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Universidad Nacional de Colombia

Departamento de Sociología
Sociología temática: Genealogía de las prácticas de sí
Estudiante: Estefanía Díaz Ramos (Cód.423850)
29 de octubre de 2015

Reflexión textos:
Garin, E. (s/f). “Magia y astrología en la cultura del Renacimiento” y “Consideraciones sobre la
magia”. En Medioveo y Renacimiento (pp. 112–139). Madrid: Taurus.
Yates, F. (2011). Capítulo 6. La memoria renacentista: el teatro de la memoria en Giulio
Camillo. En El arte de la memoria (pp. 153–182). Madrid: Siruela.

“no es sabio quien indaga para encerrar la totalidad dentro de las


muertas barreras de los conceptos, sino quien investiga por
reencontrarse con la viviente infinidad del universo, para fundirse
con esa potencia creadora y para convertirse él mismo en creador”
(Garin, p. 124)

Dentro de los magos y alquimistas era posible evidenciar una concepció n generalizada
de unidad universal entre el ser humano, aquello que denominan la divinidad y la
naturaleza; así, tanto el saber prá ctico como la imaginació n ubicaban al hombre en un
espacio intermedio entre lo “supraceleste” y lo terrenal; espacio que le brindaba de
cierta manera la posibilidad de relacionarse con la realidad de una forma diferente. Se
buscaba entonces no entender el mundo desde la perspectiva teologizá nte de la edad
media en donde todo es estable e inmó vil, sino trascender la realidad a través del
conocimiento.
En otras palabras, el logro de los magos y alquimistas se basaba principalmente en
"dotar al hombre de un saber que sea poder"(Garin, s/f, p. 128) y logre reformar las
cosas que desde otras perspectivas se entendían como dadas e inamovibles. Este
interés por desestabilizar lo ya dado se encontraba atravesado principalmente por la
idea de que el saber -ya sea racional, irracional (cercano a las supersticiones) o
ambos-, estaba despojado de límites, y que el universo como unidad era un universo
vivo en el cual las disputas o armonías entre los espíritus también influían en el
cambio.
Así, la forma de acceder a las cosas desde este grupo tenía en cuenta tanto la
racionalidad matemá tica como la irracionalidad espiritual para lograr un saber
prá ctico y creador. El hombre como agente tenía también la capacidad “de

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aprehender la má s alta realidad mediante una imaginació n má gicamente
activada"(Yates, 2011, p. 181), así, le era posible por medio de la imaginació n
establecer conexiones celestiales y buscar la armonía, crear “a la hora precisa” y
acercarse al mundo para transformarlo no solo desde la ló gica matemá tica.
A su vez, el hombre de esta época se consideraba condicionado tanto por aquello que
podía observar y evidenciar materialmente, como por aquello que se encontraba, ya
fuera en la memoria a través de imá genes o en los astros como seres celestiales que
actuaban sobre la vida. Aú n así, no se permitía entenderse a sí mismo desde una
posició n contemplativa, pues, dada su cercanía con lo celestial o espiritual, debía
concebirse como potencia creadora y transgresora de la realidad.
Partiendo de esto, podríamos afirmar que la sustancia ética de los magos, astró logos y
alquimistas, se encontraba relacionada con el saber prá ctico, sea este racional o no
(subjetivo, imaginativo). De esta manera, por medio de acciones sobre sí mismos -ya
fueran desde la manipulació n de la naturaleza o desde la comunicació n con lo
supraceleste-, lograban regular su aprehensió n de la realidad y su concepció n del
mundo como algo dado que actú a de manera lineal.
Esta relació n con lo exterior y lo interior en el individuo que inicialmente se vio
relegada en épocas anteriores al Renacimiento, viene a tomar fuerza desde el discurso
de algunos en aquella época. Sin embargo, solamente algunas de las prá cticas
ejercidas por este grupo vienen a ser totalmente rescatadas y reconocidas, esto desde
el discurso científico. La ruptura de pensamiento que se da en el Renacimiento da la
posibilidad de entender la realidad y el conocimiento como ilimitados y la prá ctica
sobre la naturaleza y lo celestial como prá ctica transformadora.
Este hombre nuevo “hombre-centro” del cosmos, que tiene sus orígenes en los magos
y alquimistas, vendría entonces a representar a los sujetos que han buscado por
medio de sus prá cticas sobre sí, controlar su imaginació n y bú squeda de
conocimiento, para así convertirse agentes de su vida y conectarse con aquello que no
se encuentra dentro de lo terrenal. La prá ctica contraconductual aquí se convierte en
la fuente de nuevos paradigmas o visiones de mundo, es por ello que podemos
comprobar que una prá ctica sobre sí tiene trascendencia y relació n con los otros, y
ademá s crear realidades y rupturas.

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