Sei sulla pagina 1di 2

Turismo de desastres

Introducción

El término “desastre” suele aplicarse a un fenómeno natural como: un huracán o un


terremoto, que causa efectos nocivos donde puede existir el derrumbe de edificios y la
pérdida de vidas humanas.

Cuando existe un desastre natural los efectos pueden ser devastadores, considerando la
magnitud del mismo, la catástrofe ocasiona afectaciones en la salud mental,
desplazamiento de alimentos, falta de servicios básicos, daños en las vías de acceso,
daños en la infraestructura sanitaria y otras amenazas que hacen que peligre la vida de
los sobrevivientes. (Organzación Panamericana de La Salud, 2000)

El turista de catástrofes busca indagar sobre la magnitud que alcanzó el fenómeno,


conmemora a las víctimas y ayuda a la recuperación del destino (Biran, 2012).

Aunque inundaciones o terremotos tengan un efecto devastador sobre personas o bienes,


el interés por conocer la zona afectada o el deseo de ayudar a la recuperación de la
región incrementa el número de turistas interesados en visitar estos lugares. En suma,
aunque resulte sorprendente, los desastres naturales benefician al turismo.

Mucho antes, el dolor, la muerte o el desastre ya habían despertado el interés de un


cierto público y ya habían sido explotados y comercializados como productos turísticos.
Los ejemplos abundan y van desde la visita al Coliseo Romano, pasando por las
pirámides de Keops, por los campos de concentración nazis, etc.

El Coliseo es una monumental construcción ubicada en la ciudad de Roma en Italia. Su


verdadero nombre era Anfiteatro Flavio, sin embargo, se le conoce como Coliseo
gracias a la colosal estatua de Nerón que estaba en sus cercanías. El Coliseo es
claramente la imagen de la ciudad de Roma, representando además, la grandeza del
imperio romano y su arte.

Esta antigua construcción comenzó a edificarse en el año 72 después de Cristo y fue


inaugurada seis años. En sus comienzos se trató de un anfiteatro enorme que cobijaba
más de 109.000 espectadores, sin embargo, a lo largo de su historia sufrió de varias
modificaciones y ampliaciones. Como ya se ha dejado entrever, al ser un anfiteatro, el
Coliseo romano era el escenario de una gran cantidad de espectáculos, algunos de ellos
bastante sangrientos.
Los espectáculos crueles, en su mayoría, fueron realizados durante el paleocristianismo,
el tiempo correspondiente a los tres primeros años de la era después de Cristo. En dichas
muestras, eran usuales las luchas entre gladiadores, quienes peleaban hasta causarle la
muerte al contrincante. En ciertas ocasiones, gracias al ruego de los espectadores y el
permiso de la máxima autoridad presente, era posible perdonarle la vida a ambos
gladiadores.

Al decaer el Imperio Romano, el Coliseo no se siguió utilizando, ya que pasó a ser


propiedad de la Iglesia en los tiempos de Gregorio I. Debido al paso del tiempo y el
descuido, parte de él se perdió. Hoy en día es posible visitar el Coliseo y conocer parte
importante de su estructura original, que se ha convertido en una atracción turística muy
importante de la zona.

Potrebbero piacerti anche