Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Investigacion
De
Tecnología y medio ambiente.
Ing. Omar Antonio Torres.
Tema:cambios climaticos y gestión de riesgo.
Integrantes:
Grupo: 5T1 -C
¿Qué es el clima?
El estado del tiempo, es si hoy hace frío, si llueve, si hay mucha humedad o si hace calor.
El estado del tiempo es lo que se experimenta en el día a día según un estado atmosférico
momentáneo y caracterizado por la temperatura, la velocidad y dirección del viento,
precipitación, presión atmosférica, humedad y nubosidad
Al estado del tiempo, también se le conoce como tiempo atmosférico y se refiere al estado
del tiempo en una escala corta de horas o días. El clima es determinado por las condiciones
meteorológicas promedio como: temperatura promedio anual, temperatura media y
promedio de precipitación anual, o de variabilidad típica, tales como: temperatura máxima/
mínima de temporada. Estas condiciones se reportan como recurrentes en una región
determinada y por un período de tiempo más largo, usualmente de 30 años.
El clima considera condiciones atmosféricas como: temperatura del aire, nubosidad, fuerza
y dirección de los vientos, precipitación, química atmosférica, etc.). Entre las condiciones
oceánicas que considera el clima están: temperatura del mar, salinidad de los océanos,
dirección de las corrientes oceánicas, hielo oceánico, etc. Algunas de las condiciones
terrestres que determinan el clima incluye: humedad del suelo, temperatura del suelo,
dinámicas de la vegetación, hielo terrestre, etc.
1) la energía solar.
2) el efecto invernadero.
3) las circulaciones atmosférico-oceánicas.
La energía solar
El Sol es la fuente principal de energía que alimenta al planeta Tierra. La mayor cantidad
de energía que entra a la Tierra, en forma de radiación solar, entra entre los Trópicos de
Cáncer y Capricornio. Dado que la Tierra es esférica, la región tropical y ecuatorial
experimentan un constante excedente de energía (altas temperaturas), mientras que el Polo
Norte y el Polo Sur un constante déficit (bajas temperaturas). Para balancear el excedente y
el déficit de energía regional, el sistema climático de la Tierra depende del aire en la
atmósfera y el agua en los océanos para transportar la energía por todo el globo terráqueo
El efecto invernadero
Es el proceso natural mediante el cual la atmósfera retiene calor y permite que la superficie
del planeta tenga una temperatura adecuada para la vida. El proceso ocurre gracias a la
mezcla de GEI que componen la atmósfera. Los gases cumplen dos funciones: 1) permitir
el paso de la radiación solar hacia la superficie terrestre y 2) evitar el escape de la radiación
infrarroja larga (en forma de calor) de regreso al espacio. Los principales GEI propios de
la atmósfera son el vapor de agua, dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y el
ozono. También existen GEI creados por el hombre, como el hexafluoruro de azufre,
los perfluorocarbonos.
El desbalance energético del planeta (excedente de energía en los trópicos y déficit en los
polos) provoca la formación de corrientes de aire en la atmósfera y corrientes marinas en
los océanos que funcionan como cintas transportadoras de calor. Los océanos y la
atmósfera redistribuyen y equilibran las temperaturas en la superficie del planeta.
Circulación atmosférica
La variabilidad climática.
Algunos de estos modos se conocen mejor y se han estudiado más que otros. Los modos de
variabilidad más relevantes para América Latina y el Caribe son El Niño Oscilación del Sur
(ENOS), Oscilación Multidecadal del Atlántico (OMA), Modo Anular del Sur (MAS),
Oscilación Madden-Julian (OMJ) y el Patrón del Pacífico de América del Sur (PAS).
Dipolo del Océano Índico (DOI) Asociado con sequías en Indonesia, la reducción de
las precipitaciones en Australia, la intensificación del monzón de verano de la India, las
inundaciones en el este de África, veranos calientes sobre Japón, y las anomalías del
clima en el Hemisferio Sur extratropical.
El fenómeno de El Niño
En las costas del Ecuador, el norte de Perú y las zonas sur de Chile aumentan las
precipitaciones. En Ecuador, Perú y Bolivia, hay sequías en las zonas montañosas y de los
Andes, ocasionando pérdida de los glaciares y por ende cambios en la disponibilidad
hídrica y en la biodiversidad local. En Colombia, Venezuela y Guyana, las precipitaciones
disminuyen, mientras en el noreste brasileño se provocan sequías. En Argentina, Paraguay
y Uruguay las lluvias aumentan, al igual que las temperaturas en el sur de Brasil.
