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“Subjetividades juveniles y socio segregación espacial en la ciudad contemporánea: un


acercamiento desde la experiencia de jóvenes de Ciudad Villa Retiro y Villa El Tropezón”
María Antonella Alvarez

Universidad Nacional de Córdoba


Facultad de Psicología
Director/a: Dra. M.E. Boito
Co-Director/a: Lic. C. Michelazzo

Córdoba, 2017
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Agradecimientos

A los y las jóvenes que participaron en esta investigación. Gracias por compartirme ese otro
cielo a partir del cual se abrió la posibilidad de reflexionar sobre nuestro presente. No sólo les
agradezco sino que les dedico este trabajo, que es nuestro.
A Cecilia Michelazzo y a Eugenia Boito por guiarme en este proceso, por darme el lugar de
compartir mis inquietudes, por escuchar/leer con paciencia y detenimiento. Por contribuir en
estas páginas desde la sutileza en los detalles. Por invitarme a entrar a la ciudad desde todos
los ángulos posibles, por acompañar en las reflexiones habilitando otra conciencia sobre este
mundo aturdidor y sin pausas.
A mis compañeros Daniela, Rodrigo y particularmente a Esteban, quien compartió de su tiempo
para leer estas páginas.
A mi familia que me acompaño y brindo cariño. Gracias por su presencia a pesar de la
distancia. A mis sobrinas por volver tan liviano el aire con un esbozo de sonrisa.
A mis amigos/as, a mi compañero de andares. Quiénes me acompañaron y me sacaron en más
de una ocasión del encierro y la soledad que se aúnan a los tiempos de escritura.
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Título: “Subjetividades juveniles en contextos de socio segregación: espacial en la ciudad

contemporánea: un acercamiento desde la experiencia de jóvenes de Ciudad Villa Retiro y Villa

el Tropezón”

Área: Psicología Social

Autora: María Antonella Alvarez

Directora: Eugenia Boito

Co/directora: Cecilia Michelazzo

Filiación institucional: Universidad Nacional de Córdoba- Facultad de Psicología

Resumen: En este trabajo indagamos en particular las experiencias y prácticas de los y las jóvenes
que habitan contextos sociosegregados: Ciudad Barrio Villa Retiro y Villa El Tropezón. El
objetivo fue desarrollar un análisis que abordara el campo de las subjetividades juveniles en su
vínculo con la espacialidad en la que esta se despliega. Ya que al habitar determinado contexto
urbano -ya sea la villa o la Ciudad Barrio- se trazan experiencias posibles/imposibles, deseables/no
deseables que van organizando una determinada manera de pensar-sentir-estar, vamos
construyendo así subjetividad. Dado que la pluralidad y la complejidad son rasgos de las prácticas
cotidianas, nuestra mirada se inscribió en la experiencia, es desde allí donde reflexionamos sobre
lo presente, lo fluido, sobre las tácticas como condición de observabilidad en el campo. Desde una
perspectiva decerteana las tácticas, estas maneras de hacer, forman la contrapartida del orden
social, al “valerse de” un tiempo muerto –instituido- para transformarlo en otro tiempo con sentido
para los sujetos. De modo que haber elegido trabajar con jóvenes surge del interés de indagar sobre
las experiencias de los sujetos, comprendidos en edades aproximadas dentro de ciertas condiciones
particulares. Ya que la particularidad de su condición de clase es objeto de intervenciones
(vigilancia de los cuerpos, ordenamiento, clasificación, estigmatización) desde políticas de
seguridad, que los visibiliza a través de su criminalización como de políticas urbanas que obstruyen
su capacidad de circulación. Indagar sobre las experiencias del sentir de estos jóvenes conlleva un
propósito analítico y político, de dar visibilidad a los dispositivos hegemónicos de dominación,
mirando intersticios de capacidad inventiva a través de ciertas tácticas que transciendan el orden
establecido.

Palabras claves: subjetividad, jóvenes, sociosegregación, tácticas


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Abstract
In this work we investigate in particular the experiences and practices of young people living in
socio- segregation contexts: Ciudad Barrio Villa Retiro and Villa El Tropezón. The main idea of
this work is to develop an analysis that will address the field of young subjectivities and their
relation with the spatial context in which they unfold. We part our analysis from the consideration
that we build our subjectivities by inhabiting specific urban contexts that imply certain
possible/impossible, desirable/non-desirable experiences, which organize a certain way of
thinking-feeling-be. Given that plurality and complexity are features of everyday practices, our
perspective is focused on experiences, and from such a concept we reflect on the present. But also
studying the tactics that subjects display, which are conditions of observation in the field. From a
perspective that follows De Certeau’s proposal, tactics are ways of doing things, and they are the
counter part of social order, that make use of dead time –instituted time- to transform it into another
temporality with meaning to the subjects. The choice of working with young people arises from
the interest of inquiring about the experiences of the subjects, included in approximate ages within
certain particular conditions. We recognize the particularity of their class condition is subject to
interventions -body surveillance, ordering, classification, stigmatization- by security policies
which make them visible through their criminalization, and urban policies that obstruct their ability
to circulate. Inquiring into the feelling experiences of these young people entails an analytical and
political purpose, to give visibility to the hegemonic devices of domination, looking at interstices
of inventive capacity expressed through tactics that transcend the established order.

Keywords: subjectivity, youth socio-segregation, tactics


5

Índice
Introducción………………………………………………………………………………..…6
Problema y objetivos …………………………………………………………………….....11
Capítulo I- Marco Teórico …………………………………………………………………...15
1.1 Subjetividad(es)……………………………………………………………………….17
1.2 Bordeando Juventud(es)------------------------------------------------------------------------22
1.3 Socio Segregación…………………………………………………………………….26
1.4 Tácticas: significaciones subjetivas en escenarios urbanos ………………………….32

Capítulo II- Marco Metodológico………………………………………………………...….37


2.1 Tipo de Estudio…………………………………………………………………...…..37
2.2 Participantes…………………………………………………………………………..40
2.3 Herramientas y Procedimientos………………………………………………………41

Capítulo III- Historización y contextualización del contexto donde se inscribe la experiencia

3.1 Ciudad Barrio Villa Retiro…………………………………………………………....49


3.2 Villa El Tropezón……………………………………………………………………..53

Capítulo IV- Análisis: Encerrados aún más dentro del propio encierro……………………...59

4.1 “De la casa a la escuela, y de la escuela a la casa, ¿para qué más?”…………………61


4.2 Cercamientos respecto al cuerpo……………………………...……………………..72
4.3 Topofilias/Topofobias…………………………………………………………………………88
a) Marchas como tiempo de Festividad……………………………………………………..89
b) Patio Olmos/Tecnópolis……………………………….……………………………95

4.4 “Las Paredes son Nuestras”…………………………………………………………104

Capítulo V- Conclusiones…………………………………………………………………...113
Referencias Bibliográficas…………………………………………………………………..120
Anexos………………………………………………………………………………………131
6

Introducción

En este trabajo indagamos en particular las experiencias y prácticas de los y las jóvenes de

sectores subalternos que habitan en condiciones de socio segregación, para dar cuenta de las

maneras en que dichas condiciones se traman en la configuración de las subjetividades. Ya que al

habitar determinado contexto urbano -ya sea la villa o la ciudad barrio- se trazan experiencias

posibles/imposibles, deseables/no deseables que van organizando una determinada manera de

pensar-sentir-estar, construyendo subjetividades. En este sentido partimos de considerar que las

ciudades siempre fueron objeto de intervenciones orientadas a regular las acciones e interacciones

entre los sujetos, especialmente en el marco de sociedades capitalistas como las nuestras, estas

tienden a profundizarse según el par cuerpo-clase. De modo que dentro del proyecto de

investigación1 en que el presente trabajo se enmarcó se vienen abordando las diferentes

transformaciones que se han ido desarrollando en la ciudad de Córdoba (ver Anexo1). Por un lado,

a partir de intensos procesos de socio segregación urbana intensificados desde el año 2003, nos

referimos aquí a la segregación residencial, es decir, a la tendencia poblacional a habitar en

sectores crecientemente homogéneos, en cuanto a clase social (en las diversas formas propuestas

desde la demografía) y separados entre sí. Pero cuando hablamos de socio segregación urbana no

sólo nos referimos a la segregación/separación residencial, sino que también diversas formas en

que se estructuran en la ciudad tanto el estar juntos como el estar separados, a partir de los lugares

de encuentro e interacción con otros. Por otro lado la segregación se complementa con un conjunto

de acciones estatales y del mercado centradas en la recuperación/revalorización del patrimonio,

que refunda y resignifica diversos espacios del escenario urbano cordobés.

1Embellecimiento estratégico de la ciudad: identificación y caracterización de patrones de circulación en Córdoba Capital”,


Directora: Dra. M. Belén Espoz Dalmasso, Co-directora M. Eugenia Boito, con aval y subsidio A de la SeCyT, UNC. Córdoba.
RR 1565/14. Res. SeCyT 203/14. 2014-2015.
7

En un primer caso trabajamos con los y las jóvenes que residen en Ciudad Barrio Villa Retiro.

Barrio que surge a partir de un programa habitacional que podemos caracterizar como

expulsógeno, el cual toma el nombre de “Mi casa, Mi vida”. Dicho programa implicó la

erradicación de villas/asentamientos del centro de la ciudad hacia las afueras del tejido urbano.

Las llamadas Ciudades barrios fueron emplazadas en zonas ubicadas, en muchos casos más allá

del espacio periurbano (predominantemente en dirección sur y este), lo que implicó una

desvinculación con la ciudad en términos de presencias; y una exclusión de la pobreza en términos

visuales. En un segundo caso trabajamos con los y las jóvenes que viven en Villa el Tropezón, la

cual se encuentra situada al margen de una mega obra vial llevada a cabo en el año 2013

denominada “Nudo Vial el Tropezón”. Esta obra implicó una intervención directa sobre mil metros

espaciales de terreno sobre la calzada de Av. Cárcano y mil doscientos metros sobre Av. Colón,

concretando un total de 75 mil metros cuadrados de pavimentación que se extienden por zonas

previamente pobladas por sectores subalternos en el área noroeste de la ciudad de Córdoba Capital

(Seveso, E. y Morales, E., 2017). Vivir en la Villa el Tropezón es estar tras los muros del nudo,

“detenidos”, por fuera de los carriles de circulación veloz. “Hace 7 años que voy a la escuela, y

desde que está el nudo no hay un camino por donde llegar”, expresaba uno de los jóvenes

pobladores, denunciando así un proceso que acentúa y marca materialmente la segregación: la

construcción del Nudo que colinda con la villa y la separa, particularmente de la vereda del frente

por Avenida Colón, donde se han instalado 9 complejos de departamentos cerrados de propiedad

horizontal de la empresa GAMA, sobre El Arroyo Infiernillo en el año 2009.

Esta reconfiguración del espacio en la ciudad de Córdoba se enmarca en una lógica que viene

reconociéndose como “embellecimiento estratégico”2 a partir de la cual se configura una

2Este término es trabajado dentro del equipo de investigación, desde W. Benjamin, para dar cuenta del carácter estratégico de los
procesos urbanos. El autor analiza las transformaciones en París por el Barón Haussmann, dando cuenta de que el tamaño, la forma,
8

cartografía de la ciudad desde una segregación del espacio en términos de clase (Boito, Espoz &

Ibañez, 2009). Estructurando prácticas tanto de ser y estar, como de circular y desplazarse en la

ciudad, produciendo consecuencias sociales al transformar los modos de vida, ya que las

disposiciones del espacio se traman en la conformación de las subjetividades y las consecuentes

potencialidades de la acción, como ya se ha venido registrando en diversas investigaciones3.

Ahora bien, las transformaciones urbanas que venimos describiendo van acompañadas por

tomas de decisiones en materia de seguridad/policiamiento, que en la ciudad de Córdoba

encuentran una legitimación habilitada en el plano de lo legal a través del Código de Convivencia4.

Así, la Policía se presenta como un actor social de fuerte presencia y relevancia en la interacción

de los jóvenes, a quienes detiene arbitrariamente en lo que se ha conocido como “portación de

rostro”, marcando y limitando sus posibilidades reales y sentidas de circulación.

Las detenciones arbitrarias, la criminalización por parte de los medios y la estigmatización que

moviliza los traslados vía plan habitacional conforman “políticas de la mirada”, en el sentido de

otras formas de ordenar las relaciones entre los cuerpos en la ciudad a través de las posibilidades

la orientación de las calles, las avenidas, viviendas etc., que configuran la ciudad tienen una intencionalidad política de organización
de la vida social como de evitación del conflicto social.
3
“Urbanismo estratégico, experiencias de habitabilidad, circulación y desplazamiento en la ciudad. Indagación sobre
vivencias/experiencias de las clases subalternas, Córdoba (2012-2013)” Directora: Dra. María Eugenia Boito, Co-directora: Dra.
María Belén Espoz Dalmasso. Proyecto tipo A Secyt UNC Agosto 2012. Resol. SeCyT nº 162/12. Y con anterioridad: “Urbanismo
estratégico y segregación clasista. Identificación y descripción de algunas imágenes y vivencias de las alteridades de clase en el
espacio urbano cordobés. (‘Ciudades-Barrios’, 2007)”Directora: Mgter. María Eugenia Boito, Co-director: Mgter. Flavio Luis
Borghi; con aval académico y subsidio, Resolución 69/08 Secyt UNC; Resolución Rectoral 2074/08; "Subjetividades y contextos
de pobreza. Deconstrucción de políticas habitacionales en el traslado de familias a las nuevas ciudades/barrio de Córdoba",
Directora: Dra. Ana Levstein, Co-directora: Lic. María Eugenia Boito. Proyecto tipo B Secyt UNC197-05, Res. Rectoral 2254/06,
Res. Secyt 162/06.
4 Que reemplaza al anterior Código de Faltas (ley N° 8431) pero mantiene las mismas ambigüedades largamente cuestionadas por

la sociedad civil y que terminan amparando el accionar policial discriminatorio y arbitrario. Se trata de una normativa de nivel
provincial destinada a regular delitos menores que tuvo sus antecedentes en la dictadura militar de 1976. Su aplicación se comporta
como un instrumento represivo que habilita operativos policiales injustos y arbitrarios. En otras palabras, no sanciona conductas
concretas, por lo tanto, deja un amplio margen de arbitrariedad a los agentes policiales para demorar, detener y hasta perseguir a
aquellas personas que cumplen con el prototipo de sujeto estigmatizado; y en la práctica tiene en su aplicación a los varones jóvenes
de sectores subalternos como blancos preferentes. El Código de Convivencia se encuentra disponible en:
http://boletinoficial.cba.gov.ar/wp-content/4p96humuzp/2016/03/1_Secc_28032016.pdf.
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de ser visibles/o invisibles, y las maneras en que las clases se (des)encuentran entre sí. Se va

construyendo así una ciudad caracterizada por nuevas modalidades de encierro de entornos

clasistas (Boito, 2013), que articulan un horizonte de lo posible y deseable para estar y desplazarse

en la ciudad.

Por esto, al preguntarnos por los las subjetividades juveniles, no podemos dejar de mirar el

rediseño urbano y la manera en que incide en la conformación de las subjetividades ancladas en la

experiencia espacial de la ciudad, en un contexto donde la tendencia en lo urbano es hacia la

separación, segregación, fragmentación, y donde el espacio es atravesado y experimentado de

maneras mediadas tecnológicamente. Se presenta así la tensión entre ser nombrados/regulados por

cierta estructura de poder y producir/producirse por fuera de estas determinaciones hegemónicas,

en donde la forma de socialización contemporánea se enmarca en procesos culturales que se han

caracterizado como mediatización y mercantilización de la experiencia, atravesadas por una lógica

capitalista que con-forma las dinámicas de interacción social y subjetiva (Boito, M. & Michelazzo,

C., 2014).

Entonces, ¿cómo pensar las subjetividades juveniles sin preguntarse por los espacios-tiempos

en los que habitan los jóvenes? ¿De qué manera se vinculan las subjetividades juveniles con los

contextos que habitan? En el marco de condiciones particulares (habitantes de espacios socio

segregados), ¿qué resquicios encuentran, qué “tácticas” –en el sentido de De Certeau- de

apropiación de su espacio/ tiempo despliegan los sujetos frente a los márgenes de (im)posibilidad

que su pertenencia a contextos socio segregados produce? Estas tácticas, maneras de hacer que se

articulan a detalles de lo cotidiano, nos permiten un abordaje de las maneras en que la subjetividad

juvenil actual se despliega dentro de un contexto en constante transformación. Las “tácticas”

constituyen las mil prácticas a través de las cuales los usuarios se reapropian del espacio
10

organizado por los técnicos de la producción sociocultural (De Certeau, 2000). Indagar sobre las

experiencias del sentir de estos jóvenes conlleva un propósito analítico y político, orientado a dar

visibilidad a los dispositivos hegemónicos de dominación, mirando intersticios de capacidad

inventiva a través de ciertas tácticas que transciendan el orden establecido.


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Problemas y objetivos

Problema

Dentro del proyecto de investigación en que el presente trabajo se insertó, se vienen abordando

las diferentes transformaciones que han tenido lugar en la ciudad de Córdoba, que atraviesan a las

distintas clases sociales, y re-configuran dinámicas del habitar, pero también de circulación y

movilidad. Estas transformaciones se dan desde una lógica que se reconoce como

“embellecimiento estratégico”, a partir de la cual se va estructurando la instalación de un perfil

turístico en la ciudad. Esto va más allá de la promoción de visitantes extranjeros, hace referencia

a una planificación urbana en la que participa en mayor medida el sector privado -empresas- en su

relación con el Estado/gobierno, con el objetivo de realizar intervenciones orientadas al

“saneamiento”, “recuperación” y “cicatrización”5 de diferentes espacios públicos de la ciudad. De

esta manera se va conformando la imagen de una ciudad “vendible” que se planifica y

promociona/publicita a la manera de las marcas, buscando rentabilidad, en pos de la acumulación

de capital. Los autodenominados “desarrollistas” que se atribuyen el derecho de hacer la ciudad,

no solo proyectan una imagen para el turista sino que proponen y disponen formas de estar en la

ciudad para los sujetos que la habitan. Produciendo fuertes procesos de socio segregación urbana,

no solo en lo que corresponde a la disposición arquitectónica sino también a las decisiones

referentes al transporte, educación, alimentación, salud, etc. Por lo que la ciudad se presenta como

lugar desde donde leer las experiencias posibles/deseables de los sujetos que la habitan, ya que

5 En estos términos se expresan las acciones, tanto en documentos oficiales como la prensa. Sobre el tema Boito, Espoz Dalmasso,
e Ibáñez, (2009b) reflexionan sobre las prácticas del decir-hacer sobre territorios “abandonados”, denominados “recuperados” por
la cobertura mediática y el discurso gubernamental, que ponen en acto ciertas formas de comprender e intervenir en contextos de
expulsión social.
12

estas transformaciones van imprimiendo marcas políticas de sociabilidad que impactan en la

conformación de las subjetividades.

En este marco nos interesó mirar la relación que se da entre contexto urbano y subjetividad -

particularmente de los y las jóvenes que habitan las condiciones de socio segregación

mencionadas- ya que lo que allí acontece es resultado de un fenómeno “psico-social”. En otras

palabras hay elementos que intervienen del orden de una realidad externa, podríamos decir el

contexto urbano. Al mismo tiempo, este es reconstruido por lo sujetos a través de sus prácticas,

que no solo involucran un hacer sino también una dimensión afectiva, es decir este hacer -su

acción- se acompaña de fantasías, pasiones temores, sentimientos, a partir de los cuales se va

construyendo subjetividad. De modo que no hay un adentro y un afuera de la espacialidad en la

que las subjetividades se construyen. Si no existiera esta interdependencia lo lugares que

habitamos no pertenecerían a nadie. Entonces leer los lugares desde la carga emocional de los

sujetos, de sus vivencias y experiencias, desde los sentidos que ellos mismos les atribuyen, se

presenta como una pista para ver cómo operan los mecanismos sociales de regulación corporal y

emocional.

En atención al contexto descripto nos posicionamos desde el campo de la Psicología Social

Critica (Paulín, H., et. al., 2013) al enfatizar los aspectos de dominación social que impactan en la

construcción de la subjetividad, ya que reconoce en la constitución del sujeto tanto la presencia

del contexto social e histórico en su devenir como en sus relaciones en determinado recorte

socio/temporal. De modo que al alejarse de teorizaciones esencialistas, de un sujeto autoeficiente

y reconocer la presencia de un contexto social en su dimensión material y simbólica, donde la

subjetividad se produce/desarrolla, nos advierte que los sujetos se encuentran ante limitaciones
13

que condicionan su dinámica pero a la vez, posibilitan una apertura hacia nuevas prácticas que

tensionan el orden establecido.

El abordaje de las subjetividades juveniles que propusimos se ubica desde el espacio/tiempo en

el que habitan los jóvenes, y en el marco de condiciones particulares, condiciones de socio

segregación nos preguntamos: ¿qué resquicios encuentran, qué “tácticas” de apropiación de su

espacio/ tiempo despliegan los sujetos frente a los márgenes de (im)posibilidad que su pertenencia

a contextos socio segregados produce? A partir de este interrogante nos propusimos como objetivo

general: describir qué características tienen las subjetividades juveniles en relación a los contextos

de socio segregación estudiados (Ciudad Barrio Villa Retiro y Villa El Tropezón), en la ciudad de

Córdoba. Para ello -y más específicamente- comenzamos por describir y caracterizar tanto las

modalidades de intervención estatal (municipal, provincial) y del sector privado -mercado- en los

entornos urbanos en los que los y las jóvenes están insertos, reconociendo actores y espacios. En

relación con esto reconstruimos sentidos subjetivos a partir de las experiencias urbanas de los

jóvenes que habitan contextos de socio segregación. Identificando ciertas tácticas orientadas a la

resignificación de las condiciones de restricción antes señaladas, en cuanto al espacio/lugar;

tiempo.

A partir de estos objetivos y en base a la metodología planteada, el punto de partida de nuestro

análisis fue la realidad de la vida cotidiana de los y las jóvenes que habitan contextos de socio

segregación. Dado que la pluralidad y la complejidad son rasgos de las prácticas cotidianas, nuestra

mirada se inscribió en la experiencia; es desde allí donde reflexionamos sobre lo presente, lo fluido,

sobre las tácticas. De modo que nuestro registro se centró en el habitar de estos jóvenes, a través

de comentarios, gestos, formas de acercarse/distanciarse, sobre las rutinas, sus

continuidades/discontinuidades, temas de recurrencia, intereses, relatos a través de los que se


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fabrica el espacio. Es decir, las formas de apropiación a través de los usos sobre el espacio/tiempo

en la relación espacio/lugar. A partir de lo cual encontramos -interrogando las vivencias de los y

las jóvenes con el espacio- que sus vivencias se relacionan directamente con la construcción del

Nudo vial antes referido, en términos de “hito” histórico, así como las vivencias asociadas a la

lejanía y la sensación de desolación al vivir/haber sido trasladados hacia una Ciudad Barrio. Por

lo que en un en un primer momento caracterizamos los marcos de encierros tanto en su carácter

literal en el apartado de “De la casa a la escuela y de la escuela a la casa ¿Para qué más?” como

en su carácter más “desapercibido” identificando diferentes actores que marcan los distintos

lugares en su posibilidad de transitarlos/no transitarlos, como los destinos posibles/inevitables para

los y las jóvenes en el apartado “Cercamientos respecto al cuerpo”. En un tercer apartado

describimos los lugares desde un registro emocional, Topofobias/Topofilias siguiendo a Lindon

(2008), apartado en el que desarrollamos las salidas en espacios físicos reales Marchas como

tiempos de festividad, en los espacios mediáticos Patio Olmos/Tecnópolis, describiendo la tensión

que se presentó entre salidas fantaseadas y salidas realizadas. Por último en “Las paredes son

nuestras” trazamos un cruce entre los conceptos Nuda Vida/Vida Mula6 para referir a la condición

de precariedad del escenario de la vida cotidiana, que se desarrolla no sin la posibilidad de fugas,

que recuperamos a través de las ideas de táctica y raje. De esta manera nos acercamos a la

comprensión de cómo se traman las vivencias de y en el espacio urbano en la constitución de las

subjetividades juveniles de sectores subalternos en Córdoba.

6Esta articulación entre los conceptos Nuda Vida de Giorgio Agamben y Vida Mula del colectivo de investigación Juguetes
Perdidos permitió una comprensión sobre la condición de precariedad en que se inscribe la vida contemporánea y el modo en que
habilita ciertas prácticas que la sostienen/reproducen. Sin embargo esta condición no es total, ya que hay la posibilidad de raje, de
apertura de aquello que se presenta como cerrado.
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Marco teórico

Al preguntarnos por la particularidad de la condición juvenil, nos encontramos con el

problema de la(s) subjetividad(es), de cómo se construyen y reconstruyen en los sujetos jóvenes

que habitan entornos particulares, por lo que se hace necesario considerar a la categoría

subjetividad(es) como un campo en tensión atravesado por la multiplicidad. Situaremos en un

primer momento la categoría subjetividad(es) como herramienta analítica que nos permitirá

acercarnos a una comprensión de las relaciones entre el individuo y la sociedad de una manera

dialéctica y flexible, a modo de Cinta de Moebius entre cada quien y su entorno social, cultural y

material. Esta reflexión sobre las subjetividades juveniles no puede dejar de lado narraciones

socio-discursivas acerca de lo juvenil. Tanto aquellas que surgen a partir de un poder simbólico,

construido a través de instituciones de socialización, de los medios de comunicación, etc. como

también las narraciones desde el propio lenguaje juvenil, su estética, sus marcas corporales, que

se dan en un contexto en constante transformación, que disponen en los lugares donde circulan los

flujos de producción y reproducción del universo juvenil. Por esto se desarrollará en un segundo

apartado la categoría juventud indagando sobre algunos de los referentes pertinentes a los fines de

esta investigación.

Ahora bien decimos subjetividades juveniles en plural, ya que desde nuestra interpretación de

lo que se trata es de complejizar la mirada partiendo de la constatación de que hay juventudes

distintas en un mismo presente, que coexisten de formas diversas, según clase y género, por

ejemplo, pero que tienen en común su condición de juventud. Condición que lejos de ser natural

corresponde a una configuración socio-histórica, a partir de la cual las sociedades van

construyendo cierta representación/imagen acerca de la juventud que en términos de Foucault

(2006) podemos reconocer como campo de gestión de los dispositivos de


16

control/seguridad/disciplina y por lo tanto como instancia de dominación que a partir de ciertas

políticas sobre los cuerpos y las emociones configuran un tipo de subjetividad deseada/indeseada

de sus actores.

Estas políticas actúan sobre los cuerpos y sobre el contexto, que en este caso caracterizamos

como espacio urbano socio segregado. Sobre esta condición focalizamos en un tercer apartado,

teniendo en cuenta tanto políticas urbanas, como políticas de seguridad que van desplegando una

estrategia muda de orden social, que a través de transformaciones en la ciudad van designando un

lugar para cada quien, de acuerdo al par cuerpo-clase, en convergencia con modalidades

represivas/selectivas que inciden en las formas en que los cuerpos habitan/circulan por la ciudad.

A pesar de estas estrategias, que separan, ocultan, vigilan, ciertos intersticios se despliegan

configurando un espacio en el que las tácticas tienen lugar, como marcas subjetivas que significan

los espacios desde otra lógica, desde los propios caminantes. En el último apartado, la propuesta

es recuperar algunas nociones que nos permitan comprender mejor las tramas de las subjetividades

con el espacio urbano, particularmente de Córdoba, desde la experiencia de jóvenes de Ciudad

Villa Retiro y Villa El Tropezón.


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Subjetividad(es)

Cada concepto surge en determinadas condiciones de producción. El uso del vocablo

subjetividad remite a un viejo debate de las ciencias sociales y humanas aún en disputa: la relación

entre una instancia que podemos denominar “psiquismo” y otra designable como “socio-cultural”.

