Sei sulla pagina 1di 20

“Cómo una chica normal, se pudo enamoran del tipo de persona

que odiaba”.
Capítulo 1: Me enamoró.
Hoy mi mejor amiga en todo el mundo cumplía años. Y como
sabía que ella adoraba a Justin Bieber, había comprado
entradas para llevarla al concierto de esta noche en Los
Ángeles.
Había invitado a Diana a mi casa, para que celebráramos su
cumpleaños número 17. Comimos pastel con mi familia, y luego
nos fuimos a mi cuarto.
- Bueno, es hora de entregarte tu obsequio.- le avisé.
- ¿Qué? Claire, no debiste haber gastado tu dinero en mí.-
me dijo Diana.
No hice caso a sus palabras, me levanté de la cama, y saqué
las 4 entradas para el concierto de Justin Bieber.
- Ojala te guste.- le dije, mientras le entregaba las
entradas.
En cuanto las vio, gritó muy fuerte y me abrazó.
- ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!- no paró de decir mientras
saltaba.
Les dijimos a nuestras otras amigas si querían ir al
concierto, y ellas dijeron de inmediato que si.
El concierto era a las 21:00 hrs. Y mis papás nos irían a
dejar.
Diana estuvo ansiosa todo el día, hasta que llegó el momento.
Las 4 nos subimos al auto de papá, y el condujo hasta Los
Ángeles. Llegamos 2 horas después. Mis padres nos dejaron en
la entrada y se marcharon.
Entramos al estadio, y estaba repleto de gente. Nuestros
asientos estaban en primera fila. Cuando llegamos hasta allí,
nos sentamos.
Tendría que estar mas de 3 horas escuchando al petulante y
engreído de Justin Bieber. Odiaba a ese tipo de personas, que
se creían lo máximo sólo por ser cantantes o actores o lo que
sea. Pero bueno, yo era capaz de todo por mi amiga.
Justin Bieber entró, y todas las chicas rompieron en aplausos
y gritos.
Cuando se acercó a nosotras, no puse evitar quedarme
observándolo. La verdad es que no era nada feo, en realidad
era bastante guapo.
¿Qué? ¿Qué estás diciendo Claire? ¿Estás loca? A él lo odias.
Me dije a mi misma.
Los ojos de Justin y los míos se conectaron por unos cuantos
segundos. Eran tan marrones y hermosos.
Todas las chicas del lugar coreaban sus canciones.
El concierto terminó cerca de las 12:30 hrs. Llamé a mis
padres, y ellos pasaron por nosotras. Fuimos a dejar a
nuestras amigas a sus casas.
- Papá, ¿Diana se puede quedar a dormir en casa?- le
pregunté.
- Claro.- contestó él.
Llegamos a la casa, y corrimos a mi cuarto. Nos pusimos el
pijama y Diana, mi perrita Treasy y yo nos acostamos.
- Gracias Claire, fue el mejor cumpleaños de la
vida.- me dijo Diana.
- De nada amiga.- le dije yo.
Nos quedamos dormidas de inmediato.
Al otro día, Diana se fue en la mañana. Me quedé en la cama
con Treasy, y luego me fui a dar una ducha. Desayuné, y saqué
a pasear a mi mascota.
Era un día nublado, y hacía mucho frío. Yo estaba sentada en
el pasto. Le tiraba la pelota a Treasy y ella la traía de
vuelta. Ella aún no volvía con la pelota, así que me alarmé.
Corrí a buscarla. Ella estaba con un señor de sombrero oscuro
y lentes de sol.
- Lamento si lo molestó.- le dije al hombre, mientras
acariciaba la nuca de mi hermosa pastora alemán.
- No hay problema.- me dijo mientras se quitaba las gafas.
Aquel hombre era Justin Bieber. Me sorprendí al verlo aquí,
en este pueblo tan poca cosa para la gente como él. ¿Qué
rayos hacía aquí?
- Tú…- fue lo único que dije.
- ¡Por favor no le digas a nadie que estoy aquí!- me pidió,
mientras me tapaba la boca.
Me quité su mano de la boca.
- Como si me interesara decírselo a alguien.- le dije algo
enfadada.
- OK, OK. Pero no te enojes.-
No le dije nada.
- Bien, vámonos Treys.-

Treasy y yo nos fuimos al lugar donde trabajaba.


Yo no tenía problemas económicos ni nada de eso, es más, mis
padres tenían bastante dinero. Pero me gustaba ganarme el
dinero por mi misma.