Factores que causan cambios en el clima.
La actividad de los seres humanos tiene una influencia cada vez mayor en el clima y las
temperaturas al quemar combustibles fósiles, talar las selvas tropicales y explotar ganado.
Las enormes cantidades de gases así producidos se añaden a los que se liberan de forma
natural en la atmósfera, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global.
Muchos de esos gases se producen de forma natural, pero, debido a la actividad humana, las
concentraciones de algunos de ellos están aumentando en la atmósfera, sobre todo las de:
Los otros gases de efecto invernadero se emiten en menores cantidades, pero son mucho
más eficaces que el CO2 a la hora de retener el calor y en algunos casos mil veces más
potentes. El metano es responsable del 19% del calentamiento global de origen humano y
el óxido nitroso, del 6%.
Causas del aumento de las emisiones.
Calentamiento global.
Los científicos consideran que un aumento de 2 ºC con respecto a la temperatura de la era
preindustrial es el límite más allá del cual hay un riesgo mucho mayor de que se produzcan
cambios peligrosos y catastróficos para el medio ambiente global. Por esta razón, la
comunidad internacional ha reconocido la necesidad de mantener el calentamiento por
debajo de 2 ºC.
Causas humanas.
Desafortunadamente, existe otra fuente de cambio en el clima global. Este cambio se asocia
con las actividades humanas.
Desde la llamada Revolución Industrial hasta nuestros días, los procesos industriales se
desarrollan quemando combustibles fósiles (petróleo, gas y sus derivados, como la
gasolina) y aprovechando de manera desmedida los recursos naturales.
El impacto que las amenazas climáticas, como sequías, inundaciones, ciclones, la subida
del nivel del mar o las temperaturas extremas, ejercen sobre el desarrollo socioeconómico
de una sociedad es enorme. Nos encontramos en un momento de cambio en la frecuencia,
magnitud y duración de los fenómenos climáticos adversos. Por otra parte, ya está
plenamente aceptada la idea de que las iniciativas orientadas a hacer frente a las
condiciones climáticas que perjudican el desarrollo humano deben enmarcarse en una
visión de desarrollo a largo plazo. El Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (El PNUD) está apoyando a muchos países en la gestión de riesgos
relacionados con la variabilidad y el cambio climático a través de Proyecto de Asesoría
Técnica sobre la Gestión del Riesgo Climático (GRC). Debidas al calentamiento global van
acompañadas de cambios en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos extremos. La
exposición a riesgos relacionados con el clima, sumada a las condiciones de vulnerabilidad
y capacidad insuficiente para reducir o responder a sus consecuencias, causan graves
desastres y pérdidas. La gestión de los riesgos asociados al clima constituye, por lo tanto,
un factor clave para el desarrollo. La identificación y reducción de estos riesgos puede
ayudar a proteger a las personas, sus medios de vida y sus bienes, contribuyendo así la
consecución de los objetivos de desarrollo.
El cambio climático hace que las hipótesis relativas a la frecuencia y gravedad de las
amenazas climáticas derivadas de la experiencia histórica dejen de ser una base fiable para
la evaluación de riesgos a corto plazo. Si bien es cierto que la conciencia acerca de los
riesgos climáticos ha aumentado notablemente, todavía a menudo las instituciones
nacionales no están lo suficientemente preparadas para responder y prevenir los riesgos
asociados a las nuevas y múltiples amenazas que afectan a distintos sectores. Esto se suma
a una falta de claridad sobre mandatos y distribución del trabajo entre los distintos
organismos y departamentos que se reparten las responsabilidades de la gestión de los
riesgos de desastre.
El riesgo constituye, de por sí, un estímulo negativo para el desarrollo. Es frecuente, por
ejemplo, que en las zonas de alto riesgo, donde las pérdidas de vidas humanas, la
destrucción de los bienes y otros efectos negativos sobre el bienestar físico, mental y social
son hechos recurrentes para las personas que las habitan, se genere una aversión al riesgo.
Esto provoca que se evite invertir en asuntos relacionados con los medios de vida – una
inversión necesaria para lograr avances económicos –, ya que, con demasiada frecuencia,
esos recursos se vuelven a perder con el siguiente desastre. Las costosas y recurrentes
operaciones de socorro, recuperación y reconstrucción absorben unos recursos que podrían
destinarse al desarrollo del país.
