Sei sulla pagina 1di 15

       TRIBUNAL SUPREMO DE

JUSTICIA                             S A L A  C I V


IL

Auto Supremo: 1245/2017                                                                 Sucre:
04 de diciembre 2017                                                                 
Expediente:         SC-116-15-S                                                                     
Partes: Raúl Cesar Quiroz Alcocer. c/         José Carreño Días y Otros.                 
Proceso: Mejor Derecho Propietario y otros.                                                 
Distrito: Santa Cruz. 

VISTOS: El recurso de “nulidad y/o casación” de fs. 338 a 343, formulado por
Raúl César Quiroz Alcocer, contra el Auto de Vista No. 59/15 de 20 de febrero
de 2015 de fs. 330 a 335, pronunciado por la Sala Civil Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz, en el proceso de Mejor Derecho
Propietario, Cancelación de inscripción de derecho propietario, desocupación y
entrega de bien inmueble, pago de daños y perjuicios, seguido por Raúl César
Quiroz Alcocer contra José Carreño Díaz y Otros, respuesta de fs. 346 a 350;
concesión de fs. 351 y:

I. ANTECEDENTES DEL PROCESO:

El Juez Noveno de Partido en lo Civil de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra,


dictó Sentencia de 29 de mayo de 2013 por el que declara: I.- PROBADA la
demanda interpuesta por Ricardo José Calixto Quiroz Sueldo, en
representación de Raúl César Quiroz Alcocer por memorial de fs. 23,
subsanada con memoriales de fs. 27, fs. 70, fs. 72 y fs. 78 a 79, respecto a las
pretensiones de reivindicación, desocupación, entrega de inmueble,
cancelación de matrículas, no reconocimiento de mejoras, daños y perjuicios;
e IMPROBADA la pretensión de mejor derecho por no concurrir los
presupuestos de la norma. II. Se declaran IMPROBADA la demanda
reconvencional y la excepción perentoria de prescripción interpuestas por José
Carreño Díaz en memorial de fs. 113 a 116. III. En su mérito se dispone lo
siguiente: 1. Se ordena a los demandados el retiro de las mejoras y la
desocupación y entrega del lote de terreno signado con el número 24,
manzano 6, U.V. 89 de 560 m2 de superficie, a su propietario Raúl César
Quiroz Alcocer, o a su apoderado, a tercero día de la ejecutoria de la presente
Sentencia, bajo prevenciones de lanzamiento. 2. Se ordena la cancelación de la
matrícula No. 7.01.2.02.0002430 de fecha 16 de agosto de 2002 y la
cancelación del Asiento A-2 de fecha 27 de agosto de 2003 correspondiente a
la matrícula 7.01.2.02.0002429. 3. Se condena a los demandados al pago de
daños y perjuicios a establecerse en ejecución de sentencia.

Resolución que fue apelada por José Carreño Díaz por memorial de fs. 273 a
285 vta.

En mérito a esos antecedentes, la Sala Civil Segunda del Tribunal


Departamental de Justicia de Santa Cruz, emitió el Auto de Vista No. 59/15
de 20 de febrero de 2015 de fs. 330 a 335, por el que REVOCA la Sentencia de
29 de mayo de 2013 y deliberando en el fondo declara PROBADA la excepción
perentoria de prescripción, PROBADA la demanda
reconvencional, IMPROBADA la demanda principal, argumentando a ese fin:
Que la demanda se presentó en fecha 01 de junio de 2009, de manera
posterior a la fecha límite del año computada desde el 20 de marzo de 2008,
entendiendo que se lo hizo de manera posterior al plazo perentorio establecido
por el art. 311 del Código de Procedimiento Civil, declarando en consecuencia
declara probada la excepción perentoria de prescripción, asimismo sostiene
que José Carreño acreditó su derecho propietario y que el mismo fuera
producto de trámite de dotación de tierras fiscales, el mismo que fuera
reconocido por Título Ejecutorial extendido por el Servicio Nacional de
Reforma Agraria, que contaría con la fe probatoria asignada por el artículo
1287 del Código, con plena validez mientras no se demuestre lo contrario,
refiriendo que la misma sea su declaración de nulidad absoluta o anulabilidad
con sentencia con calidad de cosa juzgada, situaciones que no acontecerían en
el presente caso, al no haber demostrado el demandante la nulidad de los
títulos de propiedad del demandado ante la instancia competente, y haciendo
una descripción de los principios que rigen el acto administrativo señala que el
Juez Aquo al haber dispuesto la cancelación del derecho propietario del
demandado actuó de manera incorrecta al disponer la cancelación de un
registro público cuyo título no fue demandado ante la instancia competente,
obviando dice de esa manera que la cancelación de inscripciones en los
registros públicos de Derechos Reales se producen en los supuestos señalados
en el art. 1558 del Código Civil y no así en la mera presunción de mala fe del
juzgador; finalmente en lo referente al argumento que sostiene la indebida
apreciación de la acción de usucapión quinquenal, se debiera tener en cuenta
lo dispuesto por el art. 134 del Código Civil, en el presente caso se tuviera que
el demandado adquirió su derecho propietario de buena fe en virtud a un
trámite de dotación agraria realizado ante autoridad agraria nacional
competente, asimismo se tuviera que  su derecho propietario se encontraría
registrado en fecha 28 de febrero de 1994, concluyendo que se cumplió con el
plazo de cinco años de posesión establecido en el artículo 134 del Código Civil,
para el que debiera tenerse en cuenta además que en el Acta de Confesión
Provocada de fs. 249 y vta., el demandado aclararía que desde el año 1987 con
su esposa vivían en el inmueble en ligio y que a veces su esposa se quedaba
permanentemente en el mismo; en lo referente al trámite de aclaración
unilateral de ubicación de inmueble, se debiera tomar en cuenta que el mismo
continuaría subsistente y mientras no se demande y demuestre su nulidad
mediante Sentencia en autoridad de cosa juzgada.

