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ROSARIO A SAN ANTONIO DE PADUA:

(♫) Señal de la Cruz.


Acto de contrición
Se sugiere este espacio para los 13 martes, de ser el caso.
Ofrecimiento del rosario.
 
Oración Preparatoria: Abre Señor mis labios para bendecir tu santo nombre y el de tu
santísima madre la bienaventurada Virgen María al rezar los trece padre nuestros, ave
marías y glorias en honor de tu siervo Antonio de Padua a quien veneramos y cuyas
virtudes deseamos, con tu gracia imitar en la tierra, para después gozar de tu gloria en
el cielo. Amen.
(♫)
 
Invocaciones:
 
A cada invocación se responde: Ruega por nosotros y luego se reza un Padre Nuestro, un
Ave María y un Gloria.
 
1. San Antonio de Padua,
Apóstol por la Fe.
 
2. San Antonio de Padua,
Patriarca por la Esperanza.
 
3. San Antonio de Padua,
Serafín por la caridad.
 
4. San Antonio de Padua, que practicaste
la mansedumbre y la humildad de Jesús.
 
(♫)
 

5. San Antonio de Padua,


Ángel por la castidad.
 
6. San Antonio de Padua,
prodigio de penitencia.
 
7. San Antonio de Padua,
espejo de obediencia.
 
8. San Antonio de Padua,
mártir por la paciencia.
 
(♫)
 
9. San Antonio de Padua,
querubín por la oración.
 
10. San Antonio de Padua,
celador de justicia.
 
11. San Antonio de Padua,
dechado de templanza.
 
12. San Antonio de Padua,
perla de pobreza.
 
13. San Antonio de Padua,
Modelo de Constancia.

(♫)

Saludemos a María Santísima con : La Salve.

 
Las Tres Ave María Gloriadas:
 
Padre nuestro que estas…
 
1. Virgen Purísima y castísima antes del parto; haznos mansos, humildes y castos:
en pensamientos, palabras y obras. Ave María.
 
2. Virgen Purísima y castísima en el parto; haznos mansos, humildes y castos: en
pensamientos, palabras y obras. Ave María.
 
3. Virgen Purísima y castísima después del parto; haznos mansos, humildes y
castos: en pensamientos, palabras y obras. Ave María.
 
Gloria al padre….
 
 
Se sugiere este espacio para la Novena,
de ser el caso.

 
Letanías a San Antonio de Padua:
 
Señor ten piedad,
Cristo ten piedad,
Señor ten piedad,
Cristo óyenos,
Cristo escúchanos.
 
 Santa María, ruega por nosotros.
 San Francisco de Asís,
 San Antonio de Padua,
 Gloria de la orden de frailes menores,
 Mártir en el deseo de morir por Cristo,
 Columna de la Iglesia,
 Digno sacerdote de Dios,
 Predicador apostólico,
 Maestro de la verdad,
 Vencedor de herejes,
 Terror de los demonios,
 Consuelo de los afligidos,
 Auxilio de los necesitados,
 Guía de los extraviados,
 Restaurador de las cosas perdidas,
 Intercesor escogido,
 Constante obrador de milagros,
 Sé propicio, perdónanos, Señor,
 Sé propicio, escúchanos, Señor,
 De todo mal, líbranos, Señor,
 De todo pecado,
 De todo peligro de alma y cuerpo,
 De los lazos del demonio,
 De la peste, hambre y guerra,
 De la muerte eterna,
 Por los méritos de San Antonio,
 Por su celo en la conversión De los pecadores,
 Por su deseo de la corona del martirio,
 Por sus fatigas y trabajos,
 Por su predicación y doctrina,
 Por sus lagrimas de penitencia,
 Por su paciencia y humildad,
 
En el día del juicio, Nosotros pecadores,
te rogamos, óyenos.
 
 Que nos guíes por caminos de verdadera
penitencia,
 
 Que nos concedas paciencia en los sufrimientos,
 
 Que nos asistas en las necesidades,
 
 Que oigas nuestras oraciones y peticiones,
 
 Que enciendas en nosotros el fuego de tu amor,
 
 Que nos concedas la protección y la intercesión
de San Antonio,
 
 Hijo de Dios.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad y misericordia de nosotros
Señor.

V. Ruega por nosotros oh bienaventurado San Antonio,


 
R. Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas y gracias de nuestro Señor
Jesucristo. Amen.
 
Oremos: Dios Todopoderoso y eterno, Glorificaste a tu fiel confesor Antonio con el don
constante de hacer milagros. Concédenos que cuanto pedimos confiadamente por sus méritos
estemos ciertos de recibirlo por su intercesión. Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.
Amen.
 
Milagros de San Antonio.
 

Responsorio a San Antonio de Padua


 
Si buscas milagros, mira:
Muerte y error desterrados,
Miseria y demonio huidos,
Leprosos y enfermos sanos.
 
El mar sosiega su ira,
Redímanse encarcelados,
Miembros y bienes perdidos
Recobran mozos y ancianos.
 
El peligro se retira,
Los pobres van remediados;
Cuéntenlo los socorridos,
Díganlo los paduanos.
 
Gloria al Padre, Gloria al Hijo, gloria al Espíritu santo.

Ruega a Cristo por nosotros, Antonio divino y santo,


para que dignos así de sus promesas seamos.
Amen
 
Oración:
 
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de San Antonio
de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, Santifica nuestra tradición y
concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana para que merezcamos tenerlo
como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
 
Y a ti glorioso San Antonio te pedimos que intercedas ante Dios para que a través de
nuestra veneración a ti, nos Acerquemos mas a el y así permanezcamos congregados en tu
santa devoción. Amen.
 
(♫)
 
Agradecimiento.
 
Oración Final:
 
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa
belleza, a ti celestial princesa virgen sagrada María, yo te ofrezco noche y día, alma, vida y
corazón, mírame con compasión no me dejes madre mía.
 
Y danos tu santa bendición que nosotros la recibimos en el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo. Amen.
 