Me fui a atrás del local, dejé a Treasy atada en el lugar de
siempre y entré. Me puse el uniforme y empecé a trabajar.
Yo trabajaba en una Cafetería. Saludé a mis compañeras y fui
a tomar los pedidos.
Me acerqué a una mesa en la que estaba sentada un señor.
- Hola, ¿Qué va a ordenar?- le pregunté.
Él levantó la mirada, y pude ver que de nuevo era Justin.
- ¿Trabajas aquí?- me preguntó con voz fingida.
- Si, ¿Y tú que haces aquí?-
- Que yo sepa es un lugar público.-
- ¿Qué vas a ordenar?- le pregunté con voz antipática.
- Que te sientes conmigo.- me dijo.
- No hablo con personas que a penas conozco y menos
contigo.-
- Aush.- dijo.- ¿Por qué me odias?- preguntó.
- ¿Qué vas a ordenar?- volví a preguntarle.
- OK, está bien, una malteada.- dijo al fin.
Caminé hasta la cocina y le dije el pedido a la cocinera. En
pocos minutos lo tuvo listo y lo llevé a su mesa.
- Aquí está.- le dije mientras ponía el vaso frente a él.
Las horas pasaron, y las personas empezaron a irse. Pero
Justin seguía ahí, con la vista pegada en mí. Cuando ya
quedaban unas pocas personas, limpié el lugar, y después de
eso me fui a quitar el uniforme.
Cuando volví Justin aún no se iba. Me acerqué a él.
- Ya vete, estamos por cerrar.- le dije.
- No hasta que te sientes a hablar conmigo.-
- No quiero hablar contigo.-
- ¿Por qué no?-
- No lo sé, porque no quiero.-
- Sólo dime porque me odias, si ni siquiera me conoces.-
insistió.
- No es nada personal, odia a todas las personas como tú.-
le dije.
- ¿Por qué?-
- Porque son arrogantes, y porque se creen lo máximo.-
admití.
- Bueno, por lo menos yo no soy así.-
- Lo dudo.- dije para mi misma, y luego me fui.
Salí por la puerta trasera. Treasy estaba echada en el piso.
- Es hora de irnos Treasy.- le dije mientras le apuntaba la
puerta.
Se levantó del suelo y nos fuimos juntas.
Me puse mi chaqueta y me fui.
- ¡Hey!- me gritó una voz.
Me di vuelta, era Justin.
Corrió hasta donde mí.
- ¿Dónde vives?- me preguntó.
- ¿Y eso a ti que?-
Continuó siguiéndome.
- Está bien, ya me hartaste.- le dije mientras me daba
vuelta para quedar frente a él.- ¿Por qué me sigues?-
- No lo sé. Es que eres diferente a las otras chicas, ellas
sólo piden autógrafos, y nunca dejan de seguirme. Pero
creo que contigo es al revés; yo te estoy siguiendo a ti.
Sonreí. Luego puse los ojos en blanco y seguí caminando.
- OH, te he estado acosando todo el día y ni siquiera te he
preguntado como te llamas.- me dijo.
- Me llamo Claire.- le dije, y me volví a dar la vuelta.
- Claire. Es un muy bonito nombre.- me dijo con una sonrisa
en el rostro.
- Gracias.- le dije.
Justin ahora iba a mi lado, bueno, al lado de Treasy.
Llegamos a mi casa.
- Bueno, esta es mi casa. Adiós.- le dije.
- Adiós. Fue un gusto haberte conocido.- me dijo, y luego
se marchó.
Suspiré y luego entré a la casa.
- Hola hija.- me saludó mamá.
- Hola mamá, hola papá.- les dije.
Me quedé hablando con ellos un largo rato, pero en ningún
momento les dije lo de Justin.
Treasy y yo nos fuimos a mi cuarto.
- Es muy lindo Treys.- le dije refiriéndome a Justin.
Auque sabía que ella no entendía nada de lo que yo le decía,
siempre le hablaba. Con ella me desahogaba cuando estaba
triste, siempre me reía con ella, y siempre le contaba mis
cosas.
Puse mi cabeza sobre las almohadas y pensé en Justin.
Sus ojos marrón claro eran tan hermosos. Y no era petulante y
arrogante como yo creía.
Me quedé pensando en él toda la noche hasta dormirme.
Capítulo 2: Me salvó la vida.
Estaba en la plaza con Treasy. En un lugar alejado del resto.
Estábamos en una banca, cuando unos tipos se me acercaron.
- ¿Qué hace una chica tan linda sola?- me preguntó un chico
de unos 20 años.
No les hice caso.
