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Academia de Guerra Naval


Curso de Estado Mayor
CF FABIANO R. CANTARINO (Armada de Brasil)

Ensayo La Guerra de Kosovo y la Teoría del Poder Aéreo de Douhet

Introducción

La Guerra de Kosovo puede ser considerado como un conjunto de conflictos (una


guerra civil y una guerra internacional) que tuvieron lugar la provincia serbia
llamada Kosovo que formaba la antigua Yugoslavia de 1996 até 1999. Este
conflicto fue marcado por dos aspectos: una sangrienta persecución y una política
de limpieza étnica ocurrida en pleno moderado europeo, cuna del renacimiento y
de la Ilustración. A otra marca registrada fue la conducción del conflicto, por parte
de la O.T.A.N. y de Estados Unidos en forma de una intensa campaña aérea
contra los territorios kosovar y serbio.

Este ensayo busca mostrar la correlación entre la campaña aérea en el Kosovo y


la teoría del poder aéreo de Giulio Douhet. Correlaciona la Guerra con los
principios de “intervención humanitaria” de la Doctrina Clinton, y, finalmente,
analiza la efectividad de la teoría del poder aéreo de Douhet en la conducción de
las futuras formas de conflicto.

La Guerra de Kosovo

La Guerra de Kosovo (o conflicto de Kosovo) puede ser considerado como un


conjunto de conflictos (una guerra civil seguida de una guerra internacional) que
tuvieron lugar en el sur de la provincia serbia llamada Kosovo que formaba la
antigua Yugoslavia. La fase de guerra civil pude ser descrita como un conflicto de
guerrilla entre los separatistas de origen albanés y las fuerzas de seguridad
serbias y yugoslavas, entre 1996 y 1999. Lo conflicto internacional fue lo que
ocurrió en 1999 entre las fuerzas de la OTAN y las fuerzas de seguridad serbias
entre marzo y junio de 1999. En esta fase, las fuerzas de la O.T.A.N. realizaron
bombardeos continuos contra objetivos y fuerzas serbios. Además, los
combatientes de origen albanés continuaron atacando las fuerzas serbias y los
civiles serbios de Kosovo, mientras que las fuerzas serbias continuaron atacando
a los rebeldes y civiles albaneses. En estos conflictos, se produjeron una serie de
eventos que, en conjunto, conformarían una verdadera enciclopedia de
inobservancia a los Derechos Humanos, más específicamente en lo que se refiere
al Derecho Internacional Humanitario (D.I.H.), o Derecho Internacional de los
Conflictos Armados (D.I.C.A.).
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En su fase más resolutiva, la O.T.A.N., bajo fuerte presencia y gravitación de los


Estados Unidos, condujo bombardeos que duraron desde el 24 de marzo hasta el
10 de junio de 1999. Fueron usados 1.000 aeronaves operando desde bases
situadas en Italia y desde portaaviones norteamericanos ubicados en el Mar
Adriático. También se usaron misiles de crucero Tomahawk. Durante las diez
semanas que duró la ofensiva de la O.T.A.N., se realizaron 38.000 misiones de
combate.

El comienzo de la campaña, que no tuvo ofensiva terrestre, se ideó para destruir


las defensas aéreas serbias y objetivos de alto valor militar. Los resultados
iníciales no fueron buenos; el mal tiempo obstaculizó algunas intervenciones
programadas. La O.T.A.N. había subestimado seriamente la voluntad de resistir de
Slobodan Milosevic (presidente de Serbia): pocos en Bruselas (sede de la
Organización) pensaron que la campaña aérea duraría algo más que algunos
días. En las áreas del conflicto, el combate empeoraba: aumentaron lo número de
refugiados, la mayoría kosovares de origen albanés. En fin, como dijo Nogueira
(2000), la guerra del Kosovo representó la más importante derrota del
nacionalismo serbio, y de su proyecto de reconstrucción del Estado yugoslavo,
desde el inicio del proceso que llevó a la desintegración de la antigua Yugoslavia.

