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Universidad Tecnológica de Honduras

Asignatura: Derecho de Integración

Catedrático: Arturo Iván Fernández

Alumno: Hassan Emir Rodríguez

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INDICE

INTRODUCCION....................................................................................................................................Pág. 3

QUE ES LA INTEGRACION..................................................................................................................Pág. 4-5

IMPLICACIONES EN LOS PAISES MIEMBROS........................................................................................Pág. 6

SUS ORIGENES....................................................................................................................................Pag 7-8

TEORIA JURIDICA.................................................................................................................................Pág. 9

CONCLUSIONES.............................................................................................................................Pág. 10-13

BIBLIOGRAFIA.......................................................................................................................................Pag.14

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INTRODUCCION

Los sistemas de Integración en Latinoamérica son los procesos por los cuáles las naciones anteponen el
deseo y la capacidad para conducir políticas exteriores e internas clave de forma independiente entre sí,
buscando tomar decisiones conjuntas entre los países además de un plan de acción común en aspectos
económicos, sociales, culturales, políticos.

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LA INTEGRACION

La palabra integración tiene su origen en el concepto latino integratĭo. Se trata de la acción y efecto de

integrar o integrarse (constituir un todo, completar un todo con las partes que faltaban o hacer que

alguien o algo pase a formar parte de un todo).

No obstante, el término que nos ocupa también se emplea en el ámbito científico. Concretamente se

utiliza en las Matemáticas para referirse a la suma que se lleva a cabo de infinitos sumandos. Como

integral se denomina también a este concepto básico dentro del sector del cálculo, que tiene un origen

antiquísimo pues ya fue utilizado por Arquímedes. Y tras él hicieron lo propio otras figuras tales como

Isaac Newton o Leibniz.

La integración social, por su parte, es un proceso dinámico y multifactorial que supone que gente que se

encuentra en diferentes grupos sociales (ya sea por cuestiones económicas, culturales, religiosas o

nacionales) se reúna bajo un mismo objetivo o precepto.

De esta forma, la integración social puede darse dentro de un cierto país, cuando se busca que las

personas que pertenecen a los estratos sociales más bajos logren mejorar su nivel de vida. Para esto, el

Estado o las instituciones civiles deben promover políticas y acciones para fomentar habilidades de

autonomía personal y social, la inserción ocupacional, la educación y la adecuada alimentación.

Asimismo, además de la integración social, también podemos hablar de la conocida como integración

racial. Con ella lo que se persigue básicamente es que exista una igualdad real entre las personas

independientemente de su raza y que se desarrolle una cultura donde exista la tolerancia necesaria para

que todas las culturas tengan cabida y sean respetadas, entre otros objetivos.

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Por otra parte, la integración puede ser buscada por distintos países, para potenciar la capacidad de

cada nación y, en el trabajo conjunto, mejorar la situación de todos los habitantes. Un ejemplo de

integración política y económica es el Mercado Común del Sur (Mercosur), formado por Argentina,

Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú (aunque con distintos

tipos de membresía).

Entre los elementos fundamentales que deben existir para sustentar e incentivar la mencionada

integración económica están la unión económica y monetaria, el mercado común, la zona de libre

comercio o la zona preferencial de comercio.

Asi mismo en el marco de aquel continente existe lo que se conoce como integración latinoamericana.

Un término con el que se viene a definir y englobar a todo el conjunto de acciones, de diversa tipología,

con el que lo que se persigue es aunar a los países de América Latina siempre respetando la esencia y las

señas de identidad de cada uno de ellos.

Para conseguir todo ello existen diversos organismos de tipo supranacional y se desarrollan un sinfín de

actuaciones tanto a nivel político como económico, cultural o social.

En todos los casos, la integración siempre supone el esfuerzo coordinado, la planeación conjunta y la

convivencia pacífica entre los sectores que conforman el grupo. Esa es la única forma donde las partes

pueden constituir un todo, aún sin perder su individualidad.

