Donzis, Liliana

Jugar, dibujar, escribir. Psicoanálisis con niños - la ed. - Ciudad

Autónoma de Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires, 2014.
160 p. : il. ; 2lxl5 cm.

ISBN 978-987-27360-5-7

l. Psicoanálisis. I. Título
CDD 150.195

COLECCIÓN Textos de autor

A mis hijos: Facundo y Martín

Diseño de portada e interiores

c.--.
Natalia ~ Gómez (gomez.naty.ezequiela@gmail.com)

Este libro es una segunda edición corregida por la autora respecto a la primera,
publicada en el año 1998 por la editorial Horno Sapiens.

© 2014 Liliana Donzis

Editorial Escuela Freudiana de Buenos Aires
Cabrera 4422, C.A. B.A.
e- mail: publicaciones@efba.org
Dirección web: www.efbaires.com.ar

Queda hecho el depósito que previene la Ley ll. 723.

Impreso en la Argentina- Printed in Argentina
ISBN 978-987-27360-5-7

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del

copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta
obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

t
 .....
INDICE

AGRADECIMIENTOS 9
CONSIDERACIONES A LA SEGUNDA ED!CION 11
PROLOGO 13

CAPíTULO 1 - CUESTIONES DE ESTRUCTURA

REFLEXIONES SOBRE LA ESCRITURA 17
LA AVENTURA DEL NIJ\10. RSI 26
lNSCRIPCION EN EL ORIGEN. ÜRIGEN DE LA DIFERENCIA 35

CAPíTULO 2 - TRANSFERENCIA Y JUEGO

NIJ\IOS Y JUEGO EN LA CLfNICA LACANIANA 45
SOBRE EL POETA Y LA FANTASfA 52
VERSIONES DE LA CLfNICA 60
EL ANÁLISIS DE NIJ\IOS Y SUS FANTASMAS 70
TIEMPO DE TRANSFERENCIA ( VJRTUALITY GAMES) 77

CAPíTULO 3 -UN LIGERO DESPERTAR

PSICOSOMÁTICA: ESCRITURA SIN LECTOR 93
ALGO DE NIJ\IOS. UN LIGERO DESPERTAR 101
CUERPO Y NIJ\IEZ 110
PADRES Y MITOS 118
CuESTIONES DE NIJ\Ios 124

CAPíTULO 4- FINAL DEL JUEGO

AmOs A LOS NIJ\IOS. EsTRUCTURA Y DESTINO 135

FINAL DEL JUEGO. INICIO DEL SUEJ\10 143'
PUBERTAD. EN FUTURO IMPERFECTO 155
 AGRADECIMIENTOS

A Juana Rubinstein, quien me transmitió más de una enseñanza, entre las que
las que puedo mencionar su implicación permanente con la lectura y la cultura. Y,
sobre todo, el valor de la palabra.
Al diálogo fecundo con mis amigos, quienes compartieron la discusión de
ciertas ideas y sostuvieron con su aliento más de una empresa imposible.
A la Escuela Freudiana de Buenos Aires, pues en ella he albergado y también
he puesto a "cielo abierto" algunos de los pasos de mi formación. Muchos de
los textos aquí expuestos surgieron en el marco del trabajo de escuela, en el que
compartí un intercambio fructífero en el surco abierto por el psicoanálisis.
Mi más cálido reconocimiento a Tania Waisberg, siempre dispuesta a aportar
su apoyo, su palabra y su sonrisa. Así como también su delicada maestría en el
complejo mundo informático.

9
 CoNSIDERACIONES

PARA LA SEGUNDA EDICIÓN

Es una gran alegría para mí y también para quienes han seguido mis seminarios
y colaboraciones, tanto escritas como orales sobre clínica con niños, que salga a
la luz una nueva edición aumentada y corregida de este libro.
Cuando se publicó la primera edición no imaginé, siquiera, que iba a estimular
la lectura de mis colegas, pasar de mano en mano y fotocopiarse infinidad de
veces. Tal vez, su éxito radicó en el enorme interés que tuve y tendré en el trabajo
y la investigación en el amplio y complejo campo de la infancia. Mucho se ha
dicho y se ha avanzado desde entonces pero sin embargo estas ideas germinales
siguen haciendo su camino.
Asimismo, me entusiasma que esta edición esté apoyada por la Editorial de
la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Es un honor que agradezco y con el va mi
reconocimiento al Cartel de Publicaciones que lo hizo posible.

LILIANA DONZIS

11
 PRóLOGO

Sigmund Freud abrió un nuevo horizonte en la conceptualización del sujeto.

El descubrimiento del inconsciente trajo de su mano la chance de explorar
regiones desconocidas del ser parlante. A partir de las enseñanzas de Freud
consideramos que las experiencias de la vida infantil marcan de un modo
indeleble, hagan escrito o no, el destino del sujeto. Freud a esta aventura subjetiva
la denominó: "destino del ser sexuado"; la frase evidencia una contradicción pues
en el camino a la sexuación el psicoanálisis demuestra que el ser se pierde en su
destino de lenguaje. En la infancia se escribe una historia que, a posteriori, cobra
nuevas dimensiones. Memorias siempre fragmentarias que el adulto olvida para
recordarlas en síntomas y sueños. Eficacias del inconsciente.
La niñez es ese andamiaje en el que advendrá un sujeto e implica un momento
de producción del deseo y de enclave de goces. Letras de la infancia que surgen
del territorio del Otro primordial transmitidas en melodías de gritos y susurros,
de amores y rechazos.
La perspectiva que conlleva el psicoanálisis produjo una transformación
profunda del lugar del niño en la cultura contemporánea. Freud nunca dudó de
las posibilidades que podía ofrecer el psicoanálisis para mitigar los padecimientos
que los niños presentan y no dejó de revelar hasta su límite los meandros del
tiempo niño del sujeto. No obstante, no dejó demasiadas indicaciones sobre
los caminos a seguir en la dirección de la cura. La práctica del psicoanálisis con
niños reconoció, a lo largo de su despliegue, diferentes modalidades de abordaje.
Variedades de la clínica que, abrevadas en las hipótesis freudianas, revelaron
distinciones que no fueron solo diferencias de matices.

13
 PRóLOGO
LILIANA DONZIS

un juego o un dibujo es el análisis que se espera que un analista efectúe para qué
Desde los comienzos de mi práctica, hace ya algunos años, me dediqué a
deje en su acto traza de escritura. Presencia del analista que hace juego a lo real,
"trabajar" con niños. Grande fue mi sorpresa en aquellos tiempos, cuando descubrí
que no existía ninguna enciclopedia, ni texto, ni manual que explicara de modo lo imaginario y lo simbólico.
Clínica psicoanalitica y estructura del sujeto en los tiempos instituyentes
fehaciente la terapéutica, ni el trato con los niños y sus padres. Eran tiempos en
vertebran las preguntas que inciden en esta praxis y que sitúo a lo largo de los
los que comenzaba a expandirse en Buenos Aires la enseñanza de Jacques Lacan,
su obra convulsionaba los saberes consagrados. En muchas ocasiones pensé que trabajos presentados en este volumen.
seguir paso a paso las teorías y la técnica que nos legó Melanie Klein, Winicott y
Arminda Aberastury facilitaban la empresa, no obstante, deseé y me encaminé a
entablar un nuevo desafío, al menos para mí: repensar la viabilidad de la práctica
del psicoanálisis con niños desde el denominado "retorno a Freud".
A medida que avanzaba en la experiencia, las preguntas que la clínica abría a
diario me convocaban a un renovado intento de situar las coordenadas teóricas.
¿Por qué los analistas, desde las más diversas posiciones teóricas rescatan la
posibilidad de lo lúdico? En esta cuestión parecía haber acuerdo. Entonces
surgieron otras preguntas: si el juego no tiene un carácter ingenuo, ¿cuál es su
relación con el inconsciente? ¿Por qué jugar, dibujar, escribir en la escena del
análisis con niños?
Los obstáculos clínicos relanzaron mis nuevas preguntas. Demanda,
transferencia, lugar de los padres, el deseo y el valor de la sexualidad en la niñez, la
formación del síntoma, la constitución primera del fantasma, fueron algunas de
las cuestiones que intenté recorrer y asimismo conjugar estas articulaciones con
los tiempos del sujeto y la estructura que en psicoanálisis vale reconocer en su
diferencia singular con los planteas del estructuralismo constructivista genético
de Jean Piaget.
En el presente volumen, encontrará el lector una serie de trabajos que dan
testimonio de este recorrido. Cada uno conserva un trozo de material clínico que
no prueba la teoría en la que se funda, sino simplemente expone ese tramo de real
que puso en causa y en marcha una búsqueda.
Jugar, dibujar, escribir, medios en los que opera el lenguaje, en los que la
lengua hace su obra y de los que nos servimos en las curas de niños pues en ellos
se soporta el decir infantil. Jugar, dibujar, escribir, cada uno de estos verbos nos
dicen de la posibilidad de que se juegue el acto constituyente del sujeto.
La clínica psicoanalítica concierne en lo que se dice en un análisis y, cuando
de niños se trata, a aquello que se juega en un análisis. Escuchar, leer, puntuar

15
14

... - -~ .. -.
 CAPíTULO 1
CUESTIONES DE ESTRUCTURA

Reflexiones sobre la escritura•

Jugar, dibujar, escribir. Medios en los cuales el lenguaje hace su obra y de los
que nos servimos en el análisis de niños como puentes en sus curas.
La pregunta por la localización del sujeto me ha conducido a reflexionar sobre
la escritura en los niños.
El cuerpo del niño en el juego, en el dibujo, en el escribir, en el análisis, hace
diferencia con el cuerpo del analizante llamado adulto, quien significantemente
pierde el cuerpo real, mientras lo retiene en la imagen.
Los niños en el análisis juegan, dibujan, escriben a cuerpo presente. El juego,
soporte del decir infantil, es la escena en la cual el cuerpo entra o sale, aparece o
desaparece, y éste es uno de los resortes de la estructura del juego. En el dibujo
el cuerpo real se desdibuja, pasando a la superficie de la hoja transformado en
imagen. En la escritura, al igual que en el dibujo, se produce un desdibujamiento
del cuerpo real que lo soporta, pero allí la imagen se distorsiona, la misma sufre
un nuevo desdibujamiento en su pasaje a los signos.
No obstante, el niño aprende las letras mediante simples o complejos
procedimientos de enseñanza en los cuales las letras convertidas en signos pasan
a la categoría de la convención.

Trabajo leído en la Reunión Lacanoamericana de Montevideo, noviembre de

1991.

