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Palabras clave
En este apartado analiza los factores que han contribuido a la actual crisis del
psicoanálisis y destaca las siguientes ideas:
- A pesar de que el psicoanálisis introdujo un nuevo método psicológico de
investigación, un método basado en la libre asociación y en la interpretación
simbólica, que mantiene su utilidad clínica, hay que reconocer que, en este
momento del estudio moderno de la mente, la observación clínica de los
pacientes individuales, en un contexto como la situación psicoanalítica, que
es tan susceptible al sesgo del observador, no es una base suficiente para
una ciencia de la mente.
En este apartado discute los motivos para que el psicoanálisis no haya acogido
mejor a la biología. Lo atribuye a que hay un buen número de psicoanalistas
mantienen una visión mucho más radical que la del mismo Freud, que en 1894
aunque veía prematuro intentar reunir la biología y el psicoanálisis por no haber
avanzado aquella lo suficiente, si contemplaba esta relación. Estos piensan aún
que no puede haber puentes conceptuales que puedan servir como plantillas
intermedias, isomorfas entre ambos “reinos”. Esta posición hermenéutica sería la
responsable de impedir al psicoanálisis seguir creciendo intelectualmente. Kandel
se muestra de acuerdo con lo expresado por Lear: “Freud murió en 1939, después
de una extraordinaria vida productiva y creativa ... es importante no quedar
atrapado en él, como un síntoma rígido, ya sea para idolatrarlo o denigrarlo".
- una parte del EGO que no es reprimida y no tiene que ver con los impulsos
o conflictos inconscientes, esta parte del EGO no es accesible nunca a la
conciencia a pesar de que no es reprimida. Puesto que este inconsciente
tiene que ver con los hábitos y las habilidades perceptuales y motoras,
encaja dentro de la memoria procedimental. Lo llamaremos el
inconsciente procedimental
En este punto el autor parte por un lado de que en el pensamiento de Freud, los
procesos mentales inconscientes proporcionan un mecanismo explicativo del
determinismo psíquico. Así, cada acontecimiento psíquico, ya sea procedimental o
declarativo, sería determinado por un evento que le precede y cada síntoma
neurótico, por muy extraño que pueda parecer para el paciente, no es extraño en
la mente inconsciente, sino que se relacionaría con los procesos mentales
precedentes. Las conexiones entre los síntomas y los procesos mentales causales
o entre las imágenes de un sueño y de los anteriores sucesos psíquicos
relacionados estarían oscurecidas por la actuación de procesos inconscientes
ubicuos y dinámicos.
Por otro lado, argumenta que tenemos ya conocimientos biológicos incipientes que
nos permiten entender cómo se desarrollan las asociaciones en la memoria
procedimental. Pavlov (1927) desarrolló potentes paradigmas para el aprendizaje
asociativo que dio lugar a un cambio permanente en el estudio del
comportamiento, moviéndolo de un énfasis en la introspección a un análisis
objetivo de los estímulos y las respuestas. Este es exactamente el tipo de cambio
que Kandel defiende que estamos buscando en las investigaciones psicoanalíticas
del determinismo psíquico y hace hincapié en tres puntos importantes:
Por último, el condicionamiento clásico puede ser utilizado para adquirir no sólo
las respuestas de apetito, sino también las de aversión y por lo tanto nos puede
dar una idea de la aparición de psicopatología.
Tras señalar que algunas personas tienen una mayor disposición constitucional
que otras para adquirir la ansiedad neurótica, Kandel, plantea la pregunta ¿qué
factores predisponen a un individuo a asociar una variedad de estímulos neutros
con los que son amenazantes? y aporta los siguientes argumentos para construir
su respuesta:
Seguidamente, el texto dirige la atención a que durante los primeros 2-3 años de
vida, cuando la interacción de un bebé con su madre es particularmente
importante, el niño cuenta principalmente con sus sistemas de memoria
procedimental y a que la memoria declarativa se desarrolla más tarde. Esta
“amnesia infantil” es evidente también en otros mamíferos y no se debe a la
poderosa represión de los recuerdos durante la resolución del complejo de Edipo,
sino al lento desarrollo del sistema de la memoria declarativa.