Para salvaguardar el desarrollo en áreas afectadas por la variabilidad y el cambio climático
es necesario gestionar los riesgos asociados a las amenazas climáticas. La variabilidad del
sistema climático genera fenómenos extremos como inundaciones, fuertes marejadas,
tormentas o temperaturas extremas. Las alteraciones de los promedios climáticos
regionales.
El enfoque de GRC del PNUD tiene en cuenta tanto los riesgos provocados por la
variabilidad del clima actual como la proyección de las trayectorias del cambio climático.
La gestión del riesgo climático se centra en el desarrollo de sectores que, como la
agricultura, los recursos hídricos, la seguridad alimentaria, la salud, el medio ambiente y los
medios de subsistencia, son muy sensibles al cambio y a la variabilidad del clima. Para el
PNUD, la gestión y la prevención de los riesgos climáticos implica no sólo el
replanteamiento de las vías de desarrollo, las políticas y los marcos institucionales
tradicionales, sino también el fortalecimiento de las capacidades locales, nacionales y
regionales para diseñar e implementar medidas de gestión de riesgos, mediante la
coordinación de una amplia gama de actores, entre los que se encuentran el sistema de las
Naciones Unidas, los gobiernos nacionales, organizaciones no gubernamentales,
organizaciones de la sociedad civil y miembros de la comunidad científica.
Algunos datos
Vulnerabilidad de Nicaragua.
Los impactos del cambio climático como alteración en la temperatura, anomalías en los
patrones de precipitación, incremento en el nivel del mar y mayor intensidad y frecuencia
de eventos extremos proyectados en Nicaragua, pueden ocasionar menor productividad
agrícola, mayor inseguridad de los recursos hídricos, incremento de la exposición a
inundaciones costeras, colapso de los ecosistemas, y mayores riesgos para la salud,
representando de esta manera una potencial amenaza para la lucha contra la pobreza y las
desigualdades en el país.
Nicaragua por su posición geográfica, es propensa a una alta dinámica de eventos extremos
de origen climático (tormentas, huracanes, inundaciones, sequías, etc.). El 17% de la
superficie de Nicaragua se encuentra en zonas de alta a muy alta sensibilidad a eventos
climáticos (21,470 Km ) localizadas en municipios del Norte y Pacífico del país
(MARENA 2015).
Nicaragua depende de actividades productivas que son sensibles a las condiciones del
clima, como la agricultura, ganadería y pesca, siendo sus principales productos de
exportación el café, el camarón, la langosta, entre otros. La relación entre la pobreza y la
capacidad adaptativa es inversamente proporcional, y por tanto, la vulnerabilidad se
incrementa conforme aumenta la pobreza. En el país se tiene altos índices de pobreza que
afectan a 2.3 millones de personas, casi la mitad de la población, lo que abarca
aproximadamente al 66.8% de los hogares urbanos y al 80.2% de los hogares rurales.
Adicionalmente, el crecimiento en los centros urbanos en su mayoría ha sido
desorganizado, lo cual incrementa la vulnerabilidad natural en los territorios. Sumado a
esto, el país cuenta con una alta concentración de la población en los centros urbanos del
Pacífico y Centro, que son zonas extremadamente vulnerables, población que podría tener
retrocesos significativos en su desarrollo humano a causa del cambio climático.
Impactos proyectados.
El impacto del clima se define como la combinación de la exposición a las condiciones del
clima (elemento físico) y la sensibilidad interna de las comunidades (elemento humano). El
país ya está expuesto a una alta recurrencia de eventos extremos, y se estima un incremento
de estos eventos con el cambio y la variabilidad del clima futuro. En Nicaragua se
proyectan incrementos de la temperatura media entre 1 y 2°C para las primeras décadas
(2020-50), y entre 3 ó 4°C para finales de siglo, siendo la costa del Pacífico la zona de
mayor incremento. Asimismo, se ha proyectado mayor intensidad de precipitaciones en la
costa Atlántica. Sin embargo, la mayoría de los modelos proyectan una reducción de
precipitaciones a nivel nacional, y un leve incremento para la región del Pacífico Sur
(MARENA 2015). Estos cambios afectarían directamente los niveles de pobreza, la
seguridad alimentaria, el empleo, la economía, la estructura social del país y el desarrollo
en general del país.
I. Salud
Incremento de temperatura provocaría un aumento de incidencia de malaria y
enfermedades virales y bacteriales.
