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Facultad de Ciencias Veterinarias

-UNCPBA-

“Fractura múltiple completa de la falange proximal del


miembro torácico izquierdo en una yegua gestante”

Raúl S. Padin Nuñez; Ignacio Díaz; Marcelo D. Ghezzi.

Agosto, 2017

Tandil
“Fractura múltiple completa de la falange proximal del miembro
torácico izquierdo en una yegua gestante”

Tesina de la Orientación Sanidad de Grandes Animales, presentada como parte de los


requisitos para optar al grado de Veterinario del estudiante:
Padin Nuñez Raúl Santiago.

Tutor: MV. Ignacio Díaz.

Director: Dr. Marcelo Daniel Ghezzi.

Evaluador: MV. Juan José Rosatti.

II 
 
Agradecimientos

Este espacio se lo quiero dedicar a toda mi querida familia, en especial a mi viejo,


mi vieja y mi tío, quienes con su apoyo incondicional me brindaron todo lo necesario
para alcanzar el objetivo. Agradecer a los M.V. Ignacio Díaz y Nicolás Micheli quienes
aportaron conocimientos a través de su experiencia a mi formación. Así mismo
agradecer a todos mis amigos que estuvieron presentes de una u otra manera, cada
cual brindándose sin pedir nada a cambio y con la mejor intención. Por último, darle las
gracias al Dr. Marcelo Daniel Ghezzi, por colaborar con la redacción de la tesina y
exigirme en todo momento del presente trabajo final.

III 
 
Resumen
En los equinos, la falange proximal se clasifica como hueso largo, debido a que
predomina la longitud sobre las demás dimensiones y posee canal medular. En el
miembro torácico (sea izquierdo o derecho) la falange proximal (FP) articula con el
metacarpo (Mtc) hacia proximal, y con la falange media (FM) hacia distal, la cual articula
con la falange distal (FD). La dirección adecuada que deben seguir las tres falanges
conforman el eje podo falángico, el cual debe formar un ángulo con el suelo de entre 45°
a 50°. Las fracturas de la falange proximal (FP) ocurren en diferentes partes del hueso,
dependiendo del tipo de estrés aplicado. Las fracturas de los huesos se clasifican en:
abiertas o expuestas, cuando hay exposición al exterior a través de una herida;
cerradas, cuando no existe daño en la piel debido a fragmentos óseos; completa,
cuando existen al menos dos fragmentos; incompleta, cuando solo se fragmenta una
parte de la corteza del hueso, y también cuando se presentan micro fracturas (fractura
de estrés); conminuta, donde hay al menos tres fragmentos óseos con un punto de unión
en común; y múltiples, cuando los fragmentos son dos o más y no poseen puntos de
unión. El objetivo de este trabajo, fue describir las condiciones anatómicas de la
conformación de la mano, del desarrollo óseo normal, la descripción del plano frontal y
lateral del eje podo falángico de los equinos. Además, se describirá un caso clínico
observado en una yegua raza criollo de 22 años de edad, con fractura múltiple completa
de la FP del miembro torácico izquierdo. Dicha lesión pudo deberse a una contusión
violenta, probablemente un accidente, choque contra objetos duros, entre otras causas.
Como signo fundamental, debido a esta lesión, se observó en la yegua, la claudicación
aguda clasificada como 5/5 (según clasificación de la AAEP). Se realizó el diagnóstico
definitivo mediante el estudio radiológico del área, con incidencias D-P (dorso palmar) y
L-M (latero medial), las cuales evidenciaron más de tres fragmentos óseos fracturados
de la FP. Debido a que la yegua estaba próxima a parir, se le colocó un vendaje con
férula en el miembro afectado, que inmovilizó la región desde el tercio proximal del Mtc
hasta la pinza del casco, de modo que quedaron los fragmentos óseos alineados. Así se
logró que la yegua llegue con vida al momento de parir, y crie normalmente su potranca,
la cual lleva cinco meses de vida.

Palabras claves
Equinos, fracturas, falange proximal, eje podo falángico.

IV 
 
Índice

Agradecimientos III

Resumen IV

Palabras claves IV

Índice V

Introducción 1

Detalles anatómicos y conformación de la mano del equino 2

Descripción anatómica de la falange proximal 6

1.- Características anátomo-funcionales de la mano del equino 9

2.- Características de la osteogénesis y calcificación 13

3.- Características histológicas del cartílago epifisiario 16

4.- Consolidación de fractura ósea 17

Diagnostico 19

Tratamientos de las fracturas 23

Objetivos 26

Descripción del caso 26

Discusión 36

Conclusiones 40

Bibliografía 42


 
 

Introducción

Las fracturas de la falange proximal (FP) ocurren en diferentes partes del


hueso, dependiendo del tipo de estrés aplicado. Los tipos de fracturas más
comunes son las fracturas “chip” (astilla) en la superficie dorsal proximal y las
fracturas en espiral o longitudinales del cuerpo (diáfisis), (Thrall, 1986). El
propósito de esta presentación consiste en describir un caso hallado en una
yegua raza criollo con una fractura múltiple completa de la FP del miembro
torácico izquierdo. Como condición especial la yegua se hallaba en gestación,
la cual era de alrededor de 300 días de edad gestacional estimada (EGE). Se
describe el caso estudiado, con su diagnóstico semiológico y radiográfico, su
tratamiento mediante la inmovilización de un vendaje con férula. Además, se
describen las condiciones anatómicas de la conformación de la mano, de su
desarrollo óseo normal, y sus características anatómicas observables desde el
plano frontal y lateral del eje podo falángico.
Las fracturas de la FP se producen con frecuencia y se clasifican en dos
grandes grupos: conminutas y no conminutas, (Stashak, 2004).
Parecería que la causa podría ser una combinación de compresión
longitudinal junto con la rotación lateral a medial asincrónica de la FP, o por
torsión de la FP en relación con el metacarpo (Mtc) o metatarso (Mtt), (Adams
O.R., 2004). Los caballos con fracturas muy fragmentadas, sin la presencia de
una columna ósea intacta que se extienda desde una superficie articular hasta
la otra, tienen un pronóstico reservado para la supervivencia, (Markel et al.
1985).
La descripción de la anatomía de la mano y pie, sus características
anátomo-funcionales, su conformación y sus estructuras fueron
convenientemente seleccionadas, con la finalidad de mencionar las
características consideradas normales y patológicas en el presente estudio.
También se indican los métodos diagnósticos y los tratamientos realizados con
el fin de lograr que el parto se produzca normalmente y la yegua crie lo mejor
posible al potrillo.


 
 

Detalles anatómicos y conformación de la mano del equino.

Los huesos del miembro torácico incluyen a la escapula, el húmero, el


radio y la ulna, los huesos del carpo, los huesos del metacarpo, las falanges y
los huesos sesamoideos, (Shively, 1987). La anatomía de los órganos
locomotores del caballo está influenciada por la edad, su estado nutricional en
el desarrollo, y el tipo de actividad que realizan en el presente o que han
efectuado previamente. Los miembros torácicos del caballo son los encargados
de soportar la mayor carga del peso corporal, alrededor del 55-60% del peso
total del animal. Debido a la evolución los equinos han desarrollado el dedo III
de una manera singular. Desde el punto de vista filogenético, los huesos de los
dedos de la mano se corresponden en principio a cinco dedos,
correspondiendo el dedo I al medial y el dedo V al lateral, como se puede
observar en el humano. A partir de esta denominación, es que se pueden
identificar diferencias según las especies, correspondiéndole al equino el
desarrollo del dedo III (König y Liebich 2011) (Fig. N° 1).

