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Emanuel Ospina Betancurth

Walter Julián Santana Sanabria

Seminario Conciliar Inmaculada Concepción de María Santísima

Emanuel Ospina Betancurth, Walter Julián Santana Sanabria, Misterio de Cristo, III de Filosofía,

Seminario Conciliar Inmaculada Concepción de María Santísima; Dosquebradas, Colombia

La correspondencia en relación con esta investigación debe dirigirse a Walter Julián Santana

Sanabria, Misterio de Crsito, Seminario Conciliar Inmaculada Concepción de María Santísima.

Dirección electrónica: wjsscl@gmail.com


INTRODUCCIÓN

El presente trabajo, pretende realizar una síntesis acerca de la aproximación bíblica que hace Hugo
Cáceres Guinet sobre la masculinidad de Jesús, y la forma en que según este autor, su modelo de varón
puede ayudar a los hombres a desenmascarar los rastros de una construcción equívoca de la
masculinidad y a apreciar el proyecto evangélico de una nueva masculinidad.

Se realizará un recorrido por las diferentes masculinidades del mundo mediterráneo antiguo, para
llegar hasta la masculinidad de Jesús, más concretamente el celibato, y las relaciones que este tenía con
personas de diferentes edades y géneros. Por último, confrontaremos el modelo evangélico de hombre
con los desafíos actuales en el campo de la masculinidad y la equidad de género, por ejemplo la
superación de la homofobia en la contemporaneidad.

Esta síntesis, en el contexto de la formación sacerdotal, permite descubrir la necesidad de una


transparente e íntegra opción célibe a través de comunidades fraternas de iguales y vida comunitaria,
desprovista de poder y dominio, e inspiradas por el modelo de masculinidad de Jesús. Así pues se
llegará al camino de la libertad en donde no se dará pie a los prejuicios o a la discriminación, puesto que
para el sacerdote o religioso célibe que vive en comunidad, la relación con otros varones sin temor a la
cercanía afectiva, es fundamento de la vida evangélica que se esfuerza por alejar todo temor y hacer
surgir el amor fraterno.
OBJETIVOS

Objetivo general

Conocer la masculinidad de Cristo, como dimensión integrante de su plena humanidad, así como

también el modelo de varón que Él deja a sus seguidores.

Objetivos específicos

1. Explorar los fundamentos de la masculinidad, como construcción social, en el contexto histórico

de Jesús.

2. Describir la vida celibataria de Jesús y su relación con los diferentes géneros.

3. Analizar el paradigma de varón propuesto por el evangelio, como masculinidad alternativa ante

los desafíos de la equidad de género en el mundo de hoy.


LA MASCULINIDAD DE JESÚS SEGÚN HUGO CÁCERES

1. LA MASCULINIDAD EN EL MEDITERRÁNEO ANTIGUO

Para descubrir el paradigma de masculinidad que se dio en el mundo mediterráneo antiguo, y


particularmente en el contexto histórico de Jesús, es necesario aclarar que la masculinidad es un
concepto que se mueve dentro de la esfera del género, diferente a la del sexo masculino. Mientras el
segundo es una realidad biológica y fisiológica innata a la persona (cromosoma XY, órganos
reproductores, y producción de espermatozoides), el primero es una construcción social producto de la
cultura. Si bien el género masculino es respaldado por la realidad biológica (sexo masculino), se
configura independientemente como un rol social que se obtiene y como una identidad psicológica que
va condicionando al individuo varón para tener ciertas actitudes, atributos, labores y comportamientos
de acuerdo a la masculinidad hegemónica del momento. Esta construcción ha perdurado firme desde la
antigüedad hasta el siglo XX, sin embargo ha sido edificada sobre los cimientos del patriarcalismo y el
seximo, y no propiamente sobre la concepción de Dios sobre el hombre.