- Es muy guapa ¿No?- dijo otro.
- Si, pero está muy tapada.-
Me asusté un poco. Me levanté de la banca para irme a mi
casa, pero uno de ellos me jaló del brazo y volvió a sentarme
en la banca.
- ¿Por qué no le quitamos un poco de ropa?-
- ¡Suéltenme!- grité cuando empezaron a quitarme la
chaqueta.
Comencé a gritar y a patalear, y uno de ellos me tapó la boca
con su mano.
Treasy comenzó a ladrar, y mordió a uno de los tipos.
Ellos se enfadaron y le dieron una patada. Ella lloró, y
luego calló inconsciente.
- ¡No!- dije, y luego empecé a llorar.
Ellos me tocaban las piernas, y me besaban el cuello.
Nadie iba a poder ayudarme. Yo seguía llorando e intentando
gritar.
Creí que este iba a ser mi fin, iba a ser violada y tal vez
hasta asesinada.
- ¡Suéltenla!- gritó una voz muy enfadada.
Era Justin.
Todos comenzaron a reír.
- ¡OH No! Es Justin Bieber, mejor vámonos.- dijeron con voz
sarcástica.
Me soltaron por unos minutos, para ir a golpear a Justin.
Él no pudo defenderse demasiado. Comenzaron a golpearlo.
- ¡No le hagan daño!- les grité.
- ¡Sólo vete!- me ordenó Justin.
No lo quería dejar. Él podía hasta morir.
Me acerqué a Treasy, la cual estaba despertando.
Ella corrió a morder a los matones.
- ¡Treys! No.- le dije.
- ¡Vete Claire!- volvió a decirme Justin.
Le hice caso, y comencé a correr. Pero uno de ellos me
persiguió hasta que me alcanzó. Me agarró de la cintura y me
dijo:
- ¿A dónde vas?-
Me besó el cuello, y me levantó la falda para tocarme las
piernas.
Volví a llorar.
Justin en cuanto vio como me tocaba corrió dónde mí. Golpeó
al tipo que se estaba aprovechando de mí, y ambos empezaron a
pelear.
Cuando corrí a buscar a Treasy me tropecé. Golpeé mi rodilla,
mis brazos y mi cabeza. Treys fue donde mí, y me lamió la
cara. Comencé a perder la conciencia poco a poco.
- Claire, despierta, despierta.- me decía Justin, mientras
me movía suavemente.
Abrí los ojos débilmente.
Justin me ayudó a levantarme. Nos sentamos en una banca.
- Gracias Justin.- le dije con voz débil.
- De nada.- me dijo él con una sonrisa.
Él estaba bastante golpeado.
- ¿Por qué lo hiciste?- le pregunté.
- ¿Hacer qué?-
- Salvarme, pudieron matarte.-
- No iba a permitir que esos imbéciles te hicieran daño.-
me dijo.
- Pero si a penas nos conocemos.- le dije. Nadie se
arriesgaría por una persona que conoce hace un día.
- ¿Y eso qué?- preguntó.- Créeme, te volvería a salvar sin
pensarlo dos veces.-
Le sonreí.
Justin me ayudó a levantarme de la banca, y me acompañó hasta
mi casa.
- Adiós.- le dije cuando estábamos en la entrada.- Y de
nuevo gracias.-
- No hay de que.- me dijo.
Volví a sonreírle, y besé su mejilla.
Ambos nos ruborizamos, pero luego el sonrió.
Toqué la puerta cuando Justin ya iba lejos.
Mamá fue la que abrió, y en cuanto me vio puso cara de
espanto.
- ¡Claire! ¿Qué te pasó?- me preguntó muy preocupada.
Sin poder evitarlo, empecé a llorar.
Mamá me llevó hasta el sofá. Donde estaba mi padre, quien
también se alarmó mucho.
- Dinos que te pasó hija.- me dijo papá.
- Está bien, se los contaré.- comencé diciendo.- Treys y yo
estábamos en la plaza, y unos tipos se me acercaron,
quisieron abusar de mí, pero Jus…- estuve a punto de
decir su nombre, pero el primer día que nos conocimos,
Justin me dijo que no le contara a nadie que él estaba en
el pueblo.- un chico, me salvó.
- OH, pobre de mi niña.- dijo mamá, y luego me abrazó.
- Iremos a poner la denuncia.- dijo papá.
Ambos salieron de la casa, y yo me quedé con Marta.
- Señorita Johnson, ¿Necesita alguna otra cosa?- me
preguntó Marta.