II. DEL CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN:

En la forma

Acreditaría ser único y legítimo propietario de un lote de terreno ubicado en la


UV 89, Mz 6, Lote No. 24 con una superficie de 560 m2., con ubicación en
Villa Primero de Mayo, describiendo asimismo el título del demandado y su
procedencia, emergente de trámite de dotación de tierras fiscales en el lugar
denominado Pampa de la Cruz que no fuera la Villa Primero de Mayo,
refiriendo a que loteadores inescrupulosos indebidamente hicieran figurar en
lugar distinto al que les fue dotado, lo cual sucedería con el demandado al
presentar un título registrado en Derechos Reales, que maliciosamente
ocultaría la venta efectuada y que solo le restaría una superficie menor por la
transferencia efectuada a Francisca Orellana García y Vicente Céspedes Días,
aspecto que fuera confesado por la heredera de los nombrados ahora
fallecidos. Que el Auto de Vista fuera irregular al declarar probada la
contrademanda que sólo podría ser de 303 m2, ya que no podría demandar
por un inmueble que ya no fuera de su propiedad al haberlo vendido, refiere a
la demanda reconvencional declarada extemporánea, acusando al Auto de
Vista de otorgar mas de lo pedido por las partes, porque José Carreño solo
podría demandar en su reconvención por 303 metros y no así por la superficie
total del inmueble objeto de la litis de 560 m2.

Que lo referido por el Auto de Vista en relación al título presentado por José
Carreño y su valides, publicidad y su oponibilidad a terceros desde su registro
el 28 de febrero de 1994, necesariamente tendría que haberse pronunciado
con relación a la demanda de mejor derecho propietario formulado en la
demanda, y que en ese caso su derecho propietario estuviera registrado en
fecha 13 de julio de 1981, trece años antes que el título del demandado
reconvencionista, encontrando razón a que debiera pronunciarse al respecto,
no simplemente ordenar la cancelación de su registro sin mencionar el por qué
no procede la demanda mejor derecho propietario y que la misma debiera ser
declarado probada.

Acusa asimismo de lesión al debido proceso, su derecho a la defensa e


igualdad procesal, el derecho a la igualdad jurídica, que se dictó una
resolución sin considerar ni explicar los argumentos de la contestación a la
apelación.

En el fondo

Acusa de aplicación indebida de la Ley, señalando que el art. 515 del Código
de Procedimiento Civil cuando refiere a la autoridad de cosa juzgada, refiere
únicamente a la ejecutoria de las Sentencias, y no así de un Auto que declara
la perención de instancia, en este caso el juez aplicaría la norma de manera
indebida cuando debe aplicar el art. 140.I del Código Procesal Civil, y que
fuera evidente que en un anterior proceso se declaró la perención de instancia
que fue ejecutoriada por Auto de 18 de febrero de 2008 lo que no consideraría
la resolución recurrida es que con la misma recién se le notificaría el 12 de
junio de 2008, por lo que tendría hasta el 12 de junio de 2009 para presentar
nueva demanda sin que prescriba el derecho de su mandante, y que en el
presente caso la demanda fuera interpuesta el 1 de junio de 2009 dentro del
año siguiente de la declaratoria de perención.

Refiere asimismo que el Auto de Vista contiene disposiciones contradictorias,


al dar validez del derecho propietario de José Carreño y que al no existir
solicitud de nulidad o anulabilidad de ese derecho no se podría cancelar el
mismo como se haría en Sentencia, pero contradictoriamente a ese
argumento, la parte resolutiva del Auto de Vista cancelaria el derecho
propietario de su persona, siendo que en la demanda reconvencional no se
demandó la nulidad o anulabilidad de ese título que fuera válido desde el 13
de julio de 1981; que en este caso, si los vocales consideraban que el título de
Carreño corresponde al inmueble de la litis y no como se evidenciaría en
obrados que se halla en otro lugar –Pampa de la Cruz-, debieron modificar la
Sentencia probada su demanda de mejor derecho propietario; que fuera
necesario aclarar que la Sentencia no anuló el supuesto título ejecutorial de
José Carreño, sino ordenó la cancelación del registro del título en las
Matrículas que señala, porque los mismos corresponderían a un inmueble de
583 m2, ubicado en la Zona Pampa de la Cruz, reclamando porque el
demandado de manera unilateral en la vía aclaratoria en otro sitio, en este
caso en la Zona Villa Primero de Mayo, que nada tuviera que ver con el de su
título adjunto al proceso, que amañadamente lo registraría en el lugar del
inmueble de su propiedad, con un instrumento falso, que por ello no pudo
haberse dispuesto la cancelación de su derecho propietario.

Acusa la existencia de error de derecho y error de hecho al apreciar las


pruebas ya que en el Auto de Vista impugnado se asumiría que el Título
corresponde al inmueble objeto de litis ubicado en la Unidad Vecinal No. 90,
Manzano No. 6, Lote No. 24 que se encuentra en Villa Primero de Mayo y que
nunca se negó que este título corresponda a otro inmueble, en cambio los
títulos presentados por el demandado corresponderían a un terreno distinto,
por ello considera que existe error de derecho y de hecho en la apreciación de
las pruebas, así como la existencia de error de hecho al apreciar la Confesión
Judicial Provocada de José Carreño.

La existencia de error de derecho al apreciar las pruebas al declarar la


procedencia de la Usucapión quinquenal por estar viviendo en el inmueble
cinco años, pero en su misma confesión acreditaría que siempre y desde hacen
treinta años vivió en el Km 6 doble vía La Guardia, entonces dice, no puede
existir usucapión de ninguna clase ya que no se podría fundar una usucapión
quinquenal con relación al inmueble objeto de litis, al corresponder su título a
lugar distinto al de su propiedad.

De la respuesta al recurso de casación

Refiere  que desde la fecha de registro de su propiedad en el año 1994 y


habitaría sobre la totalidad del bien en litigio de manera pacífica, sin que
nadie inicie proceso en su contra y por ello pidió se determine la usucapión,
por tanto, siendo que su derecho propietario cuando vendió parte de su
terreno a terceras personas estaba ya consolidado con la usucapión
quinquenal que refiere el art. 134 del Código Civil. Se establecería que el
recurso de casación en la forma carece de fundamento jurídico válido. Por otro
lado, que su derecho propietario nace de un título ejecutorial de dotación
agraria y que la solicitud que se pueda considerar un mejor derecho de
propiedad entre su título y el título civil del demandante estuviera totalmente
fuera de lugar, que el rechazo estuviera totalmente fundamentado en el Auto
de Vista impugnado, cuando vendió parte de su terreno a terceras personas,
ya estaría consolidado por usucapión quinquenal. Respecto a que el Auto de
Vista no hiciera mención a la contestación del recurso de apelación, la
resolución impugnada haría conocer que los demandantes  contestaron a los
recursos de apelación que se plantearon y por tanto se deduciría que existió
consideración a tal contestación.

