Diablo:
Damián
Amigo
1:
Nicolás
Rota:
Fernanda
Amigo
2:
Maicol
Narrador:
Boris
Amigo
3:
Ariel
Animadora:
Natacha
Amigo
4:
Tomás
L.
Empresario
1:
Luis
T.
Amigo
5:
Jeremy
Empresario
2:
Tomás
F.
Amigo
6:
Benjamín
Empresario
3:
Benjamín
S.
Amigo
7:
Martín
Amigo
8:
Clemente
ACTO
PRIMERO:
Narrador:
Cierta
vez
en
un
bosque
del
sur
de
Chile,
una
rota
chilena
necesitaba
con
urgencia
dinero.
(La
rota
chilena
sale
al
escenario.
Busca
trabajo
en
distintos
lugares)
Rota:
Buenas
tardes,
ando
en
busca
de
trabajo,
¿Usted
tiene
alguna
vacante?
Empresario
1:
¿Tiene
experiencia
en
computación?
Rota:
No.
Empresario
1:
¿Ha
trabajado
de
cajera?
Rota:
No.
Empresario
1:
¿Usted
sabe
hacer
aseo?
Rota:
No.
Empresario
1:
Lo
siento,
no
me
sirve.
Hasta
luego.
Rota:
Buenas
tardes,
¿Tiene
una
oferta
de
trabajo?
Empresario
2:
¿Usted
sabe
hacer
pan?
Rota:
No.
Empresario
2:
¿Usted
sabe
hacer
empanadas?
Rota:
No.
Empresario
2:
¿Usted
sabe
hacer
pasteles?
Rota:
No.
Empresario
2:
Lo
siento,
necesito
alguien
con
experiencia.
Que
le
vaya
bien.
Rota:
Buenas
tardes,
¿Tiene
alguna
oferta
de
trabajo?
Empresario
3:
¿Ha
trabajado
como
guardia
de
seguridad?
Rota:
No.
Empresario
3:
¿Tiene
experiencia
pesando
frutas
y
verduras?
Rota:
No.
Empresario
3:
¿Tiene
Usted
4to
medio
rendido?
Rota:
No.
Empresario
3:
Lo
siento,
lamentablemente
debe
tener
su
enseñanza
media
completa
para
trabajar
aquí.
Narrador:
Al
no
encontrar
trabajo
en
ningún
lugar
la
Rota
se
sienta
en
una
banca
tristemente.
Su
mejor
amigo
se
encuentra
con
ella
y
se
sienta
a
su
lado.
Amigo
1:
¿Qué
te
pasa?
¿Por
qué
estás
triste?
Rota:
Me
echaron
otra
vez
del
trabajo
y
ahora
nadie
quiere
contratarme.
Necesito
dinero
con
urgencia
para
pagar
mis
deudas.
Amigo
1:
Pucha
amiga,
si
necesitas
dinero
yo
te
tengo
un
dato
que
no
fallará.
Cuando
era
pequeño,
mi
abuelita
me
enseñó
a
invocar
al
diablo.
(Se
le
acerca
a
su
oído
y
le
susurra
cómo
hacerlo.
Luego,
le
entrega
un
papel)
Toma,
aquí
están
las
instrucciones.
Que
te
vaya
bien.
Rota:
Gracias
amigo.
ACTO
2:
Narrador:
Tal
y
como
le
había
susurrado
su
amigo,
la
rota
se
dirigió
al
lugar
más
espeso
del
bosque
e
invocó
al
mismísimo
diablo.
(La
rota
chilena
realiza
el
conjuro
y
se
sienta
a
esperar).
Tras
esperar
una
hora
aproximadamente,
el
Diablo,
con
su
inconfundible
olor
a
azufre,
se
dejó
sentir.
Diablo:
¿Quién
es
el
que
me
ha
invocado?
Rota:
Yo
fui
don
Diablo
Diablo:
¿Y
qué
quieres?
Rota:
Quiero
hacer
un
pacto
contigo
y
venderte
mi
alma
a
cambio
de
dinero,
mucho
dinero...
Diablo:
Me
parece
una
oferta
interesante...
¿Cuándo
quieres
que
te
lleve?
Rota:
Mañana
mismo.
Diablo:
Las
personas
que
me
venden
su
alma,
piden
años
antes
de
que
los
venga
a
buscar
y
tú
me
pides
que
te
lleve
mañana
mismo.
Bueno,
entonces,
¿Cuánto
dinero
quieres?