- No, gracias. Y Marta, te dije que sólo me llamarás
Claire.-
- Está bien señorita Johnson, quiero decir Claire.-
Me quedé un rato en el sofá, y luego me fui a mi cuarto.
Mi habitación estaba en el fondo del jardín, era una especie
de cabaña.
Entré en ella, y me acosté en mi cama junto a Treasy.
Después de un rato, mis padres volvieron. Y ya era la hora de
cenar.
Fui a la casa, y los tres cenamos. Cuando terminamos, mis
padres se fueron a su cuarto y yo me quedé en la sala viendo
TV.
Alguien tocó la ventana muy despacio. Corrí la cortina para
ver quien era, y me sorprendí al ver a Justin.
- ¿Qué haces aquí?- le pregunté entre susurros.
- Quería saber cómo estabas.-
Le sonreí.
- Estoy bien, gracias.- le dije.- Dame un minutos.
Salí de la casa para encontrarme con él.
- Gracias de nuevo por salvarme la vida.- le dije.
Nos sentamos en la escalera de la entrada de mi casa.
- No hay de que.- me dijo.
Nos quedamos hablando durante algunos minutos.
Justin era… normal. Como cualquier chico.
Me sentía cómoda al hablar con él. Podía ser yo misma.
- Bien, ya es tarde.- dije mientras me levantaba del piso.-
Adiós.
- Hasta pronto. Descansa.- me dijo.
Besó mi mejilla y se marchó.
Cuando estaba en mi cuarto, pensé en Justin. Y en lo buena
persona que era. Me había salvado la vida, y le debía mucho.
Capítulo 3: Viviendo en mi casa.
Estaba en la cafetería trabajando, y como todos los días
Justin estaba allí.
Siempre iba a mi trabajo para estar conmigo. Y cuando
terminaba de trabajar me acompañaba a mi casa.
- Bien, ¿Nos vamos?- le pregunté cuando terminé de limpiar
el lugar.
- Claro.- dijo él.
Treasy, Justin y yo nos fuimos a mi casa.
- Hasta mañana.- me dijo Justin.
- Hasta mañana.- le dije yo.
Nos despedimos, él se fue y yo entré en la casa.
Saludé a mis papás y a Marta. Y como no tenía hambre, no
quise cenar, así que me fui a mi habitación.
Me puse el pijama y Treasy y yo nos acostamos a ver TV.
Me aburrí a los minutos después, así que apagué la televisión
y me preparé para dormir.
Como todas las noches pensé en Justin, y en que se estaba
volviendo un gran amigo para mí. Me quedé dormida de
inmediato.
Desperté a las 8, y como todas las mañanas, me duché, me
vestí, desayuné. Y fui a la plaza, a pasear a Treasy.
Me senté en una banca y le arrojé una pelota a Treasy para
que fuera por ella.
Vi a Justin desde lejos, y venía caminando hacia mí.
De inmediato sonreí al verlo. Cuando llegó se sentó junto a
mí.
- Buenos días.- me dijo sonriendo.
- Buenos días.-
- ¿Siempre te despiertas a esta hora?- me preguntó.
- Si, me encanta salir en la mañana con Treys.- admití.-
- OH. Yo sólo estoy aquí, a las 9 de la mañana, por ti.- me
dijo y luego me sonrió.
Yo también le sonreí.
- Cuéntame de ti.- me pidió Justin.
- ¿Qué quieres que te cuente?- le pregunté.
- Eh, no lo sé. Tal vez la razón de porque trabajas en esa
cafetería, si tus padres son una de las personas más
adineradas de este pueblo.-
- Porque me gusta la sensación de ganarme el dinero por mí
misma.-
- OH. Sabes Rocío… eres grandiosa.-
Le sonreí.
Nos miramos a los ojos por varios minutos. Sin decirnos ni
una palabra.
- Bien.- dije rompiendo el silencio.- Tengo que volver a mi
casa.-
- OK.- dijo.- Pero vuelve más tarde ¿Si?- me pidió
mirándome con un rostro al que no se le podía decir que
no.
Me quedé viéndolo como una tonta.
- Si, si, claro.- le dije cuando reaccioné.
- Está bien. Adiós.-
- Adiós.- le dije.
Treasy y yo nos fuimos a casa.
- Hola señorita Rocío.- me saludó Marta cuando me abrió la
puerta.
- Marta, sólo Rocío.- le dije.
- Claro, es que aún no me acostumbro Rocío.-
Le sonreí.
Me quedé viendo TV con mis padres un largo rato.