Figura 1. Representación esquemática de los huesos de la mano derecha del humano, del
canino, del porcino, del bovino y del equino. En color oscuro se señala el dedo III en cada una
de las especies (Modificado de König y Liebich 2011).


 
 

En el equino, el dedo III es el encargado de tomar contacto con el suelo y


soportar la carga de las fuerzas que sobre él se ejercen (Fig. N° 2) (Ashdown y
Done, 2012).

Figura 2. Representación esquemática de los huesos de la mano izquierda, vista craneal.


Modificado de Ashdown y Done, 2012.

Los miembros poseen su esqueleto óseo, el cual está unido mediante


ligamentos a nivel de las articulaciones y está sostenido y movilizado por los
tendones y sus músculos (Budras et al., 2009).
El hueso metacarpiano principal es el Mtc-III, en la extremidad proximal, sobre
su cara palmar se encuentran dos huesos metacarpianos con menor desarrollo,
el Mtc-II (hacia medial) (Fig. N° 4), y el Mtc-IV (hacia lateral) (Fig. N° 3), los
cuales finalizan en el tercio distal del Mtc-III y forman entre si el surco
metacarpiano.


 
 

Figura 3. Representación esquemática de los huesos de la mano izquierda, vista lateral.


Modificado de Ashdown y Done, 2012.

El Mtc -III en su extremidad proximal articula con los huesos del carpo, y en el
extremo distal con la FP (Fig. N° 2) y en su extremo distal y por su cara palmar
articula con los dos huesos sesamoideos proximales (Fig. N° 3).


 
 

Figura 4. Representación esquemática de los huesos de la mano izquierda, vista caudal.


Modificado de Ashdown y Done, 2012.

De esta manera se conforma la articulación metacarpo-falangiana (articulación


del nudo). La mano y el pie poseen tres falanges, una FP, una falange media
(FM), y otra falange distal (FD), las cuales en su conjunto forman el eje podo
falángico. Dentro del casco del caballo se encuentra la FD, el hueso
sesamoideo distal (navicular), y la extremidad distal de la  FM (Fig. N° 4).


 
 

Figura 5. Representación esquemática de los huesos de la mano izquierda, vista medial. En


líneas punteadas se representa la ubicación respecto de las falanges del casco y en una línea
continua en azul marca el contorno del cartílago ungueal.
Modificado de Ashdown y Done, 2012.

Descripción anatómica de la falange proximal

No obstante sus dimensiones la falange proximal presenta todas las


características de un hueso largo y por lo tanto, constituye el más corto de
todos los huesos largos (Barone, 1995). Por ser un hueso largo, tiene canal
medular y se reconocen tres partes, dos extremidades proximal y distal y un
cuerpo (Fig. N° 6).


 
 

Figura 6. Representación esquemática del corte sagital de la falange proximal.


Modificado de Barone, 1995.

El cuerpo es aplanado en sentido dorso palmar y estrecho sobre su extremidad


distal. La cara dorsal es lisa y convexa transversalmente. Su cara palmar es
aplanada, provista de rugosidades para inserción ligamentosa. Impronta
especialmente marcada en esta especie, donde describe un triángulo isósceles
a base proximal (trígono falangiano proximal).
Los bordes lateral y medial son espesos, redondeados, ligeramente cóncavos
en sentido proximal-distal.
En el extremo proximal (base) encontramos una superficie articular,
denominada fóvea articular, constituida por dos cavidades separadas por un
surco sagital.
El extremo distal de la falange es la cabeza. Formada por dos cóndilos
separados por un surco sagital (Galotta y Galotta, 1986).

Estructura de la falange proximal


La organización interna de la falange proximal es un tanto más notable cuanto
más especializada es su función, su volumen y su dimensión. En esta especie,
se encuentra el máximo de potencia, ya que la FP del único dedo el III, debe
resistir a las fuerzas de tracción y de presión de cada miembro (Fig. N° 7).


 
 

Figura 7. Representación esquemática de la estructura de la mano del equino.


Esquema de la organización funcional y refuerzo de la sustancia compacta, representada en
gris, el sistema de tracción en rojo y el sistema de presión en azul.
Modificado de Barone, 1995.

La sustancia compacta de este hueso presenta un gran espesor y máxima


densidad, además, es muy espesa sobre la cara palmar y sobre sus bordes,
mientras que la cara dorsal es apenas menos espesa. Las trabéculas de la
sustancia esponjosa se colocan sobre la superficie articular y se irradian para
reunirse en ángulo agudo sobre la pared compacta. Aquellas de la pared
proximal son las más robustas y largas que aquellas de la extremidad distal.
Están cruzadas de sutiles trabéculas intercorticales que se oponen al colapso
de la pared y mantienen la cohesión del hueso durante el apoyo (Barone,
1995).


 
 

1.- Características anátomo-funcionales de la mano del equino


En los caballos de buena conformación, los miembros torácicos se
observan rectos y paralelos entre sí cuando se ven desde el frente. En vista
lateral, deben observarse rectos y verticales. Una plomada desde la
articulación húmero-radio-ulnar (codo), pasa a través del centro de la
articulación metacarpo-falangiana y debe alcanzar la región caudal del casco,
(Budras et al., 2009).
La falange proximal, media y distal forman el esqueleto de soporte del
dedo III. La falange proximal es la de mayor longitud de las tres, presenta una
superficie rugosa triangular sobre su superficie palmar, y posee canal medular,
por lo que corresponde a la clasificación de hueso largo del esqueleto. La
falange media presenta una tuberosidad para inserción del tendón del musculo
flexor digital superficial en la extremidad proximal de su superficie palmar. La
falange distal es un hueso corto, cuya forma se asemeja a la uña o casco que
lo contiene, es un hueso esponjoso a lo largo y presenta agujeros únicos y
surcos parietales como conductos para los vasos sanguíneos. Su forma es
ligeramente curva para ajustarse a la curvatura del casco. Su borde proximal se
proyecta sobre el casco, en la porción craneal de la corona, donde culmina el
casco y comienza la dermis. La superficie articular distal de esta falange hace
contacto principalmente con la falange media, pero tiene una pequeña foceta
para la articulación con el hueso sesamoideo distal (navicular). La superficie
flexora de la falange distal proporciona inserción para el tendón del musculo
flexor digital profundo, (Budras et al., 2009).
Debido a que el mayor porcentaje del peso del caballo recae sobre el eje
podal y falángico de ambos miembros torácicos, es muy importante el correcto
aplomo para que la disipación de las fuerzas que ejerce el peso, se distribuya
en un balance óptimo para que las diferentes estructuras no sean
sobrecargadas.
1.1- Aplomos del miembro torácico.
Se denomina aplomos a la dirección que sigue el eje de los miembros en
relación con el plano medio del cuerpo y con la línea de tierra (suelo u
horizonte). Al observar las líneas de aplomos no debemos olvidar valorar en su
conjunto la conformación general del sujeto y el balance entre los respectivos
miembros. En otras palabras, se trata de la dirección que deben seguir los