Partiendo de este presupuesto se presentan tres modelos de masculinidad en el mundo Antiguo,


correspondientes a las tres culturas principales del mediterráneo, que también influyeron en la
concepción del varón en el ambiente de Jesús y en la construcción cristiana de la masculinidad:

1. Masculinidad Romana

La masculinidad imperial fue sin duda la que más dominó en el mundo antiguo, de hecho, pudo penetrar
e imponerse no sólo en los pueblos conquistados y adjuntados al imperio romano, sino también en los
sistemas cerrados de la cultura hebrea. A continuación, algunas notas definitorias propias del ideal de
varón romano:

 Su ideal de varón guerrero y dominador, tenía toda una campaña de propaganda, desde las monedas
circulantes del Cesar, un hombre sublime, autónomo libre y agresivo, hasta los vestuarios de los
grandes arquitectos y oradores, y la exhibición pomposa de los triunfos militares y funerales de
héroes.
 El escenario por excelencia para el varón era la guerra, lugar donde salían a flote los valores
masculinos y donde se demostraba la virilidad en la lucha hasta la muerte. La victoria equivalía a la
obtención del sello eterno de la masculinidad.
 El signo de ingreso al mundo de los varones adultos se manifestaba en la entrega de la Toga virilis,
después de un largo entrenamiento militar que se hacía a los jóvenes, en el que la fuerza física y la
capacidad bélica eran los principales atributos de la masculinidad.
 Los ambientes masculinos eran preferentemente públicos, ágoras, consejos, tribunales,
competencias, guerras, etc; evitando siempre los ambientes domésticos propios de las mujeres.
 La esencia de la masculinidad romana estaba en la andreia (virilidad) y la virtus (coraje), que se
asociaron a categorías como la autoridad, la gallardía, la hombría que incluía el dominio de la
mujer, la capacidad de ejercer el poder y por ultimo el honor, manifestado en el reconocimiento, la
riqueza, el vestido y la ubicación social.

2. Masculinidad Helenista
Aunque el imperio griego no tuvo el carácter bélico expansionista de los romanos, impuso
culturalmente su pensamiento y su matriz de masculinidad a otras civilizaciones, a tal punto, que
aún hoy en la cultura occidental se puede ver la impronta griega. Muchos de los aportes helénicos a
la construcción de la masculinidad fueron asumidos por los varones romanos, por lo que en la
mayoría de aspectos que se expondrán a continuación (exceptuando el homoerotismo, y lo que se
denomina en la actualidad metrosexualismo, de los griegos) puede verse no sólo el ideal del varón
griego sino el de la cultura grecorromana:

 Se da el paso del varón guerrero al varón cívico, y junto a éste la transformación de Virtus
en areté, enfatizando no ya la fuerza física sino la excelencia humana, unida a las cuatro
virtudes canónicas: prudencia, justicia, templanza y fortaleza.
 Se difundió por parte de consejeros y filósofos, la importancia del autodominio y el control
de las pasiones como cualidades masculinas esenciales, demostradas en modo práctico en el
control de la lengua, los alimentos, la bebida y el sexo. Esto constituyó la instauración del
asceta hipermasculino que debía imponerse sobre el carácter débil, que sólo busca la
satisfacción, los afectos afeminados y la lascivia animal.
 Como medio para exponer en público la masculinidad, con arte y racionalidad, se utilizó la
oratoria. Según la medicina griega el hombre tenía no sólo una voz poderosa y gruesa, sino
mayo capacidad pulmonar, lo que equivalía a la posibilidad de introducir mas pneuma y por
ende, tener mas condiciones apropiadas para el ejercicio racional.
 La hegemonía del varón también se manifestaba en la construcción del rol femenino a partir
de las expectativas masculinas. La mujer tenía una personalidad deficiente asociada a la falta
de voluntad, y por lo tanto debía ser sumisa, fiel, dependiente, y dejar que el don de procrear
fuera administrado por su marido. Esta visión de la mujer, generó entre los griegos cierta
aprobación por la admiración de la belleza entre los hombres, el cuidado personal de los
varones e incluso el homoerotismo.
 A diferencia de lo que se cree, la satisfacción sexual fue vista como debilidad en algunos
grupos griegos, ya que consideraban la producción de semen un mal necesario y que fuera de
la procreación, solo constituía una perdida de energía vital. Se dio lugar a valores como la
continencia y la sexualidad moderada.
 Los homosexuales, los eunucos, los afeminados, que estaban dentro de la categoría de
masculinidades marginales, constituían un factor de riesgo en las precisas expectativas de la
actuación masculina.

