tiempo. Sale el sol


y. se oculta detrás de los altos muros de la prisión y se
·

·
emp ieza a perder la noción de los días. Estos adquie­
ren entonces la dimensión de nuestra angustia.
•. Al comi-enzo uno quiere contar minuto a m inuto,
los días que van pasando. Se inventa un calendario
y se señala los días que pasan, los meses . . . pero lle­
ga el día en que ningún calendario puede marcar el
tiempo que transcurre.
�. . Decimos: es invierno, porque los días amanecen
opacos y el sol no sale sino de vez en cuando. Porque
amaneqe más tarde y oscurece más temprano.. Deci-
. Jnos: ha llegado el verano, porque sentimos el canto �

de los pájaros antes de que nos abran las rejas de la


ce_lda y por encima de los altos inuros, se alza la ma-
'fc;;rvilla del sol.
:�• Han llegado nuevos "camaradas". Afuera han su-
tedido mv.chas novedades. Y como consecuencia, el
presidio se ha ¡lenado de presos. Al principio hoscos,
wtratables, sospechan de todo el mundo, y no se quie­
r.en expansionar. En todo tipo que se les acerca v;en un
ºco.nfidente". Luego viene el ablandamiento. La pri-
�\ób.: .aman�o y modela pronto, y al cabo de poC'O tiem-
1

- 68
-.- 69 ;-

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1 . .,
: , la� rev olucio.- .
�0 porque era d..el par
. tido Ust ed sabe
11
s, sino 1os l'lderes. Ellos
, ·
1

po todos nos hacemos semejantes, hablamos el misrri'Q ·


• • • • ·

. no las gestarnos nosotro


:

idioma y entendemos los mismos signos. Entonces e§ traorden . . . pero el fracaso


ron la orden . . . Y la con

cuando decimos: "ya ese entró . . . "Antes todavía está
po se i;udo e �itar . . .
afuera. I eso dura. Pero "entrar" libera un poco deh
· Aia . . . asi es
complejo del preso. De la soledad. cuand? 11egara e1 mo-
Nos dieron órdenes de parar
. · ·

Han venido múchos. Diez, veinte. Hay rumores, ; = mento, pero éste no llegó . .
. No s detuvieron ant es . . .
acallados por las violentas órdenes de· los guardianes, i!.
I ahora . . ?
les porque 11ay mil i
de que ha habido un levantamiento. Cuando ésto pa­ -
No. sé . . . Hay Cortes Marcia
·

sa, los guardias se vuelven más sigilosos, más aten- · : .


tares comprometido s
tos a la menor sospecha. Les parece que por algún :, n. . .?
· ·

Por qué fracas aro .,


resquicio de la prisión se han filtrado noticias. . . . ala org om. zac1on , que,
- Vaya ust ed a saberlo ! �
_

Junto a mi celda han puesto a uno de los nuavos. .


'se y0 Dic en que hubo delacion . .
No sé bien quien es. He logrado . mirarlo a hurtadillas . do a intervalos por los
Ei diálogo se prolonga, cortc:
y lo he visto un poco viejo. Ya un hombre. omienza.
. asos de la ronda. Luego rec .

Cuando los pasos de la ronda se alejan, golpeo la un mo vim i nto frac asa do . . . S1 hu-
pared de mi celda. Dos, tres veces con golpes rítmi-
·� Una vez má s
no esta
e:
na a estas hora � con .
h triu nfa do, qui zá �
. iera u1
como todos los d1as.
·

po los barrotes de mi celda,


cos . Hago ésto varias veces, sin obtener respuesta. Al ·
fin, un tímido golpe me indica que me hq oído. Bajo to- ·,
do lo posible la voz:
- Camarada . . . me oye? - Me responde con un re­
zongo:
' '
SIi . . . que quiere . . . ?.
- fíjese bien: no hable sino cuando sienta lejos
pasos de la ronda.
Ajá.
Quien es Ud . . . . ?
Yo . . . ? Víctor Leiva . . . obrero tipógrafo.
Ah·. . . (no lo conozco) yo soy Charles Stool . . .
Ah . . . ! (exclamación de asombro) ¿Usted . . . ?
Sí . . . yo . . . ¿qué h a pasado . . . ? - Silencio. Los ·

pasos de la ronda se acercan. Pasan. Siguen y se ale­


jan.
.
D iga, que, hay . . . ?. por que, tan to preso . . . ?
Ha habido revolución . . .
.
- Fracasó . . . ?
Sí . :' . ·Muchos muertos . . . muchos presos . . .
I qÚé más . . . ?
No sé. · Yo no sabía nada. Me sacaron del trabajo
- 71
-·· 70 -

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---;.-·_
)
'"' •
... _ _

�- �, A veces el cansancio le. minaba la voluntad.


Un 1
,...dóior ·sordo--clavaélo en:. lá.s ·esp
· aldas,· l� · hadci )ntli�ár ..". .
·

:)( el c:. u: 'erpo. La muiet rezote ngaba:


De ja de ti:ab aja r'. . . estás matando ... ya· es. tar- .
de, Juan. sancio. Ten-
. No, . M aría, no es nada. Un poco de can
·

. .-. go que . terminar. Ya pasaráte: veo cada vez rpás_ fü1co,


- . Eso dices siempre. I yo t te muere�, q�é ser� . 9,.e . ·'
,. cada. vez .. rriás. pálido ... Si dur ú
a, c9rgada de doloro' sos
- �tus .hijos .-.' .? - la voz era
· reproches. ero es la <;:>bliga-
Tonterías, mujer, ésto pasa. Prim para · lci · ho-
ción ..: . Hazme un poco de. bebida caliente
El castig�. .

. ro de. ,.ácostarme � .
7

-· .:::.._ .Behida caliente ... comoerasi bie eso fuese remedio .. .


.

Se llan:aba simplemente, Juan Alberto. Un norn� I' la horcl. de acostarse


n a'nfracÍ� ·la noche,
bre conv�rtido en apellido sin duda por la costumb inar la . tCirea empezaqa. s61g�� 0· así po­
de s�s leJanos ascendientes judíos. Pero él era nati�b . pue s . deb ía . term to_s_ de '
del v1eJo . solar .americano en que ya sus· ab�e 1�s Vi9! día conseguir er íntegro del diario y de los ·

la casa.
·

ron la primera · 1u:z Y no 'sabía de religiones oraneas,


ni de credos que no fuesen los . aprendidos junto con
. . Juan · Albarto se había. hecho unionis�a. por tre� r.·ay- :.:. "
¡·
1as primeras impresiones de la niñez. es: prl rrie ra, ' po rqu e era un pa rtid o de sµ . das�,
. ,. . zón es suyo; segunda, por@.eed ha- . �·
·

Ante todo, Juan Alberto era un hombre de trabª · uno debe estar en lo que os, una vida mejor , de u-' ·�'
·

lF�: un artesano, con el oficio en las manos callosas Y. c 1º' ·


bastante habilidad para lograr con ellas el mil�g;o �� . bl9b<;1 de jusÜCia para tod s, de arios, 1eyes · so- .

· · ccici6n _gratis para los hijo mejores· sal

l.
' mismo pueblo natal '...
.
s?stener su h�gar - cinco hjos, la mujer, la madre an:
c1ana - . L� vid? es dura Y hay que luchar muy fuerte: dales ; y tercera, porque erachodel . Se sentíá como. parte /
E� pobre se:>lo tiene amplia la espero.nza I 1a educa- que el "je f·e" y eso ata mu as fav· ·erecido que los ,
.
. integrante, del "jefe" mismo. M no.
� ·

cion ·
, de 1os h"lJOS s1gm' fica �n . esfuerzo superior a sus cia
ci'tros, pues era su comprovininto
· -�

a él. Juan Alberto lo ·


·

' f�e7zas. Ed.ucar a los . hijos! Lograrlos, como dicen 1


r6� No el "jefe" no era dist
�L...
. ·
un hermano. Tenía por' : :·1
· _,.·

v1eJos, que sean hombres de bien, no ignorantes, . mes sentia como un amigo, come,o alg
,

P o así como si siempre ·:


,

.
chves a todas las tentaciones Y sobre t6do, .1ner
para defenderse en la lucha p�r la superv'ivencia· pen-·· el "jefe" un afecto entrañabl o los mismos pensamien-�}
. , sentia
, 1a saliva amarga.· .. .hubieran estado juntos, pensad
sando as1 tos, luch ado por los mismos ideales.. I él creía. que .el-�
.
·

.
�i gún auxilio por parte del Estado, pese.a sus cin- . : � . )'9 e' 1e correspon
1 1 • f 11 d'10. . s ' �
Qué imp orta ba que el "jef e" fues e de fam ilia más�.. .
eo hiJOSr;n No era obrero ' no estaba ªfect 0 mn:guna ley
.
soé:ial. So' lo · atem'do a sus propios recursosª y a la fuer''- 1distinguidas? Eran como Juan Alb erto, pobres, paupé-
ían "las traposas" por la v�jez de su� ·;
·.

Za. de sus manos. · • :.'rrir_nas, . si les dec


·
• •

- 72 - - 73 -
h c-�l.\."! � :"t!f;�f! ·����mt�m
. ;. ,. •;,':';'.����� \(.,�
. . '"� !lh !� ·�
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.

.

· ' . . ,·

�es!idp s, luc;idPs en Q'!is s y ceremonias · p¡¡eblerinas ii<



acho saludó y salió rápido. ; .
;
fGY 1 ordenando . _El much Juan Alber- · . ..
·
:.. e� no le hacia nada la diferencia de clases, pues el uni ��
.

. ms�o proclamaba la igualdad social y Juan Albert .,(.u.ego, sin darle importancia, continuó con
·

.
, 0
·
, sabia comportarse. También él tenía su cultura fo:
·.....- fa; absurdo que te· enfrentes a la disciplina unio-
��ora le habían hecho llamar de la Secretaría de nista por defender a una muje r. . . Tú, un jefe de sec-
.
D1sc1plma ·para notificarle que el "jefe" �staba surna- tor, un viejo militante.
mente Me asombra lo que dices, camarada. No se tra-
. , d's1 gus tado con e' l. Motivo: su defensa, ante un
. a de uná mujer . . Se trata de una camarada . . ' .
·-

com1te de barrio, de un? muchacha unionista, a quien ·


,__ Pamplinas . . . ! qué camarada, ni qué niño muert
. se acusaba, s�gun- , el, .
, m¡usta
·
o! Es
mente, de haber cometí- · · en política y que
do un acto remd _ con la discipl ina del partido. . ada más que una mujercilla metida
.·n
� muje�
No , �e c;.}armo. '(a se aclararía. Estaba seguro de pretende dar normas al partido. ¡Me carg�n las
que el � efe le dona la razón. Pidió subir a verlo. � res!
" '
,, . l1 edia hora ?e espera y entró en el despacho del - No creo que la camarada Clara te haya ofendido,
Jefe . Este t�rdo en l_evantar la vista del alto de pa-' ni faltado a l<;t doctrina. ...
. P�} es q e tema se atreve a dar com;ejos . . . - . dijo ésto, su- · �·
' (

delant�. en su e�critorio. Primero diri­
.' '
� '·i- Pero ·

g10 la vista a un joven que estaba a su lado a la es , brayandolo con sorna. �. ·


. ' .¡
pectat1va: Me parece que le asiste el mismo derecho que a
_

1 \
·: -r-:-

- Dile a Pedro que cuando llegue Enrique, lo haga ;.' · cualquier afiliado.
pasar de inmediato. I tú, prepárame esas _cartas para i �- Sólo que lo que ella pretende es que yo hablE? con
los comandos de región, que deben salir esta misrria 1 ·el agente de los socialistas, y ya sabes en qué concep-
.

. ·to tengo yo a ese partido.


·���
noche. .;( f,; �;;.1
'_:...- I qué mal hay en . que converses con ese hombr
.
e?
J¡ua� Alberto · siguió esperando. El "jefe'' tenía
c�� que hace:. Es muy grande la responsabilidad de .
.' A lp mejor tiene él algo interesante que propon erte.
�mgir . un partido. Le. miraba con esa profunda s·impa-..... · ;---- No quiero ninguna clase de alianza con sectores


·izquierdistas. Me basta con el unionismo.
·

'! admITac
··

ha . .,
1on �ue 1e . inspiraba este hombre, tan
:. 1._;- Aceptando tu tesis, · escúchale y rébátele. Pero en ·
·

9.e 1cado a l? acc1.�:m p artida .ria. . Pero no se sentía· obli- .,.,


ga º, ? rendirle mngun homenaje. El muchacho esta- .:· ._) mi opinión, creo que un jefe político debe escuchar a
ba r�g1do, con los pies juntos, esperando que el "jefe" . -�otro dirigente de un partido que tiene muchos puntos
·

�.� : term1 ase. Era penoso verle en esa


·
r.·-:.. ·· estuv�iera ante un jefe militar. Esperó. actitud ' como s1· l�
' de contacto con el nuestro.
,

·
' ¡___ Error, craso ·error. Eso es lo que yo llamo entender
,.., . ue t� trae · aquí? - dHo el "jefe" las cosas al revés. No tenemos nada de común con so­
Q
I

sin mirar a Juan .r,cialeros, comunizantes, ni ningún otro credo extranjero.


·

�,.
:
' Alb erto.
:_;,..,.,,, .Somos autónomos y no obedecemos consignas impor­
l
·

·
·
ta . .
1� - · Ah ' s1:
re'o q�e tenemos que habla r. : . por . lo de Clari-

..,. - se· dirigió luego al muchacho, aún rí- .


. .
·tadas. El amigo de tu Clarita es un agente delo.
lismo internacional y, por lo mismo, un -enemig
socia­
· ·

. ·
g1do - ¿,que .
'

esperas? Sal y cumple con lo que te es-


� ¿Enemigo has dicho . . . ? Yo creía que nuestros e­
· emigos �staban en la vereda opuesta. Pero los que
- 74 -· - 75

...:.:. .. ..... \JI .


_...,. , "l.
. ..
. ... ....
. .� .,•
f+tljl •�
--:-:-· .
..�
. : , ..�
'['
.'", -•' .' .. ..�
....(-t; '·...
�y·'
. . -. .�'-·· � � � .. .

�� -s.
.

protesciri dodrinets .._d.a éforma social · como noso 'l;iombr es � ml,ljer�s, todos,, .el ��blo -.it-"'...qµe. ha- �pr:m�
.

-este partido. Usted será .el jefe, �'i:i . el , cual rec:oD:oc.en:;�s.


� ·

tros, no · .
_ _

pued�n· ser nuestros enemigos por más que


discrepe- .. : ,su capacidad de trabajo y_ su dir�ccion, p ero el parhsuso
·
mos.
- Veo que estás influenciado por esas · no podría existir sin la masa, sm todos nosotros,
doctrinas . . . · · ·· anónimos componentes. - El partido no es u;sted, �ama- .
-� . Tus muchas lech.�ras . . . ! Eres de los .
·
qu-a discuten. rada, y_ si . así fuera, yo no est�ría más ·an el partid<;> .
.,_

. S.u tono era. hiriente.


Naturalmente, "jefe", es mi derecho y mi debe ·¿ Eso quiere . decir que senas capaz de renunc1�?
r. Si . Acaso no sabes que en el partido �o hay_ renunc�a;
·-_ _

.. , no te . dijera" mis· · opiniones, estaría faltando 0.


a mi leal­ · 'n . ?
·

tad contigo,· con mi "jefe" y mi· hermano. smo expu 1s�o El 111· efe" se habia levantado vio-
, · lentamente de su asiento y casi :ozaba con 1as pa1 a-
· · · _ ·

Ah; sí, . pero estarías dispuesto a discutirme en


na asamblea, porqué lc;>s "doctrinarios" como ple­ ; bras a J1uan Alberto . . Este se aparto, con g�st<;> , de repul­
den las consecuencias de ciertas actitudes. Debe
tú, no mi­ . sa. Pensó: a ésto nos ha llevado la adulac1on, el en;
s sa­ diosamiento que se ha hecho a este hombre. Tomo
b�� . <;lll:� Y .<? pe �orja�o e�t� p�tido de la na?a
y que soy
·

responsable por su vigencia y su grandeza una rápida i;-esolución. .


. Por cbn�­ Me apart9, dijo, no puedo ? ceptar seme1an'.e _te-
.

si<;¡"L!ien�e ,. . 119 admito que se me discuta, ni se


·

�· - ' corte autoridad.


·me re- · sis. Si ·astaba equivocado, no sena honrado de m1 par:
_

te qÚe siguiera en error.