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IMPLICACIONES EN LOS PAISES MIEMBROS


El regionalismo de los últimos años se ha caracterizado en Latinoamérica por la abundancia de
propuestas integracionistas, apoyadas en el convencimiento de la región acerca de los beneficios de la
integración para alcanzar el desarrollo, pero también sometidas a cierta confusión conceptual. Las
recientes transformaciones en el contexto político y económico de Latinoamérica desdibujan los
paradigmas hasta ahora dominantes, especialmente el del regionalismo abierto y recuperan algunos
debates antiguos sobre las aportaciones de procesos de integración económica más profunda que los
acuerdos de libre comercio. La aparición de nuevos proyectos (UNASUR, CELAC) corrige el
economicismo del regionalismo abierto a costa de desatender la agenda de la integración económica,
dejando sin resolver algunas de las necesidades de las economías más vulnerables. En este trabajo
llevamos a cabo un análisis crítico sobre el nuevo regionalismo latinoamericano a partir de las
transformaciones más recientes. Como resultado, observamos el agotamiento del regionalismo abierto
y las limitaciones del regionalismo postliberal, lo cual nos lleva a identificar una serie de rasgos que
podrían formar parte de una nueva propuesta de regionalismo estratégico que dé una respuesta más
adecuada a las distintas necesidades del desarrollo latinoamericano

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SUS ORIGENES
La obra que comentamos es producto de la investigación de dos historiadoras chilenas cuyo trabajo se
adjudicó el primer lugar en un concurso sobre la integración Latinoamericana, organizado por la
Secretaría General del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. En líneas generales, su contenido
muestra los intentos integracionistas llevados adelante por los pueblos latinoamericanos durante el siglo
XIX. Sus causas, su desarrollo, y sus consecuencias se hacen presentes en un detallado estudio
cronológico de los diferentes contextos históricos en los que se produjeron. Dividida en cinco capítulos,
la obra se convierte en un importante estudio sobre las relaciones políticas y económicas que
mantuvieron nuestros países, validado además por un valioso anexo con algunos documentos que las
autoras consideran fundamentales al momento de abordar el tema de la integración. Así, el primer
capítulo, cuyo período abarca desde1810 hasta 1826, toma el proceso independentista como eje para la
idea integracionista. La descripción de las diferentes situaciones sociopolíticas y económicas que
contextualizaron tanto los intentos como los límites que implicaba llevar adelante tal empresa, nos
recuerda figuras fundamentales como: Francisco de Miranda, Bernardo O`Higgins, Juan Egaña, y Bolívar
con quien las ideas de cooperación y unión encontraron su maduración. Los documentos y tratados
entre los diferentes países de la región, entre ellos, el Congreso de Panamá y la Carta de Jamaica, son
analizados con destacada precisión para concluir el capítulo afirmando que si bien el objetivo unionista
no pudo concretarse tal como se deseaba, el Congreso de Panamá tuvo importantes logros, pues desde
él se sentaron las bases de una confederación que proclamara los principios que el Derecho
Internacional no había reconocido y que fueron posteriormente incorporados en organizaciones
universales. En el segundo capítulo que se extiende desde el congreso de Tacubaya en 1827 hasta el
segundo congreso de Lima entre 1864/1865, se observa el primer giro en los objetivos integracionistas,
se trata aquí de una unión vinculada a los nuevos intentos de reconquista por parte de Europa. El texto
expone el juego de relaciones entretejidas entre los países americanos y los europeos, dejando al
descubierto los intereses y las conveniencias de cada uno, a veces opuestas a la anhelada unión
regional. Entre los acontecimientos más importantes figuran los intentos unionistas de Lima y de Chile
que tomaba posición en la construcción de proyectos unitarios, motivado por la guerra estadounidense
con México y la expedición del filibustero norteamericano W. Walker a Nicaragua. En este período no se
ve que nuestros países hayan encontrado una razón lo suficientemente fuerte como para mantener en
unidad a sus naciones y la época está marcada por nuevas anexiones e intentos de invasión, hechos que
aceleraron un nuevo período de guerras. Es interesante el análisis de las autoras en este contexto,
donde Lima es escenario de un nuevo Congreso Americano, desde el que se aprueban tres importantes
tratados. De la lectura del tercer capítulo se desprende que durante 1877 hasta 1888 hubo un período
de estancamiento en los intentos integracionistas de América. Sin embargo, estas fechas son
importantes porque es en este momento cuando el gobierno norteamericano deja al descubierto sus
intenciones expansionistas.

