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Primera Parte
Reflexión detallada de cada palabras de la
lectura de Emaús
“Siempre hay una Palabra de Dios que nos guía en nuestra
desorientación; y a través de nuestros cansancios y decepciones hay
siempre un Pan partido que nos hace ir adelante en el camino”. Papa
Francisco.
En una homilía dominical en la que el sacerdote reflexionaba sobre el
pasaje de los discípulos que iban por el camino hacia la aldea de
Emaús, recordando tal escena del Evangelio, reconocí interiormente
que esta historia también era – a su manera – mi historia… claro,
también es tú historia y la de muchos cristianos. Que bien nos hace
en esta época volver nuestro corazón hacia la profundidad de este
pasaje tan peculiar y único que el evangelista San Lucas quiso
transmitirnos a todos los cristianos de todas las épocas, con especial
atención a aquellos que han olvidado la alegría del encuentro con
Cristo.
Oración
Señor, tú lo dijiste:
“donde dos o más
se reúnan en mi nombre,
allí estoy yo, en medio de ellos”…
Gracias, Señor,
por tantos testigos como hemos conocido
y que nos hacen continuar en la tarea,
aún en medio de las dificultades,
sabiendo recoger la antorcha
y llevándola por las calles de nuestro mundo.
¡Qué magnífica tarea tenemos encomendada!
¿Qué nos impide reconocer a Jesús como compañero de camino? ¿Por qué
no queremos dejar que Él camine junto a nosotros? Algo impide que
nuestros ojos de discípulos le reconozcan, aunque lo tengamos cara a
cara, no le vemos, más bien, no le queremos ver… en realidad es nuestro
corazón el que está cerrado (cegado) por el pecado, por el odio y los
resentimientos, por el vacío de Dios. A veces nos pasa como a los
discípulos de Emaús, que estaban más enfocados en el problema o en las
“malas noticias” de lo sucedido en aquellos días, que en la “Buena Nueva”
de la resurrección de Cristo que les había sido anunciada y de su
salvación misma.