·

, . J�an Alberto le oía estupefacto� Su intra


nsigencia . .
<'

llég6 a dad� mieao. No lo hubiera creído ·· Ah, te pesará . . ! A dónde irás que no lleves la
.

jarriás.· Se ·
_

le, .E?.Ptaba ;rev·alandq uµ ..nuevo hombre, corrió marca del partido . . !


·si h�bies·e . . .
.

ed;iad.o aqajp \l:t:id cc;xr53ta. No se -�le ocurrió El "jefe" empezó a recorrer la habit<=: ci?� a gran- ..
nada. .
... -- Estoy désconcerkrdo, dijo, me · parece
· d·�s trancos. Estaba frenético, como un �1stenco . . �lzc;:r- . ,..
y
.

· que me he
equ.iyocado _ al juzgarle, jefe. Yo creí' que
en· · un· parti-· ba bajaba los brazos, gesticulc:indo airado. Parecia .
·f do ae :q:r:ganJ?:ación deinocrtrtica,
. �

. 11'.'sult >. , Ju n . Alberto .. .


, . ·

como · tantas veces 'he­ que le habían inferido u;i gran . .� ? .


� . mps . prq9lci�qd9, había · er c;Ierecho' de· autoc'rítica, para no quiso oir más, no pod1a y · se d1ng: o líacia lq p �er- ,-.

afiáiízar m.iestrqs · principios, nuestra dodrina


. . . O pinar ta que se abrió de inmediato, apareciendo casualme�- . .
Se cruzaron. s':1s mi- ·
# no es un delito. . te el secretario y valet del "jefe".
. radas y leyó claro el odio del subalterno que �m �u- : .
· ::
.

:- -: : .f\�to9rí!ka,,· . deinocra .
. da,_ . 5ioctrina . .. . pa_iáb�g�; pa-. .
.

. lap:r:o� y . .P< :
:rlab
. ras. - remarcó. D3masiado sabe Ud.· da había escuchado toda la dis�usión. E� . su, ;� n,�enor
lf- · qli é . 1a cabe .
.

rumiaba sus palabras y las palaoras del 1efe . atre­


.

·
za soy yo y qÚe ··n��q:· �e hace ·eri el parti­
. do si .YQ PQ lo orgqnizq, lo plánéo y 10 ordeno. verse . . . discutir . . . el partido soy yo . . . ,' Y l�ego ,el
· ---;� E.�J9,n��:s , - _ "je�é'' , el
'

p0tjiclq es usted? - preguntó cerrarse de la puerta con absurda violenc::1a.


· _un po:CCi . efn bromp, Juan Albérto. Bajó las escaleras y . siguió por el �ati? hacia }�; sa-:
-i . �·=-- J;ti m6� ni rtj.enos. E�o deb1er:ías
.

saber!"� ya " y no . lida del local central del pcn:tido. ¿Sena est� la ultm�a "
� asómbrcirté ' - . su voz era . désafici:nte
·

-�_vez · que lo pisaba . . . ? La última vazl I com� h�b1a :


. .. Jum( )\lJ?e�íü· debió''.. enroiéce
.

� amado este lugar poblado de voces .fraternas, de ,�a- .,


r. :M:i<lió er etecto de
"' ' sus P�fW?.�a�, :-:
: ; �-:J.l��.or�X:sf?y1J y?
·

·
· '·'· meradas, de · viejos luchadores! Aquí s� . enterr.�9a. . _.s u
qu�� l� cJice·, · ��:mi.p.r
J

.
·

·.• esperanza'. Ahora a luchar solo, a brazo partido por


�l�
�ido · no es usted, sino la masa, los dirigag<;:r1, 9u� er. p�r:. ·
entes· de grupo,
- 77
- 76 - '
\
\

....
.� . · ·-�-.Y

. �.
-
..
·
, , .,. • . . • .., ....
. � . . - --··· ·v
, ....,....
�. - � ... S''',:!'!
� ..M1
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llWl ·"'.., :-� . . .
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,l'!l'9����� � -� "f."!''\±"W·
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�r,1 • '""��'.
·

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(
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,...,� � �"·....
;�
·

._ Pero a aron dí ' semanas y n?ion,


"-
el pan y lo vida para lo� suyos. No vió a los , llegó nad
ie. Lu'e- · ·

faltas gra-

por
das que conversaban en · g�pos, n o vió a nadie. No . . 0 vino un rápido proceso de expuls
. había sino él, en un comienzo de · soledad infinita. To- � es a la disciplina . . . · Y una .noche · · ·

camaradas de
. . sió. Le ardía la garganta y el dolor del pulmón se hi-t-llH....,.., A ese barrio no llegaban nunca los , . La sórdida ..
:·· .��...zo más agresivo. No, había que vencer, había que su- 1 �utomóviL sólo los de, óm ni �
� s o tran via
1,,,., perarse. . El pc:rrtido era él, el "jefe" claro que sí, ¿no miseria aleja a los ma s her oicos. . .,
Juan Alberto smtio el ro-
•• •

.. ven ustedes cómo he tenido que dejarlo, salirme, ren-


·

Sin embargo, esa r:ioc he


dirme, solo, sin nadie que me diga: voy contigo . . . ? dar d e un auto qu e se paraba en la e squ in a de su ca-
Tenía razón, no hay tal democracia, ni tal auto�rítica , "-sa. Sobresaltóse . urgenles, como
. . . pamplinas! ¿I la pobre Clorita, con sus ímpetus Tocaron a la puerta. Eran golpes
·

� mandó al ma yo de
de mujer joven, tendría también que someterse o sa- los de los cobradores. No salió él, El muchacho sal:io, Y
lirse como él ·a sufrir sola su impotencia? Pero, y las � ·sus hijo s, su Héctor, de 1 5 año s.
consecuencias de su actitud? ¿No sería desrnoraliaa- . volvió con el recado. .
dor para la masa? ¿Cómo explicarla . . . ? Hubiera que- , pap á, son uno s cam ara das . · · qui eren
Te buscan
rido regresar: Volverse. . Dicen que
. hablar contigo en la esquina . . ? Que entren . · · Siem
salg a �· · ·
_

-
No hay más unionismo. Eso se acabó. A pensar S-e asombró. ¿Por qué afuera
en otra cosa. pre han entrado.
El cielo estaba alto de estrellas. La ·noche f�ía pe- No; dicen que no van a entrar. Son
tres. Te espe-
netraba, en los ojos, en los poros. Juan Alberto sentía
_
.,
ran.
una extraña satisfacción de ese frio, que le calrna·ba el - Quienes son · ?
. creo que uno d e e-
·

· - No les he visto bien la cara . .


· ·

calor de la cara y las manos. Caminó por las calles


·

ahitas de sombra. Caminó como si despertara de un ' llos, -es el "za mb o". ieran -y la
·

sueño, largamente .soñado. Sintió corno si las piernas no le obedec tuvo hem-
.

No
Vivía en una calle solitaria, en un barrio pobre, sangre le bajó de la nuca hasta los pies. cobarde.
lleno de humedad. Cuando llegó, su mujer le espera- ·.': · po de pensar. Salió. No digan que soy un
dó ad�ntro , alerta. De repente un gnto
_
ba como siempre, levantada. Tiritaba.
- Alcánzame mi bebida caliente . . . voy a acostar- · '�
;· ' Su hijo que
pesado er1 el
. , . sordo y un golpe seco al caer un cuerpo Y quier� gnta : r
me. suelo. El muchacho sale despavorid rueda sm
·

o
cono-
- Debes sentirte muy enfermo. - dijo ella por todo J y sólo siente un mazazo en la cabeza y
s su pad re
rezongar. cimiento. Le han partido .el cráneo, mientra
r agoniza con una puñalada eri el pecho.
·
Esa noche tosió mucho y mezcló su tos con su ra-
bia. Todo se había desmoronado en unos cuantos mi-
m1tos ¿Estaría él equivocado? Así termina sus días un disidente unionista
. Ju<l:n. ' .�
·

Días después, algu�en le dijo: hay que darle tiern- ha sido castigado .
po al tiempo. Ya les pasará y vendrán a buscarte. . Te
i;ecesita1:1 . Ez:. la seccional todo el n;undo pregunta p�r
h, que s1 estas enfermo, que por que te has alejado . . .
Bueno. ·
- 79
.
_

- 78 -·
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.,. '. . "' 8,,�'
r:,_� -.�.,.--�·{:
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.;
. .. •.
...

s, y se d1s&.-.::-
(.• �
'.
.,· ... · . .

dre ·murió, y él fué rey, y gobernó su paí uía tirando ·


.
·

fué feliz. Pero el príncipe impaci ente seg ·

del hilo para saber má s y má s, y se produjeron guerras


y hambrunas, y tuvo que pasar grande
s calamidades.
1 seguía halando del hilo del
carrete y murió lGI reina,
y sufrió grandes dol
ores, y de reper:ite vió que el hilo óes­a
taba llegando a su fin. rog Entonces, desesperado, llam
su hada madrina y
ie ó que volviese a enrollar el
hilo en el carrete, allí en don de estaba cuando él le p).­
(:iiÓ acelerar el tiempo para alca
nzar de una vez toda
la felicidad
.
Oh, si fuera posible, si nada hubreiese sucedido . . . !
madre, incapaz
P.� se pudiera volv·ar a empezar. PobI el padre, en una
La- noticia.
de comprender el dolor del
hijo . . .
lenta agonía, aislado del mundde o, su padre al que no ha
La noche es la mejor amiga dal preso. Cae como vuelto a ver desde que se fué ía suC viaje, cuando él' estaba
'3dido.
una manta ne9ra sobre sus laceradas heridas. libre aún . . . cuando nada hab a. Aun que no se lo di-
Toda su · casa es una ruin
La I?-Oche; no es solo para dormir, para reposar las
'cen, lo adiviÍla, lo sospecha,
lo entrevee en las medias
. . fa�1gas
. del dia. Es sobre todo, para rumiar los pensa- palabras de su madre o de su sus hermanas. ¿Por qué
m1€1ntos, los deseos, las angustias de las 1 2 horas de tuvo que compromet-ar a toda pagfam ilia . . ? ¿I por qué .

·1 uz, b aJo · 1a mira· da· d-e los guardias y las \roces de or- las culpas que no
,. los inocentes han tenido que ar
den de los carceleros han com etido ?.
. ·· �a no.che es la s�ledad, es estarse cil fin con uno ¡Pen itenciaría de Lima! los añon?. . resb
. . .
alan como
·.,. mi. mo,, , leJos
� de los forzosos compañeros, que se le piedras sobre el túmulo de mi cor azó . ¿Cuántos . . . ?
qu_1eren meter a �no hasta en el alma, y que le cuentan Ya no hay calendario para mí, que vine con los' cabe­
. ?- :ino una Y ryiil veces su "causa", sus secretos más
-/ uta corona gris, so-
.

. mhmos, 9us mas repugnantes necesidades llos negros y hoy sólo tengo una hirs
bre mi frente ·de penado.
. e: Ten�ido sobre el camastro de la ceÍda, Charles Los qlie me indui·aron a matar me pel han olvidado. Ya
):: ...tool d�Ja corre� sus pensamientos.
.

no cuento para ellos. Ah, sí, soy un igro, el peligro


I s1 todo fuera_ un sueño, un mal sueño, una pesa­

.

té, quien armó mi mano.


/

, ....,., ..da qué pueda decir por qué ma


.,.....
sión han fracasado
. ·
.

1lla . . . ? <?uantas veces ha pensado lo mismo . . . 1 Cuan- Por eso todas mis tentativas de evamá
t. o :ef.d mr:�' bueno, nmo
. . _ exactamente no, sino un mu­
y por último, me han rem
achaqo s, haciéndome a­
_.
c�acho de unos 1 2 años, leyó un cuento, no recuerda rdia. Yo que corría·
· .

parecer como asesino de un guade


"" ·

. co�o se llam�ba. Pero era así: un príncipe joven im­ por delante, le disparé un balazo· carabina a la es-
yi
paciente, deseo alcanzar de una vez la felicidad. s� ha­ palda . . . !
;�ª adrm . � le presentó un carret fl ·3n el cual estaba en­
Paro no ·importa, si llegara a salir, si llegara a
sa-
yue to el hilo de . su vida. El príncipe tiró del hilo Y su ijr . . .
,., '
- -- -- ·
- so - 81 -
Ahora sólo me queda . el recuerdo. so; un barco' Ha muerto? - pregunto al fin.
."
"!'.. · de velas anclado en la soledad rocosa de un mar · de s­ Sí . . . aye r . . . ¿Sabía Ud . algo . .
?
.

�;�· · conocido. Baten a mis costados las olas de la deses­


. No, señor Director.
peración y a veces, ;no tengo ni el alivio del sueño. Es todo . . .
Yo fuí un hombre. Tuve ilusiones. Tuve fé. Creí ; Es todo?
a.
en el amor, en la justicia. Hoy no ere.o en nada. Náu­ Lo siento, Stool . . . cosas de la vid . Sa � .
go. No
ctor . - Me cua dro
frago de mi mismo, no he conocido ni el amor . . I to- Gracias, señor Dire Per o
gritar, maldecir.
lloro. Qué . . . ? Quisiera correr, . . ?.
. ·

davía vivo.
no hago nada . I yo . . . ? Por que no muero yo . s su-
,

endo broma
El "primero" tiene la cara llena de verdugones. En la cuadra está el "primero" dici . e::: ·
Dice que le picó la uta en la sierra. Ahora se venga s a los pre sos . Me mir a con su sonnsa t orc1' d a. ..,•ien-
da
la garganata h�sta cor­
en los presos su fealdad. Siente un extraño placer ha­ to que le hundo los dedos en
o nada- Ca�mno, voy ,
ciéndonos daño. Nada mejor para él que traernos las tarle la respiración. Pero no hag , cia del C1;1-
la pes tilen
a los retretes. Allí me hundo en
·

, malas noticias. Que avisaron de su casa que su hijo


hasta mez clar mis
tuvo un ataque de meningitis. Que . a su padre lo atro­ chitril y me encierro. Luego vomito
ido amargo que .
pelló un can:iión. I así, con la fila de dientes blancos lágrimas con los últimos restos de líqu ie lo sab e, oh,
nad
como choclos, da las noticias, igual que si le fuera a me salen de - la boca. I sollozo. Pero
\. dacir a uno: alístese?, está libre. Dios , nadie lo sabrá . . ! .

'::f·
-

# Hoy ha clavado sus ojillos minúsculos en mí. ¡ no
•.-
.

, . se por que, me ha recorrido un escalofrío. Se llega a


"\ l / /

> �poner uno tan suceptible en la · prisión.


. .

Oye tú, 6 1 3, a ver, cuádrate . . .


·-

Todo . mi ser tiembla. Siento que me sube la sa�gre.


· ·

No es odio . . . ya n0 lo odio . . . es . . . temor . . .


El Director dice que te presentes. - I guiñándome
·, , el ojo - te tiene un notición . . . pero quiere dártelo él
�ismo.

·� pi�rnas.
\.- Camino a · la Dirección. Camino, me flaquean las
.

No,. nada buei;.o ha de ser, es imposible. I de


. -.:.. repente, y s1 fuera la libertad . . . ? Casi corro hasta lle- ,
].: gar a· la puerta._ El cabo me anuncia; Entro.
Stool - dice lento el señor Director -
·
-

Me cuadro. Su cara es seria.