17
 LILIANA DONZIS
El trazado de los signos alfabéticos precisamente nos indica una saturación
de sentido, algo para alguien, aun cuando el trazado mismo sea el colmo del sin-
sentido.
Desde la perspectiva que el psicoanálisis nos ofrece podemos considerar que
en la lectura y en la escritura intervienen otras cuestiones que no se reducen a la
mimesis de los trazos.
En el Seminario Le sinthóme J. Lacan nos dice:
La escritura en cuestión viene de otra parte que del significante. De todos modos
no es de ayer que me he interesado en este asunto de la escritura, que en suma promoví
la primera vez que hablé del trazo unario. einziger Zugen Freud. 2
Un elemento que hace de uno inicia, por ser precisamente un uno, la
sucesión y la sustitución permitiendo el proceso de la combinatoria. Sustitución,
combinatoria viabilizada en el trabajo que la metáfora conlleva. Seguir al pie de
la letra estas formulaciones nos indica que el trazo se sustituye y se recrea en la
combinatoria de letras.
Estas letras son de la cosecha de la letra, soporte material del significante, tal
como Lacan lo anuncia en el texto "La instancia de la letra" y de la letra que más
tarde él mismo sitúa como borde-litoral entre saber inconsciente y goce. Letra
en este último sentido análoga a un germen que se multiplica transmitiendo su
núcleo en las letras de la combinatoria.
La letra se trasunta en las letras que en la práctica del análisis de niños se nos
presenta en ocasiones por vía del síntoma o la inhibición en el llamado aprendizaje
de las letras. Estas encuentran su matriz de dificultad en el pasaje, en su paso de
escritura a escribir; allí el analista desde su posición puede efectuar una lectura de
esas dificultades.
En el seminario antes citado, J. Lacan nos recuerda la función del trazo
dilucidada en el Seminario de la Identificación. En este último, lo llama palote"[ ... )
como figura del uno en tanto que no es sino rasgo distintivo, rasgo justamente
tanto más distintivo como que está borrado". 3 Marca original en los tiempos de la
constitución subjetiva que, en su borramiento, soporta la mínima diferencia pues,
2 Jacques Lacan: El Seminario, Libro XXIII: El sinthome, clase del 11 de mayo de
1976, inédito.
3 Jacques Lacan: El Seminario, Libro IX: La identificación, clase del13 de diciembre
de 1961, inédito.
18
CAPÍTULO 1: CUESTIONES DE ESTRUCTURA
aunque se intente un trazo idéntico, ya es distinto. La escritura se engendra en ese
trazo y al mismo tiempo borra la marca original; Lacan agrega:
[... ]marca de lo que el sujeto ha recibido de lo que sea que esté en el origen de
la Urvendrangtlrepresión primaria y que faltará siempre a lo que fuera que venga a
representarlo. Es decir que el algo del Urvendrangt en cuestión pasó a la existencia
inconsciente.'
En "Lituraterre" Lacan hace metáfora entre letra y carta, lettre-lettre, pero
diferencia la letra del significante mismo que lo porta. Subraya que la importancia
del significante radica en que el mensaje pase, escamoteándose allí donde la letra
hace piruetas, peripecias sin él. Diferencia entre letra y significante y, por ende,
entre escritura y palabra.
La letra por una parte delimita lo que hace agujero en el saber y tiene su revés,
lo colma de goce.
La función de la letra es pasar en el discurso, pasar de una escritura a otra
escritura. Ángulo esencial en el análisis, aún cuando de niños se trate, ya que
la función x, sintomática o de padecimiento, es lo que el inconsciente puede
desplegar en su decir en una letra aislada de toda cualidad. El uno del trazo es
susceptible de escribirse por una letra, de allí que la repetición es ese algo que
"salvajemente" hace escritura. Ejemplos paradigmáticos: el sueño, los lapsus de
escritura, los silencios discursivos del olvido.
En el escribir de los niños la escritura producto del decir inconsciente también
hace su pasaje, es así que para reflexionar y operar en la cura de niños en el
momento del surgimiento del escribir, la escritura puede ser articulada desde los
conceptos que el psicoanálisis aporta.
En principio podemos indicar que la escritura que el inconsciente revela no se
confunde con aquella que se releva, que se pone de relieve en la superficie de una
hoja. Desde la perspectiva de este advenimiento podemos señalar que la escritura
y la lectura son lógicamente anteriores a la lectura y escritura fonética y de signos.
La primer forma del escribir en el niño es trazo, que luego serán trazos que
salen de algo, de ese algo de la represión, esencialmente figurativo -segundo
respecto del trazo pudiéndoselo analogar al ideograma. "Pero es un figurativo
borrado, reprimido, incluso rechazado" 5 , Lacan dixit.
4 Jacques Lacan: El Seminario, Libro XXIII: El sinthome, clase del 11 de mayo de
1976, inédito.
5 Ibíd.
19
 LrLIANA DoNzrs
Estos ideogramas, inicio del signo que el niño significará en relación al objeto,
llevan ya su huella y adelantan una simultaneidad: el empleo de lo ideográfico con
el uso que se denomina fonético.
Del seminario de Jacques Lacan, La identificación, extraigo lo siguiente: "Lo
que representa el advenimiento de la escritura es que algo que es ya escritura, si
consideramos que la característica es el aislamiento del trazo, llega a poder servir
para soportar el sonido". Estos primeros trazados comparables a una escritura
ideogramática se estructuran al modo del dibujo en los cuales el cuerpo real
se desdibuja, transformándose en imagen virtual, especular alimentada en lo
imaginario. Cuando pasa a signo fonético el ideograma se desdibuja, el sentido en
el que estaba aprisionado ha empalmado su lazo en lo simbólico.
El niño a propósito de ese algo que es marca, que deviene signo, lee antes que
advierta que los signos portan trazos reducidos recortados en su modulación
sonora. La lectura traca en escritura en un momento situable en el que ya hay algo
para ser leído aun cuando no haya escritura y es "por la inversión de esa relación
de lectura del signo que puede nacer a continuación la escritura que connota la
fonetización".
¿Cuál es el medio de esta inversión? Tan complejo proceso requiere de
operaciones de desplazamiento y de sustitución, razón por la cual el escribir
no adviene en lo inmediato en escrito sino al precio de la metáfora. No debe
sorprendernos entonces que el surgimiento de la escritura y la lectura sea fruto de
las operaciones de la sexualidad infantil, de la castración, eficacia de la primera
vuelta de la estructura.
¿Cuál es la implicación subjetiva del niño en la copia de los signos?
En el escribir inicial, estos signos alfabéticos se instauran en la metáfora en su
límite de origen en el tiempo de conclusión de la primera vuelta de la sexualidad,
es un escribir que aún no esta apropiado por el niño pero cuando esta apropiación
ocurre comienza la chance ya no solo de leer y escribir, sino de escribir algo que lo
identifica, puede usar las letras para decir algo de si, redactar, novelizar, imaginar
un cuento. En un comienzo no noveliza un cuento propio, sino que, alienado
en el campo del Otro, el niño todavía no se apropio de la letra en su devenir
significante.
Letra que invita a un borde. Letra que anidada en lo real se enlaza con los
otros registros. Los tiempos instituyentes nos señalan que el anudamiento es a
20
CAPÍTULO l: CUESTIONES DE ESTRUCTURA
producir y es producto fruto de esos tiempos. Jacques Lacan en el Seminario Los
no incautos yerran, nos comenta: "El niño está hecho para tejer su nudo".[i Para
que los enlaces se produzcan y un sujeto advenga.
Desde la perspectiva de la operación de la metáfora paterna que aporta a la
x indeterminada un nuevo significado al sujeto, el escribir encuentra su soporte
en el predominio de la vertiente simbólica. El emplazamiento de los signos y las
letras en la superficie del plano euclidiano corresponde a ese tiempo de la niñez
altamente simbólico. El escribir se sustenta en la metáfora en su límite y halla su
anclaje definitorio en la función que la metáfora inscribe en la pubertad; tiempo
en el cual el tejido ya es nudo y define la estructura.
El segundo despertar sexual al implicar un viraje en la posición del sujeto,
conlleva un giro en la escritura, letra que pasa al texto del fantasma en la neurosis,
recreando y renovando la combinatoria.
S. Freud señala especialmente esta recreación en la producción literaria, nos
propone en el texto "El poeta y la Fantasía" 7 de 1907, una articulación entre el
juego infantil, primer tiempo del juego que denominaré pulsional, que desarrolló
en el "Capítulo II: La creación y la fantasía". En ese artículo indica que el juego del
niño es el antecedente lógico de la producción poética y literaria, en particular
cuando el fin de la pulsión hace su cauce en la sublimación. Opone así la creación
a la fantasía del neurótico, siendo esta última la otra alternativa en la que puede
desembocar el juego infantil.
La creación y la fantasía están en la desembocadura de las operaciones de la
sexualidad infantil. 8
Juego, marco ficcional en la niñez en el que la fuente pulsional juega el
cortocircuito del encuentro con aquello que falta, mientras lo bordea, modo de la
ficción que enmascara y al mismo tiempo que lo enlaza deja afuera lo real.
En el periodo de la latencia y, particularmente en la pubertad, encuentran
la oportunidad, en algunos casos, de abandonar el juego y sustituirlo por medio
de la creación literaria o musical; allí la letra se multiplica en el camino de la
sublimación.
(i Jacques Lacan: El Seminario, Libro XXI, clase delll de diciembre de 1973, inédito.
7 Sigmund Freud: "El Poeta y la fantasía", en Obras Completas, Ed. Biblioteca
Nueva, Madrid, 1968, tomo Il, pág. 1057.
B Liliana Donzis: Sobre el juego, el poeta y la fantasía, trabajo presentado en las
Jornadas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, 1989.
21
 LruANA DoNzrs
Eficacias de la escritura en la pubertad
"¿De dónde viene el fuego?
El fuego que quema es una máscara,
Si puedo decirlo así, de lo real".
Jacques Lacan. Semirario Le sinthóme
Ana, una púber de quien seguidamente relataré unos fragmentos de su
producción escrita, comenzó a escribir jugando para transformar más tarde esa
producción en otra cuestión, en otra escritura, permitiendo que en tanto letra
escrita fuera borde de goce y frontera abierta a la creación.
La escritura fue para ella letra que quema y también cubierta imaginaria.
Jueves, 11 de noviembre de 1943.
Querida Kitty:
Tengo exactamente el título que corresponde para este capítulo. 'In memoriam'. Mi
estilográfica ha sido siempre para mí una cosa preciosa. La vida de mi estilográfica fue
muy interesante así que la contaré brevemente.
La recibí cuando tenía siete años. Llegó envuelta en algodón ... Había recorrido su
camino, venía de Aix-la-Chapelle, desde donde me la mandaba mi abuelita, mi buena
hada ...
Era la admiración de todos mis amigos. A esa edad escribía las letras que bailoteaban
al compás de una música ajena. Esas letras no eran mías. Aún no decían nada.
A los ocho años la llevé a la escuela ... a los diez mi tesoro se quedó en casa. A los
once en el liceo judío volvió a entrar en funciones con autenticidad, escribía el álgebra
que detesto, las lecciones de historia que tanto amo y también los cuentos que eran
solo un ensayo de los que vendrán ...
A los doce años la estilográfica me siguió al Anexo donde desde entonces ha
galopado como un pur-sang sobre mi diario y mis cuadernos.
En la tarde del viernes salí de mi cuartito para seguir trabajando en la habitación
de mis padres. Abandoné mi estilográfica sobre la mesa. A las seis menos cuarto recogí
todos los deshechos y los tiré. La estufa que en los últimos días casi no tiraba escupió
una enorme llama. Ahora funcionaba bien, eso me alegraba ...
Por la noche, como seguíamos sin dar con ella empecé a creer como todo el mundo,
que había ardido en el fuego. La prueba aquella enorme llama ... En efecto la triste
suposición trocó en verdad. A la mañana siguiente cuando papá retiró las cenizas del
sujetador de la estilográfica, la pluma de oro se había derretido misteriosamente.
... Mi estilográfica ha sido incinerada ... quemada viva en el fuego ...
Firma: Ana
22
CAPÍTULO l: CUESTIONES DE ESTRUCTURA
Escogí esta carta entre más de una centena del diario de Ana, cartas dirigidas
a una amiga imaginaria a quien llamó Kitty. Las mismas fueron escritas en el
transcurso de dos años desde junio de 1942 hasta agosto de 1944. Constituyen un
diario que Ana escribió antes y durante su vida en el Anexo. 9
Ana comienza su diario el12 de junio de 1942, sin conocer que un mes después
se trasladaría al escondite ubicado detrás de lo que fueran las oficinas de su padre.
Su familia tuvo que elegir entre dos decisiones: someterse a la llamada del horror
y el odio o esconderse costara o que costase. De los dos términos de la alternativa
prefirieron el segundo. En un pabellón situado detrás de un patio se instalaron
como ratas en una cueva. Allí, ¿qué pudo hacer? Leer. A esta tarea se consagró,
así como también a escribir su diario y algunos cuentos que Ana menciona: un
cuento de hadas titulado "Eva's Droom" y otro "Cady's Leben". Estos cuentos no
llegaron a nosotros, sin embargo, es posible señalar que la palabra "hada" se
reitera una vez dirigida a su abuela que fue quien le obsequió la estilográfica y una
segunda vez en relación a un cuento que calificó de hadas.
A la espera del fin de la guerra, su refugio -el Anexo- al abrigo de la mirada
del Otro, se convirtió en su salvaguarda, su esperanza y su prisión. Allí escribió
la mayor parte de su diario y este, su diario, fue un Otro que en tanto Otro lugar
le permitió desplegar su palabra. Así lo indica desde el primer renglón: "Espero
confiártelo todo como hasta ahora no he podido hacerlo con nadie. Confío
también en que tú serás para mí un gran sostén ... ".
Compañero imaginario, semejante tal como lo ubica Lacan en el esquema
Lambda, otro que en ese tiempo es para ella un i'a.
Su diario ingresó a la literatura como el testimonio de una niña en tiempos
de guerra. Aspirante a escritora, como ella lo formulaba. Esta niña fue Ana Frank.
El lunes 8 de mayo de 1944 escribe: "Considero como cosa divertida para
escribir en mi diario cada una de nuestras privaciones. Me he propuesto de una
vez por todas llevar una vida diferente a las simples dueñas de casa. ¡Y siento hasta
qué punto esta aventura es interesante! ¿Por qué habría de desesperarme?" 10
No ha sido azarosa la elección del diario de Ana Frank como texto para
interrogar cuestiones referidas a la escritura, en especial al viraje que se opera en
los niños cuando esta adviene, aunque en este texto encontremos especialmente
9 Ana Frank: Diario, Ed. Terra, Buenos Aires, 1966 .
10 Ibíd., pág. 189.
l
23
 LILIANA DoNzrs
el segundo viraje que se produce en la pubertad. Cuando Ana escribe su diario ya
no es una entre otras pequeñas Anas que habrían soñado con frambuesas luego
de una prohibición diurna "de la policía sanitaria", sino una púber transitando el
segundo despertar sexual y, por la torsión que esto implica en la estructura, halla
allí la oportunidad de una transformación de la escritura misma. Esta es metáfora
plena y creación.
En su pasaje a la pubertad Ana, como muchos otros niños escribe, en este caso
sitúa la escritura más allá de sí. En sus cartas es posible extraer de Jo confesional,
lo anecdótico y lo testimonial su posición subjetiva en el entramado en el que teje
sus fantasmas. La entrada a la pubertad la enfrenta a los enigmas del sexo, no sabe
que sabe que su riesgo y su apuesta es, si sobrevive, el encuentro con Jo real del
sexo y por ende la resignificación de la muerte.
En algunas ocasiones parece advertir los engaños a los que conduce el amor.
Escribió un solo sueño en el que se lee de su femineidad incipiente, he allí también
su premura. Sus sueños dicen del amante esperado y de su "diversión", escribir
sobre la privación.
Privación en Jo real que se enlaza a lo imaginario del objeto y que se redobla
en la vigencia de las privaciones cotidianas hasta el límite de lo no soportable.
Su diario, entonces, se ofrece como soporte del despliegue de la palabra, allí
vehiculiza la letra que hace borde y frontera a lo real del hambre, del terror y del
sufrimiento. Borde al goce del Otro que se umbilica en ese punto más allá del cual
es imposible leer; letra en la que y por la cual al mismo tiempo, lo real en ese límite
torna en cicatriz.
Ana despliega sus objetos y la trama de Jo que escribe en Otro escenario, como
en los sueños freudianos en los que el cuidado por la figurabilidad disfraza al
tiempo que revela.
¿Se trata de la misma escena el sueño y este escribir? Por una parte sí, ya que
el sueño es para Freud una escritura cuya cifra como piedra Roseta es a descifrar.
Desde una perspectiva imaginaria Ana escribe para olvidar, incluso para soñar
con un futuro, aunque este sea incierto. Olvida, al mismo tiempo que escribe,
reactualizando aquello que fue trazo y borramiento. Pero no se agota allí la
cuestión ya que su escritura también es ficción, surco por donde se abre paso el
deseo y creación que recoge los frutos de la sublimación.
24
CAPÍTULO 1: CUESTIONES DE ESTRUCTURA
Kitty encarna este Otro al que se dirige, lugar y soporte donde decir y escribir
se enlazan; es a partir de esta apuesta en acto que el borde-litoral del goce puede
virar a lo literal donde el saber se plasma en significante.
En la lectura del diario de Ana advertimos, en algunos de Jos tramos de esta
dramática singular que, lejos de fluir en el carril de la metonimia, por el contrario,
rodea al objeto, Jo cerca, lo viste en las incidencias que la metáfora produce. En
ese preciso punto es en el cual Kitty, aún cuando sostiene su apariencia confiable,
cae en su saber y ya no sabe. Leemos: "Aunque de ello te haya dicho mucho en
realidad sabes muy poco, poquísimo ... "11 • Algo cae, lo imaginario cede su lugar a
la carencia.
Esta frase en el final de una de las cartas provoca una suspensión en su diario.
Retoma el mismo unos días más tarde cuando se reabre la escena traumática. El
escribir en su vertiente simbólica le permite pasar la cuerda en la intermediación
necesaria.
El mundo está trastornado [... ] Personas decentes son enviadas a los campos de
concentración, a las prisiones o todavía tiemblan en las celdas solitarias[ ... ]
El hambre ya no significa nada, las privaciones no son nada comparadas con el
horror [... ] Los visillos de las ventanas nos aislan, pero nuestras voces y las puertas
golpean [... ] Se me ocurrió pensar que ya no estábamos escondidos [... ] Una sensación
me envolvió por un instante, [... ]que tuviéramos derecho a salir [... ]12
Ana expone, escribe sus tribulaciones y recuerdos. Esto tiene consecuencias,
pues es una escritura que da paso a otra escritura; tal como Jo señala 1. La can en el
seminario delll de mayo de 1976.
¿Qué pasó luego con la escritura de Ana?
La última carta a Kitty está fechada el primero de agosto de 1944; cuatro días
después, la Feld-Polizei hizo su irrupción en el Anexo. Todos sus habitantes,
así como dos de los protectores, fueron arrestados y enviados a campos de
concentración.
El Anexo, el Achterhuis -la casa de atrás- fue arrasado, quedaron en el suelo
revueltos viejos libros, revistas y periódicos entre los cuales estaba el diario de
Ana.
En marzo de 1945, ocho meses después de su detención, Ana Frank murió en
el campo de concentración de Bergen-Belsen, dos meses antes de la liberación
11 lb íd., pág. 20 l. =
12 Ibíd., pág. 213.
25
 LILIANA DONZIS
de Holanda. Bergen-Belsen, Treblinka ... y otras modernas versiones vernáculas la
ESMA, el Atlético, la Perla .... fueron la última morada de quienes padecieron el
sufrimiento y el horror.
Eli, una amiga de Ana, fue quien encontró luego del allanamiento el diario de
Ana Frank entre los papeles revueltos. Eli posibilitó y fue el puente necesario para
que esas cartas-lettres pasen.
La aventura del niño. RSI
El psicoanálisis nos invita a considerar la niñez como un tiempo de escritura,
cuyas letras edifican en una arquitectura borromea -Real Simbólica Imaginaria-
el andamiaje en el que advendrá el sujeto.
Freud definió la niñez como un tiempo lógico de la estructura y, asimismo,
delimitó en ella la lógica concerniente a la determinación del objeto. Es gracias a
la eficacia de las operaciones, propias de lo estructurante de la sexualidad infantil
y sostenidas por el nombre del padre, que es posible puntualizar el recorrido entre
pulsión y escena fantasmática en la neurosis cuyo enclave definitivo se halla en la
adolescencia.
En un primer tiempo el niño ocupa en la estructura parental la posición de
objeto de la demanda y es menester que efectúe un recorrido hasta su definitiva
constitución subjetiva. Trayecto que implica un pasaje en el que se mediatiza la
lalarzgue -lengua materna- en el orden simbólico y que conlleva asimismo a la
formación del síntoma, este última no es sin los matices de la versión del padre.
En la niñez, tiempo fundan te del sujeto, se diseña la creación de la escena singular
en la que se escriturará el "destino del ser sexuado".
La clínica nos testimonia en cada caso singular las variables que los niños
despliegan en el campo del lenguaje en el cual opera a su vez el analista; mientras
que sus intervenciones se juegan en lo real. en lo simbólico y en lo imaginario de
las producciones del jugar, del dibujar, del relatar y del escribir que operan como
soportes del decir del niño.
Ante estas consideraciones debemos preguntarnos: ¿Analizar niños implica
formular variantes en la cura tipo? ¿El dispositivo analítico que propuso Freud
para el análisis del neurótico se modifica al intervenir de otro modo el analista,
ya que este juega, dibuja, pinta, etc.? ¿O se trata del mismo dispositivo mínimo
26
CAPíTULO 1: CuESTIONES DE ESTRUCTURA
propuesto por Freud, asociación libre del lado del analizan te y regla de abstinencia
del lado del analista, regulando una sola transferencia?
¿Desde qué ángulo situamos la cura en aquellos análisis en los que las
operaciones de sustitución no se sostienen predominantemente en el movimiento
simbólico? ¿Pensamos del mismo modo la transferencia en la primera vuelta de la
sexualidad o al cabo de ella? ¿Qué aristas recortar en el movimiento transferencia!
cuando aún no se han efectuado los calces RSI del lado del sujeto, sino que se
está tejiendo la estructura? ¿Cuál será entonces el lugar de los padres en la
transferencia?
Una apuesta clínica: de la estructura y el objeto
Hace un tiempo leí en el periódico el nombre de un joven futbolista a quien
había atendido cuando era un niño.
A partir de esta lectura recordé algunos fragmentos de ese tratamiento.
Guillermo en aquel entonces tenía seis años; sus padres se acercaron a mi
consulta pues el niño padecía una encopresis ligera, pero sistemática y pertinaz.
Sus padres no entendían qué podía sucederle ya que "no le hacían faltar nada"
y además era un niño "lindo, bonito y simpático" al que la familia y los amigos
querían y apreciaban. Su hermana mayor no gozaba de estos favores sociales. Ella
solía jugar con su hermano a la "escuelita", ella jugaba a ser la maestra y Guillermo
el alumno "sometido" a las severas normas escolares que se le imponían.
El control de esfínteres cuyos primeros aprendizajes fueron a los dos años
de edad, resultó eficaz ya que tanto el control rectal como vesical se habían
efectivizado. No obstante alrededor de los cuatro años surgieron las primeras
manchitas en su ropa interior.
En la primera entrevista que mantengo con el niño me pregunta:
"Para solucionar mi problema, ¿es necesario que te cuente? ... Si tengo ganas,
pero muchas ganas de solucionar mi problema, pero no te cuento el problema
que tengo ... ¿lo podré arreglar?"
En esta última pregunta leo una solicitud de privacidad, tal vez un intento
de no trasladar a lo público sus excrementos, sino guardarlps, reservarlos en la
intimidad. Es por este sesgo que intervengo y por esta razón no dudo en jugar a
la no exhibición, al no todo se muestra y le acepto que no cuente" su problema".
Luego me propone jugar a las figuritas. Me presta algunas suyas. En el momento
27
 LILIANA DoNzis
de finalizar el juego le propongo un conteo que consistía en contar cuantas veces
ganó o perdió a partir del número inicial de figuritas, descontando las que me
hubo prestado. Es así que mediante un complicado mecanismo de recuento y
arqueo pierde la cuenta.
Surge un resultado provisorio de su" no te digo", por una parte algo se perdió
en la cuenta y por otra parte vale señalar que en la frase mencionada usa la
partícula denegatoria "no" que en este caso puede interpretarse como un no
denegatorio, límite de origen de la puesta en marcha de la represión. Jugando
con Guillermo a que algunas cuestiones se pueden mantener en privado, en la
intimidad, asimismo acentúo la frase: "si tengo ganas, pero muchas ganas", que en
nuestra lengua cotidiana también alude a la fórmula familiar de: "tener ganas de
ir al baño".
S. Freud en el artículo "Sobre las transmutaciones de los instintos y
especialmente del erotismo anal" considera al erotismo anal en la pregenitalidad:
[... )El excremento es, en efecto, el primer regalo infantil. Constituye una parte
del propio cuerpo, de la cual el niño solo se separa a ruegos de la persona amada o
espontáneamente para demostrarle su cariño, pues por lo general, no ensucia a las
personas extrañas. En la defecación se plantea al niño una primera decisión entre la
disposición narcisista y el amor a un objeto. Expulsará dócilmente los excrementos
como "sacrificio" al amor o los retendrá para la satisfacción autoerótica y más tarde
para la afirmación de su voluntad personal. Con la adopción de esta segunda conducta
quedará constituida la obstinación-tenacidad que, por tanto tiene su origen en una
persistencia narcisista en el erotismo anal [... )"
Es posible considerar desde la perspectiva de lo pulsional que en este niño
el excremento implica un elemento electivo como prenda amorosa entre él y
su madre. Tomar la decisión, según el acertado término sugerido por Freud, de
desprenderse de esta cuota de goce requiere de alguna intervención externa al
trato familiar que lo alojaba en la mirada narcsística de su madre o lo entregaba
al sometimiento disciplinado de la ley escolar de su hermana. Su madre parece
ejemplificar a la letra las equivalencias simbólicas planteadas por Freud: niño,
pene, regalo, heces, dinero. En éstas se ha detenido el movimiento. Guillermo
retiene sus excrementos para no sacrificarse ante el amado o los lanza ante el
desafío agresivo-sádico de su hermana.
13 Sigmund Freud: "Sobre la transmutación de los instintos. Especialmente el
instinto anal", en Obras Completas, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1967, tomo!, pág. 999.
28
CAPíTuLo I: CuESTIONES DE ESTRUCTURA
En la tercera entrevista que mantenemos me confía un secreto: "Tengo ganas
de firmar con mi nombre los cheques del banco, como mi papá".
En este caso preciso, desde el comienzo Guillermo discursea a partir de los
bordes erógenos enlazados al significante, de modo precario pues el tejido
simbólico muestra la frágil transparencia de la incipiente marca de la represión.
El niño convoca al padre y de este quiere tomar su firma, un trazo simbólico que
transforme las "ganas" en deseo.
Podemos considerar tanto la faz de la demanda materna en la que este niño
se encuentra retenido en calidad de objeto, como asimismo la faz que propicia el
surgimiento en la estructura del significante del nombre del padre.
En el seminario del 28 de noviembre de 1956, conocido como Las Relaciones
de Objeto y las Estructuras Clínicas, Jacques Lacan cuestiona y critica aquellas
concepciones del psicoanálisis, particularmente aquellas del post-freudismo, en
las que se subraya únicamente la arista de la relación de objeto reducida al vínculo
madre-niño y nos aclara que a la luz de la experiencia analítica no es posible
reducir el falicismo a lo imaginario, sino que es menester articular la estructura
trinitaria, a saber:
En ausencia de la trinidad de los términos simbólico, imaginario y real; no
se puede, al fin de cuentas, sino buscar para reencontrar el origen de todo lo que
ocurre, de toda la dialéctica analítica, no se puede buscar otra cosa que referirse a lo
real-realidad operatoria"
Es decir, la "realidad simplista" que no es sino una realidad achatada.
Observamos que ubica los tres registros de la experiencia analítica, que aun
cuando la idea de real que maneja Lacan en ese tiempo de su enseñanza no se
encuentre elaborada, la misma se presenta en el ternario de registros de la falta.
Expresa en ese mismo seminario:
¿Cómo podemos concebir la manera en la que el niño, varón o mujer es inducido,
introducido en esta discordancia imaginaria que hace que para la madre, el niño
esté lejos de ser solamente el niño, en tanto es también el falo? Es algo que está ahí al
alcance de la experiencia pues pueden desprenderse de ella algunos elementos que
nos muestran, por ejemplo, que es necesario que haya una época de simbolización
para que el niño acceda ahí[ ... ) es de alguna manera en cierto modo directo que el niño
14 Jacques Lacan: El Seminario, Libro IV· La relación de objeto, Ed. Paidós, Barcelona,
1994, pág. 27. 1
~
'1
29
 LILIANA DoNzis
haya abordado el daño imaginario -se refiere a la frustración-, no el suyo sino aquel en
el cual está la madre por relación a esta privación del falo [... ] 15
En esta misma perspectiva Lacan nos transmite que es menester abrir,
reformular la díada madre-niño en tanto polaridad narcisista, pues esta dupla
imaginaria es no solo insuficiente para pensar la estructura sino que en su seno
se incluye la tríada en tanto concierne también al falo y por esta vía se abre a lo
simbólico. Estructura triádica que en verdad es cuaternaria. Perspectiva que desde
diferentes variables Lacan mantiene a partir precisamente de este seminario. A
esa altura de su enseñanza localiza cuatro lugares: Madre, niño, falo y función
paterna.
Es por relación a los tres registros de la falta: castración, frustración y privación,
que Jacques Lacan pone de relieve el peso freudiano de la castración simbólica,
cuyo efecto, la deuda simbólica, subraya asimismo la deuda por el nombre. La
frustración revela esa tensión fundamental entre la madre y el niño y es en esa
tensión donde Jacques Lacan localiza el origen de lo simbólico, el símbolo es el
concepto preciso que articula.
En el seminario del 12 de diciembre de 1956 ubica lo simbólico del lado del
niño. "La madre es otra cosa que el objeto primitivo y por otro lado conforme a
la observación, no aparece como tal desde el principio. Freud señaló bien que
aparece a partir de estos primeros juegos" 16 • Es posible subrayar en este párrafo
que la madre no aparece en el campo de la subjetividad del niño sino a costa del
juego.
Ahora bien, esto no nos indica que la proposición contraria sea verdadera.
Lacan agrega en esa misma reunión:
Esta cupla presencia-ausencia, articulada en forma extremadamente precoz
por el niño, es lo que caracteriza, connota la primera constitución del agente de la
frustración, en el origen la madre[ ... ] Esta es llamada cuando está ausente, expulsada
segün el mismo registro [... ] Que esta escansión esencial del llamado es algo que no
nos da, bien entendido, desde el principio, todo el orden simbólico, pero nos muestra
de ello el comienzo"
El origen de lo simbólico marca un tiempo fundan te y fundamental. Pero este
simbólico no concierne aún al síntoma como cifra y descifrado, aún más, este
15 lbíd., pág. 28.
16 Jbíd., pág. 43.
17 Jbíd.
30
CAPÍTULO 1: CUESTIONES DE ESTRUCTURA
simbólico se diferencia nítidamente del síntoma. Lacan retoma esta distinción
entre el símbolo y el síntoma veinte años más tarde en el seminario que trabaja a
]oyce, en 1976. El simbólico originario que Lacan trabaja en el Seminario de 1956,
nos indica el orden de potencia que porta la madre en la operación de frustración,
es de notar que es por el carril de la frustración que la madre pierde un quantum
de realidad- Wirklichkeit: realidad operatoria- pérdida que permite la efectuación
de un pasaje, la madre como tal se desustancia/iza y deviene lugar materno por
una reversión en la posición en la estructura, esta pura potencia es la condición
imaginaria del don en tanto instala por una primera donación el circuito de las
demandas objetales, no necesariamente reales, que se ofrecen a la satisfacción del
niño, estas están marcadas por el Otro, se trata de objetos simbólicos cincelados
por el juego presencia-ausencia, y no por lo radical de la falta. Este origen de
lo simbólico y el símbolo nos permite distinguir una diferencia respecto de la
producción del síntoma, que si bien concierne al registro de lo simbólico, implicará
otro momento lógico en la estructura e implica: el pasaje por la castración y los
efectos nominantes del padre.
No podemos dejar de resaltar el esfuerzo que realiza Lacan cuando comienza
a destacar la estructura de la trinidad y su operatoria en la experiencia analítica,
trinidad de registros que recorrerá el conjunto de su obra y que plasma finalmente
por vía del nudo que resulta de tres anillos anudados por un cuarto, operación
cuyo resultado es una cadena borromea. El cuarto nombre del Padre, nomina a
los otros tres.
Guillermo delinea en los primeros tramos de sus entrevistas esta vocación al
padre. Identificar su firma, reconocer su nombre en el patronímico marca la ruta
que intentará transitar en vías a la conquista del trazo que hará marca significante.
Guillermo quiere una firma que se escriba en papel y no en el agua.
En el trabajo analítico algunas letras alcanzaron para que su encopresis se
transforme, reordenando el juego pulsional abrevado en el otro materno y que
en parte promovía este padecimiento para el niño. Este enclave entre imaginario
y simbólico, pero anudado con lo real permitió la emergencia del síntoma en
calidad de formación del inconsciente, anudando los efectos nominantes de la
función nombre del padre. A partir del calce de registros y de sus incidencias
Guillermo se destrabó de la mirada fascinadora y fascinada de la madre. Dicho
de otro modo, no bastó en su análisis considerar el lugar que parecía ocupar en
31
 LILIANA DONZIS
el fantasma materno, sino que para salir de allí fue necesario integrar una firma,
una grafía paterna.
La partícula negativa en la frase que pronunció en la primera entrevista como
fórmula incipiente de la puesta a punto de la represión nos indica el tiempo
constitutivo en el que el niño se ubicaba respecto de la castración y la dimensión
fálica.
Reflexionar sobre Jos efectos nominantes del nombre del padre permite
efectuar un reconocimiento de las lógicas diferentes que Lacan trabajó a Jo largo
de su enseñanza ya que la formulación de la trinidad RSI no nos alcanza para
indicar este camino. Dicho de otro modo, considerar la cura a partir de la trinidad
real, simbólico e imaginario, los tres de Lacan según la lógica del seminario de
1956, es insuficiente ya que los registros se encuentran subsumidos bajo la
primacía de Jo simbólico, están propuestos como tres que no hacen trenza sino
cuadro de triple entrada para trabajar los tres registros de la falta rotando cada
uno de los elementos, a saber el objeto, el agente y el efecto de la operación.
Lacan anticipará en el seminario conocido como Les non dupes errent, juego
homofónico que en lengua francesa puede leerse como "los no incautos yerran",
así como también "Los nombres del padre-les noms du pere". Pronuncia una frase
enigmática, nos dice: "El niño está hecho para tejer su nudo ... Es admirable que
Freud lo haya intuido ... ". Su interrogación nos conduce a una serie de reflexiones
sobre la estructura y el papel que presta la infancia en esta escritura, ya que la
estructura del sujeto será entendida a partir de aquí corno una operación de
escritura en la que no es posible priorizar un registro sobre otro, por el contrario
nos plantea que las tres cuerdas, tres consistencias por efecto de la presentación
borrornea se mantienen indisolubles en la neurosis.
En los tiempos liminares de la infancia la arquitectura de cadena borro mea se
encuentra en estado incipiente. Este trenzado concierne a la principal aventura
que experimentan Jos niños, aún sin que Jo adviertan se juegan a cara o cruz en la
determinación de la estructura al amparo del sostén de las funciones parentales.
Repensar la clínica con niños desde el trenzado RSI nos permite precisar de
otro modo las funciones parentales en la estructura y el recorrido que se efectúa
implica la consideración del cuarto nudo, pere-versión que deja una marca que
concierne al padre, que en los tiempos primeros de la infancia puede dejar la
impronta que hace coto a la incestuosidad materna. La posición de objeto en el
32
CAPíTULO I: CuESTIONES DE ESTRUCTURA
fantasma materno no es la única arista a considerar, ya que deberá entramarse
a otra lógica, la del enlace borromeo que teje de otro modo el significante del
nombre del padre.
Este trenzado asimismo conduce a ubicar el síntoma como formación del
inconsciente, que según he verificado en el trabajo con niños es ubicable, en su
estructura mínima, generalmente a partir, en los inicios del tiempo lógico de la
latencia.
Ahora bien, decir la estructura es una escritura, ¿qué lógica entraña?
En principio se trata de una estructura concomitante al lenguaje, estructura
fonológica que no se subsume al sonido. Tomo en este ángulo lo planteado por el
Dr. Carlos Ruiz, quien nos ha transmitido que vale considerar los fonemas como
combinatorias y juegos algebraicos de lenguaje. Carlos Ruiz en su texto "Función
del Escrito" plantea:
1... ]En el Seminario XXIII, Lacan nos hace mirar hasta deslumbrarnos, es decir
enceguecernos, el milagroso tejido lineal de Joyce. En él podemos ver (ya que estamos
ciegos) motas, puntos corridos, agujeros mal zurcidos 1... ] Pero el incomparable
oficio de Joyce puede hacernos creer que aquello de lo que Lacan habla se resuelve,
con más o menos maestría, en una escritura lineal que no nos cuestione nuestro
saber lingüístico 1... ] Precisamos subrayar la distinción entre el escrito como resto y la
escritura como lo que produce lo que no cesa de escribirse. 1"
La escritura como necesaria y aun cuando parezca tautológico vale agregar
que en la escritura, el no cesa de escribirse le incorpora un continum temporal
cuyo tope es lo real.
Sigue la cita del texto de C. Ruiz:
1... 1 En el Seminario Oil Pire Lacan se defiende de la acusación de que confunde
significante con letra, diciendo que hay dos usos de la letra: en lugar de un significante
que retorna y en lugar de un significante a la deriva.
1... 1 Creo que como salida de lo que propongo como impasse, en el final del
seminario XX, al presentar los redondeles de hilo, Lacan afirma 1... 1que la presentación
de nudos es una escritura e insiste en mostrar por qué 1... 1 la escritura nodal reemplaza
la escritura lineal! ... 1Y al final del seminario la distingue de esa otra escritura que es un
precipitado de significante 1... 1 Me parece que la función del escrito es una respuesta
a la presentación del cuerpo en relación al goce 1... 1 Será necesario otra escritura; su
desarrollo va a pasar por reconocer en lo imaginario la consistencia del cuerpo y eso va
a llevar a la escritura borromea.
18 Carlos Ruiz: Función del escrito, inédito (hay copia en la biblioteca de la EFBA).
33
 LILIANA DONZIS
En la niñez se trata de tiempos lógicos dependientes del lenguaje, de
operaciones que se producen o no y de las que solo a posteriori y por los efectos
producidos encontraremos sus huellas. En otro texto, definí la niñez como un
momento lógico en la producción de la pulsión, en la determinación del objeto.
Destaco ahora, la niñez como aventura no garantizable, ni anticipable del armado
y calce RSI. Tres que se escrituran y se inscriben en diferencia por vía del padre.
Cuarto nominante, padre que nombra, nombres del padre.
Considerar esta construcción, constitución del sujeto teniendo en cuenta
esta dimensión nos aporta algunas eficacias a la hora de repensar símbolo y
síntoma. El nombre del padre divide síntoma y símbolo y respecto del niño, aclara
una cuestión: en tiempos primordiales el síntoma no es legible, en cambio sí es
ubicable la cuerda simbólica. No todo el saber -S2- es síntoma. Si lo simbólico
agujerea lo real por vía del significante, en su seno el nombre del padre, esa
versión del padre que llamamos síntoma, permite no solo que cada cosa tenga
nombre sino que uno por uno adquiera nombre propio.
¿Qué implica que un niño en algún momento no solo escriba su nombre
sino que también encuentre en su propia firma un trazo que lo singularice?
¿Qué implicancias tiene para un niño que se requiera del trazo de una firma del
padre para un trámite en alguna instancia escolar? ¿Qué efectos tiene ese trazado
altamente simbólico? ¿Y qué consecuencias entraña que el padre no se oferte en lo
cotidiano y deba el niño inventarse letras que mitiguen esa clase de error?
Aventura, ventura u horror del niño. Si se trata del horror que es de lo real, ¿qué
letra mitigará su destino? Horror que a diferencia del síntoma fóbico de Juanito
ligado al goce del padre y que se demuestra cuando puede trazar su trazo, de aquel
destino que lo conmina a Schreber a estrellarse cuando interpelado por el otro
debe trazar su firma.
Será necesario avanzar desde la función paterna a los nombres del padre y
plantear una clínica que no se agote en el fort-da, ni en la angustia.
Guillermo, el niño del que les comenté la breve viñeta del inicio del presente
capítulo, en su búsqueda de un lugar en el mundo efectuó un pasaje desde la
mirada envolvente de su madre, a situarse en otra posición cuya firma implica
una deuda por el nombre.
34
CAPíTULO I: CuESTIONEs DE ESTRUCTURA
Alguna vez en sesión dijo: "No quiero que me digan lindo, prefiero que me
llamen rufián". Luego pudo situarse como uno entre otros. Hoy pasados algunos
años, su nombre juega su juego.
Inscripción del origen. Origen de la diferencia
El Zohar o Libro del Esplendor19 , escrito en España durante el siglo XIII y
atribuido a Moisés de León, forma parte de la tradición hebraica escrita, sitúa
"La Torá" y es tanto una fuente para la religiosidad como para la lectura e :il
interpretación de la cábala. En "La Torá", como en el libro de El Zolzar, la palabra .:
!l:
y la letra son elementos primordiales. Nombrar, dar nombre, equivale a crear, l¡'i
lt
il
combinar y permutar letras de determinado modo; abre asimismo la posibilidad
de sondear los misterios de la creación, de las relaciones entre los hombres, la
sexualidad, el origen ...
La Cábala es esa vertiente de la tradición mística del pueblo judío que surgió en
Provenza en el siglo XII, fruto de los incesantes conflictos religiosos que azotaron
el occidente cristiano durante el siglo XI, entre los que se destaca el catarismo.
Llegó a la península ibérica a través de los judíos catalanes que estudiaron en las
escuelas talmúdicas occitanas. Gerona fue el primer centro en tierras hispanas
donde se desarrolló 17 • Todos los cabalistas posteriores han colocado al Zohar a la
misma altura que el Talmud.
La letra creadora
Está escrito "En el principio" -Génesis l.l- Rabi Amnuna Sava, el abuelo, dijo:
'Encontramos en las primeras palabras del Génesis una inversión de las letras
iniciales. Así las dos primeras palabras del Génesis tienen como inicial la letra Bet
y recién después de ellas la letra Alef'". "Bereslzit hará Elolzim et... "20 •
Prosigue el abuelo relatando en el libro de El Zolzar. "Cuando el innombrable
creó el mundo, las letras ya estaban ocultas desde hacía más de dos mil años, más
se presentaron ante Él en un orden inverso.
19 Gershom Scholem: El Zohar. Libro del resplandor, Ediciones Obelisco, Barcelona,
1996, págs. 49 y 54.
20 Ídem.
35
 LILIANA DoNzis
"Fue la letra Tav la primera que se presentó diciendo que si fuera su deseo, el
de ÉL, 'sírvete de mí para crear el mundo, hazlo pues yo soy el final de la palabra
emet-verdad'. Él le respondió que no la tomaría pues esa letra se relaciona con la
muerte, ya que ella es también la letra final de mavet-muerte" 21 • En El Zohar hay
un llamado del editor en e~te párrafo que vale citar por su valor aclaratorio: "Alef
y Taf son efectivamente la primera y la última letra del abecedario hebreo. Son
símbolo de la totalidad de la ley del principio y del fin. Esta idea penetró asimismo
en el alfabeto griego con los símbolos del alfa y omega". 22
Fueron pasando cada una de las letras a las que EL creador no les concedió
el privilegio de establecerlas como la primera letra de la primera palabra de la
creación. Cuando le tocó el turno a la segunda letra, Bet, anteúltima en sentido
inverso, la letra Bet dijo: "Si fuera tu deseo servirte de mí para realizar la creación
del mundo hazlo ya que soy la letra inicial de la palabra baruj-bendición". Bet fue
la elegida, según versa El Zohar, para servirse de ella como base de la obra de la
creación. La letra Alef se quedó en su sitio sin presentarse. Mas le dijo luego, el
creador a Alef, ya que esta letra había sido la única que no se presentó ante él, que
ella tendría su compensación pues sería la primera de todas las letras y Él mismo
encontraría en Alef su unidad. "Serás la base de todos los cálculos y de todos los
actos producidos en el mundo, y nadie podrá encontrar la unidad de nada si no
es en la letra Alef." 23 Letra primera sin sonido, muda e impronunciable como lo
es para los hebreos el nombre del creador. Al menos uno, un nombre en este caso
que es indecible, aunque pueda sustituirse por otras letras que lo nombren, por
ejemplo Creador, Señor, El bendito, etc. En hebreo comienza con alef la palabra
Elohim, modo en que se escribe en la Torá el nombre del creador.
Jorge Luis Borges, escritor argentino, pareció no desconocer lo planteado en
el libro del Zohar respecto del valor de la letra alef como unidad y diferencia.
Asimismo, la abordó como tema y como práctica escritura! en aquello que la
letra brinda en su infinito juego de azares. En su libro Ficciones, en el cuento
llamado "El aleph" 24 presenta y desarrolla una ficción, la de un hombre llamado
Carlos Argentino, que descubre en un subsuelo el punto más pequeño e infinito,
21 Ídem.
22 lbíd.
23 lbíd.
24 Jorge Luis Borges: "Ficciones", en Obras Completas, Emecé editores, Buenos Aires,
1989, tomo l.
36
CAPÍTULO I: CUESTIONES DE ESTRUCTURA
muestra absoluta de la finitud y de la ilimitada y pura divinidad, espejo y mapa
del universo. Pero este ser de la enteridad, el espejismo y el deslumbramiento
incidía en nuestro Carlos Argentino que parecía volverse loco de una locura no
clasificable en las nosografías clásicas. La soberbia de Carlos Argentino producida
por su encuentro con la piedra de la locura lo llevará a imaginar todos los mundos
posibles. En "El Aleph" convergen para él todas las luces, todos los silencios y
también sus músicas.
Borges parece avanzar en su relato del mito del origen relatado en el Génesis al
resultado que porta el mito bíblico de la Torre de Babel, ya que va desde la eficacia
que implica la inscripción de la diferencia en la combinatoria de letras hasta la
inevitable multiplicidad de lenguas.
Si "El Aleph" contiene todos los mundos posibles que alguien quiera y pueda
imaginar, "El Aleph" de Borges conlleva una arista propiamente simbólica, ya
que contiene las letras de las lenguas y sus literaturas menos al Aleph mismo. "El
Aleph" acribilla la pieza, descompletando el conjunto que supo engendrar. Dicho
de otro modo, cada lengua funda un conjunto de mundos posibles y de geografías
de la memoria. La cartografía de cada quien conjugará en lo subjetivo singular la
variedad y vastedad de sus mutaciones. Pero no es todo, pues cada quien -como
bien lo dijo Borges en boca de su personaje Carlos Argentino- busca en su alfabeto
vivo el Aleph que lo causa.
La torre de Babel
Este apartado también puede titularse de lo Uno a lo múltiple y del conjunto
al elemento singular. El Uno con mayúsculas, Uno totalizador, es al mismo
tiempo un Uno de una unidad imposible, pues en la perspectiva que nos ofrece
el psicoanálisis, por los efectos que la castración aporta en la estructura del
lenguaje, éste se inscribe inevitablemente en una desarmonía radical, hiancia que
le permite situar a La can desde la perspectiva de la lógica de G. Fregue, que no hay
universo del discurso, ni metalenguaje, ni convergencia que se asiente sino en el
desencuentro que es de estructura.
La Torre de Babel es en este sentido una posible metáfora para designar lo
imposible de la construcción de una unidad convergente del Todo Uno, mientras
que asimismo Babel demuestra que a partir de un inicio que no elude la ilusión y
por eso mismo no es ajeno al deseo de quienes lo formulan, se pueden inscribir
37
~--~
LruANA DoNzrs
historias de y en lenguas diferentes. Compartir escrituras indica la chance de la
variedad de lecturas que puedan surgir.
¿Es posible plantear el trabajo de las diferentes experiencias sin creer por
ello en un feed-back como garante de la inter subjetividad que es en sí misma
indemostrable? No obstante puede resultar propiciatorio intentar una práctica
desde las diferencias, incluidas las diferencias entre cada lengua. Cuestión que
conlleva el pago de un precio cuya moneda se contabiliza en la pérdida que trae
aparejada la traducción de lengua en lengua, pues también observamos que en
la traducción se juega en lo real algo de lo intraducible de lo real mismo de cada
lengua.
Transitar la experiencia no es sin el costo que impone la caída de los dioses,
advertidos que no hay ideal que se sostenga ni siquiera en el texto bíblico, pues
el mito de la torre de Babel denuncia, de un modo elíptico, que hasta el cielo no
se puede ni se debe llegar. En el Seminario XI, Jacques Lacan, parafraseando a
Nietzsche, dice: "Dios no ha muerto, es inconsciente". En esta sola frase derrite el
nihilismo nietzscheano y coloca en el lugar de la revelación y la verdad aquello que
el psicoanálisis supo desde Freud en adelante concerniente a la transmisión de la
cultura, que desde la representación freudiana al significante lacaniano muerde
en acto la letra, es en lo que se dice, en lo que se escucha y en lo que se escribe del
equívoco por donde el inconsciente nos sigue deletreando, en el recorrido de un
análisis y con mejores razones cuanto más se avanza en la cura en la que lo real
patentiza lo irremediable: Dios ha muerto.
Es así que el Uno totalizador, tan caro a los griegos es puesto en jaque por el
descubrimiento freudiano. En este punto vale la prudencia, pues la historia del
pensamiento de Occidente indica también que este jaque no solo lo produjo el
psicoanálisis.
Volvamos a la torre de Babel, mito que concierne a la idea, a la ilusión del
hombre de componer una unidad, una totalidad hablante y lingüística. Siguiendo
al Zohar podemos decir que Babel en su origen es la búsqueda de la unidad tanto
de las cosas como de sus nombres, pero lo interesante es que en su término surge
la diferencia. En la pretensión de la unificación se produce la dispersión y se
engendra el malentendido. La paradoja que encierra es que parte de la búsqueda
de lo Uno para atravesar la confusión que trae lo múltiple, inscribiendo en el
equívoco la aparición de las diferencias.
38
CAPÍTULO I: CUESTIONES DE ESTRUCfURA
El movimiento es desde el Uno unificante, del todo Uno al uno contable. Es
sumamente interesante lo que aporta la lectura de la escritura Bíblica del mito
fundacional de las lenguas y de los equívocos. Sigamos la lectura que nos propone
la Biblia editada en español por Siga!, cuya traducción es de León Dujovne:
Y era toda la tierra de una misma lengua y de unos mismos vocablos.
Mas emigrando aquellos desde Oriente, encontraron una llanura en tierra de
Shin'a.r y se establecieron allí. Y dijeron uno al otro: 'Vamos hagamos ladrillos y
cozámoslos al fuego'. Y sirvióles el ladrillo de piedra y el asfalto-alquitrán, brea-de
argamasa.
Y dijeron 'Vamos edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al
cielo (y hagámonos un nombre). para que no nos dispersemos sobre la faz de la tierra.'
Y el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos del
hombre.
Y dijo el Señor: 'He aquí, son un solo pueblo y tienen todos ellos una misma lengua;
y éste es el comienzo de su obra; y ahora nada les será estorbado de cuanto intenten
hacer.
Vamos, descendamos, y confundamos allí su lengua, de manera que nadie entienda
el habla de su compañero.'
Y así el Señor los dispersó de allí sobre la faz de toda la tierra; y cesaron de edificar
la ciudad.
Por eso se la llamó Ba-vel. porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra;
y de allí los dispersó el Señor sobre la faz de toda la tierra y los diferenció según su
lengua y su nombre}'
Durante largo tiempo, relatan R. Graves y R. Patai, se creyó que la alta torre
de Birs Nimrud era la torre de Babel. Cuando se descifraron las inscripciones
cuneiformes se comprobó que ésta era la torre de Borsippa y se convino que la
torre de Babel debió situarse en Babilonia. Por otra parte, la tradición bíblica que
ubica a Babel entre las ciudades primitivas como las de Erech, Akad y Calné no
ha sido refutada. Asimismo en dichas regiones fue posible excavar y encontrar
"zigurats", construcciones que cuentan con escalinatas y que se edifican una
sobre la otra en diversos momentos históricos. Dada la multiplicidad y cantidad
de "zigurats" existentes en la zona de Persia y medio Oriente, no hay pruebas que
estos "zigurats" correspondan a Babel.
25 Genésis 10-11
39
 LrLIANA DoNzrs
Babel proviene de Balal-confundir. En su forma akadia remite a Ciudad de
Báb-Ili-Puerta de Dios.
Babel implica la búsqueda de un UR-primitivismo o lengua primigenia de
la cual se deriven las otras. También implica la búsqueda del UR, Urfater, padre
primitivo.
Algo de la clínica de niños
El padre es sostén de la religiosidad en los niños.
En los tiempos de la niñez surge la creencia religiosa de la mano y en solidaridad
con la atadura amorosa al padre, cruce simbólico-imaginario, por efecto de la
función paterna y el deseo del Otro, para la ocasión la madre. La religiosidad
infantil se torna necesaria y no contingente pues tiene como función acotar goces
incestuosos, mortíferos y aun ambos yuxtapuestos. La niñez es un tiempo de
instalación del amor al padre, de una versión necesaria para que el sujeto pueda
servirse de él. Será una cuestión ulterior a la infancia misma, si prescinde de él.
El mito de Babel indica un ángulo de la expectativa infan ti!, construir una torre
tan alta como se pueda para llegar al cielo, para llegar al Padre, Dios en tanto padre
en el camino a la neurosis. Freud no dejó de indicar entre los avatares estructurales
de la niñez las diferentes vertientes del padre; del amor a la crueldad. Desde el
Ideal al Superyo. El trazo de lo simbólico en la identificación al Einziger Züg y la
identificación a lo real en la incorporación primaria.
Los Dioses son de lo real, recordaba Lacan, si lo real es la abolición de material
significante, imposible lógico en tanto no cesa de no inscribirse.
¿Cómo acceder a Dios? ¿Es acaso accesible a la conciencia cotidiana sino
por efecto del bramido de la voz del Superyo? Incluso en las teorías sexuales
infantiles, operadas desde lo apaciguante o lo amenazador, los niños tratan de
lograr acuerdos y convenios con el nombre de Dios y juran en su nombre portarse
bien, nunca mal.
La iniciación religiosa conlleva en sus usos y costumbres determinados rituales
que en ocasiones, como lo señaló Freud en el historial del Hombre de los Lobos,
resultan de mortificaciones varias y velan como síntoma la verdad.
Los niños creen en la existencia de Dios y sitúan por sus apremios uno de
los modos de la garantía del Otro. Su reconocimiento garantizará la pantalla
que vela lo real de la falta del Otro. El ungimiento de los dioses para los niños,
40
CAPÍTULO 1: CuESTIONES DE ESTRucruRA
específicamente para los latentes, indica una primera salida del regazo de los
padres y es de hecho un primer velo a la presencia real de estos. La condición
paterna se traslada del padre a Dios y a todos los santos, vírgenes y estampas que
pueden resultar Juego en muchos casos contingentes, o bien olvidables, o bien
necesarias en algunas posiciones fantasmáticas.
Algunos niños plantean una identidad de palabra y letra, en consecuencia una
sola lengua es posible y en ella la linealidad del mensaje se produce sin alteración,
ni equívoco. Ópticas infantiles que sustentan el mito de la construcción de la
torre de Babel sostenida en una lógica en la cual hay relación sexual. Es así como
también sostendrán "que los nenes se entienden perfectamente con las nenas" 26 •
Esta lógica infantil se valida en peripecias cuasi mágicas que nos recuerdan los
espacios propuestos por la geometría proyectiva del caucho que elastizan el
espacio para retornarlo sobre sí mismo y volverlo a voltear como lo hace y dice
Alicia en el País de las Maravillas.
La Torre de Babel puede ser, en este último sentido, un juego de niños en el
cual los seres parlantes construyen una pirámide, "tan bien hecha", fuertemente
construida sobre bases de ladrillos y argamasa, que les permitiría reunirse
jubilosamente en esa mansión, dit-mansion, para bailar y cantar evitando que las
diferencias se instalen.
El psicoanálisis nos ha enseñado, tanto en la clínica con niños como con
neuróticos, que es por vía de la operación de castración en lo simbólico -falo
simbólico- que operará la chance por la cual el lenguaje surgirá como falla y
cobrará otra dimensión. En la niñez solo se opera en una primera vuelta, en la
misma el falo imaginario será el operador, que en más o en menos cursará lo
posible de esta primera tramitación de la falta, aportando el surgimiento de una
lengua encarnada.
Es por el carril del padre simbólico que en /alengua se produce una eficacia,
el corte que inaugura una nueva red significante, alimentado en el pas de sens,
sinsentido y paso-pase de sentido nuevo. Dicho de otro modo, "... el significado
fracasa como fracasa el intento de una traducción completa de una lengua en otra
26 Jorge Fukelman. Clase dictada en Hospital Español de la Ciudad de Buenos Aires.
Octubre de 1994. Ciclo La estructura del sujeto en la infancia. Desgrabada por el Equipo de
Niños de dicha Institución. De distribución Interna.
41
 LrLIANA DoNzis CAPÍTULO 1: CUESTIONES DE ESTRUCTURA