Ya era hora de almorzar, así que nos sentamos a la mesa, y
Marta nos llevó la comida. Todo estaba delicioso. Comí muy
rápido, porque quería reunirme con Justin lo antes posible.
Terminé de comer, les dije a mis padres que saldría con
Treys, ellos accedieron de inmediato.
Treasy y yo salimos de la casa y caminamos hasta la plaza.
Cuando llegué, vi de inmediato a Justin, estaba sentado en
una banca, con sus típicas gafas y con su sombrero.
Me acerqué a él cuidadosamente para que no me viera. Me puse
detrás de él, y le quité las gafas y el sombrero.
- Hola.- le dije, y luego besé su mejilla.
- Hola.- me dijo, y parecía alegre al verme.
Me senté junto a él y comenzamos a hablar.
Había muchas personas, así que nos fuimos a caminar a un
lugar más alejado de toda la gente.
- Justin, ¿Te puedo preguntar algo?-
- Claro, lo que sea.-
- Bueno, no me mal entiendas, me encanta que estés aquí.
Pero, ¿Por qué viniste a este pueblo? Si tu vida es tan
maravillosa allá en Los Ángeles.-
- Rocío, créeme, mi vida no tiene nada de maravillosa. Vine
aquí, porque… estaba arto. Sólo quería escapar, y por
alguna razón vine a parar a este pueblo.-
- Pero… ¿De qué querías escapar?-
- De todas las fans que me persiguen a diario, no digo que
no las aprecie, es sólo que necesito espacio, y también
necesito tener privacidad, cosa que la prensa no me
permite. Y también estoy arto de que mis papás sólo estén
pendientes de mi carrera como cantante, y que no me tomen
en cuenta como su hijo.-
No sabía que decirle.
Me había equivocado tanto con él. Yo creía que su vida era
perfecta, con mucho dinero, cumpliendo sus sueños, y muchas
cosas más. Pero su vida era mucho más complicada que la de
muchos adolescentes.
- Pero estando contigo me siento cómodo, y que no tengo que
fingir ser alguien que no soy. Tú eres la única razón por
la que todavía no me voy de este pueblo.- me dijo.
Le sonreí.
- Gracias Justin. Yo también me siento muy bien estando
contigo.- le dije, y era la verdad.
Me recosté en la banca, y Justin me dejó apoyarme en su
regazo.
- ¿Quieres un helado?- me ofreció.
- Está bien.- le dije.
Justin se levantó de la banca, se puso sus lentes y su
sombrero, y caminó hasta un carrito de helados. Luego volvió
con tres conos de chocolate en la mano.
Me dio uno a mí, y otro a Treasy.
- Gracias.- le dije.
- No hay de que.-
Volví a acomodarme en su regazo, mientras me comía el helado.
El tiempo se me pasó volando, y cuando me fijé, ya eran las 8
de la tarde.
- Justin, ya me tengo que ir.- le dije mientras me
levantaba de su regazo.
- OK, te acompaño.- me dijo.
Justin, Treys y yo nos fuimos a mi casa. Me despedí de Justin
y entré a la casa.
- Jovencita, ¿Por qué tardaste tanto?- me preguntó.
- Eh… Es que me entretuve jugando con Treys.- les mentí.
Al parecer mis padres no se lo creyeron.
- Mañana no saldrás a ningún lado.- me dijo papá.
- ¿Qué? ¿Por qué?- le pregunté. No estaba de acuerdo con su
decisión, porque no podría ver a Justin en todo el día.
- Estás saliendo demasiado, ya ni estás en la casa. Y nos
quedamos muy preocupados con lo que te pasó hace algunas
semanas.- me dijo papá, refiriéndose a la vez que Justin
me salvó de ese montón de pervertidos.-
- Pero papá, no es justo.- reclamé.
- No cambiaré de opinión. Y si sigues insistiendo aumentaré
a dos.- me amenazó.
Lo miré enfadada, y luego me fui a mi habitación.
Me senté en el pequeño sillón junto a la ventana.
Luego de unos minutos, mi celular, el cual estaba en el
bolsillo de mi pantalón, comenzó a sonar. Lo saqué de mi
bolsillo, y en el identificador de llamada decía que era
Justin. Contesté.
- Hola Rocío.- me saludó con voz alegre.
- Hola.- le dije algo enfadada, no con él, si no que con mi
padre.
- ¿Te pasa algo?- me preguntó al escuchar mi tono de voz.
- Si, mi papá me dijo que no puedo salir de la casa mañana,
así que no podré verte.- le dije.
- Que mal, quería pasar la tarde de mañana contigo.- dijo.
