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Porque los salvajes no tienen vergüenza

Una vez, sentada en frente de un parque pude escuchar a una pareja de novios discutiendo sobre
si era conveniente o no que se tiñera sus cabellos apretados de amarillo. Ella decía que era moda,
y le hacía ver bella. Él le suplicaba que no lo hiciera, porque dañaría su imagen de negra africana.
La mujer ofendida se levantó de la banca y a los gritos le dijo que ella no era una negra bruta como
esos, le pego una cachetada y ofendida se marchó.

La curiosidad me pudo y pude ver de reojo la escena, allí vi a un chico blanco, con una mejilla
enrojecida, estupefacto; mientras que a la distancia una morena de caderas anchas se alejaba con
una furia coqueta que causaba gracia. Yo me sonreí frente a la escena, no porque al pobre hombre
le dejaran la cara colorada, sino por lo irónico de la reacción de la mujer, se sintió ofendida cuando
le recordaron que aquel color de piel proviene de otro continente y la cual carga otras distinciones
culturales.

Colombia ha sufrido varias transformaciones culturales en el transcurso de su historia. Fue azotada


por el conquistador, los nativos fueron masacrados por los conquistadores, despojados de sus
dioses y obligados a guardar tributo a eminencias no españolas, judías. Más tarde llegaron los
negros, que sacados de su tierra sufrieron desprecios peores aquí en la ahora tierra del blanco.

Pero eso ya pasó, no es importante dicen por ahí. Estos son tiempos modernos, de paz y armonía
(dicen) Entonces de donde sale el adjetivo “Negro bruto” o sentirse ofendido cuando se le dice
“indio”. ¿Acaso se nos olvidó la historia? Que por ejemplo esta tierra era habitada por esos indios
o que se levantó a punta de negros esclavos.

La conquista no solo trajo españoles, también vino pegada de tradiciones y religiones “correctas”
lo cual fue sinónimo a obligarnos a olvidar la nuestra. Ahora nos enfrentamos aun paradigna que
puede considerarse tonto si se piensa bien. ¿ Que

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