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1.

La perseverancia, un don especial


A veces se viene como un cansancio, una flojera, como una desgana
espiritual y entonces tenemos que pedir este don.

"El que persevera alcanza".

De nada nos sirve empezar con mucho afán algo que queremos lograr si no
tenemos perseverancia. La mitad de los anhelos en nuestra vida se nos quedan
en eso, en anhelos, en deseos, en sueños no realizados... y si analizamos bien el
por qué no se hicieron realidad fue porque nos faltó perseverancia.

La perseverancia es la firmeza y constancia en la ejecución de los propósitos y en


las resoluciones del ánimo. Cuanta cosa emprendemos en la vida tienen que tener
perseverancia pues sin ella, todo lo emprendido se irá diluyendo como agua en
nuestras manos, como humo en el azul del cielo. El ánimo resuelto ante una cosa
que emprendemos y la voluntad firme nos llevará al éxito.

Cuando fracasamos no solemos reconocer que generalmente fueron la falta


de esos factores, tan importantes y necesarios, lo que hizo que no llegáramos
a obtener los resultados que esperábamos. Siempre encontramos otras causas
para "echarle la culpa" a nuestras derrotas, a nuestras frustraciones. Nada podemos
lograr sin disciplina y perseverancia, en lo físico, en lo intelectual como en lo
espiritual. Nadie logrará tener un cuerpo bien modelado o poderosamente
musculoso sin hacer ejercicio día con día, no le va a bastar correr y sudar, o
pasarse todo un día en el gimnasio si es tan solo por una sola vez.

No le va a bastar al que quiere cultivar su mente leer todo un día cuanto libro tenga
a su alcance si no lo vuelve a repetir, si no impone una vida de constante lectura y
estudio y no adelantaremos en nuestra vida espiritual sin tan solo nos dejamos llevar
por arrebatos místicos, con promesas a Dios de rezar más, de amar más a nuestro
prójimo y tener una vida más apegada a los sacramentos, de ir más a la iglesia si
todo esto es como "llamarada de petate", como algo que empezamos con mucho
ímpetu y ardor y enseguida nos cansamos y pronto olvidamos todo ese entusiasmo
porque eso cuesta, porque nos está pidiendo un gran esfuerzo, porque esos
proyectos nos piden disciplina y perseverancia.

En el aspecto espiritual tal vez haya personas que al mirar su vida pasada
encuentren una trayectoria directa con Dios a pesar de las caídas y miserias
naturales de la debilidad humana, pero... ¿y la perseverancia final?
A veces con los años se viene como un cansancio, como una flojera, como una
desgana espiritual. Ya no hay el ardor juvenil, se fueron los días en que el alma
ponía en juego toda su fuerza para los sacrificios y la voluntad estaba al servicio de
la fogosidad del espíritu para agradar a Dios. Es el momento del peligro. Peligro de
abandonar el estar en pie de lucha.

El enemigo, el demonio ha esperado mucho tiempo, muchos años ese momento,


este atardecer de nuestra vida, este estado de pereza espiritual. Ha esperado y ya
saborea su triunfo al vernos flaquear, al ver nuestra tibieza, como poco a poco
vamos dejando a un lado el sentido de nuestra fe y llenándonos de dudas acabamos
por permanecer indolentes a todo lo referente a nuestra vida espiritual.

Ante esta circunstancia, pidamos como un don especial, que acompañe hasta
nuestro último día la perseverancia final.

2.
La perseverancia
La perseverancia es duración...

Un sacerdote dijo: “ Vivir es elegir, elegir es renunciar. Vivir de un modo


determinado es morir a otros 100 modos” .

La vida es amar y el amor exige fidelidad. La prueba más exigente de la


fidelidad es la perseverancia. Tener mil dificultades no justifica una
deserción. Es hermoso amar, pero qué caro y amargo resulta a la
naturaleza perseverar en el amor. En la vida hay cosas no negociables y
la perseverancia en los compromisos adquiridos madura y libremente es
una de ellas. No hagamos negociable lo que no es negociable.
Perseverar es no traicionar en las tinieblas lo que se aceptó en público.

La perseverancia es duración. “ Es fácil ser coherente por un día o


algunos días. Difícil e importante es ser coherente toda la vida. Es fácil
ser coherente en la hora de la exaltación, difícil serlo en la hora de la
tribulación. Y sólo puede llamarse fidelidad una coherencia que dura a lo
largo de toda la vida” , decía Juan Pablo II. En la vida hay que elegir
entre lo fácil y lo correcto.

