Sei sulla pagina 1di 2

El tiempo avanza; los hechos se suceden.

Y así, ya quizás previamente sabiéndolo


o quizás no, te encuentras con que, las miradas voltean profusamente, cual acción
desencadenada por un irrefrenable violento toque del tambor; dirigiéndolas a
estas, las miradas, hacia ti. Y así, en ese instante reconoces en tu interior que
todo confluye, y ya no puedes anteponer más pretextos. Simplemente estas
envuelto, inmerso en ti mismo, con lo que en ti mismo ya eres (quizás no
siéndolo, o quizás sí…). Se avecina el tiempo. Excusas ya no sirven; todo decanta,
todo deriva, todo confluye…; Todo te empuja a la acción, latidos aumentan,
respiración se acelera, la incomodidad crece; el cuerpo sin haber siquiera
comenzado, ya siente como el fin ha comenzado. Y llega tu turno de hablar...;
llega, aquel profundo vivido e intenso momento en el que debes verbalizar
palabras…; entonces, te encuentras que tu propio cuerpo entero te auto-sabotea,
las piernas que hasta ahora se mantenían firmes flaquean, la respiración te falla y
tu discurso decae y con el tu…

Luego de esta anterior introducción, cual vivida y personal escena en mí mismo.


Me encuentro ante la duda, en función de las distintas maneras de abordar este
tema en cuestión. Por ello, abordare desde varios enfoques personales en mismo,
donde comenzando diré que, bien creo, sea importante considerar el siguiente
enfoque en el cual, el llamado bloqueo emocional, sea en realidad aquel cual
intenso entrenador que ve como, cuasi llevado por toques de mancia avizorando
de antemano en ti, aquel futuro diferente en lo que te puedes convertir; y por
ende conociendo de antemano, aquel profundo valor tuyo, que ya conllevas en ti
mismo; conociendo por tanto, el resultado final que se obtendrá extraído ya luego
de superar sus exigentes sendas; cual impuestas pruebas que este entrenador
pondrá para contigo; llevándote al límite de ti mismo, a lo profundo de ti mismo,
forzando las situaciones al límite de lo que hasta ahora creas que puedas soportar.
Y así, conduciéndote inexorable y necesariamente fuera de tu zona de confort, cual
terapia de choque (pero sin acudir a algún terapeuta), siendo en este caso tú
mismo tu propio confidente aupado por este menospreciado, desprestigiado pero
no por ello significando no sea un muy valioso maestro, llamado bloqueo
emocional.

Y ciertamente, aquí para mi es interesante el tema en cuanto a las motivaciones,


raíz primigenia, cual impulsor motivante, que empuja a hacer lo que así sea
necesario hacer, o a no hacer nada. Lo cual a su vez, estaría totalmente perfecto
(ya que el actuar individual de cada persona se debe respetar, aun cuando no
hacer también hace). Bastando por tanto, en ocasiones solo únicamente el anhelo
de mejorar nuestra calidad de vida, para conducir nuestros pasos a hacia el
destino que así deseemos trazar; cual ardiente anhelo de mejorar nuestro devenir.
Ya que inicialmente, venidos a esta vida iniciamos este nuestro camino lleno de
pruebas en sí mismo.

Y así, cual metáfora que a continuación expondré, comenzando con una historia en
el vientre materno, en el cual una vez alcanzamos la madurez en esa etapa de
gestación debemos abrirnos al mundo, y entre querer continuar en el vientre
materno, lugar donde en ese instante estamos cómodos, a luego encontramos,
que todo nos empuja a abrirnos al mundo; toca en esta metáfora cuestionarnos si
quedarnos y morir en el limitado, escaso pero cómodo vientre materno o salir al
abundante, pletórico pero retador mundo.

Entonces en aquella anterior metáfora, la puerta al mundo es en sí mismo, es el


bloqueo emocional cual puerta estrecha, cual exigente senda que nos conduce a
un camino interno con resultados a lo externo.

Ahora me pregunto, ¿Y si no fuese así?, que ocurriría si el bloqueo emocional no


existiese, y desde un acercamiento muy personal (y no sé si compartido), diré
desde mi apreciación que: “De no existir, creo no habría nada por mejorar…”

Potrebbero piacerti anche