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Las repercusiones de la Primera Guerra mundial favorecen el impulso de nuevos intentos de solidaridad,
entre los que figuran, el Congreso de Lima, El Congreso Sudamericano de Montevideo y la Primera
Conferencia Panamericana. De todas formas, una visión completa de la evolución de la idea de unión
necesita de una explicación al hecho de que los países que concurrieron a los diversos congresos no
ratificaron los acuerdos adoptados y en este sentido, las autoras señalan como algunos 156 argumentos
la falta de continuidad en las iniciativas tendientes a la unidad, el factor geográfico, la precariedad de las
comunicaciones y la inestabilidad política. Si bien la historia muestra el fracaso de los congresos
unionistas, también cabe considerar que los mismos sirvieron para crear un sentimiento de solidaridad
continental y proclamar algunos principios jurídicos que Europa no había considerado todavía en sus
relaciones internacionales, tal como se expone en el texto. En el cuarto capítulo el eje de análisis está
centrados en los documentos que muestran que las influencias del estado norteamericano escondían
sus intereses privados sobre las tierras del resto de América. Aparece aquí un congreso impulsado por
ese país que no llegó a realizarse pero que se convirtió en el antecedente más importante de la Primera
Conferencia Panamericana que se reuniría en Washington ocho años mas tarde. Si bien los objetivos de
la política panamericana fueron establecer la paz, prevenir futuras guerras y cultivar estrechos lazos
comerciales, las autoras observan que los mismos resultan insuficientes para explicar las verdaderas
razones de la política panamericana de Blaine y los fines que la convocatoria de 1881 escondía. En este
sentido, son de gran valor los argumentos que muestran las verdaderas intenciones del país del norte,
rescatados a través del análisis de diversos documentos. El último capítulo muestra el contexto en el
que se desarrolló la Primera Conferencia Panamericana, durante los años 1889 y 1890 que, en líneas
generales, implicaba la adopción de medidas útiles para América. Los delegados argentinos, fueron
considerados como los promotores y líderes que asumieron la defensa de los intereses de América
Latina. El mérito de la conferencia radica en que por primera vez se pusieron en contacto, por
negociaciones diplomáticas, los dos grandes núcleos del continente. Comenzaba de esta forma una
nueva época en la historia de las relaciones interamericanas bajo el impulso del creciente poder de los
Estados Unidos, que en el futuro siguió utilizando las sucesivas Conferencias y el movimiento
panamericano bautizado tiempo después con el nombre de “panamericanismo” para extender e
intensificar su influencia en Hispanoamérica. Llegamos así al final de la obra, no sin destacar la cuestión
central que las autoras presentan en sus consideraciones finales. Es aquí donde la reflexión apunta a la
pregunta por la posibilidad de una pronta integración latinoamericana, respuesta que surge a partir de
las conclusiones que se desprenden de nuestro pasado y que no son tan alentadoras como desearíamos.
Sin embargo, las posibilidades están abiertas y nos inducen a superar ciertas barreras que son necesarias
pero difíciles dada la heterogeneidad de nuestros pueblos.

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TEORIA JURIDICA

El mundo de la postmodernidad presenta dos grandes tendencias, las que se complementan y no


