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Edgar de León 1
“La cárcel es, pues, la simple custodia de un ciudadano, hasta que se lo juzgue
culpable; y esa custodia, siendo esencialmente penosa, debe durar el menor tiempo
posible, y ser lo menos dura posible... pues no se puede llamar sociedad legítima
aquella donde no sea principio infalible, que los hombres se han querido someter a
los menores males posibles” 2.
1
Abogado. Profesor universitario. Estudiante de la II Maestría en Derecho Procesal Penal de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo (UASD).
2
Beccaria, Cesare, De los delitos y de las penas, Bogotá, Editorial Temis, 1990, p. 45.
1
nueva pieza procesal de rivetes garantistas, y por qué se ha convertido en la sanción
más asidua en el derecho penal dominicano, siendo no una pena como tal sino una
medida cautelar de excepcional aplicación en la ley.
Dentro de los elementos del control social se encuentran aquellos que gozan del
reconocimiento público, como son los cuerpos castrenses, la codificación de leyes, las
jurisdicciones, el Ministerio Público; paralelamente con estos, existen otros medios no
3
Zaffaroni, Eugenio Raúl, et al., Sistemas penitenciarios y alternativas a la prisión, Buenos Aires, Ediciones
Depalma, 1992, p. 26.
2
tan ortodoxos, que en muchos casos pasan por desapercibidos, en ese grupo se
encuentran las religiones, las universidades, los medios de comunicación, entre otros.
La prisión preventiva debe ser “el estado de privación de libertad que el órgano
jurisdiccional impone al imputado durante la sustanciación del proceso, cuando se le atribuye la
comisión de un delito reprimido con pena privativa de libertad, a fin de asegurar la actuación
efectiva de la ley” 4.
Sin embargo, desde la antigüedad la prisión preventiva “se decretaba contra las
capas bajas o, excepcionalmente, medias de la población, nunca contra las superiores” 5.
4
Vélez Mariconde, Alfredo, Derecho Procesal Penal Tomo II, Buenos Aires, Depalma, 2005, p. 507.
5
Barbero, Marino, et al., Prisión provisional, detención preventiva y derechos fundamentales, España,
Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1997, p. 7.
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“El enemigo declarado (hostis judicatus) configura el núcleo del tronco de los disidentes o enemigos
abiertos del poder de turno, del que participarán los enemigos políticos puros de todos los tiempos. Se trata
de enemigos declarados, no porque declaren o manifiesten su enemistad sino porque el poder los declara
como tales: no se declaran a sí mismos sino que son declarados por el poder…”. Zaffaroni, Eugenio Raúl, El
enemigo en el derecho penal, Buenos Aires, Ediar, 2006, p. 23-24.
7
Op. cit., p. 107.
3
Bajo este escenario, la prisión preventiva se ha convertido en un instrumento de
control social, modificando la razón misma de su existencia como pieza de instrucción
del proceso penal, y su aplicación ha venido a ser desproporcional, selectiva,
caprichosa y antojadiza, violentanto asi el principio del Estatuto de Libertad, que reza:
“Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personal, nadie puede ser
restringido en estos derechos sino por resolución motivada de juez competente, y
siempre dicha decisión será objeto de revisión, por un juez diferente al que dictó la
decisión o por un tribunal de alzada que pueda ejercer tutela sobre la misma” 8,
establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos (Art.3), en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José (Art.7), en el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Art.9), en la Constitución
Dominicana (Art.40), en el Codigo Procesal Penal (Art.15), entre otras piezas
legislativas nacional y supranacionales.
El control del delito y del orden social, se verifica por un patrón de conducta
sistematizado de los estamentos de poder, que enfilan sus cañones hacia la
conformación de un Estado de Policía 10, cada vez más prolífero en nuestros paises. En
ese sentido, nos señala Garland que: “A ambos lados del Atlántico, las condenas
obligatorias, los derechos de las víctimas, las leyes de notificación a la comunidad, la policía
privada, las políticas de <<ley y orden>> y una acentuada creencia en que la <<prisión funciona>>,
se han convertido en elementos comunes en el paisaje del control del delito y no sorprenden a
nadie, aunque aún provoquen consternación e incomodidad en ciertos círculos” 11.
8
Subrayado nuestro.
9
Garland, David, La cultura del control, Barcelona, Editorial Gedisa, S. A., 2005, p. 48.
10
Es el poder punitivo absoluto y arbitrario (Zaffaroni, E. R., op. cit., 2006, p. 138).
11
Garland, D., Op. cit., p. 32.
4
Dentro de las características del control social del Estado sobre las/os
ciudadanas/os podemos encontrar: “Las condenas más severas y el aumento del
encarcelameinto; las leyes que establecen condenas obligatorias mínimas y <<tres strikes y estas
afuera>>, las restricciones a la libertad condicional y la <<verdad en la condena>>; las leyes que
autorizan prisiones <<sin comodidades>> y <<cárceles austeras>>; la introducción de la
retribución en los tribunales juveniles y encarcelamiento de niños; el restablecimiento de la
cadena de forzados y del castigo corporal; los <<boot camps>> 12 y las prisiones de alta seguridad
extrema; la multiplicación de delitos a los que se puede aplicar la pena de muerte y de las
ejecuciones efectivas de penas capitales; las leyes de notificación a la comunidad y los registros
de pedófilos; las políticas de <<tolerancia cero>> y <<órdenes sobre conductas antisociales>>.
Existe actualmente una larga lista de medidas que parecen indicar un giro punitivo de la
penalidad contemporánea” 13.
12
Son prisiones para jóvenes delincuentes que se gestionan con una disciplina rígida similar a la de los
campos militares de entrenamiento de reclutas. (N. del T.). Garland, D., Op. cit., p. 197.
13
Garland, D., Op. cit., p. 239.
14
Artículo 4.- Gobierno de la Nación y separación de poderes. El gobierno de la Nación es esencialmente
civil, republicano, democrático y representativo. Se divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder
Judicial. Estos tres poderes son independientes en el ejercicio de sus respectivas funciones. Sus encargados
son responsables y no pueden delegar sus atribuciones, las cuales son únicamente las determinadas por
esta Constitución y las leyes.
15
Garland, D., op. cit., p. 189.
5
realidad de la misma desde otro punto de vista, y que nos sumemos en la lucha de
pensar que la solución de la criminalidad no está en el Derecho sino en la Familia 16.
Continuará…
16
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.
Génesis 2:24.
17 Barbero, Marino, et al., Prisión provisional, detención preventiva y derechos fundamentales, España,
Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1997, p. 9.
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