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COMEX I- Fellman Mendez Ramallo - 2019

2019

TEMA: PRINCIPALES
TEORIAS DEL
COMERCIO
INTERNACIONAL

UMSA
EMPRENDIMIENTO
COMEX I- Fellman Mendez Ramallo - 2019
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TEORIAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL

I. INTRODUCCIÓN
II. TEORÍAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL
1. Teoría Monetaria Del Comercio Internacional
2. Teoría Cuantitativa Del Dinero
3. Teoría Clásica Del Comercio Internacional
4. La Nueva Teoría Del Comercio Internacional.
5. La Teoría De La Dependencia
6. Teoría De La Localización

TEORÍAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL

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Históricamente hablando, fueron los pensadores mercantilistas los primeros que elaboraron o sentaron las
bases para una teoría del comercio internacional, la cual fue tomada por los tratadistas clásicos quienes le
dieron mayor profundidad y consistencia metodológica.
A medida que el comercio en el mundo ha incrementado sus volúmenes, creció su importancia e interés de
los estudiosos por precisar y ampliar el conocimiento sobre el por qué y para qué se intercambian mercancías
entre países y si con el comercio exterior las economías nacionales pueden alcanzar en menor tiempo un
nivel más alto de desarrollo que conduzca a mejorar las condiciones de vida de la comunidad mundial.
1. TEORÍA MONETARIA DEL COMERCIO INTERNACIONAL

En el amplio campo de acción de la teoría del comercio internacional hay la Teoría monetaria.
a) Teoria Monetaria: Por su parte, la teoría monetaria comprende dos aspectos: La teoría monetaria, por
su parte, comprende el enfoque monetario aplicado al comercio internacional y a su vez todo el
mecanismo de ajuste a la balanza de pagos.
i) Aplicación de los principios monetarios al intercambio internacional; el papel que desempeña la
moneda en el comercio internacional, mediante el circuito que parte del circulante monetario,
luego se refleja en el nivel de precios y después continúa en el saldo comercial para concluir
nuevamente los efectos en los precios de las mercancías y servicios, en los ingresos de los
individuos, pero sobre todo en el tipo de cambio y en los tipos de interés del mercado de dinero
y capi- tales. De ahí la importancia de coordinar eficazmente las políticas monetarias con las
políticas de comercio exterior a fin de evitar mayores desajustes o desequilibrios en la balanza de
pagos.
ii) Análisis del proceso de ajuste de la balanza de pagos; se realiza mediante la aplicación de
instrumentos monetarios, cambiarios y financieros, con miras a restarle duración, intensidad y
amplitud a tales desequilibrios o cuando menos mantenerlos a un cierto nivel deseado, de tal
manera que no representen un peligro para la estabilidad cambiaria y para el propio desarrollo
económico en general. De acuerdo con estos mecanismos de ajuste se regula el circulante
monetario, se manipulan las tasas de interés, se controla el monto de los créditos al público, se
mueve la paridad cambiaria según el caso y, eventualmente, se solicitan préstamos al exterior.
Las dos teorías, la pura y la monetaria, resultan de gran importancia por ser complementarias para el cabal
análisis teórico y práctico del comercio internacional. O sea, las teorías pura y monetaria sirven para dar
fundamento a la política de comercio exterior en un momento determinado, de modo que ésta contribuya
efectivamente a resolver problemas de balanza de pagos y de desarrollo económico.
2. TEORÍA CUANTITATIVA DEL DINERO

Una de las principales características del sistema capitalista desde que nació en el siglo XV hasta la fecha,
ha sido el persistente desequilibrio interno conocido ahora como inflación. Este fenómeno fue observado y
analizado por primera vez por el mercantilista Juan Bodino en 1568, quien, sin negar la posible influencia
en alguna medida de todos los factores enumerados, llegó a concluir que la causa más importante o casi
única era el incremento en la oferta de metales preciosos en los países europeos. A partir de ese año es
cuando nace propiamente la teoría cuantitativa del dinero, sobre la cual se apoyó posteriormente David
Hume para sus propias investigaciones sobre el papel del dinero en las transacciones comerciales.
Con Juan Bodino y todos los mercantilistas que le siguieron hasta llegar a la teoría monetaria actual, se
acepta que hay una relación directa entre la cantidad del circulante monetario y el nivel de precios en las
economías nacionales.
Pero la mayor parte de los mercantilistas sostenían que el efecto del incremento en el circulante monetario
no era directo, sino que primero provocaba una mayor actividad económica que permitía una mayor
distribución del dinero en muchas personas, lo que generaba más empleo y con ello más demanda de
mercancías y todo esto finalmente causaba el alza de los precios. Por analogía llegaron a comparar el dinero