 
LOS TRECE MARTES EN VENERACION A SAN ANTONIO DE PADUA
 
Por la señal… (Si se hacen fuera del rosario)
Acto de contrición… (Si se hacen fuera del rosario)
Oración inicial. !oh amantísimo protector nuestro San Antonio¡, te ofrecemos el piadoso
ejercicio de Los trece martes, para que nos alcances del Señor el perdón de nuestros
pecados, el fortalecimiento de nuestras virtudes, la perseverancia en la vida cristiana y la
gracia especial que solicitamos con esta devoción. Más si ésta a alguno no le conviniese,
obtenle una perfecta conformidad en el divino beneplácito. Por Cristo nuestro Señor
.Amén.
Rezar a continuación la oración del martes (o domingo) que corresponda:
 
1. Pidamos Caridad: ¡Oh llama de amor hacia Dios y el prójimo, San Antonio! Intercede
ante Dios para que se compadezca de nuestra frialdad en el servicio a Él y a nuestros
hermanos y nos conceda la virtud de la caridad, con la cual podamos lograr todos los
bienes temporales y eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
2. Pidamos el Gozo Espiritual: ¡Oh Fidelísimo observador de los divinos preceptos, San
Antonio! Ayúdanos con tu oración al supremo para que nos otorgue el gozo espiritual en
el cumplimiento de nuestros deberes y así seamos felices en este mundo y en el otro. Por
Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
3. Pidamos la Paz: ¡Oh Pacificador de pueblos y ciudades, San Antonio! Ayúdanos a
conseguir de Dios la paz que vino a traer Jesús a la tierra y que nos otorgue en esta y en la
otra vida los derechos de hijos de Dios. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
 
4. Pidamos Paciencia: ¡Oh Sacrificado siervo del altísimo, San Antonio! Consíguenos por
tus ruegos la paciencia que necesitamos para llevar la cruz de nuestras obligaciones para
que se nos abran las puertas del cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
 
5. Pidamos Longanimidad: ¡Oh generoso abogado de los pobres, San Antonio! Intercede
ante Dios para que en nuestras vidas reine la longanimidad y así merecer de Él mayores
gracias para obtener la eterna felicidad. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
 
6. Pidamos Bondad: ¡Oh dadivoso bienhechor, San Antonio! Pide a Dios que nos conceda
la dulce virtud de la bondad para que no nos contentemos solo con la justicia aparente sino
que seamos buenos de verdad ante Dios y los hombres según El desea. Por Jesucristo
Nuestro Señor, Amen.
7. Pidamos Benignidad: ¡Oh soberano y suavísimo, San Antonio! Alcánzanos de Dios una
santa benignidad para con el prójimo a fin de que no queramos otras armas contra nuestros
enemigos más que orar por ellos y hacerles el bien. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
Pidamos Mansedumbre: ¡Oh humilde y afabilísimo, San Antonio! Obtennos por tus meritos
aquella mansedumbre que hasta a los malos cautiva y que logremos con ella salvarnos
acompañados de muchos. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
9. Pidamos Fe: ¡Oh defensor de la iglesia y martillo de los herejes, San Antonio!
Fortifícanos La Fe a través de tu oración, para que gocemos de sus beneficios
incomparables en el tiempo y en la eternidad. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
10.Pidamos Modestia: ¡Oh modelo perfectísimo de honestidad, San Antonio! Alcánzanos de
Dios la modestia y recato en obras y palabras, para que podamos y sepamos oponernos a
las vanidades que renunciamos en nuestro bautismo. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
11.Pidamos Continencia: ¡Oh virginal amador de Jesús, San Antonio! Suplica para nosotros
la gracia de la continencia en todas las cosas exteriores referentes a los placeres, honras y
riquezas, para que preparemos a Cristo una digna morada en nuestros corazones. Por
Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
12. Pidamos Castidad: ¡Oh lirio de pureza, San Antonio! Ruega al padre que tenga
compasión de nosotros para que a pesar de las dificultades que nos rodean guardemos la
castidad según nuestro estado y logremos ver a Dios en el cielo. Por Jesucristo Nuestro
Señor, Amen.
 
 
13.Pidamos los Frutos de Espíritu Santo: ¡Oh árbol frondoso de virtudes, San Antonio!
Acerca nuestras suplicas a Dios todopoderoso para que llene nuestras vidas de los frutos
del Espíritu Santo que en estas trece semanas hemos pedido a fin de que agraden a Dios
nuestras obras y por ellas y su gracia nos conceda el premio de la vida eterna. Por
Jesucristo Nuestro Señor, Amen.
 
 
Rezar cada martes un padrenuestro, avemaría y gloria. Terminar con el responsorio
y la oración final.
 
 
Oración final.:
 
¡ Dios todopoderoso ! Haz que la intercesión de tu confesor San Antonio
llene de alegría a tu Iglesia, para que siempre sea protegida con los
auxilios espirituales y merezca alcanzar los eternos goces. Por Cristo
Nuestro Señor. Amén.
 
 
NOVENA A SAN ANTONIO DE PADUA:
 
Por la señal… (Si se hace fuera del rosario)

Oración Preparatoria:

¡Oh Dios!, distribuidor de los dones celestiales, que concediste al


bienaventurado San Antonio de Padua fervorosa y arrebatadora elocuencia, nacida por
su gran amor a las Sagradas Escrituras que lo hacían no sólo hábil para argumentar, sino
también eficaz a la hora de persuadir, ya que sabía dar testimonio con su conducta;
infunde también en nuestras vidas la bondad y la dulzura, la sencillez y pureza en
nuestras costumbres, con la práctica de todas las virtudes cristianas para que
arrepentidos y doloridos de todas nuestras faltas sigamos fielmente los principios de la
vida cristiana y podamos dar también testimonio de vida del mensaje de Jesús. Amen
 
 
Se hace a continuación la meditación y la oración del día
correspondiente.
 
 
Día Primero
 
Meditación sobre el amor. Dice San Antonio en uno de sus sermones: "Hay un sólo amor
a Dios y al prójimo. Dios, dice San Agustín, nos ordena amar a Dios por sí mismo y al
prójimo como a nosotros mismos, esto es, por los mismos motivos y por la misma
finalidad con que nos amamos. ! Grande es el amor que Dios nos tiene! Nos envió a su
Hijo para que le amásemos. Vivir sin Él es morir, pues quien no ama está muerto. Si Dios
nos ha amado hasta el extremo de darnos a su Hijo, también nosotros debemos amarnos
unos a otros".
 
Oración: ¡Oh amadísimo San Antonio de Padua!, que recibiste del Espíritu Santo tan
encendido amor a Dios, que con él trabajaste infatigablemente en la salvación de las almas,
y sobre todo una tan amorosa devoción al Santísimo Sacramento del Altar, con el cual
aumentaste en todas partes su culto, obtennos un verdadero amor a Jesús y que anhelemos
la gloria eterna en cada momento de nuestra vida.
 
Día Segundo
 
Meditación sobre el pecado. San Antonio dice: "Por pecadores entiendo los amadores de
este mundo, los que llevados por la curiosidad y solicitud corren en pos de las riquezas y de
los deleites. El corazón del pecador es como un mar alborotado: se hincha con la soberbia, se
abrasa con el hervir de la lujuria, y los malos pensamientos traen sobre él el lodo. Así le
causan un doble mal: pisotean la gracia e introducen la mancha del pecado. El pecado es
como una araña que va extendiendo poco a poco sus hilos".
 
