Sei sulla pagina 1di 10

Boletín Numero 30 No Transportar En Shabat

Resumen de la Parashá
Génesis 32:4-36:43
Iaacov vuelve a la Tierra Santa luego de veinte años de vivir en Jaran,
y envía ángeles emisarios a Eisav con la esperanza de lograr una
reconciliación; pero sus mensajeros reportan que su hermano está en
camino hacia él con 400 hombres de armados. Iacov se prepara para
la guerra, reza y envía un gran regalo a Eisav (que consistía en
cientos de ovejas y vacas) para calmarlo.

Esa noche, Iaacov atraviesa su familia y posesiones por el río Iabok.


Sin embargo él, queda del otro lado y encuentra un ángel que personifica el espíritu de Eisav, con
quien lucha hasta el amanecer. Iaacov sufre de una cadera dislocada, pero derrota a la criatura
superna, quien le da el nombre de Israel, que significa “aquel que prevalece por sobre lo Divino”.

Iaacov y Eisav se encuentran, abrazan y besan, pero se separan. Iaacov compra un terreno cerca de
Shjem, cuyo príncipe, también llamado Shjem, rapta y viola a la hija de Iaacov, Dina. Los hermanos
de Dina, Shimón y Levi, vengan la desgracia matando todos los habitantes masculinos de la ciudad,
luego de dejarlos indefensos al convencerlos de circuncidarse.

Iaacov continúa su viaje. Rajel muere mientras daba a luz a su segundo hijo, Biniamín, y es
enterrada al lado del camino cerca de Betlejem. Ruvén pierde los méritos de su primogenitud porque
interfiere con la vida marital de su padre. Iaacov llega a Jevrón, a su padre Itzjak, quien más tarde
muere a los 180 años (Rivka fallece antes de la llegada de Iaacov). Nuestra sección concluye con un
recuento detallado de las esposas de Eisav, hijos y nietos, y las historias familiares de la gente de
Seir, entre quienes Eisav vive.

Cortesía: es.chabad
¿Sabías Que? Curso Leyes Prácticas De
Shabat

Si Perdonas A Los Demás Dias: Lunes, martes y jueves.


Bore Olam Te Perdonara Tus Hora: 7:00 PM.
Transgresiones Lugar: Beit HaKeneset Darkei
Torah.
«Los Estudiantes De Torah Avalado por: Beit Midrash
Aumentan La Paz Del Rabí Ben Maimón.
Mundo». “Los Estudiantes De Torah
Aumentan La Paz Del Mundo”.

Purificar el “yo”
Extraído de Mi alma está sedienta de Ti

Vestimentas sagradas

El rey David expresó: «…¿Quién es el hombre que


desea la vida, que quiere muchos días en que vea el
bien?, ¡Guarda tu lengua del mal y tus labios de
pronunciar engaños! ¡Apártate del mal y obra el bien,
busca la verdad y persíguela!…» (Tehilim 34:13-14) El
versículo en sí utiliza una expresión no tan feliz: «…en que vea el bien…», el vocablo correcto sería: «el
que haga el bien». Encerrado en dichas palabras, no pronunciadas al azar, se guarda una profunda
intención, el piadoso rey David nos enseña la verdadera y auténtica forma de conducirnos en nuestra
vida: ver cada acto de nuestro prójimo de una forma benevolente, todos poseemos defectos, lo
importante es minimizarlos y enaltecer sus virtudes. El concepto de lashón hará aparece en nuestra
perashá, más exactamente cómo expiar dicho pecado: «… Y éstas son las vestimentas que harás: un
pectoral y un efod, un manto y una túnica, un turbante y un cinturón… para Aharón y sus hijos para
que ejerzan el sacerdocio delante de mí…» (Shemot 28:4). El Talmud, en el tratado Erjin (folio 16a)
afirma: «así como los korbanot -los sacrificios- sirven para purificar a la persona de sus yerros, así la
ropa de los sacerdotes cumple esa misma función» y por eso éstas parshiot finales del libro Shemot
que tratan de la construcción y el uso del Santuario, de los utensilios del recinto sagrado y de las
vestimentas de los sacerdotes están relacionadas con el libro Vaikrá, el libro del servicio en el
Tabernáculo, su paralelismo se da en concordancia de su finalidad.