Respecto al recurso de casación en el fondo referida a la excepción perentoria


de prescripción, se habría aplicado indebidamente el art. 515 del CPC, puesto
que el mismo refiriera únicamente a la ejecutoria de las resoluciones y no a un
Auto que declare la perención de instancia, debiendo según su entendimiento
aplicarse el art. 140-I del Código de Procedimiento Civil, que esta
fundamentación no tuviera asidero legal y pretendiera que se aparte del
criterio ya consolidado y debidamente fundamentado sobre la ejecutoria de las
resoluciones inclusive sin decir porque tendría que apartarse de ese criterio.
En relación a que el Auto de Vista dijera que como no se demandó por los
demandantes nulidad absoluta o anulabilidad del título que posee, no podía el
Juez Aquo dictar una Sentencia que anule su título de propiedad; también que
siendo que su persona tampoco demandó la nulidad o anulabilidad, como
fuera posible que la Sala Civil Segunda cancele el título de los demandantes,
se tuviera que de existir ese proceso tendría que ser tramitado en la justicia
agraria o agroambiental, y otras consideraciones, concluyendo que no existen
disposiciones contradictorias, que por el contrario se hiciera prevalecer  los
títulos de propiedad que las partes presentaron ante la instancia judicial.
Finalmente respecto al error de derecho y de hecho al apreciar las pruebas,
concretamente la confesión provocada, que su persona vivió en el Kilómetro 6
de la doble vía a la Guardia hace unos treinta años, no obstante habría
aclaración en el mismo Auto de Vista que desde el año 1987 vivía con su
esposa en el inmueble en liligio, y que a veces su esposa se quedaba
permanentemente, por lo que considera que la interpretación se debió a su
favor y que tenían la posesión como verdaderamente ocurre, pide se rechace el
argumento.

