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Historia de América Contemporánea

Profesora: María Elisa Fernández


Ayudante: Isabel Farias
Alumno: Moisés Rojas

Análisis: “La historia me absolverá”

Una de las cuestiones en que el manifiesto de Castro pone mayor énfasis es sobre la
legitimidad y necesidad del alzamiento armado del cual había sido parte, razón también
de su juicio, circunstancia en la que asume su defensa y proclama las palabras que se
transformaran en el discurso que ahora estamos estudiando. Uno de los problemas que
se presentan a lo largo sus palabras, es la discusión sobre la legitimidad del alzamiento
armado contra el gobierno del dictador Fulgencio Batista, el cual había asumido el
gobierno de facto tras el golpe de estado efectuado en marzo de 1952, pasando a ser
entonces este gobierno anticonstitucional. Hoy en Chile pasamos por algo similar en
cuanto a mostrar si el alzamiento popular que vivimos es legítimo o no, es decir, si
tenemos derecho a pataleo. ¿Es legítimo el alzamiento popular? Creemos que sí
¿Cuándo son legítimas y sobre qué base se sustentan para legitimarse? Esa es la
cuestión a la que trataremos de responder. Para ello será menester como parte de
nuestros objetivos explicar los contextos particulares y generar un análisis crítico
respecto a los argumentos sobre los que sustentan su alzamiento y comparar el caso
cubano que nos expone este discurso con el actual chileno, identificando los elementos
básicos o tópicos comunes sobre los cuales estos movimientos se validan y bajo qué
circunstancias.

Como breve contextualización para entender las motivaciones, origen y argumentos


sobre las que se valida este alzamiento, como mencionamos anteriormente, en marzo de
1952 Fulgencio Batista instaura, tras un golpe militar, su gobierno de facto; un año más
tarde un grupo de personas “patriotas” como los llama Fidel, se organizan para
pronunciarse contra el gobierno de Batista a través de un alzamiento armado en el cual
se trata de tomar el cuartel Moncada con la esperanza de tener posibilidad de éxito, pero
como sabemos por este mismo discurso, este falla.

Es importante poner de manifiesto la manera en que Castro argumenta la legitimidad del


levantamiento armado contra el gobierno de facto de Batista, en este sentido da razones
que hemos clasificado dentro del orden del derecho, históricos y morales.

1
Las razones caracterizadas dentro del orden del derecho que menciona Castro nacen
desde la constitucionalidad misma, nombrando dos cosas importantes, primero que “la
constitución legítima es aquella que emana directamente del pueblo soberano” 1 y en
segundo habla sobre la pluralidad de poderes y sus divisiones (legislativo, ejecutivo y
judicial) las cuales se contrapesan entre sí, siendo estos principios constitucionales
pasados por encima constataba un claro delito. Continuando con dichas explicaciones
menciona desde la experiencia propia de abogado al buscar castigo dentro del Código
de Defensa Social para Batista, en las que señala las sanciones a quienes incurran en
actos como: cambiar por medio de la violencia la constitución y la forma del estado,
promover alzamientos armados contra los poderes constitucionales del Estado, el que
impida o limite los otros poderes del estado, el que impidiese las elecciones generales,
quien sin orden del gobierno tome el control de tropas y el que nos parece más
relevante, se sancionará a quien intente usurpar el “poder”, esto último es bastante
importante, pues dentro del marco de todo régimen democrático, dicho “poder” recae en
la nación o en el “pueblo”2, es acá donde tenemos el problema que cae en cuenta
respecto a esta soberanía de la gente, la cual no la ejerce esta gran masa propiamente tal,
sino que lo hace a través de sus representantes (diputados, senadores, presidente) si bien
en su discurso Castro no hace dicha aclaración, cabe mencionar que la teoría política de
esta soberanía popular nace desde la teoría de Rousseau, en donde la suma de
voluntades individuales se expresan en una voluntad general por libre asociación de
estos, cediendo parte de su libertad individual a dicha voluntad general en pro de un
bien común mayor, el cual se expresa a través de la constitución de un ente soberano, el
estado. Ahora bien, ya que no todos pueden ejercer dicha soberanía serán solo alguno
los que los harán en representatividad de todos, agregar a esto las palabras de Pablo
Marshall “ el pueblo es “capaz de buscar y crear sus propias formas de manifestarse”
y que dichas formas no están de manera necesaria establecidas institucionalmente” 3, al
mencionar que la gente está en su derecho a levantarse contra los gobiernos que no son
constitucionales, está cumpliendo lo anteriormente dicho, además de generar un retorno
del poder a las bases del mismo, puesto que dicho ente soberano sustentado en un
régimen constitucional democrático al ser violado y eliminado, el poder del estado
vuelve a recaer en la gente siguiendo las bases de esta teoría política.