 
 

miembros considerados en su totalidad y en sus regiones en particular, para


que el cuerpo sea soportado de manera sólida y favorable para la ejecución de
los movimientos (Funtanillas, 2009). Cuando los aplomos son anormales o
incorrectos las presiones y contra-reacciones también lo son, pudiendo
aparecer lesiones óseas, articulares, ligamentosas y tendinosas. Las líneas
imaginarias con que se trazan los aplomos, se realizan por medio de una
plomada, también imaginaria que va desde un sitio superior ubicado en un
punto preciso (anatómico) de la superficie del caballo denominado centro de
suspensión, y se dirige a otro sitio inferior (suelo) denominado centro de apoyo.
 Con el miembro torácico visto de frente (Línea de aplomo normal), se
comienza desde la articulación escápulo-humeral (del encuentro) dividiendo
al miembro en dos partes iguales, finalizando en la línea del suelo. A nivel de
la mano se acepta como normal la separación equivalente a un ancho de
casco aproximadamente. Ese espacio comprendido debe ser semejante al
ancho del pecho, dependiendo de la raza y del tipo de equino a considerar
(Fig. N° 8) (Losinno et al., 2009).
 Con el miembro torácico visto de perfil (Línea de aplomo normal) se traza
una línea imaginaria que parte desde la tuberosidad de la espina de la
escápula, en forma perpendicular a la línea de suelo que pasa sobre la zona
de la corona y divide al casco en dos partes. Otra línea parte del olecranon
de la ulna en dirección perpendicular al suelo y pasa justo por detrás de la
articulación metacarpo-falangiana (Fig. N° 9) (Losinno et al., 2009)

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Figura 8. Aplomo normal. Miembro torácico, Figura 9. Aplomo normal. Miembro torácico,
visto de frente. visto de perfil.
Modificada de Losinno et al.,2009. Modificada de Losinno et al.,2009.

Cuando las desviaciones de los ejes óseos teóricos que componen los
miembros son importantes, en general, se establecen con características de
pronóstico desfavorable para el animal, ya que cuando la alteración se ubique
más hacia dorsal, mayor compromiso del miembro existirá.
Los aplomos incorrectos son menos frecuentes en los miembros
pelvianos, ya que son estos los que propulsan, a diferencia de los miembros
torácicos que son los responsables del sostén y reciben la mayor parte del
peso (Losinno et al., 2009) y por lo tanto, necesita ejercer mayor tracción, por
parte de su sistema artro-muscular y además, recibe mayor presión durante el
apoyo.

1.2- Irrigación digital del miembro torácico


Los huesos que componen el miembro torácico equino son traccionados
por tendones que corresponden a distintos músculos, los cuales se contraen y
extienden para producir el movimiento de la extremidad. Estos músculos
requieren de inervación e irrigación sanguínea. La irrigación está a cargo de
arterias que llevan sangre oxigenada y venas cargadas de sangre
desoxigenada que la vuelcan nuevamente al torrente circulatorio. Estas

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estructuras vasculares en diferentes regiones del miembro torácico, corren


peligro de ser dañadas ante una fractura de un fragmento óseo.
Las arterias digitales laterales y mediales descienden a ambos lados del
dedo, donde se separan en ramas dorsal y palmar a nivel de cada una de las
falanges, proximal y media.
En distal al carpo, la arteria, la vena y el nervio, en la cara palmar se
encuentran uno al lado del otro, en secuencia dorso palmar. La arteria y el
nervio han pasado juntos a través del túnel carpal. La vena cruza la superficie
del carpo hasta el retináculo del músculo flexor. En el metacarpo, las tres
estructuras, que conservan esta secuencia, se encuentran medialmente junto al
músculo interóseo III (ligamento suspensor del nudo) y al tendón del musculo
flexor digital profundo.
En la región de la articulación metacarpo-falangiana, los vasos digitales
palmares medianos y el nervio se convierten en los vasos digitales mediales
(Fig.  N° 10), y el nervio digital. La vena y el nervio digital se encuentran uno al
lado del otro, y entre estas se encuentra la pequeña arteria. No hay diferencias
reales en la distribución de las mismas estructuras en el lado medial en
comparación del lateral, (Budras et al., 2009).

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Figura 10. Irrigación digital del miembro torácico equino.


Modificado de Budras et al., 2009.

2.- Características de la osteogénesis y calcificación


Existen dos modos principales de formación ósea, la osificación
intramembranosa y la endocondral. Ambas implican la transformación del tejido
mesenquimal en hueso. La conversión directa de las células mesenquimales en
tejido óseo se denomina osificación intramembranosa. Por otro lado, la
osificación endocondral implica la formación de modelos cartilaginosos a partir
de células mesenquimales agregadas y la posterior sustitución del cartílago por
tejido óseo, (Hytell et al., 2010).
2.1- Osificación intramembranosa

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Algunas células mesenquimales cambian su forma para convertirse en


osteoblastos, que secretan osteoide, una matriz extracelular que consiste en
colágeno y proteoglicanos capaz de unir el calcio. Cuando los osteoblastos se
encuentran rodeados por el osteoide, se los denomina osteocitos (Fig. N° 11).
A medida que avanza la calcificación, pequeñas espículas óseas se irradian
desde la región donde comenzó la osificación y se fusionan con espículas
vecinas. Varias capas de células mesenquimales forman el periostio, el cual
rodea la región de osificación. El mismo posee una capa interna, en la cual las
células mesenquimales son capaces de transformarse en osteoblastos y
depositar osteoide paralelo a las espículas existentes.

Figura 11. Osificación intramembranosa. A: Las células mesenquimales (1) proliferan y se


condensan en agregados compactos. Los osteoblastos (2) secretan osteoide (3). B:
Osteoblastos (3), rodeados de osteoide, se convierten en osteocitos (1). Presencia de células
mesenquimales (2). C: El osteoide calcificado (1). Osteocitos (2). Osteoblastos (3).
Modificada de Hyttel et al., 2010.

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2.2- Osificación endocondral


En la osificación endocondral, las células mesenquimales se diferencian
primero en cartílago, el cual luego es reemplazado por tejido óseo. Este modo
de osificación se observa predominantemente en la columna vertebral, las
costillas, la pelvis y los miembros.
La osificación de un hueso largo se inicia en la parte media el cuerpo
(diáfisis) y finaliza en los extremos del hueso, extremidades (epífisis).
En el cuerpo o diáfisis del hueso, los vasos sanguíneos penetran la
estructura ósea, trayendo osteoblastos y condroclastos a la región. Los
condroclastos degradan la matriz calcificada y los osteoblastos producen una
capa continua de hueso primario alrededor de los restos de la matriz
cartilaginosa, de esta manera se establece el centro de osificación primario.
Los centros de osificación secundarios aparecen en las epífisis. Durante la
expansión y remodelación del hueso osificante, los centros de osificación
primaria y secundaria producen cavidades que se llenan gradualmente de
medula ósea.
En las epífisis, el cartílago permanece en dos regiones: el cartílago
articular, que persiste durante la vida adulta; y el cartílago epifisiario, que
conecta cada epífisis a la diáfisis (Fig. N° 12).

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Figura 12. Formación de un hueso largo a partir de cartílago. A: Modelo de cartílago (1) del
hueso respectivo. B: Alrededor de su parte media, se forma un cilindro de hueso hueco, el
collar óseo (2), que es producido por la osificación intramembranosa dentro del periostio local;
(1) Cartílago hialino. C: Proceso degenerativo con hipertrofia y calcificación de la matriz (3),
resultando en una estructura tridimensional formada por los restos de la matriz calcificada. D:
En la diáfisis, los vasos sanguíneos penetran en el cuello óseo (4). Se establece así el centro
de osificación primaria. Centros secundarios de osificación (5), en las epífisis. E: El cartílago
articular (6), y el cartílago epifisario (7). Zona de reposo (8); Zona proliferativa (9); Zona de
osificación (10). F: Hueso adulto, con proliferación de condrocitos hasta la pubertad.
Modificada de Hyttel et al., 2010.