necesariamente se excluyen: la globalización o internacionalización de la economía, las comunicaciones,
la protección del medio ambiente y otras manifestaciones de la vida humana y la regionalización o
integración que envuelve la conformación de bloques de Estados. Una y otra tienen diversas
manifestaciones jurídicas y han significado una notoria evolución jurídica e institucional: jurídica por
cuanto se presenta una tendencia a cambiar o morigerar el principio de la competencia territorial de los
Estados en el sentido de que ya el Estado no es el único generador del derecho que regula las relaciones
entre los habitantes de su territorio, lo cual a su vez lleva a la necesaria revisión del criterio absoluto de
la soberanía; institucional pues después de la Segunda Guerra Mundial y aparejado con el proceso
descolonizador el mundo ha observado la aparición de muchos y muy importantes organismos
internacionales que buscan precisamente institucionalizar e impulsar esa tendencia globalizadora.
Nótese cómo la realidad actual presenta diversas manifestaciones jurídicas contrarias a la competencia
territorial de los Estados, que ha sido hasta ahora la regla de oro de las relaciones internacionales y del
principio de la soberanía; en efecto, el derecho comunitario, aquel generado por los órganos
supranacionales de una Comunidad y cuyo gran desarrollo se ha dado en Europa, implica que es un
derecho de aplicación directa a todos los habitantes de los Estados miembros, esto es, que un ente
distinto al Estado está generando derecho vinculante a los asociados; piénsese también en el derecho
comercial internacional, conformado por convenciones internacionales y la lex mercatoria, como
instrumento que los particulares tienen a su disposición en sus relaciones internacionales a fin de
regular éstas, superándose así en buena medida la referencia a leyes nacionales catalogadas como ley
del foro e incluso solucionando las controversias no con jueces nacionales sino con árbitros
internacionales, dado el creciente desarrollo del arbitraje comercial internacional; se tiene también el
fenómeno de las normas con efectos extraterritoriales, tendencia creciente en la que normas nacionales
(leyes de Estados, por ejemplo) empiezan a tener efectos más allá de su territorio y sobre habitantes de
otros Estados, aunque esta nociva intención de algunas potencias ha venido siendo rechazada por la
mayoría de Estados por considerarla, con razón, violatoria de su soberanía.2 Esas dos tendencias,
globalización y regionalización han sido de recibo en Latinoamérica, razón por la cual los diversos
Estados han venido realizando sendas prácticas en ese contexto y han suscrito gran cantidad de
instrumentos jurídicos que reflejan esa realidad internacional. Desde los años sesenta, por décadas se
ha venido planteando en Latinoamérica la necesidad de desarrollar un proceso de integración de los
Estados y pueblos latinoamericanos, máxime teniendo en cuenta los elementos históricos comunes que
líderes de la independencia y republicanos, cuales fueron Bolívar, San Martín y Morazán, plasmaron en
su momento al pregonar la necesidad de unión de las naciones recién independizadas de España. La
integración latinoamericana en su concepción moderna se inicia con el Tratado de Montevideo de 1960,
por el que se constituyó la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio

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- ALALC. Desde entonces el proceso ha contado con importantes reformas, ha venido modernizándose,
flexibilizándose, adaptándose a las necesidades nacionales y subregionales pero alejándose de la real
construcción de un esquema de integración al nivel latinoamericano a punto tal que es indispensable
rediseñar la estrategia de integración o asumir la clara consecuencia de que no será viable la
construcción del bloque latinoamericano. Ahora bien, es importante tener presente varios elementos de
la teoría general de la integración en torno a su aplicación en América Latina. Lo primero es dilucidar
qué se integra: ¿los pueblos o los Estados? En Europa Jean Monnet sostenía lo primero y el General De
Gaulle lo segundo; como lo pone de presente Maurice Duverger, la historia ha demostrado que ambos
tenían la razón pues el proceso de integración europeo se ha dado entre sus pueblos y sus Estados: el
ser humano está en el centro de la integración.3 Una primera conclusión que se presenta es cómo hasta
ahora el parco y lento proceso de integración en América Latina se ha realizado entre los Estados y en
buena medida de espaldas a sus pueblos, lo cual parcialmente puede explicar sus hasta ahora limitados
resultados, reflejados casi exclusivamente en un importante incremento del comercio
intralatinoamericano que no se corresponde con un fortalecimiento real del bloque latinoamericano
como tal. Otro aspecto a tener en cuenta, ¿cuáles son los principales resultados esperados con la
integración? En mi entender, la integración tiene cuatro grandes resultados, los cuales deben analizarse
en el respectivo encadenamiento en que se dan, pues por supuesto estos resultados varían en su
importancia de un bloque a otro. Uno de ellos es la paz (causa última del derecho internacional), la cual
ha tenido una destacable importancia en el atormentado contexto europeo, pleno de guerras a gran
escala. Otro es el desarrollo, también presente en el proceso de integración europeo que parte de la
necesaria reconstrucción de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial, objetivo éste de gran
importancia en el orden latinoamericano inserto en el Tercer Mundo, aquel de los países en vías de
desarrollo. Otro es de potenciar la presencia internacional de los Estados miembros, por la evidente
razón de que el bloque como tal es más poderoso e importante en la comunidad internacional, lo que es
fundamental para la Latinoamérica del futuro. Otro es el afianzar, implementar y preservar la plena
vigencia del Estado Social de Derecho, con plena eficacia de sus principios de supremacía de la
constitución, separación de los poderes, principio de legalidad y preservación de los derechos humanos
en sus tres generaciones: civiles y políticos, económicos y sociales y colectivos; ello se refleja en las
exigencias que realiza la Unión Europea al respecto para la admisión de nuevos miembros, en la cláusula
de estabilidad democrática pactada en los acuerdos de integración en virtud de las cuales, el acuerdo se
suspende o termina frente a aquellos Estados que pierdan su condición de democracias, en las
progresivas reformas dadas en el seno de la Unión Europea, buscando la reducción del llamado déficit
democrático de las instituciones comunitarias, en la protección de los derechos humanos ante las
autoridades comunitarias y en la subordinación jerárquica del derecho comunitario ante los derechos
humanos. Fundamental, en el desarrollo de la obra, es tener presente la escogencia que hago del
modelo de integración comunitario europeo para aplicar a la Comunidad Latinoamericana, en
contraposición al modelo librecambista.