III. DOCTRINA APLICABLE AL CASO:

De la necesidad de agotar la facultad de complementación ante la


omisión de una pretensión.
Sobre el tópico es menester previamente enfatizar, que la omisión de
pronunciamiento o en lo que en doctrina es reconocida como una resolución
citra petita, es una causal del recurso de casación que se encontraba
taxativamente expresada en la norma (art. 254 num. 4) del CPC), empero, la
misma no resulta aplicable de forma directa o inmediata ante la evidencia de
una omisión, sino que esta causal contenida en la normativa citada, resulta
aplicable dentro de los marcos exigidos en dicha normativa, por lo que a los
efectos de seguir dilucidando el presente punto, corresponde analizar la
normativa antes citada, la cual de forma textual señala: “procederá el recurso
de casación por haberse violado las formas esenciales de proceso, cuando la
sentencia o auto recurrido hubiere sido dictado...4) Otorgando más de lo
pedido por las partes o sin haberse pronunciado sobre alguna de las
pretensiones deducidas en el proceso y reclamadas oportunamente ante los
tribunales inferiores.”  Art. 254 num. 4) del Código de Procedimiento Civil (el
subrayado es nuestro)  de la última parte de esta causal del recurso de
casación en la forma, se advierte que la viabilidad del supuesto hipotético, es
decir, de la nulidad procesal por  -omisión de una pretensión-, la misma debe
ser reclamada oportunamente ante los tribunales inferiores, normativa que en
su contenido encuentra concordancia con lo determinado por  el art. 258
num. 3) del mismo compilado legal que expresaba: “III. La nulidad sólo
procede ante irregularidades procesales reclamadas oportunamente en la
tramitación de los procesos.”, con la aclaración que la omisión es un aspecto
de forma (debido a que es una causal del recurso de casación en la forma y no
en fondo), el cual tiene por finalidad Anular obrados, por lo que, también a
esta causal se aplica la regla contenida en el Art. 17.III de la Ley 025, criterio
que se halla en consonancia con el nuevo Código Procesal Civil.
De lo que se concluye cuando se alegue en amparo de esta causal art. 254
num. 4) del cuerpo Ritual Civil antes señalado (Código de Procedimiento Civil)
la falta u omisión de pronunciamiento en segunda instancia, corresponde al
afectado previamente a utilizar el recurso de  casación utilizar o reclamar
oportunamente dicha omisión ante los Tribunales inferiores, a través de los
mecanismos correspondientes a los efectos de -suplir omisión de pretensión-
conforme determina la parte in fine del art. 254 num. 4) del citado código,
para lo cual, se deberá hacer uso de la facultad establecida en el art. 196
num. 2) del Código de Procedimiento Civil, aplicable a segunda instancia por
expresa determinación del art. 239 de la misma normativa, articulo que de
manera clara preceptúa que con esta facultad se puede: ”…  suplir cualquier
omisión en que se hubiere incurrido sobre alguna de las pretensiones
deducidas y discutidas en el litigio.”, facultad que permite subsanar la falta de
pronunciamiento por los Tribunales de instancia, caso contrario en aplicación
del principio de convalidación, al no utilizar el mecanismo para su corrección,
implica una aceptación tácita de la omisión acusada dotando de plena eficacia
jurídica lo actuado, precluyendo por simple consecuencia su derecho de
reclamar aspectos de nulidad no reclamados en su oportunidad cuando se
contaba con los mecanismos que establece la Ley.
Entendimiento orientado por este Supremo Tribunal en diversos fallos entre
ellos el Auto Supremo Nº 32/2015 que señaló: “Respecto a la falta de
pronunciamiento del segundo punto apelado, se debe indicar que, el Ad quem,
de forma genérica arribó a la conclusión de que el Auto de 10 de junio de 2003
que resolvió las excepciones no se las puede revisar en vía del recurso de
apelación porque dicha resolución hubiera causado ejecutoria, esa es una
respuesta de forma general a las acusaciones relativas a la forma de
resolución de las excepciones formuladas por los recurrentes.
Ahora si dicha respuesta, no satisfacía las expectativas deducidas por los
recurrentes debieron formular la petición de complementación y aclaración en
base al art. 239 del Código de Procedimiento Civil, el no haberlo hecho implica
que los recurrentes no agotaron el mecanismo de protección oportuno para la
satisfacción del reclamo que ahora se traen en casación, consiguientemente se
advierte no haberse dado cumplimiento a la premisa establecida en el art. 17
parágrafo III de la Ley Nº 025 del Órgano Judicial.”.
De la Perención de Instancia.
La perención de instancia conforme a la sistemática Procesal Civil boliviana,
es una forma de extinción extraordinaria del proceso, el art. 309 del Código de
Procedimiento Civil (aplicable al caso) establecida: “I. Cuando en primera
instancia el demandante abandonare su acción durante seis meses, el juez de
oficio o a petición de parte, y sin más trámite declarará la perención de la
instancia, con costas. II. El plazo se computará desde la última actuación”;
precepto normativo que configura una forma extraordinaria de conclusión del
proceso, debido a la inactividad procesal en primera instancia atribuible a las
partes contendientes.
Para Enrique Falcon (Caducidad o perención de instancia, 1989, pág. 11) la
perención de instancia “es una institución procesal aplicable a los procesos
dispositivos, en virtud del cual, ante la inactividad de la parte sobre quien pesa
la carga de operar el procedimiento, durante determinando lapso, de oficio o a
pedido de parte contraria, el Tribunal puede declarar el cese del curso de la
instancia”. La presencia de la inactividad – primer elemento-, que se resume
en un abandono o desinterés en el proceso, ya sea por una completa
inactividad o por actos insustanciales que no admitan impulso procesal
durante el plazo –segundo elemento- que la ley procesal ha determinado,
permiten, de oficio o a petición de parte, el pronunciamiento judicial que
concluye de forma excepcional el proceso mediante la perención.
Respecto a dicho instituto del derecho Civil este Supremo Tribunal de Justicia
ha orientado en el Auto Supremo Nº 970/2015 – L de 27 de octubre 2015
que: “…la perención de instancia, corresponde analizar dicho instituto en
relación al presente caso y conforme al principio de verdad material acorde al
art. 180 – I de la Constitución Política del Estado, para lo cual citamos el art.
309 del Código de Procedimiento Civil, que señala: I. “Cuando en primera
instancia el demandante abandonare su acción durante seis meses, el juez, de
oficio o a petición de parte, y sin más trámite declarara la perención de
instancia, con costas. II.- El plazo computara desde la última actuación”.
Acudiendo a la doctrina sobre el instituto en análisis CHIOVENDA
señala: “anteriormente se consideraba a la perención como una pena al litigante
negligente, pero  hoy se admite que cuando las partes dejan paralizado el
proceso por un tiempo prolongado, es porque no tienen interés en su prosecución
y que desisten tácitamente de la instancia lo que autoriza  al Estado a librar a
sus propios órganos de todas las obligaciones derivadas de la existencia de una
relación procesal.”
Asimismo LINO PALACIO expresa: “inactividad procesal genérica, consiste en
que durante determinados plazos legales, sobrevengan la inacción absoluta
tanto de las partes,”… “cuanto del órgano  judicial. Frente a ese hecho las
leyes procesales instituyen un modo anormal de extinción de la pretensión y por
lo tanto del proceso denominado caducidad o perención de instancia.”
Del espíritu de la norma y doctrina citada, se puede concluir que si bien el
proceso es considerado teleológico, porque, tiene por finalidad llegar a una
Sentencia empero, si las partes, realizaren un evidente abandono de la causa
dentro de un periodo donde les corresponde a ellos el impulso procesal, la
norma sanciona a las partes por esta actitud, debido a que el proceso no
puede quedarse en un estado de inercia procesal, es por este motivo, que el
legislador ha establecido la perención de instancia como una forma de
conclusión extraordinaria del proceso.
Teniendo en claro la esencia de este instituto jurídico, corresponde reiterar
que para la procedencia del mismo, este Tribunal a través de diferentes fallos
ha establecido la concurrencia de requisitos para su procedencia, como ser: la
Instancia, Inactividad procesal y Transcurso del plazo, y para la efectivización
de las mismas debe existir pronunciamiento expreso de perención, en ese
contexto se dirá también que la instancia es entendida como cada una de las
etapas o grados del proceso dentro de nuestro ordenamiento jurídico,
iniciando la instancia con la admisión de la demanda actuado a partir del
cual, en aplicación del principio dispositivo es deber de las partes buscar el
impulso procesal. Inactividad procesal entendida como la ausencia o
abandono de los sujetos procesales dentro de una causa. Transcurso del
plazo, tal cual manda el art. 309 del Código Procedimiento Civil de 6 meses.
Y  como se expresó debe existir una declaración judicial expresa de perención
de instancia, bajo el entendido de que la misma no opera -ipso facto- es decir
que no opera de hecho sino – ipso Jure- es decir y valga la redundancia debe
existir una resolución judicial que la determine”.
Respecto a la prescripción y caducidad
Corresponde recurrir a lo analizado en la SENTENCIA CONSTITUCIONAL
1369/2011-R, de 30 de septiembre de 2011, cuando señala que: “Guillermo
Cabanellas define a la caducidad como: “Lapso que produce la extinción de
una cosa o de un derecho. Pérdida de la validez de una facultad por haber
transcurrido el plazo para ejecutarla. Efecto que en el vigor de una norma
legal o consuetudinaria produce el transcurso del tiempo sin aplicarlas,
equiparable en cierto modo a una derogación tácita. (…). Cesación del derecho
a entablar o proseguir una acción o un derecho, en virtud de no haberlos
ejercitado dentro de los términos para ello.        

El mismo autor, recogiendo los criterios de distintos doctrinarios, establece


sus características y diferencias, al referir: 2.Caducidad y prescripción
extintiva. Se trata de dos conceptos jurídicos de deslinde muy complejo, al
punto de discrepar fundamentalmente los autores, en su caracterización y en
sus diferencias. Cortés Giménez, resumiendo puntos de vista de Alas, De
Buen, Castán, Enneccerus y otros declara que: “La caducidad o decadencia
puede ser convencional o legal; mientras que la prescripción tiene siempre su
origen en la última. En la prescripción, el derecho nace con duración
indefinida y sólo se pierde cuando haya negligencia en usarlo; en la caducidad
nace el derecho sujeto a un término fijo de duración, prescindiéndose de toda
consideración de negligencia del titular. La prescripción opera generalmente a
través de una excepción; en tanto la caducidad produce sus efectos de manera
directa y automática. Por ello dice Enneccerus que el plazo de caducidad ha de
tomarse en cuenta por el juez, aunque sólo se desprenda su transcurso de la
exposición del demandante; la prescripción se aplica únicamente a los
derechos llamados potestativos. En la caducidad, a diferencia de lo que ocurre
con la prescripción, no se admiten generalmente causas de interrupción o
suspensión”.