3.- Características histológicas del cartílago epifisiario


Histológicamente el cartílago epifisiario puede dividirse en cinco zonas
según el contenido celular y la función de las mismas:
 Zona de reposo: constituida por condrocitos sin signos de actividad
proliferativa.
 Zona proliferativa: donde los condrocitos se dividen y forman columnas
de células apiladas paralelas al eje largo del hueso.
 Zona hipertrófica: contiene grandes condrocitos con citoplasma lleno de
glucógeno.
 Zona de reabsorción: se caracteriza por la muerte de los condrocitos, la
reabsorción y calcificación de la matriz del cartílago.

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 Zona de osificación: consiste en un nuevo tejido óseo formado por


osteoblastos. Los vasos sanguíneos y los osteoblastos derivados de las células
del periostio, han invadido las cavidades que ocupaban los condrocitos
degenerados. En esta última instancia, los osteoblastos secretan osteoide
sobre los restos tridimensionales de la matriz de cartílago calcificado, que se
osifica por deposición de hidroxilapatita.
Dentro del cartílago epifisiario, la proliferación de los condrocitos
continúa hasta la pubertad (Fig.  N° 12). Por lo tanto, es responsable del
crecimiento de la longitud del hueso (Sinowatz et al., 2010).

4.- Consolidación de fractura ósea


El tejido óseo es el único capaz de repararse a sí mismo reactivando los
procesos que tienen lugar durante su embriogénesis (Serrano, 1998; Lawrence,
2003).
El hueso ha retenido la habilidad de adaptarse a cambios mecánicos y
regenerar, pudiendo reemplazar la sustancia injuriada con tejido casi
indistinguible morfológica y funcionalmente del tejido original, la adaptación y
reparación ocurre a través de dos procesos separados pero integrados:
modelación y remodelación ósea (Stover, 2000; Ruggles, 2005), ambos se
producen dependiendo de las fuerzas que el hueso soporte (Ley de Wolf)
(Boston y Nunamaker, 2000).

4.1 Ley de las transformaciones de Wolff:


Todo hueso modificará su estructura si se le cambia el régimen de
fuerzas, de modo tal que sufrirá transformaciones a fin de adaptarse a las
nuevas exigencias funcionales. Esto se ve perfectamente reflejado en un hueso
fracturado que evolucionó hacia una no unión. Con el tiempo los cabos se
atrofian (desuso) y el hueso contralateral engrosara sus corticales para
adaptarse al incremento en el soporte de peso (Jones, 1992).
La modelación ósea es la adición o remoción de tejido óseo desde la
superficie (Stover, 2000; Ruggles, 2005), cuando ocurre en la superficie
periosteal se genera un cambio de tamaño o forma del hueso, si se produce en

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la superficie endosteal, trabecular o intracortical se produce esclerosis,


osteoporosis o adelgazamiento cortical y es observado como micro
modelación, este proceso permite que los distintos huesos conserven su forma
durante el proceso de crecimiento y permite una renovación constante del
esqueleto antes de que cese el crecimiento (Serrano, 1998). Es la responsable
del crecimiento circunferencial del hueso, la expansión de la cavidad medular,
modificación del embudo metafisial de los huesos largos y el alargamiento de la
curvatura de la bóveda craneana (Jun Yang, 2002), mediante el continuo
crecimiento en aposición de la cara endosteal y una remoción activa de hueso
desde la superficie periosteal (Lawrence, 2003).
Durante este periodo el periostio se engrosa comenzando un callo
externo con aporte sanguíneo extra óseo. El endostio forma un callo interno a
partir de los vasos medulares. En ambos casos comienza la aparición de
fibrocartílago que le da mayor estabilidad a la fractura. En este momento
podemos palpar un callo importante. Este “callo blando” será transformado en
un “callo duro” por un proceso de mineralización llevado a cabo por los
condrocitos que comienza desde afuera hacia el centro de la fractura. Al final
de esta etapa (tres a cuatro semanas) el animal es capaz de usar el miembro.
Este hueso formado es primitivo y será transformado en la fase de
remodelación (Mercado et al., 2014).
El término remodelación ósea clínicamente es usado para referirse a los
cambios en la forma o tamaño del hueso (Stover, 2000), es el proceso continuo
en el cual se reparan los daños sufridos por el hueso; un hueso con una
fractura en reparación es percibido como remodelado cuando el callo óseo
periosteal desaparece, técnicamente es la resorción del tejido preexistente y la
formación de nuevo tejido (Stover, 2000; Ruggles, 2005), mediante este
proceso se mantiene la homeostasis mineral y el hueso es reforzado para
soportar el aumento del estrés.
La remodelación es dependiente del nivel máximo de tensión que el
hueso puede soportar antes de fracturarse, puede ser modificado con el
entrenamiento pero de manera limitada (Lawrence, 2003), y se lleva a cabo
mediante la acción sucesiva de osteoclastos y osteoblastos sobre una misma
superficie ósea, cada ciclo de remodelado consta de tres fases: reabsorción,
reposo o inversión y formación. En la fase de reabsorción, un grupo de

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osteoclastos erosiona una superficie ósea formando una laguna, llamada


laguna de Howship (Serrano, 1998; Jun Yang, 2002). La fase de reposo e
inversión es un periodo de aparente inactividad. Durante la fase de formación
los osteoblastos rellenan con nuevo hueso la zona excavada por los
osteoclastos y depositan matriz ósea no mineralizada, llamada ribete de
osteoide (Serrano, 1998; Lawrence, 2003), la mineralización del osteoide
demora 10 a 20 días (mineral lag time) (Jun Yang, 2002). La fase de
remodelación, según la edad del animal, puede llevar entre 6 a 12 meses
(Mercado et al., 2014).

Diagnostico
a) Evaluación del grado de claudicación:
Los grados de claudicación se clasifican en una escala de 0 a 5, (según
la AAEP) considerando al grado 0 a los equinos sin claudicación y en el grado
5 a los equinos que no apoyan el miembro evaluado con los animales al trote
(Stashak 2004, Ross 2003). Estos autores mencionan que para la correcta
clasificación de las claudicaciones se deben observar:
 Grado 0, no presenta claudicación.
 Grado 1, la cojera es difícil de observar. Leve cojera observada al
trote en línea recta. Cuando la cojera se presenta en miembros
torácicos se observa un sutil movimiento de la cabeza, y cuando se
presenta en los miembros pelvianos se presenta una sutil elevación de
la pelvis.
 Grado 2, la cojera es difícil de observar al paso o al trote en línea
recta pero es consistente bajo ciertas circunstancias (como llevar
peso, al realizar movimientos en círculos, en pendientes y superficies
duras). La cojera se observa, con movimientos de cabeza y elevación
de la pelvis de manera consistente.
 Grado 3, la cojera es observada al trote bajo todas las circunstancias.
Pronunciado movimiento de la cabeza y elevación de la pelvis, si el
caballo posee una cojera unilateral de los miembros pelvianos el
movimiento de la cabeza y el cuello es visto cuando el miembro

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torácico contra lateral toca el piso (imitando una cojera del miembro
torácico ipsilateral).
 Grado 4, la cojera es obvia con marcado movimiento de la cabeza,
elevación de la pelvis o acortamiento del paso. Sin embargo, el
caballo aun pude trotar.
 Grado 5, el equino no apoya el peso sobre el miembro afectado y
presenta dificultad para moverse.