lengua ... "27 • En tanto el excedente de la enunciación -por el acto que le concierne- Jorge Luis Borges en otro cuento del libro Ficciones, titulado "La Lotería de
corresponde a un real de la lengua misma, no a un real de otra lengua, y en ese Babilonia" escribe precisamente sobre lo azaroso de la letra y del número, así
sentido fracasa la posibilidad de una suerte de entendimiento total entre lenguas. como también menciona que si bien hay en lo fundante, en lo originario una
La lengua concierne a una transmisión, transmisión que lleva un germen: necesariedad de la letra para nombrar lo primero, para inscribir la primera vuelta,
la letra, soporte material del significante, como asimismo arrastra ese algo luego jugará su juego y sus apuestas en contingencias de pesadumbre o en el
desprovisto de toda cualidad que hace peripecias entre significantes. Letra orilla ligero movimiento de un sueño.
entre saber y goce. Entre Simbólico y Real, lúnula que no es ajena al enlazado del Cito a Jorge Luis Borges:
síntoma. La lengua implica que se produce esa transmisión en la que operó la falta Como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul; como todos, esclavo;
y la falla. No hay /alengua sin error de escritura. también he conocido la omnipotencia, el oprobio, las cárceles [... ] Miren: por
este desgarrón de la capa se ve en mi estómago un tatuaje bermejo: es el segundo
La clínica psicoanalítica, especialmente con niños, nos permite al menos
símbolo, Beth. Esta letra, en las noches de luna llena me confiere poder sobre los
provisoriamente presentar la letra como combinatoria de las letras transmitidas
hombres cuya marca es la Guimel, pero me subordina a Jos de Aleph, que en las
por la pareja parental. Campo plural en el cual una sola sombra produce un caudal
noches sin luna deben obediencia a Jos Guimel [... ]
de combinaciones que por su extensión y número invita a entrar en los recónditos
Durante un año de la luna, he sido declarado invisible: gritaba y no me
laberintos del saber -S2-, tematizada en la querella perenne de las palabras y las
respondían[ ... ]
cosas. Así en cada análisis singular se puede rastrillar el linaje de la palabra, que
Soy de un país vertiginoso donde la lotería es parte principal de la realidad:
no es sin equívoco: L'un bevue.
hasta el día de hoy, he pensado tan poco en ella como en la conducta de los dioses
La confusión de las lenguas, Lacan lo nombró l'elangue, elongación de una
indescifrables o de mi corazón[ ... ]
lengua en otra. Las lenguas se elongan para traducirse una en otra.
[ ... ] es indiferente afirmar o negar la realidad de la tenebrosa corporación (de
Lo problemático de la suposición de una sola lengua es que ésta acarrea formal
loterías), porque Babilonia no es otra cosa que un infinito juego de azares [... ]28
y prácticamente que cada acto de palabra y su conjunto son automorfos. De este
modo mencionó Jacques Lacan en "Palabras sobre la histeria", conocida como la
Conferencia de Bruselas, pronunciada el26 de febrero de 1977, a la identidad de
estructura como una identidad imposible por este sesgo postula que la castración
no es auto morfa y por ende que opera en el aprendizaje y uso de la lengua, salvo a
riesgo de graves alteraciones en un sujeto.
No hay todo sino acribillado pieza por pieza. Castración del Otro y su correlato
subjetivo anuncian de algún modo que si de psicoanálisis se trata, los dioses son
de lo real y que en su caída, la de los dioses, dejan caer ese poco de sentido que los
elevaba ligeramente de la mediocridad que también les es inherente.
En los nombres del padre se perfila no solo el dios de los niños, sino el que
marca la trama en la operación significante, inscripción de origen que conlleva lo
real como contingencia del azar. Contingencia que deviene, en el a posteriori de
un momento que fue anteriormente necesario, cuando fue fundan te.
28 Jorge Luis Borges: "La lotería de Babilonia", Obras Completas, Emecé editores,
27 lb íd. Buenos Aires, 1989, tomo!, pág. 456.

42 43
 CAPÍTULO 111
UN LIGERO DESPERTAR

Psicosomáticas. Escritura sin lector

"El hombre piensa con ayuda de las palabras
y es en el encuentro entre las palabras y su cuerpo
donde algo se esboza ... en la palabra reside el asidero del inconsciente,
allí se sustenta el síntoma" 67 •
Jacques La can, 1976, "La conferencia de Ginebra" en Intervenciones y textos 2.

Esta frase de apariencia sencilla pero de innumerables consecuencias,

fue pronunciada por Jacques Lacan en la ciudad de Ginebra en 1976. En esta
conferencia La can -entre otros temas- responde la pregunta por lo psicosomático,
acentuando una distinción: el fenómeno psicosomático no es equiparable al
síntoma, entendido este último en sentido estricto.
De hecho la clínica nos testimonia que en el desciframiento del síntoma
en la neurosis la legalidad del significante opera, mientras que en el fenómeno
psicosomático la apelación al significante no produce las mismas eficacias.
Podemos preguntarnos, por una parte, qué acontece en aquellos pacientes que
sin ser ajenos a la estructura de la neurosis, es decir con producción sintomática,
al mismo tiempo presentan trastornos que, alojados en el cuerpo, reconocen una
economía de goce diferente. Vale preguntarse, complejizando la pregunta por
estos trastornos en la niñez: ¿tiene el mismo estatuto lo psicosomático en el niño
de los tiempos instituyentes o en la latencia?

67 Jacques Lacan: "La conferencia de Ginebra", en Intervenciones y textos 2, Ed.

Manantial, BuenosAires,l988, pág. 115.