· Tengo �na mala noticia para Ud. - Sigo mudo.
Un nudo me estrangula. - Su padre . . .
83 -
- 82 -·

,,
Lá · máno de Enrique le tiene tomado el brazo y se
· _
lo prieta rev�ladorarnente. Su cuerpo se junta al de
a
Mcir�a · ºdé lci Luz. Esta se sorprende.
_:_ Que . . . que te suce º d·e . . . ?.
I I

-· M anlu' . . : yo . . . bueno, por que no tu y yo . . . ? -


' I I I

concluye cínico.
Estúpido! Y yo que te había creído otra clasé horn­
. bre . . .
_

Bruscam2nte se da la vuelta y se aleja en direc­


ción contraria .
· El asedio .. No, no es que se sienta ofendida corno una nma
�.ura. Se siente herida en lo más profundo de su dig­
nidad. 1 Enrique no es el único. Ya otros de sus viejos
Marilú, te acompaño . . . ? Vas demasiado sola
y compañeros le han hecho proposiciones semejantes,
ya es un poco tarde. aunque todos tengan mujer y éstas sean amigas de
Bueno, ya está, Enrique. Vam os, pues. María de la Luz. Qué asco! Pensar que ella los había
Enrique es un viejo luchador, de los más antig situado por encima de cualquier sospecha. Pero nin-
cqmo hermano de todos. A María de la Luz uos ·
la cono� guno de ellos le ha dicho: te amo! En ninguno ha vis­
ce desde la Universidad. Han sido siempre buen
·

os ca­ to sinceridad. Sus proposiciones son las del que quie­


maradas. A�ora él está casado. Ella . . .
bueno, tres re · saciar uri apetito de momento. Una vez Manuel la
f;�casos sentimentales, y una especie de repu miró de arriba abajo, la midió entera. Luego se le acer­
gnancia ··
Íls1ca por el amor. có y en un descuido de los demás - más lejos estaba
- �arilú, por qué estás tan sola . . . ? No
crees que su mujer - le lanzó el insulto: "estás a punto . . . ¿Por
necesitas un poco de . . . bueno, de afecto, de qué te niegas . . . "? Hubiera querido abofetearlo, pe­
cariño . . . ?
- Yo? , no. No me hace falta. Esto y bien ro sentía horror al escándalo y menos en el partido.
así. - Rie
(No es cierto. María de la Luz pasa larg ·

Se limitó a contestarle: "Si sigues, se lo digo a tu mu­


as horas d�
l? noc�·a desvelada y muchas veces no es jer . . . "Luego se al-a ió con las lágrimas reventándole
por el par-
ü?·o, m por sus propios _ problem as económic
en los ojos. 1 éste, al que nunca hubiera imaginado ca­
·

os. Un va-·
c10 desolador, una soledad que nada llen paz! Tan tímido, tan sin personalidad, atreverse . . .
a, la hacen ·
moverse desapaciblemente en la cama.
·

Sí, tres fraca . ¿Es que ella debía ser l a presa fácil de estos tipos, te­
sos senti�entales . . I qué importa . . . ? Es jove n, ¿por-' nidos por modelo de corrección, de moralidad, de dis­
que, sentirse conclmda ;
'ói
. . . ? Ya se recu'parará . . . ) . ciplina . . . ? Una ºrabia sorda le mordía el pecho. Qui­
Tú eres una mujer lióre . . . eres revolucionari siera . poder escupirlos. I no es por escrúpulos purita­
no creo que tengas p:rajuicios,. . . a . . . :
nos. No, María de la Luz no tiene prejuicios, cree en
No, pero no creo que haga falta . ·¡ci libertad en el amor. Pero así no. Ella cree en el amor.
/

Si tú quisieras . . . Por eso María de la Luz tiene fama de hosca, de


de orgullosa. I esa fama se extiende hasta
-. -� 84_ -
- 95: _
Mujeres.

En el partido hay muchos tipos de muieres. Las


mujeres humildes, esposas de obreros, obreras ellas
mismas, trabajadoras de fábricas o talleres, o el nume­
roso gremio de las empleadas domésticas, con labores

.
· superiores a las 1 0 horas de trabajo. Vienen luego las
* * *
� muj erés de la clase me�iia , emp l eadas de comercio, o
. funcionarias en las reparticiones de Gobierno, maes­

-
'tras, estudiantes, profesionales pobres. Estas son las , .
·
. �
auténticas "unionistqs", que se han inscrito en el par- ·· '

· udo con la esperanza de ser reinvindicadas por él ·en


·sus aspiraciones económicas. Muchas también, por sus
pspiraciones políticas.
Pero hay otro tipo de mujeres, extra partido y que,
' sin embargo, ocupan lugar preponderante en él: son
.1 las esposa?, parientas o amigas de los líderes. A és- .
· tas, el grueso 'de afiliadas, las miran como a "damas"
·

:vale decir, la aristocracia del partido. ·


A las mujeres unionistas María de la Luz sabe el
'trato que hay que darles: sencillo, sin complicáciones,

'.
· dentro de las normas democráticas. . Sabe lo que nece- ·

sitan y ella, en su calidad de líder, procura que en el


1partido reciban la instrucción necesaria a fin de que
se capaciten para la lucha por la conquista de sus de­
rechos.

86 - - 87

- -...-
. \
. .• •.. ·-'-
-,:\.'.,-" r• ?�71.,._ -. P
-..I ..... ,.,.. �·!:(" -,, ._,.� � «lf;li!� "'!".'I
�• . . ....t�.�
... r..!� 1 ·;:. �· ""' ..,..�"""'""" �"'....� .. �
¡ •• .!t �:.·:. �

s óftfJ_
. . ,

.
a hubieran lib;ctdo• de · una · amarga e indese�da
• ' •

..
.

Cbn lds "damas unionistas'' se siente un poco ··in h


. .

cómoda. Requieren otra clase de trato, más frívolo, más ,. ría. En el fondo de su corazón guarda un profundo rem­
an
·

de acuerdo con su posición. Con todas se tutea en pl ·. cor contra todas las mujeres que la aventajan en ju­
·amistoso, pero no las siente en realidad amigas. - ventud y que están en condiciones de vivir su vida.
A las "damas unionistas" les preocupo más a lo A la mística es fácil descubrir1e en el rictus de ld ··
.
hora que terminarán sus maridos sus conferencias po­
.

boca y en el gesto desprev-cnido, una infernal pincela-


líticas, que lo que pueda estarse discutiendo en ellas.:

da de odio que le sube a la cara como una oleada de .


Cuando. las " damas" llegan a los locales del par. sangre. Cuando se ve descubierta, se pone de nuev9 �·
tido, el puéblo les abre paso. Es que vienen portando la máscara de la sonrisa humilde· y de la voz monjerll. ' .
sus elegantes· vestidos y sus costosas j oyas.
.

La profesional es el tipo de mujer arribista, inteli- .... ,


A María de la Luz le parece un poco ofensivo lle­ g·a nte, poco preparada, pero· capacitada en asuntos de

var semejante indumentaria y exhibirla ante el pueblo organizaciones gremiales. Ha llegado al partido ansjo­
mal vestido. Prefiere usar sus vestidos más sencillo s y sa de figuración, y se ha encontrado con que para al­
si ha de tocarse con un sombrero, siempre lo hará con canzar un puesto directivo, hay que pasar por la es­
una boina. cuela de capacitación que dirije María da la Luz. Esto
Entre las damas unionistas destacan por su especicil la cohibe, pues ella se siente con condiciones suficien­
peculiaridad, el grupo de las más allegadas a los lí­ tes para actuar de líder.
deres. la e'sposo del médico del "jefe", semi culta., in­ Una media docena de "damas unionistas" forman
trigante, con femeninos arrestos de líder. Le gustaría el grupo básico de la aristocracia del partido. Estudic;:rp­
llegar a ser "alguien", pero no le agrada la compañía tes, profesionales, maestras; de mayor rango social l�s
de la plebe. No está dispu-csta a tener que juntarse con hacen co:ro y las estimulan en su actitud un tanto rivdl
su criada y que ésta le llame "camarada" . - ... de las Únionistas del montón.
A la esposa del médico se i� deben señalados fa. Estas u'nionistas - no inscritas, m'uchas de ellds
vores durante· la persecución. El "jefe" ha sido su hués­ - son las que organizan las kermeses, fiestas de cari­
ped obligado. Ella ahora piensa que debe ser justa- dad, repartos de juguetes, etc etc. que se realizan en el
mente recompensada.
·

partido, imitando a la gran burguesía y tratando de


Otra de las damas unionistas es la . mística. Ya captarse a la masa. Ellas piensan que esta es la ta..:
madura, sus ojos viven ·pendiente s de los menores de- rea más importante de la mujer unionista.
seos del "jefe". Emparentada con un líder destacado. .
·

su situación es altamente importante en el partido, pe­ Otro grupo sirve de contrapeso a estas. Las que, ·

·

ro no le s·aría fácil ar:riesgarse a · contemporizar con las


seguras del alto cargo que ocupa María de la Luz, creen
·. · que su mayor ·provecho lo obtendrán sirviéndola y adu-: ,
mujeres unionistas. Carece del tacto necesario para ·
identificarse con ellas. lándola. Procuran rodearla lo más cerca posible, · ·acli­
vinarle el pensamiento y estar alertas a sus deseos. Son -,
La mística habla muy suavemente de to<;ios los te­ humildes y están listas a cumplir toda clase de órdenes,
' mas, pues :Qa incursi.onado en menesteres p�líti.cos du­ siempre que emanan de la directiva femenina, bajo el
rante su j uventud. Pero · siente que los años le caen en., control directo de · Marilú. Figuran aquí elementos de
cima y q�E? 119 h<J logrado despertar los sentimiento qué la clase media, en especial, estudiantes, dirigentes o-

-· 88 - -· ·
89 -
·
- ""
"'.
' •-
"" ·.,·
.. . ,.
• ,
·' �'·;: ·1...�.. ..�d·. ,, ' '·l�· ....�y. ... ' :: \ .... ,,,,j . ,\

'._Pequeñale gusta
. breras, mujeres de . los líderes menores o sub-líderes�
� . .. intriga con el "jefe ". I han sali�o gm:ando. Al
Estas mujeres están en. puestos de confianza dentro dé'
las organizaciones femeninas, representan a Marilú an- �· ''jefe" n los chismes. I ella se siente impotente
e te­
tes los comités de barrio y le sirven de secretarias . en para repeler los golpes bajos. No sabe luchar �
rse. Pero siente
las diversas secciones de que consta la organización de rrenó a desnivel. Prefiere no d � fende
capacitación femenina. Son útiles . trabajadoras, acti- ·­ . una especie de malestar, como si se fuera desm orona n­
tado.
vas, pero llenas de tremendas ambiciones personales y do un castillo de naipes ardoro �amente levan
d8 pequeños celos entre ellas mismas. La indiscutible .' ·
. I es que en realid ad, Mari u n�? conoc e a las m�­
si empre muy superh�
autoridad de' que goza Marilú impide que surjan dis- . . jeres . Su trato con ellas ha sido
. . �om­
·.

crepancias más ostensibles entre este grupo de muie­ temdo amigo s. Con los
.cial. Por lo general, ha
eptos
res unionistas. bres· se ha sentido mucho más cómoda, ya que
o lucha-
'Ütra cosa es la masa femenina del partido. Disci­ han sido camaradas en su vida de estudiante
plinadas, en su mayoría incultas, siguen l a marcha de . · dora social.

la organización sin discuciones. Su participación, en­


, Alguna vez en una fiesta de camara�ería - , se ce-
teramente pasiva, es de esponja o boc:a hambrienta, ;i dos
lebraba su cumpleaños - en la que solo hab1c .
que recibe sin tasa ni medida el alimento espiritual de st s,
muieres y una. docena de hombres - poetas, art� ?
las palabras de fé vertidas por los líderes. Son ' las que los concu rrente s, m � di� o
escritores maestros - uno de
aumentan el número en las grandes manifestaciones n n brmdi s.
. y poeta, propuso que todos pronunciara �,
unionistas, las que acompañan a los muertos y les lle­ n. Cu n­
van ofrendas florales, las que cantan y las que aplau­ .Era una noche alegre de hermo� a record�c1.� c;
do le tocó su tumo al oferen te, este pronu ncio, con en­
den� Las que visitan a los presos o caen presas ellas
;fasis especial, estas palabr as: "M c; ría de la Luz, q.';1e
mismas, y sufren vejaciones como no podrán sufrir ja­ ' . ' Que extran _ a . mpresion
te maldigan las muieres . . ! �
má$ las "damas", para quienes no se ha hecho la pri­
'

produ je�on a ella, mien tr s el r�sto de amigo s cele­


le ? .
" braba la ocurrencia y contmuaban brmdando.
sión, excepto las demasiado . destacadas, como María .
de la Luz. También están en este grupo amorfo las he- '
roínas silenciosas, anónimas, que mueren 'de hambre, Es verdad, no la quieren las mujer�s. ¿ s que su �
de miséria, perseguidas, y. sin rendirse. Para ellas no .
·

. es
carácter despierta . resis.tencias? Es que en realidad
ella tan distinta a las demá
habrá cenotafios en el partido. No son sino mujeres. s muier es que 11:º puede en­
contrar espíritus �afines entre las de su sexo . . . ? HaX
Las mujeres son los muros de contención en las s1
:una especie de celo en el grupo que la rodea, como
grandes ' avalanchas persecutorias. Las que �nvueltas
'. ella estuvierq usurpando un lugar que no le pertenece.
en sus ropas, llevan y traen armas, misivas, órdenes
peligrosas. Las que no piden nada ahora, sino maña­
., Lo cierto es que M�ría de la Luz no e � igual a nin·
na, mañana, cuando amanezca un nuevo sol que alum­
·guna de las unionistas, sin que ella se .s1;nta por.. en­
bre el camino de todos.
.cima ni por debajo de las misma s. Qmzq demasiado
el
. �'ili liil\IJi•.introvertida, ignora la forma de la frivolidad que es
Ahora María de la Luz está ·un poco descon­ a las muieres. Por lo menos ,
· , dima que mejor les viene
certada. Las "damas .unionistas'' le han armado una·
·· a la mayoríct.

90 . - - -9 1

..
· La in!_riguiHa que le han armado ha leva
. ntado u­
na pequena tempestatj en el s eno unionista
. . . . Su orgu- ".
llo y si.i sorpresa le · imp iden hacer aclaracione.s. Se
� a�shene, apenada y asquead
a.. Son las piedras del :ca­
.

-. mm o, en las que tendrá que golpearse los pies


.

613

Ahora es la tarde. Nos van a encerrar. Cada uno


en su respectiva celda como todos los días. Nos alinean
para contarnos. Nos Haman por nuestro número. Ca­
da uno de nosotros somos un número. Yo soy el 6 1 3.
6 1 3. Aquí no nos dicen nuestro nombre. Somos sim­
plemente un número. Yo soy el 6 1 3. be tanto oír mi
número. he llegado a olvidarme de mi nombre. ¡Si has­
ta por momentos me suena raro! Cuando llegué esta­
ba desocupado el 6 1 3. Su anterior propietario había
muerto, un alemán condenado a 20 años. Entonces me
lo dieron a mí, m e lo pusieron 'sobre el pecho.- Como
a un obi·ato . Una cosa más en esta feria de dolores, de ,
' . maldiciones y rencores. ¡El 6 1 3 1
·

Ahora ya empieza el silencio. Nadie puede hablar,


· pues es severamente reprendido por los guardjas. Sólo
se. oyen las voces de orden . Nos cuentan, nos regis­
tran. nos alinean. I luego, un. dos, un dos, un dos, des­
filamos a nuestras celdas. Diez números más allá · que-
,i da el poeta Santiago Spurio; es el 626. ¡Pobre poetff,
· qcusado de un atentado que no cometió! Se la pasa
'·contando las nubes que cruzan· nuestro desvaído cielo
y los escasos goriiones que a veces, vienen a formar
,.