- Yo también quería estar contigo.- le dije.
- Pero no se podrá.- dijo con voz algo triste.- Te veré el
lunes.-
- Si, adiós.- me despedí.
- Adiós, descansa.-
Se cortó la llamada.
Me quedé acariciando a Treasy, y luego vi un poco de TV.
Por accidente, puse la TV en un canal donde estaba dando una
noticia de Justin.
Según la noticia todos querían saber dónde estaba Justin. Ni
siquiera sus padres sabían de su paradero.
Yo no quería que Justin se fuera, lo extrañaría demasiado.
Me dormí unas horas después.
Me quedé acostada hasta tarde, como no podía salir a ningún
lado.
Marta me llamó para que fuera a almorzar, pero me rehusé, ya
que no quería hablar con papá.
Marta me llevó el almuerzo a mi habitación.
Estuve todo el día en mi cuarto con Treasy, y hablé varias
horas por teléfono con Justin.
Se hizo de noche, así que me acosté a dormir.
Desperté muy contenta, porque hoy podría ver a Justin. Me
duché y me vestí.
Y Treasy y yo salimos de la casa.
Cuando llegamos a la plaza, caminamos por varios minutos,
hasta que Justin apareció.
- Hola.- me saludó con una sonrisa en el rostro, y luego me
abrazó.
- Hola.- le dije cuando dejó de abrazarme.
Como siempre, nos fuimos a sentar en una banca.
Luego fuimos a la cafetería. Él se sentó en su típica mesa y
yo me fui a trabajar.
Después de terminar mi turno, Justin nos acompañó a Treys y a
mí a casa.
- Bien, hasta mañana.- le dije.
- Hasta mañana.-
Él besó mi mejilla y se fue.
Entré en la casa, y saludé a mis padres. Ya que no tenía nada
que hacer, decidí ayudar a Marta a limpiar la cocina. Cuando
terminé me fui a mi cuarto.
Eran las 11:30 de la noche, y Treys y yo veíamos TV, cuando
alguien golpeó mi ventana. Me asusté mucho.
Corrí la cortina y pude ver que Justin estaba del otro lado.
- ¿Qué haces aquí?- le pregunté.
- ¿Puedo entrar?- me preguntó él.
Salí de la ventana y corrí a la puerta, la abrí para que el
pasara.
- Bien, ahora dime que haces aquí.-
- Bien. Te lo diré. Se me acabó el dinero, y ya no puedo
seguir pagando el hotel en el que estaba.-
- OH.-
- Y me preguntaba si podía quedarme aquí por unos días.-
- ¿Qué? Pero y si mis padres te ven. Me matarán.-
- Por favor.- me dijo con su cara angelical.
Yo quería que se quedara aquí, porque o si no se tendría que
ir, y yo lo extrañaría mucho.
- Está bien.- le dije.
- Gracias. Eres la mejor.- me dijo, y luego me abrazó muy
fuerte.
- OK, pero dormirás en el garaje.-
- Está bien.-
Los dos salimos de mi cuarto, y fuimos al garaje. Busqué un
saco de dormir en una de las muchas cajas que había allí,
hasta que lo encontré.
- Bien. Aquí tienes.- le dije, y luego le entregué el saco
de dormir.- Si quieres deja tus cosas allí.- le dije
apuntando un pequeño mueble viejo.
- Gracias de nuevo Rocío.- me dijo.
- No hay de que.- le dije.- Hey, ¿No tienes hambre?- le
pregunté, ya que lo habían echado del hotel, yo suponía
que no había comido en horas.
- La verdad es que si.-
- OH, entonces. Quédate aquí. Y no hagas ruido.- le ordené.
Entré en la casa silenciosamente, para no despertar a nadie.
Me dirigí a la cocina. Y busqué algo en el refrigerador,
Marta había dejado lo que había sobrado de la cena en un
plato. Lo saqué y lo metí en el microondas.
Cuando estuvo listo, serví un vaso de jugo, y volví al garaje
con la comida.
- Aquí tienes.- le dije mientras le entregaba la comida.
- Gracias.-
Se lo comió todo muy rápido.
- Bien. Hasta mañana.- me despedí.
- Hasta mañana.-
Me fui a mi cuarto y me dormí enseguida.
Desperté bastante temprano. Y como Justin estaba durmiendo en
garaje, no hacía falta ir tan temprano a la plaza para estar
con él.
Fui a la casa a desayunar con mis padres.
- Buenos días.- los saludé.
- Hola hija.- me saludó mamá.
