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Fecha: 03 de MARZO 2020

Tema: El Peligro de la Incredulidad


Lectura Bíblica: Hebreos 3:7-19
Libro de Meditación: HEBREOS (La Epístola)

Una de las tristes realidades del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento fue
la dureza de su corazón. A pesar de haber sido testigos del poder de Dios, y habiendo
experimentado Su gracia, muchos judíos se endurecieron espiritualmente (v.7-11).
Como consecuencia, no entraron en el “reposo” del pueblo de Dios (v.12). Para el pueblo que
salió de Egipto, ese “reposo” iba a ser la Tierra Prometida. El autor de Hebreos usa la
tierra de Canaán como una figura de la salvación espiritual.

A la luz de los que pasó con la primera generación que salió de Egipto (v.10-11), el autor
exhorta a los creyentes judíos del primer siglo a no cometer el mismo error; es decir, a no volver
atrás, simplemente por encontrar dificultades en el camino (v.12). El antídoto contra la
apostasía espiritual es la exhortación mutua (v.13a).

En particular, el autor anima a los creyentes a tener mucho cuidado con el “engaño del
pecado” (v.13b). El pecado engaña, porque promete felicidad, pero no cumple lo
que promete. Y el peligro de eso es que insistimos en ir tras el pecado (queriendo alcanzar la
felicidad), hasta tal punto que nos volvemos insensibles a Dios. Eso lleva al endurecimiento
espiritual.

La salvación consiste en ser “participantes de Cristo” (v.14a). Eso habla de la “unión


con Cristo” (Juan 15:4-5; Romanos 6:3-4; Efesios 2:4-6). Dicha unión se establece por fe.
Cuando creemos en Cristo, Dios el Padre nos une a Él, por medio del Espíritu
Santo (1 Corintios 12:13). Pero, esa fe tiene que manifestarse en perseverancia (v.14b).
Si no hay perseverancia, entonces la “fe” que tenemos no es más que una
“creencia2; y eso no nos salva.

La generación que salió de Egipto no llegó a entrar a la Tierra Prometida,


porque rehusaron creer en Dios (v.16-19). Su incredulidad se manifestó cuando los
doce espías retornaron de Canaán con un informe negativo (Números 13-14).
El poder militar de los habitantes, y el tamaño de sus ciudades, hizo que el pueblo
se desanimara (Números 13:27-29, 31-33), y deseara volver a Egipto
(Números 14:1-4).

Ese era precisamente el problema con los creyentes judíos del primer siglo, a quienes el
autor dirige esta carta. Habían dejado el judaísmo (su “Egipto” espiritual), y habían abrazado la
salvación en Cristo (su “Moisés” espiritual). Sin embargo, las dificultades en el camino
(ver Hebreos 10:32-34) los estaban desanimando, y exponiendo a la tentación de volver al
judaísmo. El autor les advierte del peligro que corren, usando el ejemplo de la
primera generación de judíos que salió de Egipto.

Reflexión:
Examina tu vida para ver si hay algún indicio del “engaño del pecado” (v.13), producto de un
“corazón malo” (v.12). ¿Estás perseverando en la vida cristiana, o estás en peligro de dar
marcha atrás?

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