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Fecha: 02 de MARZO 2020

Tema: Cristo es Superior a Moisés


Lectura Bíblica: Hebreos 3:1-6
Libro de Meditación: HEBREOS (La Epístola)

Habiendo establecido que Cristo es mayor que los ángeles, el autor procede a
declarar que Cristo es también mayor que Moisés, el gran profeta y mediador
del primer pacto. Al introducir este tema, el autor enaltece a sus lectores, llamándolos
“hermanos santos”, y describiéndolos como “participantes del llamamiento
celestial” (v.1a). Él quiere establecer que los cristianos no son cualquier cosa. Ellos no se
deben dejar menospreciar por los judíos.

De igual modo, habla bien de Cristo. Lo llama, el “apóstol y sumo sacerdote


de nuestra profesión” (v.1b). La palabra, “profesión”, no debe entenderse en el sentido
de “carrera” (profesional), sino como en la frase, “nuestra profesión de fe”. Cristo es
“apóstol”, en el sentido de ser un mensajero oficial, enviado por Dios el Padre a la tierra.

El autor compara la fidelidad de Cristo con la de Moisés (v.2). Ambos fueron fieles a Dios.
¡El autor no tiene la intención de menospreciar a Moisés! Sin embargo, la
superioridad de Cristo sobre Moisés se nota cuando observamos TRES cosas:

I. Moisés hizo el tabernáculo (la “casa” de Dios; v.3). Pero Cristo ES el


“tabernáculo” (ver Juan 1:14, donde el verbo, “habitó”, podría ser traducido,
“tabernáculo”). Él es la morada de Dios (Colosenses 2:9).

II. La Persona que hizo la verdadera “casa” celestial (el Eterno Hijo de Dios)
tiene mayor gloria y prestigio que la casa terrenal que se hizo
(el tabernáculo), siguiendo el modelo o la maqueta de la “casa” celestial
(ver Hebreos 8:5).

III. Moisés fue fiel en calidad de “siervo” (v.5); Cristo fue fiel en calidad de
“hijo” (v.6a). Debemos recordar lo que el autor declaró en Hebreos 1:2-4.

El autor termina esta sección con una advertencia (v.6b). “Los verdaderos creyentes
somos la casa de Dios, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el
gloriarnos en la esperanza”. Los creyentes judíos, a quienes esta carta fue dirigida
originalmente, estaban siendo tentados a dejar la fe cristiana, y a volver al judaísmo. “Si lo
hacen”, advierte el autor, “no serán la casa de Dios; el templo del Espíritu Santo”.
Porque la marca del verdadero creyente es que persevera en su fe hasta el final.

Reflexión:
Meditemos sobre la frase, “participantes del llamamiento celestial” (v.1). Dios nos llama a
participar de la gran salvación que Él ha obrado a favor de los pecadores (Hebreos 2:3).
No debemos mirar atrás, ni por un segundo. Debemos retener firmemente la fe en nuestra
salvación.

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