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Que es la democracia.

“La democracia es el gobierno del pueblo por el pueblo, y para el pueblo”.

La democracia no es solo una forma de gobierno, sino también es una forma de vida en donde las personas por
medio del dialogo, la participación, el consenso y la votación, pueden llegar a acuerdos para actuar en las
actividades cotidianas. Por ejemplo: desde las decisiones familiares como ¿A dónde ir de vacaciones?, acuerdos
con los vecinos sobre la seguridad de la colonia, elección de jefes de grupo en la escuela, etcétera.

Llegar a acuerdos es algo difícil porque no siempre todos estamos de acuerdo con algo, otras veces pensamos de
manera diferente. La democracia permite llegar a consensos, cuando todos están de acuerdo con la decisión
que se va a tomar, la mayoría es cuando más de la mitad están de acuerdo. Una parte importante de la
Democracia es que, aunque las decisiones que se toman son por consenso o por mayoría, también se toma
encueta lo que la minoría piensa y opina.

Hoy tu y yo vamos a participar hoy vamos a elegir, recuerda tu voto vale

¿Qué es ser personero?

Los personeros son los que representan a los estudiantes en la comunidad educativa, defiende los derechos de
los estudiantes, revisan el manual de convivencia, el cual debe estar en derecho y articulado con la población a
la que está dirigida, porque allí se plasman las obligaciones y derechos de los estudiantes.

Deben conocer el Proyecto Educativo Institucional (PEI), que debe ser construido con los actores de la educación
y hacer que esa iniciativa se conozca.

El personero debe escuchar los problemas que tienen los estudiantes, para que sea el canal de articulación con
los docentes, con el rector y los niños se sientan protegidos en sus derechos.

Debe ser receptivo de las quejas de los estudiantes por violencia escolar. Tiene que trabajar por la calidad
educativa de su colegio (si faltan sillas, tableros, docentes).

Debe velar porque se hable de derechos humanos la educación sexual y construcción de ciudadanía en su
colegio, de la ocupación del tiempo libre y de los proyectos educativos ambientales.

El personero estudiantil es la persona a quien los estudiantes le cuentan sus problemas. Tiene voz en los
consejos directivos y académicos. ¡Tú eres mi personero! A ti te apoyo…….
El leopardo en su árbol

Cuento

Hubo una vez en la selva un leopardo muy nocturno. Apenas podía dormir por las noches, y tumbado sobre la
rama de su precioso árbol, se dedicaba a mirar lo que ocurría en la selva durante la noche. Fue así como
descubrió que en aquella selva había un ladrón, observándole pasar cada noche a la ida con las manos vacías, y a
la vuelta con los objetos robados durante sus fechorías. Unas veces eran los plátanos del señor mono, otras la
peluca del león o las manchas de la cebra, y un día hasta el colmillo postizo que el gran elefante solía llevar el
secreto.
Pero como aquel leopardo era un tipo muy tranquilo que vivía al margen de todo el mundo, no quiso decir nada
a nadie, pues la cosa no iba con él, y a decir verdad, le hacía gracia descubrir esos secretillos.

Así, los animales llegaron a estar revolucionados por la presencia del sigiloso ladrón: el elefante se sentía ridículo
sin su colmillo, la cebra parecía un burro blanco y no digamos el león, que ya no imponía ningún respeto estando
calvo como una leona. Así estaban la mayoría de los animales, furiosos, confundidos o ridículos, pero el leopardo
siguió tranquilo en su árbol, disfrutando incluso cada noche con los viajes del ladrón.

Sin embargo, una noche el ladrón se tomó vacaciones, y después de esperarlo durante largo rato, el leopardo se
cansó y decidió dormir un rato. Cuando despertó, se descubrió en un lugar muy distinto del que era su hogar,
flotando sobre el agua, aún subido al árbol. Estaba en un pequeño lago dentro de una cueva, y a su alrededor
pudo ver todos aquellos objetos que noche tras noche había visto robar... ¡el ladrón había cortado el árbol y
había robado su propia casa con él dentro!. Aquello era el colmo, así que el leopardo, aprovechando que el
ladrón no estaba por allí, escapó corriendo, y al momento fue a ver al resto de animales para contarles dónde
guardaba sus cosas aquel ladrón...

