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MEBUS, EL COLLERO

A inicios de año escuché hablar sobre los Diablos Collas, una danza
representativa de la ciudad de Tayabamba y que se acostumbra bailar en la
Festividad Patronal de Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo. Empecé a
investigar y a buscar referencias fotográficas para saber de qué se trataba. El
registro era amplio. Me embargaba la confusión y las ansias de conocer
exactamente sobre esa manifestación folclórica muy querida por el Santo
Patrón y que muy bien representa la identidad de los tayabambinos. No podía
evitar dejar de pensar en aquellos Diablos de mi infancia, quienes en las
procesiones usaban un látigo para mantener el orden de la peregrinación.
Miedo era lo único que me transmitían esos personajes, un miedo que
terminaba en lágrimas y el consuelo de mamá. Sin embargo, las referencias
que encontré sobre los Collas fue totalmente distinta al recuerdo que tenía. Un
traje colorido y una máscara bella y horrorosa a la vez, pomposo, elegante y
audaz.

No fue hasta en la peregrinación rumbo a Pegoy, cuando tuve que entrevistar a


los fieles devotos del Santo Patrón tayabambino, donde me encontré con el
hombre responsable de la majestuosidad de la danza. Aquel artista, con un
talento único para crear las máscaras que se han convertido en parte de la
identidad cultural de la provincia de Pataz.

- Sr. Buenos días, hoy estamos viviendo una de las mayores


manifestaciones de fe, ¿cómo se siente al ser parte de esta festividad?
- Muy feliz. Yo soy un fiel devoto de nuestro Santo Patrón.

La entrevista siguió su curso. Al término, con cámaras apagadas, le pregunté


su nombre, William Mebus Castillo, me contestó. Hice una pausa y con una
ligera sonrisa le respondí: “¡Ah, usted es el Sr. Mebus! Mucho gusto”. Allí, él ya
no era el artista, sino un devoto más del Excelso Tutelar de Tayabamba.

Desde los 16 años de edad, y por influencia de su hermano mayor Walter,


William empezó el arte de la fabricación de las máscaras de los Diablos. Su
hermano – un gran artesano – aprendió la técnica por medio de un amigo y
William, aprendió viendo y – desde entonces, al partir su hermano a Lima –
Mebus está dejando una manifestación folclórica y cultural importante en la
capital de la provincia de Pataz.

Varias cabezas de horror decoran el pasillo del taller de William, donde tiene su
mejor colección de máscaras del Diablo, allí le nace la inspiración para pintar y
decorar – a buen pulso y destreza – los acabados del rostro. Usa arcilla para
hacer el molde, el cual es forrado con una mezcla de papel y goma, para
finalmente cubrir la capa con tela. El fino acabado de los rostros diabólicos se
perfeccionó al concluir los cursos de escultura y cerámica que estudió en la
Escuela de Bellas Artes de Trujillo. Después de 15 días de secado, las
máscaras – inspiradas en animales de la zona con estilo satánico – están
listas.

Hasta la fecha, William Mebus ha fabricado 50 máscaras en lo que va del año


2019. Muchas de ellas estrenadas en el Festival de Danzas en honor a Santo
Toribio Alfonso de Mogrovejo, en el mes de abril. Esas máscaras forman parte
de un conjunto de atuendos elegantes que llevan los colores de la provincia.

La danza de los Diablos Collas nació en el año 1982, cuando un grupo de


amigos o colleras decidieron reunirse para celebrar un acontecimiento
importante. Todos apasionados por el folclore, decidieron complementar los
rostros de los Diablos con una vestimenta y melodía singulares; liderando
desde entonces, el profesor William Mebus Castillo.

El líder Collero nació el 2 de agosto de 1965. Sus padres fueron oriundos de La


Soledad del distrito de Parcoy. Cuando empezaba a crear sus primeros
Diablos, una experiencia puso a prueba su persistencia para alcanzar sus
objetivos. Muy contento, Mebus terminaba de realizar su primera máscara. Lo
llevó al patio de su casa, para que el trabajo se seque. Él solía jugar con sus
amigos. Cuando volvió a casa, para ver el avance del secado, se dio con la
ingrata sorpresa que uno de los cerdos que criaba su familia se había comido
todo un trabajo de medio mes. Sin poder hacer nada, decidió respirar profundo,
reírse del problema y volver a empezar desde cero.

William tiene tres hijos, dos hombres y una mujer. Sin embargo, la menor es
quien lleva el arte en las venas. Cielito Mebus Domiguez acompaña a su padre
en la creación de los Diablos. Ella, la futura heredera y quien continuará con el
legado artístico de su padre.

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