3. Masculinidad Judía
Aunque la cultura grecorromana influenció en cierta medida a los habitantes de Palestina, fue más
que todo en ambientes urbanos donde el prototipo de varón tentaba a las poblaciones judías. Sin
embargo, debido a la fidelidad y la ortodoxia de la cultura hebrea, el modelo de varón judío, se
mantuvo con grandes características que merecen ser resaltadas:

 La principal característica de la construcción de la masculinidad judía fue su fundamento


religioso. El dominio y comprensión de la Torá, la práctica de la ley mosaica y la
participación de los ritos religiosos eran signo de madurez varonil.
 El hogar era netamente patriarcal. El estatus familiar del varón dependía de la educación
religiosa y laboral que diera a sus hijos. El varón proveía alimentos, daba seguridad,
transmitía el Shemá y le encontraba esposa a sus hijos.
 La figura del padre en la familia y sus tácticas pedagógicas, provenían de la imagen de Dios
como guía y autoridad de Israel, que enseña, corrige y castiga.
 Era fundamental en su afán por la transmisión de la fe de padres a hijos, impactar en la
conciencia de los niños y jóvenes con el heroísmo viril de Israel, especialmente con los
modelos bíblicos de Moisés (liderazgo, fuerza, valentía) y Elías (piedad, coraje, actitud
desafiante, celo por Dios). Estos modelos distan de los héroes grecorromanos, en cuanto que
tienen una cercanía y una sensibilidad por el pueblo, una oración efectiva, una confianza
inquebrantable en medio de los sufrimientos y una capacidad para obrar milagros.
 Existían prohibiciones bíblicas sobre la homosexualidad, la conducta rebelde o deshonrosa de
las hijas, el peligro de la mujer como medio de perversión, así como también normativas para
la diferenciación entre el vestido del hombre y la mujer.
 La circuncisión aunque esencialmente fue de carácter religioso (signo de la alianza) también
significó el sacramento de iniciación en la vida del varón, en la que se ofrenda una parte del
cuerpo a cambio de la elección divina y la permanencia de la jerarquía masculina. Por otro
lado, la circuncisión regulaba el exceso sexual y proporcionaba fertilidad e higiene.
Actualmente es cuestionada por los efectos negativos en la salud y la sexualidad, y rechazada
por ser signo machista de exclusión.

Al definir las características de la masculinidad dominante mediterránea antigua ( griega,


romana, judía) y su imposición a las masculinidades marginales de ese tiempo, se percibe que este
modelo es muy similar a la masculinidad de la cultura occidental contemporánea, especialmente en
Europa y Latinoamérica, y que exige de los hombres una actuación que demanda ser exitoso, agresivo,
dominante, estar interesado por el sexo y lograr una amplia experiencia del mismo, ser independiente, no
mostrarse emotivo, esconder los sentimientos, no hacer “cosas de mujeres”, mostrarse invulnerable y
conservar la autoridad.
2. LA MASCULINIDAD DE JESÚS

El celibato, masculinidad marginal de Jesús

Ante el imperativo cultural y religioso del matrimonio, que debía efectuarse entre el final de la segunda
década de vida y principios de la tercera (con contadas excepciones por escasez económica), Jesús
asume una vida celibataria, considerada por el imaginario colectivo de Israel, que se aferraba al
mandato de “sed fecundos y multiplicaos” (Gn1, 28), como una disminución de la imagen de Dios.