Postulados de Douhet

La campaña aérea en Kosovo ha sido a menudo asociada a los postulados del


General Italiano Giulio Douhet, cuya obra máxima fue el libro Il dominio dell'aria,
publicado en 1921. La versión en español “El Dominio del Aire” fue usada como
fuente de pesquisa para este ensayo (Douhet, 1987). En este libro, el autor hace
una verdadera profesión de fe en la capacidad y posibilidades del poder aéreo. Su
blanco principal es la limitación representada por los poderes terrestre y naval,
teniendo como laboratorio, la I Grande Guerra, más específicamente el teatro
europeo. Dado el increíble número de muertos producidos en este conflicto y su
larga duración, caracterizada por una falta de definición de lado a lado, Douhet
propone que un conflicto de esta naturaleza nunca más ocurrirá caso haya
participación del poder aéreo de una manera muy particular:
Sólo hacia finales de la guerra mundial, en todas las naciones beligerantes, surgió la
idea de que sería posible y conveniente confiar a las fuerzas aéreas misiones de
guerra independientes; pero esta idea no llegó nunca a ponerse en práctica por
ninguna, quizá también, porque la guerra finalizó antes de que estuviesen dispuestos
los medios adecuados. Es ahora cuando resurge esta idea y parece reafirmarse. De
hecho, ésta responde a un lógico concepto analógico. (DOUHET, 1987, p.5).

Así, el autor desarrolla su teoría de manera muy particular. Reconociendo que las
guerras futuras tienden conservar su carácter nacional (DOUHET, 1987, p.6), el
autor afirma que los conflictos futuros no estarán limitados a las frentes de
combate, más sí sobre todo el territorio y mar del enemigo (DOUHET, 1987, p.11).
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Persiguiendo el propósito de quebrar la voluntad de luchar del enemigo, Douhet


aboga que todos los habitantes del país enemigo se convierten en combatientes, y
sobre ellos el poder aéreo será aplicado sin la necesidad de distinción (DOUHET,
1987, p.11).

Según Michael Howard (1996), el creciente alcance de los aeroplanos permitió a


los estrategas aéreos actuar en torno de interdicción, en bombardear las vías
ferroviarias que abastecían a las líneas enemigas. En la medida que el alcance fue
mayor en 1916-1917, a los estrategas aéreos les fue posible pensar en función de
atacar la capacidad bélica del enemigo. Posteriormente, y naturalmente, vino la
acción bélica directa al estado de ánimo de la población en general. Contra la
corriente que defiende una mayor observancia de los Derechos Humanos (con
fuerte énfasis en los principios de distinción y limitación de los daños colaterales)
que se inicia después del fin de la guerra, Douhet afirma que:
El arma aérea permite llevar, además de explosivos, veneno químico o bacteriológico
hasta un punto cualquiera del territorio enemigo, diseminando sobre todo el país
adversario la muerte y la destrucción (Douhet, 1987, p. 6).

En términos militares, para Douhet, el avión, por su independencia respecto a la


superficie y por su velocidad que supera de cualquier otro medio, es la arma
ofensiva y resolutiva por excelencia. Por consiguiente, las fuerzas aéreas
amenazan por igual a todo el territorio comprendido en su radio de acción,
pudiendo trasladarse hacia el punto que pretenden atacar partiendo de puntos
lejanos entre sí (DOUHET, 1987, p.18). Esto se confirma conforme postula
Michael Howard (1996):
Según esa teoría, la fuerza de bombardeo ofensivo representaba el mismo papel que
la soberbia flota marina de la teoría de Mahan sobre el poder de los mares. Tal como
lo hizo Mahan, la doctrina fue llevada a extremos absurdos, porque los exponentes del
"poder aéreo" (como comenzaban a llamársele) tendían a sustentar que si uno tiene
una flota de bombarderos suficientemente poderosa, no se requiere nada más. … Una
fuerza ofensiva suficientemente poderosa podría, por sí misma, abatir la voluntad del
enemigo para resistir (Howard, 1996).

La efectividad máxima del arma aérea será obtenida con la conquista del dominio
del aire, que posibilitará a su detentor estar en condiciones de poder desarrollar
acciones ofensivas de un orden de magnitud muy superior al de las conducidas
por el poder terrestre o naval. Así, el dominio del aire posibilitará que un bando y
su Armada Aérea pose aislar al ejército y a la flota enemiga de sus bases,
impidiéndoles, no sólo combatir, sino también vivir (DOUHET, 1987, p.25).
En sus enseñanzas finales, el general italiano propone que, una vez
determinados los objetivos a destruir y la secuencia de hacerlo, la tarea de la
Armada Aérea será muy simples, y se reducirá a la destrucción sin tener que
preocuparse de ninguna otra cuestión (DOUHET, 1987, p .50). Sobre la duración
del conflicto, la nueva forma de la guerra, dada el énfasis que la ofensiva
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produciría, inevitablemente, una rápida decisión de los conflictos (DOUHET, 1987,


p.35).