Oración: Oh gloriosísimo San Antonio de Padua!, que recibiste de Dios, Eterno Padre, tan
admirable poder sobre la naturaleza y sobre los enemigos del alma, que mereciste el
sobrenombre de Taumaturgo por tus milagros; alcánzanos la gracia para ser fuertes en
nuestros momentos de flaqueza.
Día Tercero
 
Meditación sobre la Palabra de Dios: Dice San Antonio: "Los pobres, los humildes, los
sencillos, tienen sed de la Palabra de Vida y del Agua de la Sabiduría. Los mundanos, por el
contrario, que se emborrachan con el cáliz del vicio, los que presumen de sabios sin serlo...
no se dejan anunciar el mensaje divino. Es muy buena señal de predestinación el escuchar de
buen grado la Palabra de Dios. Como el desterrado, ansiando y escuchando con placer
noticias de su tierra, demuestra amar a su patria, así podemos decir del cristiano que ansía
escuchar a quien habla de la patria celestial".
 
Oración. ¡Oh sapientísimo San Antonio de Padua! que por tu profundo conocimiento de las
Sagradas Letras fuiste llamado "El Arca del Testamento" y "Doctor Evangélico" que con tan
sorprendente sabiduría, maravillaste a toda la Iglesia; infunde en nuestro espíritu el sano afán
de buscar en los Libros Sagrados la Palabra de Dios, para que podamos así saciar el hambre
de felicidad y amor a los demás que anhelamos desde el fondo de nuestro corazón, y así
podamos alcanzar la plenitud de la luz.
 
Día Cuarto
 
Meditación sobre la fe. Dijo San Antonio: "La fe es la reina de la virtudes. Quien no cree, se
parece a los hebreos que se rebelaron contra Moisés en el desierto. La fe es la vida del alma.
La verdadera fe va siempre acompañada de la caridad. Hay que creer amando,
abandonándose a Dios".
 
Oración. ¡Oh devotísimo San Antonio de Padua! haz que prenda en nuestro corazón la llama
intensa de la fe que tan heroica paciencia te dio soportando tus enfermedades y que tan vivo
deseo te alimentó de verte libre de los lazos de este mundo para ir al cielo, consumido en
amor de Dios.
Día Quinto
 
Meditación sobre la esperanza. Decía San Antonio: "Por la esperanza confiamos en que
Dios nos dará los bienes prometidos... El que desespera no progresa en la virtud, el que ama
el mal no puede tender a la gloria futura. Es necesario, no obstante, que la esperanza no
degenere en presunción, en el presumir demasiado de uno mismo; ya que nadie puede llegar a
gustar la dulzura del conocimiento si antes no ha gustado la amargura del temor".
 
Oración. Oh gloriosísimo San Antonio!, haz que despertemos del sueño de la vida fácil y que
encontremos en la esperanza la forma comprometida en vivir una auténtica vida cristiana,
motivada siempre por una fe inquebrantable que venza todos los miedos, dudas y tentaciones
para esperar confiados en los bienes prometidos
de la otra vida, y seamos para los demás testigos de la fe y esperanza en Cristo Jesús.
 
Día Sexto
 
Meditación sobre la gratitud. Muchas veces San Antonio de Padua se ayudaba de los
salmos para rezar a Dios y alabarlo. Fragmentos como éstos, sacados de los propios salmos,
le ayudaban: "Te doy gracias, Señor, de todo corazón, quiero cantar tus maravillas; quiero
alegrarme y recrearme en ti, ensalzar tu nombre, oh Dios altísimo. Oh Dios, a ti debemos
alabarte, hasta ti, que escuchas las plegarias, todo mortal puede llegar. Bendeciré al Señor a
todas horas, su alabanza estará siempre en mi boca, mi alma se gloría en el Señor, ensalcemos
su nombre todos juntos".
 
Oración. Oh gloriosísimo San Antonio!, acompáñanos cada día, en el trabajo, en casa, con la
familia, en los tiempos de ocio y diversión, en vacaciones ... para que con tu protección
sepamos agradecer a Dios nuestro Señor, los bienes de esta tierra.
 

Día Séptimo
 
Meditación sobre el arrepentimiento. Decía San Antonio: "¿Cómo debe ser tu contrición?
Escuchad al salmista: mi sacrificio es un espíritu apenado, un corazón dolorido y humillado,
oh Dios, no lo desprecies... Es necesaria la reconciliación del pecador, la contrición de todos
los pecados y la humillación. El espíritu dolorido del penitente es holocausto agradable para
el Señor".
 
 
Oración. ¡Oh gloriosísimo San Antonio de Padua! Que con el fervor de tu palabra a tantos
pecadores convertías, muchos de los cuáles, al terminar los sermones, se arrojaban a tus pies
arrepentidos para confesar sus pecados; haz que, arrepentidos de todas nuestras faltas,
permanezcamos alejados de todas las ocasiones que fueran motivo de volver a faltar y seamos
constantes imitadores de vuestras virtudes para ser merecedores de la gloria eterna.
Día Octavo
 
Meditación sobre ser testigo de Cristo: Decía San Antonio: "Vosotros sois la luz del mundo.
El sol es fuente de calor y de luz. Como de la fuente, de Cristo, así de los cristianos, sus
testigos, debe brotar vida y doctrina para los demás. Vive ardientemente tu amor cristiano e
instrúyete en la doctrina de Cristo! El cristal, iluminado por los rayos del sol, los reverbera.
También el creyente, ilumina por el resplandor de Cristo, debe expandir el mensaje cristiano
en palabras, en ejemplos...
 
Oración. Oh gloriosísimo San Antonio de Padua!, Tu vida fue siempre de un auténtico
testigo de Cristo, por ello te rogamos intercedas por nosotros para que pidamos a Dios que
nos haga un instrumento de paz y que tal y como dijo San Francisco de Asís: "donde haya
odio, ponga amor; donde haya ofensa, ponga perdón; donde haya discordia, ponga unión;
donde haya error, ponga verdad; donde haya duda, ponga fe; donde haya desesperanza, ponga
esperanza; donde haya tinieblas, ponga luz; donde haya tristeza, ponga alegría; para que
iluminado por la luz de Cristo, seamos testigos de Él.
 
 
Día Noveno
 
Meditación sobre el camino de la Gloria. Decía San Antonio: "Oh alma cristiana, si eres
fiel en las pruebas terrenas, un día contemplarás lo que jamás el ojo humano vio. Nos dice la
escritura: "Ni ojo vio, ni oído oyó, ni mente alguna ha podido comprender lo que Dios tiene
preparado para los que le buscan confiadamente". Entonces satisfarás tu vista, porqué verás a
Aquél que todo lo ve. Tu corazón se hinchará de infalibles alegrías. ! Grande es tu dulzura, oh
Dios! Ahora nos la escondes para que la busquemos con más afán, la busquemos y la
encontremos, y amándola, la gocemos eternamente…
 
 
Oración. Oh protector nuestro San Antonio de Padua! Alcánzanos ser hijos fieles de la
Iglesia y constantes imitadores de vuestras virtudes para salvar nuestras almas y llegar al final
de nuestras vidas a la gloria eterna. Enséñanos lo que debemos hacer para mejor agradar a
Dios, cumpliendo fielmente con nuestros deberes y aprendiendo de tus celestiales enseñanzas.
 