Aunque algunas posturas en la actualidad, especialmente en la esfera protestante, buscan situar a


Jesús dentro de la normalidad de un hombre casado con el fin de proteger la institución familiar; el
evangelio demuestra que indiscutiblemente Jesús llevó una vida de soltería itinerante apoyados en los
siguientes argumentos:

 En el evangelio se mencionan como parientes de Jesús a su madre, a José, a sus hermanos y


hermanas, a las mujeres que le servían, pero nunca se nombra a su esposa o sus hijos. (Mt 13, 55)
 Ninguna mujer aparece en una situación destacada para suponer una relación individual con
Jesús, de hecho ninguna esposa reclama el cuerpo de Jesús sino José de Arimatea (Lc 23, 50-52)
 Jesús debía ser coherente en sus enseñanzas acerca de renunciar a la familia por causa del Reino
(Mc 10, 28-29).

Aunque el celibato fue una opción de ciertos varones judíos como Jeremías, Elías, Eliseo y Juan
Bautista, así como también de algunos grupos marginales de la época como las vestales romanas, y los
terapeutas egipcios; las motivaciones de Jesús para vivir el celibato no fueron las tradicionales. Su
celibato no era movido por la misoginia de los esenios, ni la visión pecaminosa del cuerpo propia de los
gnósticos, ni siquiera la sustracción de los deseos humanos, planteada por la moral estoica, sino como
plantea Allison (1998) fue una opción de vida que tomó Jesús por cinco razones:

 Coherencia con su predicación de abandonar la familia.


 Ascetismo que lo apartó del orden corrupto del mundo.
 Certeza de que Dios asumiría todas sus necesidades en una vida de predicación.
 Comprensión de su renuncia como acusación contra una vida de confort y lujo
 Convicción de que la sociedad escatológica había llegado ya.

Una imagen que refleja el celibato fue la usada en Mt 19,12:

Porque hay eunucos que nacieron así desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron
hechos por los hombres, y  hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el reino de los
cielos. El que pueda entender, que entienda.

Aunque la exégesis actual plantea que este versículo probablemente no provenga del Jesús
histórico, por el uso de vocablos diferentes al vocabulario del primer evangelio, por que rompe con los
versículos precedentes que eran de carácter redaccional, y además por la discontinuidad con el mensaje
de Cristo y la práctica de la Iglesia; se puede analizar desde el siguiente marco de significación.

 Eunucos de nacimiento: Incapacidad bilógica vista como desgracia.


 Eunucos por los hombres: Castrados físicamente, o simbólicamente por el escarnio. Era
visto como deshonor.
 Eunucos por el reino: Autocastrados simbólicamente, que causaba el honor para Dios.

Este pasaje produjo dos reacciones, la primera, fue una interpretación literal del texto, como la
que provocó la famosa castración de Orígenes, que fue rebatida en Nicea junto a cualquier tipo de ritual
de castración. La segunda reacción, que surgió con el fin de reorientar la primera, fue la interpretar la
imagen del eunuco como un asceta, en el sentido no de que no puede, sino de que no quiere someterse al
placer sexual, como el caso de los célibes, cayendo sin embargo en el criterio del autocontrol, propio de
la masculinidad mediterránea.
Por otro lado, la imagen del eunuco en el imaginario popular era no sólo la de funcionarios
rituales y públicos, sino la de desenfrenados e indefinidos de género que usaban otras expresiones de
vida sexual, moviéndose en el campo sexual tanto de las mujeres (que no querían tener hijos) como de
los hombres, por lo que es imposible que se recurriera a la imagen de eunuco para alabar el estado del
celibato o la virginidad cristiana.
Abriendo un poco las vías de la interpretación, la figura del eunuco es el umbral de una
sexualidad diferente a la del mundo mediterráneo, donde no hay discriminación de género y donde
nunca se le podrá pedir a Yahvé que legitime los valores masculinos patriarcales, dominantes y
excluyentes.
En conclusión, como plantea Cáceres (2011, p.140): “El celibato de Jesús fue mas bien una
parábola en acción, un mensaje perturbador y provocativo para obligar a pensar en su radical opción”.

¿Qué aprendemos del trato de Jesús a los Niños?

