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Los incidentes son una parte importante y olvidada por muchos litigantes, la falta de
estudio de los incidentes en materia penal ocasiona en muchas ocasiones un mal
planteamiento de los problemas que se deben de resolver.
Sabemos que durante el proceso surgen cuestiones ajenas al fondo del asunto y
que el órgano que conoce debe de resolverlas mediante éstos incidentes. Como
bien sabemos es un procedimiento pequeño dentro de uno grande que se resuelve
por cuerda separada.
Para muchos la etimología del incidente, INCIDERE, se refiere a cortar o interrumpir,
o en su caso suspender. Cada incidente plantea un objeto accesorio, lo cual obliga
a una tramitación especial.
Algunos procesalistas los definen como obstáculos que surgen durante el
procedimiento penal que impide su desarrollo. La cuestión incidental siempre puede
resolverse de plano, el incidente significa otra contienda en la contienda.
La intención de éste trabajo no es hablar de los incidentes en lo particular, sino
hacer una comparación de los primeros incidentes, esto es de los incidentes ajenos
a las libertades que se contemplan en el Código de Procedimientos Penales para el
Distrito Federal, y su homólogo en el Estado de Coahuila.
El porque hacer el presente trabajo surge por los comentarios de hace tiempo de la
reconocida pluma del doctor Orellana Wiarco quien desde su natal Torreón ha
señalado en reiteradas ocasiones un corte moderno en los Códigos de Coahuila.
Nos enfocaremos a hacer una comparación entre los incidentes similares,
descartaremos los incidentes que no tengan conexidad entre códigos, no porque no
sean importantes sino porque son una ampliación al presente trabajo.
Este código, refiriéndonos al de Coahuila ha sido criticado por reconocidos Yerros
y ha sobrevivido, razón por la cual deja una interesante importancia en su estudio.
Sabemos de antemano que es un código nuevo, y tal ves sea un tanto injusto el
compararlo con un viejo titán como es el tantas veces reformado Código Adjetivo
Penal del Distrito Federal.
6. INCIDENTE
Podemos definir los incidentes como toda cuestión, distinta de la principal, que se
suscite durante la sustanciación de un juicio, y haga necesaria una resolución previa
o especial del tribunal.
El Artículo 82 del CPC establece que: "Toda cuestión accesoria de un juicio que
requiera pronunciamiento especial con audiencia de las partes, se tramitará como
incidente, y se sujetará a las reglas de este título, si no tiene señalada por la ley una
tramitación especial"
Los elementos que deben concurrir respecto de una cuestión que se suscite durante
la tramitación de un procedimiento para otorgarle la naturalezajurídica de un
incidente son los siguientes:
1. Que exista juicio; El incidente es una cuestión accesoria al juicio, por lo que
necesariamente se requiere la existencia de un asunto principal para poderse
plantear una cuestión accesoria a éste. El proceso adquiere existencia legal
desde que se ha constituido la relación jurídica procesal o desde el momento en
que todas las partes se encuentran insertas en una situación jurídica que les
genera la carga de actuar para los efectos de satisfacer su propio interés en el
proceso. El instante a partir del cual un proceso adquiere existencia legal es
desde la notificación de la demanda interpuesta por el sujeto activo a los
demandados, por lo que sólo a partir de ese instante será posible plantear los
incidentes como cuestiones accesorias al asunto principal.
B) Incidentes que nacen de hechos que acontecen durante el curso del juicio
(deben ser alegados tan pronto como llegan a conocimiento de la parte
afectada).
No obstante lo anterior, existen casos en que los incidentes deben ser resueltos en
la sentencia definitiva, y son:
Artículo 52. Sólo podrán invocarse como excusas las causas de impedimento que
enumera el artículo anterior.
Las partes podrán plantear como causa de recusación cualquiera de tales
impedimentos.
Artículo 52. Sólo podrán invocarse como excusas las causas de impedimento que
enumera el artículo anterior.
Las partes podrán plantear como causa de recusación cualquiera de tales
impedimentos.
ALGUNAS NOTAS FINALES SOBRE EL TEMA DE IMPEDIMENTOS,
EXCUSAS Y RECUSACIONES.
Este tema confunde algunos estudiantes e incluso abogados, por lo que si te
aprendes esta regla, quizá te sea más fácil recordar las diferencias en estos
conceptos:
“La Ley de Amparo prevé causas de impedimento para los juzgadores, quienes
deberán de excusarse de actualizarse alguna de estas causales, de lo contrario,
las partes en el proceso así como el Ministerio Público, podrán solicitar
su recusación.”