 
 
Rezar cada día un padrenuestro, avemaría
y gloria.
 
 
 
 
 
 
 
Oración Final
 
¡Oh Glorioso San Antonio de Padua!, acudimos a ti en esta Novena guiados por el ejemplo
incomparable de tu vida que llenaste de santidad, para que seas nuestro Santo protector y
dejes caer sobre nosotros una mirada de bondad, implorando en favor nuestro la misericordia
divina. Ayúdanos a hacer fructificar la gracia de nuestro bautismo, enséñanos a que, a
ejemplo tuyo, amemos y sirvamos a Dios. Protégenos mientras vivamos y asístenos a la hora
de la muerte, a fin que tengamos la dicha de cantar eternamente contigo las alabanzas de la
augusta Trinidad. Tú que obras tantos milagros y eres la admiración del mundo, Ayúdanos a
obtener las gracias que te pedimos en esta Novena si todo es para el bien nuestro, salvación
de nuestras almas y mayor gloria de Dios Padre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen
 
 
 
 
 
MILAGROS DE SAN ANTONIO:
 
El milagro, lo percibe solamente el creyente, en un halo de fe. El mismo San Antonio decía:
"Nosotros hijos tenemos que pedir algo a nuestro Padre. Pero todo lo que existe no es nada,
más que amar a Dios. Tenemos que pedir por lo tanto amar a Dios, sosteniéndolo en sus
miembros más débiles y enfermos, alimentarlo en los pobres y en los indigentes. Si pedimos
amor, bien, el mismo Padre, que es Amor, nos dará lo que él es: ¡el amor!".
 
Si buscas milagros, mira:
 
 
1. La visión, San Antonio y el Niño Jesús:
 
Una vez en que San Antonio se encontraba en una ciudad para predicar, fue hospedado por
una persona del lugar. Éste le asignó una habitación separada, para que pudiera entregarse
tranquilo al estudio y a la contemplación. Mientras rezaba, solo, en la habitación, el
propietario multiplicaba sus idas y venidas por la casa.
 
Mientras observaba con atención y devoción la habitación donde rezaba San Antonio solo,
ojeando a escondidas a través de una ventana, vio entre los brazos del Santo a un niño
hermoso y alegre. San Antonio lo abrazaba y lo besaba, contemplando su rostro
incesantemente. Aquel hombre, asombrado y extasiado por la belleza del niño, pensaba por
sus adentros de dónde habría venido un niño tan gracioso.
 
Aquel niño era el Señor Jesús. Y fue el mismo Niño Jesús quien reveló a San Antonio que el
huésped los estaba observando. Después de una larga oración, acabada la visión, el Santo
llamó al propietario y le prohibió que revelara a nadie, mientras él viviera, lo que había visto.
Liber miraculorum 22,1-8
 
2. El milagro del vaso quebrado:
 
Una vez pasando El Santo por una provincia, fue convidado por una mujer, la cual por amor a
Dios se mostro servicial, para atenderle buscó un recipiente que guardaba con vino y quito
un vaso prestado. Ocurrió que el vaso cayó en tierra rompiéndose y el vino se le derramo,
como era muy pobre, sintió pesar por ello, pero disimulaba su turbación. El Santo estando a la
mesa inclino la cabeza, junto sus manos e hizo una oración, de inmediato el vaso se restauro
y el recipiente fue lleno de vino nuevo y ferviente, por lo cual la mujer fue maravillada y
gozosa, y como no lo pudo callar y todos se enterarían, San Antonio partió del lugar para que
no le honrasen.

 
3. De cómo sanó el pie cortado:
 
Acaeció que un joven le confesó que golpeo con el pie a su madre. El Santo, casi
reprendiéndole, dijo: “El pie que golpea a una madre merece ser cortado”.
 
El joven quedo tan impresionado con las palabras del Santo, que se fue a casa y se cortó el
pie. Cuando llego su madre, al verlo sangrando le preguntó por qué hizo tal cosa; y toda
triste, llorando y dando gritos por la calle, fue al convento y a los frailes que hallaba daba
querellas de San Antonio. Así que fue llamado el Santo, comenzó a consolarla y a
disculparse. Ella con pesar, le pidió si podía hacer algo por su hijo. El Santo fue hasta el
joven y uniendo el pie a la pierna hizo una oración y quedo totalmente sano y aquella madre
fue llena de un gran gozo.
 
 
4. Salva al niño de morir en la caldera:
 
Una mujer emocionada de oír la predicación de San Antonio, olvidó que dejo a su hijo cerca
de una caldera al fuego. Una vez oída la predicación, se acordó de cómo había dejado al niño
cerca del fuego, y comenzó a temer y a dar muestras de gran preocupación. Cuando entro a la
casa, vio con asombro a su hijo dentro de la caldera de agua hirviendo, jugando con ella, y
muchos que entraron con ella lo vieron y fueron maravillados.
 
 
5. De cómo predicó a los peces:
 
Si los hombres, a pesar de ser inteligentes, despreciaban su predicación, Dios intervenía para
mostrarla digna de veneración, cumpliendo señales y prodigios por medio de animales.
 
Una vez en que algunos herejes, cerca de Padua, despreciaban y se burlaban de sus sermones,
el Santo se dirigió a la orilla de un río, que corría por allí cerca, y dijo con voz fuerte para que
toda la multitud lo oyera:
 
 
"A partir del momento en que vosotros demostráis ser indignos de la palabra de Dios, aquí
estoy, dirigiéndome a los peces, para confundir más abiertamente vuestra incredulidad".
 
Y con fervor de espíritu empezó a predicar a los peces, enumerándoles todos los dones
concedidos por Dios: cómo los había creado, cómo les había asignado la pureza de las aguas
y cuánta libertad les había concedido, y cómo los alimentaba sin que tuvieran que trabajar. Y
diciéndoles él esto y otras cosas, algunos peces daban voces, otros abrían las bocas y otros
visiblemente inclinaban las cabezas, mientras el Santo les habló, lo estuvieron escuchando
muy atentos, como si fueran seres dotados de razón.
 
Estas señales y reverencias vistas, alegraron mucho al Santo quien daba gloria a Dios. Y
estando allí muchos de los herejes que vinieron a ver lo que paso, dijo a altas voces: -
¡Bendito sea el Dios eternal, el cual es más honrado de los peces que de los hombres herejes!.
Y mientras más predicaba, tanto más crecía la muchedumbre de los peces y de los hombres,
así de fieles como de infieles. En tanto que aquellas gentes viendo el milagro y las palabras
que decía, que quemaban los corazones, compungidos, le rogaron humildemente que les
predicase y así lo hizo.
 
Y aquella herejía fue arrancada de todos, dejando el error, fueron convertidos, luego de ser
bendecidos los peces se fueron. Así el Santo obtuvo grandes frutos de aquellas gentes.