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con la sangre del ser humano, que tenía la función primordial de estimular las fuerzas productivas y con ellas
toda la actividad económica del país.
En el siglo XVI se suscitó una mayor afluencia de metales preciosos hacia Europa, principalmente
procedentes de los nuevos territorios descubiertos en América. Con esta nueva corriente de metales empezó
a observarse un incremento sustancial en los precios de las mercancías, sin encontrar de primera intención
la causa principal de tal hecho inusitado, empero, se llegaron a exponer los más variados razonamientos,
por ejemplo: se pensaba que la elevación de los precios podía deberse a la escasez de mercancías causada
por el exceso de exportaciones, propio del mercantilismo en boga; a los gastos dispendiosos del rey y de
su corte; a los nacientes monopolios; al envilecimiento de las monedas, fenómeno que fue estudiado por el
francés Nicolás Oresmes; a la existencia del patrón bimetálico; al desorden monetario operante; a las propias
operaciones especulativas y, desde luego, al aumento de la oferta de numerario metálico.
3. TEORÍA CLÁSICA DEL COMERCIO INTERNACIONAL

LAS IDEAS PRELIBERALES DE LOS FISIÓCRATAS FRANCESES


La teoría clásica no surgió repentinamente, sino que se gestó paulatinamente entre los pensadores de las
postrimerías de la etapa mercantilista. Los fisiócratas franceses y los últimos mercantilistas fueron de hecho
los precursores del liberalismo económico que posteriormente enarbolaron los pensadores clásicos. Esos
dos grupos de pensadores fueron los que primeramente postularon que el orden natural era el que regía el
curso de los acontecimientos económicos y sociales. En ese tiempo era común sostener que así como Isaac
Newton había analizado y hecho comprensible el universo físico, de igual manera los fisiócratas encabezados
por el doctor François Quesnay, se preocupaban por descubrir las leyes físicas del cosmos social, que al fin
de cuentas es parte integrante del cosmos físico. Así pues, fueron los fisiócratas quienes realmente sentaron
las bases de la filosofía individualista.
Para ellos el libre desarrollo tiene como base la libertad de trabajo, libertad de comercio, la libertad de
competencia; en una palabra, la libertad de todos los órdenes de la vida. De acuerdo con los fisiócratas “el
funcionamiento de la ley de la oferta y la demanda dejada a su libre acción, conducía al equilibrio de las
fuerzas económicas y genera el máximo producto al mínimo costo”.
Por su parte, algunos de los mercantilistas de la parte final de dicha etapa exponen sus puntos de vista
sobre la nueva tendencia del pensamiento liberal, que recoge sintéticamente el profesor Heckscher en los
siguientes términos: en primer lugar cabe citar a Juan Bautista Colbert (1619-1683) uno de los más
destacados mercantilistas franceses, quien habiendo sido ministro de Hacienda durante el reinado de Luis
XIV dictó importantes medidas restrictivas sobre el comercio al grado de que se llegó a hablar de un
verdadero colbertismo como política mercantilista. Sin embargo, ya en las postrimerías de esa corriente de
pensamiento llegó a sostener “que estaba dispuesto a conceder toda la libertad comercial que fuera
necesaria, porque decía, era mejor que la reglamentación, sólo que, argüía, los comerciantes no
comprendían su propio interés ni el del Estado”.
Según los mercantilistas de esa época final, “no había ninguna ley capaz de imponerse contra el instinto de
lucro, porque si el hombre veía mayores posibilidades de obtener ganancias trabajaba con mayor afán; el
lucro lo dominaba todo y a su alrededor giraban todos los negocios”.
De manera que los mercantilistas preliberales llegaron a considerar que el fundamento primario del comercio
internacional está dado por “la desigual distribución de los recursos naturales en el globo terrestre, esto es,
como la causa básica del intercambio entre países”.
La mayoría de los mercantilistas preclásicos concluían “que en cuanto cesara toda vigilancia del Estado, el
interés de éste y el de los individuos se fundiría en uno solo”. O sea que estas primeras ideas fueron la base
de lo que posteriormente vino a constituir la tesis medular de la filosofía clásica: el individualismo, en
contraposición a la intervención del Estado.
Varios autores sobre comercio internacional, entre ellos Heckscher , coinciden en que estas opiniones de
los mercantilistas preliberales vinieron a representar el tránsito del mercantilismo al liberalismo; la lucha entre