Bajo el concepto de subjetividad recaería una solución de compromiso entre dos instancias que

han sido relegadas a diferentes campos del conocimiento, por un lado lo psíquico como equivalente

de lo interno-individual que correspondería al campo de lo PSI y por otro lado lo socio-cultural

con lo externo-colectivo sería objeto de interés de la sociología. Ahora bien esta manera de

reinterpretar lo subjetivo no desconoce, sino que reconoce una historia y un sentido en lo que tiene

de común y lo que tiene de diferente con la noción de identidad. Esto es trabajado por Bonvillani

(2009) en su tesis doctoral: Subjetividad política juvenil: estudio comparativo en jóvenes

cordobeses de procedencias sociales contrastantes. En la cual sostiene que la distinción principal

entre la identidad y subjetividad, es que la primera es una dimensión de la segunda, por lo cual

esta última es una categoría más amplia que la identidad y que a su vez la contiene. De modo que

la autora reserva la noción de identidad para designar determinados tipos de procesos subjetivos,

referidos al reconocimiento del sí mismo que se expresa en diferentes narrativas del sujeto. Ya que

es a partir del racionalismo que se desarrollan los planteos fundacionales de dicha categoría, en el

marco de un proceso histórico que se reconoce como la Modernidad. En la cual la razón adquiere

un carácter predominante. El pensamiento de aquel momento definiría al hombre como “hombre

ilustrado” que mediante el uso de la razón, como facultad básica puede actuar como ciudadano

autónomo, es decir como dueño de sí mismo, puede llegar a ser agente de su propia historia 7. De

7
Otros pensadores de la Modernidad, se preocuparan por sugerir vías en que la conciencia deje de ser una conciencia alienada, en
esta línea encontramos a Marx, quien realizara un planteamiento genuinamente social. Para un desarrollo más extenso del contenido
del discurso de la modernidad consultar Ibáñez, T. (1996).
18

modo que esta corriente de pensamiento tuvo consecuencias políticas, “sirvió para sustentar la

renuncia a explicar el curso de los hechos por medio de un orden de costumbre o autoridad (divina),

responsabilizando en consecuencia al agente humano” (Bonvillani, 2009, p.61). Esta comprensión

de la identidad en clave moderna arroja visibilidades e invisibilidades, ya que al darle centralidad

al sujeto y a la conciencia a través de la facultad de la razón deja de lado otras dimensiones de la

vida humana, como el contexto material y simbólico donde esta se produce/desarrolla. Con esto

estamos sosteniendo una construcción social de la subjetividad, pero no su determinación absoluta.

A través de dicha categoría se incorporan aspectos socio-históricos, ya que no hay nada que pueda

llamarse subjetividad sin la experiencia con el otro; es decir sin que intervengan elementos

culturales, por lo que este concepto va desdibujando las fronteras del adentro y el afuera, de lo

individual y lo social.

Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de subjetividad(es)? Para respondernos a esta

pregunta vamos a tomar los aportes de González Rey (2005) quien sostiene que la subjetividad no

se presenta como una estructura cerrada que solo habita en el campo de lo intrapsíquico, sino que

es una construcción que se da en el campo de la acción del sujeto, del sujeto en relación y por lo

tanto confrontado en un determinado contexto. Al sostener que es una construcción, se advierte su

carácter procesual, y los múltiples factores que están presentes en su constitución, que si bien no

dejan de lado el campo de lo intrapsíquico no solo se remiten a este, ya que si no implicaría sostener

su construcción alrededor de un único factor. Por esto el autor sostiene que la subjetividad es una

forma de organización que va trazando sentidos subjetivos, que corresponden al marco actual de

actuación del sujeto y que va configurando lo que el autor denomina “configuración subjetiva” y

que define como: “una organización de sentidos subjetivos que definen los procesos simbólicos y

las emociones que se integran de forma inseparable en relación a las experiencias del sujeto dentro
19

de los espacios simbólicos de la cultura” (p.375). En los sentidos subjetivos “se especifica cierta

autonomía de lo emocional que no aparece como resultado de la mediación semiótica sino que la

acompaña” (Gonzales, Rey 2006, p.40) por lo que remiten a estados del sentir, a como se vivencia

el mundo desde la experiencia de los sujetos en relación y confrontado a un determinado contexto.

Así, la sociedad es producida y/o reproducida constantemente por los sujetos, ya que la acción

implica actuar en el mundo, y a través de esta acción se van moldeando los lugares que habitamos

y a la vez los lugares van dejando huellas en nosotros. Esta acción del sujeto -su hacer- no se da

en el vacío sino que va acompañada de significados, emociones y afectividad que hacen a su

corporeidad, ya que el sentir es un acto constitutivo de lo que somos. Sin perder de vista que estos

componentes afectivos y emocionales guardan ciertos lazos con “construcciones subjetivas

socialmente construidas como los imaginarios sociales, imaginarios urbanos, los fantasmas y

fantasías sociales, que regulan” (Scribano, 2008, p.88), “orientan, colonizan” (Lindon, 2008) las

prácticas y estados emocionales. En este sentido, no podemos pensar a la subjetividad sin

vincularla con la espacialidad en la que esta se despliega; ya que entendemos que las disposiciones

del espacio se entraman en la conformación de las subjetividades y potencialidades de acción.

Siguiendo a Scribano (2008) el cuerpo se presenta así como lugar de conflictividad y de orden.

Para llegar a este último punto el autor en su texto Fantasmas y Fantasías Sociales: notas para un

homenaje a T. W. adorno desde Argentina parte de dos supuestos: el primero recae en entender

que tanto los fantasmas como las fantasías sociales operan como mecanismos de soportabilidad

social y dispositivos de regulación de las emociones. En segundo lugar las prácticas

individuales/colectivas en ellas involucradas y las redes de conflicto en las que se inscriben es una

vía para analizar los procesos de estructuración social. Ahora bien tanto las fantasías sociales y

los fantasmas deben inscribirse en el contexto de aplicación sistemática del neoliberalismo, al que
20

reconoce en primer término como una máquina de transformar lo colectivo en individual. Creando

la sociedad de los individuos, los cuales cuentan solo con sí mismos o con una asistencia que se

presenta de manera fragmentada y focalizada. Segundo el imperativo que comanda la lógica

neoliberal “sea mercancía y no muera en el intento”, por lo que reduce a los sujetos a cosas. Cosas

que arroga al vacío, ya que en dicho sistema no existe una cosmovisión que permita aunar los

individuos, no hay un soporte que nos encuentre con otros, el día deviene una mera cuestión de

subsistencia. “En este contexto, entenderemos que los mecanismos de soportabilidad social se

estructuran alrededor de un conjunto de prácticas hechas cuerpo que se orientan a la evitación

sistemática del conflicto social” (Scribano 2008, p. 90). Dichos mecanismos operan de manera

silenciosa en la trama de la vida cotidiana, del sentido común, en las construcciones de las

sensaciones que parecen lo más íntimo y único de toda persona, que posee en tanto sujeto social.

De modo que los fantasmas y fantasías sociales operan como dispositivos ideológicos de una

sociedad en la regulación de las sensaciones, centro de combate para que las cosas pasen y se

soporten, por lo que coagulan las capacidades de acción de los sujetos, al permitir la aceptación de

la vida social como un simplemente así.

En este punto resulta necesario aclarar que cuando estamos pensando en sentidos subjetivos

que tejen los jóvenes a partir de sus experiencias, de sus vivencias ancladas en un tiempo/espacio

particular, que nos hablan de maneras de vivir, hábitos, de los pulsos vitales singulares de cada

modo de vivir, de transitar la ciudad, estamos poniendo como eje principal el plano sensible en el

que estas construcciones advienen. Estas construcciones se dan en un marco en donde la

globalización y las nuevas tecnologías moldean los cuerpos y las subjetividades produciendo en

palabras de Guattari y Rolnik (2006) subjetividad capitalística: subjetividad que surge como

efecto del mercado en la instrumentalización del deseo, la creación y la acción. Esta “gran fábrica”
21

capitalística intenta garantizar una función hegemónica en todos los ámbitos de la vida desde lo

que deseamos, fantaseamos hasta las formas de vincularnos, como de encontrarnos y separarnos.

Esta idea de “control” de la subjetividad surge en Posdata sobre la sociedad de control de Gilles

Deleuze (1991). En aquel texto el autor realiza una síntesis sobre la historia, la lógica y el programa

de transformación estético/política que ejerce la disciplina en la regulación del deseo, y cómo esta

transformación implica un paso de una sociedad basada en la disciplina y el encierro a otra centrada

en el control a cielo abierto. Sin embargo este paso de una sociedad a la otra no implica que la

sociedad de la disciplina deje de existir sino que convive con nuevas formas de control que

transcienden la materialidad de los muros. En las sociedades disciplinares se debía

moldear/configurar los cuerpos a determinados modos de ser que correspondieran con la

normalidad, es decir con la sujeción a la norma, como referiremos al historizar la “juventud”. Los

dispositivos de biopoder de la sociedad industrial/disciplinar apuntaban a la construcción de

cuerpos dóciles -domesticados, adiestrados- destinados a alimentar los engranajes de la producción

fabril (Sibilia, 2005). De allí la valorización del trabajo, trabajo como forma de ganarse la vida,

aun perdiéndola. En las últimas décadas, se ha producido una transformación en el régimen de

dominación, podríamos decir, a partir del cual el consumo comienza a reglar mayormente los

ámbitos de la vida, la mercantilización de la experiencia, el consumo como lógica de interacción

en tanto cuerpos devenidos objetos, cuerpos-objetos, sujetos-objetos, intercambiables, es decir una

lógica de ser consumidores consumibles, que se forman y deshacen a favor de los nuevos

movimientos del mercado. Lo que estamos intentando decir es que hay modelos subjetivos

dominantes, socialmente construidos a partir de los cuales adquieren centralidad los procesos de

mediatización y mercantilización de la experiencia, al producir estilos de vida, de acuerdo a

determinado consumo y prácticas, interpelando a los jóvenes, ya que definen modos de ser como
22

de estar. De modo que la subjetividad en tanto adviene y deviene en lo social se construye con la

presencia de diferentes grupos sociales, en un interjuego de miradas y de reconocimientos, en

donde los diferentes grupos van ocupando heterogéneas pero también desiguales posiciones dentro

de la estructura social, a partir de la cual se va configurando una forma de pensar, de sentir de

acuerdo al lugar que ocupen en el espacio social, es decir que la clase se anuda a determinas

formas de experiencias posibles/deseables para los sujetos.

Bordeando juventud(es)

Investigar sobre las prácticas juveniles es adentrarse a un mundo extraño y transgresor para la

mirada adulta, ya que a través de ellas sortean el uso instituido de los cuerpos, se reafirman como

sujetos deseantes y se apropian del presente del que son desterrados con la promesa de un futuro

seguro, que se obtendría con la llegada de la adultez. Esta forma de mirar las prácticas de los

jóvenes tiene como telón de fondo, ciertas configuraciones socio-discursivas desde las cuales se

van delineando marcos de comprensión acerca de este fenómeno social al que llamamos juventud.

Siguiendo a Espoz (2013), cuando se plantea la problemática “juventud”-en cualquiera de sus

dimensiones y prácticas- es necesario en primera instancia indagar sobre aquellas configuraciones

socio-discursivas.

Como hemos referido anteriormente a propósito de la categoría identidad, es en la Modernidad

que se configura la juventud como problemática debido a la complejización de las formas sociales

que se venían gestando. Se trata por tanto, de una etapa etaria presuntamente problemática que

sería necesario controlar con el fin de obtener un adulto “normativizado” de acuerdo con los

valores sociales presentes en dicho periodo socio-histórico. El reloj comienza a marcar los tiempos

del quehacer cotidiano. La juventud empieza a distinguirse a partir de la figura del joven en una
23

relación diferencial con otras etapas de la vida socio-biológica: la niñez, adultez y vejez (Espoz,

2013). Bajo esta concepción aparece la juventud como periodo psico-biológico que considera a la

misma como un fenómeno universal, caracterizado por cambios físicos (hormonales y fisiológicos)

y psicológicos. De modo que adquiere un estatuto de normalidad, en el sentido de cambios

esperables propios del crecimiento y que habrán de superarse en una tramitación individual. Al

concebir a la juventud como naturaleza biológica, pasa a ser un fenómeno universal y ahistórico,

lo que impide advertir las condiciones sociales y culturales de su emergencia (Bonvillani, 2009).

Esta concepción de la vida por etapas se inicia en el siglo XIX acompañado por otro proceso

de la Modernidad la institucionalización del curso de la vida (Chaves, 2010). La intervención del

Estado en la escolarización, la salud pública y el ejército son las medidas más visibles, las que

Foucault (1975) describe en el marco de sociedades disciplinarias. A este proceso de

institucionalización de la vida se le agrega la expansión del mercado de consumo, la industria del

entretenimiento y la industria mediática. Reguillo (2012) sintetiza cómo es que ha tomado

visibilidad la juventud:

“Los jóvenes han adquirido visibilidad social como actores diferenciados: a) a través de su

paso por las instituciones de socialización; sea este como afirmación o negación; b) por el

conjunto de políticas y normas jurídicas que definen su estatuto ciudadano para protegerlo y

castigarlo; c) por la frecuentación, consumo y acceso a cierto tipo de bienes simbólicos y

productos culturales específicos” (p.40)

Por lo que podríamos decir que cuando hablamos de jóvenes, lo que aparece como dato en

común es la experiencia histórica, es decir comparten un determinado contexto histórico, que

puede constituirlos como generación (o generaciones); sin embargo diversos grupos la

experimentan de diversas maneras y en posiciones diversas. Es decir no basta con compartir una
24

edad para formar una generación ya que el espacio social no se presenta como un escenario

homogéneo, con iguales condiciones para los sujetos que lo habitan. Lo que no quiere decir que la

edad no sea un dato a tener en cuenta cuando se aborda el fenómeno de las juventudes, sino que

no debería tomarse como un dato aislado, debe cruzarse con prácticas y representaciones juveniles

en contexto. Lo cual corresponde con la situación de generación (Mannheim, 1993) que en un

sentido amplio puede entenderse como tiempo en el que se entrelaza el tiempo histórico con ciertas

condiciones sociales de existencia en las que viven los sujetos, que disponen modos de

experiencias posibles. Si la pertenencia a un grupo socioeconómico determina situaciones de

generación diferentes, lo mismo ocurre con el área residencial, no es lo mismo el ámbito de lo rural

que de lo urbano, cada situación cuenta con un carácter singular, con sus propios ritmos que

obedece a su propia dinámica y proceso histórico (Ghirardo, 2004). Por lo cual las expresiones

juveniles se dan en el marco de condiciones disímiles que en el contexto urbano encontramos: la

villa o el country, la calle del barrio o la hiperactividad industrializada (escuela de doble

escolaridad, gimnasio, club, idioma, etc.), la escuela pública o el colegio privado, el barrio o

Ciudades Barrios. La heterogeneidad se presenta como una clave en el análisis del espacio juvenil

(Chaves, 2010). La noción de edad no puede reducirse a un referente biológico, ya que adquiere

valores diferentes en el seno de una misma sociedad.

De modo que la edad no es una categoría cerrada y transparente, y queda relativizada cuando

se establecen distinciones en función de los lugares sociales que ocupan los jóvenes (Reguillo,

2012). Sin embargo es un referente importante en la medida que atribuirle a la juventud una

clasificación desde una determinada edad es fijar un límite para ciertos consumos y muy

especialmente para ciertas políticas definidas como para “jóvenes”. La juventud “no es más que

una palabra”, dice Pierre Bourdieu (1990) sosteniendo que se construye como representación
25

ideológica de la división de los grupos. Es decir las categorías no son neutras, son productivas, dan

cuenta de la manera en que diversas sociedades perciben y valoran el mundo y, en consecuencia a

ciertos actores sociales.

A esta afirmación de Bourdieu, Margulis y Urresti (2000) sostienen en el título de una

publicación La juventud es más que una palabra haciendo hincapié en que el término tiene usos

particulares, sentidos singulares y efectos concretos. No es más que una palabra, pero una palabra

en disputa, por un lado aparece la valoración social de lo juvenil pero en convivencia con la

estigmatización hacia los jóvenes. Dentro de la valoración social podemos advertir ciertos mitos

que la sostienen:

“Culto a la juventud que los adultos añoran. La juventud se asocia a cierto criterio estético,

estilo de vida y actitudes, que se constituyen en un patrón de belleza, se conforma una imagen

de joven legitimizada desde una sociedad de consumo, donde el propio cuerpo adquiere un

lugar preponderante.

Se asocia a la rebeldía y libertad, narrativa particular que alimenta el mito de la juventud

blanca. Descansa en ellos la responsabilidad del cambio social.

Por último, aquella que en contradicción con las anteriores no supone una valoración

positiva. La procuración del placer como criterio rector de la propia existencia, se asocia

muchas veces a la juventud, al consumo como forma de estar en el mundo.” (Bonvillani,

2009, p.149-150)

Por lo dicho hasta aquí la juventud es también una categoría de la que se apropian aquellos a

los que llamamos jóvenes según su contexto y la trama de relaciones en las que están inmersos. El

carácter heterogéneo de las juventudes tiene que ver con clase y con espacio (y con género, y con

identidad sexual, etc.) es decir con condiciones de generación, condiciones de subjetivación.


26

Trabajar con sujetos a los que llamamos “jóvenes” implica participar en un vasto campo de

estudios y debates acerca de lo que la noción juventud pone en juego, como podemos apreciar en

el desarrollo de este apartado. Sin embargo el hecho de haber elegido trabajar con jóvenes surge

del interés de indagar sobre las experiencias de los sujetos, comprendidos en edades aproximadas

dentro de ciertas condiciones particulares (habitantes de espacios socio segregados: la villa, la

Ciudad Barrio). Ya que la particularidad de su condición de clase es objeto de intervenciones

(vigilancia de los cuerpos, ordenamiento, clasificación, estigmatización) desde políticas de

seguridad, que los visibiliza a través de su criminalización como de políticas urbanas que obstruyen

su capacidad de circulación. Indagar sobre las experiencias del sentir de estos jóvenes conlleva un

propósito analítico y político, de dar visibilidad a los dispositivos hegemónicos de dominación,

mirando intersticios de capacidad inventiva a través de ciertas tácticas que transciendan el orden

establecido.

Socio segregación

Al mirar la espacialidad de la ciudad, nos encontramos con una conformación estructural de la

desigualdad, que se aprecia con solo cruzar de una calle a la otra. Desigualdad que va marcando

posiciones posibles, “abajo”, “arriba”, “dentro”, “fuera”. Esta re-configuración del espacio en la

ciudad de Córdoba se da en el marco de políticas urbanas y de seguridad, que convergen en la

tendencia a la expulsión de ciertos sectores de los espacios más valorados y rentables de la ciudad:

la costa del río y el centro. Según datos de la Municipalidad de Córdoba, entre 1985 y 2008 se

incorporaron 42 countries y barrios cerrados, representando (Anexo 2) casi el 10% de las nuevas

urbanizaciones registradas. Mientras que el Estado (municipal y provincial) ha desarrollado

urbanizaciones destinadas a la re-localización de poblaciones de bajos ingresos a las periferias de


27

la ciudad, a través de políticas de hábitat, siendo una de las más significativas aquella que se llevó

a cabo bajo el Programa Mi Casa, Mi Vida ejecutado entre 2003 y 2008 por el Gobierno de la

Provincia, a partir del cual se trasladaron alrededor de 12.000 familias desde asentamientos

informales localizados en zonas próximas al área central o barrios pericentrales hacia grandes

complejos habitacionales construidos por fuera del tejido urbano, produciendo una fragmentación

del espacio y una separación entre las clases8 (ver Anexo 3). Es decir el rediseño de la ciudad

divide los espacios de modos enclasados dando cuenta de la expulsión de ciertos sectores a las

periferias de la ciudad, lo que proporciona una base de legitimación para la

producción/reproducción de relaciones de exclusión social. De modo que el diseño urbano se

presenta como instrumento de regulación de las relaciones entre los sujetos. Cabe señalar que las

obras fueron ejecutadas por empresas privadas y los pobladores-destinatarios no contaron con

ninguna instancia de participación en las decisiones ni en el trabajo relativo a sus nuevas viviendas,

marcando un fuerte contraste con experiencias anteriores de autoconstrucción de las viviendas

sociales subsidiadas por el Estado Provincial9. En el mismo sentido, en el año 2010 con los festejos

del Bicentenario de la Patria, distintos proyectos urbanísticos tuvieron lugar posibilitando la

construcción, iluminación y remodelación de obras “patrimoniales”, monumentos y nuevos

espacios públicos localizados en lugares estratégicos dentro de la cartografía urbana.

Los trazos que dispone la trama de la ciudad, se inscribe en una lógica que viene

reconociéndose, en referencia a Benjamin (2005) como “embellecimiento estratégico” y

“urbanismo estratégico” (Boito y Espoz, 2014), orientadas a re-diagramar el espacio según

8
En una investigación realizada por Boito, E. y Seveso, E. (2015) evidencian que para los sectores socio segregados de Córdoba
(particularmente ciudades barrios) hay una constante tensión entre la vivencia acostumbrada de segregación, la posibilidad de
acceso a ciertos espacios y la cancelación de ciertas experiencias que llegan a considerarse como “sueños”.
9
En relación a esto último encontramos que anterior a estas decisiones en el marco de políticas de hábitat, funcionó la “Mesa de
Concertación de Políticas Sociales” durante los años 1992-1997, en el marco de la cual muchas cooperativas de sectores populares
construyeron sus barrios y viviendas a través de la ayuda mutua y autoconstrucción. Sobre este tema ver Boito, E., Cervio, A.,
Espoz, B. (2009) “La gestión habitacional de la pobreza en Córdoba: el antes y después de las “Ciudades-Barrios”.
28

dinámicas de disfrute y consumo, condicionando las prácticas del estar con otros10. Contextualizar

el proceso de urbanización nos lleva a comprender ciertos procedimientos ideológicos que

intervienen en el reordenamiento de la ciudad. Entendemos aquí a lo ideológico como “matriz

generativa que regula la relación entre lo visible y lo no visible, entre lo imaginable y no

imaginable, así como los cambios producidos en esa relación” (Žižek 2003:7). Podríamos decir

que la realidad es una realidad ideológica. De modo que realizar un análisis desde la crítica

ideológica es partir no solo de los discursos y la racionalidad en la que se sustentan, sino de la

dialéctica que se da entre estos y sus usos, ya que lejos de sostener una realidad fundante, lo que

se advierte es una posición de sujeto enunciante que oculta los condicionamientos materiales de

su enunciación. El espacio es así planificado y ordenado por grupos sociales dominantes

encarnados en sistemas legales como el gobierno y sus dependencias, las empresas transnacionales

e inversores privados que establecen formas de estar en la ciudad para los sujetos que la habitan.

Por lo que el rediseño urbano incide en la disposición de las subjetividades ancladas en la

experiencia espacial de la ciudad. Al establecer un orden espacial quedan inscriptos los caminos,

calles, edificios, se van programando así carriles de circulación, trayectos posibles, según el par

cuerpo-clase, generando fuertes procesos de socio segregación. Entendida ésta como el acceso

desigual o restringido a un conjunto de recursos (materiales y simbólicos) por una parte de la

población, debido a la desigualdad de clases en sociedades capitalistas (Harvey, 1977). Esto no

solo implica la concentración espacial de la residencia de personas que se encuentran en similares

condiciones socioeconómicas, característica creciente en Córdoba (Molinatti, 2013)11¸sino

10 Que abordamos a través del proyecto “Urbanismo estratégico y conflictos: experiencias de disputas urbanas en Córdoba Capital
(2016-2017)”, dirigido por María Eugenia Boito y codirigido por Pablo Natta. Avalado y financiado por Secyt UNC Cat. A Res.
202/2016. El cual se inscribe dentro del Programa “Ideología, prácticas sociales y conflicto”, marco en el que se desarrolla el
presente proyecto y en el que la tesista forma parte.
11 Florencia Molinatti (2013) analiza desde la demografía, la segregación residencial en Córdoba a partir de datos de los censos de

1991, 2001 y 2008. En su estudio, señala que los sectores más aislados son los que se encuentran en los extremos de la escala
social: Los hogares cuyos jefes poseen alto nivel educativo (estudios superiores completos) y en segundo lugar, con bajo nivel
29

también la relegación de las clases subalternas a los terrenos más desfavorables de la ciudad,

caracterizados por la inaccesibilidad de los servicios, el paisaje y/o el ambiente degradado (ver

Anexo 4). En su aspecto social, la estigmatización podría pensarse en una doble dimensión, ya que

hay una estigmatización previa que promueve el traslado de ciertos sectores hacia los lugares más

desfavorables de la ciudad, y la estigmatización por habitar dichos contextos, que empiezan a

configurarse como peligrosos y que disminuye toda probabilidad de encuentro e interacción entre

miembros de diferentes clases sociales.

Esta lógica urbana en términos materiales y simbólicos ordena sujetos/objetos y se acompaña

de una intensificación de modalidades represivas/selectivas que regulan la circulación de los

cuerpos en el espacio total de la ciudad. Afecta particularmente a los jóvenes de barrios

subalternos, ya que son visibilizados a partir de su criminalización tanto desde la institución

policial que los detiene arbitrariamente en lo que se ha conocido como “portación de rostro”12,

obstruyendo sus posibilidades de circulación por fuera del barrio y particularmente su acceso al

centro de la ciudad, pero también como fuerza que amenaza de diferentes maneras la

permanencia, la estabilidad, incluso la certeza de la vida. Según datos oficiales publicados por la

Provincia de Córdoba, entre los años 2003 y 2013 la cantidad de policías pasó de 14.000 a 23.000

educativo son los grupos más concentrados en el espacio y conforman vastas áreas homogéneas. La cantidad de personas y hogares
que viven en radios censales que fueron identificados como “islas de riquezas” o “bolsones de pobreza” fue ascendiendo en el
periodo que analizó, duplicándose en el caso de la segregación por riqueza. Con relación a la distribución espacial, observa que los
hogares con jefes de educación inferior al secundario completo tienden a concentrarse en el Sur, el Este y el Norte de la ciudad; en
contraste, con los hogares cuyos jefes completaron el secundario o más, que ocupan predominantemente la zona central y el corredor
Noroeste. Señala asimismo la contribución del Programa Mi casa, Mi vida en reforzar la tendencia creciente a la segregación
residencial.
12 “Portación de rostro” es la denominación popular de las detenciones arbitrarias llevadas a cabo por la policía a jóvenes de sectores

subalternos en función de su apariencia. Esta práctica se ampara desde lo institucional en el Código de Faltas, normativa a nivel
provincial que regula la circulación de los cuerpos y le da a la policía facultades para actuar como jueces ante “hechos delictivos”,
las detenciones recaen preferentemente sobre jóvenes de sectores subalternos, a quienes se los reprime, oprime y excluyen del
paisaje urbano. El Código de Faltas fue remplazado por el Código de convivencia, que entro en vigencia el 1 de abril de 2016. El
panorama con respecto a las detenciones arbitrarias no ha cesado por dicho cambio, en una nota publicada por Mucho palo noticias
el 23 de mayo de 2016 con el título: “cuarenta personas son detenidas por día en Córdoba por contravención”, exponen ciertos
artículos del código de convivencia y el números de detenciones por cada artículo, que en nombre del poder judicial 1861 son las
personas detenidas en Córdoba en este mes y medio (desde el 1 de abril hasta el 17 de mayo), de los cuales 1435 personas fueron
detenidas bajo el articulo 11/ Prohibición de transitar sin documentación, sin casco o sin placa identificatoria en motovehículos.
Disponible en: https://muchopalonoticias.com/2016/05/23/40-personas-son-detenidas-en-cordoba-por-contravencion/.
30

agentes, es decir un crecimiento del 64,3% en la última década 13. Un informe realizado por el

colectivo de investigación El llano en llamas muestra que en el año 2014 luego de los episodios

de acuartelamiento policial y saqueos llevados a cabo el 3 y 4 de diciembre del 2013, nuevas

modalidades de operativos “preventivos” comienzan a desarrollarse: “operativos saturación” y

“razzias”, que incluyen controles permanentes en puentes y vías principales de circulación,

retención masiva de motocicletas y mega allanamientos periódicos en barrios populares y villas,

como detenciones masivas que emplean una metodología de ocupación territorial. En el informe

se registran 31 operativos desde febrero a mayo, del año 2014, los cuales se dan casi en su totalidad

en barrios populares o villas. Estos operativos tienen carácter de espectáculo, ya que los sujetos

son expuestos ente vallas en el espacio público. En mayo de 2015, aproximadamente 1500

efectivos de la Policía, el cuerpo especial ETER14 e Infantería interviene distintos sectores

subalternos de la ciudad, dando un total de 342 jóvenes detenidos por contravenciones, siendo que

el 63% no registraba antecedentes penales ni contravencionales al momento de los operativos; lo

cual indica que la supuesta peligrosidad evidenciada por contravenciones no fue el criterio

utilizado por las fuerzas de seguridad para decidir/seleccionar a quién detener15. Así, la Policía se

presenta como un actor social de fuerte presencia y relevancia en la interacción de los jóvenes,

marcando y limitando sus posibilidades reales y sentidas de circulación.

La planificación urbana es siempre un lugar clave para el entendimiento de las modalidades de

interacción entre los cuerpos, no sólo desde lo estrictamente material sino también desde la

institucionalización de ciertas prácticas como las mencionadas: el tramado de las calles con su

13Para más detalle, consultar “colectivo de investigación el llano en llamas” disponible en:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184116&titular=justicia-a-%93mano-propia%94-y-estado-policial-cordob%E9s- .
14
Equipo Táctico Especial Recomendado, creado en el año 1985.
15 Ver: “Informe sobre la actuación de la policía de la provincia de Córdoba en los operativos de saturación territorial del 2 y 3 de

mayo de 2015”, disponible en: http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2015/09/miscelaneas42014.pdf.