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El modelo es aquel que debe iluminar la construcción de Latinoamérica como bloque. Esto implica
entender que el fenómeno comunitario es más complejo y conlleva la aceptación de una integración no
limitada a lo comercial y económico sino enriquecida con aspectos políticos, culturales, ecológicos,
educativos y tantos otros aspectos de la vida humana. Importante también a tener en cuenta es el
hecho de que un Estado puede pertenecer simultáneamente a varias zonas de libre comercio, pero sólo
puede pertenecer a una sola Comunidad; este aserto hace que para el futuro de la integración de
América Latina se tenga presente que los Estados Latinoamericanos pueden pactar acuerdos de
complementación económica y libre comercio con Estados no latinoamericanos, pero sólo podrían
pertenecer a la Comunidad Latinoamericana y no a otra Comunidad. En sentido general, se pueden
acoger estrategias de globalización con varios Estados y/o bloques de Estados en forma simultánea pero
sólo se puede realizar la integración comunitaria con un mismo y único grupo de Estados y Pueblos, en
nuestro caso el Latinoamericano. La integración latinoamericana debe entenderse como una integración
cuyos objetivos fundamentales son la paz, el desarrollo económico, la potenciación geopolítica de
Latinoamérica y la realización plena del Estado Social de Derecho por nuestros pueblos; una integración
que debe realizarse entre los Estados y entre los pueblos de América Latina; una integración que debe
realizarse con el modelo comunitario europeo adaptado a las realidades latinoamericanas; una
integración que debe surgir de la actual ALADI pero extenderse a los otros Estados de Latinoamérica,
particularmente a Centroamérica y el Caribe; una integración abierta a la participación de los actores
sociales y no limitada a las altas esferas estatales y empresariales; una integración de amplia dimensión
humana y no limitada a lo comercial. En el presente estudio se ha realizado la elaboración de una teoría
jurídica para el análisis de la integración en América Latina, partiendo de la teoría general y de los
instrumentos de integración actualmente vigentes en América Latina y proponiendo por último el
proyecto de tratado constitutivo de la Comunidad Latinoamericana de Naciones CLAN. La investigación
ha sido financiada por el Parlamento Latinoamericano, organismo inspirado por Andrés Townsend; el
trabajo permanente, la orientación y el apoyo de Juan Adolfo Singer, que fuera su Presidente, de Ney
Lopez, antes Secretario General y hoy Presidente Alterno, y de Humberto Peláez (ex Presidente del
Congreso de Colombia, del Parlamento Andino y del Parlamento Latinoamericano y actual Secretario
Ejecutivo del Parlamento latinoamericano) han sido esenciales para el buen suceso de lo propuesto. Es
importante resaltar también los fundamentales comentarios de Gabriel Betancur Mejía y de Alfredo
Jiménez Barros. Es éste, entonces, un aporte a la realidad latinoamericana y a sus protagonistas.
Confiamos en que en un breve plazo tantas frustraciones históricas finalmente sean superadas por
nuestros líderes y sus pueblos: Latinoamérica lo merece. Se pone de presente que, en todo caso, las
opiniones y conceptos plasmados en la obra son exclusiva responsabilidad del autor y que ellos no
constituyen la posición oficial del Parlamento Latinoamericano, si bien es compartida por muchos de sus
miembros.

