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APORTES PEDAGÓGICOS.
EDUCACIÓN:
La educación y el desarrollo de los niños, dará sujetos capaces de aportar al crecimiento
productivo y al desarrollo tecnológico, consolidados luego en la etapa de formación. Destacando
constantemente, los valores de libertad de igualdad, solidaridad, de dignidad, de la persona
humana.
Lo anterior le permite a Emilia Ferreiro lograr lo que ella considera su aporte mayor: cambiar
la mirada, en el aula. Se involucra fuertemente a la escuela en la responsabilidad para evitar
el fracaso escolar.
PEDAGOGÍA:
Adquisición de la lengua escrita; que los niños construyan ideas originales y sistemáticas, que
intente interpretar lo escrito y traten de escribir por sí mismos.
Su teoría aporta una interpretación del proceso de transformación de la comprensión de la
escritura, explica cómo el niño transforma sus conceptualizaciones y se aleja definitivamente de
una visión normativa que evalúa las escrituras infantiles sobre la base de la norma del adulto.
METODOLOGÍA:
Los métodos diagnósticos de los trastornos de aprendizaje y de sus fundamentos, acuden a
teorías psicológicas que permiten los procesos de construcción de conocimientos, significado e
intercambios personales, con el propósito de favorecer el encuentro entre docentes y alumnos.
Las teorías psicológicas para el modelo de Emilia Ferreiro y sus implicaciones en la enseñanza y
el aprendizaje son las siguientes:
MAESTRO:
Emilia Ferreiro definió el perfil del profesor de la siguiente manera “debe ser capaz de tomar
decisiones que trasciendan en lo formación del alumno; demostrar interés y habilidad en los
avances educativos, que beneficien la educación y formación del estudiante”, por lo que
recomienda al docente, realizar un trabajo en el que se analice cualitativamente los objetivos
y las estrategias de la alfabetización.
Señala que el docente, aunque no pueda ubicarse en el campo de este tipo de problemas desde
una perspectiva estrictamente técnica, debe cumplir con los requisitos elementales de su labor
como docente, los cuales son los siguientes:
" Distinguir las afirmaciones que puedan sustentarse con evidencia empírica satisfactoria
de aquéllas que sólo pueden presentarse como hipótesis.
Distinguir entre el dato y las lecturas posibles de los datos.
No trabajar con informaciones aisladas sino con la congruencia o incongruencia que
resulta de los intentos por integrar esas informaciones.
Descubrir las presuposiciones que subyacen a cierto modo de describir o evaluar un
fenómeno o una situación;-
No confundir las expresiones verbales utilizadas con las distinciones conceptuales
establecidas."
El campo de los problemas del fenómeno que denominamos fracaso escolar, se encuentra fuera
del ámbito de la educación formal. Lo anterior quiere decir que nos enfrentamos, al campo del
problema que se mantiene en el desarrollo las estrategias de la asistencia escolar.
ESTUDIANTE:
Lo define como toda persona, tiene derecho a la educación. Que sea capaz de desarrollar su
personalidad, y aptitudes y la capacidad mental y física, hasta llegar al máximo de sus
posibilidades, por medio de su formación académica.
LA FASE SIMBÓLICA, donde los niños no elaboran hipótesis de los nombres proporcional al
tamaño del objeto, estableciendo cierta relación no convencional a través del GARABATEO Y LOS
DIBUJOS CON MEDIDAS Y FORMAS.
En la Cuarta fase o nivel de escritura, el niño esta trabajando la hipótesis silábica para la
alfabética.Este conflicto le sirve para incorporar el numero mínimo de grafías y establece una
relación entre sonidos y grafías. Esta etapa de transición SILÁBICO ALFABÉTICA de escritura
convencional, aunque todavía hace"sus intentos de lecturas son fallidos".
La etapa ALFABÉTICA, el niño es capaz de comprender cada uno de los caracteres de la escritura
y conoce letras de dos o mas silabas. Construye hipótesis de cantidad y variedad a partir de
pautas sonoras y sabe que las letras se representan por silabas y fonemas, así pues, sabe que:
"cabsa" equivale a "cabeza" y "posa", a "mariposa" A partir de los cinco anos, el niño podrá iniciar
su proceso formal de lectoescritura, si ha tenido el "apresto" adecuado.
