Sei sulla pagina 1di 19

INTRODUCCION

Los incidentes son una parte importante y olvidada por muchos litigantes, la falta de
estudio de los incidentes en materia penal ocasiona en muchas ocasiones un mal
planteamiento de los problemas que se deben de resolver.
Sabemos que durante el proceso surgen cuestiones ajenas al fondo del asunto y
que el órgano que conoce debe de resolverlas mediante éstos incidentes. Como
bien sabemos es un procedimiento pequeño dentro de uno grande que se resuelve
por cuerda separada.
Para muchos la etimología del incidente, INCIDERE, se refiere a cortar o interrumpir,
o en su caso suspender. Cada incidente plantea un objeto accesorio, lo cual obliga
a una tramitación especial.
Algunos procesalistas los definen como obstáculos que surgen durante el
procedimiento penal que impide su desarrollo. La cuestión incidental siempre puede
resolverse de plano, el incidente significa otra contienda en la contienda.
La intención de éste trabajo no es hablar de los incidentes en lo particular, sino
hacer una comparación de los primeros incidentes, esto es de los incidentes ajenos
a las libertades que se contemplan en el Código de Procedimientos Penales para el
Distrito Federal, y su homólogo en el Estado de Coahuila.
El porque hacer el presente trabajo surge por los comentarios de hace tiempo de la
reconocida pluma del doctor Orellana Wiarco quien desde su natal Torreón ha
señalado en reiteradas ocasiones un corte moderno en los Códigos de Coahuila.
Nos enfocaremos a hacer una comparación entre los incidentes similares,
descartaremos los incidentes que no tengan conexidad entre códigos, no porque no
sean importantes sino porque son una ampliación al presente trabajo.
Este código, refiriéndonos al de Coahuila ha sido criticado por reconocidos Yerros
y ha sobrevivido, razón por la cual deja una interesante importancia en su estudio.
Sabemos de antemano que es un código nuevo, y tal ves sea un tanto injusto el
compararlo con un viejo titán como es el tantas veces reformado Código Adjetivo
Penal del Distrito Federal.
6. INCIDENTE

6.1. CONCEPTO Y ETIMOLOGÍA DE LOS INCIDENTES

Los incidentes se encuentran regulados en diversos preceptos


del Código de Procedimiento Civil (en adelante, CPC). En el Título IX del Libro I del
CPC, denominado "De los Incidentes", se reglamentan los denominados Incidentes
Ordinarios y, en los Títulos X a XVI del citado código, se regulan los incidentes
especiales siguientes: acumulación de autos, cuestiones de competencia,
implicancias y recusaciones, privilegio de Pobreza, las costas, el desistimiento de
la demanda y el abandono del procedimiento.

Podemos definir los incidentes como toda cuestión, distinta de la principal, que se
suscite durante la sustanciación de un juicio, y haga necesaria una resolución previa
o especial del tribunal.

El Artículo 82 del CPC establece que: "Toda cuestión accesoria de un juicio que
requiera pronunciamiento especial con audiencia de las partes, se tramitará como
incidente, y se sujetará a las reglas de este título, si no tiene señalada por la ley una
tramitación especial"

De la citada norma, se desprende que el elemento de la esencia para encontrarnos


en presencia de un incidente es su accesoriedad respecto de un asunto principal.
Al respecto se ha señalado: "La calidad de un incidente se determina más que por
la tramitación, por la esencial condición de su definición, o sea, de cuestión de un
juicio o procedimiento que requiere pronunciamiento especial"[1]. En un fallo más
reciente y en esta misma línea, la I. Corte de Apelaciones de Rancagua, al conocer
de un incidente de abandono del procedimiento ha señalado que "… el abandono
del procedimiento es un incidente en los términos descritos en el Art. 82 del código
en mención, puesto que constituye una cuestión accesoria que requiere
pronunciamiento especial con audiencia de las partes y, de tal suerte, requiere la
existencia de un juicio principal…"
La audiencia de las partes, a pesar de un elemento contemplado en el artículo 82
del CPC, no constituye un elemento de la esencia para que nos encontremos en
presencia de un incidente, puesto que éste puede no concurrir de acuerdo a lo que
el mismo legislador ha señalado. Al efecto, la segunda parte del artículo 89 del CPC,
dispone que: "El tribunal podrá resolver de plano aquellas peticiones cuyo fallo se
pueda fundar en hechos que consten del proceso, o sean de pública notoriedad, lo
que el tribunal consignará en su resolución". De manera que, si el legislador faculta
al juez para resolver de plano y sin necesidad de conferir audiencia a la otra parte
del proceso, para la resolución de una petición incidental en los casos en que señala
la norma, es porque puede omitirse de la audiencia de las partes cuando así se
disponga por la ley.