Si bien todo pueblo tiene el derecho (reconocido internacionalmente) de decidir su


camino, bajo un gobierno de facto con las fuerzas armadas defendiéndolas y
controlando el monopolio de la violencia, dicha soberanía popular difícilmente puede
manifestarse y si lo hace, tiene dos opciones, las manifestaciones pacíficas que

1 Castro, Fidel. “La historia me Absolverá”. Alegato del Abogado Fidel Castro Ruz en su propia defensa
ante el tribunal de urgencia de Santiago de Cuba que lo juzgará por los sucesos del Cuartel Moncada
(1958): 7
2 En el caso de la constitución chilena menciona que la soberanía reside en la nación, refiriéndose más
que nada en los ciudadanos, en contraposición a la cubana que dice que dicha soberanía reside en el
pueblo, lo que es un poco más ambiguo, pero entendemos que se refiere a lo mismo que nación, pero en
un sentido más amplio.
3 Marshall, Pablo. “La soberanía popular como fundamento del orden estatal y como principio
constitucional”. Revista de Derecho de la PUCV. n° 35 (2010): 258

2
terminaran siendo reprimidas por ir contra en contra del gobierno o el alzamiento
armado, con la esperanza de conseguir la victoria.

Siguiendo con los argumentos que da, se refiere a ejemplos histórico sobre la discusión
político-filosófico del derecho a la insurrección, destacan el ejemplo griego con el
tiranicidio, las ideas de Tomás de Aquino y Lutero sobre la legitimidad de la deposición
de la tiranía por parte de la gente y los ejemplos de la edad moderna con Milton y el
derecho de la gente a nombrar y destituir reyes, Locke con la idea de que el pueblo tiene
el derecho y deber de suprimir o cambiar de gobierno cuando éste vulnera los derechos
y por último pasa a Rousseau mencionando el derecho que tiene el pueblo a recuperar
su libertad cuando subyugado. Tras esto pone también como referencia la declaración
de independencia del Congreso de Filadelfia y la Declaración Francesa de los Derechos
Humanos, los cuales no dista mucho de las discusiones anteriores del derecho de la
gente a sublevarse ante aquellos gobiernos que atenten contra los derechos. Todos estos
ejemplos son puestos a la palestra como una manera de legitimar su presente con
ejemplos históricos, exponiendo las discusiones político-filosóficos que se han dado a
través del tiempo para mostrar la evolución del pensamiento político en torno a esta
cuestión que serían las bases actuales sobre las que se legitima el derecho a insurrección
y como a través del tiempo se han ido reafirmando estas ideas con hechos concretos.

Por último, encontramos las ideas que catalogamos de índole moral, en las que
agregaremos las discusiones éticas/filosófica, planteando una discusión sobre la libertad
y la justicia. En cuanto a la primera , este pone su juicio de ejemplo, donde expresa que
no se trata de cuestión de un solo individuo sino “sobre el derecho de los hombres a ser
libres”4, en donde en esta misma línea menciona el presidio, tortura y asesinato de
muchos de sus compañeros, los cuales humaniza al mencionarlos por sus nombres 5 y no
como cifras, poniéndolo en contraposición al buen trato que se le hicieron a los soldados
detenidos por las fuerzas insurgentes, acá contrapone sus ideas sobre los soldados, los
cuales si bien empatiza con este como humano, aun así los condena como cuerpo que se
ha dejado engañar, traicionando a su patria. En cuanto a su planteamiento sobre lo que
considera justo e injusto, se expresa en desacuerdo con las condiciones previas al juicio
y durante el mismo, donde acusa a los magistrados del mal actuar al no poder castigar al
culpable y castigando al inocente, que en este caso serían él y todos los participantes del
levantamiento, donde menciona algo que se repite hasta hoy cuando menciona que
“Enviáis a la cárcel al infeliz que roba por hambre, pero ninguno de los cientos de
ladrones que han robado millones al Estado” 6. Acá es necesario mencionar que se hace