93
 LILIANA DONZIS
Centremos estas consideraciones partiendo de una perspectiva del síntoma.
Este último -La can dixit- es la lengua de la represión, vela y revela lo inconsciente,
cifra algo de goce, goce fálico, mientras que se ofrece al desciframiento, se da a
leer.
El campo de la clínica con niños es heterogéneo, en él se reparten diferencias y
tiempos. ¿Se trata del mismo niño en el tiempo de las operaciones fundantes que
en el tiempo de la latencia, entendida desde la óptica freudiana como cicatriz del
Edipo?
En tiempos instituyentes, cuando aún la circularidad de las operaciones
originarias de alienación y separación no han culminado y no se ha efectuado en
la estructura la torsión de retorno, el síntoma como retorno de lo reprimido aún no
es reconocible. La pregunta por el deseo del Otro no señala la incidencia radical de
la falta en el plano subjetivo del niño. Este aun no ha tramitado el deseo del Otro
en el orden simbólico, sino que yace como lengua materna -lalangue-, alimentada
en lo imaginario. Ante esa indisponibilidad provisoria de tramitar el significante
del nombre del padre, en algunas ocasiones, la respuesta del niño que se viabiliza
a través de la angustia o del padecimiento, que generalmente se aloja en el cuerpo
antes que en una escena. El cuerpo pasa a primer plano. Precisamente en el primer
tiempo de la niñez, uno de los motivos de consulta más frecuentes son los bronco
espasmos y las afecciones en la piel sin que encuentren solución ni justificación
desde la terapéutica y el discurso médico. Los vómitos a repetición -funcionales-,
las anorexias de las que se quejan las madres, en las que, a diferencia de las anorexias
en adolescentes o adultos, no entra en consideración la imagen, ni la pretendida
belleza. Los fenómenos psicosomáticos en niños suelen tener un carácter transitorio,
y han sido motivo de consulta al analista desde hace años.
En el camino de la pulsión, ya que en tiempos instituyentes aún no hay
producción del fantasma, la angustia del niño se enmarca en el campo del Otro y
responde a la castración del Otro con padecimiento y no como síntoma en tanto
anudamiento significante. El padecimiento como intento de respuesta no engaña,
tiende a revelar la presencia del cuerpo.
En la experiencia he verificado que es en la latencia y no en los tiempos
instituyentes que se construye -duelo por el falo mediante- la escenografía del
despunte sintomático, emergencia del chiste, del lapsus que interroga el pas de
sens, paso de sentido y quiebre del mismo. En la neurosis, y en ocasiones en los
94
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
latentes, el síntoma puede pensarse en relación con la estructura de lenguaje,
a la cadena significante, sosteniendo la dimensión del sujeto representado
entre significantes. Punto preciso de efectuación de la definición lacaniana: "El
significante es lo que representa al sujeto para otro significante".
Sujeto que en su arquitectura de anudamiento borromeo, RSI, sostiene la red
significante en la combinatoria, y cuyo germen es la letra.
En el Seminario XI Lacan plantea una lógica a la constitución subjetiva
asentada en la lógica proposicional. Sitúa los círculos de Euler para graficar las dos
operaciones fundantes de la subjetividad, unión e intersección, concernientes
a la alienación y la separación respectivamente. Como corolario de la primera
operación de alienación emerge la primera pareja de significantes, surge el efecto
sujeto, en el entre-dos. ¿Qué aconteció? Aconteció la afanisis, la desaparición, el
eclipsamiento del sujeto que nos indica que el ser viviente se perdió en la medida
en que pasó a estar representado entre significantes. Se ha producido en la pulsión
la afanisis del sujeto, entre el Sl y el S2 se produjo un intervalo donde el sujeto
como significado, en tanto efecto de significado, petrificado entre significantes,
podrá construir su alfabeto vivo.
En ese mismo seminario, Lacan avanza a partir de estas dos operaciones
constitutivas y aborda el trastorno psicosomático en esta arista. Nos dice:"[ ... ] En
la medida en que se conserva ese eslabón, el deseo, pero ya no podemos tomar
en cuenta la afanisis del sujeto" 68 • Se produce una detención en el tiempo de la
alienación que impide el acceso"[ ... ] a ese otro lugar donde el sujeto se manifiesta
en su desaparición, no se produce la separación, porque el sujeto no puede poner
en juego su propia pérdida". Es así que el eslabón del deseo no oficia su juego en la
cadena, y "la esencia ausente del cuerpo deviene presencia encarnada" 6".
El niño encarna con su cuerpo el objeto, mirada, del campo pulsional del Otro,
ocupa encarnadamente el objeto en el fantasma materno; si no hay significante
fálico que lo represente su cuerpo clausura el movimiento de demanda de la
madre. Se cierra repitiendo un solo tipo de demanda que se estereotipa. La clínica
nos testimonia que por ejemplo en los niños con accesos asmáticos la madre
68 Jacques Lacan: El Seminario, ,Libro XI: Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis, Barra! editores, Barcelona, 1977, pág. 209.
69 Ibíd.
95
 LILIANA DONZIS
es hiperdemandante; los pediatras las nombran sobreprotectoras, que no es lo
mismo.
Es desde esta perspectiva que podemos plantear que el fenómeno
psicosomático no puede reducirse a la estructura de sustitución y metáfora en el
que se despliega el síntoma, que abrevado en el deseo, desliza en la significación.
Por el contrario lo psicosomático, en la escena de un tratamiento se presenta con
un discurso que en ese punto es pobre, rígido, sin deslizamiento. Ya que no atañe a
la combinatoria significante no hace metáfora, se coagula en el cuerpo, manifiesta
un real que en lo viviente se atascó en su propia pérdida.
En tiempos instituyentes se atasca lo atinente a la operación de separación,
pero separación del objeto que representa en el campo del otro separación de
cuerpo, por tal motivo se atasca en el movimiento de pérdida.
La letra que en la red significante pasa a la combinatoria en su orilla simbólica,
irrumpe en tanto letra en lo real del cuerpo. Escrito en la piel, en las tapicerías de
la piel, letra en el cuerpo que en su borde de goce no encuentra lector. Escrita con
tinta, sangre del corazón, es una escritura que en tanto letra coagulada no halla las
condiciones de estructura que posibiliten al sujeto lector.
Escritura en el cuerpo, escritura sin lector
En la Conferencia de Ginebra antes mencionada, Lacan compara estas
tapicerías del cuerpo con un jeroglífico, pero jeroglífico antes de que Champollion
revele ese sistema de escritura.
El trastorno psicosomático funda sus raíces en lo imaginario, la imagen queda
excluida de lo simbólico, parece eludir su tramitación de lalangue, cuerpo de lo
simbólico, manteniéndose cristalizada en lo imaginario.
A diferencia de Juanito, que tramita su pasaje de la angustia al síntoma fóbico,
en los niños con presentación psicosomática, la posible emergencia de angustia
se tramita, por ejemplo, como vómito, urticaria, etc. Letra que en su borde de
goce, produce dibujos en la piel cuando concierne a una psoriasis. Caso en que
ese dibujo tampoco es descifrable, dibujo-escara en la piel. Letra no legible, pues
no termina de enlazarse a la cadena significante, diferencia del trazo unario que
nos propone la huella y su borramiento, esta letra de la afección no se procesa
como borradura de huella, sino que se cristaliza en un atajo del cuerpo orgánico
antes que como cuerpo pulsional, cuerpo escrito por las pulsiones que engarza
96
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
cuerpo-libido y lenguaje. En la afección psicosomática hay fijación de letra sin
constituir una configuración simbólica-imaginaria. El trastorno psicosomático
no es desordenado sino que siempre es el mismo. Debemos entonces diferenciar
esta fijación de la fijación fantasmática. En la primera, en la psicosomática,
encontramos una fijación de goce, mientras que en la segunda, una condición de
goce.
En síntesis, en la afección psicosomática no hallamos la fijación descripta por
Freud con relación al encadenamiento pulsión-cuerpo -lenguaje en el campo
subjetivo del niño-, sino por el contrario, solo fijación de goce del cuerpo o una
parte del cuerpo del niño a los padres o a uno de ellos. Anidado en el goce del Otro
sin anclar en el goce fálico.
Ahora bien, en lo relativo a estas afecciones en la niñez podemos considerar
según lo antes mencionado algunas variantes:
*Cuando por razones atinentes a los tiempos de inscripción no se ha
tramitado aún el deseo en el orden simbólico, el niño responde con angustia o con
padecimiento al capricho del Otro. Presenta cuadros diversos que alojados en el
cuerpo reconocen un abanico de gradaciones del malestar. Cuestión propia de los
tiempos instituyentes, asimismo situable cuando el niño cuenta con un número
limitado de significantes para responder a la pregunta por el deseo del Otro, o ante
la presión incoercible de la demanda del otro. Exceso de goce no elaborable que
queda estañado como padecer corporal.
*Cuando el intervalo producido por la operación de separación no culmina,
congelando la afanisis. Conlleva a la aparición del fenómeno psicosomático en
niños que están en condiciones estructurales de producción sintomática. La
afección se dirige al "papá o a la mamá", pero no al lugar del Otro de la batería
significante.
Un breve relato clínico
Consultan los padres de Rita cuando la niña tiene ocho años. Manifiestan que
Rita grita, padece "ataques de nervios", contesta a los maestros y otros adultos
con altanería y mala disposición. Es una niña que no encaja, no entra en caja.
Su padre padece una afección psicosomática digestiva. Su madre "grita todo el
tiempo". La abuela materna se encuentra internada en un hospital psiquiátrico,
presumiblemente psicótica.
97
 LrLIANA DoNzrs
Luego de comenzadas las entrevistas agregan, sin otorgarle demasiada
importancia, que Rita padece psoriasis. No consultan por este tema, sino por los
ataques y caprichos; la psoriasis queda muda, silenciada. "Lo peor son los gritos".
Las manchas en la piel, "Ni siquiera la afean". Durante el tratamiento quedará
claro que los gritos son su punto de revelación y no solo de re-b-elación-rebeldía.
Rita es muy bonita, cuenta con un cierto parecido a una actriz que fue
princesa en la década del cincuenta. Este dato no es sin importancia, pues gravita
en el lugar que ocupa Rita para la familia. Sin embargo, esta figura bella tiene los
brazos, el cuero cabelludo y las piernas plagadas de manchas, escaras, grietas,
llagas. Cuerpo dibujado, escarado, que visten cuidadosamente los modistos para
que Rita desde pequeña "trabaje" en desfiles publicitarios. Encabeza los llamados
"castings", es una figura bella entre las bellas. Debajo de la ropa la psoriasis reina,
la ropa de mannequin cubre con sedas cualquier aspereza.
Desde el comienzo del tratamiento Rita juega. En la actividad lúdica insiste
con una maniobra, hace trampas, tanto en el juego de naipes como en un juego
con muñecas las trampas, "las mulerías" -como ella las denominó después- se
convierten en el centro de su interés. Son inevitables. No reconocidas por ella,
sino conscientemente negadas. En ocasiones debe ganar su juego a cualquier
precio, incluso modificando las reglas de juego varias veces en el transcurso de
una misma secuencia lúdica. Cuando se pone al descubierto su maniobra rompe
el juego, decide pasar a otro juego para reiterar la misma posición. Mantiene una
firmeza indeclinable: burlar al otro. No se trata solo de la transgresión, sino de
burlar algo del orden del encierro, burlar al otro custodio de su cuerpo para salir
de allí. Salir de la jaula de oro de las locas.
A los pocos meses de iniciado el tratamiento sus gritos ceden, su psoriasis
también. Pongo en juego un lugar, un lugar para los gritos de Rita. Es así que
estos se transforman en enojos, dando lugar a su vez, a una nueva serie de juegos
semejantes al conocido "Dígalo con mímica". En ese nuevo tiempo se trata de
adivinar frases escondidas, letras de un ahorcado, películas, escenas de teleteatro.
Escenas, sitios, límites y fronteras entran en juego.
En ese mismo tiempo la madre de Rita me solicita "facturas" para presentar en
su obra social, en la que le reintegran una parte del importe del costo del análisis
de Rita. Resuelvo escribirlas. Comienza así un difícil y crítico tiempo de trabajo
con la madre de Rita, quien en razón de dichos papeles concurre a mi consultorio
98
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
en cualquier momento del día, sin anunciarlo previamente, sin conocer si ese
día o si a esa hora me encontraría. Cada vez insiste con el timbre, interrumpe,
llama por teléfono en horarios insólitos, etcétera. Tiempo kafkiano. Cada factura
que le extiendo es rechazada, pues le falta un número o el sello que acompaña la
firma, o que el... etc. Solicita que le extienda más "facturas", para que le otorguen
un mayor "reintegro". Si bien cada uno de estos episodios merece una lectura,
es Rita y no la madre quien se encuentra en tratamiento allí. ya que la madre se
encuentra en análisis en otro ámbito. No obstante, pese a remitirla a su análisis,
sus solicitaciones a veces caóticas insisten en el espacio de Rita. La demanda de la
madre se dirige al analista de la hija. Cuestión que puedo situar como el espacio
de la hija. Lo corpóreo de ese lugar.
En cierto momento invito a la señora a que solicite en su obra social el regla-
mento concerniente a la contratación de servicios que efectúo allí, le propongo
que lo lea y si lo desea lo puede leer en mi consultorio. Asimismo invito al padre de
Rita a participar de esta lectura para que pueda quedar en claro qué les demanda la
obra social y distinguir por ende la demanda que me efectuaban en el espacio del
análisis de su hija. Esto produce un clivaje, un entre dos, comienzan a desgranarse
dos escenas. Una para los padres y otra para Rita. Hasta la intervención sobre
el reglamento, el contrato, el lugar de cada uno estos diferentes espacios de la
palabra solo eran formalmente diferentes. Advienen dos escenas y tres cuerpos
-padre, madre e hija. Respecto de la demanda materna y la presión de ésta que
clausura las derivaciones pulsionales de Rita podemos decir que también estamos
ante la emergencia de una nueva subjetividad en la niña.
Mientras sostengo con la madre de Rita ese tiempo tan complicado y difícil,
la niña avanza en la dirección opuesta a su madre, mejora ostensiblemente su
psoriasis, escribe cartas de amor y comienza a plantear con claridad que no
seguirá trabajando en desfiles publicitarios. Dice: "Esa ropa no me la pongo más".
En algunos meses de tratamiento solo le restan dos manchas psoriásicas, una
escara detrás del lóbulo de cada oreja. No se reducen, sin embargo Rita puede
comenzar a hablar de ellas, comenta que: "Está cansada de los gritos de su madre,
que le van a romper los tímpanos". Finalmente rehúsa participar en los desfiles y
que su madre reciba un dinero por su trabajo. De hecho la situación económica
de la familia es más que holgada, ese dinero del trabajo de Rita la madre lo usaba
para sus propios gastos en ropa. La belleza externa de la niña, belleza que no
99
 LILIANA DoNzis
alcanzaba a tener el estatuto del velo, tal como lo plantea Lacan en el Seminario
VII, la función de lo bello hace de velo y barrera; en esta niña la función de lo
bello no trabaja en función de veladura, sino muy livianamente y, por ende, no
alcanza para cubrir la insidiosa mirada materna, solo jugada al nivel de la mirada
narcisística de la madre quien mira su producto, cuerpo que no se articula a la
posición fantasmática de la madre, esta se detiene en la pulsación de la demanda,
no articulada con la castración. Lo ubico en el grafo del deseo en el recorrido que
va del Otro sin barrar en el plano del enunciado, al piso superior derecho del grafo
$<>0. Allí entiendo se detiene el recorrido respecto de una sola serie pulsional.
en este caso y en aquellos donde lo escópico reina y hace resistencia al paso del
deseo.
En el breve recorte que les propongo de este tiempo de análisis una frase de la
niña queda resonando: "Esta porquería no me la pongo más". Frase que resume
un inicio posible de acotamiento de la presión de una demanda irrefrenable a la
que ella estaba sometida.
Para Rita se produjo una salida de la posición de objeto en la estructura
del Otro, el sin salida del tiempo previo se revelaba en la "o" inclusiva, "o" de la
reunión propia de la alienación. "La psoriasis" o "los disfraces" eran la inclusión,
la reunión, lo no posible de opción. Salvo la rebeldía caprichosa que a su vez era
descalificada por padres y maestros como opción subjetivante.
Primero, los gritos, luego, las letras, que fueron letras a leer en un tercer mo-
vimiento, Rita consigue decir no a los disfraces de la madre.
Rita concluye su trabajo en ese análisis solicitando usar ropa holgada, que le
deje sentir su piel en vez de enfundarse con grietas y llagas.
Esta operación en que la letra deviene signo y que vira transformada en acto
en el trabajo transferencia!, requiere la producción de un clivaje entre el cuerpo
materno y el del niño e implica una operación en la transferencia, paradigmática
de la posición del analista entre el niño y sus padres o a alguno de ellos que reales
siguen a cuerpo presente, cuestión que no es similar a otros paradigmas del
trabajo con niños.
En los padecimientos estañados en el cuerpo la transferencia no es sin
articulación lógica a los padres "que reales siguen presentes".
lOO
CAPÍTULO 111: UN LIGERO DESPERTAR
Como colofón deseo citar dos frases de Franz Kafka que ilustran lo expuesto:
"Existe un punto de llegada pero no conocemos su camino", frase válida para
designar el síntoma.
"No se puede huir de lo que no se puede alcanzar" frase que nos indica el
estatuto del fenómeno psicosomático.
Algo de niños. Un ligero despertar70
Algo de niños. Algo de la clínica con niños puede cernirse a través de la instancia
de la letra y la función de la palabra en cada caso singular. En cada niño, en la
particular modalidad de sus incipientes combinatorias de un número limitado de
significantes que, tanto en el juego, en el dibujo, como en el escribir, se presentan
y ponen en evidencia las hilachas de una confección cuya urdimbre se teje con
las hebras de la letra montadas en el bastidor del lenguaje. Tejidos liminares en
la infancia, en los tiempos instituyentes de un sujeto dividido que advendrá en el
anudamiento borromeo RSI.
Dado que los niños se hallan en la primera vuelta de su constitución subjetiva
y en muchas ocasiones recién inscribiendo los primeros pasos, resulta de esto que
si algo de esta delicada trama ha sido puesta en cuestión, se presentan dificultades
de diverso orden que convocan la presencia de un psicoanalista.
En el trabajo analítico con niños el dispositivo freudiano se mantiene, al menos
en lo que a la abstinencia del analista se refiere, pero el otro polo de la operación
se ve trastocado, pues no solo está presente la asociación libre-lúdica por parte
del niño sino que también intervienen, a veces decisivamente, los decires de
los padres, que según la lúcida formulación de Freud: "reales siguen presentes".
La demanda en la labor con niños y sus padres o familiares se multiplica y se
diversifica, la transferencia recibe los diferentes influjos de esta multiplicación
de escenas que ponen en marcha las variadas demandas que se juegan sobre el
plano del análisis. La actividad lúdica en su amplio espectro de posibilidades, así
como también, la inclusión de juguetes y el tiempo lógico en el que se produce la
70 Un ligero despertar es una de las posibles traducciones al español del Finnegans
Wake, teniendo en cuenta sus homofonías y resonancias en la lengua hablada en Estados
Unidos. Esta traducción la agradezco al Sr. Facundo Luján, quien tuvo la gentileza de
ayudarme a reflexionar la obra de James Joyce y sus incidencias.
101
 LILIANA DONZIS
conclusión de la labor emprendida con el niño, y otras vicisitudes de esta praxis
peculiar interrogan la posición del analista.
La experiencia me ha indicado que las variables antes mencionadas se
complejizan aún más si por quien nos consultan es por un niño presumiblemente
psicótico o que padece alteraciones y trastornos graves. Cuestiones que motivan
diversas gradaciones en la disposición a la transferencia. Si bien ésta no es idéntica
en todos y cada uno de los casos, tal como nos lo testimonia a diario la clínica
psicoanalítica, el tratamiento posible de las llamadas perturbaciones graves en la
infancia requieren e implican tener en cuenta ciertas consideraciones específicas
respecto de las maniobras transferenciales.
Dado que lo fenoménico no indica necesariamente la estructura, la apelación
a la psicosis en la infancia es más frecuente que necesaria. Locuras y psicosis
no siempre coinciden. Más aún en los niños. La clínica me ha enseñado que la
primera no antecede necesariamente a la segunda.
Locuras infantiles es el término con el que puedo parangonar la expresión
diagnóstica de locuras histéricas. Menciono de este modo algunos cuadros de
desorganización, particularmente aquellos estados de excitación psicomotriz
derivados de un exceso de erotización que la madre o subrogado ejerce en el cuerpo
del niño. Es así que el cuerpo del niño en vez de avanzar en su requerimiento a la
subjetividad es requerido como objeto imaginario, o lo que es más complejo aún,
como objeto real sobre el que se ejercen violencia, maltrato, subalimentación,
indiferencia o desidia.
Asimismo es dable mencionar entre los trastornos graves aquellos padeci-
mientos de los niños para quienes el bagaje de palabras, posibilidades lúdicas,
gráficas y aun de atención perceptiva se encuentran fuertemente entorpecidos.
· Dicho de otro modo, nos encontramos con niños que no hablan y mucho menos
juegan, en quienes la lengua de sus parientes próximos parece no haberlos tocado.
Sufren de no sufrir la palabra parasitaria.
Niños que no llegan a significarse y que en situaciones extremas ni siquiera
llegan a designarse con la expresión: "Un nene".
Acudir al auxilio del psicoanálisis en estos casos graves implica para la familia
una dolorosa expectación o, por el contrario, acuden con plena indiferencia.
Manifestaciones de la angustia que reconocida o no se abre frente a un niño que
102
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
no progresa en sus adquisiciones, sean estas motrices, intelectuales, afectivas o
sociales.
Es válido diferenciar, en la clínica y en la teoría, psicosis de alteraciones y
trastornos graves en la infancia. No solo por la incidencia del analista en una cura
posible, sino también por las consecuencias que en la imaginería parental implica
uno u otro diagnóstico. Hay que señalar que la estructura no admite variación
una vez constituida y es una cuestión que concierne a la ética delinear lo más
finamente posible los modos en los que se juega.
En uno u otro caso, ¿qué puede proporcionar el intento del análisis?
He verificado en la práctica que en algunos niños, pese a la desorganización
que presentaban en los tiempos de inicio de su tratamiento, las operaciones
instituyentes del sujeto se habían producido y el decurso que se prosiguió
evidenció un camino a la neurosis. Mientras que en otros casos con una
presentación similar, a posteriori del tiempo de la niñez, en el segundo despertar
sexual, despiertan a producciones propias de las psicosis. La viñeta de la clínica
que acompaña este texto intenta explicitar una de estas variantes. Variante que no
es ajena al despliegue que la letra imprime, ni al anudamiento producido por el
significante del nombre del padre. Padre del nombre en la infancia de la neurosis.
Desde otro ángulo, lo expuesto en las líneas precedentes puede formularse
también como el resultado de una atenta lectura de testimonios de analistas que
han trabajado con niños, especialmente en el post-freudismo, que nos comentan
del desarrollo del análisis de niños presumiblemente psicóticos que por la fuerza
de la cura analítica mutan de estructura o diagnóstico. Cito ejemplarmente el caso
Martín, expuesto por Sami Ali y retomado por Lacan en una conferencia del año
1967. Vale preguntarse si efectivamente se trató de una presentación de las psicosis,
si se trató de un nuevo modo de anudamiento vía el trabajo analítico con el niño
y con sus padres o si las operaciones fundan tes que encaminan el advenimiento
del sujeto dividido marcaron la estructura desde los orígenes mismos y por tanto
nunca hubo tal psicosis, aun cuando las perturbaciones evidenciables en este niño
fueran muy complejas. El niño de siete años que presenta Sami Ali consigue una
franca recuperación: accede al habla, juega, establece conexiones importantes con
su medio en treinta y seis sesiones. Vale destacar que cuando lo traían a la consulta
no hablaba ni establecía contactos sociales, éstos se habían suspendido cerca
de los dos años. Su cuerpo era consistencia que clausuraba la falta, cuerpo que
103
1
1
LILIANA DONZIS
en lo real era expuesto a intervenciones quirúrgicas posiblemente innecesarias.
Leemos que la intervención de S. AIF 1 le permitió a Martín en solo treinta y seis
sesiones recuperar la palabra y el juego. Palabra y juego que evidencian la eficacia
de las operaciones originarias, de las que este niño no había carecido.
Uno de los 'sesgos a través del cual Jacques Lacan bordeó las inscripciones
de origen y el surgimiento de la batería significante lo explicita en el seminario
XI, en planteas ligados a la lógica proposicional de la teoría de conjuntos.
Mediante los círculos de Euler, Lacan grafica las operaciones de alienación y
separación, conjunción y disyunción que anticipan y retrotraen respectivamente
el movimiento de apertura de la serie significante. Lacan nos ofrece un abordaje
de la constitución subjetiva en el que subraya la cuerda de lo simbólico, el perfil
altamente simbólico del significante que mortifica al cuerpo real que lo soporta
y que al mismo tiempo a través de estas marcas significantes, el cuerpo se pierde
en tanto tal. El modo de presentar estas operaciones de lo simbólico dista de la
presentación RSI que formulará años más tarde. Sin embargo, en el seminario
del año 1964 nos anticipa las operaciones de la transferencia que expondrá en el
seminario dedicado a formular una lógica axiomática para el fantasma, me refiero
al cuadrángulo de Klein.
Recordemos que es por la operación de alienación originaria que el sujeto
emerge del campo del Otro y que esta operación instituye el significante que,
partiendo del Otro, abre la serie. Si la segunda operación, la separación, no llega, la
pareja primitiva de significantes se suelda, no desliza y por ende no abre a la serie.
En esa continuidad sin discontinuidad la holofrase reina. El niño indiviso, aún no
sujeto dividido, soporta en lo real de su cuerpo un goce caprichoso, en ocasiones
absoluto, del campo del Otro que condena a ese cuerpo a no desaparecer entre
significantes ni a vestirse de imágenes y, en el extremo, a que no se pueda avizorar
que llegue a designarse como un "nene". Será menester que en el corazón del Otro
anide la falta para que se enclave el advenimiento subjetivo. No habrá niño que
pueda designarse como "el nene" si no puede perderse para el campo del Otro.
El sujeto emerge del lenguaje, razón por la cual ese jirón de discurso enhebra su
alfabeto. La división del sujeto por el lenguaje deja trazos, y al mismo tiempo hace
posible que se produzca una red, una combinatoria de significantes a condición
71 Sami Ali: "Génesis de la palabra en el niño autista'', en Psicosis infantil, Ediciones
Nueva Visión, Buenos Aires, 1971.
104
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
de preservar una falta que no es ajena al significante del nombre del padre. El
cuerpo viviente requerido a la subjetividad deviene parlante-ser, parletre. Por
la letra, por la funcionalidad de la letra es que el lenguaje adviene una lengua
encarnada. Sin el significante el lenguaje es letra muerta.
En los últimos tiempos de su enseñanza, Lacan conceptualiza la lengua
lalangue como cuerpo de lo simbólico, cuerpo como consistencia imaginaria de
lo simbólico en la estructura borro mea.
Para Lacan, el niño sufre una lengua entre otras que debe a la transmisión de
sus parientes próximos, mientras que en su origen está ligada a la sexualidad. Si la
lengua opera como tal en el campo del lenguaje, si de ésta hay transmisión, cabe
colegir que se trata en la encarnadura de una lengua de la puesta en juego de la
transmisión de la falta.
En el Seminario XXIV, L'insu que sait de l'une-bevue s'aile a mourre, Lacan
relata una breve viñeta que tiene como protagonista a su nieto Lucas:
[... ) él dice cosas convenientes, por ejemplo que las palabras que no comprendía
siendo infans él se esforzaba en decirlas y ha deducido de ello que es eso lo que le
ha hecho inflar la cabeza, él tiene como yo, lo que no es sorprendente puesto que
es mi nieto, una gran cabeza. Lucas define de esta manera, de esta buena manera
el inconsciente, pues es de eso que se trata, a saber que las palabras le entraban en
la cabeza. Evidentemente está equivocado al deducir al mismo tiempo que es por
eso que tiene una gran cabeza ... Hay algo que le da el sentimiento de que hablar es
parasitario[ ... )
La observación nos ilustra acerca del aprendizaje que el niño hace de la lengua,
y será por esta vía que harán su trabajo el malentendido y el equívoco.
En los niños que no hablan y mucho menos juegan, a los que la lengua de
sus parientes próximos parece no haberlos tocado, sufren de no sufrir la lengua
parasitaria.
¿Qué puede proporcionarles el intento del analista?
En variadas ocasiones, el tratamiento nos revela lo fallido del intento analítico,
en otras el azar, que es de lo real, juega su carta. Eficacia de una intervención que
transforma la partida augurando un nuevo destino.
Les comentaré de Diego, un niño de cuatro años que es derivado por el neurólogo
tratante con un diagnóstico de autismo. En ese tiempo le habían efectuado diversos
estudios: potenciales evocados, audiometrías, electroencefalogramas. Asimismo
estaban interviniendo profesionales en estimulación temprana y psicomotricistas
105
 LILIANA DONZIS
sin que se manifestaran mayores resultados, ni una comprensión de aquello que
Diego padecía.
Sus padres -cálidos, afectuosos y preocupados- no acertaban a explicar qué
acontecía. Los dos hermanos mayores de Diego, ambos ya adolescentes, habían
cursado su infancia sin mayores inconvenientes.
La presentación de Diego no diferirá de aquella que escuché de sus padres.
No responde cuando le hablo, ni cuando lo llamo por su nombre. Abstraído del
mundo que habita, se chupa el pulgar incesantemente. No me mira ni establece
una mirada en su entorno, aunque en escasos instantes parece que se detiene
ante algo, tal vez ante alguna sombra. Llora o ríe inmotivadamente.
Los padres aportan datos de la historia del niño que tienen la coloración de
recuerdos encubridores, recuerdos pantalla. Describen sus primeros dieciséis
meses de vida como los de un niño sin alteraciones. Le llamaba Ale a su hermano
Alejandro, levantaba el dedo índice para indicar que tenía un año, soplaba velas o
fósforos. Su padre relata que le solicitaba que "hiciera el león" y Diego respondía
gruñ.endo e imitando los sonidos del animal. Solía reírse cuando el padre le
guiñ.aba el ojo.
Como si una máquina aplanadora hubiera pasado por encima de su historia,
en tan breve tiempo Diego se transformó. Cerca de los dieciséis meses de vida
comenzó a padecer espasmos de sollozo. Tuvo un pequeño accidente doméstico:
se cayó de espaldas al piso. En coincidencia temporal con este episodio, la familia
sale de vacaciones. Van a la playa. Durante los primeros días Diego entra contento
al mar, juega con la arena. En una ocasión concurren a otro balneario en el cual
la arena no es fina, sino de caracolitos. Allí registran el primer cambio de Diego,
rechaza la textura de esta arena, no quiere volver a entrar al mar, poco a poco se
apaga su sonrisa, su guiño de ojos, el soplo ante la vela, incluso el gol que a veces
repetía al patear la pelota esperando que le festejen el intento. Sus padres además
recuerdan que fue un bebé "gordito" y sumamente bueno. Solía dormir muchas
horas y, un detalle: podía comer a oscuras sin inquietud alguna.
La indiferencia primero gradual y luego intensa y permanente conllevó la
pérdida de las adquisiciones. Hiperactivo a veces, en general pasivo, se horrorizaba
ante la lluvia, inclusive la ducha y el agua de la canilla, cuestiones que impedían
higienizado. No controlaba esfínteres.
106
CAPÍTULO 111: UN LIGERO DESPERTAR
En los primeros encuentros con Diego, este hace gala de una indiferencia
profunda a mis palabras, saludos, ruidos, campanilleos ... solo se chupa el dedo.
Esperé vanamente una mínima respuesta a los ritmos que le oferté a través de
suaves campanilleos sobre la tapa del escritorio o la caja de juguetes.
No obstante, algo pasó. En una ocasión comienza a girar sobre su propio
cuerpo, giraba, giraba y bruscamente suspendía el movimiento en el instante de
¿marearse? En el encuentro siguiente se detiene ante la manija de la puerta del
consultorio, trata de tomarla con las manos. Luego de un par de intentos consigue
abrir la puerta. No acude a la antesala donde se encontraba esperándolo su madre,
sino que inicia un recorrido por el pasillo opuesto que comunica con el resto de
las habitaciones. En este ínterin se lleva por delante puertas y muebles.
Advierto que no se trata de un vagabundeo, sino que sus caminatas tienen
una orientación; Diego se dirige con dificultades pero no sin precisión. Algo
lo aguardaba, ya que descubrió un equipo de audio que en esos momentos se
encontraba en funcionamiento y emitía música sinfónica.
El consultorio ahora extendido casi al conjunto de la planta se elastizó
como las superficies que nos propone la geometría proyectiva. El dentro y fuera
convencional perdía jerarquía ante el despunte de un interés. Este concernía al
sonido de una voz que, emitida desde lejos, lo convocaba a reiterar una búsqueda.
La repetición de este tránsito trajo aparejado un plus, algo nuevo, balancearse al
compás de la música. Así, en cada nueva oportunidad en la que recomenzaba su
itinerario musical, un atisbo jubiloso anticipaba su búsqueda.
¿La música con la que envolvía sus cadencias mimaba la lengua materna, sus
arrullos?
El azar, la contingencia, puso un obstáculo en la ruta de Diego. En cierta ocasión
un operario que se encontraba en la planta efectuando una tarea de servicio, a
quien en honor al Juanito de Freud llamaré "plomero", intervino decisivamente.
Diego lo atropelló mientras caminaba por el pasillo, circunstancia que provocó el
siguiente comentario del plomero:
"-¡Nene te pensás que soy una pared! ¡No me pasarás por encima!"
Seguramente no fue esta una intervención ortodoxa, ni siquiera fue pronun-
ciada por el analista sino por un tercero que en la medida que se encontraba en
el espacio extendido del consultorio interesaba al analista. Esta atípica situación
trajo una eficacia. Por primera vez en esos meses que habían transcurrido Diego
107
 LILIANA DONZJS
se angustió. Luego de escuchar las palabras del plomero salió corriendo hacia el
lugar donde se hallaba su madre. Una vez que estuvo cerca de ella comenzó a llorar
desconsolado mientras se golpeaba su cabeza contra la pared. La mamá intentó
acercarse, lo abrazó y ambos se conmovieron. A partir de este acontecimiento que
conmovió la posición del niño se precipitaron una serie de transformaciones. La
primera de ellas consistió en la aparición del siguiente fonema: "Gua-gua-gua".
Aparente holofrase que remitió a agua. Luego este fonema se opuso a otro nuevo:
"pa-pa-pa". Al mismo tiempo comenzó a manifestar inquietudes que interpreté
como angustia. Cuando se acercaba a elementos acuosos pronunciaba: "gua, gua,
gua". Cuando se acercaba a personas decía "pa, pa, pa".
En su vida cotidiana comenzó a reconocer a su padre. Lo sorprendía con el
pa, pa, pa e insistía hasta que el padre le ofrecía caramelos. Fue a partir de estas
transformaciones y adquisiciones que la mamá pudo comenzar a desplegar en
algunas entrevistas cuestiones que nunca antes se había animado a decir: "Diego
es un pedazo de mi corazón ... sin él no podría vivir". "Hubiese querido que naciera
una nena. La iba a llamar: Noelia Soledad."
Relata que en el curso del embarazo se impactó fuertemente con un film
transmitido en la TV; en este desarrollaban la historia de un niño autista, quien
por el esfuerzo denodado de padres y especialistas obtuvo, según recordaba una
"curación de película". En aquel tiempo fantaseó que si su hijo por nacer fuera
como el de la TV lo cuidaría del mismo modo. Así preparó y auguró la llegada
de Diego. Este apego a su hijo lo pudo vincular al decaimiento de su estado de
ánimo desde la muerte de su madre producida en un accidente de tránsito.
Dos años después de este episodio fallece su padre a raíz de una patología
cardiovascular que ella define: "ataque al corazón". La muerte de ambos padres
la afecta profundamente y la arroja a una progresiva pérdida de sus intereses en
la vida cotidiana. Contemporáneamente la noticia del nuevo embarazo la sume
en una mayor apatía. Solo se consuela con la fantasía de los cuidados que le iba a
dispensar al niño si este se enfermaba.
Podemos reflexionar que la muerte de la madre por accidente se suelda al
accidente que padece Diego a los dieciséis meses, momento en el que se inician
manifiestamente sus dificultades. Observamos que la falta en lo real, la pérdida
en lo real que comportaba la muerte de la madre, abuela de Diego, es taponada
108
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
con el cuerpo de Diego que lo pone al servicio de un dolor. El niño representa en
el campo materno la presencia sin ausencia de su propia madre.
Llegado este punto de despliegue los progresos de Diego se evidenciaban.
Reconocía no solo presencias y ausencias sino adentros y fueras. Se alegraba
ostensiblemente si lo llevaban a pasear, se escapaba desde el patio de su casa al
patio de una casa contigua a la suya para "mirar" las actividades de su vecino.
Del fonema gua, gua, gua se abrieron al menos dos opciones de sentido: agua
y llanto de mamá. A partir del sonido musical que acompañó el pa, pa, pala vida
se ordena en lenguaje. Metonimia inicial augurada en la búsqueda de la voz que
invita a la intervención de un tercero que cava una distancia entre el niño y el
otro materno. A partir de allí Diego conquista las primeras articulaciones entre
simbólico-real mientras que la consistencia del cuerpo se contornea con júbilo.
Lacan, en la Conferencia de Ginebra, comenta que hay algo en el autista que
se congela, dice que se escuchan ellos mismos. "Sin llegar a escuchar lo que uno
tiene para decirles". Para Diego, en el advenimiento subjetivo algo se congeló en
el Otro, pedazo de corazón congelado que encajona a un niño que queda limitado
a ser eso.
Para esta madre un duelo a transitar pero no tramitado conminó al niño a
ocupar corporalmente el lugar del objeto que muerto no está perdido, sino vivo,
en la vida congelada de Diego.
Preso de un goce, esclavo de ese goce, pura presencia sin fondo de ausencia.
Fue objeto engañoso para su madre, en la constelación yoica de ésta,
motivo por el cual su desprendimiento se hacía prácticamente imposible, pues
la separación pone en juego la eficacia de la castración. Operación que no se
reduce a lo imaginario del menos-fi, sino que se articula al falo simbólico en el
campo de intersección entre el sujeto y el Otro. Operación que requirió en este
niño un pasaje por el análisis, una contingencia que la estructura demandaba. La
aparición de una voz que pronunciara algo de la función del padre y que por ende
generara una ruptura en el pseudo-acuerdo imaginario de la madre.
Desde el psicoanálisis nos concierne interrogar el peso que las palabras de los
parientes próximos que tatúan y marcan al niño, interrogación que el discurso
médico no produce sino que etiqueta bajo la semiología psiquiátrica de modo
tal que lo fenoménico ocupa el lugar privilegiado. El supuesto autismo de Diego
consistía desde nuestra óptica en lo bizarro del ser en el lugar de la falta.
109