Requisitos de existencia de un incidente

Los elementos que deben concurrir respecto de una cuestión que se suscite durante
la tramitación de un procedimiento para otorgarle la naturalezajurídica de un
incidente son los siguientes:

 1. Que exista juicio; El incidente es una cuestión accesoria al juicio, por lo que
necesariamente se requiere la existencia de un asunto principal para poderse
plantear una cuestión accesoria a éste. El proceso adquiere existencia legal
desde que se ha constituido la relación jurídica procesal o desde el momento en
que todas las partes se encuentran insertas en una situación jurídica que les
genera la carga de actuar para los efectos de satisfacer su propio interés en el
proceso. El instante a partir del cual un proceso adquiere existencia legal es
desde la notificación de la demanda interpuesta por el sujeto activo a los
demandados, por lo que sólo a partir de ese instante será posible plantear los
incidentes como cuestiones accesorias al asunto principal.

 2. Que la cuestión promovida tenga el carácter de accesoria respecto del asunto


principal; Los incidentes se suscitan durante la tramitación del juicio principal, es
decir, entre la presentación de la demanda y la ejecución de la sentencia, y
necesitan ser solucionados previa y especialmente. La ley ha querido evitar que
sean motivos de incidentes cuestiones que miren al fondo del juicio mismo, y al
disponer que ellos tengan el carácter de accesorios está significando que deben
ser secundarios en relación con el asunto principal, al cual están unidos por un
nexo procesal.

 3. Que exista una relación directa entre el incidente y la cuestión principal;El


inciso 1° del artículo 84 del CPC establece categóricamente esta exigencia al
señalarnos que: "Todo incidente que no tenga conexión alguna con el asunto que
es materia del juicio podrá ser rechazado de plano". De tal forma, el incidente
que se promueva tiene que tener algún vínculo de ligazón o dependencia
respecto de la causa principal. Las cuestiones ajenas al juicio deberán
promoverse en juicio separado, porque de otra manera alterarían los términos de
la relación procesal y se introduciría la confusión en el procedimiento.

 4. Que exista un especial pronunciamiento por parte del tribunal; El artículo 82


del CPC, establece que las incidencias deben ser falladas mediante un
pronunciamiento especial del tribunal. Esto significa que tan pronto como la
controversia accesoria está en estado de ser fallada, el juez deberá dictar la
respectiva resolución, sin esperar que la cuestión principal también lo esté.Los
incidentes planteados por separado deben resolverse independientemente unos
de otros y no todos ellos aisladamente de la cuestión principal, porque sólo así,
se cumple su rol de permitir al juez una labor más fácil respecto de la
sustanciación del asunto principal.
6.2. CLASIFICACIÓN DE LOS INCIDENTES

I.- Atendiendo a su relación con la cuestión principal:

A) Incidentes conexos: tienen relación con el asunto principal del juicio.

B) Incidentes inconexos: no tienen relación con la cuestión principal.

Esta clasificación es importante para efectos de lo dispuesto en el inciso 1º del Art.


84 CPC.

II.- Desde el punto de vista de su ocurrencia:

 A) Incidentes que nacen de hechos anteriores al juicio o coexistentes con su


principio o iniciación (deben ser alegados antes de realizar cualquieragestión en
el juicio).

 B) Incidentes que nacen de hechos que acontecen durante el curso del juicio
(deben ser alegados tan pronto como llegan a conocimiento de la parte
afectada).

 C) Incidentes que nacen de hechos producidos después de dictada sentencia


definitiva.

III.- Según el procedimiento que se les aplica:

 A) Incidentes ordinarios: se tramitan conforme a las reglas generales de los


incidentes (Título IX del Libro I del CPC)[3].

 B) Incidentes especiales: tienen señalada una tramitación específica en la ley.

