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Derecho al trabajo en contexto de encierro

Cooperativas como inclusión socio-laboral

JUAN MANUEL FERNÁNDEZ

Resumen
El presente trabajo se propone estudiar las posibilidades que debería brindar
legalmente el sistema carcelario argentino, desde la Constitución Nacional
hasta las leyes inferiores. El ordenamiento normativo asegura que la
prisionalización posee como fin teleológico la resocialización de los sujetos. A
falta de cumplimiento de dichas normativas, en el capítulo final analizaremos
someramente a una cooperativa de trabajo como posible alternativa de
inclusión socio-laboral para personas en contexto de encierro y liberados.

Palabras Clave: derecho del trabajo, personas privadas de su libertad,


cooperativismo, sistema normativo, inclusión socio-laboral.

Facultad de Ciencias Sociales


Maestría en Ciencias Sociales del Trabajo

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Indice

Reflexiones Iniciales ………………...…………………………………………….3

La Cuestión Criminal………………………………………………………………..5

Análisis jurídico de la prisionización.………………………………………….7

Derecho al Trabajo…………………………………………………………….…..10

Alternativa de inclusión socio-laboral………………………………………..

Palabras finales……………………………………………………………………...

Bibliografía…………………………………………………………………………….

2
Reflexiones Iniciales

“Quién no está preso de la necesidad, está preso del miedo:

unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen,

y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”

Eduardo Galeano

El fenómeno que tratamos posee una importancia mayúscula cuando


comprendemos el lugar que tiene dentro de lo macro-estructural que significa
la exclusión social. El último concepto vertido, nacido en la Francia de los
años 70', refiere a la ruptura de los lazos sociales, económicos y políticos por
parte de un grupo determinado de la participación en la sociedad en la que
viven (European Foundation, 1995:4); idea plasmada en la Argentina a partir
de fines de los años 90', que repercutió en la gestación de fenómenos como las
Fabricas Recuperadas (FR), Cooperativas de Trabajo y movimientos sociales
como Piqueteros. Dicha noción es parte de la papeurización de los
trabajadores, lo que genera más tarde capas de la sociedad excluidas de todo
sistema tuitivo y de protección. La exclusión social es más gravosa que la
pobreza y la desocupación, significa una anomia de reglas y conductas por los
individuos de este grupo excluido, el nacimiento de un proceso de
estigmatización, y por último, una inevitable actitud defensiva del grupo
“corrido”.

Todos estos fenómenos son invisibilizados por el discurso dominante y lo


que es peor, se le atribuyen causas erróneas, soluciones falsas y políticas
públicas por parte de los Estados que agravan el escenario original. No es
casual que el sistema punitivo promueva “la prisionalización de los pocos
ladrones tontos y unos psicópatas aislados (…), lo que legitima nuestro
sometimiento a incontables y crecientes medidas de control que incluso
pedimos y aceptamos complacidos, movidos por el miedo manipulado como
governance” (Eugenio Raúl Zaffaroni, 2011:10). Como expresara Eduardo
Galeano: “Habitamos un mundo gobernado por el miedo, el miedo manda, el
poder come miedo, ¿qué seria del poder sin el miedo? Sin el miedo que el

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propio poder genera para perpetuarse”1.

El miedo y la exclusión social son procesos emparentados: debe haber


grupos excluidos que sean estigmatizados y luego, reprimidos. La violencia
manifiesta a través de la represión, presunta la necesidad de un Estado que
proteja a las “personas de bien” y encierre (más tarde o más temprano) a los
que atentan contra el orden establecido. Es por ello que se constituyen los
sujetos excluidos en seres con existencia-destino, es decir, con una
existencia condenada a la imposibilidad: trazada, sin retorno, decidida por
otros. Como bien relata José Pablo Feinmann “Cuando, al fin, la sociedad
educada lo mete entre rejas sólo esta cerrando un círculo que los orígenes ya
habían trazado”2.