«…Y harás el efod de oro, hilo azul celeste, púrpura y carmesí…» (Shemot 28:6).

El efod posee una excelsa propiedad: perdonar los pecados atenientes a la idolatría y como explica el
Kli Iakar z»l: «su ubicación, sobre el corazón, resalta la dependencia sentimental para poder concretar
ese perdón e insinúa que los pecados, específicamente en idolatría, dependen de la intención», la
acción es el paso final. Uno puede cometer idolatría con el pensamiento, con el corazón y ése hecho
termina siendo más difícil de subsanar ya que es un sentimiento a veces latente, pero permanece
toda la vida. Quien acerca sacrificios sin intención, por una presión, su arrepentimiento es aceptado
inmediatamente. La acción pasa, lo que perdura y se proyecta hacia un futuro es únicamente el hecho
intelectual; entonces el mal pensamiento provoca un alejamiento al Creador mayor que su misma
acción.

«…Y harás el pectoral del servicio al estilo del efod, de oro, hilo azul celeste, púrpura y carmesí…»
(Shemot 28:15).

Tanto el Joshen como el efod poseen una misma esencia: su propiedad de perdonar. El Joshen
absuelve los errores de los jueces, y se equipara al indultar el pecado de la idolatría ya que dichos
yerros son productos del corazón, pues: «…los pensamientos de los justos son equidad…» (Mishlé
12:5) el sentimiento se plasma como si fuese una acción, así como dice el Talmud, en el tratado
Sanhedrín (folio 76): «Un juez indigno se compara a quien planta un árbol al que se le hace idolatría».

«…Y harás el manto al efod, el meíl, todo de color azul celeste…» (Shemot 28:31).

El meíl influencia las esferas celestes borrando de raíz el pecado de lashón hará y como explica el
Talmud, en el tratado Zebajim (folio 88b): «El celeste (del tzitzit) se asemeja al tono del mar y el tono
del mar al color del cielo y éste, al color del Trono Celestial». Y esa comparación sirve para
comprender la esencia del meíl, los colores no son iguales sino parecidos, por eso la necesidad de esta
casi interminable enumeración, el celeste del mar no está cerca de la «tonalidad» del Trono Celestial,
todo necesita una comparación, un trabajo intelectual, personal, pero aún así ¡su tono es «celeste»! Y
también así como el efod y el joshen, la purificación con el meíl actúa en el plano del pensamiento,
lashón hará recae incluso sin pronunciar palabras, esa idea está sintetizada en el remate de la túnica.
«…y harás sobre el ribete inferior granadas de color azul celeste, púrpura y carmesí con campanillas
de oro en medio de ellos, todo en derredor, de manera que haya una campanilla de oro y una
granada, una campanilla y una granada…» (Shemot 28:33-34).

Dejando de lado la ubicación de dichos componentes, Rashi z»l explica en su forma más simple: «uno
al lado del otro», o como entiende el Ramban z»l: «uno dentro del otro, la campanilla por fuera y la
granada por dentro» , y de esta última tesis se desprende una enseñanza sublime: dentro del silencio
de la granada existe el pecado de lashón hará y su perdón. Dentro del inmutable silencio habita el
pensamiento, tan tremendo como la campanilla que constituye lashón hará sin tapujos. Ambos
pueden «cohabitar», como se desprende de la forma que propone el Ramban z»l, o «ir de la mano»
como induce Rashi z»l. Pero ambas posturas expresan que las campanillas y las granadas están
ubicadas en un mismo plano. La granada, aunque se oculte dentro de la campanilla igualmente es
«culpable», el sonido de las campanillas (como afirma el Ramban z»l) es una advertencia para ambos
tipos de lashón hará.

