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El arte islámico
Introducción
Para abordar el tema del arte islámico, es fundamental partir de los conceptos básicos
que se plantean en temas anteriores como el nacimiento y expansión del islam o Al-Andalus, ya
que el arte islámico es un arte desarrollado y ligado a la expansión territorial y religiosa que se
llevaría a cabo de forma prodigiosamente rápida y efectiva durante los siglos VII y VIII. Tal y
como plantea Marçais, el arte musulmán no nació en el año primero de la hégira, 622 en la era
cristiana, no aparece al mismo tiempo que el Estado musulmán fundado por Mahoma, el arte
musulmán va a nacer en Siria y acabará de constituirse en Irán. Tras la muerte de Mahoma en
632, se creará un imperio que se extenderá desde el extramo Oriente a la Península Ibérica.
Esta extensión territorial del imperio musulmán provocará el desarrollo de un arte sincrético y
ecléctico que se surgirá a partir de la síntesis de los elementos de aquellos territorios que
conquistaban: griegos, romanos, bizantinos, visigodos o pueblos bárbaros. En este sentido, se
parece al arte romano, y por otra parte se distingue dado que se trata de un arte
fundamentalmente religioso que se asienta en las bases del espiritualismo y el
trascendentalismo para su desarrollo. Se produce una paradójica tendencia unitaria con la
integración de la diversidad cultural de los territorios. La unidad del arte musulmán se concilia
con su diversidad. Tal y como Marçais indica, el arte musumán no es inmutable ni en todas
partes idéntico a sí mismo, un arte como cualquier otra lengua, es algo vivo y su ley es el
cambio.
Desarrollo
El arte islámico presenta una serie de periodos independientes por razones políticas,
geográficas o artísticas. Las sistematizaciones propuestas son múltiples, como la de Marçais
por escuelas regionales, pero la mayoría de los autores usan una sistematización por periodos
cronológicos.
Con el siglo X empieza el segundo período –“Los tres califatos rivales”- en la historia
del Islam y de su civilización, el inmenso imperio comienza a disgregarse y comienzan a surgir
nuevos califatos como el de Córdoba o el de los fatimí en El Cairo que vuelven a dar un
incomparable esplendor artístico al mundo musulmán. El tercer período –“La herencia de los
califatos”- va del siglo XIII al XV, en el que los califatos rivales han sido derribados, la gran Al-
Andalus será conquistada por los cristianos, el Islam se ha perdido en el Mediterráneo y en el
Próximo Oriente proisgue la epopeya de las Cruzadas, y los mongoles han acabado con todo lo
demás. Finalmente, el cuarto período –“El mundo irání y la hegemonía turca”- se
caracterizará por la hegemonía turca y la conquista de Constantinopla, que permitirá la
dominación desde los Balcanes hasta Argelia. Cabe destacar que Persia y Marruecos
continuarían con un desarrollo nacional indpendiente.
Características generales
Por último, se trata de un arte eminentemente decorativista, las artes plásticas como
la yesería, la pintura, el azulejado, quedan al servicio de la arquitectura. Harán uso de
materiales reflectantes, reiteración de motivos y contraste de texturas para genererar efecos
insuitados de riqueza y auténtica incorporeidad. Existe un predominio de la arquitectura y la
decoración frente a la escultura y la pintura, y además, asistiremos al aufe de las artes
menores y decorativas tanto monumentales -mosaico, azulejo, yesería- como exentas -tejidos,
miniaturas, cerámicas-, esto se explica por el orígen nómada de muchos pueblos que
integrarían la civilización islámica.
Ubranismo
Espacio
La mentalidad nómada del musulmán del desierto era totalmente opesta a la del
musulmán urbano sedentario. Existía una oposición radical entre la habitacionalidad del
campo y la ciudad, y de esta oposición nace la idea de la ciudad musulmana.
