Sei sulla pagina 1di 5

Hora Santa por los enfermos

Exposición al Santísimo

Dispongámonos a recibir al señor (todos de rodillas).


Canto: bendito, bendito o cantemos al Amor de los Amores.

Llamado al Espíritu Santo (Damaris): de pie.

Señor Jesús, en esta noche tú nos convocas, estamos aquí como Iglesia de
América, como Iglesia misionera, queremos adorarte, queremos permanecer en tu
presencia, queremos escucharte. Dios mío, me has llamado a la santidad, envía al
Espíritu Santo sobre mí, sobre mis hermanos aquí presentes. Espíritu Santo, ilumina
mi mente y mi corazón en esta oración para descubrir donde se encuentra la
verdadera felicidad, solo esto quiero desear y no las burdas imitaciones que me
ofrece el mundo. Ven Espíritu Santo, quédate con nosotros, ayúdanos a saber
discernir el mensaje que hoy Jesús tiene para nosotros, ven Espíritu Santo…

Canto: Espíritu santo ven aquí.

Reconciliación (Monse): nos ponemos de rodillas.

Para admirar y reconocer la grandeza del Señor, es necesario primero reconocer mi


pequeñez y reconciliarme con Él.

Momento de silencio para meditar

Por eso hoy vamos a decir.


Todos: Perdón Señor, perdón.

- Por no haberte buscado en medio de las dificultades de la vida presente y


por haber construido mi vida fuera de ti.
Todos: Perdón Señor, perdón.

- Por no sufrir con paciencia y amor.


Todos: Perdón Señor, perdón.

- Por las veces que he renegado de mi enfermedad.


Todos: Perdón Señor, perdón.

- Por no haber encontrado tiempo para orar, por haber rezado únicamente por
costumbre, solo con la boca y no con el corazón.
Todos: Perdón Señor, perdón.
Con mi mano en el corazón y arrepentido te digo… Señor mío, Jesucristo, Dios y
hombre verdadero, me pesa de todo corazón haberte ofendido; propongo
firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de pecado,
confesarme y cumplir la penitencia. Te ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos en
satisfacción de todos mis pecados.
Amén.

Canto: Tu señor

Meditación (Bryan): sentados.

Señor: Hoy en este día resuenan en mis oídos las palabras que dijiste: “Aunque la
madre se olvide de sus hijos, yo jamás te olvidaré”. Sé que me miras con cariño y
me amas con ternura, porque estoy enfermo. Estoy debilitado físicamente, estoy
preocupado por la enfermedad que se apodero de mí. Tal vez no es una enfermedad
física, tal vez es una enfermedad emocional, de esas que duele el alma, el corazón,
familias rotas por la avaricia de la herencia, matrimonios destruidos por la
infidelidad, jóvenes buscando caminos erróneos porque no se sienten amados,
niños maltratados. A veces, el sufrimiento me hace perder el gusto a la vida. Pero
la Fe me da la seguridad de que estás a mi lado, para ampararme, consolarme, y
comunicarme la fuerza necesaria a fin de que no vacile en la hora del dolor y no me
desanime en la hora del sufrimiento.
En el esfuerzo de los que me atienden veré tu mano Señor, que quieren levantarme
y verme restablecido.
Los sacrificios que este día me reserva, con tu ayuda quiero soportarlos
pacientemente y las alegrías que por ventura sienta, quiero compartirlas con quien
esté sufriendo conmigo.
Señor tu das a la vida una perspectiva de eternidad. Porque si solo pensamos en
los cuatro días de este mundo, entonces, lo más lógico es que solo pensemos en
divertirnos y gozar de la vida. Pero, al final, habremos perdido nuestro tiempo y
nuestra vida, Y ¡que tristeza se sentirá en el último momento, cuando uno se dé
cuenta de haber vivido solamente para este mundo, sin pensar en la eternidad que
nos espera!
Por eso, vive tu vida en plenitud, vive tu vida con ilusión, vive tu vida con amor. La
vida es un regalo de Dios, un tesoro que Dios te ha entregado para que puedas
crecer en su amor. La vida es como un libro en el que cada día debes escribir las
páginas más hermosas. No importa, si estás enfermo en un lecho o si estas en una
silla de ruedas, tu vida vale tanto para Dios como la de cualquier ser humano, que
camina por la calle y está trabajando todo el día. Tu vida vale tanto como tu amor.
Cuánto más amas, más vales para Dios.

Canto: Sumérgeme.
Oración (Isamar): de pie.

Señor, hoy quiero pedirte por los enfermos del cuerpo y enfermos del alma en todo
el mundo, quiero decirte que ahora con tu amistad, he comenzado a descubrir el
lazo misericordioso que me une a todos los hombres; pero de una manera muy
especial a los enfermos. En este lazo misericordioso de unión estas tú, tu dolor, tu
pasión, tu muerte y también tu resurrección. Mis hermanos enfermos y yo enfermo
estamos unidos a ti, a tu dolor, a tu amor y tú a tú Misericordia. Por eso comienzo a
entender que, por ti, el sufrimiento tiene un nuevo sentido. Compartirnos el dolor
contigo. Te pido por mis hermanos enfermos, dales fuerza y fe; paciencia y
esperanza, que descubran los signos de la Misericordia y te descubran como amigo,
apoyo y maestro del dolor. PADRE NUESTRO.