LILIANA DONZIS
Diego inmerso en el lenguaje con su gua-gua-gua partió de la holofrase al pa-
pa-pa y de allí al juego del gol, letras de los juegos de otros tiempos.
Eficacias del lenguaje que precipitan el lazo social a condición que opere una
vacancia, un casillero vacío que propicia el pasaje de un cuerpo congelado a un
cuerpo sensible eco de la pulsión.
·-
euerpoynmez 72
En estos últimos años parece que se cumplieron algunos de los sueños de
Julio Verne. Su prodigiosa vuelta al mundo en ochenta días resulta a nuestra
observación una pieza de museo. En apenas minutos recibimos información de
todo el planeta y si deseamos dar una vuelta a su alrededor nos bastarían unas
pocas horas. El prodigioso lavarropas que tanto impresionaba a mi abuela hoy
es un instrumento más. Vivimos un tiempo en que la tecnología de avanzada nos
asombra poco y nada. Apenas algo, ¿acaso no es lo que desde hace tiempo se
esperaba?
El avance de la ciencia y la tecnología ¿le concierne al sujeto? Desde la ciencia
el niño piagetiano cobra aquí toda su fuerza: asimilación más acomodación es
igual a adaptación, estos tres conceptos asimilación, acomodación y adaptación
son los tres de Jean Piaget, considerados estas operaciones como invariantes
funcionales ponen en marcha el proceso constructivo del cognitivismo planteado
por este gran epistemólogo del siglo XX.
Según Juan Carlos Stagnaro a quien cito:
El retorno a un naturalismo biomédico que importa técnicas de la neuroquímica,
la imageología cerebral y la genética molecular defienden el más puro reduccionismo
biológico. Es así que observamos a diario la reabsorción por la neurología y otras
disciplinas afines de aparentes nuevos cuadros clínicos que se plantean y se reordenan
de acuerdo a una sintomatología fenoménica. Según el ojo y el cristal con el que se lo
mire la hiperespecialización ha condenado al sujeto a fragmentaciones diversas.n
El positivismo llevado a su extremo ha ocluido al sujeto. Es así que el sujeto
puesto a punto por el psicoanálisis, el sujeto del inconsciente, el sujeto desean te
72 Trabajo presentado en la mesa redonda Patologías de fin de siglo, organizada por
el Colegio de Psicólogos Distrito XII, octubre de 1996.
73 Juan Carlos Stagnaro: Topía, Buenos Aires, abril de 1996.
110
:,
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
queda excluido de la pregunta de la ciencia. Así como también de las nuevas
tecnologías, entendida estas como operatorias de lo real.
Hace un tiempo participé en una investigación referida al impacto de las
nuevas tecnologías en la subjetividad, me condujo hacia allí una pregunta
vinculada al uso de los ordenadores, computadoras, virtualidad, imágenes e
instalaciones virtuales en la niñez y si su consumo trae aparejado modificaciones
de importancia en el desarrollo del niño. Una y otra vez surgía la pregunta,
¿las incidencias de la virtualidad y la velocidad informática provocan cambios
estructurales? Más aún, ¿la estructura mantiene invariantes?
Hasta nuevo aviso los efectos producidos por el uso de los ordenadores
informáticos, traen para los niños consecuencias que son de corte imaginario,
dan cuerpo a lo imaginario. Hemos aprendido con Freud sobre las invariantes
de la estructura y en todo caso, las variables no operan anárquicamente sino
en función de las marcas estructurantes, simbólicas. Es precisamente en los
niños que podemos ver surgir en lo real el modo según el cual se producen las
primeras combinatorias signficantes, sin duda el contexto sociofamiliar en el que
se produce incide y en ocasiones parece determinante en la subjetividad, pero
no define lo que será la arquitectura borromea, RSI del sujeto. Vale entonces
diferenciar la subjetividad producida por las incidencias de la historicidad que
atraviesa al sujeto en determinado contexto social, del sujeto del inconsciente al
que apuesta la clínica psicoanalítica. Dicho de otro modo, es menester distinguir
las marcas del sujeto, el estatuto de sujeto, incluso sujeto por advenir tal como se
presenta en ocasiones en la niñez, distinguirlo de los efectos en la subjetividad, en
lo que la sociología denomina la producción de subjetividad y que nutre al sujeto
desde el imaginario social.
¿Hay un nuevo sujeto, si de sujeto del inconsciente se trata, en nuestros días?
Por el momento solo podemos decir que se presentan eventuales variantes en las
respuestas del sujeto.
A guisa de ejemplo, les comentaré algo que me ha sucedido. Hace muchos
años, en la década del setenta cuando comencé a leer los textos de Freud de un
modo sistemático, pues jugando ya lo había hecho en mi infancia, mi madre era
lectora de Freud y yo siendo niña jugaba con sus libros, ella solía comentarme
sus lecturas sobre las difíciles relaciones que Freud mantenía con sus discípulos
y con la institución psicoanalítica. Ya de joven mis primeras lecturas freudianas
111
 LILIANA DONZIS
no dejaron de recorrer el clásico ejemplo sobre olvido de nombres propios que
se conoce como Signorelli. Freud nos relata allí un caso en el que nos remite a un
Jugar geográfico: Bosnia y Herzegovina. Confieso que en aquel tiempo yo no podía
ni sabía ubicar estas ciudades en el mapa. Al buscarlas hallaba una Yugoslavia
unida, y encontraba próxima a la ciudad de Sarajevo escrita en letras pequefias
Herzegovina, nunca encontré Bosnia. En mi mapa estas dos palabras me
conducían a un significante freudiano que por la vía de un olvido le recordaban a
Freud la ingeniosa frase del turco: "Herr, sefior, así no se puede vivir, así no vale la
pena vivir, sin sexo es preferible la muerte".
Hoy, después de más de veinte años, quienquiera de los aquí presentes
ubicaría conmigo fácilmente en el mapa Bosnia y Herzegovina, descompuestas
por la guerra fundamentalista. Hoy, junto al personaje freudiano seguramente
decimos "Herr, sefior, así no vale la pena vivir". En el ínterin dos feroces guerras
recorrieron la antigua Yugoslavia, así como también una guerra fratricida corrió
por sus entrañas. La cita de Freud cobra entonces un nuevo valor. El significante
que anuda la letra que la pulsión imprime, sexo y muerte como para aquel turco,
en la subjetividad de nuestro tiempo se liga no a una letra en lo singular de un
sujeto, sino también a un lugar en el cual hasta hace apenas unos pocos años
lo real de la muerte pisaba a diario sus calles. Hemos pasado de la letra en el
sujeto, de su mala memoria eficaz, como eficacia de lo inconsciente a hablar de
otra memoria próxima al terror de una historia social. Es así que el efecto sujeto y
subjetividad no son necesariamente de la misma estofa.
Más allá y más acá de la ciencia, la segregación, los fundamentalismos salvajes,
los campos de concentración hacen su agosto produciendo consecuencias en la
fantasmática de nuestro tiempo. Ahora en el campo de las redes sociales, resitúo
mi pregunta ¿las complejas problemáticas actuales definen el efecto sujeto, varían
los invariantes de la estructura? ¿Neurosis, perversiones y psicosis devienen o
advienen por las particularidades de los tiempos históricos, sean estos los más
dolorosos o los más felices? Anticipo una respuesta: la estructura del sujeto no
varía, inconsciente, deseo, síntoma, letra y goce inciden y muerden al sujeto
aunque el imaginario de cada cual proyecte diferencias.
Tomemos la cuestión por el lado del cuerpo, y tratemos de considerar algunas
diferencias. Nuestro tiempo se presenta pletórico de imágenes, de figuras de
cuerpos estáticos y estéticamente estilizados que nos venden los medios masivos
112
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
de comunicación, que nos los presentan como ideales masivos. Quien quiera
conseguir dicha presentación puede arbitrar su consecución a través de las
nuevas tecnologías corporales. Tecnologías que al mismo tiempo que prometen
una belleza indeleble al paso del tiempo conllevan una ideología de borramiento
del cuerpo singular, y que como figuras estandarizadas he dado en llamar "cuerpo
de masas". Estos llevan el aura del ideal propuesto por la cultura de mercado,
surcado por hilos de oro para estirar arrugas y pieles. Paradigma de la industria
posmoderna que ha dejado al cuerpo en el lugar del deshecho.
Ahora bien, ¿qué ha llevado a Jos analistas a repensar este tema? Por una parte,
la clínica nos demanda que tomemos posición. Y por la otra, nuevas reflexiones
teóricas traen aire fresco en nuestra práctica, cuestión que ha permitido situar de
otro modo nuevos y viejos temas tales como anorexias y bulimias
Estas temáticas ya eran conocidas en tiempos de Freud quien nos ha legado
comentarios que aún hoy son cita obligada.
Del cuerpo como cuerpo neuronal catectizado del Proyecto de 1895, Freud
avanzó hacia un cuerpo erógeno en el que la pulsión trabaja. Caracterizado
por estar mordido, incidido, marcado por lo sexual. Sexualidad que dice de la
imposibilidad de decirlo todo, cuerpo que hace barrera a la relación. Debemos
decir que en este camino formulado por Freud el objeto se desustancializa. Es
lo más contingente y recorre Jos senderos del autoerotismo hacia un nuevo
acto psíquico, el yo, sede de la que parte o retorna la libido que inviste el objeto
promoviéndolo a su función de imagen. Es así que lo corporal lleva el distintivo
de la identificación narcisista constituyente del yo. Pero que su hiperprivilegio le
acarrea al sujeto serias complicaciones en la determinación- elección de objeto.
La deriva pulsional, siguiendo las enseñanzas de Freud, halla su límite en el
fantasma que porta las marcas del padre aun cuando surja del pantano gozoso
del trauma, raíz real que generará retoños escriturales, cicatriz de la represión
primaria de la que pende un borde de escritura, de frase gramatical entre pulsión
y cuerpo. Para Freud el cuerpo en la neurosis tiene la consistencia de la realidad
del deseo, de lo fantasmático.
Las pulsiones son el eco de un decir, nos dijo Lacan, para que este decir
resuene el cuerpo deberá ser sensible. Cuestión que indica que la pulsión no
es sin red significante ni sin andamiaje corporal. El ser del cuerpo se pierde
entre significantes que encuentran su antecedente lógico en la reiteración de la
113
 LILIANA DONZIS
demanda del Otro, es así que cuerpo, pulsión y lenguaje se anudan, a veces entre
mimos y caricias y otras en el anidamiento de la hostilidad.
En las últimas teorizaciones de Lacan que re sitúan los tres registros anudados,
lo imaginario ha tomado cuerpo, y ya no es reductible a la fragilidad de la imagen,
consideración que nos permite diferenciar lo real del objeto de la investidura
pulsional que hace consistencia en el cuerpo. Es así que el cuerpo de lo imaginario
se viste con los ropajes del objeto a.
En este breve recorrido, hallamos la importancia de lo que llamamos cuerpo
articulado a la inscripción, escrituración del sujeto deseante, donde el cuerpo
puede ser blanco de las incidencias del Otro, de los otros, del semejante. Se
ofrece a la mirada del otro y esta cuestión permite que se preste a toda suerte
de encantamientos, incluso publicitarios. Punto de posible articulación entre
efecto sujeto y fantasma. En ocasiones la pulsión sin escena fantasmática que la
sostenga, es lo que acciona la compulsión en la bulimia. Y en otras la articulación
entre pulsión y fantasma hace presentación sintomática conversiva histérica. Es
decir, según participe de una u otra posición el entramado del sujeto.
En la niñez, las operaciones de la sexualidad infantil serán la encrucijada que
el niño atravesará en su destino de ser sexuado. Su cuerpo de niño es soporte de
objeto del deseo del Otro, en ocasiones la madre.
El cuerpo del niño se presta a la demanda, incluso a las manipulaciones
y maniobras del Otro, de sus padres y educadores; el niño a veces se resiste, a
veces no, estas maniobras están comandadas por el amor o la hostilidad, por el
deseo o el odio. Pasiones que no dejan de ultrajar su cuerpo. Es así que los niños
como cuerpo cobran valor, no solo fálico, sino que por esto mismo cobran un
valor de mercancía. Cuestión que no es ajena al malestar de nuestros tiempos.
Patologías del otro, patologías de la cultura, si puedo decirlo así: robo de bebes,
tráfico de niños, explotación sexual de niños, secuestro de niños a manos de
quienes torturaron a sus padres, desapariciones de recién nacidos en los campos
de concentración. También en nuestro país. Versiones de las barbaries de todos
los tiempos, seguramente agravada hoy por hoy.
Pero esto no es nuevo. Víctor Hugo en el texto El hombre que ríe, dice que
en China han creado y experimentado una industria que aquí no ha existido: el
modelado de los seres humanos.
114
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
Según el relato que nos ofrece Víctor Hugo, toman a un niño de dos o tres años,
lo meten en un jarrón de porcelana de forma más o menos extraña sin tapadera
y sin fondo para que la cabeza y los pies puedan pasar. Durante el día colocan
el vaso de pie, por la noche lo tumban para que el niño pueda dormir. De este
modo el niño engorda sin crecer, llenando con su carne comprimida y sus huesos
torcidos las deformidades del jarrón. Este crecimiento embotellado dura varios
años. Al llegar a un cierto punto es ya irremediable. Cuando consideran que la
obra ya está hecha rompen el recipiente y el niño se ha convertido en un hombre
modelado según la forma del jarrón. Es cómodo este método y se puede ordenar
de antemano la forma que se pretende del niño.
Este es un ejemplo de ortopedia y de goce que la ciencia trató más de una vez
emular. Ejemplo tal vez exagerado de lo que puede la invención humana, incluso
científica. ¿Qué nos diría en la actualidad Víctor Hugo, al leer las experiencias que
se realizan en clonación o en biología molecular?
El cuerpo, andamiaje material, que soporta amores, pasiones, incluso como
recordaba Lacan en el Seminario RSI, el cuerpo que se puede abrazar hasta el
límite de lo no soportable sin que por esto un cuerpo se funda o fusione con otro,
y agregaba que por más que estrechemos un cuerpo lo que conseguiremos es
destrozarlo, fragmentarlo al compás de las exigencias pulsionales. Porque entre
uno y otro cuerpo, está el objeto a.
Ahora bien, el cuerpo de los niños, es objeto a del Otro, es objeto real de los
goces mas desaforados. Desde la boca de cocodrilo que requiere del falo como
piedra y palo para no morder a dentelladas o tragar sin asco el cuerpo del niño,
tal como define Jacques Lacan el deseo de la madre en el Seminario El Revés del
Psicoanálisis, hasta la atractiva y simpática mamá del personaje de Woody Allen, en
el film Historias de Nueva York. Allen nos ilustra el amor materno y su posesividad
en esta figura que pese a estar desaparecida por efecto de la magia de un mago de
circo, la madre reaparece en el cielo de Manhattan para seguir cuidando de su hijo
que ya cumplió varios lustros de edad. Aquí el cuerpo imaginario hace gala y con
W. Allen sonreímos.
El cuerpo del niño, su valor fálico, es emblemático, valioso. A veces se paga por
él cualquier precio, las adopciones ilegales son muestra directa de esta cuestión.
Se espera que estos niños amen a sus padres adoptivos, se compran cuerpos
a cambio de apellidos. Se compran o se roban cuerpos, por vía de adopciones
115
 LILIANA DoNzis
ilegales, mal de nuestros tiempos, con la intención de otorgar a ese cuerpo una
nueva filiación. Hoy, no nos asombra el tráfico de drogas prohibidas por algunas
legislaciones, así como tampoco nos asombra el tráfico de órganos ni el tráfico de
bebes. Incluso, como expresé anteriormente, la apropiación de bebes, su robo,
por quienes asesinaron a sus padres. Casos en que no se trata de una adopción
por la decisión de una madre o de una familia de dar en adopción un niño, y por
el deseo de adoptarlo, sino que se produjeron adopciones por la captura de niños
luego de la muerte o desaparición forzada de sus padres. Hechos que si bien han
sido reprobados por la historia, aún se mantienen en la oscuridad de los secretos.
Niños y adolescentes a quienes se les impide conocer cuestiones de su historia
y que realizan denodados esfuerzos para encontrar rastros de su filiación, o que
con pequeñas hebras de palabras inventan historias familiares, fantasías sobre
su origen y el pasado de sus padres. Problemáticas de nuestro tiempo y que no
convocan a la respuesta del cientifico sino a la ética.
La ilustración clínica que deseo transmitir es respecto de un niño adoptado, la
consulta se efectuó hace unos años en Buenos Aires, pero pudo haber transcurrido
en Sarajevo o Ruanda. El caso es que se adoptó un cuerpo al que se "ahijó". Lo
eligieron y lo amaron, era como un verdadero hijo. Pero, ¿este niño adoptó a
sus padres adoptivos? La función nominante del padre es una cuestión, pero el
patronímico como significante, ¿es adoptado, incorporado por el niño? Hago mía
esta última pregunta formulada por José Atta! en su trabajo "A propósito de la
adopción" 74 •
Relataré una breve escena de la clínica: consultan por J. en el año 1988 cuando
el niño tiene nueve años. Es único hijo y lo adoptaron de recién nacido. Consultan
pues a J.lo separaron del grado donde estaba y no le quieren renovar la matrícula
en el colegio. En las últimas semanas llevaba a la escuela un fierrito con el que
pincha, clava y martillea a los otros niños. Sus padres lo hacen sentir culpable
no solo por los daños que inflige, sino porque el niño no agradece lo que ellos le
otorgan. Por recomendación del psicólogo al que concurrieron cuando J. iba al
jardín de infantes le informan que es adoptado, no sin disconformidad del padre.
Es a partir de esta información que comienzan los indicios de agresividad en el
niño. Según la historia oficial J. fue entregado a la familia por una abuela que
74 José Atta!: "A propósito de la adopción", en Littoral N" 13: El niño y el psicoanalista,
EPEL, Córdoba 1991.
116
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
vivía en el interior del país. La adopción es ilegal, motivo al que alude el padre en
términos de un secreto familiar y que dificulta la inscripción de J. cada vez que lo
anotan en alguna institución.
Desde las primeras entrevistas J, dice que sus compañeros lo agreden y él se
defiende. Está desbordado y angustiado. Suele jugar con el analista, con animales
a los que pinta y disfraza como soldados de guerra. Las batallas se multiplican en
todos los frentes y son encarnizadas, pincha con agujas los animales de los juegos
hasta hacerlos sangrar, según su expresión. Acompaña esta actividad con escasas
verbalizaciones, generalmente emite chirridos, golpea, se violenta. Su mirada
parece aterrorizada. En una ocasión arma lo que él llama una "sala de torturas",
siguiendo el modelo de una prisión que vio en un programa de televisión. Trae de
su casa anteojos negros, gorros que dice que son del abuelo o del padre, diarios
viejos y algunas herramientas de metal que le sustrae al padre. Me solicita que no
le comente al padre que él trajo estas prendas y que las usó para jugar a la guerra y
al policía. Para jugar pide que lo ate a la silla y que lo golpee. No entro en ese juego,
mi negativa lo conduce a "sustraer" de la caja de juegos, un bebé que guarda en
un baúl de juguete y que se lleva a su casa. Esta sustracción tiene el carácter de
un acting, J. se resistía a reintegrarlo a sesión. Asimismo repetía el hecho fáctico
de una sustracción, que como leemos en estas líneas es un elemento importante
de este tratamiento. J. sustraía elementos a su padre y abuelo para traer a sesión.
La escena de la sustracción patentizó a posteriori lo sustraído de la historia. En lo
inmediato del episodio de llevarse un bebe de la caja de juegos escondido en un
baúl de plástico, fue dado a ver. J.lo mostró. No obstante no retornaba ni como
juego, ni en verbalizaciones. Estaba a la vista aquello que no podía jugarse.
Un tiempo más tarde comienza a jugar con una nave espacial y unos personajes
de playmovil, allí esconde niños de los que dice que viven en Marte. A veces están
perdidos en el espacio galáctico ya que la nave "los dejó por allí". Pide a sus padres
que le compren un juego de playmovil que contiene un abuelo, una abuela, un
banco, una hamaca y dos niños con todos sus implementos. Monta una escena en
la que los niños vuelven a desaparecer en la nave. La abuela sentada en la plaza
llora desconsolada la pérdida de los niños. J. dice: "la abuelita de la plaza busca a
los chicos que desaparecen".
En este tiempo del tratamiento las dificultades escolares en el nuevo colegio
al que concurre merman significativamente. Es posible que el iniciar el armado
117
 LILIANA DONZIS
de una historia, tal vez mítica e inventada de sus orígenes, le permitió a J. una
inscripción en una genealogía. Sus juegos de ese tiempo intentaban construir en
una escena lúdica un espacio para una novela familiar de la que él carecía, al igual
que el bebe sustraído en aquella sesión que fue escondido a "la vista" y del que
había que guardar silencio, mientras sus padres adoptivos no lograran deshacer
sus secretos. La imaginería infantil pintó con una realidad periodística las lagunas
del saber. El tratamiento de J, culminó cuando el niño comenzó a preguntar a sus
padres si sus abuelos no serían los de la Plaza de Mayo.
En el Seminario XI Lacan nos dice: "Sostengo que ningún sentido de la
historia ... es capaz de dar cuenta de ese resurgimiento, por el que se revela que
la ofrenda a los dioses oscuros de un objeto de sacrificio es algo a los que pocos
sujetos pueden no sucumbir... "/5
Para concluir, el cuerpo de los niños es un cuerpo marcado por el lenguaje, por
la lengua materna, por los oficios de la pulsión. Es menester que, a veces en un
análisis otras en la vida cotidiana, los niños reescriban con palabras y juegos sus
marcas de origen. Modalidad a través de la cual se apropian en lo imaginario de su
cuerpo, siempre enajenado a los oficios del Otro.
Padres y mitos
Freud en Historia del Movimiento Psicoanalítico 76 nos describe su sorpresa al
enterarse que en el año 191 O se presentó, en un Congreso realizado en América,
un médico latinoamericano que expuso en un trabajo su interés por cuestiones
del psicoanálisis, la sexualidad infantil, la hipótesis del inconsciente. No sabemos
si Freud imaginó en aquel tiempo que a lo largo de este siglo se multiplicarían sus
seguidores en estos parajes tan alejados de Viena, ni que las incidencias de sus
conceptualizaciones despertarían tanto interés entre nuestros contemporáneos.
En los comienzos del siglo un sueño freudiano selló este despertar que marcó
de un modo indeleble la cultura. El psicoanálisis dejó sus huellas en el arte, la
literatura, la educación y aun en las prácticas publicitarias.
75 Jacques Lacan: Seminario XI, Ed. Seix Barra!, Barcelona, 1977, pág. 267.
76 Sigmund Freud: "Historia del movimiento psicoanalítico", en Obras Completas,
Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1967, tomo 11, pág. 981.
118
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
La hipótesis del inconsciente subvirtió el sujeto de la conciencia al promover
una nueva perspectiva del sujeto. Es a partir de allí que asimismo instaura una
clínica basada en la transferencia, entendida esta como motor y pivote de la cura.
Freud destacó en la posición del analista el singular enlace de éste en la cura y es
desde el movimiento transferencia! que se determina la dirección del caso por
caso. Este concepto brindado por Freud pasó a constituir un hecho de estructura
en la clínica que nos ocupa, Jacques Lacan retomando el surco freudiano formuló
en 1959 que el analista forma parte del concepto de inconsciente.
El contexto cultural de principios del siglo XX ha variado, ya no nos inquieta
la velocidad del ferrocarril ni el teléfono, la rapidez de la informática ha tomado
su relevo y otras cuestiones alteran nuestra cotidianeidad. Inhibiciones, síntomas
y angustias nos inquietan. Los padecimientos psicosomáticos, las adicciones,
las impulsiones en la niñez constituyen nuevos desafíos en la clínica actual, no
obstante las transformaciones que se han producido en este fin de milenio la
experiencia verifica que las coordenadas fundamentales de la constitución del
sujeto que nos ha transmitido el psicoanálisis se mantienen invariantes.
Freud tematizó con el parricidio, asesinato simbólico del padre, la delimitación
de una frontera que destaca y metaforiza la cadena de generaciones. Padres e hijos
se diferencian, la prohibición del incesto señala una legalidad a la que se sujeta la
normativización del ser parlante.
Podemos coincidir con la relectura que realiza Jacques Lacan del Edipo
freudiano, cuando nos dice que el Edipo no puede reducirse a un cuento entre
el niño y la mamá, sino que este opera en la medida que articula, mediante la
operación de castración, el sujeto deseante. Deseo y ley son de la misma estofa.
La tragedia de Sófocles nos muestra que Edipo no sabía que sabía que Layo
era su padre, su tragedia culmina no con el incesto sino cuando se clava los ojos,
ya que nos señala en el límite que no hay completitud posible. Edipo nos permite
reflexionar sobre el deseo y la ley como asimismo sobre la relación entre padres
e hijos. Tema de crucial importancia cuando de niños se trata. Lacan se preguntó
en una ocasión, ¿es si o no fundada la relación entre ambos polos de la cadena
generacional?
Freud nos enseñó que el mito de Edipo nos dice una verdad, siempre a medias,
muchas veces imaginaria, que permite al sujeto ubicarse en la cadena de las
119
 LIUANA DONZIS
generaciones, es decir haciendo diferencia con quienes Jo antecedieron y con
quienes Jo sucederán.
En la práctica del psicoanálisis señala las incidencias de la lengua y el código
del otro que por vía del trabajo de la pulsión, entre gritos y susurros, envuelve
con demandas amorosas u hostiles el cuerpo. Partiendo de las notas escritas en
la infancia, con esas letras que proceden de las marcas de una transmisión, en
ocasiones lograda y en otras fallida, el neurótico construye su novela familiar, con
ese material de letra y goce que desplegará como su propio film imaginario en
los tramos iniciales de un análisis. Abanico de cadencias que pone en juego la
polaridad del movimiento identificatorio y las relaciones de objeto. En este camino
algo se circunscribe en la clínica, las identificaciones que instituyen, las que
constituyen entramados simbólicos. Como asimismo aquellas malogradas cuyas
inscripciones flaquean ante lo real y nos permiten ubicar ese fracaso del olvido,
del síntoma y del sueño que se denomina psicosis. Efectos de estructura de la que
no son ajenas las funciones materna y paterna. Es posible extraer de la cHnica con
niños experiencias de interés en las que podemos recortar momentos fundan tes
de la subjetividad, incluso para el asombro del analista atestiguar el paso de la
sombra de las identificaciones constituyentes. La práctica del psicoanálisis con
niños y jóvenes nos enseña que en la transmisión de padres a hijos opera la letra
vehiculizada como soporte material del significante y asimismo como letra de
goce. Letra y significante, goces y síntomas, cruzan el camino del sujeto a través
de la repetición y la diferencia.
La clínica nos enseña que no es de la misma estofa el lugar del niño en el discurso
parental que su revés, a saber el lugar de los padres en el discurso del joven. Si bien
el niño no concurre por iniciativa propia a la consulta con el analista, incluso
son sus padres quienes deben hacerse cargo, los niños pagan con padecimiento,
goce y síntomas. Entre padres e hijos se produce un entramado discursivo que
inevitablemente se evidencia en la práctica psicoanalítica con niños y jóvenes. En
esta perspectiva, si bien los padres "reales siguen presentes", podemos reconocer
una articulación de orden lógico y no solo biológico entre ambos polos de la cadena
generacional evidenciado en el movimiento identificatorio. Su consecuencia en
la práctica analítica redunda en el movimiento transferencia!, padres y nií'ios se
implican en la articulación discursiva, en la que vale subrayar la singularidad de
120
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
quien habla. Dicho de otro modo, es menester ubicar, cuando de padres e hijos se
trata, el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación.
El analista presta el cobijo necesario para el surgimiento de aquellos
interrogantes que afecta a uno u a otros, las demandas no son idénticas. Por el
contrario deben ser diferenciables. Y con más razón en aquellos casos en los que
los padres se incrustan en la transferencia.
Efecto de juntura y separación la relación entre padres e hijos reconoce
pedazos de real que no cesan de no inscribirse. ¿Es posible escribir lógicamente
la relación padres-hijos? ¿Nos encontramos respecto de esta cuestión frente
a la imposibilidad que se plantea cada vez que queremos conjugar fantasmas
heteróclitos?
Advertimos que la cultura ha inventado mitos y leyendas en lo real de esta
relación. Desde las más variadas épocas y civilizaciones la creación de mitos de
origen ha sido incesante. Fantasmas que novelan lo familiar que en su fondo
guarda lo no familiar.
En la cadena de las generaciones se despliegan las marcas que transmiten los
padres reveladas en el movimiento identificatorio en el que podemos vislumbrar
la transmisión de letras que arden en el inconsciente para la neurosis; en letras
que retornan en lo real cuando de psicosis se trata, fracaso de la transmisión.
En las entrelineas del pasaje, a veces brutal y otras veces delicado, de letras que
por ordenar el goce se repiten sin solución de continuidad de generación en
generación. A tal punto de estrellar la estructura en el delirio o la alucinación.
La experiencia psicoanalítica con niños y jóvenes nos enseña que en la neurosis
los puntos no resueltos de los padres o de alguno de ellos pasan como moléculas
virales, que pueden mutar sin perder eficacia en la memoria, vuelta por eso mismo
sin memoria de su pasado. En una actualidad que se actualiza como sufrimiento
y que en el mejor de los casos, el sujeto puede interrogarla.
Es en retazos de saber inconsciente que a hurtadillas se transfieren los goces
y los enigmas de quienes nos antecedieron, marcas del lenguaje y por el lenguaje
que instalan su repetición y por ende sus diferencias. Modo que se inscribe en
el sujeto lo que recoge de la transmisión de sus padres. En la transmisión opera
como una migración, la de una célula literal.
Algunas historias míticas mantienen su vigencia y nos ilustran sobre estos
lugares de la estructura. Una secuencia de la mitología griega estructurada como
121
 LrLIANA DoNzrs
relato por Homero resultará de nuestro interés por las paradojas que encierra
y que al mismo tiempo revela. Homero nos cuenta de la creación del hombre y
de la mujer 77 • Menciona en el comienzo a Cronos quien pertenece a la primera
generación de los dioses, hijo de Urano y de Gea es de la raza de los Titanes.
Cronos con una hoz que le dio su madre castra a su padre para ocupar su lugar
en el Olimpo. Cronos dueño del Universo y del Tiempo se casa con su hermana
Rea. Sus padres enclavados en la posesión de la sabiduría del porvenir le habían
pronosticado que iba a ser destronado por uno de sus hijos. Es así que cada vez
que nacía un hijo suyo lo devoraba. Cronos se consideraba dueño de lo rea, él
mismo identificado a la totalidad del saber y el hacer. Dueño absoluto de la vida y
de la muerte de la que era su administrador. Rea, su esposa, le servía sexualmente
y era sirvienta de sus omnipotentes mandatos. Cuando ella quedaba embarazada
tenía su hijo luego debía entregarle a Cronos para que este lo devorase. Uno por
uno. El mecanismo se repetía interminablemente pues el tiempo era constante.
En uno de los alumbramientos, cansada de su trágico destino de madre sin hijo
vivo, condenada a la desaparición incesante de sus hijos cambia el rumbo de su
historia. Decide sustraer de la voracidad del padre a uno de sus hijos por nacer.
Cuenta el mito que al nacer Zeus, Rea en vez de ofrecérselo a Cronos según el
mandato de éste, lo engaña y en lugar del cuerpo del bebe envuelve cuatro piedras
en una manta y por la noche se las da de comer a Cronos, quien no descubre
el engaño, sino que se traga las piedras en lugar de su hijo. Cronos mantuvo la
creencia de su poder absoluto y la convicción imaginaria de su completud. No
obstante el engaño de Rea, el engaño de una mujer pone en juego otra lógica
ligada a la incompletitud.
Paradoja del deseo, Rea engaña a su marido por amor y deseo de un hijo,
lógica fálica en la que la madre inviste el cuerpo del hijo y lo salvaguarda. Las
ropas libidinales que una madre presta a su hijo lo protegen, en este caso de la
devoración gozosa del padre. Asimismo, la madre fálica, edípica según el término
acuñado por Freud, goza del cuerpo del hijo, el goce de la madre resulta propicio
en un tiempo de la estructura, en un tiempo de la constitución subjetiva, ya que
sostiene el cuerpo del hijo en el narcisismo. Será necesario y propicio que en otro
tiempo pueda perder este goce, crear su falta.
77 Conferencia impartida por Santiago Kovadloff en el Hospital Manuel Belgrano,
agosto de 1994.
122
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
Rea instala con su acto una doble transformación; por un lado descompleta
al Cronos todopoderoso, para quien su tablero quedará por siempre con un
elemento faltan te, aunque reniegue de esa falta y crea que nada le hace límite,
ya que siguió creyendo que devoró a Zeus. No obstante su creencia, el mapa de
Cronos quedó marcado por una falta que proviene del deseo de una mujer. Por
otro lado el acto de Rea de salvar a su hijo mediante surge de una estratagema,
envía a Zeus a la clandestinidad, lo envía a una isla cercana a Creta, lo exiJa, lo
expatría de la tierra madre. El deseo materno salva al hijo al instalarlo en la vía
fálica que conlleva una arista propicia, al mismo tiempo que este goce materno
incidirá negativamente en el destino de Zeus.
Esta historia de los orígenes, este mito de la relación entre padres e hijos,
distante de la amorosidad lineal, nos aporta algún esclarecimiento para el trabajo
con niños ya que de un modo enigmático, como suele suceder con los mitos,
también nos transmite alguna verdad, evidenciada en la dramática por la que se
consulta a un analista trasunta en el debate del niño entre quedar bajo el imperio
del otro materno, condenado a demandas incoercibles, demandas neuróticas
de goce que interrumpen el juego del niño, cuyos intentos de salida no son sin
padecimiento, aún cuando esté rodeado de buenas intenciones.
A propósito del deseo materno Jacques Lacan en su seminario de 1979,
conocido como El revés del Psicoanálisis, nos comenta que:
El papel de la madre es fundamental. es el deseo de la madre. El deseo de la madre
no es algo que se pueda soportar tal cual, que pueda resultarles indiferente. Siempre
produce estragos. Es estar dentro de la boca del cocodrilo, eso es la madre. No sabe
qué mosca puede picarle de repente y va y cierra la boca. Eso es el deseo de la madre.'"
Esta boca del cocodrilo es la égida que le ofrece Re a a Zeus y Yocasta a Edipo.
"Pero hay algo tranquilizador ... ". Continúa Lacan:
Hay un palo de piedra por supuesto, que está ahí, en potencia, en la boca y esto la
contiene, la traba. Es lo que se llama el falo, es el palo que te protege si de repente eso
se cierra.
Zeus resta con la marca fálica, pero, asimismo, en posición de objeto respecto
al Otro. Zeus en sus años jóvenes, cuenta el mito, regresa encabezando un
alzamiento contra su padre, le arrebata el poder al mismo tiempo que le hace
vomitar a sus hermanos quienes serán dioses con algo de humanidad. Zeus
78 Jacques Lacan: El Seminario, Libro XVII: El reverso del psicoanálisis, Ed. Paidós,
Buenos Aires, 1992, pág. 118.
123
------
-~------~·-
LILIANA DONZJS
toma para sí el lugar de Cronos, se identifica en su omnipotencia y se postula él
mismo como padre del Olimpo. Se ubica no en el lugar del hijo, marcando así una
diferencia en la cadena generacional sino como el poderoso que se identifica a la
ley que él mismo crea, en vez de sujetarse a un orden de legalidad extrínseco. Zeus
quedó, entiendo, alojado en el seno materno, la tierra madre de la que no exiló
en lo simbólico, pues podemos conjeturar que en su retorno venga a la madre
a quien le quitaron sus hijos, destrona al padre para vengar a su madre, a quien
le desaparecen sus hijos. Zeus, pese a esto, no llega a instalar una diferencia en
ninguno de los polos de la cadena, pues él mismo se inviste de Cronos. Pasa a
ubicarse en el lugar de Cronos.
La sola venganza no hace diferencia. Las identificaciones necesarias en la
niñez, en la constitución subjetiva, requieren de un paso más, de la conquista
de lo nuevo, de la invención. Para lo cual, los Zeus y Edipos tendrán que develar
los enigmas del Otro, para armar su propio tablero desean te. Tal vez con los pies
hinchados y la vista ciega.
Cuestiones de niños79
En el año 1908, Sandor Ferenczi es presentado por Freud en el seno de sus
discípulos y colaboradores en las legendarias reuniones de los días miércoles.
Pocos meses antes Ferenczi lo visitaba por primera vez, en poco tiempo se
convirtió en uno de sus discípulos dilectos. La relación entre ellos no escapó al
amor de transferencia, ni a las quejas o reproches, así como tampoco escapó de
la ruptura final.
En 1910, S. Freud encarga a S. Ferenczi que presente en el Congreso de
Nüremberg una propuesta para la fundación de la Internacional Psicoanalítica. La
propuesta presentada por S. Ferenczi incluye la preocupación por la salvaguarda
del psicoanálisis, en lo que a la transmisión se refiere y además compara la
Institución con una familia, lo cual para él era tanto propiciatorio como inevitable.
En 1912le envía a Freud las observaciones de un niño que luego publicó con el
título "El pequeño hombre gallo".
79 Trabajo presentado en el JI Colloque inter-associatif de psychanalyse, París,
octubre de 1991. Publicado en Cuadernos Sigmund Freud N° 17: Niños en psicoanálisis,
Escuela Freudiana de Buenos Aires, Buenos Aires, 1994.
124
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
Este envío no es casual, es Freud mismo quien lo pide, según lo relata en la
Introducción a la historia de Juanito:
[... ]También el psicoanalítico puede confesar su deseo de hallar una prueba directa
de los principios fundamentales y descubrir en el niño, en su fresca vitalidad aquellos
impulsos y deseos sexuales que con tanto trabajo sacamos a la luz en los adultos. Con
tal propósito vengo estimulando hace ya tiempo a mis amigos y discípulos a reunir
observaciones sobre la vida sexual infantil.""
A partir de allí, llegan a Freud los materiales de varias observaciones, entre ellos
se encuentra la de Ferenczi. En el artículo que este publica, escribe la siguiente
nota a pie de página: "El profesor Freud me ha dicho que en una de sus próximas
obras en !mago hará uso de este material para explicar el totemismo".
Efectivamente, en Tótem y Tabú 81 en 1913, Freud recoge la observación de
Ferenczi, a quien le agradece su interesante aporte. En el capítulo "El retorno
infantil al totemismo" es donde Freud ofrece tres breves ejemplos referidos a
niños, un caso del Dr. Wulff de Odessa, la zoofobia de Juanito y el niño de Ferenczi.
Destaca Freud una cuestión: el padre, que desde la perspectiva del niño, por
razones bien diferentes, perro, caballo o gallo, es el modo en que cada uno de
estos niños pone una palabra allí donde el padre es incertum.
El pequeño hombre gallo82
Sandor Ferenczi recibe a un ex paciente, una dama que le comenta un caso
que supone de interés general para el psicoanálisis. Ferenczi acepta en principio
esta suposición que luego dejará caer, es decir sin horadar en la transferencia.
El niño se llama Arpad, en ese momento tiene cinco años y desde los tres y
medio inquieta a sus padres.
Cuando Arpad tiene tres años y medio, la familia sale de Budapest, va de
vacaciones a Austria, allí se trastorna. Su único interés es el gallinero. Desde las
primeras horas del día se dirige al corral. mira a las aves largamente, imita sus
sonidos. Llora cuando lo sacan de allí. Fuera del corral su lenguaje es animal,
cloquea, pía y cacarea ininterrumpidamente. Contesta preguntas pero solo con
80 Sigmund Freud: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años", en Obras Completas,
Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1967, tomo II. pág.565.
81 Sigmund Freud: "Tótem y tabú", en Obras Completas, Ed. Biblioteca Nueva,
Madrid, 1967, tomo Il, pág. 419.
82 Sandor Ferenczi: "Un pequeño hombre gallo", en Sexo y psicoanálisis, Ediciones
Hormé, Buenos Aires, 2009.
125
 LrLIANA DoNzrs
gritos de animales. El uso exclusivo de este lenguaje permanece mientras está en
Austria.
Entiendo que dejar su tierra y su lengua materna, el húngaro, deja tras de sí
una pérdida que recubre en parte el cloqueo. He investigado en el idioma húngaro
algunas de las palabras que menciona Arpad y descubrí que hay homofonía entre
co-có: sonido del gallo y Kokosh: "gallo" en húngaro.
De regreso a Budapest retoma su lenguaje anterior, vuelve a hablar en húngaro,
pero su único tema de conversación son los gallos, las gallinas, los pollos. A lo sumo
lo diversifica en gansos y patos. Su actividad preferida es mirar detenidamente
como le cortan el pescuezo a las aves.
Pide a su madre que compre aves para luego presenciar la escena final, el
navajazo y la muerte. Luego hace una fiesta con un ritual, besa y acaricia a las aves,
baila alrededor del cadáver. Reiteración sin fin. Por cada muerto debían aclararle
el sexo "gallo-gallina"... Al mismo tiempo teme a los gallos vivos. Deseaba un gallo
vivo, "desplumado ... solo con cresta". Hace agujeros donde no los hay, clava tijeras
en los ojos ciegos de alguna ave muerta.
Ferenczi plantea, siguiente a Freud, que el amor y la hostilidad que manifiesta
con estos animales se enlazan al padre, quien siendo un temible rival, también es
amado.
Es posible anticipar que efectivamente se trata del padre en su vertiente
imaginaria, pero también de un padre que se adora en tanto muerto.
No solo está en juego el padre que se manifiesta en la faceta del gallo, el Otro
materno se articula en la demanda que recorta el borde oral. Manifiesta Arpad:
"Me gustaría comer una madre a la cacerola, tienen que poner a mi mamá en la
cacerola y cocinarla, entonces me la podré comer". 33
Ante la matanza del gallo practicaba rituales festivos, en cambio ante la
explicitación de sus deseos canibalísticos tenía remordimientos y anhelaba
crueles castigos en su cuerpo. "Quiero ser quemado, quiero romperme un pie y
ponerlo en el fuego, me voy a cortar la cabeza".
Reclamo por un padre que ejerza la función de corte. Corte por el significante
que Arpad no puede sino pedir sobre su propio cuerpo.
De regreso a Budapest, le preguntan al niño qué le ocurrió en Austria, con
vistas a entender su raro comportamiento. Él relata la siguiente historia: "Entré
83 Jbíd., pág. 68.
126
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
en el gallinero y oriné en un nido, entonces el gallo de plumas amarillas vino y me
mordió el pene. llana, la sirvienta, me vendó la herida, luego cortó el pescuezo al
gallo y murió".
La madre recordaba el incidente ocurrido en el primer veraneo en Austria,
anterior a la aparición del padecimiento, en el cual Arpad cambió su lengua.
Ella había escuchado gritar al niño y se enteró por la sirvienta que un gallo había
intentado picar el pene de Arpad sin lograrlo.
Ferenczi subraya que entre el primer acontecimiento y la alteración había
transcurrido un año, y se pregunta qué podría justificar la repentina recurrencia
del interés por los gallos y las aves.
Pregunta a los padres si en ese lapso había sido amenazado con la sección de
su pene a causa de la masturbación.
La respuesta es afirmativa. Arpad no se había salvado de la amenaza
efectivamente proferida. Este es el punto que para Ferenczi es decisivo en la
emergencia de la problemática.
Ferenczi entrevista una sola vez a Arpad. En ese único encuentro, el niño
concentra su atención en un gallo de bronce que está entre los otros adornos del
consultorio.
"-¿Me lo va a dar?"- dice Arpad. Como respuesta Ferenczi le ofrece un lápiz y
un papel. Arpad dibuja un gallo. En ese momento el analista le pide que cuente la
historia del gallo. Arpad no habla, prefiere volver a sus juguetes.
Ferenczi concluye entonces su trato con Arpad, decide que es imposible la
investigación psicoanalítica directa en el niño y aclara: "Tuve que limitarme a
lograr que la dama interesada en el caso, vecina y amiga de la familia, tomara nota
de Jos gestos y comentarios de Arpad" 84 •
¿Intenta duplicar por esta vía el modus operandi del caso Juanito? En el
historial freudiano la intervención se viabiliza por intermedio del padre. En este
caso, ¿a través de la dama?
Aun cuando en aquellos tiempos el psicoanálisis con niños recorría sus
primeros tramos, es posible indicar que Ferenczi dejó caer la posibilidad de
analizar al niño, no tomó aquello que el dibujo de Arpad ofrecía como vía de
sustitución. Idioma infantil que le es extraño pero que surge como consecuencia
de impedirle algo, de negarle el gallo.
84 lb íd., pág. 69.
127
 LrLIANA DoNzrs
Ferenczi, analista a la vez, se impide jugar a "eso" del gallo.
No obstante, algún efecto trajo. En las notas siguientes le relatan un juego,
el único que como tal, con ese nombre de juego se hace referencia. Arpad toma
diarios, los arruga hasta convertirlos en figuras con formas de aves, juega a
venderlos y luego con un cepillo, "llamémoslo cuchillo" dice Ferenczi, lleva a su
gallo a la pileta, le corta el pescuezo y muestra la escena. Hace como que el gallo
sangra, mientras con voz y gestos imita de modo excelente la agonía de su muerte.
Ferenczi arriba a las siguientes conclusiones:
Desplumar y cegar a los animales alude a intenciones de castración como
reacción a la idea de su propia castración; la tortura y el amor al gallo
expresan la ambivalencia hacia el padre, amado y odiado a causa de las
restricciones sexuales que impone. El terror morboso a los gallos debe ser
rastreado en la amenaza de castración por su masturbación.
La excitación que le provoca el gallinero implica que allí Arpad podía
enterarse de Jos secretos de su propia familia, es decir secretos sexuales.
• Las condiciones de la vivienda de Arpad eran tales que sin duda "él había
sido testigo auditivo de las relaciones sexuales de sus padres".
En Tótem y Tabú, texto en el Freud menciona brevemente este caso, coincide
con Ferenczi en que el gallo representa al padre. El gallo tiene valor de Tótem, de
este emanan prohibiciones.
En el caso de Arpad, por una parte se ha positivizado el Tótem, y por la otra,
se ha producido una identificación al Tótem, pero del mismo modo no surgen
prescripciones. El mandamiento implica la interdicción, la tendencia totémica no
concierne en este caso solo al mito edipico, sino también a la premisa narcisista,
salvaguardar el órgano de la amenaza.
El gallo-tótem vive. El tótem-padre, como condición necesaria no resulta
suficiente. Freud dice que se trata de la perversión. No obstante, Freud en 1905
definió la perversión como perversión poliforma estructural en la infancia.
Algunas consideraciones
Evoqué el caso de Arpad a partir de mi interés en la clínica con niños, con el
objeto de reflexionar acerca de las hipótesis que ofrecen Ferenczi y Freud.
Ahora bien, al interrogar estas notas surge la pregunta: Arpad, ¿juega al gallo,
a la muerte, a la desaparición? ¿O es él el gallo? ¿Construye su mito a partir de un
128
CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR
real, acotando en el juego el goce del Otro, para desasirse de ser él mismo con su
cuerpo objeto de goce?
¿Es el gallinero el campo en el cual el padre goza de todas, goce inacotable?
Arpad juega, dibuja, imita. Estamos frente a una ficción que como tal
enmascara, lo real queda por fuera de la estructura de ficción del juego, aunque se
intente inscribir en parte en el juego mismo.
Desde mi perspectiva, la actividad lúdica es una emergencia del lenguaje.
Los juegos de Arpad indican el sesgo que toma este niño para significar y
"significantizar" su campo subjetivo.
En el Seminario XI, Lacan señala: "El Otro es el lugar donde se sitúa la cadena
del significante que gobierna todo lo que podría presentificarse del sujeto,
es el campo de ese viviente, requerido a la subjetividad donde se manifiesta
esencialmente en pulsión". 85
El niño de las primeras vueltas de los tiempos instituyentes es aquel que en la
diacronía edificará su edificio significante.
En el tratamiento de algunos niños, la apuesta analítica parte de un niño cuyo
cuerpo se presenta a la demanda del Otro, tiempo aún de un sujeto por advertir
hacia un sujeto en el que se distinga la eficacia de la represión y el retorno de lo
reprimido. En este recorrido la pulsión pasará a las redes del significante.
Es así que la actividad lúdica abrevada en la fuente pulsional, es la articulación
contingente y necesaria para que los pedazos de cuerpo orificeados por la
demanda del Otro se desprendan y se religuen. Piezas del cuerpo que, para ser
pulsionales, nos recuerda Lacan: "deberán ser ecos de un decir". 86
Arpad está apresado en el corral. La dramática de Arpad se refiere a que este
hombre o mujer están aún enraizados en otro escenario.
Tanto en las articulaciones freudianas del Edipo como en la perspectiva
lacaniana de la castración del Otro, en este niño se presentifica que no puede ser
nombrado un padre sino a costa del gallo.
En la breve historia del Arpad que nos propone Ferenczi, nos topamos
con limites. Uno de ellos es que no es un análisis llevado a cabo, no hay otros
85 Jacques Lacan: Seminario XI, Seix Barra!, Barcelona, 1977, pág. 209.
86 Liliana Donzis: De la clínica, de los niños, trabajo presentado en las 2••. Jornadas
de Carteles de la EFBA, noviembre 1990 (hay copia en la biblioteca de la Escuela Freudiana
de Buenos Aires).
129
 LILIANA DONZIS CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR

encuentros con Arpad. No obstante, allí donde Ferenczi interrumpe, allí señalo el Según sus palabras: "Ahora soy pequeño, un pollito, cuando sea más grande
posible inicio de un análisis. seré gallo... y me casaré con la vecina, con su hermana, mis tres primas y la
En ese niño la pregunta concerniente al padre es una de las cuestiones cocinera. No, en lugar de la cocinera más bien con mi mamá".
cruciales. Podemos efectuar algunas hipótesis de lo que consideramos en la iTodas ... o una por una?
actualidad entrevistas preliminares. En el seminario Oú Pire de 1971, Lacan señala:
En este niño un padre pervive, muerte tras muerte del gallo, un inacotable, un El goce llamado sexual es lo que hace barrera en la relación. Que el goce sexual abra
muerto que no termina de morir prevalece y hace obstáculo a la función. para ser el hablante la puerta del goce, es quizá goce para algunos, pero verda~eramente
no es le goce sexual. Gozar es poner en pedazos un cuerpo.
El diálogo vida-muerte que se produce a nivel de Jo que es reiterado en el
<1> de x, esta notación expresa que se produce una relación del significante al goce
devenir de Arpad no se nos revela plenamente en su carácter de resolución
y no designa más que un significante en el nivel en que el ser hablante existe como
edípica, pues el falo en tanto simbólico no llega a operar, la metáfora no hace tope.
sexuado. Es delgado el espesor, pero mucho más amplio en superficie que en los
Los efectos de castración no pueden reducirse a la anécdota de una palabra animales que cuando no están en celo no se lo distingue.
oída como designio de una amenaza, ésta no alcanza a instalar sino una mínima
En el gallinero, salvo por la cresta, iCómo distinguirlos? Arpad pregunta el sexo
censura.
de cada ave muerta. El ojo no alcanza, y el significante será en su advenimiento la
La amenaza efectivamente proferida por Jos padres actualiza lo traumático de
chance de la diferencia.
la primera escena en Austria. Pero no basta: en Arpad ya se ha producido una
Agrega Lacan en ese seminario: "Por eso cuando digo Fi de X.~x. eso designa la
juntura entre gallo y padre. La amenaza segunda confirma un exceso, un gallo función que se llama castración".
puede picotear lo real del cuerpo del niño.
Acceder al otro sexo, tal es el enigma del pequeilo Arpad, allí el gallo fracasa,
Es interesante la hipótesis de Ferenczi, que ubica el gallinero como el campo
pues para acceder al otro sexo es necesario pagar el precio, el de la pequeña
en el cual el niño averigua la relación sexual, pero lo planteó del modo siguiente:
diferencia que pasa engañosamente por intermedio del órgano.
la visión de la cópula entre las aves, la relación sexual, es lo que interroga a Arpad.
Falo no es idéntico a órgano, si el órgano puede ser instrumento es porque se
El gallo-padre goza de todas las gallinas. El padre de la excepción, mítico de la
funda en el significante. Por el contrario en el niño del ejemplo, la historia de que
horda, padre imposible, se torna para Arpad en padre excepcional-ideal, posible
papá ha dicho "te lo vamos a cortar" no funda ninguna otra cosa que el terror.
de todo goce.
La función fálica, este ~x,lo simbólico del falo, se articula al significante bajo el
Este ideal se alimenta del real paterno y guarda pedazos de real que Arpad
golpe de la función de castración. Allí donde el Padre Real opera, cae precisamente
homologa al gallo.
el objeto -objeto imaginario-. Si este padre imposible se encarna se convertirá
Se abre así a la diversidad de lo imaginario, que se corporiza para la ocasión
como en Arpad en el gallo que vivo aterroriza.
en ave.
Freud en Tótem y Tabú responde, se trata del padre muerto, el padre simbólico
Temido y atnado, ideal precisamente porque consiste en poder hasta lo
que permitirá la salida de la endogamia. La sexuación requiere de esa condición
imposible.
de estructura. Padre de la excepción 3x~x. existe al menos uno que diga no
Arpad petrificado en el recorrido que va del ojo al ojo ciego de las aves muertas,
a la castración, un uno que al hacer excepción funda la regla, para todo \fx~x.
pasando por el gallinero, da consistencia a lo imposible, ya que para él en el corral
sometidos a la función de la castración. Padre de la excepción que lógicamente
hay encuentro y relación sexual. Esto trae aparejado en consecuencia que la
anticipa el no toda es, de La mujer.
madre es toda e ilimitada. Creencia infantil, pero iCómo acceder al otro del sexo?
El padre de la excepción es para Arpad inevitablemente un padre imaginario y
por tanto excepcional.

130 131
 LILIANA DONZIS CAPÍTULO III: UN LIGERO DESPERTAR

Freud le responde a Ferenczi, si se positiviza el Tótem, se trata de la perversión, el nombre del padre en juego, ordenará goce y deseo. Un sujeto puede surgir como
goce que requiere ser acotado. sustracción en el campo del Otro instalando una ficción con relación a un saber
Las notas de Arpad permiten indicar, además, cuestiones relativas a la insabido. Arpad, como otros niños en un análisis, podría nombrar un padre, de
sexualidad infantil. otro modo que en los gritos del gallo.
Freud indica que ningún niño llega a la pubertad sin que los problemas sexuales
hayan ocupado su pensamiento; es así como las teorías sexuales infantiles dibujan
los trazos que encierran alguna verdad respecto del esclarecimiento de la cópula
sexual, pero en su despliegue expresan también la creencia de que "hay relación
sexual".
Es desde el trabajo que la pulsión imprime que el niño formula sus teorías,
pero de ellas no se deduce una lógica acabada de su inscripción sexuada.
El goce sexual, encuentro fallido con lo real del otro sexo, es precisamente
aquello que señala el límite de las operaciones a las que se arriba en la sexualidad
infantil.
Los niños, en los tiempos instituyentes pueden declarar su sexo, pero no es
desde ellos que se reconocen diferentes entre sí. Son los adultos que en función
del lenguaje indican el precio del significante, quién se dirá hombre y quién se
dirá mujer.
La historia de la práctica del análisis con niños nos ha dejado sus marcas,
no siempre auspiciosas en la clínica, respecto de las dificultades conceptuales y
clínicas que entrañan igualar el reconocimiento de la diferencia con la inscripción
sexuada hombre-mujer.
La conclusión de las operaciones de la sexualidad infantil nombradas por Freud
"destino de ser sexuado", no pueden confundirse con la sexuación que plantea
Lacan, pues no solo se asientan en la lógica, sino que requieren que ese "destino"
se inscriba y se anude en una u otra posición fantasmática. Las consideraciones
precedentes pueden relanzar y redimensionar la pregunta por la conclusión del
análisis en los niños.
Respecto del caso del pequeño hombre gallo, Arpad deja un dibujo a Ferenczi y
un juego del que la dama toma nota, allí los animales hablan y no al revés cuando
Arpad grita como Jos animales. 87 El nombre opera en estos juegos, la cosa se vela,

87 Jorge Fukelman: "A propósito de Arpad. Encuentro con Animales", en Conjetural

N• 5, Ediciones Sitio, Buenos Aires, 1984.

