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Rol de la madre en la

educación de los hijos en


el Siglo XXI
La familia es el lugar donde se desarrolla el adolescente desde el
nacimiento y en ella se satisfacen todas las necesidades del desarrollo y la
adaptación del adolescente. El rol de la madre ha estado definido por la crianza y
la educación de los hijos, hablando de una familia bien consolidada con un padre
proveedor, comprometido con la responsabilidad de una familia. La mujer fue
educada para ser esposa abnegada y madre que entrega la vida por sus hijos.

Los padres por ser el origen y la fuente de la vida para los hijos, generan
una influencia decisiva y única. Por otra parte, por ser los padres los actores
principales (escultores, formadores, moldeadores) en el proceso de educación y
formación de los hijos, influencian en forma poderosa el tipo de mapa, aprendizaje
y personalidad que instalan a los hijos. Los padres educan a través de la
instrucción, el modelaje, los contactos realizados, los vínculos construidos y los
contextos organizados. En estas funciones papá y mamá son indispensables. El
rol de educar a los hijos es indeclinable, intransferible e indelegable. No se puede
dar en outsorcing; le queda grande a la doméstica, a parientes cercanos, a
vecinos, al estado, a los medios de comunicación y a los maestros. Las
competencias para la vida se aprenden en ese laboratorio que se llama familia.

Tomando en cuenta la masiva incorporación de la mujer al mundo del trabajo,


donde padre y madre trabajan, hacen que hoy la pareja y la familia hayan puesto
énfasis en el concepto de paridad en los roles. Ser padres en pleno siglo XXI no
es fácil, sobre todo cuando hay que compatibilizar diversidad de roles.
En la actualidad, y por la situación económica del país y del mundo las madres
o padres que son el pilar fundamental en la familia y en la educación de los
hijos se ve bastante afectada ya que por la necesidad económica para
satisfacer lo material se ven obligadas a dejar a un lado la formación de sus
hijos bien sea en manos de otras personas cercanas a su entorno familiar
como tíos, abuelos, vecinos; o a instituciones quienes son los que pasan mayor
tiempo del día con estos y quienes copian ejemplos y valores de dicho entorno
donde se desarrollan, a veces en ocasiones son buenos como en otras no. Lo
que hace que haya ese choque en las familias y la sociedad ya que para los
padres los hijos no son o no se comportan como ellos esperan.

También, influye el hecho de los padres querer compensar el tiempo no


compartido con sus hijos dándole todo lo material para llenar ese vacío de
amor, compañía y valores que el niño o adolescente necesita. No importando el
comportamiento que tengan dentro de la familia o la sociedad.

¿Cómo ser mejores padres?

Estar presentes en la vida cotidiana de los hijos e involucrados en su rutina


diaria.

Conocer a los hijos; preguntarles lo mejor y lo peor que le pasó en el día,


conocer sus asignaturas favoritas, quiénes son sus amigos, sus principales
habilidades, etc.

Promover y compartir actividades recreativas con los hijos, lo que permitirá


mantener una relación cercana y fortalecer los vínculos.

Establecer límites en su comportamiento sin ser estrictamente severo, sino que


equilibrando la disciplina con el afecto.

Evitar darles cosas materiales todo el tiempo. “Muchas veces ocurre que por
contrarrestar el sentimiento de culpa por no estar lo suficiente con los hijos, se
les ‘premia’ con regalos costosos y con todo lo que piden, llevándolos,
finalmente, a no apreciar el real valor de las cosas y a tener necesidades
superficiales”, dice.

Recordar constantemente que a través del contacto “de piel” el amor se vuelve
algo concreto y tangible.

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