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PEQUEÑO MANUAL
DEL “ANGEL CUSTODIO”.
Estas páginas están compuestas por los apuntes preparados para el encuentro de los asistentes gen 4
enriquecidos con elementos que han brotado de la rica comunión de experiencias y preguntas.
ESQUEMA:
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PEQUEÑO MANUAL DEL “ANGEL CUSTODIO”.
Mauro, empujado por la pregunta hecha por uno de vosotros sobre el rol de la pedagogía
en el trabajo con los gen 4, me había pedido ya en octubre preparar algunas notas. Para
comenzar, como aludía antes, he querido leer lo que os habían dicho en la “Escuela”, los
números de “Gen 4 flash” (con los magistrales temas de Chiara) y vuestras relaciones anuales:
ha sido para mí una experiencia muy enriquecedora.
Sólo después he ido a desempolvar un poco de teoría (soy licenciado en pedagogía con
especialización en psicología y he enseñado durante 5 años en una escuela elemental) para
intentar ofreceros alguna idea que os pueda servir de “bagaje” para todo aquello que ya hacéis
y de ayuda para superar algunas eventuales dificultades.
Otro asistente escribía, de hecho, diciendo que a menudo se siente incapaz y sin
experiencia (esta característica está seguramente más marcada en nosotros que en las popas,
ya que ellas tienen una predisposición natural a tratar a los más pequeños), pero añadía que en
la Mariápolis había nacido un “cuerpo” (grupo) de asistentes y esto le ayudaba. También en
otras zonas se ha potenciado el intercambio de ideas y de experiencias y en algunas se está
intentando preparar un “manual para los asistentes”.
A propósito de la capacidad para hablar a los niños, en octubre un capozona le
confesaba a Chiara en su encuentro con ella que “tantos popos no son capaces de esto” y que él
se sentía “aterrorizado” cuando debía ir al Congresito gen 4...
Por esto, como subrayaba Chiara en el ‘90 hablando de una posible Escuela para
asistentes, se necesita “un poco de pedagogía”, un poco de psicología,... un poquito, un poquito,
que sostenga el Ideal. De hecho, explicaba, es una edad importante porque en los primeros 3
años “aprenden todo” y hay “normas que los maestros y educadores saben” que son útiles. Si
conocemos, por ejemplo, como es su psiqué, podemos después “imprimirles el Ideal”. Y concluía:
“... me acuerdo, cuando enseñaba, que estudiaba y aprendía de estos expertos... Después yo
enseñaba de una manera totalmente distinta, porque tenía mi propio estilo...”
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Es con el cristianismo que la caridad, que pasa a ser el principio de la convivencia entre
los hombres, lleva a superar esta visión negativa de la infancia (adultismo) y hace ver también
a los niños como prójimos a los que amar.
San Agustín (354 - 430), por ejemplo, habla de una “pedagogía del amor” que empuja al
educador a donarse con alegría a su discípulo como Dios se dona a nosotros. Así el “Maestro
interior” puede hablar a través del “maestro exterior”.
También Santo Tomás de Aquino (1225 - 1274) subraya que Dios es el único Maestro y
que el educando tiene una grande dignidad que debe ser respetada.
San Juan Bautista de la Salle (1651 - 1719), fundador de los “Hermanos de las Escuelas
Cristianas”, habla del amor como del elemento formativo: somos todos hermanos, hijos de un
Padre común. Desde esta óptica erradica los castigos que eran comúnmente recomendados y
bastante duros.
Es con Rousseau (1712 - 1778) con el que comienza la pedagogía moderna, y la atención
hacia el niño y al modo de relacionarse con él asumen las características más propias de una
ciencia.
Cercano a nosotros está Pestalozzi (1746 - 1828) que indica como mejor médico
educativo justamente el amor, un amor hecho de sentimiento de comprensión recíproca, un
amor univesal.
Y cerramos esta rápida y obviamente incompleta enumeración con Don Bosco (1815 -
1888), fundador de los Salesianos, al cual Chiara siempre ha confiado el mundo de la educación.
Su “sistema preventivo” se basa sobre tres pilares: razón, religión, cariño. Subraya la
importancia no sólo de amar a los niños y a los jóvenes, sino también que estos se sientan
amados. Para él, como para nosotros, el amor es la única relación educativa válida, porque crea
un ambiente que ayuda a aceptar los valores y porque empuja también al otro a amar.
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Desde estas pocas pinceladas se percibe un camino que nos lleva a ideas pedagógicas
muy cercanas al Ideal. Que sea justamente el amor el que hace posible el encuentro educativo
y el crecimiento en los valores es una idea compartida por muchos pedagogos y psicólogos.