IV.- En cuanto a los efectos que produce su interposición:

 A) De previo y especial pronunciamiento: son aquellos que mientras no son


resueltos paralizan la causa principal y se tramitan en el cuaderno principal.

 B) Los que no son de previo y especial pronunciamiento: no suspenden la causa


principal y se tramitan en cuaderno separado.
Los incidentes de previo y especial pronunciamiento siempre deben ser resueltos
durante el curso del juicio y antes de la dictación de la sentencia definitiva. A
diferencia de los que no son de previo y especial pronunciamiento, los que deberán
resolverse tan pronto como ellos queden en estado de fallo durante la tramitación
de la causa, con independencia de la resolución de la cuestión principal que
necesariamente habrá de producirse siempre al final del procedimiento mediante la
dictación de la sentencia definitiva.

No obstante lo anterior, existen casos en que los incidentes deben ser resueltos en
la sentencia definitiva, y son:

 Incidentes que por mandato de la ley deben ser resueltos en la sentencia


definitiva: como la condena en costas respecto del asunto principal (Artículo 144
del CPC) y las tachas de los testigos (Artículo 379 inciso 2° del CPC)

 Procedimientos en que por su carácter concentrado los incidentes deben ser


resueltos conjuntamente con el asunto principal al dictarse la sentencia definitiva.
Así, el legislador respecto de algunos procedimientos establece que los
incidentes, no obstante tenerse que plantear durante el curso del procedimiento,
ellos no son resueltos a lo largo del mismo, sino que al momento de dictar
sentencia definitiva como ocurre en el caso del juicio sumario (Artículo 690 del
CPC) y en el juicio de mínima cuantía (Artículo 723 del CPC).

V.- En cuanto a su finalidad:

A) Incid. dilatorios: tienen por objeto corregir vicios del procedimiento.

B) Incid no dilatorios: no tienen ese carácter.

VI.- Según como se resuelven:

 A) De plano: el tribunal puede fallarlos sin audiencia de partes.

 B) Sujetos a tramitación: deben acogerse a la tramitación ordinaria o especial


que establece la ley.
La resolución que se pronuncia acerca de un incidente tendrá el carácter de una
sentencia interlocutoria de primera clase o de un auto, según si establece o
no derechos permanentes entre las partes.

6.3. SUSTENTACIÓN DE COMPETENCIA


Se denominan también cuestiones de competencia y constituyen el objeto de las
normas de derecho interestatal. En unos casos, dichas cuestiones se manifiestan
como conflictos de competencias legislativas, en los que habrá que determinar qué
ley debe regular una concreta relación jurídica; en otros casos, se manifiestan
como conflictos de competencias jurisdiccionales, en los que habrá que señalar
qué tribunales de un país han de conocer y decidir determinado litigio o proceso.
Por último, es posible que las cuestiones de competencia aparezcan bajo la forma
de los llamados conflictos de calificación, en los que se trata de dilucidar la
naturaleza de la relación jurídica cuestionada y, en función de esta naturaleza,
poder determinar qué ley estatal ha de regularla. Por ello, se dice que los conflictos
de calificación tiene el carácter de cuestión de competencia previa.

Son los planteados entre órganos judiciales pertenecientes a


distintos órdenes jurisdiccionales y con el fin de resolver la disputa para conocer del
mismo asunto o para apartarse de él. Cuando el problema se ha suscitado
entre tribunales del mismo orden jurisdiccional, se dice que se ha planteado
una cuestión de competencia. La expresión conflictos intrajurisdiccionales sirve
para denominar las situaciones suscitadas dentro del mismo poder jurisdiccional.
En la legislación anterior, las cuestiones de competencia se referían siempre a las
planteadas entre los Tribunales y la Administración Pública. Si los dos órganos
en conflicto pretendían intervenir en un mismo asunto, se hablaba
de cuestión de competencia positiva; en tal caso, había que seguir
un procedimiento de sustentación de la competencia. Si ambos órganos pretendían
apartarse del mismo asunto, se decía que se planteaba
una cuestión de competencia negativa.
Ley orgánica del Poder judicial, artículos 42 a 52. Ley de Conflictos
jurisdiccionales, artículos 7 a 47, que han sido derogados por la Ley
orgánica de Conflictos de jurisdicción.