31

volumen y extensión esconden el orden político que señala las posibles formas de encuentro y

desencuentro (Boito, Espoz, Michelazzo, 2013). Estas prácticas se hacen cuerpo –a través de

ciertos dispositivos ideológicos que desarrollamos en el apartado Subjetivida(es)- ya que

repercuten en la vivencia corporal y emocional de los y las jóvenes de sectores subalternos, al

establecer relaciones de distancia/proximidad dentro del espacio urbano.

De modo que se presenta la tensión entre ser nombrados/regulados por cierta estructura de poder

y producir/producirse por fuera/entre estas de determinaciones hegemónicas, siempre provisorias.

Ya que la operatoria de los mecanismos de dominación son constantes y se van transformando

justamente porque, como hemos señalado requiere de su reproducción en las subjetividades para

mantenerse. Siguiendo a Reguillo (2006) es a partir de expresiones culturales que los jóvenes se

vuelven visibles como actores sociales configurando campos de acción diferenciados, en donde se

apropian de un decir que les pertenece. Este trabajo por lo tanto se insertara dentro de un escenario

particular, en el que reconocemos la pertenencia con quienes trabajaremos, jóvenes de barrios

subalternos, a un sector social que se encuentra en desventaja en cuanto al acceso a bienes

materiales y simbólicos. Esto significa que los jóvenes del Tropezón y de Ciudad Barrio Villa

Retiro no tienen las mismas posibilidades de expresión y participación en el universo de los

discursos sociales. La imagen, central y omnipresente en el contexto actual, exhibe lo que debe

verse a través de la repetición mediática. Por lo que estos cuerpos, cuerpos jóvenes son presentados

como cuerpos de la sospecha. En este sentido, los jóvenes transitan/experimentan -porque hoy la

imagen adquiere el carácter de experiencia16- una serie de imágenes de ciudad, de barrio, de

16“La imagen en este sentido debe concebirse en su dimensión estética, lo cual se vincula a los productos de la industria cultural
de hoy: todo lo deseado “quiere” ser consumido; y de alguna manera, el consumo estético reemplaza al consumo material,
convirtiendo a la posesión en un acto virtual. En este punto resulta necesario aclarar que lo estético habla de una manera de sentir,
-o lo que es lo mismo-, de experimentar”. (Benjamin, 1994: 23-24).
32

espacios públicos, privados, donde sus cuerpos están inscriptos significativamente. Entonces si

sostenemos que esas subjetividades están reguladas por un orden en el que intervienen mecanismos

ideológicos, es indispensable trabajar desde las percepciones y posibilidades creativas que

encuentran un lugar en las tácticas al permitir una ruptura con esas imágenes/discursos que regulan

las experiencias posibles/deseables.

Tácticas: significaciones subjetivas en escenarios urbanos

Dijimos que la subjetividad es una construcción que se da en el campo de la acción del sujeto,

del sujeto en relación y por lo tanto confrontado en un determinado contexto (González Rey,

2005), podríamos decir que la sociedad es producida y/o reproducida constantemente por los

sujetos, ya que la acción implica un actuar en el mundo, por lo que a través de esta acción

(acompañada de significados, emociones y afecciones) se van moldeando los lugares que

habitamos y a la vez los lugares van dejando huellas en nosotros. Por lo tanto no podemos pensar

a la subjetividad sin vincularla con la espacialidad en la que ésta se despliega.

En el presente apartado la propuesta será tramar subjetividad y espacio, en particular la

experiencia de ser joven en el espacio urbano cordobés desde la práctica de sujetos que habitan

contextos de socio segregación, nos referimos a Villa El Tropezón y Ciudad Villa Retiro.

Numerosas investigaciones trazan un cruce entre el espacio y lo subjetivo para dar cuenta de

cómo se vinculan entre sí. A lo fines prácticos de esta investigación podemos referirnos al trabajo

de Lindon (2009): La construcción socioespacial de la ciudad: el sujeto cuerpo y el sujeto

sentimiento, en el cual realiza una lectura del cuerpo y las emociones entramadas a otras
33

dimensiones de la vida social, la vida urbana. El cuerpo no es visto como objeto de estudio en sí

mismo, sino que se parte de éste para comprender la construcción social de la ciudad. Su análisis

tiene como punto de partida: lugares exteriores, espacios abiertos, circulatorios, cuya expresión

queda inscripta en las calles y desde el punto de vista del sujeto-habitante y su hacer, el cual está

teñido de significado, de emocionalidad y afectividad que guardan ciertos lazos con construcciones

subjetivas socialmente construidas. A través del análisis de los espacios exteriores esquematiza

algunas micro situaciones17 en las que los sujetos llevan a cabo sus prácticas y da cuenta de cómo

los lugares son moldeado por los sujetos, ya que la corporeidad no sólo es constitutiva del actor y

de su actuar sino también de su espacialidad (Lindon, 2009). De este análisis de las

microsituaciones la autora desarrolla dos conceptos analíticos: las topofilias –apego por el lugar-

y topofobias –rechazo por el lugar- (p.13). Distinciones analíticas que se presentan como clave de

lectura para mirar la carga emocional que los y las jóvenes asocian a los espacios y que van

configurando ciertos valores en donde se inscribe lo feo/lindo, lo agradable/desagradable, lo

deseable/lo posible. Leer los lugares desde la carga emocional de los sujetos es una pista acerca de

los mecanismos de regulación corporal y emocional. Otro trabajo que podemos mencionar y que

sigue la línea de esta investigación es aquel realizado por Michelazzo, C. (2014) Imágenes y relatos

del espacio. Circulación restringida en la experiencia urbana de jóvenes de sectores subalternos

de Córdoba. En el que relata ciertas prácticas por parte de un grupo de jóvenes que viven en

Ciudades Barrios, a partir de las cuales no solo dan cuenta de cómo transitan los espacios sino

también de cómo los perciben y los configuran. Al sostener que lo urbano es principalmente una

experiencia sensorial, la autora propone una metodología expresivo-creativa basada en imágenes

17
Son la expresión de manifestaciones locales que adquieren rasgos urbanos presentes en otras situaciones y que a través de un
microanálisis, dan cuenta de distintos tipos de procesos de producción/reproducción socio-espacial que se desarrollan en la ciudad
y que pueden estar indicando horizontes hacia los que se orienta la ciudad y la vida urbana (Lindon, 2009)
34

a partir de un taller de fotografía que permita reconocer las formas particulares en la que estos

grupos de jóvenes vivencian y circulan la ciudad. Jóvenes que habitan contextos particulares,

desplazados a las periferias de la ciudad, se encuentran con márgenes que imposibilitan su acción.

Al ser visibilizados como cuerpos de la sospecha, quedan fijados entre los límites de la Ciudad

Barrio a través de la vigilancia policial, muros, cercos, lejanía. Sin embargo esos jóvenes insisten

en moverse, en transitar. El espacio ocupado por los sujetos va estructurando modos de

subjetivación posibles en los que se vislumbran algunos resquicios que desafían los límites

establecidos.

Podemos decir que el rediseño urbano, como estrategia de dominación social, incide en la

configuración de las subjetividades, al decidir sobre el qué, el cómo, el cuándo y el porqué de la

vida de los otros. Es decir hay un orden espacial que organiza las posibilidades/imposibilidades

(un muro que separa/excluye, impide avanzar) de los andares (la experiencia). El diagrama en que

se dispone la espacialidad de la ciudad de Córdoba en términos de socio segregación, como hemos

venido describiendo, creado a partir de términos funcionales (un Nudo Vial que permite

velocidades, una Ciudad Barrio que posibilita la casa soñada) puede pensarse como estrategias

que designan lugares, en un sentido decerteano. “Las estrategias estarían ubicadas del lado del

poder, lo manipulable, el cálculo de relaciones de fuerzas que se vuelve posible a partir del

momento en que un sujeto de voluntad y de poder (una institución científica, una empresa, una

ciudad) es susceptible de aislarse y circunscribirse como un lugar propio” (De Certeau, 2000,

p.42). Estas estructuras presentan tanto permanencias como discontinuidades, a través de los usos

por parte de los sujetos, artes de hacer que el autor denomina tácticas. Las tácticas no tienen un

lugar propio, son acciones que se despliegan en el tiempo, sin más lugar que el del otro, dentro de
35

un terreno que les impone y organiza la ley de una fuerza extraña, por lo que se sirven de las

circunstancias donde instauran algo de pluralidad y creatividad.

De Certeau también diferencia lugar de espacio, y mientras el lugar se corresponde a la

“estructura” organizada, el espacio se vuelve el lugar practicado. Los sujetos “caminantes” se

apropian de los lugares, así como los “hablantes” se apropian del lenguaje. Por esto, no hay que

mirar solamente aquellos productos culturales edificados desde el mercado de bienes, sino los usos

que se efectúan sobre esos bienes, ya que -desde su perspectiva- el uso y aún el consumo implica

un hacer, que en parte es un acto creativo, se refiere a los procedimientos de apropiación, aquellos

que evidencian una invención creativa, efímera y obstinada, que hace a la cultura de todos los días

como práctica cotidiana de las mayorías anónimas. Son las tácticas, espacio de libertad, de micro

resistencias y apropiación, dentro de los márgenes del orden dominante hacia donde el autor

propone dirigir la mirada. Aquellas tácticas, que no tienen lugar sino a partir del tiempo, de su

apropiación fugaz, a través de un instante efímero. Donde el espacio es producido por las

operaciones que lo orientan: es el lugar usado, practicado (Zubieta, 2005).

De esta forma el urbanismo geométricamente definido como lugar, se vuelve espacio por

quienes lo intervienen, sus caminantes a través de sus andares. “Este no lugar le permite, sin duda,

la movilidad, pero con docilidad respecto de los azares del tiempo, para tomar al vuelo las

posibilidades que ofrece el instante” (De Certeau, 2000, p.43). Por lo que hay que deslizar la

mirada hacia las prácticas que se desenvuelven en lo cotidiano, es a través de sus practicantes que

se realiza la ciudad. Son sus trayectos los que van significando y desafiando el orden espacial

establecido, dándole sentido a los espacios por los que transitan. Las experiencias mediante estas

artes de hacer -cultura de los caminantes anónimos- se presentan como un lugar posible de lectura

desde donde abordar la relación entre subjetividades juveniles y contexto urbano. Sin olvidar que
36

si hablamos de materialidad urbana en relación a la subjetividad, hay que ver que en esta

materialidad está plasmada una ideología, que se encarna en las estructuras de poder pero también

en los sujetos. Ya que se configura y se legitima a partir de ciertos discursos, entendidos desde el

psicoanálisis como forma de “lazo social, vínculo entre un agente y otro donde algo se produce y

hay efectos de verdad” (Recio, 1995: 485). De modo que los discursos designan posiciones como

lugares al hacerse cuerpo, por lo tanto se hace necesario partir desde un encuadre socio-ideológico,

que posibilite una comprensión del marco situacional en el que se despliegan las vivencias

posibles/deseables de los jóvenes en estos contextos particulares.


37

Marco Metodológico

Tipo de estudio

Al abordar el campo de la subjetividad en su vínculo con la espacialidad en la que ésta se

despliega, partimos de la premisa de que las disposiciones del espacio -en este caso la trama

urbana, entendida como una de las dimensiones que hacen a la vida social- impacta en la

conformación de las subjetividades y potencialidades de acción. Siguiendo a Gonzales, R. (2000)

la subjetividad integra en una misma dimensión ontológica lo individual y lo social, categorías que

han aparecido históricamente en forma de dicotomía en la construcción de la psicología social.

“La subjetividad es una definición ontológica que escapa del esencialismo metafísico tradicional,

donde la ontología se representa asociada con una esencia final, única, estática e invariable que

define la cualidad de los fenómenos” (p.63). Por lo que el campo de la subjetividad se presenta a

modo de Cinta de Moebius en la cual las fronteras que configuran el adentro-afuera, individuo-

sociedad se diluyen, formando parte de una misma trama.

Ahora bien, entendemos que lo urbano ante todo se presenta como una experiencia que

involucra a los sentidos, a partir de los cuales se van tramando sentidos subjetivos que se tiñen de

sensaciones acompañadas de emocionalidad. De modo que la estrategia de investigación

seleccionada es de carácter cualitativo 18 que ubicamos en los marcos de la epistemología

cualitativa. Ya que reconocemos el carácter cualitativo en los procesos de construcción del

18
Sauto, Boniolo, Dalle, Elbert (2005) refieren a lo cualitativo como el enfoque que privilegia la perspectiva de los propios actores
en la construcción del conocimiento, ya que considera la realidad en su carácter subjetivo como intersubjetivo, a partir de lo cual
los actores involucrados en el proceso de investigación contribuyen desde sus propias experiencias subjetivas e interpretaciones
de la realidad social. Este carácter subjetivo/intersubjetivo implica que los investigadores cualitativos reflexionen acerca de las
implicancias de su rol como investigadores, de los efectos de su presencia en el campo. De modo que desde este enfoque cualitativo
no se busca medir sino explorar/describir/comprender partiendo de la mirada de los actores, de los significados que los sujetos le
atribuyen a su experiencia.
38

conocimiento. La epistemología cualitativa tiene como base un conjunto de principios generales,

entre los cuales Gonzales Rey (2006) resalta tres por su significación para la psicología social: el

carácter constructivo-interpretativo del conocimiento, el papel de lo singular en este proceso y el

carácter interactivo de la producción de conocimiento. De modo que partimos de las experiencias

subjetivas de los y las jóvenes en relación al contexto urbano que habitan, es decir de la perspectiva

de los propios actores a los cuales consideramos como sujetos activos que entran en diálogo con

la investigadora, diálogo que se alimenta de toda una dinámica subjetiva/intersubjetiva

desarrollada entre ambos. En otras palabras la investigación social es un proceso activo que

reconoce la dinámica interactiva entre sus actores, a través de la cual no buscamos medir, sino que

nuestra preocupación recae en comprender experiencias y describir prácticas desde la perspectiva

de los propios actores, teniendo como eje el universo de la experiencia que todos los días tejen los

y las jóvenes junto a otros en contextos particulares, contextos que obedecen a una distribución

socio-segregada tanto de los espacios como de los cuerpos.

En función de los objetivos de esta investigación nos servimos de elementos provenientes del

campo de la antropología, como es el método etnográfico, entendido como forma de investigación

social para conocer realidades particulares desde los sentidos de sus propios actores. En una

búsqueda de construir, comprender e interpretar lo cotidiano en tanto categoría analítica de la

realidad, es decir como herramienta conceptual para organizar el conocimiento sobre determinado

hecho, como es el caso de la siguiente investigación acerca de subjetividades juveniles en

contextos de socio segregación. Atendiendo a las producciones culturales de los y las jóvenes, ya

que no se trató de reconstruir una “versión única y definitiva de la cultura sino explorar las

relaciones sociales y los sistemas de significados” (Guber, 1991, p.28). Dado que entendemos que

la subjetividad tiene que ver con un hacer -una práctica- en un contexto, es por lo tanto un hacer
39

cultural. De modo que estas prácticas siguiendo a De Certeau (2004) son entendidas como una

producción -otra- que se desenvuelven en los escenarios de la vida cotidiana. La vida cotidiana es

un escenario de prácticas, ordinarias, anónimas y múltiples a través de las cuales los sujetos -

mayoría silenciosa- producen cultura: cultura múltiple, heterogénea y plural, a la que el autor

denomina cultura en plural. Estas prácticas se dan en el marco de una cultura que se declina en

singular -homogénea, única- por eso decimos de una producción otra. Ya que tiene que ver con los

usos de los sujetos en su carácter de consumidores, es decir no-productores. Que nos advierte de

la posición desigual que ocupan en la estructura social, de allí que el autor se refiere a la mayoría

silenciosa. Sin embargo es a partir de estas operaciones que los sujetos encuentran intersticios,

desvíos -tácticas- frente a un orden que se presenta bajo la forma de una ley extraña que configura

lo que el autor denomina estrategia.

Por lo que partimos de un encuadre socio-ideológico, para aproximarnos a los

condicionamientos producidos en el orden de la experiencia y la sociabilidad, entendiendo a éstos

como dos procesos significativos para la comprensión de los sentidos sociales, de las vivencias y

subjetividades (en nuestro caso, de ‘juventud’). Se trató de un procedimiento ‘descriptivo-

interpretativo’, atendiendo al vínculo que se da entre cuerpo y espacio, entre sujeto y ambiente, ya

que nos permitió acercarnos a una reflexión acerca de la formación de la experiencia (Buck-Morss,

2005) en el campo de las construcciones de subjetividades juveniles.

Ahora bien este abordaje al inscribirse en un contexto en donde existe un régimen de

dominación colonial, que implica un proceso de cercamiento/ocupación del territorio a través de

la desposesión (políticas de segregación y expulsión como las ya descriptas), el análisis no puede

escamotear las relaciones de poder que se patentizan en los asentamientos urbanos-marginales, ya

que los efectos están inscriptos en las significaciones mismas de lo abordado, es decir en las
40

construcción de subjetividades juveniles en contextos socio segregados, por lo cual hemos hecho

un recorrido de esta tensión para no caer en miradas que en términos de Grignon y Passeron (1991)

reconocen como miserabilismo y populismo. El miserabilismo sostiene que al estar bajo un

régimen de dominación simbólica, toda la producción simbólica de las culturas populares intentará

imitar, hacer suyos los valores de esa cultura dominante a la que se encuentra sometida. De modo

que no existiría un desvío posible ante la arbitrariedad de las culturas dominantes. Ahora bien el

populismo niega la existencia de esta relación de poder/dominación que se inscribe en toda

producción simbólica de las culturas populares. De manera que estas últimas contarían con cierta

autonomía simbólica, ya que su universo de referencia desde el cual es producido el sentido

corresponde con su propio grupo o clase social. A partir de estas miradas teóricas ancladas en la

observación de campo, fue que indagamos las maneras en que se configuran las subjetividades

juveniles en contextos particulares. A través de la apropiación/producción del espacio, para ver

cómo es pensar-sentir-estar en la vida cotidiana de los y las jóvenes desde sus usos sobre el

espacio/tiempo en el que las tácticas se inscriben. Ya que las tácticas no tienen una condición de

autonomía, deben actuar en el terreno que se impone y que configuran un espacio/lugar -estrategia-

en el que el arte del débil se despliega al valerse de lo instituido, pero arreglándoselas en la manera

de utilizar ese orden. De modo que no todo es imitación de la cultura dominante ni tampoco

absoluta resistencia, existen límites, pero estos son permeables.

Participantes

Siguiendo a Guber (1991) “en una investigación cualitativa la representatividad de la muestra

no se circunscribe a la dimensión numérica, sino más bien a su carácter significativo. Es decir los

hechos, las significaciones, las prácticas nos interesan en la medida que se integran en un sistema
41

de significados y relaciones compartidas en determinados contextos” (p.23). Por lo cual si se quiere

estudiar las subjetividades juveniles en contextos de socio segregación, una muestra significativa

estaría dada por jóvenes que habitan dichos contextos.

Dadas las particularidades anteriormente descriptas, consideramos que tanto Ciudad Barrio

Villa Retiro como Villa El Tropezón son escenarios significativos para los objetivos de la presente

investigación. Significativos tanto por la riqueza y variedad que hay en cada grupo y entre los dos

grupos; semejanzas y diferencias de los dos grupos: unos afectados por plan habitacional cuando

niños que implicó una expulsión/desplazamiento hacia los límites de la ciudad, otros afectados por

una obra pública de gran dimensión que produce un sentimiento de incertidumbre sobre la

continuidad de habitar el barrio, intervenciones que no tuvieron en cuenta a la población,

reproduciendo mecanismos de oclusión de su existencia. Como por la variedad de la muestra: en

un caso se trata de jóvenes escolarizados, en el que el trabajo de campo se realizó desde la misma

escuela, en otro por fuera de la escuela, con jóvenes escolarizados como no escolarizados; donde

el trabajo de campo se realizó en los lugares donde los jóvenes se encuentran en el marco de un

proyecto mural, reconocemos como significativa esa diferencia.

Instrumentos y procedimiento

Para caracterizar la ciudad de Córdoba, como escenario de segregación clasista se consultó

investigaciones que trabajan dicha problemática, como así también documentos secundarios,

documentos públicos y registros oficiales, artículos periodísticos, informes gubernamentales,

acerca de las transformaciones urbanas que afectan a los y las jóvenes con los que trabajamos en

esta investigación.
42

Ahora bien al ser una investigación cualitativa, los instrumentos de recolección de datos que

utilizamos a los fines de la investigación fueron: estudios en territorio, como aproximación

sistemática, ya que el territorio es construcción significativa producida en la dimensión social, en

el cual se van expresando temporalidades diversas según las coordenadas espaciales. Se realizaron

anotaciones de campo con el fin de reconstruir las experiencias en torno a vivencias de lo ‘juvenil’

en contextos particulares, usando como principal herramienta la observación participante. Ya que

la presencia del investigador en el territorio implicó un diálogo con los actores sociales (en este

caso con las y los jóvenes) que participaron en la investigación, tanto su presencia como las

preguntas, movilizan a los sujetos, los interpelan, motivando su expresión.

El trabajo de campo se realizó bajo el marco de consentimiento informado, en el caso de Villa

El Tropezón consentimiento por parte de la comunidad de la presencia del investigador en el

campo mientras que en el caso de Ciudad Barrio Villa Retiro consentimiento informado por parte

de las responsables en el marco de la institución educativa para tomar notas, realizar grabaciones,

sacar fotos. Asegurando la privacidad de las personas, en cuanto al cuidado del anonimato, al uso

de los datos, de la información de sus vidas que los participantes puedan expresar en las visitas al

campo, con fines estrictamente académicos. Dado que la pluralidad y la complejidad son rasgos

de las prácticas cotidianas, nuestra mirada se va inscribir en la experiencia, es desde allí donde

vamos a reflexionar sobre lo presente, lo fluido, sobre las tácticas.

De modo que nuestro registro se centró en el habitar de estos jóvenes, a través de comentarios,

gestos, formas de acercarse/distanciarse, sobre las rutinas sus continuidades/discontinuidades,

temas de recurrencia, intereses, relatos a través de los que se fabrica el espacio. Es decir las formas

de apropiación a través de los usos sobre el espacio/tiempo en la relación espacio/lugar, de los

usuarios supuesto a la pasividad de la disciplina. Hablamos de las artes de hacer, aquellas que en
43

la actividad misma de “valerse de”, de un tiempo muerto para transformarlo en otro tiempo con

sentido para los sujetos.

Comenzamos con el trabajo de campo en Ciudad Villa Retiro durante mediados del año 2015.

En el marco de un taller de prácticas que se dicta semanalmente. Taller que funciona como una

materia a contra turno, sin embargo no se toma asistencia. Cabe aclarar que al no haber escuela

secundaria, la escuela primaria presta el edificio para que funcione por la tarde/noche el

secundario. Como las horas no llegan a cumplir con el ciclo lectivo se realizan actividades en

contra turno mientras funciona la escuela primaria. También se realizaron observaciones

participantes en diferentes espacios junto a los y las jóvenes, como en el encuentro de jóvenes

organizado por el Consejo de Jóvenes del CPC Rancagua, el primer Encuentro Interconsejo en la

Ciudad de Córdoba organizado por los Consejos de Jóvenes de Empalme, Ruta 20, Villa

Libertador, Consejos Comunitarios de Niñez, Consejo Municipal de Niñez, Subdirección de Niñez

Adolescencia y Promoción Juvenil y UNC, realizado en el Comedor Universitario y por el último

el cierre del taller de prácticas en la plaza Villa Retiro. Mientras que en Villa El Tropezón el trabajo

de campo comenzó en 2016 a fines de marzo, hasta mediados de 2017. En este caso el trabajo de

campo no se desarrolló en un espacio institucional sino que fue en la misma villa, en la pasillito

del medio, lugar de encuentro de los y las jóvenes. El mismo se realizó semanalmente, también se

acompañó a los y las jóvenes a diferentes actividades como La Marcha de la Gorra, La Marcha por

la Memoria y la Justicia, al seminario Subjetividad(es) Política(s) de la Facultad de Psicología-

UNC, a la radio la Ranchada a encuentros de muraleadas.

Como dijimos anteriormente empleamos como principal herramienta metodológica la

observación participante, como técnica de recolección de datos. Lo cual nos permitió acercarnos a

las construcciones subjetivas que los actores producen a través de sus tácticas. Siguiendo a Guber
44

(1991) hablamos de observación participante debido a que el lugar del investigador no queda

circunscripto soló a observar de manera pasiva, sino que su presencia en el campo implica una

situación activa, de diálogo, de preguntas que puedan acontecer en el campo, como de participar

en actividades que se generan en el mismo, en el que se juega tanto la observación como la

participación. “En el trabajo de campo antropológico la entrevista se desarrolla como parte

indisociable del conjunto de actividades que se llevan a cabo en la observación participante. Estas

entrevistas van desde un saludo, hasta un encuentro informal para tomar mate” (p.220). A partir

de los objetivos de esta investigación elaboramos lineamientos en base a preguntas de tipo

descriptivas que nos permitieron identificar espacios dentro y fuera de la urbanización

deseados/rechazados por los jóvenes (casas, escuelas, esquinas, centros comerciales, centro, entre

otros) que dieron cuenta de una aproximación a los modos de apropiación del espacio por parte de

estos jóvenes. Lo que nos permitió describir no soló nudos conflictuales en las dinámicas

estructurales de movimiento en la ciudad (para habitar, para desplazarse, etc.) sino también

gramáticas socio-vivenciales de los sujetos a partir de un registro sensible de la experiencia.

Ahora bien esta investigación de orientación socioetnográfica al inscribirse en el campo de la

Psicología Social Crítica, implicó una cierta manera de intervenir en el campo. Ya que entendemos

que la psicología social no se agota en una lectura que permita cierta comprensión/explicación de

lo que pretende estudiar, sino que supone una intervención, un hacer, una práctica social que

implicó cierta posición/rol del psicólogo. En este punto nos servimos de la reflexibilidad (Bourdieu

2001), ya que la presencia en el campo como observadora/investigadora de por sí genera

transformaciones, es decir modifica el campo a partir de preguntas, inquietudes, curiosidades

diálogos, relaciones. De modo que la reflexibilidad es una herramienta para analizar cómo la

subjetividad y la intersubjetividad influyen en el proceso de investigación. En otras palabras no


45

solo implica una reflexión que reconozca los efectos que la presencia de la investigadora tiene en

el campo y que inciden en determinadas formas de actuar -en este caso de los y las jóvenes- sino

también una reflexión sobre una/o misma/o como profesional, ya que nuestras prácticas, nuestras

concepciones del mundo están mediada por nuestra trayectorias, experiencia, clase social. Por lo

que no podemos ubicarnos en una posición de exterioridad en las prácticas sociales en las que

participamos, ya que lo que acontece en el campo es el resultado del encuentro entre los diferentes

participantes involucrados en el proceso de construcción del conocimiento. Jordan, F. y Gómez,

L. (2004) hacen un recorrido sobre 4 dimensiones de la reflexibilidad que señalan necesarias para

ubicar de modo consiente al saber social en una política crítica de la verdad:

“Crítica y tradición: la reflexividad en una tradición no fundamentalista; el carácter situado del

sujeto de conocimiento: la articulación de la reflexividad con el regreso del sujeto de

conocimiento y la objetivación del sujeto de la objetivación; el mito de la realidad objetivada: la

exigencia de la reflexividad de un objeto de conocimiento que se sepa en construcción; el uso

ético y político del conocimiento: la conexión de la reflexividad con un conocimiento

comprometido” (p. 6)

Nos interesa resaltar la última dimensión que hace al uso ético y político de la reflexibilidad en la

construcción del conocimiento. Ya que esta investigación al indagar sobre las subjetividades juveniles

en contexto de socio segregación conlleva un propósito analítico y político, de dar visibilidad, de hacer

existir oficialmente aquello que no se percibe, que aparece ante nuestro ojos y no podemos ver, en este

caso la socio segregación urbana como violencia particularmente cruel sobre los cuerpos de los y las

jóvenes con quienes trabajamos. Se trata del compromiso por pensar/problematizar aquello que se

presenta en la vida cotidiana como lo que simplemente es, y de ahí mirar los intersticios de capacidad

inventiva que se presentan a través de ciertas tácticas que producen un desvío, una fuga al orden social

posibilitando la creación/inscripción de algo nuevo.


46

En Villa El Tropezón el rol se encuadró dentro de los lineamientos de un enfoque

participativo con un grupo de jóvenes con los que se viene trabajando desde 2014, ya que frente a

las condiciones y vivencias de incertidumbre, el riesgo constante de desalojo y la ausencia de

espacios de contención, un grupo de jóvenes comienza la confección de un mural, en una de las

casas marcadas por grietas consecuentes de las obras, que describiremos en más detalle en el

próximo apartado, y allí dejan una huella bajo la frase: “el trope no se va” dando visibilidad al

conflicto. De modo que el proyecto mural se tornó un espacio de encuentros, de contención mutua,

reflexividad sobre las propias experiencias dando la posibilidad de que la palabra circule a través

de herramientas artísticas que desafían la mirada hegemónica que los presenta a través de su

criminalización como “esos cuerpos de la sospecha”, y puedan situarse como sujetos artistas19.