Rigaldina 9,24-28
 
6. Libra a un novicio de la tentación:
 
Siendo San Antonio custodio de un monasterio y teniendo entrañable cuidado de la grey a él
encomendada, Acaeció que un novicio fue tentado de dejar la religión, el Santo se le acercó,
infundio sobre él un soplo y le dijo: -Toma el Espíritu Santo. Al instante el novicio sintió en sí
tanta alegría que cayó en tierra y cuando se levanto se hallo liberado y nuevamente devoto a
la orden, tan devoto que en adelante su vida fue ejemplo para los otros.
 
7. Ejemplo de bilocación:
 
El Santo, siendo custodio de un monasterio, a la hora de maitines (Hora del rezo de la liturgia
de las horas canónicas) estaba predicando en un templo y era su obligación en aquella hora
decir una lección en su monasterio y, estando así predicando, calló un poco. En ese momento
fue visto dando la lección en el monasterio, y después de callar, continuó su sermón en el
templo.
 
8. Otro ejemplo de bilocación:
 
Una vez, predicando ante un gran pueblo, recordó que fue asignado para cantar el Aleluya
solemnemente en su convento como era costumbre y sintió pesar porque no se lo encomendó
a ninguno y fue visto que se cubrió la cabeza con la capilla. En esa hora estuvo en el coro y
cumplió su canto. Al terminar descubrió su cabeza y continuó su predicación.
 
Así también hizo Nuestro Señor trasladar a San Ambrosio a las exequias de San Martín, y a
San Francisco al capítulo provincial, cuando San Antonio predicaba del título de la Cruz del
Señor. Así hizo el señor con San Antonio demostrando que era igual a ellos en méritos.
 

9. De cómo resucitó algunos:


 
Después de la muerte del Santo, un hombre que no podía tener hijos hizo votos que si
consiguiese descendencia, cada año visitaría el sepulcro del Santo. Acaeció que su mujer
concibió y parió un hijo, con el cual el noble hombre visitaba cada año el sepulcro.
 
Cuando el niño cumplió siete años, aconteció que se ahogo, él y otros, estando el padre
ausente. Cuando vino preguntó por su hijo, y no querían contarle pero ante su insistencia se lo
dijeron, se entristeció mucho y oraba, pero esperaba misericordia en del Santo, y prometió
que no comería hasta que San Antonio le devolviera a su hijo. Y así fue hecho que todos los
ahogados vinieron y su hijo delante de ellos.
 
10. De cómo resucitó otro niño:
 
Una mujer dejó su hijo en la cuna por venir a la predicación del Santo, y cuando volvió, lo
hallo muerto, con pesar y dolor, recurrió al Santo, el cual le respondió: -Vete, vete, que bien te
hará Dios. Y ella partió llena de fe y halló a su hijo vivo y jugando con unas piedritas, las
cuales nunca antes había visto.
 
 
11. Profetiza a una embarazada el martirio de su hijo:
 
San Antonio visito a una señora que estaba embarazada, y ella se encomendó a si misma y al
niño que estaba esperando al Santo. El hizo una oración y le dijo: -Estás en buena esperanza,
darás a luz un hijo que será gran fraile de nuestra orden de los menores en la iglesia de Dios y
será mártir y atraerá muchos a la fe de Jesucristo.
 
Este fue fray Felipe, el cual recibió martirio en la costa palestina, el año 1288 con otros dos
mil y él fue el último.
 
12. Preserva los vestidos de una mujer caída en el lodo:
 
En la ciudad de Padua entre la muchedumbre de gente que seguían a San Antonio en su
predicación iba una noble mujer vestida de preciosas vestiduras, la cual fue empujada y cayó
en el lodo. Y, temiendo haberse hecho daño y la confusión de su marido si llevase las
vestiduras enlodadas, se encomendó al Santo y fue algo maravilloso, que como quiera que el
lodo fuera mucho, no fueron sus vestiduras ensuciadas en ninguna parte.
 
13. Protege a su auditorio de la tormenta:
 
Acaeció una vez que se reunió gran cantidad de pueblo a oír su predicación, tanto que no
cabían en la iglesia y salieron a un lugar espacioso y conveniente para oír todos. Estando
predicando en fervor del espíritu, fueron oídos truenos y relámpagos, así como cuando quiere
llover. Y como el pueblo por la lluvia comenzó a levantarse
 
y se escuchaban murmullos, el Santo les amonestó para que no se moviesen, ni temiesen la
tempestad, diciendo: “Espero en aquel en cuya esperanza no es vana que a ustedes no les
empecerá la lluvia”
 
Y así fue que, aunque llovió fuertemente, no cayó allí ni una gota de agua. Y cuando todos se
levantaron y vieron aquella tierra sin agua, dieron muchas gracias a Dios y ensalzaron el
maravilloso poder de Dios en su Santo.
 
14. Predicación del Santo comprendida por gentes de diversas lenguas:
 
A este glorioso Santo, San Francisco lo llamaba su obispo.
Una vez San Antonio predicaba en Roma a una gran muchedumbre de peregrinos, que
vinieron de diversas partes del mundo a las indulgencias, cada uno le entendía en su lengua,
de lo cual fueron todos maravillados; y también de las altas y dulces cosas que predicaba, el
Papa lo llamaba “Archa del Testamento”.
 
 15. Restituye a una mujer sus cabellos:
 
Una mujer era devota a San Francisco y por esto servía en muchas cosas necesarias a los
frailes. Una vez se tardó mucho en el monasterio, hasta la noche, y como su marido era muy
celoso, la maltrato de tal manera que no dejo cabellos sobre su cabeza. Ella, viéndose así,
envió por San Antonio y él pensando que quería confesarse vino a ella. Y cuando ella le
conto lo que paso, el Santo dijo a los frailes, que cómo por servirle a ellos recibiera ella
aquello, por ende que todos orasen por ella que el Señor le restaurase los cabellos y así lo
hicieron. El Santo oró y retornaron los cabellos, cuando lo vio su marido, lo reconoció como
un gran milagro y después fue muy devoto a la orden y a San Antonio y perdió del todo los
celos.
 
16. La salvación de Loba, la mujer endemoniada:
 
En un lugar, en el reino de Portugal, una Doña llamada Loba tenía por servidor a un demonio
en figura de mujer, el cual le hizo cometer muchos pecados; la Doña, viniendo el tiempo de
su muerte, desesperada de sí misma por tantos males hechos, no se quería confesar. Pero
como ella a pesar de su mala vida guardaba devoción por San Francisco y San Antonio,
vinieron dos frailes de la orden de los menores. Y, aunque ella no quería, después de muchas
amonestaciones proponiéndole esperanza de perdón y temor de las penas; por las palabras de
los frailes, ella se convirtió de loba en cordera e hizo la debida penitencia y murió en paz con
Dios. Los Frailes desaparecieron misteriosamente tras haber cumplido su misión y los
parientes comprendieron, tras comprobar que aquella noche no había salido ningún miembro
del convento, que eran San Francisco y San Antonio.
 