4 Castro, Fidel. “La historia me Absolverá”. Alegato del Abogado Fidel Castro Ruz en su propia defensa
ante el tribunal de urgencia de Santiago de Cuba que lo juzgará por los sucesos del Cuartel Moncada
(1958): 6.
5 Si bien no los nombra a todos, menciona varios casos los cuales los pone de ejemplo de
desprendimiento a la causa, contando la relación de estos con el movimiento y hasta qué punto estaban
dispuestos a sacrificarse.
6 Castro, Fidel. “La historia me Absolverá”. Alegato del Abogado Fidel Castro Ruz en su propia defensa
ante el tribunal de urgencia de Santiago de Cuba que lo juzgará por los sucesos del Cuartel Moncada
(1958): 16.

3
una contraposición entre la cuestión moral y la legal, tomándonos de la frase anterior, es
claro que desde un punto moral lo segundo es más reprochable que lo primero, pero en
la ley ambos casos incurren en un delito y por tanto son sancionados. Vemos entonces
que la ley y la moral no siempre, ni necesariamente se condicen, pues la primera está
para ordenar la totalidad de individuos, siendo imperativa y coercitiva, mientras que la
segunda es un conjunto de valores y principios que van cambiando a través del tiempo y
pueden ser individuales o colectivas. Es entonces que los argumentos que da Fidel en
torno a esto apelan directamente al sentimentalismo de los jueces en un tono romántico.

Con todo lo anteriormente dicho en mente, pasaremos a comparar el caso cubano con el
actual chileno, el cual está viviendo momentos bastantes convulsionados de
movilización popular, existiendo argumentos sobre la legitimación de este alzamiento
bastante similar al de Cuba, pese a ello hay que dejar claro que existen diferencias
claras, pues los contextos son diferentes. Partiendo con esto último podemos ver algunas
diferencias claras, pues en el caso cubano se trata de un levantamiento armado, no así el
caso chileno que más bien se le asigna el carácter de “convulsión social” caracterizadas
por huelgas, revueltas y movilización de masas, ahora bien, existe un tópico común
ambos casos, la violencia. En el primero por ser armado y en el segundo por la forma de
manifestación o sus consecuencias como los saqueos, “atentados” 7 y enfrentamientos
directos con la policía. Si bien las formas de violencia por parte de la población civil
pueden diferir, el caso de la violencia empleada por los agentes del gobierno, vale decir
fuerzas armadas y policía, son las mismas, pues en ambos casos vemos la presencia de
abuso, matanzas, torturas y la burla por parte de algunos a las víctimas. En ambos casos
la violencia por parte de estos cuerpos es injustificada en el orden de lo legal y moral,
por desgracia en las dictaduras es común ese tipo de prácticas, hace más de 40 años
Chile pasó por eso, y pese al tiempo, los recuerdos de esas violaciones siguen presentes.
Por ello es reprochable que un gobierno que se supone se sostiene bajo las bases de en
un régimen democrático llame a las fuerzas armadas, cuya reputación es más que
cuestionable8, siendo el último recurso para contener las masas descontentas, bajo
aspectos legales cuestionables, pues si bien los estados de emergencia están en el marco
de nuestra constitución, su aplicación en la práctica dejó muchas dudas en cuanto por
ejemplo sobre atribuciones que tomaron las fuerzas armadas y el uso de material de
guerra para dicha labor.