b) Evaluación de la condición corporal


La condición corporal del animal es un factor muy importante tanto para
arribar a un diagnóstico, como para instaurar el tratamiento adecuado. En
ciertas ocasiones los animales que se encuentran obesos o con sobrepeso,
transfieren mayores presiones sobre sus extremidades pudiendo dañar
estructuras óseas, tendinosas o ligamentosas de las mismas. En el caso de
sufrir la fractura de una de sus extremidades, es imprescindible tener en cuenta
la condición corporal, ya que al haber estructuras de sostén dañadas, el peso y
las fuerzas que deben soportar los cuatro miembros en estación se encuentran
alteradas, esto provoca que se lesionen otras estructuras generalmente del
miembro opuesto al afectado. Así mismo, al iniciar un tratamiento con un
vendaje con férula, debe considerarse la condición corporal del animal, para
que la misma sea lo suficientemente resistente.
Carroll y Huntington, (1988) desarrollaron una escala que asigna puntaje de
1 (caquéctico) a 5 (obeso), siendo el puntaje ideal de 3 ó 4 (moderado o bueno
respectivamente); esta escala es una de las utilizadas para evaluar condición
corporal.  Estos autores utilizan los siguientes parámetros para evaluar la
condición corporal en una escala de 1 a 5 y en divisiones de 0,5:
1. Caquéctico: masa muscular disminuida, sin grasa subcutánea, costillas
perfectamente visibles en toda su extensión, esqueleto marcado, siendo fácil
individualizar las apófisis espinosas y transversas de las vértebras torácicas, y
de contar sin necesidad de palpar las de las vértebras lumbares.
2. Delgado: poca grasa subcutánea, costillas fácilmente visibles y palpables,
esqueleto levemente aparente, siendo fácil individualizar las apófisis
transversas de las vértebras lumbares.

20 
 
 

3. Normal: las costillas no se ven pero se pueden contar por palpación,


esqueleto no aparente, nivel medio de tejido adiposo subcutáneo que redondea
todas las salientes óseas.
4. Sobrepeso: presencia de panículos de tejido adiposo a los lados de la
base de la cola, en caudal de las escápulas y en la crinera, costillas difícilmente
palpables.
5. Obeso: panículos de tejido adiposo en toda la superficie corporal,
hipertrofia del cuerpo adiposo de la crinera, imposibilidad de palpar las costillas,
disfunción respiratoria o locomotora.

c) Evaluación radiológica
Los aspectos radiológicos fueron evaluados de acuerdo a la técnica
establecida por Butler y col., (2000). Se evaluó la región anatómica que se
encontraba afectada al examen del aparato locomotor.
Con la finalidad de clasificar el tipo de fractura y saber si se requiere
fijación interna, se realizan las placas radiográficas y el posterior estudio
radiológico.
La evaluación radiológica debe incluir, cuatro perspectivas: dorso-palmar
(DP), latero-medial (LM), dorso-palmar latero-medial oblicua (DoL-PaMo) y la
dorso-palmar medio-lateral oblicua (DoM-PaLo), a efectos de confirmar el
diagnóstico y obtener una apreciación completa de la configuración de la
fractura.
En la proyección DP, (Fig. N° 13) se recomienda dirigir el rayo con una
inclinación de 45° respecto a la horizontal, colocando el chasis paralelo a la
línea de las falanges. De esta forma se obtiene una imagen menos
distorsionada y nos permite ver mejor las líneas articulares (vista dorso
proximal palmarodistal oblicua 45°).
En la proyección latero medial (LM), (Fig. N° 14) se dirige el rayo
paralelamente al suelo y al eje mayor de la segunda falange; y se mantiene la
extremidad contralateral levantada para asegurar un óptimo apoyo.

21 
 
 

Figura 13. Placa radiográfica con la Figura 14. Placa radiográfica con la
proyección dorso-palmar (DP) proyección latero medial (LM)
de la mano derecha del equino. de la mano derecha del equino.
Butler y col., 2000. Butler y col., 2000.

Las radiografías oblicuas pueden ser necesarias para la apreciación de


algunas lesiones.
En la proyección dorso-palmar latero medial oblicua (DoL-PaMo), (Fig.
N° 15), se recomienda dirigir el rayo paralelamente al suelo, con un ángulo de
45º con respecto al eje longitudinal, se coloca el chasis oblicuo contra la
superficie lateral de la falange proximal en dirección a su borde cráneo medial.
En la proyección dorso-palmar medio lateral oblicua (DoM-PaLo), (Fig.
N° 16), se coloca el chasis oblicuo contra la superficie palmar de la falange
proximal y el rayo a 45° sobre el plano medio sagital y 30° respecto a la
horizontal.

22 
 
 

Figura 15. Placa radiográfica con la Figura 16. Placa radiográfica con la
proyección dorso-palmar lateromedial oblicua proyección dorso-palmar mediolateral oblicua
(DoL-PaMo) de la mano derecha del equino. (DoM-PaLo) de la mano derecha del equino.
Butler y col., 2000. Butler y col., 2000.

En algunas ocasiones se puede observar una duplicación de la línea de


la fractura sobre las superficies dorsal y palmar o lateral y medial en diferentes
puntos, lo que puede dar la impresión que hay más de una fractura,
(Fackleman y Nunamaker, 1982).

Tratamientos de las fracturas

Antes de derivar el paciente con fractura para una posible reparación


quirúrgica, el tratamiento inicial debe estar dirigido a proporcionar un adecuado
soporte y contrapresión para evitar una lesión ósea mayor y disminuir la
tumefacción de los tejidos blandos (Bramlage, 1983). Para evitar las fuerzas de
curvatura sobre la articulación metacarpo-falangiana se deben alinear las
corticales dorsales de la falange proximal con el eje longitudinal del Mtc para

23 
 
 

luego colocar una férula en esta posición (Bramlage, 1983). Esta disposición
naturaliza las fuerzas de curvatura sobre la zona de la fractura dentro de la
falange proximal.
En el caso de las fracturas conminutas afectan a ambas superficies
articulares. El objetivo del tratamiento en estos casos es, por lo general,
conservar el caballo para la reproducción (Honnas, 1992).
Los métodos para el tratamiento de las fracturas conminutas incluyen
(Adams et al., 2003):
1) Reducción cerrada y coaptación externa.
2) Reducción cerrada, transfijación esquelética y coaptación externa.
3) Reducción cerrada seguida por compresión interfragmentaria con
tornillos colocados de inciso punciones, con o sin transfijación esquelética y
coaptación externa.
4) Reducción abierta seguida por fijación con compresión
interfragmentaria mediante tornillos y coaptación externa.
5) Reducción abierta seguida por fijación con compresión
interfragmentaria por tornillos y la aplicación de una placa de neutralización y
coaptación externa.
Si la cirugía con fijación interna es de elección, al menos se deben
cumplir dos criterios: 1) los implantes deben permitir el re-afrontamiento de las
superficies articulares, en especial de la superficie articular proximal, y 2) los
implantes deben proporcionar estabilidad longitudinal a la falange proximal
(Ellis et al., 1987). Dependiendo del tratamiento seleccionado, la irrigación de
la región y la integridad de la piel sobre la zona de la fractura constituyen los
factores a evaluar por medio del examen físico (Honnas, 1992).
Las complicaciones asociadas con el empleo de la férula o el yeso,
como única herramienta terapéutica para fracturas conminutas e inestables de
la falange proximal incluyen, (Stashak, 2004):
1. Alto riesgo de hundimiento axial de la falange proximal, que puede
determinar necrosis por presión de la piel que cubre la zona de la fractura y así
conducir a una fractura abierta.
2. El desarrollo de infosura en el miembro de apoyo y tendinitis del
músculo flexor digital profundo hacia distal de la articulación metacarpo-

24 
 
 

falangiana del miembro opuesto, debido al dolor continuo en la zona de la


fractura.
3. Formación de un callo excesivo y una extensa enfermedad
articular degenerativa en ambas articulaciones.
4. Acortamiento de la región de la falange proximal (cuartilla).
5. Anquilosis parcial de la articulación metacarpo-falangiana (del
menudillo), lo que podría resultar en claudicación continua.
La fijación esquelética externa se debe considerar para la reparación de
las fracturas conminutas que carecen de una columna ósea intacta y para
aquellas que son abiertas o tienen un grave compromiso en la irrigación. Las
técnicas de transfijación disminuyen el hundimiento de la fractura dentro del
yeso o férula por medio de la colocación transcortical de clavos en las
porciones media a distal del Mtc-III (Adams et al., 2004).
La combinación de la fijación interna por medio de la compresión
interfragmentaria con tornillos colocados a través de inciso punciones y de un
yeso o férula con clavos de transfijación pueden proporcionar el alineamiento
de la superficie articular y, en algunos casos, da mayor estabilidad a las
fracturas muy conminutas de la falange proximal (Honnas, 1992). La
compresión interfragmentaria con tornillos se coloca después de aplicar la
tracción (Stashak, 2004). La fijación interna por compresión interfragmentaria
con tornillos colocados a través de inciso punción seguida por la colocación de
un yeso o férula es una modalidad terapéutica que puede considerarse en
fracturas menos fragmentadas, en particular en aquellas con una columna ósea
intacta en un lado (McClure et al., 1994).