La expansión islámica de los siglos VII y VIII extendió su dominio sobre las ciudades
clásicas en decadencia junto a las persas e hindúes orientales. La nueva concepción del espacio
urbano se impuso con un carácter vital, orgánico desordenado y privado, totalmente en
oposición al sentido público de las ciudades clásicas.
El Corán no establecía norma alguna sobre cómo debían edificarse las ciudades, ni
organizarse urbanísticamnte, ni cómo debían ser las viviendas. A pesar de ello, podemos
afirmar que existe un espíritu coránico de igualitarismo y aparente austeridad. La única regla
universal era la institución del mutasib, un funcionario que solucionaría e intermediaría en los
problemas de convivencia de los vecinos, protegiendo la seguridad y privacidad, pero
matnteniendo el derecho de paso entre fincas y viviendas.
La fundación de las ciudades es una exigencia que viene dada por la conquista,
adaptando el urbanismo de los países conquistados al propio contexto religioso, social y
geográfico. La urbanización y la cultura urbana se convirtieron en un fenómeno característico
del Islam, y una de sus primeras fundaciones, Bagdad, llegaría a ser uno de sus grandes mitos
culturales, “La Ciudad de la Paz”, concebida con un portante valor simbólico: una ciudad
circular torreada y con un gran foso con el gran complejo imperial en el centro, y cuatro calles
radiales,simbolizando el centro del mundo. A pesar de que algunos elementos clásicos se
mantuvieron, la ciudad pierde su regularidad. El Islam impone una fuerte reducción de las
relaciones sociales y disminución de la vida pública. La ciudad islámica ha variado poco en el
tiempo, ésta no tiene ordenamiento alguno, ni tampoco requisitos mínimos de vías o higiene.
Su imagen se caracteriza por una escasez monumental a excepción de la mezquita o el palacio
(del gobernador, emir o califa)
La ciudad, o medina, tiene así una estructura de barrios, rabat, que a veces se
extienden fuera de las murallas.
Hay barrios de musulmanes, cristianos y judíos (la Jara). La Umma, reunión de todos
los creyentes, es un conjunto universal de ciudades, con barrios que son como pequeñas
ciudades y calles que se comportan de un modo asimismo autónomo, con todos los servicios
básicos (a menudo con sus propias puertas) y con una división en arrabales y calles según los
oficios.
Jardín
Arquitectura
Los edificios musulmanes son normalmente de poca altura, y consiguen una constante
la sensación de armonía con el paisaje. No es grande el interés por los problemas constructivos
y sí por el “efectismo visual”; los monumentos islámicos suelen inscribirse en volúmenes
cúbicos en los que despuntan las semiesferas de sus cúpulas. El edificio más destacado es la
mezquita, y asociada a ella la madrasa o el ribat, pero desarrollan otros edificios de tipo civil
como los palacios o alcazabas, mausoleos o hamman.
Materiales: los materiales son muy pobres: mampuesto, ladrillo, madera y yeso. La
piedra se usa sólo en los edificios más relevantes. Los materiales son pobres y perecederos. Si
en el periodo omeya se usaba aún el sillar regular de piedra, con los abasíes se usa sólo el
ladrillo (secado o cocido). En los alminares se acostumbra a edificar el primer piso de piedra
(para la mayor solidez del edificio) y los superiores de ladrillo. Esta pobreza de los materiales
puede tener una doble explicación: material (la pobreza de la sociedad y la insuficiencia de las
fuentes de materiales) y estético-religiosa, que es la más probable, por influencia del Corán,
cuya actitud ante Dios y la caducidad de la vida es muy pasiva. Una sura del Corán dice: «Dios
es lo único real y permanente».
Elementos arquitectónicos: los pilares son escasos y los encontraremos sobre todo en
la arquitectura abasí, mientras que en otros períodos optan por las columnas.
En lo que respecta a las cubiertas, son generalmente planas y de madera tallada. Las
bóvedas aparecerán más tardes: semiesféricas de cañón, apuntadas o no, y desde el siglo X se
utilizará la de aristas, es decir, cruzándose y dejando un polígono central.
