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Que es la fatiga mental

La fatiga mental es un concepto que puede confundirse con la fatiga física, aunque son diferentes.
El cansancio mental está relacionado con los síntomas prolongados de estrés (sea o no laboral),
ansiedad, depresión o el exceso de tareas y la falta de recursos.

Aparece, por ejemplo, cuando una persona sufre burnout y llega el momento en que se siente que
no puede más, que sus recursos no son suficientes para hacer frente a la situación y llega a su
tope mental.

La fatiga mental suele asociarse al trabajo, puesto que muchos fenómenos relacionado con este

campo pueden provocarlo. Las causas más habituales de cansancio mental son:

 Exceso de carga mental: las tareas excesivas requieren que el nivel de atención y

concentración sea demasiado alto pueden causar la aparición de este fenómeno. El problema

principal se encuentra en la duración de esta situación, que acaba por agotar los recursos de la

persona.

 Factores de la organización: el clima y la cultura empresarial, los compañeros de trabajo

o los estilos de liderazgo de los superiores también pueden provocar cansancio mental.

 Los recursos de cada persona: algunos individuos toleran mejor las situaciones

estresantes que otras.

 Estrés y ansiedad: el cansancio mental también puede aparecer en situaciones de estrés

(por ejemplo, estrés post traumático o estrés laboral) o ansiedad prolongada.

 Trabajos muy mentales: aquellos trabajos con poca implicación física son más propensos

a provocar fatiga mental.

 Depresión: los síntomas de este trastorno incluyen esta forma de fatiga.


¿Cómo enfrentar a la fatiga
mental?
Aléjate de los pensamientos negativos
Pese a que se pudiera llegar a creer que los pensamientos no son dañinos, flagelarse con
ideas negativas sobre nuestras responsabilidades y la realidad actual, puede deteriorar
gravemente el estado emocional a mediano y a largo plazo. 
Una de las mejores formas de escapar o evitar estos pensamientos negativos es
aprendiendo a identificar cuándo se está teniendo un pensamiento negativo (por ejemplo:
no voy a lograrlo, todo va a salir mal) y, paso seguido, respondiéndote de manera positiva,
por ejemplo: ¡claro que sí, claro que puedo!  Esto pudiera sonar insignificante, pero
repetirse frases positivas tales como “yo puedo hacerlo”, es una gran herramienta
motivadora durante los tiempos de dificultad. Recurre a memorias emotivas y encuentra
dentro de tus logros y experiencias pasadas, la motivación para recordar el ser humano
que realmente eres.
Planifica en el presente y deja de dedicarle tiempo al pasado o al futuro
Es necesario entender que las situaciones pasadas ya sucedieron y que, de manera
paralela, sobre-planificar el futuro sólo te traerá cuadros de ansiedad. Esto se debe a que
lo único que realmente podemos controlar es el presente, razón por la cual debes enfocar
todos tus esfuerzos en cumplir bien las actividades que puedas realizar en el aquí y en el
ahora. 
Recupera el cariño por tu cuerpo y consiéntete
Más allá de hacer ejercicios, comer sano y recuperar horas sagradas de sueño (al menos
ocho horas diarias), el dedicar tiempo de calidad a tu bienestar físico te hará sentir muy
bien. Consiéntete más a menudo haciendo actividades que te relajen como meditar, hacer
yoga o ir a un spa. Recuerda que el cuerpo es el templo en donde tu mente descansa,
cuidarlo repercutirá en tu salud emocional y psicológica. Esto último también implica ser
celoso y selectivo con los alimentos y nutrientes que ingieres. 
Planifica tu tiempo estratégicamente
Acumular ideas y planes sobre el futuro solo ayuda a percibir el mañana como una masa
de actividades incumplibles. Para combatir esto lo más útil es trazar pequeñas metas a
realizar diariamente, las cuales poco a poco facilitarán el logro de los grandes proyectos
del futuro. En segunda instancia, al momento de planificar tu rutina diaria, recuerda
siempre “ponerte a ti primero” y tener siempre presente que nunca podrás “complacer a
todos”. Hazte preguntas como: ¿Qué beneficios tiene para mí esta actividad?, ¿Hay
balance entre mi vida personal y el trabajo? ¿Cuándo y cómo soy verdaderamente más
productivo? ¿Qué ocurrirá si digo que no? ¿Puedo delegar esta tarea u obligatoriamente
debo realizarla yo?

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