25 
 
 

Objetivos

• Describir las condiciones anatómicas de la conformación de la mano, del


desarrollo óseo normal y las características anatómicas observables
desde un plano frontal y lateral del eje podal y falángico.
• Describir y documentar el caso clínico de la fractura de la falange
proximal en una yegua de raza criolla, describiendo los momentos desde
el inicio de su lesión, hasta finalizados los tres primeros meses de vida
del potrillo.
• Lograr que la yegua llegue al parto con vida, que el mismo sea exitoso y
luego de eso la madre pueda criar al nacido hasta pasados los primeros
tres meses de edad.

Descripción del caso


El establecimiento donde reside el paciente del caso, se encuentra
ubicado a 10 kilómetros de la ciudad de Tandil, cabecera del partido de Tandil,
Provincia de Buenos Aires, Argentina (Fig. N° 17). Allí se desarrolla una
actividad mixta compuesta por agricultura y una cabaña de caballos raza
criollo.

Figura 17. Imagen satelital que muestra la ubicación (A) de la cabaña.


Modificado de GoogleMaps, 2017.
El establecimiento cuenta con 380 hectáreas propias, de las cuales 180
ha. se destinan a la agricultura y las 200 ha. restantes a la cría de caballos

26 
 
 

criollos. Cuenta con un total de 125 equinos, de los cuales 30 componen el


plantel de yeguas madres. Los animales se alimentan de campos naturales,
verdeos de verano (moha y maíz), verdeos de invierno (avena) y pasturas
implantadas (moha, alfalfa, trébol rojo y blanco).
El motivo de la consulta al veterinario responsable, con fecha 11 de
diciembre de 2016, trata de una yegua madre de 22 años de edad, raza criollo,
la cual fue encontrada por personal del establecimiento con una claudicación
del miembro torácico izquierdo (MTIzq.), según la información del personal 3
días antes se encontraba normal. Se procedió a realizar la visita, en la que se
observó que la yegua prácticamente no apoyaba el miembro afectado sobre el
suelo, indicando una claudicación de grado 5/5 (según la clasificación de la
AAEP). La yegua se encuentra gestando y se estima que el tiempo de
gestación es de aproximadamente 300 días. En la inspección clínica general,
los parámetros de temperatura y respiración fueron normales, con un leve
aumento de su frecuencia cardiaca, su estado corporal de 3 en escala de 1 en
5, y una hidratación normal. En la inspección local de la región distal del
miembro torácico izquierdo, se detectó inflamación y calor en la región de la
falange proximal, con una crepitación notable en la zona, y un dolor intenso en
la prueba de flexión de la articulación metacarpo-falangiana (nudo). Esto arrojo
un diagnostico presuntivo, el de una fractura de la falange proximal del Mtc
izquierdo, por lo cual se decidió colocar un vendaje compresivo de Robert
Jones junto con una férula para darle estabilidad (Fig.  N° 18). El vendaje de
Robert Jones consiste en muchas capas de algodón, cada uno se aplica más
fuerte que la capa anterior sostenido en el lugar y apretado por la gasa elástica.
Este vendaje para un caballo de tamaño normal posee un diámetro de
aproximadamente tres veces el diámetro de la extremidad. Este tipo de vendaje
se puede utilizar para un corto período de inmovilización. Sin embargo, no
puede usarse para estabilizar el miembro durante mucho tiempo sin la adición
de férulas. Al agregar la férula el vendaje debe disminuir a ¼ de su espesor
inicial. Este procedimiento se mantuvo hasta que se utilizó como método
diagnostico complementario la realización de radiografías. Debido a que la
yegua estaba con una gestación aproximada de 300 días, se continuó el
tratamiento del caso con un objetivo primordial, mantener el paciente en las

27 
 
 

mejores condiciones posibles hasta que se produzca su parto normal y la cría


pueda vivir al pie de la madre el mayor tiempo posible.

Figura 18. Vendaje Robert Jones, con algodón debajo de un vendaje con Vetrap®, el cual se
realiza de manera compresiva, buscando darle estabilidad a la fractura sin producir daños a
nivel cutaneo. Encima de este vendaje se coloca una ferula.
11 de diciembre de 2016.

El día 13 de diciembre, el veterinario responsable se comunica con el


radiólogo el cual realiza las placas radiográficas pertinentes, luego del estudio
radiológico, se evalúan los posibles tratamientos para dicho caso. Los
resultados de los estudios radiográficos complementarios revelaron una
múltiple fractura conminuta completa. Las incidencias de las placas
radiográficas fueron: dorso-palmar (DP) (Fig. N° 19), y latero-medial (LM) (Fig.
N° 20).

28 
 
 

Figura 19. Placa radiográfica mediante incidencia dorso-palmar (DP), se observa una fractura
múltiple completa de la falange proximal del miembro torácico izquierdo. 13 de diciembre de
2016.

Figura 20. Placa radiográfica mediante incidencia latero-medial (LM), se observa una fractura
múltiple completa de la falange proximal del miembro torácico izquierdo. 13 de diciembre de
2016.

29 
 
 

Luego de realizar las placas radiográficas y observar como la falange


proximal perdió la columna ósea y su organización, se decidió, debido a que la
yegua se encontraba próxima al parto, a realizar un cambio en la férula. Dicho
cambio consistió en colocar una nueva férula que posea dos estructuras, una
situada en la cara dorsal y la otra en la cara palmar del miembro, así entre las
dos envuelven por completo el miembro. La particularidad de la misma es que
fue hecha con plástico duro, buscando reacomodar en una línea recta todas las
caras dorsales de las falanges, alineando las mismas con la región dorsal del
metacarpiano III (Fig. N° 21).

Figura 21. Férula doble, que busca dar estabilidad a la fractura, alineando las corticales
dorsales de las falanges en la misma línea dorsal del Mtc -III.

30 
 
 

Luego de alinear el eje podofalángico respetando la línea dorsal del Mtc-


III, se volvieron a tomar las dos mismas incidencias radiográficas. Se puede
observar en la incidencia LM (Fig. N° 22), como quedan alineadas las
estructuras óseas, permitiendo así un reacomodamiento en cuanto a los
espacios entre fragmentos, y de esta manera acercarnos a la longitud normal
de la falange proximal.

Figura 22. Placa radiográfica mediante incidencia LM, luego de colocar la férula nueva,
con el alineamiento de las estructuras óseas en cuanto a su cara dorsal. 15 de diciembre de
2016.