«…Y un cinturón harás…» (Shemot 28:39).

También el avnet, el cinturón, perdona los pensamientos del corazón, sus treinta y dos amot de largo
(aproximadamente 18 metros) equivale numéricamente al término «lev» corazón, los «ajusta»
permitiendo su perdón. Es el cinturón quien separa al corazón de los deseos corporales ubicados en la
parte inferior del cuerpo humano.

«…Y harás una lámina de oro puro, y grabarás en ella: «santidad del Eterno…» (Shemot 28:36).

El uso del tzitz provoca perdón por parte del Todopoderoso de los yerros cometidos con relación a los
pecados de relaciones prohibidas sabidas por todos, mientras que los mijnasaim, los pantalones de
lino, como indica el versículo: «…Harás a ellos pantalones de lino…» (Shemot 28:42) sirven para
perdonar las relaciones prohibidas no divulgadas.

«…Y tejerás un turbante de lino fino…» (Shemot 28:39).

Su finalidad es la de absolver el descaro tan peligroso equiparable incluso a las relaciones prohibidas.
Esa relación fue expresada por el Talmud, en el tratado Sotá (folio 4b) al decir: «Toda persona que se
comporta con soberbia y de forma desvergonzado al final, en dicho estado, tropezará con la mujer de
su prójimo».

Por último el ketonet, la túnica de lino, como expresa el versículo: «…Tú bordarás una túnica de
lino…» (Shemot 28:39) que absuelve la perversión provocada por el derramamiento de sangre.

El Talmud, en el tratado Sanhedrín (folio 83b) expresa: «El versículo dice: «…y serán sacerdotes por
Ley eterna…» (Shemot 29:9), todo momento que ellos estén vestidos con sus ropas sacerdotales, sino
no estarán cumpliendo con su oficio», pues, como dice el versículo: «…el sacerdote, que se viste
espléndidamente…» (Ishaiá 61:10).

El meíl, que perdona el pecado de lashón hará, es la verdadera «solución». Hoy, por nuestras
transgresiones, no poseemos el Santuario donde debiera posar la Presencia Divina, el sitio que
permite que todos los pecados sean perdonados. La presencia de dicho recinto posibilitaba apreciar
Su magnificencia e indirectamente ocasionaría que los pecados sean más difíciles de plasmar… ¿quién
se atrevería a desobedecer las órdenes Divinas? Se palpaba que el Creador estaba allí. Si nuestros
antepasados cayeron en algún yerro es porque el instinto del mal era más «fuerte» en ese entonces,
ellos poseían el Santuario que los «ayudaba» a combatir con el instinto del mal, allí, al apreciar los
milagros que sucedían en Yerushalaim gracias al Santuario, como consta en el Pirkei Avot (5:5) , y aún
así… tropezaron.

El Rab Yejezkel Levinstein z»l expresa sobre esa situación de constante milagro vivida en Yerushalaim:
«Esos diez milagros eran «los conocidos por todos» los que se proyectaban del interior del recinto
Sagrado hacia el exterior, pero infinidad de sucesos que salían del parámetro de lo natural ocurrían
allí, solamente que esos acontecimientos eran conocidos por los Cohanim -los sacerdotes-, ya que con
esos diez milagros la persona podía reconocer la existencia del Creador, y que él está por sobre la
naturaleza». Hoy, creyendo que: «a mí no me va a pasar» pues «soy invulnerable», sin el Santuario,
sin la fragancia de la Presencia Divina ¿qué posibilidades tenemos? ¡cómo nos podemos auto
engañar! ¡cómo podemos consolarnos!

Nuestra verdadera arma es cuidarnos en la forma de hablar, ello implica purificar nuestro «yo», el ser
interno, provocando a largo o corto plazo un cambio en su persona incluso esa transformación
afectaba su exterior, pues la fisonomía de la persona es el reflejo de sus sentimientos, como expresó
el rey Shlomó: «…El corazón del sabio enseña a su boca y agrega saber a sus labios…» (Mishlé 16:23) y
así llegar a la perfección , como fue dicho sobre el Rab Moshé Leib z»l de Sasov: «él tuvo una gran
suerte que la Torá haya prohibido hablar lashón hará, pues si ella hubiese ordenado hablar mal del
prójimo, aunque sea verdad, nunca hubiese podido hacerlo y transgrediría un mandato Divino».