Muchos, como por ejemplo E. Fromm (1900 - 1980), subrayan que educar no es una técnica,
sino un arte que se comunica no sólo con las palabras sino “con nuestra vida”.
¿Cuál es entonces el “algo más” del que el Ideal es siempre portador a cada uno de los
campos como ponen de relive los estudios por ahora iniciados en el ámbito por ejemplo de la
escuela Abbá? Tendría que decírnoslo Chiara... pero, mirando lo que ella dice o hace, pienso que
se puedan evidenciar algunos puntos:
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De estos puntos diremos todavía alguna cosa en la última parte, poniendo algunos
ejemplos concretos de actividad.
Para hacerse uno con los niños se necesita conocer un poco su psicología y fisiología, su
mundo, lo que viven o prueban. Hagamos sólo algunos apuntes porque tenéis en la zona el video
de la lección de psicología della edad evolutiva hecha por Filippo en la “Escuela del ‘96”.
El desarrollo psicomotriz que es rapidísimo en los primeros dos años continua con un
buen ritmo: aumentan el peso y la altura, la capacidad de control (equilibrio, coordinación
espacio-temporal y motriz) y la autonomía personal (saber vestirse solo, comer solo...).
Es importante, por tanto, tener presente las diferencias de edad para programarles
actividades adaptadas.
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A menudo piensa en voz alta para guiar sus acciones (es útil usar este método también
nosotros cuando hacemos algo con ellos).
El desarrollo de la socialidad está muy ligado a los modelos positivos o negativos que
tiene alrededor (adultos, televisión...), porque el niño tiende a identificarse, a imitar a los
adultos. Su capacidad de atención depende no tanto del argumento sino de los estímulos
(imágenes, sonidos...). A través del juego el niño descubre la realidad, adquiere seguridad en sí
mismo, se interrelaciona con los demás (niños o adultos), anticipa lo que vivirá, aprende que
existen reglas.
El niño se siente “centro del mundo” y debe ser así porque debe aprender a conocerse, a
poseerse a sí mismo... para después poder darse.
El concepto que tendrá de sí, será también fruto de lo que los adultos que están a su
lado le digan (si por ejemplo se subraya que “eres un niño malo”, esto no le empujará al niño a
ser bueno, sino que le reforzará en su ser “malo”...).
Hasta los 7 años el niño no tiene un verdadera y propia conciencia moral: acepta reglas
externas, pero no las hace suyas. Sólo después se formará una moral autónoma y conseguirá
hacer juicios morales más objetivos y articulados.
Los gen 4 son niños como todos, y por tanto debemos tener presente las cosas dichas
hasta aquí; pero son también niños que viven en un “ambiente social” particular porque respiran
desde pequeños el ambiente de Jesús en medio.
Y, en modo diría natural, adquieren siempre más conciencia de “ser gen 4”, como
subrayan sus expresiones que, tan decididas, nos hacen a veces sonreír, pero que revelan una
realidad muy profunda: “Yo soy un gen 4” (así se presentó uno al Papa en Río de Janeiro), “Los
gen 4 son niños como yo que queremos siempre hacer actos de amor” (Emanuel de Suiza a su
maestra), “Quiero ser como Chiara y como Lia” (una gen de Argentina), “Soy como Jesús
Abandonado, puedes hacer de mí aquello que debes” (Nicola, 6 años, de Jerusalen al médico),
“Se ama y se amprenden cosas bellas y buenas; nos convertimos en amigos” (después de la
Mariápolis gen 4 de Bolonia)...
Se necesita dar importancia a este sentido de identidad y reforzarlo.
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¿Qué hacer, entonces, concretamente con los gen 4?, y ¿cómo hacer para que rinda al
máximo?
Algunas líneas las hemos trazado y si debiésemos afrontar en detalle una “metodología”
resultaría un poco largo. Si me permitís, entonces, os resumiré sólo algunas experiencias que
he entresacado justamente de todo lo que habéis hecho en las zonas, para estimular un
intercambio todavía más rico que podréis continuar en estos días.
Como introducción querría poner de relieve la aportación de Walter Kostner en “Gen 4
flash” de agosto: “Hoy, ayer y otras veces las cosas que hemos fabricado con los gen 4 han ido
mal. Yo estaba desilusionado, ellos no tanto. ¿Por qué? ¡Porque a ellos les basta estar en un
clima de amor! Yo estaba desilusionado; pero tal vez me equivoco, porque quiero que las cosas
que hacemos juntos funcionen, me importa más las cosas que quiero hacer con los gen 4 que los
gen 4...”