Todo lo declarado anteriormente llevaría a pensar que los sujetos que se


incluyen dentro de los sujetos excluidos no son libres, y aquí el análisis toma
otro aliciente: la tensión estructural de los sujetos excluidos y la posibilidad de
salir del sendero, de derrotar el camino ya trazado. El informe que presento es
parte del estudio de tesis, siendo protagonista central la noción que refiero a
continuación: alternativas de inclusión socio-laboral cuando el Estado no las
brinda. En específico, pretendo examinar fenómenos cooperativistas gestados
en contextos de encierro y sus posibilidades, de detenidos a sujetos de
acción. Y aquí vale hacer una aclaración fundamental: el autor no pretende
fetichizar estos procesos con ideas tales como sujetos con conciencia de clase
o revolucionarios; más bien, como exprese precedentemente, el fenómeno que
estudio son reflejos de actitudes defensivas ante la desprotección total del
Estado y la comunidad. No son acciones ofensivas de un proletariado con
conciencia de clase. Son pequeños trastrocamientos a las nociones
estructuralistas. Los excluidos braman por visibilidad y revelan voluntad por
fuera de las consecuencias lógicas antes descriptas.

Sin duda aquí yace el meollo de la cuestión: intentaremos comprender


como el hombre no se constituye en súper-hombre como significaba Friedrich
Nietzsche y tampoco en el “el hombre ha muerto” de Michael Foucault.

En fin, tensiones entre estructura y sujeto, comencemos.

1 “La vida según Galeano”,Canal Encuentro, 2008.


2 “La existencia-destino”, José Pablo Feinmann, Pagina|12 (16/05/2004).

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La Cuestión Criminal

“Se degrada el lenguaje político para

que las mentiras suenen a verdad y el

asesinato sea respetable y para dar una

apariencia de solidez a lo que es puro viento”

George Orwell

Comencemos con un punto importante: el poder punitivo. Si a lo que


cuestión criminal se refiere, es ineludible abordar el fenómeno del poder
punitivo y su disposición permanente en aumentar y regir aún más todas las
esferas de la vida civil. El poder punitivo se visibiliza en el discurso
dominante, en las políticas publicas de los gestores del Estado, en la
estigmatización de sujetos excluidos por el mismo sistema de producción, en el
sistema carcelario, en las fuerzas de seguridad, y, por último, en el “sentido
común” de una sociedad determinada.

El objeto del presente trabajo se centra en las personas privadas de su


libertad y su tensión con el derecho al trabajo. ¿Por qué aquí tratar la cuestión
criminal?. Desde el siglo XIX, la prisionización es la columna vertebral de todos
los sistemas penales; la idea es encerrar para re-socializar, encerrar para re-
adaptar, cuando al fin y al cabo, es encerrar para re-estigmatizar. Sin duda
una de las conclusiones a las que se puede arribar sobre la estructura de vida
en contexto de encierro es que: sería un asombro que el preso no reincida, ya
que está sometido a dos procesos de deterioro inevitable.

En primer lugar, la prisionización no sólo no resulta una solución al


problema, sino que genera una fábrica de delincuentes debido a espacios
pequeños y contaminados, una regresión de la personalidad e infantilización
(gracias a falta de deberes y obligaciones), se pierde la dinámica cultural y
tecnológica, desaparece la privacidad y todo se vuelve público y, por fin, se
genera una sensación fóbica a los espacios abiertos que imposibilita una
normal vuelta a la libertad.

En segundo término, la estigmatización genera profecías autorrealizada,


donde los sujetos que poseen identidades en crisis asumen como propio las

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nociones que la “sociedad educada”, el sentido común y el discurso dominante
mediático y no, le imponen.

Del mismo modo es necesario evidenciar todo lo explicitado a través de


datos estadísticos: Estados Unidos posee una tasa de homicidios de 5,5 cada
100.000 habitantes, mientras que Canadá tiene una tasa de 1,77. Sin embargo
el índice de prisionización de Estados Unidos es de 800 cada 100.000 y
Canadá sólo 116.

