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Cada riñón contiene numerosos túbulos diminutos que se vacían en una cavidad
drenada por el uréter. Cada uno de los túbulos recibe un filtrado de la sangre desde un
lecho capilar llamado glomérulo. El filtrado es modificado a medida que pasa a través
de las diferentes regiones del túbulo y de esta forma se convierte en orina. (1)
A fin de comprender cómo los riñones efectúan estas funciones, se requiere conocer la
estructura del riñón.
El par de riñones yace a ambos lados de la columna vertebral por debajo del
diafragma y el hígado. Cada riñón adulto pesa alrededor de 160 g y tiene cerca de 11
cm (4 pulg) de largo y 5 a 7 cm (2 a 3 pulg) de ancho. (1)
La orina producida en los riñones es drenada en una cavidad conocida como pelvis
renal (“vasija”) y luego es canalizada desde cada riñón a través de unos conductos
largos —los uréteres— a la vejiga urinaria. (3)
Una sección coronal del riñón muestra dos regiones diferentes. La corteza más
externa es de aspecto café rojizo y granular debido a la abundancia de capilares.
La cavidad del riñón está dividida en varias porciones. Cada pirámide se proyecta en
una pequeña depresión llamada cáliz menor. Varios cálices menores se unen para
formar un cáliz mayor. Por su parte, los cálices mayores se unen para formar la pelvis
renal, una estructura infundibuliforme. La pelvis renal colecta la orina desde los cálices
y la transporta a los uréteres y éstos, a su vez, a la vejiga urinaria El uréter
experimenta peristalsis, contracciones tipo onda similares a las que acontecen en el
tubo digestivo. (Resultan en dolor intenso cuando un cálculo renal se libera.(4)
CONTROL DE LA MICCIÓN
La vejiga urinaria tiene una pared muscular conocida como músculo detrusor.
Numerosas uniones comunicantes (sinapsis eléctricas) interconectan sus células de
músculo liso, de manera que los potenciales de acción se propagan de célula a célula.
Aunque los potenciales de acción pueden gene rarse en forma automática y en
respuesta al estiramiento, el músculo detrusor cuenta con una rica inervación de
neuronas parasimpáticas y se necesita la estimulación neural para que la vejiga se
vacíe. El estímulo principal del vaciamiento vesical es la acetilcolina (ACh) liberada por
los axones parasimpáticos, los que estimulan a los receptores ACh muscarínicos del
músculo detrusor. (4)
Las acciones de tales esfínteres son las de regular la emisión de orina, la que también
se conoce como micción. Cuando la vejiga está llena, neuronas sensitivas propias
activadas por el estiramiento estimulan a interneuronas localizadas en el segmento S2
al segmento S4 de la médula espinal. La médula espinal controla entonces el refl ejo
de defensa, en el cual los nervios parasimpáticos del músculo detrusor se inhiben,
mientras que neuronas somáticas motoras estimulan el músculo estriado del esfínter
uretral externo, que evita el vaciamiento involuntario de la vejiga. Cuando la vejiga se
estira lo suficiente, la estimulación de las neuronas sensitivas puede desencadenar el
reflejo de vaciamiento. Durante el reflejo de vaciamiento, la información sensitiva
recorre la médula espinal hasta el puente, donde un grupo de neuronas funge como el
centro de la micción. Este centro de la micción activa los nervios parasimpáticos hacia
el músculo detrusor, lo que origina contracciones rítmicas. (4,6)
La inhibición de las neuronas simpáticas puede también causar relajación del esfínter
uretral interno. En este punto, el individuo siente una sensación de urgencia, pese a lo
cual de manera habitual todavía conserva el control voluntario sobre el esfínter uretral
externo, al cual inervan neuronas somáticas motoras del nervio pudendo. La
incontinencia tendrá lugar a un determinado volumen vesical, a menos que regiones
cerebrales más altas inhiban el reflejo de vaciamiento. (5)
El reflejo de defensa permite el llenado vesical debido a que regiones cerebrales más
altas inhiben el centro de la micción pontino. Estas regiones cerebrales más altas,
entre las que se incluyen la corteza prefrontal y la ínsula, controlan el cambio desde el
refl ejo de defensa al refl ejo de vaciamiento, y de ese modo permiten que la persona
tenga el control voluntario de la micción. Cuando se toma la decisión de orinar, el
centro pontino de la micción se activa por información sensitiva y vigila el estiramiento
de la vejiga. Como consecuencia, se inhibe la actividad del nervio pudendo y así el
esfínter uretral externo puede relajarse, al tiempo que se activan los nervios
parasimpáticos del músculo detrusor, lo que determina la contracción de la vejiga y la
emisión de orina. La capacidad de inhibir en forma voluntaria la micción aparece por lo
general entre los 2 y 3 años.
Desde los capilares peritubulares, la sangre es drenada por venas que siguen un
recorrido paralelo al de las arterias ya descritas. Tales venas reciben los nombres de
venas interlobulillares, venas arqueadas y venas interlobulares (de acuerdo con la
dirección de la circulación venosa o de retorno). Las venas interlobulares descienden
entre las pirámides, convergen y dejan el riñón como una sola vena renal, que se
vacía en la vena cava inferior.
