Sei sulla pagina 1di 4

VINTRODUCCIÓN AL AUTOR

La filosofía de Maurice Merleau-Ponty (1908-1961) constituye una aplicación


del método fenomenológico al conocimiento humano. Para comprender sus obras
es necesario previamente conocer el método de Husserl, del que Merleau-Ponty
toma muchos conceptos (por ejemplo, el de conciencia constituyente,
intencionalidad, campo de presencia y otros).

Por otro lado, su doctrina es existencialista, en la misma línea de Heidegger y,


sobre todo, Sartre. Con Sartre coincide el autor en su ateísmo explícito y radical:
la existencia de Dios haría vana la libre actuación del hombre. Ante un Dios Bello,
Bueno, etc., el hombre no podría hacer nada bello, bueno, etc. La teología impide,
según el autor, toda libertad. En cambio, la negación de una norma absoluta hace
posible la antropología social, que busca realizar en el mundo una perfección que
será fruto de la libertad. Las ideas existencialistas principales del autor son: el
rechazo de toda religiosidad, la finitud y contingencia del hombre, el carácter
terreno y corpóreo de la existencia, y la historicidad situacional.

Además, en Merleau-Ponty hay elementos de marxismo, filosofía a la que él


adhiere (sin llegar a la ortodoxia de partido y con diversas fluctuaciones a lo largo
de su vida): acepta la existencia histórico-social del hombre, al igual que Marx
(Cfr. la recensión impresa a MERLEAU-PONTY, Maurice, Las aventuras de la
dialéctica, 1965).

Su filosofía se caracteriza por dar una extrema importancia a la percepción,


núcleo del conocimiento (el mundo es la intersección de las experiencias
perceptivas de los hombres) y al cuerpo (el hombre es esencialmente cuerpo
consciente). Con esta base, Merleau-Ponty desarrolla una doctrina en la que el

hombre y el mundo se reclaman recíprocamente, como en Heidegger: el


hombre es ser en conciencia, conciencia situada en el mundo o ser-en-el-mundo.
El hombre es, pues, exterioridad, presencia del "otro" (el mundo, los demás),
"percepción del otro" por mí, en su referencia a mí. Sólo hay dimensión de
trascendencia dentro del mundo (trascendencia fenomenológica). De ahí resulta
que el hombre está siempre en situación, y que se ha de eliminar toda búsqueda de
un Absoluto fuera de las situaciones existenciales. En definitiva, para Merleau-
Ponty el hombre es intersubjetividad, apertura a los otros impregnada en lo
corpóreo, y que debe realizar constantemente la libertad por medio del
compromiso social. Estas mismas ideas en general se encuentran también en la
filosofía de Sartre; con la diferencia de que este último extrae unas consecuencias
más radicalmente pesimistas en cuanto al valor de la existencia humana.
PRÓLOGO

Merleau-Ponty presenta el método fenomenológico como la única vía para


comprender al hombre como "ser en situación", como ser en el mundo.

La referencia a Husserl es constante a lo largo de la obra, aunque tratará de


darle más importancia a los temas relacionados con el hombre y su existencia, que
Husserl no trata en sus obras; la filosofía de Merleau-Ponty es existencialista y su
intención es la de comprender al hombre a partir de su "factividad" (Cfr. p. 7). La
realidad está siempre "ya ahí", pero la filosofía no puede contentarse con el
conocimiento inmediato o "ingenuo" de ésta, sino que tiene que conocerla en su
relación con el hombre que es parte de esta realidad, que está inmerso en ella.

Desde el comienzo distingue entre la fenomenología y la filosofía que


"reflexiona" sobre la realidad, desligándola del sujeto o considerando la conciencia
de este sujeto como supratemporal. Según el autor los aspectos fundamentales,
tales como la alteridad, la temporalidad, el pensamiento humano en cuanto inmerso
en una situación y la percepción, sólo pueden ser tratados filosóficamente según el
método fenomenológico (Cfr. pp.7-8).

En la fenomenología se trata de descubrir la existencia, oponiéndose así a la


explicación y al análisis que es el método propio de la ciencia, la cual para conocer
desliga el objeto de la complejidad de la existencia e interpone, entre ésta y el
sujeto una construcción de razón (Cfr. pp. 8-9). La existencia no se puede reducir
a ninguno de los aspectos que la ciencia considera en sus explicaciones. Lo
peligroso es que la mayor parte de las veces se prescinde de la existencia, se la da
por supuesta (Cfr. p. 9). Es en la conciencia, de la cual trata la fenomenología,
donde tenemos ese conocimiento de la existencia; en la conciencia, el mundo se
dispone en torno al sujeto y existe en relación a él (Cfr. p.9).