132 133
 CAPÍTULO IV

FINAL DEL JUEGO

Adiós a los niños. Estructura y destino

Por esos pliegues de la historia vieron la luz en el mismo año. Los antecedieron
búsquedas y desencuentros. Creencias, mitos y alquimias en las que no fueron
soslayados los sueños y los misterios. Como así tampoco la complicidad de su
tiempo y el desconcierto que su llegada causó entre sus contemporáneos.
Tal vez fue una de esas raras casualidades en las que el surco de estas nuevas
vidas se enlazó a lo real y jugó su carta, su apuesta, corriendo sus riesgos.
Nacieron sin saber el uno del otro, aunque cualquiera pudo haber notado
que no era imposible su encuentro. Así fue que sus recorridos paralelos, como
paralelas son en ocasiones las vías del ferrocarril, pasaron uno aliado del otro, se
tocaron, se cruzaron y por qué no también se amaron.
Destinos no idénticos en los que malos encuentros signaron episodios que
merecen olvidarse. Ambos tejieron algo con el olvido y la letra; con la imagen y el
movimiento. Con el dolor, el goce, el amor y la escritura.
Su año de nacimiento coincide: 1895.
Sus nombres: Psicoanálisis y Cinematografía.
Fue en 1895 cuando los hermanos Lumiére expusieron las primeras imágenes
en movimiento ante un destacado grupo de personas en un sótano de un café
parisino. Estremecieron al instante: Un tren se acerca a toda velocidad. El

135
 LILIANA DONZIS
movimiento era inaudito. Quienes presenciaban el espectáculo gritaban mientras
se sorprendían. La locomotora se les venía encima. Literalmente podía aplastarlos.
Asombro del cine que ha contribuido a transformar la estética.
En 1895, Freud soñaba su sueño freudiano, mientras que el inconsciente
mostraba sus primeras eficacias, escribía una nueva ética que tampoco dejó de
escandalizar la moral victoriana de su tiempo.
Psicoanálisis y cinematografía dejaron sus huellas en este siglo. El primero, en
trazos escogidos de la verdad; el segundo en tanto la verdad, cito a Lacan, "no es
demasiado bonita, lo bello de las imágenes vale no solo por su esplendor sino por
su valor de cobertura". 88
Mérito del psicoanálisis advertir que algo se hará oír aunque sea más tarde,
en tanto retorno de lo reprimido hará de lo olvidado recuerdo inolvidable en el
síntoma.
Louis Malle, cineasta francés, a partir de una pincelada autobiográfica nos
transmitió algo de lo visto y lo oído. Adiós a los niños es el título con el que dio a
conocer algunos trazos de historia, como asimismo este film es un fresco de un
tiempo de la niñez. Tiempo que Freud denominó latencia.
A partir de la experiencia en la clínica con niños me serviré de este cruce de
cine y psicoanálisis para desplegar algunas consideraciones sobre la latencia,
entendida en sentido lógico y estructural antes que como momento cronológico.
No se trata pues de aspectos madurativos, ni del desarrollo acabado, ni
del punto de vista genético de las afecciones analizables sino de un tiempo
de subjetivación dependiente de la estructura del lenguaje, lógica ligada a la
dimensión significante de la estructura, del objeto a y su articulación al Otro.
Es con el niño que se evidencia la primacía de la relación del sujeto al discurso
del Otro y la práctica analítica con niños nos testimonia la chance de casi tomar
en lo real el modo según el cual el sujeto surge de la masa significante del Otro. En
diferentes grados el niño se halla en el borde entre objeto y sujeto. Asimismo en la
clínica se pueden localizar estos puntos de transformación.
No obstante, el significante niños en la clínica acentuó, a mi criterio
fallidamente, un intento de homogeneizar un campo altamente heterogéneo. El
conjunto niños se puebla de elementos diversificados, siendo un requerimiento
88 Jacques Lacan "Clase 4 de mayo de 1960", en El Seminario, Libro VII: La Ética del
Psicoanálisis, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1998, pág. 248.
136
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
clínico y teórico reconsiderar sus diferencias según los puntos de torsión
estructurantes; "los niños" no son una bolsa de gatos. Una mínima observación
nos permite diferenciar el niño que concurre al jardín de infantes de otro que
asiste a la escuela primaria. Sus intereses y posibilidades difieren, como también
difiere su relación con los otros y su inserción social varía ostensiblemente.
¿Es suficiente considerar el pasaje de la angustia al síntoma como el
modificador por excelencia de este cambio de posición subjetiva? ¿De un tiempo
instituyente a otro tiempo?
Es conocida y muy difundida la carta que envió Lacan en respuesta a las
preguntas de Jenny Aubry, publicadas con el título Dos notas sobre el niño. En ella
Lacan sitúa dos posiciones de afección en la infancia. Una ubica al cuerpo del niño
como soporte de objeto del fantasma materno, y la segunda refiere el síntoma del
niño como respuesta a lo que hay de sintomático en la estructura familiar, en este
contexto representante de la verdad. Ahora bien, respecto de esta última posición,
¿la localización del síntoma concierne al retorno de lo reprimido en el sujeto del
inconsciente? ¿Síntoma que al tiempo que vele haga texto en su desciframiento?.
Dicho de otro modo, ¿adviene el campo de la subjetividad eslabonado al deseo,
respuesta del sujeto a la interrogación promovida en el significante de la falta en el
Otro? ¿Tejido en la trama que del Eros hace del deseo presencia de la falta?
En la actualidad la pregunta por el síntoma parece a contrapelo de las
preocupaciones analíticas del momento. Por el contrario, los analistas manifiestan
interés por aquellos padecimientos en los que no se recorta el síntoma en el
discurso.
En la niñez el armado del síntoma es crucial, es condición de estructura, pues
su presentación evidencia el entramado de lo simbólico, lo imaginario y lo real.
Mientras que destaca los efectos del nombre del padre.
El período de latencia brinda la escenografía del despunte sintomático, la
emergencia del lapsus que interroga el pas-de sens. Tiempo de apertura de la
significación, florecimiento de sentido entre imaginario y simbólico. Mientras que
permite ese efecto de lo simbólico en lo real que concierne al síntoma.
Los tiempos instituyentes indican que en las primeras marcas fundadoras
del sujeto se escriben los eslabones de origen, que por vía de la identificación
primordial harán estructura de nudo borromeo.
137
i-
 LILIANA DüNZIS
No obstante, es en la latencia, tal como se verifica en la clínica, que se
despliegan en acto los efectos del anudamiento y los modos en los que opera el
nombre del padre.
Lacan puntualiza, en el seminario RSI, que el nudo se soporta en la metáfora
no sin anclar en la versión del padre.
Eficacias patentizadas en el lazo social, modo en el cual el sujeto se entronca
al discurso, inaugurando en el latente, Lacan dixit, su entrada en el concierto del
mundo. 89
En este período el niño configura la escena del mundo, tejida con fuerte
textura imaginaria, tintes del fantasear que colorean sus primeros sueños y que
por efecto del significante esa escena del mundo ahora es dibujada y mapeada
con rutas y veredas por las que se puede o no pasar. Tiempo, entonces, del elige
tu propia aventura en la película que cada quien se inventa, pero que aún no es
llevada al acto. Sin embargo, constituye la trama imaginaria y simbólica necesaria
en la cual el adolescente se refugiará y se acolchonará cuando en ese otro tiempo
entre en acción.
Si esta entrada en acción propia de la adolescencia se anticipa, se convierte
en fuente de actings, sufrimientos e inhibiciones. ¿Acaso no son éstos los motivos
más frecuentes de consulta al analista, en ese momento de la niñez?
El latente, sujeto en souffrance, está a la espera de un goce sexual y en
interrogación al goce del Otro, del otro sexo.
En el trabajo clínico con latentes se pone de manifiesto que en este período
se produce una acumulación de imagen e historia. De carácter preconciente,
que como tal se enlaza a la serie de las huellas mnémicas. Huellas de las
Wortvorstellzmg, representación de palabra, que funcionan al modo de restos
diurnos, construyendo una escena donadora de sentido, posible de ser recordada
a posteriori y en retroacción. Escena forjadora del fantasma, que en un trabajo
previo denominé: La orilla del fantasma 90 •
Escena a la que se puede volver en los impasses de la sexualidad.
89 Jacques Lacan: El Seminario, Libro VI: El deseo y su interpretación, clase del 24 de
abril de 1959, inédito.
90 Liliana Donzis: "El análisis de niños y sus fantasmas", en Actas de la Reunión
Lacanoamericana de Porto Alegre, 1994, tomo II (hay copia en la biblioteca de la Escuela
Freudiana de Buenos Aires).
138
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
Lo que nos hace progresar de una significación del mundo a una palabra que pueda
formularse, la cadena que va del inconsciente más arcaico hasta la forma articulada
de la palabra en el sujeto, sucede entre percepción y conciencia, como se dice entre
cuero y carne[ ... ] y allí es en Aujbau-construcción, estructura, en la medida en que la
estructura significante se interpone entre percepción y conciencia, ahí el inconsciente
interviene por medio de las Bahnungen [... ]La estructura de la experiencia acumulada
yace y queda inscrita allí.
El latente lleva la marca de este primer andar por el mundo entrelazado
a lo semejante, al semejante y enfrentado también a lo Fremde, lo extraño, lo
extranjero. En el alemán contemporáneo se ha dejado de usar el término Fremde
y se utiliza auslanderque literalmente expresa fuera del mundo.
En el andén de una estación ferroviaria de París, en tiempos de la Resistencia
Francesa, Louis Malle del mismo modo que los Hermanos Lumiére iniciaron con
un tren las primeras escenas del cine, comienza su Adiós a los Niños.
Una despedida se vislumbra en la imagen de una locomotora que aún está
detenida. Mientras los soldados alemanes hablan en su extraña lengua, Julián y
su madre dialogan.
Madre: Solo piensa en mi, te voy a extrañar, hijo [... 1 Me gustaría disfrazarme de
muchacho e ir a la escuela contigo [... ] Ese será nuestro secreto [... ) El tiempo pasa
rápido[ ... ]
Julián: "El tiempo pasa lentamente".
Una pequeña ciudad de la campiña será su nuevo albergue; allí Julián se
encuentra con sus antiguos compañeros. En el frente de una casona de piedra se
lee: "Convento del Carmen. Escuela San Juan de la Cruz". Será en el ámbito escolar
donde transcurre y se desarrolla el film.
El director del establecimiento, el Padre Jean presenta a tres nuevos alumnos.
Entre ellos, Felician Bonnet, quien cruza inmediatamente miradas y palabras con
Julián. En el pabellón-dormitorio sus camas están una aliado de la otra.
Tal como expresé al comienzo de este trabajo, estos dos niños, Julián y Bonnet,
vieron la luz también en el mismo año. Sin saber el uno del otro, sus senderos se
cruzaron como se cruzan en ocasiones las vías del ferrocarril. La vida de escuela
transita entre lecciones de matemáticas, clases de geografía e historia, matizadas
en recreos con juegos y mercado negro de mermeladas.
Bonnet rechaza la carne que le ofrecen, tampoco reza antes de ir a dormir
como lo hacen los otros niños. Todo indica en ese amplio espacio católico en el
139
 LILIANA DONZIS
que no escasean vírgenes y Cristos, que Bonnet, el nuevo, no es uno de ellos. "Bien
parece un Judío" comenta uno de los niños.
Cualquiera pudo haber notado que no era imposible su encuentro, Julián y
Bonnet se hacen amigos. Semejantes entre semejantes. Los juegos, las chanzas
y los cuentos que circulan en la escuela transmiten de escena en escena lazos de
discurso, palabras que los niños intercambian en las que se modulan amores,
odios, y rechazos. Traiciones y silencios.
"La latencia es la fuente en el sujeto de los puntos de construcción de todo su
mundo objetivo. Llega allí a no ocuparse más de la trama incestuosa que restará
inconsciente". Esta frase, pronunciada por La can en el seminario del24 de abril de
1959, corresponde a uno de los pocos lugares en los que Lacan trabaja este tema y
que me permite comentar lo siguiente:
En este período diferenciable en la infancia, el niño ya no es el de antaño, los
ecos de esta distinción en la subjetividad generan consecuencias en la clínica
evidenciables en el movimiento transferencia!, en el juego y en el trabajo pulsional.
Respecto de la actividad lúdica, en ésta se patentiza el juego como función de un
retorno, producido con relación a la falta, en ocasiones se configura la posibilidad
de su lectura al modo de una formación del inconsciente. En esta línea es factible
coincidir con lo postulado por Melanie Klein, para quien el juego es retorno de lo
reprimido y con valor fantasmático, aunque a mi entender el error kleiniano fue
considerar el juego con este valor sintomático en todo el recorrido de la niñez.
Considero que solo concierne al desciframiento en la latencia, pues lo reprimido
no está escrito más que al nivel de su retorno.
Las vicisitudes pulsionales sufren el impacto de una transformación, que Freud
ilustró con justeza en la frase: "Trono y altar tambalean". Los destinos pulsionales
encuentran el camino de la sublimación que en el planteo freudiano es una de las
raíces de la ética en la niñez. La otra faz de la ética Freud la articula al surgimiento
de la instancia del Superyó. 91 Para Freud las primeras sublimaciones están
91 "Lo que nos hace progresar de una significación del mundo a una palabra que
pueda formularse, la cadena que va del inconsciente más arcaico hasta la forma articulada
de la palabra en el sujeto, sucede entre percepción y conciencia, como se dice entre cuero
y carne ... y allí es en Aujbau-construcción, estructura, en la medida en que la estructura
significante se interpone entre percepción y conciencia, ahí el inconsciente interviene por
medio de las Bahnungen ... La estructura de la experiencia acumulada yace y queda inscrita
allí" (Jacques Lacan: El Seminario, Libro VII: La ética del psicoanálisis, Ed. Paidós, Buenos
Aires, 1988).
140
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
subtendidas en la desexualizacíón de los objetos primarios e implica un pasaje
de cargas de los objetos endo a exogámicos. "Las tendencias libidinosas quedan
en parte desexualizadas y sublimadas, cosa que sucede probablemente en toda
transformación en identificación y en parte inhibidas en su fin, transformadas en
tendencias sentimentales. Así comienza el período de latencia" 92 •
El mecanismo sublimatorio, nos dice Lacan en el Seminario VII, debe buscarse
en una función imaginaria, especialmente aquella del fantasma, que es la forma
en la que se apoya el deseo del sujeto y su condición de goce.
Así, la pulsión accionada en el borde erógeno en su enlace a la demanda del
Otro, viabiliza la eficacia que la castración aporta, delimitando una orilla entre
pulsión y fantasma.
En la dimensión simbólica, el significante adquiere todo su alcance pues
es imposible sin su intervención distinguir el retorno de lo reprimido de la
sublimación como otro modo posible de satisfacción de la pulsión.
El latente puede presentarse como un artesano, un pequeño poeta, un
constructor y director de películas de difícil realización.
Ahora bien, nada de esto sería factible si no mediara inaugurando la entrada
en latencia una pérdida, un vacío central. Pérdida inscrita como pérdida de goce
que no es sin duelo. El duelo por el falo.
En esta operación de torsión estructural y estructurante, el falo cae destronado
como privilegio del Otro, como aquello que en calidad de objeto representaba en
el campo fantasmático del Otro. Esta pérdida de goce correlativa al significante
de la falta en el Otro, arroja en esta entrada y en segunda vuelta ese resto, motor
de la causa del deseo. Este duelo que abre el descenso edípico será una peripecia
decisiva para lo que vendrá en la pubertad, nueva vuelta en la que se remodelará
la posición sexual.
A la operatoria de inicio de la latencia, Freud la designó con el vocablo:
Untergang. Ruina, declinación cuya clave la significación fálica es marca de la
unión y del retorno que promueve el pasaje del plano de la demanda al plano
del deseo. Esta clave, el falo, en su doble vertiente, menos fi y falo simbólico que
arranca, extrae de esas ruinas una renuncia de cariz narcisística. Según la óptica
freudiana y desde el ángulo simbólico abre la brecha de la cadena significante
92 Sigmund Freud: "El final del complejo de Edipo", en Obras Completas, Ed.
Biblioteca Nueva, Madrid, 1967, tomo Il, pág. 501.
141
 LILIANA DONZIS
formadora del piso de la enunciación. Efectos que se desprenden de lo que el
sujeto aportó en sacrificio, en holocausto a la función del significante faltan te.
El falo restará velado, no aparecerá, sino como resplandor, reflejo al nivel del
objeto. St>rá pura sombra. Y como falo simbólico soporte del sujeto. La función
de este duelo no solo implica que los fragmentos, los detritus más o menos
incompletamente realizados del complejo, van a resurgir en la pubertad bajo
la forma de neurosis o de perversión, sino que ya en este período opera como
síntoma transitorio y, en ocasiones, se producen una variedad de afecciones,
incluso psicosomáticas, correlatos patológicos de este duelo no duelado, corolario
de una retención de goce.
Lo expuesto puntúa el camino a la variedad de la neurosis. Si consideramos la
latencia como una operatoria de torsión subjetiva, allí prescribe la flexibilidad de
la estructura y precisamente cuando no son evidenciables sus articulaciones el
futuro subjetivo es incierto.
En el adiós a los niños se conjuga con un adiós a los padres, de sus marcas
queda la nostalgia de una cita para la que ya no habrá encuentro.
En los enigmas promovidos por lo contingente, sexo y muerte se resitúan.
Julián, en su estadía en la Escuela San Juan de la Cruz, escuchará en cierta
ocasión los acordes de un piano que brotan de las manos de su compañero
Bonnet; Julián parece no advertir que es la música que prefería su madre. Son
esos acordes los que brindarán la intermediación necesaria para el disfraz que la
madre le hubo prometido. Ella aparece, según lo prometido, en el cuerpo de un
muchacho, de un compafiero. Allí lo espera el dolor de otra muerte.
En la última escena del film, marco de la última cena, se denuncia la presencia
del niño judío en la escuela.
Pese a los esfuerzos del Padre Jean, la requisa se produce. La ejecución de la
orden de exterminio, el exterminio que como tal es irrepresentable, ya que es de
lo real, atravesará de un modo indeleble a Julián. Despedida de su amigo Bonnet,
así como también del Padre Jean, quienes son transportados para la llamada
"solución final".
Dioses oscuros de la noche que Julián recordará a lo largo de sus días. La
cámara vuelve en la escena final sobre el rostro de Julián niño en el patio de la
escuela primaria. La voz en off de Julián adulto dice: "Recordaré esa mañana de
enero hasta mi muerte".
142
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
Será por vía de la segunda muerte, primera en sentido lógico, la del significante,
que Julián como otros niños, aunque cada quién con su propias escenas, delimitará
en la acumulación de imagen e historia sus cuotas de goce.
Para concluir, comentaré las frases de un niño llamado Federico: "Los grandes
cuando ven una película, la pueden creer o no, pero cuando sos un pibe una
película te puede cambiar la vida".
Final del juego. Inicio del sueño
"La infancia es esa desnudez terrible"
J. E Lyotard en Lecturas de infancia93
"Una infancia que no es una edad de la vida
y que no pasa; puebla el discurso. Ese no cesa de
alejarla, es su separación. Pero se obstina en cons-
tituirla, como perdida ... Ella es su resto. Si la in-
fancia permanece ... , es porque habita en el adulto
y no a pesar de eso ... "
J. F. Lyotard
Según versa el Derecho Romano, domicilio es aquel lugar del que alguien puede
partir y luego puede retornar a él. La niñez, en este sentido, es un domicilio al que
el neurótico puede regresar, retornar, a un dominio en el que estuvo alienado.
El sujeto camina y conquista un recorrido que instaura en su partida, que no
es sin costo y sin deuda. Volver, regresar al domicilio de la niñez pone de relieve
la migración del objeto en el fantasma del neurótico adulto. Freud propuso el
movimiento subjetivo en tiempo de futuro anterior, el porvenir se sedimenta
de huellas pasadas que se actualizan por retroacción, allí donde hubo fijación
libidinal se regresa. Motivo que permite al neurótico vivir de su pasado, sin
advertirlo. Es asi que en el análisis del adulto la transferencia opera pisando las
huellas de ese camino regrediente e implica otorgar a la niñez una temporalidad
que se eslabona en tiempos de identificación, de ritmos pqlsio nales, de secuencias
con olor a goce y a trauma. Tiempos heterogéneos se ponen en juego, tiempos
que poco tienen que ver con la conocida frase musical según pasan los años. Los
Jean Francois Lyotard: Lecturas de infancia, Eudeba, Buenos Aires, 1997.
93
143
 LILIANA DONZIS
tiempos del sujeto se pueden contar en tiempos de reloj pero su cronómetro no es
éste, y tampoco se vincula con el espacio físico euclidiano, aunque pueda medirse
en él. El espacio-tiempo que Lacan rediseña a partir de la espacialidad topológica
recrea un domicilio de la infancia del que alguien se fue o no.
En el camino a la neurosis el niño recorre pasajes de tiempo ligado a tiempos
verbales que como en el sueño sus verbos pueden conjugarse al mismo tiempo en
todos los tiempos. Tiempos del sujeto que como en la operación onírica eslabonan
las ligazones efectuadas y en el acto del enlace engendran espacios nuevos.
En la niñez se ligan elementos en apariencia heterogéneos que se transforman
mutuamente por el trabajo de estructuración para otorgar al sujeto un cuerpo
ligado a la lengua, entendida como cuerpo imaginario de lo simbólico. Lo real del
cuerpo habita así un domicilio creado, armado con los efectos de transmisión de la
lengua. El niño modela y organiza en tiempos melodiosos de voz y de mirada, con
la insistencia pulsional que el Otro imprime: el espacio, la casa, el domicilio de los
tiempos instituyentes. El tiempo en este caso implica un tiempo de pasaje sellado
por los gajes del padre, un pasaporte que permite un pasaje transformador de la
estructura generando un destino subjetivo al niño. Este tiempo de construcción
del domicilio y de pasaje por el timbrado del significante del nombre del padre,
tiempos instituyentes, abre a un primer exilio.
Exilio de lo que fue tierra propia en la tierra del Otro, campo del Otro en el cual
nace el sujeto que advendrá.
Exilio y no solo uno, sino que habrá más de uno, pero este será el primero
respecto de la lengua materna que cada cual lleva escrita en los bordes de la
superficie de su cuerpo, con los que inaugura, si la fortuna del deseo lo permite,
el saber hacer algo con la palabra. Tejidos de palabras de los parientes próximos
agujereadas por el goce de la madre y granjeadas a la versión del padre, de los
nombres del padre.
El niño entra en el mundo y palidece por efecto del lenguaje y la función de
la palabra que viene del Otro. Palabra de la que deberá apropiarse para que ésta
haga diferencia. Iniciación, iniciaciones que no son ajenas a las operaciones de
castración que abren al parletreel trabajo de proliferación del significante. Primer
exilio introducido por efecto de lo simbólico, entrada del niño en el mundo del
equívoco en vías de abordar un goce, el goce fálico.
144
CAPÍTULO IV: FINAL DEL JUEGO
La clínica analítica con niños, su lógica, implica propiciar la apertura de un
primer carril de salida de los tiempos instituyentes. Consideración que permite
reflexionar los pasos que el sujeto da en la niñez desde varias perspectivas.
a) Desde la construcción del fantasma. Lectura ligada a los planteas de la
lógica de Fregue y articulable a la topología de superficies.
b) Desde la escritura nodal de la estructura del sujeto.
Ambas aristas abordan la constitución del sujeto, pero entre las variadas
preguntas que podemos formular deseo mencionar al menos una, la lógica del
fantasma supone tiempos sucesivos de cortes, próximos aunque no idénticos a
lo que Freud menciona como primer y segundo despertar sexual. Mientras que
la topología nodal supone un orden de anudamiento, que puede entenderse
como operaciones simultáneas de cruce en una instantaneidad sincrónica para
el enlace borromeo, o bien que las articulaciones de los enlaces se efectúen en
operaciones con un ordenamiento sucesivo. Resulta sumamente difícil optar por
una u otra de estas hipótesis acerca del acto originario de la escritura nodal; no
obstante podemos aventurar que cada una de ellas puede arrojar consecuencias
clínicas diferentes.
En el seminario de Jacques Lacan conocido como Topología y Tiempo, en
la reunión del 15 de mayo de 1979, exponen Juan David Nasio y Jean Michel
Vappereau. En esa ocasión este último plantea que la" Vemeinung, la negación,
introduce un corte real" e instala la discontinuidad propia de lo simbólico,
del significante que corta. Diferencia Vappereau a partir de esta propiedad
de lo simbólico las otras dos cuerdas: lo imaginario y lo real. Si tomamos
privilegiadamente la Verneinung, negación, se subraya la discontinuidad en una
geometría lineal, mientras que si consideramos el nudo de tres consistencias
como operador estructural, este cambio de punto de vista geométrico ubica lo
simbólico como uno de tres, así el sujeto advendrá en la triplicidad de registros
con todas las consecuencias clínicas que esto trae. Asimismo la topología nos
ofrece la chance de la sumersión en el espacio de superficies unilaterales que se
invaginan produciendo ópticas de bilateralidad, como es el caso del cross-cap,
superficie que Lacan usó para trabajar el fantasma, cuyos cortes pueden arrojar
tanto una pieza nueva como una línea trivial. En el caso de la presentación de
nudos es el enlace que sigue cierto orden el que define la estructura.
145
---------
--------
LILIANA DüNZIS
Al tomar estas variantes: continuidad y discontinuidad en los cortes o sucesión
y simultaneidad en los enlaces borromeos se abren nuevas preguntas clínicas
y teóricas. No es lo mismo pensar las dramáticas que se plantean en la clínica
cotidiana y la dirección de la cura si tomamos uno u otro de estos carriles. Por
ejemplo, la noción de la psicosis en la infancia varía si la estructura del sujeto
se trenza en operaciones temporales simultáneas. En ese caso la psicosis esta ya
prefijada desde las primeras experiencias de la infancia. Por otro camino hemos
llegado a lo planteado por Melanie Klein aunque ella no trabajó el concepto de
represión primaria establecido por Freud.
En cambio, si en las operaciones de anudamiento los cruces son sucesivos,
este entramado requiere de una porción de tiempo cuantificable y de un tiempo
de demora constitutivo. Por ende, podemos mantener el planteo freudiano
que delimita la necesidad de dos tiempos para la definición de la estructura,
es decir su escritura. Es así que en el trabajo clínico con niños que presentan
problemáticas graves, desorganizaciones narcisisticas, o en el caso en que se
presume una psicosis tanto en el diagnóstico como en el curso del tratamiento,
pueden imprimirse transformaciones en lo que instituye al sujeto, por ejemplo
en el movimiento identificatorio, que la estructura del sujeto cuando se defina
posteriormente encuentre una escritura que en el tiempo anterior hubiera sido
impredecible.
Es posible formular la hipótesis de que la arquitectura borromea del sujeto no
se construye en un solo movimiento, sino que se trenza en más de uno, en varios
movimientos que requieren a su vez de varias tramas temporales.
Efectivamente además, conviene no homologar la construcción del fantasma,
aunque en ella ya estén presentes los tres registros -RSI- y la lógica que le
concierne, con la escritura borromea del sujeto. 94
94 Estas cuestiones las vuelvo a plantear en el libro de mi autoría Niños y Púberes.
La dirección de la cura (Lugar Editorial, Buenos Aires, 2013). En el capítulo 6 establezco
una nueva hipótesis sobre la relación entre estructura y tiempos instituyentes que, según
entiendo, resuelve de algún modo estas interrogaciones. Remito al lector a este nuevo
desarrollo.
146
-.
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
Inicio del sueño, camino a un nuevo juego
Denominaremos tiempos instituyentes a la operatoria que concierne a
la transmisión de la lengua materna, soporte de la letra que muerde la cuerda
simbólica. Lengua materna que hace agujero en el inconsciente, red literal y a la
vez equívoco.
Lacan, en el Seminario XXIV. se pregunta por el surgimiento de la lengua que
nos parasita, que nos "entra en la cabeza" y que padecemos. Dice: "El niño sufre
una lengua entre otras ... esa que le transmiten sus parientes próximos".
En la reunión del14 de diciembre de 1976 del seminario recién citado L'insu,
dice:
El montaje es la cadena. La cadena de las generaciones 1... 1 Eso no quiere decir que
esquematicemos la vuelta sobre sí mismo de un toro alrededor de otro por un garrote.
Quizá hay algo que hace obstáculo. ¿La cadena inconsciente se detiene en la relación a
los padres? ¿Es si o no fundada, esta relación del niño a los padres?.
Agrega: "Un toro es capaz de ser recortado según una banda de Moebius doble.
Es esto lo que nos da la imagen de lazo de lo consciente a lo inconsciente". El nudo
para Lacan, a esa altura, es un nudo tórico y es el cuerpo ante todo lo que le brinda
ese "sentimiento". Fue necesario llevar las tres identificaciones freudianas al plano
de un anudamiento entre tres toros retornados para pensar los tiempos del sujeto
en articulación al cuerpo, el agujero y la existencia.
A modo de conclusión provisoria me interesa resaltar la conexión entre el
cuerpo simbólico de la lengua materna, lalangue, que es de lo imaginario y estos
toros fundantes del sujeto que Lacan no duda en llamarlos además de toros,
padres.
Parientes próximos para la ocasión madre y padre en la transmisión de la letra
en su doble borde. Letra de lo real del goce y letra de lo simbólico.
Parlétre, por la letra, letra que surge del territorio del Otro que no es en
referencia a uno solo de los padres sino a ambos padres. La madre enlaza goce
y deseo agujereando y transmitiendo en gritos o susurros la ley que surge de
la función paterna. Esta es la casa nueva del niño, su albergue un domicilio
recién construido para los niños que aún no transitaron el pasaje necesario y no
contingente de la estructura; exilio primero que la castración materna aporta,
significante de la falta en el Otro que metaforizará el sujeto.
Ariel, un niño, pregunta con insistencia: "Si Dios insiste o no insiste". Dice
como sabe y como puede de la pregunta por el Uno. Si hay alguno, dios para el caso,
147
 LILIANA DüNZIS
que diga no a la castración. Sus padres, ateos confesos, le explican como pueden
que la religión es el opio de los pueblos. Ariel no entiende razones. Construye
torres de Babel con sus confusiones. La consulta con el analista se produce ante
sucesivos episodios de hematurias no justificadas desde algún trastorno orgánico
específico.
Desde las primeras entrevistas con el niño se advierte que su mística infantil
no es ajena al descubrimiento de las diferencias sexuales anatómicas, diferencias
que remiten a juegos y a cuentos en los cuales relaciona y establece una igualdad
entre varones y mujeres. Manifiesta que los gatos machos tienen hijos gatitos
machos, mientras que las gatas hembras tienen hijas gatitas hembras. Distribuye
el territorio sexual según pares homogéneos. Esta igualdad de hombres y mujeres,
ya que ambos pueden parir, le permite hacer intervenir al padre de algún modo,
pues como corolario de su investigación él es hijo de su padre, fue concebido y
procreado por él. Mientras que su hermana melliza fue concebida solo por su
madre. Estos intentos de diferencia sexual están modulados a partir de un goce
que se asocia a su cuerpo, goce fálico. En lo que concierne a la posición del
padre, lo hace padecer en un juego-invento la teoría de la couvade, tal como lo
denominó Freud. Ariel también padece de esta teoría pero alojada en su cuerpo ya
que las hematurias estaban acompañadas de encopresis y enuresis ocasionales.
Observo que para Ariel el padre es territorio materno, el padre es una madre. De
mujer a mujer, de hombre a hombre se suma y no se resta, se multiplica pero no
se divide. Ariel obtenía un goce inoportuno que aseguraba su permanencia en el
campo materno a costa de maternizar a su padre, quien parecía muy cómodo en
ese papel ya que se le demandaba sumar y multiplicar. Ahora bien, restar, dividir
y cortar no entraban en sus asuntos.
Ariel me propone, en sesión, jugar al ajedrez con una regla diferente a la
tradicional. Las piezas que él conocía, no solo de nombre sino también por la
posición que ocupan en el tablero, toman un valor igualitario entre sí. Todas son
reinas. Se mueven en todas las direcciones, pueden cruzar el tablero y comer en
su camino a cualquier pieza del partenaire. Ariel apuesta a la reina, es decir pasa
de la pregunta sobre la existencia de Dios para tratar de demostrar que La mujer
existe. Apuesta del juego infantil que solo le demuestra que no existe todo. Pues si
148
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
queda alguna ya no es toda-ninguna. Aparece sobre el tapete que entra en escena
"hay un uno que hace diferencia" 95 •
La apuesta sobre la existencia de todos son iguales hace aparecer en la escena
del análisis diferencias: hay uno que dice no, mientras que para toda pieza hay
función de barradura, ya que puede caer por efecto de la jugada del partenaire.
En consecuencia la reina ya no es toda. El intento de Ariel es que el tablero quede
vacío, arrasar las piezas dejando cero piezas, pasar a cero y al igual que Gotlieb
Fregue encuentra que el cero no es igual a nada, que el cero en si es imposible y
que además es también contable como número en la cadena, un tablero con cero
pieza
Luego, por eficacia del tramo anterior, Ariel se convierte en un investigador de
las verdades y las magias. Pregunta a su madre si existen los dinosaurios. La madre
le dice que no. Ariel insiste, demanda una respuesta, que la madre integre algún
saber sobre la historia y el sexo. Ariel vuelve a preguntar por la existencia de los
dinosaurios. Finalmente la madre le invierte la demanda y es ella quien pregunta:
"¿Acaso, cuando salís a la calle ves algún dinosaurio?"
Ariel responde: "En la calle no, pero cuando cierro los ojos y duermo están y
veo los dinosaurios".
El significante ha operado, Ariel cuenta con una respuesta, responde y cuenta
un sueño producido en Otro escenario. Sueña con viejos, ya que los dinosaurios
son de la historia la prehistoria. Su apellido paterno guarda cierta homofonía con
Dios y Saurio. El movimiento subjetivo no tarda en ligarse en la transferencia.
Dibuja una serie de dinosaurios y asimismo dinosaurios bajo el agua. Si antes
Ariel buscaba la verdad de una ficción, ahora construye ficciones de una verdad.
Pregunta al analista:
-¿Vos sos mágica o sos de verdad
Sorprendida le pregunto a su vez qué es la magia y qué la verdad. Responde:
"Si sos mágica no te morís, vivís en el mundo de la fantasía ... Si sos de verdad te
podés morir".
Ariel puede jugar al modo del realismo fantástico e intentar decir la verdad
por medio de la ficción.
El niño para quien su cuerpo fue albergue de hematurias, orina con sangre,
pedazo de real del cuerpo que no se imaginariza, dicho de otro modo, que no
95 Ver "La aventura del niño. RSI" en el capítulo 1 del presente libro.
149
 CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO

termina de empalmar a lo imaginario, suelto es orina con sangre. Mientras que

cuando lo simbólico opera sobre lo real se ordena la serie que hace cuerpo con
lo imaginario y puede efectuar preguntas en el tablero de ajedrez, reina castrada,
patronímicos metafóricos como el dinosaurio que se dibuja, juega, patalea, se ríe.
Ariel sueña y la sangre es tinta sobre papel. Inscripción y huella. Imagen impresa
en lo real.
El sueño red literal, aun cuando lo haya relatado la madre y luego Ariel, fue
una producción del niño y fue puerta de entrada para reconocer la morada que
habitó y lo invistió y asimismo puerta de salida para seguir jugando. A medida que
cedieron sus padecimientos corporales un nuevo juego surgió en transferencia,
juega con trenes y con las vías del ferrocarril. Jugando se exilia, abandona la tierra
materna y toma un pasaje a la latencia. Primer exilio estructuran te, apertura a un
segundo tiempo.

Entre psicoanálisis y literatura hay cruces y no comuniones

La literatura ofrece en ocasiones una fuente de genuino recurso para el
'.,
,-~·:.t ~ '·:->:.:~'*"-·~~...~.:~\:...,:-;.
analista, pues en la ficción que recrea nos nutre de palabras para decir algo que
(
-.....•. ,.,~ queda perdido en lo real de la clínica. Nos permite a veces decir lo no confesable
,'t
1 .... en el pasaje de lo privado a lo público.
Julio Cortázar supo escribir las páginas que asombraron a los jóvenes de la
década de 1970. Cortázar escribe Final de/Juego, cuento que da el título a uno de
./;;:••»'"''''··~···•""''''·''''
sus libros publicado en 1956 96 , del que me serviré para iluminar la definición de

(,,~?;-" la estructura que abre a un segundo exilio del Otro, en los tiempos de la definitiva
escritura del sujeto y de la elaboración fantasmática.
El cuento Final del Juego comienza con la presentación de un grupo de tres
primas. Tres muchachas que solían ir a jugar a escondidas de las prescripciones
domésticas, a quienes el juego les incita a pasar a otra escena en la cual la mirada
de un joven les va otorgando una nueva perspectiva e incluso un nuevo cuerpo.
"Con Leticia y Holanda íbamos a jugar a las vías del Central Argentino los días de
calor. Esperábamos que mamá y la tía Ruth empezaran sus siestas para escaparnos
por la puerta blanca".
Así comienza la aventura, luego de cumplir a regañadientes con la tradición
de lavar los platos y pelear un poco con la madre y la tía. Estas últimas les decían

96 Julio Cortázar: Final del juego, Ed. Alfaguara, Buenos Aires, 1995, pág. 169.

151
 LILIANA DüNZIS
a las tres primas como una gran amenaza que si no se portaban correctamente
y cumplían sus obligaciones: "Acabarían en la calle". Este comentario las dejaba
perplejas, pues no entendían este asunto de la calle, ya que culminar allí no solo
les parecía algo corriente sino además divertido y esperado.
La calle a la hora de la siesta era el instante preciso, fugaz y privilegiado en que
las tres se escapaban por la puerta blanca. Momento en que la libertad les tomaba
las manos, les rozaba el cuerpo y las lanzaba al reino de los juegos. Amaban ese
paisaje de río y tren. De pasto y limoneros.
En el llamado reino del juego contaban con uno muy especial, en el cual
Leticia trataba de mandar y las otras dos intentaban cumplir con las órdenes y
directivas de ésta.
Tal vez por los largos sermones de mamá acerca de como debiamos portarnos con
Leticia, que era la más flaca y la más baja de las tres ... tenia un endurecimiento en la
espalda que no le permitía mover la cabeza. Parecía una tabla de planchar. .. parada
contra la pared.
La magia del juego callejero frente a las vías del ferrocarril se iniciaba
con algunas ceremonias y sorteos. Las tres levantaban una piedra en la que
escondían unos utensilios, vestidos, y ornamentos. Según el dispositivo pensado
para el juego, mediante un sorteo aquella que lo ganaba podía elegir entre dos
posibilidades teatrales: comportarse como estatuas o dramatizar actitudes. Las
actitudes no requerían ornamentos sino una gran expresividad: los dientes para
mostrar la envidia. El rostro angelical para mostrar la caridad. Vergüenza, miedo,
rencor, celos, cada una de estas actitudes debían ser recreadas sabiamente. De
hecho ya las conocían. Entre las tres muchachas montaban la escena elegida. En
la dramatización de las estatuas, quien fuera designada ese día para realizarla
creaba la estatua que deseaba, para su concreción solo debía contar con los
disfraces y ornamentos necesarios.
Dichas escenas se construían para mostrarlas a ciertos espectadores. Siempre
los mismos y siempre cambiantes. Las tres esperaban ansiosas la mirada de los
pasajeros del tren de las dos y ocho que venía de Tigre. A esa altura de Palermo los
trenes pasaban muy rápido, razón por la cual no les daba vergüenza mostrarse.
Con el tiempo algunos de los pasajeros del tren, aquellos que viajaban con
asiduidad en ese horario, llegaron a reconocerlas.
En la sucesión de escenas, expuestas ante la ventana, ante la mirada del Otro
y de los otros podemos fácilmente recortar el escenario escópico. La mirada como
152
CAPÍTULO IV: FINAL DEL JUEGO
punto ciego del ojo. Ezquizia de la mirada que deja al ojo como a Tiresias que sin
ver miraba. Goce de la pulsión, adornada con juegos que en la sucesión repetida
de escenas, se exponían ante la ventana que la mirada ofrece en el escenario
escópico. El trabajo de la pulsión efectúa su recorrido mientras que el ojo mismo
es el objeto que estrecha la pulsión. Satisfacción de la pulsión, y un plus de goce
que conlleva el juego. La pulsión se escenifica intermediada por los efectos del
deseo. El cuerpo pasa a enredarse con los significantes, que para cada una de las
primas cimbraba de otro modo. El cuerpo como localidad, territorio en el cual
la pulsión ataca en la pubertad, se aligeraba y suavizaba pues solo era un juego.
Leticia encontraba consuelo en esta ficción que, según nos relata Cortázar, le
permitía olvidar por unos instantes su cuerpo deformado. En el anhelo de ver
y ser vistas cuerpo y alma se fusionaban en un goce relanzable al día siguiente.
Para estas muchachas la escena del fantasma, se fantasmatizaba "jugando", no
sin angustia las apresaba en esta aventura la amenaza de la interdicción materna.
En una ocasión, mientras jugaban a las estatuas, cayó muy cerca de la actriz
de turno un papelito que decía: "Muy lindas las tres, viajo en la tercera ventanilla
del segundo coche". Lo firmaba Ariel B. Al día siguiente Ariel B. les tira un nuevo
papelito indicando alguna predilección por una de ellas pero sin mencionar quien.
Las tres primas, cada una deseaba ser la única a los ojos de él. Así le imaginaron
una edad y la pertenencia a una clase social acomodada. Imaginaron que Ariel
asistía a un elegante colegio inglés.
Ariel B. tira un nuevo papelito que de modo enigmático indicaba quien era la
elegida. A Holanda y a quien escribe el relato en primera persona le resultaba difícil
de entender que la predilecta fuera Leticia, con su cuerpo tullido y deformado.
Quien habla en el cuento en primera persona tuvo esa noche sus más horribles
pesadillas, con trenes que desde diferentes ángulos le venían sobre sí. La angustia
pobló su noche. El vértigo la enrollaba y la sacudía hasta derribarla.
Leticia amaneció dolorida, por esto y por que su cuerpo era impresentable
no podía ir a la cita que había sugerido Ariel B. El bajaría del tren para saludarlas
personalmente. Leticia estaba más inmóvil que nunca, no obstante escribió una
carta que puso en un sobre violeta para que sus primas se la entreguen a Ariel B.,
Leticia miraba por la ventana el paso del tren, con su cuerpo quebrado solo podía
llorar.
153
 LILIANA DONZIS
Al bajar del tren el joven solo encontró a dos de tres. Leticia no fue. Ariel B.
las saludó con simpatía y ellas advirtieron que no iba a un colegio ingles y que
tampoco era distinguido. Sus diáfanos ojos grises miraban el infinito, no a ellas.
El sueño de quien relataba en primera persona fue para ella el inicio de la
angustia, que concernía a lo penoso del desencuentro amoroso. Ahora ya no más
niña. Aún cuando Cortázar no designe la edad de los personajes, advertimos que
se trata del pasaje de la niñez orillando fantaseas sexuales en la apertura de la
pubertad, en el segundo despertar sexual.
Lo real hace lo suyo para el desencuentro que es de estructura. El fantasma viste
la estructura desnuda. La estructura desnuda se viste con la ropa del fantasma.
Alude Cortázar en el cuento a las eficacias que del jugar se desplazan al
fantasear en tanto retoños del tejido inconsciente. El campo escópico que la
pulsión bordea se ofrece como escenario de lo fantasmático, el cuerpo se viste
~
con ornamentos, que velan lo imposible.
En el cuento es la producción onírica la que lanza a un pasaje estructurante,
acotando mediante imágenes puestas en el carril significante la emergencia de
angustia.
"Solo quedamos Holanda y yo quienes no pudimos volver a jugar".
Final del juego que por la via de la producción del sueño anuncia un nuevo
destino, un otro lugar para el amor y el deseo.
Al día siguiente las tres primas advirtieron sin ninguna sorpresa que Ariel B. ya
no viajaba en su lugar habitual y mientras sonreían aliviadas imaginaban al joven
viajando del otro lado del coche. Mirando el río con sus diáfanos ojos grises.
Los tres de Lacan, las tres cuerdas hacen nudo borromeo en este segundo
exilio del Otro, que abre a un tercer tiempo: la adolescencia, en la cual la irrupción
pulsional que no se habla eslabonado en el tiempo anterior, encuentra su anclaje
si la fortuna del deseo lo permite, en la puesta en juego de lo real del sexo.
Entre cuerpo y alma el púber palidece ante lo no confrontable de su imagen,
1
)'.
l
siempre lejos del ideal con el que fue confeccionado. Distancia que hace a este
exilio inexorable. Ya no es posible volver atrás. La puerta blanca de mamá y la tía
Ruth quedó a distancia.
Hace algunos años que falleció Julio Cortázar, Ariel vuelve de un exilio real,
padeció lo que cualquier muchacho de su época. Otro país y otra tierra cobijaron
154
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
sus angustias en el destierro. Recuerda, mejor dicho, rememora en su sesión de
análisis, sin demasiada precisión, sus viajes al colegio en el tren de la primera hora
de la tarde, también recuerda el vapor caliente que sentía en su cuerpo, Ariel se
pregunta: "¿Era solo ardor juvenil o fue también el comienzo de mi sentimiento
por las mujeres? Eran tres mujeres, cada una me provocaba un ardor diferente".
"Escuche bien esto -le dice a su analista- Viajé por casi toda Latinoamérica. El
realismo mágico y fantástico es una verdad en estos lugares ... Estoy aquí después
de tanto tiempo, y todavía sigo buscando ese terraplén del ferrocarril".
Pubertad. En futuro imperfecto 97
Hace un tiempo recibí a un joven de trece años quien en su segunda entrevista
dice:
Vengo para decir la verdad, hay algo que me preocupa pero no me animo, es
demasiado complicado. Mi tema es que no solo me cuesta integrarme con mis
compañeros de la escuela, esto ya te lo dije, los de mi escuela son mis únicos amigos
posibles, mi problema es otro.
No me animo a decírtelo, ni a deciserlo a nadie ....
Esta sesión es para mí. y no para que se lo cuentes a mis padres.
Luego de unos minutos en los que habla de cualquier otro tema me pregunta
si puede darme un papel donde escribió aquello que le pasa. Acepto su propuesta,
me entrega una breve oración:
Soy homosexual.
Tuvo indicios desde muy corta edad de su diferencia de posición ante los otros
chicos.
Agrega: cuando comencé la primaria jugaba siempre con nenas, no me gusta
jugar al fútbol ni me preocupa en lo más mínimo qué equipo gana o quién pierde.
También con pudor comenta que le avergüenza que sus compañeros le digan gay.
Gay es uno de insultos que sus compañeros se prodigan en la escuela.
Uriel se queda perplejo ante la cargada, sin palabras, inhibido, no sabe cómo
defenderse, pues considera que esta podría ser una verdad que sus compañeros
advierten. Supone que si se lo dicen es porque tiene esa condición sexual.
97 Este trabajo fue publicado parcialmente en la revista /mago Agenda de noviembre
de 2013. Parte de este articulo fue publicado, con el t[tulo "La pubertad y lo real del sexo", en
el diario Página 12 del8 de noviembre de 2013.
155
 LILIANA DüNZIS
El joven queda preso del silencio porque la palabra gay expres2 casi mono-
líticamente sus pudores más íntimos.
Un púber advierte que puede diferir su elección vocacional o laboral, pero, por
el contrario, lo apremia su definición sexual y particularmente el encuentro con lo
real del sexo. Con el advenimiento de la pubertad comienzan las transformaciones
que han de llevar la vida sexual infantil hacia su definitiva constitución, no se
trata exclusivamente de la adquisición de los caracteres sexuales secundarios
sino también de la reedición de las operaciones edípicas, su puesta a punto y la
confrontación de la imagen al ideal.
La pulsión ataca, impacta el cuerpo y transforma las respuestas del sujeto; el no
pienso de la pulsión golpea la carne, destrona lo que hasta ayer fueron los pilares
del niño. En la niñez el juego amortigua el recorrido del trayecto de la pulsión
:¡
proponiendo una relación al objeto que como bien denomina Jacques Lacan sitúa
un fantasma inofensivo en la medida que pone distancia al goce incestuoso.
En "La Metamorfosis de la pubertad" Freud nos dice que la vida sexual de los
¡
'
humanos comienza dos veces. La primer vuelta corresponde a las experiencias
iniciales de la vida que conjugan lo pulsional con las primeras satisfacciones sean
estas míticas o efectivas. El segundo inicio de la vida sexual conlleva una verdadera
metamorfosis del sujeto en relación al objeto e implica un trastrocamiento de los
goces y los placeres en juego, un renovado florecimiento de fantasías que abren
puertas a la exogamia. A este tiempo Freud lo denominó pubertad. Término que
si bien no es un significante nuevo pues ya jugaba en la cultura, Freud le otorga
un sentido nuevo a saber, la pubertad no es el inicio, ni la primera vuelta, sino que
en ese tiempo se absorben y se recomponen en segunda vuelta las inscripciones
primeras.
Me parece interesante distinguir la pubertad y la adolescencia como dos
tiempos lógicos respecto del abroquelamiento de letra, pulsión, cuerpo y
lenguaje. Podemos situar la pubertad como la irrupción pulsional mientras que
la adolescencia concierne al tiempo en el que el fantasma está consagrado en la
estructura y con ella posición sexual del sujeto en relación al objeto.
El maestro vienés nos informa, sin posición moralista alguna, que el joven puede
tener y, no solo ocasionalmente, inclinaciones tanto horno como heterosexuales.
Incluso a partir de lo que considera la bisexualidad constitutiva algunos sujetos
pueden alternar a lo largo de su vida elecciones sexuales y amorosas con
156
..
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
partenaires de su mismo sexo o del otro sexo. Le interesa subrayar en "Tres ensayos
sobre teoría sexual" algo importante concerniente a que el psicoanálisis no juzga
la sexualidad, sino que trata de explorar las causas por las que el sujeto adviene y
se posiciona de determinada manera. Es importante preguntarnos si la elección
de objeto que se produce en la pubertad coincide con la puesta en escena de la
asunción sexual definitiva. Las pulsiones atacan ,es así y es por esto mismo que
en cada cultura, en cada tiempo histórico se trató de brindar un marco simbólico
para que este ataque que se plasma en el cuerpo y en el alma encuentre el marco
simbólico que la cultura aporta y que resulta altamente eficaz para la economía
del goce ,conocido con el nombre de "iniciación", que de un modo u otro opera
en el vínculo social a través de ciertos dispositivos modulando la irrupción
pulsional que afecta a cuerpos que se transforman , voces que se distorsionan,
imágenes que se desconocen y desorientan. Podemos llamar adolescencia a ese
tiempo en que la pulsión se estabiliza en una escritura gramatical que consiste en
imágenes puestas en escena en la red significante, tal como Jacques Lacan definió
al fantasma. Si estas transformaciones conciernen a la neurosis, la sexualidad
incautará por vía del amor y el deseo una por una las pulsiones parciales para
absorberlas en la escena del fantasma. Soporte y sostén de la escena amorosa, de
importancia crucial en la definición sexual y de la estructura.
El tiempo lógico no es el cronológico, en algún tiempo surge para el sujeto, no
sin dificultades y angustias, esa zona de interrogantes ante lo sexual en las que el
púber esta apremiado por su puesta en juego con el partenaire.
El púber se preocupa tanto por la elección como por el goce. Está concernido
tanto en la resignificación edípica como en el nuevo armado del cuerpo y de la
imagen.
El falo da consistencia a lo imaginario así como también da soporte al ideal.
Pero esta delicada nueva trama en la que se conjuga la imagen, el trazo y lo real
desarmoniza las eventuales conquistas simbólicas del período de latencia o,
mejor dicho, pone a prueba la estabilidad de los logros del final de la infancia.
El niño como tal está manifestando los efectos de la estructura y desnudo de
cubierta fantasmática se cobija entre los velos y fantasmas parentales. El latente
lleva escritos en los bordes del cuerpo argumentos fantasmáticos, a instancias y
mediante los trayectos pulsionales que se estabilizaron por efecto del Nombre del
Padre.
157
 LILIANA DoNzis
Llegada la pubertad, tal como lo destaca Julio Cortázar en "Final del juego",
"los veranos ya no serán los mismos a la hora de la siesta". El juego ya no cuenta
con las estrategias de las conquistas propias de las aventuras palaciegas o los
combates de ciencia ficción. Hay algo que la pubertad desajusta respecto de la
niñez, este desajuste recae precisamente en el redimensionamiento de la imagen
especular y el lazo con el semejante. El sujeto tejerá con significantes que le son
opacos los rumbos de su destino y el neurótico no tiene escapatoria ante los
nuevos espejismos y pantallas que lo imaginario aporta, no solo en lo constitutivo
del sujeto sino también en las coordenadas que se establecen en un análisis.
Cruces y cicatrices temporalizan la subjetividad.
"Dafnis y Cloe" el maravilloso cuento de Longo con el que La can metaforiza el
enlace entre deseo, amor y goce en la pubertad son los personajes que nos dicen
desde la isla de Lesbos que la entrada a la pubertad no condice con un juego de
niños, lo pulsional se articula al objeto sin que haya saber sobre el sexo que no
pase por los oficios del lenguaje, es decir del equivoco y del tropiezo.
Ahora bien, ¿quién se dirá hombre, quién se dirá mujer?
Y aun quien se dirá hombre o mujer a los que les atraen hombres o mujeres
respectivamente. Asimismo, ¿como se afrontaran las múltiples variaciones
subjetivas que se arraigan en el inconsciente y que solo advendrán fantas-
maticamente?
La anatomía no es el destino, los derroteros pulsionales y la letra que surgen de
la combinatoria significante marcaran el advenimiento de la sexualidad en cada
púber. El joven esta concernido tanto en la confrontación de su imagen al ideal
como en la puesta en marcha de la escritura de su posición ante el sexo.
Más allá de cualquier zona prohibida hay un espejo para nuestra triste
apariencia. 96
El púber aun no conoce ese futuro imperfecto del amor y del sexo. Encuentro
fallido, imaginariamente posible, siempre incierto y contingente. Si el azar del
deseo lo acompaña, apostara, a la exogamia, sus amigos compartirán sus pérdidas
y conquistas. La ilusión del deseo como un hilo de Ariadna lo conducirá por los
laberintos insondables de una posición sexuada.
98 Alejandra Pizarnik: El árbol de Diana, Ed. Sur, Buenos Aires, 1962.
158
CAPÍTULO IV: FINAL DELJUEGO
¿Qué es la homosexualidad en un joven que aun no ha tenido ninguna
experiencia, que no ha pagado el precio de la pequeña diferencia que aporta la
resignificación fálica?
En esas primeras entrevistas con Uriel se agolpaban interrogantes que
tocaban una zona de riesgo y de enorme responsabilidad clínica, entendí que no
era necesario que le encontrara ninguna respuesta inmediata.
La pregunta por su debut sexual lo puso en el camino de una duda que puede
resumirse en la siguiente frase si aun no tuvo relaciones ¿cómo podría afirmar su
decisión?
En los primeros tiempos de su análisis su angustia y preocupación no
menguaba, aplazar una certeza no implicaba ningún cambio sino solo un tiempo
de demora. La pubertad es un tiempo verbal que se conjuga en futuro imperfecto.
Uriel sin experiencia pero leyendo su letra fue interrogando, entre muchas otras
cuestiones que se abrieron en su análisis, lo que él llamó la atracción. Comenzó
a tener más amigos, se mostró más tolerante con ellos. Un día comenzó a jugar
al futbol y no le fue nada mal. Compartía con los otros un lugar en el mundo a
distancia de su tan amada madre. Uriel iba definiendo sus atracciones sexuales.
Casi sin dudar un día me dijo que le interesaba conocer la ley del matrimonio
igualitario porque concluía en que a veces lo jurídico y lo legal iban más rápido
que los prejuicios de la gente.
l
1·J.
,f1'
1'"
i
r.l
'i
159