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Derecho al derecho o somos derecho?

Es interesante pensar en el concepto de derecho que se aplica a las personas por cualquier condición
que genere en el entorno social una consideración particular a este y que nos hace referir la frase
“tiene derecho” pues al decir que tiene derecho estamos implicando que por alguna razón
igualmente particular podría este no tener derecho. Esta ambigüedad de la que todos participan y
pocos discuten no lleva a una breve revisión más profunda de los conceptos de justicia, igualdad y
razón.

En una definición al alcance de todos el Derecho es el orden normativo e institucional de la conducta


humana en sociedad inspirado en postulados de justicia y certeza jurídica, cuya base son las
relaciones sociales existentes que determinan su contenido y carácter en un lugar y momento dado.
(Autores, 2014). A partir de esta definición podemos empezar a revisar los componentes
mencionados y su relación con la asignación de este (el derecho) a cada ser humano. Se define este
como el orden y la norma del comportamiento del ser en sociedad, lo que implica la interrelación
de los seres humanos luego deberíamos evaluar cual es el origen del Correcto comportamiento del
ser; y aquí no remitimos a la concepción de Baruc Spinoza quien argumenta que “el mal se origina
en el hombre y específicamente en la voluntad” luego el hombre define a partir de su propia
voluntad lo que considera correcto, y es por esta voluntad y por su propio desarrollo en sociedad
que empieza a delimitar las acciones como correctas e incorrectas.

Entendido lo anterior podemos ampliar el concepto incluyendo al Ser; llámese Dios, Buda, Ala o
cualquiera de los líderes de las diferentes religiones, culturas o sociedades como el modelo a seguir
y el “dador” del parámetro final para establecer el calificativo. Sin embargo tenemos claro que en
suma al no tener certeza de la calificación de los actos por parte del Ser, dejamos la facultad en los
superiores, iluminados o cualquier calificativo dado a quienes ostentan el titulo de líder para dar el
Juicio y le damos a este la potestad de establecer el orden de dichas acciones.

Entonces como no podemos certificar que los modelos de correcto e incorrecto están dados por el
Ser, debemos reconocer que sigue siendo el hombre quien lo define.

Si lo correcto e incorrecto son juicios del hombre, la justicia es el mecanismo de control avalado por
el mismo para regular sus acciones y sus interacciones; estando en poder del mismo cambiar a su
conveniencia (tanto en lo social, como en lo particular) dicho mecanismo para ajustarse a las
situaciones y consideraciones que se le presentan a lo largo de su desarrollo. A partir de esto
podemos hacer un recorrido por la historia y ver como en todos los periodos, en todas las culturas
y en todos los entornos el concepto de justicia se ha puesto al servicio del líder o lideres; se ha
manipulado en nombre del Ser; se ha omitido, se ha excedido y se ha deformado por la voluntad y
necesidad del hombre.

Siendo así, el líder define a lo demás como sujetos de Justicia, les otorga el derecho como una
consecuencia de su juicio y les otorga el derecho como resultado de su potestad por la participación
en su sociedad, potestad de incluirlo o excluirlo por el mismo parámetro de juicio y de conveniencia.
De allí que se diga que el hombre tiene derechos, derechos entregados por quienes los administran,
por quienes los definen y por quienes se benefician del otorgamiento de estos derechos.

Si omitiésemos la anterior conclusión y nos referimos a los conceptos de Emmanuel Levinas y su


postulado de alteridad podríamos extraer la real connotación de sujeto de derecho, pues Levinas
nos invita al descubrimiento del Otro; nos invita a ver el rostro del otro reflejando en nuestro rostro
y nos invita a descubrir lo que significa ponerse en el lugar del otro. En términos coloquiales,
ponerse en sus zapatos. Luego si, como consecuencia del Juicio del Hombre, del líder un sujeto tiene
derecho, podríamos reducir el concepto a que el hombre es “derecho” pues su naturaleza está
definida y su mera existencia es “derecho”, clasificarle con derecho es quitarle parte de su
naturaleza.

Es extraño como el mismo ser humano no reconoce su naturaleza y su esencia, no reconoce sus
atributos y no se reconoce como parte fundamental de la naturaleza, de su existencia, participación
y particularidad en sociedad. Se limita a una existencia sujeta a las reglas de líderes, y no es capaz
de cuestionar sus parámetros. Endilga y se endilga atributos basado en los lineamientos culturales,
sociales y religiosos, midiendo con la vara que le han medido sin reconocer que la vara no debería
existir.

Somos derecho, no hay un lineamiento que permita considerar a uno como más o menos que el
otro, debemos reconocer las cualidades y calidades de cada ser, en su particularidad único pero
igual a todos.

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