Respecto de la prescripción, sostiene que es la: “Consolidación de una


situación jurídica por efecto del transcurso del tiempo; ya sea convirtiendo un
hecho en derecho, como la posesión en propiedad; ya perpetuando una
renuncia, abandono, desidia, inactividad o impotencia. (…). Es por lo tanto un
medio de adquirir derechos o de perder otros adquiridos, obrando el tiempo,
en realidad, como el productor esencial de estas situaciones jurídicas”.
(Diccionario de Derecho Usual, Tomo II y VI, Editorial Heliasta, 27ª Edición,
Revisada, actualizada y ampliada por Luis Alcalá-Zamora y Castillo, pág. 14 y
372 a 373). -lo resaltado nos pertenece-        

La doctrina española, precisó: “-Tanto la caducidad como la prescripción se


enmarcan dentro de los modos de extinción de los derechos por el transcurso
del tiempo en que pudieron ser ejercitados. (…). -La caducidad y la
prescripción responde a una misma finalidad: evitar la incertidumbre
permanente e indefinida de los derechos; y tienen un mismo fundamento: la
presunción de abandono de los derechos por su titular. (…). -La prescripción
debe ser alegada por la parte interesada en la misma, y en esa medida es
renunciable. La caducidad, por el contrario, opera de oficio”. (CONSEJO
GENERAL DEL PODER JUDICIAL, Prescripción y Caducidad de Derechos y
Acciones, Madrid, mayo 1995, pág. 41 a 42). -lo resaltado nos pertenece-        

Criterios doctrinarios que delimitan las diferencias existentes entre ambos


institutos jurídicos, permitiendo concluir que la prescripción está referida al
ejercicio de derechos subjetivos en general o acciones en el plazo determinado
por la Ley, sea para su extinción o adquisición, lapso de tiempo que admite
causales de interrupción o suspensión y opera a pedido de parte. En la
caducidad el ejercicio de un derecho (potestativo) no subjetivo o acción, está
supeditado a que se efectúe en el término fijado por la ley o la voluntad de las
partes; sus efectos se producen de manera directa sin necesidad de pedido de
parte, pudiendo ser declarada de oficio.        

En ese entendido, cabe precisar que un derecho subjetivo tiene una duración
indefinida y sólo se pierde cuando su titular no lo ejerce en el término fijado a
causa de su negligencia, operando en consecuencia la prescripción; en
cambio, en la caducidad el ejercicio del derecho potestativo o facultativo nace
sujeto a un término fijo de duración a cuya conclusión se produce su
extinción.        
Sobre los factores de procedencia del recurso de casación en el fondo.-
En el Auto Supremo No. 22/ 2014 de 07 de febrero 2014, se razonó respecto
al tema que: “El Código adjetivo de la materia en el art. 253, señala los
supuestos por los cuales se habilita una revisión de la sentencia, sobre el fondo
de la polémica, así la norma aludida señala los siguientes supuestos: “1)
Cuando la Sentencia recurrida contuviere violación, interpretación errónea o
aplicación indebida de la ley.  2) Cuando contuviere disposiciones
contradictorias.  3) Cuando en la apreciación de las pruebas se hubiere
incurrido en error de derecho o error de hecho. Este último deberá evidenciarse
por documentos o actos auténticos que demostraren la equivocación manifiesta
del Juzgador”, como se encuentra escrito dicho articulado tiene tres causales.
El primer inciso conlleva tres supuestos: la primera se dice que ha incurrido en
violación de la norma, cuando ha existido una incorrecta aplicación de normas
legales (no aplicación correcta); la segunda, se dice que ha existido
interpretación errónea, resulta ser la más amplia que consiste en que el fallo
recurrido ha otorgado a la norma sustantiva un sentido equivocado, ha
confundido el alcance o protección de la norma sustantiva para ello el operador
judicial debía de interpretar la norma en base a las reglas de interpretación
ordinaria, como son las de interpretación gramatical, sistemática, teleológica e
histórica, como señala la Sentencia Constitucional Nº 1846/2004-R de 30 de
noviembre, y; la tercera radica en la aplicación indebida de la ley, la misma que
se activa cuando se ha aplicado la norma sustantiva ha hechos no regulados
por aquellas.
El segundo inciso, se refiere a que el fallo recurrido haya emitido disposiciones
contradictorias, nótese que la norma alude a la parte dispositiva, o decisum del
fallo, y no al contenido de la parte considerativa o motivación, este último caso
es impugnable por la forma por la falta de motivación o ausencia de motivación
o hasta incongruencia, por ejemplo no podía resolverse un proceso en el que se
debate sobre un mismo inmueble y declarar probada la pretensión de usucapión
y probada también la pretensión reconvencional de reivindicación, ese resulta
ser un claro ejemplo de una disposición contradictoria.
La tercera casual se refiere al error de hecho o al error de derecho en la
valoración de la prueba; la primera de ellas “error de hecho” consiste que en el
fallo recurrido se ha confundido el contenido del medio de prueba, cualquiera
que sea ella, testifical, documental, pericial, inspección u otras, ahora
corresponde señalar que todo medio de prueba siempre tiene un contenido en
que se describan actos o hechos, entonces el error de hecho se produce cuando
los de instancia han confundido el contenido de esos medios de prueba Ej. El
fallo puede indicar a un color azul, empero el medio de prueba refiere a un color
verde, el fallo puede señalar que una marca Toyota, cuando el contenido del
medio de prueba se refiere a una marca Toyo, o que el fallo refiera a Bs.
5.000.-, cuando el contenido del probatorio refiere Bs. 50.000.-, y de esta
manera señalar que punto de hecho hubiera sido demostrado con el referido
medio de prueba.  En cambio el segundo hipotético relativo al “error de
derecho”, resulta recurrible cuando el medio de prueba que los de instancia han
considerado han confundido en cuanto a la asignación del valor probatorio,
ejemplo declaraciones testificales con el valor probatorio de una confesión, para
recurrir sobre  la misma, de acuerdo al Código Civil, corresponderá señalar que
unas son valoradas de acuerdo a las reglas de la prueba tasada y otras de
acuerdo a las reglas de la sana critica, así pues en el caso de la prueba tasada
puede que el Juez no la haya otorgado el valor que la ley le atribuye a cierto
medio de prueba, como sería obviar un certificado emitido por autoridad
competente o documento privado suscrito por las partes contratantes, que se
encuentra regulado por la prueba tasada, no sucede lo mismo con las pruebas
que deben ser sujetas a la valoración por la sana critica, en ellas se deberá
observar si al momento de valorarlas el Juez los ha apreciado conforme a la
lógica, ciencia y experiencia, que resultan ser las directrices que regentan a la
valoración de la prueba del sistema de la sana critica”.
Respecto a la violación, interpretación errónea y aplicación indebida de
la ley
La interpretación errónea y aplicación indebida, no pueden proponerse
simultáneamente respecto de una misma norma, porque cada uno de ellos
tiene legalmente un significado propio y un alcance distinto. Debiendo
entenderse que mientras la interpretación errónea se presenta cuando el
juzgador aplica la norma pertinente, pero atribuyéndole un sentido o alcance
que no le corresponde; la aplicación indebida ocurre cuando, sin mediar un
error de entendimiento sobre el significado de la norma, se aplica a un hecho o
situación no previsto en el supuesto fáctico de la disposición, o se le hace
producir efectos distintos de los contemplados en el precepto legal, aspecto
que resulta elemental para comprender la presunta violación que se pretende.
Siguiendo el criterio del Prof. Lothar Hauser, podemos indicar que en la
Violación de Ley, el juez tiene que afirmar ante todo la existencia de la norma,
determinar si está vigente o si se ha extinguido, y es necesario que precise su
ámbito en el tiempo y espacio. Además debe decidir si la norma es eficaz para
regir una situación de hecho. En ocasiones la violación de ley puede darse por
desconocimiento del rango y preferencia que una norma tiene en relación con
las demás, o por ignorancia acerca de su naturaleza propia.
Interpretación Errónea: no se trata de una cuestión de existencia, subsistencia
o determinación del alcance de la norma, sino de un error acerca de su
contenido. Se debe decidir cuál es el pensamiento latente en la norma, como
forma única de poder aplicarla con rectitud, y ha de inquirirse su sentido sin
desviaciones ni errores.