Todos alabaron al leopardo por haber descubierto al ladrón y su escondite, y permitirles recuperar sus cosas. Y
resultó que al final, quien más salió perdiendo fue el leopardo, que no pudo replantar su magnífico árbol y tuvo
que conformarse con uno mucho peor y en un sitio muy aburrido... y se lamentaba al recordar su indiferencia
con los problemas de los demás, viendo que a la larga, por no haber hecho nada, se habían terminado
convirtiendo en sus propios problemas.
Las dos justicias

Cuento

Caminaba un filósofo griego pensando en sus cosas, cuando vio a lo lejos dos mujeres altísimas, del tamaño de
varios hombres puestos uno encima del otro. El filósofo, tan sabio como miedoso, corrió a esconderse tras unos
matorrales, con la intención de escuchar su conversación. Las enormes mujeres se sentaron allí cerca, pero
antes de que empezaran a hablar, apareció el más joven de los hijos del rey. Sangraba por una oreja y gritaba
suplicante hacia las mujeres:

- ¡Justicia! ¡Quiero justicia! ¡Ese villano me ha cortado la oreja!

Y señaló a otro joven, su hermano menor, que llegó empuñando una espada ensangrentada.

- Estaremos encantadas de proporcionarte justicia, joven príncipe- respondieron las dos mujeres- Para eso
somos las diosas de la justicia. Sólo tienes que elegir quién de nosotras dos prefieres que te ayude.
- ¿Y qué diferencia hay? -preguntó el ofendido- ¿Qué haríais vosotras?
- Yo, -dijo una de las diosas, la que tenía un aspecto más débil y delicado- preguntaré a tu hermano cuál fue la
causa de su acción, y escucharé sus explicaciones. Luego le obligaré a guardar con su vida tu otra oreja, a
fabricarte el más bello de los cascos para cubrir tu cicatriz y a ser tus oídos cuando los necesites.
- Yo, por mi parte- dijo la otra diosa- no dejaré que salga indemne de su acción. Lo castigaré con cien latigazos y
un año de encierro, y deberá compensar tu dolor con mil monedas de oro. Y a ti te daré la espada para que elijas
si puede conservar la oreja, o si por el contrario deseas que ambas orejas se unan en el suelo. Y bien, ¿Cuál es tu
decisión? ¿Quién quieres que aplique justicia por tu ofensa?

El príncipe miró a ambas diosas. Luego se llevó la mano a la herida, y al tocarse apareció en su cara un gesto de
indudable dolor, que terminó con una mirada de rabia y cariño hacia su hermano. Y con voz firme respondió,
dirigiéndose a la segunda de las diosas.

- Prefiero que seas tú quien me ayude. Lo quiero mucho, pero sería injusto que mi hermano no recibiera su
castigo.

Y así, desde su escondite entre los matorrales, el filósofo pudo ver cómo el culpable cumplía toda su pena, y
cómo el hermano mayor se contentaba con hacer una pequeña herida en la oreja de su hermano, sin llegar a
dañarla seriamente.
Hacía un rato que los príncipes se habían marchado, uno sin oreja y el otro ajusticiado, y estaba el filósofo aún
escondido cuando sucedió lo que menos esperaba. Ante sus ojos, la segunda de las diosas cambió sus vestidos
para tomar su verdadera forma. No se trataba de ninguna diosa, sino del poderoso Ares, el dios de la guerra.
Este se despidió de su compañera con una sonrisa burlona:

- He vuelto a hacerlo, querida Temis. Tus amigos los hombres apenas saben diferenciar tu justicia de mi
venganza. Ja, ja, ja. Voy a preparar mis armas; se avecina una nueva guerra entre hermanos...ja,ja,ja, ja.

Cuando Ares se marchó de allí y el filósofo trataba de desaparecer sigilosamente, la diosa habló en voz alta:

-Dime, buen filósofo ¿hubieras sabido elegir correctamente? ¿Supiste distinguir entre el pasado y el futuro?

Con aquel extraño saludo, comenzaron muchas largas y amistosas charlas. Y así fue cómo, de la mano de la
misma diosa de la justicia, el filósofo aprendió que la verdadera justicia trata de mejorar el futuro alejándose del
mal pasado, mientras que la falsa justicia y la venganza no pueden perdonar y olvidar el mal pasado, pues se
fijan en él para decidir sobre el futuro, que acaba resultando siempre igual de malo.

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