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INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA DE LA

SALVACIÓN
En la rama de la teología a la doctrina de la SALVACIÓN se le llama “soteriología” (del
Gr. FTJ0D\", soteria — salvación; 8Ò(@H, logos — expresión). El Señor Jesucristo es la
suma, el centro, y el tema de la Biblia; y el hecho de que la obra de Jesucristo asegura
nuestra salvación es el gran tema secundario.

La doctrina de salvación puede ser comparada a un diamante multifacético y


maravillosamente cortado. Es cual puede ser visto desde varios ángulos — desde el punto
de vista del hombre o desde el punto de vista de Dios, cada uno de los cuales presentan
una perspectiva diferente acerca de lo que significa ser salvo.
El no comprender este “diamante” puede guiarnos a puntos de vista extremos, o

unilaterales, con respecto a la salvación. Un ejemplo notable de esto es la antigua


supuesta contradicción entre el libro a los Romanos y el de Santiago en el Nuevo
Testamento — GRACIA vs. OBRAS.

Tal y como se puede ver, en el Libro de Romanos el Apóstol Pablo estaba hablando de la
obra de la gracia de Dios en nosotros — la raíz; Santiago estaba viéndolo desde otra de
las facetas de la joya, y estaba hablando de la obra de Dios a través de nosotros (¡lo cual
es la evidencia de la primera obra!)—osea el fruto. Los pasajes en Filipenses y Efesios
amarran ambos pensamientos. Vea también: 2 Pedro 1:3-9, especialmente el versículo 5.
Otro ejemplo es el debate actual conocido en el en S.Vd.C. como la “Controversia
Agustiniana-Pelagianita” y, después de la Reforma Protestante, como la “Controversia
Calvinista-Arminiana.” Éste es un asunto muy discutido, el cual ha sido generado por
personas que ciegamente ven tan sólo uno de los lados de la joya de la salvación de Dios.
Por esta razón, cada ‘lado’ siempre puede encontrar versículos bíblicos para probar su
punto de vista.

Se le advierte solemnemente al estudiante que no establezca un punto de vista que sea


extremo con respecto a la doctrina de la salvación, y que no tome en cuenta todas las
Escrituras que tengan que ver con el tema. El balance es muy importante.

1. ¿EN QUÉ CONSISTE LA “SALVACIÓN?”


Teológicamente: “La salvación denota todo el proceso por medio del cuál, el
hombre es librado de todo aquello que está evitando que logre, el mayor beneficio
que Dios ha preparado para él.”
En realidad, la salvación es el disfrutar en sí de este beneficio. En este sentido,
nuestra salvación tiene tres facetas:
l PASADO —nosotros hemos disfrutado del perdón del pecado.
l PRESENTE — nosotros disfrutamos ahora el compañerismo con
Dios.
l PROSPECTO — nosotros por siempre disfrutaremos con Dios.
Los hombres pueden estar equivocados en muchos asuntos con respecto a las
Escrituras, y aún así ir al Cielo — pero si están equivocados con respecto a la
salvación, de cierto les espera la condenación.

2. CONCEPTOS FALSOS ACERCA DE LA SALVACIÓN


La salvación ha sido siempre causa de conflicto — Mateo 10:34-36.
Las ideas no escriturarias con respecto a la manera en que se debe ser salvo han
existido desde el tiempo del Nuevo Testamento, lo cuál empezó con los legalistas
judaizantes del primer siglo D.C. —Hechos 15:1.
Un examen de todas las falsas religiones, las sectas, y mucho del moderno mal
llamado pensamiento cristiano, muestra el concepto básico del hombre con
respecto a la salvación de la siguiente manera:

“¡haga!”

En contraste agudo, la Biblia firmemente en enseña que es:

“¡hecho!”

Éste es el conflicto básico.

Naturalmente, la naturaleza humana pecadora, busca ganarse la salvación a través


de sus propios méritos — de la misma manera que Adán y Eva intentaron cubrir
su vergüenza con las obras de sus propias manos. (Considere la pregunta que se
les hace a los pecadores en Marco 10:17 y Hechos 16:30.)

La falsa doctrina de las “obras para salvación” se muestra de numerosas formas,


pero con un propósito específico — el hombre debe complacer a Dios lo
suficiente como para que Él le acepte. En la cristiandad contemporánea, dos de
los puntos de vista falsos más prominentes son:

A. EL UNIVERSALISMO:
El universalismo declara que “todos los hombres serán salvos en última
instancia.” Este punto de vista generalmente se expresa a través de
declaraciones como las siguientes: “Dios es muy amoroso como para enviar
a las personas al infierno,” o, “todos los hombres van por diferentes
caminos, pero se están dirigiéndose hacia el mismo lugar.”

Este punto de vista es absolutamente falso. Muchas Escrituras afirman que


tan sólo hay un camino de salvación. Por ejemplo:

Juan 3:3-5,7 — “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te


digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo
viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su
madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que
el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios... No te maravilles de que te dije: Os es necesario
nacer de nuevo...”

Juan 14:6 — “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;


nadie viene al Padre, sino por mí.”

Hechos 4:12 — “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro


nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos.”

Isaías 45:22 — “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la


tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.”

Dios no ha establecido una forma para salvar a los Bautistas, otra forma
para los Católicos, y otra forma para los Hindúes. Hay tan sólo una forma
en que las almas puedan ser salvas — por la gracia de Dios a través del
arrepentimiento y de la fe en el Señor Jesucristo.

B. LA REGENERACIÓN BAUTISMAL:
Ésta es una sofisticada doctrina de “salvación por obras” que literalmente
impide que millones de pecadores vengan al conocimiento de la verdad.

La regeneración bautismal (o “remisión bautismal”) enseña que el bautismo


es el medio (o un medio) de salvación, o que es parte del proceso de la
salvación.

Esta es una falsa doctrina practicada por el Catolicismo Romano, y por los
Anglicanos/Episcopales, los Luteranos, y las denominaciones Reformadas
— de hecho todas las organizaciones que rocían a los infantes — al igual
que los grupos “Campbellistas” (la Iglesia de Cristo, los Discípulos, la
Iglesia Cristiana).

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