Aplicación Indebida: el error in iudicando no se contiene en la premisa mayor


del silogismo, sino en la menor, porque al subsumir los hechos establecidos en
la norma es cuando el error puede cometerse, puede errarse al precisarse las
circunstancias de hecho que son relevantes para que la norma entre en juego;
o darse las equivocación al establecer la diferencia o semejanza que media
entre la hipótesis legal y la tesis del caso concreto.
Como corolario de lo anterior, podemos delimitar los tres casos objeto de
estudio del siguiente modo:

La Violación de la Ley consiste en no aplicar a un hecho la regla que le


corresponde, el vicio  se produce en la premisa mayor, y se puede cometer de
dos maneras: en sentido positivo, vulnerando el alcance del precepto; y en
sentido negativo, por desconocimiento o inaplicación del mismo.

La Interpretación Errónea se lleva a cabo cuando no se da a la disposición su


verdadero sentido, haciendo derivar de ella consecuencias  que no resultan de
su contenido, por equivocación en la indagación de su acepción. Es decir, se
elige bien la norma aplicable pero se le asigna un significado distinto al que
realmente tiene. Estamos en presencia de un error en la premisa mayor o base
jurídica.
Respecto al error de hecho y error de derecho en la apreciación de la
prueba
Se tiene el razonamiento desarrollado en el Auto Supremo No. 370/2013 de 19
de julio 2013 en el siguiente alcance: “Sobre el error de hecho y derecho en la
apreciación de la prueba acusado, es de indicar con carácter previo que el error
de derecho o el de hecho debe evidenciarse en la valoración que el juzgador
realiza a cada uno de los medios probatorios a tiempo de dictar Resolución, en
ese entendido, el art. 253 núm. 3) del Código de Procedimiento Civil, que norma
este tipo de infracción, no lo concibe como un mecanismo de denuncia sobre lo
que probaron o no los contendientes en el debate, como tampoco es un filtro
para establecer la legalidad o ilegalidad, eficacia (material) o invalidez de la
prueba, como tampoco es una balanza para establecer cuál prueba es más
meritoria que otra; el error de derecho radica cuando se ha otorgado a una
prueba una eficacia probatoria diferente a la establecida por ley; y el error de
hecho es la equivocación en la materialidad de la prueba, es decir, el juzgador
aprecia mal los hechos por considerar una prueba que no obra materialmente en
proceso, o cuando da por demostrado un hecho que no surge del medio
probatorio que existe objetivamente en Autos, o en su caso, cuando el Juez
altera o modifica, cercenando o incrementando, el contenido objetivo de la
prueba existente. De lo señalado, se establece que el recurso imputa
concurrencia de error de hecho y derecho en el documento de fs. 1 a 2 y en fs. 3
a 4, sin establecer cuál es error que converge en un determinado medio
probatorio, y la forma en cómo se evidencia ese error; induciendo forzadamente
a un análisis de eficacia material del contrato, que no es el caso, sino la eficacia
probatoria de la misma, por otro lado, pretende en sentido contrario, restar
“validez jurídica” a un documento por medio de la apreciación de error de hecho
y de derecho, situación que no es concordante con lo que establece el art. 253
núm., 3) del Código Adjetivo Civil, conforme los conceptos antes brindados…”
IV. FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN:

Este Tribunal Supremo ya emitió anteriormente en la presente causa, Auto


Supremo signado con el No. 488/2016 de 16 de mayo de 2016; sin embargo el
mismo fue dejado sin efecto por AC 01/2016 de 28 de julio de 2017
pronunciado por Tribunal de Garantías que conoció la acción de amparo
constitucional formulado por José Carreño Díaz, consecuentemente al haberse
concedido la tutela y anulado el fallo referido supra, corresponde emitir uno
nuevo en sujeción a los lineamientos expresados por el ente contralor de
garantías constitucionales, en ese antecedente se tiene que:

En la forma.