Llegar a ser «un compañero querido y respetado», como expresa el Pirkei Avot (6:6) por sus virtudes,
donde predomine el cuidado de nuestros modales y expresiones, ello constituye una tarea loable de
parte nuestra para que nuestros dichos sean: «…palabras de dulzura como un panal de miel, suaves al
alma y saludables a los huesos…» (Mishlé 16:24). Y sentirnos como expresa el profeta: «…con sumo
gozo me regocijaré en el Señor, mi alma se alegrará con él, porque me ha hecho vestir ropas de
salvación, me ha cubierto con un manto de justicia; como el novio, a la manera del sacerdote, que se
viste espléndidamente; y como la novia que se engalana con sus joyas…» (Ishaiá 61:10), «Vestidos y
joyas de santidad», «Vestidos y joyas de pureza».

www.beitmidrashrambam.com
Para Apoyarnos: Carne Kasher Medellín
Si deseas comprar carne
Kasher Jalak Beit Yosef
puedes contactarte con
nosotros en el número
cej_rambam@outlook.comÇ 300-2698121.
“Alimenta también tu alma”.
NUESTRA MALA COSTUMBRE DE ACUSAR A LOS DEMÁS

Por: Boaz Fariñas

Es conocida la mala cualidad que tenemos de andar acusando a otros de


nuestros errores. Se puede asumir dicha conducta como algo natural y
originario en el ser humano. Necesitamos básicamente de cuatro cosas
para tener una vida “normal”:

-. Ropa.

-. Alimento.

-. Refugio.

-. Y alguien a quien echarle la culpa.

Ante las transgresiones que cometemos siempre culpamos al Yetzer Hara (Inclinación
negativa) de todas nuestras fallas y acciones alejadas de lo que dice nuestra sagrada Torah.

Pero ¿Qué es el Yetzer Hara?

Un comentario (nota) del libro –Derej HaShem- de Rabi Moshe Jaim Luzzato en Capitulo 3
pagina 29 dice lo siguiente:

“Aunque la palabra –Yetzer- se traduce generalmente como “instinto” o “inclinación”, esta


proviene del verbo “Litzor” o “Leyatzer” que significa “Crear”; véase Bereshit 6:5 y 8:21. Y tal
vez, la intención es que al “Yetzer” se lo llama de esta manera pues este es el producto del
sentimiento o el pensamiento, es lo que estos crean; y puede ser Tov o Ra, bueno o malo”.

Según la anterior explicación nosotros mismos somos los responsables de “crear” una buena
inclinación en nuestra vida.

Explica el Gaon de Vilna el Yetzer Hara no tiene ninguna fuerza sobre la persona si no le
abre la puerta. Para entender la idea del Gaon hay que entender que hay tres niveles a los
que la persona se enfrenta: uno debajo de él, uno por encima y uno a su nivel;

-. El nivel debajo de él lo componen esas cosas que lleva en el subconsciente como


prohibidas u obligatorias, que nada le hará transgredir o cumplir con su obligación.

-. El nivel que está por encima de él se compone de las cosas que están fuera de su alcance,
no las sabe o no las quiere saber que están prohibidas o que son obligatorias, como
resultado las transgrede indiscriminadamente sin remordimiento de conciencia.
-. El tercer nivel es cuando la persona opera en el que el esta, donde tiene duda si pecar o
no, cuando la puerta se abre y se le permite entrar al instinto del mal, para “ayudar” a
tranquilizar a la persona y a tomar la decisión sobre la cual está pensando; es en estas áreas
grises de la vida de la persona que el Yetzer toma un rol activo.