Uno de los tópicos que vimos en el caso cubano, que se repite en nuestra realidad país,
es la idea de justicia, que en nuestro caso se basa en “justicia social” entendida como
una respuesta a la desigualdad social histórica. Acá es claro la lucha por demandas
específicas, en el caso de nuestra patria son un cúmulo de demandas insatisfechas y
acumuladas a lo largo de las décadas, salud, educación, pensiones, salarios, costo de las

7 El paréntesis es más que lógico, pues muchos de los atentados, principalmente a supermercados y
metros la responsabilidad a caído sobre los manifestantes, pero existen cuestionamientos por parte de la
población y la justicia en cuanto a que muchos de dichos atentados pudieron ser montajes policiales para
desacreditar el movimiento social.
8 Está de sobra mencionar los casos de malversación en el caso “Milicogate” o la vinculación de las
FFAA con la venta de armas a narcotraficantes.

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carreteras y vida en general, etc. En el caso de Cuba también se identifican demandas
propias concernientes a la calidad de vida de la población, asignando importancia a la
cuestión de las tierras, problemas de la industrialización, temas de vivienda, desempleo,
educación y salud. Otro aspecto en que recae la idea de justicia, es la del ámbito legal
que en el caso Chileno refiere a la compensación a las víctimas de represión
(asesinados, torturados y aquellas personas con pérdidas oculares y amedrentada
físicamente), elemento que también aparece en el discurso de Castro en cuanto la
reparación a las familias de las víctimas y un reconocimiento de estos, esto último es
importante, pues lo hemos mencionado anteriormente, Castro se refiere a los asesinados
no como una cifra, sino que los menciona por sus nombres, lo cual humaniza cosa que
hoy en día se ha discutido bastante en nuestro país, que si bien no conocemos los
nombres de las decenas de asesinados, centenares de personas con pérdidas oculares y
miles de presos, sí sabemos algunos nombres de dichas personas como el caso de
Gustavo Gatica, estudiante que perdió la visión de ambos ojos, o el profesor Roberto
Campos que lleva una condena de 5 años por romper un torniquete o el caso de José
Miguel Uribe asesinado en Curicó por un militar. Todo esto es importante, pues en
ambos casos la humanización de los afectados por la represión genera empatía para con
el resto de las personas, y no solo exponer sus nombres, sino también sus historias como
lo hace Fidel al nombrar los sacrificios de varios en pos de la causa, desprendiéndose de
todo lo material que poseían. Notamos acá la presencia del ideal romántico del sacrificio
en ambos casos, convirtiendo a dichos sujetos en mártires de la causa.

Algo en que existe una gran diferencia entre ambos casos es respecto a la constitución y
al orden que este impone, pues en el caso cubano se trata de restablecer el orden
constitucional existente antes del golpe militar de Batista, mientras que en nuestro caso
se plantea el cambio de constitución pues este representa un vestigio legal de la
dictadura militar y un impedimento para la verdadera restauración del orden
democrático. Acá resulta interesante el concepto de que la constitución chilena sea el
“fantasma” de la dictadura, que como sabemos si bien acabó en el orden de posesión del
poder efectivo del gobierno, la mantención de este documento legal, que es la carta
magna y por ende el poder legal supremo, constituye la mantención de las ideas de ese
gobierno, las cuales son contrarias a las de la población en general, siendo además un
mal recuerdo de una época oscura de nuestra historia. El cambio de dicha constitución
ha pasado por un sin número de problemas, si bien se han modificado, cambiado o
suprimido algunos elementos dentro de esta constitución, de nada sirve, pues es como
cortarle las ramas cuando lo podrido es el tronco. Dos de los hechos más importantes
por las cuales esta carta magna no ha sido reemplazada se debe por un lado por
cuestiones de tensiones políticas en los primeros años, pues con el “retorno a la
democracia” si bien algunos fueron sancionados por los delitos de lesa humanidad,
otros mantuvieron su influencia dentro de la política nacional, como es el caso de
Pinochet el cual ejerce presión desde ahí con el respaldo del ejército por detrás. En
resumen, acá pasa algo curioso, el caso cubano se trata de restablecer el orden
constitucional mientras que en Chile se trata de cambiar una constitución que para
muchos es ilegítima e inconstitucional en sí misma.