Tanto en Villa El Tropezón como en Ciudad Barrio Villa Retiro la especificidad del rol, fue

construyéndose a lo largo del recorrido de esta investigación, a partir del encuentro con las y los

jóvenes. Encuentro desde un “asalto” en el marco de una experiencia donde uno se encuentra con

otro “sin seguro de salud”, un encuentro no protegido, armado/desarmado y rearmado a partir de

la confianza que poco a poco se va tejiendo entre la investigadora y los y las jóvenes. El rol operó

como un andamio, como algo que no se ve pero que sostiene en la estructura de la argumentación

y punto de vista de la futura psicóloga que hace está práctica de investigación.

De modo que esta especificidad a la que nos referimos estuvo dada en facilitar espacios de

encuentro que permitiera habilitar la expresión de los y las jóvenes, no solo mediante la palabra ya

que desde nuestro encuadre socio-ideológico la ideología no es solo ideas racionalizadas, sino que

tienen que ver con visiones y sensaciones del mundo que definen maneras de ser, de habitar el

19
Tal participación llevo a la investigadora a presentar una beca de extensión titulado “Tácticas que atraviesa muros” para el año
2018 con el objetivo de sostener y dar continuidad a estos espacios de expresión creativa.
47

espacio y que también emergen en colores, dibujos, en gestos, en movimientos, en lo que se

fotografía, en cómo se posa para una fotografía, consideramos enriquecedor incorporar al registro

de la experiencia estas “otras” formas de expresión.

Por lo que en el trabajo de campo y siguiendo el dispositivo “descriptivo interpretativo”, a

partir de los relatos que acompañan el registro de la experiencia de los y las jóvenes, de sus propias

prácticas nos acercamos a algunas formas en que vivencian el ser joven en determinado contexto

a partir desde sus trayectos y permanencias/discontinuidades, sus visiones y sensaciones del

mundo en base a “mapas perceptuales” que definen y delimitan territorios y maneras de ser y

recorrerlos de acuerdo a las diferentes regulaciones del espacio. Así mismo teniendo en cuenta que

las narraciones con que los y las jóvenes construyen sus propios trayectos vivenciales están

mediatizadas por discursos hegemónicos, nos propusimos desarticular dichas regulaciones que los

colocan como excluidos de ciertos espacios. Creemos indispensable trabajar junto a los y las

jóvenes con el fin de dar visibilidad a algunas experiencias y formas de expresividad, entendidas

como intersticios de resistencia frente a los muros mentales/material es que constriñen su

posibilidad de acción/circulación.

Ahora bien en el marco de las condiciones urbanas que hemos descripto, y para aproximarnos

a las formas en que se traman subjetividades y espacios, haremos en el siguiente apartado una

breve historización del contexto en el que se inscribe la experiencia. Describiremos en primer lugar

Barrio Ciudad Villa Retiro, haciendo mención a la política de hábitat a través de la cual se crea,

nos referimos a el programa “Mi Casa, Mi Vida” retomando consideraciones de investigadores

argentinos, que a partir de un trabajo de campo indagan sobre los sentires vivenciados por los

actores involucrados en dicha política. En segundo lugar describiremos Villa El Tropezón, como

un lugar de disputa, en el que se inscribe una historia de resistencia frente a procesos de


48

desplazamiento/expulsión territorial, por parte sectores privados como por la construcción del

Nudo Vial.
49

Historización y contextualización del contexto donde se inscribe la experiencia

La figura del muro adquiere centralidad en los escenarios que se montan para los y las jóvenes

con los que trabajamos. Muros materiales/mentales que van tranzando una ciudad en la que los

espacios para la circulación se vuelven cada vez más estrechos. En el marco de las condiciones

urbanas que hemos descripto intentamos en este apartado desarrollar una breve historización de

los barrios en que residen los y las jóvenes. Comenzaremos por Barrio Ciudad Villa Retiro y

seguiremos con Villa el Tropezón.

Ciudad Barrio Villa Retiro

Barrio Ciudad Villa Retiro, es un complejo habitacional de 264 viviendas que fue inaugurado

en 2005. Está ubicado en el Norte de la ciudad, por fuera del anillo de circunvalación, a 9 Km. del

centro. El arco de entrada se encuentra sobre el camino a Colonia Tirolesa, y es el único acceso a

la ciudad barrio, que se encuentra rodeado en su totalidad por campos, en los cuales actualmente

se está construyendo un barrio de Cooperativa Horizonte (viviendas para un sector adquisitivo

medio) que comenzó por cercar todo el predio que lo separa con el barrio en cuestión. En nuestro

recorrido por el barrio, se habló con las maestras de la escuela secundaria que trabajan con los y
50

las jóvenes en el taller de prácticas acerca de esta obra, quienes se preguntaban si la radicación del

barrio colindante sería para “bien”, si daría posibilidad para tener más fuentes de trabajo, más

integración, pero con cierta desconfianza ya que se conocen barrios hechos por dicha cooperativa

en los que se han levantado muros, delimitando así materialmente un adentro y un afuera. Del lado

izquierdo del barrio se encuentra un establecimiento fabril que se separa por un alto muro. Jóvenes

comentaban que “lo tuvieron que hacer más alto” aún, y puede apreciarse en la cima del muro

alambrados con electricidad. Mientras que a la entrada del barrio se presenta el Centro de Salud.

Junto a este se encuentra la “Plaza de los sueños”: es una pequeña plaza que pareciera ser parte

del mismo dispensario; tiene una forma de triángulo de no más de veinte metros cuadrados

aproximadamente. En el medio del barrio se encuentra la escuela primaria, que por las noches

presta el edificio para que funcione la escuela secundaria. Contigua a ésta se encuentran el jardín

de infantes y el comedor.

Las denominadas “Ciudades Barrios”20 son complejos habitacionales que surgen a partir del El

Programa “Mi casa, mi vida”21. Esta política de hábitat a la que ya hicimos mención implicó la

erradicación de villas/asentamientos del centro y barrios pericentrales de la ciudad hacia las afueras

del ejido urbano (involucró la construcción de 12.000 viviendas, que hoy conocemos como

Ciudades Barrios y otras destinadas a la ampliación de ciertos barrios periféricos de Córdoba).

20 Ya el término Ciudades Barrios para designar a estos nuevos barrios destinados a los pobres invita a un análisis de crítica de
ideológica. Pequeñas ciudades se construyen en las periferias de una ciudad, delimitando un adentro y un afuera de quienes merecen
la ciudad
21 La implementación del programa “Mi casa, Mi vida” durante el gobierno justicialista de J. M. de la Sota con financiamiento del

Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se construyeron 15 complejos habitacionales 1)”Ciudad Evita” (574 viviendas), 2)
“Ciudad de Mis Sueños” (565 viviendas), 3) “29 de Mayo Ciudad de los Cuartetos” (480 viviendas), 4) “Ciudad de los niños”(656
viviendas), 5) “Ciudad obispo Angelelli” (359 viviendas), 6) “Ciudad Ampliación Ferreyra” (460 viviendas), 7) “Ciudad Juan
Pablo II” (359 viviendas), 8) “Ciudad Villa Retiro” (264 viviendas), 9) “Ciudad Parque de las Rosas”(312 viviendas), 10)”Ciudad
Ampliación Cabildo” (570 viviendas), 11)B° Renacimiento (223 viviendas), 12) B° San Lucas (230 viviendas), 13)”Ciudad de Mi
Esperanza”(380 viviendas), 14) “Ciudad Villa Bustos” (197 viviendas), 15) “Ciudad Sol Naciente”(638 viviendas). Michelazzo, C
(2011) advierte cómo el eslogan “El techo de tus sueños” con el que el Gobierno publicitó el programa habitacional, se convierte
en el “techo de sus vidas”, donde encerrados en las ciudades barrios quedan expulsados del imaginario ideal de una ciudad de
Córdoba en pleno desarrollo. Sobre el tema ver De la Ciudad especular a la Ciudad laberinto disponible en
http://onteaiken.com.ar/ver/boletin11/3-1.pdf.
51

Esta política de hábitat surge como respuesta habitacional para sectores “vulnerables” de la

Ciudad de Córdoba, construyéndose a partir de la misma la figura de “beneficiarios”, ya que los

sujetos a los que fue dirigida no contaron con instancias de participación en el proyecto, tanto en

lo que refiere a su diseño, modalidad de construcción, planificación pre y post-traslado. Dicha

política se concretó con el traslado de numerosas familias a viviendas emplazadas en zonas

ubicadas más allá del espacio periurbano (principalmente en dirección sur y este), produciendo

una desvinculación con la ciudad en términos de presencia y una exclusión de la pobreza en

términos visuales. Los traslados fueron realizados por Gendarmería Nacional. El programa fue

llevado adelante con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con

contraparte de fondos públicos de la Provincia, gestada en el marco de la ley de modernización del

Estado cordobés. Por lo que el principal argumento mediante el cual se planificó la política

mencionada tuvo por eje la “erradicación de villas miseria” de zonas potencialmente inundables

de la ciudad de Córdoba (declarando el “estado de emergencia hídrica y social -Decreto 2565/01-

en el territorio capitalino cordobés)22.El Gobierno Provincial comenzó la construcción de las

denominadas “Ciudades Barrio” al final del 2003. Frente a la demanda de vivienda, la respuesta

fue dada por una producción industrial mediante empresas constructoras, desconociendo tanto

formas organizativas pre existentes en los asentamientos como experiencias y modalidades de

acceso a la vivienda mediante la autoconstrucción. Mientras, los espacios “recuperados” se

dispusieron para la “cicatrización del lugar en donde se encontraba el asentamiento trasladado,

ampliando de esta forma los espacios verdes y de recreación en la ciudad de Córdoba 23”.

Cicatrización que ocluye la historia y que impide la posibilidad de cualquier forma de inscripción.

22
Ver anexo 4, en el cual se expresa el mapeo de las zonas de peligrosidad de inundaciones, erosión y anegamiento en la ciudad
de Córdoba.
23 Reglamento Operativo del “Proyecto de Emergencia para la Rehabilitación Habitacional de los Grupos Vulnerables Afectados

por las Inundaciones en la Ciudad de Córdoba, Provincia de Córdoba”. Contrato de Préstamo 1287/OC-AR.
52

Es en este punto donde las contradicciones del objetivo del Programa se ponen en evidencia y más

que interpretar en él un intento de salvaguardar la integridad física de las personas, de sus

viviendas, de una posible inundación (que efectivamente se dio en determinados lugares) se puede

pesquisar un fuerte elemento de biopoder que configura el espacio a partir de “limpieza” visual 24.

Esto implica no solo la eliminación (traslado, expulsión, desplazamiento) de los elementos

considerados nocivos, sino la transformación de ese espacio para que adquiera la imagen necesaria

para la “ciudad ideal”. En este sentido, las Ciudades Barrios exponen y expresan una distribución

espacial-corporal de exclusión y expulsión social, en tanto que el motor del traslado es desplazar

hacia los bordes lo que no encaja en el paisaje, fundando el “afuera” como un lugar marginal

excluyente quedando en el “adentro” espacios verdes recuperados, espacios limpios,

“cicatrizados”, “seguros”. ¿A dónde se fue el que se fue? A otra Ciudad (Barrio), a un nuevo nivel

de encierro: al familiar y barrial se suma el de clase (Boito, M. E. y Espoz, B., 2009).

24
Sobre el tema consultar De la Vega, C., Hernández, J (2011) “Retórica de la Emergencia”. En el artículo las autoras analizan el
carácter de emergencia que se inscribe en el “Proyecto de Emergencia para la Rehabilitación Habitacional de los Grupos
Vulnerables Afectados por las Inundaciones en la Ciudad de Córdoba, Provincia de Córdoba”, bajo el cual se desarrolla una
estrategia argumentativa que coincida con los objetivos que el BID demanda para otorgar financiamiento. El carácter de emergencia
adviene como una estrategia de control social que se legitima a partir de la necesidad de una acción urgente, mostrando un diseño
de intervención estatal de carácter focalizado, que reduce el problema de las villas y asentamientos a un problema de vivienda, que
no hace más que trasladarla geográficamente reproduciendo un carácter de exclusión.
53

Villa El tropezón

Villa El Tropezón es una comunidad que existe hace más de 50 años. Es un asentamiento sobre

terrenos fiscales que se ubica en la intersección de las Av. Cárcano y Av. Don Bosco, en la zona

oeste de la ciudad de Córdoba. Por el interior de la Villa circulaba el Canal Maestro Sur que

abastecía de riego a las antiguas quintas de la zona, y que hoy está fuera de funcionamiento . Según

censo del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia del año 2013, la villa está conformada

por 289 familias y, a pesar de su historia, hasta la actualidad los vecinos no han logrado tener los

títulos provisorios de dichos terrenos. Por lo cual son desconocidos como habitantes de esos

espacios urbanos y se ven obligados a enfrentarse con las continuas amenazas de desalojo.

El primer desalojo que sufrió Villa El Tropezón data del año 1978 a causa del Mundial de

Fútbol, con el objeto de “despejar la visual”, en el acceso al Estadio Chateau Carreras (hoy Mario

Alberto Kempes), lugar que iba a funcionar como una de las sedes de dicho mundial. Y, al estar

ubicada la villa en el trayecto del centro hacia el estadio, se tomó como medida para su oclusión,

el desalojo (Boito, E., Morales, E 2013). Posteriormente, los vecinos volverían. Sin embargo, a

30 años de la vuelta de la democracia la situación no ha cambiado, las posibilidades de desalojo se

hacen presentes, por lo que la vivencia de incertidumbre habita en la villa.


54

Desde el año 2011, se anunciaron obras de infraestructura como A. Costanera en los márgenes

del Canal Maestro Sur. Los habitantes de dichos territorios no fueron tenidos en cuenta a la hora

de planificar las obras mencionadas. Incluso los vecinos tomaron conocimiento de las obras que

se venían pensando a través de artículos periodísticos25. Mazur, E., Morales, E., Pardo, D. (2012)

a partir de un trabajo de campo consecuente a prácticas comunitarias en terreno con jóvenes,

realizaron una sistematización de lo que venía ocurriendo en la villa, a través de la cual

describieron las acciones llevadas a cabo por parte de las y los vecinos para visibilizar el conflicto,

cortes de calles, notas publicadas. Los autores destacan un clima de tensión y de sensación de

inseguridad, por parte de los habitantes de la villa que no encontraron respuesta ante sus reclamos.

El Estado avanzó con topadoras, ignorando nuevamente a las y los vecinos de dichos territorios.

Los y las jóvenes ante el miedo de que derriben el puente de cemento, su lugar de encuentro,

decidieron pasar la noche ahí.

Con las elecciones del 18 de septiembre de 2011, los trabajadores no volvieron a ingresar con

las topadoras al Tropezón, quedando el conflicto fuera de la esfera mediática. Sin embargo las

transformaciones de infraestructura no concluyeron. En el año 2013 inició la construcción del

Nudo Vial. Anteriormente, en el año 2009 GAMA S.A., empresa de Jorge Petrone, inició frente a

la Villa el mega emprendimiento ‘Alto Villasol’. Esta obra y otras relacionadas con desagües y

encauzamiento del Canal Maestro sur durante el año 2011, produjeron diferentes situaciones

traumáticas a los vecinos y vecinas de la Villa. Mientras que el mega emprendimiento inmobiliario

25
Los canales maestros tendrán su costanera”, nota publicada en diario La Voz del interior, 24 de marzo del 2011. En la misma
se mencionan que las obras darían comienzo en el mes de mayo. Disponible en: http://www.lavoz.com.ar/noticias/politica/canales-
maestros-tendran-su-costanera
Nota: Circunvalación: largan obras por 17,2 Km. para cerrar el arco oeste, explicaba el proyecto por el cual se modificarían,
entre otras, la Av. Revolución Libertadora y su continuación, Av. Cárcano, para terminar la Circunvalación. En la misma se
mencionaba: “Sección ruta 20-El Tropezón. La primera etapa incluirá las calzadas principales, los puentes, los distribuidores en el
barrio 20 de Junio y en avenida Colón y su iluminación, señalización y parquización. En la segunda etapa se pavimentarán las
colectoras y se colocará el alumbrado. La Voz del interior, 7 de julio del 2011 disponible en:
http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/circunvalacion-largan-obras-172-km-para-cerrar-arco-oeste
55

era bien recibido por otros sectores sociales26. Podemos mencionar en este punto que en la

actualidad un nuevo emprendimiento inmobiliario comienza a levantarse frente al Tropezón

contiguo a las torres GAMA27, denominado LOVE28. Este último proyecto está a cargo de la

empresa cordobesa Inverco y la porteña Go Real State.

Nuevamente aparece esta idea, de desplazar lo que no encaja con la visión armoniosa de una

ciudad en pleno desarrollo. La construcción del Nudo Vial, tuvo un fuerte impacto en la vida

cotidiana de las y los vecinos del Tropezón. Las vibraciones en el suelo consecuente con el trabajo

de las maquinas produjeron grietas en distintas viviendas, incluso la caída de otras (ver Anexo 5).

“El Nudo Vial nos arruinó la vida”29, expresaban vecinas del Tropezón frente a los procesos de

ocupación/desplazamiento que vivenciaban, los temores asociados eran incertidumbre y miedo al

derrumbe de la vivienda.

Frente a los ruidos, el polvo en suspensión y los movimientos de tierra que produjeron las

maquinarias pesadas que se usaron para la obra, los vecinos se organizan llegando a un acuerdo en

el que el Gobierno se comprometía a entregar 78 viviendas en remplazo a las que debía derribar

para la construcción del Nudo Vial seguido de la urbanización del barrio por el año 2013. De las

cuales 65 viviendas30 se construyeron a 100 metros del Tropezón al margen de la ruta frente al

26 Sobre esto consultar nota del diario la Voz del Interior titulada: “Colón arriba: de comercio a residencia” con fecha de 24 de
febrero del 2012, mencionan a los barrios cerrados en altura como “Alto villasol”, opciones habitacionales que están transformando
el sector en un lugar apto para vivir. Disponible en: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/cordoba-ciudad/colon-arriba-comercial-
residencial
27 Que comprenden el complejo cerrado “Alto Villasol” se encuentra en Av. Colón y Av. Cárcano en un predio de 5 hectáreas.

Cuenta con 8 torres en departamentos de 1, 2 y 3 dormitorios y una novena torre VIP con pisos de 400 mts2 y semipiso de 200
mts2. Dando un total del 1100 departamentos. El complejo cuenta con 40 locales comerciales, 2 canchas de tenis, spa, gimnasio,
piletas climatizadas y 1.000 cocheras.
28
El proyecto propone un desarrollo de 5 torres, alrededor de las cuales se articula Una plaza de escala distrito urbano, un paseo
comercial, oficinas, hotel, parque público. Más de 1000 viviendas, 37.700 metros cuadrados corporativos, 850 cocheras, lo que
configura un emprendimiento de 131.000 metros cuadrados de construcción distribuidos en 3 hectáreas.
29
Palabras que conforman el titular de una nota, en la que vecinas de Villa el Tropezón contaban su vivencia frente a la construcción
del nudo vial. Nota publicada en Ecos Córdoba disponible en : http://ecoscordoba.com.ar/el-nudo-vial-nos-arruino-la-vida/
30 Estas casas conforman en palabras de los vecinos el “barrio nuevo”, el cual se estructura a partir de la idea de lo que

“normalmente” se denomina barrio. Casas similares agrupadas una al lado de la otra divididas por un paredón de no más de un
metro, que marca el final y comienzo de la próxima casa. Cada vivienda cuenta con dos habitaciones un baño y una cocina comedor,
los terrenos ocupan en promedio 170 metros cuadrados .
56

Nudo Vial, mientras que las 13 restantes se construyeron sobre la Av. Santa Ana a 10 cuadras

aproximadamente. Mientras se realizó la re-localización de numerosas familias, las topadoras

borraban la huella de sus hogares y con ella una dinámica de organización barrial que se iría

dejando detrás desde primer paso en el “nuevo barrio”.

El Gobierno Provincial, a través del Ministerio de Desarrollo Social, ofreció diferentes

alternativas para las más de 230 familias restantes, sin lograr llegar a un acuerdo. Con el pasar del

tiempo, y las obras cada vez más avanzadas, los problemas se intensificaron. Ante las manifiestas

roturas en las viviendas, muchas de ellas motivadas por las propias vibraciones de las obras, los

vecinos manifestaron que el plan de mejoramiento era imposible de llevar adelante; por esto

reclamaron viviendas nuevas. Por lo cual la Comisión Vecinal firmó un acuerdo a pesar de la

resistencia a los traslados, con el Ministerio de Desarrollo Social, en el cual éste asume el

compromiso de entregar 50 viviendas de carácter social en barrio Héroes de Malvinas, tanto para

aquellas familias que se encontraban al margen del Canal Maestro Sur, como para las familias que

habitasen viviendas que ediliciamente tuvieran daños estructurales como consecuencias de las

obras. El Ministerio se comprometió asimismo a la urbanización del asentamiento. El acta se

realizó el 30 de marzo del 2015, y fue firmada por los vecinos, pero no por el Gobierno quedando

el documento olvidado en Asuntos Legales de Desarrollo Social. Se entregaron solo 35 casas en

Barrio Héroes de Malvinas/Vicor, mientras que las restantes ya habían sido destinadas, según la

respuesta que el Gobierno dio a los vecinos. Entre las 35 viviendas que se entregaron, 8 de ellas

fueron cedidas por los propios vecinos a familias que el Gobierno intentó desalojar a fines de

noviembre de 201531: las familias que habitaban los márgenes del Tropezón debían ser

31Sobre lo ocurrido ver: “Estamos más unidos que nunca” , nota publicada en Ecos Córdoba 06 de noviembre de 2015 disponible
en http://ecoscordoba.com.ar/villa-el-tropezon-estamos-mas-unidos-que-nunca/
57

relocalizadas para avanzar en la apertura de la calle Lewis. Mientras que algunas familias corrían

el riesgo de quedarse sin vivienda, otra parte de la población disfrutaría nuevos y rápidos caminos.

En el intento de desalojo participaron funcionarios públicos junto a la fuerza policial, sin ninguna

orden de desalojo, cercando los límites de la villa.

La obra el Nudo Vial El Tropezón finalizó a fines de 2015, y a pesar de ello la urbanización de

la Villa no ha cambiado. El 21 de octubre de 2016 se llevó a cabo una reunión en el Ministerio de

Desarrollo Social, con quienes están a cargo de la urbanización del Tropezón junto a las y los

vecinos. En la reunión se contó acerca del proyecto, de que el retraso de la obra era por falta de

datos que piden desde Buenos Aires, se mostraron los planos, cómo iba a hacerse la intervención

y se sostuvo que la obra iba a estar realizándose el próximo año (2017).

Es significativo en la nota de campo (ver Anexo 6) la expresión “mientras tanto”, por parte de

los actores encargados del proyecto de urbanización. En ese mientras tanto la acción no tiene

posibilidad de movimiento, queda detenida a una espera que puede durar uno o dos añitos. Espera

en que un “nosotros-dadores” se diferencia de un “ustedes-beneficiarios”, beneficiarios de un

trabajo ajeno del que son espectadores. En palabras del arquitecto “para nosotros no es nada

mejor que compartirles en qué estamos (…) si ustedes supieran todo el trabajo que están haciendo

ellas, que ustedes no tienen por qué saber; y está bien que ustedes nos critiquen, porque ustedes

no saben(…). Nosotros tenemos mucho para mostrar”, espectadores del qué, el cómo y el cuándo

de sus propias vidas. A pesar de que vemos a lo largo de la nota expresiones de las y los vecinos:

“nos hicieron”, “nos pusieron”, “nos dejaron tirados”, “nosotros quedamos atrás”, que

materializan sentires frente a la acción de otros, que los ubica como objetos movibles, estas

expresiones no son escuchadas. Podemos retomar a Bordelois (2003) en este punto, quien hace

una distinción acerca del lenguaje escuchado y el lenguaje usado. A través de este último la
58

violencia se ejerce de manera eficaz, ya que en su imitación de diálogo, reducen al silencio a

quienes supone deben ser rescatados. En la escena que presentamos a partir de la nota de campo,

no hay un diálogo abierto que dé la posibilidad de otra cosa, sino un venimos a mostrar lo que

todos soñamos y a pautar el quehacer mientras tanto.

En estos estos escenarios que hemos descrito se inscriben las vivencias de los y las jóvenes con

quienes trabajamos. Vivencias que se traman con la construcción del Nudo Vial como hemos

venido describiendo a lo largo de este apartado, construcción que se presenta en términos de “hito”

histórico, así como las vivencias asociadas a la lejanía y la sensación de desolación al vivir/haber

sido trasladados hacia una Ciudad Barrio. En el siguiente apartado nos deslizaremos sobre los

relatos de los y las jóvenes sobre sus experiencias urbanas, a partir de las cuales intentamos

aproximarnos a cómo es pensar-sentir-estar desde su vida cotidiana.


59

Análisis

Encerrados, aún más dentro del propio encierro

No podés vivir porque ya estás estigmatizado, sos un estigma de la sociedad, chomaso, feaso.

Y te pasa cuando salís de joda. Te van a agarrar el centro, te controlaron así nomás, bueno

le mostrás el documento y “sos del tropezón, ¿qué hacés por acá?”. Es Córdoba… ¿no

puedo? (Charla con los Wachos del Trope, VT: 28/08/2017)

¿Por qué hablamos de encierro? Las ciudades como hemos venido señalando han sido y siguen

siendo objeto de intervenciones orientadas a regular las acciones e interacciones entre los sujetos,

especialmente en el marco de sociedades capitalistas como las nuestras, éstas tienden a

profundizarse según el par cuerpo-clase. Por un lado el country, ciudades Gama con todo el

equipamiento necesario para disfrutar la experiencia de una ciudad única, por otro lado, las

Ciudades Barrios como solución al naufragio de sectores “vulnerables”, allí en la lejanía de todo

“adentro” de la ciudad, la Villa, oculta tras muros que conforman una maqueta disponible a otras

velocidades. Los contrastes se presentan así sin velos, las distancias de clase se observan de una

esquina a la otra, conviven, forman parte de la trama de la ciudad. Sin embargo estas distancias

que se presentan ante la mirada, se vuelven invisibles, andamos como si no existieran, lo invisible

se vuelve marca de lo visible, evidenciando procedimientos ideológicos que regulan la sensibilidad

social, y oculta allí los procesos de expulsión y desplazamiento que viven muchos caminantes de

la ciudad. En el apartado de socio segregación, trabajamos el concepto de ideología propuesto por

Žižek, para analizar los procedimientos ideológicos que intervienen en el re-ordenamiento de la

ciudad, a partir de los cuales la estructuración de clases se “naturaliza” y la pobreza aparece como

paisaje inevitable. Dirá Žižek “la lucha de clases es Real en un sentido lacaniano estricto: un

obstáculo, un intento de impedimento que hace surgir simbolizaciones siempre nuevas por medio
60

de las cuales uno intenta integrarlo y domesticarlo (…) pero que simultáneamente está condenado

al fracaso” (p. 32). Este Real que escapa al sentido retorna una y otra vez. Se transforma la villa

en la “casa de tus sueños”, la construcción de guetos urbanos no es percibida como violencia, es

un barrio con aspecto “tradicional, donde puede vivirse dignamente” pero lejos de la ciudad, ¿a

dónde? A otra ciudad, a ciudad-barrio, el retorno de lo que no se puede simbolizar vuelve con toda

su crudeza, el techo de tus sueños se trasforma en el techo de tus pesadillas, dominación y

soportabilidad de la pobreza “naturalizada”, lejos, donde no pueda verse o detrás de un muro, como

lo evidencia el Nudo Vial, también oculta pero siendo parte del paisaje. En este punto podemos

volver al Capítulo III- Historización y contextualización del contexto donde se inscribe la

experiencia, el cual nos permite pensar sobre aquellos procedimientos ideológicos que habilitan

ciertas prácticas que se sostienen a partir de fantasías que posibilitan la dominación como la

soportabilidad de los sectores subalternos.

De modo que habitar determinado contexto urbano, ya sea la Villa o la Ciudad Barrio, traza

experiencias posibles/imposibles, ciertas tradiciones, mensajes que se inscriben y que operan como

sostén y como posibilidad de producción de subjetividad. Lo que estamos diciendo es que a partir

de habitar determinados contextos sociales se va configurando una determinada forma de pensar,

de sentir, de estar, vamos así construyendo subjetividad. Esta vinculación entre contexto y

subjetividad no se da de forma estática, cerrada, sino que a partir de los usos del territorio se re-

diseña otra cartografía sobre las huellas de los andares que realizan los sujetos. Por lo que partimos

de las características particulares de la experiencia cotidiana de los jóvenes, de la manera en que

habitan la ciudad y construyen su subjetividad.