Las cúpulas serán de yeso y cubrirán los espacios sagrados, suelen ser semiesféricas o
gallonadas. Tendrán una intención más decorativa que arquitectónica y será siempre
exteriorizada, como la bizantina. El interior será de yeso en el período omeya y de ladrillo en el
periodo abasí, no será hasta el siglo XI que se cubran con azulejos. La evolución sera: con
trompas y pechinas; de nervaduras desde el siglo X (mezquita de Córdoba) y de mocárabe
(estalactitas), uno de los ejemplos más hermosos los encontramos en la Alhambra de Granada.
Mezquitas
La mezquita consta de un gran patio -sahn- porticado con fuente central, comunicado
con la gran sala de oración -haram-, con sus variados arcos de sostén (esquifados, de
herradura o polilobulados, etc.), con los únicos elementos decorados con riqueza, el púlpito
(almimbar) y el mihrab. Este es el esquema de las más bellas mezquitas de Siria, Palestina,
Egipto, Magreb y España. Se sigue utilizando hoy para las nuevas mezquitas.
En el haram se encuentran:
En el sahn encontramos:
- Alminar: minarete o torre para que el muecín haga la llamada a la oración, así como
los judíos usan el shofar para la llamada, o los cristianos las campanas. Tiene una
forma cuadrada o circular, y la variante más difundida por el Magreb y España derivan
del minarete omeya de la mítica mezquita de Damasco en forma de alta torre de
planta cuadrada con azotea y torrecilla: Giralda de Sevilla.
Encontramos otra modalidad, el excepcional minarete abbasí de la mezquita de
Samarra, una torre cónica con rampa exterior en espiral a la que se le atribuye la
posible influencia de los zigurat mesopotámicos. Por último, los alimnares turcos
seylúcidas y tomanos derivan de los de los persas, altos, cilíndricos y esbeltos.
- Riwag: pórtico en torno al patio para resguardar a los fieles.
- Sabil: fuente para lavarse las abluciones rituales, suele adoptar forma de templete.
Períodos
- Omeya califal (661-750): el primer gran edificio es la mezquita de Omar en Jerusalén,
también conocida como Santuario de la Roca, ya que alberaba la roca desde la que,
según cuenta la tradición, se relaciona con el sacrificio de Abraham y con la subida de
Mahoma al cielo. Tiene una planta centralizada octogonal influida por el mausoleo
cristiano del Santo Sepulcro de Jerusalén, además, está coronada con una gran cúpula
sobre tambor.
La influencia bizantina es muy profunda durante este período. La gran mezquita de
Damasco se constuirá aprovechando un templo cristiano preexistente, el de San Juan
Bautista, y sobre esa herencia se delinearán las partes indispensables de la mezquita
que mencionamos anteriormente. Sigue la planta basilical cristiana bizantina, y una
planta de tres naves paralelas a la quibla. Reutilizó columnas y pilares, así como arcos
de medio punto y herraduras. El pabellón del tesoro del sahn tiene una planta
octogonal con cúpula como el Santuario de la Roca. Además, la forma de su alminar
será la más difundida posteriormente por el Magreb y España, con la alta torre
cuadrada con azotea y torrecilla. Su decoración es excepcional, con mosaicos y temas
arquitectónicos de influencia claramente bizantina.
- Seylúcidas: a mediados del siglo XI la ocupación de Bagdad por parte de los turcos
seylúcidas tendrá grandes consecuencias para el arte islámico, sobre todo con la
expansión de su poder por Persia, Asia menor y Egipto. Los turcos seylúcidas van a
adoptar el esquema de la mezquita omeya, introduciendo una evolución notable al
fijar el modelo de madraza, planta de cruz, empleo masivo de iwanes en los patios, y el
uso de impresionantes cúpulas. Además, van a difundir las ricas fachadas, a veces,
entre dos esbeltos alminares. El modelo de mezquita más característico será la de
Isphahn, s. XI.