Como primer punto se reclama haberse otorgado más de lo pedido, el haberse


omitido pronunciarse sobre el mejor derecho de propiedad y finalmente haber
omitido referirse a la respuesta del recurso de apelación. En relación a lo
anterior corresponde señalar que de la revisión de obrados, notificado el ahora
recurrente con la Resolución impugnada mediante diligencia de fs. 337, no
efectuó solicitud alguna referida a complementación y enmienda del Auto de
Vista, debiendo tenerse presente que el art. 254-4) del Código de
Procedimiento Civil –vigente a tiempo de interposición del recurso de casación,
señalaba que; “…procederá el recurso de casación por haberse violado las
formas esenciales del proceso, cuando la sentencia o auto recurrido hubiere
sido dictado…4) Otorgando más de lo pedido por las partes o sin haberse
pronunciado sobre alguna de las pretensiones deducidas en el proceso y
reclamadas oportunamente ante los tribunales inferiores.” Texto de la norma –
última parte- que está en concordancia con el art. 258-3) del mismo compilado
legal de referencia, y cuya finalidad es la de anular lo obrado; debe tenerse
presente asimismo que la normativa que rige aquel aspecto ha establecido
que: “la nulidad sólo procede ante irregularidades procesales reclamadas
oportunamente en la tramitación de los procesos” (art. 17.III de la Ley 025,
concluyéndose que, cuando se alegue al amparo de la norma señalada de
inicio como falta de pronunciamiento, sea en primera o segunda instancia
corresponde al afectado previamente a utilizar el recurso de apelación o
casación, hacer uso de la facultad establecida en el art. 196-2) del Código de
Procedimiento Civil, aplicable a segunda instancia por determinación de lo
previsto por el art. 239 de la referida norma, que señala que con esta facultad
se puede: “…suplir cualquier omisión en que se hubiera incurrido sobre
alguna de las pretensiones deducidas y discutidas en el litigio.”, facultad que
permite subsanar la falta de pronunciamiento por los tribunales o jueces de
instancia, caso contrario en aplicación del principio de convalidación,
implicará aceptación tácita de la omisión acusada, precluyendo en
consecuencia su derecho de reclamar sobre esos aspectos al no haber
reclamado de manera oportuna conforme previene la norma. Por lo mismo la
presunta lesión al debido proceso, derecho a la defensa e igualdad procesal,
así como el derecho a la igualdad jurídica quedan desvirtuados. En ese
antecedente se tiene que el recurso de casación carece de fundamento.

En el fondo.

En relación a lo reclamado en el fondo, corresponde tomar en consideración lo


analizado por el Tribunal de Garantías en la resolución que concedió la tutela
al accionante, por el carácter de obligatoriedad y vinculatoriedad que tienen
las decisiones y sentencias del Tribunal Constitucional al tenor de lo previsto
por el art. 8 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional de 6 de julio
de 2010, así como lo dispuesto por el art. 15.II. del Código Procesal
Constitucional de 5 de julio de 2012.

1.- En ese antecedente se tiene que el primer reclamo está referido a que el
Auto de Vista contuviera “Violación, interpretación errónea o aplicación
indebida de la Ley”  identificando al art. 353, inc. 1) del C.P.C., de inicio de
ser esto así, la norma invocada resulta errada, pues el artículo mencionado
primero que no tiene incisos y en segundo lugar refiere a la “relación
procesal”, que de manera formalista debiera merecer la improcedencia; no
obstante lo anterior, tomando en consideración que en la vigencia de la
Constitución Política del Estado rige el “principio de impugnación” previsto en
el art. 180-II de la norma suprema y que a tiempo de la interposición del
recurso de casación se hallaba vigente el Código de Procedimiento Civil y esta
disposición legal reglaba en su art. 253 del recurso de casación en el fondo en
su diferentes casuales, entenderemos que se trató de un lapsus calami el
señalar el art. 353 y no el correctamente identificado.

Aclarado ese aspecto corresponde referirse a los argumentos del recurso de


casación en relación a la presunta indebida aplicación de la ley, siendo
pertinente analizar lo referido a que en el caso de autos se presentó prueba
sobre la existencia de un proceso entre las mismas partes en la que se dictó
un Auto que declaró la perención de instancia, resolución de fecha 18 de
febrero del año 2008 (fs. 58 del presente expediente), el mismo que fue
notificado como hace notar el Tribunal de garantías en fecha 10 de marzo de
2008 a Raúl Cesar Quiroz Alcocer, a esa comunicación procesal se colige que
se interpuso recurso de apelación como se evidencia de la prueba adjunta a fs.
60 de obrados, sin embargo esta resolución rechaza aquella impugnación por
“extemporánea” y declara ejecutoriado el Auto de fecha 18 de febrero del año
en el que se emitió -2008-, y si bien esta resolución fue notificada a Raúl
Cesar Quiroz Alcocer en fecha doce de junio de 2008, esta última resolución
no fue impugnado, entendiendo que estaba conforme con el rechazo del
recurso de apelación y la ejecutoría del Auto que declaró la perención de
instancia, si esto es así, se entiende que el plazo del año fijado por el art. 311
del Código de Procedimiento Civil para interponer nueva demanda corría a
partir de fecha 20 de marzo de 2008, feneciendo en igual fecha del año 2009 y
no así a partir de la notificación con el rechazo a la apelación en fecha doce de
junio de 2009, que además como se dijo declaró ejecutoriada la perención de
instancia, por lo mismo es evidente lo razonado por el Tribunal de garantías de
haberse infringido el debido proceso, en consideración de haber existido una
confusión en la verificación del dato de la notificación con el fallo que declaró
la perención de instancia en relación a la comunicación con el que rechaza el
memorial de apelación por extemporánea y declara la ejecutoria del primer
fallo. Debe reconocerse en honor a la verdad que existió –en el Auto Supremo
anulado- un mal cómputo realizado para habilitar la presentación de una
nueva demanda posterior a la declaración de perención de instancia, por lo
que la consideración del Tribunal de garantías tiene el sustento debido, y con
relación al tema debe reconducirse el razonamiento vertido por este Tribunal
en el anterior auto supremo.

Bajo el análisis realizado, carece de fundamento afirmar que existiese


aplicación indebida de lo previsto por el art. 515 del Código de Procedimiento
Civil, en consideración a que evidentemente se presentó la nueva demanda de
manera extemporánea, consecuentemente corresponde desvirtuar la
pretensión recursiva del actor y declarar su falta de fundamento.