Al observar la placa radiográfica mediante incidencia LM (Fig. N° 22) se


notó claramente que la falange proximal presenta tres líneas de fractura, siendo
dos completas, una de las cuales penetra la superficie articular proximal, y una

31 
 
 

incompleta. Al observar la nueva placa radiográfica mediante incidencia DP


(Fig. N° 23), y notar como la yegua se desplaza sin mayores problemas, se
optó por dejar la férula colocada el mayor lapso de tiempo posible hasta que la
cría tenga al menos un mes de vida, para luego reevaluar el caso y su
tratamiento. Esto se debe a que la fractura conminuta es muy inestable, y los
riesgos de someterla a un acto quirúrgico estando preñada son elevados. Por
lo tanto, se buscó como objetivo terapéutico que la yegua pueda parir
normalmente y la cría permanezca con su madre el mayor lapso de tiempo
posible.

Figura 23. Placa radiográfica mediante incidencia DP, con la nueva férula. 15 de diciembre de
2016.

32 
 
 

El pronóstico de la yegua es reservado, debido a que existe el riesgo de


que al producirse el movimiento de la férula, los fragmentos óseos se
desplacen y dañen estructuras vasculares, o lesionen la piel y pase a ser una
fractura abierta, la cual corre un elevado riesgo de contaminación, por ende se
pone en riesgo la vida del animal en caso de que desarrolle osteomielitis.
Debido a la complejidad del caso, se indicaron pautas a seguir para los
responsables del paciente. Una de ellas fue la de monitorear que la férula se
mantenga correctamente tal cual se la coloco. Otro aspecto de suma
importancia fue dejar a la yegua en un corral reducido en donde tenga pasto
abundante y agua, para que realice los menores movimientos posibles, ya que
estaba latente el riesgo de una infosura el miembro torácico opuesto debido a
la sobrecarga de peso y provocar inflamación de las estructuras blandas de
dicho miembro.
El día 26 de diciembre de 2016, el veterinario responsable recibió la
noticia que la yegua había parido una potranca y las dos estaban en excelentes
condiciones.
El 21 de febrero de 2017, se realizaron otras placas radiográficas (Fig.
N° 24), como seguimiento del caso y con la finalidad de reevaluar el tratamiento
de la yegua.

Figura 24. Placas Radiográficas de seguimiento mediante las incidencias DP y LM. 21 de


febrero de 2017.

33 
 
 

A simple vista en la visita de seguimiento se notó que la férula no estaba


puesta en el estado original, ya que se fue desplazando la estructura que
alineaba las caras dorsales del miembro. En las placas radiográficas (Fig. N°
24), se aprecia que se perdió la angulación del eje podo falángico, debido a
que se desplazó hacia proximal el plástico duro que compone la parte craneal
de la férula. Así mismo, pudo observarse que la formación del callo óseo se
presentaba activa, a la evaluación del miembro afectado luego de sacarle la
férula, se palpo una dureza a nivel de la falange proximal (cuartilla),
seguramente debido a la fibrosis local a nivel de la resolución del callo óseo.
Se procedió a observar y evaluar la integridad de la piel debajo de la
férula (Fig. N° 25) y luego a reacomodar la férula de la misma manera que
estaba para que de sostén suficiente y así el callo óseo culmine su formación
(Fig. N° 26).

Figura 25. Evaluación de la integridad de la piel y las estructuras que estuvieron


en contacto con la férula, luego de aproximadamente tres meses.

34 
 
 

Figura 26. Colocación de la férula de plástico duro,


reforzada con cinta adhesiva “Duct tape”.

Luego de evaluar la integridad de la piel, se envolvió toda la región con


doble algodón el cual se vendó de manera compresiva con Vetrap®, para aislar
la férula de la piel y darle mayor estabilidad a la fractura. Luego se colocó la
férula que continuará puesta hasta que la resolución del callo óseo llegue a su
fin y el miembro pueda apoyar sin correr el riesgo para que vuelva a
fragmentarse la falange proximal. Este periodo de tiempo es variable pudiendo
demorar entre 6 meses a un año. El pronóstico de la yegua continua siendo
reservado, en tanto que su potranca se encuentra creciendo de manera
correcta y saludable, ya que el estado corporal de la madre siempre se
mantuvo estable a pesar de su lesión.
En cuanto a los tratamientos posibles, el propietario optó por la
inmovilización y fijación mediante férula, debido a que es el más económico, y
que la edad de la yegua es muy avanzada, por lo tanto no ha habido interés en
recuperarla para madre, sino que solo se puso énfasis en salvar su vida para
que pueda nacer la potranca y criarse con su madre hasta su destete.

35 
 
 

Discusión

Las fracturas de la falange proximal (FP) ocurren en diferentes partes del


hueso, dependiendo del tipo de estrés aplicado. Según Thrall, 1986 los tipos de
fracturas más comunes son las fracturas “chip” (astilla) en la superficie dorsal
proximal y las fracturas en espiral o longitudinales del cuerpo (diáfisis). En el
caso estudiado el hueso posee dos líneas de fracturas completas, una de las
cuales penetra en la cavidad articular proximal o metacarpo-falangiana en
forma oblicua, en el plano sagital se desplaza hacia la cara palmar de la
falange proximal para finalizar en el cuerpo en la línea epifisiaria del extremo
distal, constituye la fractura de mayor longitud. La otra línea de fractura, se
evidencia en la parte distal del fragmento óseo descripto anteriormente, se
presenta como una línea de fractura en el plano transversal de la falange
proximal y paralela a la línea epifisiaria distal, y perpendicular a la fractura de
mayor longitud. De tal modo, se desprenden fragmentos óseos de diversos
tamaños contenidos hacia los lados de ambas líneas de fractura. Este tipo de
fractura, se clasifica como fractura cerrada múltiple completa conminuta. Según
Shively, 1987 y Stashak, 2004, es de tipo conminuta, ya que en la línea de
fractura de este hueso se presentan al menos dos fragmentos óseos, con un
punto en común.
Debido a que el mayor porcentaje del peso del caballo recae sobre el eje
podal y falángico de ambos miembros torácicos, como mencionan Budras et
al., 2009, es muy importante el correcto aplomo para que la disipación de las
fuerzas que ejerce el peso, se distribuya en un balance óptimo para evitar
sobrecargar las estructuras del miembro. Funtanillas, 2009 menciona que no
debemos olvidar valorar en su conjunto la conformación general del sujeto y el
balance entre los respectivos miembros. En el caso de esta yegua, que posee
una conformación general correcta, permite que distribuya su peso en sus
cuatro miembros sin sobrecargar ninguno de ellos. Losinno et al., 2009 hacen
énfasis en que cuando las desviaciones de los ejes óseos teóricos que
componen los miembros son importantes, en general, se establecen con
características de pronóstico desfavorable para el animal, ya que cuando una
alteración se ubique más hacia dorsal, mayor compromiso del miembro existirá.