El demonio iba por los caminos llorando y gimiendo porque no llevaba nada después de tanto
tiempo que había trabajado en servicio de aquella mujer. Un caballero que pasaba le preguntó
quién era y por qué iba en tal manera. Él le dijo que era un demonio, le conto el hecho, y le
dijo: -Vinieron dos frailes y la convirtieron y no llevo nada.
 

17. La endemoniada salvada por un pergamino:


 
En la villa de San Andrés en el reino de Portugal una mujer casada era perseguida por un
espíritu maligno, que se hacía pasar por Jesucristo y le decía que por los grandes pecados que
ella tenía, la única manera en que podía hacer penitencia, era matándose. Y se la apareció en
forma humana prometiéndole la gloria si se matase. Ella dudaba, no sabía qué hacer y se
mostraba continuamente perturbada y su marido por esto la llamaba endemoniada. Una noche
tentada por el enemigo salió con la intención de ahogarse al río, y pasando por la iglesia de
San Antonio oró con lágrimas a su imagen, diciendo: Siempre e tenido fe en ti, socórreme
para que yo sepa lo que place a Dios, y lo haga. Y orando así con fervor le domino el sueño y
se le apareció San Antonio y le dijo: “Toma este pergamino, mujer, que por el serás librada”.
 
Y ella se despertó y hallo un pequeño pergamino colgado a su cuello, en el cual estaban
escritas estas palabras con letras de oro:
 
« ¡He aquí la cruz del Señor! ¡Huid fuerzas enemigas! El León de Judea, descendiente de
David, Ha vencido ¡Aleluya! ¡Aleluya!»
 
Y se alejo de ella aquella tentación. El rey Dionisio oyendo esto, mando traer aquel
pergamino, pero cuando hizo esto aquella mujer fue tomada por el maligno como antes,
luego le fue devuelto el pergamino y fue librada, y vivió veinte años en perfección de vida, y
con este pergamino fueron hechos muchos milagros.
 
 
18. La imagen de san Antonio:
 
En el tiempo del papa Bonifacio octavo, fue reparada la iglesia del Salvador en Roma y
fueron dibujadas algunas imágenes en especial por dos frailes menores que eran pintores. Y
como había un lugar vacío, pintaron en él por su albedrío las imágenes de San Francisco y
San Antonio. Y cuando el Papa se entero reprendiéndoles dijo: -Estoy de acuerdo en San
Francisco, mas ¿Para qué San Antonio? Y mandó algunos quitar su imagen para colocar la de
otro santo en su Lugar, pero cuando subieron al andamio cayeron a tierra, uno murió al
instante y los otros al poco tiempo. Entonces el Papa mandó que dejasen la imagen, porque
poco ganarían quitándole.
 
 
19. La visión del más allá:
 
En el reino de Portugal en un castillo que se llama Torres Nuevas, una mujer en la fiesta de
San Antonio llevaba trigo a un molino para moler. De pronto vino un viento fuerte y la
derribó de la bestia en que iba y murió. Un joven recibió su alma y le mostró lo que sigue:
 
Primeramente fueron por un campo y llegaron a un pozo muy tenebroso y hondo, y allí vieron
llamas de fuego y salían horribles olores, ruidos, clamores y aullidos, y vio muchos hombres
que ella conoció cuando estaban vivos, así como mercaderes, los cuales traían bolas de fuego
colgadas al cuello, y usureros, los cuales eran quemados en dineros ardientes, ladrones,
adúlteros, homicidas, testigos y jueces, contendientes y acusándose unos con otros. Y la
mujer preguntó al mancebo qué lugar era aquel, y él le respondió que era el infierno. Y
también reconoció a muchos que aun vivían y que estaban siendo dañados y que ya andaban
en compañía de los demonios. Luego se vio en otro lugar y observo una procesión de
hombres maravillosamente vestidos muy resplandecientes y tenían coronas en sus cabezas, y
al final de todos venía uno más hermoso que todos, al cual todos hacían honra, y el joven
dijo a la mujer: -Ese es San Antonio, el de la fiesta que tú ignoraste. Y si los santos le dan
honor en los cielos, ¿por qué tú no lo guardas, absteniéndote de obras serviles? Y así se debe
hacer en las fiestas de cada santo y fuiste aquí traída para que vieses esto. Y cuando la
llevaban a enterrar, se levantó sana y contó a muchos lo sucedido.
 
 
20. Una mula adora la Hostia:
 
En la región de Toulouse San Antonio, en una disputa pública contra un hereje prepotente que
negaba la presencia real de Cristo en la Eucaristía, cuando casi lo había convencido y
acercado a la fe católica, el hereje, no convencido dijo:
 
"Dejémonos de charlas y pasemos a los hechos. Si tú, Antonio, consigues probar con un
milagro que en la Comunión de los creyentes, está el verdadero cuerpo de Cristo, yo abjuraré
de toda herejía, y me someteré a la fe católica.
 
El siervo del Señor con gran fe le respondió: "Confío en mi salvador Jesucristo que, para tu
conversión y la de los demás, me concederá su misericordia por lo que pides". Se levantó
entonces el hereje invitando con la mano que todos callasen, y dijo: "tendré encerrada a mi
acémila durante tres días y le haré padecer hambre. Pasados los tres días, la sacaré en medio
de la gente, y le mostraré el forraje. Tú mientras tanto te pondrás delante con lo que afirmas
que es el cuerpo de Cristo. Si el animal hambriento, no va hacia la comida, y corre para
adorar a su Dios, creeré sinceramente en la fe de la Iglesia". En seguida el Santo dio su
aprobación.
 
Llegado el día establecido para el desafío, la gente acudió desde todas partes y llenó la plaza.
Estaba presente el siervo de Cristo, Antonio, rodeado por una gran multitud de fieles. Estaba
también el hereje, con todos sus cómplices. Antonio se detuvo en una capilla que había allí
cerca para con gran devoción celebrar el ritual de la Misa. Una vez acabado salió hacia el
pueblo que estaba esperando, llevando con gran reverencia el cuerpo del Señor. La mula
hambrienta fue llevada fuera del establo y se le mostraron alimentos apetitosos.
 
Finalmente, imponiendo el silencio, el hombre de Dios con mucha fe ordenó al animal: "En
virtud y en nombre del Creador, que yo, por indigno que sea, tengo de verdad entre mis
manos, te digo oh animal, y te ordeno que te acerques rápidamente con humildad y le
presentes la debida veneración, para que los malvados herejes comprendan de este gesto
claramente que todas las criaturas están sujetas a su Creador, tenido entre las manos por la
dignidad sacerdotal en el altar". El siervo de Dios ni siquiera había acabado estas palabras,
cuando el animal, dejando a un lado el forraje, inclinándose y bajando la cabeza, se acercó
arrodillándose delante del sacramento del cuerpo de Cristo.
 