Esto unido al comentario de pie de página del libro –Derej HaShem del Rabi Moshe Jaim
Luzzato, podríamos entender que nuestra responsabilidad está vinculada estrechamente con
las múltiples “malas decisiones (creaciones) que tomamos”. La facultad de poder elegir en la
vida y de tener -Bejirá Jofshi- nos coloca en la posición de no estar echándole la culpa a
nuestra “mala inclinación” si no más bien a la falta de tomar buenas decisiones, que nos
ayuden a moldear nuestra manera de actuar y de comportarnos.

Así lo dice la Torah en Devarim 30: 15-19:

“Mira, que hoy he puesto ante ti la vida y el bien, y también la muerte y el mal. Yo Te ordeno
hoy que ames al Eterno tu Elokim, que vayas por Su camino y que cumplas Sus preceptos,
decretos y leyes; entonces vivirás y te multiplicarás, y el Eterno tu Elokim te bendecirá en la
tierra adónde vas para heredarla. Pero si se desviara tu corazón y no obedeces, y te postras
a otros dioses para servirlos, Yo declaro en este día que de seguro serán destruidos. No
prolongarán sus días en la tierra que vas a heredar al otro lado del Jordán. Pongo hoy por
testigos contra ustedes al cielo y a la tierra, de que les di para escoger entre la vida y la
muerte, entre la bendición y la maldición. Y escogerás la vida para que tú y tu simiente
puedan vivir”.

Tenemos según enseña Rabí Moshe Ben Maimon libertad de elegir así lo explica en Hiljot
Teshuvá 5:1:

“Cada persona tiene permiso para elegir conducirse a sí misma por el buen camino y
convertirse en un justo o para seguir un mal camino y convertirse en un malvado. Esto es lo
que está escrito en la Torah: “Y ahora el hombre es como uno de nosotros, conocedor del
bien y del mal” (Bereshit 3:22).

Esto significa que el ser humano es único en la creación en cuanto que a través de su
inteligencia puede distinguir entre el bien y el mal y en consecuencia puede elegir actuar de
acuerdo con cualquiera de ellos; y no hay nadie que vaya a evitar que lo haga”.

¿Por qué existen estos dos polos?

El RAMJAL lo expone de la siguiente manera:

“La sabiduría suprema decretó que el hombre este compuesto de dos opuestos, es decir: de
un alma racional y pura, y de un cuerpo terrenal y físico, y que cada uno de ellos se incline
naturalmente hacia su lado, es decir, el cuerpo hacia lo material y el alma hacia lo racional. Y
también decreto que haya entre ellos una batalla, de manera que si el alma prevalece, ella se
eleva y eleva al cuerpo junto con ella y ese hombre alcanza la perfección a la cual fue
destinado; mas si el hombre permitirá que lo venza lo material, he aquí, el cuerpo se rebajara
y hará que su alma se rebaje junto con el, y ese hombre no será apto para llegar a la
perfección y quedara alejado de ella, ¡HaShem no lo permita! Pero aun así, ese hombre tiene
la capacidad de someter lo físico a su intelecto y su alma y adquirir la perfección”.

La inclinación al mal nos puede ayudar a ser mejores, en la medida que podamos controlarla
o incluso ponerla a trabajar a nuestro favor. La vida está llena de situaciones sumamente
complejas y difíciles de sobre llevar, pero sin duda algunas de todas esas situaciones
obtenemos grandes lecciones para nuestras vidas.

HaShem nos dio el antídoto contra el Yetzer Hara, como dice el Talmud Bavli, Kidushín 30b:
“Yo creé la Inclinación al Mal y Yo creé la Torah como su antídoto”.

Yo mi principal enemigo

Ser judío es en entre tantas cosas enfrentarse a diario contra el principal enemigo que
tenemos que somos nosotros mismos, luchar contra la inclinación negativa y lograr ponerla a
trabajar a nuestro favor es una tarea titánica, no es imposible de lograr pero si titánica.