Partiendo de que Freud concibe los impulsos como los componentes energéticos
de la mente: un impulso, según él, lleva a un estado de tensión o excitación, un
estado que los psicólogos cognitivos llaman ahora el estado motivacional, estado
que impulsa acciones con el objetivo de reducir la tensión, Kandel resume las
ideas de Freud sobre la sexualidad para ilustrar que cualquier penetración
psicológica o clínica de la sexualidad, no importa cuán moderna sea, se aclarará
seguramente mejor mediante la comprensión biológica de la identificación de
género y de la orientación sexual, aunque en el momento de redactar el artículo
pensaba que se sabía poco. Ve la orientación sexual como un área compleja,
porque el género genotípico, el género fenotípico, la identificación de género y la
orientación sexual son distintas entre sí, pero están interrelacionadas. El
reconocimiento de esta complejidad puede hacer que los términos estándar como
hombre, mujer, masculino y femenino sean imprecisos y necesitados de
cualificación, debiendo admitirse que aunque muchos aspectos de la conducta
sexual son semejantes a las conductas de alimentación y de bebida -tan
esenciales para la supervivencia y que están muy protegidas entre los mamíferos,
implicando sistemas cerebrales y hormonales comunes e incluso aspectos
estereotipados de comportamiento- la identificación de género y la orientación
sexual tienen características que son exclusivamente humanas y pueden no ser
susceptibles de estudio en animales de experimentación.
Para Kandel, el continuo avance en los estudios sobre las características del
dimorfismo sexual, sin duda ayudará a los psicoanalistas a comprender mejor la
identidad de género y la orientación sexual y piensa que están al alcance los
métodos para establecer si hay diferencias anatómicas fiables entre las personas
con diferentes orientaciones sexuales.
Este apartado se inicia con la información de que trabajos recientes con animales
de experimentación indican que la memoria a largo plazo da lugar a alteraciones
en la expresión génica y a cambios anatómicos subsiguientes en el cerebro. Los
cambios anatómicos en el cerebro derivados del desarrollo de habilidades,
estudiados mediante neuroimagen se presentan como prueba y se usan de base
para plantear una cuestión central para el psicoanálisis: ¿Funciona la terapia de
esta manera? ¿Ocurren los cambios estructurales inducidos terapéuticamente en
los mismos sitios que fueron alterados por el trastorno mental, o son cambios
compensatorios independientes que ocurren en otros sitios relacionados? Dado
que los cambios de larga duración en las funciones mentales implican
modificaciones en la expresión génica se debe pensar que en la medida en que el
psicoanálisis tiene éxito en el logro de cambios persistentes en las actitudes, los
hábitos y el comportamiento consciente e inconsciente, lo hace al producir
alteraciones en la expresión de genes que producen cambios estructurales en el
cerebro. Nos enfrentamos a la interesante posibilidad de que a medida que las
técnicas de imagen del cerebro mejoran, estas técnicas puedan ser útiles no sólo
para el diagnóstico de diversas enfermedades neuróticas, sino también para el
seguimiento del progreso de la psicoterapia.
Citando a Mortimer Ostow (1962), que observó que uno de los principales efectos
de los psicofármacos es sobre el afecto, lo que le llevó a sostener que el afecto es
a menudo un factor determinante de la conducta y de la enfermedad más
importante que la ideación o la interpretación consciente y a Sanders, Stern, y el
Grupo de Estudio del Proceso de Cambio de Boston que destacaron la
importancia relativa del inconsciente afectivo sobre el “insight” consciente, y de los
cambios en el conocimiento procedimental inconsciente como índices de progreso
terapéutico, Kandel propone que los cambios en las representaciones internas
inconscientes del paciente pueden ser beneficiosos para su progreso, incluso sin
haber alcanzado la conciencia y comenta: tal vez, en estos casos, el inconsciente
es aún más importante incluso de lo que Freud supo apreciar.
Como colofón Kandel nos confiesa: “Lo que atrajo a muchos de nosotros al
psicoanálisis a finales de 1950 y principios de 1960 fue su audaz curiosidad, su
celo investigador. Me sentí atraído por el estudio neurobiológico de la memoria,
porque vi la memoria como elemento central de una comprensión más profunda
de la mente, un interés despertado por el psicoanálisis. Es de esperar que el
entusiasmo y el éxito de la biología actual reavive las curiosidades de
investigación de la comunidad psicoanalítica y que una disciplina unificada de la
neurobiología, la psicología cognitiva y el psicoanálisis llegue a forjar una nueva y
más profunda comprensión de la mente”
Comentario final
Referencias
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