2.- Como segunda postura recursiva, el recurrente sostiene que en el Auto de


Vista existen disposiciones contradictorias. Sin embargo esta acusación
pretende sustentarlo con la teorización en el Auto de Vista de la existencia de
dos títulos tanto de su parte como de la parte demandada, no obstante la
argumentación que se hace en el mismo, refiere a la parte considerativa de la
resolución recurrida encontrando una presunta contradicción en los
argumentos expresados, al ser esto así la vía pertinente de reclamo es la forma
por incongruencia y no en el fondo en sujeción a lo previsto por el art. 253-2)
del Código de Procedimiento Civil, que en definitiva para su correcta
consideración en el fondo debe estar contenida en la parte dispositiva, tal
como se tiene explicado en el punto III Doctrina aplicable, cuando se señaló
que: “El segundo inciso, se refiere a que el fallo recurrido haya emitido
disposiciones contradictorias, nótese que la norma alude a la parte dispositiva,
o decisum del fallo, y no al contenido de la parte considerativa o motivación,
este último caso es impugnable por la forma por la falta de motivación o
ausencia de motivación o hasta incongruencia, por ejemplo no podía resolverse
un proceso en el que se debate sobre un mismo inmueble y declarar probada la
pretensión de usucapión y probada también la pretensión reconvencional de
reivindicación, ese resulta ser un claro ejemplo de una disposición
contradictoria.”. Consecuentemente al no ocurrir este aspecto en el Auto de
Vista, la acusación de contener el Auto de Vista “disposiciones
contradictorias”, no tiene sustento válido.

3.- Finalmente respecto a la existencia de error de derecho y error de hecho en


la apreciación de las pruebas, con la diferenciación explicada de los nombres
de los lugares en los que se refiere la ubicación del predio en litigio, al no
existir datos que identifiquen de manera concluyente en el proceso, el
decisorio del Auto Supremo ahora anulado fue que los referidos predios
estuvieran situados en diferentes lugares, no obstante este razonamiento, el
Tribunal de Garantías refiere que “La Populosa zona Villa Primero de Mayo,
según los historiadores cruceños, en sus  inicios inicialmente se llamaba
PAMPA DE LA CRUZ, no fue hasta tiempo después que lo pasa a llamarse VILLA
PRIMERO DE MAYO, este extremo es muy conocido por la Honorable Alcaldía
Municipal de Santa Cruz de la Sierra, en sus oficialía mayor de planificación
Urbana o Plan Regulador, los encargados de emitir los planos de uso de suelo.”
“Motivo por el cual a entender del suscrito tribunal la alcaldía Municipal de
Santa Cruz no Observó, ni vio ninguna irregularidad alguna, en aceptar la
minuta aclarativa Unilateral en el que se cambiaba la ubicación del lugar
denominado PAMPA DE LA CRUZ A VILLA PRIMERO DE MAYO, al entender que
se trataba del mismo lugar…” (Sic.), concluyendo en definitiva entonces
que “…al declarar improbada la USUCAPION QUINQUENAL, bajo los
argumentos de que se habría hecho una ilegal aclarativa unilateral para indicar
que el inmueble cambió de lugar a otro distinto no hace una correcta valoración
de las pruebas aportadas ya que para el suscrito tribunal tanto la zona PAMPA
DE LA CRUZ y ahora llamado VILLA PRIMERO DE MAYO, corresponden al
mismo lugar, de esta forma caen en un LAPSUS CALAMIS, lo cual los lleva a
hacer una inadecuada valoración de las pruebas, vulnerando de manera
involuntaria el Debido Proceso…” (Sic.), a la anterior conclusión entonces
respecto a la ubicación no existe mayor cuestionamiento que efectuar, en
razón a que es el Tribunal Constitucional como tal que emite criterio respecto
a la ubicación, no pudiendo este Supremo Tribunal contrariar el mismo,
-deslindando cualesquier responsabilidad-, ni establecer que el predio del
demandado en relación al del demandante estuvieran situados en lugares
distintos por los nominativos que contienen los títulos de los contendientes en
cuanto a la ubicación se refiere y la rectificación que hubiera realizado el
demandado.

Lo anterior entonces responde de manera idónea al siguiente cuestionamiento,


es decir la procedencia o no de la usucapión quinquenal formulado por el
demandado, concurriendo los presupuesto para ser acogidos en los hechos
por el análisis efectuado en el Auto de Vista recurrido de casación, aspecto
que no fue desvirtuado con los cuestionamientos efectuados por el recurrente,
pues el sustento principal para la no procedencia de la usucapión quinquenal
era el no estar ubicado el predio en el mismo lugar, desvirtuado aquel aspecto,
lo referido a los requisitos de justo título, buena fe, posesión continuada y
transcurso del tiempo, concurren como ha descrito el Ad quem en el punto I.6
del Auto de Vista, que por su claridad no corresponde ser reiterada, y al
respecto el recurrente se limita a dar su disconformidad sin enervar el
razonamiento vertido en el Auto de Vista, sin haberse disgregado de manera
pertinente en relación a que aspectos considera existió error de derecho y en
que otros aspectos error de hecho, tomando en consideración que las mismas
tienen significación y alcance distintos conforme se tiene explicado en la
Doctrina aplicable.

Por todas las consideraciones efectuadas y habiendo dado cumplimiento a lo


razonado por el Tribunal de Garantías, corresponde emitir resolución por el
infundado, debiendo la parte demandada tener presente los fundamentos de la
presente resolución.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado
Plurinacional de Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42.I num. 1) de la
Ley Nº 025 del Órgano Judicial, en aplicación a lo previsto por el art. 220.II de
la Ley Nº 439 del Código Procesal Civil declara INFUNDADO el recurso de
casación de fs. 338 a 343, formulado por Raúl César Quiroz Alcocer, contra el
Auto de Vista Nº 59/15 de 20 de febrero de 2015 de fs. 330 a 335,
pronunciado por la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia
de Santa Cruz. Con costas y costos.
Se regulan los honorarios del abogado en la suma de Bs. 1.000.-
Regístrese, comuníquese y devuélvase.
Relator: Mgdo. Rómulo Calle Mamani.                                          

Potrebbero piacerti anche