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Cultura, simbolismo y educación

Es una evidencia que los símbolos son para las culturas, las religiones y los restantes sistemas
sociales tan imprescindibles como lo es el oxígeno para la vida biológica de los seres vivos.
Porque, el símbolo posibilitaba el paso de lo implícito a lo explícito, del desconocimiento e,
incluso, de la enemistad al conocimiento y la amistad. Por eso, el buen uso de los símbolos
hace posible el reconocimiento de uno mismo en el otro y del otro en uno mismo. En el fondo,
la aptitud simbólica, que es lo que real y radicalmente comparten todos los humanos, es la
base más firme e incontestable para la afirmación de la única humanidad del hombre.
En este sentido, Mircea Eliade indicó que la lógica simbólica permitía que el ser humano,
aboliera los límites de este fragmento que es el hombre en el seno de la sociedad y del cuerpo,
de tal forma que, las praxis simbólicas como las aplicaciones de la racionalidad se proponen
unificar la creación a partir de «un» centro único a fin de lograr la abolición de la caoticidad
que es inherente al ser humano por el hecho de su insuperable disposición histórica en el
espacio y el tiempo.
Por otra parte, el símbolo, en lo que tiene de externo, revela una realidad interna; en lo que
tiene de corporal, una realidad espiritual; en lo que tiene de visible, lo invisible. Por el
contrario, el mal uso de los símbolos, consiste en la asimilación del simbolizado por el
simbolizante, que conduce inevitablemente a la confrontación, a la división y, a menudo, a
las aberraciones más lamentables y deshumanizadoras.
Por eso mismo, no se debe olvidar lo que caracteriza el trabajo del símbolo es la aptitud para
establecer compatibilidades entre mundos diferentes y desconocidos entre sí a través de los
que ha de moverse, pensar y vivir el ser humano. De tal forma que, el símbolo no es lo uno
o lo otro, sino que representa lo uno en lo otro. Así pues, el lenguaje, el mito y el arte
constituyen cada uno una estructura propia y característica cuyo valor no reside en «reflejar»
de algún modo una existencia exterior y transcendente. Por eso puede afirmarse que el
símbolo es la expresión más clara y concluyente de la naturaleza agónica del ser humano.
En pocas palabras la vida humana está plagada de simbolismo que nos ayudan a comprender
la realidad exterior, la realidad trascendental y la realidad interna pisco-afectiva. En este
sentido, el símbolo nos e agota en una cultura o en un significado, sino que trasciende toda
la vida del hombre. Sin embargo, para poder acercarse al símbolo es necesario, de la
interpretación o la hermenéutica.
La hermenéutica es una rama de la filosofía que propone una nueva forma de concebir la
realidad del ser humano, así como la cultura y por supuesto el simbolismo. Es decir, se
diferencia de la rama metafísica, en el sentido que, desde una concepción metafísica, la
reilada contiene una estabilidad, que es el ser. Mientras que desde la hermenéutica, plantea
que la realidad humana es una constante interpretación, por lo tanto no hay algo estable, sino
que solo hay interpretaciones de la realidad y el lenguaje es el principal medio para hablar de
ella.
De esta manera, No ha de ser, pues, entendida la hermenéutica como una reflexión sobre el
método, ni tampoco como la propuesta de un método concreto de interpretación “adecuado”
o “correcto”. Lo que pretende es precisamente lo contrario: poner en cuestión, con una
radicalidad probablemente no alcanzada por ninguna otra filosofía de nuestro siglo, la
primacía que el pensamiento moderno había concedido al método y al conocimiento.
En este sentido, el estudio hermenéutico ha abordado gran campo de la reflexión filosófica y
del lenguaje por su naturaleza interpretativa. De esta manera, es importante profundizar en
el estudio cultural, como una mediación entre lo simbólico y la educación. Es decir, por una
parte, la cultura debe ser abordada y presentada como una expresión de la humanidad que
envuelve todo la realidad humana, pero que esta necesita del símbolo para poder
comprenderse.
Sin el símbolo, la cultura puede parecer oscura, oculta e irreconocible para el ser humano.
Por eso en las diferentes culturas, se debe enseñar desde el símbolo, para comprender la
manera de pensar del ser humano. Por otra parte, esta enseñanza simbólica debe ir
acompañada de la hermenéutica, para saber tener una buena interpretación de este mismo, y
no caer en un relativismo (a pesar de que la hermenéutica ha sido catalogada como una rama
incentiva al relativismo). La hermenéutica debe dar lineamientos de una buena interpretación,
y profundizar en esta realidad humana.
Entonces, el estudio hermenéutico y la simbología deben ser prioridad en la educación
cultural, con la finalidad, de que se enriquezca el conocimiento del ser humano en cuanto al
acercamiento de la realidad y como esta se va construyendo en una comunidad. En este
sentido, el estudio cultural en cuanto simbólico y hermenéutico, también trae consigo una
enseñanza social, que permite un desarrollo moral y humano. Que actualmente se ha
cambiado por un desarrollo socio-económico.
Jesús Alejandro Rojas Esparza.

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