':t: �us nidos en los arbolitos del penal. Tiene unos ojos .
·-
---. 93 -
9Z.- -

. .
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tes, d r ,- s
da su actitud és ul).a ·queja. Pienso que siempre tiene· .m�jor este . camino . . . Esa bocina es nueva. Qué . bien ·

�miedo. Cucmqo le dken su número, tiembla, se le \l'e sue,na! Debe ser un carrito pequeño, joven. Debe per­ ...
en los ojos. rrenecer a 'Olgún muchacho alegre. O tal vez a una mu- ·

Ya entramos en la celda. Nos encierran. Doble · . Ch acha de· mirada atractiva, de manos nerviosas, de
llave a la reja de hierro. �a celda tiene dos metros de 1 P!=llo rebelde sobre la pequeña frente . . . una mu­
largo por uno y medio de ancho. Al lado izquierdo lct . ·chacha . . . · Esa otra bocina es ronca, de auto viejo, de­
tarima arrimada a la pared, al otro lado, un banco. �be ser de algún señor de edad, de chofer uniformado.
Al r·incón, una lata. No hay nada qué hacer. Arriba , . �
' ( está apurado por p'asar, quiere que l.e dejen el paso
en el techo, un foquito de luz, tan miserable que arden libre . . . Qué apuro, señor, todos tenemos que pasar . . .
los ojos cuando uno quiere leer algún trozo de diario · ' Ahora varias bocinas a la vez . . . se ha embotellado
�l tráfico . . . No hay un policía . . . ? No hay un polic ía! :
·

arrugado que nos trajeron de nuestra casa con alguna · ·

golosina. Me tiro al camastro y pienso. El tiempo co­ · . . . im¡:::osib1e! Esos están siempre en todas partes . . .
rrl? sin prisa, minuto a minuto, como un hilo de agua ' p
ero se aturden, sí señor, se aturden con el ruido y las
delgado que saliera de una oculta canilla. Cae des­ ,, voces de protesta. Porque sin duda están protestando
pacio, sin ruido, lentamente. � 1• • • qué gracioso . . . ! ja, ja, ja! 1 ! ! . . . . Son tontos esos

La precaria luz del atardecer . va haciéndos� más . po l'ic1as



I de trans1' to . . . . .1
I

tenue, y la noche invade los rincones que apenas alum­ .,. Ahora suenan los pasos de la ronda . . .
bra la lamparilla de luz. Oye, tú, 6 1 3 . . . Estás dormido . : . ? Qué te pasa . . . ?
Poco a poco el chirriar de las llaves se hace más ríes solo . . .
lejano. · Los oídos s� aguzan y empiezo a percibir. En Súbitamente han cesado los ruidos en la celda,
el ancho silencio, , sólo el pitear de los guarc;lianes. Sin (
Ahora el silencio recupera su imperio. S e pierden en
· embargo, afuera hay ruidos, traqueteo, idas... y venidas · · el corredor los pa§os de lá ronda. Me doy vuelta en
: el camastro y alejo el pensamiento. .Ya no hay más
.
La prisión · está en plena ciudad, pero sus muros son de
piedra. Escucho. Deben ser ruidos de autos que cru- : . ruidos de la calle. Ya no hay más bodnas. Sólo cae en .
_.zan, bocinas que resuenan. Los ruidos se tamizan y . ' la noche el piteo del guardia cada minuto.
llegan muy lejdnos . Pero los oigo. Oigo las bocinas, Estoy solo en mi celda y soy nada más que un
sobre todo, con su ulular agudo, urgente. Quienes irán 6 1 3.
dentro de esos automóviles? Gentes · libres, tal vez a-
legres, tal vez a una fiesta. Las ·calles tendrán movi� · '

miento, idas y venidas, conversaciones, gritos disputas. , ;· ·


Afuera hay vida, hay libertad. Afuera!
·

Todo mi · cuerpo escucha. Me pongo a contar las


bocinas, a reconocerlas. Esa es la misma dé hace un ,
· momento . . . Esa es nueva. No, .e sa es la que sonó pri- / ·

mero. Recuerdo que la oí' anoche también. Por tjué ..


pasará siempre por aquí ese auto? Tendrán a alguien
preso? Será .una señpl . . . ? O será porque les queda

- 94 -
95
·.
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�. ' .
.
t •

. Es el que más lee y el que menos habla. Siempre


,·. ..

tá como ausente. Muchas veces, cuando estamos en


· 'cuadra, se 1 sienta a contemplar a los gorriones en
� afán de fabricar nidos en los esmirriados árboles
ifel patio.
Una vez le ví los ojos cuajados de lágrimas porque
el caporal le había destrozado los nidos con sus crías
y todo, y nada más que porque a él l·e gustaba mirar­
J
}as: Pero a pesar de sus lágrimas, sonreía.
Spurio no intima con ninguno de los reclusos, ni
,aún con sus dos "causas". Le parece que ambos hari
Un poeta. sido el instrumento ciego de la cruel jugada que le ar
rnó el destino. Pero no ' es enemigo de niadie. A todos
sonríe.
El poeta Santiago Spurio es un ser raro. Alguien En realidad es un unionista muy sui géneris. Car-a­
le ha dicho: tu mujer te engaña, y él ha sonreído. Son­ ce de entusiasmo político, carece de fé, no es capaz
� ríe siempre. Su sonrisa es como su refugio. Nadie sabe de odiar al enemigo.
· �i quapdo sonríe es porque está alegre, o porque está ¿Para qué sirven los poetas en el partido? ¿Son pu­
'
·

triste. Es un9 sonrisa estereotipada sobre la cara de ras figuras decorativas?


• angulosos trazos, una sonrisa que si no fuera por el Sirvan para cantar a· sus héroes y a sus mártires,
· ."gesto mil veces· repetido, uno creería que su para exaltar sus glorias : . . son los poetas del pueblo.
cara es
· ·así; siempre , a pesar de él mismo. · Pero la prisión no es su sitio. Aquí sobran. Uno
,,-. .
El poeta no cree lo que le cuentan. O si cree, lo se siente como más culpable frente a ellos, frente a su
oculta muy bien. El sólo piensa en el día en que . sal­ 1no cei:icia, a. su ingenuidad, a su pureza . . .
·
..
·. d_rá. Al principio creyó que s·erían unos meses, luego Los años pason y el poeta sigue sonriendo. Su
.
un afio. Su caso es grave, cómplice de un atentado sonrisa se ha hecho casi una mueca trágica. Cuando
� 1dinamitero, en el que lo incluyeron por casualidad. Las vienen a verlo su mujer y su hija, tiembla. Los ojos se
diarias promesas golpistas del partido le mantienen en le humedecen y no sabe qué hacer con las manos. Qui­
... p·ermanente espectativa. En realidad, todos �uentan los W. por el gesto huidizo de -ella, sospeche que hay algo
días de la prisión con los dedos de la mano, sólo que de' v�dad en el chisme aquel . . . pero él siempre son­
llega un momento que les faltan manos . . . Pero la fuer­ ríe. Sonríe. Cuando salga . . . ¡qué larga venganza le
. za del partido es mantener la esperanza. ornará a la vida . . . !
�l poeta no tiene familiares cercanos aquí. Sólo Han pasado 1 O años.
su mujer y su hija. . Ha venido de una lejana región de
la si erra, con el oro y el verde de su sol y sus prado
. do en sus ojos. s
refleJa Sigue añorando sus cerros, sus
� l c;m�s hieráticas, sus . casitas de teja roja. Sigue
sin­
hendose forastero, aún en la prisión.

· '- 9 7 -
96 ·-
sin saber por qu,é, con la sonrisa ac;iyecta de su
. u.fümaria inconsciencia. . Porque la masa es absoluta-
, ..........
w.i ente irrasponsable. Sólo actúa cuando alguien la con-
p uce.
.
. Avanzan hacia las tribunas levantadas a un cos­
tado de la plaza. I desde arriba se les ve: sus caras
Jguales, miran con ojos . in�xpresivos, sonríen sin por
mié, cambian breves palabras sin dejar de mirar ha­
cia arriba, esperando que se produzca el hecho sensa­
cional de ver y oír a los líderes.

'

No hay cansancio, sino plenitud en esos rostros su-


d rosos. 0Están seguros de que en ese tabladillo se en­
La masa avanza como movida por ·un oculto re· ffiíentra ·1a solución . a sus problemas; la respu·esta a sus
sorte. Se mueve compacta, a ritmo lento, acompasado. J!>f
eguntas, Ia clave de sus inquietudes y dolores.
, .
o �
Ríos de gentes venidas de muchas partes, d�sembocan hay rebeld1a en sus gestos , no hay cotaJe, no hay od10.
en la ancha plaza, por las bocacalles adyacentes. Ríos E� una masa neutra. Sólo hay una sonrisa medio mue­
que van surgiendo para engrosar el mar de. cabez a k
·ca, una ¡sonrisa triste, disfraz de la secreta tragedia de

i
_1, una esp�ra d� toda la vida que no llega a cuajar en
oscuras que se mueve en oleadas.
No es posible distingtiirles las caras, los ojos, las r c:ilidad. I esta tarde todos se har; vestido de es.peran­
bocas aleladas., Apenas si se sabe si son varones :10. �a. Todos creen que al fin cogeran con las manos la
mujeres. S.e ve sólo que son seres humanos, que �e. flor de sus viejos dolores y que al fin tomarán la re­
nen urgidos por una sola necesidad: demostrar qué és. v�ncha de su anti<;:i:ua amargura.
:
br,i
tán. Vi·enen anónimos, con el anonimato . de la masa Muchos llevan la certeza de que ya nada les se­
convertidos en ese monstruo de miles de cabezas, para de la felicidad. D-3 que esa tarde se cumplirán
zos y piernas que es la masa, con . un solo pensarriieri}o tódas · las promesas y un nuevo sol amanecerá para
y un solo anhelo. Todos marchan al paso, todos Üé­ toaos.
nen l� misma estatura. : Por eso avanza como un río de a9uas turbias in­
.
, . ,

:;,:'
Miradla: s1 le ordenms - reir, reira a carca1adas, con C<Dntenible, amenazante de desbordarse, sino fuera la
.
·
.
..

por qué.

fi
las mil bocas de sus mil caras, sin saber bien . �
laza tan ancha para contenerlo.
Si llorar, llorará con la congoja de su viejo dolor, pero > -Algui-<m · creería . ·que puede alborotarse y revep.tar
sin acertar por qué le salen las lágrimas. La ma8a mo si se saliese de madre, y avanzar y caer sobre
piensa · y siente con el pensamiento y el sentimiento d�f do y avasallarlo. Pero. no, la plaza lo contiene, lo al-
que 1a dirije. Son instrumentos ciegos del líder. Por.f!'ga, le abre cauce y el río se acomoda, seguro; se
eso la masa es· terrible, porque es capaz de derri a'• aplacando dentro de sus . límites y va convirtiéndo-
bar
cualquier muralla, de echar ab_a jo cualquier ídolo, :·,� e e ' en esa cosa amorfa de movipiientos tenues que �s
1

escucha y especta.
- 98 .-
- 99 - ·

.'• .. . ,
'

Ahora v"endrán los discursos y los aplausos


ovaciones. Vendrán de nuevo las promesas mil veces
repetidas, y siempre nuevas para los· miles de oídos.
Vendrán los reproches a los enemigos que usurpan los
derechos de las multitudes, y la a.firmación de que, .POr
fin, llegaron los salvadores y que la masa, con su iri.
'
menso poder, no permitirá que vuelva a entronizarse lo
tiranía y la injusticia. I vendrán luego las cancion � s

'

-· ·· ·

como bálsamos o como licor sedante para adormecer. Discursos
,.. los ímpetus iniciales.
11·

..
I luego vendrá el desbande. El río que se desliza
'
por las bocacalles hacia todas las rutas, vaciando pc).
Esta noche el comité del barrio rebosa de cama­
rádas de los dos sexos. Hay actuación y v·andrán en
co a :¡::oco la ancha plaza,· como si se le hubieran abier­
to mil compuertas. I de nuevo, las mil caras de la ma·
recorrido los líderes. Vendrá el "jefe". Este es un ho­
sa se tornarán en una sola tímida, desvaída, acobarda­
da, con el viejo pavor de su pequeñez y su impotencia�
� Ór extraordinario, pues no siempre se puede disfrutar
· El monstruo habrá dejado de serlo. Icr presencia pel "jefe". Pero viene porque está pasan­
do revista a l.os cuarteles union_istas, y ahor:a le toca
el · N<? 1 0.
··

Una · multitud venida de muchas partes, colma el ·


aoccd. Es un amplio corralón, al que se le ha acondi­
cfonado un tabladillo bajo tedio. Rostros cetrinos, .jó­
venes y v_iejos, trabajadores de todas clases, mujeres
humildes. La mayoría se . ha puesto sus mejores vesti­
dos. Pero algunos vienen como pueden. Chiquillos, de
la� manos de sus madres o en brazos de las mismas,
pÜebk:m c0n sus gritos el ancho . espacio del corralón.
La g·ente espera con alegre impaciencia. Mientras,
entonan . canciones, las emotivas canciones inventadas
1l).Or los músicos del partido y que contienen la historia
!de . .los sufrimientos, las luchas, las persecuciones y las

·uertes de los unionistas. Himnos, marchas, letras a-


trptadas a músicas populares de moda. .
., U na ancha e�peranza asorp.a en las letras que se
entonan: Una fé fuerte y sencílla. Una fé tan antigua
es antigua la injusticia social. .

- 10 1 -
- 1 00 -
. .
• · 1. · 1�� �" :':�·.. \ , , ....� ', ' y�4�.-
Uria salvd· de· aplcnisos y :de vivas
-< • •• • ':>.'.. '· • • •

. � Con
·

la presencia· del "jefe". Las mujeres · le miran y so y


· ·

su más lejano recuerdo fué el he.cho brutal de un


. ríen. Quieren acercársele lo más posible, tocarlo. · Uno: (IIlzamiento: su hogar, en el cual solo había cuatro ni·
viejecita pugna por abrirse paso y rezonga. La dejc:xn 0s menores, pues la madre estaba ausente., fué vio­
pasar y logra llegar al lado del "jefe". Entonces le fentamente invadido por la policía, el juez y los em­
llama .la atención y se hace dar la mano. Pero el "jefe" plsodos judiciales, y desalojado a viva fuerza de to­
llega muy de prisa, muy nervioso. Parece que tiene nos sus. enseres que fueron arrojados a la calle, dejan­
los minutos medidos. Éntra como una tromba y sube do a los niños en la vía pública hasta la llegada de
en cuatro trancos largos la· escalerilla que dá acceso lo· madre . Marilú tenía entonces siete años y recuerda
al tabladillo. Suben los otros acompañantes. I sui;e . que su horror y su coraje fueron tales que, en presen­
también María de la Luz. Es la única mujer que tiené · cia de los guardias, · cogió una pi-edra y rompió el c<!ln­
cabida en- el tabladilio. Debe dirigir algunas palabra8 dado para intentar de nuevo ocupar su casa, ante la
a las mujeres. Las. miradas concentradas en el "jefe'.', mirada impasible de la policía y de los representantes
se dirijen, tarpbién, a Marilú. Esta mujer frágil, débil, de la Ley. .
pálida, con su largo pelo castq:ño y sus ojos de un ex-' La vida había de darle otras experiencias que afir­
traordinario brillo, llenos de fuerza, inspira encontrados maron en ella el deseo de luchar para conquistar �a
sentimier.itos. Todos saben que su puesto en el partido, justicia y · romper las barreras que impiden a los mas
su lugar destacado, lo ha conseguido a base de autén­ desvalidos el -disfrute de la felicidad.
tica· lucha, de efectivas batallas ganadas contra el ene­ En el unionismo, creyó encontrar la respuesta a
migo. Pero también ganadas contra los propios "ca­ sus inquietudes sociales y por eso \decidió incorporarse
maradas"·. Una especie de celo les hace·-. sentir un po- · a· sus filas. Apasionada y vehemente, había tomado
co demasiado' atrevida a esta mujer que ha llegado a ' los ideales del portido como una nuevq_ religión Y se
ocupar un sitio de honor tan alto como el de los máS ··
había entregado a la causa · de una manera total y ab-
altos líderes. Como si las mujeres tuviesen el dereclio sóluta. .
dft igualar a los hombres. Por eso·, siempre que se pu� No, no era perfecto el partido. No era el movimien-
de, se le, hace a un lado, .se le disminuye Pero el par­ tó unionista todq lo radical que ella le creyó al princi­
tido necesita una líder mujer para atraer a las mujeres, pio. Pero sus enunciados sociales estaban dentro d?
para que no se diga que las mujeres no figuran, que la realidad . de un pueblo impreparado y por los cami­
sólo se les ocupa para llehar vacíos y para meneste-- . nos del unionismo - demoliberalismo pequeño bur
res inferiores, como vender bonos, organizar fiestqs be: gúés - podía irse con paso firme hacia las definitivas
· néficas, visitar a los presos, etc. . . . �- �nquistas de todos los derechos sociales. Al menos,
María de la Luz perten�ce al movimiento unionista .. ;.eso era lo que suponía la romántica imaginación de
desde su fundaci6n. La atrajo el mensaje de los prim�-: !María de la Luz.
ros tiempos, cuando se proclamaba la lucha contra kx
injusticia social .como base de la doctrina unionista. Ella María de la Luz sube nerviosa al tabladillo. �iem­
. ..
;.. había sentido en carne pr9piq los latigazos del fuerte mre le sobrecoje la multitud. Una especie de angustia
contra el débil. Huérfana . desde la más tierna infan­ }.e- agarrota las fauces y su. lengua empieza a secarse.
cia, vió cernirse el kmtasma de la miseria sobre su crill. f iusca un vaso y toma dos traguitos de agua. Luego
iensa, recurso pueril, que la masa es in.9enua, que
- 102 -
- 1 03 -

·-
J ... . - 'I\
StJS rt�e
palabras deben ·ser · sen�illas para dejars� �nte
.

res· y los hombres con igual rudeza, y nuestra lucha


.

es · 0
·-·

que al fin y al cabo, ella ha estudiado más que los que nos ·.
contra una sociedad basada en el privilegio que
la escuchan . . . que muchos de los líderes . . . el 'jefa'' niega el derecho a la felicidad. El partido quiere
que
·
·

