Sei sulla pagina 1di 2

Diseño

del espacio de interacción de coaching


Rafael Echeverría - Etica y Coaching Ontológico - Pag. 76-79


Lo central de la interacción de coaching, cuando nos hemos afirmado en el discurso que lo sustenta (el
discurso de la ontología del lenguaje), reside en la conexión emocional que el coach establece con el
coachee y en el diseño de un espacio emocional adecuado para realizar dicha interacción.

Esta interacción tiene dos componentes. El primero es emocional, pero el segundo no, aunque esté
acompañado de lo emocional. Este último es, en rigor, lingüístico: la capacidad de escucha que debe
exhibir el coach hacia su coachee. Una escucha muy efectiva es un ingrediente insustituible de la
interacción del coaching.

Diseño del espacio emocional de la interacción de coaching


Hemos guardado deliberadamente para el final lo que dice la relación con el espacio emocional que
debe prevalecer en la interacción de coaching ontológico. Quizás porque es aquí donde tiene mayor
peso la ética en esta práctica.

Volvamos por un momento a la declaración de quiebre o el problema del coachee que hace de punto de
arranque de la interacción de coaching. Es fundamental reconocer que toda una historia de vida incide
en las dificultades que enfrenta el coachee para procurarse por sí mismo una salida. El coachee, en los
hechos, se ha situado en los límites de su alma, de su forma particular de ser, y esa frontera no es
fácil de cruzar. Todas esas dificultades se expresan de muchas maneras: cegueras, razones, emociones,
un cuerpo que se rigidiza y no encuentra repertorios para actuar de un modo diferente de como siempre
lo ha hecho. El quiebre suele colocar al coachee en la frontera de sí mismo y, desde allí, el salto
usualmente parece imposible.

Aún cuando el coachee vislumbre la posibilidad de una salida, ésta se le suele presentar como “un salto
al vacío”, una experiencia de eventual desintegración, que nosotros muchas veces llamamos “el
encuentro con la nada”. El quiebre lo sitúa literalmente frente a un precipicio que lo induce a
abandonar el espacio conocido de su ser para entrar en otro que para el coachee asume el carácter de
no-ser (pues es un espacio que para él o ella no ha sido) y, por lo tanto, es vivido como la nada.
Creemos que es vital que el coach reconozca esta situación y procure colocarse en el lugar del coachee.
Lo que el coach pudiera concebir como una posibilidad, para el coachee constituye una experiencia
desintegradora.

Esta situación es vivida por el coachee de varias formas, pero hay un ingrediente que suele estar
presente en gran cantidad de ellas: el miedo. Cruzar esa frontera equivale muchas veces para el
coachee a lanzarse a un precipicio y dejarse arrastrar por el vacío. Eso da miedo y sitúa al coachee en
un espacio emocional muy precario que, por lo general, cierra la posibilidad de transformación.

Para diseñar esa transición a un nuevo espacio de ser, el coach debe entender que, aunque para él o
para ella sus conocimientos ontológicos son muy importante, ese tránsito no se produce en la esfera del
conocimiento. No es através de argumentos y razones que el coachee suele optar finalmente por la
senda de la transformación. Lo principal para abrir esa opción serán las condiciones emocionales
que el coach sea capaz de generarle al coachee para que este supere el miedo y se atreva a cruzar
esa frontera que lo mantiene cautivo.

El secreto de la interacción de coaching reside en el diseño del espacio emocional que le permitirá
al coachee el cruce hacia la tierra prometida y la liberación de aquello que hasta ese momento lo
mantenía sofocado, esclavizado, constreñido.

El poder de la positividad emocional


Así como el espacio emocional es el secreto de la intervención de la interacción de coaching ontológico,
la positividad emocional es el secreto del interior del espacio. El poder de la interacción de coaching
descansa en su positividad emocional. Ella es la clave de los resultados exitosos y estables de la
interacción. No hay palabras suficientes para enfatizar lo que acabamos de decir. Asimismo, no hay
excusas suficientes para sacrificar el papel que le corresponde a la positividad. Ésta, simplemente, no es
transable.

¿Qué significa esa positividad? ¿Cómo se expresa? Ello de alguna forma nos conduce de vuelta a la
matriz ético-emocional antes descrita. La positividad emocional se expresa de manera concreta en
respeto, dignidad, confianza, humildad, ambición (y esperanza) y aceptación (paz).

Para entrar en una disposición que le permita al coachee avanzar hacia la transformación, el coachee
debe sentirse respetado, aceptado, es más, apreciado y querido por su coach. La interacción del
coaching es una interacción sustentada en el amor y el compromiso genuino del coach de estar
efectivamente al servicio del coachee. El coachee debe sentir que su situación y su persona son
cuestiones que le importan al coach y por las que se compromete. No es posible hacer coaching
ontológico desde el desprecio o desde la indiferencia hacia lo que le sucede al coachee.

Potrebbero piacerti anche