Naturalmente, este proceso de como aprenden los niños y niñas a escribir, le tomo a Emilia
Ferreiro y Ana Teberosky, su compañera, un buen tiempo, de aplicación y verificación, a partir
del Enfoque Constructivista. Emilia Ferreiro ha estado en medio del debate y lo cierto es que ha
revolucionado la alfabetización y la lectoescritura en su configuración histórico-social, ella lo
expresa así: " A lo largo de la Historia, el ser humano ha desarrollado diferentes maneras de
interactuar por medio del lenguaje{...} Hoy no se lee ni se escribe como hace 200 o 300 años, y
las personas adultas no se relacionan con los textos como lo hacían a los diez o doce años de
edad."
ISABEL SOLE
Quién es Isabel Solé?
Para comenzar haré un breve resumen sobre la biografía de la autora para que así podamos
conocerla mejor. Dicha biografía aparece en su libro.
Y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola
¡iba sola por la estepa solitaria!
Y tu sombra esbelta y ágil
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!...
Según Enrique Anderson Imbert, José Asunción Silva (Colombia, 1865-1896) es “de todos los
poetas colombianos del siglo XIX, el único que habla a la sensibilidad poética de hoy”. Su lirismo
melancólico apunta al subjetivo misterio de la interioridad. Además, ese recurrente tono elegíaco se
muestra apto para encauzar una temática que, en sus mejores poesías, ronda el paso inexorable
del tiempo, el desgaste de las cosas por obra del olvido, los sutiles enigmas de la noche, la
evocación de los bienes perdidos -comenzando por la infancia-, etc. Sin embargo, más relevante
que este sugestivo y tierno pesimismo pleno todavía de resonancias románticas, será su aporte a
la renovación de las formas: la dislocación de ritmos y la tendencia a la no sujeción a esquemas
métricos rigurosos convierten a la poesía de Silva en un hito imposible de ignorar en el camino
hacia el verso libre. ( Guillermo García)
Una noche,
una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de música de alas,
una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,
a mi lado lentamente,
contra mí ceñida toda, muda y pálida,
como si un presentimiento de amarguras infinitas
hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
por la senda florecida que atraviesa la llanura
caminabas; [...]
¡Oh las sombras de los cuerpos que se juntan con las sombras de las almas!
¡Oh las sombras que se buscan en las noches de tristezas y de lágrimas!
Moralejas:
La moraleja de esta historia está más que clara: trabaja como un burro y acumula
para cuando vengan mal dadas porque si no lo que te espera es la más
miserable de las muertes ya que en los tiempos duros no podrás contar con la
ayuda de nadie. Al menos esta es la moraleja que hemos estado comprando
todos estos años desde que la fábula fue escrita por Esopo, es decir alrededor
del año 600 A.C. Es posible que vaya siendo hora de revisar el cuento y su
moraleja.
Para empezar, cada uno de los protagonistas no hace otra cosa que seguir lo
que le dicta su naturaleza. La cigarra se pasa el verano cantando porque es lo
que tiene que hacer, ese es su “talento” por así decir mientras que la hormiga
obrera, que no todas las hormigas trabajan, cumple con su tarea dentro de un
férreo esquema social mirando siempre por la supervivencia de la comunidad por
encima de la propia. Esto mismo aplicado a las personas nos indica un matiz que
podríamos introducir en la moraleja del cuento, y es que cada uno es como es.
Cigarra, hormiga o a veces ambas cosas a la vez, cuanto antes lo descubramos y
empecemos a aprovechar nuestros talentos mejor nos irán las cosas. A la
mayoría nos enseñan a seguir los pasitos de la hormiga, a formarnos lo mejor
que podamos y a ser posible en trabajos que estén demandados y bien pagados
(empleabilidad creo que lo llama el ministro de educación). Desde el primer
momento no nos enseñan a conocernos y a explorar nuestros talentos y
fortalezas y a saber qué nos gusta hacer, lo que lleva a muchos al fracaso en los
estudios y a otros a estudiar carreras que en realidad no son las que querían
hacer sino las que pensaban que les iban a llenar mejor los graneros para el
invierno. Los primeros terminan convertidos en supervivientes sociales que se
agarran a cualquier cosa para poder pasar el invierno y los segundos en
trabajadores que no disfrutan de su labor diaria y llaman felicidad a la abundancia
de cosas materiales.