. . . oh, él sí · que sabe más que todos, él está pm eñ. cite, para que, lado a lq­
la mujer se prepare, se capa
cima de todos los líderes . . . A él sí le tiene mi-ado. do del · hombre, colabore ep la conq uista de los dere­
,
Mientras ella soliloquia, la multitud ha entonado el hirn. chos del pueblo. Por eso nuestros comités femeninos ·
_ no del partido . . : Ahora nabla, para abrir el acto, el
1

para iniciar a la mujer en la acción partidaria. I la mu-


· secretario general. Luego, el de propag¡:mda. Todos jer ha respondido plenamente al llamado unionista
La mujer ha tomado su puesto de responsabilidad y
. . ·.

deben ser breves para dejar hablar al "jefe", Ahora de


le tocó a ella.
·

sacrificio . . . .
Una salva saluda el anuncio de su nombre, hecho
"

por el secretario del sector. Entre vítores y aplausos ha dejado María de la Luz
María de la Luz tiene una voz cálida, llena, vibran. ' su lugar junto al micro y se ·ha retirado al fondo del ta­
te. Casi no necesita el altoparlante. Sus notas son ar bladillo. Ahora hace su avance a la tribuna el "jefe".
mónicas, graves, de tonalidad musical. No es la voz El secretario pretende anunciarlo. No hay anuncio. La
chillona que por lo general, les sale a las mujeres cuan- , masa grita, aplaude, exitada. Suenan los hurras y los
do pronuncian arengas o discursos. Oyéndola se lle­ aplausos. I el nombre del "jefe" es insistentemente corea­
ga uno a olvidar que está hqblando, sino fuera por el do por esa multitud enfiebrecida. María de la Luz sien­
contenido revolucionario de sus palabras. María d8 lcr te que los ojos se le llenan de lágrimas. ¡Cuánto espe­.
Luz cuando habla, parece que canta. ra ·y cuánto anhela este pueblo : . . ! I si lo defrauCl.a :
' ron . . . .
Poco , a poco se olvida <;le su miedo y concentra su .
pensamiento · en el mensaje· que debe d$cir a la masa: · El "jefe" . habkx. Tiene la voz ligeramente atipla­
da, con una variación un poco femenina. Pero eso mis­
•.

mujeres y hombres. María de la Luz. no ha creído ja. .


más que a las mujeres haya que hablarles en un len-· mo · le da un tono acariciador. Su oratoria es vibrante,
sus gestos elocuentes. A veces parecería . que se sale �
.
guaje distinto al de · los hombres. Eso sería crear dife· ·

rendas en · 1a lucha social misma. Su primer cuidado J del tabl�dillo, que cae sobre el público . Tales sus ím­
·

petus. Mueve maravillosamente las manos, . en las c;:ua- . , . ..,


ha sido el de incorporar a las mujeres dentro . de las fi.' ·
las unionistas, con igualdad de responsabilidades y ple les parece recoger el ansia multitudinaria ' de la masa ·
que le escucha. En el auditorio se hace el silencio más·
- ·

nitud de derechos.
11
. . . porque nuestras luchas, camaradas, no son por absoluto para coger al vuelo sus palabras. I él siE¡mte
reinvindicaCiones del . sexo, lucha que dejamos paro las que está e;n comunicación espiritual con su público.
"feministas"; nosotras luchqmos por la justicia para. fü.
do�, porque si élla viene para nuestros camaradas va­ " . . . . durante siglos el pueblo ha soportado el dogal
rones{ . vendrá como consecuencia para nuestros hijds del explotador feudal-burgués . . . durante siglos los po­
y para nosotras . . . El partido no hace distingos . . . Tan · bres han llevado sobre sus espaldas el peso agobiador
explotados los hombres como las mujeres. La injusti'.. del régimen impuesto por los ricos . . . Nuestra patria
cia social oprime por igual a hombres y mujeres. El ha · pasado sucesivamente ·ae un régimen de esclavitud·
hambre, la desnudez; la miseria pesan sobre las muj é- colonial a un régimen de esclavitud republicana . . . los
!
-. 1 04 - - 1 05 -
:� �7·
-� "� -....i -��· .��� • � _..... ."' ..
.. -� ·� · � .....r.
. · ·� ·.l �
: .,, """l ,-- .� - �.l
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antes. y. toma su ." ((, ·


.

. le. ..·hci:cia .
' .: afuera .
con .
sus '• acenü:x:iií .... . r--.
'�lollos; herederos di�ectbs de los españoies, · no cam-. ,... ... :'.·
'

·
·
·

cetrodo.
��bimon las cadenas, 3Ólo lm; etiquetas· del grillete que Todavía se oyen los vítores, los gritos, los
;J:iabía de ajustars� más a los tobillos del pueblo: . . De rios . . . "No nos provoquen . . . " eso ha dicho el "jefe" .:_ ...
�un tirano civil se ha pasado a un tirano militar. . . y . . "No damos ni pedimos cuartel . . . '' "queremos pan ,,
�· siémpre ha sido la misma casta feudal-burguesa la que con libertad . . . ' '
.

Una ancha sonrisa ilumina los curtidos rostros mi- �.


.

ha usufructuado los beneficios del trabajo agotador del


'pueblo, de los campesinos, de los indios, nuestros her· serables. Los pechos se expanden en un suspiro de ali-'..::­
manos '' Aplausos prolongados. Voces: sí, eso es, .:vio. Ahora sí que estamos sobre un volcán .en erup- :
b
l, asi . ha' sido siempre . . . muy bien "jefe" . . . !
• . .

ción. Pronto . seremos los dueños del Perú . . . y la reac­


.,,
. . . Pero ya esa época la estamos liquidando. Aho- ción, la vieja casta expoliadora, los grandes terrate­
. ra el pueblo se ha . erguido sobre sus cadenas . . . Esta- nientes y banqueros, morderán el polvo. Habrá trabajo
mos en el alba de una nueva emancipación . . . . la del bien remunerado, habrá escuelas gratis para el pueblo,
t - pueblo . . . Caerán los grillos, . caerá la injusticia . . . a­
(.
habrá casas baratas . . . La tierra será del campesino ,
que la labra . . . No más hambre, no más persecución,
.

1mpbrará una nu�va ?uror� y no se vólverá a alzar ja-


. .
no más miseria . . . Ah, cómo es hermoso luchar ' por
·

.
· mas µna nueva hrama . . . . . .
todo ésto . . ! ¿qué importa lo sufrido? Esó pertenece al
i.

pasado, a lo que queda detrás . . . Ya no cuenta . . . al


.

!I.. .
Ovación clamorosa: No, no! ! ! Jamás . . . !
fin hemos llegado· y bien valen los largos años de su-
+
i .. frimiento!
\ " · . . . P-ero no queremos una libertad · sin pan . que-
t remos pan con libertad . . I es. sobre ustedes, camara�
.· .

. María de la Luz está rodeada de un grupo de mu- . , .


' das, que descansa .la esperanza de todo el país. . . sq; j�res. Oye sus opiniones y mueve la cabeza. Alguna$
,�
f
bre-u::;;tedes, organizados y .firmes en su decisión de llJ­ aprovechan para contarle sus problemas familiares. El .
,"ch.ar . hasta la muerte contra el enemigo para impedirle marido borracho, - la golpea cuando regresa del partí­
b. que continúe explotando, que continúe levantando sus . . do . . . Los hijos insolentes, no la respetan . . . Cómo· re-
� palacios sobre la miseria, el .hambre, la desnudez, . la solver ésto, compañerita . . . ? ..
t
�_. :fgnorancia y la enfermedad del pueblo, . . Tenemos mu­ - Pero su marido es unionista, camarada . . . ?
· -·.qlJ.os· mártires que nos señalan el camino a seguir . . . Sí, dice la mujer, es secretario de disciplina del co- .
F f:no :vamos a retroceder. . . Ya sabemos · cuál es nuestro
·� �eber. . . No damos ni pedimos· cuartel. Sólo decimos: .
� .' rro · nos provoquen. . . porque estamos listos..
·mité. Pero para él es igual . . . el partido es una c<:>sa ..;�
. y la casa otra . . . Usted cree que ésto cambiará ahora� '>
Marilú? .
!i:
'¡r;;
·
I nu�stra
·

mejor arma es la justicia de la causa que defendemos, · Marilú .si�hte que tiene que mentir: Sí, cambiará. :n.
1"- .:poI;' la que abriremos barricadas en las calles para con­ Es la situación en que se vive la que ·hace que la:. qen- · :'
.�:. quistar nuestro derecho a la libertad y a la justicia . . . " . te sea como es todavía. La miseria ha;ce a la may'oría
�.. intolerqntes, brutales . . . Pero ahora que todo va a ccnn- · ,�.
�>·
�.::
El . "jefe" casi ha saltado los escalones q�e le se­
f:1·,paran d$1 piso del corralón, y sin dejarse apretar; de·
1'. fendido por los "disciplinarios" que . le abren calle , sa­
biar, también las costumbres cambiarán. . .
- Eso creí hace veinte años, cuando yo •olo teníd 25. .
·

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. ... . ....'• ''. ,_·.;.,. ,.,
....,. .... -... .. .. . -
,,,,, . "..)
"'I .J{ ecuerda usted, .compañerita ... ? Qué' id�as nos hici-'
. todos luchando por el mismo' ideal
'mos ... todos unidos, les dan trabaj o ... I esos no han luchado ... Ah, cornpa..:
ya voy para vieja . . . ·
-��-
ñerita Marilú, estoy dejando de creer .. . 0.ejcindo de
Pero e s que aún · no hemos triunfado ...
-
creer ... .
Casi, casi, camarada . . .. Esta libertad de que gcna-
- Es verdad que no a todos se les puede servir, ca- '
·

mós no la hemos tenido nunca . . . Ahora salimos a las


· �alles, tenemos · periódicos, ' tenemos diputados : .. Has­ morada, porque somos tantos... pero algo se hace ... . . _

Mire, dígale a la compañera Justina que vaya al co- "'


,fo tenemos autoridades municipales, no ...?
mando central y me busque ... trataré de hablar con
- Sí, pero eso no es todo el poder ... Cuando seamos
"" ·21 "jefe" y co:iseguirle una tarjeta ...
' .·

'. ·· dueños del gobierno y podamos dictar nuestras pro·


,: - Cómo no, cornpañeri.ta, así le diré a la CC?madre
pias leyes, .entonces .. d.iremós que hemos triunfado . ..
J.ustina. Por ahí anda, porque aunque está muy resen­
- I eso, cuándo· va a ser ...?
tida, quiso oír al "jefe" y oirla a usted ...
- Es posible que pronto ... No oyó usted al "j-2fe",
María de la Luz sale del local con un grupo de
. .. .
camarada ...?
, unionistas hombres y mujeres y se dirije a su Ómnibus.
- Sí, cómo no : ..! Que hermosas cosas dice el Je-
Ella no tiene auto corno la mayoría · de los líderes. Si·
fa" ...! Pero vea no más, compañerita Marilú, e otro � gue siendo pobre.
día mi comadre Justina fué al Congreso.: . Hablo con
Va pensativa, llevando en la concieneia las pala­
el camarada Caso, ese que tiene un alto puesto en la
bras de esta sencilla mujer del pueblo. Todas estas pe-.
Administración del Congreso ...
� , s1,,
ya se, .
q{ieñas cosas hacen mucho daño al partidb. Es verdad
'-111,
que en · esta participación mediatizada del poder que
.,: - - Ella quería un puesto para s� hija Josefina... Us­
hoy disfruta el partido, mediante sus alianzas con cier­
ted sabe, la ·muchac.ha se ha preparado, ha . estudiad9
. .' ., . Y mi . comadre Justina no tiene quien v-ea por .ella.
tos sectores de la reacción, las ambiciones personalis­
tas de los' dirigentes se están poniendo en claro. De :
._

.
nuevo las tarjetas de recomendación siguen surtiendo ·. ·�
Además, su casa ha sido mucho tiempo local clandes­
tino del partido... crlH habían : reuniones ...
los mismos efectos que durante todos los regímenes cm- -
- - Sí, cómo no.. . ¿I ella quería un puesto para Jo-
teri.ores ..; Sólo que ahora son tarjetas del · propio "je·
· sefina ...? .' fe'' o de los, altos dirigentes del partido .. . y los pues­
·� Así es ...· Pero no le dieron nada. El camarada tos no son ¡:ara la hambreada masa unionista que d�­
· Caso le dijo, después de hacerla esperar muchos días ran te años y años soportó el boicot de las oficinas del
_para recibiíla, que el par do no ?ra una s ?ciedad d� � gobierno y de las empresas explotadoras, separándolos · ,
' auxilios mutuos... que que se cre1an, que s1 le iban a
, de sus puestos y arrimándolos a las sentinas del ham- - t
.:.: \ <:l<Zlr puesto a todos los ·unionistas, no alcanzana toda la
bre,... los puestos son para los amigos de los líderes
.'administración pública ... · e n fin. - ·
· dice· . c:orno p ra: ·s1, . , o para los uníonistas de última hora que quieren apro?
. .. Ajá ... qué. co$aS .. . - � arilu�

. . - ·
·. -
� vecharse de la oportunidad. A los líderes les encan- ..
- Pero mi comadre fustina sabe muy bien · a .cuantos, ta hacer favores. -..... . Pero, y el puéblo ...? la masa de
·. . que no son unionistas, hombres y. ·mujeres, . les ;J.an tra·
hombres y mujeres que se sacrificó hasta el fin ...? �
bajo ... llevan una tarjetita, . dicen . que de los lideres Y . ,
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etus de los derribadores de bastillas, con las
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.

van los Í
antorchas en alto, portadas por la juventud. . . ..
También las frases de orden son simbólicas:__unión;�
fraternidad comunidad de destinos., lucha so��daria con- :.e
'J

tra el ene igo común. Todos para uno y uno para·�..



todos.
El p�eblo reconoce sus símbolos a la dis!anc1a Y¡
.
vibra con ellos. Besa la roj a · y gualda ensena, gnta . ,
su himno promisor y pronuncia sus slogans coi: pro- ::
.
funda unción. Es un unionista perfecto. Siente el fue-. '
go purificador· de los símbolos y no necesita pensar'· .
más. A él se le dá todo hecho. Los líderes traen las :
, órdenes emanadas del Alto Mando, y ellos colocan las:�
Los símbolos ,
piedras del futuro edificio social donde habrá de mo� ..
rar un día el pueblo, para siempre redimido de su do- '.1.
lor y su miseria. ·
El partido es un triángulo equilátero. La base la
Cuando alguien pregunta el significado de los srm­
, -�

, forma la masa, los lados hacia arriba son los líderes bolos, hay otros que responden: . A qué preocu�nos? .1•
y la punta de arriba es el "jefe". '
Nosotros somos la "masa". Seguimos el derro)ero que .: ·
' ·. No. El partido es una estrella de cinco puntas. Las los líderes nos marcan. Bien o mal, nosotros no somos;:.
t. - O.os de abajo són la masa, el pueblo. Las del centro,
son los líderes, y la der medio. hacia �rriba, �s el "jefe".
responsables. Allá ellos. .
También el saludo unionista es un símbolo: las dos �­
· _; · ·

�· .
,
·

La disciplina mantiene en perfecta armoma esta mcinos · en alto abiertas, extendidas, demostrando que ; .
:.
'distribución. La masa sostiene todo .el equilibrio del par ­ están limpias y puras, que no portan instrumentos de ��,
., tido, pero los brazos ejecutan la acción y la cabeza pien- muerte, que están aptas para el trabajo dignificador. ....,
i. \ sa. La estrella unionista es como un hombre de pié, con
Podría pensarse que son manos implorantes,· manos dE? .'J
· Ias piernas ligeramente abiertas, para mejor s_ostenerse.
vencido que piden rrietced al enemigo; pero no. Son -
. El partido ha fabricado su bandera. Es roja y ama­
·

·� .."rilla. Roja por la sangre del pueblo que nutre la lucha


manos eufóricas que se alzan en saludo plural para �� .
recepcionar a sus líderes. _
. . unionista. Amarilla por la conquista de la riqueza de
.
El partido también tiene su totem, su animal sim; �.
·

�: � que es dueño el país. Amc;rrillo es un símbolo de sabi­


·

bélico, inspirador. Es el · cernícalo. Es astuto, descon-


� - duría. . I también de poder. .
fiado, tiene gorras y mora en lugares altos.
. Se han creado muchos himnos. El pueblo necesita . w

� . del canto para exultar su felicidad, para expansionar s'u


Un partido no puede vivir sin toda una simbología:-. .J�
La masa necesita agarrarse de estos símbolos para de- ·'
r.; · · ansia milenaria. Las canciones son de tipo heróico, épi-
·

� �_;�a s. Todas hablan del triunfo sobre la injusticia; de la


' fender .s u fé. Una doctrina social a secas, deja m uchos : :'
resquicios por los que se filtra la duda, el �ansancio, la ·
. . libertad y del pan conquistados por el esfuerzo .c omún
. .�.:.de la masa unionista. Una tle estas canciones, especie. ':.
desconfianza. Los símbolos distraen. Embotan la men�,1
· -;�de marsellesa, es el himno oficial del partido. Se renue- t :¡:¡.
- �'i" _ -.. 1 1 1 -

,
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. ;· ·., , - 1'10 -

.�· .
¡¡,:, ;,"l

. , -
' ,
·'
Vi/
r -t� gel pue Sobl'e todo, de un � eblo de extr;c�.i ¿ • .
¿;
.;Jan _.ingenµa, tan carente de una cultura superiqr. ¿Qué
·hanan· los unionistas si no cantaran, si no fabricaran
,"'banderitas rojo-amarillo, si no dibujaran en sus · esca­
rapelas y aún en sus objetos familiares, su ave simbó­
lica, su estrella de cinco puntas . . . ?
Los símbolos son como la liturgia en las religiones,
o como la . miss en escene en el teatro: no se puede re­
presentar un drama o una comedia sin el escenario, los
trajes, los muebles, el decorado, el telón de fondo
°
I el partido unionista está representando un gran
drama: el drama de la vida y la muerte de todo un El "Jefe"
pueblo.