Las cifras refuerzan lo dicho anteriormente, a contrario sensu del vox


populi, las prisiones refuerzan los estereotipos, las conductas y los contextos
delictivos. Si un joven, repito lo mencionado, en pleno proceso de formación de
su proyecto de identidad, es señalado, discriminado y comparado con
delincuentes por manifestaciones exteriores de su personalidad, finalmente
terminará por asumir dicho rol y ingresando a la vida delictiva, al sistema
carcelario y posiblemente a la muerte. Eugenio Raúl Zaffaroni expresa que “La
cárcel fija roles desviados, cuando un sujeto entra a un cárcel se lo
categoriza y debe responder a una demanda de rol impuesta por otros.
Enseñarle a vivir en libertad a alguien encerrándolo es absurdo.”

Algunos datos más para concluir con la concepción de la cuestión


criminal. Focalicemos en nuestro país: el 65% de la población carcelaria es
menor de 34 años, el 50% se encuentra en prisión por delitos contra la
propiedad y el 30% es reincidente. Es decir, en su gran mayoría quienes
integran los penales son sujetos de estratos económicos-sociales pobres,
cometen delitos contra la propiedad y son reincidentes.

No realizaré en este ensayo un encuadro metodológico, pero es preciso


conocer que para el estudio de la exclusión social y el delito, se necesitan
conocer las dimensiones axiológicas, normativas y emocionales que
juegan un rol clave a la hora de conocer la causa de la criminalización.

Para finalizar, un punto a favor de políticas públicas de inclusión y no de


represión y castigo: cuando la inequitativa distribución del ingreso aumenta un
10%, la tasa de delincuencia aumenta entre un 2,8% y 3,4%3.

3 Investigación realizada por Ana María Cerro y Osvaldo Meloni, Universidad Nacional de Tucumán, 1997.

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Análisis Jurídico de la Prisionización

“Soy la anomalía y sigo de pie

no reincidí como muchos ansiaban

no rindo cuentas

ni soy defensor de lo real”

Camilo Blajaquis4

Los individuos y situaciones que estudiaremos se encuentran


comprendidos dentro del sistema carcelario argentino, regidos normativamente
por la Constitución Nacional, los Tratados Internacionales con jerarquía
constitucional, Código Penal Argentino, Ley Nacional de Ejecución de la Pena
(Ley 24.660) y Ley de Ejecución Penal de la Provincia de Buenos Aires (Ley.
12.256).

Para comenzar referiremos al artículo 18 de la Constitución Nacional


que explicita la misión del sistema penitenciario y los derechos de las personas
privadas de su libertad: “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para
seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que
a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquella
exija, hará responsable al juez que la autorice” (último párrafo). Con respecto
a éste artículo y a las condiciones carcelarias en general, el fallo Verbitsky,
Horacio s/ habeas corpus explica que “la superpoblación y el consecuente
hacinamiento que deben padecer las personas privadas de su libertad es la
nota distintiva (…). Los calabozos se encuentran en un estado deplorable de
conservación e higiene; carecen por lo general de ventilación y luz natural. La
humedad y,en verano, el calor son agobiantes. No cuentan con ningún tipo de
mobiliario, por lo que toda la actividad que desarrollan los internos debe
llevarse a cabo en el piso. Los sanitarios no son suficientes para todos y no se
garantiza la alimentación adecuada a los reclusos (…). 5

Asimismo, la Constitución de la Provincia de Buenos Aires


determina en su artículo 30: “Las prisiones son hechas para seguridad y no

4 Camilo Blajaquis es el seudónimo de César González, poeta villero.


5 CSJN, “Verbitsky”, 03/05/2005, Fallos: 328:1146.

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para mortificación de los detenidos. Las penitenciarías serán reglamentadas de
manera que constituyan centros de trabajo y moralización. Todo rigor
innecesario hace responsable a las autoridades que lo ejerzan”.

