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Si hay algo que debemos admitir es que a nadie le gustan estas situaciones. Sin
embargo, manejar dichas diferencias y esas situaciones donde se cruzan nuestros
intereses y aparecen voces discrepantes, es algo casi esencial en nuestro día a
día. En todo entorno, ya sea el laboral, el afectivo y el familiar surgen estas
dinámicas. Resolverlas del mejor modo nos ayudará a ser más competentes y a
sentirnos más seguros en el día a día.
El modo de compromiso, por su parte, nos sitúa en una zona intermedia entre la
asertividad y la cooperación. Cuando hay un compromiso, el objetivo se focaliza
en hallar una solución oportuna que beneficie a las dos partes. En este caso no se
suele llevar a cabo un trabajo tan profundo como en el modo colaborador. Se parte
de las diferencias para hallar soluciones rápidas, un acuerdo temporal que nos
ayude a seguir avanzando.
En cuanto trabajes el anterior paso y seas consciente de como actúas, aborda las
nuevas situaciones difíciles con respeto y calma mostrándote amable con la otra
persona y escuchando con atención lo que tenga que decir. El hecho de que tenga
una postura diferente a la tuya no significa que sea agresiva o negativa.
Expón los hechos y establece aquellos puntos en los que podríais estar de
acuerdo. A continuación, explora las distintas alternativas a tu alcance,
estableciendo algunos objetivos y plazos que ambos podáis acordar,
trabajando para cumplirlos.
A medida que avancéis, se desarrollará un vínculo entre vosotros de
confianza mutua, entendimiento y comprensión, facilitando la posibilidad de
abordar cualquier problema que aún podáis tener para solucionar el
conflicto.
Para resolver un conflicto, evita siempre la confrontación y concéntrate en
el asunto, no en la persona. Esto evitará que un problema simple acabe en
una acalorada disputa.
La vida está llena de conflictos, pero recuerda que lo que realmente nos
afecta no es lo que sucede, sino cómo reaccionamos a ello.
Como último consejo a la hora de gestionar y resolver un conflicto
adecuadamente, es bueno trabajarnos a nosotros mismos partiendo de las
siguientes preguntas:
Liberarnos de las barreras, por muy pequeñas que puedan ser, es uno de los
pasos necesarios para una vida emocionalmente sana.
Estrategia N°1
Reconocimiento:
Usted está de acuerdo con el crítico y sus opiniones. La finalidad de esta táctica
es la de detener o interrumpir la crítica. Empléela sólo cuando las objeciones
parezcan razonables y hayan sido formuladas con el ánimo de ayudar:
1. Dígale que tiene razón.
2. Haga que se dé cuenta que usted hace lo que quiso decir.
3. Si la crítica fuera apropiada, agradezca.
4. Si disiente con sus argumentos, pero considera que pueden ser atendidos,
explique su punto de vista con humildad.
Estrategia N°2
Acuerdo simbólico:
Emplee esta técnica cuando la crítica no sea constructiva ni precisa:
1. Acepte lo que considere acertado.
2. Acepte la posibilidad de que lo que dice pueda ser correcto.
3. Acepte que, en principio, lo que dice pueda ser correcto.
4. Luego, y en la soledad evalúe críticamente sus argumentos.
¿Eran malintencionados o había en ellos algo de verdad?.
Estrategia N°3
Sondeo:
Utilice este método para personas con críticas poco claras y contradictorias:
1. Escuche atentamente su razonamiento siguiendo el método de "escucha
activa".
2. Deje que se quede sin palabras. Si no sabe a dónde quiere llegar, él mismo
terminará por reconocerlo.
3. Si la crítica es vaga, exija su aclaración. ¿Qué pretende?, ¿Qué quiere decir?.
4. Si la explicación resultara más concreta que antes recurra a las estrategias 1 o
2 según el caso.
5. Si aún la crítica no tuviera fundamento ni razón de ser, retírese de la discusión.
Fuente
https://lamenteesmaravillosa.com/5-grandes-estrategias-para-resolver-un-conflicto/