Una gran alegría contagió a los fieles católicos, tristeza y humillación a los herejes y a los no
creyentes. Dios fue loado y bendecido, la fe católica exaltada y enaltecida; la herejía perversa
es desvergonzada y condenada con vituperio eternamente. El mencionado hereje, abjuró de su
doctrina en presencia de toda la gente, y a partir de aquel momento prestó leal obediencia a
los preceptos de la santa Iglesia.
Benignitas 16,6-17
 
21. De un leproso:
 
Cuando un leproso iba a donde estaba sepultado San Antonio para sanar su lepra, un caballero
que lo vio y supo dónde iba, le dijo: Si San Antonio te curare tu lepra, que sea tu lepra sobre
mí.
 
El leproso acudió a la sepultura del Santo oró y fue curado; y el caballero fue leproso,
reconociendo su pecado se rindió ante Dios y San Antonio y así fue curado.
 
22. La predicación escuchada a distancia:
 
Una devota mujer quería ir fuera a un lugar donde San Antonio predicaba para oírlo y su
marido, el cual estaba enfermo; no se lo consintió, y ella subió a una pequeña loma que
había en su casa y de allí vio al Santo que estaba fuera de la villa a una gran distancia y
oyó su predicación así como si estuviera cerca de él; como su marido la increpo diciendo qué
era lo que hacía en la loma, ella le respondió que oía la predicación de San Antonio. Y él
dudando de lo que ella decía, subió a la loma y por méritos de su mujer, también oyó. Y en
adelante creció grandísima devoción en él y procuraban ambos oír su santa predicación.
 
 
23. El regalo del tirano:
 
En la comarca de Padua había un tirano, hombre poderoso y muy cruel que había hecho
horribles males por aquella tierra y San Antonio denunciaba estas crueldades notorias en sus
predicaciones. El tirano, queriéndolo tentar, envió con unos hombres malos que le servían un
regalo y un mensaje diciéndoles:
 
Si fray Antonio recibiere este presente, lo matan. Y si no lo recibiere, no le hagan mal, y
vuelvan a mí.
 
Ellos fueron hasta el Santo con su presente y le dijeron: Fulano te envía esto y te pide que
ruegues a Dios por él. El Santo, con gran indignación les dijo que él no quería comer de los
robos ajenos y que rápido se fuesen de allí, ellos confusos, volvieron a su señor y le contaron
como los había tratado el Santo y el dijo: -Sin duda, este es hombre de Dios de aquí adelante
que diga cuanto le plazca.
 
 
 
 
24. La conversión del tirano:
 
Fue San Antonio en persona, a enfrentar aquel tirano que hacía muchos males en Padua y al
verlo le dijo: ¡Oh, enemigo de Dios, cruel tirano, perro rabioso! ¿Cuando cesarás de
derramar la sangre inocente de los cristianos? Mira que vendrá sobre ti un castigo muy duro y
horrible.
 
Y otras muchas palabras grandes y ásperas, le dijo. Los escuderos estaban pendientes de que
su señor les mandara hacerle algún mal al Santo, ya que estaban acostumbrados que por muy
poca cosa les mandaran hacer mucho mal. Mas Dios quiso algo diferente, aquel tirano se
lanzó a los pies del santo muy compungido de sus pecados y reconoció su culpa, y dijo que
estaba dispuesto a enmendar si Dios lo quisiese perdonar por méritos de San Antonio, así
hizo penitencia y en adelante se alejo de aquella mala vida.
 
Luego conto a sus compañeros que cuando se derribó en tierra fue forzado a hacerlo con
espanto de un resplandor que vio salir de la cara del Santo.
 
25. El libro perdido:
 
No hay ninguna explicación satisfactoria sobre el motivo por el que se invoca a San Antonio
para encontrar los objetos perdidos, pero es muy posible que esa devoción esté relacionada
con un suceso que se relata entre sus milagros:
 
 
un novicio huyó del convento y se llevó un valioso salterio que utilizaba San Antonio; el
santo oró para que fuese recuperado su libro y, al instante, el novicio fugitivo se vio ante una
aparición terrible y amenazante que lo obligó a regresar al convento y devolver el libro.
 
 
26. Cura a un loco, gracias a la virtud de su cíngulo:
 
Una vez predicando el Santo se levantó un loco y daba tantos gritos que no podían oír la
predicación y, aunque el Santo le rogó que callase, no quiso.
 
Y el loco le dijo: -Extiende tu cordón y átame con él y luego callaré.
 
Así lo hizo San Antonio, el loco fue curado y dio muchas gracias al Santo y besaba su cordón,
el pueblo que esto vio, fue muy movido a la devoción.
 
 
27. Auxilia a un monje en sus tentaciones, gracias al poder de su túnica:
 
Una vez yendo San Antonio por el camino, vino a él un monje que era tentado de la carne, y
le pidió ayuda, pues ya se había afligido por ayunos y vigilias mas no sentía ningún avance; y
confeso con él todos sus pecados. Y el Santo se apartó, y le hizo quitar la túnica que traía y
San Antonio quito la suya e hizo que aquel monje la vistiese, ciño una cuerda en ella y en
adelante el monje nunca más sintió aquella tentación.
 
 
28. Convierte a unos herejes, aceptando una comida envenenada:
 
Unos herejes invitaron a San Antonio a comer y él consintió a ejemplo de Jesucristo que
comía con los publicanos y pecadores para convertirlos, y aquellos hombres malos le dieron
un manjar envenenado a comer, y decían entre ellos: -Vamos a ver si es verdad el dicho del
Evangelio «Si bebieren alguna cosa mortal, no les matara». Y si dudare tomarlo, diremos que
el dicho del Evangelio es falso.
 
El Santo por inspiración de Dios supo del veneno y les reprocho con dulces palabras, mas
ellos se excusaban diciendo que lo hicieron por saber si el dicho del Evangelio era verdadero.
Entonces dijo el Santo “Lo comeré, no por tentar a Dios, sino para defender la fe en el
Evangelio y por la conversión de ustedes”, hizo la señal de la cruz sobre los alimentos, los
comió, y no sintió daño alguno. Al ver ellos esto, se convirtieron a nuestra fe.
 

29. El corazón del avaro:


 
 En Toscana, gran región de Italia, se estaban celebrando solemnemente, como sucede en
estos casos, las exequias de un hombre muy rico. Al funeral estaba presente nuestro San
Antonio, que, movido por una inspiración impetuosa, se puso a gritar que el muerto no tenía
que ser enterrado en un sitio consagrado, sino a lo largo de las murallas de la ciudad, como un
perro.
 
