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Titularidades
Toda vez que dentro de un Estado se presentan conflictos de interés entre dos o más
personas o dos o más grupos, es este quien debe decidir a qué parte favorecer. Si tal
decisión faltara el acceso a los bienes, servicios y a la vida misma seria decidido sobre
la base de “el poder crea derecho”, quien es más fuerte o astuto vencerá.
Luego el rol fundamental del derecho consiste en decidir cuál de las partes en conflicto
prevalecerá.
La titularidad para hacer ruido o la titularidad para gozar del silencio.
La sociedad a través del Estado adopta una decisión inicial, pero luego esa decisión
se debe hacer efectiva, la asignación de titularidades no evita “el Poder crea el
derecho”
El Estado siempre tiene un grado de intervención, varia de grado en función a la
intensidad de la afectación a las titularidades afectadas.
Ejemplo de la cosecha en propiedad privada
Propiedad comunal
El Estado no solo debe decidir a quién otorga la titularidad, sino también y al mismo
tiempo como se protege esas titularidades, siguiendo a Calabresi y Melamed vamos a
considerar tres tipos de titularidades:
Titularidad protegida por reglas de propiedad, Titularidad protegida por regla de
responsabilidad y titularidades inalienables.
Una titularidad es protegida por regla de propiedad en el sentido que si alguien desea
removerla de su poseedor deberá comprársela en una transacción voluntaria, en la
cual el valor lo fija el vendedor. El estado no interviene en la fijación del valor lo deja a
las partes, el vendedor tiene la potestad de rechazar la oferta si el precio no satisface
su interés.
Cuando alguien puede violar un derecho inicial en caso de estar dispuesto a pagar
luego por ella un valor objetivamente determinado, la titularidad resulta entonces
protegida por una regla de responsabilidad.
Y la queja de su poseedor en el sentido que él hubiera pedido más por ella, no lo
beneficia una vez que el valor objetivamente determinado ha sido fijado.
Obviamente las reglas de responsabilidad implican un grado adicional de intervención
estatal; no solo es la protección de las titularidades, sino también que su transferencia
o destrucción sea permitida sobre la base de una valuación determinada por algún
órgano del Estado, antes que por las partes mismas.
Una titularidad es inalienable en el sentido que su transferencia no es permitida entre
un comprador que la desea y un vendedor dispuesto a cederla. El estado interviene
aquí no solo para determinar quién está inicialmente titulado y fijar la compensación
que debe ser pagada si la titularidad es tomada o destruida sino, sino también para
prohibir su venta bajo ciertas o todas las circunstancias.
Obviamente muchas de las titularidades para los bienes son mixtas, por ejemplo una
casa, si alguien desea comprarla regla de propiedad, regla de responsabilidad si el
gobierno decide expropiarla y regla de inalienabilidad si el propietario es un incapaz.
En conclusión podemos decir que las situaciones jurídicas subjetivas son el modo en
que las normas regulan las posibilidades de los diversos sujetos relativamente a los
diversos bienes, de conformidad con la graduación que las normas mismas pretenden
establecer entre los intereses de los sujetos.
Una distinción fundamental entre las situaciones jurídicas subjetiva esta
indudablemente ligada a la naturaleza favorable o desfavorable de las consecuencias
que la norma jurídica conecta al sujeto de derecho: se distinguen así situaciones de
ventaja y situaciones de desventaja.
Son situaciones jurídicas de ventaja las situaciones atribuidas al sujeto en su interés y
son situaciones subjetivas de desventaja las situaciones impuestas a un sujeto por un
interés ajeno.
La situación de ventaja es apta para asegurar al titular la obtención de un resultado
favorable (satisfacción de un interés por medio de la consecución de una utilidad). La
situación de desventaja sirve de instrumento para la realización de la primera y se
determina en función a ella.
Constituye una situación jurídica abstracta y potencial, reconocida a todos los sujetos
o a determinadas categorías de sujetos en orden a la satisfacción de un interés, propio
o ajeno, jurídicamente relevante. Debemos adicionalmente diferenciar, dentro de las
diversas categorías de poderes jurídicos que existen, el derecho subjetivo, la potestad
y la acción.
El derecho subjetivo constituye una situación jurídica concreta, la cual presupone una
relación entre dos o más sujetos que toma el nombre de relación jurídica y que
muestra por una parte al titular (o titulares) de la situación jurídica activa, y por otra al
titular (o titulares) de la situación jurídica pasiva.
Por su parte, la potestad se encuentra circunscrita únicamente a los supuestos en que
el titular se encuentre investido de autoridad, y en este sentido podemos hablar de
potestad jurisdiccional dado que aquella constituye una función de la soberanía,
pudiéndola oponer al poder jurídico de acción, el cual no exige a los sujetos jurídicos,
el ejercicio de funciones de autoridad.
Una constatación tal comporta que esta contrapartida , para ser efectiva, debe
traducirse en la predisposición de medios de tutela jurisdiccional adecuados a las
necesidades de tutela de cada situación de derecho sustancial.