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lo nuevo y lo viejo; la emulación del laissez faire frente al intervencionismo del Estado; la antítesis entre el
liberalismo económico y el político. En una palabra, se estaba ya muy cerca del postulado clásico de la
mano invisible de Adam Smith.
Heckscher concluye al decir que: “de la idea de que existía una causalidad social y que la sociedad se regía
por las leyes naturales a la idea de que esta concatenación llevaba implícita una mecánica racional que no
debía alterarse, sólo había un paso”.
PRINCIPALES POSTULADOS DE LOS PENSADORES CLÁSICOS.
Hay una opinión general en el sentido de que fueron principalmente Adam Smith, David Ricardo y John Stuart
Mill los pensadores que elaboraron la teoría clásica del comercio internacional. Smith, escribió un tratado de
ética titulado Teoría de los sentimientos morales, publicado en 1759, y en 1776 publicó en dos tomos su
más importante obra An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations que se tituló en español
como La riqueza de las naciones. David Ricardo, por medio de su más reputada obra,
Podíamos decir entonces que las fuentes originales del pensamiento clásico fueron varias, a saber:
1) las ideas de los fisiócratas en cuanto al orden natural y a la libertad,
2) algunos postulados de los mercantilistas de la etapa final de dicha corriente de pensamiento,
3) el empirismo de la época derivado principalmente de la revolución industrial,
Así pues, los principios o tesis generales del pensamiento clásico se pueden resumir de la siguiente manera:
- Consideraron el egoísmo individual como el centro propulsor de la actividad económica, en lugar de la
religión y la moral que fue el punto de atención durante el feudalismo y la intervención del Estado
durante el mercantilismo.
- Desde el punto de vista clásico había un mecanismo autorregulador en la economía que tendía a lograr
el equilibrio económico sin necesidad de la injerencia del Estado, algo así como una mano invisible
que lo regulaba todo.
- EL acuerdo con el anterior punto, los teóricos clásicos, dentro de la filosofía individualista y del
liberalismo económico, hicieron suyo el principio fisiocrático expresado en la frase laissez faire, laissez
passer, le monde va de luimême, que traducida dice: “Dejad hacer, dejad pasar, el mundo marcha por
sí mismo”.
- De acuerdo con ese principio, la riqueza de las naciones se generaba libremente por la acción de las
fuerzas del mercado. Esto es, la ley de la oferta y la demanda se encarga de regular todo el proceso
económico, de tal manera que haciéndose uso racional de los recursos productivos se llegue al máximo
rendimiento o producto.
- Para los clásicos, pero principalmente para Smith y Ricardo, es el trabajo el factor que genera valores
económicos, o sea que crea realmente la riqueza de las naciones.
- Smith y Hume empiezan por criticar severamente a los mercantilistas en lo referente a la identificación
que hacían éstos entre los metales preciosos y la riqueza, así como sobre el postulado de la balanza
comercial favorable.
- Según los clásicos, el centro de atención es la mercancía y el individuo, asignándole a los metales
preciosos sus verdaderas funciones específicas: ser medida de valores económicos, medio de cambio,
instrumento de circulación y unidad de cuenta.
- En materia de comercio internacional postularon el librecambio y en el comercio interior el principio de
la libre competencia.
- Movilidad perfecta de los recursos productivos en el interior de cada país y nula movilidad de esos
mismos recursos entre países.
SUPUESTOS DE LA TEORÍA CLÁSICA

Para tratar de entender mejor la teoría clásica en general y el comercio internacional en particular es condición
casi obligada exponer previamente los supuestos sobre los cuales fincaron sus tesis centrales.