En esta sección vamos a intentar una aproximación a las experiencias urbanas de jóvenes que

habitan contextos de socio segregación particulares, para ver cómo es pensar-sentir-estar desde la
61

vida cotidiana de los y las jóvenes, respecto a ciertos núcleos o ejes de sentido -que por su

recurrencia en el trabajo de campo, por cómo los y las jóvenes hablaban de estos temas o también

al contrario, porque provocaban una interrupción en la vida cotidiana - que producen un cambio

de posición y por lo tanto hacen emerger otros sentidos pocos tematizados. Es fundamental en

nuestra construcción teórica un registro desde la experiencia sensible, es decir en los modos de

vida, como trama entre sentimientos, pensamientos y percepciones, que se vivencian y expresan

corporalmente, que son siempre singulares de cada modo de vivir, de transitar la ciudad.

“De la casa a la escuela, y de la escuela a la casa, ¿para qué más?”

A partir del trabajo de campo nos hemos detenido en el problema de la

posibilidad/imposibilidad de circular en la ciudad. Lejos está la ciudad bajo el slogan publicitario

“Córdoba me invita”32 de la página web oficial de turismo en la ciudad para los y las jóvenes con

quienes trabajamos. La invitación de Córdoba para conocerla está destinada a otro público, en

donde se ofrece conexión bajo la frase “me conecta”, haciendo referencia a las múltiples vías de

acceso y servicios de transporte para desplazarse por la ciudad, seguido del “me hospeda”

destinado a la oferta de alojamiento disponible en sus diferentes categorías y por ultimo “me

deleita” ya que en la ciudad podemos encontrar las mejores propuestas culinarias para deleitar el

paladar de quien puede acceder a la experiencia de las diferentes propuestas gastronómicas de la

ciudad. Sin embargo como dijimos anteriormente esto va más allá de la promoción de visitantes

extranjeros, hace referencia a una planificación urbana en la que participa en mayor medida el

sector privado –empresas- en su relación con el Estado.

32 Para más información consultar: http://www2.cordoba.gov.ar/turismo/.


62

Frente a esta Ciudad que se dispone como una ciudad “vendible”, a la que no se puede

“comprar” por parte de los y las jóvenes de sectores subalternos por lo cual se encuentran

excluidos; frente a tal ciudad los y las jóvenes expresan de diversas maneras la sensación de

encierro y aburrimiento ante la im/posibilidad de circular/desplazarse que se manifiesta como una

pregunta o inquietud en distintas situaciones. De modo que dicha problemática se enlaza con cierta

vivencia de encierro en su carácter literal. Que implica una fijación en el espacio, y conlleva a la

circularidad de todo adentro. Adentro cercado por marcos de encierro en los que la figura del

muro adquiere centralidad y se expresa tanto en la materialidad en la que se dispone el contexto

urbano para estos jóvenes, como en ciertas prácticas que sostienen el encierro desde diferentes

actores sociales, que vamos a reconocer en un segundo apartado y que tienen que ver con esta

idea de muros mentales. Por lo que en este apartado nos serviremos de aquellas notas de campo

que expresen esta disposición de la ciudad a la que nos hemos referido a lo largo de este trabajo

de investigación.

Desde el centro a Ciudad Barrio Villa Retiro (CBVR) solo hay una línea de colectivo, línea 53,

anteriormente denominada R5, el viaje desde el centro hasta al barrio dura aproximadamente entre

45/60 minutos. La estructura de las casas de CBVR, de la escuela, del dispensario marcan los

ritmos de un espacio/tiempo para los jóvenes que allí viven. Ritmos que se distancian de antiguas

dinámicas barriales (las de la villa), bajo el aspecto de un barrio tradicional, impuesto a través de

la política de hábitat anteriormente mencionada Mi Casa, Mi vida. Expulsados por fuera de los

límites de la ciudad de Córdoba, los jóvenes se encuentran en otra ciudad, donde tienen al alcance

todo lo “necesario” para no salir.

Entré al dispensario, eran alrededor de las 8 y media, espere en la sala de espera por S-. Mientras

me encontraba allí, una vecina se acercó con un bebé que al parecer tenía varicela, preguntó por
63

el pediatra le dijeron que no estaba, la mujer preguntó si podía esperar, le dijeron que por más

que esperara no iban a poder atenderlo, dado que ya se habían dado todos los turnos, por lo

cual no se sabía cuántos pacientes iban a estar antes que ella. La mujer se fue. En la puerta había

un cartel que decía turnos para pediatría únicamente de “8 a 9 hs”. A los pocos minutos ingresa

F- joven estudiante de cuarto año que asiste al taller de prácticas, estaba en compañía de su

novio quien tenía la cara muy hinchada, contó que tenía una infección en la muela,

lamentablemente el odontólogo no estaba los días jueves, también se fueron en silencio.(N/C

CBVR 08/10/2015)

Podemos decir que bajo esta escena se expresa un conflicto que remite a condiciones

particulares de existencia, la vecina va en el horario establecido a pedir turno sin llegar a

conseguirlo, el joven se enferma el día equivocado. Vale destacar en este punto una reflexión que

parte de un joven acerca de lo aprendido por ser pobre: no se prioriza la vida del pobre, reflexión

a la que vamos a volver. Estas particulares condiciones de existencia: la pobreza, establecen ciertas

formas de la experiencia, que remiten sin lugar a dudas a la clase. ¿Qué hace la vecina con su hijo

enfermo? ¿Qué hace el joven con la muela hinchada? Hay un centro de salud, que está, lo podemos

ver, sin embargo este se presenta como fachada, como ilusión al servicio del resguardo de la salud,

que cae al presentarse la necesidad, necesidad que hay que aguantársela, y en silencio.

Fuimos al depósito de la escuela por pinturas, contamos los tarros y caminamos junto a los y

las jóvenes hacia la salida del barrio, la pared que se iba a pintar es la que comienza a bordear

los límites de Ciudad Villa Retiro, llegando a la Av. Rancagua. Al no haber pinceles en el

depósito, pasamos por la casa de G-, que se ubicaba a 30 metros –aproximadamente- de la

escuela, a preguntarle al padre si él era quien los tenía. Los jóvenes mencionaban de forma

irónica las distancias, “re lejos está tu casa G-”, fue uno de sus comentarios.
64

Una vez frente a las paredes destinadas a los murales que ya habían sido comenzados “De la

casa a la escuela, y de la escuela a la casa, ¿para qué más?”, dice uno de los jóvenes mientras

agregaba colores a los dibujos, aquellos que se estaban empezando a delinear en los comienzos

del muro que separa al CBVR de una ferretería de gran tamaño. En aquel dibujo figuraba una

escena que representaba a la familia: una madre, un padre con sus hijos, por detrás de ellos una

casa, casa que guardaba las características de aquellas que forman las Ciudades Barrios. El

color que escogieron los jóvenes para pintar la casa fue uno solo, un naranja intenso, C-maestra

del taller de prácticas- les advierte que podían usar más, a lo que los jóvenes respondieron que

las casas del barrio son de un solo color.

El camino de la escuela hacia las paredes donde se estaba llevando a cabo la actividad no

alcanzaban las tres cuadras, jóvenes que pasaban, se acercaban tomaban un pincel y

comenzaban a pintar, niños también se presentaron. A pesar del frío en pleno octubre los y las

jóvenes parecían disfrutar aquella actividad al aire libre, en un entre la casa y la escuela. Del

lado izquierdo al mural de la familia, hay dos dibujos separados por un espacio en blanco,

ambos son la representación de una ventana, lo que cambia es lo que se presenta por detrás de

estas, no hay un paisaje diferente, lo que solo se ve en una de ella es el día, bajo el dibujo de un

gran sol con unas nubes que lo acompañan, debajo dos árboles y tres arbustos, mientras que a

su derecha la ventana próxima muestra la noche bajo un fondo negro con estrellas blancas, y

una luna grande de color naranja.

Los espacios en blanco entre cada mural son destinados para escribir alguna frase, se propone

a los y las jóvenes que pesaran alguna, M- se pregunta sobre aquella frase que le había dicho su

primo, después de pensar unos minutos dice “no hay más suerte de aquella que fabricas vos”.

Aquella frase se escribe en un cuaderno, como forma de registro para que una vez terminado
65

los murales se elija que frase escribir dentro de aquellos espacios en blanco. (N/C CVR:

08/10/15).

Los y las jóvenes expresan las distancias tan próximas, distancias que nos hablan de un trayecto

limitado “re lejos está tu casa G-” dice uno de los jóvenes de manera irónica, “de la casa a la

escuela, y de la escuela a la casa, ¿para qué más?”, se escucha decir a otro de los jóvenes mientras

pintaba en una pared una casa junto a otros, casa de un solo color. La monocromía de algo que se

presenta igual que no admite diferencias la casa de tus sueños bajo un mismo color, una ventana

en un muro cerrado con alambres en sus límites superiores. ¿Qué hay detrás de esa ventana?

¿Cómo abrir una ventana en un muro, desde la imaginación, con la pura voluntad de fabricar la

propia suerte? Voluntad que evidencia la huella de un trabajo ideológico con énfasis en la
66

competencia, en la meritocracia33, como fantasía que hace posible sostener un cotidiano. Vemos

en la fotografía la frase que se decidió escribir: “soñar para vivir, de eso se trata de soñar para

seguir”, suturando la conflictividad que se inscribe en la corporalidad de los y las jóvenes,

haciendo soportable el espacio de lejura y desolación que conforma la materialidad de las Ciudades

Barrios.

Para llegar a Villa El Tropezón (VT), hay dos líneas de colectivos: línea 45 y línea 70. El

trayecto desde el centro, Plaza San Martín hasta la parada es de unos 45 minutos aproximadamente.

El colectivo para frente a Wal-Mart por Av. Colon 6501. Anteriormente no existía el complejo

habitacional Gama, tampoco el Nudo Vial. Cuando estas obras concluyeron no se pensó ni siquiera

en un semáforo, tampoco en pasarelas para poder pasar de un extremo al otro de la calle al inicio

de la autopista pensada solo para la circulación a grandes velocidades. Incluso para mucho de los

jóvenes que viven en VT - como expresa uno de ellos anteriormente citado- el antiguo camino

para ir a la escuela dejó de existir, una estructura de grandes dimensiones tomó su lugar.

Sobre esto relata uno de los jóvenes perteneciente al grupo Los Wachos del Trope, en el

programa de radio “utopías” que se emite por radio La Ranchada.

-¿Cómo surge la idea de ese mural?, ¿cómo surgen los Wachos del trope?, y ¿por qué no otra

cosa?- agrega la locutora.

- ¿Y hacia dónde van también?, ¿qué es utópicamente lo que ustedes quieren?- interrumpe el

locutor.

- Sí, eso, volvamos a la utopía que es este colectivo maravilloso de muralistas de la Villa El

Tropezón que se formó de la siguiente manera, teníamos una idea, o sea, veníamos atravesando

33Comprendemos a esta como el esfuerzo/merito en el que se inscribe un sistema de valores que organiza la atribución de premios
y castigos en torno a una idea de voluntad a partir del esfuerzo de cada uno de los individuos para “ascender” en la escala social.
67

muchos cambios en nuestra comunidad, porque se venía realizando el Nudo Vial El Tropezón,

creo que la mayoría de la gente conoce, fue una inversión inmobiliaria, bah no sé si una

inversión inmobiliaria, sí, creo que sí, o sea era una modernización, todo para conectar a Carlos

Paz y Córdoba Capital, mucho más rápido, además estaba en plena campaña presidencial el ex

gobernador de la Provincia de Córdoba, José Manuel de la Sota- dice E. (N/C radio la Ranchada

28/04/2017).

En el Encuentro de Prácticas Comunitarias de Salud del año 2016, el grupo de jóvenes Los

Wachos del Trope se presentaron para contar sobre el trabajo de murales que vienen realizando, y

hablaron de cómo vivenciaron aquellas transformaciones que dieron lugar en su realidad más

cercana.

E- comienza a hablar “Hay una anécdota que siempre la digo. Las torres de Gama, ese predio

de Gama gigante era un basural, yo cuando fui a vivir al tropezón hace como 8 años más o

menos, era todo… se enterraba basura y de un día para el otro ¡pum! Re moderno al toque

levantaron… la basura… la basura estética… y bueno justamente yo para no ser aparato de

propaganda del señor Petrone le llamé en el mural Gamma, con dos M, cosa que después no

vengan y digan por qué están usando nuestro nombre. Mientras habla muestra una foto. Foto

del primer mural que hicieron los jóvenes. Este mural surge como forma de resistencia ante los

desalojos, con la consigna del “El Trope no se va”, frase que se aprecia en la copa del árbol,

junto a la sombra de los jóvenes. Mural como instantánea desde adentro de la Villa, la mirada

de los jóvenes inscriptas en aquellos trazos. Del lado izquierdo Las torres Gama se levantan, un

muro gris las acompaña el Nudo Vial, entre tonalidades grises parecen perderse uno con el

otro, la diferencia es el nombre de las torres, Gamma, con dos M como bien relata E y de los

mismos colores publicitarios rojo y blanco. Bajo éstas una bota negra de gran tamaño que quiere
68

aplastar unas sombras, sombras de jóvenes que se resisten. Del lado derecho los jóvenes, miran

aquel paisaje bajo las sombras de los árboles entre tonalidades cálidas, lo que resalta es una

hoja de marihuana que parece incendiarse ya que la recorre una llamarada en tonalidades rojas.

Luego de mostrar la foto el joven continua: “Cuando empezaron las máquinas a trabajar el

Nudo porque tenían que entregar la obra, laburaban como hasta las 5 de la mañana, o sea,

explotaban laboralmente a la gente que estaba trabajando en el Nudo, una cosa que te vibraba

la casa, o sea no podías dormir y si dormías, dormías así – comienza a mover el cuerpo en un

movimiento de vibración- una de esas terminaba la cama en la cocina –risas-, porque era una

vibración insoportable” (N/C Villa Carlos Paz 26/11/2016).

Los jóvenes se encuentran en la esquina, o en la entrada a la villa por Av. Don Bosco, están en

ronda hablan entre ellos, es muy escasa la presencia de mujeres allí. Cuando nos encontramos en

aquellos puntos, caminamos adentro de la villa, ahí donde esta aquel mural, conversamos, mientras
69

se van armando algunas actividades posibles, a veces solo se vuelve un espacio para hacer catarsis,

los jóvenes nos cuentan sobre sus inquietudes, sobre los “mocos” de fin de semana, a veces solo

intercambiamos mates entre un denso silencio, que se rompe por un chiste, por una propuesta de

jugar al metegol, por un pregunta sobre qué vamos a hacer, por un vino con pritty.

Sentados en los troncos en una suerte de primera fila al mural comenzaron a circular los mates.

Aquella tarde comenzamos a hablar junto a los jóvenes sobre intervenciones posibles en la

marcha de la gorra. Aquel día se encontraban E- y A-. Como una de las propuestas que había

surgido fue la de armar esténciles, llevé radiografías, una de ellas estaba intervenida. Era una

radiografía de perfil de la parte del rostro, por lo que la radiografía mostraba un cráneo y el

comienzo de las vértebras, las líneas que forman aquella figura estaban cortadas. E- toma

aquella radiografía y la puso a contra luz del sol, la calavera se dibujaba por los rayos del sol

en el piso del callejón. “Sácame una foto de perfil que se proyecte la calavera”. En aquel

momento dos jóvenes se aceraron, al ver que se estaban haciendo algunas tomas fotográficas,

se detuvieron, ellos también querían ser fotografiados, ya que se pusieron alrededor de la

cámara y pedían a la fotógrafa que les sacara una foto. También con la radiografía como lo

estaba haciendo E- , terminadas las fotografías se fueron. Volvían a pasar cada tanto pero esta

vez no caminando, sino en una moto, parecían dar vueltas a la villa porque pasaron más de una

vez alrededor nuestro sin detenerse. Las interacciones ocurren así, al paso, unos minutos, los

jóvenes van y vienen, algunos deciden quedarse otros no. ¿Por qué vienen? Se les pregunta a

los jóvenes M- contesta “y porque no hay nada que hacer” a lo que propone ir a jugar al

metegol, “tomar mates es de paisano, ustedes son todos paisanos” (N/C VT 28/10/2016)

Tomamos las expresiones que los jóvenes manifiestan “de la casa a la escuela, y de la escuela

a la casa, ¿para qué más?”, “y venimos, porque no hay nada que hacer”, “re lejos está tu casa
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G-”, como expresiones que se traducen en aburrimiento y que remarcan la circularidad de todo

adentro como aquella que se ve en las vueltas que los jóvenes dan en moto en la misma villa o tras

la ventana que forma el mural descrito en la primer cita de campo, en la que el paisaje siempre es

el mismo, la diferencia es el telón de fondo que se inscribe bajo el día y la noche. Decimos que

hay sentimientos de encierro, estos se expresan en prácticas como en expresiones que los mismos

jóvenes relatan, ya no se puede pasar a la escuela hay algo que obstaculiza el paso, pintan una

ventana en una pared, porque se aburren, porque no hay nada que hacer. Es interesante ver cómo

la obra, es este caso la construcción del Nudo se asocia a cierta modernización “y de un día para

el otro ¡pum! Re moderno al toque levantaron… la basura… la basura estética” asociada a la

velocidad. Que el joven nombra como una “inversión inmobiliaria” sobre la que titubea,

repensando esta cuestión de quién lo hizo el Estado o una empresa, ya que advierte “además estaba

en plena campaña presidencial el ex gobernador de la provincia de Córdoba, José Manuel De la

Sota”. Pero está claro desde su punto de vista por qué y para quiénes se hizo el Nudo “conectar a

Carlos Paz y Córdoba Capital, mucho más rápido”.

En esta circularidad la figura del muro adquiere centralidad, CVRT ante muros y en la lejanía

por fuera del arco de circunvalación, VT oculto tras un muro del que es difícil salir. En este punto

podemos reflexionar también sobre la percepción y el color. Mientras que en la Ciudad Barrio las

casas aparecen todas del mismo color, en la villa que plasman los jóvenes en el muro resaltan los

colores cálidos, en contraste con los grises oscuros de las torres, de la bota policial del Nudo vial.

Monocromía de la que los jóvenes rajan/ rasgan a través de esos colores cálidos que se presentan

desde la villa, desafiando la mirada que se construye desde el “afuera” asociado a la oscuridad,

oscuridad que se aúna a cierto imaginario de peligrosidad/conflictividad.


71

Fotografía de Esteban Morales.

De lo dicho hasta aquí caracterizamos la segregación urbana como evidencia de una violencia

particularmente cruel sobre los cuerpos de los y las jóvenes de sectores subalternos, violencia que

parece haber perdido poder para producir espanto e indignación por una buena parte de la sociedad.

Esta segregación urbana no se da solo por la materialidad en la que se expresa la ciudad, sino

también a partir de diversas prácticas que se dan en lo cotidiano en la que participan diversos

actores, algunos amparados bajo cierta institucionalidad. De modo que en el siguiente aparato

desarrollaremos algunas prácticas que sostienen y a la vez refuerzan el encierro.


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Cercamientos respecto al cuerpo

El muro del Nudo Vial oculta a las y los jóvenes de la Villa El Tropezón del paisaje de la ciudad,

detenidos en un tiempo en suspensión frente al constante zumbido de velocidades ajenas de los

numerosos autos que pasan sin pausas, los y las jóvenes quedan fijados en un espacio/tiempo otro.

Esta fijación se refuerza a través de políticas de la mirada, en el que la Policía se presenta como

actor social de fuerte presencia y relevancia en la interacción de los y las jóvenes, que los detiene

arbitrariamente, marcando y limitando sus posibilidades sentidas de circulación, que en palabras

de Reguillo (2007) se encarga de administrar las pasiones, con el objetivo de modular

sentimientos colectivos como puede ser el miedo, para evitar que emerja el conflicto y rompa así

con la imagen armoniosa de una ciudad en pleno desarrollo.

Llegamos por Av. Colon, cruzamos el baldío, y vemos al comienzo de la Villa en la verada

sobre Av. Don Bosco. Tres jóvenes, mirando sus teléfonos. Nos acercamos a saludarlos, ¿qué

andan haciendo? Pregunta E-. Uno de ellos nos cuenta que desde ahí puede usar el wifi de

Piedritas (corralón vecino), los invitamos a ir hacia el lado del mural para conversar un poco

“más tarde nos damos una vuelta” contestaron. Comenzamos a caminar hacia el pasillo del

medio, lugar de encuentro con los jóvenes. La música sonaba desde dos casas, niños jugando al

futbol en una de las calles. Mientras que en la callecita había muchos escombros. Cuando

estábamos por sentarnos en los troncos frente al mural un joven sale corriendo “se lo quieren

llevar”-dice a los gritos. Seguimos sus pasos hasta los límites de la villa por la Av. Don Bosco.

Sobre la vereda dos camionetas de la policía, junto a seis uniformados, mantenían inmovilizados

a tres jóvenes. Los jóvenes se encontraban mirando al piso con sus brazos estrechamente

situados contra los móviles policiales. A las preguntas por los motivos del operativo, se escuchó

“solo control”. Los padres llegaron corriendo “tengo que salir a las apuradas, sino se lo
73

llevan”-dijo una de las madres, luego de recuperar el aliento. Estuvimos diez minutos mirando

la situación, inmóviles. Mientras los policías se alejaban lentamente, los padres mandaron a los

jóvenes a “guardarse” (N/C VT: 12/08/2016).

¿Cuáles son los elementos que determinan la situación mencionada o qué prevalece como

variable de explicación? ¿Se trata de la criminalización de la pobreza? ¿Cómo desnaturalizarla?

¡Todos tenemos los mismos derechos! Hay que hacerlos valer. Estas narraciones son válidas a la

hora de pensar junto a los jóvenes sobre estas dinámicas de violencia. Sin embargo este gesto

desnaturalizador es impulsado por quienes (en su mayoría) no viven en los barrios, el punto de

partida es la percepción externa, y ahí caemos en reproducir jerarquías esta vez desde lo perceptivo,

en una suerte de yo veo mejor que vos, borrando las potencialidades de quienes

viven/experimentan/transitan las calles del barrio ¿Qué formas encuentran los y las jóvenes que

habitan contextos de socio segregación como defensa a esta violencia? ¿Hay otras cuestiones de

fondo? ¿La valorización de la vida mula? Aquella que busca re-encauzar, re-educar, volver dócil

y productiva a una vida que se la piensa ociosa, vidas que escapan a los discursos que intentan

otorgarles un destino a estos jóvenes “que ni estudian, ni trabajan” (Barttollotta, L.; Sarrais Alier,

G.; Gago, I. 2014). La vida mula es una categoría que se trabaja en el libro ¿Quién lleva la gorra?

del Colectivo Juguetes Perdidos, término que surge a la hora de pensar los modos de vida

contemporáneos que se desarrollan en lo que llaman “nuevos barrios” del conurbano bonaerense,

a partir de un trabajo de campo con jóvenes de sectores subalternos. Cómo funciona el movimiento

entero en el que las vidas se inscriben, es decir su continuum. Continuum, como movimiento en el

que la vida se despliega, códigos morales, la vida familiar, el trabajo, imágenes sociales

disponibles podemos detenernos ante este continuum y mirar ciertas instantáneas-escenas que

conformar aquella película en que este se despliega, como un rodaje que no admite pausas. Abuso
74

policial en la villa, saltas a otra escena pibes en el barrio Nueva Córdoba fumando un porro bajo

la sombra en el parque de las Tejas, marcha por Av. Gral. Paz, de los ventanales de los bares la

gente mira indiferente. La vida mula es el nombre de aquel continuum en el que la película de la

vida se proyecta, que incluye estudiar, laburar, pero también engorrarse- como gesto que lleva a

un segundo momento: hacerse cargo del desorden que rasga el continuum- también consumir,

mantener a flote un cotidiano. Continuum que necesita de energía para mantenerse y llegar al fin

del día. La precariedad no es un estado de crisis, no es algo pasajero, provisorio, es el campo donde

este juego transcurre, es la constante de todos los elementos que se necesitan para vivir, para hacer

andar ese continuum. Sin embargo este continuum no es algo cerrado, estático y sin fugas, hay

desvíos posibles: rajes. Hay que detenerse en cada desvío posible que dé un corte a esos flujos del

continuum y ver si hay raje creativo o no. Volvamos a la escena anterior, cuerpos de jóvenes

aquietados, tomados, imposibilitados de su capacidad de acción, de su movilidad, incluso dentro

de los límites de la villa se encuentra con aquellas sombras azules, sobras que están ahí (siempre)

para ellos. El sentimiento de impotencia atraviesa la escena “estuvimos diez minutos mirando la

situación, inmóviles” seguido de la resignación “los padres mandaron a los jóvenes a guardarse”.

El continuum, dado por el engorrarse, como gesto y movimiento, un hacerse cargo del desorden

pero en un segundo acto, el primero es leer la situación como riesgo. “Tengo que salir a las

apuradas, sino se lo llevan” dijo una de las madres de los jóvenes , impunidad, impotencia, miedo.

Emociones que volviendo a Scribano (2008) operan como mecanismos de soportabilidad social y

dispositivos de regulación de las sensaciones en tanto coagulan las posibilidades de acción, tanto

individual como colectiva e imponen las vivencias de un mundo naturalmente inmutable, los

jóvenes no tienen que estar en la vereda haciendo nada.


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Desde la Villa fuimos junto a los jóvenes hacia los límites del Nudo Vial, para hacer una toma

fotográfica. Los jóvenes llevaron consigo los tarros de pinturas. Frente al muro comenzaron a

trazar sus nombres, a salpicar la pintura contra la pared. Las bocinas de los autos no tardaron

en llegar, pero se perdían en el ruido de las velocidades. Un auto comenzó a disminuir la

velocidad, se detiene en frente, “dejen de ensuciar, sucios”, dijo la voz del conductor, mientras

con su teléfono celular registraba la escena. “no estamos haciendo nada” respondió uno de los

jóvenes, mientras que levantaban las manos. El auto no se marchaba, comenzó a avanzar a paso

lento sobre la banquina, deteniéndose unos metros adelante con las balizas puestas. Los jóvenes

empezaron a murmurar “seguro es un cobani34”, tomaron las pinturas, y nos fuimos juntos a

pasos veloces hacia adentro de la villa. Los sucios tenían que volver a su lugar: la villa, ahí

donde el Nudo los tapa, ahí donde no se ven, ahí donde su presencia no incomoda (N/C VR:

02/12/2016).

Hay un señalamiento de aquel cuerpo que se presenta en ese espacio “un auto comenzó a

disminuir la velocidad, se detuvo frente, dejen de ensuciar, sucios, dijo la voz del conductor”, ¿qué

quiere marcar bajo el enunciado dejen de ensuciar, sucios? Lo que está evidenciando son las

distancias deseables dentro de una ciudad socio-segregada por clase, denuncia esa transgresión:

¿Que hacen los cuerpos-jóvenes-sucios fuera de la villa? No es solo el cuerpo policial es el que

fija a los jóvenes a los lugares en los que tienen que estar (y no salir). Sino también el “engorrarse”

de la gente en términos que plantea el Colectivo Juguetes Perdidos. Ser protagonista de ese gesto

–engorrarse- está al alcance de todos, no depende de una decisión particularmente sino que

34 Según varios diccionarios de lunfardo, cobani significaba guardiacárcel en sus orígenes. Haciendo referencia al “abanico” de
llaves que llevan en el cinturón. Actualmente también se refiere como cobani a cualquier integrante de fuerzas de seguridad .
76

comprende un gesto –veloz- y un movimiento de hacerse cargo del desborde (Barttollotta et. al.,

2014). También podemos reflexionar sobre la exposición a la vigilancia que aparece muy

incorporada, ante la mirada enjuiciadora de otro, un joven levanta las manos “no estamos haciendo

nada”, gesto que se repite ante el encuentro con la Policía pero que podemos asociar a otros gestos

como en el cuidado del nombre Gama, con dos M, cuidado de que no los vayan a acusar de usar

su nombre en vano, cómo en el mandamiento.

Los jóvenes de sectores subalternos cuentan con un solo día del año para atravesar el centro

tranquilos sin la mirada de otro -acuciante, aleccionador-, día en el que se realiza la Marcha de la

Gorra35. Sobre esto un joven del grupo los Wachos del Trope dice:

“…A nosotros como jóvenes, que nos sentimos tocados, por eso vinimos a la marcha, o sea

fuimos a la marcha, esta vez como organización de los Wachos del Trope, a decir un poco

nuestro mensaje, porque venimos y bueno con el esténcil le dejamos un mensaje algo así, porque

nosotros sufrimos una cuestión que en la cotidianeidad de nuestros días o sea nosotros no

podemos estar en la calle, porque va a pasar el patrullero no importa como estés vos te va a

empezar a joder-expresión que se acompaña con un juego de manos, en el que la mano derecha

golpea con firmeza la izquierda extendida de manera horizontal, como una señal de reto- a

romper las pelotas, te va a manosear –hace un gesto palpándose el cuerpo- todo, te podés

imaginar, y todo porque en tu DNI, en tu tarjeta de DNI tenés domicilio: Villa El Tropezón, o

sea de una vez por todas yo estoy harto, me duele una banda, o sea que no sea derribado el

estereotipo de negros de mierda, dejame ser negro si quiero ser negro ¿qué onda?, yo no te digo

nada hipster, yo no te digo nada cheto, ¿qué onda? Loco rompamos esos estereotipos de mierda,

35 Marcha que lleva realizándose hace diez años en la Ciudad de Córdoba, como denuncia ante la represión del Estado, la brutalidad
policial hacia los sectores subalternos, el gatillo fácil y el código de convivencia. Para más información consultar:
https://colectivoinvestigadormdg.wordpress.com.
77

que son implantados por la gente burguesa, porque es así, no sé, eso me molesta una banda,

que nos dejen caminar tranquilos por la calle, no puede ser que… tenemos un solo día, la marcha

de la gorra, para poder salir a caminar al centro sin que te estén molestando o sea, ¿qué onda?