6.4. IMPLEMENTOS, EXCUSAS Y RECUSACIONES


 QUÉ SON LOS IMPEDIMENTOS?
Son circunstancias de hecho o de derecho previstas por la Ley que hacen
presumir la parcialidad del titular de un órgano jurisdiccional (juzgador), por posibles
vínculos entre el juzgador con las partes (enemistad, amistad, familiar, etc).
 ¿EN QUÉ ARTÍCULO SE REGULAN LOS IMPEDIMENTOS?
La Ley de Amparo, prevé los impedimentos, en el artículo 51, tal y como se
transcribe a continuación:

Artículo 51. Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los


magistrados de circuito, los jueces de distrito, así como las autoridades que
conozcan de los juicios de amparo, deberán excusarse cuando ocurra cualquiera
de las siguientes causas de impedimento:
I. Si son cónyuges o parientes de alguna de las partes, de sus abogados o
representantes, en línea recta por consanguinidad o afinidad sin limitación de grado;
en la colateral por consanguinidad dentro del cuarto grado, o en la colateral por
afinidad dentro del segundo;
II. Si tienen interés personal en el asunto que hay a motivado el acto reclamado o lo
tienen su cónyuge o parientes en los grados expresados en la fracción anterior;
III. Si han sido abogados o apoderados de alguna de las partes en el asunto que
haya motivado el acto reclamado o en el juicio de amparo;
IV. Si hubieren tenido el carácter de autoridades responsables en el juicio de
amparo, o hubieren emitido en otra instancia o jurisdicción el acto reclamado o la
resolución impugnada, excepto cuando se trate del presidente del órgano
jurisdiccional de amparo en las resoluciones materia del recurso de reclamación;
V. Si hubieren aconsejado como asesores la resolución reclamada;
VI. Si figuran como partes en algún juicio de amparo semejante al de su
conocimiento;
VII. Si tuvieren amistad estrecha o enemistad manifiesta con alguna de las partes,
sus abogados o representantes; y
VIII. Si se encuentran en una situación diversa a las especificadas que implicaran
elementos objetivos de los que pudiera derivarse el riesgo de pérdida de
imparcialidad.
 ¿QUÉ SON LAS EXCUSAS?
De acuerdo con Rafael Pina, en su Diccionario Jurídico (P. 280), señala que la
excusa es: “Inhibición de un juez respecto a juicio determinado por concurrir en
relación con el mismo, un impedimento susceptible de afectar a la imparcialidad con
que en todo caso debe proceder en el ejercicio de su cargo”

Dicho de otra manera, es la actualización de una causal de impedimento


prevista por la Ley en contra del juzgador.
 ¿EN QUÉ ARTÍCULO SE REGULAN LAS EXCUSAS?
La Ley de Amparo, en los artículos 52 y 53, señala lo siguiente:

Artículo 52. Sólo podrán invocarse como excusas las causas de impedimento que
enumera el artículo anterior.
Las partes podrán plantear como causa de recusación cualquiera de tales
impedimentos.

Artículo 53. El que se excuse deberá, en su caso, proveer sobre la suspensión


excepto cuando aduzca tener interés personal en el asunto, salvo cuando proceda
legalmente la suspensión de oficio. El que deba sustituirlo resolverá lo que
corresponda, en tanto se califica la causa de impedimento.
 ¿QUÉ SON LAS RECUSACIONES?
En los casos en que los juzgadores no se excusen por una causa de
impedimento prevista por la Ley de amparo, las partes en el proceso así como el
Ministerio Público, podrán solicitar que el juzgador se recuse del asunto.
De lo anterior, Rafael de Pina en su diccionario jurídico (P. 434) señala lo siguiente:
“Facultad reconocida a las partes (y poder del Ministerio Público, en su caso) que
puede ejercerse para obtener la separación del conocimiento de un proceso del juez
incurso en cualquira de los impedimentos legales que se consideran susceptibles
de afectar la imparcialidad con que la justicia debe ser siempre administrada.”

 ¿EN QUÉ ARTÍCULO SE REGULAN LAS RECUSACIONES?