Y esto porque su alma estaba condenada al infierno, y aquel cadáver no tenía corazón, como
había dicho el Señor según el santo evangelista Lucas: Donde está tu tesoro, allíestá también
tu corazón. Ante esta exhortación, como es natural, todos se quedaron estupefactos, y tuvo
lugar un encendido cambio de opiniones. Al final se abrió el pecho del difunto. Y no se
encontró su corazón que, según las predicciones del Santo, fue encontrado en la caja fuerte
donde conservaba su dinero. Por dicho motivo, la ciudadanía alabó con entusiasmo a Dios y a
su Santo. Y aquel muerto no fue enterrado en el mausoleo que se le había preparado, sino
llevado como un asno a la muralla y allí fue enterrado.  
Ibíd., Vita di S. Antonio, n. 35.
 
30. El recién nacido que habla:
 
Una mujer en Ferrara fue salvada de una terrible sospecha. El Santo reconcilió a la consorte
con el marido, un personaje ilustre, una persona importante de la ciudad. Hizo un verdadero
milagro, al hacer hablar a un recién nacido, que tenía pocos días de vida, y que contestó a la
pregunta que le había hecho el hombre de Dios.
 
Aquel hombre estaba tan furioso a causa de los infundados celos hacia su mujer, que ni
siquiera quiso tocar al niño que acababa de nacer algún día antes, convencido de que era fruto
de un adulterio de la mujer. San Antonio cogió el recién nacido en brazos y le habló: "Te
suplico en nombre de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nacido de María
Virgen, que me digas en voz clara, para que todos puedan oírlo, quién es tu padre".
 
Y el niño, sin balbucear como hacen los niños pequeños, sino con una voz clara y
comprensible como si fuera un chiquillo de diez años, fijando los ojos en su padre, ya que
 no podía mover las manos, ligadas al cuerpo con las fajas, dijo: "¡Éste es mi padre!". Se giró
hacia el hombre, y el Santo añadió: "Toma a tu hijo y ama a tu mujer, que está atemorizada y
se merece toda tu admiración"
 
SICCO POLENTONE, Vita di s. Antonio, n. 37.
 

31. El joven resucitado:


 
En la ciudad de Lisboa, de donde era oriundo San Antonio, mientras todavía estaban vivos los
parientes del Santo, la madre, el padre y los hermanos-, había dos ciudadanos, que eran
enemigos y se odiaban mucho. Sucedió que el hijo de uno de éstos, un chiquillo, se encontró
con el enemigo de la familia, que vivía cerca de los padres de San Antonio. Éste, despiadado,
cogió al chico, lo llevó a su casa y lo mató. Después, por la noche, entró en el jardín de la
familia de Santo, excavó una fosa, enterró allí el cadáver, y después huyó.
 
Al ser el joven hijo de una persona noble, se empezó a investigar sobre su desaparición, y se
supo que había estado por el barrio donde vivía el enemigo. Se registraron su casa y su
huerto, pero no se descubrió ningún indicio. Haciendo una inspección en el jardín de la
familia de San Antonio, se encontró al chico, enterrado en el huerto. Entonces la justicia del
rey hizo arrestar, como asesinos del joven, al padre de San Antonio con todos los de casa.
 
San Antonio, a pesar de estar en Padua, se enteró de lo ocurrido, por intervención divina. Por
la noche, pedido el permiso al guardián del convento, pudo salir. Y mientras caminaba en
medio de la noche, fue con divino prodigio  transportado hasta la ciudad de Lisboa.
Entrando en la ciudad por la mañana, se dirigió al juez, y empezó a rogarle que absolviera a
aquellos inocentes de la acusación y los dejara libres. Pero el juez no quiso hacerle caso bajo
ningún motivo, y entonces el Santo ordenó que lo condujeran delante del chico asesinado.
Delante del cuerpo, le ordenó que se levantara y dijera si lo habían asesinado sus familiares.
El chico se despertó de la muerte y afirmó que los familiares de San Antonio no tenían nada
que ver con el delito. Consecuentemente, fueron absueltos y liberados de la cárcel. El Santo
se quedó haciéndoles compañía todo el día. Después, por la noche, salió de Lisboa y a la
mañana siguiente estaba en Padua de nuevo.
 BARTOLOMEO da Pisa 4,19-32
 
32. Cuanto tiempo vivió San Antonio:
 
Vivió el glorioso San Antonio 36 años, de los cuales quince transcurrieron en su casa paterna,
dos, en el monasterio de san Vicente, nueve, en el monasterio de La santa Cruz de Coímbra y
finalmente diez, en la orden de San Francisco con muchas señales y milagros celestiales.
 
En el día que fue canonizado, todo el pueblo de Lisboa, de donde él era, sin saber nada de su
canonización, gozaban maravillosamente y las campanas se tañían por sí solas, poco tiempo
después se supo cómo en aquel día fue canonizado San Antonio. Y el altar mayor de la iglesia
catedral fue consagrado a honra de este santo padre.
 
Estas pocas cosas son aquí escritas a gloria de Dios y a honor del glorioso San Antonio.
 

Índice:
-Rosario ………………………………………………………………….....5
-Responsorio……………………………………………………………..10
-Los trece martes……………………………………………………….12
-Novena…………………………………………………………………….16
-Milagros…………………………………………………………………..24
-La visión, San Antonio y el Niño Jesús……………………...24
-El milagro del vaso quebrado…………………………………...25
-De cómo sanó el pie cortado…………………………………...25
-Salva al niño de morir en la caldera………………………….26
-De cómo predicó a los peces…………………………………...26
-Libra a un novicio de la tentación…………………………….28
-Ejemplo de bilocación……………………………………………..28
-Otro ejemplo de bilocación……………………………………..28
-De cómo resucitó algunos……………………………………….29
-De cómo resucitó otro niño……………………………..……..29
-Profetiza a una embarazada
el martirio de su hijo…………………………….………………...30
-Preserva los vestidos de una mujer
caída en el lodo…………………………………………………..…..30
-Protege a su auditorio de la tormenta……………………..30
-Predicación del Santo comprendida por
gentes de diversas lenguas………………………………….….31
-Restituye a una mujer sus cabellos………………………….31
-La salvación de Loba, la mujer endemoniada………….32
 La endemoniada salvada por un pergamino…………...33
-La imagen de san Antonio…………………………...………….34
-La visión del más allá……………………………………...……...34
-Una mula adora la Hostia…………………………………...…..35
-De un leproso………………………………………………………....37
-La predicación escuchada a distancia……………………...37
-El regalo del tirano……………………..…………….……..........38
-La conversión del tirano…………………………………………..39
-El libro perdido…………………………………………….………….39
-Cura a un loco, gracias a la virtud de su cíngulo……….40
-Auxilia a un monje en sus tentaciones,
gracias al poder de su túnica………………….…….….……..40
-Convierte a unos herejes,
aceptando una comida envenenada…….……….…....….41
-El corazón del avaro………………………………………………...41
-El recién nacido que habla…………………………….………...42
-El joven resucitado……………………………………….………….43
-Cuanto tiempo vivió San Antonio………………….….........44
 
 
 

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