- Otomanos: también los turcos otomanos, cuyo poder se consolidará en el Asia menor,
adoptarán los elementos fundamentales del arte musulmán con la incorporación a sus
dominios de la fastuosa Constantinopla. Esto implicará una fuerte influencia de los
modelos bizantinos, concretamente de la majestuosa Santa Sofía. Así destacarán las
grandes mezquitas de Estambul como la Mezquita Azul, de planta centralizada y
grandes bóvedas; la mezquita de Solimán el Magnífico, con planta central también,
patio y pórtico cupulado. O la mezquita Aul de Ahmed, que, en el siglo XVII, plantea
una planta cruciforme con tramos cupulados, ocho minaretes y epigrafías islámicas.
Palacio-alcázar
Civil y militar
El ribat, fortaleza-convento del Magreb (X-XI), cuya primera función fue religiosa y
militar para albergar a los guerreros de la Guerra Santa antes de sus expediciones -Susa,
Túnez- pero que desde el siglo XIII su función será de retiro espiritual engrandeciéndose con
mezquita, biblioteca, etc, alrededor de un patio central.
Los materiales son casi siempre perecederos. Se puede seguir en ellos la evolución de la
decoración:
- Disgregación, en los siglos XII y XIII, se diversifica la decoración, con un Oeste austero
(Magreb, España) y un Este de gran riqueza decorativa, con el yeso y el color.
Escultura
Hay escasísimas obras escultóricas, generalmente con intención decorativa, como los
leones del Patio del Partal en Granada, algunas figuras aladas, etc. Hay escenas con figuras en
las labras en marfil (botes, cofrecillos, olifantes), hechas en el Egipto fatimí, la Córdoba omeya
y Cuenca, o en las cajitas de Sicilia (siglo XII).
Habrá un espectacular desarrollo de las artes aplicadas como las tallas decorativas en
madera, artesonados, labras en marfil, tejidos, tapices, alfombras, orfebrería, vidrio y, sobre
todo cerámica. El arte aplicado por excelencia fue la cerámica, con grandes hallazgos técnicos
en Oriente (barniz blanco, estannífero, lustre dorado, siglos VII-IX), con gran variedad de
brillantes estilos (sobre todo en Irán), mientras que en Occidente destacó la cerámica de
Málaga (imitada en Manises).
El arte islámico encuentra en España una de sus más bellas evoluciones, con
realizaciones concretas quedan claramente subrayadas la unidad entre Al-Andalus y el norte
de Áfroca.
La planta tiene una relación directa con la de Kairuán realizada en 836, —naves
perpendiculares al muro de la qibla del tipo T—, y también utiliza los arcos de herradura que
encontramos en Kairuán, pero a diferencia de aquella, esta emplea un sistema de doble
arquería. Sus once naves se amplían en 848 hacia la cabecera por mandato de Abd-al-Rahmán
II dado que se volvió insuficiente para las necesidades de la población. En 929 Abd-al-Rahmán
III construyó su alminar, al tiempo que realizó importantes mejoras en el interior. En 961 Al-
Hakam II procedió a una nueva ampliación, construyendo un nuevo mihrab y la maxura, dando
lugar a un espacio profusamente decorado con mosaicos bizantinos, cúpulas califales y
delimitado por arcos dobles polilobulados. La última ampliación la llevó a cabo Al-Mansur a
finales del siglo X en su parte norte, lo que dejó descentrado el muro de la qibla. El sistema de
doble arquería de las crujías está inspirado en el Acueducto romano de los Milagros de Mérida,
al igual que la alternancia bicroma de las dovelas (rojas y blancas), esto responde a la doble
necesidad de lograr una mayor altura y solidez, que se consigue superponiendo dos elementos
sustentantes: columnas que forman arcos de herradura abajo, y en su parte superior pilares
entre arcos de medio punto.