36 
 
 

En este caso puede verse que la yegua posee una leve desviación en sus
aplomos visto de frente y en conjunto, Losinno et al., 2009 clasifican esta
anormalidad como “cerrado de adelante”, esto sucede cuando los cascos
quedan por dentro de la línea de aplomo, de esta misma manera lo detalla
Funtanillas, 2009.
Tal como menciona Stashak, 2004 un signo fundamental ante una
fractura conminuta de la falange proximal, es la crepitación y la inestabilidad del
hueso. Este signo particular, se presentó en el momento agudo de la lesión
(primeros 7 días), como signo predominante. Del mismo modo, como lo
describen Ellis et al., 1987, días más tarde se revela en la región de la falange
proximal (cuartilla) una tumefacción debido a la hemorragia y al edema en los
tejidos blandos.
La claudicación es una desarmonía en el andar, que suele presentarse
debido a la presencia de dolor, lesiones o incapacidad en el desplazamiento
normal de uno o más miembros. Stashak, 2004 y Ross, 2003 clasifican las
claudicaciones en una escala de 0 a 5 (según clasificación de la AAEP),
considerando al grado 0 los equinos sin claudicación y en el grado 5 a los
equinos que no apoyan el miembro evaluado, con los animales al trote. En este
caso la yegua al trote no apoyaba el miembro torácico izquierdo, y al paso
mostraba notable dificultad para moverse, por lo que se la clasifico como una
claudicación de grado 5/5.
Prontamente, se realizaron las placas radiográficas y el posterior estudio
radiológico, para clasificar el tipo de fractura y para saber si se requiere o no de
fijación interna, tal como lo menciona Stashak, 2004. En este caso no se
tomaron las cuatro perspectivas que indica Stashak, 2004, la dorso-palmar
(DP), latero-medial (LM), dorso-palmar latero medial oblicua (DoL-PaMo) y
dorso-palmar medio lateral oblicua (DoM-PaLo). Se optó culminar el estudio
con solo dos incidencias, la DP y la LM, debido a que no hubo decisión de
enviar la yegua a un quirófano para realizar una fijación interna de los
fragmentos óseos. Tal como lo detalla Fackleman y Nunamaker, 1982 en
algunas ocasiones se puede observar una duplicación de la línea de la fractura
sobre las superficies dorsal y palmar o lateral y medial en diferentes puntos, lo
que puede dar la impresión de que hay más de una fractura, es por esto que el
estudio debe contar con las cuatro incidencias mencionadas por Stashak, 2004.

37 
 
 

Ante una fractura de FP, Bramlage, 1983 asegura que deben evitarse las
fuerzas de curvatura sobre la articulación metacarpo-falangiana, para esto se
deben alinear las corticales dorsales de la FP con el eje longitudinal del Mtc-III,
para luego colocar una férula en esta posición. Así mismo, en este caso se
colocó una férula teniendo en cuenta el mismo criterio que Bramlage, 1983. El
objetivo del tratamiento en estos casos según Honnas, 1992 es conservar el
caballo para la reproducción. Este objetivo descripto por dicho autor, fue el de
elección en el presente caso, debido a una serie de factores de índole
económica y por la edad avanzada de la yegua.
Los métodos de tratamiento de las fracturas conminutas según Adams et
al., 2003 incluyen reducción cerrada y coaptación externa; reducción cerrada,
transfijación esquelética y coaptación externa; reducción cerrada seguida por
compresión interfragmentaria con tornillos colocados por inciso punciones, con
o sin transfijación esquelética y coaptación externa; reducción abierta seguida
de fijación mediante tornillos y coaptación externa; y reducción abierta seguida
por fijación con compresión interfragmentaria por tornillos y la aplicación de una
placa de neutralización y coaptación externa. En este caso, todas las opciones
de tratamiento eran válidas y se presentaron como alternativas, y debido a la
edad de la yegua, el estado gestacional, y las decisiones del propietario, se
optó por la reducción cerrada y coaptación externa, tal como lo describen
Adams et al., 2003.
Según Stashak, 2004 las complicaciones asociadas al empleo de la
férula como única herramienta terapéutica para fracturas conminutas e
inestables de la FP incluyen, un alto riesgo de hundimiento axial de la FP, que
puede determinar necrosis por presión de la piel que cubre la zona de la
fractura y así conducir a una fractura abierta, puede desarrollar infosura el
miembro de apoyo opuesto y tendinitis del musculo flexor digital profundo hacia
distal de la articulación metacarpo-falangiana debido al dolor continuo en el
miembro lesionado, a su vez, otra complicación es la formación de un callo
óseo excesivo y una extensa enfermedad articular degenerativa en ambas
articulaciones, además de un posible acortamiento de la región de la FP
(cuartilla). En el caso descripto, como complicación se presentó un leve
hundimiento axial de la FP, el cual no produjo necrosis por presión de la piel. A

38 
 
 

su vez, la formación del callo óseo fue excesiva y el acortamiento de la región


de la FP fue un tanto marcado.
Los autores Stover, 2000 y Ruggles, 2005 indican que el termino
remodelación ósea es usado para referirse a los cambios en la forma o tamaño
del hueso, y es el proceso continuo en el cual se reparan los daños sufridos por
el hueso. Un hueso con una fractura en reparación es percibido como
remodelado cuando el callo óseo periosteal desaparece, técnicamente es la
resorción del tejido preexistente y la formación de nuevo tejido, según dichos
autores. A su vez, Mercado et al., 2014 mencionan que la fase de remodelación
ósea posee tres fases: reabsorción, reposo o inversión y formación, tal como
sostiene Lawrence, 2003. En el caso descripto, al tener en cuenta todo el
proceso y evaluando la severidad de la fractura, se recomendó que la yegua
continúe con la férula por un periodo mínimo de 6 meses, donde se procederá
a realizar un estudio radiológico, pudiendo tener que llegar a un máximo de 12
meses de coaptación externa desde el momento de la lesión, lo que concuerda
con lo que sostienen Mercado et al., 2014.

39 
 
 

Conclusiones

Las fracturas de la FP se presentan con mayor frecuencia en los


miembros torácicos comparado con los miembros pelvianos debido a que son
los encargados de soportar entre el 55 y 60% del peso del animal. Ante la
presencia de una fractura de tipo conminuta y completa, la primera medida a
realizar consiste en inmovilizar la región de la FP (cuartilla).
En el examen semiológico la inspección y la palpación son los elementos
mediante el cual se llega al diagnóstico presuntivo.
Es imprescindible realizar el estudio radiológico y la evaluación
radiológica como diagnostico complementario, para arribar a un diagnóstico
definitivo.
Las fracturas de FP ocurren por accidente o debido a la incorrecta
conformación de los aplomos del equino.
En las fracturas de FP el factor fundamental es determinar si se perdió la
columna ósea de dicho hueso, ya que esto permite emitir un pronóstico con un
nivel alto de exactitud.
El tratamiento no siempre concluye en un acto quirúrgico, ya que el
Veterinario aconseja y las decisiones finales las toma el propietario, pero la
cirugía se debe indicar como el tratamiento con pronóstico favorable. A su vez,
influyen los factores del animal como la edad, condición corporal, estado
gestacional, y otros, los cuales son tenidos en cuenta para seleccionar el
tratamiento.
Colocar una férula para la inmovilizar en el miembro afectado ante una
fractura de FP requiere realizar el trabajo minucioso y el seguimiento continuo
para controlar que la férula no se mueva, ya que el peso que la misma recibe
puede provocar que se desplace y se pierda la alineación de las corticales del
eje podo falángico que habían sido alineados teniendo en cuenta el eje
longitudinal del Mtc-III.
Al moverse hacia dorsal la férula, se provocó el descenso axial de la FP,
esto prolonga el tiempo establecido para mantener la región inmovilizada
debido a que el callo óseo que deberá formarse es mayor.

40 
 
 

Debido a la edad de la yegua, cercana a los 20 años, el tiempo de


consolidación de la fractura es mayor a los 8 meses.
El compromiso vascular al que se somete el miembro afectado, debido al
largo periodo en que la piel contacta con la férula, no es un problema si la
misma se encuentra bien colocada protegiendo a la piel con materiales que no
produzcan daños ni laceraciones.
Ante una yegua próxima al parto, la mejor elección es colocar la férula y
dejar al animal en un corral pequeño para limitar sus movimientos. De esta
manera se logró que el parto fuera normal y naciera una potranca en
excelentes condiciones, tal es así que la yegua la crio normalmente.

41 
 
 

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