Son curiosos los gustos del "jefe" . Se rodea del


1 rupo de líderes que está de turno en su intimidad y
afecto - que en ésto suele tener cambios radicales
y de un grupo de jovencitos. Estos son los predilectos
-

d:ll " maestro", los que recién se inician. Al "jefe" le


complace sentirse una especie de Cristo con sus após­
toles y discípulos.
' Su pequeña casa, de apariencia modesta, alberga
siempre a una docena de hombres fóvenes. En su ha­
bibción particular hay dos camas turcas: una muy an­
cha - 2 plazas - situada al centro, le sirve de lacho.
All fondo, arrimada a la pared, otra cama turca. .En ella
duermen lo menos cuatro jóvenes, y do� con el "jefe",
en' su p�opia cama. Los demás, se acomodan en am­
plias butacas o en la habitación del valet. Conversan
largamente, de todo, y cuando ya clarea la aurora, se
I acuestan a dormir. Al "jefe" le encanta trasnochar con­
versando, o mejor dieho, hablando. Duerme hasta muy
ta.rde. Su valet - secretario privado, masaj-aador, ba­
ñis1a, discípulo él mismo y sentido común en las gran� ·

de� decisiones - le alcanza el desayuno: jugo ' de" naran­


jas ' con huevos, leche fresca, tostadas. I media docena
de pastillas de 1 vitaminas.

·- 1 1 2 - - 1 13 -
•Y. " ;.,,,.'lf . ·:;. , �.. · .:��....,_ • • 11 '',. -·�i.. ·t: -: ' ...;'... . .
"
-��•
.. .. �
. ·,;.
. . . So1ª e a . cama, ren confusíon y deso .
,/

· rden, hay :lí,


·

os. Es kx
. bros, corbatas, medias, papeles, sobres vací . 1

cama de u n hombre de genio.


El "jefe" tiene una respetable trayector}a de. l;i�
El "jefe" desciende de una v1-eJa fam cha .· líder escolar, líder estudiantil Y ahora hder pohti­
�.J
�Í
ilia proyinci
na. Sus escudos de armas están · �o- Aún cuando se encuentre rodeado de muy pocas


_m uy mohosos, pero :
en a relucir cada " personas, él siempre se siente en escena. Su may
le agrada que sus íntimos los saqu
vez que se ofrece la ocasión. Sien placer es escucharse. Cuando habla, se es ch a a
mismo y se auto admira. A v:eces se coloca el c:int� de
te placer que le re­
cuerden que desciende de la raza
española, quizá en-1
troncada con algún capitán de Piza
rro, pero también· 1 un espejo para estu iar sus ade rr:anes, el movimie ;J. nto
le agrada parecerse a un antiguo de sus manos, sus i,npetus oratorios.
emperador indígena¡¡�· · . Sus viajes al extranjero y sus lecturas,· le dan ar
lotarlas ·hábilmente an.f �•
. Ambas coincidencias suele exp _

te los periodistas extranjeros, gumento� sólidos para su conversación. Conversa con


dmirable verbosidad y gran fluidez en los conceptos.
para que resalte su ac­


tual entrega a la causa de los opri
midos.
El "jefe'' está cansado de las com abla de todos los temas y está al día en lecturas.
El " · ?fe"· tiene sus propias teorias en cuanto a la
tº ��
idas pobres, de
;�
,
esas que tenía que soportar dura
nte sus años de estu- t
diante y luego en las épocas de
J
interpret ión económica de la historia. Si u�
persecución. Ahora se
alimenta pródigamente. Son nota porque sus doctrinas son una amalgam a de as oc
nas sociales, ya implantadas y algunas superad� s en
bles sus comidas. Tie­
ne una cocinera provinciana com
o él, que le prepara
suculentos platos regiona les. Por el viejo mundo, se diría que es un innovador social. .
A pesar de sus doctrinas de reforma Y de . sus d 1s­
eso su gordura que •ya
-linda con la obesidad.
.
Pero en el aspecto de su person rursos incendiarios, al "jefe" no le gusta l� �7olencia:
alidad, hay que re�
con ocerle que tiene una atra
cción casi · magnética pa· S
u natural sensible se resiste ante la ?osibihdad d �
ra la masa, sobre todo, para la
juventud. Basta que le ' un d-arramamiento de sangre. Por eso siempre �rgam
.
oigan. una vez para que los jóv
enes se sientan atraídos zc:i revoluciones, fragua , golpes, pero no , los eJecuta.
cuando ya van a estallar, da marcha otras. Las revo­

por ·el "jefe". De ahí que su
partido haya sido prepon­
derantemente un partido de
jóvenes . "Los viejos · a la luciones que han llegado a estall�r, no ,I:ian co tad�
tumba, los jóvenes a la obra", · con su autorización. Se han producido a pesar de Je
repiten sus leales, rocor­ '
dando la consigna de un vie
jo reformador social. fe", contrariándo lo o en su ausencia. I como llevan e
:

. Lo que desagrada en el "jef sú estructura el condimento del fraca�o: no tnu� �cm
°o 0
e' ' es su figura un .po­ _
co antiestética por lo deform e. f d y el "jefe" ha tenido la razon. S1 el hubiera podi­
Grueso, más bien de' ba­
ja estatura, tiene la cabeza d a tiempo habría dado la consabida contra-orden.
Sus manos son muy pequeñ
metida entre los hombros:
as y fofas. Su voz se le
-I unque fue a d destiempo, la habría detenido, tr0ns·
� �
· quiebre en falsete. La · formándola en un movimiento provocador, fraguado
mirada felina, casi nunca mir
de frente. Su - andar a-rrítmico a · . por los enemigos.
ave palmípeda en actitud de
, da la impresión de un
ht.iída. Cuando ríe, ense- .''..
. _.:
Hay algo en sus proc,edimientos que hace pensar
ña la <:J'Oble hilera de . di-ente , que el "jefe" es el tipo clasico del frustrado, del impo-
s, desiguales, amarillentos,
enormes. Uno creE?ría que no tente que no llegará. .
1 ·,-
se cepilla lqs dientes. Quizá si su ilusión más querida sea llegar al po­
.

.
der en los brazos del pueblo, de los hombres jóvenes,
- 1 14 - ,
· · sin derramar una gota de sangre!
- 1 15 -

·�('}:-'j_;�
;;�i ..;.;-w
::�·�:;; , rtt!!C��:ia
; ' A :. �
· ��·

•' '
\ • ••

por am ba s par tes : � ·

ofreddo
1\:las ventajas que se han �
.

que s ba, l :?ª ­


votos para �
Al "jefe'' no le gustan las mujeres. Su influencia partido unionista dar.á sus , . que esta �rm1-
ohg arq u1a , mie ntr as
en el hombre: es nefasta. Le debilitan. · el carácter, lo mente elegida, la de
en paz y libertad,. a.men
tirá al unionismo proliferar
·

ablandan, lo perturban. La j uventud deba hacer de­ aci one s . par -


licos y represent
porte para olvidar a las mujeres. Bañarse. Las muje­ unos cuantos puestos púb
res deben quedarse. en su casa, dedicadas a las fun- lamentarias.
·

debido realizar intensas


ciones domésticas: preparar los alimentos para 81 ma- · Entonces el unionismo ha
candidatos de las derechas,
rido y los hijos, la ropa limpia, etc. campañas en pro de los
Como en los bellos tiempos griegos de Sócrates y
a. . .
proclamando la democ.raci rea lizado ami-
est os pac tos , se han
Platón, las mujeres deberían ser excluídas de las reu- . Para rubricar
uer�os .de la an�igua
nión·as de los hombres . . . gab les ágapes, en los que los rec cre­
a segundo termino las d1s
Las mujeres son frívolas, vacuas, superficiales, ·camaradería han echado
as posteriormen�e.
charlatanas. Sus pequeñas cabezas apenas si les da p:mcias ideológicas sur�id ,
gus1a nacional han de­
para adornarse y conquistar al macho. Además, apes­ Los repres-entantes de la bur fe" , lo que
tan. Uno no se libra de su olorcillo, al cabo de un rato l mostrado una vez
más a los líderes y al "je
za".
de estar con 8llas. -. vale la "clase ", la "ra dis cip lina unioms-
.
ma sa? Baj o la
¡Un mundo solo de hombres! Sólo que el proble­ · El pueblo? ¿La
impartidas por el par­
ma de la reproducción lo complica todo. ta, �
l masa acepta las consignas
o Comando.
tido, vale decir, por el Alt
:¡. :¡. :¡.

Una vez, en uno de . sus sombríos ratos, el "jefe"


ha dicho: "lo que importa es llegar. No importa corno.
A v-aces hay que meter las manos hasta el fondo de la
i�mundicia, pero si con ello obtenemos una V'Bntaja
e:i el ca� inq del triunfo, no importa. Ya habrá después
corno lavarselds y hasta echarles un poco de perfume".
Ni el "jefe'' ni los lídares desdeñan el trato con los
más conspicuos · representantes del sector enemigo de

la "reacción". La política es una cosa y las vincul cio·
nes personales, otra. Todos los líderes y el "jefe'' mis­
mo, se han relacionado con los hombres de la vieja c:::xs­
ta feudal burguesa en los altos centros de estudios uni­
versidades. También en ·al extranjero el "jefe" ha � an-
. te�ido o. bu�cado la relación con · 10�
turistas ricos del · ·

pms.
Esa amistad ha permitido la formación de pactos-,
en los que nada tiene que ver la ideología avanzada
deil unionismo. Lo único que ha interesado son las mu- ·

- 1 16 -
--
cer mérito�. A lo s ojos del "jefe" los que rp.ás valen son
;,Jos que mayor adhesión le demuestran. I el solo hecho
de pensar en reemplazarlo, es ya una especie de trai- -
ción. El "jefe" se ha sentido defraudado. .I ha dismi­
· nuido su afecto y confianza a los que insinuaron la
substitución. Porque el anuncio de su posible desapa­
rición es de mal agüero. I aunque alguna vez, urgido
por las circunstancias, se ha sometido a pensar en esta
.. posible contingencia de la sucesión, lo ha hecho con
Escala de valores · visible repugnancia. El es insubstituible.
Por lo general los líderes descienden de "buenas
'familias" . Emparentados con la pequeña y media bur­
Es decir, no t�­
No todos los líderes son iguales,
guesía, rentistas, profesionales, comerciantes, pertenecen
dos están a la misma altura, al
mismo nivel. Unos son a la clase media "decente". (En la clase media tam-
de �;� me�a categoría, los direc tam
ente situ ado s después . bién hay una extensa escala de valores). Todos los lí­
del Jefe . . Otros esta, n despue1 s
de éstos; otros son só­ deres han sido estudiantes, alguno::; se han hecho pro­
lo sub-líderes.
fesionales, y han tenido c<;mtacto con la inteligencia.
su cataloga�ió��
·

Cada uno tiene su PfOpia medida,


· •
• '-�f

. Entre los líderes también se han creado ciertos an­


en el fichero unionista. Son com
o' las jerarquías celes- ' �t�gonismos, con evidente repercusión en el partiqo. El
!
tia es. _I, asimismo, cad
� cual se halla más cerca 0 .celo unionista ha jugado su papel · destructor. Unos . a
mas le1os en la estimacion del "jefe". . otros· han procurado desacreditar al compañero ante
Vez ha habi �o en que se ha
señalado al posible 1, el "jefe", paro subir un peldaño en su estimación. El "je­
sucesor de este Cesar americ;
ano. Se han barajado nom-
�res entre l ?s más cercanos .al "jefe". Se
·
fe'' ha sonreído y en cierto modo, alentado la rencilla . .
les h a valo-. Prefiere que los "grandes'' no se unan. Sería peligroso.
rnmdo, medido, sopesado. Se
han visto sus virtudes y
sus defectos. Es indudable que Lo que el "jefe" no tolera · es que se le compare con
, ninguno le alCanza. No
estan a su altura. 'Ni será fác aiinguno de los líderes. Eso significaría su fácil suplan­
il substituirle en igualdad
d� condiciones. Si éste pos ee tación. I es desconocer su enorme capacidad de lucha,
capacidad· y talento orga­
·

nizador, carece de dotes oratori su entrega a la causa unionista, su talento creador, su


as, es tímido; si aquél
es brillante orador, en cambio visión genial.
es poco versado en cien­
cias políticas .Y muy versátil;
este otro, gran trabajador,
buen organizador, apreciable Las mayores discrepancias enfre los líderes han s�-':
orador, no tiene· "garra"
de líder, nadie le haría caso:
· ·· 80 por los púestos de honor del unionismo: jefaturas, ·
. �os .que ocupan los sitios inm , presidendas, representaciones. En esos puestos �e ·pue- .
ediatos a los prime- . '
ros Jerarcas, sienten el celo de comprobar el espíritu de sacrificio y la dedicación
naturá:l de su posición dis-
minuida. I s e empinan par .. de· los verdaderos · unionistas. Es también. la escale�a
a superarla. Tratan de ha- ..
Ciel triunfo. El unionismo es un capital en reserva, D1a
llegará en que sea bien aprovechado.
· -- l l 8 -

- 1 1 9 .-

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.

��� r�A6s "grandes líderes'·'


... •
. .. .