Doctrina Clinton y Doctrina Powell

A coyuntura en torno de la actuación de las fuerzas de la O.T.A.N. en Kosovo fue


muy particular. De hecho, Europa asistió por demás pasiva a los desplazamientos
de los desabrigados y a las muertes hasta que Estados Unidos intervinieron con
mayor decisión, forzando la Organización para un envolvimiento más activo.
Después de la Guerra Fría y con el surgimiento de una serie de conflictos, empezó
a despuntar en el escenario internacional la Doctrina Clinton, formulada por el ex
presidente (1993-2001) de Estados Unidos, William (Bill) Clinton. La doctrina
Clinton, como quedó conocida, también apodada como la doctrina de las “Guerras
Humanitarias”, fue descripta como el derecho de los Estados Unidos de intervenir
militarmente en otras regiones del mundo o estados con el fin de terminar con los
asesinatos en masa o la persecución o de poblaciones civiles por razones
religiosas, étnicas o raciales. El Presidente Clinton definió como intereses
nacionales al genocidio y a los delitos de lesa humanidad, legitimando así, una
interferencia directa. Por lo tanto, los Estados Unidos se encontrarían obligados a
actuar si tuviesen la oportunidad y estuviesen preparados para terminar con la
perpetración de crímenes contra la humanidad en cualquier parte del mundo
(Guereisoli, 2006).

De acuerdo con Nogueira (2000), la práctica de la intervención humanitaria refleja


la evolución del régimen internacional de derechos humanos y la progresiva
legitimación de varias modalidades de intervención internacional - incluso el uso
de la fuerza - como forma de combatir violaciones macizas de derechos humanos
y actos de genocidio.

En el plan militar, la actuación de las fuerzas de la O.T.A.N. en Kosovo siguió una


forma de pensar que quedó conocida como Doctrina Powell, formulada por el
Presidente de La Junta de Jefe de Estados Mayores (“Chairman of the Joint Chiefs
of Staff”) de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, General Colin Powell. Su
influencia para las operaciones realizadas fue vital. Siguiendo una lógica que
defendía la ejecución de operaciones militares con un mínimo de riesgo,
persiguiendo objetivos políticos limitados y aceptables, operando con apoyo del
pueblo americano, y siempre teniendo una posible salida.

La experiencia vivida en la Guerra del Vietnam por Colin Powell, colegas de


gobierno y por Estados Unidos, fue fundamental para que él y todo el cúpula del
Pentágono elaborasen en el inicio de la década de 1990, por tanto, un poco antes
de la Guerra de la Golfo, la doctrina militar que llevaría su nombre: la Doctrina
Powell.
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Defendía la idea de guerra limpia, con bombardeos quirúrgicos y estrategias que


ahorrarían vidas de los aliados en la guerra. La idea de “zero killed” (muerte cero)
era mucho fuerte e importante como principio inserto en la Doctrina Powell. La
frase proferida por Powell, durante la Guerra de Kosovo, refleja bien la idea de lo
que aconteció: “We shot, they die”. En resumen, se trataba de la concepción de
una intervención militar con muerte cero o próximo de eso, para los militares de
Estados Unidos y el número mínimo de muertes para los civiles (Zarpelão, 2006).

Para algunos autores, la Doctrina Powell fue sustituida por la Doctrina Clinton. Sin
embargo, en el plan militar, los trazos de la doctrina Powell siguen vigentes, como
por ejemplo la Guerra de Irak de 2003.

Efectividad del Poder Aéreo en la Guerra de Kosovo.

Muchos autores han asignado el fin de la Guerra del Kosovo a la efectividad del
Poder Aéreo, lo que vendría a consagrar Douhet y otros teóricos y fundar toda una
nueva escuela de estrategia y arte operacional. Entre algunos factores que
sostienen éste argumento está el avance tecnológico de las armas (de hecho, uno
de los factores llave de la teoría de Douhet). En cuanto a la tecnología, los
defensores de esta corriente concentran sus argumentos en la precisión de las
armas (no propiamente defendida por Douhet).