Los califas cordobeses se hicieron construir lujosas residencias que nos permiten
valorar los logros de la arquitectura civil alcanzada por los hispano-musulmanes. Los restos
más destacados pertenecen al palacio de Medina Al-Zahora, mandada a construir por Abd-al-
Rahman III y cuentan las crónicas coetaneas que encerraba deslumbrantes riquezas, las
excavaciones arqueológicas han conseguido confirmar esta descripción destacando el Salón
Rico.
La rivalidad entre los distintos autoproclamados reyes taifas propició, junto con los
avances cristianos, la llegada de los Almorávides del norte de África. Su poderío militar
constituirá un extenso reino que incorporará las tierras del Sur de la Península ibérica. Desde el
punto de vista religioso pretendieron una reforma basada en una interpretación más ortodoxa
y radical de la fe muslmana. Esto se traducirá en un arte más austero que romperá la evolución
cultural cordobesa, aunque con algunos elementos estilísticos de notable trascendencia como
los mocárabes, el arco más usado será el de cortina y el alfiz se suele cortar por los lados, las
nervaduras de las bóvedas cada vez serán más finas y los pilares se irán sustituyendo por
pilares. Estas constucciones lograrán su máxima representación en Argelia con la mezquita de
Tremecén, la de Fez o Marraquex. En españa en cambio apenas quedan restos, Murcia.
Los edificios nazaríes se caracterizan por el descuido de los exteriores mientras que
presentan una profusa decoración en los interiores; se emplean materiales pobres,
mampostería y tapial; es excepción el arco de herradura, sustituido por un arco peraltado de
silueta acampanada y el resto de formas mixtilíneas revelan la función ornamental y no
constructiva de los arcos granaínos; las columnas presentan fuste cilíndrico y basa, los
socorridos capiteles corintios son sustituidos por modelos de dos cuerpos, uno cilíndrico con
decoración de cinta y otro cúbico sobrepuesto; incorporan los mocárabes y la cerámica
alicatada recubre partas bajas de las estancias, más tarde utilizando el azulejado. Harán la
aportación de un intenso efecto decorativo en el empleo de las bóvedas de mocárabe.
A lo largo del siglo XIV, fueron construidas las edificaciones de más alto interés que
constituyen el impresionante conjunto de la Alhambra, palacio y fortaleza que consifu una
peculiar asimilación al paisaje circundante, o incluso, como afirmará Oleg Grasbar, “una ciudad
en miniatura, dominada por un enclave real”.
La cronología de la Alhambra es dudosa. Pero parece que hacia 1250 ya estaba conformada
como una ciudad interior de Granada, con murallas y jardines, residencia real, mezquita, casas
y edificios para todas las actividades sociales y económicas, como un barrio independiente. Las
murallas y el acueducto se completaron hacia 1300, los jardines y pabellones del Generalife
hacia 1320 y los edificios principales se alzaron en los años 1340-90. Hacia 1370-1390 la
Alhambra ya estaba configurada tal como ahora la conocemos. Funcionalmente se dividía en
dos palacios, cada uno con sus dependencias y patios:
Esta obra arquitectónica cuenta con un sinfín de dependencias con diferentes funciones:
militare (Alcazaba, torres, murallas de mampostería recubierta de piedra y ladrillo),
habitaciones para los sirvientes, residencia del soberano y harén familiar (Palacio de los leones
con sus salas Abencerrajes, Dos hermanas) y el Patio de los Leones, baños reales, jardines
interiores, miradores, otros espacios públicos y oficiales (Sala de Audiencias).
Los monarcas granadinos poseían una residencia veraniega situada en frente dela
Alhambra, en el recinto llamado Generalife, en el que los jardines, estanques y huertas
alcanzan su máximo esplendor. Además, denota el más notable de los jardines, con un gran
equilibrio entre el cultivo, la estética del agua y el color de las plantas. Cuenta con algunos
pabellones para el descanso
Arte mudéjar (foco andaluz, foco toledano, foco aragonés, foco castellano-leonés)
Conclusión