·.
• .

d�staca con caractereá · Tiene muchos libros en su casa, por todoS' los riricpnes,
hasta · en la cóchera. -A su mujer no le gustan los librds�-
·

propiOs, �l "pibe". Así le dicen por la entonación- ar-··


Y nrocura salir de ellos en cualquier forma
gantina de su voz. Arrogante, un poco déspota, engreí­ . Como �iL,
do, se siente dispensador de favores. be un brillante · ' un gran trabajador, no lee much o. Revis a los li�ros1
talento deportista, é l ve la lucha social bajo el aspee- lee el prólogo y el índice, y luego escrib e un comen­
como es-
tario crítico sobre los mismos. Goro de fama
·

to de uti partido de foot-ball. Usa su sentido deportivo


en los everitos internos del partido y trata de conquis­ critor.
tar los ·mayores goles posibles. Pertenece a una fanii-· El "crítico" se afilió al unionismo por curiosidad._
lia "decente" y no baja su · nivel ni aún cuando se le Luego le gustó y sigue en sus filas, firme. Ocupa uh
o. :
acerque el más connotado jugador. alto cargo y goza de muchas ventaj as en el partid ,
El "jefa" tiene en gran e·stima al "pibe", al que · co­ El "jefe" le demuestra estimación, por el presti gio que­
m1: .
noce desqe los lejanos tiempos de la Universidad. Mu­ aporta, pero en el fondo le desagrada. Es el rival
que há:- .
chos señalan al "pibe '-' como el seguro sucesor del "je­ disimulado del "pibe". Además, es chocante
-
fe'.'. I corno el "pibe" es el que menos se expone · en las ya escrito tantas sandeces acerca de su árbol � genea
,
epocas arduas de la lu.cha, probable �que le toque so.' lógico. Escribe por escribir.
,
brevivir al "jefe", que por razones de su cargo, debe Los demás líderes van en 9scala descendente. Es-
afrontar mayores peligros. tá el "fantasma", llamado cariño samen te así, porqú e
asusta, pero es inofensivo. El "vitrola" por su gran rf
·
Del "pibe" se- dice que jamás ha sufrido prisión.
Tiene mucho "olfato" y adivina el peligro. Sabe reti­ tentiva memorista, capaz de repetir un discurso del "j��
t�1
rarse a tiéinpo y re�resar cuando ha amainado la tem­ fe'' con puntos y comas: Especie de archivo vivien
dé?
pestad y se prepara la mesa del banquete. es uno de los ihcondicionales del "jefe" . Ha ocupd
El "califa" es un líder de nuevo cuño No es de los . altos cargos en el partid o, y es incap az de disput ad�
más a�ti_guos. Hijo de la gran burguesía, ha afiliado al "iefe" su puesto. :' ..
al , unionismo por. sus simpatías personales por el "je� Queda de último el "maestro". Es un tipo oscuró,
·

co- ..
fe". De gran ductilidad, es uno de los predilectos del humilde, de tono menor. Sirve para llevar y traer
'
'. 'Jefe". Muchos le dan el apodo de Rasputín, ¡:;ar sus misiones, encargos. Es como la pelota del partid y o
intrigas iz:iternas. Pero el · "jefe" le dice "Mcichiavello" en consecuencia, sufre los puntapiés de todo el equi­ ·
Y él está orgulloso de este apodo.
to-
' po y también del equipo enemigo. Pero él lo hace
do sonriendo, . sin incomodarse ....
jamás . Sabe que está �...
. ' De gran dinamismo, ejecutor y enérgico, a . él se le
que la recompensa se-: ..
sirviendo a la causa unionista y
.

atribuyen la mayoríq de las medidas más drásticas


que ha debido ad.optar el . partido ep sus . momentos de rá grande. Ocupa un dlto . puesto en la directiva, que
J.
crisis. También de sus mejores éxitos. Es uno de los nadie le disputa, por su adhesión sin discusiones a las
órdenes emanadas de las jefatura.
·

' '.cerebrbs'' unionistas, en el reduc�do equipo que el par­


tido posee. Vienen luego los sub-líderes. Son todos jóvene�;
Otro de los líderes considerado -entre . los "gran,. apuestos, de buena presencia. Muchos son fornidos y :·
des" es el "crítico". As.í le dicen por su afición a co� están siempre a las espcildas del "jefe". Cumplen ór.�
··

.
mentarlq fQgo, · y a criticar. Comenta, también, libros. · cienes precisas y son los más discretos. Aunque caré::_·'·

- 120 -· 1 2 1. -
.. .. . .
�.en 1de .e:Xperieqcia, sbn magníficos ejecutores: A este·
· equipo se agregan siempre nuevos elemenfos, escogidos
·,., pgr el "jefe'' entre los recién llegados, Son los "puros":

. · jamás se les ven en juergas, ni menos en compañía de


' :ri].1,ljere�. .
:f.1 , . ntre el elemento femenino no hay más líder que

M ,
· ana de la Luz. Mana de la Luz es ce-fundadora del
u"ii
. iqnismo, pues se afilió �n los primeros tiern,pos de su
.j}qcimiento. Ocupa un puesto vitalicio én el Alto Co­
.,,nirmdo. Pero las reuniones de alta política se realizan
�.,. ·�iempre sin su presencia. ¿Puede uno confiar en l a dis-
-· ·eteción femenina?.

· ;
.
·

Se le considera inteligente, capaz, activa, trabaja­


, -.�dora y leal en su entrega. Pero es demasiado intoleran-
·

1e¡ deméisiado ríspida, demasiado orgullosa. No es dúc­


.., ·tll! . no s.e amolda a , las circunstancias. Tiene los pre:
i;_júicios . de los intelectuales. Cae mal entre las mujeres
;a� . los líderes, porque las mira a desnivel. Cae mal en­
' �tr�. lo·s líderes, porque choca la presencia de una mujer

):
.

iR�
�e tre tqntos hombres. Además, siempre . está en juez.
anµo ella hace su aparición en el Alto Comando, se
trf,�? sólo de asuntos · formáles. I cuando ella discute, la
m ayoría de los miembros , del Comando la rebaten. Se
." ciueda . sola. Muchas veces abondona la sala en señal
': a�.: . protesta, y todos respiran.

-�-:,,·¡ ' A Maríd de la Luz se le mantiene en el Alto Co­


. "niando por la necesidad de una mujer, para que no se
1 q�ga -qµe el partido excluye a las mujeres. Además, no
·seJ le puede substituir porque a las demás mujeres les
J �

' talta .el prestigio y la "garra" de líder qu ella posee.


i;cx mayoría de las unionistas destacadas, son demasia­
;go· · "mujeres".
.
I eso le molesta al "jefe".
.
�.
•�: ,.:1 · :También hay líderes obreros. Estos tienen una ex­
� .tr;a céión menos pretenciosa. Vienen de las orgariizacio- .
'.h
.. �s sindicales, antiguos anarco-sindicalistas, o bullido-
sB's demagogos . El unionismo les ha parecido bueno 123 -

1 22 -

..
.
v.

solo fi�, ascender, llegar, conquistar las alturas del .�' .
"'
-
derato . . . . y luego, el poder . . . peregrinand9 hambrea:.
do por las capitales del mundo, hecho un guiñapo, en�:_
fermo, asistido por una solterona sentimental que le la- ·

vaba las medias y las camisas, pero que lo menos que


pretendía era incorporarlo a sus sociedades de benefi-.:
cencia de gentes de color y de niños huérfanos . . . Las
ideas de las mujeres altruistas, una vez que han pasa-:
do los- 40 . . . ! Bueno, y luego el largo · y porfiaqo juego
Soliloquio de su correspondencia con las instituciones gremiales,
con los dirigentes, con los intelectuales y éstudiant�s ·

de toda América, gastándose hasta el último centavo ,


Tendido sobre la cama rumiaba ácidos recu en comprar estampillas de correo . . . ¿acaso no vale .
•,
. erdos.
. No, no e� taba del todo satisfecho. Echa nada de ésto . . . ? Quien ha hecho algo semejante . . : ?
ndo la mira da
! · haci, a ª!ras, claro que había ascendido, I ahora, críticas . . . Imbéciles, tarados . .
desde sus os­
¡6·

euros d1as de estu?iante pobre. Pero toda


.

vía se pre­ Mordiéndose las uñas había llegado a desgarrarse


;i
. se taban trab
;:r
s critic as sola pada s, p-iur mull os. Si por unos trocitos de piel. Se pasó las manos debajo de 'la " ·
.... Jo meno s pudic
•.
·

era hacerlos hablar, aclararlos, pero se nuca, para evitar seguir malográndoselas. Eso le <lis.­
e�<;:abulh, an, se escapaban. ¡Los cobardes gustaba a Jorge. .
! Cuando él
�?on su �locl.,lencia y sus argumentos· irrebatibles, los de� Lo que es a Hernando hay que aplicarle el "hielo".,
as . . . puaf ! -
Jaba ?�1cos, aplastados como cucarach
·

Sí, está decidido. Le voy a bajar los humos. Ni µna so.­


_Escup10. .
. la palabra más aeerca de sus éxitos, ni una sola men­
¿,I si los convocara como para una reun ción a sus últimos proyectos. I luego, ni saludarlo, ní
Y · alh, �e frente, increpándolos
ión formal
·..

, les obligara a decir lo mirarlo, ni nombrarlo. Como si no existiera. Eso sí que · ,


que pensaban . . . ? Era inútil. Ninguno duele . . . ! . Un mes de absoluto silenciqmiento, de "hie'".:
,. enfrenta , era capaz de
· rlo. Le tema n mied o . . . miedo. O tal vez res­ lo'.' , · y luego veremos cómo regresa humilde, a buscar .·
_,peto. O tal v�z . . pero no. Así es com
. : . �
o se gest las su sitio y a hacerse perdonar. I si no se humilla, afue- ,
:ebehones. Mov1m1eilto - brusco en la cam a. ra, comó un pestoso. I si molesta, para eso están los ·
1� r:_ Uno por uno d�sfilan los "líderes" . "discretos". Ya le aplicarán el "castigo" que merecé
A todos los he .
hecho yo, yo, de la nada. El "cal
·

, _ . ifa" es muy · cuco pa­ su insolencia. ¿O cómo creen éstos que voy a proceder'?' ·
,tii' · �a deJarse pe car en descubierto. ¿Cómo un débil mental? Perdonando, · complaciente ·:d
.::i .tiene bu n c dado d�
� Ese no. Si discrepa, · .

?. . u;, callarse, porque desconfía de to­ todos · sus culpables errores . . . No! Castigar duro y siri '
:· 1
_
. .dos. El pibe . . . es el mas , peli compasión.
gros o . . . ese sí que es
/� �
� de tem er Sus amb icio nes está n a la vist a. Reempla­ Ya saben cómo es eso del "hielo". La prueba: Gar­
r o a el . . ; canallas! Toda su vida
;
dedicada a un litos. Se me subió hastc:i la cabeza, con sus mimos ·y;·
halagos y luego abusó de mi confianza. Le bajé de . u� .
124 - solo golpe. Ahí está como un perro apaleado, escon-
- 125
': --\:rs./:f�·'C;n · s�s · �ers�s ram�l;n� .� · ��· t<fmaoie: ..io�· ras-.
i..., fi 1'
en fotograf1 a Y. qoi:-
• '

sino
"

que ni siqui�ra conocen


I

cacielos
'

�;�-'8.íéndqse1 de
,

todos, pero saliéndome al · encuentro pa·ra m�e,ndo como perr?s hambrientos. Los poetas no d��.'.
bencm comer . . . m lo otro . . .
' �

Ya llega Pedro. Que me prepare el baño. Eso tje 7


qqludarme con su sonrisa rastrera. I' yo, ni caso, no
l�'· veo. 'Hasta · que lo haga llorar como una mujer . . .
tener que bañarse! que me haga masaje, estoy llenán­
dome de carnes . . . que me apriete los muslos, están ...1:
I el "castigo". Bueno, eso sí que es más serio. Los
.qué hemos hecho castigar, no han vuelto por la segun­
cla.. . . como que algunos hace rato que se pudren en el muy rellenos y me hacen sudar . . . · que me . &obe las
'.' cementerio . . . Pero sólo qsI se consigue una verdade- espaldas . . . los lomos, como él dice . . .
"Jefe" , nos banamos . . . ?.
··. ra disciplina, con este elemento feble, sensual, acostum­ -

. · brapo a la molicie, incapaces de tareas arduas . . . Ah,


_ Claro, chico, nos bañamos . . .
• l� ·Juventud alemana, por . ejemplo, mozos que parecen
Yo ya estoy listo . . . vamos, pues . . .
Vamos . . .
·

d¡oses, verdaderos atletas. Su belleza está en todo de


�� acuerdo con su valentía, con su entrega, con su fervor
Salto de la cama. Pedro se ha puesto sll ajustado ··
; . . Yo tengo que hacer de este pueblo torpe y abota- pantalón de baño. Todavía soy ágil, no me pesan mis
!'¡:- 9 0 kilos . . . Es que soy más músculos que grasa . . . Pe­
. ·

...gad , algo nuevo y fuerte, algo que dé qué decir. Que



. . ·sea capaz de ayudarme a llegar por encima de la me­ ro Pedro es bueno, todo lo hace con delicadeza . . . To­
. �.>'., diocridad ambiente. Por más que busco, no logro en­ do. ¿Cómo prescindir de él como quieren algunos . .. . ?
: ·c0ntrar a ,los tipos selectos con los cuales haría mi guar­ Me r·aspeta, no es capaz de una infidencia. Con é.l
· ,, dia personal, mi guardia de honor.
puedo expansionarme. Para eso es mi fiel criado, al .
que he sacado del lodo, de la inmundicia . . . I a los �
No cabe duda de
�·
·

q�e este es pueblo de d� snutridos físicos y mentales.


otros 1os obligo a tratarlo corno a su igual .- . . los hu- ·
.�

: Nietos : de. esclavos, todav1a llevan la marca de las ca­


d�nas y de los latigazos. millo. I Pedro se crece, bajo mi sonrisa cómplice. Ade-
más, me entiende. Ha llegado o asimilarse. mucho de

,. .
· · Ahora tengo que cambiarme de medias. J.orge di­
mí mismo, como los animales con el continuo trato eón · ·
la gente, toman sus gestos, sus hábitos, así Pedro. .Se ;
, ce que c;lebó hacerlo todos los días. Si me baño, no
' ·
puede se� que me huelan los pies . . . A la noche, bue-
. , no estare con esos. Toda la noche . . . ¡Quien sabe! · ha vuelto inteligente. Yo le consulto, y él me da m-q.- ·

;· Esos gastan yardley hasta en el bigote . . . Se estreme- chas veces la clave de lo qu-a necesito. Porque carece ...
.'
. c10. Un cosquilleo de emoción le hizo bajar las manos de variidad, como · los otros, y dice las cosas simple- �·
� de. debajo de la nuca. mente. '
Al agua, "jefe" . . .
- Nunca se sabe . . . pero no. Tengo que controlar-
Al agua . . . ! huy! cómo está de fría . . . I

,
,,me, un poco, por lo menos. A veces son espías, pro­
·

\· v ? cadores. G�:m e1 menor indicio, me armarían un es­


1 Ahora viene lo mejor, el masaje y el agua
· c�ndalo . mayu�cul? . I entonces, todo el edific;io por tie� lonia.
. . .rra.
· No soy mngun pelele. �.
La comida que hizo ayer Justina estaba muy sa­
�·
:tbros ? . Cqmbió de posición en la cama. Sólo que ese
tr�gon de L!3onidas se oomió dos platos 'como cerros . . .
, Como come .ese poetit.a . . . ! . Qué risa me dan los poe- ,
- 1 27 -
. :
- 126 -

!t:. 1 .. '
,. ��
...
."/'> 1 �
'
•.

- No .es -pe imismo . . . soy realista, qÚé quiere·. · He- . '. :'�....... ,..;.111

mos pasado tanto . . Pero en fin, Mic¡uel, espero que.


saldfán todos los presos, como primera medida.
- Por supuesto. . . Ya están dadas las órdenes. . . to­
dos, menos los condenados por el fuero común . . .
- Por el fuero común . . . ? Todos han sido condenados
por Cortes Marciales.
Sí, pero unos cuantos lo están por el fuero común . . .
- Ah, sí . . . entre ellos, el pobre Stool.
- Sí, Stool . . . pero ese no importa que no salga (ba-
La tregua
jando la voz) es un tipo peligroso . . . psicópata . . . te­
rrorista por naturaleza. Es capaz de matar por el sólo
instinto de ver correr sangre.
,-·Mari Íú, ya ve . . . i No le decía 'yo . . . ? Llegamos!
· .
· ·.
- No diga eso, Miguel . . . ¿cómo lo sabe usted?
Tenemos casi todo el gobierno en las manos. Ya
·
no nos - Me lo han dicho todos los que han salido de la pe-
. sabotearán por todos los flancos .• Ahora
sí 'que pode- nitenciaría. Sólo ve sangre, le ofusca la sangre . . . Es
mos. decir que hemos llegado. .
- un enfermo . . . ¿I a qué queremos enfermos en el par-
Sí, cómo no, Miguel . . . pero a qué precio! tido . . . ?
--
. Parece mentira que siendo usted úna mujer inteli­ - Eso es . . . un peligro . . . capaz de cometer un cri-
g�nte, no penetre en las maniobras del Alto Comando. men por que s1 . . .
, '

Eso es hacer política, ·alta política . . . · ·


- Dicen que se la pasa diciendo que en cuanto sal-

1
- A�í será, pero yo me temo que nuestros aliado a, �ata al jefe de los republicanos . . . un peligro!
s de
ahora; no cumplan sus prom.esas . . . Libertades, pero
, · ·
.'- .P0dría mandársele lejos . . . una especie de exilio
• por cuanto tiempo? . siµ C5Jl?Jigo. . . como que sale a reponerse de su larga
::--: J para. qué está el partido? Ellos saben muy bien ptis�ón . . . .
q
ue les movilizamos a la masa y hacemos temblar a .-
-. ' :No sería posible . . . no está el partido para hacer­
· Jc;x ciu?ad. . se de j óvenes locos . . . Además, él no aceptaría, que­
7-
·

Ellos cuentan con el ejército. rría quedarse para "actuar" . . . Todos se creen indis�
:· -
. L'os · · clases responden al partido . . . nuestras ·orga­ pensables en el partido. . . todos creen que tienen una
.- nizaciones secretas los tien,en minados. De oficiales rpisión que cumplir . . .
pa-
..r� . .abajo, todos son unionistas . . .
- En realidad, los únicos que son aptos pa;ra esos ·

- Es fácil deshacer esa organización. Bastan unos . menesteres, son los "cerebros" del partido . . . ¿no?
cuanto� cambios. Tenemos experiencia. · . Efectivamente, Marilú, aunque usted lo diga con
f:,$1
.::..:. . Pero1 por qué ese· pesimismo, Marilú . . . ? Cuan
-

do . cierta . burla. Con el solo equipo de cerebros con que


ebería estar contenta? .
contamos, nos basta y sobre para dirigir la política
unionista . . . pero .todos sé creen_ indispensables ._ . . t6-
128 -
129 -

...
• "
r
....
· -•
,.:"\_(� ,
· •
.. . ..a;,·',��·
\ .,. �.!'\
·-
·�!'('! .
o,
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t:·.:a�S:'' se ere� � capaces para h�ce� "cosas" . . .