No obstante, Michael N. Schmitt ensaña que la precisión se anuncia a menudo


como panacea de la guerra moderna. La “acuracy” es un elemento dominante de
la precisión, pero los términos no son sinónimos. Los ataques de precisión por lo
tanto requieren más que sistemas de armas. El comando y control, las
comunicaciones, los computadores, la inteligencia, la vigilancia, y el
reconocimiento, por ejemplo, pueden ser tan determinativos de éxito como la arma
empleada. Los dos ataques equivocados contra un centro del CICR en Afganistán
durante la Operación “Enduring Freedom” ejemplifican esta realidad. Las armas
fueron empleadas muy exactamente. Pero los errores de la inteligencia y las fallas
en las comunicaciones contribuyeron a los bombardeos accidentales de las
instalaciones del CICR (Schmitt, 2005).

Otro factor sería una mezcla de capacidad bélica con naturaleza de gobierno.
Según Münkler (2004), las democracias occidentales son sencillamente incapaces
de librar la "larga guerra de resistencia" al estilo de Mao Tse-Tung. Como están
gobernadas bajo un principio de diálogo (y tienen que dar respuestas de sus
acciones), más que para el sacrificio, harán todo esfuerzo para reducir o evitar sus
propias bajas en combate, y ello sólo puede lograrse con una tecnología militar
superior.
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En efecto, el caso más impresionante de todos, el de Kosovo, que ha pasado a la


historia militar como la primera guerra en la que los vencedores no perdieron un solo
hombre en combate (Münkler, 2004).

No obstante, algunos autores y estudiosos plantean con mucho énfasis que la


conducción de operaciones militares bajo la forma de bombardeo en Kosovo,
Desgraciadamente no fue un triunfo sin manchas. La estrategia de los bombardeos y
el no uso de fuerzas militares terrestres aceleró el proceso de limpieza étnica, el
maniqueísmo del conflicto originó la huída de la pequeña población serbia de Kosovo
(alrededor de 200 mil refugiados), las diferencias entre los diferentes miembros de la
Organización y los ataques aéreos no siempre precisos (Guereisoli, 2006).

A continuación, Scot Robertson aboga que hay una serie de factores que deben
ser considerados para formular las lecciones de las operaciones en Kosovo. A
más clara conclusión es que sería necesario tener una presencia expresiva de
fuerzas terrestres para compeler el enemigo para, por lo menos, considerar la
posibilidad de una invasión. Algunos analistas defienden que solamente con la
presencia del Ejército de Liberación de Kosovo y la presencia de tropas de la
O.T.A.N en Montenegro que finalmente forzaron a Slobodan Milosevic a capitular
(Robertson, 200?). La ausencia de fuerzas terrestres es en el fondo, una falacia.

La prueba más fuerte de esta afirmación está en la propia historia: los conflictos
que se siguieron a Kosovo, donde la presencia de Estados Unidos y su capacidad
de imponer la supremacía aérea (Irak 2003 y Afganistán) gravitan no en torno a
campañas aéreas, sino en forma de intensos conflictos en el plan terrestre.

Esto confirma la tesis del Secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates:
La guerra es inevitable trágica, ineficaz, e incierta, y es importante ser escéptico sobre
el análisis de los sistemas, de modelos de la computador, de teorías de juego, o de las
doctrinas que sugieren de otra manera. Debemos mirar con sospecha la nociones
idealista y triunfalista (…) del conflicto futuro que aspiran superar los principios
inmutables y las realidades feas de la guerra, que imaginan que es posible gaña-la
sino por la persecución del enemigo cerro tras cerro, casa tras casa, block tras block.
Como el general Sherman dijo, "cada tentativa de hacer guerra fácil y la segura dará
lugar a la humillación y al desastre." (GATES, 2009).

Conclusión

Las conclusiones que se sacaron de La Guerra de Kosovo son prematuras. La


teoría del poder aéreo de Douhet no resuelve los problemas de las guerras. Su
eventual adecuación la Guerra del Kosovo no pasa de una tentativa de moldear la
historia a la teoría. La guerra continúa a ser un evento caótico, en el cual la
incertidumbre, la sorpresa y lo acaso echan un rol importante. Cualquier
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simplificación es ingenuidad y carece de profundidad analítica. El entorno histórico


no puede ser despreciado. El fin de la Guerra Fría y las Doctrinas Clinton y Powell
tuvieron su grado de influencia.

Finalmente, se concluye que, por más que el Poder Naval y el Poder Aéreo
puedan influir en un conflicto, el proceso resolutivo parece insistir en si producir
en la superficie de la tierra. El soldado, desde Grecia antigua, siempre va a ser el
elemento resolutivo del conflicto.

BIBLIOGRAFIA

DOUHET, Giulio. El dominio del aire. MADRID, 1987. Documento eletrónico


obtenido en Academia de Guerra Naval.

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