Teniendo presente este punto de partida y con alguna alusión al tipo de actividad más
adecuada para su edad (como veremos dentro de poco hablando un poco del juego) cualquier
cosa que hagáis con los gen 4 traerá grandísimos frutos.
He leído sobre actividades interesantísimas que habéis hecho en las zonas este año:
encuentros preparados muy bien y cuidados en los particulares (juegos,
merienda, diapositivas...), en ambientes adaptados a los gen 4 (donde puedan hacer
lo que quieran sin pararlos siempre para evitar daños)...
realación con las familias siempre más intensa y constructiva (tomando contacto
con ellos, viendo dónde viven...) ¡Atención a las distinciones de roles!
De todo esto pienso que podéis unos a otros contaros los detalles.
Concluyendo: encuentros, congresos, Mariápolis, contactos personales... en un clima de
amor y juego. “Dios - decía Chiara en Loppiano en el ’66 - ha querido que sus vidas sean en gran
medida juego”. Se necesita entender que “el juego de los niños es el trabajo de los grandes”.
Por esto no podemos jugar con ellos para poder después “darles la moraleja”. “Debemos jugar
con ellos porque los amamos, para hacernos uno con ellos”.
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Y todavía: “... están hechos para las fábulas”, “para algo que supera la vida cotidiana
normal”. Y nosotros tenemos la fortuna que “en nuestro Movimiento hay algo de encanto y algo
de aventuroso”.
También si hablamos, debemos hacerlo como un juego. Decía Chiara en octubre a los
capozonas de Brasil: “Se necesita hacer tantos bellos gestos, tantas bellas comedias. Y
después, de vez en cuando, algun grito para que entonces se paren todos”. Los gen 4 “quieren
tanta velocidad que a nosotros nos da vueltas la cabeza... a ellos no”.
El juego es también uno de nuestros modos a través del que los niños aprenden cosas
nuevas, se abren a nuevas realidades, aceptan cosas que normalmente rechazarían (el juego es
un instrumento ideal para ayudar, por ejemplo, a superar el natural “egocentrismo infantil”).
Los niños, de hecho, aprenden mirando a los modelos (y es por tanto importante cómo
jugamos nosotros). Lo aprendido se consolida con el refuerzo (un “paraíso”, un “premio”, la
alegría experimentada al amar...). Por esto, para ayudar a superar una actitud negativa (de no
amor) es más importante a menudo no subrayarla (= falta de refuerzo), evitar lo que la provoca
(= importancia de un ambiente adaptado, de programas preparados...) y ofrecer enseguida un
“condicionamiento positivo” (=propone otro programa...).
Coeducación (los/las gen 4): tener presentes las diversidades y que espontáneamente
hagan actividades y juegos distintos. Resultan bien algunos momentos programados juntos
(por ejemplo: fiestas con los gen 5)...
Diferencias de edad: si es posible parece útil distinguirlos por edades en las unidades.
Involucrad a los más grandes a ayudar a los más pequeños o a los llegados nuevos. Pensar en
programas y juegos diversos (si es posible ser más de un asistente)...
Elasticidad: de las varias experiencias contadas se evidencia la importancia de estar
preparados a cambiar el programa, a apuntar con algunos más sobre la relación personal, a
no valorar el éxito de una actividad con nuesta manera de ver...
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Mensajes repetitivos: no es un problema repetir los mismos mensajes (el niño es feliz
de volver a escuchar infinitamente la misma historia), pero es importante el modo (debemos
estar convencidos, ser convincentes, implicarlos)...
¿Niños inocentes o egoístas?: inocentes, porque no son conscientes de hacer el mal;
egoístas, porque, como he dicho antes, deben poder ser para darse, deben conocerse y
poseerse para poder donarse...
Contar experiencias: unir una idea (por ejemplo la Palabra de Vida) con una acción
(experiencia hecha) requiere la “reversibilidad”. Antes debemos hacer un ejemplo concreto
de experiencia sobre aquel argumento y después preguntarles si han hecho alguna similar...
Muy útil también hacer “visible” las experiencias y todos los juegos-competición que ayuden
a acordarse de vivir...
Niños con hándicap o dificultades: dejarlos libres, implicarlos si es posible partiendo de
lo que les gusta... teniendo presente las fuerzas (número de asistentes) que tenemos y la
realidad de todo el grupo. Eventualmente apuntar más sobre la relación personal...