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Ángela Isabel Ramírez Idarraga, Daniela López González, Greicy Alejandra Pino Cárdenas.
Tecnológico de Antioquia
Profesional en Psicología
Tecnológico de Antioquia
Psicopatología
Itagüí 2019
Concepción histórica
Los síntomas somáticos se han conocido desde la antigüedad prueba de ello es el Papiro
de Kahum hecho por los egipcios en 1900 a. c. donde explicaron ciertos síntomas somáticos
que se daba en las personas. Los griegos le dieron un nuevo significado a estos trastornos y le
dieron el nombre de “histeria”, la consideraban producto del desplazamiento del útero,
producía dolor y molestias en esa área; Hipócrates atribuía la histeria a la bilis negra. En la
edad media todas las enfermedades de este tipo eran atribuidas al “demonio” o “castigo
divino”. En el renacimiento la histeria solo era un padecimiento de las mujeres y en 1682
Sydenham indica que la hipocondriasis es lo mismo que histeria y que lo padecían tanto
hombres y mujeres [CITATION Guz11 \p 235 \l 9226 ].
Tissot decía que la hipondriasis era por causas orgánicas, por alteraciones digestivas;
luego Britquet indico a partir un estudio que la histeria se daba en mujeres y en hombres y no
era causado por molestias en el útero, dio indicios de que el cerebro tenía incidencia en la
aparición de la histeria. Más adelante Freud se refiere a los síntomas somáticos que aparecen
en los pacientes histéricos a causa de problemas mentales.
En el siglo XX en el DSM III el concepto histeria fue reemplazado por trastornos tales
como trastornos somatoformes, disociativos y algunos trastornos de personalidad. El
concepto de somatización fue incluido por Stekel en 1911 explica cómo lo psicológico
influye en lo biológico y se manifiesta a nivel corporal (concepción es psicoanalítica). En
1946 Alexander dio el concepto de psicomatosis como un nuevo intento de explicar la
incidencia de la mente en el cuerpo. En la década de los 80 varios autores trataron de definir
somatización donde se le atribuía su origen a lo físico o una enfermedad psiquiátrica por lo
cual fueron incluidos los trastornos somatomorfos en el DSM III donde indican que los
“trastornos somatomorfos no se presentan hallazgos orgánicos demostrables o mecanismos
fisiológicos conocidos y para los que existen pruebas positivas, o una fuerte presunción, de
que los síntomas están relacionados con factores o conflictos psicológicos” [CITATION
APA87 \l 9226 ] y definición que continua vigente en el DSM IV [ CITATION Ame95 \l 9226 ].
Según el APIR se da el criterio biológico en pacientes con síntomas somáticos; este criterio
señala que las alteraciones psicopatológicas se deben a la alteración y/o disfunción del
funcionamiento o la estructura normal del organismo. Atiende a factores genéticos, inmunológicos,
bioquímicos. Este trastorno es un síntoma indicador subjetivo de un proceso orgánico y/o funcional
(p. ej., sensación de mareo, sensación de tener fiebre, dolor…). Constituyen fenómenos no siempre
observables correspondientes a experiencias privadas. Es la unidad mínima descriptible en
psicopatología [CITATION Tor15 \p 11 \l 9226 ].
Los pacientes con síntomas leves, moderados y graves, tiende a perder las siguientes
funcionalidades: relacionamiento con la sociedad, enfoque o proyecto de vida, angustia por
lo que siente a nivel físico, desequilibrio del estado del ánimo, pérdida de algunas
capacidades cognitivas, entre otros.
Dentro de la EEAG, los siguientes puntajes son los más importantes ya que son los más
afectados a nivel de clasificación de los síntomas por trastorno de síntomas somáticos: 70
Algunos síntomas leves (p. ej., humor depresivo e insomnio ligero) o alguna dificultad en la
actividad social, laboral o escolar (p. ej., hacer novillos ocasionalmente o robar algo en casa),
pero en general funciona bastante bien, tiene algunas relaciones interpersonales
significativas. 60 Síntomas moderados (p. ej., afecto aplanado y lenguaje circunstancial,
crisis de angustia ocasionales) o dificultades moderadas en la actividad social, laboral o
escolar (p. ej., pocos amigos, conflictos con compañeros de trabajo o de escuela). 50
Síntomas graves (p. ej., ideación suicida, rituales obsesivos graves, robos en tiendas) o
cualquier alteración grave en la actividad social, laboral o escolar (p. ej., sin amigos, incapaz
de mantenerse en un empleo) [ CITATION Esc \l 9226 ].
Diagnóstico diferencial
Las enfermedades o condiciones con las que se hace diagnóstico diferencial son: Malos tratos
domésticos y abuso sexual, trastornos adaptativos, personalidad esquizoide, personalidad histriónica,
trastorno facticio y simulación. En la simulación el síntoma es visiblemente falso y se ve el beneficio
que el paciente tiene con dicha simulación, además tiene antecedentes, alcoholismo y otras
adicciones, en esquizofrenia o en depresiones psicóticas pueden presentarse síntomas somáticos que
son extravagantes y son menos numerosos, eenfermedades que tienen una afectación general
importante, como el hipertiroidismo, el hiperparatiroidismo, el lupus eritematoso sistémico, la
miastenia grave, algunos procesos infecciosos del sistema nervioso central y otras enfermedades
psiquiátricas, como depresión, ataques de pánico o trastorno delirante que inicialmente mente pueden
parecer un trastorno somatomorfo [CITATION Guz11 \p 240 \l 9226 ].