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CONCLUISONES

Es necesario realizar un balance de la participación social en las instancias de integración.


Deben reconocerse logros y errores. Hoy no existe voluntad de muchos de los gobiernos para
impulsar la participación social (y tampoco los procesos de integración). Se retornó a la lógica
mercantil de los 90. No se convoca a Cumbres Sociales.

Los proyectos de integración deben interpelar a la participación popular, deben reconocerse


desde las bases y reconocer a la soberanía en su sentido más noble de voluntad popular. Hoy
nos encontramos en un marco de desmantelamiento de la participación social en el Mercosur y
en Unasur.

La participación popular está hoy siendo privatizada por grupos de interés, por una mal
llamada sociedad civil (fundaciones, ongs) que solo busca legitimar el retiro de la escena del
Estado y de la política como instrumento de transformación y el establecimiento del mercado
como el orientador de los destinos de nuestros países, para convertir nuestra región en zona de
libre comercio funcional a los intereses del capital trasnacional.

Hasta ahora se le ha prestado atención –desde los gobiernos y los organismos de integración-
a movimientos afines a cada gobierno, cuya representación en las cumbres sociales estuvo
mediada por las cancillerías. Hubo encuentros de dirigentes de ciertos movimientos, pero no
movilizaciones y participación general, donde el fin común fuera cimentar la integración política,
económica, cultural, social.

El campo popular está conformado por organizaciones segmentadas. Los movimientos


campesinos, los movimientos urbanos, son organizaciones populares con trayectoria y mucha
presencia territorial, que carecen de representación política. Las demandas de los movimientos
sociales son todas distintas y el eje común, articulador de un frente sin hegemonía, debiera ser
la construcción de la integración.

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La integración no puede comprenderse sin el desarrollo económico y social, que no puede ser
el mero crecimiento general sin considerar por qué, para qué y para quién debe ser el mismo.
En un período de crecientes interrelaciones globales y reposicionamientos geopolíticos, el
desarrollo debe encararse como un desafío regional y no meramente nacional.

Debe reconstruirse la identidad social y el imaginario histórico y cultural de la integración


como una perspectiva imprescindible y no en forma meramente nostálgica o declamativa. Es
imprescindible la participación activa democrática de organizaciones campesinas, urbanas,
estudiantiles, sindicales, empresariales en esta tarea de construcción. Los centros de estudio,
las universidades, los sindicatos, debieran trabajar cátedras libres sobre Integración, donde ir
construyendo el trabajo común hacia la unidad regional.

En lo económico, en un proceso de integración son elementos clave a atender en forma


simultánea: la soberanía, el valor agregado, el conocimiento, y el mercado ampliado regional de
economías, hoy muy parcialmente integradas. Paralelamente, los acuerdos de
complementación económica de ALADI deben recuperar centralidad.

Hoy muchos de los gobiernos de la región no muestran interés en defender prioritariamente


la unidad regional. La separación de Venezuela de Mercosur ha sido una decisión contra la
imprescindible unidad regional que no está basada en las normas y protocolos de defensa de la
democracia, sino solo por posiciones políticas intervencionistas. Paralelamente, llama la
atención que Argentina haya avanzado en forma independiente hacia un TLC con Chile.

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BIBLIOGRAFIA

https://definicion.de/integracion/

https://es.wikipedia.org/wiki/Integraci%C3%B3n

Ambas citadas el 5 de julio del 2019

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