Excluyamos por un momento a la cigarra de esta historia. Nosotros somos seres
sociales como la hormiga y en principio tenemos más que ver con ella que con la
cigarra. Igual que hay hormigas obreras, soldado y demás y así hasta la reina,
también existen personas obreras, oficinistas, soldado y demás y así hasta los
que tienen el poder. Parece como si la moraleja de la fábula estuviera
originalmente interesada en perpetuar este orden de cosas, ¿o seré yo que soy
un mal pensado? No debemos olvidar que aunque seamos seres sociales como
la hormiga para algo debería servirnos el tener casi kilo y medio de cerebro
dentro del cráneo, cosa que ellas, pobrecitas, no tienen. ¿Nos estarán haciendo
creer los poderosos que mejor no nos salgamos de nuestro caminito de hormigas
por si llegado el invierno no tenemos qué comer? ¡Qué tontería! Si lo que quieren
nuestros líderes es que seamos felices y llevemos vidas plenas y sencillas, ¿qué
sacan ellos con mantenernos en nuestra situación de “hormiguita que no se hace
preguntas”?
Como latinos que somos parece que tendemos a tomarnos la vida más bien
como la cigarra que como la hormiga, o de eso se nos acusa desde la Europa
productiva y hormiguil, y mientras sean ellos los que dictan las reglas del juego
está claro que las cigarras mediterráneas lo llevamos crudo, pero, ¿qué hay de
malo en tomarse la vida con calma? ¿se puede organizar la sociedad de otra
manera, con otras reglas?
No estoy en contra de la cultura del esfuerzo, el que algo quiere algo le cuesta,
eso está claro, lo que pasa es que me parece que en realidad no queremos ni el
diez por ciento de las cosas por las que nos matamos a trabajar, o nos
matábamos, y que nos han metido por los ojos con mensajes publicitarios
interesados en mantener las cosas como están. Hay que estar a la última y
consumir, poseer y tirar lo viejo aunque funcione porque han sacado otro que es
mejor. Hasta desde algunos movimientos “new age” se nos quiere manipular en
este sentido dándonos a entender que si no nos compramos todo lo que nos
apetece es porque no nos amamos y no nos sentimos merecedores de bienestar,
se las saben todas las hormigas reinas.
La cigarra tiene una gran ventaja sobre la hormiga, tiene tiempo libre. Puede usar
ese tiempo en cantar y bailar al sol, pero también lo puede usar en conocerse
mejor, saber cuáles son sus verdaderos intereses y habilidades para finalmente
convertirse en alguien mucho más productivo y a la vez feliz que la hormiguita. Y
lo que es más importante, tiene tiempo para desarrollar un espíritu crítico que le
permita darse cuenta de lo que hay, de cómo está organizada esta sociedad tan
injusta y de aportar soluciones para movilizarla en pos del bien común.
Jean de La Fontaine
(Château-Thierry, Francia, 1621-París, 1695) Poeta francés cuya fama se
debe a sus doce libros de Fábulas, consideradas modelo del género. Nació
en una familia acomodada: era el hijo mayor de un consejero del rey
encargado de la guarda de dominios forestales y de caza. A su llegada a
París, en 1635, fue novicio en una orden religiosa durante un año y medio y
luego siguió estudios de derecho. En 1652 compró el cargo de maestro
particular trienal de Aguas y Bosques y en 1658 heredó de su padre otros
dos semejantes. El ejercicio de sus funciones le dio ocasión de observar la
vida rústica y le permitió consagrarse a las letras al mismo tiempo.
En 1654 dio a conocer una adaptación de la comedia de Terencio, El
eunuco, que le valió los favores del ministro de Finanzas Nicolás Fouquet, a
quien en 1658 dedicó su poema Adonis, inspirado en Ovidio, y al que en
adelante proporcionó madrigales, sonetos y otros versos a cambio de su
mecenazgo. Le Songe de Vaux, manifestación de la estética galante, obra
interrumpida por la caída en desgracia deNicolás Fouquet en 1661, también
estuvo dedicada a la gloria de su protector. Arrestado éste, La Fontaine le
manifestó su apoyo componiendo la Elegía a las ninfas de Vaux como una
especie de apelación dirigida al rey. Privado de apoyo y tras una temporada
en el exilio, buscó un nuevo protector en la persona del duque de Bouillon.
Frecuentó los salones y al mismo tiempo estableció contactos con los
medios jansenistas.