La Ley de Amparo, en el artículo 52 último párrafo, que señala lo siguiente:

Artículo 52. Sólo podrán invocarse como excusas las causas de impedimento que
enumera el artículo anterior.
Las partes podrán plantear como causa de recusación cualquiera de tales
impedimentos.
 ALGUNAS NOTAS FINALES SOBRE EL TEMA DE IMPEDIMENTOS,
EXCUSAS Y RECUSACIONES.
Este tema confunde algunos estudiantes e incluso abogados, por lo que si te
aprendes esta regla, quizá te sea más fácil recordar las diferencias en estos
conceptos:

“La Ley de Amparo prevé causas de impedimento para los juzgadores, quienes
deberán de excusarse de actualizarse alguna de estas causales, de lo contrario,
las partes en el proceso así como el Ministerio Público, podrán solicitar
su recusación.”

6.5. EL SOBRESEIMIENTO
Sobreseimiento libre. Vinculación del Tribunal a las peticiones de las partes
acusadoras. Es nulo el auto que declaró el sobreseimiento de las actuaciones,
ya que no procede hacerlo cuando la acusación particular solicita la apertura
juicio oral. Como ha declarado el Tribunal Constitucional, sentencia 54/83 de 6.5,
el sobreseído libremente ha de ser tenido por inocente a todos los efectos, como si
hubiera mediado sentencia absolutoria. Dado su carácter definitivo, en contraste
con el sobreseimiento provisional, sólo puede adoptarse tras profunda reflexión y
procediendo con tacto, prudencia y mesura, debiendo la Audiencia fundar, justificar
y razonar -motivar- tal decisión (SSTC. 297 y 314/94 y STS. 17.5.90). La inexistencia
de indicios racionales de criminalidad, como situación contraria a la prevista en el
art. 384, supone la primera causa de sobreseimiento libre, al haberse evidenciado
a lo largo del sumario que no hubo nunca tales indicios (se precisó indebidamente)
o bien, que si los hubo, pruebas posteriores los desvirtuaron. Si ni siquiera hay
sospechoso, nunca podrá haber culpable, bastando para ello con ausencia de
indicios, no precisándose por tanto prueba de inexistencia del delito (STC. 39/83 de
6.5). El segundo motivo de sobreseimiento libre se concreta en que "el hecho no
sea constitutivo de delito". Que este supuesto concurre cuando la conducta
constituye falta o es claramente atípica al no encajar en ningún precepto de la
legislación penal parece incuestionable, puede, en cambio resultar problemático
como resolver la procedencia o improcedencia de sobreseimiento libre por este
mismo cuando existan dudas fundadas de atipicidad, si debe resolverse la duda en
este momento procesal o abrir el juicio oral y resolverla en sentencia. Puede
entenderse que si se trata de un problema estrictamente jurídico, -es decir no
relativo a los hechos cuya clarificación sí puede y debe acaecer en el acto del juicio
oral-, y si el Tribunal considerase tras examen y debate que la duda se resuelve en
favor de la tipicidad, debiera proseguir el procedimiento no acordando el
sobreseimiento libre, pero si mantuviera la duda parece que el principio in dubio
libertas o pro libertate (arts. 1.1, 9.3 y 10 CE), exige optar por el sobreseimiento si
en la sentencia se va a seguir la tesis absolutoria. Consecuente con ello, el Tribunal
tiene facultad para acordar el sobreseimiento libre previsto en el art. 637.2, a pesar
de la pretensión acusatoria del Ministerio Fiscal o del acusador particular, tal como
se previene en el art. 645.1, pues al tratarse de una cuestión de derecho y no de
hecho, que no puede variar a lo largo del acto del juicio oral, la economía procesal
y la protección de los derechos fundamentales del proceso exigen la existencia de
esta facultad del Tribunal, siendo la resolución de éste susceptible de recurso de
casación en base al art. 848.2 LECrim.. Sin embargo, la vigencia del principio
acusatorio obliga en cambio en el supuesto del art. 637.1, y a tenor de lo previsto
en el párrafo 2º del art. 645, a proseguir el procedimiento abriendo el juicio oral, si
se mantiene la acusación publica o particular, resultando conculcador del derecho
a la tutela judicial efectiva, al no existir recurso de casación, cualquier resolución
contraria a tal precepto legal (SSTC. 171/88 de 30.9, 297 y 314/94; SSTS. 20.1.92
y 14.2.95).