Alteración en patrones de territorialidad y comportamiento epidemiológico de
enfermedades hídricas, vectoriales, alérgicas y respiratorias.
Mayores gastos en el sector de salud pública y atención a la población más
vulnerable (niños/as y personas de la tercera edad) por aumento de enfermedades
virales y bacteriales.
II. Agricultura
Recurrentes sequías y extensión de canículas o veranillos traería consigo la
disminución de la producción y pérdida de cosechas en las regiones del Pacífico y
occidental de la región Central.
Caídas severas en los rendimientos productivos en los departamentos de
Chinandega, León, Managua y Masaya, lo que crearía mayores conflictos sociales
debido que estos departamentos albergan más del 65% de la población rural.
Escasez de alimento en las ciudades, pérdidas de cosechas en el campo.
Disminución creciente de la seguridad alimentaria nacional.
Mayor desplazamiento de poblaciones del campo a las ciudades, por la falta de
oportunidades económicas en el sector agrícola y pecuario.
III. Recursos hídricos
Aumento de conflictos por el uso y distribución del recurso hídrico. Menor
disponibilidad de agua potable en los centros urbanos que en las zonas rurales.
Reducción sostenida de la recarga hídrica por un uso insostenible de las numerosas
fuentes de agua dulce superficiales.
Baja de nivel de los acuíferos hasta dos metros y disminución del caudal base
causado por sequías recurrentes y por el mal uso y contaminación de las aguas
subterráneas.
Incremento de la competencia/conflicto por el recurso hídrico en temporada de
sequía, lo que afectaría seriamente el caudal de las plantas hidroeléctricas, la
actividad hidroeléctrica y la capacidad de generación de energía en el país.
IV. Sistemas costeros
Inundaciones, socavamiento de las costas y sedimentación traerían grandes pérdidas
para el sector pesquero (Ej.: escasez de productos como camarones y peces, menos
exportaciones).
Amenaza a los ecosistemas como humedales (sitios RAMSAR), manglares, lagunas
costeras y arrecifes de coral por la erosión de las costas.
Pérdidas socio-económicas a la población costera por inundación, aumento del nivel
del mar y erosión costera (implica desplazamiento de poblaciones asentadas en las
costas del Pacífico y Caribe, e inclusive mayores muertes por desastres ocurridos en
las costas).
V. Ecosistemas
Desaparición de las zonas de bosques muy húmedos subtropicales y subtropicales
premontanos, lo que afectaría especies de flora y fauna dependientes de estos
ecosistemas.
VI. Vivienda y asentamientos
Daños cuantiosos a la infraestructura en todo el país y a los asentamientos inestables
y en zonas de riesgo, por la mayor frecuencia de desastres (principalmente
inundaciones, tormentas tropicales y deslizamientos), lo que deteriorará aún más las
condiciones de comunidades y la calidad de vida de poblaciones reubicadas y
vulnerables.
Aumento en el número de desplazados permanentes.
Los cambios en el suministro y demanda de agua debido a los cambios climáticos
aumentarán la sensibilidad y vulnerabilidad de los asentamientos humanos en el
país, así como sus prácticas actuales de uso de la tierra.
Nicaragua tiene un clima tropical con poca variación estacional de la temperatura, la cual
oscila entre 21 y 27 ºC, y dos estaciones de lluvia: una temporada 'húmeda'' (entre mayo a
octubre) y una temporada "seca" (entre noviembre a abril). Un período seco llamado
'Canícula' interrumpe con regularidad la temporada húmeda durante finales de julio y
principios de agosto. Entre julio a octubre, el país está sujeto a una mayor intensidad de las
lluvias y fuertes vientos, resultante ello de su ubicación geográfica en la ruta de los ciclones
del Pacífico y los huracanes del Atlántico. Las fluctuaciones de la Oscilación Sur de El
Niño durante junio y agosto traen condiciones relativamente más cálidas y más secas o más
frías y húmedas, respectivamente.
Clima histórico
Aumento de temperaturas promedio anuales de 0.9 °C (una tasa de 0.2 a 0.4°C por
década).
Aumento en las variaciones de temperatura de año en año.
Inicio y duración más variable de la Canícula.
Disminución total de lluvia en un 5% a 6% por década, debido principalmente a la
disminución de las lluvias durante la estación húmeda.
Aumento de la proporción de lluvias que se producen durante eventos lluviosos
intensos (2.2 eventos por década).
Aumento en la intensidad de los huracanes.
Clima futuro