O sea, pongamos “unidos todos” para bailar, para ranchar, pero también para apoyar estas

cuestiones…” (N/C Villa Carlos Paz: 26/11/2016)

La Policía dijimos está -siempre- presente para hostigar perseguir detener a los jóvenes de

sectores subalternos. Los jóvenes se refieren constantemente a ellos en sus relatos. En la escena

antes descripta, si los padres no corrían a ver qué pasaba se los llevaban. En la villa siempre están

patrullando o apostados en la esquina. Sin embargo no es el único actor que se engorra. ¿Qué nos

dice este joven? Él habla de derribar los estereotipos, que permiten el continuum de ciertas

prácticas, “o sea, pongamos unidos todos para bailar, para ranchar, pero también para apoyar

estas cuestiones”, nos interpela, nos invita a mirar el telón de fondo donde esta repetición del

continuum se proyecta y en la que intervienen otros elementos que remiten al plano sensible sobre

el que la violencia se despliega “yo estoy harto, me duele una banda o sea que no sea derribado

el estereotipo de negros de mierda, dejame ser negro si quiero ser negro ¿qué onda?”. Volvamos

a la escena anterior. ¿Qué es lo que desborda en esta instantánea-escena en la que el continuum se

proyecta y que lleva un sujeto -el conductor del auto- a engorrarse? ¿Qué aparece ante la mirada

que irrumpe el paisaje de las velocidades sin pausas? Jóvenes de sectores subalternos, jóvenes

sucios, la piel como signo que separa, aísla y segrega.

En este punto podemos preguntarnos, ¿cómo se organiza la movilidad/circulación en la ciudad

de Córdoba? ¿Cómo se organiza la ciudad, qué formas habilita para estar juntos para estar

separados? El Nudo Vial se presenta así como materialidad que impone y limita, como estrategia

en un sentido decerteano, que separa y oculta, estrategia donde las posibilidades de


78

circulación/movilidad están marcadas por una política de los cuerpos que segrega por clase,

política que traspasa la materialidad del muro, ya que estas paredes se refuerzan a partir de un otro

que mira desde afuera, que bien puede tomar cuerpo bajo la figura del ciudadano, que al ver algo

que irrumpe en su camino, en el caso de la nota citada jóvenes marcando una pared, se detiene, se

enoja, denuncia, se engorra, ordena o puede tomar cuerpo bajo la figura policial, figura del paisaje

omnipresente, los mismos jóvenes pensaron que el hombre que se detuvo para mandarlos a los

límites de la villa era un cobani. Esta figura está presente incluso cuando no hay un desplazamiento

de los cuerpos, como se expresa en la detención de los jóvenes que citamos anteriormente desde

el trabajo de campo, ellos se encontraban sentados sobre la vereda, en un punto estratégico a partir

del cual reciben señal del wifi de Piedritas36.

“Sabés qué pasa (señala, al paso que habla, la ventanas vidriadas de Piedritas, son grandes

ventanales espejados donde podés ver-desde adentro sin ser visto-desde afuera) desde la

ventana de Piedritas se ve todo, entonces el encargado mira desde allá, ve que están los

chicos acá y piensa que les van a robar, entonces llaman a la Policía, porque han robado a

los clientes, están robando mucho en el barrio” dice una de las tías de los jóvenes. (N/C VT:

12/08/2016)

La mirada desde afuera ubica a los cuerpos, cuerpos jóvenes de sectores subalternos en los

diferentes escenarios a partir de una deseable distribución espacial (por clase) que ocluye sus

movimientos/desplazamientos. Ahora bien, ¿qué pasa con esos cuerpos fijados, inamovibles,

amputados de sus capacidades de acción?

36
Pequeña empresa de servicios proveedora de materiales para la construcción, se ubica frente a la Villa el Tropezón, los divide la
Av. Don Bosco
79

Los jóvenes desde la esquina nos ven llegar, se acercan nos saludan, miren, miren lo que hicimos

no dejan de repetir, nos señalan el piso bajo nuestros pies, sus nombres estaban escritos sobre

la Av. Don Bosco “nos pusimos a pintar anoche a oscuras, no veíamos nada, no sabíamos que

la pintura era tan clara”. Al ser la pintura clara se perdía con el gris del asfalto. También nos

señalan el Nudo. Los jóvenes habían dejado una marca en el Nudo Vial con sus nombres,

escritos varias veces, algunos con una letra más grande, otros con letras más chicas, desde la

villa se alcanzaban a distinguir aquellos nombres y también una frase: muerte a la yuta. Frase

que se presenta como fija en los muros que rodean a estos jóvenes. (N/C Villa el Tropezón:

08/04/2016).

Foto recuperada de la muestra “Villeros Espaciales”, de los Wachos del Trope.


80

Desde la plaza en CBVR contigua al dispensario se veían algunos murales a medio terminar,

en los primeros paredones que rodean a la Ciudad barrio del lado izquierdo, junto a estos

murales una frase que decía “soñar para vivir de eso se trata, de soñar para seguir”, mientras

que en la pared contigua otra frase se veía con letras mucho más grandes “muerte a la yuta,

chino”. (N/C CBVR: 22/10/2015)

Bajo la frase Muerte a la yuta, se materializa el odio a ese control a cielo abierto, que los vuelve

sujetos-objetos de los abusos, las detenciones, las burlas, violencias que los vuelven un cuerpo a

disposición de ese otro. Frente a la pregunta sobre el hostigamiento policial, la forma de violencia

en que éste se manifestaba un joven responde:


81

“… depende, a ver cómo te puedo decir, cómo se encuentre el cobani, el estado del sujeto, a

veces… muchas veces vienen muy subidos37 y eso es otra cuestión porque viene una avalancha

de palabras, o sea que aparte de dañarte psicológicamente, es como lo notas, o sea a esa -

como por así decirlo esa represión-”. (N/C Radio la Ranchada: 28/04/2017)

Los operativos “de control” no solo recaen en una dimensión represiva, sino en estrategias

productivas de poder, hay un hacer sobre los cuerpos de estos jóvenes que va dibujando un

horizonte de lo posible, horizonte desde un marco de disciplinamiento moral que deja por fuera

otras cosas. Toda circulación por fuera de los espacios cerrados, el espacio cerrado de la villa, de

la ciudad barrio es motivo de desconfianza y detención. Estas dinámicas son recurrentes en la

experiencia de los jóvenes, “te van a agarrar el centro, te controlaron así nomás, bueno le mostrás

el documento y “sos del Tropezón, ¿qué hacés por acá?” es Córdoba… ¿no puedo?”.

En el apartado servicio a cielo abierto, del libro ¿Quién lleva la gorra? se describen situaciones

similares que vivencian los jóvenes que habitan los barrios del conurbano bonaerense, si bien en

sus barrios quien controla/disciplina/hostiga es Gendarmería, quienes dejan de custodiar las

fronteras para adentrarse a otras, esas en las que se piensan estos barrios, barrios –en nuestro caso

la villa y la Ciudad Barrio- como guetos hacia afuera y como cuartel hacia adentro. Desde los

cuales Gendarmería/la Policía retira a los jóvenes de las esquinas, del centro, de la calle, ya que

estos jóvenes tienen que estar en la casa o en el trabajo o en la escuela. Volvamos al relato de uno

de los jóvenes “Nosotros sufrimos una cuestión, que en la cotidianeidad de nuestros días nosotros

no podemos estar en la calle sentados porque va a pasar el patrullero no importa cómo estés vos,

te va a empezar a joder... me duele una banda, o sea que no sea derribado el estereotipo de negros

37 Cabe aclarar que dicha expresión se refiere a que están bajo el efecto de alguna droga.
82

de mierda, dejame ser negro si quiero ser negro ¿qué onda?” Aparece la imagen del pobre

asociado a la figura de negro de mierda; malvivientes leemos y escuchamos sin cesar en los

artículos periodísticos, en los canales de televisión, que hay que controlar, que hay que educar.

Nuevamente la mirada, mirada de un otro que va estructurando cierta imagen a partir de la cual se

construyen sensaciones sobre el “sí mismo”, “déjame ser negro si quiero ser negro” y sobre los

“otros” “yo no te digo nada cheto, yo no te digo nada hipster”. De modo que es interesante hacer

referencia a estas dinámicas que se presentan de manera recurrente en la experiencia de los y las

jóvenes, y que nos ayudan a comprender más complejamente la trama en la que se configuran las

subjetividades de estos jóvenes.

Ahora bien esta relación que se presente entre los jóvenes y el cuerpo policial, encuentra en su

profundidad ciertos pliegues que hacen que en el horizonte de lo posible se inscriba: un terminar

siendo gendarme.

N- dice que el próximo año (sería su último año) deja la escuela: “el año que viene me voy a

Gendarmería”. El padre tenía contactos para hacerlo entrar, contó que su primo había ido

pero no había durado mucho, “se fue por cagón” concluye (N/C CVRT, 05/11/2015).

En el último día de taller de prácticas, incursionando junto a los jóvenes sobre la técnica de

macramé, comenzamos a conversar, el tema de conversación giraba en torno en qué iban a

hacer una vez concluida la escuela, voces adultas insistían (mucho) en los estudios de los

jóvenes, solo una de las jóvenes contaba que se había inscripto en la UNC para estudiar

enfermería, mientras que los jóvenes varones en su mayoría decían que si no les iba bien en

el fútbol (“jugando a la pelota”), iban a entrar a Gendarmería. (N/C CVRT, 03/12/2015).

Dos destinos en el horizonte de lo posible son nombrados por los jóvenes. No hay, o al menos

no se expresa la posibilidad de pensarse por fuera del que se habita: o sos jugador de fútbol (porque
83

“los mejores salen de la villa”) o sos gendarme, a pesar del horror que viven en su cotidianeidad

los jóvenes de sectores subalternos en su encuentro con el cuerpo policial, dos vías de movimiento

en contextos de encierro.

Si los jóvenes saben de los encuentros con el cuerpo policía, y de las marcas que habilita, marcas

que dejan huella en sus cuerpos, las jóvenes tienen información sensible y corporal de otras

violencias, esas que suceden puertas adentro.

N- termina el mate, después de un silencio dice “está por salir el padre [de la cárcel]”, frase

que acompaña con una mirada hacia su hermana menor, quien jugaba con un espejo en el pasillo

de la villa. “Mi viejo, creo que también está por salir esta semana” agrega E- sumergiéndose

en un silencio difícil de atravesar (N/C VT: 19/05/2017).

Entre mates A- nos cuenta que su ex pareja había salido de la cárcel. Que tenía miedo de

encontrárselo en los lugares en los que frecuenta salir a bailar. Cuenta que el año pasado habían

tenido una pelea en el Patio Olmos (shopping céntrico), él le produce unos cortes en las

muñecas, de modo que ella sale corriendo a buscar un policía. La Policía se llevó a los dos

detenidos. Él quedó detenido seis meses. También cuenta que está buscando abogados porque

él me quiere manchar a mí, dice que yo me corte sola, quiere el botón anti pánico pero aún no

consigue encontrarse con la trabajadora social para que se lo tramite y le enseñe cómo usarlo

(N/C VT:01/07/2016).

Las jóvenes se acercan por instantes fugaces, cuentan sobre el rumbo que va tomando sus vidas,

se descargan de alguna bronca de la semana, se ríen, se preparan para el baile, saben de talleres de

oficio: marroquinería, peluquería, pastelería lugares que se presentan como destinos posibles de

habitar, a pocos pasos de donde viven. Saben del cuidado de sus hermanos y hermanas más chicas,

no importa la distancia de edades, a veces tan próximas. Las jóvenes son protagonistas de la trama
84

urbana, madres, hermanas, vecinas, objetos de deseo que puede dotar de sentido a conflictos entre

los jóvenes donde se pone en juego el aguante barrial, y donde amistades pueden desencontrarse.

La presencia las jóvenes en el espacio del proyecto mural es casi nula, por lo general son jóvenes

varones los que habitan ese espacio. Mientras los jóvenes pintan las paredes, su cuerpo se

desplazan por los muros (y otros) de la Villa, las jóvenes se juntan en Villa el Sauce en el marco

de un taller para laburar problemáticas relacionadas a violencia de género. Podríamos pensar en

este punto siguiendo a Espoz (2013) en ciertas máscaras identitarias que se configuran en el

binomio hombre-mujer, y que dan cuenta de las posibilidades de decir y el hacer de los agentes en

relación a sus vivencias ubicadas socio-espacialmente. Talleres de oficios destinados para las

jóvenes de barrios subalternos, los mismos se presentan tanto en Villa El Tropezón como en

Ciudad Barrio Villa Retiro, talleres que no escapan a los lugares presentados como destinos

inevitables para los cuerpos, cuerpos de mujeres jóvenes. Talleres de violencia de género, talleres

de educación sexual “integral”. Cuando se le pregunta a los y las jóvenes sobre qué temas les

gustaría hablar, cuáles son aquellos temas que los inquietan, el silencio se hace presente, ese que

dice sin decir, porque el cuerpo también nos habla incluso desde el silencio, sin embargo ante este

se presenta la ansiedad de los adultos por frenar ese hueco, líneas de sentido, de caminos posibles,

son pensadas desde una mirada que se supone es la de los propios jóvenes. No hay un detenerse a

pensar sobre ese silencio, una pausa que permita una espera para que algo de ese decir, que les

pertenece, se haga presente. El joven tiene que hablar, decir, tomar la palabra, y si no es así aparece

un saber normativo que se pronuncia dese un lugar (otro), que obtura las vías por las que se

encausan sus deseos.

Al llegar al taller los jóvenes dijeron que no iban a estar mucho tiempo, el horario se superponía

con gimnasia sin embargo permanecieron la hora del taller, caminando sobre el espacio,
85

escuchando música, a pesar de los llamados de atención ante esa manera de estar. Como fin de

año no tardaba en llegar, las actividades para aquel día eran armar un calendario junto a los

jóvenes que diera cuenta de las últimas actividades del año. Quedó así destinado el 26 de

noviembre para que las estudiantes de trabajo social realicen un taller; quienes por momentos

se volvían hacia los jóvenes preguntando de qué les gustaría que se tratase, qué les gustaría

hacer. Nadie respondía, ¿les gustaría que habláramos de la violencia en el noviazgo? O ¿de

educación sexual? Un no sé, volvía a esas preguntas. ¿Chicos, no tienen alguna inquietud con

respecto a estos temas? Insistían. ¿Les parece que hagamos algo de educación sexual? “Si

puede ser”… “Bueno hagan de eso” dándole un fin a las preguntas, concluyendo el cierre del

taller (N/C CVRT 05/11/2015).

Hay que cumplir una formalidad de preguntas y que sea participativo, aunque para los/las

jóvenes todo da igual, todo la lo mismo, en un tiempo siempre de espera/detenimiento, para quien

allí habita. Aunque dé lo mismo, no parece haber otros temas de los cuales hablar o quizás no los

escuchamos, queremos amoldarlos a nuestro lenguaje. Lo importante es que vayan (y participen),

escuchar música “para llamar la atención” pasa por otro lado, otro registro. De modo que los y las

jóvenes se presentan como espectadores de un espacio que quieren habitar pero desde otro lugar,

hay una tensión que se arma y desarma en las relaciones que ahí se desarrollan en un encuadre

temporal de las vivencias a destiempo. El que va de afuera llega con un horario fijo, los ritmos de

los y las jóvenes que son otros, los encuentros se regulan así, a través de un sistema de intercambios

que pueden operar (o no) como acción posible.

Llegan las estudiantes con un televisor junto a unos afiches, “¿Qué peli vamos a ver?”

interrogan algunos jóvenes, entonces se les cuenta que van a realizar un taller de educación

sexual, poniendo en la pizarra un afiche con los órganos masculinos y femeninos y en palabras
86

grandes sexualidad integral. Se les pide que hagan silencio, y comienza a rodar el video. El

video explicaba las diferencias de los aparatos reproductores femeninos y masculinos, lo

vinculado con la pubertad y los caracteres secundarios que en ella acontecen, también se explicó

la menstruación, el acto sexual y por último se hizo mención a los métodos anticonceptivos a

la par que se pasaba una caja con aquellos métodos anticonceptivos.

Se les pregunto qué método anticonceptivos usaban, y muchas de los jóvenes mencionaron el

implante. Era la primera vez que escuchaba eso, así que les pedí que me contaran de qué se

trataba, algunas jóvenes me muestran el brazo y me dicen que es una varillita que se coloca por

debajo de la piel. Pregunté si era doloroso, a lo que respondieron: “no, no duele pero por ahí

no tenés el periodo” “a mi hace como 8 meses que no me viene” “a mí me pasó lo mismo”,

dicen las jóvenes, de las diez que había cinco expresaron usar ese método anticonceptivo.

También preguntaron si existían inyectables para los hombres y cómo era lo del preservativo

para la mujer. S- les dijo que en nuestra cultura no se usaba lo del preservativo para la mujer,

que era poco común y en cuanto a inyectables para hombre que no habría (N/C CVBR

26/11/2015).

En la escena descripta notamos que a la hora de hablar de métodos anticonceptivos, se prioriza

aquellos en dirección a la prevención del embarazo y por tal la intervención sobre el cuerpo, el

cuerpo de mujeres jóvenes. El método más popular entre las jóvenes fue el implante sub-dérmico38.

Este último comenzó a ofrecerse en el año 2014 por el Estado, a través del Programa Nacional de

Salud Sexual y Procreación Responsable con el objetivo de prevenir el segundo embarazo en

adolescentes y promover el cuidado y la planificación familiar39. Prevención que no recae en la

38Método anticonceptivo hormonal que se coloca en el brazo de la mujer y que tiene efectividad durante tres años.
39 Para más información consultar http://www.msal.gob.ar/prensa/index.php?option=com_content&id=2113:se-presento-una-
nueva-tecnologia-
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toma de pastillas diarias (que no hay que olvidarse), sino en un método que se adapta mejor -en la

visión gubernamental- a la vida de estas jóvenes tan sujeta a los devenires y vaivenes, y que a pesar

de que sus inquietudes habiliten preguntas sobre los preservativos para la mujer como se expresa

en la nota, no hay respuesta porque es poco común en nuestra cultura, se anula la posibilidad de

ir un poco más allá de la pregunta y poder tensionar algunos discursos que se inscriben en los

cuerpos, cuerpos de mujeres jóvenes. Discursos que no solo quedan en el registro de un saber

sobre el cuerpo sino también en un hacer sobre éste.

Frente a la pregunta ¿Dónde me gustaría estar? Una joven responde: “a mí me gusta estar en el

barrio, me gusta ir a la casa de mi abuela, ella vive en Liceo III, me gusta estar con mi mamá

en el barrio, no me gusta ir a la escuela, no me gusta estudiar… en la escuela no me tratan

bien… igual lo único que hago en la escuela es pasear por los pasillos, la V- siempre me reta”.

Dos jóvenes más estaban en el grupo, contaban que eran novios entre miradas cómplices,

intercambiaron algunas cosas como que a ellos sí les gustaba ir a la escuela, les gustaba estudiar,

salir, ir al baile. F- le pregunta al joven si ya había pedido la mano de su novia, a lo que éste

responde entre risas: “no, somos chicos”. “Yo ya no veo la hora que mi novio le pida la mano

a mi mamá” comenta F-. Le pregunto si le gustaría estar en algún lugar fuera del barrio, me

responde que no, que no se le ocurre otro lugar. F- es una joven de 16 años. (N/C comedor

universitario 24/10/2015)40

El cuerpo de las jóvenes está sometido/sujeto a múltiples mandatos sociales: el religioso, el

publicitario, que van estableciendo un orden que se encarna en el cuerpo y frente al cual el sujeto

históricamente situado tiene la posibilidad de reproducir ese orden, negarlo o transformarlo. Ahora

40
Trabajo de campo realizado en el marco del primer encuentro Interconsejo en la Ciudad de Córdoba organizado por los Consejos
de Jóvenes de Empalme, Ruta 20, Villa Libertador, Consejos Comunitarios de Niñez, Consejo Municipal de Niñez, Subdirección
de Niñez Adolescencia y Promoción Juvenil y UNC. En conjunto con los jóvenes de CBVR.
88

bien, ¿qué margen de posibilidad tienen aquellos sujetos que no solo están sujetados a mandatos

sociales sino a cierta condición de espacialidad, donde la posibilidad de pensar-se o imaginar-se

un horizonte de lo posible remite a su condición de habitabilidad? Frente a la pregunta ¿Dónde me

gustaría estar? Una joven de CBVR responde: “a mí me gusta estar en el barrio, me gusta ir a la

casa de mi abuela ella vive en liceo III, me gusta estar con mi mamá en el barrio, no me gusta ir

a la escuela, no me gusta estudiar… en la escuela no me tratan bien… igual lo único que hago en

la escuela es pasear por los pasillos, la V- siempre me reta”. Liceo III, se encuentra a 4 cuadras

aproximadamente de CBVR, otro espacio que aparece es la escuela, como espacio que no gusta

pero al que se va ya sea para transitarlo para habitar sus pasillos marcando la circularidad de todo

adentro, que no permite pensar otros espacios para habitar.

En este apartado hemos presentado/descripto las formas de encierro que cercan los cuerpos,

cuerpos de los y las jóvenes de sectores subalternos. En otras palabras los cercamientos que

desdibujan los límites entre cuerpo/espacio. Que percibimos en su carácter literal como en su

carácter más “desapercibido”, a partir del cual identificamos ciertas dinámicas recurrentes en la

experiencia de los y las jóvenes que se asocian a su condición socio espacial y que incluso alcanzan

cuestiones relacionadas al género cómo se aprecia en este último desarrollo, cuestiones que abren

otros interrogantes más allá del tema que trabajamos en esta investigación. De modo que volviendo

a como se traman las subjetividades juveniles con el contexto urbano, en el próximo eje analítico

describiremos los lugares desde el registro emocional que los y las jóvenes le atribuyen.

Topofobias/Topofilias

¿Qué espacios son aquellos por los que los y las jóvenes de sectores subalternos desean

caminar? ¿Cuáles son los espacios deseables/posibles que se presentan? En este apartado
89

intentaremos aproximarnos a ciertas experiencias que se presentan cuando las y los jóvenes de

sectores subalternos se piensan por fuera del contexto que habitan, lo que sucede cuando pueden

sortear ciertos obstáculos que les impende llegar al centro de la ciudad por ejemplo, cuando se

programa una salida por fuera de la institución educativa, lo difícil de concretarla. Experiencias a

partir de las cuales podemos construir topofilias y topofobias, la axiología sobre el espacio y cómo

se traman con las valoraciones sobre las relaciones y acciones posibles/deseables. En este eje la

dicotomía diversión/aburrimiento se presenta como fundamental.

Marchas como tiempos de festividad

Hay un clima festivo que se percibe en cada desplazamiento que he compartido con los jóvenes

en diferentes marchas, en tanto su carácter festivo expresa un disfrute compartido entre pares. Ir a

la marcha se presenta como oportunidad de despeje, ante el rutinario “acá no pasa nada”, en las

marchas los cuerpos de estos jóvenes se desplazan sin pausas, a los ritmos de los tambores, la

recorren de una punta a la otra, en un ir-venir constante a veces con un “prittyado” que circula un

poco “encanutado”, otras veces con un porro “para sacar la cara”. También se presentan como

posibilidad de encuentro con otros, cuando los tambores se silencian dando el final de la marcha,

los jóvenes se detienen en ocasiones donde ven a otras jóvenes, preguntan por el whatsapp, cantan

sus números teléfonos al aire, se ríen, se divierten.

En el marco de una charla con integrantes del Colectivo de Investigación sobre la Marcha de la

Gorra, los Wachos del Trope frente a la pregunta de ¿cómo se preparan para la marcha?, responden:

-E: Vino, con Pritty, mucho hielo… -Risas.

-V: ¿Acá o allá? ¿Acá o en el centro?


90

-M: Estábamos escabiando ahí- dice refiriéndose a la foto.

-E: ¡es medio esporádico eso!

-M: hacía mucho calor ese día

-E: Bueno, ahí ¿qué estábamos haciendo? Los esténciles de la gorrita ¿o no? sí. Y ahí se ve una

jarra de vino, mirá. No sé qué hacía eso ahí. (N/C Charla con los Wachos del Trope VT:

25/08/2017).

Esta marcha en particular en palabras de los mismos jóvenes se presenta como “única

posibilidad de andar por el centro, tranquilos” sin el fantasma omnipresente de una posible

detención. Marcha que toca de cerca a estos jóvenes, ya que viven en lo cotidiano la violencia

policial, violencia que marca sus cuerpos y les atribuye un lugar específico en la ciudad, ya sea a

partir de la figura del merodeo o través de la portación de rostro, estos jóvenes son exiliados hacia

sus barrios/villas donde es mejor no salir, ya que no tienen nada que hacer en la ciudad dispuesta

como mercancía.

Los preparativos previos a la marcha giraban en torno a intervenciones posibles, que no fuera

solo el registro fotográfico, ya que no se contaba con cámaras para todos los jóvenes.

Comenzamos a pensar de hacer esténciles en radiografías. Cuando le preguntamos a D- un joven

de 13 años qué le gustaría hacer en el esténcil, su primera respuesta fue no se… seguida de

Hay que dibujar una gorra, en aquel momento K- proponía otra intervención que diagramaba

en una hoja en blanco mostrándoles a los jóvenes. No alcancé a escuchar lo que hablaban, solo

observaba que K- montaba un dibujo en una hoja, mientras que E- miraba atento repitiendo Sí,

de una, el pedido del dibujo de la gorra pasó desapercibido (N/C VT: 28/10/2016).
91

Durante un extenso trabajo de campo con grupos de jóvenes de sectores subalternos Reguillo,

S. (2012) encontró que ciertas representaciones de los jóvenes acerca del mundo circundante

tendían a reproducir ciertos esquemas dominantes de una cultura machista, religiosa y homofóbica,

sin embargo estos sujetos habían construido una manera novedosa de resistir a las condiciones de

miseria y opresión en la que se encontraban inmersos a partir de la transformación de los estigmas

sociales en emblemas identitarios. La gorra se vuelve para los jóvenes de barrios subalternos un

objeto-emblema, ya que en ella recaerían los signos del estigma social y a la vez los jóvenes se

aferran a este en su cualidad de emblema que se levanta en todas las banderas que flamean durante

la Marcha de la Gorra, marcha que toma el nombre de este objeto-emblema como símbolo de

opresión pero a la vez de resistencia. De modo que el estigma-emblema puede ser leído en términos

de Grignon y Passeron (1991) como “ambivalencia”. Un mismo símbolo de clases dominantes que

funciona como representando dominación pero también representando resistencia, potencialidad.

“Alternancia y ambivalencia” es lo que proponen dichos autores para escapar al miserabilismo y

al populismo, y a través de las cuales es posible leer un mismo símbolo o producción simbólica de

las clases dominantes como significando dominación y liberación/autonomía alternativamente o a

la vez.

Durante la décima Marcha de la Gorra, los jóvenes cranearon esténciles para intervenir: “te

escrachamos la remera desde la villa hasta tu casa” presentación que resonaba a lo largo de la

marcha. Huellas de visibilidad de la villa a tu casa, bajo una imagen en remeras de otros, mostrando

así la centralidad de la imagen en un contexto donde la mediatización de la experiencia aparece

como marca de época, donde la imagen se vuelve condición excluyente para poder ser: “(…) según

las premisas básicas de la sociedad del espectáculo y la moral de la visibilidad, si nadie ve algo es

probable que ese algo no exista” (Sibilia, 2008:130). Quien aceptaba pintarse la remera, posaba
92

para una foto directo al Facebook de los Wachos del Trope. Las frases de los esténciles hechos en

radiografías decían: “cuantos tiros más” “Cuantos Facundxs más” “los wachos del Trope”

“cuantos güeres más” “basta de abuso policial” “- complejos + esperanzas”.

Foto recuperada de la muestra “Villeros Espaciales”, de los Wachos del Trope.

Foto de Fauna, Activismo fotográfico.


93

La temática de dicha marcha se enmarcó en una pregunta ¿Cuánto más? el Estado es

responsable. Ahora bien voy a servirme de una nota de campo para dar cuenta de ciertas dinámicas

de poder, que se presentan bajo un prejuicio de clase que vuelve a fijar a los jóvenes como objeto

de análisis de otros y no como sujetos enunciadores de los sentidos que los definen.