- Hola Rocío.- me dijo papá.
Nos sentamos a la mesa, y Marta nos llevó el desayuno.
- Marta, ¿No queda algo de mermelada?- le preguntó papá.
- Si, está en el garaje. Iré por ella.-
En cuanto dijo garaje solté el tenedor y abrí los ojos como
platos.
- ¡No!- dije de pronto, muy alterada.- digo. Marta, yo
voy.-
- Señorita Rocío. No se preocupe, yo voy por ella.- me
dijo, y se dirigió al garaje.
Yo corrí detrás de ella.
Cuando llegamos, las cosas de Justin ya no estaban. Y él
tampoco.
Marta se acercó a un estante y empezó a buscar los envases de
mermelada.
Yo me acerqué a ella. Y vi a Justin en ropa interior y con
una camiseta, escondido entre la lavadora y un mueble viejo.
No pude evitar soltar una risita.
Quédate ahí. Le susurré.
Está bien. Me dijo él en el mismo tono.
Marta encontró la mermelada y ambas nos fuimos de vuelta a la
casa.
Terminé de desayunar y me fui a dar una ducha.
Él día estaba bellísimo, con un sol radiante. Así que me puse
una camiseta de tiras blanca, una mini falda morada y unas
sandalias blancas.
Cuando fui al garaje, me encontré con Justin vestido.
- Wow, estás muy hermosa.- me dijo Justin.
Me sonrojé.
- Gracias.- le dije sonriendo.

Pasó cerca de un mes. Y con el tiempo Justin se convirtió en


mi mejor amigo.
Él seguía viviendo en mi garaje. Pero todas las noches se iba
a mi cuarto para ver TV o comer algo juntos, y luego se iba
al garaje a dormir.
Ya faltaba una semana para que mis vacaciones se acabaran y
entrara a clases otra vez.
Y todas sus fans y la prensa se seguían preguntando dónde
estaba Justin.
Capítulo 4: Mi mejor amigo, ¿O
algo más?
Era de noche, y Justin y yo estábamos acurrucados en mi cama
viendo TV. Hacía algo de frío, así que Justin me tenía
abrazada.
Me encantaba cuando estábamos así, él era tan cálido que me
gustaba mucho tenerlo cerca.
Estaba tan cómoda que no noté que estaba empezando a
quedarme dormida.
Cuando desperté ya era de mañana, y Justin no estaba a mi
lado, en su lugar había una almohada.
- Despertaste.- me dijo Justin, quien estaba en mi sofá.
Me asusté un poco cuando lo escuché, ya que pensaba que
estaba sola.
- Hola.- le dije.
- Bueno días.- me dijo mientras se acercaba a mí, y se
sentaba a los pies de mi cama.
Hubo un momento de silencio. Y Justin comenzó a acercar su
rostro al mío.
Me puse muy nerviosa. No sabía si besarlo. La verdad era que
lo deseaba, y mucho. Pero no estaba lista.
- He. Iré a ducharme.- dije mientras me alejaba de él, y
daba un brinco fuera de la cama.
Mientras me duchaba pensé en lo que acababa de pasar. Yo de
verdad quería besarlo, pero… sentía miedo. Y no sabía porque.
Terminé de ducharme, me puse una toalla y fui a mi cuarto.
Justin ya no estaba ahí.
Tal vez se enfadó.
Me vestí rápidamente, y fui al garaje, para ver si Justin
estaba allí, y así era.
- Hola.- le dije.
- Hola.-
- ¿No estás molesto?- le pregunté.
- Claro que no. ¿Por qué lo estaría?-
Le sonreí.
- ¿Me acompañas a la plaza?- le pregunté.
- Claro.-
Treys y yo entramos en la casa, y le dije a mis padres que
saldría a pasearla.
Cuando salí a la calle. Vi a Justin saltar la reja que daba
al jardín sin problemas.
- ¿Vamos?-
- Si.-
Treys, Justin y yo íbamos por las calles vacías rumbo a la
plaza.
Llegamos a la plaza, y nos sentamos en el césped a hablar.
- Sabes Justin… Todos los días aparece en la TV que nadie
sabe de tu paradero, y cosas así.- le dije, aunque hace
varios días me lo había guardado, ya que no quería que se
fuera.
- Si, hace poco hable con mis padres. Ellos quieren que
vuelva, pero les dije que aún no quiero irme, porque no
quiero alejarme de cierta persona.- me dijo con una
sonrisa en el rostro.
- Mmm… ¿Y cual sería esa persona?- le pregunté, aunque
sabía que se refería a mí.-
- Es una chica muy hermosa llamada Rocío.- me dijo, y luego
rió.