Canto: Hoy en oración.

Lectura (Ximena): sentados.

Lucas 17(11-19)
Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea,
le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y
alzaron la voz, diciendo: Jesús, Maestro, ¡ten misericordia de nosotros!; cuando él
los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron
limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando
a Dios a gran voz, y se postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba las
gracias; y éste era samaritano. Jesús, tomo la palabra y dijo: ¿quedaron limpios los
diez? Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a
Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha salvado. Palabra
del Señor.

Momento de silencio para meditar

Reflexión de la lectura (Cesar): ojos cerrados, interactuar con las personas

La enfermedad es un tesoro para el que sabe amar. El hombre, que no ha sufrido,


no sabe lo que es amar de verdad, porque el sufrimiento es el alma del amor y el
amor tiene las raíces en forma de cruz. Cuando más amas, más capacidad tienes
para sufrir por la persona que amas. Y yo te pregunto:
¿Cuánto amas tú a Dios? (unos segundos para meditar)

¿Cuánto eres capaz de sufrir por El? (unos segundos para meditar)

¿Eres capaz de dar tu vida por su amor como los mártires? (unos segundos para
meditar)

Cuando el dolor llame a tu puerta, no te rebeles contra Dios, ofréceselo con amor.
El sufrimiento con amor es la perla más preciosa que puedes ofrecer a tu Padre
Dios.

Canto: Aquí estas.

Tu vida es de Dios, no lo olvides, y a Dios debe volver. Tu vida solo tendrá sentido
en la medida en que vivas con amor por Dios y para Dios, sólo así te realizaras
como persona serás de verdad plenamente feliz.

Me preguntarás: ¿Por qué Dios me ha castigado de esta manera? ¿Por qué tengo
que sufrir esta enfermedad incurable? ¿Hasta cuándo? ¿Por qué Dios se ha llevado
a mis seres queridos? ¿Por qué? Y podrás seguir preguntándome muchas más
cosas.

Hermano enfermo, escúchame, quiero hablarte al corazón, con sinceridad. Una de


las penas más grandes que puedes sufrir es tu soledad. Ya sé que los demás no
pueden comprender la profundidad de tu dolor interior al sentirte inútil y sin ganas
de vivir. Pero Jesús, que ha sufrido más que tú, si puede entenderte. Acude a Él,
acércate a Él, no te quedes a distancia y dile que te abra los ojos del alma para que
puedas comprender el sentido de tu vida y de tu dolor. Dios tiene para ti una misión
especial, que no ha encomendado a ningún otro. Quizás sea una misión poco
brillante, quizás sea oculta y oscura a los ojos del mundo, pero no por ello, menos
importante. Tú vales infinitamente para Dios. Jesús murió por ti y te ama
infinitamente. No te desanimes, mira a lo alto, mira a Jesús clavado en la cruz y
háblale:

Momento de silencio para meditar

Canto: Aquí estas.


Peticiones (Daniela): de pie.

Abrimos nuestro corazón pidiendo el más alto bien a todos nuestros hermanos.
A cada aclamación responderemos:
R. te lo pedimos señor.

Te pedimos Señor, por todos los niños del mundo, que sean tratados con amor,
educados con amor, y que sus Ángeles guardianes los protejan contra todo mal.
Oremos. R/.

Te pedimos Señor, por todos los jóvenes del mundo, para que te conozcan y se
acerquen cada día más a ti. Oremos. R/.

Te pedimos Señor, por los países en guerra y por todos los hombres que sienten
odio, ayúdalos Señor abrir su corazón. Oremos. R/.

Te pedimos Señor, por todos los enfermos, para que abran su mente y su corazón
a la verdad y tengan así la sanación que necesitan. Oremos. R/.

Te pedimos Señor, por todas aquellas personas que fueron privadas de sus hogares
o corren algún peligro, ayúdalos señor a regresar con bien a casa. Oremos. R/.

Te pedimos Señor, por todos los seres vivos que están sufriendo por las catástrofes
naturales y las causadas por el hombre, y que sanen de una manera pasiva.
Oremos. R/.

Te pedimos Señor, que brillen los corazones de todos los hombres, para que todos
tengamos un despertar de consciencia y nos convirtamos así en Seres de luz y
Seres de amor. Oremos. R/.

Canto: Escóndete en las manos del señor.

Cierre (Marlon):
Señor, gracias por mi vida. Gracias por haber muerto por mí en la cruz. Gracias por
tener un plan maravilloso para mí. Gracias porque a pesar de todas mis rebeldías y
de todos mis miedos y rechazos, Tú sigues teniendo paciencia conmigo y me amas
a pesar de todo. Gracias, porque me has hecho así. Gracias, Señor. Te ofrezco mi
vida y te ofrezco mi amor con todos los besos y flores de mi corazón.
Se dice que solo los agradecidos son felices. “La raíz de la alegría es el
agradecimiento. No es la alegría que nos hace agradecidos; es la gratitud la que
nos hace alegres”.

Canto: Rey de Reyes o gloria.

Potrebbero piacerti anche