6.5. EL SOBRESEIMIENTO
Sobreseimiento libre. Vinculación del Tribunal a las peticiones de las partes
acusadoras. Es nulo el auto que declaró el sobreseimiento de las actuaciones,
ya que no procede hacerlo cuando la acusación particular solicita la apertura
juicio oral. Como ha declarado el Tribunal Constitucional, sentencia 54/83 de 6.5,
el sobreseído libremente ha de ser tenido por inocente a todos los efectos, como si
hubiera mediado sentencia absolutoria. Dado su carácter definitivo, en contraste
con el sobreseimiento provisional, sólo puede adoptarse tras profunda reflexión y
procediendo con tacto, prudencia y mesura, debiendo la Audiencia fundar, justificar
y razonar -motivar- tal decisión (SSTC. 297 y 314/94 y STS. 17.5.90). La inexistencia
de indicios racionales de criminalidad, como situación contraria a la prevista en el
art. 384, supone la primera causa de sobreseimiento libre, al haberse evidenciado
a lo largo del sumario que no hubo nunca tales indicios (se precisó indebidamente)
o bien, que si los hubo, pruebas posteriores los desvirtuaron. Si ni siquiera hay
sospechoso, nunca podrá haber culpable, bastando para ello con ausencia de
indicios, no precisándose por tanto prueba de inexistencia del delito (STC. 39/83 de
6.5). El segundo motivo de sobreseimiento libre se concreta en que "el hecho no
sea constitutivo de delito". Que este supuesto concurre cuando la conducta
constituye falta o es claramente atípica al no encajar en ningún precepto de la
legislación penal parece incuestionable, puede, en cambio resultar problemático
como resolver la procedencia o improcedencia de sobreseimiento libre por este
mismo cuando existan dudas fundadas de atipicidad, si debe resolverse la duda en
este momento procesal o abrir el juicio oral y resolverla en sentencia. Puede
entenderse que si se trata de un problema estrictamente jurídico, -es decir no
relativo a los hechos cuya clarificación sí puede y debe acaecer en el acto del juicio
oral-, y si el Tribunal considerase tras examen y debate que la duda se resuelve en
favor de la tipicidad, debiera proseguir el procedimiento no acordando el
sobreseimiento libre, pero si mantuviera la duda parece que el principio in dubio
libertas o pro libertate (arts. 1.1, 9.3 y 10 CE), exige optar por el sobreseimiento si
en la sentencia se va a seguir la tesis absolutoria. Consecuente con ello, el Tribunal
tiene facultad para acordar el sobreseimiento libre previsto en el art. 637.2, a pesar
de la pretensión acusatoria del Ministerio Fiscal o del acusador particular, tal como
se previene en el art. 645.1, pues al tratarse de una cuestión de derecho y no de
hecho, que no puede variar a lo largo del acto del juicio oral, la economía procesal
y la protección de los derechos fundamentales del proceso exigen la existencia de
esta facultad del Tribunal, siendo la resolución de éste susceptible de recurso de
casación en base al art. 848.2 LECrim.. Sin embargo, la vigencia del principio
acusatorio obliga en cambio en el supuesto del art. 637.1, y a tenor de lo previsto
en el párrafo 2º del art. 645, a proseguir el procedimiento abriendo el juicio oral, si
se mantiene la acusación publica o particular, resultando conculcador del derecho
a la tutela judicial efectiva, al no existir recurso de casación, cualquier resolución
contraria a tal precepto legal (SSTC. 171/88 de 30.9, 297 y 314/94; SSTS. 20.1.92
y 14.2.95).
La reforma constitucional en materia penal del estado mexicano fue diseñada con
la intención de instrumentar un nuevo sistema de administración e impartición de
justicia y con ello hacer la transición de un sistema procesal inquisitivo a un proceso
penal acusatorio, predominantemente oral.
En un estado constitucional, democrático, garantista de derecho, los individuos sin
importar su condición tiene el derecho a una justicia pronta, expedita y accesible,
así como a la seguridad jurídica para desarrollarse plenamente en todas las
geometrías de la actividad social, política, económica y cultural, y
concomitantemente a que el estado les otorgue las debidas garantías. Este es el fin
de la reforma judicial.
La reforma constitucional, dados sus alcance, abarca múltiples y heterogéneos
aspectos de los ámbitos constitucional y legal. Entre ellos el régimen penal tiene
una marcada relevancia, principalmente en lo que se refiere a los aspectos
procesales.