“No puedes abrazar al niño si no te han abrazado de niño”; esta es una realidad que el ser humano como
hombre ha cargado durante toda su historia. La débil relación afectiva entre padre e hijo varón ha sido
ampliamente reconocida como una de las causas de conducta violenta e incapacidad de entablar
relaciones emocionales satisfactorias. Jesús pudo abrazar a los niños porque él mismo había
experimentado cercanía emocional y apertura afectiva de otro varón que jugó el papel de padre. Lo que
Él enseña es: mantener un nivel de intimidad padre-hijo como una tarea de toda la vida, hasta que ambos
sean adultos y puedan compartir un nivel de paridad y amistad masculina en el resto de la vida,
asumiendo las actitudes de cercanía y afectividad que propone el modelo masculino de Jesús.
En el modelo del varón eficiente en la sociedad de consumo, el hombre adulto no quiere ser
confundido con un niño, su deber es trabajar y no jugar, luchar y no perder el tiempo. El consumismo
colabora en hacer muy difusa la responsabilidad de los adultos en la imagen que proyecta sobre el
mundo de los niños. Más fácil es pagar para que los niños sean educados por otros. Mejor es
mantenerlos alejados para que no molesten a los adultos.
Por esta realidad es propio entonces dar a conocer distintos ejemplos de parte de Dios en cuanto
a paternidad: Cómo el Señor toma en brazos a Israel (Det 1,31; Is 63,9) y le enseña a caminar tomándolo
de los brazos (Os 11,3). Los varones deben recorrer el camino que permite descubrir a Dios en la
paternidad responsable y tierna. La comunidad eclesial debe hacer del cuidado de los niños una especial
preocupación. Lamentablemente esta tarea ha sido vista como tradicionalmente encargada a las mujeres.

Jesús y la relación con las mujeres

La realidad en la historia… La violencia en la antigüedad bíblica se manifestaba no sólo en la crueldad


de la guerra sino también en las prácticas de marginación de pequeñas poblaciones incluyendo la
violencia sexual contra las mujeres (Is 13,16; Zac 14,2). Posteriormente los distintos actos de violencia
contra mujeres que pertenecen a minorías étnicas han sido reportados en África, los países que
conformaron la antigua Yugoslavia, pero también en Estados Unidos y en todo latino América. Las
llamadas limpiezas raciales hacen uso del estigma social de la violación y de los hijos de padre
desconocido para herir profundamente la identidad de un pueblo. Abusos de esta naturaleza ocurren
también en las grandes urbes, en que mujeres campesinas pertenecientes a grupos raciales menos
poderosos se ven obligadas a trabajar como domésticas y satisfacer el apetito sexual de los varones de la
familia.
En los últimos años se ha comprobado que textos de encuentros de Jesús con mujeres revelan la
singularidad del movimiento de Jesús respecto del rol de las mujeres en los inicios de la iglesia. Lo
específico de los textos es que la religiosidad judía no favorecía esta apertura, las mujeres extranjeras
representaron, tal vez sólo teóricamente, un peligro moral.

Entonces: ¿Qué aprendemos de la actitud de Jesús respecto a la mujer?

 La relación de Jesús es de tipo dialogal, pues recuerda las dificultades de género y el prejuicio sexual
contra la mujer local y extranjera y, la aproximación que el movimiento de Jesús tuvo para sanar
relaciones asimétricas hombre/mujer, judeocristianos/paganos e israelitas/extranjeros.
 El Jesús de los evangelios demuestra cercanía física y emocional en su trato con mujeres. Su celibato
no fue una práctica de distanciamiento ni jerarquización respecto del género femenino. Jesús
propuso una modificación en las relaciones de género que provocaban tensiones con los modelos de
masculinidad dominante.
3. EL MODELO DE JESÚS ANTE LA MASCULINIDAD DEL MUNDO DE HOY