6.6. ACUMULACIÓN Y SEPARCION DE AUTOS O PROCESOS

El de la acumulación de autos es un instituto de gran raigambre en nuestro


Ordenamiento jurídico procesal1 . Tiene como misión genérica permitir la reunión
de dos o más procesos iniciados de manera separada, de modo que a partir de un
determinado momento se sustancien conjuntamente y, sobre todo, sean decididos
en una única sentencia. Además de la tan traída y llevada economía procesal – que
por sí sola nunca debería ser fundamento suficiente de nada–, la acumulación de
autos sirve a diversos fines, que se derivan básicamente de la regulación legal de
los supuestos en que procede acudir a ella, así como del alcance de la
jurisprudencia que los interpreta y que, en general, ha procedido a extender el
ámbito de empleo de este expediente procesal. Así, de una lectura inicial del
articulado de la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil, puede deducirse que la
acumulación de autos está prevista para la satisfacción de estos tres fines: 1º. La
reunión en uno solo de dos o más procesos cuyos objetos sean idénticos, en clara
concurrencia (aunque no siempre se dé una verdadera alternatividad), con la
eficacia negativa de la litispendencia o excepción de litispendencia: arts. 161.2ª y
162.1º LEC2 . De hecho, en los supuestos en que no está claro si la relación entre
los objetos procesales de dos procesos es de identidad absoluta o de
prejudicialidad, parece mejor solución el recurso a la acumulación de autos que la
excepción de litispendencia, pues esta segunda impide el desarrollo de uno de los
procesos, mientras que la acumulación de autos no lo hace. Así lo reconoce la SAP
de Pontevedra (Sección 1ª) de 29 de junio de 1996, en un supuesto en que se
cruzaban una acción negatoria de servidumbre con otra de constitución forzosa de
la misma servidumbre, en la que el demandado en el segundo proceso (actor en el
primero) optó por interponer la excepción de litispendencia, que fue estimada: “…
tendrá la parte actora [se refiere al actor del segundo proceso, cuya demanda es
yugulada a través de la excepción de litispendencia, al no haber instado la
acumulación de autos al amparo de los arts. 160, 161.5, 162.2 y cc. LEC, que
esperar al resultado definitivo del pleito anterior pendiente para hacer valer su
eventual derecho, que hoy no puede ser examinado y decidido por impedirlo la
excepción mencionada.” En cualquier caso, a estos efectos, resulta indiferente que
en ambos procesos las posiciones procesales de las partes se encuentren
invertidas: cfr. SSTS de 22 de junio de 1993 (RAJ 4719) y de 19 de junio de 1998
(La Ley, 7003). Esta posibilidad, sin embargo, deja un portillo abierto al fraude
procesal, en la medida en que puede acudirse a ella con fines dilatorios; en efecto,
presentada con posterioridad demanda idéntica, la solicitud de acumulación de
autos conducirá a la suspensión del proceso (art. 184 LEC), como forma de obtener
una dilación fraudulenta: la jurisprudencia, no obstante, ha manifestado su rechazo
a este tipo de actuaciones: cfr. STS de 23 de abril de 1994 (RAJ 3089).

6.7. LA REPARACIÓN DEL DAÑO

La reparación del daño es una pena pecuniaria que consiste en la obligación


impuesta al delincuente de restablecer el statu quo ante y resarcir los perjuicios
derivados de su delito. (Diccionario Jurídico Mexicano. Instituto de Investigaciones
Jurídicas página 2791.).
El artículo 29 del Código Penal de aplicación en el Distrito Federal por los delitos de
la competencia de los Tribunales Comunes; y en toda la República para los delitos
de la competencia de los Tribunales Federales, establece que la sanción pecuniaria
comprende la multa y la reparación del daño.
El numeral 34 del mismo Ordenamiento, dispone que la reparación del daño que
deba ser hecha por el delincuente tiene el carácter de pena pública y se exigirá de
oficio por el ministerio público, con el que podrán coadyuvar el ofendido, sus
derechohabientes o su representante, en los términos que prevenga el Código de
Procedimientos Penales.

6.8. LA NULIDAD DE ACTUACIONES


La nulidad de actuaciones es una grave sanción que asocia la Ley 1/2000, de 7
de enero, de Enjuiciamiento Civil (LEC) a un quebrantamiento de las garantías
procesales y que comporta la necesidad de retrotraer las mismas al instante anterior
al de la concurrencia del vicio (aunque con posibilidades de convalidación en
determinados casos). Dado que el principio de seguridad jurídica exige de un
respeto a las actuaciones practicadas, es necesario el hacer una aplicación
restrictiva y excepcional de la sanción de nulidad.