5
Tomando en cuenta lo anterior, en Chile pese a ejercer su soberanía a través de los
representantes elegidos por votación, estos no han respondido adecuadamente a las
demandas de la mayoría, sino que por el contrario se ha transformado en un negocio que
beneficia a unos pocos. En vista de esa desconfianza hacia dichos representantes, los
cuales violan las bases del ejercicio de la soberanía, la cual debe ser ejercido para el
bien de la mayoría y no solo para algunos, es que pasa algo similar al caso cubano, ese
retorno al poder a las bases, pues algo común que se ha repetido es que este está es su
legítimo derecho, tal como los pusieron en el gobierno pueden quitarlos, lo vemos así en
los casos del cambio de ministerio en donde se consiguió la renuncia de Chadwick y
que se hiciera acusación constitucional, lo cual aún no es suficiente para muchos que
piden la renuncia del actual presidente Piñera, el cual tiene pésimas cifras de
aprobación, lo vemos también en el proceso hacia el cambio de constitución, emanada
de esta voluntad popular, pues es de la gente de donde emana el poder.

Resumiendo todo lo anteriormente expuesto a modo de conclusión, cabe decir que, en el


caso de Castro y su alzamiento, se basan en premisas político-jurídicas, históricas y
éticas para argumentar su alzamiento contra el gobierno de facto, siendo las discusiones
sobre las bases del derecho constitucional las que más clamor le da. En cuanto a su
sustento histórico, da un conjunto de ejemplos para poder dar mucho más peso a sus
argumentos como un hecho que se ha ido legitimando a través del tiempo, y poniendo lo
ético como condición básica humana inalienable sobre la cual debe sustentarse todo
orden político, es decir, propone que las ideas de libertad y justicia, que son cuestiones
morales ya sean personales o del movimiento, deben ir en concordancia con el orden
jurídico. En Chile vemos que las discusiones respecto a este “estallido social” y su
validación en las formas en que se manifiestan, se argumentan como “la gota que
rebalsó el vaso”, el hastío a todas las condiciones previas y básicamente como último
recurso al no ser tomada en cuentas sus demandas, teniendo también sus bases en
argumentos sobre las bases de aspectos jurídicos y éticos, en cuanto a la exigencia de
“justicia social” como respuesta a las condiciones de vida insostenible para la mayoría
de la población.

Sin embargo, vemos que en ambos casos lo que se repite principalmente para validar las
insurrecciones populares son argumentos sobre las base del derecho, siendo el principal
argumento el de la “Soberanía Popular”, es acá en donde todos estos movimientos
sustentan la legitimidad de sus demandas y de sus luchas, un concepto presente en sus
propias constituciones, y más que concepto, el derecho dicho documento le reconocen,
y no solo la constitución, pues es ya un precepto reconocido por organismos
internacionales y una idea presente en la mente de todos y validada por la gran mayoría.

Con todo esto cabe entonces preguntar ¿Son legítimos los alzamientos populares? Si
¿En que se basan para legitimarse? Pues como ya dijimos, es de estos, la gente, la unión
de las voluntades individuales son las que gestan el poder soberano que posee el estado,
y son estos lo que pueden decidir cómo ejercer dicha soberanía, tomando la vía que

6
quiera para poder expresarla. ¿Cuándo es necesario el alzamiento? Siempre que se pase
a llevar dicha soberanía nacional/popular.

Bibliografía

-Castro, Fidel. 1953 "La Historia me Absolverá". Alegato del Abogado Fidel Castro
Ruz en su propia defensa ante el tribunal de urgencia de Santiago de Cuba que lo
juzgará por los sucesos del Cuartel Moncada.
-Chile, República de. "Constitución política de la República de Chile: promulgada el
18 de septiembre de 1925." Memoria Chilena. 18 septiembre, 1925. consultado el 12,
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-Chile, República de. "Fija El Texto Refundido, Coordinado Y Sistematizado De La
Constitución Política De La República De Chile." Ley Chile. 09, 2005. consultado el
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05 julio,1940. Consultado el 12,2019.
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-Cuba, República de. "Constitución de la República de Cuba". cuba.cu. 04, 2019.
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como principio constitucional”. Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso XXXV (2010) [pp. 245 - 286]

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