La Fontaine
Los años de 1660 fueron los más productivos de su vida literaria. En 1665
publicó sus primeros Cuentos, inspirados en autores como Boccaccio o La
Salle, cuyas historias alteró notablemente, y en 1668 sus primeras Fábulas.
Obtuvo un rápido éxito, en parte por el escándalo generado por el carácter
licencioso de sus Cuentos, que muy pronto fueron censurados y cuya
difusión se prohibió.
Todavía mayor fama obtuvo, sin embargo, con sus Fábulas, conjunto de
narraciones en verso protagonizadas por animales que actúan como seres
racionales, y cuyo objetivo es ofrecer una enseñanza moral. Inspiradas en
las fábulas clásicas y dotadas de un agudo sentido del humor, fueron
agrupadas en doce libros y publicadas entre 1668 y 1694.
Las Fábulas constituyen deliciosas comedias y dramas en miniatura, con
personajes excelentemente caracterizados, escritas en un lenguaje de gran
naturalidad y fluidez expresiva; a través de ellas legó a la posteridad una
visión irónica y un tanto escéptica de la sociedad.
En los años siguientes publicó la novela Psyché, el poema
mitológico Clymène y otros poemas. Al mismo tiempo que escribió estas
obras profanas, a menudo galantes, a veces licenciosas, compuso y publicó
obras de carácter religioso comoLa Captivité de saint Malc y Recueil de
poésies chrétiennes, con lo que se manifestó como uno de los autores más
fecundos de su época, cosa que la tradición dejó un poco de lado, al no
reconocer más que las Fábulas y, accesoriamente, los Cuentos.
Después de haber disfrutado de los sucesivos mecenazgos de la duquesa de
Orléans y de Madame de La Sablière, se incorporó al círculo de protegidos
de Madame de Montespan, junto a Jean Racine y Nicolás Boileau. Los tres
constituyeron el núcleo del partido de los tradicionalistas en la querella de
"antiguos y modernos" que se empezaba a gestar en ese momento. Por
aquellos años, La Fontaine elaboró su segundo compendio de Fábulas y
publicó los libros del VII al XI de esta obra en 1678 y 1679. También
intentó, pero sin éxito, imponerse en la producción teatral. En 1683 fue
elegido miembro de la Academia Francesa. En 1682 y 1685 dio a la
imprenta nuevos compendios de poesías, y siguió luego trabajando en sus
últimasFábulas, publicadas en 1694.
Las Fábulas
La fábulas de La Fontaine se agrupan en doce libros. Los seis primeros, que
contienen 124 fábulas, fueron publicados en 1668; los cinco siguientes (89
fábulas), en 1678-79, y el último (27 fábulas), en 1694. Su título
exacto, Fábulas escogidas y puestas en verso, declara ya el intento del
autor: dar forma poética a las mejores composiciones de los maestros
antiguos (el griego Esopo y el latino Fedro) y de otros autores modernos. Al
comienzo de la obra, La Fontaine traza una biografía un tanto fantástica del
inventor del género, Esopo.
El fin de la fábula siempre es el de instruir: el autor lo recuerda a menudo,
afirmando a la vez su voluntad artística, al declarar que abre un nuevo
camino, el de la fábula poética. La fábula, que para los humanistas italianos
(Bevilacqua, Faerno) y para los franceses del siglo XVI (Haudent, Guéroult)
era un género inferior, con La Fontaine alcanza la grandeza de los antiguos,
con un más acusado carácter artístico, abandonando la excesiva brevedad
de Fedro. Dejándose llevar por su gusto por la narración, La Fontaine aúna
en sus fábulas este amor al relato con la seriedad moral y con la infinita
variedad de motivos.
Los primeros seis libros respetan discretamente los modelos y las formas
tradicionales, con descarnados apólogos al comienzo ("La cigarra y la
hormiga"); más adelante, trata los argumentos cada vez con mayor
libertad, de modo que los viejos asuntos resultan transformados y
renovados, a veces con sabor de cuento ("La joven viuda"). La Fontaine
satiriza la vanidad y la envidia y deplora la maldad humana ("El león
viejo"). En general, la suya es una moral de la experiencia, llevada con la
serena aceptación de una realidad en la que domina el mal, y que impone
la prudencia y la astucia, sin excluir el amor y la piedad. Los animales
aparecen tal como los ha fijado la tradición fabulista: no siempre
verdaderos según la ciencia, pero siempre vivos.