Prueba de la excepcionalidad derivada de la afectación del principio de seguridad


jurídica lo es el que, a pesar de poder existir irregularidades, siempre se ha de
tratar de subsanar el defecto procesal apreciado. En este sentido se pronuncia
el art. 231, LEC que indica que el tribunal y el secretario judicial cuidarán de que
puedan ser subsanados los defectos en que incurran los actos procesales de las
partes, siempre que en dichos actos se hubiese manifestado la voluntad de
cumplir los requisitos exigidos por la ley.

Incluso en el caso de que se llegue a declarar la nulidad de determinadas


actuaciones procesales, la excepcionalidad de la misma comporta el que se
intente el mantenimiento de la eficacia de los actos no afectados por el vicio al
indicar el art. 230, LEC que la nulidad de un acto no implicará la de los sucesivos
que fueren independientes de aquél ni la de aquéllos cuyo contenido hubiese
permanecido invariado aun sin haberse cometido la infracción que dio lugar a la
nulidad. Asimismo, y como complemento de lo anterior, dispone que la nulidad de
parte de un acto no implicará la de las partes del mismo independientes de la
declarada nula.
Causas de nulidad de actuaciones
Las causas de nulidad de actuaciones vienen enumeradas en el art. 225, LEC y
comporta que son nulos de pleno derecho los actos procesales en los siguientes
casos:

 Cuando se produzcan por o ante tribunal con falta de jurisdicción o de


competencia objetiva o funcional .

 Cuando se realicen bajo violencia o intimidación.

 Cuando se prescinda de normas esenciales del procedimiento, siempre que,


por esa causa, haya podido producirse indefensión.

 Cuando se realicen sin intervención de abogado, en los casos en que la ley la


establezca como obligatoria.

 Cuando se celebren vistas sin la preceptiva intervención del secretario


judicial.

 Cuando se resolvieran mediante diligencias de ordenación o


decreto cuestiones que, conforme a la ley, hayan de ser resueltas por medio de
providencia, auto o sentencia.

 En los demás casos en que la LEC lo establezca.

Falta de jurisdicción o de competencia objetiva o funcional


Este motivo de nulidad incluye la jurisdicción y la falta de competencia
objetiva o funcional aunque no la territorial , aun cuando se tratare de fueros
imperativos.

La razón de ser de ello se encuentra precisamente en el carácter restrictivo con el


que se debe tratar la nulidad que solamente afecta a los grandes vicios y los
indicados lo son ya que se trata de cuestiones que, en ningún caso pueden resolver
quienes lo han hecho, supuesto diferente al de la falta de competencia territorial en
el que las cuestiones planteadas sí que son resueltas por el órgano que lo hizo, si
bien con conexiones diferentes a las del caso planteado.