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Supuestos simplificadores:

a) Que únicamente se intercambiaban dos productos y sólo entre dos países.


b) Que el intercambio se realizaba sin tomar en cuenta los costos del transporte.
c) Que los costos eran constantes, cualquiera que fuera el volumen de la producción.
d) Que los intercambios entre países eran a base de trueque.
e) Que el comercio sólo era de mercancías, exceptuándose, por consecuencia, los intercambios de
servicios y movimientos de capital.
Supuestos más realistas:

Aparte de los anteriores supuestos, los clásicos hicieron uso de otros menos simplificadores y sí más realistas,
tales como:

a) Que el trabajo era el único factor que generaba valor en la producción de los bienes económicos.
b) Que la movilidad de los factores productivos era “perfecta” en el interior de cada país y “nula” o
imperfecta entre países.
c) En el comercio interior como exterior operaba casi en forma automática la teoría cuantitativa del dinero.
d) De acuerdo con la teoría clásica, a corto plazo las economías tienden a funcionar a niveles de
ocupación plena, de tal modo que para lograr un incremento en el producto nacional hay que transferir
recursos de las actividades menos productivas a las de mayor eficiencia o productividad.
e) Que las economías de libre empresa tendían siempre a una situación de equilibrio como lo normal en
ellas y que en todo caso los posibles desequilibrios no eran permanentes o estructurales, sino de
carácter temporal y de origen friccional.
f) Hicieron suya la famosa “ley” de Juan Bautista Say, la cual sostenía que “toda oferta crea su propia
demanda”.
ADAM SMITH
En una palabra, Smith, como promotor del individualismo y del liberalismo del siglo XVIII, se opuso abiertamente
a lo que ahora en estos tiempos se da en llamar la rectoría económica del Estado, que procura el bienestar
colectivo, como la contraparte del afán de ganancia sin límites de la empresa privada, propia del sistema
capitalista ortodoxo, que desde entonces venía funcionando más o menos fielmente hasta desembocar en la
crisis financiera y económica de 1929-1933, que junto con otros factores, dieron origen a lo que se ha
denominado régimen de economía mixta, que bajo un enfoque más profundo y realista del sustentado por el
mercantilismo, se implantó a partir de los años treinta prácticamente en todo el mundo capitalista y que en
estos últimos años los gobiernos de Estados Unidos de Norteamérica y de Inglaterra, en convención teórica y
de intereses con la corriente de pensamiento de la Universidad de Chicago, principalmente en la persona de
Milton Friedman, tratan de sepultar para dar nuevamente impulso a un liberalismo económico a ultranza con
un matiz monetarista, siguiendo, pues, los cánones clásicos de los siglos XVIII y XIX.
En el tomo I de su tratado La riqueza de las naciones titulado “De las causas del adelantamiento y perfección
en las facultades productivas del trabajo, y del orden con que su producto se distribuye naturalmente entre las
diferentes clases del pueblo”, Smith estudia precisamente con mayor profundidad las razones que hacen del
trabajo la fuente principal de riqueza de las naciones, y en el primer capítulo afirma que: “el punto cardinal de
la vida económica es que la producción de riqueza puede realizarse mejor mediante una adecuada
organización del trabajo, explicando sus ventajas en razón de la gran destreza que adquiere con ella cada
trabajador, el ahorro de tiempo del constante cambio de ocupación y el estímulo a la invención a que,
inevitablemente, da lugar e ilustra el consiguiente incremento en la capacidad productiva del trabajo con el
conocidísimo ejemplo de la fabricación de alfileres.”
En materia de comercio internacional, Adam Smith sustentó la tesis de que éste se realizaba debido a la
división internacional del trabajo, como consecuencia de la especialización, originada por la diferente dotación
de recursos naturales, de capital, de mano de obra y de tecnología. Esto es, sostenía que el factor básico que