TÚBULOS DE LA NEFRONA
El filtrado que ingresa en la cápsula glomerular pasa hacia la luz del túbulo
contorneado proximal. La pared del túbulo contorneado proximal consta de una capa
simple de células cuboidales que contienen millones de microvellosidades; estas
microvellosidades incrementan el área superficial de reabsorción. Durante el proceso
de reabsorción, sal, agua y otras moléculas necesarias para el cuerpo son
transportadas desde la luz, a través de las células tubulares, hacia los capilares
peritubulares circundantes. (3)
El túbulo contorneado distal termina donde se une altubo colector. Los dos tipos
principales de nefronas se clasifi can de acuerdo con su posición en el riñón y la
longitud de sus asas de Henle. Las nefronas que se originan en el tercio interno de la
corteza llamadas nefronas yuxtamedulares debido a que se ubican junto a la médula—
tienen asas de nefronas más extensas que las más numerosas nefronas corticales, las
que se originan en los dos tercios más externos de la corteza. Las nefronas
yuxtamedulares desempeñan un papel importante en la capacidad del riñón para
producir una orina concentrada. Un tubo colector recibe líquido desde los túbulos
contorneados distales de varias nefronas. (2)
FORMACIÓN DE LA ORINA
1. La filtración glomerular.
2. La reabsorción de sustancias de los túbulos renales hacia la sangre.
3. La secreción de sustancias desde la sangre hacia los túbulos renales. De
forma matemática se expresa:
Cada uno de los procesos (filtración glomerular, reabsorción y secreción tubular) está
regulado de acuerdo con las necesidades del cuerpo. Por ejemplo, cuando hay un
exceso de sodio en el cuerpo, la intensidad con la que el sodio se filtra normalmente
aumenta y se reabsorbe una fracción menor del sodio filtrado, lo que da lugar a una
mayor excreción en la orina.
a) Filtración glomerular
Este filtrado llega a la cápsula de Bowman y comienza a recorrer los túbulos, mientras
que la sangre del glomérulo sigue su recorrido por la arteriola eferente, de menor
diámetro que la aferente. Mediante este proceso se forma el ultrafiltrado de plasma
sanguíneo, que se produce por el paso de plasma, sin elementos celulares, y carente
de proteínas, desde el interior de los capilares glomerulares hacia el espacio de la
cápsula de Bowman, donde se filtra el agua, iones, sales, moléculas orgánicas, como
glucosa y aminoácidos. Los glomérulos pueden filtrar 125 ml por minuto. Esto
equivale, aproximadamente, a 180 litros de plasma diarios. (4,5)
b) Reabsorción tubular
c) Secreción tubular
Una vez ocurridos los procesos anteriores, el líquido de los túbulos llega al tubo
colector, donde aún se puede reabsorber agua. En este lugar el líquido empieza a
recibir el nombre de orina. Los tubos colectores desembocan en los cálices renales, de
allí en la pelvis renal, uréteres y vejiga urinaria donde se almacena la orina hasta que
se produce el reflejo de orinar, momento en que la orina es expulsada por la uretra
hacia el exterior. (3)
COMPOSICIÓN DE LA ORINA:
En los seres humanos, la orina normal suele ser un líquido transparente o amarillento.
Se eliminan aproximadamente 1,5 litros de orina al día. La orina normal contiene un
95% de agua, un 2 % de sales minerales y 3 % de urea y ácido úrico, y
aproximadamente 20g de urea por litro. Cerca de la mitad de los sólidos son urea, el
principal producto de degradación del metabolismo de proteínas. (6)
a. Fórmula habitual:
CCr=
DIURESIS ( orina
24 h ) ×Cr orina(
mg
dL
)
mg
1440× Cr plasma( )
dL
mg
Volumen de orina(mL)× Cr orina( )×1.73
dL
CCr =
1440 ×Cr plasma ( mg
dL )
× Superficie corporal
Siendo:
La creatinina plasmática como expresión del filtrado glomerular tiene sus limitaciones,
ya que una disminución del filtrado lleva solo a un ligero aumento de la creatinina
plasmática ya que se eleva su excreción tubular, por lo que un aumento ligero de la
creatinina no implica necesariamente que el filtrado glomerular sea normal. (2) Pero
una elevación de la creatinina por encima de 2 mg/dl hace que el proceso de secreción
se sature y ya refleje algo más el filtrado glomerular. (1,2)
Histológicamente las nefronas son 1.5 millones en cantidad; se distinguen tres tipos de
nefronas según la localización de los corpúsculos renales dentro de la corteza, (5) tal
como se detallan a continuación:
1. Jabary NS., Martín D., Muñoz MF., Santos M., Herruzo J., Gordillo R.,
Bustamante J. Creatinina sérica y aclaramiento de creatinina para la valoración
de la función renal en hipertensos esenciales. Nefrología. 2006; 26(1):1-156.
2. Castaño-Bilbao I., Slon-Roblero F., García-Fernández N. Estudios de función
renal: función glomerular y tubular. Análisis de la orina. NefroPlus. 2009; 2(1):
1-62.
3. Rauf HA, Khalid IM, Fazal AS. Accuracy of GFR estimation formula in
determination of glomerular filtration rate in kidney donors: Comparison with
24h urine creatinine clearance. Saudi J Kidney Dis Transplant. 2016; 27(2):
320-5. DOI: 10.4103/1319-2442.178551.
4. Alaini A., Malhotra D., Rondon-Berrios H., Argyropoulos C. P., Khitan Z. J., Raj
D., Tzamaloukas A. H. Establishing the presence or absence of chronic kidney
disease: Uses and limitations of formulas estimating the glomerular filtration
rate. World J Methodol. 2017, 7(3), 73–92. doi:10.5662/wjm.v7.i3.73.
5. Ross M., Pawlina W. Sistema urinario. En: Ross M., Pawlina W. Histología:
Texto y Atlas. 7a Edición. Barcelona: Wolters Kluwer. 2016. Pp: 753-83.
6. Kierszenbaum AL., Tres LL. Urinary system. En: Kierszenbaum AL., Tres LL.
Histology and cell biology an introduction to pathology.4a Edición. Canada:
Elsevier. 2016. Pp. 439-68.