Esta conciencia a la que se refiere el autor, es diferente de la cartesiana y la


kantiana. Descartes y Kant otorgan preeminencia a la conciencia sobre la
existencia y la sitúan en la base del conocimiento. Para Merleau-Ponty, en cambio,
la conciencia es el modo de lograr el enlace con el mundo, pero no el fundamento
de este enlace. El sujeto no es la condición de posibilidad de nuestra experiencia
del mundo; si así fuera, el conocimiento sería una reconstrucción; las relaciones
entre el sujeto y el mundo, por el contrario, son contemporáneas, se dan de una
manera indisoluble (Cfr, pp. 9-10).

"El mundo está ahí antes de cualquier análisis que yo pueda hacer de él
"Ibidem, p.9). Varias veces insiste en esta idea: el mundo hay que describirlo, no
reconstruirlo o construirlo. Por eso, la base de nuestro conocimiento está en nuestro
contacto con el mundo que se da por la percepción. A través de la percepción lo
existente en el mundo se hace presente a la conciencia del sujeto como una realidad
patente (Cfr. pp. 10-11). Esto no quiere decir —como veremos más adelante— que
Merleau-Ponty adopte ante el problema del conocimiento una postura realista. Para
él —al igual que para Husserl— no se trata de descubrir el mundo tal como es en
sí, sino tal como se presenta en mi conciencia.

Según el autor, desde esta perspectiva es más fácil comprender la reducción


fenomenológica. Husserl es el autor de este método usado por la fenomenología,
en el que se reemplaza la actitud ingenua característica del hombre medio por una
actitud crítica. El método consiste en poner entre paréntesis la experiencia tal como
ordinariamente nos es dada y luego realizar una serie de reducciones por las que el
sujeto que conoce suspende el juicio, primero, sobre todo lo dicho anteriormente
por la ciencia, la historia, etc., respecto a un determinado objeto; luego se prescinde
de la individualidad y existencia del objeto hasta llegar a la última reducción en la
que sólo se considera el objeto en cuanto correlativo de la conciencia, llegando así
a la esencia o "eidos" del objeto. Merleau-Ponty retoma esta idea, pero insistiendo
en la relación que guarda el objeto conocido por el mundo y, por tanto, en la
necesidad de recuperar en la conciencia —luego de haberlo desligado de un tiempo
y espacio objetivos— lo que percibimos en el mundo. En el proceso de reducción
fenomenológica se pone en suspenso la relación del sujeto con el mundo para que
lo conocido aparezca sólo tal como se da en nuestra conciencia. Una reducción
completa es imposible, admite el autor, puesto que somo en el mundo (Cfr. pp. 11-
15).

Este proceso de reducción fenomenológica que parece en un primer momento


alejarse del mundo y de la existencia, no nos hace olvidar que la filosofía es un
compromiso. Las esencias que nos hace presentes la reducción son un medio, no
son el objeto de nuestro conocimiento; la existencia es lo importante, pero como
está demasiado ligada al mundo, necesitamos, según Merleau-Ponty, "del campo
de la idealidad para conocer y conquistar su facticidad. (...) Se trata de reconocer
la conciencia misma como proyecto del mundo, destinada a un mundo que ella ni
abarca ni posee, pero hacia el cual no cesa de dirigirse; y el mundo como este
individuo preobjetivo cuya imperiosa unidad prescribe al conocimiento su meta"
(Ibidem. p. 17).

El autor rechaza la posibilidad de un conocimiento de verdades inmutables y


eternas. La percepción nos pone delante de situaciones existentes, de
acontecimientos de múltiples tipos, y todo en esta situación tiene importancia, pues
todos los aspectos la conforman, no se pueden aislar unos de otros ni prescindir de
algunos. La verdad es la realidad y reconocer la
verda es conoce toda la realidad (verdad y realidad entendidas
fenomnológicamente. En el mundo fenomenológico adquieren un sentido toda la
gama de relaciones que se dan en la existencia. La filosofía no necesita fundamento
ni condición de posibilidad, porque la tiene ya dada en la relación del sujeto con el
mundo (cfr. pp. 17-21).

En este prólogo se observa cómo el programa fenomenológico de Merleau-


Ponty, en conformidad con la línea inaugurada por Husserl, sólo aparentemente es
realista. El lema de volver a las cosas y al "mundo" no se entiende com

Potrebbero piacerti anche