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determinaba el comercio entre países estaba dado “por las ventajas que se derivan de la división internacional
del trabajo”. Este principio comercial de Smith está expresado en forma muy clara en el siguiente párrafo de
su libro: La riqueza de las naciones:
Algunas veces las ventajas naturales que posee un país por encima de otro en la producción de determinadas
mercancías son tan grandes que todo el mundo está de acuerdo en que es inútil luchar contra ellas. En Escocia
se pueden cosechar muy buenas uvas mediante el empleo de cristales de invernaderos, y de ellas se puede
obtener un buen vino con un gasto aproximado de treinta veces superior a aquel que costaría obtener uno igual
de bueno en el extranjero. ¿Sería razonable la ley que prohibiera importar todos los vinos extranjeros con el
solo objeto de fomentar la producción de vino tinto y borgoña en Escocia? Y si fuera evidentemente absurdo
dedicar a un empleo treinta veces más capital y trabajo del país del que sería necesario para una cantidad
igual de las mercancías deseadas de países extranjeros, también lo será, no tan evidente, pero sí de la misma
clase, dedicar a un empleo como éste un treintavo más de cualquiera de ellos. Que las ventajas que un país
tiene sobre otro sean naturales o adquiridas no importa nada a este respecto. Mientras uno de los países las
tenga y otro carezca de ellas, será siempre más ventajoso para el último comprar del primero que producir
para sí. La ventaja que tiene un artífice sobre su vecino que se dedica a otro oficio, no es sino una ventaja
adquirida, y, sin embargo, ambos encuentran más ventajoso comprarse sus mercancías respectivas que hacer
aquello que no pertenece a sus oficios individuales.
En otra parte de su libro, Smith enfatiza sobre las ventajas de la especialización, tanto entre los individuos
como entre los países, en los siguientes términos:
“Siempre será máxima constante en cualquier prudente padre de familia no hacer en casa lo que cuesta más
caro que comprarlo. El sastre, por esta razón, no hace zapatos para sí y para su familia, sino que los
encomienda al zapatero... Lo que es prudente en el gobierno de una familia particular, rara vez deja de serlo
en la conducta de un gran reino... Cuando un país extranjero nos puede ofrecer una mercancía en condiciones
más baratas que nosotros podemos hacer, será mejor comprarla que producirla, dando por ello parte del
producto de actividad económica y dejando a ésta emplearse en aquellas ramas en que saque ventaja el
extranjero.”
En seguida expondremos algunas consideraciones sobre los factores que hacen precisamente de la
especialización una de las razones fundamentales del intercambio comercial de acuerdo con la teoría de Smith.
- El primer factor determinante del carácter ventajoso de la especialización en el comercio internacional
radica en la diferente dotación de recursos naturales entre los países. Por ejemplo, las diferencias de
clima, de fuentes hidráulicas y de fertilidad de la tierra, hacen que se produzcan diferencias en los
costos, en los rendimientos y en los precios de los productos agrícolas. Aún más, hay productos
agrícolas que sólo se cultivan en países tropicales y otros exclusivamente en climas templado o frío.
Asimismo, la explotación minera sólo puede desarrollarse en los países donde se han descubierto
grandes yacimientos de minerales.
- El segundo factor que favorece la especialización es el que se refiere a las existencias de capital
acumulado en los diversos países. Es bien sabido que algunos países, principalmente los europeos,
iniciaron hace mucho tiempo el proceso de acumulación de capital por diferentes medios, incluso a
través de la conquista, de la explotación y del despojo, lo que les permitió, al lado de un cierto desarrollo
tecnológico, ser los primeros en disponer de este tipo de recursos para producir artículos industriales
con la consecuente ventaja absoluta o comparativa en el comercio con otros países. Dicho en otros
términos, será más ventajoso para un país producir aquellos artículos en donde se requiera más capital
que mano de obra.
- En cuanto a la desigualdad en la distribución de la población económicamente activa entre países,
como otro de los factores que induce a la especialización, resulta bien claro que, en igualdad de
circunstancias, conviene a los países con una baja densidad de población especializarse en la
producción y exportación de aquellos bienes en donde se requiere menor cantidad de mano de obra.
A la inversa, países con alta densidad de población procurarán producir y exportar preferentemente

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aquellos bienes que requieran un volumen relativamente alto de mano de obra, a cambio de los
productos de la tierra o de mayor concentración de capital.
- Por último, la tecnología, o know how como dicen los de habla inglesa, producto de los inventos y del
trabajo calificado, también figura entre los factores que hacen atractiva la especialización y la división
internacional del trabajo entre los países que intercambian mercancías. Aunque teóricamente se
reconoce que a la larga cualquier país puede lograr una mayor capitalización y adquirir las condiciones
técnicas y administrativas para producir cualquier artículo con mejores rendimientos, lo cierto es que
en un momento determinado se presentan notorias diferencias en cómo producir los bienes
económicos como consecuencia de la diferente dotación de equipo y de mano de obra adiestrada.
A este respecto es de mencionarse la habilidad de Japón, India y China en la manufactura de textiles
de seda o de algodón; de Estados Unidos en la producción de automóviles, aviones y otros bienes de
capital; Inglaterra en manufacturas de lana y motores de propulsión; Alemania en la fabricación de
aparatos fotográficos y ópticos; así como Francia en la elaboración de perfumes y vinos.

La tecnología, aunada a la experiencia y al equipo de capital acumulado por muchos años en algunos
de estos países, explica que dispongan de ciertas ventajas en la comercialización de algunas
mercancías a cambio de otras, para las cuales no han estado tan bien dotados. Cabe aclarar que
Smith enfatizó sobre las diferencias o ventajas absolutas de costos. Éste es el caso cuando dos países
A y B producen dos mercancías cada uno, sólo que el primero tiene ventaja absoluta de costos sobre
el segundo en la producción de una de las mercancías, mientras que el segundo tiene ventaja absoluta
de costos sobre el primer país en la producción de otra mercancía.

4. LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO INTERNACIONAL.

De la teoría clásica se originaron dos nuevas corrientes: la marxista y la neoclásica. La primera retomó y
desarrolló con mayor profundidad y agudeza la teoría del valor-trabajo expuesta originalmente por Adam Smith
y David Ricardo, pero en materia de comercio internacional no hizo mayores contribuciones teóricas y se
considera que prácticamente no interesó o no había los suficientes elementos de juicio en aquellos tiempos
para el análisis de los problemas específicos de dicha área económica. Por su parte, la corriente neoclásica,
aunque continuó siendo fiel a los principios fundamentales de la teoría clásica, se encargó de hacer algunos
refinamientos, correcciones y ampliaciones a dicha teoría, pero sobre todo en lo referente a los supuestos
simplificadores de los clásicos para “acercar más la teoría clásica a la realidad”.
Para muchos autores, esta corriente de pensamiento se ubica históricamente desde mediados del siglo XIX, o
sea, inmediatamente después de haber sido publicados los Principios de economía política de Stuart Mill en
1848, hasta 1936, con la publicación de la Teoría general del empleo, el interés y el dinero, de Keynes.
La doctrina neoclásica se basa en la existencia de competencia perfecta y rendimientos constantes de escala.
A finales de los años setenta numerosos autores idearon modelos de comercio internacional que modelizaban
elementos dinámicos tales como las economías de escala, la competencia imperfecta o la existencia de
externalidades. Autores cómo Krugman (28 de febrero de 1953) es un economista, divulgador y periodista
norteamericano, cercano a los planteamientos neokeynesianos), Dixit, Helpman y otros introducían una teoría
complementaria a la de la ventaja comparativa para explicar las pautas del comercio internacional. En un
primer momento, se afirmó que las economías de escala operaban en el comercio intraindustrial, mientras
que el comercio interindustrial se podía seguir explicando por las ventajas comparativas.
La consecuencia sería que la nueva teoría es relevante para el comercio entre países desarrollados, cuyo
comercio es en gran medida intraindustrial, mientras que el comercio Norte-Sur podía seguir siendo explicado
por el teorema de la ventaja comparativa.
La nueva literatura sobre comercio internacional tiene implicaciones mucho más complejas sobre la política
comercial que la teoría tradicional. En general, el libre comercio no sería una política óptima, y los efectos de