El libro de los Hechos de los apóstoles señala que “ los apóstoles


perseveraban en la oración” (Hc 1, 14). Y porque oraban perseveraban.
Toda relación con el tiempo trae complicaciones. Cuando en el momento
de la prueba decimos a Dios: “ no quisiera seguir este compromiso, me
gustaría más otro camino, pero no se haga mi voluntad sino la tuya, yo
quiero ser coherente” ; y damos el “ sí” como Cristo, hemos dado un
paso a la virtud. No merece la pena traicionarse, quien se ha
comprometido permanezca fiel hasta la muerte. La perseverancia es una
opción por un ideal que procura grandes alegrías, aunque exija también
no pocos sacrificios. La perseverancia es una opción por el amor.

3.

La perseverancia, virtud confundida y olvidada.


5 Tips para educar a nuestros hijos en la virtud de la perseverancia.

Es importante y necesario rescatar esta virtud para lograr éxitos en la vida ya


que nos puede ayudar a no dejarnos vencer por los problemas y
contratiempos de la vida cotidiana.
Es probable que nuestros hijos no la conozcan porque la sociedad en que les ha
tocado vivir es una sociedad donde la ley del menor esfuerzo la rige y todo es
desechable.
Y es la misma sociedad quien lleva a confundir el concepto de perseverancia
con terquedad.
La terquedad no te lleva a nada ya que te hace seguir y seguir aunque te topes mil
veces con la misma pared, pero la perseverancia te hace intentar una y otra vez las
cosas pero siempre adecuando tus esfuerzos según la situación para no darte por
vencido.
Por eso hoy te dejo mis 5Tips para educar a nuestros hijos en la virtud de la
perseverancia.

PRIMERO. Busca el verdadero significado de la perseverancia.


Esto es importante ya que dependerá de nosotros que se la transmitamos
adecuadamente a nuestros hijos.
Perseverar es seguir intentando hasta lograr nuestro objetivo, pero además es ir
corrigiendo el rumbo para llegar a buen puerto.
Es forzarnos cada vez más para tener la valentía y el aplomo para seguir adelante
a pesar de las adversidades.
Si tenemos claro esto, podremos transmitirlo a nuestros hijos correctamente.
SEGUNDO. Explícales a tus hijos en qué consiste esta virtud.
Es aquí donde vienen luego grandes problemas porque nuestra comunicación
verbal no coincide, no es coherente, con la no verbal y es cuando nuestros hijos no
reciben el mensaje adecuadamente.

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Esto puede provocar que se confunda la virtud de la perseverancia con él vicio de


la terquedad.
Es importante tener una adecuada comunicación con nuestros hijos y sobre
todo, darles un buen ejemplo con nuestra vida.
Esta es la mejor forma de comunicar las virtudes.
TERCERO. Busca actividades que les ayuden a vivirla.
Claro, es necesario reforzar lo que les hemos transmitido con actividades que
les ayuden a vivirla diariamente.
Una de ellas puede ser terminar lo que comienzan y los podemos ayudar si desde
pequeños les acostumbramos a ello.
Es indispensable ponerles actividades de acuerdo a su edad para que tengan la
capacidad de terminarlas y así vean que pueden perseverar para alcanzar su meta.
CUARTO. Premia los esfuerzos por vivirla.
Y no me refiero a premiar con grandes cosas, sino con el reconocimiento de los
esfuerzos.
Para nuestros hijos es vital ver que nos damos cuenta de lo que hacen, de sus
esfuerzos por seguir adelante, de perseverar.
Si les damos una palabra de aliento, seguro se sentirán motivados para no dejar de
seguir tratando.
Y si podemos darles algún insensibilidad pequeño cuando lleguen a la meta, seguro
se sentirán aún mejor. Pero que esto lo sea el objetivo sino sólo un medio de
motivación.
QUINTO. Da testimonio de esta virtud.
Como decía antes, si nuestros hijos no ven coherencia en nuestra vida es muy
difícil que sean niños virtuosos.
Es importante que vean en nosotros personas que comentemos errores pero que
intentamos ser mejores cada vez.
Personas que nos cansamos o que a veces nos sentimos agotados pero que
perseveramos hasta conseguir nuestros objetivos.
Esto es mucho más educativo y formativo que nuestras palabras.
Educamos en todo lo esto así que busquemos que nuestros hijos vean que
tomamos las cosas con una actitud positiva.
Debemos también nosotros perseverar en la educación de nuestros hijos con amor
y por amor y de esta forma ellos entenderán con claridad en qué consiste tan grande
virtud.

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