Dicha reforma en materia penal tuvo como base la necesidad de cambiar de manera
radical el sistema de procuración y administración de justicia, para pasar del modelo
inquisitorio —dados sus agotados y obsoletos problemas de diseño y operatividad—
al proceso acusatorio y oral.
El sistema acusatorio tiene como fin establecer una diversa manera de llevar a cabo
los juicios, esto en relación directa a una diversa manera de investigar, y una
manera alterna de defensa para los imputados. Es en ese orden como el legislador
planteó la incidencia de los partícipes en el proceso: el Ministerio Público, que
deberá desempeñarse sólo como la parte acusadora (con marcadas estrategias y
versatilidad en sus acciones); la defensa, quien se encuentra dotada de más y
mejores herramientas, no sólo jurídicas, sino, técnicas y científicas para cumplir su
cometido; el órgano jurisdiccional, concebido como un eficiente y eficaz director del
proceso.
Por lo que respecta al órgano judicial la instauración del sistema acusatorio, trajo
como consecuencia radicales transformaciones, tanto en la infraestructura material
y administrativa, como en la ingeniería institucional (recursos humanos, tales como
la formación y capacitación de los operadores judiciales) en los miembros del foro y
en los usuarios del servicio, lo cual, a su vez, produjo una diversa cultura jurídica,
mediante la construcción de nuevos paradigmas que repercuten no sólo en el
ambiente jurisdiccional sino en la enseñanza del derecho procesal en las facultades
o escuelas de derecho.
La reforma precisa el concepto de flagrancia (párrafo quinto del artículo 16) al
señalar que ésta se da desde el momento de la comisión del delito y durante el
tiempo inmediato posterior a la acción delictiva hasta su puesta a disposición del
Ministerio Público, es decir, que el concepto se amplía pues alcanza tanto a la
flagrancia propiamente dicha como a la llamada cuasi-flagrancia, dejando atrás el
concepto de flagrancia equiparada que otorgaba plazos más largo. Es de singular
importancia lo ordenado por la Constitución respecto que deberá existir un registro
inmediato de la detención.
La orden de cateo se agiliza (párrafo once del artículo 16) se suprime el término
“escrita” que antes era indispensable. El propósito del legislador fue darle celeridad
a la resolución de los pedimentos que el Ministerio Público hace al juez para estas
medidas cautelares. De lo que se presupone que ésta puede ser de manera oral,
sin perjuicio de que el documento respaldo de la autorización puede enviarse al
mismo tiempo o de forma diferida para constancia.
Respecto a las comunicaciones privadas, en el undécimo párrafo del artículo 16 se
establece una excepción para cuando sean aportadas en forma voluntaria por los
particulares que participen en ellas, en éste caso el juez valorará su alcance siempre
y cuando contengan información relacionada con la comisión de un delito.
La reforma constitucional incorpora mecanismos alternos de solución de
controversias al precisar: “que las leyes preverán mecanismos alternativos de
solución de controversias. En la materia penal regularán su aplicación, asegurarán
las reparación del daño y establecerán los caso en que se requerirá supervisión
judicial” (párrafo tercero del artículo 17).
Conclusión
Como nos pudimos dar cuenta, a lo largo de ésta investigación es importante
señalar que existen diversas y múltiples diferencias respecto de los incidentes que
plantean ambos códigos, mientras el Código del Distrito Federal contempla los
incidentes generales tales como la substanciación de las competencias, la
separación de procesos, la acumulación, la suspensión, la reparación del daño a
terceros, el código del estado de Coahuila no contempla ni la suspensión ni la
separación, mas sin embargo tiene una variante nueva y moderna que la denomina
reparación del daño exigible a personas morales.
Como nos percatamos a lo largo de éste trabajo, las diferencias en cuanto a
términos y substanciaciones de los procedimientos incidentales con diferentes
tratándose de cada uno de éstos códigos, aún cuando cada código señala un
incidente especificado.
Podemos apreciar que el código de Coahuila tiene un espíritu de ley con una política
criminal funcionalista, lo cual creemos que es bueno y que códigos, que si bien es
cierto, son complejos por ser viejos tales como son el del Distrito Federal, deben
retomar muchos de los avances que códigos como el de Coahuila establecen.
A su vez, el Congreso de Coahuila debe de aprender de la experiencia d e la
administración y procuración de justicia en el distrito federal, tanto por la complejidad
de sus problemas como por los parches que ha tenido que sufrir nuestra ley adjetiva
penal.
Bibliografía
https://www.monografias.com/trabajos89/los-incidentes/los-incidentes.shtml
https://www.monografias.com/trabajos15/incidentes/incidentes.shtml