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las políticas comerciales dependerán críticamente de la importancia relativa de las economías de escala en
los sectores respectivos y de la estrategia de las empresas en mercados imperfectos.
- Dumping es vender en el extranjero una mercancía por debajo del precio a que se vende en su país de
origen. En este contexto, se alude más bien al recurso a normativas poco exigentes en materia social y
medioambiental como factor de competitividad.
- Así, se importan bienes intermedios que reciben una elaboración relativamente modesta, volviendo a ser
exportados como bienes intermedios con un grado de elaboración apenas superior. Un ejemplo muy claro
es el de los textiles: se importan hilados con los que se elaboran tejidos que son exportados
- La nueva teoría se ha ocupado principalmente de los sectores exportadores, en el marco de la denominada
"política comercial estratégica". El objeto es explorar las condiciones bajo las cuales ciertas decisiones
gubernamentales en favor de las empresas nacionales aumentan la capacidad de éstas para extraer rentas
monopólicas u oligopólicas en mercados extranjeros, aumentando así el ingreso nacional.
Esquemáticamente, se diferencian dos casos de políticas estratégicas: (1) las orientadas a desplazar las
ganancias extraordinarias propias de la competencia imperfecta hacia las firmas nacionales en mercados
internacionales imperfectos; y (2) las políticas de “sustitución de importaciones como promoción de las
exportaciones”, consistentes en otorgar protección en el mercado doméstico a un sector particular,
permitiéndole acumular economías de escala significativas que le posibiliten competir de forma más
agresiva en el mercado internacional.
- Ahora bien, ¿qué sectores privilegiar mediante una política industrial activa?. Evidentemente, no se puede
subvencionar a todos ellos, por lo que la respuesta usual a esa pregunta suele apuntar que debe apoyarse
a los sectores considerados estratégicos: aquellos de elevado contenido tecnológico o alto valor añadido.
Esta prioridad puede ser aceptable para los países avanzados, aunque ningún criterio de selección, por
riguroso que sea, garantiza el éxito. Pero en el caso de los países en desarrollo las preferencias son, o
deberían ser, otras: el empleo generado, la satisfacción de necesidades básicas, la contribución a las
exportaciones o, incluso, el valor añadido generado. El problema es que este último suele confundirse
con el contenido tecnológico de una línea de producción. Así, no necesariamente las industrias
tecnológicamente más avanzadas generan mayor nivel añadido.
- Cómo ha mostrado Krugman para el caso de EEUU, las industrias de alto valor añadido por trabajador
son las de los sectores intensivos en capital, como no podía ser de otra manera, mientras que los sectores
de alta tecnología sólo ocupan una posición intermedia en el ranking. La selección de industrias intensivas
en capital para ser fomentadas mediante incentivos diversos por parte del Estado suele traducirse en un
elevado nivel de importaciones de bienes de equipo, una capacidad de producción infrautilizada y un bajo
nivel de competitividad. Por ello, los criterios de selección de industrias susceptibles de ser promovidas
por la actuación estatal deben ser cuidadosamente analizados en función de las características de las
diferentes economías.
- La polémica suscitada por las nuevas teorías ha sido fuerte entre los economistas, por cuanto se ha hecho
una lectura neoproteccionista de las mismas. La postura de los nuevos teóricos ha sido acusada de
ambigua y cobarde, pues no terminan de llevar a las últimas consecuencias de política económica las
implicaciones de su teoría (“ideas osadas, recomendaciones cautas”, concluye Krugman). No obstante,
éstos argumentan que el comercio es beneficioso para todos y superior al proteccionismo, pero más por
cuestiones de economía política que por las carencias de sus desarrollos teóricos.
- Así, se reconoce que la capacidad del Estado para seleccionar objetivamente los sectores estratégicos
susceptibles de ser subvencionados es escasa, que las garantías de que tras dicho proceso de selección
no se encuentren las presiones de los diversos lobbies son insuficientes, que el coste administrativo del
proceso puede superar a sus ventajas, que el proteccionismo en sectores estratégicos puede acarrear
medidas similares por parte de los socios comerciales y que todos estos problemas redundarán en una
asignación ineficiente de recursos. Independientemente de su interés teórico, las recomendaciones de
política comercial de esta corriente, debido a los problemas mencionados, no se han apartado del
librecambio. Las virtudes de éste radican en la sencillez técnica de su aplicación, la eliminación de los

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comportamientos consistentes más en conseguir una subvención que en llevar a cabo una producción
eficaz, su neutralidad y su eficiencia asignatura.

5. LA TEORÍA DE LA LOCALIZACIÓN:
Expuesta, por Max Weber, quien consideraba factores principales:

- ubicación de las materias primas, disponibilidad de mano de obra, el mercado para las mercancías y los
medios de transporte disponibles,
- Asimismo, de acuerdo con este autor, las regiones se caracterizan por tener diferente dotación de factores
productivos y que por lo mismo, igual que en la especialización individual, las diferencias en equipos
productivos entre regiones o países conduce igualmente a la especialización, al emplearse los recursos
más abundantes y por consecuencia los más baratos, con miras a lograr una ventaja comparativa.
- En última instancia el comercio es intercambio de factores abundantes por factores escasos, por lo que
al establecerse las relaciones comerciales bajo el supuesto de libre movilidad de los factores y de las
mercancías, los factores escasos tenderán a ser menos escasos y los abundantes menos abundantes.

6. LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA
Se convirtió en teoría dominante en amplios círculos de especialistas del subdesarrollo en los años sesenta y
setenta. Aglutina autores heterogéneos: parte de ellos provienen del enfoque neomarxista, otros en cambio
aportan reelaboraciones estructuralistas. La teoría de la dependencia, por tanto, hace abstracción de los
obstáculos internos al crecimiento presentes en los países en desarrollo. Los aspectos de la dependencia
económica más comúnmente citados son, entre otros, los siguientes:
- la fuerte penetración en la periferia de la inversión extranjera directa (procedente del centro);
- el uso de tecnologías intensivas en capital, desarrolladas en el centro (que presenta abundante
capital y escasez de mano de obra), en una periferia con escaso capital y abundante trabajo;
- la especialización de la periferia en productos primarios o intensivos en trabajo;
- los patrones de consumo de las clases dominantes de los países en desarrollo, determinadas por el
efecto-demostración y compuestas por bienes intensivos en capital y frecuentemente importados del
centro;
El intercambio desigual en el comercio internacional: los países en desarrollo utilizan mucho más trabajo para
producir los bienes que exportan a los países desarrollados que el que éstos utilizan para producir los bienes
que ofrecen a cambio, y por tanto el comercio internacional es perjudicial para la periferia.
La economía ortodoxa niega especialmente el supuesto de "intercambio desigual" recurriendo a la teoría de la
ventaja comparativa: en el modelo ricardiano no se compara el trabajo necesario para producir las
exportaciones con el trabajo extranjero necesario para producir las importaciones. Por el contrario, debería
compararse el trabajo necesario para producir las exportaciones con el necesario para producir las
importaciones en el país. Los dependentistas, persuadidos de que las relaciones con los países desarrollados
(comercio, tecnología, capitales, multinacionales, etc.) no son sino las diversas expresiones del imperialismo,
olvidan considerar que esos mismos fenómenos pueden constituir medios de crecimiento y desarrollo. En ese
trágico olvido evitan acometer cambios internos en los países subdesarrollados y establecer así las condiciones
necesarias para que esos medios cumplan el papel deseado.
Hoy parece superada la tesis de la desconexión, la propuesta autárquica propugnada por la teoría de la
dependencia5. Sin embargo, algunos elementos de la dependencia merecen una valoración más positiva. Sin
duda, el orden económico internacional imperante obedece a los intereses de los países con mayor peso
político y económico, y actitudes del Norte más solidarias y menos etnocéntricas son imprescindibles para
intentar solucionar el problema del subdesarrollo en las zonas más atrasadas. En este sentido, es bueno que
las antiguas metrópolis se vean confrontadas a las responsabilidades derivadas no sólo de la colonización,
sino también de la mala descolonización.

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No resulta creíble una exclusiva responsabilidad del Norte en el subdesarrollo del Sur, que desde su
independencia ha cometido graves errores y en ocasiones ha actuado aún con mayor insolidaridad que las
antiguas metrópolis. Pero muchos estudiosos del desarrollo, desde todos los paradigmas, estarían de acuerdo
en que una actitud del Norte más favorable hacia los países pobres (un acceso más fácil para sus
exportaciones, cooperación técnica y financiera, etc.) facilitaría su desarrollo. La toma de conciencia de esta
realidad parece importante ahora que nuevas voces proteccionistas se levantan en el Norte con las coartadas
supuestamente progresistas del "dumping" ecológico y social, que llevadas al extremo supondrían la total
negación al desarrollo de importantes áreas del planeta.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

- KRUGMAN, Paul y Maurice OBSTFELD (1997): International Economics: Theory and Policy, 4ª Edición. Reading,
Mass.: Addison-Wesley. Hay traducción española en Mc Graw-Hill, Economía Internacional: Teoría y Política.
- Un excelente manual de economía internacional con una parte enteramente dedicada a la teoría y la política
comercial. Claro y riguroso, pero precisa de ciertos conocimientos previos.
- BHAGWATI, Jagdish (1988): Protectionism. Cambridge, Mass.: MIT Press. Hay traducción española en Alianza
Universidad, Proteccionismo.Un buen ensayo sobre el proteccionismo por parte de un reputado profesor indio,
claro y que no precisa de conocimientos especializados. Rebate el proteccionismo y alude a los países en
desarrollo.
- REQUEIJO, Jaime (1995): Economía mundial. Un análisis entre dos siglos. Madrid: Mc Graw-Hill.
- Un manual de estructura económica internacional que dedica un estupendo capítulo a los temas comerciales.
El autor es un catedrático de la UNED especialista en economía internacional y su estilo es ameno y analítico,
además de ofrecer una buena descripción de la realidad comercial internacional.
- OYARZUN, Javier (1995a): Sinopsis de la historia del pensamiento sobre comercio internacional. Univ.
Complutense de Madrid, documento de trabajo nº 9502.
- OYARZUN, Javier (1995b): “Condiciones, causas y efectos del comercio internacional”,
- Boletín del ICE, nº 2464, 17-23 julio, pp. 61-69.
- KRUGMAN, Paul y Maurice OBSTFELD (1997): International Economics: Theory and Policy, 4ª
Edición. Reading, Mass.: Addison-Wesley. Hay traducción española en Mc Graw-Hill, Economía
Internacional: Teoría y Política.

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