Para el diagnostico de otros trastornos mentales que tengan síntomas somáticos son
recurrentes entonces el diagnostico debe considerarse como un diagnostico alternativo; no se
debe diagnosticar trastorno de síntomas somáticos si los síntomas, pensamientos,
sentimientos o comportamientos relacionados solo aparecen cuando se dan episodios
depresivos mayores, pero si se cumplen los criterios tanto del trastorno de síntomas
somáticos y de otro trastorno mental se deben diagnosticar ambos para el tratamiento. Si se
cumplen los criterios y en un trastorno medico aparecen síntomas somáticos también se debe
diagnosticar dicho trastorno. Se debe tomar en cuenta que la ansiedad por la salud se presenta
de forma persistente y es la preocupación del trastorno de síntomas somáticos por lo cual no
se puede confundir con un trastorno de pánico o trastorno de ansiedad generalizada; si la
persona presenta preocupación constante y exagera por su estado de salud pero sin síntomas
somáticos se debe considerar un diagnóstico de trastorno de ansiedad por enfermedad
[CITATION Ame14 \p 314 \l 9226 ].
Datos epidemiológicos
Se estima que la problemática de los pacientes con síntomas somáticos sin explicación clínica
representa el 15 al 25% de las consultas en atención primaria y que 30 a 70% de este tipo de consultas
permanece sin explicación luego de una evaluación. Los pacientes somatizadores sufren
discapacidades y disminuyen su calidad vida en forma similar a quienes padecen enfermedades
crónicas graves o trastornos del ánimo como ansiedad o depresión, con la desventaja que son más
persistentes y refractarios al tratamiento médico [CITATION Gra06 \p 176-177 \l 9226 ] .
Existen razones sociales y culturales que la somatización es más frecuente en personas con nivel
socio-económico o educacional bajos y domicilio rural. Otros estudios señalan que entre el 38% y
60% de los pacientes informan de síntomas que no pueden ser relacionados con una enfermedad o
patología orgánica [CITATION Guz11 \p 235-236 \l 9226 ].
La prevalencia del trastorno de somatización en este estudio es de un 2,8%, pero existen
puntuaciones extremas en algunas de las muestras: concretamente la prevalencia es de un 17,7% en
Santiago de Chile, frente al 0,1% de Nagasaki (Japón) y Verona (Italia). Un dato también a destacar
es el referido a las diferencias entre sexos, pues aunque la presencia del trastorno es
significativamente mayor en mujeres que en hombres (un 1,9% frente a un 3,3%), estas diferencias no
son tan grandes como habitualmente se ha supuesto. La edad de comienzo de este trastorno es antes
de los 30 años [CITATION Jos02 \p 86-87 \l 9226 ].
Conclusiones
Se puede concluir que es importante buscar el trasfondo de las causas que desencadena
el trastorno de síntomas somáticos, ya que esto permitirá saber cómo y cuándo acudir al
médico o especialista tratante; esto también puede disminuir las consultas a especialistas que
no son los idóneos para el padecimiento específico. Además se puede inferir que el sistema
de salud a la hora de hacer un primer filtro a pacientes con síntomas somáticos no tienen el
adecuado enfoque para diagnosticarlos, estos pacientes se vuelven multiconsultantes que
generan gastos económicos en ayudas diagnósticas, medicamentos y tratamientos, por lo cual
a la hora de dar un diagnóstico es fundamental ver las razones y frecuencias de las consultas
y tener un cuidado y un análisis muy minucioso a la hora de diagnosticar este tipo de
trastorno el cual puede resultar fácil de confundir con alguna otra patología y el tratamiento a
seguir no resulte idóneo.
Anexos
Tabla 1
Criterios diagnósticos CIE 10, DSM IV y DSM V
DSM V Pensamientos
Especificar si: Con predominio de dolor este especificador se aplica a individuos cuyos síntomas
desproporcionados y persistentes
Uno o más somáticos implican sobre todo dolor. Especificar si: Persistente: Un curso persistente se caracteriza por
sobre la gravedad de los propios
síntomas somáticos que la presencia de síntomas intensos, alteración importante y duración prolongada (más de seis meses).
síntomas, grado persistentemente
causan malestar o dan Especificar la gravedad actual:
elevado de ansiedad acerca de la
lugar a problemas Leve: Sólo se cumple uno de los síntomas especificados en el Criterio B.
salud o los síntomas, tiempo y
significativos en la vida Moderado: Se cumplen dos o más de los síntomas especificados en el Criterio B.
energía excesivos consagrados a
diaria. Grave: Se cumplen dos o más de los síntomas especificados en el Criterio B y además existen
estos síntomas o a la preocupación
múltiples quejas somáticas (o un síntoma somático muy intenso).
por la salud.
Nota:
Fuentes [CITATION Ame14 \p 311 \l 9226 ], [CITATION Ame95 \p 457-459 \l 9226 ] , [CITATION Org94 \p 131 \l 9226 ].
Bibliografía
Jose Lopez, S., & Belloch, A. (marzo de 2002). E- Spacio Repositorio Institucional de la
Universidad Nacional de Educación a Distancia. Obtenido de http://e-
spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:Psicopat-2002-FA93F4B5-7683-79DD-
51B0-802B6CCF09F0&dsID=PDF
Torres Prado, B., Barrantes Ortega, M. A., & Tajima Pozo, K. (2015). APIR, Manual de
Psicopatología. España: Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo
Conductual.