Masculinidad como construcción social

Es algo por lo cual se debe luchar y mantener. No equivale a pertenecer al sexo masculino; la
masculinidad no se recibe, sino que se obtiene. Como logro social es dependiente de la cultura, está
sometida a transformaciones y tiene un vínculo profundo con lo religioso. Éste siempre es temporal,
provisional y está en crisis permanente. Aun el lenguaje popular entiende este concepto: una mujer
siempre es una mujer, pero un hombre puede dejar de serlo según su conducta. El que nació con el sexo
masculino recibe de la sociedad en que vive un imperativo a vivir como un hombre. Género (fuerte,
débil, cerebral, afectivo), poder y sexualidad (activa o pasiva) están definidos inseparablemente en la
sociedad. Esto es manifestación clara de dominio en las relaciones. El determinismo biológico entiende
el cuerpo como el elemento fundacional e irremplazable del género. Aquí se postula que la corporeidad
es la realidad donde la reproducción, el erotismo, la salud, la enfermedad, la experiencia religiosa,
incluyendo la vida sacramental, las relaciones sociales y el control del poder tienen lugar.
Por lo tanto: La mala noticia es que la masculinidad y la femineidad han sido construidas como
un edificio desproporcionado y aplastante. La buena noticia es que lo que ha sido construido puede ser
reconstruido. En esta construcción no hay nada natural ni planificado por Dios. La masculinidad es una
realidad tan construida como fue construido el templo de Jerusalén y por lo tanto temporario (Mc 13,1-
2).

La vida religiosa masculina al encuentro de la masculinidad de Jesús

La vida célibe de varones religiosos se beneficia notablemente cuando se deja inspirar en la


masculinidad de Jesús, pues el varón de Galilea impulsó un movimiento de transformación de la
masculinidad hegemónica y los varones que se consideran sus discípulos deben asumir esa
transformación como parte esencial de la escuela de Cristo. Es por esto que se debe experimentar y
enseñar la liberación que se deriva de la opción célibe y que se traduce en relaciones equitativas de
género.
La espiritualidad del varón célibe no puede asimilar un carisma particular si primeramente no se
ha fundamentado en una identidad masculina sólida que críticamente acepta los valores de su cultura y
descarta lo que no está de acuerdo con el modelo de masculinidad que promovió el hombre galileo al
acercarse a hombres y mujeres en relaciones afectivas justas. A partir de Jesús es de donde el hombre
puede proyectar socialmente una influencia positiva de su masculinidad; la opción célibe todavía es
valorada cuando no desfigura los valores culturales de calidez, cercanía y humanidad, cuando hace
manifiesta la fraternidad al servicio de transformaciones sociales amplias. La vida comunitaria de
varones que se esfuerzan por vivir con el modelo de masculinidad de Jesús, es un modelo transformante
en donde el dominio y el poder no son la opción.

Masculinidad y Espiritualidad

Las intuiciones de la espiritualidad cristiana contemporánea que desde hace un par de décadas busca
abarcar la sexualidad como un integrante esencial de la humanidad redimida en Cristo constituyen un
buen cimiento para ayudar a la Vida Religiosa masculina en la integración de sexualidad y
espiritualidad. Se afirma que la sexualidad de Jesús no necesita ninguna prueba escriturística que la de
su propia humanidad. El amor es la expresión máxima de la fe y esperanza cristiana.
En la línea de la espiritualidad masculina, se identifica a Jesús con el perfecto varón en quien la
sexualidad y su espiritualidad, cuerpo, y alma, están completamente integrados. La masculinidad de
Jesús sería la poderosa inspiración para liberar al hombre contemporáneo de la homofobia y el
retraimiento.
Puede surgir la pregunta: ¿De qué manera la masculinidad de Jesús es liberadora?
Para resolver esto hay que tener algo en cuenta: En su expresión más amplia, miedo irracional a
los que son como yo mismo, la homofobia es un problema cardinal en el área de los estudios masculinos
porque se erige como la inhabilidad de entablar amistad profunda con otros hombres. Es la privación
voluntaria de una relación con los iguales, un horror a la intimidad con hermanos y compañeros, es
decir, el aislamiento afectivo de otros hombres para no recibir apoyo emocional, lo cual favorece que la
única relación posible con los pares implique competencia, distancia y agresión.
La causa de este tipo de esclavitud es la relación débil entre padres e hijos lo que da como
resultado el miedo involuntario de parecer más débil y necesitado de afecto frente a la imagen masculina
fundamental en la vida del varón. Por lo tanto para ser auténticamente libres se necesita la disponibilidad
para expresar los sentimientos propios sin temor a ser considerado débil -incluso empleando un lenguaje
comprometedor-, la apertura hacía los gestos y sentimientos de otros, la capacidad de dialogar sin el
fantasma de la competencia.