- Yo tampoco quiero que te vallas Justin.-
Él sonrió.
Ya era la hora del almuerzo, así que tuvimos que volver a
casa.
Justin se escondió en el garaje, y yo fui a almorzar con mis
padres.
Después de comer, me fui a mi cuarto, y ahí estaba Justin.
Empezamos a hablar, y así estuvimos por horas.
Vimos un poco de TV, y ya era la hora de cenar.
Fui a la casa y me senté a cenar con mis padres.
- Sabes Rocío. Me he dado cuenta de que estás comiendo
demasiado por las noches.- ella se refería a cuando iba a
buscar comida para Justin a medianoche.- Pero no he
notado que subes de peso.-
No sabía que decirle.
- Eh… no lo sé.- fue lo único que se me ocurrió.
El resto de la cena fue en silencio.
Me quedé un rato hablando con mis padres, y luego me fui a mi
cuarto.
Justin estaba en el sofá acariciando a Treasy.
- Hola.- le dije.
- Hola.-
Ya estaba anocheciendo, así que entré al baño y me puse el
pijama.
- ¿Tienes hambre?- le pregunté.
- Si.- me dijo.
- OK, iré a buscarte algo.-
Salí de mi habitación, y entré a la casa.
Busqué en el refrigerador, como siempre, algo para que Justin
comiera.
Había un trozo del pastel que Marta había hecho, el cual
estaba delicioso.
Le llevé el pastel, y un vaso de leche.
Volví al cuarto, y ahora Justin estaba sentado a los pies de
mi cama, y estaba dándome la espalda.
Me senté frente a él, y le entregué el plato con el pastel, y
el vaso de leche.
Cuando Justin probó un bocado no pudo disimular la cara de
que le había encantado.
- Wow, está delicioso. ¿Quién lo hizo?-
- Marta. Cocina excelente ¿no?-
- Si, está exquisito. ¿Quieres un poco?- me ofreció.
- Claro.- le dije sonriendo.
Me dio el trozo de pastel en la boca, como si fuera un bebé.
Yo reí.
Desvié la vista al sofá, donde estaba Treys. Y cuando volví a
mirar a Justin, él por sorpresa me echó crema del pastel en
punta de la nariz.
Ambos reímos.
Sin que Justin se diera cuenta, agarré un pedazo de pastel
con la mano, y se lo embarré en la boca.
Reímos aún más.
Comenzamos a tirarnos el pastel y la crema.
Por accidente nos acercamos demasiado. Y las risas cesaron.
Nos miramos a los ojos, mi corazón comenzó a latir muy
fuerte, y cuando Justin acortó aún más la distancia que había
entre nosotros, yo me alejé.
Justin se enfadó un poco.
- Parezco un tonto tratando de besarte. Si ya me dejaste en
claro que no quieres besarme. Yo quiero ser más que tu
amigo Rocío… me gustas, y mucho…- dijo algo alterado.- Y
no sé porque sigo aquí, si tú no quieres nada conmigo.-
- Justin… Tú igual me gustas, mucho. Y la verdad es que si
quiero besarte, pero estoy nerviosa…- dije avergonzada.
- No lo estés Rocío.-
Volvió a haber el mismo silencio de antes. Mi corazón latía
aún más fuerte. Yo sólo estaba pendiente de sus hermosos ojos
marrones. Él comenzó a acercarse a mí de nuevo.
Esta vez no me alejé. Justin puso su mano en mi mejilla. Y
acortó totalmente la distancia que había entre ambos.
Podía sentir su aliento exquisito chocar en mi cara.
Nuestros labios se tocaron. Cuando me besó me sentí tan bien.
Enredé mis manos alrededor de su cuello. Y nuestros labios
comenzaron a moverse con cada vez más pasión.
- Te amo.- me dijo Justin cuando dejamos de besarnos.
Dijo las palabras con seguridad y fluidez.
Yo me quedé mirándolo a los ojos cuando me dijo esas dos
palabras.
- Te amo.- le dije con voz tímida.
Pero era verdad. Lo amaba, sentía cosas que nunca antes había
sentido por un chico.
Lo amaba, y lo amaba demasiado.
No sabía como la sensación adolescente; Justin Bieber se
había enamorado de mí, una chica común y corriente de un
pequeño pueblito que nadie conocía.
Justin se había convertido en mucho más que mi mejor amigo,
era el chico que amaba.
Capítulo 5: El instituto.

Potrebbero piacerti anche