La ruta de la marcha terminaba en el Centro Cívico del Bicentenario, conocido como el Panal

dado su estructura. Pocos metros antes de doblar por la Bv. Guzmán, una gigantografía ocupaba

una chapa (5 metros por 5 metros cuadrados aproximadamente) de esas que se colocan para

rodear una futura obra inmobiliaria y generalmente suelen haber publicidades de lo que allí se

va a montar en un futuro próximo, pero esta gigantografía estaba llena de casas, no se

alcanzaban a distinguir los límites de dónde empezaba una ni dónde terminaba la otra, y una

frase escrita en la parte superior: Barrios sin gorra junto a La garganta poderosa. E- se detiene

ante el cartel, comienza a gritar ¡Estos son los barrios sin gorra!, acá tiene que estar el esténcil

de los Wachos del Trope. Busca el esténcil, me ofrezco a sostenerlo, mientas E- pinta el cartel

con el aerosol, dejando así la firma de los wachos en el cartel de los barrios sin gorra. Luego

señala el cartel y vuelve a gritar entre saltos ¡Esos son los Barrios sin Gorra! Una mujer de no

más de 30 años, que también transitaba en la marcha, lo observó, hace un gesto levantando las

cejas, una mueca. E- lo interpreta como de desaprobación, ya que ante el gesto comienza a

disculparse, la mira y le dice: me saqué ¿no? Disculpa. La mujer le responde con un: …Y un

poco sí, mientras se pierde en la multitud de la marcha. (N/C: marcha de la gorra 18/11/2016)

Un cuerpo que se libera de su quietud: salta, grita, se expresa, se “saca”. Es vuelto a la quietud

de marchar sin perder la costumbre de los buenos modales, la mirada clasista aparece como lugar

aleccionador, la figura del engorrarse se imprime en aquella escena, volvamos a las palabras del
94

joven que expresa “Loco rompamos esos estereotipos de mierda, que son implantados por la gente

burguesa, porque es así, no sé, eso me molesta una banda, que nos dejen caminar tranquilos por

la calle, no puede ser que… tenemos un solo día la marcha de la gorra, para poder salir a caminar

al centro sin que te estén molestando o sea, ¿qué onda? O sea, pongamos unidos todos para bailar,

para ranchar, pero también para apoyar estas cuestiones”. No estamos diciendo que no sea válido

preguntarse por el lugar que ocupa el Estado como agente de violencia sistemática que ejerce sobre

los cuerpos, cuerpos jóvenes que habitan contextos socio segregados a través de políticas sociales

y represivas; sino que estas violencias convergen con otras en la regulación de las acciones de los

sujetos tanto en su disposición/ordenamiento/movilidad según el par cuerpo-clase.

(…) me pasó el otro día que estaba yendo a hacer unos trámites, me dice que tenía que darle el

documento, qué se yo, y me dice “¿vos estudias?” “no, ahora no estoy estudiando, estudié”, le

digo y me dice “¿éste es tu domicilio?” “sí, -le digo- ¿por?” “no, no parecía que vivís en una

villa”. Oh, mortal, feroz, digo. Yo, soy yo, la verdad. Bueno, pero ¿qué le vamos a hacer? No

tenemos la culpa de haber venido…

-R- “¿de dónde parezco que vengo?”

-E: le iba a decir “Country Lomas de la Carolina” –risas-

-R- “¿A dónde me ubicas?”

-E: “¿Allá el Cerro? No, soy hijo de Mestre”. Está re mal eso, porque bueno, cada uno tiene su

forma de ser, y que cada uno sea como quiere ser, y que se dejen de hinchar las pelotas. ¿Por

qué todos los cobanis son gordos y flacos? Ahí no hay igualdad.

-R- si ves un cobani, le decís “vos no pareces cobani” –risas-

-E- o no, “catador de asado cordobés” –risas- (N/C charla con Los Wachos del Trope, VT:

25/08/2017)
95

En este punto podemos decir que tanto la villa, como la gorra, funcionan a la manera del

estigma-emblema. En la última nota de campo de este apartado un joven relata que fue a hacer un

trámite y cuando muestró su documento una pregunta se hizo presente “¿éste es tu domicilio” el

joven contesta que sí, “no, no parecía que vivís en una villa”, concluye la voz que lo atiende. En

lugar de intentar “parecer del country Lomas de la Carolina”, reafirma que viene de la villa, “oh,

mortal, feroz. Yo, soy yo, la verdad”, no parezco de la villa pero sí vengo de ahí. Como también a

través del nombre que ellos le dieron al grupo de muralistas “Los Wachos del Trope”, además en

sus perfiles de Facebook a continuación de sus nombres está también El Tropezón. En la Marcha

de la Gorra, si bien los jóvenes hicieron un esténcil de la gorra, éste se publicitaba con la siguiente

frase “te escrachamos la remera desde la villa hasta tu casa”.

Volvamos a la instantánea-escena de un joven sacado, se “saca” ¿de dónde? De sus cabales,

de los buenos modales pero también está “sacado”, está fuera de la “villa”, del lugar donde “debe

estar”, un otro viene a ponerlo en su lugar, está la tensión de salir/quedarse, meterse/no meterse,

“Me saqué, ¿no? Disculpa”, “bueno, pero ¿qué le vamos hacer? No tenemos la culpa de haber

venido (…). Aparece la culpa, la disculpa dejando en claro las valoraciones que percibe, que

comparte, que reproduce pero también contesta, discute, físicamente, colocando una marca en una

remera de la villa hasta tu casa, sacándose tal vez, saliendo.

Patio Olmos/ Tecnópolis

Es recurrente escuchar a los jóvenes con los que trabajamos vamos al Patio Olmos41, lo cual no

deja de producir asombro ya que aquel lugar se exhibe como espacio disponible para ser habitado

por todos; sin embargo se estructura a partir de cierto orden basado en el consumo, en el que locales

41 Shopping Center ubicado en el centro de la Ciudad. Su fachada mantiene la estética y detalles de la antigua Escuela Olmos.
96

de ropa/decoración/accesorios se encuentran de forma circular desde el primer piso hasta el

segundo, concluyendo en el tercer piso con un patio de comidas desde Mc Donald´s hasta comida

gourmet, de modo que quien recorre este tipo de lugares carga con cierto atributo estético que le

permite transitarlo y recorrerlo. Sin embargo los y las jóvenes que allí se encuentran, no se

desplazan por los anillos que conforman la circularidad del adentro, sino que se encuentran afuera,

en su entrada.

En el momento en que llegué al encuentro, se estaba hablando sobre la salida que se había

organizado para aquel día pero había sido cancelada, mientras se desayunaba, compartiendo

tazas de té, mates y criollos, sentados alrededor de una mesa del comedor.

A la hora de presentarnos cada uno de los jóvenes dijo su nombre y el año del secundario al que

pertenecían. También me presenté, como estudiante de Psicología, expresando que iba a

compartir alguno de los espacios con ellos, en la medida en que ellos quisieran. S- interviene

diciéndome qué si quería preguntar algo a los chicos. Lo cual me dio pie a decirles si me querían

contar de qué estaban hablando, que tareas tenían destinadas para el día del encuentro. J-,

estudiante de quinto año, cuenta que iban a hacer unas visitas por las iglesias, y por último iban

a conocer Ciudad Universitaria. A lo que G- interrumpe diciendo que iban a ir al Patio Olmos,

provocando risas en los demás jóvenes. J- había pedido el día en el trabajo para poder ir a la

salida, por lo cual se mostraba un poco molesta por no haberse concretado. La salida no se había

realizado porque eran pocos los y las jóvenes que iban a asistir, por lo cual se decidió pasarla

para el mes de noviembre, ya que había que organizar otras tantas actividades en el marco de

los diez años de festejo del barrio. (N/C BCVR: 08/10/2015)

En el taller de prácticas se estaba organizando el cierre de año. La idea era hacer una salida y

comer todos juntos, por lo general es lo que se propone para los cierres del taller. Se propuso a
97

los y las jóvenes ir al Camping Reserva Natural San Martín. “no, son muy zarpados en

vigilantes” dijo N-. Frente a esta propuesta los jóvenes expresaron que querían conocer

Tecnópolis. “Vamos a Tecnópolis”, dijeron casi al unísono. V- coordinadora del IPEM- les

explicó que no era una tarea fácil poder llegar, que constaba de mucho papelerío, que

generalmente estaba destinado para escuelas técnicas. También se dudaba sí con el cambio de

gobierno se había empezado a cobrar entrada. Se volvió a insistir en que el horizonte de

posibilidad de conocer Tecnópolis se presentaba lejano, ya que requería tiempo de organización

como de autorización. C- uno de los jóvenes preguntaba que si iban a Buenos Aires él podría

quedarse allá, no volver con la escuela. V- le respondió que no, que si él iba con la escuela,

tenía que volver con la escuela, que en ese viaje no se quedaban en Buenos Aires sino que era

un ir, recorrer y volver. Los jóvenes insistieron en que querían hacer el viaje este mismo año

ya que muchos estaban en quinto año y no iban a estar en la escuela para poder hacer el viaje el

próximo año. (N/C CBVR: 05/11/2015).

¿Qué se expone/condensa en las narraciones de los jóvenes que a la hora de pensar un destino

posible –deseado- de transitar se nombra un paseo por el Patio Olmos, un paseo por Tecnópolis?

Son lugares que en primera instancia podríamos decir se presentan para ser mirados, es decir para

ir y mirar. Lugares para tentar al ojo y para que el ojo pueda también moverse por otras caras y

objetos por otros lugares. Son lugares donde sí se entra, es posible perderse, no ser identificado,

marcado, tan lejano de la vivencia más próxima de los y las jóvenes de sectores subalternos,

además son instancias de “paquete de experiencias”, quizás los y las jóvenes saben de la cantidad

de experiencias imposibles que ahí pueden hacerse realidad: ver un dinosaurio, subir a un avión y

tener un viaje simulado…


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En este punto retomaremos a Deleuze (1991) y las sociedades de control. Anteriores a éstas

estaba lo que llamábamos las sociedades disciplinares, en las que la disciplina suponía una rigidez

y se imponía sobre el cuerpo. Ahora bien estas sociedades han mutado, va a decir el autor, lo que

no quiere decir que dejen de existir, sino que advienen nuevas formas de dominación/control, que

se presentan/actúan de manera más desapercibida, podríamos decir, y vuelven deseable el mismo

sistema de dominación que excluye. Por ejemplo el caso del shopping, un espacio dispuesto para

el consumo de ciertas clases aparece como deseable para los y las jóvenes que saben que ahí no

pueden comprar nada, que, es más, no pueden entrar, no los dejan entrar. Mientras que la Reserva

Natural San Martin, espacio público y verde es rechazado incluso se siente más vigilado -“no, son

muy zarpados en vigilantes”- que un un espacio privado, cerrado y de consumo, como es el

shopping. El marketing -siguiendo con Deleuze- aparece como forma de control que afecta

nuestras sensibilidades y que hace deseables ciertos lugares, aunque la lógica por los que son

deseables (el consumo, la tecnología, lo moderno) sea la misma lógica por la que uno mismo queda

excluido.

Del shopping pasamos a Tecnópolis, a la experiencia de la “mayor megamuestra de ciencia,

arte y tecnología”, tecnología que capta la mirada por sus cualidades de sorprendente, veloz,

moderna. Tanto como el Nudo Vial, como el complejo habitacional GAMA “y de un día para el

otro ¡pum! Re moderno al toque levantaron… la basura… la basura estética”. Lo moderno y lo

veloz que dejó como saldo el encierro de una villa que no figura en el mapa de la Ciudad.

Hay unas reflexiones de Benjamin (2005) sobre la Exposición Universal de París, el lugar donde

los obreros aprendían a “verlo todo sin tocar nada”. Esas exposiciones eran una suerte de

Tecnópolis, se exhibía lo más avanzado en ciencia y técnica del mundo. Esta idea, de la ciencia y

el progreso embarcando a todos, inclusive a los obreros, la interpelación transclasista de la


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mercancía. Todos podemos ser consumidores, todos vamos hacia el futuro. Ideología que obtura

la exclusión intrínseca de la forma mercancía.

Lugares aceptados/deseados de transitar son aquellos de los que se encuentran excluidos. La

posibilidad de salidas que se presentan para las y los jóvenes de CBVR se escapan al sueño de

Tecnópolis.

Una vez en la escuela los y las jóvenes expresaron su descontento por no poder hacer la salida.

Desilusionados comentaban “siempre es lo mismo”, ninguno quería ir a la plaza de Villa Retiro,

se les propuso ir a la plaza de Liceo III, a lo cual respondieron entre risas irónicas con un no, la

distancia entre una y otra no marcaba la diferencia. “Mire, somos doce, hay dos autos”

(refiriéndose al auto de C- y S) “entramos todos”, “vamos al parque”, decía uno de los jóvenes.

“No podemos ir en los autos” dijo S-, “¿y dónde está tu auto, cómo qué no? Entramos todos,

terrible Focus tenés vos”(N/C CBVR: 03/12/2015).

Lo que se presenta de modo constante en la cotidianeidad de los y las jóvenes es esta tensión

entre la posibilidad/imposibilidad de salir, lo difícil que es hacer una salida y la desilusión de no

hacer expresada en un “siempre es lo mismo”. El conflicto en torno al habitar/circular/desplazarse

por la ciudad también se expresa en las escalas más pequeñas.

Con los jóvenes que iban llegando comenzamos a armar letras para poner en la tela azul que

colgaba entrando al hall, feria de microemprendedores. También se armaron las mesas para

presentar un taller de decoración por parte de los jóvenes y como quedaban muy encima de la

entrada se ubicaron en otro lugar más amplio. Minutos después llega G- la vicedirectora del

primario, quien nos hizo cambiar de lugar de vuelta a donde estábamos, porque el lugar que

habíamos ocupado estaba destinado para otras personas. E-estudiante de trabajo social- dice
100

“yo les dije que G- había dicho que nos quedáramos donde estábamos, pero nadie me escuchó”.

Cabe desatacar que quien ocupó el lugar fue una maestra del primario, quien solo contó con dos

bancos para armar su stand. Cuando me acerqué a ver de qué se trataba su muestra, era sobre

una técnica de impresión con óleos. El conflicto por el espacio dentro del establecimiento

primario es algo que se repite, podríamos habernos quedado en aquel lugar sin interrumpir la

actividad de la maestra, ya que había suficiente espacio para todos (N/C CBVR: 22/10/2015)

En el “adentro” del establecimiento educativo también se expresa una disputa sobre el espacio,

como lo refleja la nota citada. Los y las jóvenes transitan la escuela en su condición de prestada,

ya que el edificio corresponde a la escuela primaria.

Ahora bien los lugares rechazados (topofobias) se asocian con ciertas cualidades que enmarcan

lo limpio y lo sucio, cualidades muy valoradas y tenidas en cuenta.

Al llegar al dispensario había cinco jóvenes mujeres. Todavía faltaba que llegara L-, joven

encargado de llevar la fotonovela. La cual iba a ser presentada en el encuentro. Las jóvenes

estaban hablando sobre la muraleada que todavía no se había terminado, que ya se había llenado

de yuyos, que estaba todo mugriento, decían. “Pero ustedes no han ido”, dice C- maestra. A lo

que una de las jóvenes responde “yo propuse hacer limpieza, no me dieron bola, no sé lo que

pasó, por eso no quise ir más a la reunión”. (N/C CBVR: 13/10/2016).

S- maestra, toma unos afiches para volver a armar un registro sobre la experiencia del taller de

prácticas, ya que el que se había hecho el año pasado había quedado en el dispensario entre

otros papeles y se había mojado. La idea era armar un libro, que mostrara lo que significó el

taller de prácticas para los jóvenes. Las páginas del año anterior respondían a las siguientes

preguntas: ¿Qué logros tuvimos en el 2014? Pintamos la platea y los murales, plantamos los
101

árboles. Talleres de sexología, paseo por el museo de antropología. Salida a la defensoría del

niño. Reconstrucción de la plaza. Trabajo en equipo. La organización del festejo del barrio. Se

mejoró el aspecto del barrio. Logramos un proyecto comunitario “la plaza”. ¿Qué logros

esperamos encontrar para el 2015? Terminar la plaza, pintar tablero de ajedrez en las mesas,

pintar murales en el dispensario, pintaron murales en el paredón de Almada. Hacer el

escenario. Unión barrial. Terminar de pintar el colegio. Hacer algún otro proyecto en el

barrio, la pileta comunitaria, la cancha de futbol, comedor solidario.

(…) Una vez en la plaza, los y las jóvenes tenían que responder aquellas preguntas, una joven

expresaba no haber ido nunca al taller, solo fue aquel día para arreglar el tema de la nota, sin

embargo tomó el afiche y dijo: “hagamos lo que nos dijo la C-, sino se va a enojar” decía una

de las jóvenes, por lo que repasamos algunas preguntas que leyó en voz alta ¿Qué logros

tuvimos en el 2015? “yo no vine nunca al taller, vine hoy para arreglar lo de la nota” “hicimos

la foto novela” “tuvimos ese taller la semana pasada de educación sexual” ¿Qué logros

esperamos encontrar en el 2016? “conseguir un transporte para la salida” “ir a Tecnópolis”

(N/C CBVR: 03/12/2015).

Las jóvenes no van pintar murales porque propusieron limpieza y no fueron escuchadas. En la

feria de microemprendedores el stand de las y los jóvenes del taller de prácticas tomaba el nombre

de taller de decoración, las producciones que habían hecho eran guirnaldas en diferentes formas,

algunas hechas con papel, otras tenían forma de manos, otras se plegaban armando una bola y

había algunos banderines de diferentes colores. Los logros que se celebran en el año 2014 tienen

que ver con embellecer el barrio, con “mejorar su aspecto”, arreglando la plaza, plantando árboles,

pintando murales, aunque sea una ventana en una pared. ¿Qué es lo que se espera? “Hacer algún
102

otro proyecto en el barrio”. Mientras que para el 2016 se espera un transporte para “salir” para ir

a “Tecnópolis”.

Ahora bien los lugares rechazados pueden volverse lugares aceptados a partir de rajes que

divierten y que muestran un querer transitar el espacio en este caso educativo pero desde otro

lugar. Rajes como tácticas de apropiación del espacio/tiempo, que se presenta como aburrido,

circular.

Los jóvenes empezaron a manifestar que querían ir a un lugar que tuviera pileta. Pero dado el

costo del transporte más la comida, no era algo que se iba a poder realizar. Si no, nos juntamos

acá en la plaza, dice S- o en la plaza del liceo que está cerca y podemos ir caminando. Un no

rotundo se escuchó en el espacio, “para eso nos quedamos en la casa” dice un joven. Hubieron

algunos silencios, y se dijo que una opción podría ser pasar el día en el Parque Sarmiento,

también se complicaba por el tema del colectivo ¿van a poder conseguir la plata para eso?,

pregunta S-, nadie respondió. “Pero ahí no vamos a poder hacer las hamburguesas a la

parrilla” dijo uno de los jóvenes. Entonces se propuso hacer sanguchitos un día antes, y dejarlos

en las heladeras del comedor en caso de que no se concretara la salida al camping. Quedó

inconcluso cuál iba a ser el destino de la salida si no se conseguía transporte. Mientras esta

charla se daba G- empezó a escribir en la pizarra, momento que llega V-, S- se va y las

estudiantes también en busca de algunas cosas para hacer el taller de educación sexual,

quedando solo V- y yo en el espacio del taller. “El que lee esto es una jila, el que lee esto es un

jilo”. V-, ¿qué dice acá? le pregunta. “y esa palabra no existe” agrega “con ese fibrón vas a

dejar manchada la pizarra”, “no, sí se borra, vas a ver como sí se borra” le contesta G, y sale

corriendo a la cocina vuelve con un trapo, lo borra acomoda la frase poniendo “Gila”, y después

vuelve a borrar. Luego comienza a escribir nombres, terminado con seis nombres, y empezó a
103

preguntarle a los demás jóvenes uno por uno a quién votaba. Le pregunto a V- a quién

pertenecían esos nombres y me dijo que eran los nombres de las madres de los jóvenes. La

actividad se volvió divertida para los jóvenes, quienes entre risas hacían la votación. Entra C-

y los jóvenes le preguntan a quién votaría, C- sorprendida pregunta ¿y para qué hacemos esto?

no importa, vos votá”. C- insiste preguntan para qué era la votación, que le tenían que explicar

para qué era. El juego terminó ahí, quedando la mamá de G- con más votos. Entonces C-

pregunta ¿están votando para ver quién nos acompaña a la salida?, G- la mira con una cara

de desaprobación y borra lo escrito en la pizarra. Las estudiantes de Trabajo Social entraron

con un televisor y unos afiches. (N/C CBVR: 26/11/2015).

A lo largo del análisis encontramos marcos de tiempo/espacio fijados para los jóvenes con

quienes trabajamos. Tiempo/espacio dados por los ritmos institucionales que disponen un

quehacer, por los trazos que disponen la ciudad, y las políticas de seguridad que vigilan/sancionan

el paso por las fronteras que allí se levantan. Estos ritmos impuestos permiten una especie de

in/movilidad que se presenta para pasar el tiempo ahí donde todo da lo mismo, marcando valores

de divertido/aburrido para los y las jóvenes. Sin embargo encontramos ciertos movimientos que

permiten ahuecar el tiempo, sirviéndose de las circunstancias dadas por este donde es posible

instaurar algo de pluralidad y creatividad. En esta última cita se evidencia que para los y las jóvenes

el tiempo en el espacio escolar –en este caso- es siempre de espera/detenimiento. Se intentaba

concretar una salida, que concluyó en la plaza de Villa Retiro ubicada a tres cuadras del Barrio

Ciudad, el joven parece anticiparse al desenlace, comienza un juego, ¿y para qué hacemos esto?,

pregunta la maestra, porque los jóvenes quieren/piden/necesitan divertirse.


104

“Las paredes son nuestras”

En este apartado nos alejaremos de las salidas, de las marchas, del “sueño” de Tecnópolis para

retomar la circularidad de lo cotidiano de los y las jóvenes con quienes trabajamos, circularidad a

la que volvemos desde dos categorías analíticas la Vida Nuda/Vida Mula. Comenzaremos por

deslizarnos sobre las palabras de un joven de 19 años, que en dos situaciones y contextos diferentes

nos relata sobre el conflicto, las violencias que viven en su cotidianeidad, sus actores y

transgresores.

El primer testimonio tuvo lugar en el seminario “Subjetividad(es) Política(s)” dictado en la

Facultad de Psicología en la Universidad Nacional de Córdoba. Mientras que el segundo se da en

una charla junto a los “Wachos del Trope” por parte del Colectivo de Investigación de la Marcha

de la Gorra.

“…Bueno, no sé, habíamos preparado un poquito, no llegamos a dialogar para que quede todo

bien, bien ensamblado por así decir. Bueno ahí está el L-, el C-., no se llama Facundo (risas)…

bueno voy a quedar re gorra, me voy a sacar la gorra (se saca la gorra la deja en el piso junto

a sus pies). Bueno nosotros como se enteraron hacemos mural, somos de ahí de la Villa El

Tropezón, y bueno ahora como que nos convocó algo así como una gente de la Marcha de la

Gorra, también, no sé, están investigando mucho no quiero decir nada, por eso me saqué la

gorra. No mentira, todo mal con eso, nosotros venimos luchando contra los estereotipos,

respeten a la gente de la villa (lo dice acompañado de una simulación de llanto con un tono de

humor)… y bueno eso habíamos preparado algo ahí, como que ensamblamos algo ahí, un par

de palabras, bueno no se las quiero leer porque sería… (hace una pausa) es más se las voy a

leer porque capaz que parezca que soy de la villa que no entiendo nada, que no sé hablar, y

todo… y bueno espero que les guste no sé, algo que trate de contextualizar con este tema de
105

(…) bueno por qué estamos acá diciendo todo esto, yo como decía, como eje principal no se

prioriza la vida del pobre [lo lee] eso es lo que pasa, no se prioriza; igual que también lo de

los sordos, como decía ahora vino todo este tema, le están sacando pensiones a gente que en

verdad lo necesita y es una bosta, pero bueno es así la vida política nos tenemos que adecuar

a eso. También la norma, la norma, la norma pan casero, sí también pan casero… bueno no se

prioriza la vida del pobre, yo gracias a la pobreza aprendí (…) que el policía siempre es

impune, impune cuando mata, no prioriza nunca la vida del ser humano… o los policías que

nos tocan acá a nosotros, acá en Córdoba el gordo negro con cara truchuda y bueno el flaco

que te caga a patadas. Es así, y bueno es así, bueno no sé esa es mi experiencia, capaz que a

otros le habrá pasado otra cara, son muchos malos, pero bueno… también íbamos a esto de

que no sé E-… como, contale lo de las balas… estábamos también craneano cómo llegar a

esto de la inversión en balas42, que creo se hace anualmente, no estoy muy informado, no me

gustan esos negocios pero creo que es muy interesante. A las familias qué se les puede llegar

a dar de comer, comida no balas, o un pibe con una bala adentro, para que se lo coman los

hermanos… sí, algo así, algo medio raro, pero pasa, lo tenés arriba de la mesa con un balazo

en la nuca, de cara…”. (N/C UNC Facultad de Psicología: 29/06/2017)

Como eje principal plantea este joven: “no se prioriza la vida del pobre, yo gracias a la pobreza

aprendí (…) que el policía siempre es impune, impune cuando mata, no prioriza nunca la vida

del ser humano” concluyendo con la imagen de “un pibe con una bala adentro para que se lo

coman los hermanos”. La imagen de un cuerpo dispuesto en la mesa remite al carácter religioso

de la experiencia vital, a escenas de sacrificio y chivos expiatorios que aparecen alejadas de

42
Está reflexión hace referencia a una nota periodística sobre el gasto anual en balas que había salido en La Voz del Interior
disponible en http://www.lavoz.com.ar/politica/compran-dos-mil-armas-para-la-policia-sin-licitacion
106

templos y sacerdotes, aparecen como marca de época: la vida del pobre como “Nuda Vida”

(Agamben, 1998) como vida a la que cualquiera puede dar muerte, pero a la vez insacrificable en

tanto homo sacer. El autor hace un recorrido sobre la historia jurídica de Occidente, desde el

derecho romano arcaico en el que la vida- zoé que expresa el simple hecho de vivir- se incluye en

el orden jurídico bajo la forma de su exclusión, es decir bajo la posibilidad de que cualquiera le

mate sin que sea considerado homicidio. Esta acepción, parafraseando al autor, es quizá la más

antigua del término homo sacer. Vida insacrificable y sin embargo expuesta a que cualquiera la

quite. En aquella figura recae la estructura de la vida sagrada, ya que el homo sacer pertenece al

dios en la forma de la insacralidad de acuerdo a los rituales establecidos, debido a que su vida no

puede ser dada en sacrificio, sino que se encuentra a merced de la voluntad de los dioses, y sin

embargo está incluido en la comunidad en la forma de la posibilidad de darle muerte. “La vida

insacrificable y a la que, sin embargo puede darse muerte, es la vida sagrada” (p. 108). El autor

trabaja el concepto de biopolítica propuesto por Foucault y agrega, a los cálculos y previsiones del

poder estatal sobre todos los ámbitos de la vida, el proceso en que la excepción se convierte en

regla: el espacio de la Nuda Vida que estaba situado al margen del orden jurídico, va coincidiendo

con el espacio político. Al diluirse estas fronteras, la Nuda Vida queda desplegada en la ciudad y

pasa a ser objeto-sujeto del ordenamiento político y de sus conflictos, se conforma como lugar

único de la organización del poder estatal como de su emancipación. Continúa el autor señalando

la diferencia fundamental de la democracia moderna con respecto a la clásica: es que se presenta

desde el comienzo como una reivindicación y una liberación del zoé –el simple hecho de vivir- ya

que trata constantemente de transformar la Nuda Vida en una forma de vida en sí misma, y

encontrar el bíos del zoé. Bíos, indicaba para los griegos la forma o manera de vivir, propia de un

individuo o grupo. Lo que estamos diciendo es que la sacralidad de la vida es decir vida expuesta
107

a que se le dé muerte e insacrificable a la vez, es originalmente la vida incluida en la esfera política

en su carácter de exclusión inclusiva. “La sacralidad de la vida que hoy se pretende hacer valer

ante el poder soberano como un derecho humano fundamental en todo los sentidos, expresa en su

propio origen la sujeción de la vida a un poder de muerte, su irreparable exposición en la relación

del abandono” (Agamben 1998, p. 109). De modo que la precariedad no es una crisis momentánea,

pasajera sino que tiene que ver con el estado de excepción como regla. El joven dice “nos tenemos

que adecuar a eso también la Norma, la norma, la norma pan casero, sí también pan casero”.