¿Qué podemos aprender de la actitud de Jesús para curar la homofobia?

En particular el evangelio de Juan ha caracterizado a Jesús como un hombre decididamente cercano a


otros varones. El hombre de la antigüedad padeció, como el contemporáneo, una amenaza a la
percepción de su masculinidad que provino del miedo a estar en contacto cercano con otros hombres. El
texto más ilustrativo para analizar la cercanía emocional que el Jesús de los evangelios experimentó con
otros varones es el de la cena narrada en Jn 13,21-30, donde queda manifiesto que el amor general al
grupo (13,1) no está en oposición a un amor individual, el del discípulo “que amaba”. Pero este texto no
es una excepción en la relación no homofóbica de Jesús con otros varones, tenemos además: El lavado
de pies (Jn 13,1-20) que se inicia con una afirmación sobre el amor que experimenta Jesús a sus
discípulos. El diálogo amoroso entre Jesús y Pedro (Jn 21,15-19). La afirmación de que Jesús amó al
joven rico (Mc 10,21). Entre otros.
CONCLUSIONES

 Ser más o menos masculino según los cánones dominantes es una identidad psicológica, un rol
social, un lugar en la fuerza laboral y un sentido de lo sagrado. Esta definición es tan vieja como
los evangelios pero cayó en el olvido porque el cristianismo se sometió rápidamente a los
modelos grecorromanos de dominio, superioridad, autocontrol, y sustracción de la emotividad,
en vez de arriesgarse en el modelo propuesto por el evangelio.

 Los evangelistas proyectaron el modelo de masculinidad de Jesús a través del celibato y la


soltería itinerante, proponiendo como signo del reino de Dios y la era escatológica, una
superación de las condiciones estereotipadas de género y una masculinidad alternativa liberada
de los miedos,

 La relación más significativa del varón (hijo) con otro varón (padre) se convierte en el vacío que
los hombres deben acarrear toda la vida. Jesús en su rol de rabí frecuentó diversos ambientes de
sociedad y empatía con los niños y mujeres siempre en situación de inferioridad, lo cual es muy
representativo que Jesús sea presentado en situación de diálogo con la población más débil del
momento, para incertidumbre de sus compañeros varones.

 El inspirar cambios en los modelos de masculinidad dominante penetrará las fibras más
elementales del tejido social, podrá recrear en la base de las estructuras sociales y eclesiales
sistemas justos de actuación de hombres y mujeres y ayudará a liberar al hombre del modelo
enfermo de masculinidad que oprime por igual a hombres, mujeres y niños/as.

 La equidad de género sólo puede tener lugar cuando el varón esté libre de sus demonios
homofóbicos y acepte a otros como compañeros de la creación en igualdad de condiciones,
cuando una educación sexual adecuada promueva la tolerancia permitiendo a más hombres y
mujeres mostrar su orientación sexual sin temor al desprecio o la marginación.
Bibliografía

Allison, D. (1998) Jesús de Nazaret, Profeta Milenario. Mineápolis: Fortress Press.

Cáceres, H. (2011) Jesús, el varón. España: Editorial verbo divino.

Cáceres, H. (2015) Conferencia: La masculinidad de Jesús como proyecto liberador. CLAR.

Disponible en internet en la página: http://www.clar.org/clar/index.php?

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