El ser humano es un ser complejo, lleno de intereses de “ego” y de deseos que buscan
satisfacerse a costa en la mayoría de los casos de cualquier cosa. Desde el punto de vista
judío, cada espacio que tenemos en nuestro vida, cada área de nuestra esencia está
altamente influenciada por eso que es “ser judío” algo difícil de definir en esta líneas pero que
no deja de ser real y de afectar nuestra esencia como humanos que luchamos contra las
imposiciones inconscientes que nos deja esta sociedad donde vivimos y de la que queramos
o no somos parte, con una única diferencia “No somos como las demás naciones” eso lo
decimos en el rezo y posible esa sección de la Tefilah le da respuesta a la batalla diaria que
tenemos con el “Yo” que desea dominar desde un punto de vista negativo y esa inclinación al
bien que cada día necesita más estrategias para someter a su siempre vecino el -Yetzer
Hara-.

Ser parte de este contaminado planeta, de sus sociedades, de sus vicios (en los que
queramos o no los judíos hemos caído) nos obliga a buscar caminos de retorno a nuestra
esencia, obviamente esto nos exige a dominar nuestro “Yo” y pensar en el “Nosotros” que es
el pueblo judío en general.

Necesitamos entender que nuestro principal enemigo no es el otro que no somos nosotros,
tener claro, que existen cosas en nosotros que debemos cambiar, que los judíos SOMOS UN
PUEBLO y que nos necesitamos los unos a los otros.

No busquemos señalar los errores que tienen los demás, dedíquemosno a buscar ¿qué
cosas en nosotros debemos cambiar? analicemos como el Yetzer Hara nos ha ganado
terreno, elaboremos estrategias para quitarle el espacio que han ganado en cada uno de
nosotros esas Midot negativas que procuran gobernarnos.

Tomemos medidas en todas las áreas de nuestra vida:


-. Tengamos cuidado donde y que miramos, el Yetzer Hara nos puede atacar por la vista. Es
nuestra elección que mirar, asi que no nos coloquemos obstáculos innecesarios en el camino
a ser bueno judíos.

-. Tengamos cuidado con cada palabra que pronunciamos, no olvidemos que tenemos
contada cada una de las palabras que decimos, administrar nuestras palabras nos ayudara a
alejarnos del Lashon Hara.

-. Reconozcamos el valor de la modestia, y procuremos rescatar dicho valor en nuestra


manera de ser, de andar y comportarnos.

-. No provoquemos situaciones complicas en las que el Yetzer Hara quiera tomar la batuta.

-. Ocupemos nuestros pensamientos en el estudio de la Torah, no olvidando que “Los


estudiantes de la Torah aumentan la paz del mundo”.

-. Cada día será una lucha contra nuestra mala inclinación eso nos representa una
oportunidad para que nuestro Yetzer HaTov triunfe ante nuestras Midot negativas.

En conclusión

Es necesario entender que somos responsables por nuestras acciones, como lo dice el
Jajam Amram Anidjar Sh”lita “Somos responsables de tres cosas, lo que vemos con nuestros
ojos, lo que tomamos con nuestras manos, y adonde nos dirigimos”.

Así también lo exprese Jaim Yafe: ”Somos nosotros los responsables de dichos actos, y no
podemos escudarnos o justificarnos diciendo que fue el Yetzer Hará”.

Quiera HaShem que cada día podamos llegar a ser buenos y mejores judíos.

EL TEMOR AL ETERNO

Cuando Rabí Yojanan Ben Zakai, estaba cerca de morir, sus discípulos le pidieron
que los bendijera. El sabio les dijo:

-Que vuestro temor al Eterno sea tan grande como vuestro temor a los humanos.

Ante la extrañeza de sus discípulos, les explicó:

-Una persona a veces se abstiene de hacer algo impropio, porque tiene miedo de
que alguien lo vea, pero el temor a que el Eterno lo vea, puede no ser suficiente
para disuadirlo.

Trabajemos en ser mejores cada día!

Potrebbero piacerti anche