Adecuarse a la excepción, a la Vida Nuda, a la precariedad de tu vida (donde no se sostienen ni

instituciones, ni rutinas, ni enunciaciones de derechos… donde tu hermano tal vez esté servido en

la mesa mañana) esa es la norma, la Vida Nuda que trae consigo una forma de vivir la Vida Mula,

en donde hay que adaptarse, porque es regla, y es lo que hay, te tenés que adaptar a mulear, porque

tu vida es mula, porque es nuda, prescindible, puede no estar mañana, no se cuida, no se protege

como lo más sagrado, así que no hay otra que adaptarse al continuum. En otras palabras hay que

adecuarse al continuum, a pesar de que la precariedad sea el campo de juego, precariedad que

adquiere un rostro bajo la Nuda Vida, en donde cualquier espacio que se configure no zafa de

quedar expuesto a un afuera sin límites, porque con el concepto de Nuda Vida las fronteras del

adentro-afuera, bíos-zoé, derecho-hecho, entran en una zona de indiferenciación, donde el espacio

se vuelve una zona de excepción convertido en regla. Ahora bien si la precariedad es el escenario

donde el continuum se desarrolla donde la vida propia, no vale, se puede matar, se puede

“arriesgar” y tampoco es sagrada la del otro. De allí que la violencia explícita forma parte de la

vida cotidiana de este continuum. Estas formas de la violencia son el principal aspecto que

visibiliza a los jóvenes de sectores subalternos; siguiendo el planteo de Reguillo (2012), en

Argentina como pibes chorros, bandas -agrupaciones juveniles de los barrios marginales en
108

México, Estados Unidos y Centro América-, sicarios -jóvenes que asesinan a cambio de una paga

al “servicio” del narcotráfico en Colombia, de vecinos en busca de orden, mafias incluso cuerpos

de seguridad estatal (Perea Restrepo, 2007)- y, de manera más reciente, como maras -pandillas

centroamericanas conocidas por su extrema violencia-. Acá volvemos a la configuración de

subjetividades socialmente construidas a partir de imaginarios sociales –que podemos ver en el

prejuicio de clase que convierte a todo joven de barrio socio segregados en delincuente (negros de

mierda). Sin embargo la incursión en sus calles nos muestran experiencias en donde otras

expresiones convocan: el rap, las pintadas en la pared –murales-, actividades deportivas –fútbol,

boxeo-. Por lo que la Nuda Vida no es total, es una condición que no impide fugas. Condición a

partir de la cual los y las jóvenes despliegan tácticas, y valorizan sus vidas como la de sus seres

queridos, vecinos, y pares.

… y bueno, que el rati nunca fue wacho, también ¿viste? eso es lo que pasa. El cobani es el

cobani desde que nació. En cambio, capaz que el wacho que se crió en un ambiente así precario,

ya nace estigmatizado, creo. Poniéndole palabras acorde a la cuestión ésta y eso es lo que pasa.

El policía siempre es policía y el wacho va a ser siempre wacho. Y bueno, es como también

pasó con el negro en Estados Unidos: a los negros se los mataba por negros, y si vos te fijás las

cárceles en EEUU están llenas de negros ¡No hay blancos! Bueno, sí hay, pero un porcentaje

minúsculo. Te das cuenta que siempre es de historia eso, ya. Que el negro caga por ser negro,

es así. Pero ¿qué pasa? Cuando tienen que levantar una obra, ¿a quién llaman? ¿Al primero que

llaman? Eso es lo que capaz, a mí me motivó, y creo que es eso. Cuando tienen que levantar

una pared ¿a quién es el primero que llaman? Al negro, es así. Porque al otro no le da el orto

para hacerlo. Bueno, para mí eso. Creo que va de la mano con eso. Y, bueno, también, si te

ponés a fijar, los que salen de cana, la mayoría de jóvenes que han estado en complejos o algo,
109

también salen con ese, con ese sentimiento de bronca. Y bueno, por lo menos nosotros, a

nuestros participantes- el K. así también estuvo en complejo, también salió con ese sentimiento

de expresar lo que vos estás sintiendo también, con respecto al trato que llevan con vos los

policías. A mí me ha pasado también- capaz que ya no tengo tanta pinta de brasa porque bueno,

no sé, escucho cuarteto pero tampoco me da la- he tenido mala experiencia también, así que

bueno, no da. Allá te dabas cuenta… como que ya está marcado el estereotipo de que si vos

tenés gorrita, zapatillas brasa, ya está sos como “tanto”. Es como los cobani tienen el color de

piel en la planilla de arresto (hace señas con las manos, como si tuviese una planilla y una

lapicera), entonces ven una piel blanca y dicen “no, ésta no la llevamos”, entonces van y te

fijan, la piel morocha “sí, la cargamos”-y listo. Y algo así. Bah… yo lo entiendo así. Tampoco

es decir “bueno, está mal, que no haya Policía” porque bueno, sino no va a haber orden, no va

a haber normas; y también es jodido vivir sin la norma. Pero a veces la norma hace abuso de

poder y lo vemos con todos estos casos de gatillo fácil, y ahí capaz que surge esta propuesta de

bolacear, o no sé, mostrar que estamos cansados de esa represión que vivimos cotidianamente,

capaz que es por eso [estas palabras surgen a partir de pintadas en la pared que dicen muerte a

la yuta]. Y bueno, después el grupo va tomando identidad. Creo que nuestro colectivo se formó

(…) de nosotros, nomás (abraza a K., que está sentado al lado). Porque nosotros éramos los que

agarramos los pinceles. Entre todos -más vale que estuvo el taller, y vinieron los talleristas-,

pero las paredes son nuestras, y están los dibujos que nosotros queríamos poner y plasmar ahí.

Que yo creo que fue un excelente canal para bajar toda esa cosa que nos molestaban, que nos

hacían ruido. Creo. No sé, yo pienso así. Tal vez el K. no, y bueno, el K. no. Pero bueno… ¡me

parece que está tirando un estado ahora, poné la ubicación! [Observando que K. estaba usando

el celular] -risas- .
110

-E: Acá, Villa el Tropezón.

-K: No, voy a sacar una foto.

-E: No sale la ubicación “Villa el Tropezón”, ¿viste? Chomazo.

-R: ¿Y ésa? ¿por qué habrán sacado esa foto?

-K: Le tenemos bronca a la yuta.

-E: Y, por el gatillo fácil. Todos los que estaban ahí, estaban con eso. Bueno, eso también

significa mucho, re anarquista. ¡Muerte a la Yuta! Suena como también, así- Bueno, yo también

creo que, o sea, ahora como que se cortó eso de que era una utopía, antes, reclamar contra el

cobani… y ahora están cayendo en cana. ¡Bueno… a paso de tortuga! Pero caen en cana los

cobani. Eso tendría que mejorarse -capaz que no estén modificando siempre las mismas

cuestiones-. Eso de la imputabilidad de los menores. ¡También… es un bajón! Porque eso,

porque no le dejás transcurrir la vida al wacho como que le estás delimitando lo que tiene

que hacer. Eso, y aparte es una violencia a los Derechos Humanos que poseemos todos. Todos

somos humanos y capaz que… vos tenés derechos por existir. Pero bueno. Igual ahí todos

decían, todos cerraban, lo que me molestaba que todos cerraban las vidrieras del centro, cuando-

era un día que toda la gente salía a marchar por sus derechos que pum, que pam, toda la otra

gente con temor, cerrando las persianas, así. Como que te da cosa. A mí me pasaron una banda

de sensaciones que está bueno… tampoco uno no lo puede expresar, tampoco te vas a ponerte

a lamentar, pero también te da bronca, porque la misma sociedad está marginando a la gente,

entonces no da (N/C charla con los Wachos del Trope VT: 25/08/2017).

En esta última cita se anudan aquellos elementos que hemos venido desarrollando, las

disposiciones del espacio que conforman círculos de encierro que van desde la materialidad de los

mismos, un Nudo Vial que tapa, la lejanía y la desolación de vivir por fuera de la ciudad de
111

Córdoba en una Ciudad Barrio, hasta los cercamientos corporales “por qué no le dejás transcurrir

la vida al wacho… como que le estás delimitando lo que tiene que hacer”. Otra forma de Nuda

Vida, no mata pero no se deja transcurrir la vida, se presenta como otra forma de muerte. La

discriminación y estigmatización de ciertos espacios “no sale la ubicación Villa El Tropezón,

¿viste? Chomazo”, en Google Maps no existe, no figura como ubicación. Discriminación y

estigmatización que no solo recae en el espacio que se habita sino en la misma piel, piel que no

encaja en ciertos lugares de la ciudad y se vuelve motivo de persecución policial. “Es como los

cobani tienen el color de piel en la planilla de arresto-hace señas con las manos, como si tuviese

una planilla y una lapicera - entonces ven una piel blanca y dicen “no, esta no la llevamos”,

entonces van y te fijan, la piel morocha “sí, la cargamos”-y listo. Se llevan la piel directamente,

no al sujeto, su cuerpo entero. A pesar de lo cual en este escenario de precariedad en donde la vida

transcurre, aparece como necesaria la valoración de la norma “bueno, está mal, que no haya policía

porque bueno, sino no va a haber orden, no va a haber normas; y también es jodido vivir sin la

norma”. Valoración de la vida mula, que se comparte/reproduce pero a la que también se discute,

se contesta, “te das cuenta que siempre es de historia eso, ya. Que el negro caga por ser negro,

es así. Pero ¿qué pasa? Cuando tienen que levantar una obra, ¿a quién llaman? ¿Al primero que

llaman? Eso es lo que capaz, a mí me motivó, y creo que es eso”. Lo motivó a plasmar una

presencia, hacerse visible, más allá de las marcas que lleva en su piel que lo “saca” de algunos

lugares. Este hacer que implica un movimiento en este escenario de precariedad, posibilitando otro

ritmo a partir de lo que reconocemos como tácticas, que en este caso particular se expresa a través

de expresiones artísticas: murales. “Las paredes son nuestras”, dice el joven, hay el muro, hay la

pared, pero hay formas de apropiarse desde otros ritmos, que permiten el despliegue de otros pulsos

vitales, esos que se escapan de manera efímera a la vida mula. En donde el tiempo allí es tiempo
112

muerto puro continuum. Sin embargo es a través de los usos que los jóvenes hacen del

tiempo/espacio que pueden transformar ese tiempo muerto en tiempo con sentido para ellos.
113

Conclusiones

“La línea de raje es una forma de tomarse el palo. Los franceses no saben muy bien lo que
es eso. Por supuesto, como todo el mundo, se las toman, pero piensan que rajarse, o bien
es escaparse del mundo, mística o arte, o bien es una especie de cobardía, una manera de
eludir los compromisos y las responsabilidades. Pero el raje no significa, ni muchísimo
menos, renunciar a la acción, no hay nada más activo que un raje". (Deleuze, G., s.f)

El presente trabajo de investigación procuró realizar algunos acercamientos y reflexiones sobre

las vivencias de las y los jóvenes que habitan contextos sociosegregados: Ciudad Barrio Villa

Retiro y Villa el Tropezón. El objetivo fue desarrollar un análisis que abordara el campo de las

subjetividades juveniles en su vínculo con la espacialidad en la que ésta se despliega. Nuestro

punto de partida fue la realidad cotidiana tal y como es vivida de acuerdo a nuestras observaciones

y los relatos de los y las jóvenes con los cuales trabajamos en los dos espacios urbanos

seleccionados. Dado que la pluralidad y la complejidad son rasgos de las prácticas cotidianas,

nuestra mirada se inscribió en la experiencia, es desde allí que reflexionamos sobre lo presente, lo

fluido, sobre las tácticas como condición de observabilidad en el campo. Seguimos los planteos

de De Certeau (2000), quien sostiene que hay que volver la mirada a las “maneras de hacer”, que

forman la contrapartida del orden social, desde un análisis cultural de los sectores subalternos. Lo

que plantea dicho autor es el análisis de la producción de sentido de las mil maneras de

hacer/deshacer el juego del otro. En otras palabras de “valerse de” un tiempo muerto –instituido-

para transformarlo en otro tiempo con sentido para los sujetos.

Siguiendo a Martín-Baró (1990) podemos decir que lo específico de lo social es reflexionar

acerca de la acción tanto de los sujetos –en tanto personas sociales- como de los grupos en cuanto

es referida o influenciada por otros sujetos o grupos. “En la medida que una acción no es algo que
114

se puede explicar adecuadamente a partir del sujeto mismo, sino, que explícita o implícitamente,

en su forma o en su contenido, en su raíz o en su intención, esté referida a otro y a otras, en esa

misma medida la acción es social y cae bajo consideración de la psicología social” (p. 6). Los

sujetos no son seres arrojados al vacío, sino que escriben las narrativas de su historia, se mueven

en una situación y circunstancia particular.

De modo que nuestro registro se centró en el habitar de estos jóvenes, a través de comentarios,

gestos, formas de acercarse/distanciarse, sobre las rutinas sus continuidades/discontinuidades,

temas de recurrencia, intereses, relatos a través de los que se fabrica el espacio. Es decir las formas

de apropiación a través de los usos sobre el espacio/tiempo en la relación espacio/lugar, de los

usuarios supuesto a la pasividad de la disciplina.

La posición/rol de la investigadora al inscribirse en una investigación desde el marco de la

Psicología Social Crítica, que implicó tanto una escucha atenta, una escucha sin pretensión de

obtener palabras que nos resulten claras y coherentes, sin esperar que “todo cierre” en los relatos.

Una escucha sin apurarse a encuadrar en los propios esquemas valorativos, incluso lo que se

enmarcan en la dicotomía sano/patológico, un escuchar/escucharse sintiendo en el campo miedos,

rabia, alegría, una escucha intentando captar ese propio sentimiento. Como así un respeto por los

tiempos de los y las jóvenes que facilitó construir mutuamente espacios de encuentro en donde sus

expresiones pudieron darse no solo mediante la palabra ya que desde nuestro encuadre socio-

ideológico la ideología no es solo ideas racionalizadas, sino que tienen que ver con visiones y

sensaciones del mundo que definen maneras de ser, de habitar el espacio y que también emergen

en colores, dibujos, en gestos, en movimientos, en lo que se fotografía, en cómo se posa para una

fotografía, consideramos enriquecedor incorporar al registro de la experiencia estas “otras” formas

de expresión. De forma tal que el rol implicó acompañar instancias de expresión, posibilitando
115

poner en imágenes como en palabras las vivencias y experiencias de los y las jóvenes que habitan

contextos socio segregados.

Ahora bien es a partir de la relación que se da en estos espacios –espacios de encuentro- la

posibilidad de lo que allí acontezca. En otras palabras la posición/rol no puede ubicarse desde la

exterioridad ya que lo que acontece en el campo es el resultado del encuentro entre los diferentes

participantes involucrados en el proceso de construcción del conocimiento. Por lo cual nos

servimos de reflexibilidad como herramienta de reflexión que no solo implicó una reflexionar

sobre los efectos que la presencia de la investigadora tiene en el campo, y que inciden en

determinadas formas de actuar -en este caso de los y las jóvenes- sino también una reflexión sobre

una/o misma/o como profesional, ya que nuestras prácticas, nuestras concepciones del mundo

están mediada por nuestra trayectorias, experiencia, clase.

Elegimos algunas instantáneas-escenas del trabajo de campo que nos parecieron reflejar mejor

cómo es ese pensar-sentir-estar de los y las jóvenes en su vida cotidiana respecto a ciertos ejes que

fuimos desarrollando a lo largo del análisis. Nos referimos en primer lugar a las disposiciones del

espacio que conforman círculos de encierro, en donde la figura del muro adquiere centralidad bajo

un nudo vial que tapa, esconde, bajo la lejanía y la desolación de vivir por fuera de la ciudad de

Córdoba en un Barrio Ciudad, donde se presentan diferentes emociones. Volvamos a las frases

que pensaban los y las jóvenes para marcar el espacio en blanco entre dos ventanas abiertas en un

muro, ventanas que solo diferenciaban su paisaje a partir del telón de fondo que inscribía el día y

la noche “no hay más suerte de aquella que fabricás vos” o la que finalmente se escribió soñar

para vivir, de eso se trata de soñar para seguir” ¿Cómo abrir una ventana en un muro, desde la

imaginación, con la pura voluntad de fabricar la propia suerte, a la espera de un sueño? sueño que

se espera, que desespera, exaspera y mantiene la esperanza. Todo tiene la misma raíz, siguiendo
116

a Bordelois (2006) *spe, “raíz indoeuropea que significa expandirse, aumentar y se extiende a

cualquier tipo de expansión física o psíquica: tener éxito, ser capaz de llevar algo adelante” (p.

174). También la encontramos en espectáculo, espectáculo de transitar Tecnópolis/Patio Olmos, a

través del cual el ojo se expande a otras experiencias posibles y que vuelven a estos lugares

deseables aunque la lógica por los que son deseables -el consumo, la tecnología, lo considerado

moderno- sea la misma lógica por la que los y las jóvenes quedan excluidos. Huella del trabajo

ideológico, en una sociedad donde todos podemos ser consumidores y que obtura la exclusión

intrínseca de la forma mercancía. Vela el escenario de precariedad donde la vida transcurre. Las

salidas im/posibles y las posibilidades van inscribiendo la escala de valores respecto a los lugares

deseados/rechazados por las y los jóvenes. Salidas fantaseadas frente a salidas realizadas en los

espacios físicos reales en donde un espacio al aire libre se siente más vigilado que un espacio

privado, cerrado y de consumo, como es el shopping.

Cercamientos materiales pero también corporales, respecto de la estigmatización bajo el color

de piel, que “saca” a los jóvenes de ciertos espacios a través de la persecución policial, que los

lleva, que se lleva su piel entera y en donde “muerte a la yuta” se presenta como fija en los muros

que rodean a los y las jóvenes, frase que no para de sonar incluso en los relatos, y que indica quién

se corporiza día a día como el que impide –siempre- toda posibilidad de movilidad/circulación por

fuera del “cuartel”-de la villa o el Ciudad Barrio-. Pero también el vecino/ciudadano/maestro que

se “engorra” que ubica a los cuerpos que están “sacados” a los lugares donde tienen que estar, esos

destinos inevitables de ciertos mandatos sociales para que las y las jóvenes –que no estudian, ni

trabajan- participen, se interesen, se adecuen al fluir del continuum. Una forma de adecuarse a la

excepción, a la Vida Nuda, a la precariedad en la fragilidad de la fantasía, donde no se sostienen

ni instituciones, ni rutinas, ni enunciaciones de derechos. La Vida Nuda que trae consigo una forma
117

de vivir la Vida Mula, en donde hay que adaptarse, porque es regla, y es lo que hay, te tenés que

adaptar a mulear, porque tu vida es mula, porque es nuda, prescindible, puede no estar mañana, no

se cuida, no se prioriza, no se protege como lo más sagrado, así que no hay otra que adaptarse al

continuum. Se cuestiona el joven “porque no le dejás transcurrir la vida al wacho”, esa que se

escapa al continuum de la Vida Mula, pero que encuentra otra forma de Nuda Vida, que no mata

pero no deja transcurrir la vida, se presenta así como otra forma de muerte. Aparecen valoraciones

sobre la Vida Mula que se perciben, se comparte que se reproducen pero de las que también se

raja.

Rajes a la manera de tácticas en un sentido decerteano que se despliegan para apropiarse del

espacio y tornarse visibles. Desde la expresión artística de un mural, en el resquicio de una firma

o nombre sobre el muro, en un raje de tiempos muertos en una suerte de “siempre es lo mismo”

que habilita un juego ¿para qué? Para divertirse. Un raje no implica un caer, caer en vertical –cayó

preso, cayó detenido-, para abajo, sino que rajar es de manera horizontal, rajar suena a rasgar, a

romper, rajar la tela, lo que esta urdido, tramado cerrado. Un rasgar el continuum, una fuga del

tiempo sin pausas que conforma ese continuum. “Sacarse” de la villa, del Barrio Ciudad, como

forma de raje frente a lo que ubica a los y las jóvenes a los lugares en los que tienen que estar, raje

bajo la marca de un esténcil que va “desde la villa hasta tu casa”, bajo la figura de la gorra,

“alternancia y ambivalencia” a través de las cuales es posible leer un mismo símbolo –en este caso

la villa, la gorra- o producción simbólica de las clases dominantes como significando dominación

y liberación/autonomía alternativamente o a la vez.

Rajes como formas de vida que se escapan, que se rajan de la Nuda Vida y que afirman otras

formas de existencia desde los márgenes del discurso hegemónico que excluye y recluye.

Posibilidad de parar ante el continuum de la Vida Mula y decir así no, porque en palabras de un
118

joven “las paredes son nuestras”, evidenciando bajo aquella frase las tensiones afectivas del poder

moverse, o no, de atravesar las paredes o no. Las paredes se pintan, se atraviesan con ventanas

dibujadas, también existe la sensación de atravesamiento vía el uso de medios, por ejemplo

Facebook a través del cual los jóvenes de la villa el Tropezón se nombran Los Wachos del Trope,

artistas muraleros de la villa. En lugar de intentar “parecer del country Lomas de la Carolina”,

reafirman que viene de la villa, “oh, mortal, feroz. Yo, soy yo, la verdad”, no parezco de la villa

pero sí vengo de ahí tomando las palabras de un joven. Pero también hay paredes que se atraviesan

junto con los investigadores, estudiantes, militantes que acompañan a los y las jóvenes, así van a

la Facultad (por un día), a un encuentro de prácticas comunitarias en salud, van al centro, a una

marcha –acompañados- pero se mueven, se rajan.

En este punto nos preguntamos, ¿qué hay de la vida de los y las jóvenes silvestres –

parafraseando al Colectivo Juguetes Perdidos- cuando se encuentran con otros? Con otros con los

que se les está prohibido encontrarse, ya que los carriles de circulación se estructuran a partir del

no encuentro entre las diferentes clases, cada quien girando dentro de sus propios marcos de

encierro –el estar juntos se estructura vía la seguridad/consumo. Y ¿qué hay, por supuesto, para

una psicología y su rol, a partir del “asalto” en el marco de una experiencia donde uno se encuentra

con otro “sin seguro de salud”? Encuentro que queda por fuera de la retórica de la inclusión, ya

que en los marcos de la Vida Nula, no hay dónde incluir, no hay instituciones que aguanten, no

hay recursos. ¿Qué resulta de ese espacio que se arma a partir del encuentro con los y las jóvenes?

¿Qué nos traemos, qué dejamos, qué queda? ¿Qué aparece de ese encuentro no protegido, armado

y desarmado y rearmado a partir de la confianza que poco a poco y a contrapelo se va haciendo

entre quien realizó esta investigación y los y las jóvenes? Sin duda algo nos llevamos de ese estar

juntos, de los y las jóvenes nos llevamos sus mapas del presente, sus palabras que nos invitan a
119

reflexionar sobre la realidad contemporánea a partir de sus gestos, sus movimientos, sus propios

pulsos vitales, sus rajes. Así mismo percibimos que algo dejamos a partir de una experiencia que

habilito otros modos de compartir las horas, rajando juntos atravesando paredes…
120

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131

Anexos
132

Anexo 1
Espacios de investigación
133

Anexo 2
Contries
134

Anexo 3
Ubicación de Barrios Ciudad
135

Anexo 4
Zonas de Peligrosidad de inundaciones erosión y anegamiento
136

Anexo 5

Fotografías de Valeria Sbuelz – Indymedia Córdoba


137

Anexo 6
Nota de campo: 21/11/2016

Una vecina pregunta sobre los tiempos que tardara en comenzar la urbanización ¿estamos

hablando de un añito dos añitos? P:- arquitecta a cargo del proyecto responde: Suponemos

que el año que viene ya tendría que estar (…) continua hablando A- trabajadora social: -

Ahora, por eso nos interesa también el trabajo en el mientras tanto. En el mientras tanto,

tenemos que trabajar otros vínculos dentro de la comunidad, y tratar de atender a ciertas

problemáticas que son urgentes. De acuerdo a conversaciones que hemos tenido con los

trabajadores sociales, con algunos vecinos, con los referentes y demás, una problemática

que urge es la medioambiental. Frente a estas palabras un vecino pregunta: El tema de las

casas, ¿cómo queda? ¿Cómo están?, ¿las arreglan? Interrumpe aquella pregunta la

presencia del arquitecto Director General de Hábitat (Social) del Ministerio de Desarrollo

Social de la Provincia. F- al llegar se presenta y agrega que estará presenciando la reunión

un lapso corto de tiempo, ya que debía ocuparse de otros asuntos. Presenta tanto a la

arquitecta P. Como a la trabajadora social A. Luego de la presentación comienza a hablar:

(…) para nosotros no es nada mejor que compartirles en qué estamos (…) si ustedes supieran

todo el trabajo que están haciendo ellas, que ustedes no tienen por qué saber; y está bien

que ustedes nos critiquen, porque ustedes no saben (…) Nosotros tenemos mucho para

mostrar(…) Nosotros estamos en una instancia que queremos compartirles, se nos viene un

trabajo casa por casa, que necesitamos que ustedes nos acompañen para que éste tenga un

resultado, el esperado, que viene siendo excelente en todos los barrios. Comentarles los

tiempos, lo que las chicas están trabajando, para que ustedes nos comprendan, no es fácil,

llevan todas obras de infraestructura. Comentarles también que necesitamos renovar el


138

convenio con Nación para la autorización de las tierras, porque ustedes bien saben que

están en tierras nacionales (…) empezamos a pedir las factibilidades. ¿Qué significa?

“Municipalidad, quiero poner el agua en El Tropezón, acá está proyecto y acá la

autorización de ustedes. Quiero poner la cloaca en El Tropezón”. Acá está el proyecto, que

ya lo van a ver. Y para cerrar todo este tipo de proyectos, necesitamos ir puerta por puerta

a escuchar los vecinos, que son ustedes; vamos a hacer distintos talleres, que necesitamos

que nos acompañen, porque si yo hago un proyecto a puertas cerradas, y no los participo,

parece ser que es una nave espacial que les aterrizó, y ustedes no tienen por qué aceptarla.

Porque ustedes son los que viven en el barrio, ustedes saben si necesitan (…); y después

hay una parte, la final, que es la idea, es la que todos soñamos, que es cuando ya se ordena

la parte del barrio, ordenada se mensura, y a futuro ustedes tienen la escritura. Es lo más

lejano y lo más complicado…

Vecina:- Es que, sabés lo que me interesa a mí, que no se me caiga la casa encima. Y fue

tan fácil, para De La Sota, para los que estuvieron ahí, para hacer el barrio del lado, ahí sí

que no les costó pedir terrenos, esto… O sea, yo quiero que vayan y me pongan dos palitos

nomás (…). Para que no, mañana me vayan a joder, “che, te tenés que correr”, porque por

mi casa pasa la calle supuestamente. Y yo no puedo esperar, tengo niños, la casa se me está

cayendo a pedazos.

P:- Hoy los citamos para decirles que el día 4 empezamos un relevamiento, casa por casa.

Va a ser el día 4 y 5. Y lo que nosotros intentamos es invitarlos, para que ustedes nos puedan

acompañar. No solo el componente social, para actualizar los datos, sino también un

relevamiento físico de todas las viviendas, para que estos casos, nosotros podamos tener

una mayor certeza de qué está pasando, casa por casa. Entonces nosotros hacemos un
139

informe y se lo elevamos al Director así también sabe qué es lo que está pasando realmente

en El Tropezón.

Fa: - Está claro que somos todos vecinos de Córdoba Capital (...)

Marcelo: - Nosotros no somos vecinos. Parece que nosotros no somos vecinos de Córdoba

Capital. Porque a nosotros nos hicieron semejante obra [por el Nudo Vial] y nos dejaron

tirados. Y ahora no se hacen cargo ni de la basura, ni de los pozos, ni de los contenedores…

F: - (…) yo quiero que sepas que el Ministerio de Desarrollo Social, en el plano, porque

hizo el relevamiento, no sé si vieron que pasó un drone por el barrio, se hizo un

relevamiento, se tiran las curvas de nivel, el proyecto de desagüe que después les puede

comentar ella, contempla esto. Ojalá, dios quiera, nosotros hasta que no estén las obras, sí

puede pasar, nosotros sabemos que no estamos de brazos cruzados, este Ministerio y esta

Área viene trabajando fuertemente para ustedes.

Vecina:- Es una vergüenza que la misma empresa que armó ese bendito nudo le esté

armando a los militares la casillita que les tiraron, y nosotros seguimos ahí. Por dios…

Vecino: - Es que la realidad la estamos viviendo ahora, la estamos viviendo nosotros, es un

Nudo Vial que nosotros no pedimos.

Vecina: - Escúcheme una cosa. Esto suena a verso. Es mi apreciación y creo que de la

mayoría de las personas que están acá. Esto nos suena a verso porque a nosotros nos

hicieron como una favela. No se dan cuenta que al frente nos pusieron un muro, y nos

hicieron esa bendita porquería de adelante, y nosotros quedamos atrás. A Gama no le

importa, porque nosotros -supuestamente que somos los ladrones y la mayoría de nosotros

somos gente que trabaja-, entonces, nosotros a ellos no les molestamos, a nadie le
140

molestamos, entonces, ahora, esto queda, y pasa, y pasa, y pasa(…). (N/C Ministerio de

Desarrollo Social: 21/10/2016)

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