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Justificación
La justificación en el Antiguo Testamento
Texto: Romanos 4,1-25
Introducción
Pablo ya ha tratado en el párrafo anterior (3,21-31) que el ser humano no
es justificado por las obras de la ley, sino por la obra de Cristo. Ninguna
persona jamás podrá añadir alguna obra, por más buena que parezca, a su
justificación delante de Dios. La única forma en que el pecador puede
‘justificarse’ delante de Dios, es la que Él ha hecho validad por los méritos de
Su Hijo Jesucristo.
(Así que definiremos (nuevamente) que significa ser ‘justificado’ delante de Dios:
‘Justificar’ significa declarar justo. Pensemos en una persona que ha sido condenada a
muerte y, que se encuentra delante del Juez. Este juez está apunto de dictar la sentencia de
muerte para el criminal. Entonces, el mismo juez le declara como ‘no culpable’. No porque
se ha probado que es inocente, el juez lo hace en un acto de ‘misericordia’. Este hombre es
culpable, por tanto no es una persona ‘justa’, pero por la declaración que el juez hizo de ‘no
culpable’ este hombre legalmente ha sido ‘justificado’ de toda culpa. Pero, el juez justifica al
culpable, sin comprometer su carácter justo, y sin quebrantar la ley.
Entonces la justificación puede ser definida como: “ese misericordioso acto de Dios por el
cual, solamente en base a la obra mediadora realizada por Cristo, él declara al pecador
justo, y este último acepta este beneficio con un corazón creyente.”)
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así fue justificado por el objeto de su fe. Por tanto, fue declarado como
‘justificado’ por Aquel que tiene el poder para darle vida a los muertos (cf.
Romanos 4,17) y no por su obediencia. ¡Solo de gracia mis queridos
hermanos ! Entonces, la justificación es producto de la gracia de Dios
solamente.
Las Escrituras, mis amados, enseñan que Dios declara justo al pecador
por medio de la fe en Su Hijo Jesucristo. Y Abraham y David no son casos
donde se aplica la excepción. Recordemos que todo ser humano esta
completamente perdido. No tiene ninguna esperanza fuera de Dios. El
diagnostico de Dios para el hombre es que ‘…todo designio de los
pensamientos su corazón es de continuo ‘solamente’ al mal.’ Las Escrituras
enseñan que en el corazón no regenerado hay solamente maldad. Y nadie de
este mundo puede cambiar ese corazón depravado. El libro de Job dice:
Job 15,14 ‘¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y para que se
justifique el nacido de mujer? 15 He aquí, en sus santos no confía, Y ni aun
los cielos son limpios delante de sus ojos; 16 ¿Cuánto menos el hombre
abominable y vil, Que bebe la iniquidad como agua?’
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que le espera es la aterradora ira de Dios (cf. Éxodo 12,1-30). Amados
hermanos, la única obra perfecta, y validad por Dios para nuestra
justificación es la gloriosa obra de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡Su
obra es perfecta ! no hay nada más que podamos añadirle a ella.
Romanos 4,2 “Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué
gloriarse, pero no para con Dios.”
Asumiendo que sea verdad que Abraham haya sido declarado ‘justo’ por
las obras, entonces tiene de qué gloriarse, ‘…pero no para con Dios…’ Sus
obras solamente serian para agradar a los hombres. Porque la única justicia
válida delante de Dios es la que se da mediante la fe en Jesucristo:
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cuenta de banco. Esto es lo que sucede con la justificación, y Pablo lo escribe
en estos versículos.
Abraham creyó que Dios podía hacer lo que él no podía hacer. El Señor
‘contó’ a éste ‘impío’, a este vil pecador, como algo que en sí mismo y por sí
mismo no era, ‘Justo’. Porque Dios es quién justifica al ‘impío’.
Ahora, aquí nos encontramos con un problema. Porque los principios
elementales de la justicia es que los justos queden absueltos, libres de toda
culpabilidad, y los injustos sean declarados culpables. Lo contrario no cuadra
en un sistema judicial. Es más, la Biblia dice en el libro de Proverbios 17,15:
“El que justifica al impío, y el que condena al justo,Ambos son igualmente
abominación a Jehová.” Dios abomina a quien declara culpable al justo y
justifica al impío. Entonces: ¿cómo Dios ha justificado, declarado no
culpables, a gente impía como nosotros? porque la Escritura dice: Romanos
4, 5 “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe
le es contada por justicia.”
Para poder ser salvo, el hombre tiene que ser perfecto. Obedecer sin fallar
la ley de Dios. Eso, como ya miramos, es algo imposible, ya que el hombre
esta completamente perdido. Pero Cristo, vino al mundo, se hizo carne, y
obedeció perfectamente la ley de Dios, y su vida de obediencia, la vivió a
nuestro favor, a nuestra cuenta. Así nosotros, por medio de la fe en Cristo,
Dios cuenta como nuestra la obediencia de Jesucristo, y de esa manera, por
medio de Cristo, y en Cristo solamente, Dios nos declara como no
‘culpables', y entonces somos aceptados para venir a Su presencia. Por
tanto, la justificación es producto de la gracia de Dios solamente. No
necesitamos nada más mas que la confianza en Aquel que es fiel a la
promesa.
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Amados hermanos, recordemos que el Salmo 32, David lo escribe después
de haber pecado gravemente contra Dios. Tomó a la mujer de su prójimo,
Urias, después, cruelmente envía la sentencia de su muerte en manos del
mismo Urias, para que le entregara a Joab General de los ejércitos de Israel.
Pero, veamos lo que el salmo 32 dice:
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