6.9. TRATAMIENTO DE LAS INCIDENCIAS EN EL SISTEMA


CUSATORIO

La reforma constitucional en materia penal del estado mexicano fue diseñada con
la intención de instrumentar un nuevo sistema de administración e impartición de
justicia y con ello hacer la transición de un sistema procesal inquisitivo a un proceso
penal acusatorio, predominantemente oral.
En un estado constitucional, democrático, garantista de derecho, los individuos sin
importar su condición tiene el derecho a una justicia pronta, expedita y accesible,
así como a la seguridad jurídica para desarrollarse plenamente en todas las
geometrías de la actividad social, política, económica y cultural, y
concomitantemente a que el estado les otorgue las debidas garantías. Este es el fin
de la reforma judicial.
La reforma constitucional, dados sus alcance, abarca múltiples y heterogéneos
aspectos de los ámbitos constitucional y legal. Entre ellos el régimen penal tiene
una marcada relevancia, principalmente en lo que se refiere a los aspectos
procesales.
Dicha reforma en materia penal tuvo como base la necesidad de cambiar de manera
radical el sistema de procuración y administración de justicia, para pasar del modelo
inquisitorio —dados sus agotados y obsoletos problemas de diseño y operatividad—
al proceso acusatorio y oral.
El sistema acusatorio tiene como fin establecer una diversa manera de llevar a cabo
los juicios, esto en relación directa a una diversa manera de investigar, y una
manera alterna de defensa para los imputados. Es en ese orden como el legislador
planteó la incidencia de los partícipes en el proceso: el Ministerio Público, que
deberá desempeñarse sólo como la parte acusadora (con marcadas estrategias y
versatilidad en sus acciones); la defensa, quien se encuentra dotada de más y
mejores herramientas, no sólo jurídicas, sino, técnicas y científicas para cumplir su
cometido; el órgano jurisdiccional, concebido como un eficiente y eficaz director del
proceso.
Por lo que respecta al órgano judicial la instauración del sistema acusatorio, trajo
como consecuencia radicales transformaciones, tanto en la infraestructura material
y administrativa, como en la ingeniería institucional (recursos humanos, tales como
la formación y capacitación de los operadores judiciales) en los miembros del foro y
en los usuarios del servicio, lo cual, a su vez, produjo una diversa cultura jurídica,
mediante la construcción de nuevos paradigmas que repercuten no sólo en el
ambiente jurisdiccional sino en la enseñanza del derecho procesal en las facultades
o escuelas de derecho.
La reforma precisa el concepto de flagrancia (párrafo quinto del artículo 16) al
señalar que ésta se da desde el momento de la comisión del delito y durante el
tiempo inmediato posterior a la acción delictiva hasta su puesta a disposición del
Ministerio Público, es decir, que el concepto se amplía pues alcanza tanto a la
flagrancia propiamente dicha como a la llamada cuasi-flagrancia, dejando atrás el
concepto de flagrancia equiparada que otorgaba plazos más largo. Es de singular
importancia lo ordenado por la Constitución respecto que deberá existir un registro
inmediato de la detención.
La orden de cateo se agiliza (párrafo once del artículo 16) se suprime el término
“escrita” que antes era indispensable. El propósito del legislador fue darle celeridad
a la resolución de los pedimentos que el Ministerio Público hace al juez para estas
medidas cautelares. De lo que se presupone que ésta puede ser de manera oral,
sin perjuicio de que el documento respaldo de la autorización puede enviarse al
mismo tiempo o de forma diferida para constancia.
Respecto a las comunicaciones privadas, en el undécimo párrafo del artículo 16 se
establece una excepción para cuando sean aportadas en forma voluntaria por los
particulares que participen en ellas, en éste caso el juez valorará su alcance siempre
y cuando contengan información relacionada con la comisión de un delito.
La reforma constitucional incorpora mecanismos alternos de solución de
controversias al precisar: “que las leyes preverán mecanismos alternativos de
solución de controversias. En la materia penal regularán su aplicación, asegurarán
las reparación del daño y establecerán los caso en que se requerirá supervisión
judicial” (párrafo tercero del artículo 17).
Conclusión
Como nos pudimos dar cuenta, a lo largo de ésta investigación es importante
señalar que existen diversas y múltiples diferencias respecto de los incidentes que
plantean ambos códigos, mientras el Código del Distrito Federal contempla los
incidentes generales tales como la substanciación de las competencias, la
separación de procesos, la acumulación, la suspensión, la reparación del daño a
terceros, el código del estado de Coahuila no contempla ni la suspensión ni la
separación, mas sin embargo tiene una variante nueva y moderna que la denomina
reparación del daño exigible a personas morales.
Como nos percatamos a lo largo de éste trabajo, las diferencias en cuanto a
términos y substanciaciones de los procedimientos incidentales con diferentes
tratándose de cada uno de éstos códigos, aún cuando cada código señala un
incidente especificado.
Podemos apreciar que el código de Coahuila tiene un espíritu de ley con una política
criminal funcionalista, lo cual creemos que es bueno y que códigos, que si bien es
cierto, son complejos por ser viejos tales como son el del Distrito Federal, deben
retomar muchos de los avances que códigos como el de Coahuila establecen.
A su vez, el Congreso de Coahuila debe de aprender de la experiencia d e la
administración y procuración de justicia en el distrito federal, tanto por la complejidad
de sus problemas como por los parches que ha tenido que sufrir nuestra ley adjetiva
penal.
Bibliografía
https://www.monografias.com/trabajos89/los-incidentes/los-incidentes.shtml
https://www.monografias.com/trabajos15/incidentes/incidentes.shtml

Potrebbero piacerti anche