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Reseña 07 - Praise of Folly (Erasmus : His Life, Works, and

Influence)
 Autor(es): Augustijn, Cornelis
 Año: 1991
 Link: N/A
 Tipo de texto: Expositivo
 Notas:

 Tesis: N/A
 Temas/secciones: N/A


Muchos conocen el titulo de Elogio a la Locura [lo llamaré Encomio a la
Estulticia, porque así se titula la edición que tengo], pero pocos de hecho lo han leído.
Este texto, aunque su título parece inocente, contiene tantas referencias que Erasmo
tuvo que preparar un comentario para mostrarlas todas. La idea del Elogio surgió en
1509, cuando Erasmo volvía a Inglaterra desde Italia, y se ocupaba en recordad sus
estudios y a sus amigos en vez de perder ese tiempo. Así llegó al juego de palabras
entre moria, locura o estulticia, y Moro, el apellido de su gran amigo. Una vez llegó a
casa de este en Inglaterra aprovechó una semana en la que estuvo enfermo para escribir
el texto, sin libros ni demás ayudas. Erasmo se refiere a su Encomio como un juego o
como una broma, pero es evidente que tiene su lado serio, pues lo pone al lado del
Enquiridión, diciendo, con Horacio, que se debe “decir la verdad con una sonrisa”.
Al hacer que la Estulticia hable por sí misma, lo que se dice tiene un doble
sentido, y no es claro cuando quiere afirmar una cosa o burlarse de ella. En el Elogio se
presenta a la Estulticia como proveedora de todos los bienes, desde la amistad hasta el
gobierno. Esto le permite a Erasmo hacer un estudio de su sociedad, criticando el tipo
de hombre de su tiempo. Critica la gloria que se ve en la guerra, la felicidad que se
busca al margen del conocimiento, el orgullo nacional, las posturas escolásticas frente al
aprendizaje, etc. También fija su atención en varios aspectos de la vida religiosa, como
la obsesión por la construcción, por creer cualquier cosa que tuviera un impacto
positivo en la economía de los predicadores o todo tipo de historias milagrosas, ciertas
oraciones, entre otras.
En la segunda parte del Encomio critica a las élites sociales y académicas, sin
excepción, acusándolos de mentirosos y charlatanes por medio de elogios que les
dedica la Estulticia. Cuando critica a sacerdotes, monjes, teólogos y príncipes de la
Iglesia habla más Erasmo que la Estulticia, criticando el método escolástico por partir de
preguntas y no de la Biblia, y la poca importancia que se le daba a la gramática, que es
vital cuando se parte del texto. A los monjes y los frailes los critica por enorgullecerse
de su falta de educación como si fuera piedad, fijándose en exceso en las reglas de
vestimenta y la rutina, y los sermones simples con historias tontas (silly). Condena a los
personajes con autoridad de la Iglesia, como Papas, cardenales y obispos, por su sed de
poder, gloria y riqueza en sus guerras y en su forma de manipular las labores
administrativas que manejan.
En la última parte, con un enfoque más teológico, recurre a la Biblia para probar
sus puntos. Dios prefiere a los simples y humildes, como mujeres, viejos y niños, en vez
de los estudiados que confían en su inteligencia en vez de abandonarse a Dios. Así,
seguir a Dios sería una especie de estulticia, siendo la estulticia absoluta el seguir
absolutamente las demandas del Evangelio. El alma de un verdadero cristiano se
desentiende de lo corporal, como el hombre que escapade la cueva de Platón, para
buscar la Verdad, habiendo una locura especial reservada para los que se elevan en el
espíritu a Dios.
En la reedición de 1514 se extienden las críticas a los teólogos, a los monjes, y al
clero, principalmente, además de añadir algunas correcciones en pasajes ambiguos.
Añade muchas anécdotas en las que critica a teólogos arrogantes que usar mala filología
para probar los puntos que querían establecer. Critica a los humanistas trilingües que
hace interpretaciones que Erasmo considera erróneas con base en el texto. Aquí se
empieza a plantear la disputa sobre el método de la exégesis bíblica y el de la reflexión
teológica. Por ejemplo, discute con Nicolas de Lyra en la interpretación que hace del
pasaje en el que les dice a sus discípulos que salgan con una bolsa y con una espada,
pues este decía que esto simbolizaba que debían tener lo necesario para su manutención
y defensa, en vez de la pobreza evangélica.
Otro poco de críticas va dirigidas a la disonancia entre la Iglesia, sus sirvientes y
la teología actuales, y el estilo de vida y la doctrina originales de Cristo, cosa que lo ha
emparentado al movimiento Protestante al que nunca se adscribió. Aumenta sus críticas
sobre la obsesión de los monjes con sus ceremonias y vestiduras, y en especial arremete
contra la teología escolástica por sus preguntas absurdas, contrastándolas con la actitud
de los apóstoles, que no se basaban en la dialéctica. En resumen, su crítica se centra en
comparar las aproximaciones complejas actuales con las simples antiguas.
Otro aspecto interesante de la edición del 14 es que se ven las primeras
propuestas de Erasmo de renovación de método y actitud frente a la sociedad y la
Iglesia, buscando un estilo de vida antiguo. En la edición del 15 se publica el Encomio
con un comentario que busca explicar todas las referencias a los menos educados,
[reflejando uno de los mayores valores del humanismo, que es la educación y libre
distribución de la información]. El libro tuvo un gran éxito, teniendo 36 ediciones en
vida de Erasmo, y fue objeto de grandes controversias por parte de los “teólogos
antiguos”, llegando a mezclarse con la controversia protestante. El Encomio es
inseparable de Erasmo, compartiendo ambos un espíritu sutil y un proyecto de vida.

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