A su vez, los Tratados Internacionales con jerarquía constitucional


también avalan y amplían lo expresado. La Convención Americana sobre
DD.HH (Pacto de San José de Costa Rica) expresa en su Artículo 5, Inc. 6:
“Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma
y la readaptación social de los condenados”. Asimismo, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos expresa en su Inc.3: “El
régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será
la reforma y la readaptación social de los penados. Los menores delincuentes
estarán separados de los adultos y serán sometidos a un tratamiento adecuado
a su edad y condición jurídica. Se entiende por acciones o medios
resocializadores aquellos que se realizan para la facilitación de herramientas
que permitan a la persona privada de su libertad desenvolverse en el medio
libre sin necesidad de violar normas de derecho para poder vivir en sociedad”.

Por su parte, el Servicio Penitenciario Federal afirma al describir su


Misión que “es la institución del Estado Nacional que tiene a su cargo el
gerenciamiento y la administración de los establecimientos penitenciarios, y la
ejecución de los programas criminológicos destinados a disminuir la
reincidencia, a desalentar la criminalidad y a contribuir a la seguridad pública.
La finalidad de los programas de tratamiento es lograr que las personas
privadas de su libertad adquieran pautas de conducta y herramientas
para su reinserción en la sociedad”.

En referencia a las leyes inferiores, la ley 24.660 de Ejecución de la


Pena Privativa de Libertad establece en su artículo primero: “La ejecución de la
pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr
que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley
procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el
apoyo de la sociedad. El régimen penitenciario deberá utilizar, de acuerdo con
las circunstancias de cada caso, todos los medios de tratamiento
interdisciplinario que resulten apropiados para la finalidad enunciada.”

Por último, la ley 12.256 de Ejecución Penal de la Provincia de Buenos


Aires en el Capítulo II prescribe: “Art 4. El fin último de la presente Ley es la
adecuada inserción social de los procesados y condenados a través de la
asistencia o tratamiento y control. Art 5. La asistencia y/o tratamiento estarán
dirigidos al fortalecimiento de la dignidad humana y el estímulo de actitudes
solidarias inherentes a su condición de ser social, a partir de la satisfacción de

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sus necesidades y del desarrollo de sus potencialidades individuales.”

La utilización de estas fuentes normativas tiene como objetivo


proporcionar una noción de la finalidad que le atribuye el ordenamiento
normativo argentino al poder punitivo y, específicamente, a la pena privativa
de libertad. Recopilando los principios de cada legislación podemos encontrar
como central: que serán para seguridad y no para castigo de los reos; se
constituirán centros de trabajo y moralización; tendrán como finalidad esencial
la reforma y readaptación social de los condenados; brindar herramientas que
permitan a la persona (…) desenvolverse en el medio libre sin necesidad de
violar normas; disminuir la reincidencia, desalentar a la criminalidad y a
contribuir a la seguridad pública; que los penados adquieran pautas de
conductas y herramientas para su reinserción en la sociedad; que el condenado
adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su adecuada
reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad,
sumado a la utilización de tratamientos interdisciplinarios para tal fin; y por
último, que el fin es la adecuada inserción social y el fortalecimiento de la
dignidad humana y el estímulo de actitudes solidarias.

Enumero los principios fundantes del proceso privativo de la libertad,


para dar cuenta que la finalidad esencial es la resocialización del sujeto
condenado (o procesado) y por lo tanto se constituye como pilar de tal
fenómeno a realizar, la consagración del derecho al trabajo como
fundamental y esencial a la hora de la re-adaptación del sujeto de la vida en
sociedad. En el tópico siguiente analizaremos en la estructura normativa
argentina, el derecho al trabajo y por consiguiente, que debiera ser una política
para el desarrollo integral de la persona y es fundamental a la hora de la
inclusión social-económica de las personas en contexto de encierro.

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Derecho al Trabajo

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