.� /ro . . . .
'!. �
Así que Stool . . .
,
• .

·. �se no �ale . . . pero no se le puede decir, hay que "jefe"' . . . pe­


- Bueno . . . es verdad . . hablaré con el
·
·.:. -

. enganarlo, s1 no, lo que nos. costaría . . . .


" a: r, si le digo
·

ro no le garantizo nada, Mar ilú, y lo mejo


� - No espere que Yo se lo diga.. Sólo pienso en la su defe nsor a, va a du­
madre . . cómo ha esperado este momento . . . 1 que usted se ha convertido en
.

rla inspi rada por los


daP de su buen criterio, va a cree
·.

"' " - · �ª. madre, bastante tiene con la gloria del hijo . . . comunistas . . .
Marilú se ríe . . . Qué gracioso . . . 1 Es un vie10
. ,
�� . la pns1on , lo ha hecho celebre . . . por su crimen altruis­ y
¡q ta . . . - El "califa' ' ríe porque cree que ha descubier- la oliga rquía cuan ­
gastado argumento que usan los de
públi ca . . . pe­
to una salida genial. do quieren asustar a la mojigata opinión
- La pns1on una -gloria . . . l no sea usted cínico, Mi­ ro aquí, en el partido, nadie cree en eso . . .
g�el. Bastante hacen ustedes para desacreditar al tal.

h110. ¿Pero no cree usted que la opinión pública, la Oh, embriaguez de la libertad'. . . 1 Las calles rebo
se abrazan
masa, puede pensar que el partido utiliza a sus hom­ san de gentes, todo el mundo sonríe, todos
por las calles. Surge? manifestacione s espo ntáneas . . .
. bres y luego que los hunde, los abandona . . . . ? Yo lo
masa
Canciones, canciones alegres, triunfadoras. La
·

encuentro peligroso. . .
. �onqu istar la
- Quién nos va a tomar cuenta a nosotros . . . ? La está en las calles La masa ha vuelto a
e
masa . . . ? La masa es lo que nosotros querramos que calle . . . 1 Está eufórica, desarmada, pero fuerte porqu
sea. S?lo sirve para hacer alboroto cuando conviene es libre . . .
es-
Ahora la luz es más luz, y las voces ya no se
·

;- c:rl partido, pero son incapaces de pensar por sí mis- por los
.1 . mas. . . I luego tenemos muchos argumentos para re­ cuchan mediatizadas, por el temor de ser oídas
s li­
batir ctlalquier suposición inconveniente. soplones . . . Se habla en voz alta, se grita . . . Somo
Argumentos tan deleznables como éste de la glo­ bres . . . 1 'Algunos han bebido, algunos profie ren hasta
ria de la prisión . . . insultos contra · 1a reacción . . . Los tímidos alzan la voz

- La que va resultando p.eligrosa. es usted, Marilú·. . . y se esfuerzan porque se les oiga. Los que te ignor
por despr ecio, ahora te bus­
,
usted y sus cnticas. ban al pasar, por temor o
son­
Crítica y autocrítica son la democracia del partido can la cara para saludarte con su más obsequiosa
.; a de cualq uier
risa. Ahora te salen amigos a la vuelt
Después de todo, yo no soy la masa. ¡Es tan
esquina . . . Pero tú no lo sientes, ni te importa.
. ·
_ ·-.

· -, ' . No, Marilú, no es usted la masa . . . usted es una


., r'. iider qqe pesa. Pero ere<;> que se equivoca cuando juz­
.. if• bella la libertad . . . 1 °"""if.
:
· -:--·..
,

¿Cuánto durará . . . ? ¡Siempre . . . 1 dicen los optim


is- �� .
·

� _ga la conducta de los lideres. Hay necesidades dolo­


, .rosas Y la que nos obliga a hundir en su prisión para . .
.

felicidad i
l::> en
r
tas. Qué importa? Por estas horas de
.

� a Stool es una de ellas . .


'
" �" s�emp vale la · pena haber sufrido.
·

Péro, p or qué para siempre . . . ? Diga usted p�r un � ·Ahora sólo falta que regresen los deportados a sus
.tiempo mas, un año, dos, pero siempre . . . ? ¿S9be us- ,
·-.
.

131
1 30 -

. ' ' .
. ''¡ •
He esperado en vano una demostración de frater�
nidad, de comprensión, por parte de mis camaradas . . �
'

He esperado muchos días, muchos meses . . . ¡muchos


años! Al principio nq pensaba en nada· que no fuera
una especie de satisfacción dolorosa por el deber cum­
plido: Había hecho lo que ellos quisieron que hiciera.
como me insinuara alguna vez el "califa", pero no fué
Había hecho algo más. No había podido eliminarme
mi culpa. Yo lo intenté, y allí está mi frente trepanada, . ,
con los ·sesos latiéndome . . . ¿No merezco una frase,.de
aliento, de solidaridad . . . ?
. Al -prihcipio creí que eso no era posible. Sería · · �
. ·'- .

comprometerse. Había que salvar al partido. Pero . des-- � · �


pués, · al paso de los meses, de los años . . . Ellos tienen . '
mil maneras de hacer llegar sus mensajes. Luegq, po- � '
<lían haberse acerca�o a mi cas9, ver a mi madre, en ··
fin. Pero nada. ,,
·

Muchás veces los otros presos me decían en se- ·.- ·


creto: "Recibimos noticias del "jefe" . . . todo va bh¡m . . . '.' ...
Bien, qué? Siempre andan fraguando revoluciones, go�- �.
pes, pero siemi?re fracasan. I el tiempo pasa para mí,· �- .
sin esperanzas.
¿Es que habré muerto para ellos? Por qué este .
· -�

silencio? -�
.. .
••
Soy peor que un muerto: soy un q 1 v i d a d ol

132 - ·
. - 133 -
� !?!'-. • .. ·�
·��
, ,- • A·;: 1"-1 • t.,
'"'! ¡
·.
· ��- ·

es�
. _. . · .. ,.
· , •

No sé si podré 'soportarlo. Pero no en vano ' sé


) i. r. •

f
\ . pera durante miles de h0ras, de días y noches, l a U�"' ·
gada de . este día. No en vano se ha sufrido como yófÍ'.:
torturas y desprecios, para alcanzar' al fin este momen� - ;;¡:¡-
. =:¡,;;:¡
;;,:,;.
to. Ahora voy_ a disfrutarlo plenamente. No importa'"'�
que todo el mundo me mire y se pregunte. Voy a ser».y
libre . . . l Oh, Dios, le tengo miedo a la libertad . . . 1

Pero yo he soñado con este día. Lo he esperad9·: .


con el ansia del sediento. Seré libre de nuevo, volveré.,,
a ver las calles . . . Todo habrá cambiado un poco, cÓ�· .
Miedo mo yo . . . pero será lo mismo. Iré a ver a las mucha-� '
chas, ya no serán las mismas . . . pero habrá otras . . .·
otras . . . I mi hambre de mujeres será al fin saciado . . : · ·
'�- Yo . . . yo'. . .
. : ., , . . . . Creo que l� hora de la libertad se aproxima. Estoy
.{
,.. ·smtiendo sus pisadas en la calle, a la distancia. Sien- ¿Cuántas veces me he dicho lo mismo? No cien,
(>.�..;·tó en �l aire las vibraciones .de la libertad. Han sona­ miles de veces . . . ¿Acaso miles de veces no hemos si- ) �
� do otros tiem
pos. y esta muerte sin muerte de la prisión,
do estremecidos por las noticias de los triunfos del par� .�;. ·

\.j,.�lega a su termmo. Esto no debe de tardar. tido? Pero siempre fracasaban y de nuevo a empezar . . .
-: -.,... ·Muchos dicen que estamos en las vísperas del gran Pero ahora se trata de otra cosa. Ahóra han llega: · 1 �
.dia. La libertad! Ya apenas si sé qué es la libertad. do a pactar con los contrarios, hay acuerdos, convenios',_
. �era, caminar por las calles, libre de las miradas del
: qué se yo. Ahora se abrirán las cárceles y saldrán tó� :, ;
_

dos los presos . . . Eso es. I yo. también seré libre. Só- .
fJq�.
: gendarme , . salir, pasear, deambular sin rumbo fijo·, con
manos en los bolsillos, silbando una canción cual­ lo que ya no aguanto más la impaciencia.
. ,.quiera . . .
� .;. Dejar. la celda � . . las cuadras . . . no oir · más los pi­
�;/ ·

-' ,�tos, ni el chirriar de los hierros . . . Dejar el número ta­


... tuado a mis espaldas . . .
� · Volveré a ver el mar. . . el mar . . . 1 Sólo su vaste­
'":.'. dad me da la exacta sensación de la libertad.
:i;. ., ,:· , I luego, qué más . . . ? Realmente, no sé. Será vol- ·
. . :ver a mi casa, a la familia, mirar los rostros familiares
;f
·

. -- e la ni�dre y los hermanos, todos los días, uno tras o­


t!º . . . oir sus pregunt9s, responderles, ser irltérrogado
· ppr todos los que viemm a verme . . . que le miren a
" lll;º como a un ser raro, "ha estado tantos años en pri- ·
. , sion ·por un doble crimen • • • "
r1. • 1

- 134 -
-. - 135 -

·'
,,,...
Salimos. Detrás de nosotros resuenan las pisada;>
.

de los gendarmes. Todavía . . . ! :


No puedo creerlo. Me cuesta asimilar esta verdqd:.,.-
soy libre . .! Dentro de unas horas, pisaré de nu�vo
.

las calles . . . veré las luces de la ciudad . . . el sol libre


· el asfalto brillante . . . Mi madre . . . ¿lo sabrá nii
madre . . . ? ¿Estará lista a recibirme . . . ? :
La trampa Caminamos a prisa, subimo� a las celdas y nos las·
abren. No es la hora, pero nos las abren para que pre- .,
paremos nuestras cosas. Poca cosa.
, -Al fin ha llegado el momento! Ya está el partido El tiempo transcurre. Llega la tarde. Se va hacien-
· en libertad. Ya resuenan en las calles los gritos de ale­
·

do la noche en la prisión. Después de un tenso silen: ·.


gria por el triunfo. cio en que los tres nos miramos las caras, llegan de . la · ·

�:?-·, Hay una gran agitación en el penal. Todos los pre­ ·


· .

Dirección. Han mandado por nosotros. ¿ Ya es la liber- ·


.• ��
' ·

-políticos, condenados a muchos años, se preparan.


,

tad?
El� ciue menos se hace afeitar por otro preso, aplancha · Cogemos nuestros paquetes, nuestras :aletas, y s �
..


. n ::t; · .
:... sus: printalon.es, lava apresurado su ropa interior. To­ 2J. ...
limos. No corremos. Hay que darle d1gmdad a nu� ,.
.. }dos. piensan que van a salif. Los presos comunes nos
·

tra salida a la libertad. Avanzamos hasta el despacfi� .,, • ..


hacen encargos para que les llevemos a sus familiares. del, Director. Viejo despacho, altiborrado de muebles
�Nos felictan. Nos envidian. viefos, oscuro, renegrido. No lo veré más.
:· · El Director nos hace llamar. El Director está en compañía del "califa" . . .
Su · aspecto es cordial y revela cierta timidez al di-
.

Saludos. Albricias. Frases vanales. Todo muy rá(


. . rigirse a nosotros. pido, · :i;nuy apresurado. El "califa" está nervioso en me- .
r.· i'
· ;=--. .Les he hecho llamar, dice, porque creo que les ha · dfó de su euforia. Pero tiene instrucciones precisas. ,

· llegado la hora . . . - Temblamos de pies a cabeza. - Se · ha preparado una manifestación. . . - dice - . '.
·.-· · Deben estar listos, continúa, pues de un momento Lucho saldrá e n hombros del penal y será llevado .has-
·- :· a · otro recibo la orden de su libertad, y que no los en­ ta el local de nuestro diario . . . Allí dirigirá algunos pa-: -�,,
·

·
·se dirije al poeta · •
.

_cuentre desprevenidos . . . Anden, anden, muchachos . . . labras a los manifestantes . . . Tú

l
� �lístense . . . - I rubrica su gesto con palmaditas en la
-
·

Spurio - te irás directamente a tu casá, en Uil¡ auto que "•


· · ,,,espalda. . te espe;a afµera. Así �e ha �ispu.esto para . evitar e�ce-
Yo creo que me voy a cáer. Las piernas se me han sos. Solo Lucho saldra al público.
aflojado y un sudor frío me baja de la nuca. Miro a
·1

A mí no me dice nada. Al fin me palmea el hom- .t



.

)ni� . dos compañeros de presidio: Lucho Pérez y San- bre · y habla: ·


·

,._

- 136 - 137 -
.. .. '-';:: � • !!;' •. • . � �
-�-. .
. . .• :f '! � .....�
- ,¡:
-·· ::
- A


. • •

·tí te · hémbs reservado . pará a próxima man!:· ...


;./festctciqn . . . . Tenemos - que aprovecharte. De modo que
-�tu' "te quedas todavía . '· linos díás más. . a lo swpo,
.¡_una sºemana . : . luego venimos por tí. Hay que ·impre- .
. .

Yo, asesino!

15 �'935
. . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ·

�ionar con tu libertad. Hay que tener motivos para ex­ de agosto de . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ·

.
liibir nuestras fuerzas . . . conviene.
Ponomá, hora cero
Todos nos hemos quedado estupefactos. El Direc­
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . · · · · · · · · · · ·

� ·br pregunta: Cárcel de mujeres . . . . .


·
..¡��
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ·

.
Entonces Stool se queda?
Suspenso
..,;.y:_,_ Sí, Director, se queda . . . Guárdemelo usted para
· · ·

.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · · · · · · · ·
. .

_·· -:�la
pr6xima . . . Lo víspera . . . . . . . . . . . . . . . . · . . · · · · · · · · · · · · · · · · · ·

\ . . .
; avanza,
Jornada

55
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

I
. . . . . . . . . . . . . . .

. .
llevándose a los dos compañeros de pre­
.
. !':lf'_,
.....
-�

El dilema
Sidio hacia la puerta, hacia la libertad . . .
58
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . .

Los muertos .
·
64
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · . · · · · · · · ·

. . ..
. .. · Siento que el mundo se desploma sobre mí. Se ha'
· '··cerrado la trampa. El Director evita mirarme. Yo no
El mártir
69
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

.
. . . . . . . .

.
. . . . . . .

� ,.-puedo decir nada. Pero veo la seña del Director al g.en-


Sin tiempo
.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . .

. ·. darme que espera en la puerta. Tomo mi maleta y sal­ El castigo . . . . . . . . . . . . . : . . . . . . .

.
. . . . . . . . . . . . . . . . .

.
.

..:go. De nuevo a hundirme en la noche de . la prisión.


..}
La noticio . . . . . . . .

.. .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

I ahora sí que para siempre.


. . .

El asedio . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Mujeres . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

613
.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Un poeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · · . · ·

La masa

101
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . · . . . .
. . . . . . . . . . . . . . .

Discursos .

110
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

.
. . . . . . . . . . . . . . . . .

Los SÍft'!bolos

...................................... 113
. . . . . . . . . � . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

El "jefe"

,.................. . 118
.

Escala de valores . . . . . . . . . . . .

Soliloquio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La tregua . . . ·
. 128
1 33
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .: . . . . . . .

Miedo . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • .

1 38 ......................................

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